juliaca y el 4 de noviembre de 1965
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JULIACA Y EL 4 DE NOVIEMBRE DE 1965 [I]
Fuente: APAZA QUISPE, Hugo. Temas históricos de Juliaca. Compendio histórico cultural.
Juliaca: Edición del autor, 2001
SUMARIO: Visión panorámica. Juliaca y el centralismo. Amenazas y sesiones determinantes.
Acuerdo del paro. Crónica del episodio. Alcalde encarcelado. Romerías y marchas de silencio.
Escenas patéticas. Debates en el Congreso. El Periodismo.
LA DÉCADA que precedió a 1965 se caracterizó por una serie de fenómenos políticos,
económicos, administrativos y climáticos que provocaron serias crisis que posibilitaron la
ascensión y consolidación de una burguesía comercial y el debilitamiento del gamonalismo en
el departamento de Puno.
Juliaca, capital económica del departamento y con milenaria tradición histórica, por el
tesonero trabajo de sus moradores, se había convertido en un importante polo de atracción y
progreso que florecía bajo la mirada celosa de otros pueblos estancados en su desarrollo. Este
crecimiento trajo consigo también serios problemas para los citadinos de Juliaca, quienes en
reiteradas oportunidades acudieron ante los organismos gubernamentales invocando atención
a sus necesidades vitales; pero, por desidia de algunos funcionarios que mostraron clara
indiferencia y adrede marginación, se provocó la indignación del pueblo calcetero que levantó
su voz de protesta a través de un Paro Cívico, el mismo que fue brutalmente reprimido un 4 de
noviembre de 1965.
Esta masacre inolvidable, por la repercusión que trajo consigo, posteriormente fue sagazmente
aprovechado por un reducido grupo, para capitalizarse políticamente pregonando argumentos
“tawantisuyanos”, que llegaron a encandilar a muchas personas.
En esta oportunidad ofrecemos un esfuerzo de aproximación objetiva, en base a documentos
de la época de aquel suceso memorables, cuyo objetivo no es despertar rencores fútiles, sino,
hacer comprender a la presente generación, de que sólo el trabajo perseverante y la lucha
unificada y consecuente, puede hacer grande a un pueblo, y que adalides no son sino el
resultado del entorno histórico en que se desenvuelven; así lo demostraron los Mártires de
Juliaca 185 años después del grito libertario de Túpac Amaru II.
Recordemos con reverencia aquella memorable lección cívica, a través del presente adelanto.
8.1 VISIÓN PANORÁMICA
a) Contexto departamental
En nuestro departamento, durante el período que nos ocupa, la resistencia de los
terratenientes era todavía fuerte; el sistema de feudalidad y servidumbre que reinaba en el
campo, chocó con el desarrollo del capitalismo en el altiplano, que por todos los medios
buscaba ampliar su mercado interno de consumo. Esta necesidad del desarrollo capitalista,
obligó convertir en consumidores a las masas campesinas; es decir que se les organizó e
instruyó para buscar y utilizar el dinero para alimentar, no a su familia, sino a los propietarios e
intermediarios de negocios.
La burguesía comercial en ascenso, al tener serias contradicciones con el sistema social en
decadencia, apoyó e impulsó las luchas campesinas a fin de que se mejore la situación de los
comerciantes. La efervescencia de los movimientos campesinos de la mayoría de los
departamentos, no había calado en Puno debido a que los dirigentes campesinos carecían de
orientación ideológica y sólo atinaban a organizarse para hacer frente a su situación de
servidumbre presente. Así, los campesinos se movían en medio de graves confusiones
propiciados por grupos de tendencia demo-cristiana, por los partidos políticos en pugna, por
las políticas asistencialistas y por la presencia de agentes del Cuerpo de Paz de la Alianza para
el Progreso, éstos últimos desde octubre de 1962, realizaban arduas labores en todo el
departamento a fin de que las corrientes socialistas no ingresen a Puno.
La etapa que precedió a los sucesos del 65, fue la etapa de las “definiciones políticas en el
departamento”. Quienes tenían el control político y administrativo de Puno, eran los
representantes del gamonalismo regional centralizados e el Ciudad Lacustre; y, éstos, desde el
último lustro de la década del 50 empezaron a sentir el acoso de los representantes de una
burguesía comercial que carecían de intereses directos sobre la tierra. Esta situación, paulatina
y desapercibidamente, iría acentuándose hasta adquirir relieves de violencia.
b) Contexto local
No es cierto de que la “Perla del Altiplano” emergió como ciudad moderna, progresista y
centro de atracción integral, a partir de los sucesos acaecidos el 4 de noviembre de 1965,
como muchos equivocadamente así lo sostienen
No olvidemos que Juliaca desde hace muchas décadas, por inevitables leyes históricas y
sociales, se había constituido en capital comercial del altiplano, y ya había dado muestras de su
adelanto y ventaja con respecto a otros pueblos del departamento; por eso en 1949 se decía
que “Juliaca ha acelerado sus pulsaciones en los aspectos de su vida comercial, industrial,
ornamental e institucional” y, que en la década del 50 se encontraba en un franco proceso de
desarrollo integral. Al respecto el ciudadano Róger Cáceres, en 1951, decía que Juliaca
“constituye hoy por hoy el máximo exponente del progreso puneño”; ratificado esta
aseveración, el señor Héctor Romero matos, en el mismo año manifestaba que esta ciudad
“viene siendo el centro u ombligo comercial del departamento de Puno”; años después, en
1955, el Prof. Mario Fernando Chevarría diría que “Juliaca… renace alrededor del progreso y
marcha junto con él hasta llegar a ser lo que es hoy: una de las provincias más progresivas y
adelantadas del Sur”.
A partir de 1940 el despegue de avance se acentúa, y por ello desde aquel año hasta 1963, la
población se multiplica en casi un 400%, ubicándose así dentro de los núcleos urbanos que
más ha crecido en el Sur de la República en aquellas dos décadas, constituyéndose de esta
manera en la quinta ciudad en volumen de población de los seis departamentos del Sur.
Juliaca se había constituido en una de las mejore ciudades, gracias al trabajo perseverante de
su propios hijos a la labor desplegada por una burguesía comercial que paulatinamente ganaba
más y mejores espacios.
Pero este desarrollo traía consigo una serie de problemas, pues las necesidades se
multiplicaban y el celo también se acentuaba; a esto se suma la indiferencia gubernamental, ya
que Juliaca, como la gran mayoría de los pueblos del “Perú profundo”, estuvo (y está)
marginado por los organismo estatales. La ciudad crecía, pero el apoyo estatal era ínfimo, por
ello es que ya era tiempo de ascender a otros niveles de lucha, ya era hora de que del dominio
económico se pasara al dominio político y con esto a los demás dominios. Alguien tenía que
ocupar este vacío y los llamados ya estaban en la palestra.
8.2 CÁCERES - NATURALEZA - GREMIOS
Fueron los hermanos Cáceres los abanderados de ser los exponentes de las aspiraciones
políticas de Juliaca, quienes se lanzaron a la arena política preconizando:
- Reforma Agraria
- Jornada laboral de 8 horas
- Voto de los analfabetos
- Alfabetización
- Escuelas
- Descanso dominical
- Corporación para Puno
- Otros.
Cabe indicar que no fueron ellos los únicos que iniciaron la organización de las masas rurales,
sino que antes y/o a la par que ellos ya habían líderes abocados en esta tarea, tales como;
Melchor Cutida, Dionisio Yucra, Tadeo Salinas, Telésforo Frizancho Viandera, Eustaquio
Rodríguez Aweranka, Julio Arce Catacora, Gregorio Larico. Elías Pacho Huanta, etc. todos estos
dedicados básicamente a combatir los métodos de explotación practicados en las haciendas
del departamento.
Comprendiendo de que les aguardaba un promisorio futuro político, los Cáceres “tuvieron la
precaución de vender sus tierras antes de comenzar a hacer campaña por la Reforma Agraria”,
consolidaron su poder económico y empezaron a atraer hacia su lado a los líderes antes
mencionados, quienes se sumaron a ellos apoyando la aprobación del proyecto de creación de
la Corporación de Fomento y de Promoción Social y Económica de Puno -CORPUNO-, que el
diputado Cáceres había planteado en su Cámara. La naturaleza misma también parecía estar a
favor de las pretensiones políticas de estos hermanos, ya que la situación de calamidad natural
rural, conjugado con la cruel realidad del campesinado puneño y las medidas de emergencia
adoptadas, propiciaron una coyuntura muy especial, que fue aprovechado para organizar
gremialmente a los campesinos para que u situación prosperara. Y, es así que los hermanos
Cáceres, al lado de connotados líderes campesinos en 1959 logran organizar el FRENTE
SINDICAL CAMPESINO DE PUNO, y hasta abril de 1965 llegaron a formar 1184 sindicaros.
Desde Radio “Sol de los Andes” (1962) se mantenía informado a las masas campesinas que
empezaban a creer y seguir los planteamientos de éstas personas. Paradójicamente, las luchas
campesinas y comuneras de entonces generaron el desarrollo urbano de algunas ciudades y
especialmente de Juliaca, porque ellas se ofrecían como apropiados lugares de refugio y
salvación para muchos campesinos.
La elección de Róger Cáceres en 1956 a una diputación, marcó el inicio de una serie de triunfos
políticos para él y sus hermanos, mientras Róger hacía labor parlamentaria, Néstor se encargó
de influir en la población a través de contactos directos con la realidad rural y por medio del
INSTITUTO DE PROMOCIÓN SOCIAL Y CULTURAL DEL ALTIPLANO, que él fundara para influir en
el área urbana e intervenir directamente en asuntos locales, departamentales y nacionales con
el lemas “Nuevos principios para una nueva época”. Esta institución logró tener protagónico
rol para promocionar a las aspiraciones de la familia y con la cual se aglutinó a algunos
intelectuales y estudiosos de nuestro medio identificados con la problemática local.
En 1963 Néstor Cáceres era el Presidente del Frente Sindical Campesino, Presidente del Comité
de Defensa de los Intereses de Juliaca, Presidente del Instituto de Promoción Social y Cultural
del Altiplano, candidato a una diputación por el departamento de Puno, etc. era pues, un
personaje importante que trabajaba interesadamente en representación de una clase política.
Su fuerza electoral lo ratificaron en junio de 1963, cuando Róger y Néstor Cáceres y Julio Arce
Catacora, fueron ungidos por el voto popular para ser diputados. Más tarde, el 15 de
diciembre de 1963, Luis Cáceres Velásquez, luego de desestimar la realización del FRENTE DE
UNIFICACIÓN SAN ROMAN, consiguió también por votación la alcaldía de la provincia de San
Román encabezando la LISTA INDEPENDIENTE DE TRABAJADORES Y CAMPESINOS. Desde
entonces la labor de estos hermanos fue floreciente, pues es innegable que llegaron a tener
prestigio y ascendencia pos su tesonera labor y, por haber conseguido múltiples beneficios
para esta parte del Perú Andino.
8.3 JULIACA Y EL CENTRALISMO PUNEÑO
Debido a que en la ciudad de Puno se encontraba el centro administrativo y político del
Departamento, los pedidos y reclamos de las necesidades de las demás provincias, tenían que
realizarse primero en esa capital; pero, fundamentalmente por razones políticas, Juliaca no era
atendido como deseaba, de ahí que la protesta contra los funcionarios públicos de Puno fue
unánime.
Los funcionarios de Puno no pudieron esconder sus intenciones de favoritismo hacía la capital
departamental y su desdén para con Juliaca; esta práctica chauvinista se manifestó de
múltiples maneras, sino, veamos algunos ejemplos que ilustran la controversia e irritación
social de 1965:
- Los estudios realizados por los organismos nacionales e internacionales señalaron a Juliaca
como el lugar adecuado para ubicar el Parque Industrial. Pero, unos días antes de la fecha que
nos ocupa la Corpuno había decidido “estudiar” nuevamente su ubicación con la intención de
instalarlo en Puno.
- El Aeropuerto era una de las aspiraciones más importantes de los vecinos de Puno. Se
pretendía instalar un Aeropuerto allí donde técnicamente era imposible.
- Se pretendió construir la carretera Puno- Cabanillas, para su posterior asfaltado, cuando ya
existía uno que pasaba por Juliaca.
- Existía una abierta oposición a que en Juliaca funcione Cooperación Popular.
- Se pusieron obstáculos para que en Juliaca funcione una Filial de la UNSA de Arequipa.
8.4 AMENAZAS, ACUSACIONES, MITINES Y SESIONES DETERMINANTES
Esta situación de adrede postergación, obligó a tener que levantar la voz de protesta, y es así
que el Sr. Víctor Arfinengo, en enero de 1963, a través del Radioperiódico “La Voz de Juliaca”,
instó a la población para que inicie una huelga general:
“Es público i notorio que la ciudadanía de Juliaca está cansada i abochornada por el desprecio i
la indiferencia de los funcionarios públicos en dar solución a los problemas vitales”.
Este vecino con justificada razón se preguntaba: ¿Debemos segur en pusilánime espera
mendigando favores? ¿Enviar comisiones a Lima para que regresen repletos de promesas?
¡¡Ese es el camino errado…!! ¡¡Unamos nuestras fuerzas i en una sola i clamorosa voz exijamos
con valentía… como un solo hombre iniciemos una huelga general de protesta!! Este el camino
patriótico para conseguir resultados efectivos y rápidos. Debido a que 1963 fue un año
electoral, n pudo concretizarse aquel llamado.
Las discordias ya encendidas y ante la permanente marginación, los amantes de esta tierra
calcetera, se vieron obligados a tramar una serie de amenazas, a fin de que sus requerimientos
sean atendidos.
La amenaza que causó gran impacto fue el anuncio de dividir el Departamento de Puno. En
efecto, en el Diario Noticias de Puno, el día 11 de mayo de 1964, se publicó las declaraciones
de doña Natividad Soto Ruelas (más conocida como Naty Soto), juliaqueña residente en
Arequipa, difundiendo la idea de creación de un nuevo departamento cuya capital sería
Juliaca.
Esta noticia causó suma inquietud en la Ciudad Lacustre, en donde se calificó la propuesta
como una afrenta a la integridad departamental. Quien encabezó la campaña del supuesto
desagravio a Puno, fue su Alcalde Remigio Cabala, quien envió un telegrama al Municipio de
San Román pidiéndole que se pronunciara en cabildo abierto sobre este intento de
fraccionamiento, a lo cual el Municipio sanromino no le dio la importancia que se le pretendía
dar al asunto. Debido a que en Juliaca no se realizó la consulta en Cabildo Abierto, en Puno se
hizo creer de que la idea divisionista estaba siendo avalada por las autoridades ediles de
Juliaca; e incluso se realizó un mitin en la ciudad de Puno, en donde se acusó a las autoridades
municipales y parlamentarios juliaqueños de divisionistas; allí se pronunciaron por la defensa
de la integridad del departamento y declararon como DÍA DE LA UNIDAD E INTEGRIDAD DEL
DEPARTAMENTO EL 23 DE MAYO DE TODOS LOS AÑOS.
Ante la belicosa actitud de Puno, el Concejo, los barrios y demás entidades representativas de
Juliaca, se pronunciaron en defensa de sus legítimos intereses y condenaron a quienes
aprovechándose de una opinión libre dada en Arequipa, querían convertirse a defensores de la
unidad departamental; incluso se anunció un mitin de respuesta y rechazo a las acusaciones
puneñistas para el día 26 de mayo, la misma que no llegó a concretizarse por haberse
decretado Duelo Nacional por 7 días, debido a la tragedia acaecida en el Estadio Nacional
(Lima) el 25 de mayo de 1964.
El Concejo calcetero, a fines de junio de 1964 envió una Comisión de Concejales a Puno, y en el
local de la Prefectura se entrevistaron con su Alcalde y el Prefecto Departamental don Gustavo
Salcedo Sánchez. Para mejor ilustración de esta parte del episodio, lecturemos el manifiesto
que emitió el Alcalde de San Román el 1º de julio de 1964, que en su parte pertinente dice:
“Los concejales en su mayoría nos constituimos ayer en Puno y logramos en la Prefectura
entrevistarnos solamente con el Prefecto y el Alcalde de esa ciudad. Nuestro planteamiento
fue tajante y definitivo, perseguíamos la unidad de todos los codepartamentos y no
permitíamos la división. Que nos extrañabamos del egoísmo de unos cuantos dirigente
puneños encabezados por un Alcalde que pretendía cercenar a Juliaca de una de sus máximas
conquistas como era el establecimiento de la Central Mayor de Cooperación Popular, de la que
el grupo puneño quiere que no se instale en esta ciudad sinó en Puno. Referente a la Filial de la
Universidad, que tampoco permitiríamos que se ofendiera o se pretendiera alguna acción en
contra de este importante Centro de Estudios Superiores, ya que en aras de la unidad,
invocamos el espíritu de comprensión de las autoridades puneñas para que dejando a un lado
egoísmos mezquinos, con ejemplar civismo, permitieran el progreso de esta provincia. El
Alcalde de Puno, Remigio Cabala, aceptó que en reunión de Cabildo Abierto del sábado no se
ofendería a provincias, ni a instituciones, ni se atacará a la Filial de la Universidad. En cuanto a
Cooperación Popular, mostró claramente el egoísmo propio de mentalidad escasa y falto de
amplitud de espíritu, su recalcitrante posición de que se instalaran las oficinas en Puno y no en
Juliaca; hizo esta declaración pese a la amenaza de que si Puno persiste en pedir el traslado de
Cooperación Popular, vendría el rompimiento entre ambas provincias y dándose lugar quizás a
la iniciativa oficial separatista, justificado por la negativa y el absurdo egoísmo, repito y
repetiré siempre de quienes están labrando la desgracia de la Ciudad del Lago, que además de
estar encerrada geográficamente por una cadena de montañas, de encuentra dentro de un
círculo de gentes conservadoras (...) que no permiten que surjan nuevas generaciones de
hombres de lucha y que egoístamente matan a quien es más que ellos, porque quiere ser
siempre los caciques del movimiento de desarrollo a que están llamadas las ciudades”.
De esta manera se creó un clima tenso entre ambos pueblos hermanos. La petulancia puneña
les hacía decir que Juliaca era un simple “chupeqato y embarcadero de ganado”, a lo cual el
ingenio calcetero supo responder diciendo “Mientras Puno danza, Juliaca avanza”.
El 3 de diciembre del mismo año, ocurrió otro episodio que atizó discordias. Aquel día, con
motivo de la discusión del pliego de Educación en el Presupuesto General de la República, el
diputado por Puno, Dn Fernando Manrique, se opuso tenazmente para que la Filial de la UNSA
tenga una partida económica para su funcionamiento y calificó de “puñalada artera” la actitud
de Arequipa al hacer funcionar una filial en Juliaca.
En enero de 1965, la Corpuno acusó al Municipio de San Román de malversación de fondos,
pues el préstamo para adoquinar las calles, terminación de la remodelación de la Plaza de
Armas y expropiar inmuebles para construir un Centro Cívico, los había utilizado para comprar
60 hectáreas de la Hacienda Taparachi para el Parque Industrial.
La situación de encono alcanzó sus más altos relieves a fines de octubre y los primeros días de
noviembre de 1965, siendo su clímax el memorables 4 de noviembre de aquel año. En aquellas
fechas ambas ciudades celebraban sus efemérides:
- El 24 de octubre, Juliaca conmemoraba su 39º aniversario de haberse inaugurado como
capital de provincia; y
- El 4 de noviembre, Puno recordaba su 297º aniversario de haberse eregido como capital de
provincia y que desde entonces habíase iniciado su desarrollo como ciudad.
En la noche del 24 de octubre de 1965, en el salo Municipal de San Román, en sesión solemne
por aniversario, en donde se encontraba como invitado especial, el Alcalde de Arequipa Ulrico
Neisser, se hizo una evaluación acerca de la situación de Juliaca y se confesó que en esa echa
jubilar no se pudo entregar al pueblo obras por indiferencia gubernamental, “ni la Corpuno ha
inaugurado obra alguna” se denunció; por ello el Alcalde sanromino, habría tomado una
drástica medida que volvió a causar gran preocupación en Puno, pues se dice que ratificó la
temible amenaza de que San Román y otras provincias se separarían de Puno.
A su turno, llevado tal vez por la emoción, o por el halago, el Alcalde arequipeño afirmó que
“Arequipa los recibiría con los brazos abiertos” y como testimonio de su afecto, en ese mismo
momento entregó al Alcalde juliaqueño un pequeño trozo rectangular de sillar mistiano; este
gesto fue unánimemente aplaudido por la concurrencia.
De aquella reunión se originaron dos versiones que nuevamente atribularon a las autoridades
de Puno:
1º Que San Román se anexaría a Arequipa; y
2º Que San Román se separaría del departamento de Puno para conformar otro con las
provincias del norte y esta se llamaría “Collao”.
Ambas posibilidades no eran infundadas, pues había razones de orden político, geográfico e
histórico que apoyaban estas versiones.
Si bien es cierto que la anexión a Arequipa era difícil, la otra tesis sí podría efectuarse, pues si
observamos el mapa político del Departamento de Puno, el espacio geográfico que ocupa la
provincia de San Román, está en un ubicación que sí hace preocupar a la integridad
departamental; y, lo que es más, su población históricamente ha demostrado tener un espíritu
independentista y que la mayoría de sus pretensiones se han coronado con éxito.
8.5 ACUERDO DEL PARO
Los reclamos persistentes de Juliaca, en octubre de 1965, básicamente se centraba en lo
siguiente:
- Ampliación y mejoramiento de los servicios de agua potable, desagüe y electricidad;
- Construcción de un camal, mercado y hospital;
- Pavimentación de la carretera Juliaca-Puno;
- Parque Industrial;
- Mejoramiento del Aeropuerto;
- Canalización y drenaje de los riachuelos que atravesaban la Ciudad;
- Instalación de una Beneficencia Pública;
- Renuncia de los directivos de la Corpuno, etc.
Al ver que las demandas de Juliaca no eran atendidas, los vecinos encabezados por su Alcalde,
vieron por conveniente tomar acciones de protesta severas. Por ello en reunión del día 28 de
octubre de 1965, las autoridades edilicias, dirigentes de las fuerzas vivas y demás vecinos
interesados en el progreso de Juliaca, acordaron realizar un paro general de 24 horas.
Debido a la magnitud de la determinación, las autoridades y dirigentes gremiales, se
declararon en sesión permanente y decidieron consultar esta medida al pueblo en un Cabildo
Abierto que se realizó el día 29. Allí la decisión unánimemente fue confirmada y se fijó la
paralización para el día 4 de noviembre, al mismo tiempo que se formó un COMITÉ DE HUELGA
integrado por los vecinos Víctor Zaférson Macedo, Angel Aragonés y Natividad Soto Ruelas.
Los días previos el Comité de Huelga y los moradores, con ahínco organizaron el Paro y por
todos los medios se comunicó al país entero la drástica determinación; incluso, el municipio
confeccionó un “Manifiesto a la Nación”, en donde se explicaban las razones de la medida
adoptada y con ella se enarbolaba oficialmente la bandera del separatismo.
Como estaba muy cerca el día jubilar de la ciudad lacustre, las autoridades de Puno, se
alarmaron por la consecuencias que acarrearía la medida, por ello es que hicieron invocaciones
para que se suspenda el Paro, pero al no ser oídos optaron por pedir ayuda policial
argumentando que el Paro estaba siendo preparado por “elementos comunistas”.
En un esfuerzo por evitar la huelga, el jefe de la Comandancia de Armas, el Tnte. Crnl. Jefe de
la 43 Comandancia de la G.C. y el Subprefecto de la provincia de San Román, lograron una
reunión entre el Prefecto Departamental, el alcalde de Puno y el Jefe de la 13 Comandancia de
la G.C. de Puno, con el Alcalde de Juliaca, los regidores, el Comité de Paro y el periodismo
calcetero; esta sesión se llevó a cabo en la localidad de Paucarcolla la tarde del 2 de
noviembre. Allí, se logró comprometer al Prefecto Departamental a fin de que propicie una
reunión con los señores Ministros de Estado que al día siguiente arribarían a Puno.
El 1 de noviembre, de Lima fueron enviados a Juliaca un centenar de Guardias de Asalto; y, el
Prefecto del departamento, en tono firme advirtió que las “autoridades del Gobierno
reprimirán severa y drásticamente, los disturbios que pudieron perturbar los festejos del 297
aniversario de la fundación española de Puno”.
AL respecto, el corresponsal de Juliaca del periódico “El Sol” del Cusco, enviaba su reporte en
los términos siguientes: “Existe una verdadera tensión política en esta capital de provincia.
Cerca de un centenar de policías de asalto procedentes de Lima ya están en esta ciudad para
controlar cualquier brote de violencia”.
8.6 CRÓNICA DEL EPISODIO
a) Día 3: el desaire
En la víspera del Paro cundía la tensión y los medios de comunicación de Lima y la región
prestaron mayor atención al suceso que se avecindaba.
En horas de la mañana de aquel día, arribó a Juliaca el Ministro de Gobierno y Policía, Javier
Alva Orlandini, acompañado de altos funcionarios gubernamentales.
Una Comisión de vecinos de Juliaca fueron al Aeropuerto para entregarle algunos documentos,
exponer sus quejas y esperar respuestas afirmativas. Sin embargo, el Ministro no recibió el
petitorio y “dijo no conocer los problemas de esa localidad y que su viaje obedecía
concretamente a una invitación que le formularon para inaugurar obras en Puno” e invocó al
Alcalde de San Román “para que persuadiera al pueblo, a fin de que no adopten actitudes
violentas”; y, a insistencia de la delegación juliaqueña, el Ministro prometió dialogar en horas
de la tarde con mayor tranquilidad. Dicho esto, la Comitiva Ministerial abordando los vehículos
que les aguardaban se dirigieron a Azángaro, en donde el Ministro fue declarado “Huésped
Ilustre” al mismo tiempo que recibió un enérgico discurso de su Alcalde Mauro Paredes.
Ante la ausencia de la delegación oficialista, las autoridades políticas anunciaron que a las
16.00 horas se realizaría una reunión de “Alto Nivel” para evitar la huelga que tiene
proyectada el pueblo juliaqueño.
Cuando la Comitiva Ministerial emprendió el retorno de Azángaro, cometieron un gravísimo
error que encolerizó a la población de Juliaca; pues en una actitud repudiable, atravesaron la
ciudad por un camino inhabitual, faltando así a su promesa de diálogo. Esta conducta del
Ministro atizó la ira calcetera, y esa misma noche, se ratificó el Paro general. Así se echaron las
bases de un Paro total y con grandes repercusiones.
Las dos emisoras, Radio “Juliaca” y “Sol de los Andes”, fueron los principales voceros del
mensaje de protesta. Fue Radio “El Sol de los Andes”, la que con mayor fuerza y contundencia
llamaba a la lucha e incitaba a la rebeldía.
b) Día 4: la masacre
El paro se inició a las cero horas del día 4 de noviembre de 1965. “Una carga de dinamita
rubricó el comienzo de una explosiva violencia”. Aproximadamente a la 1.00 de la madrugada
se realizó una última reunión de coordinación, la misma que concluyó con la intervención de la
Sra. Naty Soto, quien arengó a la gente “a luchar hasta el final”.
Juliaca amaneció con el cielo nublado, con las carreteras y el ferrocarril bloqueados y, desde el
comienzo la paralización era total.
Los medios de seguridad fueron extremas; la policía y el ejército se apostaron en lugares
estratégicos con armas ligeras y pesadas. El periodismo que seguía de cerca este suceso llegó a
escribir: “JULIACA, prácticamente está en pie de guerra”.
A eso de las 6.30 de la mañana ocurrió el primer choque entre pobladores y policías, en la Av.
Manuel Nuñez Butrón, cerca al hospital general.
Alas 10.45 a.m. era cada vez más creciente la protesta popular. Mientras el grueso de los
manifestantes ocupaban las principales calles, otro grupo de huelguistas, sacaban algunas
rieles y durmientes del ferrocarril al observarse movimientos de trenes.
Las autoridades de Puno, teniendo pleno conocimiento de que en Juliaca el paro era total,
cometieron la imprudencia de enviar vehículos pertenecientes a la UNTA y a la Corpuno; estos
carros formaban parte del convoy que iban al encuentro del Presidente de la Cámara de
Diputados, Ministros y demás funcionarios del régimen invitados a los festejos de Puno. Los
vehículos fueron interceptados por los huelguistas, a eso de la 1.10 p.m. y éstos
provocativamente se introdujeron “violentamente entre los numerosos ciudadanos que
estaban ubicados en la carretera, casi prácticamente atropellándolos”, pero más pudo la
fuerza de los pobladores que impidieron el avance de los vehículos, ante esto, los ocupantes
de los carros se mostraron sumamente beligerantes, “En uno de estos vehículos (de la
Corpuno) se encontraba el Teniente del Ejército José Yale Morales, que sacó su revólver para
amedrentar a la turba”; esa temeraria actitud provocó que alguien lanzara una piedra e hiriera
al militar quien de inmediato fue conducido a la Clínica Americana para su tratamiento.
Los huelguistas apedrearon a los vehículos e incluso volcaron e incendiaron dos de ellos. La
policía trató de impedir el ataque, sin ningún éxito, pues el ánimo de los huelguistas pudo más
y sólo la naturaleza vitó que las demás unidades sufrieran igual suerte; ya que en esos
momentos se desató una lluvia torrencial y la gente tuvo que guarecerse.
Aprovechando que el espacio estaba libre “del Cuartel de Juliaca salieron tractores que
procedieron a derribar las barricadas” al mismo tiempo que arribaron más efectivos policiales.
Entre las 2 y 3 de la tarde “estalló el polvorín”. Esa actitud de “limpiar” la vía, fue lo que
provocó una ira de mayúscula en la población, pues en “ese momento volvió la gente y la
policía abrió fuego”, y de esta manera se empezó a reprimir violentamente a la población civil
que apresuradamente se dispersó en diversas direcciones.
En esos primeros choques desequilibrados cayeron varios heridos y los arrestados ascendían a
no menos de 18, dentro de éstos se encontraba el burgomaestre Luis Cáceres Velásquez, quien
a viva fuerza fue introducido en un vehículo conjuntamente con otros “cabecillas”.
Aproximadamente a las 4.20 p.m. la población en pie de lucha, llegó a converger en la Plaza
Bolognesi. Así, la Comisaría policial estaba rodeada y era víctima de la enardecida población. La
policía no intervino hasta que alguien lanzó una botella con gasolina que impactó en un “Land
Rover” de la Guardia Civil que estaba estacionado en la puerta de la Comisaría, al mismo
tiempo que otro vehículo policial era apedreado. Ante la gravedad de la situación, los policías
abandonaron su recinto y el encuentro con la población civil fue inevitable; los policías salieron
con ametralladoras ligeras y metralletas, e inmisericordemente arremetieron contra la
muchedumbre que pedía justicia, atención a sus demandas y libertad de su alcalde. Los tiros
no fueron al aire. A partir de entonces el panorama fue escalofriante.
Un testigo presencial de aquellos hechos, llegó a describir las escenas de la siguiente manera:
“El ruido de las ráfagas y los disparos de fusil se mezclaban con lo gritos, los insultos, el rebotar
de las piedras”. Habían heridos que se retorcían sobre el pavimento y los jardines de la plaza
Bolognesi, guardias que avanzaban disparando desde el suelo. “Era de día, pero uno podía
sentir la luz brillante de las ametralladoras”.
“las enfermeras llegaron con las ambulancias”. “Las había de blanco, las que venían del
Hospital de Juliaca y de la Clínica Americana, junto con los médicos de la Unidad de Salud”,
“también las había de verde, las voluntarias de la Cruz Roja, apenas adolescentes... una de
ella... con su rostro moreno de muchacha inocente... vi que estaba llorando... la chica se limpió
la cara con el revés de una mano y siguió ayudando a los heridos”.
Luego de media hora la Plaza Bolognesi fue tomado por la Policía de Asalto, gracias a la
oportuna intervención de los refuerzos provenientes de la Guardia Republicana y el Ejército.
Mas tarde la represión se intensificó pues “la policía ingresó luego a la ciudad lanzando
bombas lacrimógenas”.
Las balas y las bombas lacrimógenas reventaban por doquier y la población sólo atinaba a
defenderse con su cuerpo y con gritos de protesta. Hombre y mujeres se enfrentaron sin
temor a las balas y varas policíacas. La población civil que era dispersada, rápidamente se
reagrupaban para frenar la arremetida militar, pero, menos pudo la fuerza desarmada, que
sólo atinó a retroceder y defenderse de la masacre en marcha.
En el fragor de este ataque policial, los heridos caían, lo detenidos eran brutalmente golpeados
y los últimos baluartes de resistencia eran asaltados sin misericordia. El edificio Cáceres, donde
se habían refugiado algunas personas, fue violentamente tomado por el aparato represivo y en
su interior la masare continuó, y allí fue mortalmente herido el estudiante cornejino Santiago
Madani López.
Radio “El Sol de los Andes” también fue ocupado y silenciado po la fuerza, y sus bravos
periodistas-agitadores, a fin de no caer e manos de la represión tuvieron que huir por los
techos de las viviendas vecinas.
Los detenidos fueron conducidos a la Comisaría, a donde los grupo de manifestantes
concurrieron a exigir su inmediata libertad y de donde fueron violentamente dispersados.
Por fin, la ciudad fue “controlada” en horas de la noche, gracias a la coordinada acción del
Ejército, Guardia Civil, Guardia Republicana y la PIP, esto sólo a fuerza de las armas y la
violencia. A estas alturas dos camiones del Ejército recorrían la ciudad con altavoces avisando a
la población permanecer n sus domicilios. Perifoneaban diciendo: “¡Quédense en sus casas...
no salgan a las calles... las Fuerzas Armadas repelerán con toda energía cualquier agresión!”.
¿Quién dirigía las operaciones y daba órdenes e instrucciones para que se arremetiera tan
cruelmente aun pueblo que sólo protestaba clamando justicia? El responsable fue sin duda el
Ministro Javier Alva Orlandini, quien en el noche del 4 de noviembre despachaba desde la
Comandancia de la Guardia Civil, desde ahí daba instrucciones e hizo suspender las garantías
constitucionales por 30 días. En cambio, el coronel Manuel Corrales Tello, Director General de
la Guardia Civil, fue quien dirigió personalmente las operaciones.
Arrestados el Alcalde, los integrantes del Comité de Huelga y muchos otros dirigentes, la
población se reorganizó y logró constituir un COMITÉ CÍVICO presidido por el vecino Mario
Traversa. Dicho Comité, alentado por la efervescencia popular, se pronunció por la
continuación del paro hasta que todos sus dirigentes salieran en libertad. “Juliaca no se rinde”,
sentenció el Comité que había pasado a la clandestinidad.
Juntamente con el alcalde fueron detenidos, y luego remitidos a la Tercer Zona Judicial de
Policía (Arequipa), los siguientes vecinos: Víctor Záferson, Jorge Monzón, Fredy Zuñiga, Alfonso
Calatayú, Andrés Miranda, Sixto Záferson, Luis Arfinengo, Sergio Dávila, Mauro Catacora,
Adrián Huamán, J. Aragón Núñez, Luis Cervantes Ticona y Angel Argonés.
c) Día 5: Juliaca no se rinde
El día 5 Juliaca amaneció en silencio y con las calles y plaza ocupadas por las fuerzas militares.
Efectivos de la Guardia de Asalto de Lima y Arequipa, al lado de miembros del Ejército de
Juliaca y los “Rangers de la División de Pomata”, patrullaban las calles en carros y con las
metralletas en mano.
Ocupaba militarmente, Juliaca seguía empeñada con obstinación en un Paro General que sólo
concluiría, según anuncio del Comité de Huelga, cuando los detenidos recobren su libertad y
que las tropas armadas se retiren de Juliaca.
El día 5, también el comercio no abrió sus puertas y las oficinas estatales tampoco atendieron.
En la mañana, grupos de personas se reunieron en los alrededores de la ciudad, portando
banderas peruanas con crespones negros. A las 12 del día, estas asambleas, fueron disueltos
por la policía y el ejército.
Debido a que Radio Juliaca tenía una reorientación política diferente a la de los hermanos
Cáceres, esta emisora reinició sus transmisiones sólo para “pasar boletines oficiales” e
informaba versiones y acciones efectuadas por las autoridades oficiales.
d) Un rumor alarmante
El día 5 un rumor alarmante circuló por la ciudad, y los medios de información daban amplia
cobertura a esta versión, por existir un temor persistente de una insurrección de mayores
proporciones.
En la mañana del 5, por todo lado se oía que algunos dirigentes salieron “secretamente” de la
ciudad, a pedir ayuda campesina y éstos estaban alistándose para ingresar a la ciudad. Los
despachos noticiosos al respecto informaban:
“Se teme que esta madrugada se inicie un choque armado sin precedentes en los anales del
departamento de Puno, cuando cientos de campesinos que se hallan en los alrededores de
Juliaca, irrumpen la ciudad para tomarla por asalto”. “Se ha informado que las Fuerzas de
orden, están aguardando pacientemente la invasión”, y “Han sido colocados estratégicamente
armas pesadas, ya que se cree que lo campesinos tengan también esta clase de armamento”.
e) Alcalde calcetero encarcelado
En plena acción represiva, el burgomaestre calcetero fue arrestado por la policía de asalto y
conducido a la ciudad de Puno, sindicándole como el propulsor de esta medida de lucha.
El periodismo capitalino, que seguí de cerca estos sucesos informaba que cuando se los detuvo
fue conducido a empellones, y cuando la gente quiso rescatarlo “la policía cargó contra la
gente. Al mismo tiempo, Luis Cáceres era duramente vapuleado. Un golpe de vara le dio en el
rostro y sus anteojos volaron por el aire, hechos pedazos. Un oficial de alta graduación le dio
un puntapié. Fue llevado así, en medio de golpes, hasta un Land Rover de la Guardia Civil”. “El
Alcalde de Juliaca, Luis Cáceres Velásquez, fue detenido ayer (4 de Nov.) por orden del
Ministro de gobierno que se halla en Puno, fue conducido hoy (5 de Nov.) a Arequipa y puesto
a disposición de la Zona Judicial de Policía, junto con otras once personas”.
El día jueves 11 de noviembre, el burgomaestre calcetero, de la Segunda Comisaría “fue
trasladado a la Cárcel Central de Varones de Arequipa (Av. Siglo XX) al habérsele encontrado
culpable. El Juez Instructor, Comandante Félix Olivares, dcitó orden de detención definitiva”.
Ante la alarmante situación, llegaron también a Juliaca los diputados Róger y Néstor Cáceres.
En casi media hora de permanencia en el Aeropuerto, fueron noticiados de lo que ocurría, y
luego de dar algunas recomendaciones Róger Cáceres decidió regresar a Arequipa a realizar
gestione relacionados con su hermano detenido; en cambio, Néstor Cáceres, haciéndose
acompañar por un efectivo de la PIP, decidió quedarse en Juliaca para recoger un informe
cierto en el terreno de los sucesos.
Así, observamos que, cuando una autoridad recoge los anhelos y necesidades de su pueblo,
sabe que tiene que enfrentarse, no sólo con sus ocasionales oponentes, sino contra el mismo
orden jurídico-social imperante. Recoger las reivindicaciones más sentidas de una población, y
luchar por ellas consecuentemente, tiene pues un precio muy alto, pero que vale la pena
asumirlas con valentía.
f) El desagravio
El día lunes 15 de noviembre de 1965 el pueblo de Juliaca levantó el Paro General, debido a la
liberación del Alcalde, de los integrantes del Comité de Paro y de los señores periodistas
detenidos. El día 17 se llegó a aprobar el Proyecto de Ley de Amnistía en la Cámara de
Diputados. El día 20 don Luis Cáceres Velásquez viajó a Lima, dos días después lo hizo una
Comisión Municipal; toda esta comitiva el día 24 logró entrevistarse con el Presidente de la
República, a quien expusieron los motivos de la huelga. El Alcalde juliaqueño, por su parte,
también logró otra entrevista con el Presidente Fernando Belaúnde el día 3 de diciembre, y al
día siguiente el Gobierno restableció las Garantías Constitucionales y el retorno del Estado de
Derecho en la Provincia de San Román.
Los primeros días d diciembre se anunciaba en Juliaca la llegada de su Alcalde, e
inmediatamente se preparó una apoteósica recepción. El día 5 de diciembre el pueblo
calcetero se volcó al Aeropuerto a recibir a su burgomaestre. Fue multitudinario el
recibimiento que se le tributó a Luis Cáceres Velásquez, quien vino acompañado de su
hermano Róger, del periodista Juan Ramírez Lazo y otros personajes que participaron
activamente en estas jornadas de lucha. El encuentro del Alcalde con su pueblo fue
grandemente emotivo, hombres y mujeres con lágrimas le dieron el abrazo de bienvenida.
El Alcalde hizo su ingreso triunfal, a la ciudad, en hombros del pueblo y se llevó a cabo una
manifestación apoteósica en la Plaza de Armas. El programa de recepción duró más de cuatro
horas, desde las 11.30 a.m. hasta las 4.00 p.m. que incluyó una misa. Acto seguido se realizó
una concurrida Sesión Solemne en el local del Municipio, y allí fueron declarados hijos
predilectos Luis Cáceres, Víctor Záferson, Mario Traversa Rivera, Angel Aragonés, y Natividad
Soto; el periodista Juan Ramírez Lazo fue declarado Huésped Ilustre.
8.6 CRÓNICA DEL EPISODIO
a) Día 3: el desaire
En la víspera del Paro cundía la tensión y los medios de comunicación de Lima y la región
prestaron mayor atención al suceso que se avecindaba.
En horas de la mañana de aquel día, arribó a Juliaca el Ministro de Gobierno y Policía, Javier
Alva Orlandini, acompañado de altos funcionarios gubernamentales.
Una Comisión de vecinos de Juliaca fueron al Aeropuerto para entregarle algunos documentos,
exponer sus quejas y esperar respuestas afirmativas. Sin embargo, el Ministro no recibió el
petitorio y “dijo no conocer los problemas de esa localidad y que su viaje obedecía
concretamente a una invitación que le formularon para inaugurar obras en Puno” e invocó al
Alcalde de San Román “para que persuadiera al pueblo, a fin de que no adopten actitudes
violentas”; y, a insistencia de la delegación juliaqueña, el Ministro prometió dialogar en horas
de la tarde con mayor tranquilidad. Dicho esto, la Comitiva Ministerial abordando los vehículos
que les aguardaban se dirigieron a Azángaro, en donde el Ministro fue declarado “Huésped
Ilustre” al mismo tiempo que recibió un enérgico discurso de su Alcalde Mauro Paredes.
Ante la ausencia de la delegación oficialista, las autoridades políticas anunciaron que a las
16.00 horas se realizaría una reunión de “Alto Nivel” para evitar la huelga que tiene
proyectada el pueblo juliaqueño.
Cuando la Comitiva Ministerial emprendió el retorno de Azángaro, cometieron un gravísimo
error que encolerizó a la población de Juliaca; pues en una actitud repudiable, atravesaron la
ciudad por un camino inhabitual, faltando así a su promesa de diálogo. Esta conducta del
Ministro atizó la ira calcetera, y esa misma noche, se ratificó el Paro general. Así se echaron las
bases de un Paro total y con grandes repercusiones.
Las dos emisoras, Radio “Juliaca” y “Sol de los Andes”, fueron los principales voceros del
mensaje de protesta. Fue Radio “El Sol de los Andes”, la que con mayor fuerza y contundencia
llamaba a la lucha e incitaba a la rebeldía.
b) Día 4: la masacre
El paro se inició a las cero horas del día 4 de noviembre de 1965. “Una carga de dinamita
rubricó el comienzo de una explosiva violencia”. Aproximadamente a la 1.00 de la madrugada
se realizó una última reunión de coordinación, la misma que concluyó con la intervención de la
Sra. Naty Soto, quien arengó a la gente “a luchar hasta el final”.
Juliaca amaneció con el cielo nublado, con las carreteras y el ferrocarril bloqueados y, desde el
comienzo la paralización era total.
Los medios de seguridad fueron extremas; la policía y el ejército se apostaron en lugares
estratégicos con armas ligeras y pesadas. El periodismo que seguía de cerca este suceso llegó a
escribir: “JULIACA, prácticamente está en pie de guerra”.
A eso de las 6.30 de la mañana ocurrió el primer choque entre pobladores y policías, en la Av.
Manuel Nuñez Butrón, cerca al hospital general.
Alas 10.45 a.m. era cada vez más creciente la protesta popular. Mientras el grueso de los
manifestantes ocupaban las principales calles, otro grupo de huelguistas, sacaban algunas
rieles y durmientes del ferrocarril al observarse movimientos de trenes.
Las autoridades de Puno, teniendo pleno conocimiento de que en Juliaca el paro era total,
cometieron la imprudencia de enviar vehículos pertenecientes a la UNTA y a la Corpuno; estos
carros formaban parte del convoy que iban al encuentro del Presidente de la Cámara de
Diputados, Ministros y demás funcionarios del régimen invitados a los festejos de Puno. Los
vehículos fueron interceptados por los huelguistas, a eso de la 1.10 p.m. y éstos
provocativamente se introdujeron “violentamente entre los numerosos ciudadanos que
estaban ubicados en la carretera, casi prácticamente atropellándolos”, pero más pudo la
fuerza de los pobladores que impidieron el avance de los vehículos, ante esto, los ocupantes
de los carros se mostraron sumamente beligerantes, “En uno de estos vehículos (de la
Corpuno) se encontraba el Teniente del Ejército José Yale Morales, que sacó su revólver para
amedrentar a la turba”; esa temeraria actitud provocó que alguien lanzara una piedra e hiriera
al militar quien de inmediato fue conducido a la Clínica Americana para su tratamiento.
Los huelguistas apedrearon a los vehículos e incluso volcaron e incendiaron dos de ellos. La
policía trató de impedir el ataque, sin ningún éxito, pues el ánimo de los huelguistas pudo más
y sólo la naturaleza vitó que las demás unidades sufrieran igual suerte; ya que en esos
momentos se desató una lluvia torrencial y la gente tuvo que guarecerse.
Aprovechando que el espacio estaba libre “del Cuartel de Juliaca salieron tractores que
procedieron a derribar las barricadas” al mismo tiempo que arribaron más efectivos policiales.
Entre las 2 y 3 de la tarde “estalló el polvorín”. Esa actitud de “limpiar” la vía, fue lo que
provocó una ira de mayúscula en la población, pues en “ese momento volvió la gente y la
policía abrió fuego”, y de esta manera se empezó a reprimir violentamente a la población civil
que apresuradamente se dispersó en diversas direcciones.
En esos primeros choques desequilibrados cayeron varios heridos y los arrestados ascendían a
no menos de 18, dentro de éstos se encontraba el burgomaestre Luis Cáceres Velásquez, quien
a viva fuerza fue introducido en un vehículo conjuntamente con otros “cabecillas”.
Aproximadamente a las 4.20 p.m. la población en pie de lucha, llegó a converger en la Plaza
Bolognesi. Así, la Comisaría policial estaba rodeada y era víctima de la enardecida población. La
policía no intervino hasta que alguien lanzó una botella con gasolina que impactó en un “Land
Rover” de la Guardia Civil que estaba estacionado en la puerta de la Comisaría, al mismo
tiempo que otro vehículo policial era apedreado. Ante la gravedad de la situación, los policías
abandonaron su recinto y el encuentro con la población civil fue inevitable; los policías salieron
con ametralladoras ligeras y metralletas, e inmisericordemente arremetieron contra la
muchedumbre que pedía justicia, atención a sus demandas y libertad de su alcalde. Los tiros
no fueron al aire. A partir de entonces el panorama fue escalofriante.
Un testigo presencial de aquellos hechos, llegó a describir las escenas de la siguiente manera:
“El ruido de las ráfagas y los disparos de fusil se mezclaban con lo gritos, los insultos, el rebotar
de las piedras”. Habían heridos que se retorcían sobre el pavimento y los jardines de la plaza
Bolognesi, guardias que avanzaban disparando desde el suelo. “Era de día, pero uno podía
sentir la luz brillante de las ametralladoras”.
“las enfermeras llegaron con las ambulancias”. “Las había de blanco, las que venían del
Hospital de Juliaca y de la Clínica Americana, junto con los médicos de la Unidad de Salud”,
“también las había de verde, las voluntarias de la Cruz Roja, apenas adolescentes... una de
ella... con su rostro moreno de muchacha inocente... vi que estaba llorando... la chica se limpió
la cara con el revés de una mano y siguió ayudando a los heridos”.
Luego de media hora la Plaza Bolognesi fue tomado por la Policía de Asalto, gracias a la
oportuna intervención de los refuerzos provenientes de la Guardia Republicana y el Ejército.
Mas tarde la represión se intensificó pues “la policía ingresó luego a la ciudad lanzando
bombas lacrimógenas”.
Las balas y las bombas lacrimógenas reventaban por doquier y la población sólo atinaba a
defenderse con su cuerpo y con gritos de protesta. Hombre y mujeres se enfrentaron sin
temor a las balas y varas policíacas. La población civil que era dispersada, rápidamente se
reagrupaban para frenar la arremetida militar, pero, menos pudo la fuerza desarmada, que
sólo atinó a retroceder y defenderse de la masacre en marcha.
En el fragor de este ataque policial, los heridos caían, lo detenidos eran brutalmente golpeados
y los últimos baluartes de resistencia eran asaltados sin misericordia. El edificio Cáceres, donde
se habían refugiado algunas personas, fue violentamente tomado por el aparato represivo y en
su interior la masare continuó, y allí fue mortalmente herido el estudiante cornejino Santiago
Madani López.
Radio “El Sol de los Andes” también fue ocupado y silenciado po la fuerza, y sus bravos
periodistas-agitadores, a fin de no caer e manos de la represión tuvieron que huir por los
techos de las viviendas vecinas.
Los detenidos fueron conducidos a la Comisaría, a donde los grupo de manifestantes
concurrieron a exigir su inmediata libertad y de donde fueron violentamente dispersados.
Por fin, la ciudad fue “controlada” en horas de la noche, gracias a la coordinada acción del
Ejército, Guardia Civil, Guardia Republicana y la PIP, esto sólo a fuerza de las armas y la
violencia. A estas alturas dos camiones del Ejército recorrían la ciudad con altavoces avisando a
la población permanecer n sus domicilios. Perifoneaban diciendo: “¡Quédense en sus casas...
no salgan a las calles... las Fuerzas Armadas repelerán con toda energía cualquier agresión!”.
¿Quién dirigía las operaciones y daba órdenes e instrucciones para que se arremetiera tan
cruelmente aun pueblo que sólo protestaba clamando justicia? El responsable fue sin duda el
Ministro Javier Alva Orlandini, quien en el noche del 4 de noviembre despachaba desde la
Comandancia de la Guardia Civil, desde ahí daba instrucciones e hizo suspender las garantías
constitucionales por 30 días. En cambio, el coronel Manuel Corrales Tello, Director General de
la Guardia Civil, fue quien dirigió personalmente las operaciones.
Arrestados el Alcalde, los integrantes del Comité de Huelga y muchos otros dirigentes, la
población se reorganizó y logró constituir un COMITÉ CÍVICO presidido por el vecino Mario
Traversa. Dicho Comité, alentado por la efervescencia popular, se pronunció por la
continuación del paro hasta que todos sus dirigentes salieran en libertad. “Juliaca no se rinde”,
sentenció el Comité que había pasado a la clandestinidad.
Juntamente con el alcalde fueron detenidos, y luego remitidos a la Tercer Zona Judicial de
Policía (Arequipa), los siguientes vecinos: Víctor Záferson, Jorge Monzón, Fredy Zuñiga, Alfonso
Calatayú, Andrés Miranda, Sixto Záferson, Luis Arfinengo, Sergio Dávila, Mauro Catacora,
Adrián Huamán, J. Aragón Núñez, Luis Cervantes Ticona y Angel Argonés.
c) Día 5: Juliaca no se rinde
El día 5 Juliaca amaneció en silencio y con las calles y plaza ocupadas por las fuerzas militares.
Efectivos de la Guardia de Asalto de Lima y Arequipa, al lado de miembros del Ejército de
Juliaca y los “Rangers de la División de Pomata”, patrullaban las calles en carros y con las
metralletas en mano.
Ocupaba militarmente, Juliaca seguía empeñada con obstinación en un Paro General que sólo
concluiría, según anuncio del Comité de Huelga, cuando los detenidos recobren su libertad y
que las tropas armadas se retiren de Juliaca.
El día 5, también el comercio no abrió sus puertas y las oficinas estatales tampoco atendieron.
En la mañana, grupos de personas se reunieron en los alrededores de la ciudad, portando
banderas peruanas con crespones negros. A las 12 del día, estas asambleas, fueron disueltos
por la policía y el ejército.
Debido a que Radio Juliaca tenía una reorientación política diferente a la de los hermanos
Cáceres, esta emisora reinició sus transmisiones sólo para “pasar boletines oficiales” e
informaba versiones y acciones efectuadas por las autoridades oficiales.
d) Un rumor alarmante
El día 5 un rumor alarmante circuló por la ciudad, y los medios de información daban amplia
cobertura a esta versión, por existir un temor persistente de una insurrección de mayores
proporciones.
En la mañana del 5, por todo lado se oía que algunos dirigentes salieron “secretamente” de la
ciudad, a pedir ayuda campesina y éstos estaban alistándose para ingresar a la ciudad. Los
despachos noticiosos al respecto informaban:
“Se teme que esta madrugada se inicie un choque armado sin precedentes en los anales del
departamento de Puno, cuando cientos de campesinos que se hallan en los alrededores de
Juliaca, irrumpen la ciudad para tomarla por asalto”. “Se ha informado que las Fuerzas de
orden, están aguardando pacientemente la invasión”, y “Han sido colocados estratégicamente
armas pesadas, ya que se cree que lo campesinos tengan también esta clase de armamento”.
e) Alcalde calcetero encarcelado
En plena acción represiva, el burgomaestre calcetero fue arrestado por la policía de asalto y
conducido a la ciudad de Puno, sindicándole como el propulsor de esta medida de lucha.
El periodismo capitalino, que seguí de cerca estos sucesos informaba que cuando se los detuvo
fue conducido a empellones, y cuando la gente quiso rescatarlo “la policía cargó contra la
gente. Al mismo tiempo, Luis Cáceres era duramente vapuleado. Un golpe de vara le dio en el
rostro y sus anteojos volaron por el aire, hechos pedazos. Un oficial de alta graduación le dio
un puntapié. Fue llevado así, en medio de golpes, hasta un Land Rover de la Guardia Civil”. “El
Alcalde de Juliaca, Luis Cáceres Velásquez, fue detenido ayer (4 de Nov.) por orden del
Ministro de gobierno que se halla en Puno, fue conducido hoy (5 de Nov.) a Arequipa y puesto
a disposición de la Zona Judicial de Policía, junto con otras once personas”.
El día jueves 11 de noviembre, el burgomaestre calcetero, de la Segunda Comisaría “fue
trasladado a la Cárcel Central de Varones de Arequipa (Av. Siglo XX) al habérsele encontrado
culpable. El Juez Instructor, Comandante Félix Olivares, dcitó orden de detención definitiva”.
Ante la alarmante situación, llegaron también a Juliaca los diputados Róger y Néstor Cáceres.
En casi media hora de permanencia en el Aeropuerto, fueron noticiados de lo que ocurría, y
luego de dar algunas recomendaciones Róger Cáceres decidió regresar a Arequipa a realizar
gestione relacionados con su hermano detenido; en cambio, Néstor Cáceres, haciéndose
acompañar por un efectivo de la PIP, decidió quedarse en Juliaca para recoger un informe
cierto en el terreno de los sucesos.
Así, observamos que, cuando una autoridad recoge los anhelos y necesidades de su pueblo,
sabe que tiene que enfrentarse, no sólo con sus ocasionales oponentes, sino contra el mismo
orden jurídico-social imperante. Recoger las reivindicaciones más sentidas de una población, y
luchar por ellas consecuentemente, tiene pues un precio muy alto, pero que vale la pena
asumirlas con valentía.
f) El desagravio
El día lunes 15 de noviembre de 1965 el pueblo de Juliaca levantó el Paro General, debido a la
liberación del Alcalde, de los integrantes del Comité de Paro y de los señores periodistas
detenidos. El día 17 se llegó a aprobar el Proyecto de Ley de Amnistía en la Cámara de
Diputados. El día 20 don Luis Cáceres Velásquez viajó a Lima, dos días después lo hizo una
Comisión Municipal; toda esta comitiva el día 24 logró entrevistarse con el Presidente de la
República, a quien expusieron los motivos de la huelga. El Alcalde juliaqueño, por su parte,
también logró otra entrevista con el Presidente Fernando Belaúnde el día 3 de diciembre, y al
día siguiente el Gobierno restableció las Garantías Constitucionales y el retorno del Estado de
Derecho en la Provincia de San Román.
Los primeros días d diciembre se anunciaba en Juliaca la llegada de su Alcalde, e
inmediatamente se preparó una apoteósica recepción. El día 5 de diciembre el pueblo
calcetero se volcó al Aeropuerto a recibir a su burgomaestre. Fue multitudinario el
recibimiento que se le tributó a Luis Cáceres Velásquez, quien vino acompañado de su
hermano Róger, del periodista Juan Ramírez Lazo y otros personajes que participaron
activamente en estas jornadas de lucha. El encuentro del Alcalde con su pueblo fue
grandemente emotivo, hombres y mujeres con lágrimas le dieron el abrazo de bienvenida.
El Alcalde hizo su ingreso triunfal, a la ciudad, en hombros del pueblo y se llevó a cabo una
manifestación apoteósica en la Plaza de Armas. El programa de recepción duró más de cuatro
horas, desde las 11.30 a.m. hasta las 4.00 p.m. que incluyó una misa. Acto seguido se realizó
una concurrida Sesión Solemne en el local del Municipio, y allí fueron declarados hijos
predilectos Luis Cáceres, Víctor Záferson, Mario Traversa Rivera, Angel Aragonés, y Natividad
Soto; el periodista Juan Ramírez Lazo fue declarado Huésped Ilustre.
8.7 OTRAS ESCENAS PATÉTICAS
Entre los civiles heridos del día 4 se pueden mencionar a los siguientes: Lorenzo Quispe (28),
Salomón Romero Vásquez (54), Armando Morales P. (31), Mariano (Mariano Pandia) (40),
Antonio Apaza (32), Germán Sánchez (15), Juan Aquilino Zapana (19), Germán Umpiri Umpiri
(19), Ricardo Venturo (36), Eduardo Morales, Antonio Panca, Agustín Cayata, Valeriano Jara,
Rogelio Coronel, Marcelino Pacori, Leonardo Choque, José Ventura, Francisco Zapana, Ernesto
Encalada, Leonidas Choy, Miguel Quispe, Jesús Huaracha, Adolfo Aragón, Alejandro Chambilla,
Alejandro Pinto, Manuel Pacori, Antonio Canazas, Ramón Rodríguez, marcial Quispe,
Melquíades Chávez, Arturo Rocha, etc.
Militar y policías heridos: Tnte EP. José Yale Morales, Alférez GC Manuel matos, Sgto. Sgdo. GC
Pablo Flores, Cabo GC Alcides López Ames, GC Eduardo Samané (21), GC Héctor Castro
Cáceres, Víctor Campos, Hugo Delgado, etc.
El día 6 se informaba que hasta ese entonces habían “más de 20 desaparecidos, entre los que
se mencionaban a: Raúl Madani Díaz (20), Helonio (Melanio?) Paredes Chura (20), Mario
Madani, Oswaldo Sanca, Adrián Madariaga, Adrián Villnueva, Antonio Quispe, Gilberto Laura,
Agustín Abarca, Antonio Carrasco, Mario Choque, Cipriano Quispe, Octavio Alarico, pablo
Fuentes, Mariano Yucra, Agustín Torres, Anastasio Yanque, Paulino Alejo, Eulogio Apaza, y un
joven apellidado Tejada (arequipeño), estudiante de la Escuela Normal”.
La Cruz Roja y Compañía de Bomberos de Juliaca, así como los médicos y enfermeras de los
centros de salud, tuvieron ardua labor, pues fueron ellos los que recogieron a los caídos y
heridos en aquella lúgubre jornada.
En horas de la noche del fatídico 4 de noviembre de 1965, el Hospital, la Unidad de Salud y la
Clínica Americana, se vieron en serios aprietos, pues escasearon las medicinas para atender a
los más de 60 heridos que gemían de dolor, incluso muchos de ellos se encontraban al borde
de la muerte.
Debido a la gravedad de los lesionados, el Dr. Luis Alberto Ponce, Jefe de la Unidad de Salud de
Juliaca, envió un dramático llamado de emergencia al Ministerio de Salud Pública, solicitando
con urgencia el envió de antibióticos, plasma y sangre para la intervenciones quirúrgicas, en
incluso invocó el envío de un avión para evacuar seis heridos cuyo estado era de extrema
gravedad.
b) Los fallecidos
Hasta muy entrado la noche del 4 de noviembre, no se sabía con exactitud el número de
muertos, heridos y detenidos. En el marco de la especulación se hablaba de un saldo doloroso
de 40 muertos, cientos de heridos y decenas de detenidos. Asimismo, se especulaba que
fueron enterrados “veintiocho víctimas detrás del Cuartel de Juliaca” y que otros cadáveres
habían sido fondeados en el Lago Titicaca.
En realidad, debido a la gravedad de los heridos, sucumbieron ante la muerte los siguientes
mártires:
SANTIAGO MAMANI LÓPEZ: Cuando fue herido mortalmente en el edificio Cáceres, tenía 18
años y era un estudiante del Instituto Nacional Comercio Nº 32. Falleció a las 10.30 de la
mañana del 5 de noviembre en el Hospital de Juliaca, como consecuencia de un mortal balazo
en el abdomen.
EULOGIO PATRICIO QUISPE QUISPE: Fue un obrero de Construcción Civil. Cuando se inmoló
tenía 29 años y era padre de 5 hijos. Murió a consecuencia de un disparo de metralleta que le
impactó en la región infraumbilical.
GERMÁN HUMPIRI HUMPIRI: Este joven obrero fue herido en el cuello en las inmediaciones de
las líneas del ferrocarril.
MARIANO PANDIA ARCE: Fue otro mártir que luego de una dolorosa agonía tuvo que expirar
por Juliaca.
c) Una lúgubre boda
Un hecho que conmocionó a la opinión pública fue el protagonizado por un herido que se
encontraba al borde de la muerte, y que como último deseo pidió que se celebre su
matrimonio.
Lorenzo Quispe Condori, de 28 años de edad, fue herido mortalmente de tres balazos (uno de
ellos le perforó el abdomen). En circunstancias en que se encontraba postrado en una cama
del Hospital de Juliaca, ya moribundo contrajo nupcias el día 5 de noviembre “in artículo
mortis” con su conviviente, Sabina Ticona de 26 años con quien tenía 3 hijos menores de edad.
Esta boda fue celebrado por el Capellán del Hospital R.P. Alfredo Vela y como padrino se
ofreció el Dr. Luis Alberto Ponce.
Agonizante el mártir tomó las manos de la mujer con quien había convivido 9 años.
- “Lorenzo Quispe Condori,... ¿aceptas por esposa a Sabina Ticona?”, preguntó el Capellán.
El moribundo contestó afirmativamente con la cabeza; “hubo el destello de una sonrisa en su
rostro grisáceo”, dio la impresión de que había expirado; sin embargo, el día 6 fue evacuado a
Lima.
Es la boda más triste que registra la historia calcetera.
d) Surge una bandera
El día 5 las casa, especialmente, “en los barrios Cerro Colorado, Pueblo Nuevo, Villa Hermosa y
Rinconada”, amanecieron con las banderas peruanas izadas a media asta y con crespones
negros; estas actitudes fueron nuevos signos de protesta que preocuparon a las autoridades
de entonces.
Sin embargo, un grupo de auténticos juliaqueños, crearon un interesante método de rebeldía
pacífica, pues “algunos vecinos juliaqueños han colocado en las astas de sus domicilios
respectivos, una bandera con los colores negro, blanco y negro, reemplazando de esta manera
el bicolor nacional” (IV); y lo que es más, el día 6 “Una bandera negra, blanca y negra había
sido clavada en la cumbre del cerro Huaynarroque” (); este gesto peculiar de protesta y lucha
pacífica viene a ser le primigenio antecedente popular de creación de la bandera juliaqueña.
Asimismo, aquel día muchas mujeres (entre señoras y señoritas) empezaron a circular por las
calles con traje negro, en señal de protesta y luto; así se mantendrían estas valientes mujeres
hasta que fue puesto en libertad el burgomaestre calcetero. Los jóvenes que llegaron a salir a
las calles lo hicieron con bandas negras alrededor del brazo derecho.
e) Romerías y marchas de dolor y silencio
Luego de los funerales de los mártires del 4 de noviembre, debido a la total suspensión de
garantías constitucionales y al toque de queda decretado, la población juliaqueña, arriesgando
su integridad física y desafiando la decisión gubernamental, realizaron otras singulares formas
de protesta, pues las mujeres del pueblo se vistieron de luto y en conjunto circularon por las
calles calladamente; una silenciosa marcha de dolor efectuaron el día 7 de noviembre de 1965,
todas estaban vestidas de luto, portaban una bandera nacional con crespón negro. Un diario
cusqueño, el día lunes 8 de noviembre, al respecto informaba:
“En la mañana de ayer, alrededor de mil 500 mujeres realizaron una marcha de silencio
después de haber asistido a la misa de exequias realizada en la iglesia de Juliaca en sufragio de
las víctimas del jueves pasado”.
Sin embargo, las ansias de gritar afloraban, pero la presencia muy cercana de la policía y el
ejército, impedía cualquier intento de manifestación; y luego de recorrer carias calles y
cuadras en forma pacífica, antes de llegar a la Plaza Bolognesi la policía los detuvo;
parlamentaron con las damas, y luego de un breve diálogo las mujeres de Juliaca decidieron
retornar a la plaza Santa Catalina y allí a marcha de silencio tuvo que disolverse pacíficamente.
Esta misma actitud se repitió el día 11, fecha en que la población herida, recordaba el octavo
día del fallecimiento de las primeras víctimas. Aquel día, miles de pobladores, especialmente
las valerosas mujeres calceteras, “vestidas de riguroso luto” se concentraron en la Plaza
Central, y eso de las “8 de la mañana se celebró una misa en la iglesia de Santa Catalina por el
alma de las victimas... El recinto de la iglesia fue estrecha para dar albergue a los miles de
fieles que asistieron”...
Luego de la misa, “En compacto grupo desfilaron por las calles y una vez en el camposanto,
depositaron ofrendas florales en las tumbas de Eulogio Patricio Quispe y de Santiago Madani
López”. “En la manifestación de duelo, las mujeres se desataron en llanto y una de ellas -
Regina Hani de Urviola, propietaria de radio Juliaca- sufrió un desmayo, teniendo que ser
llevado al Hospital en un camión”. “La romería estuvo encabezado por los familiares de las
víctimas”... “Realizada la romería, se efectuó una nueva marcha de silencio. En ciertos
momentos se dejaba escuchar gritos pidiendo justicia y libertad del Alcalde Luis Cáceres
Velásquez. Los manifestantes no ingresaron a la Plaza Bolognesi, donde se hallaba la policía, a
fin de no tener ningún encuentro con ésta”.
El día 7 de diciembre se llevó otra emotiva marcha de silencio en homenaje a los caídos y una
romería a sus tumbas.
8.8 VERSIÓN OFICIAL DE LA AUTORIDAD POLICIAL
Las autoridades gubernamentales, por intermedio de la Dirección General de la Guardia Civil y
Policía, emitió su versión a través de una COMUNICADO OFICIAL, con relación a los sangrientos
sucesos que nos ocupa. El documento en mención textualmente dice:
“COMUNICADO DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE LA GUARDIA CIVIL Y POLICÍA
1º.- A horas cero del día 4 de noviembre en curso, se inició en la ciudad de Juliaca el Paro
general decretado por el Concejo Provincial del San Román. Desde horas antes carios
centenares de manifestantes congregándose frente al local del Municipio y fueron arengados
por varios oradores, entre ellos el Alcalde Luis Cáceres Velásquez.
2º.- Aprovechándose la oscuridad de la noche, numerosos piquetes de huelguistas
interrumpieron diversas vías de comunicaciones, principalmente la carretera de Juliaca a Puno
y de Juliaca a Cusco, con enormes piedras y profundas zanjas abiertas en no menos de diez
puntos.
3º.- A horas 09.30 los piquetes de huelguistas procedieron a incendiar, volcar y apedrear a
numerosos vehículos que transitaban por la carretera Puno-Juliaca, de los cuáles dos son de la
Universidad Técnica del Altiplano, dos de la CORPUN. Los conductores de estos vehículos
fueron lesionados.
4º.- Otros piquetes de huelguistas obligaron a todos los comerciantes a cerrar sus
establecimientos comerciales, que son indispensables para el aprovisionamiento de la
población.
5º.- Las estaciones de radio Juliaca y radio Sol de lo Andes, propalaron durante todo el día 4 de
noviembre llamados al pueblo para la subversión del orden público, incitando al ataque a las
Fuerzas del Orden.
6º.- Las Fuerzas del Orden, cumpliendo instrucciones de la superioridad, se mantuvieron en
estado de alerta y procedieron luego a practicar la limpieza del aeropuerto y de las vías de
comunicaciones, retirando los obstáculos, teniendo en cuenta que estaba anunciada la llegada
del Señor Presidente de la cámara de Diputados a las horas 10.00.
7º.- En el curso de la mañana, en la plaza principal y calles céntricas de Juliaca se reunieron
aproximadamente seis mil personas, entre hombres, mujeres y niños, de las cuales la mayor
parte eran campesinos en estado de ebriedad.
8º.- Una turba de huelguistas encabezadas por el Alcalde Luis Cáceres Velásquez, atacó a horas
11.30 el local de la Comisaría de la Guardia Civil. Los atacantes eran varios miles, no sólo
lanzaron piedras y bombas de fabricación casera contra los custodios del orden público, sino
usaron también armas de fuego.
9º.- Después de hacer uso de la persuasión, las Fuerzas Policiales se vieron obligadas a utilizar
sus armas, haciendo disparos al aire y utilizando bombas lacrimógenas para dispensar a los
atacantes.
10º.- Otra turba de huelguistas, a horas 12.00 atacó el local de la Comandancia de la Guardia
Civil, lanzando piedras con ondas y también disparos con armas de fuego, por lo que la Guardia
Civil procedió a dispersarlos efectuando disparos al aires. Los huelguistas se ubicaron en el
Cerro Colorado, lugar estratégico de donde se domina toda la ciudad y en cuya falda se
encuentra la sede de la Comandancia. De este lugar nuevamente los huelguistas lanzaron
piedras, por lo que las Fuerzas del Orden salieron del Cuartel y ocuparon el indicado cerro.
11º.- Durante la refriega resultaron heridas las siguientes personas: 27 civiles, 18 guardias
civiles, dos de ellos heridos de bala, dos soldados de la Guardia republicana, un Oficial y un
soldado del Ejército. En horas de la mañana de hoy, en las inmediaciones de la ciudad de
Juliaca, fue encontrado el cadáver de Santiago Madani, cuyo deceso se produjo por causas aún
no determinadas, habiéndose dispuesto se practique la autopsia respectiva.
12º.- Mientras dirigían y realizaban ataques a las Fuerzas Armadas, fueron detenidas 12
personas, entre ellos el Alcalde del Concejo Provincial de San Román, Luis Cáceres Velásquez,
las que han sido puestas a disposición de la II Zona Judicial de Policía, con sede en Arequipa,
como autores del delito de Sedición, ataque a la Fuerza Armada, contra las comunicaciones
públicas, contra la tranquilidad pública, contra la libertad individual, contra la vida, el cuerpo y
la salud, daños, incendios y otros estragos, etc.
Igualmente fueron detenidas otras 17 personas que participar en los hechos, en poder de los
cuales se han encontrado bombas “molotov” y cartuchos de dinamita.
13º.- Se ha comprobado la intervención de conocidos elementos comunistas en los sucesos de
Juliaca, aviniéndose identificado a Jorge Monzón Pesantes, Presidente de la Federación
Universitaria de Cuzco, Freddy Zúñiga, Alfonso Calatayud Yañez, Andrés Valero Miranda,
quienes actuaban en coordinación con el llamado “Comité de Huelga”.
14º.- Los efectivos de la Guardia Civil fueron reforzados con personal de la Policía de
Investigaciones y de la Guardia Republicana.
15º.- El Ejército ha prestado su más aplica colaboración para restablecer el orden y la
tranquilidad de la ciudad de Juliaca.
16º.- A las 12.00 horas de hoy se restableció la comunicación telefónica.
17º.- Con la detención de los principales agitadores y las atinadas medidas decretadas, se ha
restablecido completamente el orden público, reinando total tranquilidad en toda la ciudad. Ni
en la noche del jueves4, ni durante todo el día viernes 5, se han registrado incidentes dignos
de mención.
Puno, 5 de noviembre de 1965
Dirección General de la GC y Policía”
(Tomado de CORREO de Lima 6-XI-65)
La versión oficial-policial, como puede observarse, tergiversa lo que en realidad ha ocurrido,
pero que también, corrobra algunas otras.
8.9 MIENTRAS TANTO, ¿QUÉ OCURRÍA EN PUNO?
Las autoridades de la ciudad de Puno no alteraron su Programa de festejos y el Ministro de
Gobierno y Policía, presidió los principales actos de celebración quien “en ningún momento
quiso prestar declaraciones oficiales sobre los disturbios de ayer (4 de Nov.) en Juliaca”.
Los actos centrales de aniversarios se inició a las 9.00 a.m. del 4 de noviembre “con una
gigantesca concentración cívica, escolar y militar en la Plaza de Armas... El acto curó tres horas
y media”. Cuando finalizaba el desfile aquí se producían los disturbios en Juliaca”.
Los dirigentes de algunos gremios de la ciudad lacustre, con la intención de asentar su posición
con respecto a los sucesos de Juliaca, en la misma noche del 4 de noviembre de 1965,
realizaron un mitin de apoyo a sus autoridades y al Gobierno de Belaúnde.
Ante la posibilidad de una AMNISTÍA GENERAL para las personas comprometidas en el
movimiento del 4, en la ciudad lacustre el día 11 de noviembre se llevó a cabo un Cabildo
Abierto. “Después de un amplio y acalorado debate, ene l que intervinieron unos 20 oradores,
se arribó a las siguientes conclusiones:
1º.- Rechazar enérgicamente el proyecto sobre amnistía.
2º.- Ratificar una vez más el pedido de desaforar a los diputados Cáceres Velásquez.
3º.- Declararse en Cabildo Abierto permanente hasta que se solucione el problema.
4º.- Decretar una huelga general indefinida, si se concede la libertad al Alcalde de Juliaca y
demás detenidos en Arequipa.
Así pues, observamos que las autoridades y dirigentes puneños amenazaron con decretar una
huelga general indefinida en todo el departamento si el Gobierno concedía la libertad al
Alcalde de Juliaca y demás detenidos. Cuando Luis Cáceres salió en libertad, el pueblo puneño
fue instado a acatar un paro de 48 horas; sin embargo este intento fracasó.
8.10 LOS DEBATES EN LIMA Y EN EL CONGRESO
El tema de Juliaca empezó a tocarse en el Parlamento a partir del 2 de noviembre. Aquel día,
en la Cámara de Diputados los hermanos Cáceres denunciaron el envío de “cientos de policías”
a Juliaca. En aquella jornada, los hermanos Cáceres, sindicados como gestores del movimiento
negaron su participación y señalaron que “el afán separatista de Juliaca es el fruto del
abandono”, “No es un movimiento político ni personal. Es un clamor general de un pueblo
abandonado”, dijeron. En sus intervenciones cuestionaron duramente al Poder Ejecutivo al
cual acusó de enviar destacamentos policiales en lugar de funcionarios del Ministerio de
Fomento.
En la noche del 4 de noviembre de 1965, en una acalorada intervención los representantes
independientes por Puno, hermanos Róger y Néstor Cáceres, responsabilizaron de estos
luctuosos resultados al titular de Gobierno, y anunciaron que plantearan una censura. Ante
esto, la coalición APRA-UNO demandó un informe inmediato del Ministro Alva Orlandini sobre
estos acontecimientos.
La Cámara de Senadores también planteó que el “Ministro de Gobierno y policía enviara a la
Cámara Alta una exhaustiva información sobre los infortunados acontecimientos ocurridos en
Juliaca”.
El Poder Ejecutivo también se ocupó de este hecho el día 5, pronunciándose en contra de la
medida de fuerza adoptado por el pueblo sanromino. “El Ministro de Educación, José Navarro
Grau, responsabilizó ayer (es decir el 5 de noviembre) a los hermanos diputados Róger y
Néstor Cáceres Velásquez y al Alcalde de Juliaca Luis Cáceres, de lo disturbios ocurridos en la
zona, que fueron el principal tema de discusión en el Consejo de Ministros realizado ayer (5 de
Nov.) en Palacio de Gobierno”.
a) Versión del Ministro
Cuatro días después de la masacre al pueblo de Juliaca, el Ministro Javier Alva, a petición de los
parlamentarios, concurrió a la Cámara Baja en donde no pudo convencer con su interesado
relato. La exposición del Ministro tuvo una duración de más de dos horas y empezó haciendo
un recuento cronológico de lo sucedido. He aquí algunos de sus argumentos:
- Expresó que, cuando llegó a Juliaca, intentó por todos los medios hallar solución al conflicto,
“Sólo encontré intransigencia”, dijo una y otra vez.
- Reveló que en la asonada se pretendió secuestrar n sólo al Presidente de la Cámara de
diputados, sino también a los Ministros de Estado.
- Señaló “que todo parecía demostrar que se había preparado cuidadosamente la violencia”
por elementos extremistas venidos de Arequipa, Cusco y Puno.
- Manifestó “que la multitud encabezado por el alcalde Luis Cáceres Velásquez, intentó asaltar
la Comandancia, utilizando petardos de dinamita y armas de fuego”; según el Ministro “fue
entonces que se decidió apresar al Alcalde y a otros dirigentes”.
- Informó que murieron 3 personas: Santiago Madani, Patricio Quispe y Mariano Pandia.
- Que 26 civiles, 11 guardias civiles, dos del Ejército y dos de la Guardia Republicana fueron
heridos.
- Reveló que hay 16 detenidos encabezados por el alcalde Luis Cáceres, los mismos que habían
sido puestos a disposición de la III Zona Judicial de Policía de Arequipa.
- Ofreció como pruebas bombas “molotov”, botellas, cascos abollados, botas perforadas y
fotografías.
- Justificó la actitud de la policía y el ejército. “La policía actuó valerosamente”, sentenció.
b) Argumentos de los diputados Cáceres
Juliaca, fervorosamente empezó a cuestionar al Ministro a través de Néstor Cáceres y
secundado por su hermano Róger.
Néstor hizo una explicación del panorama histórico y social en que vivía el departamento y
ubicó la medida dentro de ese contexto, afirmando que aquella rebeldía fue una “expresión de
lucha social entre las masas ansiosas de progreso y justicia y el gamonalismo que se aferrada
ciegamente a sus privilegios”. Con gran energía sostuvo lo siguiente:
- Calificó la actitud calcetera como un MOVIMIENTO CIVICO y como una expresión
multitudinaria, unánime del pueblo de Juliaca.
- Negó la intervención de gente foránea o de infiltrados comunistas.
- Lo que ocurrió los días 4 y 5 fue “una sangrienta represión propia de las dictaduras que la
Alianza AP DC censuró” y en donde la población civil fue cruelmente vejada.
- Negó que la población civil haya utilizado dinamitas, bombas “molotov” y armas de fuego. “Ni
un solo policía recibió e impacto de una bomba”.
- Sostuvo que la sangre derramada era “la peor censura al Ministro de Gobierno”.
- Puso en duda e hizo quedar en ridículo las pruebas ofrecidas por el Ministro Alva Orlandini,
de quien dijo:
“El ministro ha hecho informaciones al aire”. “El señor Ministro de Gobierno ha exhibido una
serie de fotografías... yo creo que ni a una vedette se le ha fotografiado tanto como a ese
único carro que fue incendiado. (Aplausos). Se le ha tomado, señor Presidente, de atrás, de
adelante, por los costados, levantándolo con las ruedas hacia arriba, en buena posición”. “El
señor Ministro se ha olvidado mostrarnos fotos de los caídos, de los muertos, de las decenas
de heridos, de eso sí se ha olvidado premeditadamente el señor Ministro”
Cuando el reloj del Congreso marcaba las 11.30 p.m., se suspendió la sesión.
Al día siguiente, el 9 de noviembre, continuó el debate, esta vez fue Róger Cáceres el principal
protagonista que cuestionó al Ministro y al régimen. Róger, en su encendido discurso de casi
cuatro horas responsabilizó al Ministro de los hechos acaecidos en Juliaca y planteó un voto de
censura contra él. Con voz estentórea dijo:
- “Que cese ya esta brutal represión. Que se libere a los detenidos!”
- “América y el Mundo conocerán toda la verdad de esta trágica historia de un pueblo noble”.
- Calificó de “argumento barato y gratuito” el ofrecido por Alva sobre infiltración comunista.
- Afirmó que el movimiento de Juliaca fue preparado a la luz del día y no “clandestinamente
como caprichosamente dice el Ministro”.
- Señaló que el Alcalde fue “pateado, vejado y maltratado en la forma más miserable”. Juliaca
pidió Justicia y el Ministro le dio metralla.
Fueron tan duros los ataques al Ministro que varios diputados de Acción Popular protestaron a
grandes voces. Díaz Orihuela culpó a los Cáceres y que Juliaca era víctima de sus engaños, negó
que Juliaca esté abandonada y leyó varias obras que Oscar Cáceres realizó por más de 20
millones de soles, reveló que los 29 desaparecidos no estaban muertos sino detenidos en el
cuartel y que ya estaban libres.
En el fragor del agrio y prolongado pugilato verbal Acción Popular llegó a anunciar que
platearían el desafuero de los hermanos Cáceres. Esta actitud provocó una gran silbatina al
mismo tiempo que sirvió de indicador de que los argumentos gobiernistas estaban en crisis.
En la noche del miércoles 10 de noviembre se reanudó la polémica. La coalición APRA UNO,
que debía plantear un voto de censura al Ministro se abstuvo de hacerlo, pero abrió las
puertas de una renuncia voluntaria. Villanueva rindió homenaje al pueblo de Juliaca por haber
caído por protestar. En esa ocasión se presentó un proyecto de ley de amnistía a los detenidos.
Cuando los argumentos del oficialismo estaban agotados surgieron voces de reconocimiento a
la actitud de Juliaca, y se hizo entrever que al Ministro se le debía disculpar por aquella
inatinada actitud. A las 3 de la madrugada del 11 de noviembre, Javier Alva Orlandini, se
mantuvo a la ofensiva y replicó los ataques que había sufrido en los más de 4 días de debate. A
los Cáceres llegó a decirles que son unos “cínicos”, “demagogos”, “mentirosos”, “falsos”. No
acept´la propuesta de perdón y reiteró que asumía plenamente su responsabilidad y también
por la actuación de la Guardia Civil; con tono enérgico aseveró: “¡Ni la Guardia Civil ni el
Ministro son Cobardes!”.
En sesión matinal, el día 12 continuó el debate. Luego de un acalorado conato verbal, a la una
de la mañana del día 13 de noviembre de 1965 fue aprobado el proyecto de amnistía a los
detenidos. El Ministro no llegó a ser censurado.
Así culminó una de las sesiones más prolongadas y apasionantes del Congreso y que tuvo por
tema central a la capital de la Provincia de San Román.
8.11 EL PERIODISMO LOCAL Y NACIONAL
a) Prensa Local
En Juliaca en aquel año venían funcionando 2 estaciones radiales: radio Juliaca y radio El Sol de
los Andes.
Radio Juliaca, a través del informativo “La Voz de Juliaca”, que lo dirigía el connotado
periodista Víctor Urviola Garrido, y Radio El Sol de los Andes, por intermedio del noticiero “El
Pensamiento Andino”, que lo dirigía el reconocido periodista Sergio Dávila Urquiza, asumieron
con responsabilidad su papel de orientadores del movimiento popular de 1965.
El día 4 estas emisoras fueron silenciadas violentamente. El Ministro Alva Orlandini, cuando se
encontraba en la Cámara de Diputados, al respecto dijo: “Felizmente por ahora y para siempre
han sido clausuradas las emisoras que incitaban la revuelta”.
Particularmente Radio El Sol de los Andes fue la que sufrió los mayores vejámenes, pues fue
allanado por la fuerza en horas de la tarde, ya que sus periodistas lograron encerrarse en la
emisora para continuar orientando a la protesta popular; ante esto, las fuerzas armadas
tuvieron que violentar la puerta para acallar a este foco radial que incitaba a la rebeldía. Ante
la brutal arremetida armada, sus valientes periodistas allí atrincherados, tuvieron que huir a
través de los techos de las viviendas vecinas. A pesar de los intentos de huir no todos lograron
fugar, pues algunos fueron atrapados, arrestados y golpeados. Este operativo fue dirigido “por
el Comandante Vildoso, quien también, horas antes había arrestado al reportero gráfico de
CORREO, Rolando Angeles”.
Estas emisoras estuvieron silenciadas hasta el día 15 de noviembre. El día 16, las dos emisoras
volvieron al aire, gracias a que el Juez Instructor, Dr. Ricardo Cortez Chávez, “ordenó que las
dos radioemisoras fueran devueltas a sus propietarios ... reiniciaron sus transmisiones con el
Himno Nacional”, “Simultáneamente fue puesto en libertad el periodista Sergio Dávila”.
b) Prensa Nacional
Los hechos ocurridos no fueron sucesos improvisados, sino que obedecían a todo un proceso
de sistemática marginación para frenar su sorprendente desarrollo, por ello es que el paro
decretad no solo tuvo repercusiones locales sino que el Perú entero estuvo observando con
preocupación lo que aquí venía sucediendo, esto gracias a los diferentes medios de
comunicación de cobertura regional y nacional.
Queremos destacar la presencia del periodista Juan Ramírez Lazo, quien a través de radio
Victoria de Lima y su Radioperiódico “EL MUNDO”, en cadena con Radio Selecta, Radio Callao y
42 emisoras en el país informó al Perú entero de los detalles de este inolvidable suceso.
Los medio de comunicación, al enterarse de las intenciones calceteras, inmediatamente
prestaron la atención requerida, e incluso enviaron periodistas especiales a fin de que
informen desde el lugar de los hechos. Aquí estuvieron periodistas de los siguientes medios de
comunicación:
Periódicos de Lima:
- CORREO. Este medio de comunicación informó “Desde el corazón de la noticia” y “Minuto a
minuto en Juliaca”. Tuvo por enviados especiales a los periodistas Fidel Méndez Tello y Juan
Salas Ocharan.
- LA PRENSA.
- EL COMERCIO.
- EXPRESO.
- CARETAS, Etc.
Periódicos del interior del País:
- CORREO de Arequipa.
- EL PUEBLO de Arequipa.
- CORREO de Huancayo.
- EL COMERCIO de Cusco.
- EL SOL del Cusco
- LOS ANDES de Puno.
- GARROTE de Juliaca, etc
EPÍLOGO
Tristes fueron los días vividos por Juliaca del 4 al 15 de noviembre de 1965. Estas jornadas
pasaron a la historia con un recuerdo mixto de pena y alegría. De pena porque en el
holocausto de las aspiraciones justas, se pagó caro tributo con pérdidas de vidas, sangre, dolor,
lágrimas y llanto; alegría y fortaleza porque la monolítica unión del pueblo sirvió para dictar la
lección de civismo y también de rebeldía que la opinión del país la ha recibido como
aleccionadora prueba de fuego en justa defensa de los derechos de un pueblo sojuzgado por
una administración centralista departamental (VUG).
El histórico grito de noviembre de 1965 marcó “el comienzo del fin” de un decadente sistema
económico, social y político, en donde los “Qaris” de Juliaca levantaron el brazo empuñado
para hacer sentir su presencia en el contexto nacional. Con esta medida se logró conquistas
materiales, pero lo más importante es que se llegó a comprender que sólo la unidad puede
hacer grande a los pueblos.
No olvidemos que “Son los pueblos quienes forjan su propia Historia y solamente alcanzan a
subsistir aquellos líderes y luchadores sociales que llegan a ser los más fieles y leales para con
los pueblo que crearon las condiciones favorables para el surgimiento de estos líderes”
(Garrote).
Lo real es que hoy tenemos tumbas y héroes surgidos en aquellos aciagos días, pero, quienes
dirigieron este movimiento no pusieron n sus muertos ni sus tumbas, porque fue el pueblo el
verdadero protagonista de estos luctuosos suceso. Hoy, Juliaca les debe a éstos héroes caídos
en plena lucha, grandes monumentos por habernos dado una lección de entrega total por
lograr el pleno desarrollo de la Capital de la Provincia de San Román.
Tomado de: http://historiasdejuliaca.blogspot.com/2009/07/juliaca-y-el-4-de-noviembre-de-
1965_2771.html