josé luis ortiz castro
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ENTREVISTA RESTAURADOR DE ARTE
AVENDAÑO VILLAVICENCIO GERARDO
GRUPO: 1303
15 DE NOVIEMBRE DE 2013
ENTREVISTA RESTAURADOR DE ARTE
“La restauración no es una carrera para lucrar, es para vivir al día”.
La obra un pintor puede ser reconocida por muchas personas, pero eso no
significa que pueda mantenerse intacta y trascender. Se necesita de profesionales
para preservar los trabajos.
José Luis Ortiz Castro trabaja como restaurador perito del área de caballete en el
Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble
(Cencropam) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), y desde hace 32 años
realiza la labor de salvaguardar obras pictóricas, herencia cultural del país.
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El trabajo que hace lo compara con el de un médico o un artesano, en ambos
casos se debe trabajar de manera profesional, menciona. “Hace falta espacios de
calidad los recursos para trabajar como se quiere y además se necesita técnica y
experiencia”.
Somos Artesanos.
El proceso de restauración de una obra debe ser muy cuidadoso . Se elabora un
dictamen, en algunos casos no es tan evidente el problema y hay que hacer una
revisión más minuciosa, inspección visual, táctil, incluso auditiva al rozar la
superficie con el dedo o con la uña se produce sonido que también habla del
estado de la obra.
De acuerdo con la valoración de la obra se puede aplicar alguna técnica de
conservación, “Si la obra así como está no se va a seguir deteriorando, sólo
implica mantener la obra, lo que está relacionado con el espacio donde se
encuentra, que tenga las condiciones adecuadas, humedad, luz, el mobiliario
ideal”, comenta el restaurador.
Posterior al dictamen se realiza una propuesta de tratamiento, se elabora un
presupuesto de intervención que incluye materiales, se hacen registros gráficos
como fotografías, posteriormente la intervención, por ejemplo limpiar superficies.
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Para José Luis la limpieza de la obra es interesante,” el limpiar el polvo, se da por
etapas, hay que identificar porque se pega, primero se hace con una brocha o con
un cepillo cuando está pegado por fuerzas electroestáticas, se necesita un agente
que contrarreste esas fuerzas de atracción, aquí entra la utilización de materiales
grasos, desde agua, sales, jabón, solventes, agua con alcohol”.
Acerca del costo de restauración de un trabajo pictórico señala que depende del
tiempo y dinero que se le invierta, se deja un margen de tiempo, puede haber
obras que tarden un día o trabajos que se demoren hasta dos meses. El
presupuesto se calcula de acuerdo a los materiales que se utilicen, otra parte es la
mano de obra.
El trabajo de restauración no está exento de errores, se pueden dañar las obras
más de como se encuentran; “Trabajando por mi cuenta, en el proceso de tensar
una obra, colocando una bandas de papel mojado alrededor de la obra para que
cuando se seque la obra se tense una pieza de papel amate, no considere que el
papel está hecho de fibras prensadas, y cuando se secó el soporte la obra se
partió en dos”.
Percepción del Universo.
El espacio de trabajo de un restaurador no es alejado al de un artista, José lleva a
cabo sus tareas en un cuarto blanco e iluminado con luz natural, que forma parte
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del Antiguo Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, ubicado en la calle de
San Ildefonso, en el Centro Histórico de la ciudad de México.
Su interés por la pintura y las artes según dice, nació de esa necesidad casi
fisiológica de trazar una línea y comenzar a crear en una superficie. Es la
percepción del universo para después expresarla.
Aunque por un tiempo estudió química industrial, su verdadera vocación eran las
artes lo que lo llevo a realizar la carrera de Artes visuales en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Me preocupaba el campo de trabajo, el no poder vivir como artista plástico, el
ingreso económico no es bueno, sabia que una fuente constante de ingresos era
ser maestro, vi la posibilidad de la restauración así que el entrar al INBA era ideal
porque era una forma de tener un ingreso y de estar en contacto con las obras, así
podía seguir con una educación técnica y visual”.
Para ejercer su trabajo como restaurador, ha procurado una preparación
académica adecuada. En 1991 tomó un curso de conservación de madera en
Venecia Italia, entre 1995 y 1996 realizó en Madrid, España, otro de conservación
de pintura de caballete. En México cursó un año de restauración de pintura mural
y de caballete.
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Con 53 años de edad 32 de ellos los ha vivido en el INBA, cuatro como
subdirector, aunque en un principio no pensó durar tanto tiempo ahí su gusto por
el arte y el estar en contacto con las obras lo han llevado a participar de
significativos acontecimientos.
“En el terremoto de 1985 algunos murales sufrieron daños sin embargo por el
impacto emocional no pude salir a revisar obra mural en la ciudad de México”.
En 1989 como parte de una exposición fue el encargado de llevar un mural de
Rufino Tamayo a Puerto Rico, también a trasladado obras de Miguel Covarruvias
a indonesia.
Restaurar el arte
Delante de una pintura de la santísima trinidad, perteneciente al siglo XVIII, opina
acerca de la existencia de espacios como el Centro Nacional de Conservación y
Registro del Patrimonio Artístico Mueble, (CENCROPAM).
“El concepto de centro nacional es muy ambicioso implica un compromiso que no
se puede cumplir con un trabajo artesanal; un centro nacional debería tener
investigación, materiales, tecnología, contactos con otros institutos, generamos
poca información, documentamos poco.”
–¿Cuál es el principal problema que se enfrenta en su trabajo?
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–Las pendejadas, la falta de criterio, información y sensibilidad, cuando el
diagnostico es equivocado, el no identificar la estabilidad de una superficie por
ejemplo, la falta de experiencia. Hay obras que están muy bien trabajadas y
también, errores básicos.
–¿Cuál ha sido su mejor trabajo?
– No tengo un mejor trabajo como tal, uno ha tocado mucho trabajando en el INBA
se está en contacto con las obras que son patrimonio nacional, he trabajado Las
Dos Fridas.
–¿Qué proyecto le gustaría realizar?
– Hacer el manual del falsificador, no para falsificar sino para identificar obra,
estuve experimentando envejeciendo papel y tela. Poder colaborar en un
laboratorio.
–¿Qué le deja hacer el trabajo de restauración?
–La satisfacción de dejar un trabajo bien hecho, aunque a veces hay cosas que
duelen, tengo una buena posición técnica y respetada, mis compañeros reconocen
mi trabajo.
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