juan emar - umbral - tercer pilar - san agustín de tango

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CRITORES ,E VI 4R

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"Umbral""Tercer pilar: San Agustín de Tango"deJuan Emar (http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Emar)

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CRITORES

,E VI

4 R

JUAN EMAR UMBRALTERCER PILAR SAN ACUSTiN DE TANGO

Colecn'dn Essnitores de Chile

0 DIRECCION DE BIBLIOTECAS, ARCHIVOS Y MUSEOS, 1996 Inscripci6n N 83.066 ISBN 956-244046-X

ISBN 956-24.4043-5 Derechos exclusivos reservados para todos 10s paises (Autor:Juan Emar) Directora de Bibliotecas, Archivos y Museos y Representante Legal Sra. Marta Cruz-Coke Madrid Director del Centro de Investigaciones Diego Barros Arana y Director Responsable Sr. Alfonso Cakier6n Squadrilto Coordinadora del Centro de InvestigacionesDiego Barros Arana Sra. Chietla Qeda Bmgm Edici6n General Sr. Pedro Pd~l0 e p s Blachet Z Producci6n Editorial Sr. Marcel0 Rojm Vhsqua Colaboraron en la Edici6n Sr. Thomas G. Harris Espino.sa Sr. Ricardo Ikcbell Silva Srri. Cecilin Gambori Miiio Reproducci6n Ilustraciones Sra. Ckiudia Tatin Ii b

Ediciones de la Direcci6n de Bibliotecas, Archivos y Museos Av. Libertador Bernard0 OHiggins NQ 651 Telifono: 6338957. Fax: 6381975 Santiago. Chile

IMPRESO EN CHILE/PRINTED IN C H I L E

ESCRITORES DE CHILE VI11

TERCER PILAR SAN AGUST~NDE TANGO

R I B 1 1071 C A \ I \ R C H I V O F Y MlSEOS

CENTRO DE INVESTIGACIONES DTEGO BARROS ARANA

TOM0 I

Aiio de 1929

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San Agustin de Tango ... Vuelvo aver esta ciudad con verdadera emoci6n. Es francamente hermosa. Sobre ella se ciernen 10s recuerdos de 10s dias pasados con Isabel. iQue se vayan! No quiero recuerdos de ninguna especie, quiero una nueva vida, que todo sea novedad para mi. Sobre esta vida estarfi..., estarfi -lo espero- Marul Carampangue. Tengo un pequefiito departamento, en el N2 de ra plazoleta Fray Tomate, 3erpiso. En el 2 -iqui suerte!- vive Lorenzo Angol. En el sal6n-escritorio hay un balc6n ochavado que mira sobre el rio Santa Bfirbara y sobre la plazoleta. jMagnifica vista! A mis pies, el Muelle de la Sotana,junto a1 rio. Del otro lado, en la ribera izquierda, el Paseo del Corderito Pascual, a1 que dan, aqui a mi lado, el Hotel Santa Quiteria, donde se alojaJacqueline; la tienda del chino Pey y, m5s lejos, la casa del chino Fa. Dos chinos; no creo que 10s haya mas en esta ciudad. El puente de 10s Concilios Ecuminicos me une con todo ese lado. Algo a mi derecha, en esta ribera del rio, veo el techo del taller de Rubin de Loa; a1 frente y lejos, diviso la vieja casa de Baldomero Lonquimay. Ypara todas partes, entre el didalo de calles interminables, iSan Agustin de Tango! Ahora, afirmado en el balcbn, siento una sensaci6n de espera,de idto!, de poco a poco. ?Qui. me ocultar5 esta ciudad? En cada rinc6n y en cada esquina presiento un misterio. A ellos irk per0 ... -lo he dicho- poco a poco, sin idea preconcebida, dejfindome llevar por 10s hechos y por ... el viento. Luego anotari, anotari todo lo que ocurra, tanto a mi como a 10s dem5s. Quisiera poder juntar un alto de notas, notas que cayeran sin plan. Despuis hark como Lorenzo en La Cantera. Tri a La Torcaza y alli, en un rinc6n sombrio, como la Bbveda, las leeri, me empapari en ellas. Luego saldri a1 campo, a 10s cerros, tras un aguila. Cuando ista aparezca, muy alto, alzari la frente y me preguntare: .. ;Qui asuntos? Qiiiero decir la simultaneidad temporal y espacial. A menos mientras I10 1 estemos debidamente armados para ello. No soy miedoso, mi serior don Onofre Borneo, no lo soy. S lo fuera no podria de(5i carme a ista que es mi especialidad: la siembra del garbanzo. Subo a caballo y me voy p'or campos y serranias, me voy solo, solo. Cuesti6n del garbanzo, comprender5 usted. Vue11v o tarde, muy tarde, a las casas del fundo en que me hallo. Nunca he sentido miedo. Per0 nie voy a permitir pedirle que reflexione usted unos instantes: ,ev,-n

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de 10s animales. jSi, seiior, el paco! Bueno para de:fender a1 amo, como el paco, y con la fidelidad del paco, del policia cuando es fiel. Porqile siempre el paco es fiel con 10s suyos. I jBonita graci; ! jHasta yo y usted tambiCn! Per0 que se arrime otro que no sea el amo... jA ver, a ver! A rimesele usted, si, usted, compaiiero, a un perro ... El perro lo muerde y a r traicibn, a tr: iici6n. CompQrelo con el gat0 ... iEse es un animal noble! No tiene amos ni : I ~ VIVC en... en... en la internacional del amor de toos, de toos. I . -jSe conoce, seiior, que a usted no lo ha araiiado nunca un gato! I ._ _._..__ L_t n -: IO rciu didlid.. nor, me nan aranaao y mas que a usteu , se 1 - apucb~u! _ - - 31 UII g;dw ---.=a, dijiste, iiatoco? En qui. quedamos: ?gato o araiia? mgan con chistes malos! Dig0 que si un gat0 araiia no lo hace como el perro. ;a chistes, compaiiero! S i que 10s perros no araiian; 10s perros muerden. Muerden pa defender a1 amo, a1 amo que est5 detr5s. El gat0 arafia pa defender su integ ... gr.. grida personal como lo hace el hombre que es hombre y no 10s.. Un acordebn, un piano, un saxof6n, una bateria. Bailaron todos. Aquello ensordecia. En& dos acordes, todavia oi desde la mesa del gato: -e -jYa, hombre! jT6mese su trago, ser5 mejor! La mujer algo rubia, o tal vez otra mujer; si, es otra mujer la que canta ahora:1

jSoy ray0 de oro, la reina de apaches! 1501

Cuando una vieja, v iejisima, se veia que bajada recikn de la cama, con trenzas, vinc3 a una ponchera, a revolve1-lay a echarle nuevos tragos y pedazos de fruta ... jpedazos de fruta! Es esto algo inimaginable. Chispita entonces dijo... iPero c6mo! ?Chispita con nosotro s? iBien, Chispita queric10, te escucho! jHabla, Chispita! -La vida con trago, amigos, con harto trago, es la vida que c Ida tarde vuelve a empe:zar 2 ,. 1 1 1 1 . - ._ -1ioda con la expecrariva aei pzmorama, aei .inmenso parlor-armue & - J la noche que se aveciina. Cada tarde, a1 pedir el primer trago, todas las posibilidades se asientan y se sientan con uno en el bar, o en la mesa, o donde sea. me fueran a arrancar la venda mostr4ndome un enorme panorama. Algo asi > T -:I___CAI,. : I , - - & ~LICIILC- 1111. IVU. e . - ,..'.L: - ~: .Per0 ;qui. ~.-------I" I I ~ IL- ~ . -. ~ I L U I ~ LUI I ~ U ~ U DUIU I V uuc c s ~ d-u d r . - - .d -- hi- DUUC suultamen te que lo que iba a acontecer estaba encima de mi y que, por lo tanto, me iria a caer sob] re la cabeza, qu ebrarse encima de ella y cada pedazo penetrarme crPneo adentro y esparcirrse .. nor tndn e- cercnrn, r-- rnnns Ins nprvins v teiinns - " , r -riiernn PntPrn - - - P I ~ - - ~ 1 nacta " PYtrPmn - - - - -- - - - - - - - - nnr -_-_ , ~ - ~ - - nnr P I ~ de 10s dedos de 10s pies. Asi iria a esparcirse veloz y titilando, ieso es!, titilando como titilan todas las particulas del az6car en una taza de t t de Malaca. -jBien, amigo, muy bien! -exclam6 a1 punto Desiderio Longotoma, y yo quedi per plejo ante la coincidencia de tal exclamacibn. iC6mo! CSeguia ese hombre desde su diario el curso de mis ideas? Mirt. jNo! A su mesa habia llegado, sin que yo lo notara, el music6logo Silvestre Tongoy que terminaba iin relato en a n i ~ e l instante v nile 1.on~ntnma encnntraha sevilramente d e lo todo su gusto. Recogi entonces 10s ojos y 10s pas6 por la hamaca. Lonquimay no se veia. Tendido largo a largo se habia cubierto con 10s bordes de la tela semejando aquello una gigantesca hu mita suspendida en 10s aires. Per0 su presencia se adivinaba por una columna recta, fina de tabaco que se elevaba y se perdia entre las hojas de 10s alerces de Nicaragua. Nada seguian de mis pensamientos. jcoincidencias! Tanto la exclamaci6n del uno como el hum0 del otro, jcoincidencias!Volvi, pues, a caer de lleno en mi meditaci6n vacia azucar, t i de Malaca y una palabra sola, acaso un concepto: salvaje. Y el diablo, nuevamente, se llev6 a ambos hombres. Paz en el Zoo. Paz en 10s bichos del globo entero. Paz en si. Entonces mi mano derecha se dibuji, claramente ante mi vista. Tenia un terrbn de az6car entre el indice y el pulgar. Yo era, tenia que ser, una taza de t i de Malaca. La mano subia hasta encima de mi cr4neo y se detenia unos instantes. No soltaba el azucar. Volvia ante mis ojos. Volvia a subir. Nada soltaba. Volvia, volvia. Al frente, arriba. Ycuando estab arriba alguien me decia: -jAhora! jAdelante! iValor!

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Este alguien no era Desiderio Longotoma; no era tampoco Baldomero Lonquimay. El diablo, te repito, habia dado cuenta de ambos. Este alguien era y nada m5s. Sus voces de estimulo se dirigian a mi mano, a1 terrhn, a que mi mano soltara el terrbn, bruscamente, sobre mi cabeza. Y recuerdas tu el resto: el azlicar se disuelve en el ti, lo impregna entero a a1 disolverse, de modo que lo que hace un segundo eran dos es ahora uno solo ya que el azucar no es m5s solo sino azucar con ti, y ya que el t i no es m5s solo sino t i con azucar. De modo que si yo, o mi mano, soltaba el terr6n imaginario, dejaria i l de ser lo que era puesto que pasaria a ser i.1 m8s yo, y yo, por lo tanto, empezaria a ser otro, otro que hasta entonces nunca habia sido completamente, ya que seria yo m5s las particulas de 61. De ahi mi vacilaci6n para soltar. De ahi la voz -jahora, adelante, valor!-, voz que queria la realizaci6n del hecho, voz que no era, porque yo no queria, ni de Longotoma ni de Lonquimay. Onofre: paz en el Zoo y en todas partes a pesar de la voz. Deberia explicarte algo sobre el car5cter de esta voz. Una voz como cualquier sonido, no tiene que oirse forzosamente por 10s oidos. Quien quiera puede evocar una voz y oirla con la imaginacibn, oirla interiormente. Asi era mi voz en cuesti6n. Esto pasa todos 10s limites de lo simple; basta, pues, sobre el particular. Una voz, por lo general, dice algo. Es tambiin el cas0 de la mia y est5 ello tambiin m5s all5 de lo simple. Per0 toda voz que dice se extiende a lo largo del tiempo. Mi voz del Zoo, no. Era una voz permanente, est5tica. Pero no como un sonido uniforme sino lleno de un contenido, de una larga explicaci6n que no ocupaba tiempo pues permanecia totalmente presente como si la explicaci6n fuera visual, capaz de ser abarcada de una sola mirada. Asi era aunque la vista no entrara en ello para nada y su sensaci6n fuera exclusivamente auditiva. Pasemos, Onofre, a lo que ella contenia. Por cierto que aqui a1 hablarte, fuerza me ser5 recurrir a1 paso del tiempo. Per0 no olvides que lo que va a ocupar mucho tiempo en explickrtelo, era all5 en el Zoo instant5neo y permanente. Aqui est5 mi reloj: vamos a1 correr del tiempo. El contenido permanente y presente era: Los hombres cuando ven algo -una catedral o un perro- gustan, mLs que ver ese algo, ver otra cosa que les represente ese algo. Si yo quiero emocionarme hasta el ixtasis frente a la cordillera de 10s Andes debo mirar mi l5mpara o mi camisa y si en ellas logro ver la cordillera viene el ixtasis. El sueiio dorado de todo hombre culto es ver una catedral en cada perro y un perro en cada catedral. Por eso 10s hombres cultos proclaman que nada hay m5s all5 del simbolo. Recuerda, Onofre, lo que se ha dicho de unavitrina con corbatas y la cordillera; de la cordillera y la vitrina con corbatas. Victor Hugo lo sabia. Decia, m5s o menos: A la piel de la mujer le pedimos que sea de m5rmol; a1 marmol de la estatua, e sea de piel. Longotoma tambii.n lo sabe y, puesto que lo sabe, ha de saberlo a su vez Inquimay. Me preguntar5s t6 por qui. raz6n si uno de ellos lo sabe ha de saberlo el otro. Ahora ignoro. Per0 en aquel momento la voz lo decia y no me cabia duda alguna sobre el particu. Sigamos. Ambos saben que soy yo un hombre como cualquier otro y, puesto que me invitan a menudo a sus respectivas casas, que soy o pretend0 ser culto. Por lo tanto que, para que algo me emocione, me penetre, se me haga carne, debe d5rseme otra cosa que no sea ese algo. &s ahn: para que todo marche hasta la perfecci6n Gltima, saben que ojal5 yo mismo no sea yo mismo sino otra cosa que me evoque yo mismo ante mi. Por eso ahora yo soy, o me creo, o me simbolizo en una taza de t i de Malaca.

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Onofre: en una taza de t i legitim0 de Malaca cae un terr6n de azucar. De ahi la visi6nde mi mano suspendiindose sobre mi cabeza para dejar caer un terr6n. El terr6n se deshace. Aqui por 16gica,all5 en el Zoo por presencia evidente, si el t i era yo -es decir, se habia cambiado-, el azficar se cambiaria a su vez, seria otra cosa. Esta cosa caeria, entraria en mi y me impregnaria enter0 titilando. Sobre todo esto, certeza absoluta. Quedaba ahora un punto por dilucidar: ?Qui iria a ser, o q u i era ya tal cosa, simbolizada por el aziicar? Per0 aqui viene un alto, viene un cambio, un suspenso. Mis ojos vuelven aver el exterior: frente, sobresaliendo de 10s bordes de la hamaca, brilla la roja barba de Baldomero Lonquimay. Volteo la vista a la derecha: Desiderio Longotoma percibe mi gesto, me hace un sign0 amable, signo que no vacilo en interpretar como una calurosa felicitaci6n. Bien. Y el diablo entra otra vez en juego. Paz. Ahora, dentro de mi cerebro, no es el cuadro auditivo permanente sin colaboraci6n del tiempo. Ahora la voz colabora con 61. La voz habla, profesa, afirma. La voz la reconozco como mi propia voz. Yo me hablo, me profeso, me afirmo. Es mi cerebro pensando por su cuenta. aisladamente. Der0 es m cerebro. Yo. desdoblado frente a 61. veo v aceDto sin riolica i

Yero junto con despuntar en mi este deseo, la voz dqo: --Kespetadosenor Hngol... . N o insisti m5s. Porque ante cualquier insistencia oi que ella insistiria tambien. Prueba: alcanci a oir que se preparaba a excl;imar: Respetadisimo seiior Angol.... Est0 habria : jeguido indefinidamente y alli habriannos quedado la voz y yo). -Senor: Desiderio Longof ,oma os llam6 hombre superficial. Este personaje s,iempre ha de decir una cma por otra. Es su modo, naci6 asi, hay que perdonarlo. Dijo: Iiombre . r . , ., superficial;quiso decir: homme vaniaoso . j>i! Longoroma os consiaera -y no os ofend8is por ello pues igual considera a1 99 por ciento de 10s humanos- un indudable representante de la m5s pura vanidad que existe sobre la Tierra. Longotoma sabe que sois poseedor de un sin nfimero de ideas que juzg8is como vuestra innegable propiedad pues no ignora cu5nto trabajo, cu5nta tesonera laboriosidad habiis empleado durante aiios para ahora poderos decir ufano y con justicia: Estas ideas son mias, mias porque yo las he creado, amasado, elaborado, digerido y mil participios m8s. Desiderio Longotoma sabe que 10s hombres luchan y penan para fabricarse sus ideas; que nada es la abeja con sus n a n a l e s la araiia r n n si1 tela a1 l a d n del hombre con su cabeza; que el hombre junta, I.-------, -___ I_. -----hilvana, anuda en mil pequeiias ocurrencias, mil experiencias, mil observaciones para, a1 final, poder decirse: He aqui una idea mia . Longotoma siente gran respeto por esta labor y admira sin rodeos a quienes la llevan a feliz timiino. Asi es, mi senor, asi es aunque Lonquimay considere con la m8s franca iiidiferencia las ideas obtenidas de este modo y con mayor indiferencia aiin a quienes tarito hayan penado por obtenerlas. Ahora comprenderiis la actitud de este ultimo a1 no saludaros y a1 mostraros de su persona s610 su barba roja y su columna de humo azul; corno comprenderiis tambiin 10s efusivos ademanes y buenos consejos de aquil a1 sentaros en este banco y enviaros gentiles gestos con su diestra. Per0 a1 mismo tiempo os pregunta riis por q u i Longotoma, si reconoce y aplaude vuestras ideas propias, os llama hombre vartidoso. Si es vanidad estar satisfecho con el fruto de su trabajo, no deberia estimularse a nad ie para insistir en i l y menos aun darle muestras de aprobacih. Es verdad. Pero, escuchadime: si, es verdad ... a primera vista. En el fondo139TI___I

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la COSd sc Luiiipiica ui1 tanto. Sin embargo, no os alarmkis; tambiin se explica y, a mi modo lriamente para todos. de ver, muy satisfacto jAh, mi buen senlor! ?Os pregunt5is c6mo? 3mns __-. - _. - .. . _ _ .. ... ~ ~ . dirP. m5s 1 . Un momento. VL----- cnn calma Pnrmie ; .mi. vn7 miida., m e cuesta. _ ~~~~~- bien. l--_ ., ._.. .~~. no me resign0 gustoso a meterme y enredarme en eso que llamais explicacih, larga explicaci6n, interminable explicacih. Conversemos, nada m5s. Vaguemos por encima de conversaciones. De este modo estaremos satisfechoS. Erais una taza de ti5 de Malaca. Sobre ella, sea sobre vuestra cabeza, hay suspendido un terr6n de azGcar que va a caer. Una vez caido irrtpregnar5 el tk todo entero, es decir, a :--- : - - : - - - e , - ----..-+A: : VOS, respet ado y respetadisimo senor. Ante este fenhlcllu i i i i i i i i i c i i L c U > pl c s u i i L a i a aimiuSO quk dernonios es tal azGcar siendo vos el tk. Voy a decirlo sin explicaciones ni pruebas. Si querkis, aceptad mi decir; si no querkis... no lo aceptiis. El azGcar es una idea. ?De a(:uerdo? iDudBis? ~. . . . . . . Puedo decir un concepto, un prmcipio, un arquetipo. jbe pueden decir tantas cosas! Quedkmonos con idea y resumamos r5pidamente: una idea va a caeren vos. iAh, mi gran senor! Por.que, habkis de saber, hay ideas que caen en uno, contrariamente a otras (p e se forman, qiJe se fabrican lenta y laboriosamente, ajustando pedazo tras pedazo: racioc:inios, c5lculos, cleducciones, inducciones, comparaciones ... iEh! aide. Luego sube y llega a &e. En su punto inferior, en el punto mhs bajo, jahi11

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est5n 10s creyentes y sus frailes; ahi est5n 10s nazis! jAh, compaiieros, no siempre la linea recta es la mejor! Los creyentes y 10s nazis... iforman el eslab6n perdido! Pongamos ahora una escala de valores. A la altura del hombre, del gran hombre pongamos un 10; bajemos hasta el 0. Y veamos: tD6nde queda el antropoide? iYa lo ven ustedes! En el nfimero 4, si, compaiieros, en el 4.