juan gracia colás (1891-1941)

175
Juan Gracia Colás (1891-1941) PRIMER CONSEJERO DE ASISTENCIA SOCIAL DEL GOBIERNO VASCO Jon Penche González ENPLEGU ETA GIZARTE POLITIKETAKO SAILA DEPARTAMENTO DE EMPLEO Y POLÍTICAS SOCIALES

Upload: others

Post on 25-Jul-2022

5 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Juan Gracia Colás (1891-1941)

Juan Gracia Colás (1891-1941)

PRIMER CONSEJERO DE ASISTENCIA SOCIAL DEL GOBIERNO VASCO

Jon Penche González

ENPLEGU ETA GIZARTEPOLITIKETAKO SAILA

DEPARTAMENTO DE EMPLEOY POLÍTICAS SOCIALES

Juan

Gra

cia C

olás

(189

1-19

41).

PRIM

ER C

ON

SEJE

RO

DE

ASIS

TEN

CIA

SOCI

AL D

EL G

OBI

ERN

O V

ASCO

Eusko Jaurlaritzaren Argitalpen Zerbitzu NagusiaServicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco

Page 2: Juan Gracia Colás (1891-1941)

Juan Gracia Colás (1891-1941)

Biografía del Primer Consejero de Asistencia Social del Gobierno Vasco

Jon Penche González

Vitoria-Gasteiz, 2016

Eusko Jaurlaritzaren Argitalpen Zerbitzu NagusiaServicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco

ENPLEGU ETA GIZARTEPOLITIKETAKO SAILA

DEPARTAMENTO DE EMPLEOY POLÍTICAS SOCIALES

Page 3: Juan Gracia Colás (1891-1941)

Edición:1ª, mayo 2016

Tirada: 110 ejemplares

© Administración de la Comunidad Autónoma del País Vasco. Departamento de Empleo y Políticas Sociales

Internet: www.euskadi.eus

Autor: Jon Penche González

Edita:Eusko Jaurlaritzaren Argitalpen Zerbitzu Nagusia Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco Donostia-San Sebastián, 1. 01010 Vitoria-Gasteiz

Diseño y maquetación:Dirección de Gabinete y Comunicación. Departamento de Empleo y Políticas Sociales

Impresión: Printhaus

D.L.: VI 41-2016

Un registro bibliográfico de esta obra puede consultarse en el catálogo de la red Bibliotekak del Gobierno Vasco: http://www.bibliotekak.euskadi.net/WebOpac

Page 4: Juan Gracia Colás (1891-1941)

LA VICTORIA CRECE DESPACIO 7

INTRODUCCIÓN 9

1. Círculo familiar 13

2. Ingreso en el PSOE 15

3. Aparición pública 21

4. Matrimonio, traslado a Portugalete y detención 27

5. Cambios en la Conjunción, Congreso Socialista y elecciones municipales 31

6. Concejal del Ayuntamiento de Bilbao 37

7. Final de la Restauración 43

8. Esperanto, Dictadura y República 47

9. Bienio progresista 53

10. Bienio negro, Frente Popular y sublevación nacional 59

11. Consejero de Asistencia Social del Gobierno Vasco 67

12. La gestión del Departamento de Asistencia Social en Euskadi 73

13. Las evacuaciones infantiles 83

14. De Bilbao a París 87

15. Delegado del Gobierno Vasco en París 93

16. Organización del Departamento de Asistencia Social en Francia 97

17. Establecimientos dependientes de Asistencia Social en Francia 103

18. El trabajo de Asistencia Social en Cataluña 107

19. La Asistencia Social sin medios 111

20. Gracia y su relación con el CCSE 121

21. Juan Gracia y la crisis del Gobierno Vasco 127

22. Con los alemanes en París 139

CONCLUSIONES 143

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 147

Archivo fotográfico 151

ÍNDICE

Page 5: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 6: Juan Gracia Colás (1891-1941)

7

LA VICTORIA CRECE DESPACIO

IDOIA MENDIA CUEVA Secretaria General del Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra (PSE-EE)

De todas partes llegan sobres de la nostalgia narrando cómo hay que empezar desde cero navegarporidiomasqueapenassonafluentes construirse algún sitio en cualquier sitio.

Mario Benedetti. Otra noción de patria.

Miles de vascos y vascas tuvieron que construir algún sitio en cualquier sitio. Lo hicieron en el mayor éxodo que hemos vivido. El de apresuradas huidas con apenas cuatro cosas que arras-trar encima. De ellos y ellas se encargó el primer Gobierno de Euskadi, el que nació con la vo-luntad política de “establecer y organizar definitivamente la paz” y de atender las “necesidades concretas y terminantes del pueblo vasco allí donde se encuentre”.

De esa tarea se encargó Juan Gracia, un “entero hombre” en palabras del lehendakari José An-tonio Aguirre, que fue quien le encomendó la misión. Un “entero hombre”, hijo de emigran-tes, nacido en la calle Hernani, dos años después, unos pasos más abajo de donde se fundara la primera agrupación socialista de Bilbao, esa red de redes surgida para atender a quienes lo necesitaban, para atender sus urgencias de supervivencia, para enseñar a leer y escribir a quie-nes no podían acceder a estudios, para asistir a quienes no podían acceder a un médico.

Lo que aprendió en esa escuela socialista, lo que peleó en su lucha sindical –afiliado desde los 12 años a la UGT, desde los 16, al PSOE–, lo que defendió como teniente de alcalde, lo trasladó al espacio común que esbozó ese primer Gobierno desde la mayor de las urgencias: que los vascos y vascas, estuvieran donde estuvieran, contaran con un techo bajo el que vivir y un alimento con el que subsistir. Y se coordinó con sus compañeros de Ejecutivo para que tampoco faltara una andereño donde hubiese niños, un médico donde hubiera enfermos.

Aquel trabajo conjunto ha sido reconocido históricamente como el más eficaz de cuantos de desempeñaron en los tiempos de guerra. En sólo tres meses desde su jura, Gracia consiguió levantar toda una red asistencial para atender a los primeros refugiados, a los cerca de 70.000 guipuzcoanos que buscaron en Bizkaia un remanso que poco les duró. Fue la primera parte de ese éxodo que en pocos meses se trasladó fuera de la tierra vasca, y allí fue Juan Gracia, a pre-pararles el nuevo espacio de espera hasta que la libertad y la democracia vencieran a la barbarie.

Esa victoria no llegó, y el consejero de Asistencia Social que tuvo que disponer todo para quienes huían del franquismo tuvo que volver a disponer todo para quienes debían protegerse del nazismo. Refugiados vascos sumados a refugiados franceses, vagando por tierras extrañas, donde el consejero dejó su salud hasta que le encontró la muerte.

Page 7: Juan Gracia Colás (1891-1941)

8

Gracia no pudo saber que aquel ingente esfuerzo en el que empeñó la vida no tendría el re-sultado esperado. Sí supo que la democracia había perdido la guerra, pero no que la esperanza puesta en que los huidos podrían regresar a una Euskadi libre, con el acompañamiento de los países democráticos, fue una esperanza que se difuminó en la oscuridad de una prolongada dictadura. El poso de frustración fue llevando a unos y otros a tomar distintas decisiones. Al-gunos erigieron sus nuevas vidas en donde les habían acogido. Otros se fueron aún más lejos. Y otros, unos antes y otros después, volvieron, porque la añoranza de aquellos que se habían quedado les pudo más que el miedo a la larga noche sin libertad. Esos se enfrentaron a lo que Benedetti definió como desexilio, ese extraño concepto que inventó el uruguayo para intentar explicar lo que tantos millones de seres humanos han experimentado y que gracias al cual han podido reconstruirse tantas sociedades.

Por eso, lo que ni Juan Gracia ni el resto de los miembros de aquel Gobierno pudieron saber es que, a pesar de aquel poso amargo de frustración de aquellos años, ganaron. Vencieron quienes pusieron la dignidad humana por encima de causas de partido. Vencieron quienes, como Gra-cia, permitieron que quienes huían tuvieran cobijo primero y capacidad de decisión después para elegir si regresaban. Triunfaron porque aquel Ejecutivo que se propuso en 1936 que “la victoria corone para siempre la lucha de los defensores de un régimen justo, de la democracia y de la libertad”, sentó las bases para que hoy, ochenta años después, otros estemos en la misma tarea de consolidar un proyecto común de justicia, democracia y libertad.

Esos son los valores que se recuperaron tras la muerte del dictador en un mismo espacio de concertación. En Euskadi de nuevo nacionalistas y no nacionalistas nos empeñamos en el 79 en la misma tarea común de levantar un país que asumiera esa batalla por la justicia y la igualdad. Así construimos lo que aquel primer Gobierno no pudo: una sanidad pública, una educación para todos, un techo bajo el que vivir, una red de dignidad para que a nadie le falte lo imprescindible en su día a día.

Desde el orgullo de haber sido consejera del Gobierno de Euskadi, me siento heredera de haber podido continuar la tarea que comenzó hace 80 años. Desde el orgullo de ser Secretaria General del PSE-EE, me siento heredera del trabajo de un entero hombre como Juan Gracia y siento la responsabilidad de culminar el gran trabajo socialista, el que otro gran y entero hombre como Ramón Rubial, apuntó: que todo aquel que vive en nuestro país, haya nacido o no en él, pueda sentirse protegido.

Hubo un día en el que por primera vez las diferentes formas de soñar Euskadi convergieron en un proyecto común para los vascos y las vascas. Quienes así lo decidieron, aunque no lo pudieran adivinar, vencieron.

Ah tierra lluvia pobremodesto pueblo torrencial

con tan buen aguacerola férrea dictadura

acabará oxidándose

y la victoria crecerá despaciocomo siempre han crecido las victorias.

Page 8: Juan Gracia Colás (1891-1941)

9

INTRODUCCIÓN

El objeto del presente trabajo es, por un lado, el estudio biográfico de la figura de Juan Gracia Colás, Consejero de Asistencia Social del primer Gobierno Vasco, y, por otro, el análisis de la gestión que el Departamento dirigido por este político socialista llevó a cabo entre el 7 de oc-tubre de 1936, fecha de la toma de posesión del ejecutivo liderado por el Lehendakari Aguirre, y el 1 de abril de 1941, fecha de su fallecimiento en el París ocupado por los nazis.

Al plantearnos este proyecto, nuestro objetivo era responder a varios interrogantes. El primero de ellos era conocer quién fue Juan Gracia Colás y qué importancia tenía su figura en el socia-lismo vasco como para que fuera nombrado Consejero del primer Gobierno Vasco. En segun-do lugar, queríamos conocer el alcance de su gestión al frente del Departamento de Asistencia Social tanto durante el período de la Guerra Civil en Euskadi como en el exilio en Francia.

Y es que a pesar de que desde la época de la transición de la dictadura a la democracia hasta la actualidad el conocimiento sobre las personalidades y la gestión llevada a cabo por el primer Gobierno Vasco han conocido un considerable avance, aún quedan personalidades y aspectos inéditos de aquel ejecutivo, como era el caso de Juan Gracia Colás.

En este sentido, si bien ya están estudiadas, aunque de forma desigual, las figuras del aquel Gobierno como la del propio Aguirre1 o los consejeros Leizaola2, Monzón3, de la Torre4, Az-

1 Son numerosas las obras que tratan de la figura del Lehendakari Aguirre, alguna de ellas publicada muy recientemente, destacando en este sentido Carmelo Garitaonaindia, José Antonio Aguirre, el primer Lehendakari, Bilbao, IVAP, 1990; Ai-tor Zuberogoitia, José Antonio Aguirre, Donostia, Elkar, 1997; Ludger Mees, Aguirre, el primer lehendakari (1939-1960), Irún, Alberdania, 2006; Ludger Mees (coord.), La política como pasión. El Lehendakari José Antonio Aguirre (1904-1960), Madrid, Tecnos, 2014.2 Carmelo Landa Montenegro, Jesús María Leizaola: vida, obra y acción política de un nacionalista vasco (1896-1937), Bilbao, Sabino Arana Fundazioa, 1995; Iñaki Anasagasti, Jesús María de Leizaola: primer consejero de justicia y cultura del Gobierno Vasco, Vitoria, Gobierno Vasco, 1986.3 Koldo Izagirre, Telesforo Monzón (1904-1981), Vitoria, Gobierno Vasco, 1999.4 Eliodoro de la Torre: primer consejero de Hacienda del Gobierno Vasco, Vitoria, Gobierno Vasco, 1984.

Page 9: Juan Gracia Colás (1891-1941)

10

nar5, de los Toyos6, Aldasoro7 o Espinosa8, aún quedan otras personalidades de aquel gobierno a las que no se ha prestado la debida atención, como el propio Juan Gracia, Gonzalo Nárdiz o Juan Astigarrabía. De hecho, el propio Gobierno Vasco, desde los años 80, fue publicando las biografías de algunos de los consejeros de aquel primer Gobierno, quedando pendiente la tarea de biografiar a esas otras personalidades cuya memoria y acción política aún no ha sido recuperadas de forma “oficial”.

Por otra parte, aunque ha habido estudios que recogen la labor en conjunto de aquel Gobierno, alguna de esas contribuciones realizadas recientemente9, no llegan a analizar en profundidad la figura del consejero Gracia y su importante tarea al frente del Departamento de Asistencia Social.

En el caso de Juan Gracia Colás, el hecho de que no se le prestase atención con anterioridad ha podido radicar en varios factores. En primer lugar por su propia trayectoria vital, ya que al ser una persona que murió tempranamente, sin descendencia, apenas rodeado de su mujer y algún amigo, y en una coyuntura muy complicada como era el París ocupado, provocó que nadie que reivindicara su figura.

En segundo término por el olvido en el que cayó su nombre incluso dentro de su propio par-tido, el PSOE. Así, si bien los otros dos consejeros socialistas, Santiago Aznar y Juan de los Toyos, son mucho más conocidos para el gran público no sólo por su papel como consejeros sino por su actividad política y sindical anterior y posterior a la Guerra Civil española –Toyos, incluso, ha puesto nombre a la fundación de UGT Euskadi– Gracia quedó en un plano muy apartado, ya fuera porque su actividad política anterior a la contienda fue mucho menos cono-cida o porque su temprana muerte le privó de desempeñar un papel más activo en el exilio. Se da el caso, además, de que en Bilbao, ciudad natal de Juan Gracia, no existe una calle dedicada a su nombre como ocurre con los otros miembros bilbaínos de aquel Gobierno como el propio Lehendakari Aguirre o con los consejeros Alfredo Espinosa y Santiago Aznar.

Por último, y en un plano puramente historiográfico, por la dificultad de reconstruir la tra-yectoria biográfica de Juan Gracia. La ausencia de documentación personal o de familiares directos que pudieran dar testimonio acerca de su actividad política o profesional han supuesto todos estos años una barrera infranqueable para los historiadores.

Toda investigación está condicionada por las fuentes existentes, su localización y acceso. Una cosa es plantear un proyecto, sus objetivos y sus hipótesis de trabajo, y otra cosa es encontrar las fuentes que nos permitan desarrollar todo lo que en un principio nos habíamos propues-

5 Koldo San Sebastián, El fuego de la utopía: biografía de Santiago Aznar Sarachaga, primer consejero de industria del Gobierno Vasco, Vitoria, Gobierno Vasco, 2001.6 Ángel Comonte Santamaría, Juan de los Toyos González: biografía de un pequeño gran hombre, Barakaldo, Juan de los Toyos Fundazioa, 2010.7 Fernando Martínez Rueda, “Ramón Aldasoro: biografía política de un republicano vasco”, Cuadernos Republicanos, 67 (2008), pp. 61-81.8 Lorenzo Sebastián García, “Alfredo Espinosa Orive (1903-1937): detención, procesamiento y ejecución de un consejero del Gobierno Vasco”, Sancho el Sabio, 28 (2008), pp. 213-246; Jon Penche, Alfredo Espinosa Orive (1903-1937). Un republica-no al servicio de Euskadi, Bilbao, Gobierno Vasco, 2012.9 Nos referimos a la exposición que comisarió el profesor José Luis de la Granja Sainz bajo el título El Lehendakari Aguirre y sus Gobiernos, en el año 2010, y que dio lugar a un libro homónimo. También hay que recordar las obras de Iñaki Garrido Yerobi y Aitziber Lekuona Iluldain, Las raíces del árbol del exilio. Las biografías de los consejeros del primer Gobierno de Euzkadi, Oñati, IVAP, 2006 e Iñaki Anasagasti (dir.), El Primer Gobierno Vasco, 3 vols., Bilbao, Gobierno Vasco, 1986,

Page 10: Juan Gracia Colás (1891-1941)

11

to. En este sentido, y tal y como comentábamos antes, esta investigación corría el peligro de quedar incompleta en algunos aspectos debido a que apenas había referencias sobre la activi-dad de Juan Gracia antes de su toma de posesión como Consejero. Los breves acercamientos biográficos existentes, cuyo contenido se había ido repitiendo en diversos trabajos, nos habla-ban de una persona autodidacta que nunca había ocupado puestos de responsabilidad en el PSOE y la UGT, dejándonos únicamente como hechos probados su paso como concejal por el Ayuntamiento de Bilbao. Al margen de esos datos, todas esas notas biográficas se centraban en su papel como Consejero de Asistencia Social, asegurando que su gestión había sido eficaz y que había actuado con total honradez y entrega. Así pues, la pregunta fundamental que debía responder el presente trabajo era ¿quién fue Juan Gracia Colás y qué meritos tenía acumulados como para que en octubre de 1936 fuera nombrado Consejero del primer Gobierno Vasco junto a personajes tan conocidos de la vida política vasca?.

Nuestros pasos se encaminaron, en primer lugar, a la consulta de fuentes archivísticas. Así, comenzamos por los archivos públicos más cercanos, como fueron el Archivo Municipal de Bilbao, el Archivo Foral de Bizkaia, el Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia, el Archivo Histórico Diocesano de San Sebastián y el Archivo General de la Administración Pública de la Comunidad Autónoma de Euskadi con el fin de recabar datos personales y profesionales acerca de nuestro personaje y de su círculo familiar. En el Archivo Histórico de Euskadi, por su parte, encontramos toda la documentación referente a su gestión al frente del Departamento de Asistencia Social. Seguidamente, para completar su perfil político y sindical, nos dirigimos a los archivos de los partidos políticos, como fueron la Fundación Pablo Iglesias, la Fundación Francisco Largo Caballero y la Fundación Indalecio Prieto, todos ellos en Madrid, y la Funda-ción Ramón Rubial, la Fundación Juan de los Toyos y la Fundación Sabino Arana, en Bilbao. Por último, para conocer su actividad durante la Guerra Civil española acudimos al Centro de Documentación de la Memoria Histórica de Salamanca. Las limitaciones de los archivos institucionales pudieron ser suplidas en algún punto por la documentación privada, por lo que acudimos al Archivo de la Familia de Santiago Aznar.

Teniendo en cuenta que los archivos no nos ofrecieron la información necesaria para recons-truir la biografía de Juan Gracia, tuvimos que recurrir a la prensa como principal fuente de información para la consecución del trabajo. Para ello vaciamos el diario bilbaíno El Liberal, principal órgano republicano-socialista de la capital vizcaína, y realizamos consultas puntuales en otros periódicos y revistas como El Socialista, Renovación, El Noticiero Bilbaíno, el Euzkadi, La Vanguardia, el ABC, la revista la Suno Hispana o la OficinadePrensadeEuzkadi.

El relato biográfico, claro está, se presenta en orden cronológico, pero dividido en varios capí-tulos de breve extensión que abarcan distintas fases de la trayectoria vital de nuestro personaje o diferentes aspectos de su gestión, todo ello con la finalidad de buscar una mejor compren-sión para el lector. De todas formas, hay una línea que separa en dos partes el contenido del li-bro, que es su nombramiento como consejero de Asistencia Social del Gobierno Vasco el 7 de octubre de 1936. Antes de esa fecha encontramos al Juan Gracia socialista, al propagandista, al político y sindicalista, en definitiva; tras esa fecha, el lector se tropieza con el excelente gestor, con el patriota, con una persona con un alto sentido de la responsabilidad y de una gran talla como político y como ser humano.

En el capítulo de agradecimientos no podemos olvidarnos de las personas que nos animaron y ayudaron a que la realización este proyecto fuera posible. De un lado, al Departamento de Empleo y Políticas Sociales por su respaldo económico e institucional, a Juan María Aburto y

Page 11: Juan Gracia Colás (1891-1941)

12

a Xabier Aierdi en concreto. De otro, al Partido Socialista de Euskadi, en particular a Txema Oleaga, Rodolfo Ares y Ekain Rico, por su apoyo, ayuda y mediación.

Por otra parte, sin la impecable atención y colaboración del personal de los distintos archivos en los que hemos encontrado abundante material, nuestro trabajo habría sido mucho más costoso. A Lourdes Ortega, del Bilboko Udal Artxiboa–Archivo Municipal de Bilbao; a Julen Erostegi, del Bizkaiko Foru Agiritegia–Archivo Foral de Bizkaia; a Cristina Castillo, del Bizkai-ko Elizaren Histori Artxiboa–Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia; a Roberto Kerexeta y Faustino Ruiz, del Euskadiko Artxibo Historikoa–Archivo Histórico de Euskadi; a Eduardo Jauregi, de la Sabino Arana Fundazioa; y a Ana Teresa Núñez, del Centro de Documentación sobre el Bombardeo de Gernika.

En último lugar, debo dar las gracias a colegas de profesión que me han ofrecido siempre con-sejos y ayuda: José Luis de la Granja, Iñaki Anasagasti, Luis María Sala, Pedro Barruso y José Antonio Pérez. Y cómo no, a mi familia.

Page 12: Juan Gracia Colás (1891-1941)

13

1. CÍRCULO FAMILIAR

Juan Gracia Colás nació a las siete de la mañana del día 30 de marzo de 1891 en Bilbao, con-cretamente en el piso bajo del número 26 de la calle Hernani, lugar en el que residían sus tíos. Su bautismo se produjo pocos días después, el 5 de abril, en la parroquia de San Vicente Mártir de Abando, donde recibió el cristiano sacramento bajo el nombre de Juan Víctor, siendo sus padrinos Pedro Medrano y Juana Echevarria, naturales de Lardero (La Rioja) y Bilbao respec-tivamente, que eran vecinos de sus progenitores10.

Sus padres eran Cirilo Gracia Lores y Romualda Colás Domínguez, naturales ambos del pue-blo zaragozano de Alberite de San Juan, en las cercanías de Borja. Llegaron a Bilbao juntos en el año 1882, al poco tiempo de casarse suponemos, cuando contaban con 28 y 21 años res-pectivamente11. Cirilo y Romualda iniciaron así una nueva vida en la capital vizcaína, alejados de sus raíces y de la vida en el campo aragonés, formando rápidamente una familia. Al poco tiempo de asentarse en Bilbao, en 1883, nació su primer hijo, Simón, al que le siguieron Bárba-ra en 1887, el ya expresado Juan en 1891 y Dolores en 1893, además de otra hija, Carmen, que falleció en 1895 a los 10 días de su nacimiento12.

Las familias Gracia y Colás tenían sus raíces en Alberite de San Juan, pues tanto sus abuelos pa-ternos, Manuel Gracia y Baltasara Lores, como los maternos, Vicente Colás y Manuela Domín-guez, eran oriundos de la citada localidad zaragozana. Pero los vínculos entre ambas familias no se detenían en su lugar de procedencia ni en el enlace matrimonial entre Cirilo y Romualda, puesto que el hermano mayor de aquel, Celestino, estaba casado con la hermana mayor de ésta, Martina. Ambos dos se trasladaron a Bilbao desde Alberite de San Juan hacia 1886 con su hija Manuela, atraídos a buen seguro por las buenas noticias, en sentido laboral, que sus hermanos les trasladarían y con la confianza de tener en la capital vizcaína a unos parientes tan próximos en los que apoyarse a su llegada. Sería en la casa de sus tíos, en la calle Hernani, en la que Juan Gracia vendría al mundo.

Cirilo Gracia y Romualda Colás se instalaron a su llegada a Bilbao en los denominados “Ba-rrios Altos” de la Villa. En esa zona, compuesta por los barrios de Bilbao La Vieja, Cortes y

10 AHEB/BEHA, 1142/001-00, pp. 23-24.11 Cirilo Gracia Lores había nacido el 7 de julio de 1854, mientras que Romualda Colás Domínguez lo había hecho el 7 de febrero de 1861. Fuente: BFA/AFB, Padrón de 1895. Entre 1880 y 1890, la provincia de Zaragoza apenas supuso el 1% de la inmigración a la zona de la Ría de Bilbao. Rocío García Abad, Historias de emigración. Factores de expulsión y selección de capital humano en la emigración a la Ría de Bilbao (1877-1935), Bilbao, UPV/EHU, 2004, pp. 155 y ss.12 Simón nació el 1 de julio de 1883, Bárbara el 4 de diciembre de 1887, Dolores el 24 de marzo de 1893 y Carmen el 15 de septiembre de 1895. Fuente: BFA/AFB, Padrón de 1895 y AHEB/BEHA, 1137/001-00, p. 123; 1143/002-00, pp. 309-310; 1146/002-00, p. 24.

Page 13: Juan Gracia Colás (1891-1941)

14

San Francisco pasó Juan Gracia sus años de infancia y juventud, lo cual le marcaría de una for-ma definitiva. Estos barrios se habían convertido en auténticos suburbios urbanos a partir de 1875, coincidiendo con el despegue económico de Bilbao, adquiriendo un aspecto degradado por el progresivo envejecimiento de los edificios y el hacinamiento que en ellos se producía. La zona de San Francisco, que incluía la calle del mismo nombre y las que de ella bajaban hacia la Ría, tenía un mejor aspecto que los otros dos barrios, puesto que estaba más integrado en Bilbao y sus edificios eran más regulares tenían cierta apariencia externa. En él, además de ha-bitar una masa poblacional claramente de extracción proletaria, convivían algunos elementos modestos de la clase media, lo que le confería una mayor “dignidad”. El barrio de Las Cortes, situado entre San Francisco y el monte Miravilla, donde se situaban muchas explotaciones mineras, era el barrio de los obreros que se empleaban en las minas; de aspecto más degradado que San Francisco, a lo que se sumaba la presencia de la prostitución organizada y reglamen-tada. Bilbao la Vieja, por su parte, era el barrio más desorganizado de todos desde el punto de vista urbanístico y el de peor aspecto externo. Sus edificios albergaban un extremo haci-namiento de personas que superaban todos los límites imaginables; incluso uno de ellos era denominado “la casa de goma” por la cantidad de gente que lo ocupaba. Su contenido social, ya de por sí degradado desde épocas anteriores, era muy marginal, habitando en él la gente más pobre y marginada de toda la Villa13.

Era muy habitual, dado que los alquileres eran caros, que en cada habitación de un mismo inmueble viviese una familia, lo que provocaba el ya comentado hacinamiento. Para aprove-char más el espacio cada habitación se dividía interiormente con la construcción de alcobas interiores. La situación era todavía peor en las buhardillas o los sótanos, habilitados también como viviendas, donde al hacinamiento se sumaba la falta de espacio y luz, creando un espacio totalmente insalubre.

El domicilio familiar de los Gracia Colás se situó en la calle Cortes nº 36, según consta en el padrón municipal de 1895. Cirilo Gracia, según los datos que se desprenden de las partidas bautismales de sus hijos, tras llegar a Bilbao se empleó como comerciante para poco después figurar como “jornalero”, al igual que su hermano Celestino, que como hemos dicho ante-riormente vivía en la calle Hernani. Teniendo en cuenta su lugar de residencia en la Villa, lo más probable es que los hermanos Gracia Lores estuvieran empleados en alguna de las ex-tracciones mineras que se situaban alrededor de los Barrios Altos o en algún pequeño taller o fundición de dicha zona.

Cirilo, el padre de Juan Gracia, falleció de forma inesperada, sin otorgar testamento, el 3 de agosto de 1900, a la temprana edad de 45 años, debido a las complicaciones derivadas por una pulmonía. Sus restos mortales fueron enterrados en el cementerio de Mallona. Sin duda, deja-ba a su viuda y a sus cuatro hijos, aún menores de edad, en una delicada situación personal y económica, lo que marcaría la infancia de nuestro personaje en buena manera.

13 Luis Vicente García Merino, La formación de una ciudad industrial. El despegue urbano de Bilbao, Oñate, IVAP, 1987, pp. 703 y ss.

Page 14: Juan Gracia Colás (1891-1941)

15

2. INGRESO EN EL PSOE

De la infancia de Juan Gracia no poseemos datos. Es probable que recibiera su primera forma-ción académica en las escuelas municipales de la Villa, dada su condición de vecino14, aunque tras la muerte de su padre también es posible que tuviera que abandonar los estudios para con-tribuir a la economía familiar, como le ocurrió a su correligionario Paulino Gómez Beltrán15. Esta es la hipótesis más plausible, ya que en una entrevista realizada en 1937 se apunta que abandonó la escuela para ayudar a su familia16.

Por otra parte, en el padrón de habitantes de 1910, realizado cuando Gracia contaba con 19 años, aparece inscrito como pintor, lo que podría interpretarse en el sentido de la hipótesis interpretada antes, que había abandonado los estudios para ayudar a la economía familiar. Este hecho reforzaría la visión que se ofrece en algunos acercamientos biográficos en relación a que fue un autodidacta. En aquel momento, año 1910, Juan habitaba en la calle Hernani nº 26 1º izquierda junto con su madre, Romualda Colás, y su hermana menor Dolores, quien con sus 17 años ejercía de aprendiz de costura.

Otro de los hechos que marcarían los primeros años de juventud de Juan Gracia sería su re-lación con el Partido Socialista Obrero Español, al que se afilió, según parece, con tan sólo 16 años17, la edad reglamentaria mínima legal para ingresar al partido18. Hay que recordar la estrecha relación del PSOE con los “barrios altos” de Bilbao, pues fue en ellos donde dio sus primeros pasos el socialismo en el País Vasco, por lo que Gracia pudo beber desde bien tem-prano de las fuentes socialistas.

Por tanto, para el año 1907 tenemos a Gracia ya en el PSOE. Conviene, por tanto examinar el contexto en el que nuestro protagonista ingresa en el socialismo, en una época de cambios dentro de la coyuntura política vizcaína y con la colaboración entre republicanos y socialistas en ciernes.

En 1885, recordemos, había llegado Facundo Perezagua a la capital vizcaína que, junto con otros obreros locales como los hermanos Carretero, comenzaron a celebrar las primeras re-

14 No le ocurrió lo mismo a Indalecio Prieto, que dado que no tenía la condición de vecino recibió clases en la Escuela Evan-gélica del barrio de San Francisco. Octavio Cabezas, Indalecio Prieto. Socialista y español, Madrid, Algaba, 2005, p. 36.15 Como señala Fermí Rubiralta, Paulino Gómez Beltrán tuvo que abandonar pronto la escuela y verse obligado a trabajar desde edad temprana debido a la muerte de su padre. Fermí Rubiralta i Casas, Un panadero socialista en Gobierno Vasco. Biografía política de Paulino Gómez Beltrán (1892-1963), San Sebastián, Hiria, 2014, p. 30.16 El Liberal, 31-03-1937.17 Iñaki Anasagasti (dir.), El Primer Gobierno Vasco. La Gestión Civil del Primer Gobierno Vasco 1936-1937, Bilbao, Go-bierno Vasco, 1986, pp. 239-241.18 Así como Gracia, otros dirigentes socialistas como Indalecio Prieto o Paulino Gómez Beltrán también se adhirieron al PSOE nada más cumplir los 16 años.

Page 15: Juan Gracia Colás (1891-1941)

16

uniones de carácter político en el domicilio del propio líder socialista toledano, en la calle Marzana. El 11 de julio de 1886 se constituyó la Agrupación Socialista de Bilbao19, la primera de todo el País Vasco; poco después, sus integrantes alquilaron una pequeña lonja en la calle Laguna que funcionaría como centro de reunión y conferencias, intentando inmediatamente extender sus ideas hacia la zona fabril y minera de Bizkaia.

Entre 1886 y 1907 la táctica política socialista pasó por el aislamiento frente a otras fuerzas po-líticas. La idea fuerza que dividía a la política vizcaína en aquellos tiempos era la animadversión entre liberales y carlistas, con el recuerdo reciente del cerco de Bilbao de 1874, la constitución de la sociedad “El Sitio” y la fiesta del 2 de mayo de fondo. Los socialistas, tras la constitución de su primer comité, aparecieron en el panorama político bilbaíno en 1891 con la consecución de su primer acta concejil, al que le siguió un crecimiento progresivo en votos y concejalías hasta comienzos del siglo XX. Sin embargo, los socialistas se mantuvieron al margen de esta disyuntiva entre liberales y carlistas, puesto que la línea política del socialismo vasco, y español, en aquel período estaba marcada por un acentuado obrerismo y el aislacionismo con respecto al resto de fuerzas políticas20.

Facundo Perezagua21, el líder del socialismo vizcaíno, dio prioridad a la acción sindical frente a la lucha política y electoral; una actividad sindical caracterizada por el recurso constante a la fuerza y a la violencia como armas negociadoras, abstrayéndose de cualquier otro problema que no fuera el de la contradicción capital-trabajo22.

Este radicalismo sindical llevaba implícita una confrontación con el resto de fuerzas políticas, singularmente con los republicanos por el carácter burgués de sus líderes, la familia Echeva-rrieta en concreto, y porque ambos partidos competían por el mismo electorado, los obreros que vivían en los barrios de San Francisco, Cortes y Bilbao La Vieja de la capital vizcaína. Un hipotético acercamiento entre socialistas y republicanos estaba descartado por la intransigencia de Perezagua con respecto a éstos últimos.

El líder obrero, sin embargo, no hacía nada más que seguir a pies juntillas, con singular vehe-mencia eso sí, la política que había adoptado el PSOE desde el mismo momento de su funda-ción rechazando cualquier entendimiento con los partidos burgueses cualquiera que fuera su nombre23.

A pesar de la posición del líder obrero, la postura del PSOE vasco en cuanto a este tema no era monolítica, puesto que Felipe Carretero encabezaba un grupo que proponía una moderación

19 En aquella reunión, a la que asistieron una veintena de individuos, se aprobó el reglamento de la Agrupación y se nombró su primer comité, que quedó constituido por José Solano, Miguel Lapresa, Federico Ferreirós, Leodegario Herboso y Facun-do Perezagua, que era quien lo presidía. Norberto Ibáñez y José Antonio Pérez, “Orígenes y desarrollo del socialismo en el País Vasco (1890-1936)”, Bilduma, 19 (2005), p. 30. Juan Pablo Fusi, Política obrera en el País Vasco (1880-1923), Madrid, Turner, 1975, pp. 69-70.20 Jesús Eguiguren, El PSOE en el País Vasco (1886-1936), San Sebastián, Haranburu, 1984, págs. 83-84.21 Sobre Facundo Perezagua consultar Norberto Ibáñez y José Antonio Pérez, Facundo Perezagua. El primer líder obrero de Bizkaia (1860-1935), Bilbao, BBK, 2003.22 Jesús Eguiguren, Historia del socialismo vasco (1886-2009), San Sebastián, Hiria, 2009, pp. 126-127.23 Ya en el primer congreso del PSOE de 1888 se adoptó el acuerdo de declarar la guerra a los partidos burgueses desde el más retrógrado hasta el más avanzado. En el congreso de 1899, sin embargo, se abrió la posibilidad de un acuerdo con los republicanos cuando a la resolución de 1888 se le añadió que el partido cooperaría con otros partidos avanzados cuando los principios democráticos corrieran el peligro de desaparecer, aunque el comité nacional del partido se reservaba la última palabra. A pesar de ello, los dirigentes socialistas no creyeron que se iban a dar las condiciones necesarias para la unión de fuerzas con el republicanismo y se dedicaron a prevenir a los obreros sobre los engaños de los republicanos para atraérselos

Page 16: Juan Gracia Colás (1891-1941)

17

en la política obrera y una aproximación a los partidos republicanos; sin embargo, se trataba de una línea realmente minoritaria24.

A partir de 1903, sin embargo, se produjeron cambios en el panorama político vizcaíno. A par-tir de ese año la idea fuerza que dividió la política bilbaína ya no iba a ser el binomio liberales/carlistas, sino que se abrió una nueva dinámica protagonizada por la rivalidad entre la izquierda laica y la derecha católica. Ello se produjo, de un lado, por la aparición del Partido Nacionalista Vasco y su colaboración con elementos católicos y carlistas, y por otro, por la pérdida de peso político del liberalismo monárquico, que dejó a republicanos y socialistas como adalides de la izquierda en Bizkaia, siendo inevitable que a corto o medio plazo comenzaran a colaborar políticamente.

Los dirigentes socialistas, por su parte, no variaron su táctica aislacionista con respecto a los partidos burgueses a pesar de la creación de la Unión Republicana, continuando con su visión maniquea de la realidad y calificando a los republicanos como los peores enemigos de la clase obrera, actitud que Facundo Perezagua seguía a pies juntillas en Bizkaia25.

Sin embargo, empezaron a alzarse voces dentro del socialismo que pedían un cambio en la línea política del partido. La Federación Socialista Madrileña encabezada por Antonio García Quejido, influida por los pactos habidos en Francia, Alemania y Gran Bretaña entre liberales y socialistas, planteó a la dirección socialista cuatro meses antes de las elecciones municipales de 1903, una moción en la que proponía una alianza con los republicanos para acudir juntos a la inmediata convocatoria electoral y colaborar políticamente para la instauración de un régimen republicano en España. García Quejido consideraba que España vivía una situación excep-cional de falta de libertades y apelaba al artículo 21 del reglamento del partido para plantear la convergencia con los republicanos26. La moción fue rechazada por el Comité Nacional del PSOE, votando a favor de la misma 26 agrupaciones locales y en contra 50; las agrupaciones vascas votaron mayoritariamente en contra, pues de las 14 existentes sólo votaron a favor las de Ortuella, San Sebastián y Erandio. En el seno de la Agrupación de Bilbao, por su parte, la moción García Quejido fue rechazada por 166 votos contra 73. Perezagua, con su habitual in-transigencia, afirmó que los republicanos se encontraban en frente de los obreros tanto como los monárquicos, mientras que Carretero opinaba que no aliarse con los republicanos podía significar la marginación política socialista27.

Otro factor que contribuyó al cuestionamiento de la línea política del PSOE fue la fundación, ese mismo año 1903, de la Juventud Socialista de Bilbao, embrión de las Juventudes Socialistas de España. Las Juventudes Socialistas contribuyeron a introducir en la lucha política socialista nuevos valores como el anticlericalismo, el antimilitarismo y el conjuncionismo, que fueron

a su campo. Antonio Robles Egea, “La Conjunción Republicano-Socialista”, en Santos Juliá, El socialismo en España: desde la fundación del PSOE hasta 1975, Madrid, Fundación Pablo Iglesias, 1986, pp. 109-110.24 Jesús Eguiguren, El socialismo y la izquierda vasca 1886-1994, Madrid, Editorial Pablo Iglesias, 1994, p. 9.25 Así calificó a los republicanos durante un mitin anticlerical conjunto en octubre de 1903 celebrado con motivo de la pro-clamación de la Virgen de Begoña como patrona de Vizcaya. El Liberal, 5-10-1903 y 12-10-1903, y Juan Pablo Fusi, Política obrera en el País Vasco…, op. cit., pp. 227-230.26 Antonio Robles Egea, “La Conjunción Republicano-Socialista: una síntesis de liberalismo y socialismo”, Ayer, 2004, nº 54, pp. 104-106.27 Juan Pablo Fusi, Política obrera en el País Vasco…, op. cit., p. 231. La antigua moción de García Quejido se repitió en los Congresos del PSOE de 1905, sumándose más agrupaciones al sector favorable a la Conjunción, y de 1907, planteada por Vicente Barrio, un hombre de confianza de García Quejido. Antonio Robles Egea, “La Conjunción Republicano-Socialista”, op. cit., p. 113.

Page 17: Juan Gracia Colás (1891-1941)

18

vistos con recelo por el Comité Nacional28. La creación de la Juventud Socialista de Bilbao, que se materializó legalmente el 7 de enero de 1904, contó entre sus impulsores con Tomás Meabe, José Madinabeitia y los hermanos Prieto, Indalecio y Luis. Tomás Meabe fue nombrado presi-dente de la agrupación, mientras que Indalecio Prieto formó parte de la Mesa de discusión29. Desde un primer momento, la Juventud Socialista se separó de la directriz de la dirección del partido que rechazaba la colaboración con los partidos republicanos, manteniendo una actitud prorrepublicana.

Teniendo en cuenta estas premisas la coalición entre republicanos y socialistas en la provincia se hacía necesaria. La modificación de la dinámica política vasca hacia el antagonismo entre izquierda laica y derecha católica requería la unión entre las fuerzas de izquierda. Y la razón no era simplemente porque lo argumentaran destacados miembros de ambos partidos, sino que era para combatir a la derecha clerical, encarnada, además de por el elemento carlista, por el emergente nacionalismo vasco. Además, había razones de táctica electoral para ello, puesto que hay que recordar que ambos partidos se disputaban en Bilbao el mismo electorado, el de los barrios obreros de la villa, y que separados estaban dividiendo fuerzas y facilitaban el triunfo de los candidatos no izquierdistas.

Por otro lado, la recomposición del republicanismo local desde 1903 y su consiguiente éxito electoral obligaban al socialismo a establecer alianzas para no quedarse marginado de la vida política, ya que el crecimiento electoral socialista se vio estancado a la altura de 190530.

Los primeros signos de colaboración entre ambas fuerzas políticas aparecieron en 1903. Desde la formación de la Unión Republicana, los líderes de la misma excitaron a los socialistas a unir-se a ellos en diferentes mítines, campaña que apoyó el diario El Liberal desde sus páginas con la excusa de la moción de García Quejido en Madrid. La movilización clerical de ese mismo año como consecuencia de la proclamación de la Virgen de Begoña como patrona de Vizcaya, propició la celebración de mítines conjuntos de tinte anticlerical entre republicanos y socialis-tas con el apoyo de grupos ácratas y librepensadores. Cabe destacar sendos actos celebrados en Bilbao el 4 y el 11 de octubre de 1903, que acabaron con graves disturbios y enfrentamientos protagonizados tanto por peregrinos católicos como por radicales republicano-socialistas31. A pesar de este principio de colaboración, el líder obrero Facundo Perezagua frustró las expec-tativas de una conjunción a corto plazo al criticar por una parte a sus compañeros socialistas Carretero y Meabe, proclives al entendimiento, y por otra a los republicanos, de quienes dijo en el mitin del día 11 que eran tan enemigos de los obreros como los neos, lo que provocó una violenta reacción de los asistentes republicanos al mismo y la finalización del mitin de forma desordenada32.

A pesar de que se frustró este primer entendimiento por parte de Perezagua, las juventudes de ambos partidos iniciaron una estrecha colaboración entre 1903 y 1904. Ambas formaciones ju-veniles trabajaron codo a codo en las elecciones municipales de 1903 para garantizar la pureza

28 Antonio Robles Egea, “La Conjunción Republicano-Socialista: una síntesis…”, op. cit., p. 106-107.29 Javier González de Durana, Tomás Meabe. Una puñalada luminosa en la sombra, Bilbao, Muelle de Uribitarte, 2011, pág. 105.30 Juan Pablo Fusi, El País Vasco. Pluralismo y nacionalidad, Madrid, Alianza, 1984, p. 71.31 Este enfrentamiento ha sido recientemente estudiado por Joseba Louzao, Soldados de la fe o amantes del progreso. Cato-licismo y modernidad en Vizcaya (1890-1923), Logroño, Genueve ediciones, 2012, pp. 217-226.32 El desarrollo de ambos mítines en El Liberal, 5-10-1903 y 12-10-1903; también en Juan Pablo Fusi, Política obrera en el País Vasco…, op. cit., pp. 227-230.

Page 18: Juan Gracia Colás (1891-1941)

19

del sufragio, dándose muestras de fraternal cariño y desarrollando manifestaciones espontá-neas y celebrando actos conjuntos tanto en el Casino Republicano como en el Centro Obrero para festejar el triunfo en las elecciones de las candidaturas izquierdistas. La colaboración entre ambas formaciones siguió durante el año 1904, en el que la Juventud Republicana asistió a la celebración del 1º de mayo, haciendo lo propio la socialista en la manifestación anual del 2 de mayo, y celebrando actos conjuntos a favor de las escuelas laicas, el fin de las persecuciones políticas o en contra de las corridas de toros.

Tras una etapa de desencuentro entre las formaciones, que incluso llegó a afectar a la cordial relación que tenían las Juventudes de ambos partidos33, en junio de 1906 comenzaron de nuevo los acercamientos. Los líderes republicanos nacionales Rodrigo Soriano y Nicolás Salmerón hijo, en sendos mítines celebrados en Durango y Bilbao, hablaron de la necesidad de la unión con los socialistas para hacer la guerra al sistema y llegar a la revolución34. A finales de año, am-bos partidos participaron conjuntamente en dos mítines anticlericales en Eibar y Bilbao, en los que los republicanos propusieron a los socialistas la formación de un bloque liberal, propuesta que los representantes socialistas aceptaron, rompiendo así la disciplina del partido35.

Estos acercamientos culminaron con la formación del Bloque Democrático a comienzos de 1907, en lo que se constituyó como la primera coalición republicano-socialista de la Historia de España. La asamblea de la Agrupación Socialista de Bilbao acordó, con sólo 30 votos en contra, aceptar la coalición con los republicanos desoyendo incluso una resolución del Comité Nacional del PSOE en la que mostraba su disconformidad con tal coalición36. El bloque se presentó a las elecciones provinciales celebradas a comienzos del mes de marzo de ese mismo año 190737, en las que, si bien la victoria en el cómputo del distrito correspondió al bando cató-lico, el bloque arrasó en Bilbao, donde superó a sus contrincantes en alrededor de 2.200 votos.

A pesar de esta buena experiencia, la coalición entre republicanos y socialistas bilbaínos no tuvo continuidad en las elecciones a Cortes por la dificultad en el consenso de candidaturas, que incluía cambios en la configuración de las listas electorales a nivel nacional38. A pesar de ello, el ambiente proclive a la conjunción entre ambos partidos fue constante en 1908 y 1909, con continuas llamadas a la unión. De hecho, en 1908 ambos partidos acordaron coaligarse de cara a las elecciones municipales de ese año, que finalmente no se celebraron porque todavía estaba sometiéndose a trámite la ley de administración local.

Fue, pues, en este contexto de comienzo de colaboración entre republicanos y socialistas cuan-do Juan Gracia ingresó en las filas del PSOE. Si bien no podía ingresar en el partido hasta los

33 Hubo enfrentamientos entre miembros de ambos partidos con resultado de muerte en alguno de los casos. El más grave de ellos sucedió en julio de 1905 cuando varios socialistas asaltaron la taberna del concejal republicano Julián Vega Heredia. Al día siguiente, los republicanos hicieron lo propio con la del concejal socialista Felipe Carretero, con el resultado de un muerto perteneciente a la Juventud Republicana.34 El Liberal, 18-6-1906 y 20-6-1906.35 El Liberal, 26-11-1906 y 24-12-1906.36 Juan Pablo Fusi, Política obrera en el País Vasco…, op. cit., pp. 276-279.37 La candidatura estuvo formada por Rafael Alonso Fuldain y Pedro Bengoa Elejalde por los republicanos, y Facundo Pe-rezagua por los socialistas.38 Los republicanos condicionaron su apoyo a Iglesias en Bilbao a que en Madrid los socialistas retirasen las candidaturas del propio Iglesias y de García Quejido. Los socialistas bilbaínos manifestaron la imposibilidad del acuerdo porque se trataba de una decisión que correspondía al comité central socialista. Finalmente, los republicanos no presentaron candidato ni apoyaron oficialmente la candidatura de Iglesias, dejando a sus afiliados libertad de voto. Juan Pablo Fusi, Política obrera en el País Vasco…, op. cit., pp. 283-284, y El Liberal, 8-4-1907 y 10-4-1907.

Page 19: Juan Gracia Colás (1891-1941)

20

16 años, parece que Juan se adscribió a la Juventud Socialista en 1904, con tan sólo 12 años39. Ya hemos comentado más arriba el hecho de la fundación de este grupo en 1903 por parte de Tomás Meabe y otros jóvenes socialistas. El 12 de septiembre de ese año el propio Meabe, director del periódico La Lucha de Clases, publicó un editorial bajo el título de “Derroteros”, considerado como el manifiesto fundacional de las Juventudes Socialistas de España en el que exhorta a crear una organización juvenil socialista siguiendo el modelo de la Federación de Jóvenes Guardias Socialistas de Bélgica:

Fijáos en la vida de nuestra juventud y al punto exclamaréis: ¡Hermoso caudal de energía que se pierde!

Pues bien, evitemos esto. Separemos a los jóvenes de las plazas de toros, de los templos, de las juergas, de los abusos alcohólicos (…)

Debemos, pues, pensar en crear una organización de jóvenes a semejanza de las que inte-gran La Federación de Jóvenes Guardias Socialistas de Bélgica (…)

Es importantísimo que los hijos de los trabajadores, cuando van al servicio, sepan lo que hacer, lleven consigo el gérmen socialista, y adopten luego la actitud que convenga frente a las convulsiones tristísimas del pueblo40 (…)

El 27 se septiembre se celebró en el Centro Obrero la reunión fundacional de la Juventud So-cialista de Bilbao, nombrándose una comisión de siete individuos encargada de redactar el re-glamento. Entre los promotores de la Juventud no sólo estaba Tomás Meabe, le acompañaban otros ilustres del socialismo bilbaíno como Luis e Indalecio Prieto, Miguel Armentía, Nicolás Zárate, Eulogio Urrejola, Irineo Muñoz o Ángel Lafuente. El ejemplo de los jóvenes bilbaínos fue extendiéndose por otras localidades del País Vasco y del resto de España41. Juan Gracia, por cuestión de edad, pues contaba con doce años menos que Meabe y ocho años menos que Prieto, no estaría en el grupo promotor, aunque se adscribió a la Juventud inmediatamente.

Las Juventudes Socialistas se constituyeron inmediatamente en un organismo de vanguardia para la propaganda socialista, organizando mítines, conferencias o excursiones para adoctrinar a sus militantes; velando por la pureza del sufragio realizando labores de vigilancia los días de votación electoral para descubrir posibles fraudes; formando grupos de arte, cultura o depor-tes en su seno para apartar a sus afiliados de los vicios de la sociedad; fomentando la participa-ción femenina a través de la creación de grupos femeninos.

Juan Gracia debió participar de forma muy activa en las actividades de la Juventud Socialista de Bilbao desde su ingreso en la misma en 1904, dado el prestigio del que gozó a partir de la mi-tad de la década siguiente, fecha en la que su nombre comienza a estar presente en numerosos actos de propaganda socialista, según se recoge en la prensa de la época.

39 En la celebración del XXV aniversario de la fundación de la Juventud Socialista, Juan Gracia tomó la palabra en nombre de los socialistas que pertenecieron a la agrupación en 1904. El Liberal, 8-01-1929.40 La Lucha de Clases, 12-09-1903.41 Antonio González Quintana, “La primera organización de jóvenes proletarios españoles: las juventudes socialistas de España o el fracaso de una alternativa juvenil de clase (1903-1921)”. Studia histórica. Historia Contemporánea, 5 (1987), pp. 25-28; Antonio González Quintana y Aurelio Martín Nájera, Apuntes para la historia de las juventudes socialistas de España, Madrid, Fundación Pablo Iglesias, 1983, pp. 3-12.

Page 20: Juan Gracia Colás (1891-1941)

21

3. APARICIÓN PÚBLICA

En ese período de 6 o 7 años que median entre el ingreso en el PSOE con 16 años y su apari-ción pública sobrepasada ya la veintena, la coyuntura política bilbaína fue variando.

El aislacionismo socialista se tornó en la creación de la conjunción republicano-socialista a fi-nales del año 1909, formada como consecuencia de la Semana Trágica de Barcelona. El Comité Nacional del PSOE invitó a todas sus agrupaciones a expresar su opinión sobre la conjunción con los republicanos, votando éstas de forma abrumadora a favor de la coalición; en Bilbao, donde republicanos y socialistas ya habían comenzado a colaborar desde un par de años antes, como hemos apuntado anteriormente, no hubo problemas para que fuese aceptada, pues sólo 13 afiliados votaron en contra, aunque hubo quienes, como el propio Perezagua, la aceptaron sin ningún tipo de entusiasmo y a regañadientes42.

A partir de 1910, el socialismo vizcaíno, coincidiendo con la formación de la Conjunción Re-publicano-Socialista, adoptó nuevas características. Por un lado, abandonaron el radicalismo laboral que les había caracterizado en su primera etapa, sustituyéndola por una política sindical caracterizada por la negociación con la patronal para la obtención de mejoras en el salario y las condiciones de trabajo de los obreros. El recurso a la huelga se volvió en un hecho mucho menos frecuente. Por otro lado, y como es natural, la hostilidad hacia los partidos republicanos fue suplida por un acentuado prorrepublicanismo43. A partir de entonces, el PSOE vizcaíno se convirtió en el máximo defensor de la Conjunción con los republicanos, como vamos a ir viendo.

Esta nueva línea política socialista estaba encarnada por Indalecio Prieto. El político socialista era un firme defensor de la colaboración con los republicanos, algo que ya había demostrado desde su posición como militante de la Juventud Socialista de Bilbao. Esa postura prorrepubli-cana estaba basada en la realidad de la Vizcaya de la época, en la que se hacía más que necesaria la unión de todos los elementos de la izquierda laica (republicanos, socialistas, demócratas, etc.) para detener el avance de la derecha católica, encarnada en el Partido Nacionalista Vasco.

La Conjunción Republicano-Socialista comenzó su singladura en Bizkaia con un rotundo éxi-to, puesto que en las elecciones municipales de diciembre de 1909 se alzaron con la victoria en Bilbao, donde obtuvieron doce concejales (siete republicanos y cinco socialistas), por seis

42 Juan Pablo Fusi, Política obrera en el País Vasco…, op. cit., pág. 289.43 Jesús Eguiguren, El PSOE…, op. cit., págs. 144-145.

Page 21: Juan Gracia Colás (1891-1941)

22

de los nacionalistas y tres de los liberales monárquicos, dejando el Ayuntamiento de la capital vizcaína en manos de la izquierda antidinástica.

Más complicada fue la elección de candidato para las elecciones de diputados a Cortes de 1910. Bilbao era quizá el único distrito electoral de España en el que los socialistas podían exigir encabezar la candidatura de la Conjunción, dada la fuerza que poseían en la Villa, por lo que propusieron la candidatura de Pablo Iglesias. Los republicanos, sin embargo, presen-taron como candidato a Horacio Echevarrieta Maruri44, acomodado hombre de negocios e hijo del líder histórico del republicanismo bilbaíno, Cosme Echevarrieta, cuya candidatura era inaceptable para muchos socialistas por su carácter de patrono. Finalmente, la caída de Moret y la oposición republicana al nuevo Gobierno de Canalejas, provocaron el cambio de parecer de la dirección socialista, exhortando Iglesias a sus correligionarios bilbaínos que apoyasen la candidatura de Echevarrieta, que a regañadientes lo hicieron sólo tres días antes del día de las votaciones. A pesar esos tira y afloja electorales previos, la victoria de Echevarrieta sobre el candidato nacionalista Pedro Chalbaud fue muy clara45.

El éxito de la Conjunción continuó en la siguiente convocatoria electoral, la de las provinciales de 1911. Los republicano-socialistas se impusieron en el distrito de Bilbao a las candidaturas derechistas de conservadores, nacionalistas y jaimistas, logrando tres escaños en la Diputación Provincial, los republicanos Ramón Madariaga Azcuenaga y Juan Bautista Ibarra Sustacha y el socialista Indalecio Prieto46.

Tras estos primeros éxitos electorales, la Conjunción Republicano-Socialista en Vizcaya pasó por momentos de crisis. De una lado la reactivación de la conflictividad laboral en septiembre de 1911 asustó a los republicanos, que inmediatamente quisieron separarse de esa imagen de violencia, y de otra la unión de todos los elementos de la derecha –nacionalistas, conservadores y carlistas–, provocó una debacle electoral de la izquierda, que en Bilbao sólo pudo obtener sie-te concejales frente a los trece que lograron sus oponentes. Los republicanos llegaron incluso a suspender los acuerdos de la Conjunción para las elecciones municipales de 1913 con el fin de apartarse de toda imagen de violencia radical, pero también como medida de presión hacia los socialistas bilbaínos para que así censuraran públicamente la actitud de Perezagua, quien había llevado una feroz campaña contra ellos en el seno del Consistorio.

En el fondo se la cuestión se encontraba la cuestión del liderazgo político en el seno del socia-lismo bilbaíno, la pugna entre el radicalismo sindical y el aislacionismo de Facundo Perezagua y el moderantismo y prorrepublicanismo de Indalecio Prieto. Facundo Perezagua, viéndose relegado del liderazgo del socialismo vizcaíno ante la estrella emergente de Prieto, manifestó su disconformidad con la nueva política del partido, propugnando de nuevo la radicalización sindical y la ruptura de la colaboración con los republicanos. Su actitud le puso en conflicto no sólo con Prieto, sino también con el propio Pablo Iglesias, que había fiado su estrategia

44 Ha sido pormenorizadamente biografiado en Pablo Díaz Morlán, Horacio Echevarrieta 1870-1963. El capitalista republi-cano, Madrid, LID, 1999.45 El resultado fue el siguiente: Echevarrieta 8.137 votos, Chalbaud 4.665. Echevarrieta fomentó su victoria en los distritos obreros de los “barrios altos”, donde, en conjunto, sacó 3.000 votos de diferencia sobre Chalbaud. Además, venció en Casas Consistoriales, Achuri, Estación y Gran Vía, mientras que el candidato nacionalista lo hizo sólo en Santiago y San Vicente. Fuente: El Liberal, 9-5-1910, y Archivo del Congreso de los Diputados, Serie Documentación Electoral, 123 nº 47.46 Los conjuncionistas arrasaron en Bilbao, superando en alrededor de 4.000 votos a los nacionalistas y en unos 5.000 a los conservadores, no siendo suficiente el voto rural para cambiar el signo de la elección. Fuente: BFA/AFB, Administrativo, AJ 1921/11, y El Liberal, 16-3-1911.

Page 22: Juan Gracia Colás (1891-1941)

23

al mantenimiento de la Conjunción. La pugna se resolvió con la expulsión de Perezagua y la consolidación de la figura de Prieto como líder del socialismo de la provincia47.

La expulsión de Perezagua supuso la eliminación de las trabas que existían entre republicanos y socialistas. De esta forma, se volvieron a reconstruir las candidaturas de la Conjunción para las siguientes convocatorias electorales. Horacio Echevarrieta continuó siendo el candidato conjuncionista por Bilbao a diputado a Cortes en 1914 y 1916, obteniendo sendas victorias apabullantes frente a los aspirantes del bloque de la derecha católica48.

Es en este contexto político en el que hace su aparición pública Juan Gracia Colás, participan-do en innumerables mítines, conferencias y reuniones organizadas tanto por el PSOE como por las diversas secciones de la UGT.

La primera referencia que tenemos de él, al margen de su labor en el grupo esperantista so-cialista, de la que hablaremos más adelante, es a finales de junio del año 1913 con motivo de un mitin de protesta celebrado en Algorta contra la guerra de Marruecos, en el que compartió estrado con el socialista getxotarra Adolfo Martínez y con Adrián Perezagua, sobrino de Fa-cundo. Juan, que participaba en nombre de la Agrupación Socialista de Bilbao, acusó a Maura y a la clase capitalista española de la guerra, a la vez que también hacía recaer la responsabilidad de la contienda en el atrasado pueblo español, más ocupado en atender lo que sucedía en las plazas de toros que lo que ocurría en el norte de África. Se trataba de los argumentos antimili-taristas que caracterizaban el discurso de las Juventudes Socialistas en aquella época:

Comenzó fustigando duramente a la clase capitalista que, por defender sus intereses, no se preocupa de que la nación vaya cada vez más a la ruina, perdiendo hombres y dinero (…)

(…) Habló de los únicos responsables de la actual campaña de Marruecos, diciendo que en primer término está Maura y a renglón seguido el pueblo español, que no se preocupa más que de si Bombita ha dado un excelente pase de pecho y Machaquito una de sus for-midables estocadas.

El pueblo, pues, es uno de los factores responsables de esta guerra, debido a que la juven-tud vive para el vicio, sin tener la mira en otros más grandes y elevados ideales.

Yo me atrevo a rogar a los jóvenes que aprovechen la ocasión oportuna ahora que hay juventud, trabajando por la reivindicación de nuestros derechos, para que en el curso de los años cuando lleguemos a ser ancianos disfrutemos de una vejez plácida, llena de paz y bienandanza49.

Los mismos argumentos antimilitaristas utilizó un año después en un mitin en la Plaza de la Cantera del barrio de Las Cortes, en un comicio organizado por las Sociedades Obreras. Esa

47 Juan Pablo Fusi, Política obrera en el País Vasco…, op. cit., págs. 342-358, y Norberto Ibáñez y José Antonio Pérez, Facundo Perezagua…, op. cit., págs. 153-158.48 En 1914 venció al nacionalista Ramón Vicuña por 8.137 votos frente a 4.665, mientras que en 1916 no tuvo oponente y recabó 12.893 votos. Mikel Urquijo y Jon Penche, “Echevarrieta Maruri, Horacio”, en Joseba Agirreazkuenaga (dir.), Diccio-nario biográfico de los parlamentarios de Vasconia (1876-1939), Vitoria, Parlamento Vasco, 2007, págs. 988-989.49 El Liberal, 30-06-1913.

Page 23: Juan Gracia Colás (1891-1941)

24

vez tomó la palabra en nombre de la Casa del Pueblo para manifestarse en contra de la guerra y del gobierno:

Arremetió contra los malos patriotas que, buscando el lucro personal en los yacimientos mineros marroquíes son los responsables del recrudecimiento de la campaña de 1911.

(…) Atacó al Gobierno por su falta de sinceridad al relatar los sucesos de África. Hizo un caluroso llamamiento al pueblo para que, arrastrándolo todo, obligue al Gobierno a termi-nar la guerra y a repatriar al ejército50.

Dentro de esta línea de actuación antimilitarista, cabe destacar su participación en un mitin organizado por la Juventud Socialista en Portugalete en contra de la guerra de Marruecos y la codificación de la ley de jurisdicciones el 21 de febrero de 191551, y varios actos celebrados en el mismo sentido en febrero de 1916, organizados por la Juventud Socialista, en Bilbao52, Ortuella, Sopuerta53 y Portugalete, destacando la conferencia que dio en la localidad jarrillera bajo el título de “Patria y Militarismo54”.

Otra de las líneas de actuación de Gracia en este período fue su participación en campañas de propaganda socialista y societaria. En esta línea, destaca su intervención en un mitin en La Ar-boleda el 6 de junio del año 1915 ante 3.000 personas, compartiendo escenario con Indalecio Prieto, a quien precedió en el uso de la palabra. Gracia hizo propaganda de los beneficios de las sociedades obreras y las agrupaciones socialistas para el obrero, aunque remarcó que había que modificar los métodos para atraerse a los obreros para que su labor fuera más eficaz, po-niendo el ejemplo de los mineros asturianos, a quienes su fuerte unión les había servido para satisfacer sus demandas:

Se extiende en largas consideraciones acerca de lo que significan las Sociedades de resis-tencia y Agrupaciones y Juventudes socialistas para la defensa de los intereses de las clases trabajadoras.

La propaganda socialista y societaria –dice– debiera tener más eficacia siendo bien aplicada.

En las Sociedades de resistencia debe emplearse nuevos procedimientos para atraerse a los que se hallan alejados de nuestras filas, reformando nuestras Sociedades a base Mutualista y Cooperativista en donde los obreros puedan tocar pronto los beneficios de nuestra acción.

Los patronos asturianos no han cedido a las pretensiones de aquellos compañeros porque sean de mejores sentimientos que los patronos de Vizcaya, sino que han cedido por miedo al Sindicato potente que aquellos tienen55.

50 El Liberal, 6-04-1914.51 El Liberal, 18-02-1915.52 El Liberal, 5-02-1916. Se celebró en la Casa del Pueblo de Bilbao y tomó la palabra junto a Indalecio Prieto. No se recogen sus palabras.53 Los actos en Ortuella y Sopuerta los anuncia El Liberal, 10-02-1916 y 13-02-1916.54 El Liberal, 19-02-1916. El contenido de la conferencia no se recoge.55 El Liberal, 8-06-1915.

Page 24: Juan Gracia Colás (1891-1941)

25

También exhortaba a los operarios a adherirse a las sociedades obreras y así hacer fuerza común en un mitin organizado por la Asociación de Dependientes de Comercio al que fue invitado a hablar:

Convinieron los oradores en la necesidad de que los dependientes de comercio acudan a la Asociación, para crear una fuerza que obligue a las autoridades a hacer cumplir la ley del Descanso dominical y a regular la jornada de la dependencia mercantil56.

Cabe destacar, por último, su participación, en calidad de presidente del mismo, de un mitin de propaganda socialista organizado por la Juventud en Portugalete al que asistió Julián Besteiro, a quien se encargó de presentar diciendo que venía “a realizar una activa labor de propaganda, necesaria para crear una gran fuerza que nos ponga a cubierto de los atropellos de que somos víctimas57”.

Otro de los ámbitos de la actuación política del joven propagandista Juan Gracia fue su pre-sencia y apoyo a las reivindicaciones obreras, exhortando siempre a la unión y organización de los trabajadores. Dos intervenciones destacan en este sentido. En julio de 1916 dio su apoyo a la huelga de ferroviarios, a quienes animaba a permanecer unidos y organizados para que sus demandas fueran satisfechas:

Todo el mundo procura el mejoramiento de su condición. Si esto es así, ¿por qué al obrero no se ha de reconocer ese derecho?

Tanto la Compañía como el Gobierno temen la organización y quieren desbaratarla. Esto es lo que les importa, no las modestas peticiones formuladas.

Hizo un llamamiento a la organización, diciendo que en estos ocho días es necesario rea-lizar una activa propaganda para conseguir que todos los ferroviarios secunden el movi-miento.

¡A la huelga todos! ¡Bilbao no os abandonará! El obrero, como dijo Costa, no tiene que perder más que las cadenas58.

De la misma forma destaca su presencia en un mitin organizado por el sindicato metalúrgico en pro del salario mínimo a los mineros, celebrado en octubre de 1916, en el que tomó la pala-bra junto a Leandro Carro, miembro del Sindicato Metalúrgico y fututo líder comunista vasco, en el que insiste en los mismos argumentos anteriores, es decir, en los beneficios que para los trabajadores tenía organizarse:

56 El Liberal, 17-05-1915.57 El Liberal, 6-09-1915.

58 El Liberal, 4-07-1916.

Page 25: Juan Gracia Colás (1891-1941)

26

Dijo que no vienen a hacer la guerra, que están en el prólogo, y el prólogo tiene que ser diplomático; pero que si los patronos dan lugar a que se pase al primer acto, entonces vendrá el drama.

Dijo que las luchas que han venido sosteniendo los compañeros mineros desde el año 1890 han demostrado muchas cosas.

Hoy los mineros se han percatado de que hay que pedir otra cosa para conseguir su mejora definitiva, que es el salario mínimo (…)

Ahora, con la mediación del Sindicato metalúrgico, vuelven los obreros a unirse, y los pa-tronos vuelven a tener miedo, porque además ven que tienen muchos pedidos de mineral y una huelga les sería muy perjudicial (…)

Concluyó diciendo que todos deben estar unidos y establecer una unión sagrada para de-mostrar a los patronos mineros la pujanza de los trabajadores59.

También cabe recoger la participación de Juan Gracia en las diversas campañas electorales del período, demostrando su fe en la Conjunción Republicano-Socialista y su adhesión a la línea política prorrepublicana y moderada en lo sindical de su compañero Indalecio Prieto. En 1914, tomó partido en la campaña electoral para los comicios de Diputados a Cortes. Antes hemos apuntado cómo el distrito de Bilbao fue representado por el republicano Horacio Echevarrieta en esta época, dejando a los socialistas la candidatura por el distrito de Baracaldo, un territo-rio mucho menos propicio para obtener el escaño ya que junto a la localidad fabril el distrito incluía otras zonas con una mayor influencia de la derecha. Así, Juan Gracia fue el encargado de presidir y abrir el mitin central del candidato de la Conjunción republicano-socialista por Baracaldo, que no era otro que Indalecio Prieto, organizado por la Juventud Socialista, a quien él representaba.

Gracia se limitó a explicar el objeto del mitin, que era invitar a quienes simpatizaban con la candidatura de Prieto a que fuesen a trabajar la elección a Barakaldo, frente al candidato de la derecha, el Sr. Ibarra, y al Gobierno que le apoyaba60.

En 1915, asimismo destacó su papel en la campaña electoral para las elecciones provinciales en pro de las candidaturas conjuncionistas. En un mitin organizado conjuntamente por las juven-tudes socialista y republicana y celebrado en el conocido café Las Columnas de la calle Miravi-lla de Bilbao, Gracia, que actuaba en nombre de la Juventud Socialista, hizo una calurosa defen-sa de la Conjunción Republicano-Socialista frente al bizkaitarrismo, que pretendía, siguiendo la táctica jesuita de “Divide y vencerás”, llegar a ser mayoría en la Diputación provincial61.

59 El Liberal, 6-10-1916.60 El Liberal, 8-03-1914.

61 El Liberal, 13-03-1915.

Page 26: Juan Gracia Colás (1891-1941)

27

4. MATRIMONIO, TRASLADO A

PORTUGALETE Y DETENCIÓN

Juan Gracia contrajo matrimonio el año 1916 con Áurea Pérez Echevarria. Según se recoge en su partida de bautismo en la parroquia del Buen Pastor de San Sebastián62, Áurea había nacido el 25 de agosto de 1894 en la capital guipuzcoana, era hija de Agustín Pérez y de Bruna Echevarria, naturales de Corrales (Zamora) y de Estella (Navarra) respectivamente. Sus abue-los paternos eran Ramón Pérez y Josefa Iglesias, también naturales de Corrales, mientras que los abuelos maternos eran Ciriaco Echevarria y María Andrés Urtaroz, oriundos de Estella y Garisoain, en Navarra, respectivamente.

Según se desprende de la información recogida en el padrón de habitantes de Bilbao, la familia Pérez Echevarria se trasladó a la capital vizcaína al poco tiempo de nacer Áurea63.

Áurea y Juan es muy posible que se conocieran en el seno de la familia socialista, pues ella también frecuentaba las actividades de los grupos artísticos del partido. Juan, según figura en la información del padrón de habitantes de 1915, seguía viviendo en el primer piso de la calle Hernani nº 26 de Bilbao junto a su madre Romualda Colás, a los que se habían sumado su tío Celestino Gracia Lores y otro joven propagandista socialista, estrecho amigo de Juan, como fue Joaquín Bustos Apoita, a quien encontraremos más adelante colaborando con Gracia en la Consejería de Asistencia Social. En esta época, en la que Juan Gracia contaba ya con 24 años, aparece clasificado como dependiente de comercio.

Parece ser que Áurea y Juan se trasladaron a vivir al poco de casarse a Portugalete, donde re-sidirían algún tiempo, antes de volver a Bilbao. Así lo atestiguan varias gacetillas en las que se anuncia la presencia de Gracia en conferencias y mítines en las que se le califica como “com-pañero socialista de Portugalete” o su pertenencia a la Sociedad del ramo de la construcción de Portugalete, tal y como aparece en una noticia en la que se dice expresamente que era socio de aquella entidad64. Puede entonces que el traslado fuera debido a trabajo, abandonando su

62 DEAH/AHDSS, 1986/001-01, p. 185.63 BFA/AFB, Padrón de 1895.64 El Liberal, 1-12-1917.

Page 27: Juan Gracia Colás (1891-1941)

puesto de dependiente en Bilbao para desempeñar alguna otra profesión relacionada con la construcción en la Villa portugaluja.

También puede ser posible que su mudanza a Portugalete tuviera algo que ver con su partici-pación en la creación de la Cooperativa Obrera en aquella localidad, de la que fue su primer encargado65.

Sin embargo, la noticia más clarificadora de su traslado a Portugalete la constituye la detención del matrimonio Gracia-Pérez tras la huelga general de agosto de 1917. Esta huelga66 se venía preparando antes del verano por socialistas, republicanos, reformistas y cenetistas, que veían grietas en el régimen restauracionista debido a la crisis militar, la Asamblea de Parlamentarios y el malestar popular debido al elevado coste de la vida. El Gobierno, presidido por Eduardo Dato, enterado de los planes huelguísticos, intentó provocar el inicio del conflicto antes de que estuviera completamente organizado para así sofocarlo con mayor facilidad, utilizando como espoleta el conflicto ferroviario. Los socialistas no deseaban la huelga en ese momento, dado que sería la burguesía quien se encargaría de un hipotético gobierno provisional y dado que no estaba asegurado el apoyo militar a la huelga, por lo que Pablo Iglesias aconsejó que la huelga fuera sólo de solidaridad, sin carácter revolucionario ni político, sin embargo, la huelga fue declarada por la impaciencia de las masas obreras.

La huelga ferroviaria estalló el 10 de agosto, y el 13 se extendió la huelga general, instaurándose la ley marcial. La huelga afectó sobre todo a los núcleos industriales, no teniendo repercusión alguna en zonas como Castilla la Vieja.

Indalecio Prieto, que se había trasladado a Madrid para continuar con su carrera periodística y alejarse un tanto de la política, fue encargado por el propio Iglesias para que dirigiera los trabajos revolucionarios en Vizcaya. En Bilbao la huelga se inició también el día 13 de agosto, evaluándose el paro en unos 100.000 obreros, afectando a todos los sectores. Tras la detención el día 14 del Comité de huelga en Madrid, la huelga fue diluyéndose, reinando la normalidad ya a partir del día 18 en las calles bilbaínas. Sólo los metalúrgicos continuaron en huelga, rein-tegrándose los obreros en las fábricas a partir del día 25.

La huelga constituyó un fracaso, a pesar de que la actividad en los centros industriales de la provincia se consiguió parar durante algunos días. El balance de la misma se saldó en 14 muer-tos y numerosos heridos, siendo la represión gubernamental durísima. Entre los detenidos y procesados estuvieron los concejales socialistas del Ayuntamiento de Bilbao Felipe Merodio y Felipe Carretero y el concejal republicano José María Otazua.

El 3 de septiembre de 1917 recogía el diario El Liberal cómo el ministro de la Gobernación ha-bía enviado un telegrama ordenando la detención de Juan de los Toyos, secretario del Sindicato obrero metalúrgico de Vizcaya, Cristóbal Aznar, dirigente del mismo sindicato y vicepresiden-te de la Casa del Pueblo, Gregoria Silonis, con domicilio en la plaza de la Cantera de Bilbao, María Muñoz, vecina de Gallarta, y la propia Áurea Pérez, que habitaba en la calle del Medio de Portugalete. La orden del ministro fue cumplida sin dilación, siendo detenidos y encarcela-dos Cristóbal Aznar, María Muñoz y Aurea Pérez, mientras que Gregoria Silonis y Juan de los

65 Su papel en la creación de la cooperativa de Portugalete se relata en El Liberal, 18-07-1924.66 Sobre la huelga de 1917 en Bilbao consultar Mikel Urquijo, “La huelga de agosto de 1917 en Vizcaya”, Cuadernos de Sección. Historia-Geografía, 1988, nº 10, págs. 182-192.

28

Page 28: Juan Gracia Colás (1891-1941)

29

Toyos67 habían desaparecido. Junto a ellos fueron detenidos el impresor de Gallarta Vicente Arechaga y el propio Juan Gracia, esposos de Muñoz y Pérez respectivamente.

Desconocemos las implicaciones concretas que el matrimonio Gracia-Pérez tuvo en los pre-parativos y desarrollo de la huelga, pero lo que está claro es que participaron activamente en la misma, siendo lo más curioso que fuese la propia Áurea la que tuviese una orden de detención directa desde el Ministerio de Gobernación, apuntándose mayores responsabilidades que a su propio marido, conocido propagandista socialista ya en esa época.

El período de encarcelamiento, al menos el de Juan Gracia, no debió ser largo, pues en el mes de noviembre de ese mismo año ya estaba de nuevo participando en la campaña conjuncionista para las elecciones municipales en el municipio de Portugalete, tomando la palabra en repre-sentación de los socialistas68. Asimismo cabe destacar su presencia en varios actos celebrados a finales de 1917 para celebrar el triunfo obtenido por los obreros de la construcción en la huel-ga de agosto69 y para pedir la amnistía de los presos políticos detenidos en el mismo conflicto70.

67 Juan de los Toyos, cuya participación fue determinante en la huelga vizcaína tuvo que exiliarse en París hasta finales de febrero de 1918. Ángel Comonte Santamaría, Juan de los Toyos González. Biografía de un pequeño gran hombre, Bilbao, Fundación Juan de los Toyos, 2010, pp. 33.68 El Liberal, 10-11-1917.69 El Liberal, en Portugalete el 7-12-1917 y en Barakaldo el 28-12-1917.70 El Liberal, 30-11-1917.

Page 29: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 30: Juan Gracia Colás (1891-1941)

31

5. CAMBIOS EN LA CONJUNCIÓN,

CONGRESO SOCIALISTA Y ELECCIONES MUNICIPALES

La consecuencia más inmediata de la implicación de las fuerzas conjuncionistas en la huelga fue la derrota que sufrieron en las elecciones municipales de 1917, en las que el nacionalismo salió muy reforzado, haciéndose con la mayoría en el Ayuntamiento de Bilbao. En realidad, si bien la derrota afectó al conjunto de las fuerzas de izquierda, quien se dejó más capital electo-ral en la misma fue el republicanismo, que únicamente logró tres concejales frente a los siete obtenidos dos años antes, perdiendo toda su representación en las zonas de asentamiento de la clase media bilbaína. La vinculación del republicanismo con los sucesos de agosto de 1917 hizo que se le escapara el voto del liberalismo bilbaíno más castizo, más conservador en lo social, que fue a parar a las filas monárquicas.

Otra consecuencia indirecta de la huelga de 1917 fue la dimisión de Horacio Echevarrieta como diputado a Cortes por Bilbao. Echevarrieta, que es posible que conociese de antemano la existencia del movimiento pero que es bastante improbable que participara en el mismo, sufrió arresto domiciliario y se vio envuelto en un aluvión de críticas procedentes del campo con-servador, lo que resultaba muy perjudicial para su imagen como empresario. Cansado de esa situación, dimitió de su cargo de diputado a Cortes y de presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao el 22 de agosto de 1917, abandonando definitivamente la política y concentrándose en sus negocios71.

Su puesto como cabeza de lista de la Conjunción por el distrito de Bilbao fue ocupada por el socialista Indalecio Prieto, que aunaba en su figura las tradiciones socialista y republicana de Bilbao. Los republicanos no tuvieron otra opción que apoyar la candidatura de Indalecio Prie-to, convencidos de que no podían presentar a un candidato mejor para representar los valores republicanos72. La asunción por parte de Prieto de la candidatura a Cortes por Bilbao marcó un antes y un después en la historia de la Conjunción en Vizcaya, que pasó de una cierta pre-ponderancia republicana a estar en manos de Indalecio Prieto.

Juan Gracia, tras los acontecimientos de la huelga revolucionaria de agosto de 1917, siguió su actividad como propagandista de los ideales socialistas desde Portugalete, donde se había instalado, tal y como hemos visto. En este período que media entre el fin de la huelga y su elec-ción como concejal del Ayuntamiento de Bilbao en 1920, Gracia protagonizó innumerables

71 Pablo Díaz Morlán, Horacio Echevarrieta, empresario republicano, Bilbao, Muelle de Uribitarte, 2011, págs. 59-61.72 Jon Penche, Republicanos en Bilbao…, op. cit., págs. 132-133 y 344-345.

Page 31: Juan Gracia Colás (1891-1941)

32

conferencias y mítines. Destacan, en primer lugar, las conferencias de carácter cooperativista que pronunció en este período, llevando a cabo una activa campaña en pro de la constitución de organizaciones de este tipo73. En 1917 se había constituido una cooperativa obrera en Por-tugalete, en cuya creación participó activamente y donde ya ese año había dictado varias confe-rencias en esa dirección. Gracia demostraba un preciso dominio del tema en sus conferencias, poniendo ejemplos concretos de cómo funcionaban las cooperativas en otros países, exaltando los beneficios de la organización cooperativa como medio de resistencia y como medio de conseguir las aspiraciones socialistas en un futuro. Destaca en este sentido una conferencia pronunciada en la Casa del Pueblo de Portugalete en mayo de 1918:

(…) su influencia como medio de resistencia en la huelga…lo ocurrido en Asturias con los mineros, que ganaron la huelga porque sus Cooperativas disponían de existencias para un lapso de tres meses.

La Cooperativa cierra las avenidas de la ignominia y abre un amplio campo a nuestras aspiraciones, hoy raquitizadas porque careciendo de medios económicos, careciendo de resistencia, es preciso crear esta fuerza que pende sólo de la voluntad de vosotros que sólo así podrán tener en ejecución en día no lejano nuestras aspiraciones; de no ser así, se impo-ne conceptuar nuestro pueblo de brutal y salvaje, en donde satisfechos los meros apetitos no se siente el sufrimiento.

Hay, pues, que desterrar este concepto. Somos ya un pueblo medianamente culto y en nuestro seno vive la miseria, vive en la clase trabajadora, causa estragos en la clase trabaja-dora. Hay dos caminos: la consunción y la redención. Elegid, el de la redención, obra fácil con voluntad, que los hechos no son tan oscuros que os merezcan duda. Hechos justifican mi convicción, hechos no importados si es que dudáis de cuanto ocurre en otras naciones, son producidos en nuestra misma sociedad. En Portugalete funciona una Cooperativa, y todos sabéis que allí la organización es perfecta pero limitada, y esta Cooperativa, que sólo funciona breve tiempo, ha producido para la compra de una casa. Si esto ocurre en aquel lugar, ¿qué no podríais hacer aquí?.

Señalado tenéis el camino. Creo que por él habréis de caminar. Así lo exige la conveniencia de nuestros ideales74.

De la misma forma, continuó su participación en diversos mítines de propaganda societaria, recorriendo la margen izquierda y la zona minera y participando como orador en actos organi-zados por diversas secciones de la UGT, como los peluqueros y barberos, los dependientes de comercio o los constructores de carruajes.

73 Dictó varias conferencias bajo títulos como “Mutualismo y cooperativismo” o “La cooperación, su importancia y su influencia en el movimiento obrero”. El cooperativismo socialista expresó una forma de discurso alternativo al liberalismo y al colectivismo comunista. Las consecuencias socioeconómicas de la I Guerra Mundial hicieron que se empezaran a crear cooperativas, tanto de construcción como de consumo y producción. En las primeras décadas del siglo XX se fue asentando el movimiento cooperativista en España, sobre todo en sus zonas más industrializadas, como el caso de las provincias vascas. El cooperativismo era una consecuencia del conflicto entre capital y trabajo que trataba de mejorar las condiciones de vida del proletariado. El cooperativismo en el País Vasco, y concretamente el socialista, se centró en la modalidad de consumo, tan sólo de modo ocasional en la vivienda y excepcionalmente en la producción, como en el caso de Eibar. Norberto Ibáñez y José Antonio Pérez, “Orígenes y desarrollo del socialismo…”, op. cit., pp. 83-89.74 Conferencia dictada bajo el título “La cooperativa y su eficacia en la organización obrera”. El Liberal, 10-05-1918.

Page 32: Juan Gracia Colás (1891-1941)

33

Entre los actos de todo tipo en los que participó, destaca la velada necrológica dedicada a To-más Meabe en 191875 y la velada en honor de Carlos Liebknecht y Rosa Luxemburgo, líderes de la insurrección espartaquista en la República de Weimar, asesinados en enero de 191976. Tam-bién su participación en el grupo artístico socialista de Portugalete, en el cual, junto a su mujer Áurea, tuvo la oportunidad de representar la obra “Carmañola” en enero de 1919, dentro de una velada benéfica para recoger fondos para los obreros ebanistas en huelga. Por último, cabe mencionar su participación en una campaña de propaganda societaria, en representación del socialismo vizcaíno, conjuntamente con propagandistas socialistas de Gipuzkoa y Navarra, que se realizó en diciembre de 1919 entre los obreros del campo navarro en poblaciones como Fitero, Corella, Cintruénigo, Aoiz, Tafalla y Estella77.

Sin embargo, el papel más relevante, políticamente hablando, que ejerció Juan Gracia en este período fue su tarea como representante de la Juventud Socialista de Vizcaya ante el Congreso Nacional de las Juventudes Socialistas de España, celebrado a finales del año 1919, inmedia-tamente después del Congreso Nacional del PSOE en el que se discutió continuar en la II Internacional o adscribirse a la III Internacional.

Desde la constitución de la Tercera Internacional en Moscú en marzo de 1919, el ala izquierda del PSOE, integrada por elementos como Manuel Núñez de Arenas, Ramón Lamoneda, Ma-riano García Cortés o Daniel Anguiano, fundadores posteriormente del Partido Comunista, trataron de conseguir la adscripción del socialismo español a la citada organización.

El PSOE, para mantener la unidad del partido, hizo un guiño a esos elementos de extrema izquierda surgidos en su seno rompiendo en 1919 la Conjunción que con los republicanos mantenía desde 1909, mientras que la UGT llegó al año siguiente a un pacto con la CNT para formar un frente común contra la patronal. En la práctica, eso suponía aceptar algunas de las reivindicaciones de esa facción, esto es, la no colaboración con los partidos de la izquierda burguesa, los republicanos, y la unidad de acción sindical bajo unos principios de acción revo-lucionaria.

En el País Vasco, de la misma forma, esa tendencia también había aflorado de cara al congreso de 1919. Entre los representantes de las agrupaciones socialistas vascas también hubo “ter-ceristas” como Evaristo Fernández, que representó a las agrupaciones de Barakaldo y Sestao, aunque la mayoría de los delegados eran favorables a la permanencia en la II Internacional, como Indalecio Prieto o Juan Gracia, o no tenían una posición definida78.

En diciembre de 1919, el congreso nacional del PSOE acordó por 14.010 votos contra 12.497 continuar formando parte de la Segunda Internacional, la Internacional Socialista, reorganiza-da tras la I Guerra Mundial, si bien se añadía que el partido trabajaría por la unión de las dos Internacionales. El resultado deja bien patente la fuerza que los partidarios de entrar en la III

75 El Liberal, 2-11-1918.76 El Liberal, 8-02-1919.77 El Liberal, 6-12-1919.78 Juan Pablo Fusi, Política obrera en el País Vasco…, op. cit., pp. 429-430.

Page 33: Juan Gracia Colás (1891-1941)

34

Internacional habían alcanzado dentro del socialismo español, aunque su influencia en el plano local era difícil de evaluar79.

Tras este congreso, las Juventudes Socialistas celebraron su V Congreso. Juan Gracia asistió en calidad, como hemos dicho anteriormente, de representante de la Juventud Socialista de Viz-caya, con un total de 1.004 afiliados, una de las organizaciones más poderosas. A pesar de que en el seno de la organización juvenil vizcaína había discusiones en torno al tema del ingreso en la III Internacional o la permanencia en la II Internacional, Gracia, que seguía en este caso, y en otros, los pareceres de Indalecio Prieto, era proclive a la permanencia del PSOE en la II Internacional.

La labor de Gracia en el Congreso fue muy activa, participando en todas las discusiones. Ante la resolución del Congreso de que se llevase a cabo una activa campaña antimilitarista por medio de manifiestos que divulgasen el ideal socialista y combatiendo la existencia de las juntas de defensa y la ley de Jurisdicciones, y la proposición de la Juventud de Madrid para que se concediese algún subsidio a los miembros de la Juventud que prestasen el servicio militar, Gracia propuso que se nombrasen Comisiones especiales encargadas no sólo de socorrer a los compañeros que se encontrasen en las filas del ejército, sino de relacionar a éstos con los orga-nismos socialistas para que no desapareciese el vínculo que unía a los jóvenes militares con los organismos socialistas, proposición que fue aprobada e incluida en la resolución del Congreso. Asimismo, propuso y fue aprobado que la Federación de Juventudes destinase cien pesetas para acciones del empréstito de El Socialista. En cuanto al dictamen relativo a la gestión del Comité nacional de la Federación de Juventudes Socialistas, Gracia, junto con Andrés Saborit, defendió la obra del Comité en contra de la opinión de los representantes de las Juventudes de Madrid y Valencia, que censuraban la labor del Comité. Combatió, sin embargo, el dictamen de la ponencia que entendía que, en períodos electorales, las Juventudes debían apoyar a los can-didatos del Partido sin sujetarse a los mandatos imperativos de las Agrupaciones, defendiendo que las Juventudes apoyasen incondicionalmente a los candidatos del Partido. Con respecto al tema central del Congreso, el debate sobre el ingreso en la III Internacional, Juan Gracia mani-festó que se hallaba conforme con el ingreso en dicha organización, pero que traía el mandato de acatar cualquier acuerdo que adoptase el Partido en este asunto. Por último, junto a otros compañeros respaldó una candidatura encabezada por José López y López para que dirigiera el Comité de las Juventudes, que fue la que finalmente aceptó el Congreso80.

En el Congreso, finalmente, se aprobó la adhesión de la Juventud a la Tercera Internacional, retando así al partido. Un grupo de jóvenes, por su parte, decidió romper completamente con el PSOE, creando el Partido Comunista Español el 15 de abril de 1920, en lo que es conocido como la “escisión de los cien niños”. Entre estos jóvenes estaba Dolores Ibarruri, y afirmaban defender la revolución como única vía para conseguir el socialismo, apartándose del reformis-mo socialista81.

Tras su vuelta del V Congreso de las Juventudes Socialistas, Juan Gracia afrontó su candidatura a las elecciones municipales de Bilbao de 1920, lo que constituiría su salto a la primera línea política. Este hecho supondría el abandono del matrimonio Gracia-Pérez de su residencia por-tugaluja y su vuelta a Bilbao. De hecho, en el padrón de habitantes de Bilbao de 1920, la pareja

79 Joan Estruch, Historia del PCE (1920-1939), Barcelona, El Viejo Topo, 1978, pp. 19-20.80 Las sesiones del Congreso de la Juventud en El Socialista, 17-12-1919, 18-12-1919 y 20-12-1919. También en Renova-ción, 20-01-1920.81 Joan Estruch, Historia del PCE…, op. cit., p. 20-22.

Page 34: Juan Gracia Colás (1891-1941)

35

consta como domiciliada en la calle Fernández del Campo nº 23 1º izquierda, apareciendo inscrito Juan como dependiente de comercio y Áurea como ama de casa. Habitaban ya, por tanto, fuera de los barrios obreros de la capital vizcaína, en una zona propia de la clase media.

La candidatura de Juan Gracia, y la del resto de sus compañeros de lista, fue aprobada por la Asamblea de la Agrupación Socialista de Bilbao. En la presentación de la candidatura socialista para las elecciones municipales de 1920, un acto organizado por la Juventud Socialista en la Casa del Pueblo, Gracia tomó la palabra junto a sus correligionarios Pedro Cabo y Joaquín Bustos, afirmando que ellos eran compañeros de los obreros y que a la cita electoral acudían solos, sin coaliciones con ningún otro partido, haciendo clara referencia a la ruptura de la con-junción con los republicanos dictada por el Congreso del partido:

Para nosotros sobran las etiquetas, aceptamos los hechos. Queremos que no veáis en noso-tros a los hombres socialistas, sino a los obreros compañeros vuestros.

Manifiesta que el Municipio tiene una importancia absoluta, porque es el nervio alrededor del cual gira toda la economía del pueblo.

Analiza como se presenta la lucha, y dice que el partido socialista, acatando las órdenes del Congreso, acude solo a esta, sin tener pactos ni alianzas con nadie, pactos y alianzas que no las quieren.

Nos basta –exclama– con la ayuda de los obreros82.

El socialismo bilbaíno, pocos días después de la proclamación de candidatos, emitió un ma-nifiesto al cuerpo electoral de la Villa declarando sus propósitos y revelando que acudirían en solitario a las elecciones:

¡Ciudadanos! ¡obreros! La Agrupación socialista de esta localidad, siguiendo la norma de siempre, se pone en comunicación con el pueblo, particularmente con los obreros, para expresaros nuestro noble propósito ante las próximas elecciones de concejales.

Nosotros, los socialistas, los que aspiramos a implantar una sociedad que se base en la justi-cia e igualdad para todos los humanos, nos presentamos a la lucha en las próximas eleccio-nes frente a los demás partidos burgueses, con objeto de que la administración municipal de este pueblo sea honrada y equitativa para todos los ciudadanos, de abolir todo privilegio y favoritismo, haciendo que sean atendidas toda las necesidades y aspiraciones del pueblo, principalmente de la clase trabajadora83.

Componían la candidatura socialista, que únicamente se presentaba por los distritos con pre-sencia obrera, Pedro Cabo y Rafael Perugorria por el distrito de Bilbao la Vieja, Rufino Laiseca por el de San Francisco, Juan Arrugaeta por el de Hospital y el propio Juan Gracia Colás por el distrito de Cortes, su barrio de procedencia84.

82 El Liberal, 18-01-1920.83 El Liberal, 22-01-1920.84 El Liberal, 30-01-1920.

Page 35: Juan Gracia Colás (1891-1941)

36

Los socialistas salieron triunfantes en los distritos de los barrios obreros, obteniendo la victoria Rufino Laiseca por el distrito de San Francisco, Pedro Cabo y Rafael Perugorria por el distrito de Bilbao la Vieja, y Juan Gracia por el distrito de Cortes. Gracia obtuvo 649 votos, por los 488 que logró su correligionario Juan Arrugaeta y los 443 que recabó el republicano Saturio Heredia, siendo únicamente el primero el que se hizo con la concejalía del distrito y accedió a la Casa Consistorial.

Page 36: Juan Gracia Colás (1891-1941)

37

6. CONCEJAL DEL AYUNTAMIENTO

DE BILBAO

El pleno municipal salido de las elecciones de 1920 estaba compuesto por 14 concejales nacio-nalistas vascos, 8 socialistas, 6 republicanos, 6 monárquicos, 4 jaimistas y un tradicionalista-me-llista. Los socialistas fueron considerados los vencedores relativos de los comicios, porque habían aumentado de forma notable su número de votos y habían superado en número de concejales a los republicanos, convirtiéndose en la primera fuerza de la izquierda antidinásti-ca. Por su parte, los nacionalistas y jaimistas eran vistos como perdedores, puesto que habían perdido la mayoría en el Ayuntamiento, que ahora quedaba a expensas de una unión entre las fuerzas liberales, en el más amplio sentido de la palabra. Era previsible, por tanto, que socialis-tas, republicanos y monárquicos defendieron la pertinencia de crear un frente antinacionalista vasco.

Para ello, representantes de las tres fuerzas políticas se reunieron en la Sociedad El Sitio para consensuar el nombramiento de alcalde, si bien los tres grupos aspiraban a ocupar el sillón presidencial, aunque los socialistas tenían mayor número de concejales. Rufino Laiseca les comunicó a los otros dos grupos que antes de votar el candidato a la alcaldía debía consultar con la asamblea socialista, la cual designó para alcalde a Rufino Laiseca y a Juan Gracia como primer teniente de alcalde.

Sin embargo, cuando llegó el momento de la votación, sin que mediase pacto o acuerdo al-guno, los representantes nacionalistas vascos y jaimistas dieron su voto a Rufino Laiseca, que recibió 25 votos a favor y 14 votos en blanco, mientras que Juan Gracia recibió 24 votos a favor. Republicanos y monárquicos, atónitos y contrariados ante lo ocurrido, salieron del sa-lón de plenos, mientras el resto de concejales procedió a la elección del resto de tenientes de alcalde. Así, los concejales socialistas se hicieron con la alcaldía y las siete primeras tenencias de alcaldía, mientras que las otras tres fueron a parar a los jaimistas y los dos cargos de síndi-cos correspondieron a los nacionalistas vascos. A Juan Gracia, primer teniente de alcalde, le correspondió Atxuri como distrito de su competencia. Asimismo, en el reparto de comisiones le correspondió la presidencia de la comisión municipal de Hacienda85.

Nacionalistas vascos y jaimistas argumentaron en un primer momento que apoyaron al candi-dato socialista para impedir la elección de un alcalde monárquico, aunque más adelante dijeron que lo hicieron en apoyo de la política social que preconizaban los socialistas, ya que un alcalde

85 La actuación de aquel Ayuntamiento, presidido por el socialista Rufino Laiseca, en Joseba Agirreazkuenaga (dir.), Bilbao desde sus alcaldes. Vol. II: 1902-1937, Bilbao, Ayuntamiento de Bilbao, 2003, pp. 261-276.

Page 37: Juan Gracia Colás (1891-1941)

38

de ese signo rebajaría el precio de las subsistencias. Los republicanos, por su parte, publicaron una nota en la que manifestaron que también habían votado a Laiseca y Gracia.

La actuación de Rufino Laiseca como alcalde, a quien Juan Gracia asistía como su mano dere-cha, estuvo caracterizada por su labor de mediación en los innumerables conflictos laborales que se dieron en esa época. Los alcaldes estaban facultados, según el artículo 23 de la Ley del 19 de mayo de 1908, para presidir la Junta local de Reformas sociales, estando entre sus funcio-nes la posibilidad de intervenir en las huelgas y conflictos sociales producidos en los centros de trabajo, ejerciendo una labor mediadora y concertadora entre obreros y patronos. Sin embargo, lo habitual era que los alcaldes no ejercieran esta función, costumbre que no cumplió Rufino Laiseca, quien se marcó como objetivo de su legislatura fomentar el entendimiento en los conflictos laborales y sociales, interviniendo en ellos como si fuera una función ordinaria de la alcaldía. Su labor de mediación en las empresas unas veces acabó en laudo arbitral dictado por el alcalde y aceptado por las partes, otras en revisión de las bases contractuales mediante acuer-do entre las partes, y en otras su intervención permitió encauzar el acuerdo entre patronal y obreros. Mediante su función, el alcalde Laiseca contribuyó al reconocimiento de los derechos sociales de los trabajadores y a la consolidación de las asociaciones obreras.

Asimismo, la gestión de los socialistas al frente del Consistorio se caracterizó por la contención del precio de los bienes de subsistencias. Por ello, congelaron el precio de los panes de uno, dos y tres kilogramos en pieza y se aseguró el abastecimiento de pan al vecindario al precio corriente si la comisaría de abastecimiento le proporcionaba harina a los precios de tasa o de lo contrario solicitaron el régimen de favor que disfrutaban otras provincias. De la misma forma se decidió la municipalización del servicio de mataderos y la aprobación de su reglamento.

Otra de las preocupaciones de los socialistas fue la educación. En el campo de la formación su-perior impulsaron el proyecto de Escuela industrial y la reorganización de la Escuela de Artes y Oficios. Se aprobó una moción para establecer en Bilbao una Universidad técnico-industrial y se solicitó el establecimiento de una escuela de náutica en la capital vizcaína. Por lo que res-pecta a la educación básica, se adquirieron terrenos para la construcción de un grupo escolar para los barrios de Torre Urizar e Iralabarri y se hicieron reformas en las escuelas del Tívoli.

En el tema económico, los socialistas apostaron por diversificar las fuentes de ingresos munici-pales para compensar la reducción de ingresos por el impuesto de consumos, el cual propusie-ron, junto a los republicanos, que se suprimiese. Para paliar la reducción de ingresos aprobaron el establecimiento del impuesto municipal sobre solares a partir de 1921 en la cuota máxima permitida por el reglamento de exacciones municipales aprobado por la Diputación. Juan Gra-cia se encargó de defender este proyecto frente a la oposición nacionalista:

(…) la minoría socialista tenía conciencia de su deber y había suscrito el informe por la necesidad que había de reforzar los ingresos del municipio; y en segundo lugar porque dado el carácter de este impuesto se excitaba el celo de los propietarios para realizar las construcciones, ya que con el mismo no podrían dedicar los solares a negociar con ellos adquiriéndolos a bajo precio para resistir algún tiempo y venderlos a precio más alto, lo cual a su entender se evitaba con el informe traído a discusión86.

86 AMB/BUA, Libros de actas, sesión del 15 de octubre de 1920.

Page 38: Juan Gracia Colás (1891-1941)

39

En otro orden de cosas, los socialistas propusieron que se declarase fiesta oficial el 1º de mayo. Su intención era la de que el primero de mayo fuera reconocido como una fecha en la que los trabajadores cesaran en sus labores al unánime impulso de confraternizar entre sí y elevar a los Poderes Públicos demandas en las cuales hay un bienestar inmediato para la sufrida clase trabajadora. Juan Gracia defendió la moción, manifestando que no se trataba de una moción partidista, puesto que no se dirigía a beneficiar a una parte determinada de trabajadores, sino al pueblo trabajador en general, por el que el Ayuntamiento tenía la obligación de velar, espe-rando que aquel Ayuntamiento, como algunos de los anteriores, tenía que aprobar lo que en la moción se proponía sin apasionamiento alguno87.

Asimismo, en agosto de 1921, Gracia junto con sus compañeros socialistas propusieron la cesión de la Banda Municipal para dar mayor realce a la cuestación que a favor del pueblo de Rusia iba a tener lugar en Bilbao el 11 de septiembre de ese mismo año, pidiendo además que el Ayuntamiento concediese un donativo de 5.000 pesetas para los hambrientos de aquel país. El propio Gracia fue el encargado de defender la moción haciendo una referencia a la gran tragedia por la que atravesaba la “gran nación rusa”, aduciendo como motivo los siete años de guerra que había soportado, la gran sequía que había asolado sus campos y la conjunción de algunos elementos empeñados en echar abajo el régimen de los soviets, diciendo que fuera cualquiera la causa el pueblo de Bilbao no podía permanecer ajeno a tan grandes catástrofes ni dejar de unirse al sentimiento universal que causan el hambre y miseria de que eran objeto los súbditos de la referida nación, esperando que unos y otros sectores políticos, tanto de la población como el Ayuntamiento debían converger en el referido sentimiento y votar la mo-ción presentada, siguiendo así el ejemplo dado por varios Centros y Corporaciones y la misma Diputación de Vizcaya. La moción fue aprobada por el pleno municipal88.

Tras un año de gestión, Rufino Laiseca tuvo que hacer frente a una moción de censura presen-tada por los nacionalistas vascos y los jaimistas “por no guardar las consideraciones debidas a los componentes de la Corporación y por el empleo de palabras y maneras impropias de una autoridad”, extendiendo su denuncia asimismo al Teniente de alcalde Juan Gracia “por la indefensión en la sesión última”, solicitando la dimisión de ambos89. Los nacionalistas le im-putaban que no respetaba el derecho de las minorías políticas a intervenir en la vida municipal, que no guardaba las consideraciones formales, mientras que los jaimistas le achacaban que había herido sus sentimientos religiosos blasfemando en una de las sesiones. Laiseca respondió que la moción era un orgullo porque ello significaba “prescindiendo de las condiciones de su elección había cumplido bien y fielmente los compromisos y el programa del partido socialista a que pertenecía no sometiéndose a los que por circunstancias especiales y sin pertenecer al socialismo le votaron para la alcaldía con lo cual hubiera muerto para su partido.” A pesar de que la moción salió adelante, Laiseca y Gracia hicieron caso omiso de la misma y agotaron el bienio sin problemas.

El 5 de febrero de 1922 se celebraron las nuevas elecciones municipales para la renovación del Ayuntamiento de Bilbao. Tras los resultados, la composición del nuevo pleno municipal quedaba compuesto por 16 concejales nacionalistas (9 de la CNV y 7 del PNV), 9 socialistas, 8 monárquicos, 6 republicanos, 3 jaimistas y un mellista. El 29 de marzo se tenía conocimiento de que alcalde de Bilbao iba a ser nombrado por Real Orden, recayendo el nombramiento en

87 BFA/AFB, Municipal, Bilbao, 6ª 107/126.88 BFA/AFB, Municipal, Bilbao, 6ª 222/10.89 AMB/BUA, Libros de actas, sesiones del 22 y 24 de febrero de 1921.

Page 39: Juan Gracia Colás (1891-1941)

40

el monárquico Juan de Arancibia90. El nombramiento cayó como una bomba en las minorías antidinásticas, puesto que por una R.O. Circular del 29 de noviembre de 1917 se había puesto fin a los nombramientos de tal clase, aunque el artículo 49 de la Ley Municipal daba toda-vía opción a esa posibilidad. El 1 de abril de 1922, la sesión que debía constituirse el nuevo ayuntamiento estuvo marcada por la tensión, pues en ella las minorías nacionalista, socialista y republicana hicieron constar su protesta por el carácter del nombramiento y por el hecho de que Arancibia hubiera aceptado el cargo en contra de la soberanía popular. Juan Gracia intervino en nombre de la minoría socialista manifestando que “no combatirá personalmente al Sr. Arancibia, sino al Alcalde de Real Orden, ya que no puede admitirse la aplicación de un precepto de la Ley Municipal que por una práctica constante había quedado derogado. Elogió la gestión del Alcalde saliente, Sr. Laiseca, nombrado por el mismo Ayuntamiento, y después de afirmar que jamás podrán ver en el Sr. Arancibia al Alcalde representante del pueblo, y que habría de ser necesariamente objeto de una obstrucción legítima y salvadora, requirióle para que renunciara al nombramiento a fin de que el Ayuntamiento hiciera libremente la elección91”.

Desde su misma constitución, por tanto el Ayuntamiento se dividió en dos frentes; de una parte el bloque monárquico, que intentaba legitimar la figura del Alcalde, y por otra el resto de grupos políticos, que mostraban su total oposición a la imposición por parte de la Corona del presidente de la corporación. Así, la obstrucción que anunciaba Juan Gracia por parte del grupo socialista al nuevo Alcalde fue compartida por el resto de la oposición. La gestión del municipio fue más o menos posible durante la segunda parte del año 1922, sin embargo, a partir del comienzo de 1923 los plenos municipales fueron ingobernables, con sesiones que no llegaban a celebrarse por falta de asistencia a las mismas o que estaban marcadas por una tensión extrema que hizo imposible la toma de acuerdos.

El 1º de febrero de 1923 la oposición antidinástica formuló una moción dirigida al Gobierno planteando la sustitución del Alcalde Arancibia por otro elegido por el pleno municipal. Juan Gracia fue el encargado de defenderla por parte del grupo socialista:

(…) los Ayuntamientos según la misma minoría monárquica son Corporaciones mera-mente administrativas que deben estar alejadas de toda influencia política y más de las que no representan el sentir popular, contra el cual en este caso se acusa el nombramiento de Alcalde de Real Orden. Que el Alcalde es el ejecutor de los acuerdos de la Corporación Municipal y tiene para esta más garantías cuando es ella la que le elige, que no cuando el Gobierno le impone, ya que en el primer caso están menos sometidos a las presiones de éste y obran siempre más en armonía con el Ayuntamiento que los designa. Que el Sr. Díaz decía que el Sr. Arancibia podía hacer un bien al pueblo de Bilbao renunciando a la Alcaldía, pero que su persistencia en ella obedece a coacción de los que le eligieron, mas cree que ello obedece a designios de los mangoneadores de la liga monárquica que quieren sostenerle a todo trance en el sitial; que a los socialistas les tienen sin cuidado las amenazas que se les hagan para que desistan de su actitud y que están unidas todas las minorías y nada ha de apartarles de su camino, siguiendo el ejemplo de Barcelona que, por saber sus conce-jales defender los fueros del Municipio es hoy en día la excepción de España, teniendo la seguridad de que si los Concejales se mantienen con arrestos en su actitud, triunfarán; que le interesa hacer constar, para que se enteren los que creen que la conducta de la minoría

90 Su labor de gestión en Joseba Agirreazkuenaga, Bilbao desde sus alcaldes. Vol. II…, op. cit., pp. 277-288.91 AMB/BUA, Libros de actas, sesión del 1 de abril de 1922.

Page 40: Juan Gracia Colás (1891-1941)

41

socialista no obedece a una convicción, que ella no cederá no por amenazas, ni por respon-sabilidades, ni por otras presiones.

(…) Que si se quiere que no se ocasionen esos perjuicios, la solución no es otra que la de que se marche el Alcalde, y quien vea mal la conducta de los Concejales que en frente de él se han colocado, por la misma razón ha de ver también mal la del Sr. Alcalde, culpando a ambos de lo que pasa. Que los socialistas no actúan en esta forma por capricho, sino porque han visto ocasión propicia para lograr lo que consideran justo, y que no podían esperarlo de los Gobiernos conservadores, pero sí tenían derecho a exigirlo de los liberales, por sus compromisos políticos comprendidos dentro del programa mínimo acariciando por ello la esperanza del triunfo92.

Fruto de estas tensiones se llegó, a causa de su comportamiento antirreglamentario y hostil, a procesar a los concejales socialistas Rufino Laiseca y Pedro Cabo, quedando inhabilitados de sus cargos. En esas circunstancias, los proyectos e informes de las comisiones municipales quedaban sobre la mesa, sin discutirse y sin poder avanzar la gestión municipal. El principio de autoridad del Alcalde apenas se sostenía, celebrándose sesiones en su ausencia y con la presen-cia únicamente de la oposición antidinástica.

Desde diversos medios, como desde la prensa, se pedía una solución a esta situación, sin em-bargo, no se produjo un cambio en la misma hasta la interpelación que Indalecio Prieto, dipu-tado por Bilbao, hizo en el Congreso el 26 de junio de 1923. En ella, pretendía “desenmascarar al Gobierno por la conducta que había seguido con el Ayuntamiento de Bilbao”. Al Gobierno no le quedó más remedio que solucionar el conflicto, y lejos de procesar a toda una corpora-ción que hostigaba al Alcalde maurista, decidió sacrificar al propio Juan Arancibia, pero entró en contacto con los monárquicos bilbaínos para designar un nuevo candidato que tuviera una clara significación liberal y que calmara así la ira de los grupos de oposición. En definitiva, el Alcalde seguiría siendo de Real Orden y el que designara la Liga de Acción Monárquica. Final-mente el nombramiento recayó en la persona de Mariano Aróstegui, quien tomó posesión el 1º de agosto de 192393.

El nuevo alcalde representaba ese hombre de consenso que se buscaba, por lo que los socia-listas depusieron su anterior actitud obstruccionista poniendo delante del hecho de que al fin y al cabo era un regidor designado por Real Orden la necesidad de que la administración de Bilbao recobrase la normalidad. No hicieron lo mismo republicanos, jaimistas y nacionalistas, que manifestaron que iban a seguir donde habían estado hasta ese momento. A pesar de esa actitud, y dado que los socialistas se habían separado del bloque que había paralizado la vida municipal con el anterior alcalde, poco a poco se fue restableciendo la normalidad en los ple-nos. Socialistas, republicanos y monárquicos llegaron a un acuerdo para repartirse los cargos municipales, correspondiendo a los socialistas la 2º, 4ª, 7ª y 10ª tenencia de alcaldía, de forma que Juan Gracia ocupó el puesto de 4º teniente de Alcalde94.

En las sesiones se sucedían la aprobación de informes, de forma que el Ayuntamiento fun-cionó con total normalidad a excepción de algunos temas más espinosos, como el debate que se suscitó tras la propuesta de Juan Gracia de demandar la opinión de las minorías sobre la

92 AMB/BUA, Libros de actas, sesión del 1 de febrero de 1923.93 La labor de aquel Ayuntamiento en Joseba Agirreazkuenaga, Bilbao desde sus alcaldes. Vol. II…, op. cit., pp. 289-296.94 El Liberal, 11-11-1922.

Page 41: Juan Gracia Colás (1891-1941)

42

sedición militar y la guerra de Marruecos, formulado un día después del golpe de Estado de Primo de Rivera y que generó una fuerte discusión en el pleno que obligó a suspenderlo tem-poralmente:

(…) pues que callar es cobardía, y que el Ayuntamiento en un caso como este ha de ex-presar su posición respecto a los hechos que actualmente ocurren en España. Que existe una sedición militar.

(…) propone se proteste de la sedición militar y de la guerra de Marruecos, e invita a las demás minorías a que expongan su opinión.

(…) la minoría socialista y la republicana abandonarán el salón en señal de protesta, y así lo hacen con la venia de la Presidencia95 (…)

Tras la instauración del Directorio militar todo el mundo esperaba que en un corto plazo de tiempo se produjeran cambios en las administraciones locales, en definitiva, que se procediera desde la Dictadura a destituir a las corporaciones municipales. Los concejales de la minoría monárquica enviaron un telegrama de adhesión al Directorio, mientras que el Alcalde Arós-tegui envió dos despachos dando muestras de adhesión y lealtad al Rey y a todos los poderes constituidos. En la sesión extraordinaria del 1 de octubre de 1923 se procedió finalmente a la sustitución del Ayuntamiento por uno nuevo compuesto por vocales asociados.

95 AMB/BUA, Libros de actas, sesión del 14 de septiembre de 1923.

Page 42: Juan Gracia Colás (1891-1941)

43

7. FINAL DE LA RESTAURACIÓN

En esta época, la actuación pública de Juan Gracia, al margen de su papel como regidor del Consistorio bilbaíno, no destacó tanto por su labor de propagandista interviniendo en mítines y conferencias, como por su papel como representante de la UGT en varios conflictos. El 5 de septiembre de 1920 se celebró en Bilbao un mitin organizado por la Juventud Socialista en la Casa del Pueblo para protestar por la intervención europea en Rusia y en solidaridad con las huelgas que en ese momento se estaban produciendo a nivel local. En ese mitin, Juan Gracia, encargado de cerrar el mismo, propuso la formación de un comité de acción que asumiese la dirección de las huelgas planteadas:

La clase capitalista tienen grandes deseos de acabar con la organización de la Casa del Pue-blo. Nada le importa las demás organizaciones obreras ¿Por qué? Porque sabe que la Casa del Pueblo ha ganado muchos pleitos a los patronos en este última época, consiguiendo colocar a los trabajadores en un nivel moral del que antes carecían (…)

En esta ocasión, es la burguesía la que ataca, y cuando una potencia ataca, la otra debe aprestarse a la defensa.

Pensar en la declaración de la huelga general en Bilbao, fuera insigne locura. Fracasaríamos. Al interés de la clase capitalista está unido el interés del Gobierno, y, siendo esto así, al Gobierno le importaría poco hacer una polacada (…)

En interés de las huelgas planteadas, hay que organizar de otro modo su defensa. Es cosa fácil. Nosotros hemos perdido muchos jornales jugando a huelgas generales. ¿No es mejor que perder esos jornales entregarlos voluntariamente para el sostenimiento de las huelgas existentes? Cuando el compañero Carro, con su gran experiencia societaria, no ha aconse-jado la huelga general, es porque la considera contraproducente. “Si no bastan dos pesetas –decía–, daremos más”. Y yo añado: “Pero no deben imponerse este sacrificio los metalúr-gicos y los mineros, únicamente, sino los obreros de todos los oficios”.

Y aún queda otra cosa por hacer. Los patronos, nombran, como los obreros, sus Comisio-nes de huelga; pero éstas se funden en su organismo único, para la mejor dirección de los movimientos (…)

Yo no creo en la eficacia del atentado personal. Por eso, en vez de aconsejar a los traba-jadores en tal sentido, proclamo la necesidad de crear, hoy antes que mañana, un Comité de Acción formado por representaciones de las Sociedades en huelga, del Sindicato me-

Page 43: Juan Gracia Colás (1891-1941)

44

talúrgico y del Sindicato minero, que tomen a su cargo la dirección de los movimientos planteados (…)

Me parece que estamos haciendo el indio. Los patronos y el Gobernador se ríen de noso-tros con fórmulas ridículas, porque no ven en nosotros el espíritu de resistencia necesario para afrontar las huelgas duren lo que duren (…)

Yo espero que las Sociedades en huelga y los Sindicatos aludidos estudien mi proposición96 (…)

Dicho y hecho, pocos días después, Juan Gracia ya aparecía como presidente de un Comité de Acción encargado de dirigir las huelgas planteadas. Este comité, creado desde la Casa del Pueblo, se ocupaba de recoger el sentir de los obreros inmersos en una huelga e intentar llegar a acuerdos con los patronos en unas negociaciones que frecuentemente se llevaban a cabo bajo el paraguas del Gobernador Civil. Su primera tarea fue mediar en el conflicto planteado por los trabajadores de los muelles, ostentando la representación obrera en las negociaciones llevadas a cabo con la patronal en el seno del Gobierno Civil. Gracia, junto a otros representantes de ese comité, como Leandro Carro, llegó a un acuerdo con los patrones, refrendado posterior-mente por la asamblea de obreros, con lo que el conflicto huelguístico quedó, en principio, solucionado97. El comité presidido por Gracia emprendería seguidamente su labor con otros conflictos abiertos, como los ebanistas, los peones, los carreteros, etc. resaltando siempre los diarios el tacto que empleaba nuestro personaje en las negociaciones.

En una entrevista en el diario El Liberal, defendía la labor del Comité de Acción societaria de la Casa del Pueblo, al hilo del conflicto mantenido por los peones:

(…) de lo que se trata en esta huelga por parte de los patronos es de humillar a la clase trabajadora, y muy particularmente a la organización de la Casa del Pueblo.

Es tanto el odio que sienten a esta Casa que sin temor alguno puede asegurarse que la huelga estaría resuelta si las peticiones las hubiera hecho Solidaridad de Obreros Vascos o Católicos Libres…

Es sencilla la explicación. La Casa del Pueblo es una entidad en donde se respetan todas las creencias políticas y religiosas; en donde no se exige más que la lealtad más absoluta en las luchas económicas que se entablen para la obtención de las mejoras imprescindibles para vivir una vida en armonía con las necesidades actuales.

Esta actitud de la Casa del Pueblo inspira tal confianza a la clase trabajadora, que se agrupa en torno a ella en una cantidad tan considerable que sobrepasa a todas las organizaciones de Bilbao ajenas a ella98.

96 El Liberal, 7-09-1920.97 El Liberal, 15-09-1920.98 El Liberal, 7-10-1920.

Page 44: Juan Gracia Colás (1891-1941)

45

Este Comité de Acción parece que sólo estuvo vigente durante el último trimestre del año 1920, pues no volvemos a encontrar noticias del mismo más adelante.

En cuanto a la relación de Gracia con la UGT, en septiembre de 1920 fue nombrado por la sociedad de peones como delgado regional suplente en la Unión General de Trabajadores, siendo nombrado delegado efectivo Facundo Perezagua99. En 1922, sin embargo, aparece ya en la prensa como delegado vizcaíno de la UGT del Sindicato del Ramo de la Construcción de Vizcaya100. En octubre de 1921 presidió un mitin de la UGT Vizcaya en el teatro Campos Eliseos, en el que creía oportuno predicar y difundir la táctica de la UGT101. En otro mitin celebrado en el mismo escenario en febrero de 1923, con la presencia de Francisco Largo Ca-ballero, Gracia esta vez tomó la palabra para defender la labor de su sindicato frente a aquellos que se habían apartado del mismo –en clara alusión a la escisión comunista– resaltando la sensatez de los trabajadores102.

Por otra parte, y en cuanto a su papel dentro del PSOE, Gracia aparece en 1921 como presi-dente del comité central de la Juventud Socialista de Vizcaya103. Sin embargo, el papel más im-portante que ostentó en esta época fue la presidencia de la Federación Socialista Vascongada104, donde aparece a finales de 1920 y desde donde recomendó la celebración de mítines en contra del Gobierno por toda la provincia105.

No fue este un período, tal y como hemos dicho antes, en el que Gracia pronunciara muchas conferencias, pues únicamente recogemos tres, sin embargo, merece la pena detenerse en una conferencia de tipo cooperativista que dio en junio de 1920 pues se recoge íntegramente en el diario El Liberal, dándonos mucha información acerca de su conocimiento al respecto, sobre todo a nivel internacional, con abundantes ejemplos al respecto:

(…) comienza Juan Gracia su conferencia diciendo que es preciso atender los consejos que él puede ofrecer, y que se preste atención debida al cooperativismo como elemento eficaz en el desarrollo de la vida social.

Entre nosotros mismo no nos hemos dado exacta cuenta de su trascendental importancia. Si Inglaterra ocupa el primer lugar en el cooperativismo es por su organización. La más grande del mundo, que cuenta con tres millones de consumidores y representa un capital de seiscientos millones de pesetas.

En Francia esta acción ha adquirido gran desarrollo.

99 El Liberal, 25-9-1920.100 El Liberal, 7-10-1922.101 El Liberal, 11-10-1921.102 El Liberal, 20-02-1923.103 El Liberal, 4-11-1921.104 Esta organización fue una de las primeras federaciones regionales con las que contó el PSOE. Se desconoce la fecha de su constitución, si bien sus primeras referencias datan de 1915. Ricardo Miralles, El socialismo vasco durante la II República, Bilbao, UPV/EHU, 1988, pp. 45-46. 105 El Liberal, 15-09-1920 y 2-11-1920.

Page 45: Juan Gracia Colás (1891-1941)

46

Tenemos como vivo ejemplo a Bélgica, donde los compañeros han comprendido el valor exacto de la acción cooperativista, teniendo antes de la guerra construidas numerosas Ca-sas del Pueblo a expensas de las Cooperativas (…)

En Dinamarca, Italia y Rusia van alcanzando las Cooperativas un desarrollo importantísi-mo, y aquí, en España no hay población donde no existan Cooperativas.

Con gran elocuencia especifica las dos tendencias que comprende el cooperativismo: una en sentido de repartir dividendos de los beneficios, y otra, la que practican los socialistas, que tiende a mejorar el estado económico y a satisfacer las necesidades del partido (…)

Cuenta cómo fueron creadas en Alemania las Cooperativas obreras, siguiendo el ejemplo de los comerciantes y viendo cómo se repartían las ganancias.

También como elemento de lucha se constituyó en Inglaterra la primera Cooperativa 3l año 1844, con 18 miembros, celebrando mercado los lunes y sábados, haciendo ellos mis-mos de dependientes y despertando la constitución de las Grandes Uniones106.

En cuanto a su participación en las dinámicas electorales, Gracia intervino en varios mítines de propaganda socialista para los comicios celebrados entre 1920 y 1923. En esta época, la idea fuerza que dividía a la política vizcaína se modifica ligeramente a instancias de Indalecio Prieto, pues del antagonismo entre la izquierda laica y la derecha católica se pasa a la rivalidad entre el españolismo –socialistas, republicanos y monárquicos– y el nacionalismo vasco, para tratar así de mantener Bilbao como una ciudad izquierdista. Además, hay que recordar que la ruptura oficial de la Conjunción republicano-socialista a nivel nacional se produjo hacia finales de 1919. En Vizcaya, si bien la ruptura afectó a las convocatorias municipales y provinciales, no ocurrió lo mismo con las elecciones de diputados a Cortes, donde la ascendencia de Prieto superaba cualquier coyuntura partidaria y era capaz de aunar de nuevo a republicanos y socia-listas, aunque no fuera de forma oficial.

Así, en diciembre de 1920, Juan Gracia participó en la campaña de cara a las elecciones de diputados a Cortes. Presidió un mitin para la presentación del candidato socialista Óscar Pérez Solís a las elecciones de Diputados a Cortes por el distrito de Valmaseda107 y tomó la palabra en el mitin central de la campaña del candidato socialista Indalecio Prieto, a quien antecedió en el turno de intervenciones. De la misma forma, tomó parte en la campaña de las elecciones provinciales de 1921, donde intervino en sendos mítines en Barakaldo, La Arboleda y Ses-tao. Por último, participó asimismo en la campaña para las elecciones de diputados a Cortes y elecciones provinciales de 1923, interviniendo en mítines en el Valle de Trápaga y Bilbao, manifestando a los jóvenes del partido en este último comicio para que “pongan, como en otras ocasiones, todo su ardor y todo su entusiasmo para obtener el triunfo de los candidatos del partido”, recomendándoles “evitar toda provocación” y actuar “con firmeza y con energía contra cualquier atropello que pudiera intentarse”108.

106 El Liberal, 4-06-1920.107 El Liberal, 7-12-1920.108 El Liberal, 9-06-1923.

Page 46: Juan Gracia Colás (1891-1941)

47

8. ESPERANTO, DICTADURA Y REPÚBLICA

Una de las actividades más destacadas en la biografía de Juan Gracia fue su adscripción al esperantismo desde su juventud. El esperantismo empezó a calar entre los socialistas desde comienzos del siglo XX, cuando en el Congreso constituyente de la Federación de Juventudes Socialistas, celebrado en Bilbao en 1906, se aprobó una moción para “declarar el esperando lengua internacional para facilitar las relaciones entre las Juventudes”. Sin embargo, mientras unos veían con buenos ojos la inclusión del esperanto en el socialismo, otros entendían que era una forma de distraerse de otras necesidades más apremiantes, como la apertura de clases de enseñanza primaria. Fue en los años 20 cuando la relación entre el esperanto y el socialismo se hizo más intensa, influyendo en un grupo de socialistas españoles interesados en propagar el esperanto entre sus correligionarios, destacando la labor de Francisco Azorín al respecto. Estos socialistas veían en el esperanto un idioma de aprendizaje fácil, por su estructura sencilla; democrático, porque favorecía a las clases más humildes, imposibilitadas de estudiar varias len-guas; y finalmente un instrumento de paz que acercaba a los pueblos y fomentaba la solidari-dad. Los socialistas esperantistas consiguieron que las organizaciones del socialismo realizaran algún tipo de declaración oficial a favor del esperanto y de su difusión, como lo hizo la UGT en 1922, la Juventud Socialista en 1925 y el PSOE en 1928109. Para esta última fecha se con-taban importantes núcleos esperantistas socialistas en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Badajoz, Valencia, Córdoba y Bilbao, en donde destacó la labor de Juan Gracia Colás.

Como decíamos, Gracia se interesó desde bien joven por el esperanto. En julio de 1912 se constituía el Grupo socialista esperantista, el cual tenía por objeto la difusión del idioma inter-nacional esperanto y, por medio de este, la propaganda del ideal socialista. La junta directiva del grupo quedó constituida por el propio Juan Gracia como presidente, Luis Bermeosolo como vicepresidente, Asensio Linacero como secretario, Raimundo Varela como tesorero, José Go-rostiza como contador, y Ricardo Méndez y Fernando Liñera como vocales. Asimismo se hacía un llamamiento a todos aquellos interesados en pertenecer a dicho grupo, que debían dirigirse al Círculo Socialista, advirtiendo que era indispensable la pertenecer a alguna de las entidades socialistas de la provincia, pudiendo sin embargo asistir a clase a cuantos así lo deseasen aún cuando no pertenecieran como socios a dicho Grupo110. Este grupo, por las noticias que he-

109 Francisco de Luis Martín, “Aproximación al esperantismo socialista en España (1906-1936)”, Aula: Revista de Pedagogía de la Universidad de Salamanca, 7 (1995), pp. 243-257.110 El Liberal, 8-07-1912.

Page 47: Juan Gracia Colás (1891-1941)

48

mos recogido en prensa, no tuvo mucho recorrido, por lo que es posible que se extinguiera tempranamente.

Sobre Gracia y el esperanto volvemos a tener noticias ya bien comenzada la década de los vein-te del pasado siglo. En enero de 1924 se nombraba nueva junta directiva del grupo esperantista tras una asamblea general ordinaria “muy concurrida”, compuesta esta vez por José Larrea como presidente, Juan Gracia como vicepresidente, Félix Jausoro como secretario, Eugenio Herrera como cajero, y Luis de Otaola, Alberto Díaz y Manuel Elezcano como vocales. Asi-mismo se anunciaba que los trabajos preparatorios del II Congreso de esperantistas ibéricos, que se iba a celebrar en Bilbao, proseguían con “gran entusiasmo”, habiéndose recibido varias adhesiones.

Este congreso se desarrolló en Bilbao entre el 19 y el 22 de junio de 1924. El objetivo del mismo era establecer la organización central de los esperantistas de la península. Juan Gracia ejercía de portavoz del comité organizador del Congreso, el cual se había ocupado en buscar fuentes de financiación para el mismo y realizar el calendario de actividades. En las sesiones Gracia tuvo un gran protagonismo, planteando junto al reputado esperantista Francisco Azo-rín una propuesta para la organización de los grupos esperantistas ibéricos, la cual suscitó mu-cho interés y discusión entre los congresistas, pero que fue finalmente rechazada. Según reco-gió la prensa, las deliberaciones se llevaron a cabo con “gran cordialidad y con un alto espíritu de camaradería”. Las sesiones se combinaron con otras actividades lúdicas como una velada teatral y artística en honor de los congresistas en el Teatro Arriaga tras la sesión inaugural, una visita a la fábrica Altos Hornos, que era una de las entidades financiadoras del Congreso y una excursión al puerto del Abra111.

Tras la celebración de este Congreso, Juan Gracia viajó a Viena como uno de los delegados españoles al XVI Congreso Internacional Esperantista, celebrado a comienzos de agosto de 1924. Gracia asistió al mismo junto a otros siete camaradas de Bilbao, dedicando el tiempo no sólo a concurrir a las sesiones, sino a visitar toda la ciudad y participar en toda clase de eventos112. A lo largo de este viaje también debió pasar algún tiempo en Burdeos, donde tomó contacto con el Grupo Socialista Español de aquella ciudad113.

Tras su vuelta, Santiago Aznar convocaba a una reunión a los socialistas esperantistas bilbaínos para tratar asuntos de interés que se iba a celebrar tras una conferencia de “nuestro samideano” Juan Gracia. La conferencia trató sobre la “Organización y desenvolvimiento de las Juventudes Socialistas de Austria”, pues se añadía que en Viena Gracia había consagrado parte del tiempo en estudiar la organización socialista de aquel país114.

Gracia asumió la presidencia del Grupo Esperantista de Bilbao entre febrero de 1925 y enero de 1926115. En junio de 1925, Gracia participó en una excursión socialista esperantista a La

111 El Liberal, 21-06-1924; La Vanguardia, 2-05-1924; ABC, 2-05-1924; La Suno Hispana, 87 (1924).112 Otro asistente a ese mismo encuentro vienés relata en la revista esperantista La Suno Hispana cómo “El Sr. Gracia y sus siete camaradas de Bilbao se divirtieron, charlaron y se les vio en todas partes, en todas las fiestas, tanto oficiales como no ofi-ciales, tanto, que bien se puede decir de ellos que representaron dignamente el donaire hispano”. La Suno Hispana, 88 (1924).113 El Liberal, 13-09-1924.114 El Liberal, 11-09-1924.115 Información facilitada por el estudioso esperantista José Antonio del Barrio, y recogida en Iñaki Garrido Yerobi y Aitziber Lekuona Iluldain, Las raíces del árbol del exilio. Las biografías de los consejeros del primer Gobierno de Euzkadi, Oñati, IVAP, 2006, pp. 85-86.

Page 48: Juan Gracia Colás (1891-1941)

49

Arboleda, donde se celebró un mitin en el que nuestro personaje tomó la palabra. El grupo esperantista tenía su sede en la calle Merced 1, 1º piso116.

La última referencia que tenemos de la relación de Gracia y el esperanto es en octubre de 1933, cuando en el seno del Grupo Socialista Esperantista se encargó de realizar el resumen de la conferencia del periodista polaco Paul Prabucki117 pronunció en el Círculo Socialista con el título de “El esperanto y la clase trabajadora”118.

Al margen de su actividad esperantista, Gracia continuó con su labor política durante la Dic-tadura de Primo de Rivera, si bien, claro está, esta fue sensiblemente menor en cuanto a fre-cuencia que los años inmediatamente anteriores. Hay que recordar que el socialismo vasco, ya considerado como socialismo prietista, fue el único que se opuso a la política colaboracionista que el PSOE tuvo con el régimen primorriverista. Prieto no compartía el obrerismo de Largo Caballero ni la teoría marxista de Besteiro; era un hombre de realidades, no de doctrina. No podía ser de otra forma; la mayor politización de la sociedad vasca, con la presencia del po-tente nacionalismo tanto en el plano político como en el sindical, hacía que Prieto no pudiese consentir que se dilapidase de la noche a la mañana su carisma como prohombre liberal, de-mocrático y antidinástico y la imagen que él mismo había labrado del socialismo vasco como un partido prorrepublicano, socialdemócrata y reformista119. Además, no hay que olvidar que Prieto se había convertido en representante de las izquierdas en Vizcaya, y ese mismo apoyo y confianza que había recibido del republicanismo le impedía aceptar ningún tipo de política común con un régimen autoritario y antidemocrático como era la Dictadura.

Así, en el Congreso del PSOE de 1928, Prieto, al frente de la Federación Socialista Vasco-Na-varra, votó en contra de la gestión de la Ejecutiva del partido. Manifestó asimismo que el PSOE era la única fuerza capaz de hacer frente a la Dictadura y que se tenía que unir a liberales y republicanos en la oposición a Primo de Rivera. La colaboración con la Dictadura ponía en peligro el prestigio del PSOE ante esos grupos políticos afines120.

Juan Gracia continuó su labor propagandística con la celebración de conferencias, aunque como apuntamos mucho menor en número. Destaca en este sentido la que con el título “Orga-nización y desenvolvimiento de las Juventudes Socialistas de Austria”, ya citada anteriormente, en la que expuso su admiración por el modelo organizativo socialista austriaco, el cual se había dedicado a estudiar en su reciente visita al país centroeuropeo. Gracia manifestó que “el des-envolvimiento de las Juventudes austriacas era muy grande. Que tenían constituidos Grupos de cultura, sport y de defensa de la República”. Dijo también que “el número de grupos que pertenecían a la Juventud Socialista austriaca era el de 300, y el número total de afiliados, de cuarenta mil”. Resaltó la organización obrera austriaca; las cooperativas, que eran la potencia económica más fuerte del país; el municipio vienés, cuyo alcalde era socialista, y la política de

116 El Liberal, 16-06-1925.117 Director de un periódico de Varsovia que estaba como refugiado en Bilbao.118 El Liberal, 15-10-1933.119 Jesús Eguiguren, El PSOE…, op. cit., pp. 255-257.120 Jesús Eguiguren, Historia del socialismo vasco…, op. cit., pp. 235-237.

Page 49: Juan Gracia Colás (1891-1941)

50

municipalización de servicios que estaba llevando a cabo. Demostró, en definitiva, un gran conocimiento del socialismo austriaco, exhortando a los oyentes a imitar su modelo.

Asimismo, en esta época destacó su presencia en las conmemoraciones del 1º de mayo, re-saltando en este sentido la intervención que hizo en el año 1929, en el contexto dictatorial, haciendo profesión de fe de los ideales socialistas:

Hoy gobernantes y capitalistas se van dando cuenta de la razón que nos asiste y, a fin de no precipitar los acontecimientos, van concediéndonos paulatinamente una parte de nuestras aspiraciones, concesiones que son vulneradas tan pronto observan el debilitamiento de nuestra organización sindical y política.

Por estas razones se precisa mantener una fuerte unión de todos los explotados y, dentro de ella, adquirir la capacitación necesaria para, llegado el momento, poder con conocimien-to de causa ocupar el lugar que como productores nos corresponde en la gobernación del Estado.

El hecho de que en las actuales circunstancias procuremos atemperar nuestra actuación al momento presente no quiere decir que renunciemos a lo que es base de nuestro ideal; a nuestra suprema aspiración de incautarnos de los medios de producción121.

Asimismo es resaltable la presencia de Gracia en varios actos, como en los celebrados en ho-menaje de Pablo Iglesias. Asistió en diciembre de 1925 a Madrid al funeral del fundador del socialismo español junto a la numerosa delegación vasca, representada por las agrupaciones de Bilbao, Barakaldo, Eibar, Erandio, Gallarta, La Arboleda, San Sebastián, Tolosa, Vitoria e Irún, y entre la que se encontraban personajes como Julián Zugazagoitia, Juan de los Toyos o Paulino Gómez Beltrán122. Un año más tarde, cuando se cumplió un año de su fallecimiento, Gracia presidió un homenaje a Iglesias en el Círculo Socialista de Bilbao en el que se descubrió un busto en su memoria, realizado por el escultor Moisés de Huerta y Ayuso123. Gracia relató la “gran obra” llevada a cabo por Iglesias durante 50 años manifestando “que la mejor manera de honrar la memoria del admirado maestro es continuar su labor de engrandecimiento de las organizaciones obreras y de propaganda de las ideas socialistas124”.

Por último cabe recordar también su participación en los actos organizados por la Juventud Socialista para conmemorar su 25 aniversario. En un banquete celebrado en el Casino de Ar-chanda, Gracia se dirigió a los asistentes en nombre de los socialistas que pertenecieron a la Juventud en 1904, manifestando “en nombre de ellos también, que continuemos con el mismo entusiasmo que ellos la labor que emprendieron hace veinticinco años125”.

121 El Liberal, 2-05-1929.122 El Liberal, 15-12-1925.123 Moisés de Huerta (Valladolid 1881–Mérida 1962), tuvo una importante actividad escultórica en Bilbao y Vitoria. Es curioso que tras realizar este busto de Iglesias se ocupara del proyecto de la estatua del Sagrado Corazón de Jesús de Bilbao (1927) o de una estatua ecuestre de Francisco Franco en Zaragoza (1953).124 El Liberal, 10-12-1926.125 El Liberal, 8-01-1929.

Page 50: Juan Gracia Colás (1891-1941)

51

Primo de Rivera presentó su dimisión el 28 de enero de 1930, asumiendo el poder el Gene-ral Berenguer, abriendo un período denominado “dictablanda”, caracterizado por su intento de apaciguar los ánimos y las revueltas sociales, derogando algunas medidas tomadas por su predecesor. Indalecio Prieto, líder del socialismo vasco, participó en todas las intentonas de derribar al régimen monárquico e instaurar la República. Durante el año 1930 llevó a cabo una activa campaña de propaganda antimonárquica y prorrepublicana en mítines, conferencias y actos políticos, destacando en este aspecto la conferencia que impartió en el Ateneo de Madrid el 25 de abril bajo el título El momento político. Con el rey o contra el rey126, y la que con motivo del 2 de mayo dio en la Sociedad “El Sitio” de Bilbao con el lema Los deberes de la democracia vascon-gada en el presente momento histórico127. En ambas hacía un llamamiento a la unión de elementos políticos para impulsar el cambio de régimen en España y superar así la crítica situación por la que estaba pasando el país. Esta voluntad de coligación de fuerzas políticas frente al régimen monárquico se plasmó en el Pacto de San Sebastián, que reunió a republicanos de todos los matices, catalanistas de izquierda y a otras personalidades, como Prieto, en torno a un acuerdo para instaurar la República en España compatible con una organización autonómica. Prieto, si bien acudió a título personal a la cita, fue el político que más hizo por el cambio de régimen al plantear el dilema con el rey o contra el rey.

Aunque el PSOE no participó directamente en el Pacto de San Sebastián, se sumaría posterior-mente a él, lo que constituyó todo un éxito para la línea política que había seguido Prieto, a la vez que supuso una rectificación de la política seguida por el partido durante la Dictadura128. De esta forma, en los acontecimientos que se sucedieron desde la firma del Pacto hasta la pro-clamación de la República el PSOE tuvo una participación decisiva.

La convocatoria electoral promovida por el almirante Aznar, que había sucedido al general Berenguer al frente del Gobierno, con la intención de volver a la normalidad restauracionista, dio la oportunidad a republicanos y socialistas de reeditar nuevamente la alianza electoral fini-quitada en 1919. Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 se convirtieron en un ple-biscito para la Monarquía y no defraudaron las expectativas de republicanos y socialistas, que triunfaron en las grandes ciudades. En el País Vasco, republicanos y socialistas se unieron en el Bloque Antimonárquico junto a Acción Nacionalista Vasca, una fuerza política de izquierdas y autonomista. Frente al Bloque se situaron, por un lado, los nacionalistas del PNV y, por otro, la Concentración de elementos monárquicos.

Juan Gracia participó activamente en la campaña electoral de aquellas elecciones municipales, en las que no figuraba en las listas de candidatos. El 7 de abril presentó a los candidatos del blo-que antidinástico del distrito bilbaíno de Diputación, entre los que estaba Julián Zugazagoitia. Asimismo, los días 10 y 11 participó en sendos mítines en Sestao y Gernika.

La victoria en las tres capitales vascas fue a parar a la coalición antimonárquica, que también se hizo con importantes núcleos como Baracaldo, Sestao, Irún, Eibar y Pasajes. En Bilbao, el Blo-

126 Recogida en Ricardo Miralles, Indalecio Prieto. Textos escogidos, Llanera, Junta General del Principado de Asturias, 1999, pp. 67-91.127 Reproducida en Ramón Talasac y José Manuel Azcona, La tribuna de “El Sitio”. 125 años de expresión libre en Bilbao (1875-2000), Ansoain, Sociedad El Sitio, 2001, pp. 797-808.128 No obstante, hay que decir que el cambio producido en la línea política socialista no venía provocado por un replantea-miento de las tesis posibilistas que habían defendido Besteiro y Largo Caballero durante la Dictadura, sino por una cuestión de oportunidad, ya que resultaba imposible continuar con la ambigüedad política.

Page 51: Juan Gracia Colás (1891-1941)

52

que Antimonárquico venció en todos los distritos salvo en el de Hospital, en el que obtuvieron la mayoría los nacionalistas del PNV, mientras que la presencia de los monárquicos fue casi testimonial. De los 31 concejales obtenidos por los antimonárquicos, 12 correspondieron a los republicanos, 12 a los socialistas y 7 a Acción Nacionalista Vasca. Por su parte, los nacionalistas lograron 12 concejales, mientras que la Concentración Monárquica se hizo con 3.

Page 52: Juan Gracia Colás (1891-1941)

53

9. BIENIO PROGRESISTA

La victoria incontestable del Bloque en la mayoría de capitales de provincia hizo insostenible la posición de Alfonso XIII, el cual tuvo que abdicar y marchar al exilio129.

Republicanos y socialistas se hicieron cargo del Gobierno provisional republicano, presidido por Alcalá-Zamora130, que se encargó de convocar elecciones constituyentes, las cuales se en-cargaron de redactar una nueva Constitución, y llevar a cabo las primeras medidas reformistas, como la modernización del ejército, la mejora de la educación o la reforma agraria. El gobierno de concentración republicano-socialista se empezó a romper a finales de ese mismo año 1931, con la salida primero de los representantes de la Derecha Liberal Republicana, alegando un ex-cesivo laicismo del Estado y la persecución católica de su propio Gobierno, y luego del Partido Radical, que perseguía postularse como alternativa de poder de carácter centrista. Así, desde diciembre de 1931 hasta septiembre de 1933, Manuel Azaña presidió el Gobierno con apoyo del PSOE, radicales socialistas y Acción Republicana.

En Bilbao, la República fue recibida con entusiasmo, con las calles engalanadas con banderas republicanas y espontáneas manifestaciones de júbilo. Los socialistas vascos acogieron con una enorme satisfacción la instauración de la República, pues se habían mostrado como una fuerza política prorrepublicana como lo demostraba la conjunción con los republicanos locales desde 1907, la moderación de las reivindicaciones sindicales con la expulsión de Perezagua en 1914, la oposición a toda colaboración con la Dictadura de Primo de Rivera llevada a cabo por Indalecio Prieto y la participación de este en el Pacto de San Sebastián y en todas las iniciativas para derribar el régimen monárquico. Consideraban, por tanto, la República como una con-quista propia y declaraban que su primer objetivo era la consolidación del nuevo régimen, tarea para la que contaban con la excelente relación que mantenían con el republicanismo local, con quien tenían un largo historial de colaboración, sobre todo en Bizkaia, donde Indalecio Prieto se había erigido como representante genuino de las culturas socialista y republicana131.

Con la llegada de la República, la actividad pública de Juan Gracia se multiplicó, tomando parte en esos dos años en decenas de mítines, conferencias y actos políticos. En cuanto a los mítines,

129 Julio Gil Pecharromán, La Segunda República, Madrid, Historia 16, 1999, pp. 25-28.130 El primer Gabinete republicano recogía en su composición las diferentes tendencias políticas y sociales que integraban la conjunción de fuerzas antimonárquicas. La composición era presidencia Niceto Alcalá Zamora (DLR); Estado, Alejandro Lerroux (PRR); Gobernación, Miguel Maura (DLR); Justicia, Fernando de los Ríos (PSOE); Guerra, Manuel Azaña (AR); Marina, Santiago Casares Quiroga (ORGA); Economía nacional, Lluís Nicolau D´Olwer (PCR); Hacienda, Indalecio Prieto (PSOE); Fomento, Álvaro de Albornoz (PRRS); Trabajo y Previsión Social, Francisco Largo Caballero (PSOE); Instrucción Pública, Marcelino Domingo (PRRS); Comunicaciones, Diego Martínez Barrio (PRR).

131 Ricardo Miralles, El socialismo vasco…, op. cit., pp. 153-160.

Page 53: Juan Gracia Colás (1891-1941)

54

éstos fueron de propaganda socialista, sindical o republicano-socialista. Sus organizadores fue-ron bien el propio PSOE, bien alguna sección de la UGT o bien la Juventud Socialista. Muchas veces fue el propio Gracia el único orador, mientras que en los actos de mayor enjundia era frecuente que compartiera el protagonismo con otros líderes políticos y/o otros propagandis-tas como él, como su correligionario y amigo Santiago Aznar, con quien lo hizo en bastantes ocasiones, el republicano Alfredo Espinosa Orive o la diputada Margarita Nelken. Los mítines se celebraron no sólo por la zona de influencia de los partidos de izquierda, esto es, Bilbao, los márgenes de la Ría y la zona minera, sino que la propaganda socialista llegó a lugares de com-plicada penetración para las ideas progresistas como Durango, Etxebarri, Usánsolo, Markina y Ondarroa. No disponemos más información de estos mítines que la de su celebración, pues en la mayoría de los casos no se recogen datos del desarrollo de los mismos. Sin embargo, en algunas ocasiones se recogen resúmenes de los mítines o de la intervención de sus protagonis-tas, con lo que podemos deducir que estos actos sirvieron para realizar propaganda de las ideas socialistas y societarias por toda la provincia de Bizkaia, animando a los obreros a ingresar en el PSOE y la UGT y a los jóvenes a hacerlo en la Juventud Socialista. Así se expresó en Bal-maseda en mayo de 1931, con ocasión de la inauguración del Centro Obrero de la localidad:

(…) recomendando a todos, en particular a los jóvenes, su ingreso en la Juventud, donde aparte de la labor cultural que pueden cosechar, aprenderán también a hacer valer sus derechos (…)

Aconsejó a todos el ingreso en el Centro Obrero132 (…)

Unos meses más tarde, Juan Gracia, en otro mitin de propaganda sindical, celebrado en Du-rango, marcaba las distancias entre la UGT y la CNT y el sindicalismo nacionalista, para de-mostrar las ventajas de la primera:

Analizó la táctica de la UG de T y de la CN de T para demostrar que la acción directa es perjudicial en extremo, citando casos como el de la huelga de las minas de la Encartación; también combatió a Solidaridad de Obreros Vascos, que no tiene razón de ser, porque la UG de T admite en su seno a todos los trabajadores, cualquiera que sea la idea política que sientan.

Recomendó a los trabajadores de todos los oficios de Durango que (…) acudan a las filas de la Unión General de Trabajadores, que a todos tiende sus brazos y a todos defiende por igual133.

Por lo que respecta a las conferencias, contamos 16 en este bienio, pronunciadas en su mayoría en Bilbao y en los pueblos de su entorno industrial más inmediato. El tema de las mismas giró en torno a temas políticos, laborales134, el cooperativismo, el mutualismo o la organización so-cialista austriaca. Como hemos dicho anteriormente con los mítines, de la mayoría de las con-ferencias simplemente son apuntadas en la prensa, no recogiéndose el desarrollo de las mismas

132 El Liberal, 13-05-1931.133 El Liberal, 22-12-1931.134 Se encargó fundamentalmente de explicar la Ley de Contratos de Trabajo y la Ley de Jurados Mixtos dictadas por el Ministerio de Trabajo que dirigía Francisco Largo Caballero en noviembre de 1931.

Page 54: Juan Gracia Colás (1891-1941)

55

ni las palabras de Gracia en la gran mayoría de los casos. Únicamente tenemos un resumen de una conferencia que dictó en la localidad de Sondika en noviembre de 1931, en la que Gracia realiza consideraciones políticas:

Gracia demostró el decisivo papel de la Unión General de Trabajadores en la obra revo-lucionaria de la implantación de la República y el papelito de sacristía que hicieron los nacionalistas desoyendo el requerimiento que se les hizo para derribar la monarquía y obedeciendo, en cambio, las órdenes del obispo de Vitoria, que les impuso la condición contraria, faltando así a las más elementales formas de libertad de que siempre pudo hacer gala el País Vasco.

Señaló particularmente el caso de los nacionalistas de derecha, la mayor parte, un poco antes, upetistas y somatenistas, llegaron hasta negar la existencia del nacionalismo vasco y contribuyeron a confeccionar banderas nacionalistas, figurando como abanderados de la enseña monárquica en numerosos actos públicos.

Expuso la obligación de apoyar y sostener la República, que si no llena, ni mucho menos, nuestros ideales, es y debe ser un firme puntal de la honda transformación que se realizará.

Señaló la necesidad de la unión, que cada día se hace más necesaria135.

Juan Gracia, asimismo, participó de forma muy activa en la campaña electoral a Cortes Cons-tituyentes de 1931. El Bloque de izquierdas que se había formado para conseguir derribar la monarquía tras las elecciones municipales del mes de abril se mantuvo para la convocatoria a Cortes Constituyentes de 1931, a pesar de que no contó con el concurso de ANV en Vizcaya. Republicanos y socialistas se repartieron en esta ocasión de forma equitativa los cuatro puestos de la candidatura por Vizcaya-capital, recayendo en Indalecio Prieto y Luis Araquistain por el PSOE y en Ramón María Aldasoro (republicano autónomo) y Vicente Fatrás (republicano radical-socialista) por los republicanos. La candidatura salió victoriosa obteniendo los cuatro escaños de la mayoría frente a la coalición de PNV y carlistas, que lograron los dos escaños por la minoría, ANV y Partido Comunista.

Gracia intervino en mítines de carácter electoral por toda la geografía vizcaína, desde la co-marca de Bilbao a las Encartaciones o el Duranguesado. Al ser las candidaturas de carácter republicano-socialista, Gracia compartió estrado con otros políticos de tendencia republicana, como eran Ramón Madariaga, Ramón Aldasoro, Ernesto Vega de la Iglesia, Alfredo Espinosa, Vicente Fatrás o Ambrosio Garbisu, además con correligionarios suyos como Santiago Aznar y Juan de los Toyos. La prensa de la época no recoge el desarrollo de los mítines en los que

135 El Liberal, 24-11-1931.

Page 55: Juan Gracia Colás (1891-1941)

56

Gracia participó, simplemente tenemos un breve apunte de su intervención en un mitin en Leioa a finales de junio de 1931:

El Sr. Gracia puso de manifiesto las conquistas sociales iniciadas por el Gobierno Provi-sional de la República, e hizo una exposición brillantísima del ideario socialista, causando en el público sensación extraordinaria136.

Para las elecciones legislativas de 1933 el panorama había cambiado. La Conjunción republi-cano-socialista se había roto a nivel nacional, a pesar de lo cual en Bilbao subsistió a instancias de Indalecio Prieto ya que era la única forma de hacer frente e impedir el triunfo de la derecha, convirtiéndose en el único lugar de España en el que socialistas y republicanos, de Acción Republicana y del Partido Republicano Radical-Socialista Independiente, compartieron candi-datura. El PSOE realizó una votación para la designación de candidatos para los dos puestos que le correspondían en la candidatura de Vizcaya-capital, resultando elegidos Indalecio Prieto y Julián Zugazagoitia, mientras que por detrás quedaron Toribio Echevarria, Juan de los Toyos, Joaquín Bustos, Luis Araquistain, Enrique de Francisco, Justo D. Somonte y el propio Juan Gracia137.

Juan Gracia, asimismo, fue elegido por la comisión electoral socialista de Bilbao para interve-nir en las tareas de propaganda junto a otros correligionarios como Santiago Aznar, Joaquín Bustos o Paulino Gómez Beltrán138. Sin embargo, la intervención de Gracia en los mítines electorales de 1933 no fue tan profusa como en 1931. El resultado de las elecciones fue un fracaso para la izquierda, pues por primera vez en décadas perdía la hegemonía del distrito de Bilbao frente al nacionalismo, teniéndose que conformar con los dos puestos por la minoría, que fueron a parar a Prieto y Azaña. Gracias a esta acción de Prieto, el político madrileño pudo estar en el Parlamento en el segundo bienio republicano.

Por otra parte, hay que resaltar la labor de Juan Gracia en los Jurados Mixtos. La ley de jura-dos mixtos del 27 de noviembre de 1931 extendía el sistema de jurados mixtos a la industria y servicios, con la misión de que mediaran en los conflictos laborales estableciendo un dictamen conciliatorio que si era rechazado por una de las partes se podría remitir al Consejo Superior de Trabajo, última instancia mediadora. Gracia fue nombrado vicepresidente de la primera agrupación de jurados mixtos de Vizcaya139, participando en decenas de actos conciliatorios entre junio y noviembre de 1933.

Por lo que respecta a su actividad dentro de la Agrupación Socialista bilbaína, Gracia fue elegido delegado suplente de la formación al Congreso Extraordinario del PSOE de julio de 1931, en el que el partido debía definir su posición frente a la recién instaurada República. La

136 El Liberal, 26-06-1931.137 El Liberal, 22-10-1933.

138 El Liberal, 2-11-1933.139 El Liberal, 10-06-1933. Ricardo Miralles, El socialismo vasco…, op. cit., p. 343.

Page 56: Juan Gracia Colás (1891-1941)

57

representación del socialismo bilbaíno la ostentaron en aquella ocasión Indalecio Prieto y el doctor López Abadía140.

Por otra parte, Juan Gracia fue elegido en febrero de 1933 vicepresidente de la Agrupación Socialista de Bilbao, comité que completaban Fermín Zarza en la presidencia, Eusebio Rodrigo y Félix Merodio en la secretaría, Arturo Rouco en la tesorería, Miguel de Segurajaúregui como contador y Enrique Salas, Fulgencio Mateos y Raimundo Varela en las vocalías141. Este comité estuvo vigente dos años, pues en febrero de 1935 se eligió uno nuevo. Este cargo fue el único que orgánicamente tuvo Juan Gracia en el PSOE durante toda su vida, si exceptuamos su apa-rición en la presidencia de la Federación Socialista Vascongada.

Al margen de la actividad política, debemos rescatar algunos aspectos de la labor profesional de Juan Gracia. Hasta ahora no nos habíamos detenido en el medio de vida de nuestro perso-naje. Algunos acercamientos biográficos afirman que tuvo un taller de ebanistería, dato este que no hemos podido confirmar, sin embargo, lo que sí queda atestiguado es su trabajo en la plantilla del Ayuntamiento de Bilbao. Según parece, Gracia estuvo trabajando interinamente en el Consistorio bilbaíno como auxiliar 2º del comisionado de apremios, cargo que el 10 de octubre de 1932 dejaría por el de investigador de las contribuciones territorial, industrial y de comercio, que ocuparía de forma interina, con un sueldo de 4.000 pesetas anuales, aparte de los premios que por el resultado de su gestión inspectora se podría acordar concederle142.

Un año más tarde, Gracia, solicitaba su nombramiento como investigador efectivo, previa rea-lización de un examen de suficiencia, en razón a que consideraba que había cumplido fielmente sus obligaciones, cosa que atestiguaba el jefe de la sección de hacienda del Ayuntamiento. Su caso fue primero estudiado por la Comisión municipal de Hacienda, que aprobó el nombra-miento de Gracia el 1 de marzo de 1934 previa realización de un examen con los votos a favor de republicanos y socialistas y los votos en contra de los nacionalistas, los cuales se quejaron de que el concurso no fuera público y que Gracia fuera el único candidato.

Su nombramiento pasó a la sesión plenaria, impugnando los nacionalistas el proyecto de acuer-do y solicitando que todas las plazas fueran cubiertas por oposición o concurso. Rufino Laise-ca, de la minoría socialista y, recordemos, alcalde de Bilbao entre 1920 y 1922 en el consistorio en el que Gracia fue primer teniente de alcalde, salió en defensa de su correligionario, resaltan-do sus cualidades:

140 El Liberal, 7-07-1931.141 El Liberal, 9-02-1933.142 Entraba como inspector por una vacante que dejaba, tras jubilarse, el investigador titular Manuel Basterra Oyarbide. BFA/AFB, Municipal, Bilbao, Hacienda, 109/30.

Page 57: Juan Gracia Colás (1891-1941)

58

(…) el señor Gracia reúne aptitudes no solamente para este cargo sino para otros muchos más superiores (…) el señor Gracia desempeñó la primera tenencia de alcaldía con un acierto indudable, destacándose de entre los miembros de la minoría socialista por su trato especial y por la afición que tenía al estudio de los problemas municipales, y ocupando el cargo de presidente de la comisión de hacienda (…) Cómo hemos de perder la ocasión de nombrar al señor Gracia?143

Aprobado el dictamen y desechado el voto particular nacionalista, Gracia efectuó el examen de suficiencia el 4 de junio de 1934. Siendo el resultado satisfactorio, fue nombrado definiti-vamente investigador efectivo de las contribuciones territorial e industrial el 27 de junio de 1934, con los mismos haberes y emolumentos que los señalados para los demás investigadores efectivos.

143 BFA/AFB, Municipal, Bilbao, 10ª 35/141.

Page 58: Juan Gracia Colás (1891-1941)

59

10. BIENIO NEGRO, FRENTE POPULAR Y

SUBLEVACIÓN NACIONAL

La destitución de Azaña el 7 de septiembre de 1933, provocó que el Presidente de la Repúbli-ca, Alcalá Zamora, convocara elecciones de Diputados a Cortes, tras dos efímeros gobiernos radicales dirigidos por Lerroux y Martínez Barrio respectivamente. A pesar de que la victo-ria electoral correspondió a la derecha antirrepublicana, la CEDA, Alcalá Zamora encargó la formación de Gobierno de nuevo a los radicales, que gobernaron con el apoyo de la derecha, primero sin incluir a ninguno de sus representantes en el gabinete y posteriormente con la par-ticipación de varios ministros cedistas. Los sucesivos ejecutivos radical-cedistas se encargaron, en los más de dos años que estuvieron en el poder, de deshacer las reformas que habían lleva-do a cabo republicanos y socialistas en el primer bienio. Hecho destacado de este período fue la denominada revolución de octubre de 1934, un movimiento huelguístico e insurreccional llevado a cabo por sectores de la izquierda en protesta por la entrada de ministros cedistas en el Gobierno radical.

A partir de la derrota electoral de 1933 el PSOE inició un giro en su política, abandonando la estrategia de consolidar la República y llevar a cabo una política reformista por el abandono del republicanismo y el camino hacia la Revolución. Según su planteamiento, los republicanos históricos habían traicionado el pacto revolucionario de 1930 en San Sebastián y habían en-tregado el poder a la derecha antirrepublicana, monárquica, dictatorial o fascista, por lo que defendían una acción revolucionaria. En el País Vasco fue Julián Zugazagoitia el que desarrolló la tesis del nuevo camino revolucionario socialista, afirmando que la derrota de 1933 represen-taba un avance en el camino del socialismo ya que eliminaba de la lucha política a la clase media republicana dejando frente a frente a dos clases antagónicas como eran la clase trabajadora y la clase burguesa conservadora. Por ello, el socialismo renegaba de la República burguesa y de los partidos republicanos que la propugnaban y se lanzaba al camino de la conquista de objetivos exclusivamente obreros, pues la nueva situación política amenazaba los logros históricos de la clase trabajadora. Así, el socialismo vasco, únicamente veía una salida a la situación política marcada por el ascenso de la derecha y el peligro fascista, cual era decantarse por la acción revolucionaria, rompiendo con la República, el reformismo y el evolucionismo144.

Juan Gracia, como es de suponer, participaría de este nuevo diagnóstico político socialista. No fue esa una época en la que Juan Gracia se prodigó en actos políticos, siendo únicamente rese-ñable su participación en la semana antifascista, una campaña organizada por la Juventud So-cialista en junio de 1934, en la que se desarrollaron mítines por toda Bizkaia, y en la que Gracia

144 Ricardo Miralles, El socialismo vasco…, op. cit., pp. 213-224.

Page 59: Juan Gracia Colás (1891-1941)

tomó parte en los actos celebrados en Barakaldo, Getxo, Zaramillo, La Arboleda, Las Carreras, Somorrostro y Bermeo, pero de los que no tenemos más noticia que de su celebración, no recogiéndose las palabras de Gracia al respecto145. Esta campaña tenía como fin demostrar que los socialistas eran “la auténtica vanguardia de la clase explotada, que bajo nuestras banderas se cobijan miles y miles de trabajadores que están decididos a la lucha por sus reivindicacio-nes”, y se proponían “atacar como sea toda labor fascista y contrarrevolucionaria, y en todo momento, si es preciso, daremos hasta la última gota de nuestra sangre antes de consentir que en nuestra nación impere un régimen negrero y podrido como el que pretenden Gil Robles y compañía146.”

El movimiento revolucionario de octubre de 1934 tuvo en el País Vasco, y en Bizkaia con-cretamente, un importante impacto. El comité revolucionario en la provincia estaba formado por Paulino Gómez Sáiz, Santiago Aznar y Juan Nadal, existiendo un “buen aparato” para la revolución. La preparación del movimiento estuvo en manos del PSOE y sólo en el último momento se aceptó colaborar con los comunistas. Sin embargo, a la hora de la verdad, no hubo una coordinación entre todos los elementos de la provincia y en el propio comité de huelga había distintos criterios sobre los objetivos del movimiento. En Bilbao la huelga comenzó el día 5, paralizándose todos los trabajos y los servicios. Hubo algún enfrentamiento entre los huelguistas y las fuerzas públicas, explosiones y tiroteos, con un balance de 16 muertos. Para el día 13 de octubre todo el País Vasco estaba normalizado y los principales líderes del socialismo vasco estaban en la cárcel o en el exilio147.

Desconocemos las implicaciones de Juan Gracia en el movimiento, no hemos podido encon-trar ninguna referencia sobre su situación en esa época, aunque dada su posición como vice-presidente de la agrupación de Bilbao y como activo propagandista de las ideas socialistas es del todo seguro que participara en la huelga. Nada sabemos, de igual forma, sobre una posible entrada a la cárcel o una huida al extranjero, si bien en la prensa de la época su nombre no vuelve a aparecer hasta la formación del Frente Popular en enero de 1936, por lo que no sería desventurado pensar en un exilio temporal, como le sucedió a Santiago Aznar o a Juan de los Toyos.

Tras el fracaso de la revolución de octubre, el PSOE se sumió en una división interna, dife-renciándose tres alas con distintas percepciones teóricas y políticas. Por la izquierda se cons-tituyó la corriente denominada izquierda socialista alrededor de la figura de Francisco Largo Caballero, que propugnaba la unidad política y sindical de las organizaciones obreras para conquistar el poder e implantar la dictadura del proletariado y el rechazo de cualquier tipo de entendimiento con los partidos republicanos. Por el centro se encontraba la facción de Indalecio Prieto, que rechazaba la “bolchevización” del partido y proponía como alternativa a la frágil situación del socialismo español en 1935 la recomposición de la alianza electoral con los partidos de la izquierda republicana. Por último, a la derecha, siendo bautizados por Largo Caballero como “reformistas”, se encontraba el pequeño grupo que encabezaba Julián Besteiro, que se oponía la progresiva radicalización del PSOE. La pugna entre la izquierda y el centro se saldó en una especie de tablas, puesto que aunque Indalecio Prieto se hizo con el control del partido y su política de alianza con los republicanos coincidió con la estrategia del

145 Los mítines se recogen el El Liberal, entre el 10 y el 16 de junio de 1934.146 El Liberal, 14-06-1934.147 Ricardo Miralles, El socialismo vasco…, op. cit., pp. 239-242; Norberto Ibáñez y José Antonio Pérez, “Orígenes y desa-rrollo del socialismo…”, op. cit., pp. 159-162.

60

Page 60: Juan Gracia Colás (1891-1941)

61

Frente Popular, Largo Caballero tenía el control de la UGT y tenía capacidad para paralizar las iniciativas políticas de Prieto.

En el País Vasco no se padeció esa pugna en el interior del PSOE o de la UGT, ya que aunque existieron algunos núcleos izquierdistas, la gran mayoría del socialismo vasco se posicionó del lado de Indalecio Prieto, apoyando la coalición con los republicanos, rechazando los términos del debate político que proponía el sector de Largo Caballero y sosteniéndole mayoritariamen-te en su requerimiento de convocar el Comité Nacional del PSOE. De hecho, la coalición con los republicanos tenía una gran tradición en el País Vasco, sobre todo en Bizkaia, donde los republicanos habían apoyado la candidatura de Prieto a pesar de la ruptura de la Conjunción republicano-socialista y donde la coalición había sobrevivido hasta en 1933, cuando el PSOE se aisló en toda España de los partidos burgueses, por lo que no hubo de vencer ninguna re-sistencia a ese respecto.

La definitiva reunión entre republicanos y socialistas, a nivel nacional, se produjo a finales de diciembre de 1935. Indalecio Prieto consiguió provocar la dimisión de Largo Caballero, contrario a toda colaboración con los republicanos, de la presidencia del PSOE, ofreciendo inmediatamente después un acuerdo a los republicanos para la consecución de una coalición electoral. Izquierda Republicana, Unión Republicana y el Partido Nacional Republicano acep-taron rápidamente la propuesta, con lo que de inmediato comenzaron las negociaciones repu-blicano-socialistas para la elaboración de un programa electoral conjunto148. La inclusión en las negociaciones para la coalición de los comunistas, a la que Azaña era contrario, se salvó me-diante la delegación de la representación comunista en los comisionados socialistas, los cuales representarían así a todas las organizaciones obreras interesadas en participar149.

En el País Vasco, por su parte, el socialismo aceptaba, como hemos dicho antes, los plan-teamientos de Prieto para realizar una coalición electoral con los republicanos, ampliándola por la izquierda con otros partidos obreros. A partir del verano de 1935, las relaciones entre republicanos, socialistas y comunistas ya eran fluidas, no existiendo problema alguno para la formación de una futura coalición electoral.

El gobierno centrista que presidía Manuel Portela Valladares disolvió las Cortes el 7 de enero de 1936, convocando nuevas elecciones generales para el 16 de febrero. El manifiesto del Frente Popular vio la luz el 16 de enero de 1936; en él se incluía un programa de un hipotético gobierno exclusivamente formado por republicanos con el apoyo externo, eso sí, de las fuerzas obreras. Recogía asimismo una amplia amnistía, la aplicación de las leyes autonómicas, y otras medidas de tinte económico y social150. Por su parte, el Frente Popular se organizó en el País Vasco a mediados de enero, y estaba compuesto por el Partido Socialista, el Partido Comunis-

148 Por parte republicana estaban Bernardo Giner (UR), Antonio Sacristán (PNR) y Amós Salvador (IR), mientras que los delegados socialistas fueron Manuel Cordero y Juan Vidarte.149 Firmaron el manifiesto del Frente Popular Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, UGT, las juventudes socia-listas, el POUM, y el Partido Sindicalista, además de otras organizaciones locales. El PNR de Sánchez Román no lo firmó finalmente por discrepancias políticas con los partidos obreros, pero sin embargo recomendó posteriormente a sus afiliados que votaran las candidaturas del Frente Popular. Fuente: Juan Avilés Farré, La izquierda burguesa y la tragedia de la II Repú-blica, Madrid, Comunidad de Madrid, 2006, pp. 382-383.150 Juan Avilés Farré, La izquierda burguesa…, op. cit., p. 384.

Page 61: Juan Gracia Colás (1891-1941)

62

ta de Euskadi, Izquierda Republicana, Unión Republicana, Ezquerra Vasca Federal y Acción Nacionalista Vasca.

En Bizkaia hubo algunas discrepancias en cuanto a la confección de candidaturas, sobre todo en lo que a la candidatura por Bilbao hacía referencia, la más proclive al triunfo de los candi-datos del Frente Popular. El PSOE, que se reservaba dos puestos en la candidatura frentepo-pulista, consideraba que los republicanos debían de ceder un puesto a los comunistas, puesto que sus fuerzas, aunque no demasiado numerosas, eran necesarias para garantizar la victoria del izquierdista frente a los nacionalistas. Ante la resistencia de los republicanos a este hecho, tuvo que intervenir la Comisión Central Nacional del Frente Popular para dar la razón al criterio socialista, por lo que la candidatura en Bilbao estuvo conformada por dos socialistas, Indalecio Prieto y Julián Zugazagoitia, un republicano, Mariano Ruiz Funes, y un comunista, Leandro Carro. En la circunscripción provincial, a pesar de que el PSOE no era partidario de presentar candidaturas porque resultaba improbable que triunfase un candidato de las izquier-das, finalmente se presentó una candidatura integrada por el socialista Paulino Gómez Beltrán y el republicano Alfredo Espinosa Orive.

Durante la campaña electoral la propaganda del Frente Popular se basó en el lema “Amnistía, Estatuto y Ni un desahucio más”. Amnistía para los detenidos tras la huelga revolucionaria de octubre de 1934, reivindicación de un Estatuto de autonomía para tratar de arrebatar la bande-ra del autonomismo al PNV y, por último, situarse en contra de la ley de arrendamientos, por la cual muchos caseros del País Vasco habían sido desahuciados. Sin embargo, en la práctica, los temas sobre los que se centraron los candidatos y propagandistas del Frente Popular fueron la amnistía y la recuperación de la obra republicana del primer bienio.

Juan Gracia fue uno de los propagandistas que más intervino en estas elecciones en nom-bre del Frente Popular en la provincia de Bizkaia, protagonismo que compartió junto a sus correligionarios Justo Somonte y Julián Zugazagoitia, los republicanos Ambrosio Garbisu y Alfredo Espinosa, y los comunistas Leandro Carro y Aurelio Aranaga. El 12 de enero de 1936 el diario El Liberal anunciaba que el Frente Popular ya era un hecho y que ese mismo día daban comienzo los actos de propaganda izquierdista, entre los cuales estaba programado un mitin en el Cinema de Basauri con la presencia de Juan Gracia y Leandro Carro, entre otros oradores. Gracia, tras comenzar afirmando la satisfacción que le resultaba el hecho de ir a la lucha electoral unido a Izquierda Republicana y a partidos obreros y relatar los motivos de la formación del Frente Popular, acusó a Lerroux y a sus radicales de antirrepublicanos e insistió en el principio de la amnistía:

Refiere la historia de Lerroux, y dice que los Gobiernos de Lerroux no han sido Gobiernos republicanos. Manifiesta que la huelga general de octubre no fue más que un movimiento de protesta contra los elementos que se habían introducido en la República para entregarla en manos del Vaticano.

Hace una disquisición de quiénes son los revolucionarios, si los que se echaron a la calle a defender la Constitución o los que se auparon a los cargos del Gobierno para vulnerarla y anularla y que ahora predican que no se paguen los impuestos.

Hay que procurar no desunirse, para poder llegar a abrir las puertas de las cárceles mediante la amnistía y defender la Constitución en todas sus esencias, o sea íntegramente151.

151 El Liberal, 14-01-1936.

Page 62: Juan Gracia Colás (1891-1941)

63

Días más tarde se anunciaba un gran mitin del Frente Popular en el Frontón Euskalduna de Bilbao con la intervención de Juan Gracia por los socialistas, Alfredo Espinosa por Unión Re-publicana, Jesús Larrañaga por el Partido Comunista y Ramón Aldasoro por Izquierda Repu-blicana, presidido por Paulino Gómez Beltrán, presidente del Comité electoral. Gracia tomó la palabra en primer lugar, desgranando los motivos de la unión de las fuerzas de izquierda, esto es, defender la República; explicó por qué querían ganar las elecciones, aludiendo a todas aque-llas personas que participaron en la revolución de octubre para defender la libertad, restablecer los logros que para el proletariado consiguió la República en su primer bienio y parar los pies al fascismo. La cita es larga, pero merece la pena recogerla por ser uno de los pocos discursos que conservamos íntegros de Gracia y para evaluar no sólo su ideología, sino también para observar su oratoria:

A virtud de haberse disuelto las Cortes que han desgobernado a España durante dos años y a virtud también de haberse convocado a elecciones para elegir una nueva Cámara, los partidos obreros que no han hipotecado en absoluto ninguno de sus principios fundamentales, que son base de la consecución de sus ideales finales, al unísono con los partidos republicanos que entienden que la República ha de gobernarse moral y austeramente, virtudes desconocidas por las Cortes recientemente desaparecidas y sus Gobiernos correspondientes, y que además creen que hay que cubrir aquellas necesidades inmediatas que la República puede satisfacer, han creído conveniente formar un frente común, popular, en el cual han de ir unidos con entusiasmo indestructible, con fe arrolladora para dar una España nueva, un Estado nuevo, una continuación de lo que se abrió en 1931. Además de esto camaradas, el Frente Popular, los partidos obreros y los partidos leales al régimen republicano se han unido para decir a aquellas gentes que todo lo fían a la potencialidad de sus talegos de oro, a su potencia económica, que no hay talegos bastantes para comprar la conciencia, la firmeza de los hombres hon-rados que van a arrumbar a los que traicionaron los principios fundamentales de la Constitución de la República española.

¿Por qué necesitamos ganar estas elecciones? ¿Quizá para encumbrar a unas personas, sustituyendo a otras? No. Vamos a ganar las elecciones para llevar a la práctica el programa que hemos firmado y que contiene las aspiraciones mínimas a que los partidos y organizaciones coligados podemos aspirar. Pero es que esta unión significa algo más. Esta unión que con el esfuerzo tenaz de todos ha de conducirnos al triunfo, representa la libertad de los que no vacilaron en arriesgar sus vidas en el glorioso movimiento de octubre, que impidió que Gil Robles estableciera el fascismo en España. Nuestra acción, vuestro sacrificio el día de las elecciones es pequeñísimo. Se reduce a salir de casa y depositar la papeleta electoral en las urnas, sin mirar los nombres que estos no hacen al caso porque al meter la papeleta no votamos a los candidatos; votamos por la grandeza de corazón, votamos por el sentimiento de humanidad, votamos por llevar a los hogares proletarios el afecto que se les fue a las cárceles o a la expatriación.

No hay que hacerse ilusiones. Hay dos factores que decidirán la lucha. Uno, la mujer; otro, la masa neutra. Cerca de estos dos factores, susceptibles de escuchar cuanto se les diga acerca de nuestros propósitos, culminados en los hechos de octubre se explotará el fantasma de la revolución. Os ocultarán, eso sí, que la re-volución no se hizo por un capricho, sino que fue provocada por los enemigos de la clase trabajadora. Ahí está el señor Salazar Alonso que se jactó de haber provo-cado la revolución para ahogarla en sangre, cuyo servicio le fue premiado, cuando

Page 63: Juan Gracia Colás (1891-1941)

64

en las Cortes se trató del escandaloso y sucio negocio del Straperlo, librándole las derechas del marchamo de hombre indeseable. Sólo tres votos de diferencia le permiten figurar como hombre honrado, aunque el pueblo y aún los mismo que votaron en su favor, saben a qué atenerse sobre la clara culpabilidad del señor Salazar Alonso en el escándalo público del Straperlo.

Si esto no bastara a decidir a las gentes a enrolarse bajo nuestra bandera, ahí está el panorama que ofrece la nación. ¿Quién no recuerda las promesas que las dere-chas hicieron en noviembre de 1933? ¿Qué ha quedado de ellas? Ni han acabado con el marxismo ni han sacado dinero de donde lo había. Su miopía intelectual, su incapacidad para comprender los problemas sociales y económicos les impidió ver que el marxismo no es una invención, sino que obedece al hecho jurídico histórico del desarrollo capitalista que fatalmente, aunque muchos no lo quieran, conducirá a la implantación del socialismo. El otro punto, el de sacar dinero de donde lo hubiera ya veis cómo lo han cumplido: sacando dinero de las arcas de la nación. ¿Para qué? ¿Para remediar el paro? No. Para entregarlo al clero; para devolver a la grandeza de España las tierras que la República les había quitado; para devolver, en suma, a los latifundistas, aquello que muy parcamente se atrevió a entregar la República a los verdaderos productores de la tierra: a los campesinos.

Entre los partidos coligados hay puntos de coincidencia que han culminado en el pacto. Nuestros enemigos, los que temen que desaparezcan sus sueños de im-plantar el fascismo, pondrán en juego todo lo que esté de su parte por desunirnos. Aprovechándose de algunas diferencias de matiz procurarán descargar sus golpes sobre el eslabón más débil para, rompiendo la cadena, romper también la unión. Nosotros esperamos que esto no suceda. El eslabón o eslabones que reciban los golpes sabrán resistir y ser fieles al compromiso. Va en todo, sobre todo y ante todo, la libertad de nuestros hermanos, la alegría de nuestros hogares. Trabajado-res ciudadanos: por ellos, a triunfar152.

Durante los siguientes días Gracia participó en varios mítines por todo el territorio vizcaíno: Bilbao, Sestao, Galdames, Arcentales, Sodupe, Alonsótegui, Erandio, Portugalete, Amorebieta, Orduña, Las Carreras y Gernika. Entre ellos, destaca el que se celebró en el bilbaíno barrio de Basurto, en el que hizo un llamamiento para que el día de las elecciones se acudiera a las urnas “para conquistar la libertad de los presos y expatriados, que esperan que nosotros les abramos las puertas de las cárceles y presidios; por los que devoran en el destierro la rabia de no poder ser útiles con su presencia en la causa que defendemos”153.

En aquellas elecciones la victoria correspondió a nivel nacional al Frente Popular, si bien en el conjunto del País Vasco el triunfo fue a parar al Partido Nacionalista Vasco, que venció en los distritos electorales de Vizcaya-provincia y Guipúzcoa, obteniendo 9 diputados (5 en Vizcaya y 4 en Guipúzcoa), frente a los 7 del Frente Popular (4 en Vizcaya, 2 en Guipúzcoa y 1 en Álava) y 1 de la Coalición derechista (por Álava, donde consiguió ser la fuerza más votada)154.

152 El Liberal, 21-01-1936.153 El Liberal, 28-01-1936.154 José Luis de la Granja Sainz, El oasis vasco. El nacimiento de Euskadi en la República y la Guerra Civil, Madrid, Tecnos, 2007, p. 178-180.

Page 64: Juan Gracia Colás (1891-1941)

65

En el distrito de Vizcaya-capital el resultado concedió el triunfo al Frente Popular, con lo que sus cuatro candidatos lograron el escaño en Madrid, mientras que los dos puestos de la mino-ría fueron a parar al PNV. En total, el Frente Popular obtuvo más de 69.000 votos y superó a nacionalistas y derechistas en 26.000 y 39.000 sufragios respectivamente155.

Tras los comicios y hasta el comienzo de la Guerra Civil, Gracia no tuvo una labor demasiado activa. El 18 de marzo impartió una conferencia en el subcomité socialista del barrio de Uriba-rri, en Bilbao, para conmemorar la implantación de la Commune de París de 1871, a mediados de abril pronunció otra conferencia en el Círculo Femenino socialista bajo el título “La mujer ante los temas sociales”, y participó en algunos actos de propaganda sindical y cooperativista, como había sido habitual en él. Sin embargo, destaca en este período su integración en la Co-misión de responsabilidades internas de la Agrupación Socialista de Bilbao, que tenía como misión la depuración de las acciones de la huelga revolucionaria de octubre de 1934 y posibili-tar las denuncias de aquellos afiliados que sufrieron en sus carnes los abusos de las autoridades. Esta comisión la integraban, aparte del propio Gracia, Julián Zugazagoitia, Joaquín López Abadía, José Gorostiza, Ángel Armentia, Pedro Felipe, Gaspar Garrote, Francisco Pérez y Pantaleón León.

El 18 de julio de 1936 en Bilbao fue una jornada relativamente tranquila. En la capital vizcaí-na, al contrario que en las otras capitales vascas no hubo una sublevación de los elementos rebeldes, y el Gobernador Civil de la provincia, Echeverría Novoa, mantuvo el control de la situación apoyado por los partidos del Frente Popular y del PNV. Los militares de signo nacio-nal no pudieron sacar a la calle las tropas acuarteladas en Garellano y los conspiradores civiles, caso de José María de Areilza, no tuvieron margen para actuar. Lo contrario había sucedido en San Sebastián, donde hubo un intento de sublevación militar que fue aplastado por las fuerzas del Frente Popular y de la CNT, viviéndose un proceso revolucionario aquel verano. En Vito-ria y Álava, por su parte, no hubo oposición de las fuerzas izquierdistas a los sublevados, que triunfaron aquel día.

155 Los resultados fueron: Mariano Ruiz Funes (Izquierda Republicana) 69.684, Julián Zugazagoitia (PSOE) 69.397, Indale-cio Prieto (PSOE) 69.194, Leandro Carro (PCE) 69.178, Manuel Robles (PNV) 43.548, José Horn (43.529), Francisco Arre-gui (PNV) 43.363, José María Izaurieta (PNV) 43.335, Joaquín Adán (Monárquico) 30.274, Miguel Goldaracena (CEDA) 30.128, José María Juaristi (Carlista) 30.027, José María Areilza (Renovación Española) 29.946. Fuente: José Luis de la Granja Sainz, Nacionalismo y II República en el País Vasco. Estatutos de autonomía, partidos y elecciones. Historia de Acción Nacionalista Vasca: 1930-1936, Madrid, Siglo XXI, 2008, p. 589.

Page 65: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 66: Juan Gracia Colás (1891-1941)

67

11. CONSEJERO DE ASISTENCIA SOCIAL

DEL GOBIERNO VASCO

El estallido de la Guerra Civil convirtió a Bilbao y a la provincia de Bizkaia en el centro neurál-gico de la zona cantábrica leal a la República, más aún cuando la provincia de Guipúzcoa queda casi completamente en manos rebeldes a finales del verano de 1936, dejando la línea del frente estabilizada prácticamente en los límites geográficos entre ambas provincias.

En Bizkaia, nada más conocerse la magnitud de la sublevación se formó la Comisaría general de defensa del régimen156, cuya misión era la de cooperar con la autoridad gubernativa a la organización de todos los pormenores de la defensa del régimen. Componían este organismo representantes de todas las formaciones políticas y sindicales leales a la República, encabeza-dos por el Gobernador Civil de Vizcaya157.

Tras constatar la fuerza de la sublevación militar, este organismo fue sustituido por la Junta de Defensa de Vizcaya158, constituida el 12 de agosto de 1936, conscientes de que era necesario reorganizar el funcionamiento de la Comisaría para mejorar su eficacia. En ella participaban todas las fuerzas políticas y sindicales comprometidas con la legalidad republicana. La Junta estaba de nuevo presidida por el Gobernador Civil, José Echevarria Novoa, que además se reservaba el departamento de Gobernación, y estaba compuesta por Paulino Gómez Sáiz (PSOE) en defensa, Eliodoro de la Torre (PNV) en finanzas, Juan Carlos Basterra (ANV) en sanidad, Juan Astigarrabía (PCE) en transportes, Alfredo Espinosa (UR) en comunicaciones, Julio Jauregui (PNV) en industria, José Gorostiza (PSOE) en trabajo, Ramón Aldasoro (IR) en comercio y abastecimiento y el Pablo Valle (CNT) en asistencia social. La Junta de Defensa tenía aquellas facultades delegadas del Gobierno de la República que ostentaba el Gobernador Civil, además de aquellas otras que las circunstancias les había obligado a desempeñar. La Junta tenía la obligación de reunirse, sino diariamente, por lo menos tres días a la semana, siendo sus resoluciones publicadas cuando su conocimiento conviniese al interés público. Este organismo asumió bajo su control la dirección de la vida político-administrativa de la provincia, estando

156 El Liberal, 24-07-1936.157 Lo componían, entre otros, el republicano Alfredo Espinosa como delegado de sanidad, el socialista Paulino Gómez Sáiz como delegado de guerra, el comunista Juan Astigarrabía como delegado de transportes o el nacionalista Eliodoro de la Torre como delegado de finanzas.158 El Liberal, 13-08-1936.

Page 67: Juan Gracia Colás (1891-1941)

68

vigente hasta la aprobación del Estatuto de Autonomía y la formación del Gobierno Vasco, al que transfirió todas las competencias.

Juan Gracia participó en la Junta de Defensa de Vizcaya dentro del Departamento de Asis-tencia Social que encabezaba el anarquista Pablo Valle, en el que ejerció el cargo de Asesor jurídico y desde donde pudo ver, según comentó meses más tarde, la magnitud de la obra que tenía por delante tal Departamento, con la llegada de miles de refugiados guipuzcoanos a los que había que atender159.

El Estatuto de autonomía para el País Vasco estaba a punto de ser aprobado por las Cortes republicanas cuando estalló la Guerra Civil española. La cuestión autonómica fue el eje prin-cipal de la política vasca en la II República. Las principales fuerzas políticas vascas estaban de acuerdo en la obtención del Estatuto de Autonomía, mas distaban entre sí en lo relativo al alcance, estructura y contenido del mismo. Sin embargo, el principal problema para que los partidos políticos se pusieran de acuerdo en la cuestión estatutaria radicó en quién llevaría la iniciativa autonómica y, en consecuencia, quién capitalizaría electoralmente el éxito estatutario. Los nacionalistas querían que la iniciativa corriera a cargo de los municipios, donde tenían mayoría y desde donde podrían imponer, por tanto, sus criterios. Sin embargo, dentro de esta mayoría municipal no estaban incluidos los Ayuntamientos de las tres capitales vascas ni de los de aquellas zonas de implantación industrial de Vizcaya y Guipúzcoa, las zonas más den-samente pobladas, que estaban en manos de la izquierda republicano-socialista. Éstos, por su parte, deseaban que la iniciativa autonómica residiese en las Comisiones Gestoras de las Di-putaciones Provinciales, de nombramiento gubernativo, y en manos, por tanto, de las fuerzas de izquierda en el bienio 1931-1933. En el fondo de la actitud de los republicano-socialistas radicaba el temor de que una fuerza no republicana como PNV, que era la mayoritaria, se hicie-se con el control del futuro Gobierno Vasco. Por ello, consideraban necesario que la izquierda capitalizase el éxito estatutario, que se “republicanizase” el País Vasco, la única zona de España junto con Navarra, recordemos, en la que vencieron las derechas, PNV y tradicionalistas, en las elecciones de Diputados a Cortes de 1931.

En 1931, la aprobación de la Constitución dio al traste con todas las iniciativas estatutarias vascas de aquel año, fundamentalmente con el denominado Estatuto de Estella, declaradas incompatibles con los fundamentos de la República. La iniciativa estatutaria pasó a las Comi-siones Gestoras a partir de entonces, designadas por el Gobierno para elaborar el proyecto.

Las Comisiones Gestoras elaboraron un Estatuto más acorde con los preceptos republicanos, aunque partiendo siempre de la base del texto de la SEV. El proyecto se sometió al dictamen de los Ayuntamientos vasconavarros en la Asamblea de Pamplona de 1932, pero la negativa de la mayoría de los Ayuntamientos navarros, de tendencia carlista, al Estatuto común con las provincias vascas dio al traste de nuevo con las labores autonómicas160.

Éstas comenzaron de nuevo en 1933, redactando un nuevo proyecto de Estatuto, muy parecido al de 1932, pero en el que no se incluía a Navarra. Los términos del Estatuto fueron aprobados por los municipios de las tres provincias vascas en Vitoria, y fue ratificado en referéndum en

159 El Liberal, 31-03-1937.160 123 Ayuntamientos navarros, que representaban a una población de 189.666 habitantes (el 53,2% de Navarra), votaron en contra. 109 lo hicieron a favor, representando a 135.582 habitantes. Mientras que 35 municipios se abstuvieron en la votación (representaban a 28.859 habitantes). Fuentes: Juan Pablo Fusi, El País Vasco 1931-1937. Autonomía, Revolución, Guerra Civil, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002, p. 93 y José Luis de la Granja Sainz, Nacionalismo y II República en el País Vasco…op. cit., p. 298.

Page 68: Juan Gracia Colás (1891-1941)

69

noviembre de ese mismo año por una abrumadora mayoría en Vizcaya y Guipúzcoa, mientras que en Álava, por la influencia de los derechistas, si bien el estatuto fue aprobado, la suma conjunta de los que habían votado en contra o se habían abstenido era superior a los que habían votado a su favor161. Este hecho, la llamada “cuestión alavesa”, fue argumentada por la derecha española en el Congreso de los Diputados para frenar la aprobación parlamentaria del Estatuto en 1934, pero lo que realmente anuló la iniciativa autonómica de 1933 fue la oposi-ción de la CEDA, entonces en el Gobierno junto a los radicales de Lerroux, a toda iniciativa autonómica, y la constatación, por parte del PNV, de que con la derecha española en el poder nunca podría aprobarse ningún estatuto.

Hubo que esperar a la victoria del Frente Popular en 1936, el cual llevaba en su programa elec-toral la consecución del Estatuto, para resolver definitivamente el problema estatutario vasco. Nacionalistas y frente populistas, con José Antonio Aguirre e Indalecio Prieto a la cabeza, se pusieron de acuerdo en la confección de un nuevo Estatuto vasco, cuyo proceso de aproba-ción se aceleró por el comienzo de la Guerra Civil. El 1 de octubre se reunieron en Madrid las Cortes republicanas, que aprobaron el texto estatutario por aclamación. Constaba de 14 artículos que fijaban las atribuciones autonómicas, menores que en los anteriores proyectos, y mantenían vigentes los Conciertos económicos de las provincias vascas; se añadía además una disposición transitoria que regulaba la constitución de un Gobierno provisional mientras durase la guerra, ante la imposibilidad de celebrar elecciones al primer Parlamento vasco. El presidente de ese Gobierno o Lehendakari debía ser nombrado en los 8 días siguientes a la aprobación del Estatuto por los concejales vascos que pudiesen emitir su voto.

PNV y Frente Popular llegaron a un acuerdo por el que sería nombrado Lehendakari José Antonio Aguirre. En esa decisión pesaba el hecho de que el PNV había obtenido más diputa-dos en las recientes elecciones a Cortes y la necesidad de comprometer al nacionalismo vasco definitivamente en la Guerra Civil162.

El 7 de octubre fue el día escogido para el nombramiento del presidente del primer Gobierno Vasco. Esa mañana, en Bilbao, se celebró la votación para la elección de Lehendakari entre los concejales de los ayuntamientos vizcaínos, guipuzcoanos y algunos alaveses. Tras el escru-tinio, como era de esperar, resultó elegido José Antonio Aguirre de forma casi unánime, con la única salvedad de que algunos votos recayeron en el republicano Ramón Madariaga163. Esa misma tarde, en la Casa de Juntas de Gernika, Aguirre fue investido como Lehendakari por el Gobernador Civil y presidente de la Junta de Defensa de Vizcaya, José Echevarría Novoa, que actuaba como representante de la República, y procedió a realizar su juramento ante el Árbol de Gernika.

A continuación, Aguirre dio a conocer la composición de su Gobierno. Esta había sido fijada previamente en una reunión en la sede del Gobierno Civil en el Banco de Bilbao, a la que asis-

161 En Álava, de un censo electoral de 56.056 votantes, tomaron parte 32.819 (el 58,5%). De ellos votaron a favor del Estatuto 26.015 (el 46,4% de los votantes alaveses), y en contra 6.695 (el 11,9% de los votantes). Así, sumando el porcentaje de votos en contra del Estatuto (11,9%), con el de la población que no participó en el referéndum (23.237 representando al 41,5% de los votantes), nos da una cifra mayor al 50%. Este hecho se debió, fundamentalmente, a la oposición de la Comunión Tradicionalista de José Luís Oriol al Estatuto. Fuente: José Luis de la Granja Sainz, Nacionalismo y II República en el País Vasco…op. cit., p. 417.162 José Luis de la Granja Sainz, El oasis vasco…op. cit., pp. 382-384.163 Iñaki Anasagasti (dir.), El Primer Gobierno Vasco. Del 18 de julio al 7 de octubre de 1936, Bilbao, Gobierno Vasco, 1986, pp. 147-149.

Page 69: Juan Gracia Colás (1891-1941)

70

tieron representantes de los partidos que componían el Frente Popular, del PNV y de la FAI164. Este Gobierno era de unidad o de concentración nacional, pues en él estaban representadas todas las fuerzas comprometidas con la defensa de la República con la única salvedad de los anarquistas. La lista de consejeros estaba encabezada por el propio Aguirre, que además de la presidencia se hacía cargo de la cartera de Defensa, Telesforo Monzón (PNV) que se ocupaba de Gobernación, Eliodoro de la Torre (PNV) en Hacienda, Jesús María Leizaola (PNV) en Justicia y Cultura, Gonzalo Nárdiz (ANV) en Agricultura, Juan de los Toyos (PSOE) en Tra-bajo, previsión y comunicaciones, Juan Gracia (PSOE) en Asistencia social, Santiago Aznar (PSOE) en Industria, Alfredo Espinosa (UR) en Sanidad, Ramón Aldasoro (IR) en Comercio y abastecimientos y Juan Astigarrabía (PCE) en Obras públicas.

En la composición del Gobierno se apreciaba un equilibrio entre nacionalistas y no naciona-listas (5 consejeros nacionalistas por 6 no nacionalistas), si bien los consejeros que pertenecían al Frente Popular eran mayoría ante los del PNV (7 frentepopulistas por 4 jeltzales). Por otra parte, el PNV se reservaba las carteras más importantes en una situación bélica como la que se vivía: Defensa, Gobernación, Hacienda y Justicia. Se trataba de un ejecutivo joven, con una media de edad de 37 años, a pesar de lo cual sus componentes gozaban de una amplia expe-riencia en política, pues eran personalidades relevantes de sus partidos y sindicatos y habían desempeñado cargos públicos en la República o en los Comités y Juntas de Defensa de Vizcaya y Guipúzcoa165.

Aguirre desgranó el programa del nuevo Gobierno en una declaración ministerial, conoci-da como la “Declaración de Gernika”. En primer lugar primaba la cuestión militar con el establecimiento de un mando único, la militarización de las milicias de partidos y sindicatos con sujeción al Código de Justicia Militar, incluyendo a los elementos de la Marina mercante como los que trabajasen en las industrias movilizadas. Por otra parte, era su objetivo primor-dial mantener el orden público por encima de todas las cosas, derivado de lo cual se formaría un cuerpo de policía foral organizado de manera moderna y eficaz. En cuanto al programa socioeconómico, de tono reformista, respetando el sistema capitalista pero con un acusado avance social, llegándose a la socialización de los bienes de producción si así fuera necesario. Además se formaría inmediatamente un presupuesto circunstancial que permitiera desarrollar las acciones que las circunstancias bélicas reclamaban, exigiendo incluso indemnizaciones a aquellas personas que habían contribuido a la insurrección rebelde. Por último, en cuanto a los derechos del ciudadano, el Gobierno garantizaba los derechos individuales y sociales, haciendo un especial hincapié en el respeto a la práctica confesional, se garantizaba el acceso a la educa-ción a los ciudadanos en posición precaria, se regulaba el uso del euskera en la educación y se salvaguardarían las características nacionales del pueblo vasco166.

Por lo que respecta a nuestro personaje, desconocemos el proceso de negociación y elección de Gracia y sus compañeros Toyos y Aznar dentro del seno del socialismo vasco167. Lo que

164 Ibidem, p. 153.165 José Luis de la Granja Sainz, El oasis vasco…op. cit., p. 386.166 El discurso programático de Aguirre se recoge en Iñaki Anasagasti (dir.), El Primer Gobierno Vasco. Del 18 de julio al 7 de octubre de 1936, Bilbao, Gobierno Vasco, 1986, pp. 154-156 y en Iñaki Garrido Yerobi y Aitziber Lekuona Iluldain, Las raíces del árbol del exilio…op. cit., pp. 32-34.167 La única pista que hemos encontrado al respecto la da Telesforo Monzón, quien contó a Iñaki Anasagasti que el prestigio de Gracia como orador y propagandista socialista prevaleció en la Comisión Ejecutiva de la Federación Socialista de Vizcaya para proponerle al Lehendakari Aguirre como Consejero. Iñaki Anasagasti, Llámame Telesforo, Tafalla, Txalaparta, 2006, p. 78.

Page 70: Juan Gracia Colás (1891-1941)

71

parece es que tanto Gracia como Aznar fueron elegidos a propuesta de la Federación Socialista de Vizcaya168, mientras que Toyos lo fue a propuesta de la Federación Socialista de Guipúzcoa. Para Gracia debió constituir toda una sorpresa su designación como Consejero, así como lo fue para su compañero Aznar, a quien, nos cuenta Koldo San Sebastián, le sorprendió una llamada de la Federación Socialista de Vizcaya el día anterior a la toma de posesión de Ger-nika, pidiéndole que se personase al día siguiente en la Casa de Juntas para prestar juramento como Consejero del primer Gobierno Vasco169. Como curiosidad, cabe decir que a la jura de Gernika los tres consejeros socialistas coincidieron en llevar pajarita, mientras que el resto de consejeros llevaron corbata.

168 Gracia manifestó en marzo de 1937 que el nombramiento de Consejero por parte de sus compañeros de la Federación Socialista le produjo “temor” por la gran responsabilidad que entrañaba el cargo. El Liberal, 31-03-1937.169 Koldo San Sebastián, El fuego de la utopía. Biografía de Santiago Aznar Sarachaga. Primer Consejero de Industria del Gobierno Vasco, Vitoria, Gobierno Vasco, 2001, p. 51.

Page 71: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 72: Juan Gracia Colás (1891-1941)

73

12. LA GESTIÓN DEL DEPARTAMENTO DE

ASISTENCIA SOCIAL EN EUSKADI

El Departamento presidido por Juan Gracia se instaló en el número 55 de la calle Gran Vía de Bilbao, en una finca con su chalet conocida como “Estraunza”. Muy cerca de allí tenían su sede los departamentos dirigidos por los otros consejeros socialistas, desde donde podían llegar rápidamente a la Lehendakaritza, situada en el Hotel Carlton170.

Juan Gracia quiso rodearse inmediatamente de fieles colaboradores, por lo que procedió a nombrar a Joaquín Bustos Apoita171 como secretario general del Departamento, a Laureano Lasa Oria172 como Director General de Asistencia Social y a Salvador Goñi Urriza173 como Asesor jurídico del Departamento174, a quienes siguieron posteriormente Eugenio Urgoiti Echevarria175 y Esteban Ibáñez al frente del Negociado de Control, Alojamiento, Asistencia y Comedores, y José Sampedro como inspector de instituciones.

Trabajaban en el Departamento de Asistencia Social unas 120 personas, divididas en diferentes secciones: negociado de oficinas generales (22 personas), administradores de instituciones (6

170 Ángel Comonte Santamaría, Juan de los Toyos González…op. cit., p. 74. Iñaki Anasagasti (dir.), El Primer Gobierno Vasco. La Gestión Civil del Primer Gobierno Vasco 1936-1937, Bilbao, Gobierno Vasco, 1986, p. 240.171 Joaquín Bustos, recordemos, era amigo personal de Juan Gracia, además de un notable propagandista socialista. Nació en Bilbao en 1892 y falleció en México en 1977, donde se había exiliado en 1942. Fue empleado municipal del Ayuntamiento de Bilbao, miembro del Comité Nacional del PSOE entre 1933 y 1937 y secretario de la Federación Socialista de Vizcaya. Fuente: Diccionario Biográfico del Socialismo Español, Fundación Pablo Iglesias, recurso electrónico.172 Laureano Lasa, Bilbao (1904)–Madrid (1974), médico de profesión, fue militante del PSOE y fundador del Sindicato Médico afecto a la UGT. Tuvo una activa labor política en el exilio francés tras la liberación de París en 1944. Fuente: Dic-cionario Biográfico del Socialismo Español, Fundación Pablo Iglesias, recurso electrónico.173 Salvador Goñi, Pamplona (1902)–Chile (1981), fue abogado y militante socialista navarro. Escapó a Bilbao en 1936 tras el triunfo de la sublevación franquista en Navarra. Tras la caída de Bilbao ejerció de juez en Jaén y Cataluña. Se exilió en Argentina y Chile. Fuente: Diccionario Biográfico del Socialismo Español, Fundación Pablo Iglesias, recurso electrónico.174 Los nombramientos en el DOPV del 9-10-1936, 10-10-1936 y 16-10-1936. También en Federico Zabala Allende, El Gobierno de Euzkadi y su labor legislativa 1936-37, Oñati, IVAP, 1986, pp. 48-49.175 Eugenio Urgoiti viajaba en el mismo avión que el Consejero de Sanidad Alfredo Espinosa Orive el 21 junio de 1937, desde Toulouse hacia Santander, cuando el piloto del mismo les traicionó y aterrizó en la playa de Zarautz, donde las autoridades franquistas estaban prestas a detener a los ocupantes de la aeronave. Fue sometido a juicio sumarísimo y condenado a muerte, aunque su pena fue conmutada por la cadena perpetua en el último momento, mientras que el Consejero Espinosa fue fusila-do. Posteriormente se le revisó la sentencia permutándola a 30 años de reclusión y en 1943 se le rebajó nuevamente la pena a 6 años, siendo puestos en libertad tras haber pasado por los penales del Puerto de Santa María, Las Palmas de Gran Canaria y Cáceres. Fue militante socialista en la clandestinidad en las décadas de los 40 y 50. Fuente: Jon Penche González, Alfredo Espinosa Orive (1903-1937). Un republicano al servicio de Euskadi, Bilbao, Gobierno Vasco, 2012.

Page 73: Juan Gracia Colás (1891-1941)

74

personas), personal de gerencia de espectáculos (7 personas), negociado de comedores (7 per-sonas), personal de almacenes (14 personas), empleados de comedores (3 personas), personal subalterno (16 personas) y chóferes (29 personas), además de los altos cargos del Departa-mento176.

El Departamento de Asistencia Social no empezó su labor de la nada, puesto que el Departa-mento de Asistencia Social de la Junta de Defensa de Vizcaya ya había realizado una destacable tarea a este respecto. Aquel Departamento dirigido por el anarquista Pablo Valle, en el que ya estaba Laureano Lasa Oria como Secretario general, había creado una red de alojamiento para refugiados. Entre ellos había un alojamiento de Asistencia Maternal, situado en la calle Campo Volantín 21 de Bilbao, que recibía a las refugiadas embarazadas, y otro en Zarátamo destinado a niños refugiados afectados por enfermedades infecciosas. Además se había ocupado de dar alimento los refugiados que estaban alojados en pisos y casas particulares, había organizado la asistencia facultativa a enfermos refugiados en sus alojamientos o en pisos particulares, habían provisto de billetes de ferrocarril a refugiados que necesitaban acudir a consultas o visitar a sus familiares en el frente, se había formado una Junta de Espectáculos para explotar los cines y teatros y habían abierto una suscripción para que la gente pudiera realizar sus donativos177.

El Departamento que dirigía Juan Gracia tuvo que enfrentarse de forma inmediata a dos problemas fundamentales. De una parte había que atender las necesidades de los refugiados, procedentes en su mayor parte de la provincia de Guipúzcoa, que habían llegado a Vizcaya tras la caída sucesiva de las poblaciones guipuzcoanas, de este a oeste, desde la toma de Irún el 5 de septiembre de 1936 hasta que la línea del frente quedó fijada prácticamente en los límites entre ambas provincias en el mes de octubre. Por otro lado había que atender las necesidades de los habitantes de la Euskadi republicana, que fueron aumentando progresivamente a medida que pasaba el tiempo, sobre todo por la falta de recursos de los Ayuntamientos, lo que obligó al Departamento de Asistencia Social a tomar medidas extraordinarias.

Como decíamos, el problema más acuciante del Departamento de Asistencia Social fue la acogida de los refugiados provenientes de la provincia de Guipúzcoa, en su mayor parte, que llegaron en avalancha durante los meses de septiembre y octubre de 1936, hasta que la línea del frente se detuvo, permaneciendo estabilizada hasta la primavera del año siguiente. Una de las primeras medidas que tomó el Departamento fue la de formalizar un padrón de refu-giados, para lo cual el 17 de octubre de 1936 el Consejero Gracia dio una orden disponiendo que por las Juntas Municipales de Defensa se procediera a la formalización de los padrones de los alojados procedentes de otras provincias que recibieran auxilio de Asistencia Social178. Un día más tarde, se emitió un decreto disponiendo la necesidad urgente de reorganizar los servicios de Asistencia Social, por lo ordenaba que cuantos refugiados asistieran a los distintos comedores públicos o habitasen en viviendas de las incautadas por Asistencia Social habían de cumplimentar las hojas del padrón que se iban a poner a su disposición. El objetivo era crear tarjetas de alimentación, de alojamiento y de vestuario, sin cuyos requisitos ninguna persona de las hasta entonces asistidas por el Departamento podría seguir disfrutando de tales beneficios. Toda resistencia de cualquier beneficiario a someterse a esta orden estaría penalizado con la

176 CDMH, Sección Político-Social, Santander, O, 127/3.

177 Esta labor se encuentra recogida en un informe que el 8 de octubre de 1936 firma Laureano Lasa Oria para el conoci-miento del nuevo Departamento de Asistencia Social del Gobierno Vasco. CDMH, Sección Político-Social, Santander, A, 218/8.178 DOPV, orden del 17-10-1936.

Page 74: Juan Gracia Colás (1891-1941)

75

privación de toda ayuda179. Así, por orden alfabético se fueron convocando en días sucesivos en el frontón Euskalduna de Bilbao a los cabezas de las familias refugiadas para que se empa-dronaran en dicho censo.

El alojamiento de estos refugiados constituyó un serio problema. En un principio, la Junta de Defensa de Vizcaya había optado por instalarlos en viviendas vacías o con sitio libre, en colaboración con el Ayuntamiento de Bilbao y otros consistorios, sin embargo, enseguida se vio que ese no era el sistema más indicado, por lo que el Departamento de Gracia procedió a sustituir las viviendas individuales por Alojamientos Colectivos. Para este fin, Asistencia Social invirtió en el último trimestre del año 1936 la cantidad de 200.000 pesetas en habilitar centros educativos o fincas incautadas, entre otros casos, como lugares de alojamiento confortables en los que además de habitación se proporcionaba comida a los refugiados, además de otras 210.000 pesetas en gastos de mobiliario. La primera orden del Departamento estuvo dirigida a los propietarios de fincas urbanas desocupadas o en construcción de toda Bizkaia, para que en un plazo de 72 horas se remitiera a la Dirección General del Departamento una declaración jurada indicando la finca, las habitaciones de que constaba y su lugar de emplazamiento, dadas las necesidades de alojamiento y albergue de los refugiados en Bizkaia180. Pocos días después, se publicaba un decreto dictando las normas para las requisas de fincas, pisos y locales, que se harían formalmente por el personal de la Consejería de Asistencia Social, levantándose acta a continuación, detallándose los objetos y enseres del local181.

En enero de 1937 se encontraban alojadas en la capital vizcaína 35.000 personas (15.000 niños, 12.000 mujeres y 6.500 hombres), la mayor parte de ellas acogidas en pisos y alojamientos co-lectivos dependientes del Departamento de Asistencia Social. Fuera de Bilbao se encontraban alojadas otras 35.000 personas en escuelas y otros edificios destinados para estos fines. En esa fecha, Bilbao contaba con 18 alojamientos colectivos, a los que se sumaron posteriormente otros derivados de las incautaciones realizadas por el Departamento a comienzos de 1937182.

Otro de los problemas fue el sustento de esos refugiados. En un principio, según se afirma en la memoria publicada por el Departamento, no se pudieron habilitar locales adecuados para comedores, por lo que se formaron largas colas de refugiados que esperaban su turno para tomar su almuerzo, algo que no era grato de ver. Sin embargo, el Departamento, como ocurrió con los alojamientos, se puso manos a la obra y habilitó grandes y confortables comedores con salas de espera e incluso jardines para el uso y disfrute de los menores, que así no tenían que estar en plena calle.

De los 35.000 refugiados en la capital vizcaína a comienzos de 1937, 15.000 comían por su cuenta con su libreta de racionamiento, mientras que los 20.000 restantes lo hacían a expensas de la Consejería de Asistencia Social en los comedores habilitados al efecto, situados algu-nos en los mismos edificios donde se encontraban los alojamientos colectivos en unos casos, mientras que en otros casos estos comedores se encontraban en otros emplazamientos, como salones y restaurantes. Por su parte, de los 35.000 refugiados albergados en los pueblos, eran

179 DOPV, decreto del 18-10-1936.180 DOPV, orden del 15-10-1936.181 DOPV, decreto del 20-10-1936.182 Se trató de varias fincas sitas en la calles Campo Volantín, Zabalbide, Plaza Elíptica, Avenida de las Universidades y Fontecha y Salazar, además del Hotel Escalza en la calle Jardines. Fuente: DOPV, órdenes del 28-01-1937 y 10-02-1937.

Page 75: Juan Gracia Colás (1891-1941)

76

también unos 20.000 los que dependían diariamente para su sustento de los comedores de Asistencia Social.

El 30 de enero de 1937 se ordenó que toda persona inscrita en el censo del Departamento como refugiado y que asistiera a los comedores pero que contara con ingresos normales abo-naría el importe de sus comidas, si bien habría bonificaciones por familia numerosa183.

En diciembre de 1937, mediante decreto, el Departamento de Asistencia Social extendió el ser-vicio de alimentos y alojamientos que venían disfrutando los refugiados a los vecinos de ambos sexos del territorio sometido a la autoridad del Gobierno del País Vasco que así lo precisaran. Así se beneficiarían los familiares mayores de 16 años de milicianos fallecidos que careciesen de ingresos económicos, las personas que se hallaban en paro forzoso y aquellos que por su edad o impedimento físico careciesen de medios económicos y no recibiesen ayuda alguna por parte de entidades benéficas184.

A fecha de 31 de diciembre de 1936, el Departamento de Asistencia Social había dedicado casi dos millones de pesetas única y exclusivamente a la alimentación de los refugiados.

Por otra parte, el Departamento de Asistencia Social repartía ropa y calzado a los refugiados, habiéndose repartido hasta el 31 de diciembre de 1936 un total de 14.000 pares de calzado y 37.000 prendas de vestir, regulándose el reparto conforme al número de familiares y situación económica; en este concepto el Departamento había invertido más de 142.000 pesetas a fecha de 31 de diciembre185. En marzo de 1937, según los datos que facilitó el propio Juan Gracia a El Liberal, se habían repartido 20.000 pares de calzado y 50.000 prendas de vestir186, mientras que en mayo de 1937, de acuerdo a lo que recoge Federico Zabala, se habían repartido 50.000 pares de calzado187.

Asistencia Social, además, facilitaba a los refugiados billetes de ferrocarril gratuitos a personas no pudientes que tuvieran que trasladarse de un lugar a otro por causas importantes. Por últi-mo, el Departamento abonaba los servicios médico-farmacéuticos a los no pudientes.

Asimismo, el Departamento tenía abierto un taller de confección de ropa interior y exterior en el que trabajaban 16 mujeres, además de personal que trabajaba eventualmente en momentos de mayor necesidad. Estando dedicado preferentemente a la elaboración de prendas para los niños, sobre todo para los huérfanos. Además, el Departamento tenía una vaquería con 10 va-cas, aparte de otras más que tenían a su servicio algunas instituciones del departamento, y 400 gallinas. Sus productos estaban dedicados a los niños, ancianos, convalecientes, etc188.

Uno de los primeros decretos que publicó el Departamento de Asistencia Social fue el que creaba la Casa de Huérfanos de Milicianos, publicado el 23 de octubre de 1936. Con él, se trataba de dar vida a una Institución que era de imperiosa necesidad en aquella coyuntura, pues la guerra había dejado en estado de orfandad a un considerable número de niños, hijos de milicianos principalmente, a los que el Gobierno Vasco estaba en la obligación de atender con

183 DOPV, orden del 30-01-1937.184 DOPV, decreto del 7-12-1936.185 Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, Bilbao, 1937.186 El Liberal, 31-03-1937.187 Federico Zabala Allende, El Gobierno de Euzkadi…, op. cit., p. 192.188 El Liberal, 31-03-1937. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, Bilbao, 1937.

Page 76: Juan Gracia Colás (1891-1941)

77

toda clase de cuidados. En esta institución estaban internados todos los menores de 16 años cuyos padres habían muerto en acciones de la Guerra Civil o con ocasión de ella y careciesen de recursos económicos, en la que el Gobierno prestaba a los jóvenes la necesaria educación y formación profesional. Para la creación de esta institución, el Departamento de Asistencia Social estaba facultado para llevar a cabo las incautaciones de edificios, fincas, etc. que respon-diesen mejor a los fines del decreto, además de hacerse con la administración y representación jurídica de cada una de las casas que se crearan. Por otra parte, los Departamentos de Cultura y Sanidad facilitarían el personal técnico pedagógico y el personal sanitario, respectivamente, necesario para la buena marcha y fines de los centros189.

Se proyectaron varios establecimientos de este tipo, como la Casa de Huérfanos de Milicianos en Santutxu, con capacidad para 200 niños, que se ampliaría en 1937 con nuevas incautaciones de fincas y zona verde en el ensanche de Begoña y una parcela de terreno perteneciente al ex Marqués de Villarías que lindaba con la misma Casa de Huérfanos; según nos advierte Federico Zabala Allende, un mes antes de la evacuación de Bilbao esta institución estaba a punto de inaugurarse. Otros edificios donde se proyectaron casas de huérfanos de milicianos fueron el Convento de Monjas Carmelitas de Santutxu, el Convento de Zabalburu, ambos en Bilbao, el Colegio de Nuestra Señora del Carmen de Portugalete, la Fundación Pilar Arratia de Loiu, la finca Munibe en Markina y la finca Lanuza de Llodio190.

Para el sostenimiento de las Casas de Huérfanos de Milicianos, el Departamento de Asistencia Social, y especialmente su Consejero, creyó conveniente arbitrar una fuente de ingresos que permitiese a todos los ciudadanos su contribución a tan noble fin, por lo que se creó un sello postal de cinco céntimos, obligatorio para las cartas y tarjetas destinadas tanto a los frentes de batalla del territorio vasco, como a la correspondencia general, dentro y fuera del mismo191.

Otra de las instituciones que creó el Departamento de Asistencia Social destinada al cuidado de la población infantil fueron las Permanencias Infantiles. Según rezaba su decreto de crea-ción, el cuidado de los niños de los refugiados políticos merecía por parte del Departamento una atención especialísima, ya que los niños no podían estar en la calle por los peligros que esta entrañaba para ellos y, además, se acercaba el invierno, que hacía imposible la vida callejera de los menores. Los niños no podían estar retenidos en una hogar que no poseían, ni era un buen espectáculo verlos en compañía de sus progenitores haciendo cola en los comedores, por lo que era necesario proporcionarles una comida adecuada a sus necesidades, además de educación.

Así se crearon las Permanencias Infantiles, destinadas a los hijos de los refugiados menores de 14 años. Podían destinarse para estas atenciones los edificios escolares o aquellos otros en los que pudieran instalarse cocinas y comedores y poseyeran espacio suficiente para zona de juegos. Los niños y niñas acudirían a las 9 de la mañana a las Permanencias, donde recibirían una educación por parte de los profesionales designados por el Departamento de Cultura hasta las 7 de la tarde. Además de las horas dedicadas al estudio y al recreo, los menores almorzarían

189 DOPV, decreto del 23-10-1936.190 Federico Zabala Allende, El Gobierno de Euzkadi…, op. cit., p. 190. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, Bilbao, 1937.191 DOPV, decreto del 7-12-1936.

Page 77: Juan Gracia Colás (1891-1941)

78

entre las doce y media y una de la tarde, acompañados de sus profesores, y a las siete de la tarde, después de la merienda, serían recogidos por sus madres192.

Se proyectaron permanencias infantiles en las casas nº 17, 18, 19, 20 y 41 de la calle Campo Volantín, en el nº 68 de la calle Zabalbide, en el nº 4 de la Plaza Elíptica, en los nº 2, 3 y 4 de la calle San Agustín, en los nº 12, 14 y 16 de la Avenida de las Universidades, en el nº 1 de la calle Fontecha y Salazar, en el nº 158 de la calle Zamakola, todas ellas en Bilbao, y en la Isla de Txatxarramendi, en Busturia193.

Complemento de las Permanencias Infantiles fueron la creación de las Casas de Salud Infantil, dedicadas a atender la salud de los hijos de los refugiados y de los milicianos que sin tener una enfermedad específica, necesitasen un régimen especial de alimentación y de reposo. La prime-ra de este tipo se instaló la finca Olagane del barrio de Arkotxa, en Zarátamo194.

Dedicada a las mujeres refugiadas embarazadas se creó el servicio de Asistencia Maternal. Sita en la calle Campo Volantín, tenía una capacidad de 56 camas y contaba con un quirófano apro-piado para que las mujeres dieran a luz, además de con un cuadro de profesionales sanitarios compuesto por tres médicos, matronas, enfermeras y personal subalterno. Hasta finales de mayo de 1937 habían dado a luz en este establecimiento 640 mujeres refugiadas.

Destinado a albergar a personas que habiendo padecido enfermedades graves necesitaban todavía algún tiempo para estar restablecidas totalmente se creó la Casa de Convalecientes, sita en la calle Fontecha y Salazar. Tenía capacidad para 90 camas, distribuidas en dos pisos, ade-más de despacho médico, sala de curas y laboratorio. En la planta baja de este edificio, además, estaban instalados unos comedores para enfermos que padecían enfermedades que no les obli-gasen a guardar cama, tales como dispepsia, úlceras gástricas, etc. donde se les servía comida de régimen apropiado a la enfermedad que padecían. Se servían en este comedor dietético unas 450 comidas diarias195.

Por otra parte, para albergar a impedidos, enfermos crónicos, ancianos, etc. se organizó la denominada Casa de Reposo, situada en el Palacio Deprit de Begoña, con capacidad para 36 camas, comedor y salón de reposo196.

Se organizaron, además, el Hogar del Anciano, con capacidad para 160 personas, donde po-seían peluquería, consulta médica, salas de estar, salas de juego, etc.; el Hogar de la mujer, con capacidad para 60 personas y destinadas a jóvenes adolescentes solas o procedentes de las Permanencias Infantiles al llegar a la edad tope de 14 años197; el Hogar del Ciego, en el que se recogían a ciegos adultos y pobres en una casa adecuada, donde pudieran ejercitar sus oficios

192 DOPV, decreto del 4-11-1936.193 Federico Zabala Allende, El Gobierno de Euzkadi…, op. cit., p. 190. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, Bilbao, 1937. De todas ellas nos consta que se abrieron la finca de Campo Volantín 41, el palacio Olabarri, que tenía capacidad para 170 niños, la de San Agustín que albergaría a 160 niños, y la de Fontecha y Salazar que contaba con una cabida de 180 niños.194 Federico Zabala Allende, El Gobierno de Euzkadi…, op. cit., p. 191. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, Bilbao, 1937.195 Federico Zabala Allende, El Gobierno de Euzkadi…, op. cit., p. 191. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, Bilbao, 1937.196 Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, Bilbao, 1937.197 Federico Zabala Allende, El Gobierno de Euzkadi…, op. cit., pp. 191-192.

Page 78: Juan Gracia Colás (1891-1941)

79

y actividades, constituyéndose no en un asilo más, sino en un centro-taller en donde sus inqui-linos encontrarían un ambiente adecuado198.

Un mes antes de la evacuación de Bilbao se organizó el servicio de Comedores de Fábrica, en los que se proporcionaba, con carácter gratuito, una ración suplementaria a los trabajadores en su mismo centro laboral, para que así desarrollaran su labor sin disminución de sus reservas y sin agotamiento. Consumían esta ración diariamente 14.000 obreros de 14 fábricas en las que se instaló el servicio199.

Al margen de la atención a los refugiados, uno de los hitos en la gestión del Departamento de Asistencia Social fue la incautación de todos los espectáculos públicos del territorio sometido a la jurisdicción del Gobierno, a través de un decreto con fecha del 14 de diciembre de 1936. Según recogía este decreto, las circunstancias muy graves por las que pasaba la Hacienda del País Vasco hacían necesario utilizar en beneficio de la colectividad determinadas fuentes de riqueza para dedicarlas a las necesidades de la asistencia pública. Este era el caso de los espec-táculos, que además de entretener podían desempeñar una función social, la cual era necesaria para la formación de una conciencia popular y que al Gobierno Vasco le correspondía tutelar. Por todo ello se decretaba que los espectáculos públicos, cines y teatros de todo el territorio sometido a la jurisdicción del Gobierno del País Vasco pasaban a depender del Departamen-to de Asistencia Social, siendo una incautación definitiva en el caso de aquellos espectáculos pertenecientes a elementos facciosos y provisional en el resto de los casos200. El Departamen-to dirigido por Juan Gracia asumiría todas las facultades y obligaciones que alcanzaban a las empresas, desarrollaría la parte artística, se haría cargo de los servicios anejos a los espectá-culos y mantendría en relación con los obreros y empleados de las industrias las obligaciones y derechos de todo patrono. De este decreto quedaban excluidas las salas que dependían de partidos políticos y sindicatos afectos a la causa republicana, como ocurrió con el cine-teatro de Bermeo y el cine Artibay de Markina, ambos con participación nacionalista.

Para el mejor desarrollo de todo lo contenido en el decreto se creaba, dependiente del Depar-tamento de Asistencia Social, la Gerencia de Espectáculos, entre cuyas atribuciones estarían la contratación de los programas de las distintas salas, llevar la contabilidad y administración de los espectáculos y representar al Departamento en todos los demás aspectos del desenvolvi-miento de las industrias. Se creaba, asimismo, una Junta de Valoraciones para determinar las indemnizaciones que habría que dar a las personas adictas al régimen. El Departamento de Asistencia Social ingresaría el producto de los espectáculos en la cuenta corriente en la Teso-rería del País Vasco.

El 19 de diciembre de 1936, Juan Gracia designó a su asesor jurídico, Salvador Goñi, y a Cor-pus Sesma Virto, funcionario del Departamento, como miembros de la Junta de Valoraciones para la incautación de los espectáculos públicos, ostentando Goñi el cargo de presidente de dicha Junta. Días después se ampliaba el número de los vocales de la Junta de valoraciones con la inclusión de elementos de Solidaridad de Obreros Vascos, UGT, de la Asociación de Empresas de las Provincias Vascongadas y Navarra y del Departamento de Hacienda. El 2 de enero de 1937, asimismo, se nombró gerente de los espectáculos públicos incautados a Felipe

198 DOPV, orden del 8-03-1937.199 Federico Zabala Allende, El Gobierno de Euzkadi…, op. cit., p. 192.200 En el caso de las incautaciones definitivas, el Gobierno únicamente indemnizaría a los accionistas adictos al régimen republicano, mientras que en el caso de las incautaciones temporales, los accionistas percibirían el mismo dividendo que el repartido el año anterior.

Page 79: Juan Gracia Colás (1891-1941)

80

Malda, director artístico de tales espectáculos a Sinesio Urrestarazu, y jefe de contabilidad a Martín de Uribe.

Según se dice en la Memoria del Departamento, publicada en enero de 1937, los efectos de la incautación de espectáculos se notaron inmediatamente, puesto que la Hacienda vasca tenía así una fuente de ingresos con la que subvenir en parte los cuantiosos gastos que necesitaba el Departamento de Gracia. En un principio, con la incautación de los teatros Coliseo Albia y Ci-nema Buenos Aires, de Bilbao, y de otras salas de la provincia se habían conseguido 332.702,65 pesetas, esperando que esa cifra aumentase considerablemente con la incautación de los demás establecimientos de espectáculos de la provincia a partir del 1º de enero de 1937201. Y efecti-vamente así fue, puesto que, según manifestó Juan Gracia en marzo de 1937, la incautación de espectáculos había reportado a su Departamento cerca de un millón y medio de pesetas202.

Otro de estos hitos fue la cesión por parte del Departamento de Obras Públicas, que dirigía el comunista Juan Astigarrabía, al Departamento de Asistencia Social la explotación del Funicular de Artxanda y sus instalaciones complementarias, en marzo de 1937. Asistencia Social dispon-dría así de las instalaciones que allí existían con el fin de organizar toda clase de espectáculos, con el objeto de recaudar fondos para atender a las funciones que le estaban encomendadas203.

Por otra parte, mediante decreto, el 7 de diciembre de 1936, la Consejería de Asistencia Social, en consonancia con las atribuciones que le confería el Estatuto de Autonomía, procedió a una nueva reorganización de todas las Instituciones benéficas tanto públicas como de iniciativa pri-vada. Así, las Juntas Provinciales de Beneficencia y Protección a la Infancia y las instituciones de la beneficencia particular pasaron a depender del Departamento de Asistencia Social, con excepción de las Fundaciones benéfico-docentes, que dependerían del Departamento de Cul-tura. Asistencia Social, de esta forma, reorganizaría las Juntas de Beneficencia, de Protección a la Infancia, etc. y controlaría las actividades y funciones de las Fundaciones particulares204.

En consonancia con las facultades que le concedía ese decreto, a través de orden llevada a cabo en febrero de 1937, el Departamento de Gracia suspendió en sus cargos a todos los patronos de la denominada “Fundación Miranda” de Barakaldo en razón a que, según había informado el alcalde de dicha Villa, todos los miembros del Patronato, excepto él mismo, eran desafectos al régimen republicano y que, aún cuando tenían obligación de reunirse una vez al mes al menos, llevaban sin hacerlo una larga temporada ya que la mayoría de sus miembros se encontraban desplazados o detenidos como consecuencia de la sublevación rebelde. Por tanto se suspendían en sus cargos a los anteriores miembros del patronato nombrándose en su lugar a representantes de la Casa del Pueblo, Solidaridad de Trabajadores Vascos, Sindicatos Únicos, Agrupación Socialista, Partido Comunista, Izquierda Republicana, Unión Republicana, Partido Nacionalista Vasco y Acción Nacionalista Vasca205.

La obra del Departamento que dirigía Juan Gracia quedó incompleta debido a la caída de Bilbao en junio de 1937. Así quedaron pendientes varios asuntos, como la creación de una Permanencia Infantil en Barakaldo para 150 niños, la apertura de una Casa de Salud Infantil en Portugalete, una Permanencia de primera infancia y sala cuna, la organización de la Colonia

201 Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, Bilbao, 1937.202 El Liberal, 31-03-1937.203 DOPV, decreto del 4-03-1937.204 DOPV, decreto del 7-12-1936.205 DOPV, decreto del 15-02-1937.

Page 80: Juan Gracia Colás (1891-1941)

81

infantil de Txatxarramendi para las estancias estivales e invernales de unos 250 niños, la am-pliación de los Comedores de Fábrica a más centros de trabajo y la ampliación de los distintos servicios al resto de zonas de Euskadi206.

Económicamente hablando, el Departamento de Asistencia Social, a fecha de 31 de diciembre de 1936, había tenido unos gastos de 4.173.187,21 pesetas, de las cuales estaban dedicadas a los refugiados 3.146.743,89 pesetas, mientras que por la incautación de espectáculos había ingresa-do 332.702,65 pesetas, y por donativos, suscripciones, bonificaciones y descuentos 208.760,01 pesetas207. A fecha de 31 de marzo de 1937, el Departamento había tenido unos gastos valora-dos en 12.291.280,69 pesetas, mientras que había ingresado por la explotación de los espectá-culos cerca del millón y medio de pesetas y por suscripciones y donativos 591.095,25 pesetas208.

206 Federico Zabala Allende, El Gobierno de Euzkadi…, op. cit., p. 194.207 Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, Bilbao, 1937.208 El Liberal, 31-03-1937.

Page 81: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 82: Juan Gracia Colás (1891-1941)

83

13. LAS EVACUACIONES INFANTILES

Por su especial trascendencia, capítulo aparte merecen las evacuaciones de niños al extranjero llevadas a cabo en la primavera de 1937. Juan Gracia, en declaraciones a El Liberal, manifestaba en marzo de 1937, poco después de la salida de la primera expedición a la isla de Oléron, que el fin de los envíos de niños al extranjero era alejar a los niños, “no ya sólo de los horrores de la guerra, sino también de la barbarie fascista, que con sus bombardeos a las poblaciones abiertas causa tantas y tantas víctimas inocentes209”.

En efecto, el Gobierno Vasco se planteó a partir fuerte bombardeo de Bilbao el 4 de enero de 1937 la posibilidad de trasladar a los niños al extranjero en un futuro no muy lejano para sal-vaguardarles de los riesgos de la guerra. Para ello, ofreció a los padres la posibilidad de apuntar a sus hijos para una hipotética expedición futura, inscribiéndose entre el 9 y el 16 de enero de 1937 un total de 1.655 niños y niñas de entre 5 y 12 años de edad.

El Departamento de Asistencia Social inició la búsqueda en Francia de un lugar adecuado para la instalar a los niños, así como la búsqueda de los apoyos necesarios para llevar la iniciativa a cabo. A través del Delegado del Comité de Evacuación del Gobierno Vasco, Francisco Álvarez Gamborena, se entró en contacto con el Comité d´Accueil aux Enfants d´Espagne, integrado por organizaciones de la izquierda francesa, que colaboraría en todo el proceso de evacuación y alojamiento. Se encontró un refugio adecuado en la isla de Oléron, al norte del estuario del Garona, pero que necesitaba algunas reformas previas, por lo que la expedición se retrasaría un tanto.

Aparte del lugar del destino y del apoyo sociopolítico, otro de los problemas que había que sol-ventar era el del transporte marítimo de los menores desde Bizkaia hasta Francia, dado que el puerto de Bilbao estaba cercado por la armada rebelde. A través del cónsul británico en Bilbao y del embajador de Gran Bretaña en España, se consiguió que la armada británica fletará dos destructores para llevar a cabo la iniciativa.

Una vez solventados estos problemas y conseguido el apoyo explícito de los gobiernos y or-ganismos que podían facilitar esta primera expedición, el Departamento de Asistencia Social trabajó a fondo en el objetivo de lograr que esta evacuación fuera modélica y que sirviera de ejemplo para futuros desplazamientos. De los más de 1.600 niños y niñas inscritos, se seleccio-nó a 450 menores a los que se les sometió a un exhaustivo examen médico. Se organizó una

209 El Liberal, 31-03-1937.

Page 83: Juan Gracia Colás (1891-1941)

84

jornada explicativa en el Teatro Coliseo Albia de Bilbao para niños y padres en los que se les informó de todo el proceso y se les expidió a los menores un carné de identidad.

Esta expedición partió de Bilbao el 20 de marzo de 1937, siendo despedidos en el Ayuntamien-to de la Villa por el alcalde, el republicano Ernesto Ercoreca, y las autoridades de Asistencia Social. De allí, en autobús, se encaminaron a Bermeo, en cuyas proximidades se encontraban fondeados los destructores Campbell y Blanche. Desde Bermeo, los niños fueron trasladados a San Juan de Luz, desde donde fueron transportados por carretera hasta el puerto de Paulliac, en el estuario del Garona, en donde embarcaron hasta la isla de Oléron210.

Tras un mes de estancia, y ante la ofensiva franquista sobre Bilbao que obligó a realizar nuevas evacuaciones infantiles masivas, los 450 niños de Oléron fueron distribuidos entre París y Li-moges, acogidos en su mayor parte por familias francesas, y Bélgica, donde 200 niños fueron acogidos en la colonia “Home Emile Vandervelde” de la localidad de Oostduinkerke.

En efecto, a finales de marzo y tras el estancamiento del frente de Madrid, los sublevados se volvieron hacia el territorio cantábrico fiel a la República, aislado desde la toma de casi toda Guipúzcoa el verano anterior y cuya línea de frente se había quedado parada a las puertas de Bizkaia. Un territorio, además, cuya conquista podía ofrecer al bando nacional importantes re-cursos estratégicos. Desde principios de año, diversas poblaciones vizcaínas sufrieron bombar-deos con cierta frecuencia, lo que provocó numerosas bajas y atemorizó a la población, cons-tituyéndose como hitos inolvidables de esta barbarie los bombardeos de Durango y Gernika.

Tras estos indiscriminados ataques aéreos, el Departamento de Asistencia Social redobló sus esfuerzos para la evacuación masiva de menores, mujeres y ancianos, tras la primera experien-cia con los niños de Oléron. Para ello era necesaria la implicación de Francia y Gran Bretaña; la primera estaba preocupada por el impacto económico que podía suponer la llegada de miles de refugiados, mientras que la segunda buscaba la aprobación de las autoridades franquistas para la evacuación. La presión popular derivada del impacto internacional de la noticia de los bombardeos sobre las poblaciones vascas hizo que finalmente ambos países se decidieran a co-laborar con el Gobierno Vasco. Francia se comprometió a dar cobijo temporal a los refugiados, mientras que Gran Bretaña ofrecería la protección de su armada a las expediciones.

El Departamento de Asistencia Social reabrió la admisión de solicitudes para la evacuación de menores al extranjero tras el bombardeo de Durango. Estas inscripciones se realizaron de acuerdo con los partidos políticos y sindicatos afectos a la República, por lo que se aseguraban que los niños evacuados fueran hijos de personas que pertenecían a alguna de las formaciones que apoyaban al Gobierno Vasco. En las hojas de inscripción, que aún se conservan en el fon-do Político-Social Santander del Centro de Documentación de la Memoria Histórica, había que consignar datos personales del adulto solicitante, el nombre, apellidos y fecha de nacimiento del menor o menores del que se solicitaba su evacuación y el destino que se deseaba para el mismo o los mismos, normalmente Francia o Gran Bretaña.

El Departamento de Gobernación, por su parte, se ocupó de las solicitudes presentadas por las madres que querían acompañar a sus hijos y, junto con Asistencia Social, de las personas que deseaban acompañar y cuidar a los niños como auxiliares. El Departamento de Cultura se ocupó, asimismo, de las solicitudes del personal docente que deseaba acompañar a los menores

210 La primera expedición es pormenorizadamente detallada por Jesús J. Alonso Carballés, 1937: Los niños vascos evacuados a Francia y Bélgica, Bilbao, Asociación de niños evacuados el 37, 1998, pp. 69-81.

Page 84: Juan Gracia Colás (1891-1941)

85

en sus expediciones. Con todas estas solicitudes, el Departamento de Juan Gracia organizó todas las evacuaciones al extranjero.

Las evacuaciones comenzaron a comienzos de mayo de 1937, cuando se habían vencido las re-ticencias francesas y británicas, que hemos comentado antes, y se habían localizado en Francia y Bélgica lugares de acogida apropiados y suficientes, y se prolongaron hasta momentos antes de la caída de Bilbao. Para el traslado de los niños se contaba con el transatlántico “Habana” y con el yate “Goizeko-Izarra”211.

El 6 de mayo salieron del puerto de Santurce el “Habana”, con 2.483 refugiados, 2.273 niños, y el “Goizeko Izarra”, con 319 refugiados, 163 de ellos niños, con la protección de la Royal Navy, desembarcando en los puertos de La Pallice y Paulliac respectivamente. El 9 de mayo hubo una nueva expedición protagonizada por los mercantes franceses “Carimare”, “Château-Palmer” y “Margaux”, que habían llegado el día anterior cargados de provisiones para Bilbao, que evacua-ron a unas 2.000 personas hacia Paulliac protegidos por la armada francesa. Los días 16 y 21 de mayo el “Habana” realizó sendas expediciones a Francia y Gran Bretaña respectivamente, llevando en cada viaje a unas 4.000 personas, la mayoría de ellas niños, protegido por la Royal Navy. La última evacuación del mes de mayo la protagonizaron los vapores “Cabo Corona”, Zurriola” y “Galea”, que transportaron a casi 3.000 personas hacia Paulliac y La Pallice.

En el mes de junio, antes de la caída de Bilbao, el “Habana” realizó tres viajes más a Francia los días 1, 6 y 13, transportando hasta el puerto de La Pallice a un total de 12.500 personas aproximadamente, mujeres y niños en su mayoría. En la última expedición se anunció que un contingente de 1.500 niños serían acogidos en Rusia, los cuales hicieron transbordo en La Palli-ce al vapor francés “Sontay”, que les trasladó directamente a Leningrado, desde donde fueron distribuidos a Crimea, Odessa y Moscú. El “Goizeko Izarra”, por su parte, realizó sendas expe-diciones los días 10 y 13 de junio con los niños del Sanatorio Marino de Górliz, convalecientes, y su personal sanitario, acompañados por el propio Consejero de Sanidad del Gobierno Vasco, el republicano Alfredo Espinosa Orive. Las últimas evacuaciones, ocurridas con las tropas franquistas a las puertas de Bilbao, fueron protagonizadas por pequeños mercantes y vapores que se encontraban en la capital vizcaína, como el “Alice Marie”, que salió hacia La Pallice el día 15 de junio con 593 pasajeros.

En conjunto, según recoge Jesús Alonso Carballés, fueron evacuados entre la expedición piloto de marzo y las masivas salidas de los meses de mayo y junio un total de 20.854 niños, de los cuales la gran mayoría, 15.383, llegaron a Francia para ser instalados en el país vecino y Bélgica, mientras que 3.861 llegaron a Gran Bretaña y 1.610 arribaron a la Unión Soviética212.

211 La descripción de las expediciones en Jesús J. Alonso Carballés, 1937: Los niños vascos…, op. cit., pp. 82-130 y Gregorio Arrien, ¡Salvad a los niños! Historia del exilio vasco en Gran Bretaña, 1937-1940, Bilbao, Sabino Arana Fundazioa, 2014, pp. 58-72.212 Jesús J. Alonso Carballés, 1937: Los niños vascos…, op. cit., pp. 129-130.

Page 85: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 86: Juan Gracia Colás (1891-1941)

87

14. DE BILBAO A PARÍS

Su labor como Consejero de Asistencia Social absorbió completamente la actividad pública de Juan Gracia Colás en Euskadi durante los meses que mediaron entre la formación del Go-bierno Vasco y su viaje a Francia en mayo de 1937, tras el cual nunca volvería a su tierra natal.

A pesar de ello protagonizó algunos actos de carácter político. En febrero de 1937 pronunció un discurso con motivo de la presentación del 2º batallón del PSOE y de la UGT, celebrada en la Plaza de la Cantera, al que bautizaron con el nombre de “Indalecio Prieto”. Juan Gracia, además de desgranar pormenorizadamente la vida y actividad política de Prieto desde su llega-da a Bilbao hasta los acontecimientos más recientes, arremetió contra el fascismo:

Camaradas milicianos: En otras ocasiones he venido yo a la tribuna pública, en represen-tación de la UGT y el Partido Socialista, organizaciones a las que llevamos vinculada toda nuestra vida, a proclamar ante vosotros una gran verdad: la verdad de que únicamente con el triunfo de los postulados que estas organizaciones defendían era posible vivificar las conciencias honradas para conseguir que la sociedad fuera humana y justa. En aquellas oca-siones os decíamos que grandes peligros acechaban, no ya a nuestras organizaciones, sino, incluso, a aquellos otros postulados y otras organizaciones que, sin llevar en su nervio la transformación de la sociedad capitalista en una sociedad colectivista, tenían, sin embargo, unas raigambres de libertad, unas raigambres de aspiraciones humanas, porque el enemigo común a todos, el fascismo, esperaba una oportunidad para asestarnos sus golpes. Aquel vaticinio se ha cumplido, desgraciadamente para todos; aquel vaticinio es hoy una realidad: el fascismo, que se consideraba vencido por las vías legales, acudió atropellándolo todo, incluso el sentimiento racial más humano que puede haber entre nosotros, más todavía en boca de ellos, el sentimiento de compatriotas, el sentimiento de españoles, para descargar aquí, en España, toda la canalla extranjera, mercenaria, para que asesine al proletariado. Esto, ciudadanos y milicianos, puso al pueblo, vibrante de entusiasmo, en el trance de luchar con las armas en la mano contra los traidores y contra el invasor. Cuando la suble-vación se produjo, el pueblo levantose contra la facción y con las pocas armas de que dis-ponía supo detener el triunfo de la subversión fascista. El pueblo, que odiaba al fascismo, puso a contribución su esfuerzo, su heroísmo, por arrollarlo. Y lo ha conseguido, camara-das; lo ha conseguido, o, por mejor decir, ha detenido el golpe. Todavía nos falta vencerle definitivamente. Pasaron los primeros momentos de desorganización y hoy constituimos una fuerza cohesionada, somos batallones encuadrados en una organización militar, fruto el esfuerzo de estos militares, pocos, que han permanecido fieles a su palabra213.

213 El Liberal, 7-02-1937.

Page 87: Juan Gracia Colás (1891-1941)

Unos meses después, en una coyuntura totalmente diferente, pues los sublevados habían bom-bardeado salvajemente Gernika y se acercaban a Bilbao, se celebró en el frontón Euskalduna de la capital vizcaína un mitin de carácter antifascista con la presencia de representantes de las fuerzas políticas y sindicales comprometidas con la defensa republicana y algunos miembros del Gobierno Vasco como Astigarrabia, el propio Gracia y el Lehendakari José Antonio Agui-rre, con la presencia de Leah Manning, representante del Comité de coordinación para soco-rrer a España y miembro del Partido Laborista. Gracia reconoció la amenaza que se les venía encima y animó a todos, especialmente a los milicianos, a resistir el embate fascista:

(…) Que Euzkadi, la República, en esta lucha no se encuentra sola, sino que si al principio no fueron comprendidos en toda su magnitud la grandeza de nuestra lucha y el heroísmo de nuestros militantes y de nuestros combatientes, hoy se han convencido y vienen aquí para ver con sus propios ojos y prestarnos aquellas ayudas, no platónicas, sino materiales, tan necesarias en estos momentos, por las cuales tan agradecidos les estamos (…)

(…) Son graves estos momentos que vivimos. A qué lo vamos a negar. El enemigo, derro-tado en todos los frentes de la República, perdida casi en su totalidad la garantía que las naciones fascistas le prestan para el triunfo sobre nosotros, precisa, le urge una victoria, aunque no sea más que esporádica, sobre Euzkadi (…)

(…) Mola no entrará en Bilbao, que los fascistas no entrarán en Bilbao, porque todos no-sotros se lo impediremos con las armas en la mano (…)

(…) Yo quiero dirigir unas palabras a los milicianos que posiblemente nos estén escuchan-do desde los frentes de combate. Y he de decir a los milicianos que todos, absolutamente todos los vizcaínos, todos los que residimos aquí, en Vizcaya, estamos en cuerpo y alma con ellos214 (…)

Pocos días después de la celebración de este mitin, Juan Gracia partió hacia París. El 9 de mayo, desde Baiona, comunicó por telegrama al Consejero de Hacienda, Eliodoro de la Torre, que tanto él como Luis de Zarrabeitia, delegado del Departamento de Hacienda, habían llegado sin novedad y se encontraban en la Delegación del Gobierno Vasco en la capital labortana, aña-diendo que eran necesarias siete personas más para trabajar en aquella oficina, por el volumen de trabajo existente215. El objetivo del viaje de Gracia a Francia era el de coordinar desde allí las labores de evacuación e incrementar la búsqueda de refugios, barcos y apoyos que permitieran continuar con las mismas.

El 19 de mayo, el diario bilbaíno El Liberal recogió una entrevista que Gracia había concedido a un periodista del periódico parisino L´Humanité, de tendencia comunista, varios días antes. En ella, el Consejero de Asistencia Social agradecía en primer lugar la ayuda prestada por el pueblo francés y las organizaciones de izquierdas galas a la causa vasca, principalmente por la acogida de mujeres y niños y por el envío de tres buques cargados con víveres, refiriéndose a los barcos “Carimare”, “Château-Palmer” y “Margaux”, que hemos comentado anteriormen-te. Seguidamente relataba la difícil situación bélica que se le presentaba a Bizkaia frente a los sublevados, aunque confiaba en resistir los embates. Por otra parte, agradecía al diario parisino

214 El Liberal, 4-05-1937.215 EAH/AHE, Fondo Archivo histórico del Gobierno Vasco, Fondo especial Beyris, Leg 302 Doc 300 Arch 23 y Leg 301, Doc 103 Arch 22.

88

Page 88: Juan Gracia Colás (1891-1941)

89

la oportunidad que tenía para desmentir los rumores que decían que en Euskadi se perseguía al clero. Por último, Gracia afirmaba que para derrotar al fascismo era necesaria la unión inter-nacional de todas las fuerzas obreras, afirmando que “la primera condición de la victoria es la unión, la unión completa216.”

El día 19 de mayo, Juan Gracia participó en un mitin en París organizado por la Unión Uni-versal pro Paz, celebrado en el Velódromo de Invierno, en el que se protestó contra los bom-bardeos de Gernika y Durango. En el mismo hablaron el René Cassin, del Comité de Acción pro Sociedad de Naciones, un delegado del Partido Radical Socialista francés, el presidente del Comité de enlace de las Juventudes francesas, el director del diario L´Humanité y dirigente co-munista francés Marcel Cachin y el presidente de la Internacional Obrera Socialista, Louis De Brouckére, además del propio Consejero vasco. En dicho comicio, Gracia expresó “la voluntad firmísima del País Vasco de luchar y vencer al fascismo español, italiano y alemán217”.

Juan Gracia empezó a desplegar una intensa actividad política en Francia tendente a trabajar de la forma más eficaz posible en el problema de la evacuación y alojamiento de los refugiados vascos en el país vecino. Para ello creó un Comité de Evacuación en París que fue el encargado de coordinar las acciones emprendidas a favor de las evacuaciones infantiles, esto es, atender a los refugiados y correr con el cuidado de control de todos los organismos de Asistencia Social que se creasen en Francia y en otros países. La oficina central del Comité se encontraba en Pa-rís, presidida por José María Izaurieta, a quién Gracia le había conferido los máximos poderes responsabilidades, y tenía delegaciones en Baiona y Burdeos218.

Estando en París, a Gracia le llegaban noticias de la cada vez más difícil situación de Bizkaia, por lo que insistía en reunirse con sus compañeros del Gobierno Vasco si así era necesario. Sin embargo, el propio Lehendakari le confirmó a finales de mayo que su sitio estaba en Francia ocupándose de las labores de acogida a los refugiados, otorgándole plenos poderes en lo que hacía referencia al comité por él organizado:

Interpreta mal telegrama último. Gobierno unánime acordó que usted permanezca en París todo cuanto tiempo sea preciso hasta dejar completamente arreglado todo cuanto se rela-ciona esa con refugiados actuales y futuros. Leído en Consejo último carta y organización Gobierno felicítale animándole seguir trabajos con representación oficial unánime hasta que usted estime terminada organización otorgándole mientras tanto amplias facultades todos órdenes. Telegrama último refiérese a que Gobierno además acordó para ayudar usted que distribuya trabajo según sus especiales cometidos comisión un representante de sanidad otro de cultura nombrados por respectivos consejeros obrando todos bajo única dirección usted. Compañeros Gobierno envianle afectuoso saludo. Espíritu pueblo ejército magnífico seguridad victoria219.

216 El Liberal, 19-05-1937.217 El Liberal, 21-05-1937.218 SAF, Archivo del Nacionalismo Vasco, AP-0594-02. Citado también en Jesús J. Alonso Carballés, 1937: Los niños vas-cos…, op. cit., p. 109. 219 EAH/AHE, Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo del Departamento de Asistencia Social, Secretaría Particu-lar-correspondencia, Leg. 412 Núm. 01.

Page 89: Juan Gracia Colás (1891-1941)

90

Con los rebeldes a las puertas de Bilbao, el Lehendakari Aguirre le pedía a Gracia el 12 de junio que agilizase cuanto fuera posible el envío de ayuda a Euskadi y que agitase la propaganda entre la comunidad internacional, especialmente en Francia:

Situación gravísima. Espantoso ataque aviación artillería durante dos días ha roto cinturón extensión dos kilómetros. Causa nuestra irritación ante indefensión aérea. No servirán contratos si no son servidos inmediatamente. Piensen que pueblo muere trincheras espe-rando auxilios. Siquiera ténganme diariamente al tanto de cuanto suceda. Agiten propagan-da internacional interesando Francia medios democráticos crimen cométese en Euzkadi finalidad evitarlo220.

Gracia, por su parte, el 17 de junio, dos días antes de la caída de la capital vizcaína, se lamentaba por la situación en Euskadi y por las trabas existentes para su labor en el país vecino, ponién-dose a disposición del Lehendakari para volver a Bilbao:

(…) Sospecho conocer exactamente la situación de Bilbao y se dará cuenta cuáles son mis sufrimientos por no encontrarme ahí (…)

(…) No debo ocultar a Vd. Que el problema de la evacuación aquí no ha encontrado ni con mucho las ayudas oficiales que yo esperaba. Pedía local al Gobierno y no me los da. Según ellos no tienen. Yo creo que temen que el cedérnoslos sería una manifestación in-tervencionista. Por eso la tragedia de los miles de refugiados que se encuentran ya aquí y desde luego la mía es grande (…)

Las visitas que constantemente valido de mi representación oficial hago a los Ministerios y a la organización poderosísima que tiene una influencia decisiva sobre los mismos como es la C.G.T. no han logrado hasta ahora resultados completamente satisfactorios. Por eso, teniendo en cuenta que nuestros compatriotas necesitan en este alejamiento forzoso de nuestro pueblo la ayuda de nuestro Gobierno es por lo que no quiero abandonar Francia sin la aprobación de Vds (…)

Ruego mi querido amigo y Presidente que teniendo en cuenta todo lo que le manifiesto me digan que es lo que debo hacer pues en las actuales circunstancias y sin un mandato expreso del Gobierno no me creo autorizado a permanecer fuera de Bilbao221 (…)

Momentos antes de la entrada en Bilbao de las tropas franquistas, con el Gobierno camino de Cantabria, se pedía a Gracia que hiciese todo lo posible por enviar barcos para la evacuación de la población civil, consiguiendo ayuda económica del Gobierno de la República. Éste se en-tero de la caída de Bilbao el 20 de junio, un día más tarde de que se produjera, por las noticias de la radio y la prensa, enviando inmediatamente una carta al Lehendakari Aguirre a Trucíos, localidad vizcaína cercana a los límites con Cantabria, a la que la mayoría de miembros del Go-bierno Vasco se habían trasladado el día 17 ante el avance franquista y que abandonarían el día 30 tras emitir Aguirre el conocido como “Manifiesto de Trucíos”, en el que defendía la acción

220 EAH/AHE, Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo del Departamento de Asistencia Social, Secretaría Particu-lar-correspondencia, Leg. 412 Núm. 01.221 EAH/AHE, Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo del Departamento de Asistencia Social, Secretaría Particu-lar-correspondencia, Leg. 412 Núm. 01.

Page 90: Juan Gracia Colás (1891-1941)

91

humanitaria del Gobierno Vasco en la guerra y protestaba contra la represión franquista y la intervención extranjera en la guerra222:

Por las noticias recibidas hoy por la radio y prensa me entero, con toda amargura, del final de la epopeya vivida en defensa de Bilbao. Nosotros podemos decir con orgullo que si los facciosos y toda clase de circunstancias que sin ser facciosas se han producido en contra nuestra hemos hecho honor a la palabra empeñada de defender nuestro pueblo en tanto nuestra voluntad y esfuerzo dependiera (…)

No quiero seguir adelante sin antes expresarle a Vd. mi inmensa satisfacción por la con-ducta seguida por mis compañeros de Gobierno permaneciendo en su puesto en todo mo-mento aún en los trances más difíciles y, como es natural, debo resaltar a Vd., figura que en estos momentos de nuestra historia adquiere en el país, fuera del país, fuerza vigorosa (…)

Sigo aquí en la capital de Francia procurando por todos los medios (aparte naturalmente de la ayuda que con mi representación presto en otros órdenes de gestión) al encauzamiento de la evacuación y a la organización de un sistema de atención pública que permita en todo momento a los evacuados vascos saber que cuentan con un Gobierno que en la ausencia forzada de si querido país, no les abandona en sus necesidades223 (…)

222 Ludger Mees (coord.), La política como pasión. El Lehendakari José Antonio Aguirre (1904-1960), Madrid, Tecnos, 2014, pp. 351-353.223 EAH/AHE, Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo del Departamento de Asistencia Social, Secretaría Particu-lar-correspondencia, Leg. 412 Núm. 01.

Page 91: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 92: Juan Gracia Colás (1891-1941)

93

15. DELEGADO DEL GOBIERNO VASCO

EN PARÍS

Entre el 22 de junio y el 2 de julio las tropas franquistas conquistaron el resto de la provincia de Bizkaia, empujando a los refugiados hacia la provincia de Santander, donde también se instaló el Gobierno Vasco. El Lehendakari, José Antonio Aguirre, comenzó una febril actividad con el objetivo de trasladar al ejército vasco a Cataluña, previo paso por suelo francés. Para ello, realizó gestiones en Valencia, con Azaña y Negrín, en Madrid, con Prieto, en Barcelona, con el president Companys, y en París, con las autoridades francesas; sin embargo, el plan de Aguirre chocó no sólo con las reticencias de las autoridades republicanas sino, y sobre todo, con las de las autoridades galas, puesto que el paso del ejército vasco por territorio francés vulneraría el acuerdo de no intervención. Paralelamente a las gestiones de Aguirre, dirigentes jeltzales comenzaron negociaciones con las autoridades y mandos de las tropas italianas para que las tropas vascas se rindieran a las italianas, pasando a ser prisioneros de estas y no de las fuerzas franquistas, prometiéndoles a cambio ninguna represalia. Todo ello desembocó en el denomi-nado Pacto de Santoña, firmado el 24 de agosto de 1937, que finalmente acabó en un fiasco224.

El Departamento de Asistencia Social se trasladó el 17 de junio, dos días antes de la caída de Bilbao, a Castro Urdiales. Habían elegido esta población por ser a la que arribaban numerosos refugiados, la mayoría de ellos a pié. Allí, tanto los refugiados como los dirigentes del Departa-mento fueron recibidos con hostilidad y violencia por las autoridades subalternas, consiguien-do finalmente ser admitida la actividad de la Asistencia Social vasca a la hora de atender a los refugiados. Su labor, sin embargo, no pudo ser todo lo eficaz que los refugiados necesitaban por la escasez de medios propios y de las autoridades santanderinas y por la forma violenta en que estos actuaban.

Posteriormente, por orden de la autoridad militar, el Departamento de Asistencia Social se trasladó a Santander, donde su acción podría ser más eficaz. En la capital cántabra, el De-partamento tuvo que vencer las reticencias iniciales de la Asistencia Social santanderina, que manifestaba que la autoridad allí la ejercían ellos, dejando a los vascos únicamente actuar como colaboradores. Una vez que consiguieron ser comprendidos por quienes regían la Asistencia Social montañesa, la organización vasca comenzó a ser eficaz. Así, el Departamento dirigido por Juan de los Toyos en ausencia de Juan Gracia, trató de adoptar una serie de medidas para la ordenada recepción de los refugiados, algo que fue realmente difícil puesto que el número de refugiados rebasó todas las previsiones, trató de buscar alojamiento para los refugiados por

224 Ludger Mees (coord.), La política como pasión…, op. cit., pp. 354-371.

Page 93: Juan Gracia Colás (1891-1941)

toda la provincia, abrió algunos comedores en Santander y organizó el reparto de víveres para aquellos que carecieran de medios de subsistencia.

Para la evacuación de los refugiados desde la provincia santanderina a Francia se constituyó una comisión integrada por representantes de Gobernación, Industria y Asistencia Social. Se dieron toda clase de facilidades y fueron estimuladas las gentes a que salieran, para lo que se organizaron convoyes ferroviarios desde los pueblos hacia Santander y a los puertos de Riba-desella, Avilés y Gijón. Esta acción chocó con la reticencia de muchos refugiados vascos, que se negaron a ser trasladados a Francia. Finalmente, el traslado de refugiados desde Santander capital y provincia hacia Asturias fue poco menos que imposible debido a la carencia de ali-mentos que allí existía y por la ausencia de medios de transporte. El Departamento de Asisten-cia Social actuó en Santander aproximadamente dos meses, dejando muestras de su buen hacer a pesar de las restricciones impuestas225.

Mientras todo esto sucedía en Santander, Juan Gracia seguía en París preocupado por la si-tuación de sus compañeros de Gobierno y trabajando para la atención de los refugiados. Por ello envió varias cartas a sus correligionarios Aznar y Toyos y a su amigo y subalterno Bustos para saber en qué situación se encontraban y tratar de mantenerse al tanto de las condiciones y situación política en las que estaba el Gobierno Vasco, a la vez que se hacía cargo de que Toyos se había hecho cargo de su Departamento y relataba los problemas con los que se encontraba en Francia a su labor.

A mediados del mes de julio se recibió en la Delegación del Gobierno Vasco en París un tele-grama de la Presidencia del Gobierno Vasco dirigido a Luis de Zarrabeitia en el que se decía que la Delegación del Gobierno Vasco quedaba constituida por Zarrabeitia, Arzadun y el propio Juan Gracia. Éste, en correspondencia cruzada con Santiago Aznar se preguntaba por el alcance de esta decisión, cuáles serían las atribuciones de cada uno y quién sería la autoridad máxima entre ellos, por lo que le pedía a su amigo que preguntase a Aguirre sobre el particular, ya que estimaba necesario que la representación vasca en París actuase unida pues de lo con-trario las consecuencias serían funestas para la causa226.

En esas dudas se encontraba Gracia cuando el 16 de julio de 1937 le llegó a París su nombra-miento por parte del Lehendakari Aguirre como Presidente de la Delegación del Gobierno Vasco en París, debiéndole subordinación en aquella oficina todas aquellas personas que de-pendieran del Gobierno Vasco. El citado nombramiento tenía validez mientras durasen las cir-cunstancias extraordinarias por la que atravesaba el Gobierno Vasco o dispusiese lo contrario la Presidencia, otorgando así Aguirre a Gracia la máxima representación del Gobierno del País Vasco tanto ante las autoridades diplomáticas republicanas españolas instaladas en Francia como ante las autoridades de la República Francesa, a quienes Aguirre les rogaba que le pres-tasen a Gracia toda clase de facilidades227.

El caso es que existía una Delegación Vasca en París desde el 17 de octubre de 1936, al frente de la cual estaba el jeltzale Rafael Picavea Leguía. En el tiempo en el que Picavea permaneció al frente de la legación vasca representó al Gobierno Vasco en todos los actos públicos, realizó

225 EAH/AHE, Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo del Departamento de Asistencia Social, Secretaría Particu-lar-correspondencia, Leg. 413 Núm. 04.226 EAH/AHE, Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo del Departamento de Asistencia Social, Secretaría Particu-lar-correspondencia, Leg. 412 Núm. 02.227 EAH/AHE, Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo del Departamento de Asistencia Social, Secretaría Particu-lar-correspondencia, Leg. 412 Núm. 01.

94

Page 94: Juan Gracia Colás (1891-1941)

95

compras de material bélico, intervino en las primeras gestiones realizadas ante el Gobierno francés para acoger a los miles de exiliados vascos que salían de Euskadi desde comienzos de 1937 e inició una campaña de propaganda en Europa para que la causa vasca fuera reconocida y recibiera los máximos apoyos posibles228. En el momento en el que Aguirre nombró a Gracia como representante institucional vasco en París y procedió a la reorganización de la Delega-ción, Picavea pasó a un plano marginal.

La oficina parisina229 que dirigía Gracia tenía por misión la de representar al Gobierno Vasco en todos aquellos actos en los que se reflejase su intervención, como en la ayuda a los miles de vascos residentes y refugiados en Francia, en las compras de toda índole que se hubieran de realizar o en la acción política encaminada a prestigiar al País Vasco o al régimen autónomo en que se desenvolvía. Estaba constituida por el representante del Departamento de Hacienda, Luis de Zarrabeitia, por el representante del Departamento de Comercio, Andrés Arzadun, y por el Consejero de Asistencia Social, Juan Gracia. Cada uno de ellos entendería de las funcio-nes propias de su Departamento, dependiendo para el desarrollo de su labor de los respectivos Consejeros de su Departamento y siendo responsables ante ellos, no siendo así, claro está, en el caso de Gracia. Tanto Zarrabeitia como Arzadun tenían que estar a completa disposición de Gracia, como Presidente de la Delegación, para informarle de todos cuantos asuntos en orden a su labor juzgase pertinentes. Semanalmente, cuanto menos, debían celebrar una reunión conjunta para dar cuenta del estado general de sus Departamentos y de las operaciones en las que habían intervenido.

Las atribuciones de Gracia, como Presidente de la Delegación, eran las de representar al Le-hendakari y al Gobierno Vasco; estrechar las relaciones de la Delegación de París con las dele-gaciones de Bayona y Burdeos, imprimiendo la debida unidad de acción entre todas; llevar las relaciones políticas y culturales de todas clases; despachar y firmar la correspondencia oficial, así como toda clase de correspondencia que llegase a la Delegación, incluso telegramas o ra-diogramas; firmar, junto con el representante de Hacienda todos los abonarés y cheques de las cuentas corrientes; extender credenciales y representaciones, hacer declaraciones oficiosas y proponer el presupuesto de la sección; por último, tenía la obligación de dar conocimiento de forma periódica al Presidente de los asuntos en los que hubiera intervenido.

Por otra parte, las respectivas Delegaciones de Bayona y Burdeos se regían en forma parecida a la Delegación de París, de la dependían para el mejor desenvolvimiento de los asuntos en ellas encomendados y para lograr la unidad de acción comentada antes.

La Delegación estaba dividida en diversas secciones, encabezadas cada una por un delegado. Presidencia y Propaganda, con Juan Gracia a la cabeza, Comercio y abastecimiento, con An-drés Arzadun como delegado, Hacienda, dirigida por Luis Zarrabeitia, y Asistencia Social, que con la presencia de Gracia en París estaba suficientemente bien representado. En este sentido, se manifestaba que cuando las secciones de la Delegación parisina fuera ocupada por alguno de los Consejeros del Gobierno Vasco, su jurisdicción abarcaría en su respectiva materia a todas las demás Delegaciones u organismos allí donde se encontrasen, el cual era el caso de Gracia,

228 Ander Delgado, “Rafael Picavea Leguía: Guerra Civil y exilio de un industrial y político vasco (1936-1946)”, Sancho el Sabio, 34 (2011), pp. 79-103.229 Las funciones, atribuciones y composición de la Delegación del Gobierno Vasco en París tras el nombramiento de Gracia se describen en EAH/AHE, Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo del Departamento de Asistencia Social, Secretaría Particular-informes, Leg. 414 Núm. 01.

Page 95: Juan Gracia Colás (1891-1941)

96

pero en caso contrario, los delegados tendrían restringida su jurisdicción a voluntad del Con-sejero de cuya materia dependiese su sección.

Cada sección tenía que formalizar un presupuesto de gastos fijos y de aquellos que se estimasen posibles para constituir así el presupuesto total de la Delegación. Ese presu-puesto debería ser aprobado por el Gobierno Vasco para su realización y a él habrían de ajustarse las secciones de la Delegación para su desenvolvimiento. Todo gasto extraordinario que rebasase el presupuesto habría de ser justificado y elevado a la Presidencia del Gobierno para su aprobación. La Delegación parisina debía llevar, además, una única contabilidad en las que se abrirían tantas cuentas como secciones con presupuesto existiesen.

Es posible que la labor de Juan Gracia como Delegado del Gobierno Vasco en París quedase mediatizada enseguida por la presencia del Lehendakari Aguirre, quien una vez que cayó el frente norte, vivió a caballo entre Barcelona, donde se instaló oficialmente su Gobierno, y Pa-rís, lugar clave en el panorama internacional para llevar a cabo gestiones políticas. Con Aguirre, máxima representación del ejecutivo vasco, en París, no tenía lugar el trabajo de Gracia.

Page 96: Juan Gracia Colás (1891-1941)

97

16. ORGANIZACIÓN DEL DEPARTAMENTO

DE ASISTENCIA SOCIAL EN FRANCIA

Una vez perdido el territorio vasco y con Santander tomado por los franquistas a finales de agosto, los miembros del Gobierno Vasco se trasladaron a Francia de forma momentánea. A pesar de encontrarse ya fuera de su tierra, el Lehendakari había prometido en Trucíos que su ejecutivo seguiría actuando, por lo que decidió obrar en consecuencia.

En octubre de 1937, poco antes de la definitiva caída del Frente Norte, el Lehendakari Aguirre decidió instalar su Gobierno en Barcelona, bajo el amparo de la Generalitat catalana. Negrín le había ofrecido a Aguirre en el mes de julio la posibilidad de trasladar el ejecutivo vasco a Valen-cia, junto al Gobierno de la República, mas Aguirre dilató un tanto su respuesta. La elección de Barcelona finalmente como sede del Gobierno Vasco tenía un gran contenido político, ya que suponía crear un eje vasco-catalán y unir en un mismo territorio a los dos gobiernos autonó-micos que existían en la República. También pudo influir en la decisión la buena sintonía que habían tenido Aguirre y Companys desde su primera entrevista en julio de 1937.

La razón de ser del Gobierno Vasco desde su salida de Euskadi fue, por una parte, la propa-ganda, y por otra, la atención a los refugiados. Para paliar la terrible situación de estos últimos, la labor del Departamento de Asistencia Social que dirigía Juan Gracia fue fundamental. Según las cifras que nos ofrece Juan Carlos Jiménez Aberasturi, a Francia arribaron un total de 79.538 vascos desde mayo a octubre de 1937230, a los que habría que sumar los que habían llegado con anterioridad, unos 40.000 según apunta Iñaki Anasagasti231. El país galo, sin embargo, trató de solucionar su presencia en su territorio desde bien temprano, por lo que ordenó la repatriación de todos aquellos refugiados sostenidos por el Estado francés y otros organismos, es decir, la mayoría de ellos. La mayoría de los refugiados fueron repatriados a zona franquista, unos 63.000, mientras que fueron unos 32.000 los que pasaron a Cataluña, por lo que quedaron en

230 Juan Carlos Jiménez Aberasturi, De la derrota a la esperanza: políticas vascas durante la Segunda Guerra Mundial (1937-1947), Oñati, IVAP, 1999, pp. 10-24.231 Iñaki Anasagasti y Koldo San Sebastián, Los años oscuros. El Gobierno Vasco-El exilio (1937-1941), San Sebastián, Txertoa, 1985, pp. 35-37.

Page 97: Juan Gracia Colás (1891-1941)

98

Francia unas 19.000 vascos sostenidos por el Gobierno Vasco a comienzos de 1938. Esa cifra aumentaría tras la caída de Cataluña hasta alcanzar una cifra entre 25.000 y 31.000 personas.

Para la atención de esa ingente masa de refugiados que residía en el país galo, el Departamento de Asistencia Social creó una estructura en Francia para que su acción fuera lo más eficaz po-sible, de la que Juan Gracia era el máximo responsable232.

En primer lugar el Departamento tenía a su cargo el Registro General de refugiados vascos en la República Francesa, en el que aparecían los datos personales y la ubicación de cada uno de ellos. En segundo lugar se ocupaba de la Oficina de información, en la que se informaba a los familiares que así lo solicitasen la situación de sus parientes en Francia. En tercer lugar, se encargaba de ayudar a las colonias de niños que, aún estado sostenidas por organizaciones distintas al Gobierno Vasco, contaban sin embargo con la ayuda del Departamento. En cuarto lugar tenía en su seno un Servicio de investigación, llevado a cabo por Inspectores nombra-dos por el Departamento, cuya misión era la de informar al Consejero de la situación de los refugiados y la de averiguar la existencia de aquellos que no figurasen en el Registro General de refugiados del Departamento. En quinto lugar, Asistencia Social tenía a su cargo el sos-tenimiento exclusivo de varios refugios, de los que nos ocuparemos con detenimiento más adelante; en ellos podían ingresar quienes así lo solicitasen mediante formulario oficial y todos aquellos que por carecer de recursos propios creyera el propio Consejero que debía prestárse-les ayuda inmediata, a pesar de cual todos ellos serían sometidos a una investigación por parte de los inspectores del Departamento, que confirmarían o no la solicitud o atención; cada uno de estos refugios, además, se regían por un reglamento interior y tenían un personal adecuado al número de refugiados. En sexto lugar, el Departamento tenía a su cargo el sostenimiento de refugiados a través de un régimen de subsidio; este régimen consistía en la entrega periódica de una cantidad por persona, y su solicitud por parte del refugiado llevaba el mismo proceso que en el caso de los refugios. Estos subsidios variaban en la cantidad a percibir dependiendo de si el beneficiario fuera cabeza de familia o el peso familiar que tuviera que soportar, pero el importe máximo por persona era de 5 francos el día. El Departamento de Gracia llegó a tener subsidiadas a alrededor de 1.400 personas entre finales de 1938 y comienzos de 1939. En séptimo lugar, el Departamento de Asistencia Social estaba también encargado del sos-tenimiento de aquellos establecimientos y refugiados acogidos al régimen de Repúblicas, en los que cada persona recibía un subsidio de 1,50 a 2 francos por persona y día, casa gratis y elementos indispensables para su funcionamiento a todo aquel grupo de personas que previa solicitud se sometiese al régimen establecido en el Reglamento que a tal fin tenía aprobado el Departamento. En octavo lugar, el Departamento podía conceder una ayuda por una sola vez a aquellas personas que solicitándolo se considerase su caso como de una imprescindible necesidad, concediéndose únicamente en casos excepcionales y por medio de solicitud. En noveno lugar, el Departamento tenía un servicio de Asistencia médica para la atención de los refugiados, disponiendo de dos funcionarios médicos y de siete enfermeras para tal efecto; uno de los médicos, el Director General del Departamento, prestaba servicio únicamente en casos de verdadera urgencia, mientras que el otro tenía la inspección de los refugios instalados cerca de París; los refugios de St. Christau, Val d´Or y Enghien les Bains tenían su correspon-diente enfermera, así como la zona de St. Etienne, donde el Departamento tenía instalada una enfermería con cuatro enfermeras. En décimo lugar, funcionaba en la sede del Departamento en París una oficina para facilitar a los refugiados la legalización de su situación en Francia y

232 La descripción de las funciones y estructura del Departamento de Asistencia Social en Francia en EAH/AHE, Fondo Ar-chivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social, Secretaría General-Reglamentos, Leg. 433 Núm. 7.

Page 98: Juan Gracia Colás (1891-1941)

99

su presentación ante las autoridades francesas y republicanas españolas, para lo que estaban empleadas dos personas.

Para cumplimentar todos estos servicios de los que se encargaba el Departamento, la oficina central de París estaba dividida en varias secciones, las cuales eran la Secretaría General, la Di-rección General de Servicios, el Fichero General de Refugiados y la sección de Contabilidad.

La Secretaría General tenía a su cargo la recepción y despacho de toda la correspondencia de carácter general con excepción de la específica, cuyo despacho correspondía a los Jefes de las distintas Secciones, registrándose las entradas y salidas de la misma en Libros-Registro por separado. Una vez que la correspondencia obrase en poder del Consejero se haría apartado de la misma separándose la que debía ser contestada directamente por él de la que debía ser contestada por las diversas secciones. Por otra parte, la Secretaría General se debía hacer cargo del Archivo de la correspondencia general de todas las secciones del Departamento. Además, la Secretaría era la responsable de la recepción y clasificación de las solicitudes de auxilio que llegaban por parte de los refugiados. El cargo de Secretario General del Departamento de Asistencia Social lo ostentó Enrique Dueñas Zaballa233, quien se convirtió en la mano derecha de Gracia en París.

La Dirección General de Servicios, por su parte, tenía a su cargo la atención de todo lo refe-rente a los refugios sostenidos por el Departamento. Estaba a cargo de un funcionario con categoría de Director, cuyas funciones eran la instalación, inspección y conservación de los refugios, la relación directa con los Directores de los refugios, la relación directa con los Ins-pectores, el nombramiento del personal necesario en los refugios, la extensión de órdenes de ingreso en los refugios tras su aprobación por el consejero, la extensión y renovación de las fichas de los refugiados, realizar el inventario y distribución de los utensilios que se poseyeran en cada refugio y la fijación de los menús de los establecimientos. Este puesto estaba ocupado por el ya citado anteriormente Laureano Lasa Oria.

Los inspectores, que dependían también de la Dirección General, eran los encargados de girar visita a los refugiados en las casas o establecimientos donde se encontrasen alojados, ya fueran estos dependientes del Gobierno Vasco o de otras instituciones, para evaluar sus condiciones de vida y tratar de llevar el ánimo del ejecutivo autonómico al refugiado. Si el establecimiento no pertenecía al Gobierno Vasco debían además interesarse del régimen interno de la institu-ción, el nombre del director de la misma y la entidad que lo estaba sosteniendo. Los inspecto-res debían enviar al Departamento un informe de sus actividades cada 15 días relatando sus visitas a los diversos refugios. Los inspectores del Departamento en Francia fueron Francisco

233 Enrique Dueñas (Bilbao, 1887–París, 1949), fue empleado municipal del Ayuntamiento de Bilbao, como Juan Gracia. Se afilió al PSOE en 1936. En 1941 volvió a Bilbao y compatibilizó su empleo como administrador del Teatro Ayala con la reorganización del PSOE en la clandestinidad. Tras ser detenido por la policía y puesto en libertad huyó de nuevo a Francia. En 1946, sustituyó a Gracia como consejero de Seguridad Social. Fuentes: José Luis de la Granja, El Lehendakari Aguirre y sus Gobiernos, Vitoria, Gobierno Vasco, 2010, p. 33; Diccionario Biográfico del Socialismo Español, Fundación Pablo Iglesias, recurso electrónico.

Page 99: Juan Gracia Colás (1891-1941)

100

Arregui, Manuel de Otamendi, Miguel Santines234, Eduardo Acha235, Corpus Sesma y Marcelo Serrano.

El Fichero General de Refugiados contenía los datos personales y situación de cada uno de los exiliados vascos en Francia, indicando si ha sido visitado por algún inspector del Departa-mento, si ha obtenido alguna subvención o, en el caso de los niños, si padece enfermedades y su nivel académico. Esta sección era la encargada de evacuar las consultas que los interesados hacían para saber el paradero y situación de sus familiares, para lo cual estaba empleada una persona que se encargaba en exclusiva del servicio, con la obligación de responder a las consul-tas en un plazo de 24 horas. Esta sección estaba compuesta por el Jefe de la oficina, Pío Ibarra Samper236, un auxiliar, dos mecanógrafas y el citado encargado de las consultas.

La sección de Contabilidad se ocupaba de la contabilidad general del Departamento de las contabilidades especiales de subsidios, Repúblicas y Refugios. Estaba regida por el Jefe Admi-nistrativo, Norberto Mújica Maylin, el cual, aparte de las funciones que acabamos de relatar, estaba también al cargo de las funciones de Cajero, no pudiendo extraer cantidades si no es por orden del Consejero o sus delegados. Además, corría a su cargo la correspondencia de conta-bilidad con los Inspectores y Directores de los refugios para controlar la gestión económica de cada uno de los establecimientos. Llevaba un fichero de todo aquel personal del Departamento con especificación de su cargo, función y sueldo que percibía.

El Departamento de Asistencia Social tenía abiertas tres oficinas en Francia. La primera, la central, sita en París, en la sede del Gobierno Vasco en la capital francesa, en el número 11 de la Avenue Marceau, en la que estaban situados los servicios centrales del Departamento que acabamos de describir. La segunda oficina, por su parte, se encontraba en Burdeos, en la Delegación Vasca en la capital de la Gironda, en la tours Maréchal Foch 15bis. La tercera se situaba en la Delegación del Gobierno Vasco en Bayona, en la Avenue Maréchal Foch 8 de la ciudad vasco-francesa.

Según aparece en la documentación del Gobierno Vasco237, la oficina de Burdeos tenía a su cargo todo lo referente a la Asistencia Social en el sur de Francia, comprendiendo por el li-toral desde Hendaya hasta La Rochelle y por el interior hasta Marsella, incluida la frontera de Cataluña. La delegación de Burdeos tuvo un destacado papel en los momentos posteriores a la caída de Bilbao puesto que se ocupó de la recepción de los refugiados que por vía marítima llegaban desde las costas cantábricas hasta los puertos franceses. Así, debía prestar a todos los refugiados recién llegados asistencia, además de formar una lista con todos ellos indicando las localidades a donde se les había distribuido que tenía que ser inmediatamente enviada a la ofici-

234 Miguel Santines (Erandio c. 1890–París, 1958), militante socialista y de la UGT, había sido Director General de Trabajo en la consejería de Juan de los Toyos. Diccionario Biográfico del Socialismo Español, Fundación Pablo Iglesias, recurso electrónico.235 Eduardo Acha Uriarte (Bilbao, 1889), fue militante republicano, concejal del Ayuntamiento de Bilbao y consignatario de buques de profesión. En el Gobierno Vasco ostentó el cargo de Secretario General del Departamento de Comercio y Abas-tecimiento que dirigía su correligionario Ramón Aldasoro. Jon Penche, Republicanos en Bilbao (1868-1937), Bilbao, UPV/EHU, 2010.236 Pío Ibarra (c. 1865–Bilbao, 1958), fue representante comercial. Tras pasar varios en el exilio regresó a Bilbao, donde falleció. Diccionario Biográfico del Socialismo Español, Fundación Pablo Iglesias, recurso electrónico237 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social, Secretaría General-órdenes, Leg. 433 Núm. 2.

Page 100: Juan Gracia Colás (1891-1941)

101

na central de París. Además se debía ocupar de la ordenación de los equipajes de los refugiados, procurando remitirlos a la localidad a la que hubieran sido trasladados.

Tanto la oficina bordelesa como la bayonesa tenían una estructura parecida a la parisina, si bien, como decimos, dependían orgánicamente de esta última. Por ello, disponían de un ser-vicio de información para aquellas personas que deseaban saber el paradero de sus familiares, así como un servicio de inspección para saber el estado material y moral en el que se encon-traban los refugiados que se encontraban en la demarcación geográfica antes descrita. Debido a que muchos de los refugios sostenidos por el Gobierno Vasco se encontraban en la zona de influencia de la oficina de Burdeos, ésta tenía una especial importancia en la vigilancia de los establecimientos desde el punto de vista administrativo, económico y humanitario, debiendo enviar informes a París de forma periódica, pues en la oficina central era donde se aprobaban los presupuestos, la contabilidad, el nombramiento de personal, el control de las fichas de los refugiados, etc.

Ambas oficinas periféricas estaban regida por un Jefe que dependía directamente del Conse-jero Gracia238. Llevaba directamente las relaciones con las autoridades francesas en esa zona del sur francés, así como también con los Cónsules de España. Debía organizar los diferentes servicios de la oficina de forma que con el mínimo personal funcionaran con la máxima efica-cia, proponiendo al Consejero los empleados que juzgase necesarios y que únicamente serían nombrados por este último excepto en los casos de trabajos o servicios accidentales.

238 Para regir la oficina de Burdeos, Gracia nombró en julio de 1937 a Joaquín Bustos Apoita, su antiguo Secretario General del Departamento en Bilbao. Poco tiempo después, en octubre, sería sustituido por Enrique Dueñas tras la marcha de aquel a Cataluña. En 1939, esta oficina estaba al cargo de un oficial llamado Victoriano de la Cal, mientras que la de Bayona estaba al cargo de Miguel L. de Elorriaga. EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social, Se-cretaría Particular-correspondencia, Leg. 410 Núm. 2 y Leg. 413 Núm. 5.

Page 101: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 102: Juan Gracia Colás (1891-1941)

103

17. ESTABLECIMIENTOS DEPENDIENTES

DE ASISTENCIA SOCIAL EN FRANCIA

Los refugiados vascos fueron acogidos en Francia por diversas instituciones, unas dependien-tes del Estado galo y de organizaciones y partidos políticos franceses y otras por organismos dependientes de la República española, pero también por el propio Gobierno Vasco, que creó su propia estructura para atender a miles de exiliados. Dentro de esta última actuación, fue fundamental la labor del Departamento de Asistencia Social.

La Consejería de Juan Gracia fue el Departamento que más establecimientos tenía para acoger a los refugiados vascos. Estos se dividían entre residencias, repúblicas y colonias infantiles, diferenciándose entre sí las dos primeras porque en las residencias todo el gasto corría a cargo de Asistencia Social, mientras que en las repúblicas el Gobierno se hacía cargo de los gastos generales, quedando el resto de gastos a cuenta de los internos, que hacían frente a esos impor-tes con los subsidios personales que les daba el Gobierno Vasco, teniendo a cambio una mayor autonomía en la gestión del centro.

En cuanto a las residencias, el Departamento de Asistencia Social tenía a su cargo 12 estableci-mientos, según figura en el presupuesto de mayo de 1939: Saint Christau y Guéthary en los Pi-rineos Atlánticos, Dax en Las Landas, Enghien les bains, Compans y Chatenay Malabry en las cercanías de París, Chateau du Loir en la región del Loira, Noyon en la de Picardía, Narbonne, Pezenas y Perpignan en el Languedoc-Rosellón, y Marchin les Huy en Bélgica, además habría que añadir a esta lista el refugio de Sete, también situado en el Languedoc, pero que quedó cerrado justo en el momento de elaborar el presupuesto al que nos referíamos antes. Según los datos que recogen Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana, estos refugios llegaron a tener una capacidad máxima de casi 4.000 personas, coincidiendo con la caída de Cataluña239.

Todos estos refugios estaban regidos por un mismo sistema de funcionamiento240. En cuanto a los refugiados, éstos sólo podían ingresar en las residencias mediante una orden de ingreso librada por el Consejero Gracia, y debían atenerse al régimen de vida del refugio y a las órde-nes del Director del mismo. Todos los refugiados, además, debían participar en las labores de limpieza y mantenimiento del refugio para así no perder el hábito del trabajo. Los refugiados debían abstenerse de inmiscuir sus ideas políticas, religiosas o de otro orden en la vida del re-fugio en aras de una buena convivencia. Tenían derecho, por otra parte, todos por igual a los

239 Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana, El primer exilio de los vascos. Cataluña 1936-1939, Barcelona, Fundación Sabino Arana, 2002, pp. 459-469.240 El reglamento en EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social, Secretaría Gene-ral-Reglamentos, Leg. 433, Núm. 07.

Page 103: Juan Gracia Colás (1891-1941)

beneficios de la habitación, comida y demás servicios del refugio. Las quejas que cada habitan-te tuviera las debían exponer única y exclusivamente ante el Director del refugio, elevando una instancia ante el Consejero si la resolución del Director no le convencía.

Por su parte, el personal que atendía los refugios era nombrado por el Departamento de Asis-tencia Social. El Director era la máxima autoridad en el refugio y tenía a su cargo la buena marcha del mismo y de distribuir el trabajo entre el personal y los refugiados, procurando que las relaciones entre éstos fueran correctas. Además, el Director era el encargado de realizar cuantas gestiones de carácter urgente fueran necesarias ante las autoridades locales, tenía el encargo de vigilar y verificar las compras de comestibles. Por otra parte, era el encargado de llevar la contabilidad del establecimiento, según las instrucciones del Departamento, y de llevar la relación de inventario del material mobiliario e inmobiliario. La función más importante que tenían los Directores de los refugios era la de llevar un libro de registro de los habitantes del establecimiento, indicando nombre y apellidos y las fecha de entrada y salida, teniendo que comunicar todos los movimientos habidos al Director General del Departamento.

En todos los refugios había un cocinero, que era el Jefe inmediato del personal de cocina, lavanderas, y además en aquellos casos que fuera imprescindible el Director podían tener per-sonal de oficina a su cargo. Aparte del personal administrativo, de cocina y de limpieza, exis-tían también en los refugios médicos, enfermeras y maestros, nombrado por sus respectivos Departamentos.

Los refugios estaban sometidos a un estricto régimen interno, con horarios fijos tanto para levantarse y acostarse como para las comidas y con unos menús estipulados.

Por lo que respecta a las repúblicas, se organizaron 4 dependientes del Departamento de Asis-tencia Social, todas ellas ubicadas en el País Vasco-Francés: la situada en la localidad de Arrau-te-Charritte, las denominadas Antchuberroa y Ongi Etori, sitas ambas en Cambo-les-bains, y la titulada Baskutenea, emplazada en Bidart. En total, estas cuatro repúblicas tenían una capa-cidad máxima para menos de 200 personas, siendo la mayor de ellas la de Arraute-Charritte, con alrededor de unas 100 plazas.

Las repúblicas, al igual que las residencias o refugios, también se organizaban en base a un reglamento dado por el Departamento dirigido por Juan Gracia241. Bajo la protección del Go-bierno Vasco se constituía una Agrupación de Familias Vascas residentes accidentalmente en Francia y organizados en repúblicas, para lograr que la estancia resultase lo más económica posible practicando al mismo tiempo los usos y costumbres vascos. Podían ingresar en dicha agrupación todos los componentes de familias vascas previa solicitud, teniendo que cumplir los requisitos de ser vasco o tener adquirida la condición de vecindad, hallarse en Francia a consecuencia de la evacuación ordenada por el Gobierno Vasco, ser defensor de la causa anti-fascista y no hallarse comprendido en la edad de las quintas que el Gobierno de la República había llamado para prestar el servicio militar.

Para atender a las necesidades de alimentación de los habitantes de las repúblicas, el Gobierno Vasco entregaba 1,50 francos por persona y día además del usufructo de los locales, siendo de

241 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social, Evacuación, Leg. 466 Núm. 06.

104

Page 104: Juan Gracia Colás (1891-1941)

105

cuenta de los allí alojados todos lo demás que se estime para el cumplimiento de sus propósi-tos.

Los acogidos en el régimen de república eran los encargados de elegir mediante votación al Director del establecimiento, cuyo nombramiento tenía que ser refrendado por el Consejero de Asistencia Social. Una vez aprobado el nombramiento, el Director se encarnaba en inter-mediario entre el Gobierno Vasco y la Junta Directiva de la república, ostentando la máxima autoridad.

Además del Director, había en cada república un administrador, cuyo nombramiento se reali-zaba por votación entre los asociados, debiendo comunicar su elección al Consejero para que este tuviera conocimiento del hecho. El administrador dependía exclusivamente de la Agrupa-ción de Familias y rendía cuenta de su gestión a la Junta Directiva o asamblea general.

La Junta Directiva de la república se elegía asimismo por votación entre los asociados y estaba compuesta por siete individuos entre los cuales debía de haber como mínimo una mujer. Sus funciones eran vigilar el cumplimiento del régimen interior del centro, velar por la sanidad e higiene tanto del personal como del edificio mismo, realizar las compras de género, dirigir los trabajos de la cocina, formar equipos de trabajadores para realizar tareas corrientes, encargar-se de recibir y atender a las visitas que se presenten en el centro y mantener contacto con el Departamento de Cultura, quien se encargaba de organizar todo lo relativo a la enseñanza en cada establecimiento. La junta directiva debía reunirse periódicamente, debiendo convocar una asamblea general cada 3 meses.

Una vez puesta en funcionamiento la república, todo nuevo solicitante debía realizar una ins-tancia de ingreso avalada por dos asociados, siendo competencia de la Junta Directiva el ad-mitirle. Además, se podía separar de la Agrupación a aquellos afiliados que mostrasen mala conducta o ya no cumpliesen las condiciones reglamentarias.

En las colonias infantiles, por último, se alojaba exclusivamente a los niños vascos. Funciona-ban dos de ellas dependientes del Departamento de Asistencia Social a comienzos de 1939, la de Orthez, en los Pirineos Atlánticos, y la de Amphion les bains, a orillas del Lago Léman, en la frontera de Francia con Suiza.

Page 105: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 106: Juan Gracia Colás (1891-1941)

107

18. EL TRABAJO DE ASISTENCIA SOCIAL

EN CATALUÑA

El ejecutivo vasco se instaló oficialmente en Barcelona en octubre de 1937, estableciéndose en la antigua Delegación General de Euskadi en el Paseo de Gracia de la capital catalana. A pesar de ello, ni siquiera el propio Lehendakari Aguirre permanecía de forma habitual en Barcelona, pues en el año y medio siguiente residió más tiempo en París que en Cataluña, pues estaba ocupado en misiones diplomáticas y de propaganda. Juan Gracia, por su parte, permaneció en París casi todo este tiempo atendiendo la labor del Departamento en Francia, desplazándose a Barcelona únicamente cuando su presencia se hacía necesaria, como con ocasión de las re-uniones del Gobierno Vasco o cuando el Comité Central Socialista de Euskadi, instalado en Cataluña, lo requería. No sabemos las fechas exactas de los viajes de Gracia desde París a Bar-celona, aunque por la información que se desprende de la documentación, parece que estuvo allí en bastantes ocasiones. En la correspondencia que se cruza con Juan de los Toyos llega a decir en abril de 1938 que en los tres meses anteriores había estado tres veces en Barcelona. En agosto de ese mismo año parece que realizó una estancia más larga, con motivo de la ausencia de Toyos en la Dirección del Departamento, como veremos. La última vez que tenemos cons-tancia de su paso por la capital catalana es en el mes de diciembre, según se desprende de otra misiva entre ambos consejeros socialistas.

En lugar de Gracia, fue su correligionario y Consejero de Trabajo, Juan de los Toyos, quien de nuevo se ocupó de la coordinación del Departamento de Asistencia Social en Cataluña pues, recordemos, ya había hecho lo propio en Santander. En consecuencia, la Consejería de Asis-tencia Social se desdobló, atendiendo Gracia a los refugiados residentes en Francia, mientras que Toyos hizo lo propio con los refugiados que pasaron a Cataluña. Así le pedía Gracia a su amigo Toyos que se ocupase de la atención a los vascos en Cataluña en septiembre de 1937:

Te hablé algo de mi deseo de que en Barcelona te encargaras de mi Departamento puesto que allí hay una gran labor a desarrollar y como la de aquí no es menor sino al contrario, cada vez adquiere mayor volumen, no podría yo atender eficientemente a los dos sitios y en la necesidad de atender a uno u a otro comprenderás que por las características especiales de las de aquí deban ser éstas a las que conceda preferencia.

(…) y tú que has podido observar la cantidad de trabajo que diariamente se amontona en esta oficina calcula lo que ocurrirá si mi ausencia de aquí dura tanto tiempo pues aunque tengo buenos colaboradores, nosotros que conocemos ya el desarrollo de los Departa-mentos sabemos, por experiencia, no pueden suplir nuestra dirección más que nada por-que teniendo ésta un giro puramente personal, no se interpreta con la misma igualdad, el pensamiento que en cualquiera de los asuntos que diariamente se plantean podamos tener.

Page 107: Juan Gracia Colás (1891-1941)

Además tú, gran amigo mío, no tienes en estos momentos una labor específica que desa-rrollar. Conociendo tu inclinación por ayudarme en todo lo que puedas nunca lo habrías de hacer mejor que en esta ocasión y comprenderás cuan agradecido habría de quedarte si comprendiendo mis razones te decidieras a hacer lo que de ti solicito. De estos hablaré con el Presidente, mejor dicho hablaremos y si le parece bien podríamos buscar la fórmula a virtud de la cual dividiéramos el Departamento en dos jurisdicciones: la una a tu cargo, la otra a la mía. En fin creo que en esto no habríamos de hallar inconveniente alguno. Buenos amigos de toda la vida hemos sabido arreglar cuestiones de mayor envergadura e impor-tancia y en esta no habríamos de fracasar242.

Juan de los Toyos se ocupó de las labores del Departamento de Asistencia Social en Cataluña, compatibilizándolas con las su propio Departamento de Trabajo, Previsión y Comunicaciones, hasta que su salud se lo permitió. La voluntad de trasladarse a Francia para recuperarse de una afección ocular y poder ver a su familia generó entre ambos consejeros socialistas un cruce de cartas en los que se denota la tensión del momento. En una misiva, Gracia le recordaba las responsabilices contraídas y el duro e importante trabajo que él tenía en Francia que le imposibilitaba permanecer en Barcelona más allá de viajes ocasionales, mientras que Toyos se quejaba de que no veía a su familia, del agravamiento de su enfermedad y de que no hubiera otro compañero socialista que le sustituyese:

La necesidad de atender como su importancia requería a los servicios de Asistencia Social que el Gobierno tenía en Francia y Cataluña y que exigían en un y otro sitio figurara al frente de ella una personalidad con responsabilidad directa en el Gobierno hizo que ésta acordara que fueran dos consejeros quienes atendieran al Departamento que obligadamen-te había de actuar en dos puntos tan distantes. Era evidente que el hecho de haber creado yo aquí en Francia todos los servicios (…) aconsejaba también fuera yo quien continuara rigiendo la labor del Departamento en esta nación.

Tu regentas un Departamento, el de Trabajo. No tiene función más que en Cataluña. For-zosamente pues si querías atenderlo aún prescindiendo de tu meritísima labor en el Depar-tamento de Asistencia Social, hubieras tenido que quedarte ahí. Que cosa más natural que si esta obligación ya te la imponía tu Departamento y que por otra parte no tenía ni con mucho menos el trabajo de Bilbao, fueras tú quien tomara en Cataluña a su cargo la obra de un Departamento socialista, con fieles servidores socialistas, y que habrías de continuar la trayectoria que en tal sentido se le inculcó en Bilbao243.

No era necesario, para justificar la actitud que has adoptado ante mi caso personal, que me recordaras ni el mucho trabajo que tienes ahí, ni las responsabilidades que asumes, ni el acuerdo del Gobierno de dividir en dos partes el Departamento de Asistencia Social, ni que soy el titular del Departamento de Trabajo, ni…, porque todo eso y algo más lo se de

242 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-corresponden-cia. Leg. 412, Núm. 03.243 Carta de Gracia a Toyos el 18 de abril de 1938. EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asisten-cia Social. Secretaría particular-correspondencia. Leg. 412, Núm. 03.

108

Page 108: Juan Gracia Colás (1891-1941)

109

memoria y no se me ha olvidado ni un solo instante, aunque sufro de amnesia, y valga la contradicción.

Si tú, en lugar de fijarte excesivamente en la letra de mi carta para sacar de ella consecuen-cias o resultandos y considerandos con escasa esencia jurídica, hubieras pensado no más en que mi estado físico y en las conveniencias de Partido, estoy seguro que otra hubiese sido tu postura y tu contestación. Porque solamente hubieras considerado lo siguiente: Primero. Que hace ya casi cuatro meses que no veo a mi familia. Segundo. Que desde mediados de enero tengo bastante enfermo el ojo izquierdo. Tercero. Que este ojo no se me curará mientras no descanse lo suficiente. Cuarto. Que este descanso no lo tendrá si continúo trabajando sin interrupción. Quinto. Que por ello estoy expuesto a sufrir una nueva crisis, exponiéndome esta tercera a tener que someterme a una delicada y dolorosísima opera-ción. Sexto. Que teniéndome que ausentar para poderme curar, convenía que otro compa-ñero socialista del Gobierno viniera a sustituirme durante mi forzada y temporal ausencia, dando así satisfacción al Partido en que militamos (…)

Yo no desisto de mi viaje. Se lo he comunicado ya al amigo Busteros, vicepresidente del Comité Central Socialista de Euzkadi, y aunque no me agrada ser fanfarrón, he de manifes-tarte que el viaje no lo suspendo aunque me costara lo que más quiero: mi permanencia en el Partido. Tengo derecho –yo bien sé que es una desgracia– a estar enfermo y a curar mi enfermedad. Claro que este derecho quisiera ejercerlo sin producir perjuicio alguno, pero como en mi mano no está el poner remedio a todas las cosas…244

Finalmente, Toyos fue a recuperarse durante unas semanas a Francia, volviendo a Barcelona algunas semanas más tarde. Sin embargo, su enfermedad fue agravándose, por lo que en agosto de 1938 tuvo que volver a marcharse, siendo sustituido en Barcelona al frente de Asistencia Social por Santiago Aznar, el tercer Consejero socialista, quien a su vez volvía de Francia tras superar sus propios problemas de salud. Al parecer, Gracia se desplazó a Barcelona desde París para presentar a Aznar ante las autoridades catalanas y ponerle al corriente de las gestiones que Toyos estaba llevando a cabo. Así se lo comunicaba en septiembre de 1938 Gracia a Toyos, quien se encontraba en Bayona, una vez recuperado el tono amistoso en sus cartas:

Celebro que te haya tranquilizado el saber que Santi ha quedado a cargo del Departamento después de mi ausencia que como comprenderás era ya obligada. Hice la presentación de Santi tanto al Sr. Altaba en la reunión que con él celebramos como a nuestro camarada Salinas y asimismo se lo comuniqué a Paulino para que hiciera las gestiones conjuntamente cerca del amigo Trifón. Le impuse además de todos los asuntos que dejaste pendientes de resolución o para su cumplimiento en la nota manuscrita que me entregaste y asimismo le puse al corriente del asunto de la evacuación, intervención que ha de tener el Departamen-to de Asistencia Social en Barcelona en ella y creo que con todo esto la cosa marchará bien porque además Santi ha quedado con muchas ganas de trabajar245.

244 Carta de Toyos a Gracia el 15 de abril de 1938. EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asis-tencia Social. Secretaría particular-correspondencia. Leg. 412, Núm. 03. También se recoge la discusión en Ángel Comonte Santamaría, Juan de los Toyos González…op. cit., pp. 83-86.245 Carta de Gracia a Toyos el 19 de septiembre de 1938. EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-correspondencia. Leg. 412, Núm. 03. Ricard Altaba fue secretario general de la Dele-gación de Euskadi en Cataluña y, posteriormente, comisario de Asistencia Social de la Generalitat.

Page 109: Juan Gracia Colás (1891-1941)

110

Toyos volvería a retomar en octubre la dirección del Departamento de Asistencia Social en Cataluña, manteniéndola hasta la caída de Barcelona ante las tropas franquistas, relevando de la responsabilidad a Aznar. Así se lo comunicaba éste último a Gracia el 24 de octubre de 1938:

Recibí la tuya del 15, desde luego particular, pues en este sentido te escribo, ya que el vier-nes por la tarde entregué los “trastos” de Asistencia Social a Toyos246.

Como hemos apuntado anteriormente, fueron unos 32.000 vascos los que pasaron hacia Ca-taluña a partir del otoño de 1937, siendo la principal función de la Asistencia Social vasca la mejora de sus condiciones de vida. El Departamento de Asistencia Social en Cataluña se instaló en el Paseo de Pi i Margall nº 62. Llegó a tener a 175 personas empleadas, distribuidas en diferentes servicios, como almacenes, taller de ropas, limpieza, cocinas, etc. Una de sus prin-cipales funciones era la de llevar un fichero con los datos personales de todos los refugiados vascos en Cataluña y conocer su lugar de residencia. Disponía de un servicio de información para que todo aquel que lo solicitara pudiera saber el paradero de sus familiares. Se ocupaba, asimismo, de la distribución de ropa entre los refugiados en colaboración con el Departamento de Comercio y Abastecimiento, llegando a crear un taller de confección de ropas.

Asistencia Social se ocupó de vigilar las condiciones de vida de los refugiados vascos en los refugios catalanes –era la Generalitat quien se encargaba de dar alojamiento a los vascos– cuya situación era muchas veces pavorosa tal y como se desprende de los informes que los inspec-tores enviados a los refugios elaboraban tras la visita. Para paliar su situación, el Departamento comenzó a organizar la asistencia alimenticia a los refugiados creando comedores colectivos por diferentes pueblos catalanes en los que en ellos o en sus cercanías se encontraban alojados los exiliados vascos. Hacia finales de enero de 1938 se habían implantado 27 comedores colec-tivos, a los que luego se irían añadiendo nuevos247.

En diciembre de 1938, los rebeldes dieron comienzo la definitiva ofensiva sobre Cataluña. Tras una rápida campaña, a finales de enero las autoridades, incluidas las vascas, se vieron obligadas a abandonar Barcelona y a trasladarse a Girona. Poco después toda Cataluña cayó en manos franquistas, obligando de nuevo a los refugiados vascos a cruzar la frontera y volver a Francia, de donde habían llegado año y medio antes. El trabajo de Juan Gracia para atender a todos ellos se multiplicó.

246 Carta de Gracia a Toyos el 19 de septiembre de 1938. EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-correspondencia. Leg. 412, Núm. 03.247 La labor del Departamento de Asistencia Social en Cataluña en EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social, Informes del Departamento de Asistencia Social y de otros Departamentos del Gobierno de Euzka-di. También en Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana, El primer exilio de los vascos…op. cit., pp. 308-325.

Page 110: Juan Gracia Colás (1891-1941)

111

19. LA ASISTENCIA SOCIAL SIN MEDIOS

La llegada de más refugiados vascos hacia Francia desde Cataluña multiplicó los problemas del Gobierno Vasco, al que apenas le quedaba sitio en sus refugios ni dinero para atender a tantos miles de exiliados. Ya momentos antes de la caída de Cataluña Juan Gracia envió a Juan de los Toyos una carta a Figueras, a donde los miembros del Gobierno Vasco en Cataluña se habían retirado tras salir de Barcelona, para comunicarle que el Departamento de Asistencia Social en Francia sólo podía atender a unos 1.000 o 1.500 responsables políticos vascos más, por lo que esperaba que los partidos políticos vascos hubieran realizado ya unas listas con las personas que cada formación seleccionaba para ser trasladados a Francia, orden que ya había dado Juan Gracia en otoño de 1938, pero que suponía que no se había podido llevar a cabo por la premu-ra del momento. Por ello le pedía a Toyos, que estuvo encargado de la atención a los refugiados vascos primero en Figueras y luego en Perpignan, que tuviera en cuenta esas instrucciones: que no se podían atender a más de 1.500 personas, que esa atención fuera dirigida a los camaradas responsables de los partidos políticos y que se evitase enviar a los refugios del Gobierno Vasco a los familiares de los funcionarios.

Toyos siguió encargándose del Departamento de Asistencia Social en esa zona fronteriza de Perpignan hasta que, de nuevo, su salud se lo permitió, puesto que a comienzos de marzo de 1939 le comunicó a Juan Gracia que se tenía que retirar de la gestión de esa parcela por enfermedad, pidiéndole que si así lo consideraba necesario enviase a otro consejero para que le sustituyera. Casi inmediatamente, Gracia nombró a Santiago Aznar delegado de Asistencia Social, con las funciones propias del Consejero, en la zona del sureste de Francia, ocupándose de los refugios de Perpignan, Séte, Narbonne y Pezenas.

El Gobierno Vasco, y el Departamento de Asistencia Social muy especialmente, ante la ame-naza que suponía que sus bienes pudieran ser reclamados por los franquistas tras el reconoci-miento por parte de Francia de la España de Franco, a partir de la primavera de 1939 estuvo operando bajo el paraguas de la Liga Internacional de Amigos de los Vascos. Esta organización, fundada por personalidades francesas proclives a la causa vasca en diciembre de 1938, hizo de parapeto ante las pretensiones franquistas, puesto que muchos establecimientos dependientes de Asistencia Social pasaron a ser titularidad de la Liga y de sus responsables, cuya ciudadanía francesa evitó las incautaciones. Así, a partir de marzo de 1939 se dio orden de que en toda la documentación de Asistencia Social se retirara toda referencia al Gobierno de Euzkadi y que

Page 111: Juan Gracia Colás (1891-1941)

112

figurara la referencia a la LIAB248. Juan Gracia, mediante la firma de un acta, cedió a la LIAB todos los muebles, inmuebles y documentación de Asistencia Social en los siguientes términos:

En París, en el día de la fecha, se reúnen D. Juan Gracia Colás, que ha venido ejerciendo el cargo de Consejero de Asistencia Social del Gobierno Provisional de Euzkadi (…) y D. Eugenio de Goyeneche, en representación, debidamente acreditada, de la Liga Internacio-nal de Amigos de los Vascos, sección francesa.

El Sr. Goyeneche manifiesta que la citada Liga ha acordado hacerse cargo de la atención de todos los refugiados vascos que pueda sostener por su cuenta y que en su virtud invita al Sr. Gracia a que, para continuar la obra que el Departamento por él regentado venía de-sarrollando en Francia, se le haga entrega de toda la documentación archivada y en curso, muebles e inmuebles, material de toda clase y cuantos elementos se utilizaban en dicho servicio249 (…)

Ante las tremendas dificultades económicas por las que pasaba el Gobierno Vasco, el Lehen-dakari Aguirre y el consejero Gracia redactaron una circular, que iba a ser enviada a los refugios en mayo de 1939, en la que se veían obligados a dar de baja en los refugios sostenidos por Asistencia Social a todos aquellos que no tuvieran responsabilidades políticas:

Las circunstancias han cambiado. La economía de Euzkadi ya no puede soportar la carga que representa el presupuesto actual y se ve obligado a ajustar ésta a sus disponibilidades. La primera resolución es la de dar de baja a cuantos carecen de responsabilidad y no han acreditado su filiación política o sindical, a los que no son de naturaleza vasca o no tengan su ciudadanía (a este respecto se recuerdan que son ciudadanos vascos todos lo que habi-taban en Euzkadi al final del año 1934) y a cuantos tengan el cabeza de familia en Euzkadi o en el resto de España en libertad o trabajando.

(…) Siendo usted afectado por la resolución se le remite la parte correspondiente a la última entrega, lamentando que la penuria económica de este servicio nos haya llevado a esta determinación.

Finalmente, la circular no se llegó a enviar puesto que a finales del mes de abril se firmó un concierto económico con el SERE250 mediante el cual esta entidad se comprometía a sufragar los gastos que originasen las atenciones de Asistencia Social del Gobierno Vasco; el SERE in-virtió en este concepto la cantidad de 13.674.000 francos. A cambio de esta ayuda, el Gobierno Vasco debía entregar de forma inmediata al SERE dos de los refugios que venía gestionando, sin refugiados en los mismos, claro está. Esto implicaba que esos refugiados debían ser reubi-cados en los ya de por sí saturados establecimientos sostenidos por el ejecutivo vasco, proble-

248 Así, figuró en los documentos la leyenda “Ligue Internationale de Amis des Basques. Comité de Secoirs aux Basques”. La tarea de la LIAB, antes y después de la II Guerra Mundial, ha sido profundamente estudiada en Jean-Claude Larronde, Exilio y solidaridad. La Liga Internacional de Amigos de los Vascos, Villefranque, Bidasoa, 1998.249 Acta sin fecha. EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social, Secretaría particu-lar-correspondencia, Leg. 412 Núm. 04.250 El Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles, fundado en París en febrero de 1939, fue el primer organismo de ayu-da a los republicanos exiliados creado por el Gobierno de la República. Estaba vinculado a la figura de Negrín. Fue disuelto en mayo de 1940 por las presiones franquistas.

Page 112: Juan Gracia Colás (1891-1941)

113

ma al que se unía que muchos responsables políticos vascos, unos 400, estaban recluidos en los campos de concentración en una situación realmente perentoria y para su atención también debían ser trasladados a los refugios vascos; además estaba el problema de la reunificación de familias, cuyos miembros se encontraban distribuidos en diferentes centros.

De todos estos puntos Gracia trató con el Lehendakari en una misiva enviada el 29 de junio de 1939. Según el Consejero de Asistencia Social, el convenio con el SERE se había solucionado entregando el refugio de Compans y uno de los que tenía el Gobierno Vasco en Enghien-les-bains. Por lo tanto había que reubicar a las 218 personas que se quedaban en la calle, para lo que cual se habían habilitado plazas suficientes en otros refugios; plazas, sin embargo, que no eran suficientes para alojar a los responsables políticos que el Gobierno Vasco quería sacar de los campos de concentración. Gracia decía que lo adecuado sería alquilar nuevas residencias, pero dado que esto era cosa harto difícil, la solución habría que buscarla en los refugios existentes, por lo que proponía la salida de los mismos de todas aquellas personas que no pertenecieran a organización política o sindical alguna o que no fueran vascos, con lo que se quedarían libres unas 687 plazas. Si a ello se sumaban las 500 personas que deberían de salir de los refugios las cuales, si bien perteneciendo a algún partido político o sindicato, no tenían responsabilidades suficientes, quedarían libres plazas suficientes para atender a las personas que se deseaban sacar de los campos de concentración y atender a otros responsables políticos y sus familiares.

Suponemos que la opinión de Gracia influyó en el Lehendakari Aguirre, puesto que para aliviar la carga que suponía el mantenimiento de millares de exiliados redactó un documento instando a confeccionar unas reglas para la concesión de ayudas a los que no pudieran volver a casa por temor a ser represaliados. En consecuencia, en un consejo de Gobierno celebrado en julio de 1939 se decidió conceder a la presidencia plenas facultades para introducir en todos los servi-cios del Gobierno Vasco todas las reformas que fueran necesarias para reducir los gastos a lo estrictamente necesario. Ya anteriormente se había creado una ponencia interdepartamental, que se dedicó a formar un censo de responsables a los cuales alcanzaría la ayuda del Gobierno Vasco. Esta ponencia había sido establecida con la función de velar por la distribución equi-tativa de los beneficios que se prestaban a los ciudadanos vascos, acelerar la liquidación de los servicios existentes y coordinar los trabajos que se realizasen entre los jefes de los diferentes servicios para tales fines.

La ponencia, como decíamos, realizó la labor de clasificación de las responsabilidades políticas de los exiliados vascos, para lo que les dividió en cuatro grupos. En el primero quedaron en-cuadrados los miembros de los comités nacionales de los partidos, diputados a cortes, alcaldes, secretarios y directores generales, fiscales y presidentes de los tribunales popular y militar de Euskadi, miembros de las juntas de defensa provinciales, presidentes de las comisiones ges-toras provinciales y militares de la más alta graduación. En total, según la ponencia, este grupo abarcaba a 266 responsables y 497 familiares.

En el segundo grupo se incluían a los miembros de los comités provinciales de partidos y sindicatos, concejales y secretarios municipales, asesores jurídicos e inspectores generales, gestores provinciales, miembros y jueces del tribunal popular de Euskadi, miembros de los comités nacionales de los partidos anteriores en el cargo a los que se hacía referencia en el grupo primero, directores de periódicos, militares con graduación de comandante, sacerdotes exilados, médicos con actuación durante la guerra, presidentes de las comisarías de las juntas

Page 113: Juan Gracia Colás (1891-1941)

114

de defensa provinciales y la de Eibar, ex diputados a Cortes y jefes de prisión y del SIM251. Este grupo reunía, a criterio de la ponencia, a 623 titulares y 856 familiares.

El tercer grupo, por su parte, estaba compuesto por Jefes de sección o negociado oficiales, redactores de periódico, consejeros apoderados y empleados de banca, oficiales del ejército, canjeados y evadidos de la zona facciosa, comisarios de las juntas de defensa provinciales y miembros de juntas de defensa municipales y locales, jueces y fiscales municipales, miembros de los comités locales de los partidos políticos y sindicatos, oficiales y maquinistas navales a orden del gobierno, consejeros de empresas nombrados por el gobierno y vigilantes y guardias de prisiones. En total, la ponencia contaba a 1.652 responsables y a 1.636 familiares.

Por último, en el cuarto grupo estaban comprendidas las viudas y padres de fusilados, muertos, presos o desaparecidos, los delegados del Gobierno Vasco, taquimecanógrafas y funcionarios del ejecutivo vasco o de las diputaciones y municipios, los empleados de teléfonos y otras em-presas públicas y, en último lugar, por un grupo más o menos numeroso de varios. Pertenecían a este grupo, en opinión de la ponencia, 2.416 titulares y 2.803 familiares.

En total, el Gobierno Vasco se hacía así responsable del sostenimiento de 4.957 personas con diversa responsabilidad política y de sus 5.792 familiares, contando un total de 10.749 hombres y mujeres.

El 26 de julio de 1939, con el resultado del trabajo de la ponencia encima de la mesa, el Lehen-dakari convocó un consejo de gobierno en el que se discutiría la propuesta de Aguirre de que los responsables percibirían la cantidad que les haya sido asignada teniendo en cuenta su com-posición familiar. Estos responsables, con esa cantidad, podían bien vivir independientemente o reunidos en familia o bien reunidos en organizaciones más amplias en base a los refugios existentes, caso en el cual la administración, el alquiler, los medios de subsistencia etc. serían a cargo de ellos mismos, reduciéndose así la administración vasca al mínimo252. Esta propuesta del Lehendakari acababa de hecho con el Departamento de Asistencia Social de Juan Gracia, ya que se daba por finiquitada toda la estructura de esta Consejería, basada en el régimen de refugios y repúblicas.

Los tres consejeros socialistas redactaron un documento para ser discutido en el Consejo de Gobierno que se iba a celebrar el 1 de agosto de 1939. En dicho documento refutaban los ar-gumentos del Lehendakari para dejar sin funcionalidad el Departamento de Asistencia Social ya que con ello no se conseguiría ahorro alguno y consideraban que las ayudas que el Gobierno Vasco concedía a los responsables encuadrados en los grupos sería mejor administrada por el Departamento del propio Gracia:

Desde luego, nosotros creemos que de ninguna manera debe disminuirse aquella aten-ción destinada a la asistencia al refugiado. En consecuencia opinamos que debe empezar por reducirse todas aquellas atenciones que puedan ser sustituidas por organismos que en Francia y a virtud de los tratados internacionales suplan las funciones de las que nosotros tenemos establecidas.

(…) Hemos de destacar en primer término como cuestión fundamental que nos hace oponernos a esta solución el que si dejamos en manos de los refugiados el desarrollo de la función del refugio nos hemos separado automáticamente de la acción tutelar sobre estos

251 Servicio de Información Militar, el servicio de inteligencia de la República.252 Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana, El primer exilio de los vascos…op. cit., p. 472.

Page 114: Juan Gracia Colás (1891-1941)

115

vascos; hemos desdibujado nuestra personalidad disminuida en la actuación directa cerca del refugiado y hemos perdido la autoridad que hay en nuestro pueblo convirtiéndonos en un mito y esto francamente si que es deplorable. Una de las instituciones que en unión de otras creadas por el Gobierno Vasco en Francia tanto han contribuido a crear su prestigio la dejamos a merced de la organización improvisada y de las perspectivas funestas que la falta de autoridad pueda producir en los refugios (…)

Estamos seguros que al faltar la intervención directa del Gobierno, habría de causarnos grandes contratiempos, no ya por las razones apuntadas sino también porque su funciona-miento exige atenciones que sin ayuda directa del Gobierno no será posible cumplir (…)

Pero además es que al realizar esto indirectamente no dividimos al pueblo vasco? ¿No crearemos una situación de diferencia entre los afiliados a unos partidos y los afiliados a otros? Francamente nos tememos que sí. Hay un partido, el Nacionalista que merced a su admirable organización que nosotros nos complacemos en resaltar aquí, podrá sostener dignamente no ya sólo a los declarados responsables sino también a bastantes de aquellos que no lo sean. Su potencialidad económica, las ayudas que recibe (…)

Es digno de observar que desapareciendo la administración de Asistencia Social desapare-ce también la asistencia que en otros órdenes fuera de los refugios y del subsidio prestaba el Departamento, tales, registro general de refugiados en la República Francesa, oficina de información de los mismos, ayuda a colonias de niños vascos (…)

Lógicamente cabe sentar que al desaparecer la administración de Asistencia se prescindi-rían de estos servicios. También pudiera ser que dándose cuenta de la importancia de los mismos, estos fueran realizados por otros Departamentos. ¿En cuál? ¿y con qué personal? ¿con el que actualmente existe? No habría posibilidad (…)253

Ante este debate, el 5 de agosto los consejeros socialistas enviaron una carta a Indalecio Prieto solicitándole ayuda económica, puesto que el Gobierno Vasco se iba quedando sin recursos y eso afectaba a los correligionarios socialistas sobremanera, ya que el Partido Nacionalista Vasco tenía sus propias redes de solidaridad para sus afiliados:

Vemos nosotros un peligro inmediato y es el que amparándose en estas estrecheces eco-nómicas los perjudicados han de ser nuestros correligionarios, pues a virtud de lo que en el documento (…) se dice han de quedar excluidos los componentes del 4º grupo y si bien entre ellos hay algunos nacionalistas, el Partido los podrá atender muy bien porque cuenta con ayudas extraordinarias, refugios sostenidos por ellos y una gran facilidad para conse-guir que emigren a determinadas Repúblicas americanas.

En cambio nosotros no contamos con estas posibilidades y así se dará el caso que tendría-mos que dejar de prestar ayuda a compañeros probadísimos de toda la vida254 (…)

253 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-informes. Leg. 414 Núm. 01.254 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-informes. Leg. 414 Núm. 01.

Page 115: Juan Gracia Colás (1891-1941)

116

En una reunión del Consejo de Gobierno se debatió la propuesta del Lehendakari y el docu-mento de los consejeros socialistas, acordándose finalmente por unanimidad dar un voto de plena confianza a Aguirre, quien se encargaría de elaborar el nuevo presupuesto del ejecutivo vasco. En el presupuesto, que se presentó el 9 de agosto, se recogía la liquidación de los Depar-tamentos de Asistencia Social, Cultura y Sanidad, y se daba a la Ponencia Interdepartamental el poder para el cumplimiento de las reglas presupuestarias y para la distribución de subsidios y el control de los refugios del Gobierno Vasco. Asimismo, ese mismo día se hizo pública una circular en la que se daba a conocer la postura del Gobierno sobre el sostenimiento de los exiliados, en la que se justificaba la repatriación de todos aquellos que no tuvieran responsabi-lidades políticas:

El Gobierno francés ha publicado en los campos de concentración edictos en los que, en plazo brevísimo, conmina a los concentrados a elegir entre la repatriación o el ingreso en brigadas de trabajadores. Todo ello, merced al acuerdo intervenido entre el citado Go-bierno y el del General Franco, ofreciendo el Gobierno francés seguridades que han sido convenidas entre ambos Gobiernos (…)

Entramos en una nueva fase de nuestra emigración y esta comunicación persigue una fi-nalidad clara: resolver pacíficamente y ordenadamente el problema de la emigración vasca. Y ello hablando de frente al pueblo como lo hemos hecho siempre, mirando su bien y su provecho.

Existen personas sin responsabilidad suficiente, cuya permanencia en las instituciones de todas clases del Gobierno Vasco, no tiene razón de ser. Los diferentes partidos políticos y organizaciones sindicales establecieron libremente, a requerimiento del Gobierno, la lista de aquellas personas por cuya seguridad personal era obligado velar. Estos recibirán una protección, limitada en la cuantía y en el tiempo.

En virtud de estas consideraciones, el Gobierno Vasco, en su última reunión acordó uná-nimemente lo siguiente:

1º.- A partir del día 15 de agosto hasta el 15 de septiembre próximo, abandonarán las instituciones del Gobierno Vasco cuantos acogidos a ellas no tengan clasificación de res-ponsabilidad, según las listas confeccionadas.

2º.- Los subsidiados que se encuentran en la misma situación de no responsabilidad, deja-rán de percibir el subsidio ordinario a partir de las últimas fechas indicadas255.

Estas medidas provocaron roces entre los Consejeros socialistas y el Lehendakari. Los prime-ros escribieron a Aguirre un escrito de observaciones sobre la aplicación del nuevo proyecto presupuestario. El Lehendakari les respondió argumentando las medidas de austeridad toma-das, ya que no se podía sostener la acogida de refugiados por tiempo indefinido.

Los acuerdos recogidos en la circular y en los presupuestos se notificaron a todos los intere-sados y entraron en vigor el 15 de septiembre, como se indicaba en la circular. Sin embargo, el comienzo de la II Guerra Mundial alteró los planes del Gobierno Vasco. Éste, a través de la Liga Internacional de Amigos de los Vascos, ofreció sus servicios al Gobierno francés y este

255 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría general-órdenes. Leg. 433 Núm. 02.

Page 116: Juan Gracia Colás (1891-1941)

117

hecho vino a modificar las condiciones para recibir las ayudas gubernamentales, ya que el 23 de septiembre el Consejo de Gobierno adoptó el acuerdo de que a partir del 1 de octubre sólo se abonaría el subsidio a los responsables que hubieran firmado la hoja de movilización repartida por la LIAB256. El 26 de septiembre de 1939, Juan Gracia envió a los gerentes de los refugios una circular en la que se da cuenta de la entrada en vigor de los acuerdos del Gobierno Vasco, recordando la obligación que tenían muchos refugiados de salir de los establecimientos, que las autoridades francesas no podían garantizar la existencia de los refugios y ya se habían incauta-do de varios y que las mismas autoridades facilitaban la vuelta a España a quien lo solicitase, por lo que insistía en el cumplimiento de la circular del Gobierno:

En su virtud, si el ruego que más abajo hacemos no es atendido por aquellos que deben salir de nuestros refugios el Gobierno Vasco se desentiende de ellos y no será responsable de lo que pueda ocurrirles por su desobediencia.

La autoridad francesa en los momentos actuales no puede garantizar la existencia de nues-tros refugios y corremos el peligro de que se haga cargo de los mismos al objeto de desti-narlos a aquellas atenciones que la guerra exige (…)

Por todo lo cual y en cumplimiento de acuerdos del Gobierno, rogamos a todos aquellos cuya salida se les haya notificado la cumplimenten, y a aquellos que a pesar de haber sido declarados responsables se vean obligados por las circunstancias y quisieran hacerlo lo hagan también. Todos quedan advertidos. Todos saben el alcance de esta advertencia (…)

Reiteramos la afirmación de que, por carecer de medios económicos para organizar refu-gios, a medida que se vayan haciendo cargo las autoridades francesas de los actuales, los residentes en los mismo, responsables, pasarán a vivir por su cuenta en régimen de subsidio y con arreglo a los plazos de atención y cuantía que en las reglas se establecen.

Así los comprendidos en el grupo 3º cesarán el 15 de noviembre próximo, los del 2º el 15 de enero y los del 1º el 15 de marzo257.

Por tanto, el 15 de octubre tenían que abandonar los refugios los responsables vascos incluidos en la tercera categoría elaborada por la ponencia interdepartamental, sin embargo, este hecho no se produjo ya que el Gobierno Vasco, el 10 de noviembre, acordó prorrogar por un mes más la estancia en los refugios de los miembros incluidos en la tercera categoría de la clasi-ficación elaborada por la ponencia, entendiendo que en ese tiempo, dada la situación laboral favorable, los exiliados insertos en aquella categoría, encontrarían trabajo en Francia y, por lo tanto, podrían vivir con lo que ganaran258.

Los refugios que tenía el Gobierno Vasco se fueron cerrando poco a poco, aunque no sin dificultades, como hemos visto, por la resistencia de muchas personas a salir de los mismos. Y es que el estado de guerra que vivía Francia había propiciado que se decretaran medidas que impedían el libre movimiento de los exiliados por el territorio francés, por lo que muchos

256 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Evacuaciones-secretaría-expedientes informativos. Leg. 461 Núm. 04.257 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría general-órdenes. Leg. 433 Núm. 02.258 Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana, El primer exilio de los vascos…op. cit., p. 475.

Page 117: Juan Gracia Colás (1891-1941)

118

vascos que habían encontrado trabajo tenían dificultad para abandonar las residencias y mar-char a donde les habían contratado. Gracia escribió a Leizaola para tratar de solucionar este problema, exhortándole a que hiciera gestiones ante quien fuera necesario para que se facilitara el movimiento de los exiliados vascos, lo que repercutiría de forma positiva en la salida de muchos de los refugios.

A mediados del mes de noviembre de 1939, el Departamento de Asistencia Social sólo mante-nía abiertos los refugios de Noyon, Enghien les bains, Chatenay Malabry, Itsasoan y Pézenas, puesto que el resto de los establecimientos, a los que nos hemos referido más arriba, fueron cerrados o incautados por las autoridades francesas, tal y como advertía Gracia en la circular del 26 de septiembre, ya que los necesitaban para acoger a los propios refugiados franceses desplazados por la contienda con Alemania.

El 6 de enero de 1940, Juan Gracia enviaba una circular a los gerentes de los refugios que to-davía permanecían abiertos para comunicar que tenían que salir de los refugios todas aquellas personas comprendidas en el 3º y 2º grupo:

El Gobierno ha adoptado los siguientes acuerdos de inmediata ejecución:

1º.- Cesar en la atención a los refugiados del 3º grupo: cesar en la misma atención a los del 2º grupo a partir de la fecha que previamente se les ha comunicado, esto es, la del día 15 del actual (…)

Ha de cumplirse lo dispuesto sin reserva, sin estimar excepción alguna, por cuanto que los acuerdos nacen después de un detenido estudio en el que se han tenido en cuenta todos los factores materiales y morales que integran el problema.

Cuando pudo hacerse a favor de los responsables del 3º grupo se ha realizado. Ante la crí-tica situación que acusa nuestra economía no caben ya nuevas ampliaciones de la atención guardada hasta aquí. Lo mismo ha de decirse de los responsables del 2º grupo259.

Los refugios tenían los días contados, ya que la estrecha economía vasca y la coyuntura bé-lica hacían su situación poco menos que insostenible. El 14 de marzo Gracia comunicaba al Lehendakari la situación de los refugios. Sólo quedaban 5 de ellos abiertos: Pézenas, Dax, Noyon, Enghien les bains y Chatenay Malabry, con un total de 303 personas alojadas en ellos. Sin embargo, Dax estaba a punto de ser incautado por las autoridades militares francesas para albergar tropas, Noyon iba a ser cerrado y el contrato de arrendamiento de Enghien les bains vencía ese mismo mes de marzo, por lo que sólo iban a quedar abiertos Chatenay Malabry y Pézenas para alojar a los refugiados que todavía tenían derecho260.

El 6 de mayo, la presidencia enviaba a los Consejeros una comunicación dando cuenta de que “quedaba totalmente cancelado el compromiso contraído de satisfacer los referidos subsidios en los plazos que fueron estipulados”, aclarando que el Gobierno intentaría estudiar un régi-men de asistencia para aquellas personas fuera de la edad de trabajo exigida por las autoridades

259 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría general-órdenes. Leg. 433 Núm. 02.260 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-corresponden-cia. Leg. 412 Núm. 01.

Page 118: Juan Gracia Colás (1891-1941)

119

francesas y para aquellas personas que estuvieran impedidas para el trabajo261. Se finalizaba así el régimen de subsidios que había estado manteniendo el ejecutivo vasco.

El Gobierno Vasco, ante la amenaza nazi, decidió trasladar el 26 de mayo su residencia oficial a Burdeos por recomendación de las autoridades francesas262. En París se quedaba una Dele-gación del mismo integrada por los Consejeros Leizaola y Gracia. Con el objeto de cumplir los fines morales y liquidar los materiales que con sus compatriotas tenía el Gobierno Vasco se refundían en una sola oficina administrativa todos los servicios que funcionaban hasta la fecha263. Días antes, el 20 de mayo, la Delegación del Gobierno Vasco en París, en la Avenida Marceau, había sido cerrada por los agentes de la Prefectura de Policía del Sena264.

El 6 de junio, con Francia cerca de ser derrotada por los alemanes, el gerente de Asistencia Social escribió una carta descorazonadora a los refugiados en Chatenay Malabry, dejando claro la angustiosa situación por la que pasaba el Gobierno Vasco:

Ha llegado a conocimiento del suscrito, que por parte de algunos refugiados acogidos en esa residencia –ignora si por todos– se abriga la esperanza de que si se presentaran momen-tos difíciles, el Gobierno Vasco, pudiera trasladar a otra de sus residencias a los acogidos en esa, e incluso pondría a su disposición los medios de transporte precisos.

Alimentar esta idea sería engañar y me creo en la obligación por mi devoción a la verdad, de decir que no está en las posibilidades del Gobierno realizar esto, y por lo tanto, la solución es hacerse la idea y ponerla en práctica de trabajar o repatriarse a nuestro país265.

Ese mismo día 6 de junio, ante tanta confusión, Gracia escribió a Leizaola una carta para so-licitarle una reunión para conocer cuál era la situación en la que quedaba el Gobierno Vasco y cuáles eran los servicios que iban a seguir funcionando266.

El 14 de junio de 1940 los alemanes ocuparon París; los responsables vascos en la capital fran-cesa, entre ellos Gracia, pasaban a la clandestinidad, mientras que el emblemático edificio de la Avenida Marceau fue entregado a los franquistas por los nazis.

261 Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana, El primer exilio de los vascos…op. cit., p. 477.262 A comienzos de mayo, el Lehendakari Aguirre había salido de París en dirección a Bélgica, donde vivirá momentos difí-ciles para no ser descubierto por los alemanes.263 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría general-presupuestos. Leg. 433 Núm. 05.264 Jean-Claude Larronde, Exilio y solidaridad…, op. cit., p. 193.265 Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana, El primer exilio de los vascos…op. cit., p. 477.266 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría general-correspondencia. Leg. 412 Núm. 04.

Page 119: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 120: Juan Gracia Colás (1891-1941)

121

20. GRACIA Y SU RELACIÓN CON EL CCSE

El socialismo vasco intentó hasta 1936 crear una estructura partidista regional que mantuviese una cierta autonomía de acción. Desde comienzos del siglo XX se estableció una Federa-ción Socialista Vascongada, que como hemos visto presidió el propio Gracia en 1920, que posteriormente pasó a llamarse Federación Socialista Vasco-Navarra. Esta organización, sin embargo, no llegó a consolidarse plenamente, pues no poseía un órgano ejecutivo permanente que asumiese la dirección de tal Federación, lo que provocaba que fueran más importantes las federaciones provinciales y locales que esta organización supraprovincial.

No fue hasta enero de 1937, con la guerra civil ya avanzada en Euskadi, cuando las Federacio-nes Socialistas de Bizkaia y Gipuzkoa llenaron ese vacío con la creación de un órgano de direc-ción socialista a nivel vasco. Se creaba a así el Comité Central Socialista de Euskadi formado por cuatro representantes de Gipuzkoa, uno de Álava y cinco de Bizkaia. A este CCSE le fue encargado por los delegados la organización del PSOE en Euskadi. Sin embargo, en su seno comenzó una pugna entre prietistas y negrinistas. El CCSE, tras la caída de Bilbao se instaló en Santander y posteriormente en Cataluña y Francia, donde llevó a cabo su actividad a pesar de las dificultades.

La relación de Juan Gracia y el CCSE fue de fidelidad de aquel respecto de este, si bien muchas veces el consejero de Asistencia Social tuvo que soportar críticas de sus compañeros.

Tras la caída de Bilbao, la preocupación de Juan Gracia fue la de que sus compañeros del CCSE comprendieran y aceptaran los motivos de su estancia en Francia, esto es, la organización de los servicios de Asistencia Social en el país vecino. Así, envió varias cartas a Santander para buscar la aprobación de sus correligionarios, pues sin su aquiescencia no quería seguir en su puesto en París. Este hecho, por las circunstancias bélicas del momento y la dificultad de la comunicación, no llegó hasta el mes de agosto, lo que a Gracia le llenó de entusiasmo y agra-decimiento:

Page 121: Juan Gracia Colás (1891-1941)

122

Con verdadera alegría he recibido vuestras cartas que las esperaba con impaciencia y las deseaba como habréis podido observar por las cartas y telegramas que supongo obrarán ya en vuestro poder.

En la que me comunicáis el acuerdo recaído en definitiva sobre mi estancia aquí las inci-dencias que en el mismo han concurrido veo un recto proceder socialista y por lo tanto soy el primero en alegrarme de todo lo que sobre el particular habéis tratado267.

En noviembre, ya con el CCSE instalado en Barcelona, Gracia solicitó que, ante la cantidad de personas del PNV que había en Francia, el PSOE nombrase como delegados del partido a dos colaboradores suyos, Enrique Dueñas y Miguel Galván, que ya se encontraban con él en París trabajando para su Departamento. El motivo era que, aunque esa presencia de tantos hombres del PNV no suponía todavía ningún peligro porque la actitud era correcta, consideraba que los socialistas vascos precisarían contrarrestar su actuación si ella derivara hacia derroteros que no se pudieran consentir. A su juicio, una representación del Partido Socialista unida a él produci-ría una impresión en los elementos nacionalistas, produciendo gran beneficio para la causa que defendían. El CCSE aceptó la proposición de Gracia y le comunicó que acudiera a consultas con el camarada Jerónimo Bugeda268, que se encontraba en París.

La verdad es que existía cierta desconfianza de los socialistas hacia la actuación nacionalista. Ya desde la evacuación de Bilbao hacia Santander, Gracia recibió varias cartas de compañeros socialistas desplazados a la capital cántabra que se quejaban de la existencia de tratos de favor hacia los nacionalistas, discriminando así a unos vascos de otros, además de considerar que tras la salida de Euskadi la actitud de algunos nacionalistas era la de considerar que la guerra había ya acabado para ellos. En este sentido, la petición de Gracia al CCSE de mantener una delega-ción socialista con él respondía a una cierta preponderancia nacionalista en la Delegación vasca en París que él pretendía contrarrestar de esa forma.

El 23 de enero de 1938 se celebró en Barcelona una importante reunión de los socialistas vascos, que por las circunstancias bélicas no habían podido encontrarse desde hacía meses. Acudieron a ella los miembros del CCSE, representantes de las agrupaciones locales, conce-jales de elección popular, mandatarios del partido en las Corporaciones y entidades oficiales, los diputados socialistas en Cortes Zugazagoitia y Amilibia y miembros de la UGT de Vizcaya y Guipúzcoa, así como los tres consejeros socialistas en el Gobierno Vasco. El orden del día era examinar la actuación del Gobierno Vasco y de los tres consejeros socialistas, decidir qué actitud tomar con respecto del ejecutivo autónomo, evaluar la situación de los refugiados so-cialistas y la dimisión de la dirección del CCSE.

En la reunión hubo voces muy críticas con la actuación de los consejeros socialistas en general y con el papel de Gracia en particular. Así, el diputado Miguel Amilibia acusó a sus compañe-ros en el Gobierno Vasco de poca entereza y de claudicar ante el nacionalismo, que era a su juicio quien dominaba el ejecutivo. Por todo ello, entre otras medidas, propuso la retirada de la confianza del partido en Gracia, Toyos y Aznar, exigiéndoles su dimisión. Por otra parte, la

267 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-corresponden-cia. Leg. 412 Núm. 08.268 Jerónimo Bugeda fue durante la guerra civil fue subsecretario de Hacienda con Juan Negrín y delegado general del Go-bierno para Asuntos Financieros en Europa, puesto desde el que defendió los intereses económicos de la República Española ante los países que formaron parte del Pacto de No Intervención.

Page 122: Juan Gracia Colás (1891-1941)

123

comisión ejecutiva de la UGT de Vizcaya elevó un documento en el que criticaba por separa-do la actuación de cada uno de los consejeros socialistas. Tras atacar duramente la gestión de Aznar y Toyos en sus respectivos Departamentos, la UGT vizcaína dijo de Gracia que quizá era el consejero que contaba con mayor aquiescencia y aprobación por su parte. Así, decían que su labor hasta la evacuación de Bilbao había sido aceptable, pero que tanto la evacuación de Bilbao como la actuación en Santander y Barcelona habían sido penosas. Concretamente decían que su labor en la evacuación había estado mediatizada por el Departamento de Go-bernación, que no había ni en Santander ni en Barcelona un fichero para averiguar la situación de los familiares, y que en la capital catalana Asistencia Social había sido casi absorbida por el Departamento de Hacienda269. En conjunto, afirmaban, la actitud de los consejeros no había seguido las líneas de acción socialistas, acusándoles por el contrario de haber seguido una ac-titud proclive al nacionalismo270.

A pesar de las críticas, y según recogía la prensa barcelonesa, en la reunión se ratificó la con-fianza tanto en los consejeros socialistas en el Gobierno Vasco como en los miembros que componían el CCSE. Además, se declaró que la soberanía nacional sólo podía ser ostentada fuera de las fronteras por el Gobierno Central, en clara alusión a las Delegaciones del Gobier-no Vasco, al mismo tiempo que se daba todo el apoyo a la autonomía vasca. Por último, se ma-nifestó la repulsa hacia los responsables del Pacto de Santoña y el deseo de seguir colaborando con el resto de partidos antifascistas271.

En agosto de 1938, sin embargo, se suscitó un desencuentro entre Gracia y el CCSE. El con-sejero recibió una comunicación del órgano socialista sobre el hecho de que los consejeros residiesen en Barcelona, lo que provocó una enérgica respuesta de aquel. Gracia afirmaba que nunca existió tal acuerdo y que en una Asamblea pasada él había dado suficientes explicacio-nes sobre su estancia en París, lo que había sido aprobado por el CCSE, para lo cual expuso pormenorizadamente el caso:

Porque la cosa está clara. Si se dan unas explicaciones ante una Asamblea y a virtud de ellas ésta comprende que los representantes o representante del Partido que están en el ex-tranjero lo están a virtud de un cumplimiento de facultades de las cuales son responsables, ¿cómo se les va a decir que no deben estar allí, para responder directamente de su gestión, sino que su puesto está lejos del lugar donde tiene su responsabilidad?. Sería un contrasen-tido enorme que afortunadamente no se ha dado en este caso como documentalmente lo vamos a demostrar.

Y es que, según la correspondencia entre Santiago Aznar y Juan Gracia, había un ambiente enrarecido entre los socialistas vascos instalados en Cataluña contra los consejeros socialistas. El propio Aznar tuvo que defenderse de las acusaciones que otro militante socialista, Modesto Lafuente, había vertido contra él en un proceso en el seno del CCSE. En un informe del CCSE se decía a este respecto del mal ambiente barcelonés que “se arremete sin piedad, dentro del Partido Socialista contra los señores consejeros de Industria y Asistencia Social. Tanto es así, que se da por descontada ya, la dimisión obligada del primero y la no tanviolenta del segundo,

269 Las críticas a la labor, todo hay que decirlo, coincidían con las fechas en las que Gracia había salido de Bilbao para insta-larse en París, dejando su Departamento en manos de sus colaboradores.270 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-corresponden-cia. Leg. 412 Núm. 08.271 La Vanguardia, 26-01-1938. Koldo San Sebastián, El fuego de la utopía…, op. cit., p. 170.

Page 123: Juan Gracia Colás (1891-1941)

124

a quien pudiera sustituir muy bien el Sr. De los Toyos, a quien se denomina más recto, entero y patriota que el Sr. Gracia272”.

Una vez que se produjo la caída de Cataluña, el órgano director del socialismo vasco se reunió en París el 26 y 27 de febrero de 1939 a instancias de Juan Gracia. En ella tomaron parte los miembros del CCSE y los consejeros socialistas del Gobierno Vasco a excepción de Toyos, que se encontraba enfermo. Los temas a tratar fueron la evacuación de Cataluña y las conse-cuencias del posible reconocimiento de Francia e Inglaterra al Gobierno franquista. Las reso-luciones tomadas por el CCSE fueron que los consejeros prestaran todo su apoyo a la LIAB, institución tras la cual se cobijaría el Gobierno Vasco; dar un amplio voto de confianza a los consejeros, que se traduciría en una amplia autonomía en su gestión; que los propios conse-jeros informaran de su actividad a Paulino Gómez Beltrán, presidente del CCSE, y que este órgano ayudase en todo lo que pudiera a los propios consejeros, en el sentido de reforzar su autoridad y prestigiar su labor ante quien fuere preciso273. Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana apuntan que esta resolución era una victoria de los consejeros ante las críticas vertidas dentro de su propio partido a su gestión274, y en efecto así lo parece dado el mal ambiente que existió en Barcelona en contra de ellos, como hemos visto anteriormente.

Los días 6 y 7 de junio celebraron sendas reuniones Paulino Gómez Beltrán, Juan Gracia, Juan de los Toyos y Santiago Aznar. Paulino manifestó la necesidad de reunirse con los tres conse-jeros de forma periódica con el fin de que el partido estuviera debidamente informado de los asuntos que revistieran interés, acordándose celebrar tales reuniones en París todos los martes por la mañana. A continuación Gracia se hizo eco de las quejas que le llegaban de compañeros socialistas en torno al problema de la agrupación de familias y asistencia a refugiados, excul-pándose porque se estaba esperando a la labor de la ponencia interdepartamental en cuanto a la clasificación de los refugiados. Toyos se quejó de la desconfianza que observaba en por parte de los responsables del partido hacia los consejeros, a lo que Paulino le dio la razón diciendo que no se habían cumplido los acuerdos de febrero por parte de algunos militantes en el sen-tido de dejar libertad de acción a los consejeros. En la reunión se informó por parte de Toyos de los trabajos de la ponencia interdepartamental y de la creación de una bolsa de trabajo, entre otras cuestiones.

Al día siguiente, los cuatro dirigentes se volvieron a reunir a instancia de Gracia para estudiar las reglas para la clasificación de responsables y el proyecto para la nueva retribución de los funcionarios. En la misma se produjo una tremenda discusión entre Paulino Gómez Beltrán y Juan de los Toyos, a causa de unas informaciones que no habían podido llegar a manos de Paulino, que acabó con Toyos marchándose fuera de la reunión y con Paulino advirtiendo que iba a poner el incidente en conocimiento del CCSE.

Tras este incidente volvió la desconfianza entre el CCSE y los consejeros socialistas del Go-bierno Vasco. El 21 de julio de 1939, el CCSE revocó los acuerdos que había tomado en el mes de febrero, a los que nos hemos hecho referencia más arriba, en los que se daba una amplia

272 Citado en Koldo San Sebastián, El fuego de la utopía…, op. cit., p. 171.273 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-corresponden-cia. Leg. 412 Núm. 07.

274 Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana, El primer exilio de los vascos…op. cit., p. 553.

Page 124: Juan Gracia Colás (1891-1941)

125

autonomía de acción a Gracia, Toyos y Aznar, volviendo a la situación anterior a la evacuación de Cataluña:

Estimando este Comité (…) sale notoriamente perjudicado, por no ser cuidados por noso-tros y por el Gobierno Vasco los intereses de los socialistas que como vascos tienen dere-chos (…) por todo ello hemos creído de capital importancia rectificar nuestros anteriores acuerdos adoptados en nuestra primera reunión conjunta celebrada en París, después de la evacuación de Cataluña.

En lo sucesivo no se tendrá en cuenta el contenido de los documentos y acta (…) debiendo la minoría de nuestros Consejeros en el Gobierno Vasco, dar cuenta de su gestión y ac-tuación ante este Comité en la forma que lo venían haciendo desde la constitución de este Comité en Bilbao y del Gobierno Vasco al ser nombrados275 (…)

Unos días más tarde, el 24 de julio, se publicaban unos acuerdos del CCSE en los que si bien no se criticaba directamente a los consejeros socialistas, se les daba la orden de que no permitieran la desaparición paulatina de sus Departamentos y que, dado que otras formaciones políticas, en clara alusión al PNV, hacían del Gobierno Vasco un instrumento político para sus propios intereses en detrimento de los demás partidos políticos y del resto de vascos, establecían que Gracia, Toyos y Aznar hicieran en el ejecutivo autonómico una política de partido. Si bien no se decía explícitamente, eran estas unas medidas que iban a paliar el supuesto “entreguismo” de los consejeros socialistas a Aguirre y al PNV, acusaciones que ya se vertieron contra ellos en la reunión de enero de 1938 en Barcelona.

El resto de las medidas que contenía esta resolución socialista iban en parecido sentido: el CCSE entraba de lleno en la gestión del Gobierno Vasco, limitando así la autonomía de los consejeros. De esta forma, se pedía, por una parte, que el Gobierno Vasco informase de varios aspectos directamente al CCSE y, por otra, que se aprobaran varios proyectos propuestos por los consejeros socialistas.

En ese documento también se solicitaba la colaboración de los consejeros socialistas para que el CCSE residiera en París. Este era un tema que el CCSE había tratado en reuniones anteriores, intentando buscar soluciones como el alquiler de una finca para que sus responsables vivieran en la misma en régimen de república junto a sus familias. El papel de Juan Gracia como conse-jero de Asistencia Social era fundamental para lograr la agrupación de todos los miembros del órgano rector del socialismo vasco en las cercanías de París. De esta forma, Gracia consiguió en el mes de octubre que los responsables del CCSE se reunieran en el refugio de Chatenay Malabry, en el suroeste de la capital francesa, siendo algunos trasladados desde el de Noyon.

275 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-corresponden-cia. Leg. 412 Núm. 08.

Page 125: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 126: Juan Gracia Colás (1891-1941)

127

21. JUAN GRACIA Y LA CRISIS

DEL GOBIERNO VASCO

Tras la caída de Cataluña y próximo el final de la Guerra Civil española, el PNV comenzó en marzo de 1939 un proceso de reflexión interna en torno al ajuste del programa del Gobierno de Euskadi a la nueva situación. En cuanto al Gobierno Vasco, el PNV estimaba que, si bien no había que reducir el número de Consejerías, había que reducir el aparato gubernamental hasta la fusión de los Departamentos en uno sólo, el de Presidencia, que tendría tres secciones: Hacienda, Propaganda y Asistencia Social, Sanidad y Cultura. Era prioritaria la vida política del Gobierno, subordinando todas las actividades a ese objetivo.

En esa renovación, el punto que más polémico fue el que manifestaba que el PNV “procurará como base mínima, para que el resto de partidos colaboren en el Gobierno Vasco, el que todos ellos firmen una declaración de principios proclamando su filiación nacional vasca, y su inde-pendencia de orientación respecto a los organismos españoles”.

El Lehendakari Aguirre fue el redactor de una nota para presentar al resto de partidos que in-tegraban el Gobierno Vasco y de los que se solicitaba su adhesión a ese espíritu nacional vasco:

Las representaciones políticas que integran el Gobierno de Euzkadi, al reunirse al término de la guerra civil, en la que con heroísmo y tenacidad ejemplares se han batido sus tropas de tierra y mar, en los más diversos campos de batalla contra la coalición de fuerzas tota-litarias de Europa, proclaman unánimemente su adhesión entera para el presente y para el futuro a la solidaridad nacional vasca en ellos sellada con la sangre de millares de caídos por la libertad.

Y respondiendo a este sacrificio, las citadas representaciones declaran del mismo modo, que su conducta y disciplina serán orientadas con independencia de todo organismo cuya extensión no esté reducida al ámbito de Euzkadi y sus ciudadanos276.

El PNV dejó en manos de sus consejeros en el Gobierno el contacto con los socialistas vascos para buscar su aceptación del texto. La primera reunión al respecto se celebró en abril entre consejeros jeltzales y socialistas del Gobierno Vasco, siendo recogida en un informe por éstos últimos. Se desconocen los nombres de los asistentes, mas que probable la asistencia de Juan

276 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-corresponden-cia. Leg. 412 Núm. 07.

Page 127: Juan Gracia Colás (1891-1941)

Gracia a la misma. En ella, los socialistas replicaron a la nota del Lehendakari si el acuerdo sig-nificaba romper los compromisos con el Estado español, si la no aprobación de la declaración conllevaría la salida de los socialistas del Gobierno Vasco y si en el caso de que el Gobierno Vasco fuera invitado a una iniciativa para liberar Euskadi de forma exclusiva se haría sin contar con el Estado español. La respuesta de los representantes nacionalistas fue que no se perse-guía la ruptura con el Estado español, sino que aprovechando las circunstancias del momento fueran los vascos, por medio de sus organismos exclusivamente vascos, los que adoptasen las disposiciones que estimasen convenientes. Los socialistas que participaron en la reunión terminaron su informe manifestando que si se “presentara una ocasión en la que pudiéramos volver dignamente al País, aunque esta vuelta estuviera circunscrita solamente a él, debiéramos aceptarlo, puesto que su aceptación, sin perjuicio de nadie, pudiera posibilitar otras soluciones al pueblo español277”.

Poco después, los representantes jeltzales Doroteo de Ziaurritz y Jesús María Leizaola se re-unieron con Paulino Gómez Beltrán y otros representantes del CCSE. Los nacionalistas ex-pusieron su criterio, mientras que los socialistas, por boca de su presidente, Gómez Beltrán, manifestó que antes de contestar al requerimiento jeltzale tenían que realizar determinadas consultas. Una de estas consultas fueron evacuadas, según parece, por los tres consejeros socia-listas el 28 de abril de 1939, que en su respuesta intentaron buscar a la proposición nacionalista encaje en la legalidad republicana y en el programa del PSOE a través del federalismo. Por todo lo cual suscribían que:

(…) que la proposición del Partido Nacionalista Vasco no debe ser rechazada de plano sino, aceptándola en principio, modificándola en forma de evitar repercusiones dolorosas para Euzkadi de elementos cuya simpatía y adhesión nos son necesarias. En efecto si bien se observa un movimiento de gran volumen a favor de la personalidad del pueblo vasco en el exterior es indudable que no en todos los sectores, principalmente en los peninsulares, de izquierda existe la necesaria comprensión y conocimiento del problema autonómico vasco278.

Como conclusión, proponían un texto alternativo para entregar al PNV como fórmula para buscar el consenso:

Las representaciones políticas que integran el Gobierno de Euzkadi reunidas al término de la guerra provocada contra la República Española por la coalición de las fuerzas totalitarias de Europa acuerdan:

277 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-corresponden-cia. Leg. 412 Núm. 07.278 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-corresponden-cia. Leg. 412 Núm. 07.

128

Page 128: Juan Gracia Colás (1891-1941)

129

1º Manifestar el deseo de que la legalidad republicana sea restablecida.

2º Enviar el recuerdo emocionado a los compatriotas que sufren la tiranía totalitaria.

3º Saludar a la población vasca refugiada.

4º Rendir homenaje a sus soldados que con heroísmo y tenacidad ejemplares se han batido en los diversos campos de batalla.

5º Proclamar unánimemente su adhesión a la solidaridad de Euzkadi sellada con los sufri-mientos de la población civil y la sangre de millares de caídos por la libertad.

6º Afirmar que su conducta y disciplina quedan orientadas, en lo que es propio del País Vasco cuya personalidad queda reconocida, con independencia de todo organismo que no radique en su territorio279.

Esta propuesta elaborada por los consejeros socialistas fue la que Paulino Gómez Beltrán hizo llegar a los representantes nacionalistas Ziaurritz y Zarrabeitia el 13 de mayo. Gómez Beltrán comunicó a sus interlocutores que el PSOE vasco no consentía que el CCSE adoptara una resolución sobre el particular, ya que por sus reglamentos estaba obligado a solicitar la auto-rización y el consejo de órganos superiores, pero que sin embargo proponían una resolución alternativa basada en el informe elaborado por los consejeros socialistas, del que sólo se modi-ficó el primer punto de la siguiente forma: “Comprometer su acción solemne y mancomunada, laborando en todo momento para que sea restablecida la legalidad republicana”.

La respuesta oficial del PNV no se hizo esperar, pues ese mismo día Ziaurritz, presidente del EBB, escribió una carta a su homólogo en el CCSE para manifestarle que su proposición no aportaba nada nuevo a lo firmado en Gernika el 7 de octubre de 1936 “con una sola salvedad, que hoy, en la nota de Vd. el aspecto vasquista, lejos de acentuarse y de cobrar más vigor, se amortigua, y queda vagamente expresado”.

Paulino Gómez Beltrán respondió de forma inmediata a la carta de Doroteo de Ziaurritz afir-mando que la postura de los socialistas vascos “no rompe en lo más remoto, ninguno de los conceptos estampados en la referida declaración de Guernica, más bien estimamos en contra-rio que en ella se encuentra una corriente y un amplio cauce a las discusiones y concreciones, que podrían determinarse a través de las representaciones de ambos partidos”.

Tras este primer envite, el asunto de la “obediencia vasca” quedó en barbecho hasta finales de año. Antes de esa fecha, sin embargo, se produjo un nuevo enfrentamiento entre naciona-listas y socialistas con motivo del centenario de la ley del 25 de octubre de 1839, en la que se confirmaron los fueros sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía. La protesta debía consistir en enviar el mayor número posible de telegramas a las cancillerías de los países democráticos mostrando el apoyo de las colectividades e individualidades vascas a la democra-cia y protestando por la abolición foral.

279 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-corresponden-cia. Leg. 412 Núm. 07.

Page 129: Juan Gracia Colás (1891-1941)

130

El 25 de octubre de 1939 el Lehendakari hizo entrega a los socialistas una propuesta para ser aprobada en el seno del Gobierno. En la misma se decía:

1º Protestar contra la aprobación de la citada Ley contra su aplicación y contra el estado de hecho que creó para los vascos.

2º Negar estado de derecho a cuantas disposiciones se acordaron en cumplimiento de sus preceptos, que no hayan nacido de la libre voluntad y aceptación de los vascos.

3º Invitar a todos los vascos, sin excepción ideológica, para que manifiesten el mismo sentimiento de protesta.

4º Renovar el entusiasmo y fervor de la lucha por la libertad conculcada, reivindicando aquel estado jurídico que los siglos respetaron, y que permitió a los vascos el libre desarro-llo de su personalidad según lo determina su voluntad.

5º Llamar a la unidad de todos los vascos en fecha tan solemne, en la que la variedad ideológica no puede ser obstáculo al sostenimiento de un criterio de reivindicación única conforme nos lo impone la historia y nos invitan las normas humanas e universales que siempre han regulado la vida social de los vascos.

Juan de los Toyos fue el encargado de contestar por parte de los socialistas a la propuesta del Lehendakari. Tras consultar con sus compañeros socialistas en el Gobierno, Juan Gracia y Santiago Aznar, que se encontraban convalecientes de sus respectivas enfermedades, rebatió el texto nacionalista manifestando que cualquier tema de orden político no contenido en el Estatuto había de discutirse entre los partidos políticos que sustentaban al Gobierno Vasco y no en el seno de éste. Tras una reunión con los nacionalistas la tarde del 25 de octubre, Toyos se comprometió a proponer un texto alternativo para lo cual consultó de nuevo con sus co-rreligionarios Gracia y Aznar. Al día siguiente, 26 de octubre, presentó la siguiente propuesta, advirtiendo al Lehendakari que no podían transigir más y que cualquier cambio debía ser rea-lizado a través de los partidos políticos:

Al cumplirse el Centenario de la Ley abolitoria de los Fueros promulgada el 25 de octubre de 1839, cuyo triste recuerdo no se ha podido extinguir en el transcurso de un siglo, el Go-bierno provisional de Euzkadi renueva en esta luctuosa fecha el compromiso de estrecha solidaridad que con las firmas del Presidente y de todos los Consejeros se formuló en la Declaración de Guernica el 7 de octubre de 1936 al ponerse en vigor el Estatuto, Decla-ración en la cual palpitaban con vehemencia las mismas aspiraciones que hoy nos siguen uniendo de afianzar la personalidad del País mediante sus libertades tradicionales.

El 27 de octubre, el Lehendakari comunicó a Toyos que el texto definitivo era el que habían propuesto los socialistas con la salvedad de algunas pequeñas modificaciones introducidas por los nacionalistas, la más destacada de las cuales fue la adición al final del texto la frase “y la salvaguardia y fomento de las características nacionales del pueblo vasco”. El 28 de octubre, Toyos escribió al Lehendakari para comunicarle que los tres consejeros socialistas aceptaban las matizaciones nacionalistas al texto que habían propuesto. Se cerraba así una nueva disputa

Page 130: Juan Gracia Colás (1891-1941)

131

entre los partidos políticos más importantes del Gobierno Vasco antes de volver a abrirse la crisis acerca de la obediencia vasca.

En efecto, de cara a conseguir de los socialistas vascos su adhesión a la declaración de obe-diencia vasca, el Lehendakari Aguirre facultó a Telesforo Monzón para que realizara gestiones cerca de los socialistas más proclives a ese sentimiento nacional. Monzón se reunió el 18 de no-viembre en Guethary con el diputado socialista por Guipúzcoa Miguel Amilibia280 en presencia del consejero Gonzalo Nárdiz. En el encuentro, Amilibia vertió acusaciones contra los tres consejeros socialistas, tachándoles de extrema docilidad ante las políticas del Gobierno Vasco:

La colaboración con los socialistas les era (…) extraordinariamente cómoda, ya que hacían cuanto les venía en gana y nuestros representantes, revelando una docilidad extrema, pasan por todo. Pero, como patriotas vascos no podían admitir la incomprensión e ignorancia de los representantes socialistas en cuanto afectaba a los problemas específicos de Euskadi281.

Las manifestaciones de Amilibia llegaron a oídos de Juan de los Toyos a través de la correspon-dencia que aquel había mantenido al respecto con Sergio Echevarria, miembro del CCSE, en la que se añadía además que los nacionalistas estaban dispuestos a modificar la composición del Gobierno Vasco si los socialistas se separaban del PSOE.

Como consecuencia de estos dos hechos contenidos en la carta que Amilibia remitió a Echeve-rria, Toyos tomó la determinación de presentar su dimisión de todos los cargos que ostentaba en el Gobierno Vasco. Sus compañeros socialistas en el Gobierno, Juan Gracia y Santiago Az-nar, no le siguieron en su dimisión puesto que consideraron que suponía debilitar la posición del Partido Socialista. La dimisión de Toyos duró hasta final de año; tras la reunión del Consejo de Gobierno del día 30 de diciembre, en el que se acordó enviar a dos representantes sindicales a la Oficina de Colocación Obrera, el 31 de diciembre se reunió el CCSE con Aznar y Gracia, acordando pedir a Toyos que se incorporase al Gobierno y al trabajo político.

A pesar de la vuelta de Toyos, el asunto de la comida en Guethary seguía dando coletazos, siempre con el tema de la crisis de la obediencia vasca de fondo. El 10 de febrero de 1940, los nacionalistas convocaron a una reunión al CCSE, pero se negaron a acudir hasta que se acla-rase el asunto de Guethary. Al día siguiente el Lehendakari remitió una carta a Paulino Gómez Beltrán con las versiones de lo ocurrido por escrito de los consejeros Nárdiz y Monzón. En ellas, tanto uno como otro manifestaban que en ningún momento por ellos se había denigrado a los consejeros socialistas y que el objetivo de la reunión con Amilibia era buscar la colabora-ción socialista en el área nacional de Euskadi.

El día 14 de febrero se reunieron en París el Lehendakari y los consejeros Nárdiz y Monzón con los representantes del CCSE encabezados por Gómez Beltrán, los consejeros Gracia, Aznar y Toyos, y el diputado socialista Miguel Amilibia. Éste se ratificó en todas sus declara-ciones, mientras que Monzón y Nárdiz lo hicieron en el contenido de las cartas que se habían remitido al CCSE. Juan Gracia, por su parte, pidió explicaciones a Gonzalo Nárdiz y Telesforo Monzón acerca de lo sucedido, respondiendo éstos que toda su actuación en la entrevista con

280 Miguel Amilibia mantenía posiciones muy proclives al entendimiento con los nacionalistas en el asunto de la obediencia vasca del socialismo vasco. Recordemos que no era el primer conflicto que tenía con los consejeros socialistas, ya que en 1938 había mostrado su disconformidad con la política llevada por estos en el Gobierno Vasco.281 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Asistencia Social. Secretaría particular-corresponden-cia. Leg. 412 Núm. 08.

Page 131: Juan Gracia Colás (1891-1941)

132

Amilibia fue buscar la complicidad de éste para conseguir la adhesión del socialismo vasco a la cuestión nacional vasca.

Tras la reunión, los tres consejeros socialistas opinaban que quedaba salvaguardada tanto su honorabilidad como la del CCSE tras ver las declaraciones de Amilibia y de los consejeros Nárdiz y Monzón al respecto de lo sucedido en la comida de Guethary. Consideraban, además, que las acusaciones de Amilibia eran reincidentes, ya que había vertido parecidas acusaciones en Cataluña contra Gracia, Toyos y Aznar.

A pesar de haber solucionado el caso Amilibia, todavía quedaban entre el PNV y el PSOE va-rios temas sin resolver, como la cuestión de la obediencia vasca y la representación socialista en los órganos del Gobierno Vasco. Por ello, el PSOE envió el 17 de febrero un dossier sobre los problemas planteados por el Partido Socialista al Lehendakari y sobre los que no había habido solución hasta aquel momento. De una parte, en este dossier se recogían quejas por la invasión de competencias de los nacionalistas en los Departamentos controlados por los socialistas y discriminaciones hacia las Consejerías socialistas. Por otra parte, el documento contenía quejas sobre el trato discriminatorio recibido por algunos exiliados socialistas tanto en las residencias del Gobierno Vasco como en los campos de concentración y en las brigadas de trabajadores. Por último, en el informe, el PSOE afirmaba que las declaraciones políticas, en clara alusión al tema de la obediencia vasca, correspondía hacerlas a los partidos políticos si ellas suponían una variación sustancial de los programas políticos establecidos.

El Lehendakari respondió al dossier socialista el 23 de febrero, tras consultar con los conse-jeros Monzón y Torre. En la parte política, la referente a la crisis de la obediencia vasca, a las declaraciones políticas, Aguirre rebatió los argumentos socialistas de la siguiente manera:

En efecto, corresponde hacerlas a los Partidos, en cuanto supongan modificaciones pro-gramáticas o simplemente cuestiones políticas, y a todos aquellos elementos políticos, em-pezando desde el Presidente y los Consejeros, en todas aquellas que sean consecuencia y desarrollo de los programas fijados por el Gobierno con anterioridad, o que estimen ser oportunidad y conveniencia para el País282.

El Lehendakari hacía referencia de forma implícita a la Declaración de Gernika del 7 de octubre de 1936, en la que se hacía referencia, ya lo hemos dicho más arriba, a que el Gobierno Vasco se comprometía a salvaguardar “las características nacionales del Pueblo Vasco, prestando al fomento de las mismas toda la consideración y protección a que le obliga el reconocimiento de la personalidad vasca, de la que es exponente y garantía este Gobierno, viniendo por ello obligado a la defensa de la libertad y de los valores espirituales y sociales reconocidos por la ley y sellados por la sangre”. Era este punto de la declaración una herramienta que utilizaban los socialistas favorables a manifestarse partidarios de la declaración nacional del Partido Socialista de Euskadi, y que había sido utilizada por el PNV en el conflicto con los socialistas con motivo del centenario de la abolición foral, introduciendo esa fórmula al final del texto propuestos por los socialistas, como hemos visto anteriormente.

Es en este momento cuando el enfrentamiento entre los dos partidos más importantes del Gobierno Vasco llega a su culmen. Los partidos nacionalistas, PNV y ANV, hicieron llegar al resto de formaciones la necesidad de declararse nacionales vascos, de lo contrario se generaría

282 Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana, El primer exilio de los vascos…op. cit., p. 587.

Page 132: Juan Gracia Colás (1891-1941)

133

una crisis en el Gobierno y renunciarían a formar gabinete con quienes no fueran partidarios de tal declaración. En la nota del PNV figuraba lo siguiente:

Entiende el Partido Nacionalista Vasco que el Gobierno de Euzkadi ha cumplido lo que se pudiera llamar la primera fase de su cometido, que abarca el período comprendido por la guerra y el inmediato subsiguiente. Las circunstancias del momento, exigen precisar para en adelante un programa del neto contenido político.

El Partido Nacionalista Vasco colaborará con aquellas organizaciones políticas que se ajus-ten al principio de la aceptación de la nacionalidad vasca y de todos aquellos derechos que del reconocimiento de la misma se derivan. Sostiene los principios de la democracia y de libertad vascas tradicionales y exige que esta declaración sea también manifiesta, así como una clara definición de posiciones al lado de los Países democráticos, condenando enérgi-camente los totalitarismos agresores283.

El PSOE se veía en la obligación de contestar y definirse, por lo que evacuó consultas entre sus dirigentes más representativos, los tres consejeros del Gobierno Vasco entre ellos, para dar una respuesta al desafío nacionalista. Juan de los Toyos no era partidario de la declaración del so-cialismo vasco como partido nacional ya que entendía que la nota del PNV era una declaración política de espíritu separatista, sosteniendo que el único que problema que había que resolver era la recuperación de la República española y la autonomía de Euskadi284. Santiago Aznar, por su parte, no veía obstáculos para la conversión nacional del socialismo vasco; en su informe, tras hacer un análisis histórico de Euskadi hasta la II República y tratar diversos aspectos como “Lo que debió ser la República”, “El panorama actual de los republicanos”, “La situación del socialismo español” y “Las posibilidades en el presente y para el futuro del Socialismo Vasco”, recogía cuatro conclusiones fundamentales: que los socialistas de Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra pasarían a denominarse Partido Socialista Obrero Vasco, que este PSOV ratificaba la declaración de Gernika, que colaboraría en el gobierno de Euskadi con el resto de fuerzas políticas que se ajustasen a la nacionalidad vasca y, por último, que condenaba el totalitarismo y declaraba su adhesión a las democracias285.

Juan Gracia, por su parte, elaboró su informe el 2 de marzo de 1940. Según su criterio, había que examinar dos puntos centrales en la proposición nacionalista para fijar el criterio socialista sobre su continuidad en el Gobierno Vasco. Estos puntos eran, por una parte, el reconoci-miento del hecho nacional vasco y, por otro, la relación de los socialistas vascos con el PSOE286.

Con respecto al primer punto, Gracia, examinó uno a uno diversos documentos que hacían relación al reconocimiento del País Vasco como nación y con los que el socialismo vasco estaba de acuerdo. Estos eran la Declaración de Gernika del 7 de octubre de 1936 y la decla-ración consensuada con motivo del centenario de la ley del 25 de octubre de 1839, en la que el Gobierno se comprometía a salvaguardar las características nacionales del pueblo vasco; la opinión de Indalecio Prieto sobre el tema de la obediencia nacional en abril de 1939, mos-trándose favorable a la misma; el propio programa del PSOE, en el que se hablaba de una

283 Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana, El primer exilio de los vascos…op. cit., p. 589.284 Gregorio Arrien e Iñaki Goiogana, El primer exilio de los vascos…op. cit., p. 591.285 Koldo San Sebastián, El fuego de la utopía…op. cit., pp. 181-182.286 El informe en Archivo de la Familia de Santiago Aznar.

Page 133: Juan Gracia Colás (1891-1941)

134

Confederación Republicana de las Nacionalidades Ibéricas; uno de los puntos aprobados en la reunión del CCSE de enero de 1938 en Barcelona, en el que se decía que el Gobierno de Euskadi era el “símbolo de los derechos de autodeterminación de las nacionalidades recono-cidas por nuestro programa y también por las leyes de la República”; los fines de la guerra de la República Española adoptados por el Gobierno de Negrín, en cuyo punto 5º se respetaba la personalidad de los distintos pueblos que integraban España; y por último, la declaración que Ramón Lamoneda hizo en el comité nacional del PSOE en agosto de 1938 en el sentido del reconocimiento de las singularidades catalana, gallega y vasca.

Por todas estas razones, Gracia exponía que “en todos existe el ánimo del reconocimiento de los derechos históricos de los pueblos ibéricos”, y que si todavía no se había prestado aten-ción al problema en lo que a Euskadi hacía referencia era por la desconfianza que generaba el PNV como partido universal y progresivo y porque a los altos intereses políticos les convenía tener ese sentimiento nacional muerto. Además, manifestaba que el Estatuto de autonomía y el reconocimiento de los derechos de Euskadi a tener un régimen especial no se habían otor-gado como una concesión graciosa, sino “a virtud del reconocimiento de unas características especiales del pueblo vasco”.

Con respecto al segundo punto, la relación de los socialistas vascos con el PSOE, Gracia afirmaba que el CCSE se creó para solucionar los problemas específicos del País y que, si la Guerra Civil hubiera tenido una solución satisfactoria para ellos, hubieran presentado al PSOE como una de sus primeras reivindicaciones “la de gozar de una libertad absoluta para resolver las cuestiones vitales que la existencia de las libertades concedidas al país exigían”. Su objetivo no era separarse del PSOE, sino que solicitando autonomía pretendían entender en los proble-mas que derivasen del reconocimiento de Euskadi como hecho nacional. El mayor problema en aquellos momentos era que, dada la situación en la que se encontraban los socialistas, en el exilio y sin posibilidades de volver a España a corto plazo, era imposible realizar consultas en ese sentido tanto entre los socialistas vascos como ante la dirección del PSOE. Sin embargo, este hecho, según Juan Gracia, no debía parar el proceso de autonomía del socialismo vasco, ya que si bien parecía que la vuelta a España no iba a ser posible en mucho tiempo, no así podía ocurrir con el País Vasco, ya que su “conducta acreditadísima en el extranjero” le ponía en condiciones de gozar de la ayuda eficaz de las naciones democráticas en una hipotética so-lución parcial. Y si esta liberación de Euskadi se produjera, añadía, “no sería verdaderamente impolítico, que lo que es ya un sentimiento acusado, entre los socialistas vascos, por no faltar a los principios reglamentarios, que en estos momentos no es posible aplicarlos, dejáramos la bandera de la liberación del País en manos de Partidos que pudieran aprovecharse de esta situación?”, en clara alusión a una capitalización del PNV de esta hipotética “solución vasca”.

Tras examinar estos dos puntos, el reconocimiento del hecho nacional vasco y la relación con el PSOE, Juan Gracia sintetizó su pensamiento al respecto de la “crisis de obediencia vasca” en dos partes. En la primera analizaba la forma en la que el socialismo vasco se declararía au-tónomo y reconocería el hecho nacional vasco:

Primero: Los socialistas vascos reconocen el hecho nacional vasco. A virtud de ello es-tima llegado el momento de considerar que Euzkadi ha cumplido la condicional, que el

Page 134: Juan Gracia Colás (1891-1941)

135

programa del Partido señala para ser reconocida como nacionalidad ibérica, demostrando ineludiblemente un desarrollo suficiente para concederle esta significación.

Segundo: Declaran asimismo que a los ciudadanos vascos les serán garantizados el mínimo de libertades y obligaciones consignadas en la Constitución española, y en el propio Esta-tuto de Autonomía.

Tercero: Declaran igualmente que en tanto no quede constituida la Federación de Pueblos Ibéricos, de la que formará parte Euzkadi, se compromete a colaborar con los pueblos peninsulares, en aquella medida que las necesidades de unos y otros la hagan precisa.

Cuarto: Como consecuencia de esto, queda el Partido Socialista de Euzkadi, con inde-pendencia absoluta para tratar los problemas específicos que el reconocimiento del hecho nacional impone.

Quinto: Declaran su adhesión al PSOE y su voluntad de continuar perteneciendo a él, para lo cual se establecerá en su día las obligaciones y derechos que los socialistas vascos han de tener dentro del mismo siempre naturalmente dejando a salvo lo consignado en el punto 4º de este acuerdo.

Sexto: Cuando sea posible y con la urgencia debida, se someterán estos acuerdos a la con-firmación de todos los socialistas vascos.

Seguidamente proponía las condiciones en las cuales estimaba que pudiera colaborarse con el Gobierno Vasco:

1) El Partido Socialista de Euzkadi, colaborará con aquellas organizaciones que aceptando el principio del hecho nacional vasco, se declaren dispuestas a garantizar como mínima las libertades y derechos ciudadanos establecidos en la Constitución Española y en el Estatuto de Autonomía, y a establecer con los pueblos peninsulares las relaciones que por largos siglos de convivencia, solidaridad y sentimientos humanos y universales, le obliga.

2) El Partido Socialista declara que en la gobernación de nuestro País su conducta y disci-plina quedan orientadas en lo que es propio de éste con independencia de todo organismo que no radique en su territorio.

3) El Partido Socialista de Euzkadi, estima preciso un reajuste de las funciones de cada uno de los componentes del Gobierno, adaptándolas a las necesidades del momento y distri-buyendo las mismas equitativamente sin privilegio de superioridad de partido alguno para conseguir que todos tengan una intervención en las funciones del mismo.

4) El Partido Socialista en Euzkadi desea que todas las cuestiones pendientes de resolución se solventen y expresa su decisión de que el gobierno de Euzkadi siga una política de acuer-do con los intereses generales del País, estableciendo aquellos órganos de consulta que se

Page 135: Juan Gracia Colás (1891-1941)

136

estimen oportunos para que en los momentos extremos sirvan de elemento de juicio y ayuda en las resoluciones del Gobierno.

5) Que el gobierno Vasco condene los estados totalitarios y envíe un saludo fervoroso a las democracias que están defendiendo con las armas en la mano la libertad e independencia de los pueblos.

Gracia, por tanto se ponía del lado de la postura de Aznar, siendo partidario del reconoci-miento del hecho nacional vasco y de la colaborar con el Gobierno Vasco, oponiéndose así al criterio de su compañero Juan de los Toyos.

El CCSE, tras recibir los informes de los tres consejeros y de otras personalidades, envió una carta al Lehendakari para trasladarle la postura del socialismo vasco en torno a la cuestión nacional. En ella, el máximo órgano socialista vasco rechazó la propuesta jeltzale de declarar-se nacional, fundándose en la imposibilidad de convocar a su militancia para decidir sobre el particular, tal y como figuraba en el reglamento de su partido. Añadían además era preferible sacrificar su representación en el Gobierno Vasco antes que hacer tabla rasa con sus estatutos internos. Como se puede observar, se trataba de una posición muy alejada de lo que Gracia y Aznar habían propuesto en sus respectivos informes y estaba en contradicción de alguna ma-nera con la postura que habían mantenido con respecto a la Declaración de Gernika del 7 de octubre de 1936 y con la Declaración sobre la Abolición Foral de 1839, que contaron con la aquiescencia del Partido Socialista y en los que se hablaba de la salvaguarda de las característi-cas nacionales del pueblo vasco, como hemos visto.

La crisis por la declaración nacional del socialismo vasco dividió al partido en tres grupos. De una parte estaba el grupo que encabezaban Juan Gracia y Santiago Aznar, partidarios de la autonomía del Partido Socialista de Euskadi y de reconocer el hecho nacional vasco. Por otra estaban Paulino Gómez Beltrán y Ángel Giménez, presidente y secretario del CCSE res-pectivamente, que dirigían una corriente reacia al reconocimiento del hecho nacional vasco, e intentaron descalificar la labor de los consejeros socialistas para conseguir su dimisión y así poderles sustituir por otros. Por último estaba el grupo del Diputado a Cortes Miguel Amili-bia, partidario de la declaración nacional del partido, pero enfrentado tanto a los consejeros, a quienes había criticado en repetidas veces, como a la dirección del CCSE, de cuyos dirigentes decía que no habían llevado una mala gestión.

La crisis del Gobierno se solucionó con la aprobación del nuevo programa del Gobierno Vas-co el 8 de mayo de 1940. Dicho programa constaba de tres partes, una doctrinal, una orgánica y otra de actuación. En la doctrinal se proclamaba y aceptaba la personalidad vasca, fundamen-tado en lo contenido en la Declaración de Gernika del 7 de octubre de 1936. Se sostenía que el Gobierno de Euskadi y su legitimidad nacían de la soberanía vasca debidamente expresada.

En la parte orgánica, además de la figura del Lehendakari y del Gobierno Vasco, se regulaba el funcionamiento del Consejo Nacional Vasco, que iba a funcionar como un órgano consultivo a modo de parlamento durante el período en que durase el exilio. Estaría compuesto por los miembros del Gobierno Vasco, por los diputados y exdiputados a Cortes, los alcaldes de las

Page 136: Juan Gracia Colás (1891-1941)

137

cuatro capitales de provincia vasconavarras, dos representantes del mundo de la cultura y otros cuatro miembros elegidos libremente por el Lehendakari.

Por último en la parte de actuación práctica, se decía que el Gobierno de Euskadi podría con-venir con las instituciones españoles un régimen político peninsular siempre que se aceptasen los siguientes postulados:

a) El reconocimiento de la personalidad nacional vasca y en consecuencia del derecho que le asiste para dictar libremente el régimen que mejor salvaguarde su personalidad.

b) Unos principios sinceramente democráticos que rijan la entidad la entidad política, que se proponga sin perjuicio de las alteraciones democráticas que hayan de sufrir en el futuro.

c) Unos principios de verdadera justicia social expresados en reglas claras y aplicables a la realidad de la vida social vasca.

d) Clara y firme adhesión a las potencias democráticas en su lucha contra el totalitarismo287.

La aprobación del programa dio lugar a fricciones en el seno del socialismo vasco, planteando una parte del CCSE la salida del Gobierno Vasco, dando lugar a fuertes tensiones, llegándose a tratar de sustituir a los consejeros Gracia, Aznar y Toyos.

Tanto este programa de gobierno como la crisis del Gobierno Vasco y el conflicto en el seno del socialismo vasco quedaron en suspenso por el imparable avance de los nazis sobre Fran-cia y por la desaparición del Lehendakari Aguirre tras viajar ese mismo 8 de mayo a Bélgica a visitar a unos familiares.

287 Koldo San Sebastián, El fuego de la utopía…op. cit., pp. 184-185.

Page 137: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 138: Juan Gracia Colás (1891-1941)

139

22. CON LOS ALEMANES EN PARÍS

Anteriormente hemos visto algunos episodios que marcarían el final de la vida de Juan Gracia Colás. Ya desde que accediera a su cargo de consejero de Asistencia Social en octubre de 1936 tenía una estado de salud frágil288, algo que se fue agravando con el tiempo. Durante la crisis generada por la declaración gubernamental realizada con motivo del centenario de la abolición foral, hemos apuntado cómo Juan Gracia no pudo asistir a las negociaciones personalmente porque estaba encamado aquejado de hidropesía. Según se recoge en alguna de las pocas notas biográficas que se conservan, el delicado estado de salud de Juan Gracia le obligó, durante la época de la crisis de la “obediencia vasca” a ir de la cama a la mesa de negociación289.

Tal y como hemos descrito más arriba, a finales de mayo de 1940 el Gobierno Vasco, ante el avance alemán, decide trasladarse hacia Burdeos, dejando en París una representación com-puesta por Leizaola y Gracia. Sin embargo, ante la rapidez del avance alemán sobre París, los consejeros y el personal del Gobierno Vasco que quedaban en la capital francesa se vieron obligados a dirigirse hacia el sur. Los que tuvieron suerte, como Leizaola, llegaron a Burdeos y de allí pudieron ir hacia Marsella, en la denominada zona no ocupada de Francia, donde se concentraron muchas personalidades vascas –como Santiago Aznar o Juan de los Toyos– a la espera de partir en barco hacia un nuevo exilio. Otros, como el jeltzale Pedro Basaldúa o el propio Juan Gracia, no tuvieron tanta suerte y, tras salir del París hacia el sur para escapar de los alemanes, fueron rebasados por éstos y tuvieron que volver a la capital francesa.

Juan Gracia, a falta de posibilidades de coger un medio de transporte, tuvo que salir de París junto con su esposa, Áurea Pérez, a pié. Pedro Basaldua recoge así ese angustioso momento de la salida de la capital francesa el 11 de junio de 1940:

Impresiona la salida de la capital. Millares y millares de personas la abandonan en coche, en carro, en bicicleta y muchos, muchísimos, a pie, llevando sobre sus hombros paquetes, hatos, maletas…Los alrededores de las estaciones están intransitables290.

El matrimonio Gracia-Pérez anduvo durante una semana por las carreteras, día y noche, lle-gando a recorrer casi 200 kilómetros, alimentándose únicamente de poco más que de agua y azúcar. Una vez rebasados por las tropas alemanas, que ya habían tomado París y se dirigían en

288 El Liberal, 31-03-1937.289 Iñaki Anasagasti (dir.), El Primer Gobierno Vasco. La Gestión Civil del Primer Gobierno Vasco 1936-1937, Bilbao, Gobierno Vasco, 1986, p. 239.290 Pedro de Basaldúa, Con los alemanes en París, Buenos Aires, Editorial vasca Ekin, 1943, p. 36.

Page 139: Juan Gracia Colás (1891-1941)

su avance imparable hacia el sur de Francia, no les quedó otro remedio que desandar sus pasos y volver a la capital francesa. En esa angustiosa vuelta la enfermedad del consejero Gracia se fue agravando:

Juan creía que se quedaba en el camino, en uno de los momentos se puso muy mal, no podía andar. Sólo teníamos de compañeros a los cuervos que esperaban poder cogerlo. No sé cómo pude hacerlo, y ya lo pude levantar en una de las veces y echó a andar y así llegamos a casa291.

El 22 de junio, Francia firmó un armisticio con Alemania por el cual se establecía una “zona ocupada”, al norte y oeste del país, y una “zona libre”, en el sur y en el este, en la que se insti-tuyó un gobierno colaboracionista presidido por el mariscal Petain. En la zona ocupada, donde se hallaba encuadrada París, la Gestapo con la colaboración de la policía franquista española, se dedicó a la persecución de los refugiados antifranquistas, con el peligro de ser llevados a los campos de concentración nazis o ser extraditados a España. Este último fue el caso del presi-dente de la Generalitat, Lluis Companys, o del socialista bilbaíno Julián Zugazagoitia, ex mi-nistro de Gobernación de la República, fusilados luego292. Pedro Basaldúa, también refugiado en el París ocupado, cuenta cómo la policía recorría los domicilios de los refugiados españoles que se habían ausentado de París y cómo, ante la amenaza que suponía la presencia en la capital francesa de miembros de la Dirección General de Seguridad española, tenían que abandonar el domicilio habitual y dormir en distintos lugares293. Suponemos que, a pesar de su delicado estado de salud, Juan Gracia debió tomar las mismas precauciones para no ser detenido en esas redadas dadas sus altas responsabilidades en el Gobierno Vasco.

Juan Gracia tuvo oportunidad de salir de París hacia la zona libre en los meses siguientes. Pedro Basaldúa narra cómo una persona, que hacía las veces de enlace entre los vascos refugiados en Marsella y los de París, les ofreció salir inmediatamente hacia la ciudad mediterránea a él y a otras dos personas, Juan Gracia entre ellas. Tanto Basaldúa como Gracia tuvieron que decli-nar la proposición por la imposibilidad de liquidar y preparar las cosas en tan escaso plazo de tiempo294.

Basaldúa consiguió pasar a Marsella en diciembre, sin embargo, Juan Gracia no pudo. Su es-posa narraba cómo a pesar de su estado de salud se mantuvo en su puesto en todo momento durante los meses siguientes intentando ayudar a más gente. Falleció el 1 de abril de 1941, un día después de haber cumplido los 53 años, rodeado de su esposa y los escasos amigos que en París le quedaban.

Pocos días después, el 8 de abril, un grupo de vascos católicos residentes en París celebraron una misa en la Parroquia de la Anunciación de Passy, “a la memoria de un Ministro del Gobier-

291 Declaraciones de Áurea Pérez Echevarría, viuda de Juan Gracia, recogidas por Iñaki Anasagasti.292 Juan Carlos Jiménez Aberasturi, De la derrota a la esperanza…op. cit., pp. 281-282.293 Pedro de Basaldúa, Con los alemanes en París…, op. cit., pp. 107-109 y 126.294 Ibidem, pp. 131-133. El enlace quedó en volver a buscar a Basaldúa y Gracia en ocho días. No pudo ser puesto que en el intento de cruzar la línea de demarcación el grupo comandado por este personaje fue interceptado por los alemanes.

140

Page 140: Juan Gracia Colás (1891-1941)

141

no de Euzkadi cuya bondad, rectitud de conciencia y solicitud por los refugiados le hicieron acreedor a nuestro común sentimiento de respetuoso afecto295”.

Su partido, el PSOE, una vez que Francia fue liberada, pudo recordarle como se merecía en las páginas de El Socialista el 1 de marzo de 1945 a través de una completa necrológica296. El Gobierno Vasco, por su parte, en el séptimo aniversario de su muerte, en 1948, realizó una ofrenda floral ante su sepultura con la presencia de su viuda y el Lehendakari Aguirre297.

Áurea Pérez, que siguió residiendo en París, contó siempre con el reconocimiento y ayuda del Gobierno Vasco. El 25 de febrero de 1946 fue invitada por Jesús María Leizaola para integrar una comisión formada por señoras que habían de encargarse del reparto de los donativos re-mitidos por los vascos residentes en América298. Áurea agradeció y aceptó el requerimiento con entusiasmo, encantada de ser útil para el Gobierno Vasco.299

El 20 de enero de 1949, Aúrea se dirigió por carta al Lehendakari para solicitar ayuda pues se encontraba con serias dificultades económicas. Sus bienes los había vendido años antes para pagar la atención sanitaria de su marido y su posterior sepelio, por lo que se encontraba sin recursos y sólo contaba con la pensión que le había asignado el Gobierno Vasco en mayo de 1946. Además, tenía dificultades para encontrar trabajo debido a su edad y a su desconocimien-to del idioma francés. El Lehendakari atendió de inmediato su requerimiento, considerándolo muy justo y prometiendo tratar su caso en la siguiente reunión del Gobierno Vasco300.

En 1956, en el seno del Congreso Mundial Vasco, José Antonio Aguirre, haciendo balance de los 20 años de gestión del Gobierno Vasco, tuvo unas emotivas palabras para recordar a Juan Gracia y valorar su trayectoria como consejero:

Y ese otro hombre que he citado, Gracia. Entero hombre. También por sus manos pa-saron grandes cantidades, también, como Torre, contó con mi total y absoluta confianza personal, que es la única manera que yo he entendido que se puede gobernar en este mun-do. Confiando en los hombres, y dejando a su propia conciencia el sentido de su propia responsabilidad.

Murió Gracia. ¿Qué dejó? Su pobre viuda, también a nuestro auxilio, cobrando mísera pensión de nuestro Gobierno. ¿Queréis que Gracia dé un recibo de actuación? Para mí éste es el recibo, exactamente como Torre, como Espinosa, más grande que puede darse. Ante él también me inclino301.

295 Archivo de la Familia de Santiago Aznar.296 El Socialista, 1-03-1945.297 Oficina Prensa Euzkadi, 1-04-1948.298 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Departamento de Presidencia. Secretaría General (Pa-rís), Correspondencia General. Correspondencia-G. Leg. 65 Núm. 01.299 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Departamento de Presidencia. Secretaría General (Pa-rís), Correspondencia. Leg. 399 Núm. 08.300 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Departamento de Presidencia. Secretaría General (Pa-rís), Correspondencia General. Correspondencia-G. Leg. 65 Núm. 01.301 José Antonio de Aguirre, Veinte años de gestión del Gobierno Vasco (1936-1956), Durango, Leopoldo Zugaza, 1978, p. 114.

Page 141: Juan Gracia Colás (1891-1941)

142

En abril de 1964, Áurea solicitó ayuda de nuevo al Gobierno Vasco para renovar la sepultura de su marido por un período de 30 años, plazo al que le habían obligado a renovar las autori-dades parisinas. El ya Lehendakari Leizaola, por supuesto, aceptó de inmediato la petición de la viuda de Juan Gracia, en espera de que hubiera un pronto retorno de sus restos mortales a Euskadi302.

Áurea Pérez volvió al País Vasco por primera vez desde su partida en la guerra civil a finales de los años 70. Entre otras cosas, se entrevistó con Carlos Garaikoetxea, por entonces presidente del Consejo General Vasco, e inició un expediente en el Ayuntamiento de Bilbao para que se le reconociera a su marido el tiempo que estuvo separado de su puesto como investigador de contribuciones a causa de la depuración político social que llevaron a cabo los franquistas en el consistorio bilbaíno303. Poco tiempo después, Áurea se instalaría definitivamente en la capital vizcaína, donde falleció.

302 EAH/AHE, Fondo Archivo Histórico del Gobierno Vasco, Fondo Departamento de Presidencia. Secretaría General (Pa-rís), Correspondencia General. Correspondencia-G. Leg. 65 Núm. 01.303 El 2 de agosto de 1937 había sido destituido de su puesto –depurado– por las autoridades franquistas bilbaínas. BFA/AFB, Municipal, Bilbao 10ª 75/200.

Page 142: Juan Gracia Colás (1891-1941)

143

CONCLUSIONES

Como decíamos en la introducción, este trabajo tenía el objetivo primordial de responder a la pregunta de quién fue Juan Gracia Colás y qué méritos tenía acumulados para ser nombrado como uno de los tres representantes socialistas en el Gobierno Vasco. Además de ello, era también nuestra finalidad conocer la gestión que llevó a cabo como Consejero de Asistencia Social tanto en Euskadi como en Francia.

En primer lugar, hay que definir a Juan Gracia como un socialista prototípico bilbaíno. De familia inmigrante, vivió en los “barrios altos” de la capital vizcaína, el granero de votos del so-cialismo en la Villa. Allí, tomó contacto desde muy joven con la realidad obrera y con la doctri-na socialista y sus principales tribunos. Ejemplo de ello es su ingreso en la Juventud Socialista en el momento de su creación en 1904, donde conoció a los líderes socialistas Tomás Meabe o Indalecio Prieto, algunos años mayores que él. A la Juventud le siguió cuatro años más tarde el ingreso en el propio PSOE con la edad mínima legal permitida, los 16 años, lo que nos habla nuevamente de su temprano y fuerte vínculo con el socialismo.

Gracia debió destacar de entre sus compañeros tempranamente por su elocuencia, pues desde su primera intervención recogida por la prensa, en 1913, su presencia se hizo más que frecuen-te en mítines, reuniones, conferencias o actos organizados por el PSOE por toda la geografía vizcaína, donde siempre tomaba la palabra. Se convirtió, por tanto, en un activo propagandista de las ideas socialistas y societarias. En este sentido, Gracia destacó por su constante labor en pro de la constitución de cooperativas y sociedades de socorro obrero.

Juan Gracia participó de forma activa en la huelga general de agosto de 1917, como se des-prende del hecho de que fuera detenido días después en Portugalete por su implicación en aquella acción junto a su esposa, Áurea, a quien conoció en el seno de la familia socialista.

Su figura en el seno del socialismo vizcaíno en general, y bilbaíno en particular, debió ser muy destacada, pues en 1919 acudió al V Congreso de las Juventudes Socialistas como representan-te de la agrupación vizcaína, participando activamente en los debates. De la misma forma, ese prestigio personal le sirvió para integrar la lista electoral socialista a las elecciones municipales de 1920, logrando acceder al Ayuntamiento como concejal entre 1920 y 1923.

Su actuación en el Consistorio estuvo marcada por un compromiso claro con la mejora de las condiciones de vida de las clases trabajadoras cuando ejerció el cargo de teniente de alcalde 1º, mientras que cuando estuvo en la oposición se convirtió en un concejal que atacó muy dura-mente al gobierno municipal.

Uno de los aspectos originales de la biografía de Gracia es un implicación dentro del movi-miento esperantista, una vinculación que fue muy temprana y que le permitió conocer a diver-sas personalidades y viajar por el extranjero. Así, cabe destacar el viaje que realizó al Congreso

Page 143: Juan Gracia Colás (1891-1941)

144

esperantista de Viena de 1924, que le marcó profundamente al conocer otras experiencias socialistas fuera de España.

Su actividad política durante la II República estuvo fuertemente vinculada, de nuevo, a la actividad propagandística, pues se recorrió toda la geografía vizcaína pronunciando mítines y conferencias en pro de las candidaturas izquierdistas. Es en esa época, además, cuando entró a formar parte de la plantilla de empleados municipales del Ayuntamiento de Bilbao.

Tras la sublevación franquista, Juan Gracia se puso manos a la obra en la defensa del régimen republicano, por lo que participó en la Junta de Defensa de Vizcaya dentro del Departamento de Asistencia Social que encabezaba el anarquista Pablo Valle. Esa experiencia sería fundamen-tal para Gracia, pues pudo ver de primera mano la magnitud de la tarea que tenían por delante.

Desconocemos el proceso de discusión interna dentro del PSOE para la elección de sus re-presentantes en el Gobierno Vasco, pero debieron tener muy en cuenta las aptitudes de Gracia como propagandista de las ideas socialistas y como promotor de sociedades obreras, además de su buen papel como concejal en el Ayuntamiento de Bilbao. También pudo pesar que, como hemos dicho, ya estaba trabajando en el Departamento de Asistencia Social la Junta de Defen-sa de Vizcaya y conocía el trabajo previo realizado.

Durante la época de la guerra civil en Euskadi, la gestión de Gracia estuvo marcada por los valores progresistas y el humanitarismo. Su Departamento centró su actuación en varios fren-tes; el más importante de todos fue la atención a los refugiados, a los que se les facilitó comida y alojamiento a través de la instalación de comedores y la habilitación de refugios colectivos. Por otra parte, la atención a la población infantil fue otro de los campos en los que Asistencia Social centró su labor; para que los niños se abstrajeran de la coyuntura bélica se crearon diver-sas instituciones como la Casa de Huérfanos de Milicianos o las Permanencias Infantiles. Por último, la Consejería de Asistencia Social se ocupó de los colectivos más sensibles para los que creó instituciones en su beneficio, como las embarazadas, los ciegos, etc.

También con el fin de preservar a los niños y niñas de los perjuicios de la guerra, el Departa-mento de Asistencia Social organizó las expediciones infantiles al extranjero, a los que buscó alojamiento en diversos países europeos.

Con el objetivo de mejorar las condiciones de evacuación y buscar refugios, barcos y apoyo ins-titucional para los refugiados vascos, Juan Gracia viajó a París en mayo de 1937 enviado por el Gobierno Vasco. En la capital francesa le sorprendió la caída de Bilbao y, aunque quiso volver a España a reunirse con sus compañeros de gabinete, recibió órdenes de permanecer en París.

Poco tiempo después recibió el nombramiento, por parte del Lehendakari Aguirre, de Dele-gado del Gobierno Vasco en París. La causa vasca entraba en una nueva fase tras la caída de Bilbao y se necesitaba la más alta representación en Francia para tratar de buscar apoyos entre las autoridades, instituciones y formaciones políticas francesas.

A nuestro juicio, su papel como Delegado del Gobierno Vasco en París pronto dejaría de te-ner efectos prácticos, puesto que el Lehendakari Aguirre pasó largas temporadas en la capital francesa realizando gestiones políticas a pesar de que a partir de octubre de 1937 la sede oficial del Gobierno Vasco se situó en Cataluña. Por lo tanto, Gracia se centró en su labor al frente de Asistencia Social.

Así como había sucedido en Euskadi, la labor de Gracia en Francia estuvo marcada por un alto grado de humanitarismo. Su principal objetivo fue el dar comida y alojamiento a los refu-giados vascos, por lo que estableció una red de establecimientos distribuidos por el país galo

Page 144: Juan Gracia Colás (1891-1941)

145

sostenidos y controlados por su Departamento. Asimismo, creó un fichero con los datos y localización de cada uno de los refugiados para posibilitar el contacto con las familias.

A pesar de que el Gobierno Vasco se trasladó a Cataluña, Gracia se ocupó casi exclusivamente de la atención de la Asistencia Social en Francia, no trasladándose a Barcelona nada más que cuando su presencia se hacía imprescindible. La tarea de la atención a los refugiados en Cata-luña recayó en Juan de los Toyos y, ocasionalmente, en Santiago Aznar.

Con el final de la Guerra Civil, el Gobierno Vasco emprendió una nueva fase en el exilio mar-cada por la falta de liquidez, por lo que procedió a reformar la estructura y alcance del ejecuti-vo. A este hecho se unió el inicio de la Segunda Guerra Mundial, por lo que las competencias de Juan Gracia fueron poco a poco menguando debido al progresivo cierre de los refugios de-pendientes de Asistencia Social y a la progresiva salida de los mismos de los refugiados vascos.

Juan Gracia y sus compañeros socialistas en el Gobierno Vasco, Santiago Aznar y Juan de los Toyos, no tuvieron una relación fácil con la dirección de su partido. Los constantes rumores existentes sobre el entreguismo de los consejeros socialistas a la doctrina nacionalista y las constantes quejas hacia su actuación hicieron que fueran vistos por el CCSE con cierto recelo. El encaje de los consejeros dentro del socialismo vasco en el exilio se intentó solucionar a co-mienzos de 1939, pero malentendidos entre la dirección del máximo organismo del socialismo vasco y los consejeros socialistas hizo que la relación fuera turbia de nuevo.

En la crisis del Gobierno Vasco, la denominada “crisis de la obediencia vasca”, Juan Gracia se situó del lado más proclive al reconocimiento de Euskadi como entidad nacional y a la decla-ración del socialismo vasco como “partido nacional” para que actuase con autonomía frente al PSOE en los temas que afectasen al País Vasco, aunque sin romper en ningún momento con ellos. Ello le enfrentó de nuevo con la dirección del CCSE y con otros miembros de su partido.

La trágica peripecia vital de Juan Gracia – unida a otros factores – provocó que su figura que-dara en el olvido y que nadie se preocupara de reivindicar su memoria y su gestión al frente del Departamento de Asistencia Social.

Page 145: Juan Gracia Colás (1891-1941)
Page 146: Juan Gracia Colás (1891-1941)

147

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

Archivos citados:— Archivo de la familia de Santiago Aznar

— Archivo Foral de Bizkaia – Bizkaiko Foru Agiritegia (AFB/BFA)

— Archivo Histórico de Euskadi – Euskadiko Artxibo Historikoa (AHE/EAH)

— Archivo Histórico Diocesano de San Sebastián – Donostiako Elizbarrutiko Artxibo Histo-rikoa (AHDSS/DEAH)

— Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia – Bizkaiko Elizaren Histori Artxiboa (AHEB/BEHA)

— Archivo Municipal de Bilbao – Bilboko Udal Artxiboa (AMB/BUA)

— Centro de Documentación de la Memoria Histórica (CDMH)

— Sabino Arana Fundazioa (SAF)

FuentesHemerográficas:— ABC. Madrid.

— DiarioOficialdelPaísVasco.

— El Liberal. Bilbao.

— El Noticiero Bilbaíno. Bilbao.

— El Socialista. Madrid y París.

— Euzkadi. Barcelona.

— Euzkadi. Bilbao.

— La Lucha de Clases. Bilbao.

— La Suno Hispana. Madrid.

— La Vanguardia. Barcelona.

— OficinaPrensaEuzkadi. París.

— Renovación. Madrid.

Page 147: Juan Gracia Colás (1891-1941)

148

Bibliografía:

— agirreazkuenaga, Joseba (dir.), Bilbao desde sus alcaldes. Vol. II: 1902-1937, Bilbao, Ayun-tamiento de Bilbao, 2003.

— agirreazkuenaga, Joseba (dir.), DiccionariobiográficodelosparlamentariosdeVasconia(1876-1939), Vitoria, Parlamento Vasco, 2007, 3 vols.

— aguirre, José Antonio de, VeinteañosdegestióndelGobiernoVasco (1936-1956), Durango, Leopoldo Zugaza, 1978.

— alonso carballés, Jesús J., 1937: LosniñosvascosevacuadosaFranciayBélgica, Bilbao, Aso-ciación de niños evacuados el 37, 1998.

— anasagasti, Iñaki (dir.), ElPrimerGobiernoVasco,Bilbao, Gobierno Vasco, 1986, 3 vols.

— anasagasti, Iñaki, LlámameTelesforo, Tafalla, Txalaparta, 2006.

— anasagasti, Iñaki y SAN SEBASTIÁN, Koldo, Los años oscuros. El Gobierno Vasco-El exilio (1937-1941), San Sebastián, Txertoa, 1985.

— arrien, Gregorio, ¡Salvadalosniños!HistoriadelexiliovascoenGranBretaña,1937-1940, Bil-bao, Sabino Arana Fundazioa, 2014.

— arrien, Gregorio y goiogana, Iñaki, Elprimerexiliodelosvascos.Cataluña1936-1939, Bar-celona, Fundación Sabino Arana, 2002.

— avilés farré, Juan, La izquierda burguesa y la tragedia de la II República, Madrid, Comunidad de Madrid, 2006.

— basaldúa, Pedro de, ConlosalemanesenParís, Buenos Aires, Editorial vasca Ekin, 1943.

— cabezas, Octavio, IndalecioPrieto.Socialistayespañol,Madrid, Algaba, 2005.

— comonte santamaría, Ángel, JuandelosToyosGonzález.Biografíadeunpequeñogranhombre, Bilbao, Fundación Juan de los Toyos, 2010.

— delgado, Ander, “Rafael Picavea Leguía: Guerra Civil y exilio de un industrial y político vasco (1936-1946)”, SanchoelSabio, 34 (2011), pp. 79-103.

— díaz morlán, Pablo, HoracioEchevarrieta1870-1963.Elcapitalistarepublicano, Madrid, LID, 1999.

— díaz morlán, Pablo, HoracioEchevarrieta,empresariorepublicano, Bilbao, Muelle de Uribitar-te, 2011.

— DiccionarioBiográficodelSocialismo Español, Fundación Pablo Iglesias, recurso electrónico.

— eguiguren, Jesús,ElPSOEenelPaísVasco(1886-1936), San Sebastián, Haranburu, 1984.

Page 148: Juan Gracia Colás (1891-1941)

149

— eguiguren, Jesús, Elsocialismoylaizquierdavasca1886-1994, Madrid, Editorial Pablo Igle-sias, 1994.

— estruch, Joan, HistoriadelPCE(1920-1939), Barcelona, El Viejo Topo, 1978.

— fusi, Juan Pablo , PolíticaobreraenelPaísVasco(1880-1923), Madrid, Turner, 1975.

— fusi, Juan Pablo, ElPaísVasco.Pluralismoynacionalidad, Madrid, Alianza, 1984.

— fusi, Juan Pablo, ElPaísVasco1931-1937.Autonomía,Revolución,GuerraCivil, Madrid, Biblio-teca Nueva, 2002.

— garcía abad, Rocío, Historias de emigración. Factores de expulsión y selección de capital humano en laemigraciónalaRíadeBilbao(1877-1935), Bilbao, UPV/EHU, 2004.

— garcía merino, Luis Vicente, La formación de una ciudad industrial. El despegue urbano de Bil-bao, Oñate, IVAP, 1987.

— garrido yerobi, Iñaki y lekuona iluldain, Aitziber , Las raíces del árbol del exilio. Las biografías de los consejeros del primer Gobierno de Euzkadi, Oñati, IVAP, 2006.

— gil pecharromán, Julio, La Segunda República, Madrid, Historia 16, 1999.

— gonzález de durana, Javier, Tomás Meabe. Una puñalada luminosa en la sombra, Bilbao, Muelle de Uribitarte, 2011.

— gonzález quintana, Antonio y martín nájerA, Aurelio, Apuntes para la historia de las juventudes socialistas de España, Madrid, Fundación Pablo Iglesias, 1983.

— gonzález quintana,, Antonio, “La primera organización de jóvenes proletarios espa-ñoles: las juventudes socialistas de España o el fracaso de una alternativa juvenil de clase (1903-1921)”. Studia histórica. Historia Contemporánea, 5 (1987), pp. 21-46.

— granja sainz, José Luis de la, El oasis vasco. El nacimiento de Euskadi en la República y la Guerra Civil, Madrid, Tecnos, 2007.

— granja sainz, José Luis de la, NacionalismoyIIRepúblicaenelPaísVasco.Estatutosdeauto-nomía,partidosyelecciones.HistoriadeAcciónNacionalistaVasca:1930-1936, Madrid, Siglo XXI, 2008.

— granja sainz, José Luis de la, El Lehendakari Aguirre y sus Gobiernos, Vitoria, Gobierno Vasco, 2010.

— ibáñez, Norberto y pérez, José Antonio, FacundoPerezagua.ElprimerlíderobrerodeBizkaia(1860-1935), Bilbao, BBK, 2003

— ibáñez, Norberto y pérez, José Antonio, OrígenesydesarrollodelsocialismoenelPaísVasco(1890-1936), Bilduma, 19 (2005), pp. 7-184.

— jiménez aberasturi, Juan Carlos , De la derrota a la esperanza: políticas vascas durante la Segun-daGuerraMundial(1937-1947), Oñati, IVAP, 1999.

— larronde, Jean-Claude , Exilio y solidaridad. La Liga Internacional de Amigos de los Vascos, Villefranque, Bidasoa, 1998.

Page 149: Juan Gracia Colás (1891-1941)

150

— louzao, Joseba, Soldados de la fe o amantes del progreso. Catolicismo y modernidad en Vizcaya (1890-1923), Logroño, Genueve ediciones, 2012.

— luis martín, Francisco de, “Aproximación al esperantismo socialista en España (1906-1936)”, Aula:RevistadePedagogíadelaUniversidaddeSalamanca, 7 (1995), pp. 243-257.

— mees, Ludger (coord.), Lapolíticacomopasión.ElLehendakariJoséAntonioAguirre(1904-1960), Madrid, Tecnos, 2014.

— Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, Bilbao, 1937.

— miralles, Ricardo, El socialismo vasco durante la II República, Bilbao, UPV/EHU, 1988.

— miralles, Ricardo, IndalecioPrieto.Textosescogidos, Llanera, Junta General del Principado de Asturias, 1999.

— penche, Jon, RepublicanosenBilbao(1868-1937), Bilbao, UPV/EHU, 2010.

— penche, Jon, AlfredoEspinosaOrive(1903-1937).UnrepublicanoalserviciodeEuskadi, Bilbao, Gobierno Vasco, 2012.

— robles egea, Antonio, “La Conjunción Republicano-Socialista”, en Santos Juliá, El socia-lismoenEspaña:desdelafundacióndelPSOEhasta1975, Madrid, Fundación Pablo Iglesias, 1986, pp. 109-130.

— robles egea Antonio, “La Conjunción Republicano-Socialista: una síntesis de liberalismo y socialismo”, Ayer, 2004, nº 54, pp. 97-127.

— rubiralta i casas, Fermí, UnpanaderosocialistaenGobiernoVasco.BiografíapolíticadePaulinoGómezBeltrán(1892-1963), San Sebastián, Hiria, 2014.

— san sebastián, Koldo, Elfuegodelautopía.BiografíadeSantiagoAznarSarachaga.PrimerCon-sejero de Industria del Gobierno Vasco, Vitoria, Gobierno Vasco, 2001.

— talasac, Ramón y AZCONA, José Manuel, Latribunade“ElSitio”.125añosdeexpresiónlibreenBilbao(1875-2000), Ansoain, Sociedad El Sitio, 2001.

— urquijo, Mikel, “La huelga de agosto de 1917 en Vizcaya”, Cuadernos de Sección. Histo-ria-Geografía, 1988, nº 10, págs. 182-192.

— zabala allende, Federico, ElGobierno deEuzkadi y su labor legislativa 1936-37, Oñati, IVAP, 1986.

Page 150: Juan Gracia Colás (1891-1941)

Archivofotográfico

El consejero Juan Gracia en su despacho. Archivo de la familia de Santiago Aznar.

151

Page 151: Juan Gracia Colás (1891-1941)

152

El consejero Gracia en su despacho. Fondo Bidasoa, Archivo Histórico de Euskadi.

El Lehendakari Aguirre con los consejeros Aznar, Torre, Toyos y Gracia. Fondo Bidasoa, Archivo Histórico de Euskadi.

Page 152: Juan Gracia Colás (1891-1941)

153

El consejero Gracia en su despacho. Fondo Bidasoa, Archivo Histórico de Euskadi.

El Lehendakari Aguirre con los consejeros Espinosa y Gracia. Fondo Bidasoa, Archivo Histórico de Euskadi.

Page 153: Juan Gracia Colás (1891-1941)

154

Consejo del Gobierno Vasco en la Diputación Foral de Bizkaia. La Sanidad Militar en Euzkadi, 1937.

Toma de posesión del Gobierno Vasco. Fondo Bidasoa, Archivo Histórico de Euskadi.

Page 154: Juan Gracia Colás (1891-1941)

155

Toma de posesión del Gobierno Vasco. Gracia se encuentra detrás del Lehendakari Aguirre. Fondo Bidasoa, Archivo Histórico de Euskadi.

Page 155: Juan Gracia Colás (1891-1941)

156

Alojamiento de Asistencia Social en la calle Doctor Areilza. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Alojamiento de Asistencia Social en la calle Berastegi. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Page 156: Juan Gracia Colás (1891-1941)

157

Alojamiento de Asistencia Social en la plaza Moyua. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Alojamiento de Asistencia Social en la calle Capo Volantín. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Page 157: Juan Gracia Colás (1891-1941)

158

Servicio de Asistencia Maternal de Asistencia Social en la calle Campo Volantín. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Servicio de Asistencia Maternal de Asistencia Social en la calle Campo Volantín. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Page 158: Juan Gracia Colás (1891-1941)

159

Servicio de Asistencia Maternal de Asistencia Social en la calle Campo Volantín. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Casa de convalecientes de Asistencia Social en la calle Fontecha y Salazar. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Page 159: Juan Gracia Colás (1891-1941)

160

Casa de Reposo de Asistencia Social en Begoña. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Casa de Salud Infantil de Zaratamo. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Page 160: Juan Gracia Colás (1891-1941)

161

Casa de Salud Infantil de Zaratamo. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Comedor de Asistencia Social. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Page 161: Juan Gracia Colás (1891-1941)

162

Permanencia Infantil de Asistencia Social. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Comedor de Asistencia Social. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Page 162: Juan Gracia Colás (1891-1941)

163

Permanencia Infantil de Asistencia Social. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Permanencia Infantil de Asistencia Social. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Page 163: Juan Gracia Colás (1891-1941)

164

Permanencia Infantil de Asistencia Social. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Permanencia Infantil de Asistencia Social. Memoria de la labor realizada por el Departamento de Asistencia Social, 1936. Archivo Histórico de Euskadi.

Page 164: Juan Gracia Colás (1891-1941)

165

Refugio de Asistencia Social en Narbonne (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Refugio de Asistencia Social en Narbonne (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Page 165: Juan Gracia Colás (1891-1941)

166

Refugio de Asistencia Social en Narbonne (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Refugio de Asistencia Social en Narbonne (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Page 166: Juan Gracia Colás (1891-1941)

167

Refugio de Asistencia Social en Orthez (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Refugio de Asistencia Social en Orthez (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Page 167: Juan Gracia Colás (1891-1941)

Refugio de Asistencia Social en Orthez (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Refugio de Asistencia Social en Saint Ettienne (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

168

Page 168: Juan Gracia Colás (1891-1941)

Refugio de Asistencia Social en Nanterre (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Refugio de Asistencia Social en Nanterre (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

169

Page 169: Juan Gracia Colás (1891-1941)

170

Refugio de Asistencia Social en Nanterre (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Refugio de Asistencia Social en Dax (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Page 170: Juan Gracia Colás (1891-1941)

171

Refugio de Asistencia Social en Dax (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Refugio de Asistencia Social en Noyon (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Page 171: Juan Gracia Colás (1891-1941)

172

Refugio de Asistencia Social en Noyon (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Refugio de Asistencia Social en Marchin (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Page 172: Juan Gracia Colás (1891-1941)

173

Refugio de Asistencia Social en Marchin (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Refugio de Asistencia Social en Marchin (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Page 173: Juan Gracia Colás (1891-1941)

174

Refugio de Asistencia Social en Marchin (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Refugio de Asistencia Social en Enghien (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Page 174: Juan Gracia Colás (1891-1941)

175

Refugio de Asistencia Social en Enghien (Francia). Archivo Histórico de Euskadi.

Page 175: Juan Gracia Colás (1891-1941)