joshua harris le dije adios a las citas amorosas3

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Le dije adiós a las citas amorosas 10 C A P Í T U L O U N O A m o r P r u d e n t e Más allá del placer y regresando a lo que es bueno inalmente había llegado, era el día de la boda de Ana. Este era el día con que tanto había soñado he invertido meses en planificarlo. La diminuta y pintoresca iglesia estaba llena de amigos y familiares. Los rayos del sol penetraban cálidamente a través del colorido vitral y la suave música de un cuarteto de cuerdas resonaba por todo el auditorio. Ana desfilo por el pasillo de la iglesia hasta encontrarse con David, el gozo que experimentaba era obvio, este era el momento que había esperado por tanto tiempo. David tomo gentilmente su mano y ambos se colocaron frente al altar. Pero cuando el ministro les pidió a Ana y a David que se expresaran mutuamente los votos de compromiso matrimonial, algo inesperado ocurrió. Una hermosa joven en medio de la congregación, camino hacia el altar y tomo la otra mano de David, otra joven se acerco y se paró al lado de la primera, seguida por otra joven más. Pronto había seis bellas jóvenes de pie al lado de David, mientras este le expresa sus votos a Ana. Los labios de Ana comenzaron a temblar, mientras sus ojos se inundaban con lágrimas. - ¿Qué chiste es este?- le susurró Ana a David. - - dijo el sin levantar la vista. - David ¿Quiénes son estas chicas? ¿Que estas sucediendo? dijo ella con voz entrecortada. - Son chicas de mi pasado- respondió él con tristeza.- - Pero yo pensé que tu corazón me pertenecía solo a mí- dijo ella. - Así es, así es- dijo él entre ruegos. Todo lo que te queda, te pertenece. Una lágrima rodo por la mejilla de Ana. Y entonces, despertó. E n g a ñ a d a sucio pensamiento: ¿Cuántos hombres podrían pararse a mi lado el día de la boda? ¿En cuantas ocasiones entregue mi corazón en relaciones a corto plazo? ¿Habrá quedado algo A menudo pienso en el sueño de Ana, es una imagen estremecedora que me persigue. También hay varias chicas que forman parte de mi pasado. ¿Qué haría si ellas deciden estar presentes el día de mi boda? ¿Qué podrían decir ellas a los novios cuando se acerquen a saludarlos después de la ceremonia? F

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  • Le dije adis a las citas amorosas

    10

    CAPTULO UNO

    Amor PrudenteMs all del placer y regresando a lo que es bueno

    inalmente haba llegado, era el da de la boda de Ana. Este era el da con quetanto haba soado he invertido meses en planificarlo. La diminuta y pintorescaiglesia estaba llena de amigos y familiares. Los rayos del sol penetrabanclidamente a travs del colorido vitral y la suave msica de un cuarteto de

    cuerdas resonaba por todo el auditorio. Ana desfilo por el pasillo de la iglesia hastaencontrarse con David, el gozo que experimentaba era obvio, este era el momentoque haba esperado por tanto tiempo. David tomo gentilmente su mano y ambos secolocaron frente al altar.Pero cuando el ministro les pidi a Ana y a David que se expresaran mutuamente losvotos de compromiso matrimonial, algo inesperado ocurri. Una hermosa joven enmedio de la congregacin, camino hacia el altar y tomo la otra mano de David, otrajoven se acerco y se par al lado de la primera, seguida por otra joven ms. Prontohaba seis bellas jvenes de pie al lado de David, mientras este le expresa sus votos aAna.Los labios de Ana comenzaron a temblar, mientras sus ojos se inundaban conlgrimas.- Qu chiste es este?- le susurr Ana a David.- - dijo el sin levantar la vista.- David Quines son estas chicas? Que estas sucediendo? dijo ella con voz

    entrecortada.- Son chicas de mi pasado- respondi l con tristeza.-- Pero yo pens que tu corazn me perteneca solo a m- dijo ella.- As es, as es- dijo l entre ruegos. Todo lo que te queda, te pertenece.Una lgrima rodo por la mejilla de Ana. Y entonces, despert.

    Engaada

    sucio pensamiento:Cuntos hombres podran pararse a mi lado el da de la boda? En cuantasocasiones entregue mi corazn en relaciones a corto plazo? Habr quedado algo

    A menudo pienso en el sueo de Ana, es una imagen estremecedora que me persigue.Tambin hay varias chicas que forman parte de mi pasado. Qu hara si ellasdeciden estar presentes el da de mi boda? Qu podran decir ellas a los novioscuando se acerquen a saludarlos despus de la ceremonia?

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  • Le dije adis a las citas amorosas

    11

    - Que grandes promesas expresaste hoy en el altar, espero que hayasmejorado en el cumplimiento de tus promesas, y que no hagas como cuando nos-Ya le has hablado acerca de m? le has comentado de todas las cosas lindas que

    Hay ciertas relaciones que al pensar en ellas, solo puedo sentir pesar oremordimiento. Me esfuerzo mucho por no pensar en ellas. Las he tenido que echara un lado con unaporque as se lo he pedido y tambin se que varias de las chicas me han perdonado,porque as se los he pedido.

    Es justamente asDurante mis aos de crecimiento considere las prcticas de las citas y el noviazgocomo parte de la experiencia total de la adolescencia. Cuando no estaba saliendo conuna chica, estaba saliendo con otra.Todo esto comenz durante la escuela intermedia, donde mis amigos y yoconsiderbamos esta prctica como un juego, como una oportunidad de jugar a losenamorados y experimentar con las relaciones. Tener una novia significaba poco ms

    preocupacin era que la chica fuera la que terminara con la relacin, ninguno denosotros quera verse en esta situacin, ya que ramos nosotros los que siempreinicibamos el rompimiento. Conoc una chica que se hizo famosa por usar la rutinade rompimiento ms rpido de la historia, cuando ella quera terminar su noviazgo

    Pero pronto llego la etapa en que simplemente decir que estabas saliendo con unachica ya no era suficiente. Y entonces comenzamos a experimentar en las relacionescon el aspecto fsico. En esta etapa, salir con alguien lleg a significar que tambinhabas besado a esa persona. Recuerdo que en cierta ocasin yo estaba al lado de unachica que me gustaba, mientras ella llamaba por telfono y rompa su relacin con l.Tan pronto como termin de hablar con el novio ella me bes; y eso quera decir que

    menear la cabeza al considerar lo inmaduro que ramos. La intimidad fsica deaquellos das de la escuela intermedia, no tena absolutamente nada que ver con amoro con lo que es el verdadero afecto. Nosotros simplemente estbamos imitando loque observbamos en los chicos mayores y lo que veamos en las pelculas. Nospareca que era algo de gente mayor, pero en realidad no era ms que lascivia.

  • Le dije adis a las citas amorosas

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    Estoy agradecido de que la escuela intermedia no dur para siempre. Al llegar a laescuela superior le puse seriedad a mi relacin con Dios y me involucr activamenteen el grupo de jvenes de la iglesia. Coloqu en mi biblia una etiqueta engomada que

    hasta elmatrimonio. Desafortunadamente, el grupo de jvenes me ayudo muy poco amejorar las ideas inmaduras que yo tena respecto a las relaciones. Aun en la iglesiajugbamos al mismo jueguito de las citas y el noviazgo apasionado- con mayor pasinde la que dedicbamos a la adoracin o a escuchar los sermones- Durante el serviciodominical nos pasbamos notas sobre quien le gustaba a quien y sobre quien estabasaliendo con quien y quien haba roto la relacin con quien.La reunin de jvenes los mircoles por la noche nos brindaba la oportunidad de

    inundacin de corazones rotos en el vestbulo de la iglesia.Durante mi segundo ao de escuela superior, mi participacin en el juego de amordio un giro hacia la seriedad. Ese fue el verano en que conoc a Kelly, era una chicahermosa, rubia, dos pulgadas ms alta que yo; a esto ltimo no le prest importancia.Kelly era muy popular y todos los chicos la queran. Ya que en el grupo yo era elnico con la valenta de hablarle, ella termin enamorndose de m. Fue durante unviaje con el grupo de jvenes, donde fuimos a esquiar sobre el agua (esqu acutico)que le ped que fuera mi novia.Ella fue la primera novia que tomaba en serio. Todos en el grupo de jvenes nos

    yllego a conocerme mejor que ninguna otra persona. Despus que mis padres seretiraban a su habitacin, Kelly y yo pasbamos horas hablando por telfonos, a veceshasta avanzada la noche, hablando de todos los temas y sobre nada en particular.Llegamos a pensar que Dios nos haba hecho el uno para el otro y hablamos sobrecasarnos algn da. Yo le promet que la amara para siempre.Pero, al igual que tantas relaciones durante la escuela superior, nuestro romance eraprematuro- demasiado y muy pronto- ambos comenzamos a luchar con el aspectofsico en nuestra relacin. Sabamos muy bien que no podamos estar fsicamenteunidos de la manera en que lo estbamos emocionalmente. Como resultado de estalucha, comenzamos a experimentar una tensin constante y esto nos afectonegativamente, con el tiempo la relacin se volvi amarga.- Debemos terminar- le dije cierta noche, despus de ver una pelcula en el cine.

    Ambos sabamos que esto sucedera.- Existe la posibilidad de que podamos reanudar algo en el futuro?- pregunto ella.- No-dije yo, tratando de sonar inquebrantable- todo ha terminado.Finalizamos la relacin dos aos despus de habernos conocido, y no fue para