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APRENDIENDO DE PERSONAJES HISTRICOS
Newslettern 58
1 de junio de 2010
Julio Csar, el nombre de todo emperador
Por Salvador Rus, profesor de Historia del Pensamiento y
director de la Ctedra de Empresa Familiar de la Universidad de Len
ntre el 7 y el 14 de enero de ao 49 a.C. Julio Csar recibi la noticia de la concesin de
los poderes excepcionales a su rival Pompeyo. Inmediatamente orden que el ejrcito
cruzara la frontera hacia el sur y tomara la ciudad ms cercana. Al anochecer, acampada la
Legio XIII Gemina, Julio Csar avanz hasta el ro Rubicn, la frontera entre la provincia de la
Galia Cisalpina e Italia. Durante la noche estuvo paseando durante varias horas por la orilla
del ro pensando en el destino del mundo y en el suyo propio. Haba hecho una difcil, larga y
exitosa carrera poltica y se lo jugaba todo a una carta. Sufra porque rompa la legalidad
romana, padeca porque no saba cul poda ser el futuro de sus fieles y de sus hombres si
fracasaba. Pero era el momento de apartar las dudas y dar a sus legionarios la orden de
avanzar. Algunas fuentes han sugerido que fue entonces cuando pronunci la famosa frase:
Alea iacta est(la suerte est echada), es decir, no haba vuelta atrs.
* * *
El nacimiento del Csar
Julio Csar vino al mundo en Roma el 13 de junio del ao 100 a.C. y muri asesinado en la
misma ciudad los Idus de Marzo (da 15) del ao 44 a.C. Entre una fecha y otra trat de
salvar a la Repblica Romana, que ya daba muestras de descomposicin. Su padre muri en
una campaa militar y su carrera poltica qued truncada. Su madre y preceptores lo
educaron en el temor a los dioses, el respeto a las leyes y a las reglas de la decencia,
practicando la modestia y la frugalidad.
Su faccin poltica fue derrotada por el dictador Sila, que se hizo dueo de Roma y que para
imponer su poder mand matar a cuarenta senadores y a mil seiscientos caballeros. Sila
quiso atraerse a un joven prometedor, Julio Csar, y le pidi que se divorciara de su mujer,
Cornelia. El joven Csar se neg y sufri la ira del dictador, que lo persigui y le confisc sus
bienes. No tuvo ms remedio que abandonar Roma. Julio Csar particip en la guerra contra
Mitrades VI en Oriente. Durante la campaa mostr su gran capacidad de mando y un
arrojo y valor personal encomiables, por lo que fue condecorado y distinguido.
Vivi en el exilio, siempre temeroso de ser apresado y asesinado por los sicarios de Sila hastala muerte del dictador, acaecida en el ao 78 a.C. Al regresar, se dedic a la abogaca y fue
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Ctedra de
Empresa Familiar
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Un lder necesita tomar
decisiones difciles yarriesgadas, porque esta
actitud muestra la confianza
en s mismo y genera la
adhesin de otros.
adquiriendo fama de buen orador. Julio Csar era ya un hombre osado, audaz y seguro de s
mismo. Y tras superar la muerte de su esposa mientras daba a luz a un nio que naci
muerto y la prdida de su ta Julia, a quien se haba sentido muy unido, su carrera poltica
comenz a despegar con velocidad y seguridad.
Una carrera meterica
Julio Csar comprendi perfectamente su tiempo histrico. La Repblica estaba en un
proceso de disolucin. La potencia que mantena unidos a los romanos era un ejrcito
mandado por generales que cosechan victorias, doblegan al enemigo y aseguran la
subsistencia de la Repblica. Y l, Julio Csar, leyendo en la lnea del tiempo lo que suceda
en Roma, fue capaz de buscar la unidad dentro de un clima de enorme divisin. Su carrera
fue meterica.
Militarmente tambin brill a gran altura. Su xito ms importante fue la conquista y el
sometimiento de las Galias, un territorio ms amplio que la actual Francia. Julio Csar
derrot a los helvecios en el ao 58 a.C., a la confederacin belga, a los nervios el 57 a.C., y a
los vnetos el 56 a.C. Finalmente, en el ao 52 a. C., venci a una confederacin de tribus
galas lideradas por Vercingtorix en la batalla de Alesia. Las crnicas de la campaa estn
registradas en sus Comentarios a la Guerra de las Galias. Su genio militar le llev a utilizar en
muchas ocasiones la tctica de sorprender al enemigo apareciendo ante l como por arte de
magia. Dise unos brillantes asedios de ciudades; se puede calificar de genial el sitio de
Alesia, donde con menos de cincuenta mil efectivos
venci a una confederencin mucho ms numerosa en
la batalla en la que se decidi el destino de los galos, yla incorporacin de este extenso y rico territorio a los
dominios de Roma.
En Roma, la situacin se precipitaba hacia la guerra
civil. El Senado no poda conservar la autoridad del
gobierno. El pueblo era una masa informe que
necesitaba lderes y alimentos. Los romanos juraban fidelidad a aquellos que les adulaban,
pagaban con monedas sus votos y les daban medios para alimentarse, pero tambin les
exigan apoyo en su intento de aduearse de Roma. Y as se opusieron los dos astros
emergentes en la Repblica: Pompeyo y Julio Csar.
El primero, apoyado por el Senado, apareca pblicamente como el defensor de la
Repblica; el segundo, contaba con sus legiones y con la superioridad de su genio militar y
poltico. Esta lucha no se poda decidir en el foro romano mediante discursos brillantes y
vibrantes. Ambos tenan que buscar espacios donde medir sus fuerzas y poner a prueba su
capacidad para liderar la situacin. Julio Csar se deshizo de su enemigo en el ao 48 a.C. en
Farsalia, se asegur el apoyo de Grecia y Asia, y volvi a Roma como general invicto.
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En todas las lenguas, Csar
sirve para designar a aquella
persona que tiene acumulado
un gran poder porque, como el
primer Csar, toma sus
decisiones con clarividencia y
las lleva a cabo del modo ms
activo y ms prctico.
Sus xitos militares en oriente y en Egipto fueron celebrados en Roma con unas fiestas y
unas celebraciones que no tuvieron parangn en sus dimensiones y duracin, y lograron
escamotear la contienda civil en la que estaban enzarzados los romanos. Julio Csar, como
buen conocedor de la condicin humana, recompens a sus tropas y oficiales con
generosidad. Les asign tambin terrenos lejos a
Roma, para evitar problemas con los ciudadanos
y, al mismo tiempo, establecer as colonias y
asentamientos romanos en los territorios
conquistados. Increment la asignacin de trigo
y aceite a cada ciudadano; organiz juegos en el
circo con atletas y gladiadores; hubo fiestas
durante das y se distribuy gran cantidad de
alimentos a la toda la poblacin. As se atrajo el
favor del pueblo.
Tantos xitos provocaron la envidia de los
polticos y senadores romanos. Se le acus de que quera ser coronado rey, que deseaba
hacerse con el poder absoluto y total, pero la verdad era que deseaba salvar la constitucin
republicana y situar a Roma como una potencia hegemnica en todo el mundo conocido.
Seguro de su poder, pero descuidado de todos aquellos que conspiraban contra l, fue
asesinado, hecho que provoc una tremenda conmocin en Roma. Los proyectos quedaron
paralizados, y la ciudad se sumi en un caos. Shakespeare lo dramatiz esplndidamente en
su obra Julio Csar, y el discurso fnebre de Marco Antonio hoy da todava se lee con gran
provecho.
Las enseanzas
Julio Csar nos ensea que para asumir el control de una institucin y de un estado hay que
formarse bien, hay que tener experiencia de gobierno dentro y fuera de Roma, se deben
dominar varias ciencias y artes como el derecho, la milicia, la poltica y la literatura. Se tiene
que disponer de un sistema de propaganda que difunda los xitos, para que los romanos se
pusieran de su lado, porque as se evitaban problemas de orden interno y se puede contar
con ellos para realizar proyectos polticos. Un lder necesita tomar decisiones difciles y
arriesgadas, esta actitud muestra la confianza en s mismo y genera la adhesin de otros. Se
debe cuidar conocer los lmites de su actuacin y mostrar clemencia hacia los enemigos que
han sido vencidos y pueden ser tiles en la construccin del nuevo orden poltico.
Su final se debi a que no calcul bien el tiempo, la oportunidad y las circunstancias que le
rodeaban. Lleg a creer que su xito entre las masas populares se extenda a cualquier
estamento social. No advirti la conspiracin, ni el odio de algunos senadores contra l y su
creciente notoriedad. La Repblica careca de fundamento, estaba llamada a desaparecer
porque era una sombra impotente. Su pilar era la voluntad de un solo individuo, pero l
mismo podra haber conseguido realizar el cambio social y poltico sin necesidad de pagar eltributo de perder la vida.
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Su asesinato nos leg un nombre: Csar, que en todas las lenguas sirve para designar a
aquella persona que ocupa la ms importante magistratura del estado, que est en el vrtice
de la escala social, que tiene acumulado un gran poder porque, como el primer Csar, toma
sus decisiones con clarividencia y las lleva a cabo del modo ms activo y ms prctico
realizando lo justo, conciliando antagonismos y estableciendo en todo la unin de los
sbditos.
Aquel Idus de Marzo leg al mundo un nombre y una actitud que perdurar por los siglos y
ser considerado como la expresin mxima de autoridad y de poder, que otros ansiaron y
que en Europa Occidental se restaur tras la cada de Roma, una Navidad del ao 800, en la
persona de Carlomagno. Desde entonces, muchos han querido ser csares y, como el poder
es escaso, incluso en la empresa familiar, las disputas por ocupar este lugar preeminente
generan pasiones difciles de aplacar y deseos imposibles de coordinar.