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jueves santo “Ámense los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34)

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  • jueves santo

    “Ámense los unos a los otros como yo os he amado”

    (Jn 13, 34)

  • sugerencias para la preparación de la liturgia

    Esta es una celebración que necesita ser preparada previamente. Por esto, sugerimos repartir entre los integrante de la familia los preparativos.Roles a repartir:

    • Tener un computador con audio para esta presen-tación.

    • En el living u otro lugar adecuado: - Armar en la mesa el altar: mantel, cruz, cirio e idealmente una Biblia (se puede agregar una ima-gen de la Virgen y/o un florero con ramas verdes).- Conseguir un jarro con agua, una fuente para reci-bir el agua y una toalla. Ponerlos sobre una mesa o piso especialmente dispuesto para esto.

    • En el comedor:Arreglar la mesa sencilla pero muy linda, con una rica comida para la familia. Además, tener un pan que se pueda partir y compartir y, dentro de lo po-sible, una copa de vino. Poner estos últimos en la mesa como parte del arreglo. El pan pueden prepa-rarlo en familia si quieren (adjuntamos una receta de pan sin levadura).

    • Definir quiénes servirán la comida, quiénes levan-tarán la mesa y quiénes lavarán los platos. También elegir 3 lectores.

  • sugerencias para la preparación de la liturgia

    Esta Liturgia tiene dos partes: comienza con el lavatorio de pies y termina con una cena, siguiendo lo que vivió Jesús el día Jueves Santo.

    Ofrecemos dos modalidades de realizar el lavatorio de los pies. Elegir una de ellas antes de comenzar.

    Modalidad 1LAVATORIO DE PIES Como signo de amor y comunión fraterna.

    Modalidad 2LAVATORIO SIMBÓLICO Como signo de servicio en tiem-pos de cuarentena.

  • inicio de la liturgia

    Lector 1:En el nombre del Padre y del Hijo y de Espí-ritu Santo. Amén.

    Lector 2:La noche del Jueves Santo, antes de su pa-sión, Jesús se reunió con sus amigos. Les lavó los pies y los mandó a que hicieran lo mismo con los demás, para que fueran reconocidos por el gran amor que había entre ellos.

    Más tarde compartió una comida con ellos donde instauró la Eucaristía, convirtiendo el pan y el vino en su propio cuerpo y sangre, para permanecer junto a nosotros.

    Lector 3:Vivamos hoy, en este día de cuarentena, nues-tra fe unidos en familia. Si bien, no podemos ir a misa, podemos reunirnos como lo hacían las primeras comunidades cristianas en tor-no a la mesa, compartiendo lo que tenían.

    “Ámense los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34)

  • primera parte de la liturgia

    Lector 1: Escuchemos atentamente el Evangelio del lavatorio de pies, según san Juan (Jn 13, 1-15) (Si se puede, mejor leer directo desde la Biblia)

    “¿Señor, tú lavarme los pies a mí?” (Jn 13, 6)

    Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?» Jesús le res-pondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde.» Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo.» Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza.» Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.» Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos.»Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Com-prendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vo-sotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros.Palabra del Señor. // Gloria a ti, Señor Jesús.

  • modalidad 1: lavatorio de pies como signo de amor y comunión fraterna

    Lector 2:En la época de Jesús, se usaban san-dalias y las calles eran de tierra por lo que siempre sus pies estaban llenos de polvo y sucios. Por esto, en muchas casas, había un esclavo que lavaba los pies de los invitados.

    Humildemente y con un amor inmen-so, esa tarde Jesús, comenzó lavándo-le los pies a sus apóstoles.

    Después de lavarles los pies les dijo: “Os he dado ejemplo, para que también

    vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros.” (Jn 13, 15)

    Imitemos a Jesús lavándonos los pies unos a otros como signo de amor, co-munión fraterna y reconciliación.

    Lector 3:Lavarse los pies unos a otros es signo de amor, de servicio, de reconciliación. Hoy más que nunca, en estos tiempos de convivencia familiar intensa, Jesús nos invita a realizar este gesto de amor y fraternidad.

  • El papá y/o la mamá le lava los pies a la familia. Para esto, se pone de rodillas frente al otro, coloca la fuente grande bajo su pie descalzo y echa un poco de agua sobre éste. Luego lo seca con la toalla. Mientras hace esto, le puede decir por qué se lo ha lavado o, si prefiere, busca otro momento después a solas.

    Lector 1: (luego de que el papá o la mamá ter-mina de lavar los pies)

    Meditemos: ¿A quién o quiénes me invita hoy Jesús a lavarle los pies y por qué?

    Ahora, los que quieran pueden libre-mente lavar los pies a otros de la fa-milia. Mientras se da el espacio para que otros se laven los pies, se escucha esta canción* (Servidores sed) que nos relata el lavatorio de pies de Jesús a sus discípulos (letra de la canción).

    Aquí va una segunda canción también: (No me eligieron)

    Lector 1: (cuando terminen de lavar los pies) Terminemos rezando todos juntos como Jesús nos enseñó:

    Padre Nuestro...

    Continúa en la 2ª parte de la Liturgia

    modalidad 1: lavatorio de pies como signo de amor y comunión fraterna

    https://drive.google.com/file/d/13_mzxmO5mzeTeO1zuG8dYkxLYgfD0c5L/viewhttps://docs.google.com/document/d/1_0OedBv7BP9FDjEa8UZ5EMu17IQl_pJ2Hrw_A85HW8o/edithttps://drive.google.com/file/d/1i_Kswp5ExzfoX_-Qyh_b0m7ye7qBpgCB/view

  • modalidad 2: lavatorio simbólico como signo de servicio en tiempos de cuarentena

    En la época de Jesús, se usaban sandalias y las calles eran de tierra por lo que siempre sus pies estaban llenos de polvo y sucios. Por esto, en muchas casas, había un esclavo que lavaba los pies de los invitados.

    Humildemente y con un amor inmenso, esa tarde Jesús, comenzó lavándole los pies a sus apóstoles.

    Jesús, al lavarle los pies a los discípulos, nos muestra un acto de amor y humil-dad. Hoy queremos invitarlos a que pensemos en un servicio que cada uno pue-da ofrecer a su familia, especialmente en este tiempo de “quedarnos en casa”.

    Escuchemos atentamente esta canción* que nos relata el lavatorio de pies de Jesús a sus discípulos. (letra de la canción)

    Lector 3:(Al terminar el canto)

    Meditemos en silencio:¿En qué puedo servir a mi familia? ¿En qué puedo ayudar cada día?

    Luego de un par de minutos se com-parte la meditación. Antes de hablar, cada uno vierte un poco de agua en la fuente, como signo de lavarse los pies, de servir unos a otros. Se van pasando la fuente a medida que van hablando.

    Lector 1:(luego de que todos comparten) Los in-vito a que pongamos estas intenciones en las manos de Dios para que Él se encargue de darnos lo necesario para cumplirlas:

    Padre Nuestro...

    https://drive.google.com/file/d/13_mzxmO5mzeTeO1zuG8dYkxLYgfD0c5L/viewhttps://docs.google.com/document/d/1_0OedBv7BP9FDjEa8UZ5EMu17IQl_pJ2Hrw_A85HW8o/edit

  • segunda parte de la liturgia

    (Pasar al comedor y sentarse a la mesa)

    Lector 2:Bendigamos la mesa con esta lectura del Evangelio según san Mateo (Mt 26, 26-28).

    Lector 3:Gracias Señor, por esta comida que nos das, por tu amor y tu entrega. Bendice estos ali-mentos y esta mesa que nos congrega hoy. Bendice a nuestra familia. Amén.

    “Tomen, esto es mi cuerpo.” (Mt 26, 26b)

    Mientras comían, Jesús tomó en sus manos el pan, lo bendijo y, habiendo dado gra-cias a Dios, lo partió y se lo dió a sus discípulos diciendo: «Tomen y coman, esto es mi cuerpo». Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Beban de ella todos, porque esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados». Palabra del Señor. // Gloria a ti, Señor Jesús.

  • jueves santo

    Lector 1:Las primeras comunidades cristianas, «con un mismo espíritu, partían el pan en las ca-sas y tomaban el alimento con alegría y sen-cillez de corazón y celebraban la Eucaristía, alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todos» (cf. Hch 2, 42. 46-47).Hoy nosotros, al igual que ellos, estamos ce-lebrando la fiesta de la Última Cena del Se-ñor, aunque sin el cuerpo y sangre de Cristo, solo con pan y vino (repartir el pan).

    Lector 2:En toda comida hay algo de la Eucaristía porque lo que comemos son dones que Dios nos da. Mastiquemos muy despacio y cons-cientemente el pan… Percibiremos realmen-te su maravilloso sabor. En esa simpleza podemos intuir el amor de Dios, que da un nuevo sabor a nuestras vidas.Esto pasa con un pan común y corriente. Imagínense el sabor y la vida que nos da el pan eucarístico, el cuerpo y la sangre de Cristo en nuestras vidas.

    Comentemos: ¿Qué echo de menos de ir a misa ahora que no podemos?

    “Tomen, esto es mi cuerpo.” (Mt 26, 26b)

  • jueves santo

    Lector 3:Durante la comida, podemos elegir algunas preguntas y conversar en torno a ellas:

    ¿Qué me pasó cuando me lavaron los pies o lavé yo los pies de otro? o ¿Por qué elegí esa forma de servir a mi familia?

    ¿Por qué Jesús habrá elegido un pan para que se acuerden de Él y de su amor por no-sotros? ¿Qué habrá querido enseñarnos?

    ¿Qué me pasa al vivir este Jueves Santo con lo que está ocurriendo en el mundo, nuestro país, nuestra familia?

    ¿Qué hicieron Jesús y sus discípulos des-pués de la Última Cena? ¿Qué pasará maña-na? ¿Y el sábado? ¿Y el domingo?

    “Tomen, esto es mi cuerpo.” (Mt 26, 26b)

  • jueves santo

    Lector 1:Terminemos nuestra celebración encomen-dandonos a María, nuestra madre, para que nos enseñe y disponga a acompañar a su Hijo y descubrir su amor en esta Semana Santa.

    Dios te salve, María…

    Compartamos un abrazo de paz.

    Lector 2:Luego de haber celebrado la Pascua, Jesús le pidió a tres de sus apóstoles, los más cer-canos a Él, que lo acompañaran al Huerto de los Olivos. Hoy podemos velar con Jesús. Si deseas hacerlo, hay material disponible aquí.

    “Ámense los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 13, 34)

    http://www.manquehue.org/wp-content/uploads/2020/04/jueves_santo_oracion_huerto.pdf

  • 1/2 kilo de harina 1 vaso y medio de agua tibia2 cucharadas de aceite de oliva2 cucharaditas de sal

    En una fuente ponemos la harina y le damos forma de volcán.En el cráter echamos el agua tibia y 2 cucharadas de aceite.Amasamos durante unos 15 minutos, poniendo un poco de harina espolvoreada en la mesa.. Formamos una bola y dejamos reposar envuelto en con un paño durante al menos una hora.Precalentamos el horno a 220º.Después del reposo aplastamos la masa con un uslero formando el pan de medio centímetro de espesor aproximadamente (queda como un pan pita grande).Colocamos nuestro pan en la bandeja de horno espolvoreado con harina y lo pinta-mos con aceite de oliva.Cocemos durante 15 a 20 minutos.

    Ingredientes

    Preparación

    receta pan ácimo(sin levadura)

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