jóvenes, empleo y desigualdades de género · más amplia sobre la definición y el valor...

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Jóvenes, empleo y desigualdades de género PIMR CARRÁSQUER OTO* Abstract En este artículo se plantean unas primeras reflexiones en relación a qué supone y qué aporta una mirada de género al estudio de la juven- tud y el empleo. En el caso español, esta problemática adquiere un inte- rés particular porque la situación de los jóvenes, y en especial de las jóvenes, se relaciona a cambios socio-culturales vinculados no sólo a un cambio generacional, sino también a un cambio notorio respecto a las formas de afrontar el empleo por parte de las jóvenes españolas en rela- ción a las más habituales en las adultas. En este sentido, para algunos especialistas, el hecho de prestar una atención específica a la realidad laboral de las jóvenes dejaría de tener sentido porque esa realidad ten- dería ya a ser equiparable a la de los hombres de su misma edad. Por el contrario, a lo largo de este artículo se defiende la propiedad de la pers- pectiva de género como herramienta que permite un mejor conoci- miento del binomio juventud y empleo. Así se argumenta la existencia de jóvenes en masculino y de jóvenes en femenino, siendo la juventud un momento significativo desde el punto de vista de la construcción de esas identidades y prácticas sociales sexuadas, pero incompleto porque los efectos de ser joven de género masculino o de género femenino sobre el empleo no se limitan a un momento particular en la trayectoria vital de las personas. * Departamento de Sociología. Universidad Autónoma de Barcelona O U A D E N o 3 DE RELACIONES LABORALES, nY 11. Serv~ Pubí. UCM. Madrid, 1997.

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Jóvenes,empleoy desigualdadesde género

PIMR CARRÁSQUEROTO*

Abstract

En esteartículoseplanteanunasprimerasreflexionesen relaciónaqué suponey quéaportaunamirada de género al estudiode la juven-tud y el empleo.En el casoespañol,estaproblemáticaadquiereun inte-résparticularporque la situaciónde los jóvenes,y en especialde lasjóvenes,serelacionaacambiossocio-culturalesvinculadosno sólo auncambiogeneracional,sino tambiénaun cambionotorio respectoa lasformasde afrontarel empleoporpartede lasjóvenesespañolasen rela-ción a las máshabitualesen las adultas.En este sentido,paraalgunosespecialistas,el hecho de prestarunaatenciónespecíficaa la realidadlaboral de las jóvenesdejaríade tenersentidoporque esarealidadten-deríaya aserequiparableala de los hombresde sumismaedad.Porelcontrario,alo largo de esteartículosedefiendelapropiedadde la pers-pectivade género como herramientaque permite un mejor conoci-miento del binomio juventudy empleo. Así se argumentala existenciade jóvenesen masculinoy de jóvenesen femenino,siendola juventudun momentosignificativo desdeel punto de vistade la construccióndeesasidentidadesy prácticassocialessexuadas,peroincompletoporquelos efectosde ser joven de géneromasculinoo de génerofemeninosobreel empleono se limitan aun momentoparticularen la trayectoriavital de las personas.

* Departamentode Sociología.UniversidadAutónomade Barcelona

O U A D E N o 3 DE RELACIONES LABORALES, nY 11. Serv~ Pubí. UCM. Madrid, 1997.

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Jóvenes,empleoy desigualdadesde género

El título anteriorresumeel objetivo centralde las páginasquesiguen,puesen ellassevanaplantearunasprimerasreflexionesenrelaciónaquésuponey qué aportaunamirada de géneroal estudiode la juventudy elempleo.Una preocupaciónquetiene cabidaen el marcode unareflexiónmásampliasobrela definición y el valor explicativo de los distintos fac-toresde desigualdadsocial, de tal maneraque, si se prefiere,la cuestióngenerala plantearseseña¿dóndese pone el acento: en la edad,en elgénero,en ambaso en esasy en otras desigualdadessocialescomo laclasesocial o la etnia?Lasposiblesrespuestasaestosinterrogantesnosremitentanto aconsideracionesque tienenque ver con el conocimientoacadémico(discusiónacercade lapreeminenciao interrelacióndela desi-gualdadde génerou otrasdesigualdadessocialesy suimpactosobrenues-tro modo de ver, describiry/o explicar la realidadsocial),comoaaquellasrelacionadascon las posibles actuacionesderivadasde los distintosmodosde ver (intervenciónpúblicaen materiade política de empleo,porponerun ejemplo). En el casoespañol,y parael temaconcretoque nosproponemosabordar,estaproblemáticaadquiereun interésparticularpor-quelasituaciónde losjóvenes,y en especialde lasjóvenes,serelacionaacambiossocio-culturalesvinculadosno sólo a un cambiogeneracional,sino tambiéna un cambionotorio respectoa las formas de afrontarelempleoporpartede lasjóvenesespañolasen relacióna las máshabitua-les en las adultas.En estesentido,paraalgunosespecialistas,el hechodeprestarunaatenciónespecíficaala realidadlaboralde lasjóvenesdejaríade tenersentidoporqueesarealidadtenderíaya aserequiparableala deloshombresde sumisma edad.

Porel contrario,alo largo de esteartículosevaadefenderlapropie-dadde la perspectivade génerocomo herramientaque nos permitaunmejorconocimientodel binomiojuventudy empleo,sin menospreciarelpapelqueel origen social o la etniatambiénpudieranjugaral respecto.Paraello, dedicaremosel primerapartadodel artículoaprecisaralgoapa-rentementesimple, el conceptodejoven,y algoquizámásalejadodel sen-tido común,el conceptode género.En el segundoapartadotrataremosdeejemplificarlas desigualdadesen relaciónal empleode losjóvenesquelaperspectivade géneropermitevisualizar.Por último, las páginasde con-clusionesservirán pararealizarun balancefinal sobre el aciertoquesuponeunalecturasexuadadelajuventudy el empleoy susposibleslími-les.

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1. Juventudy género:¿dosconceptossociológicamenteajenoseluno al otro?

Las desigualdades,los distintos comportamientosy culturassocialesrelacionadoscon la edadhanestadopresentesde maneramáso menoscontinuadaen la tradiciónsociológica,en tantoqueproblemáticasasocia-dasa los estudiosde la familia, de los procesosde socializacióno del con-sumo.A pesarde ello, el conceptodejuventudo dejoven tieneunadefini-ción imprecisa.Por lo general, la idea de joven se asociaa unaetapaintermediaen la vidade las personas,entrela niñez (definidacomo situa-ciónde dependencia)y lavidaadultao madurez(entendidacomosituaciónde autonomía).Así, la juventudse suele tratar como unaetapade transi-cion, a la que se otorgacierto grado de entidad propia en relaciónamomentosanterioreso posterioresde la trayectoriavital de las personas,aunquetampocoresultaextrañoqueseniegueo desestimesuvalidezcomocategoríaanalítica.Por ejemplo,Giddens,en su Sociología,por citar unmanualal uso,serefiere atresetapasvitales—niñez,adolescenciay madu-rez—, sinunamenciónexpresaala juventud,quizáporqueerilocael cono-cimientode la trayectoriavital desdeunaperspectivaligadaalos procesosde socializacióny de construcciónde la personalidad,mientrasqueparaotros, la categoríajoven tiene plenay renovadarelevanciasociológica’.Entre tal diversidad de posicionamientosconceptuales,destacan,sinembargo,tres rasgoscomunesque acostumbrana estarpresentesen ladefinición de juventud.Se puedeconvenir,en primer lugar, que la ideadejuventud,comolade niñezo la de madurez,respondeaun contextosocio-histórico determinado,esdecir,quelos contenidosy lasprácticassocialesasociadosala juventudsonindisociablesaun tiempoy aun espaciosocia-les concretos.En estesentido,en segundolugar, la definición dejuventudo de joven no guardauna relacióndirectaconla edadbiológica,por másqueéstapuedacontribuiradelimitar formalmentesualcanceen los estu-dios sobrela misma.Pero,entercerlugar, y comorasgoquizámássignifi-cativo, la definición dejuventudencierrasiempreunadimensiónde transi-toriedad: la juventud«pasa»,si bien en la actualidadpareceque la etapa

Sirva de ejemplo un recienteartículo de A. Serranopublicadoen la revista«REIS»,dondela autora,ademásde repasarlas principalesacepcionespsico-sociológicasdel con-ceptodejuventud,nosproponeunasugerentelecturasobrela construcciónde estacate-goría,en la quedestacael papelde la «juventud»enlos procesosde reproduccióny legiti-maciónde lassociedadesmodernas,precisamenteen un contextodecrisisdelmercadodetrabajo—ver Serrano,1995—.

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«juvenil» sealargaen el transcursovital de laspersonas.En nuestrocasoestadimensióndetransitoriedades laque nosinteresadestacarde caraaltemaquenosocupa, estoes,quéelementoso quéfactoressonlos que ennuestrasociedadnospermitendistinguir lajuventudde otrosmomentosenlabiografíade las personas.

De las múltiplesacepcionesy dimensionesque configuranel conceptode juventudo dejoven, aquellaque, paradójicamente,mejor contribuyeasudefinición esjustolaquetiendeaponerpuntoy final aeseperíodovital:el accesoy, hoy añadiríamos,la estabilidaden el empleo,comocondiciónnecesariaaunqueno imprescindibleparael conjuntodelajuventudde caraasu consideraciónde personaadulta.En unasituaciónde pleno empleo,dichacondición se da casi por obvia, convirtiéndoseen un requisito casinatural. Por esa razón, el interéspor «losjóvenesy su relacióncon elempleo»esreciente.Se ubicaen el contextodetransformacionesen laacti-vidad laboral queponenen dudaeseparametrocentralquemide la transi-ción hacia la vida adultaen las sociedadesoccidentalesdesarrolladas,comoesel accesoaun trabajoremunerado.Por lo menos,comonosinte-resapuntualizardesdeel inicio, en el casode tos jóvenes.Así, la eclosiónde «losjóvenes»comoobjeto de estudioespecíficovinculadoal problemadel empleoresponde,por lo menosen España,adosgrandescuestiones,en parterelacionadas.Por tm lado, a la dificultad manifiestade inserciónen la actividadproductivaqueponeen dudala capacidadde la sociedadpara dar cabidaa las generacionesmásjóvenes,entendiendopor ello la«integración»sociala travésdel empleo.Por otro, y atenor delas propiastransformacionesen el trabajoy en el empleo,por los cambiosen la signi-ficación queel trabajoasalariadopuedatenerparalajuventudde hoy. Enel primer caso,los análisishanpropiciadoel interéspor temáticascomoelfuncionamientodel mercadode trabajo, los mecanismosde accesoalempleo o, másconcretamente,han contribuidoa la revitalizaciónde uninterroganteya clásicoenel queconfluyendiversasdisciplinassociológicasy otrasafines: la relaciónentreformacióny accesoal empleoo entrefor-mación, cualificacióny puestode trabajo.En el segundocaso, lapreocu-pación remite a unadimensiónsubjetiva,es decir, a la centralidaddelempleocomoelementoconfiguradordeidentidadsocial2.

2 Sin ánimo de exhaustividad,sepuedenmencionaraquí los estudiosdedicadosala

transicióndel sistemaeducativoal mercadodetrabajo, comoel ya recunentede Sarichís(1991)o los quede formacontinuadase realizandesdeel ICE de la UAB, los análisispreo-cupadospor los requerimientosformativos y de cualificación de los puestosde trabajo,comoel queseestállevadoacaboporel Grup dEstudisSociolégicssobrela vida Quoti-

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Una de las principalesconclusionesde las reflexionese investiga-cionesrealizadases e¡ propio cuestionamientode la juventudcomocate-goríade análisisque respondeaun todohomogéneo,resaltándose,por elcontrario, la existenciade jóvenescon distintas trayectoriashacia elempleoy, porello, contransicionespotencialmentedistintashaciala vidaadulta.En otraspalabras,los procesos,relaciones,prácticasy significadossocialesqueconfiguranlajuventudo el hechode serjoven no sonidénti-cosparael conjuntode la población No obstante,la mayorpartede lasveces,estereconocimientode laheterogeneidadentrelos jóvenesno sehatraducidoen unaatenciónparticulara las desigualdadesde género.Másbien, el interéssociológicopor «losjóvenes»y, en concreto,por losjóve-nes y el empleo ha sido sido y es poco permeablea la dimensión «degénero».Tanto la «juventud» como «los jóvenes»se han definido comocategoríasneutraso asexuadas,mientrasque, por otro lado, tambiénhayqueadmitirque desdelaperspectivade génerotampocosehaprestadounaatenciónparticularala «juventud»o a«losjóvenes».Se podríaafirmarquejuventudy génerose hanconstruidocomo dos camposde análisis diver-gentes,ya seaporque, como veremos,la preocupacióny los argumentosdesarrolladosrespectode la «juventud»y los «jóvenes»acostumbranares-ponder sólo auna lógica típicamentemasculina,ya seaporque desdelaperspectivade génerosehapriorizadoel análisisde unadesigualdadsocialqueafectalongitudinalmenteahombresy mujeres.En los párrafossiguien-tesdiscutiremossobrelabondadde unalecturaseíeuodctde la juventudydel empleo.

La incorporaciónal mundo de la autonomíapersonala través delaccesoaun empleoes,comoacabamosde anunciar,un planteamientopro-fundamentesexuadoque respondesólo ala lógicamasculinapuestoque,en realidad,hastafechasrecientesno se«esperaba»que lasjóvenesacce-diesenaun empleoo, por lo menos,no seesperabaquepermaneciesenenelmercadode trabajounavez adultas.Todolo contrario,por lo general,lamadurezen las mujeressehadefinido tradicionalmenteporsuaccesoa, ypor el éxito en, un tipo de mercado,el mercadomatrimonial, distinto almercadolaboral. En buenamedida,paralas mujeres,casarsey tenerdes-cendenciasuponeel pasoquesocialmentelegitimasuplenacalificacióndeadultas.Soslayaresadiferenciaimplica negarun hechofundamentalcomoes que el pasode joven a adulto no es lo mismo queel pasode joven a

dianai el ‘rreball-QUIT, del Departamentode Sociologíade la UAB, bajo elpatrociniode laDGICY’fl o, finalmente,aquéllosqueinsistenen e] funcionamientodel mercadode trabajo,comoel presentadoenel artículo de Garrido(1996)publicadoenla revista«REIS».

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adulta.Serjoven en masculinono es lo mismoqueserjoven en femenino,por lo quela propia categoríadejoven no puededefinirsede maneraase-xuada.

En ese sentido,si la juventud es, en lo fundamental,un períododeaprendizajeparalavidaadulta,loscontenidos,losmodelosy lasprácticassocialesde los quesenutretal aprendizajesondistintosparaunosy paraotras. Unos, los jóvenes,sepreparanparaejercerla tareaqueva a resul-tar centralen su vida adulta: el trabajoproductivo;otras, las jóvenes,seentrenanparaasumirla actividad quela sociedadtiene reservadacasi enexclusivaalas mujeres:el trabajodomésticoo de lareproducción,Ambosproyectossonvistosconlamismanaturalidad, esdecir, conidénticacon-sideraciónrespectode lo ineludible y adecuadode esasdistintastrayecto-rias, papelesy responsabilidadessociales,hastael punto que las diferen-cias biológicas entreambossexosjuegan un papel fundamentalen laexplicaciónde lasmismas.Conla salvedadde quemientrasel primertipode trabajo, el productivo,suponeel puerto de entradano sólo a la inde-pendenciaeconómicasino tambiénal pleno reconocimientocomo ciuda-danode quien lo ejecuta,el otro, el domésticoo reproductivo,insertaasusprotagonistasen el ámbitode ladependenciay de la ciudadaníadele-gada,por tratarsede un trabajosocialmentenecesario,pero carentedevaloren unasociedadmercantilizada.Es aquícuandocabehablarde desi-gualdadespor razónde género,másquede diferenciasderivadasdel sexobiológico.

FA conceptode género,por lo tanto,sueleemplearsecomo opuestoalde sexo,justamenteparaenfatizarel carácterde construcciónsocialy nobiológico de la desigualdadentrehombresy mujeres.Y, por supuesto,tam-biénentrelos y lasjóvenes.Laideadedesigualdadesdegéneroo porrazónde génerosuponeconsiderarquelas mujerestienenun menoraccesoalosrecursosmateriales,estatussocial,podery oportunidadesquelos hombresde su mismaposición social (p. MadooLengermanny i. Niebrugge-Bran-tley, 1993,p. 372).Su origen tienequever conladivisión sexualdel trabajoy conel patriarcado,tal comohoy se expresanen unasociedadde capita-lismo avanzado,siendola familia el lugarprivilegiadoperono único dondesegeneray se reproducedicha desigualdad(Walby, 1986y 1990). Aunque,paraacabarde precisarel conceptode géneroen la acepciónqueaquíseemplea,cabeinsistir endos cuestiones:enprimerlugar, queel conceptodegénerohacereferenciaaun procesoabierto,estoes,que los contenidosylas prácticassocialesque seasocianauno u otro génerono permaneceninmutablesen el tiempo y en el espacioy, en segundolugar, quetalescon-tenidossedefinensiempreenrelación a, esdecir,el géneromasculinoy el

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génerofemeninosólo cobransentidoeluno en relaciónal otro. Ambaspun-tualizacionesresultannecesariasparapodercaptarlos cambiosen los con-tenidosy en las relacionesentrelos génerosy, en definitiva, parapoderexplicar las posibles transformacionesen los factoresquepropician lasdesigualdadesde géneroy en los procesossocialesa travésde los cualesse manifiestan(PicconeStellay Saraceno,1996, p. 13). En otraspalabras,convieneteneren cuentael carácterdinámicode las relacionesde géneroparapoderevaluaren sujustamedidael alcancequelas transformacionesen los modosdeviday enlas percepcionesde lajuventudespañolapuedantenersobrelas desigualdadesde género.

Desdeestepunto de vista, la juventudo los jóvenescomo categoríahomogéneano existecomo tal. Más bien podríamosdefinir la juventudcomoun períodode aprendizajeen el que se interiorizany reelaboranlossistemasbásicosde desigualdadsocial, como un momentoparticulardeconfluenciade diversasestructurasde desigualdad,siendolas de génerolas que aquí estamosenfatizando,pero alas quecabríaañadir, comoya seha señalado,el origeny la clasesocialo la etnia, si fuerael caso.Un peri-odo en el quese construyenlas identidadesdejóvenesde géneromascu-lino y dejóvenesde génerofemenino,conlo queello implica en relaciónalaccesoy a la permanenciaen el empleo,tal comomostramosacontinua-ción.

2. La miradadegéneroen relaciónal empleode los y de las jóvenes:algunosejemplos

La naturalizacióndel trabajode la reproduccióny suencomiendacasiexclusivaalas mujeresprovocaqueéstastiendano bienano accederaunempleo, como las «amasde casa»,o bien a compaginarambastareasenunasituaciónde «doblepresencia»,segúnla terminologíaacuñadaporBalbo (1979).Una disyuntivaqueno sepresentaalgéneromasculino,prio-ritariamenteorientadohacia el ámbito productivo,y queconfiguraesosdistintosperotambiéndesigualesmodosde ver y estaren el empleoalosque nos referíamosal inicio. Esosserían, respectivamente,los modelosbásicosde referenciaen relaciónal empleoparalas jóvenesy para losjóvenes.

En estesentido,las repercusionesquetienelapresenciafemeninaen elámbito domésticosobresuparticipaciónen el mercadode trabajoseresu-menhabitualmenteen trespalabras-clave:ausencia,subordinacióny segre-gación.La ideade ausenciafemeninade laproducciónmercantilde bienes

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y servicios3cobrasentidoporla escasapresenciafemeninaen el mercadode trabajo,si se la comparaconla masculina,conla excepciónde las sol-teraso de aquellasmujeresquesonlapersonaprincipaldel hogar,segúnelconceptoquehoy se usaparala figura de «cabezade familia». De produ-cirse, tal presenciasecaracterizaríaporlasubordinacióndel empleoremu-neradoa las demandasque se derivandel cuidadodel hogary de la fami-lia, cuyo punto focal sueleserla maternidadpor el incrementoquesuponeen el volumen de trabajo domésticoy por la cargasimbólicaque encierraen unasociedadpatriarcal,y cuyasconsecuenciasse evalúansocialmenteen términosde «discontinuidad»en la trayectorialaboraly de menor «dis-ponibilidad»femeninashacia la producción’. Así mismo,por último, laconstrucciónsexuadade la ideade profesión,de cualificación,de oficio ode profesionalidad,junto a los procesostécnico-organizativosde divisióndel trabajo,hanperfiladola segregaciónocupacionalhorizontaly vertical

5típicadel empleofemenino.

Convienesiempreinsistir en la importanciaquetienela economíainformal en nues-tro paísy enla presenciafemeninaenla misma.No cabedudade que,deemergertal apor-taciónfemeninamodificaríaenpartelascifras oficialessobreactividady ocupaciónde lasespañolas.Sin embargo,másalládela precisiónestadística,tambiénconvienerecordarqueesaforma de trabajoes unadelas quemejorejemplificanla realidadlaboral de un sectorimportantedetrabajadoras:sin relaciónlaboralformal, conlo queello implica en relaciónalas condicionesdetrabajo,y perfectamentecompatiblecon lasresponsabilidadesdomés-ticas,especialmentesi se lleva acabo enel domicilio. Característicashoy revisitadasbajociertasprácticas«flexibles»como algunasmodalidadesde teletrabajo,tambiénen ocasio-nesreclamadascomoparticularmenteadecuadasparael empleofemenino.

El trabajode la reproduccióny la maternidaden concretoejercensiempreun dobleimpacto,objetivoy subjetivo,sobreel empleofemenino,tantoporpartedelaspropiasafec-tadascomoporpartedequienescontratanmanode obrafemenina.Enel planoobjetivo,eltrabajodomésticoselleva acabojustamenteparagarantizarla disponibilidadde los demás,detal maneraquebuenapartede los ritmos deesetrabajodependendelos ritmos deotrasinstitucionesu organizacionessociales.Unadelasconsecuenciasmásvistosasdetal depen-denciaesla formapeculiarquerevisteel absentismolaboraldelastrabajadoras(ausenciascortasy porcausasajenasa ellas mismas),menosvisible en la actualidadpor la precarie-daden el empleo(Toms, Carrasquer,1994), peroque sigueactuandocomoestereotipoquepenalizala contrataciónfemenina.Subjetivamente,el significadoqueel empleopuedetenerparalas mujeresy su actitudhaciael mismotambiénsondistintos,de maneraquetenerunempleono tieneporqueimplicar ura disminución en la percepciónde queellas siguensiendolasresponsablesúltimas del funcionamientodel hogary del bienestarfamiliar, pro-vocandosentimientosdeculpabilidadcuandono sepuedencumplirconlos nivelesde dedi-caciónal hogarconsideradosexigibles.Enlos apartadossiguientesse retomanestascues-tionesconmásdetalle.

véanse,sobre esteparticular, lasaportacionesde Bettio en relaciónal análisis delmercadode trabajo(1988), de cockburn(1983y 1991), Jenson(1989) o Maruani y Nicole

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Desdeestepunto de vista, se ha estudiadocon abundanciala rela-ción de las adultascon el empleo,pero¿quéocurre conlasjóvenesy enconcretocon las jóvenesespañolas?,¿son todavíapartícipesde estaspautas?

En los últimos años,diversasinvestigacioneshaninsistidoen los cam-biosobservablesen las trayectoriaslaboralesde las generacionesde espa-ñolasmásjóvenes.Los datosestadísticosseñalabanlo quepodíaconside-rarseunarupturaen relaciónalas prácticaslaboralesde las trabajadoras,en especialpor lo queserefiereasucontinuidaden el mercadode trabajo.Así, las cifras apuntabanque,en los hábitoslaboralesde las españolasmásrecientementeincorporadasal mercadode trabajo,tendíaaperderimpor-tanciaunode los rasgosmástípicos de la actividadfemeninacomoeraelabandonode la actividadlaboral en el momentode casarseo de tenerdes-cendencia.Las españolasno sólo incrementabansupresenciaen la activi-dadproductivasino quetambiénmostrabansuvoluntaddepermanenciaenel mercadode trabajo, inclusoen unasituaciónpoco favorableal empleo.Una tendenciaque, de consolidarse,supondríaun cambiosocial relevantepues,másallá de su repercusiónen la contabilidadestadística,indicadauna transformaciónen las formasde vida de las españolas6.Los hábitoslaboralesdelasjóvenesespañolasseaproximaríanal modeloidealde dedi-cacióna la producción,de tal maneraque,hoy, paralasjóvenesseperfila-rían dosgrandesmanerasde encararel empleo:el quepodríamosdenomi-nar«presentismo»(o modelotradicionalmasculino)y la «doblepresencia»(o modeloquesuponecompaginarla presenciaen el ámbitode laproduc-ción y de la reproducción,o sea,aquelquesuponeunaconstrucciónde la

(1989) sobrela construcciónde la cualificación y sobrelos mecanismospor los que seadquiereny reproducenlashabilidadestécnicaso el trabajode Witz sobrelas profesiones(1992). En España,resultande interésel análisis,condatosde 1995, sobrelasegregaciónocupacionalen el mercadodetrabajoquerealizaRecio, enel estudiosobreel acososexualllevadoacabopor Torns,Romeroy Borrés,en el GrupdEstudissobrela vida Quotidianael ‘lYeball-QIJIT, del Departamentode Sociologíadela UAB, financiadoporel Departamentde Trebalí y el lnstitut Cataláde la Dona,o el artículo deGómez(1996)sobrelaconstruc-ción de laspreferenciasprofesionales,por ponerdosejemplosdetemáticasy planteamien-tosteóricosdistintos.

El estudiode Garridopublicadoen 1993 bajo el título de Las dosbiografias dela mujer en España,ilustra a la perfecciónesteparecer.El cortegeneracionalentreesosdostiposde españolasseubicabaentrelasqueenaquelmomentotenían35 años,definiéndosea lasmenoresde esaedadcomo «jóvenes»queseestabanaproximandoa los parámetrosmasculinosde incorporacióny permanenciaen el mercadode tra-bajo.

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identidadque pivotasobreambostipos de actividad7).Mientrasque,porelcontrario,entreestecolectivo tenderíaaperderfuerzael modelo tradicio-nal de referencia,esto es, el de «amade casa»o modelo centradoen ladedicacióny construcciónde lapropia identidadsobrelabasede unaads-cripción exclusivaal ámbitodoméstico.Un cambiode referentemotivadoen partepor otroscambiossocialescomolas nuevaspautasdeconsumoola redefiniciónde bienestar,en partepor lastransformacionesen la propiaconstrucciónde la identidadfemeninaque tampocopodría serajenaa lapresiónsocialhaciael culto al individuo y, finalmente,en partepor lapre-sión de las propiasmujeresporgozarde la condiciónde sujetopor dere-chopropio; condición, no hayque olvidar, que en nuestrarealidadsocialestáíntimamenteligadaa la presenciaen el mundopúblico y en concretoal empleo(Murillo, 1996).

En cualquiercaso, algo parecequeestácambiandoen relacióna losmodosde abordary d9 servistasen el empleoporpartede las generacio-nes másjóvenesde mujeresespañolas.Sin embargo,¿hastaquépuntoestosindiciosnospuedenpermitir desestimarlas desigualdadesdegénero?Los ejemplosque proponemosacontinuaciónsirven,a nuestroentender,pararespondera esteinterrogante.En ellos nos centraremosen las tresgrandescuestionesen tornoalas quegiran losargumentosqueo bienenfa-tizan o bienrelativizanel alcancede las transformaciones:el impactodelaccesodelas mujeresala educación,laposible«reorientación»femeninarespectoal trabajodomésticoy la relación entreciclo de vida y ciclo devidalaboral.

Paraalgunasautoras,comoBianchi (1994),la doble presencia,no es sólo unamerasumao compaginaciónde tareas.Suponeun cambiocualitativoen la forma deabordarelempleo,puesse incorporanexperiencias,capacidadesy actitudespropiasdel trabajodelareproducciónal trabajoremunerado.En estesentido,la autorase sumaaquienessostienenlahipótesisdequeunaincorporaciónmasivadelasmujeresalempleopodríaponerendudala lógicadelaactualorganizaciónsocialdeltrabajotantoparahombrescomoparamujeres.Unahipótesisrazonableporquela doblepresenciaseva configurandocomoel modelo másextendidode participaciónfemeninaen el empleo,y tambiénatractivapor el potencialdecambioquesupone.Sin embargo,los resultadosde algunasinvestigacionesno permitengrandesoptimismos.Así, por ejemplo,en el interesantetrabajode Grant y Porter(1994),dondeseponeapruebaestahipótesistomandocomocolectivodereferenciaaquellasmuje-res quetienenunaciertacapacidadde decisiónen las organizaciones,las conclusionesnoapuntantantohaciaun cambioen lasformasde trabajode lasempresas,comoaunaade-cuaciónfemeninaalas mismas.

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2.1. La meritoeracia, el credenciaItsmo y sus límites

Los «déficits» formativosde las mujereshan sido consideradoscomouno de losprincipalesobstáculosaunaincorporaciónfemeninaal mercadode trabajo con ciertasgarantíasde éxito. Desdelas teoríasdel capitalhumano,y conampliaresonanciaen el mundodel sentidocomún,laecua-ción queequiparaunamayory «mejor»formaciónamayoresprobabilida-desde accederaun empleoy de queeseempleoseaadecuadoal nivel delesfuerzoformativo realizado,constituyeunahipótesisde trabajocentralenla explicacióndel funcionamientodel mercadode trabajo. Desdeestepuntode vistasehainsistidoen el factoreducativocomocondiciónpreviaa la «igualdad»entreambossexos8.De ahí queel crecienteaccesode lasjóvenesa la formación,consolidadaa lo largo de estosúltimos años,hayadadopie aentenderque la igualdadestáen caminoo esun hechoya paralas generacionesmásjóvenes.

En España,sin embargo,los datosno parecenconfirmar del todo taloptimismo. El aumentoindudableen el nivel educativode las jóvenesparecejugar un papel como impulsor de la actividad femenina,pero enabsolutogarantizael éxito en el empeño,ni muchomenosla igualdad,Así,en las dosúltimas décadas,séapreciaun incrementomoderadoperosos-tenido en la tasade actividad femenina,protagonizadopor las mujeresjóvenesy másacusadoentrequienesdisponende estudiosmedioso supe-doresqueen el resto. Asímismo, en efecto,las tasasde parode lasjóve-nesconesenivel educativoson inferiores alas de sus coetáneassin estu-dios o con estudios primarios, pero, el paro femenino sigue siendoampliamentesuperioral masculino,con independenciade la edady delnivel de estudios9.En estesentido,las jóvenesuniversitariasestánmejorsituadasque el restode mujeres,aunquepeorquelos jóvenesuniversita-

8 Un ejemplode ello es la importanciaquese da al accesode lasmujeresala educa-

ción en cualquierade las distintas iniciativasinstitucionalesdesarrolladasbajo el lemadelas llamadasPolíticas de Igualdad, impulsadaspor organismosinternacionalescomo lasNacionesUnidasy concretadasadistinto nivel territorial endiferentespaisescomoel nues-tro.

Segúncifras de laEPA parael 3? trimestrede 1996, la tasade actividaddelasespa-ñolaseradel 37,22%,frenteal 63,4%en el casode los hombres.Porgruposde edad,la tasade actividadmásaltacorresponderíaalasjóvenesde25 a29 añosconun 74,36%; cifra que,en efecto,essuperadapor lasmujeresconestudiostécnico-profesionaleso súperiores.Enestesentido,el nivel de estudiosactúacomoimpulsorde la actividadfemenina,al menosde aquéllareflejadaenlos datosoficiales.Sinembargo,el incrementoen laactividadfeme-ninase hatraducidotambiénenun aumentoenlatasadeparo. Parael mismoperíodo,la

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rios. De hecho, lo que las cifras indican es la propia desigualdadintra-género(Torns, Carrasquer,Romero,1995), no la igualdadentrehombresymujereso entrelosjóvenesy lasjóvenes10.

Una vez queel argumentobasadoen el factoreducativo,planteadoenesostérminosgenerales,no resultadel todo satisfactorioparaexplicareldesigualresultadode eseesfuerzoformativo, la argumentaciónrealizadadesdeestepuntode vistase hacemáscompleja,preguntándosepor la ido-neidadde laformaciónadquiridapor lasjóvenesrespectoalosperfilesfor-mativoso profesionalesreclamadosen el actualcontextoproductivo.Aquíseestimaquelos contenidosformativosquepredominantementeeligenlasjóvenesrespondenpocoalas exigenciasdel mercadode trabajo.Lasjóve-nesorientansus preferenciashaciaestudiosde tipo humanístico,social oasistencial,mientrassu presenciasigue siendo minoritariaen estudiosdetipo técnico”. Las jóvenesestudianmás queantes,másque los propiosjóvenes, incluso puedenobtenerun mayor rendimientoacadémico,perosus credencialeseducativaslimitan susposibilidadesde empleo.El resul-tadoes la concentraciónfemeninaen un númerolimitadode tareas,conla

tasadeparofemeninaascendíaal 29,56%,mientrasquela masculinase situabaenun nota-bleperomenor17,12%.Si nos centramosenel períodode máximaactividadfemenina(de25 a29 años),la tasade parode estasjóvenessecifra en un 34,99%,siguiendounapro-gresiónsimilar ala masculina,quese elevaal 23,28%, por lo queparecerazonableenten-der que los jóvenesde ambossexosencuentrandificultadesparaaccedera un empleo,peroqueestasdificultadesno sonidénticasparalasjóveneso paralos jóvenes.Estatónicase reproducecuandoatendemosal nivel de estudios.Tomandocomoindicadoraquellaspersonascon estudiossuperiores,latasade parodel conjuntode universitariasalcanzael21,94%frenteal 10,80%de los universitarios;tasasen amboscasospor debajode quienesno disponende esenivel deestudios,demaneraquetanto parahombrescomoparamide-res,el nivel deestudiosatenuaríadeldesempleo.No obstante,lastasasdeparodelasuni-versitariasde cualquiertramode edadhastalos 44 años,incluidas,portanto, lasjóvenesuniversitarias,son superioresno sólo al delos universitariosdela mismacohortede edad,sino tambiénal del conjuntode los varones,con independenciadel nivel de estudiosdeéstos.

~«Sobreesteparticularsepuedeconsultarel estudiorealizadopor la Confedera-ción Sindical de ComisionesObreras (1993) sobreel paro de larga duración enEspaña.

No es el momentodeprofundizaraquísobrelas causasquecontribuyena delimitarlasopcionesformativasdemaneratannítida.Sólocabeapuntarque,tampocoenestecaso,la cuestiónse puedaexplicarsatisfactoriamentepor factoresbiológicos o por azar. Unasocializaciónorientadahaciael cuidadode los demás,el origensocial,la propiatrayectoriaformativay ocupacionalde la madreo los estereotiposasociadosa las profesiones,sonalgunosde los elementosquesesuelenbarajarparadarrazónde lasegregaciónenlos per-files educativos(IMU, 1993).

Jóvenes,empleoydesigualdadesdegénero 67

consiguientemayor probabilidadfemeninade no encontrarempleoo deestarsubempleadas’2.

Sin embargo,la hipótesisde una inadecuaciónformativaa las exigen-cias del mercadode trabajo tampocoparecepoder dar cuentapor com-pleto de la realidadlaboralde lasjóvenesreciénincorporadasalmercadode trabajo’3, ni tampocode aquellasmujeresque ya handesarrolladounacierta trayectorialaboral’4, puescomo se reconoceen un estudioimpul-sadoporel Institutode la Mujer,

«Si lasmujeresno aumentansupresenciaenlascarrerasqueestánnutriendolospuestosdirectivosen la sociedad,su estatuscomogrupono variará. Y ni aún así existen garantíasde que esecambio se pro-duzca,porquees unacondiciónnecesariaaunqueno suficiente»(IMU,1993, p. 20).

En estesentido,el aumentoen losniveleseducativosdelasmujeresy unaelecciónmásidóneade los mismospuedenfavorecerunapresencialaboralmásacusaday continuade las mujeresen generaly de lasjóvenesen parti-cular, no sólo por el hechode disponerde mejorescredencialeseducativas,

12 Exceptoen el tramode edadqueva de los 16 alos 19 años,en númerosabsolutos,

el subempleode las trabajadorasespañolastiendea ser el dobledel de los trabajadores(unas42.000mujeresy unos 22.000hombres,segúndatosde la EPAparael tercertrimestrede 1996), apesarde quela EPA sólo ofrecelos datesreferidosal «subempleovisible» (oaquelde quedisponenlaspersonascon empleopor cuentapropiao ajenaque, durantelasemanade referencia,trabajaninvoluntariamentemenosdela duraciónnormal del trabajoparala actividadcorrespondientey buscano estándisponiblesparaun trabajoadicional).Presurniblemente,encasodemedirel «subempleoinvisible», cuyosprincipales«síntomas»,tal comose expresaen la introducciónmetodológicade lapropiaencuesta,seríanun bajonivel deingresoso elaprovechamientoinsuficientede la cualificacióndeltrabajadoro delatrabajadora,dispondríamosdeunaimagenmásfidedignade la ocupaciónfemenina

~ Tal comomuestran,porejemplo, las tasasde paro de lasjóvenesconestudiosdecaráctertécnico,esdecir,deaquéllosquesupuestamenteresultanmásacordesalasdeman-dasdel mercado.Parael mismoperíodode referencia,3? trimestrede 1996, la EPA pre-sentaunastasasdeparodel45,94%paralasjóvenesde 25 a29 añosconestudiostécnico-profesionales,frenteal 30,87%de los jóvenesde la mismaedady nivel de estudios.Si noscentramosen las mujeres«nocasadas»,esdecir en aquéllasquepresentanunastasasdeactividad máselevadas,la disparidaden la tasade paro se mantieneentreambossexos,tantoentreaquellaspersonasconestudiostécnico-profesionales(39,51%y 27,65%,respecti-vamente),como con estudiossuperioresde segundociclo en Ingenieríay Tecnología(34,14%paralas «no casadas»y 15,65%paralos «nocasados»).Cabedecirque, en amboscasos,disminuyenlastasasdeparoentrelaspersonascasadas,en ocasionesdeformanota-ble, peroen ningún casoseatenúael mayorimpactodeldesempleoentrelas mujeres.

‘~ Véaseporejemploel estudioM.a AntoniaGarcíade León(1994)sobrelasprofesorasde universidad,entreotroscolectivosanalizados.

68 Pilar GarrasquerOto

sino tambiénporqueel accesoanivelesformativossuperiorespuedesuponerya de entradaunamayordefiniciónde las expectativasy del proyectoprofe-sional de lasjóvenes,unade las asignaturasconsideradaspendientesen laformadeabordarelempleoporpartede lasmujeres.Peroelhechodequelasjóvenesdispongande mejorescredencialesformativas,comoveremosacon-tinuación,no presuponenecesariamentequehayamenguadoel papelqueselesadjudicaenrelaciónal trabajodomésticoni suprotagonismoen elmismo~no presupone,por lo tanto,un cuestionamientoen profundidadde los facto-resqueprovocanlas desigualdadesde género.Portodoello, lasexplicacionesbasadasen estetipo de argumentaciónresultaninsuficientes.

2.2. ¿Unasocializaciónhacia uno o hacia dos tipos de trabajo~’

El segundogranfactorde cambioquesebarajaparaapoyarla tenden-cia haciala desapariciónde las desigualdadesde géneroentrela juventud,es que las jóvenesde hoy estaríanmás«orientadas»hacia el empleo ymenos«orientadas»haciala labortradicional delas mujeres,o sea,haciaeltrabajodoméstico.Un cambiode actitudhaciael empleo(dimensiónsubje-tiva), junto a lapropia constataciónestadísticadel incrementoen las tasasde actividad femeninaya comentada(dimensiónobjetiva), tenderíanacorroborarestahipótesis.Peroala horadc evaluarestosposiblescambiosseprestapocaatenciónala otra dimensiónenjuego, ladedicaciónefectivaal trabajode la reproducción,que, avanzamos,no se ha modificado subs-tancialmente,y el significadoqueéstetieneparalas propiasjóvenes,dondesí sepuedenobservaralgunoscambios.En este caso,comosuele ocurrir,parecerserquetampocolavoluntadcasaalaperfecciónconla realidad.

En efecto,en relaciónal cambiode actitudde lasjóvenesrespectodelempleo, algunasinvestigacionesrecientesaportansuficienteselementosparapoder pensarque tal cambiose estáproduciendoespecial,pero noexclusivamente,en el casodejóvenesurbanasconestudiosmedioso supe-riores(véaseporejemplo,Murillo, 1996; Carrasquer,Noguera,Varella, 1996;IMU, 1996)’~. Estosestudioscoincidenen señalar,en primer lugar, una

~ Aunquelastresinvestigacionespersiguenobjetivosespecíficosdistintos,enlos tres

casosse abordala significaciónqueel empleotieneparalasmujeresespañolas.Enel casode Murillo y C~-asque~Noguera,\1arella, la investigaciónse centraen mujeresconexpe-riencialaboral, mientrasqueenel estudiosobrelos usosdel tiemporealizadoporel Colec-tivo lOE, seconsiderantambiénlasmujeresquenodisponendeella, ya seaporsusituaciónde «amasdecasa’>,ya seaporquetodavíano sehanincorporadoal mercadodetrabajo.

Jóvenes,empleoydesigualdadesdegénero 69

cuestiónobvia si nosreferimosa losjóvenes,pero significativaen el casode las jóvenes,como es que el empleo forma parte del imaginario deamplioscolectivosdejóvenesespañolas.Ensegundolugarmuestranquelapermanenciaen el mercadode trabajo,apoderserconun empleo,secon-sideracomo parteindispensablede su proyecto vital. Aunque, en tercerlugar, existendiferenciasen cuantoal valormáso menosinstrumentalquealgunoscolectivosde mujeresotorganal empleo.Unasconclusionespare-cidasse desprendende unainvestigaciónrealizadasobrelos adolescentesespañolesdeambossexos,lo quepermitepensaren unaciertacontinuidaden estecambiode actitud(Díaz, 1996).Sin embargo,¿quéocurreconel tra-bajode la reproducción?,¿lasjóvenesespañolasvendistintasupresenciaen el mismo?Desdeelpuntode vistasubjetivo,las mismasinvestigacionesqueacabamosde mencionar,indican unaciertarelativizaciónen la auto-rresponsabilizaciónporpartede lasjóvenesespañolasrespectodel trabajodoméstico,buenapartede las vecesexpresadaen forma de reclamarla«ayuda»de sus parejas.Pero,objetivamente,esoscambiosde actitud noempañanel hechoquela mayoríade mujeresde todaslas edades,incluidaslasjóvenes,siguencompartiendoel empleocon el trabajode lareproduc-ción. Por lo menosasí lo indican los estudiosrealizadossobreel uso deltiempo16,o las propiascifrasqueofrecela EPA.

Segúnlos datosde dicha encuesta,siemprepara el Sr trimestrede1996, alrededorde dosde cadatresmujerescompartesusituaciónde acti-vas o el empleoconlas laboresdel hogar circunstanciaquesólo seapre-cia en un 5,7% de los activos.Si nos centramosen lasjóvenesmenoresde30 años,entrelos 16 y los 19 añosde edad,«sólo» un tercio de lasjóvenesafirma compartir la ocupacióncon las laboresdel hogar; cifra queyaalcanzaa lamitad de las mujeresconedadessituadasentrelos 25 y los 29años.A partir de los treintaaños,casi tresde cadacuatroocupadascom-parteel empleocon el trabajodoméstico—ver tablasn.0 1 y mo 2 siguien-tes—. En estesentido,entrelas mujeres,la edadjuegaun papelmásrele-vantequeelhechode disponerde un empleorespectoa lavariabilidadenel númerode mujeresque afirman dedicarseo no de maneraexclusivaalempleo.Las escasasdiferenciasobservablesentrelas activasy las ocupa-dasde unamismaedad,podríanexplicarseenpartepor laminusvaloración

lO En Españadisponemosde un amplio bagajede investigacionessobrelos usos del

tiempo y, en concreto,sobreel tiempo queambossexosdedicanal trabajode la reproduc-ción y el tipo de actividaddomésticaquerealizan. Desdelos estudiospionerosde M. A.Durán (1986, 1988), pasandopor Izquierdo y otros (1988), Ramos (1990) hastael másrecienterealizadoporel colectivolOE (1996), ya citado.

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del trabajodomésticorealizadorespectode la importanciaqueseotorgaríaal empleo,como tambiénen partepor la mercantilizaciónde las activida-desdomésticas.

Desdelaperspectivade las relacionesde género,estosdatosson elo-cuentesen un doble sentido. En primer lugar, con independenciade lacuantificaciónen términos de horasdedicadasal trabajo doméstico,lascifras indican la consolidaciónde la doblepresenciacomo prácticahabi-tual entrelasjóvenesespañolas.Y, tan o másimportante,señalanla conti-nuidaden el modelo de presenciaexclusivaen el ámbitode la producciónentrelosjóvenes17.Así pues,aunainnegabletransformación,máso menosacusada,en las representacionessimbólicasque las jóvenespuedenpre-sentaren relaciónacómoimaginansupapelen el empleo,seuneunarea-lidad quecontinúamostrandocomoel pesodel trabajode lareproducciónrecaesobreellas’§.Eneste-sentido

1las-jóvenes-siguenencarando-su-incor-poracióno supresenciaen el mercadode trabajosin dejarde ladoel tra-bajo doméstico.Se mantienen,por lo tanto, las diferenciasde géneroencuanto acómo se percibentales tareas;pero sobretodo, se mantieneladesigualdadrespectoaquien las realiza, con todo lo que ello suponedecaraal empleo.Ensegundolugar, además,los datossonsignificativospues,el impactode laedadenel protagonismofemeninoen el ámbitodoméstico,nossugierela existenciade un aspectoqueconvienesubrayarcomoesque,con todaprobabilidad, cuandonos referimosa las jóvenes,nos estamosrefiriendo aun colectivoen el quetodavíano sehanmanifestadolas car-gasreproductorasen todasuintensidad,inclusive en el casode ampliarnuestracalificacióndejóveneshastaalrededorde los 30 añosde edad.Enefecto,desdeun punto de vistaatentoa las desigualdadesde género,unalecturaque no pongasobrela mesaestacuestiónpuederesultarlimitada

Una continuidadquese tambiénse percibeen el estudiode Ofaz (1996)ya mencio-nado.Tal comolo expresala autora:«Ningún chico contempíala posibilidad dequesusresponsabilidadespaterno-domésticaspuedanponeren peligro su carrera (..).Algunoschicos del modeloprofesionalmuestranmásinterésque otrospor sus hijos, pero es uninterésquese reduceajugar con ellos cuandovuelvanacasapor la nocheo a ayudarlescon los deberes.Aunquelos chicos centrados en la familia se sientenresponsablesdeganardinero para sushijos, no creenquedebancuidarlos; es suficienteal parecerconjugar con ellos o sacarloslosfines de semana.Ningún chico de ningunode los modelosmencionael trabqjo dela casani la posibilidad deseramodecasa,ningunova -másalládeayudarloscon los debereso quedarsesin salir por las noches»(pp. 266-267).

>« S. Murillo expresaestaideaconclaridadcuandoafinasque «si los estilos <te vidacambianal ritmo delas sociedadesavanzadas,la demesticidadparecepermanecerajenaa las transformacionessociales»(1996, p. 9).

Jóvenes,empleoy desigualdadesde género 75

porque elude uno de los principalesfactoresa considerar,a saber,elimpactoquela crianzade los hijos e hijaspuedetenersobrela trayectorialaboralfemenina;conlo cual unascircunstanciasquizátransitorias,en par-ticular, paralas másjóvenes,puedendar pie aenfatizarunasituacióndeigualdadaparente.Una precauciónqueanivel empresarialsí quese sueletenerpresentecuandoen el momentode la selecciónde personalo de lapromociónprofesional,sopesanlas cargasreproductorasno sólo realessino potencialesde las jóvenes. En suma,quedapendienteel últimoaspectoal que nosqueremosreferir, estoes,la dificil compaginaciónentretrayectorialaboraly ciclo de vidafamiliar

2.2. El problemadel tiempo y del espacio:ciclo de viday ciclo de vida laboral

Juntoa la dificultad paraaccederaun empleo,la inestabilidad,la fle-xibilidad y la disponibilidadsonlos otros tresconceptossignificativosparaentenderel empleohoy en día, cuandomenossi nosatenemosalas cifrasde paroy de precariedadlaboral, así comoa las estrategiasempresarialesde flexibilidad en cualquierade sus modalidades.Estosrasgostípicos delempleo actual planteanun problemacomúnpara los jóvenesde ambossexospor surepercusiónen el procesode entradaen la vidaadultay, conello, en la propia definición de juventudy de madurez,tal como hemosmencionadoen laspáginasdel inicio. Pero,sobretodo,esascaracterísticasdel empleosuponenagudizarunaproblemáticaque afectade maneradis-tinta a los jóvenesy a las jóvenes,puestoque, como acabamosde ver,aunarempleoy responsabilidadesdomésticasesalgoque atañealasjóve-nescaside formaexclusiva.Un viejo problemaparalas mujeresquehoy sepresentaen el contextonovedosode una incorporaciónmásnumerosayconexpectativasde continuidadde lasjóvenesal mercadode trabajo.

De estamanera,el alargamientoen losprocesosde incorporaciónaunempleoconviertenel accesoaun trabajoremuneradoen un problemadecalendariopara las jóvenes;más aúncuandolo que se pretendees unempleorazonablementeestabledespuésde un períodoformativo tambiéndilatadoen el tiempo. Pues,por lo general,el procesode accesoy de bús-quedade unacierta estabilidaden el empleo tiende a coincidir con elmomentode consolidacióndelproyectofamiliar, lo queobligaalasjóvenesbienapriorizarun proyectovital u otro, bienarealizarauténticasfiligranascon el tiempo que, en cualquiercaso, siempreredundanen disponerdemenortiempo paraellas mismas.La maternidadse convierteen el princi-

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pal problemaaresolver,en el sentidode que, tal comoreconocenlas pro-piasmujeres,el tenerhijos o hijassuponeun cambiocualitativoy cuanti-tativo respectode «sus»obligacionesdomésticas.Un tipo de elecciónqueno se presentaen el casode los jóvenesquienes,al contrario,puedenverfavorecidosuproyectoprofesionalcuandocumplenconel requisitode ser«cabezade familia».

Cabedecirqueesedilemano se presentaparatodaslasjóvenesconlamismaintensidad,pero síexclusivamenteparaellas.Lasjóvenesque mássujetasestánaestacuadraturadel círculo quees la tentativade compagi-nar proyectoprofesionaly proyectofamiliar, son, de hecho,aquellasquemejor cumplencon el ideal productivistade disponerde una formaciónadecuaday de un proyectoprofesionaldefinido. En estoscasos,la posibi-lidad de accesoaun determinadotipo de empleo—másbienestabley concierta posibilidadde progresióno carreraprofesional—sueleir acompa-ñadade la necesidadde pasarel filtro quesuponegarantizarunatotal dis-ponibilidadhaciael empleo.Pueses justamenteen estoscasoscuandoladisponibilidad,en términosde jornadalaboral o de movilidad geográfica,actúano solo como posiblerequisitoobjetivo del empleo19,sino comocri-terio de evaluaciónsubjetivo de la valíaprofesionalde quien lo realiza opretendeaccederal mismo20.Paraotros empleos,la mano de obra feme-nina siemprese ha-consideradocomo-~ y cumpli-dorade los estándaresde flexibilidad requeridos21.

Hoycomo ayer,el trabajode la reproducción,perosobretodolamater-nidad, son los principalesfactoresque contribuyenadefinir presenciasoausenciasy trayectoriaslaboralesdesigualesparahombresy mujeres,oparalosjóvenesy lasjóvenes.La modificación,lentaperosignificativa, enlas pautasde configuracióndel hogary de la reproduccióntienenque ver,

» ComoafirmaMisa del Re:«Enel mododeproducciónposfordistalaflexibilidad yano es unaadaptaciónsubjetivaa las necesidadesdel trabajo de la reproducción.La fle-xibilidad dela fuerzade trabqjo seconvierteen disponibilidad totalpara las exigenciasno programadasdela producción:disponibilidaddedesplazamientos,detiempoydedis-locaciónen el espacio»(1995, p. 79).

20 Dc ahí, por ejemplo, la importanciaquelas propiasinteresadasotorganala defini-ción de criterios objetivablesy controlablesen los procesosde seleccióndepersonal,demaneraqueel uso indiscriminadodel requisitode «disponibilidad»no se conviertaen unfactorde discriminaciónparalasmujeres(Carrasquer,Noguera,varella,1996).

~ Así, la presenciafemeninaen empresasde sectorestradicionalescomoel textil omósrecientementeen oenpacionesquereclamanun alto grado deflexibilidad comoel derestauración,poneen duda unavisión apriorísticade la escasadisponibilidad femeninahaciael empleo.

Jóvenes,empleoy desigualdadesdegénero 77

por lo menosen parte,conlas transformacionesen los procesosde accesoal empleoy conladificultad paracompaginarempleoy familia. Se retrasala edaddel matrimonio,de la maternidady disminuyeel númerode hijos22o, incluso, se contemplala posibilidadde no tenercargasfamiliares queimpidanel desarrollode un proyectoprofesional,como esel casode algu-nas adolescentes(Díaz, 1996). En cualquiercaso, pareceque las jóvenesson las principalesresponsablesde imaginary de poneren prácticaestra-tegiasque les permitan cumplir con las exigenciasde unaorganizaciónsocial del trabajosólo aptaparaaquellaspersonasquesostienensudispo-nibilidad productivasobreladisponibilidadreproductivade otras,ya seaatravésdel trabajodomésticorealizadopor otros familiares(madres,espo-sase hijas, en la mayorpartede ocasiones),ya seaa través del trabajodomésticoremunerado,realizadoen la mayorpartede casostambiénpormujeres.

3. Conclusiones:jóvenessí, pero...

Los ejemplospropuestosen el apartadoanteriorsobreel desigualvalorde la formación o la importanciadel trabajode la reproducciónsobreelempleo,no nosremitenasituacionesaisladaso amerasdiferenciasentreambossexos.La perspectivade géneropermiteintegrartodosesosaspec-tos,aportandoun puntode vistamáscomplejotantorespectode lajuven-tud comodel empleo.Así hemospodido argumentarla existenciadejóve-nes en masculinoy de jóvenesen femenino, siendola juventud unmomentosignificativo desdeel punto de vistade la construcciónde esasidentidadesy prácticassocialessexuadas,peroincompletoporquelos efec-

22 En España,la edadmediade las mujeresen el momentodel primermatrimonio es

de25,6añosy de27 y 25,9añosen elPaísVascoy enCatalunya,respectivamente,porponerdos ejemplos;la edadmediaen lamaternidadesde 29 añosen Españay de 30 añosen elPaísVascoy enCatalunya;el índicesintéticode fecundidadesdel 1,32 paraEspaña,del 1,1paraCatalunyay del0,97parael Paísvasco,segúncifraspara1991, ofrecidasporel Anua-río deEstadísticaVasco.1996, InstitutoVasco deEstadística,\Jitoria-Gasteiz,1997,paralosdatosreferidosa Españay ni PaísVascoy por el Anuarí Estadisticde Gatalunya 1996,lnstitut dEstadisticade Catalunya,Generalitatde Catalunya,Barcelona,1997, parael casode Catalunya.Estosdatospermitenconsiderarque, conindependenciadelaedadenquesecontraematrimonio,la edaddela maternidadtiendeasituarsealrededordelos treintaañosparalasjóvenesespañolas.EnaJgunoscasos,comoeJ dejóvenesurbanasconexpectativasdeproyecciónprofesional,estaedadse rebasa,situándoseel límite máximo deseableen los35 años(Carrasquer,Noguera,Varella, 1996).

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tosdeserjoven degéneromasculinoo de génerofemeninosobreelempleono se limitan aun momentoparticularen la trayectoriavital de las perso-nas.No obstante,la pertinenciade un análisislongitudinalde las desigual-dadesde género,no suponenegarlavalidez aun análisisquepresteaten-ción aesarealidadsocialparticular,tal comohemosprocuradomostraralo largo de las páginasanteriores.Desdeestepuntode vista, si lajuventudseconstruyecomounapiezaclaveen los procesosde reproducciónsocial,resultaríade graninterésel análisisen profundidadde las posiblestrans-formacionesen los modosde ver y estaren el empleodelos y lasjóvenes,asícomode los cambiosqueseestánproduciendo,o al menosseapuntan,enrelaciónalas formasy alos contenidosde laconvivenciaentrelasgene-racionesmásjóvenes,puestoquetalescambiospodríanserindicativosdetransformacionessocialesde mayorcalado.

Con todo, convieneunacierta cautelaa la horade realizarun balancede la magnitudy el alcancede tales cambios.Por el momento,no pareceaventuradoafirmar que, en general,esastransformacionesafectanmásalasjóvenesquea losjóvenes.Los jóvenesespañolescontinúanorientadoshaciala produccióno, en cualquiercaso, hacia disponerde mástiempoparaellos mismos.Mientrasque las jóvenesespañolasse encuentranenunaposicióncontradictoria:por un lado, adquierenunanuevalegitimidadsocialpuesseaproximanalo quees lanormade participaciónen el ámbitoproductivo;pero, por otro lado, en lamayoríade los casos,mantienensuprotagonismoen el ámbitodoméstico,apesarde los cambiosobservadosen las pautasde reproducción,resumiblesen la ideade menoshijosy mástarde.En estesentido,tanto lo que socialmenteseesperade las jóvenes,comolo que lamayoríade ellas realizao consideraríadeseable,sevuelvebastantemáscomplejoquecuandola legitimidad social de las mujeressesustentasólo en supapelde madresy esposas.Por estarazón,el pasodejovenaadultaseha convertidotambiénen algomáscomplejo,puessuponeel «éxito» en ambasesferassociales.De ahí lapérdidadeimportanciade lafigura de «amade casa»como modelo aseguir, y la consolidaciónde la«doblepresencia»en el imaginario familiar y laboral de lasjóvenesespa-flolas, reforzadacomo proyecto de futuro por la solidez de estaimagenentrelaspropiasadolescentes.Porúltimo, algunoscolectivos,minoritarios,dejóvenesurbanas,conestudiossuperioresy un proyectoprofesionaldefi-nido, apuestanporjugaren el mismoterrenoquelamayoríadelosjóvenes,es decir, se vena si mismascomosujetocon identidadpropiay no comosujetocuyaidentidadsocialsederivade la disponibilidadhacialos demás;paso previo a unaposible renegociacióndel pacto entre ambossexos,segúnalgunasespecialistas.Un posicionamientoque,por lo que al empleo

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se refiere, suponeasumiry profundizaren un modelo masculinode pre-senciaen el empleo,del queya hanparticipadoalgunasmujeresde gene-racionesanteriores.En cualquierade los dos casosúltimos casos,perosobretodo en el queacabamosde señalar,pareceque lasjóvenesespaño-las seacercana un ideal de modernidady de ciudadaníaquequizáhoy sepongaen dudainclusoparalos quehastael momentohansido susprota-gonistas.O, por el contrario, estecambiohaciael «presentismolaboral»queseapuntaen algunoscolectivosdemujeresjóvenesquizá, comolapro-piajuventud,sepaseconla edad.

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