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EL LENGUAJE DE LA CIENCIA POLÍTICA EN EL OBSERVADOR CARAQUEÑO 1824-1825 Publicado en: Imprentas y Periódicos de la Emancipación. A dos siglos de la Gaceta de Caracas. Memoria de las VIII Jornadas de Historia y Religión. Pág.147-174. KAS-UCAB. 2009 Lic. José Javier Blanco Universidad Central de Venezuela 1. Historia intelectual y lenguajes políticos Hace ya algunas décadas que se ha producido el giro lingüístico en las ciencias sociales. Una de las disciplinas que ha incorporado los hallazgos de sus investigaciones de manera original ha sido el estudio del pensamiento político o historia de las ideas. El estudio de las ideas políticas ya no es lo que era otrora. La forma de enfocar su estudio ha sido revolucionada por la propuesta metodológica de Quentin Skinner, quien condensa la labor del historiador de las ideas Agradezco a mis colegas Prof. Dr. Fernando Falcón y al Prof. Luis Daniel Perrone de la UCV del Grupo de Investigación de Historia de los Conceptos y Lenguajes Políticos de la EEPA, por sus comentarios y ayuda en la realización del presente trabajo.

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EL LENGUAJE DE LA CIENCIA POLTICA EN EL OBSERVADOR CARAQUEO 1824-1825Publicado en: Imprentas y Peridicos de la Emancipacin. A dos siglos de la Gaceta de Caracas. Memoria de las VIII Jornadas de Historia y Religin. Pg.147-174. KASUCAB. 2009

Lic. Jos Javier Blanco Universidad Central de Venezuela

1. Historia intelectual y lenguajes polticos

Hace ya algunas dcadas que se ha producido el giro lingstico en las ciencias sociales. Una de las disciplinas que ha incorporado los hallazgos de sus investigaciones de manera original ha sido el estudio del pensamiento poltico o historia de las ideas. El estudio de las ideas polticas ya no es lo que era otrora. La forma de enfocar su estudio ha sido revolucionada por la propuesta metodolgica de Quentin Skinner, quien condensa la labor del historiador de las ideas en indagar qu es lo que haca el autor al decir lo que deca (Skinner, 2002).

Sin embargo, junto a la de Skinner han surgido otras propuestas como la de J.G.A. Pocock, quien propone historiar lenguajes polticos, y siguiendo una tradicin historicista hermenutica ha surgido la Begriffsgeschichte o Historia Conceptual de Reinhart Koselleck. De modo que la unidad de la disciplina se encuentra fragmentada: cul es la mejor forma de estudiar el pensamiento poltico?, historiar las intenciones de los textos?, historiar lenguajes polticos?, o

Agradezco a mis colegas Prof. Dr. Fernando Falcn y al Prof. Luis Daniel Perrone de la UCV del Grupo de Investigacin de Historia de los Conceptos y Lenguajes Polticos de la EEPA, por sus comentarios y ayuda en la realizacin del presente trabajo.

historiar conceptos polticos? No conocemos la respuesta y esta no es la ocasin para intentar buscarla, pero lo seguro es que ya no se trata de historiar ideas.

Tampoco vamos a tratar de argumentar por qu la opcin metodolgica que tomamos es la mejor, se trata simplemente de una opcin entre otras, se trata simplemente de una historia que contar. Pero antes de empezar a narrar una breve historia del lenguaje de la ciencia poltica hemos de empezar por aclarar los presupuestos y conceptos principales que informan a esta forma de narrar la historia.

El origen comn de las empresas tericas tanto de Skinner como de Pocock nos obliga a empezar haciendo mencin de ambas para posteriormente deslindarnos hacia la corriente que nos interesa. Hemos de notar, en primer lugar, que en el marco de la historia intelectual tanto la obra de Skinner como la de Pocock comparten unos mismos presupuestos filosficos, pero difieren en la prctica. Ambos hallan sus orgenes intelectuales en los trabajos pioneros de Ludwig Wittgenstein en la filosofa analtica y de John Langshaw Austin en la filosofa del lenguaje ordinario. De Wittgenstein toman prcticamente dos elementos, el primero, el hallazgo de que el significado de una palabra depende de su uso, y segundo, el concepto de juegos de lenguaje (Wittgenstein, 2002). De J.L. Austin toman la importante nocin de actos de habla, el cual se descompona en: actos locucionarios, actos ilocucionarios y actos perlocucionarios (Austin, 1971). La relacin de estos tres elementos ser explotada sobre todo por Skinner, mas la nocin de acto de habla ser desarrollada dentro de la filosofa del lenguaje gracias a los trabajos de John Searle.

Ambos, tambin, deben el hecho de poder haber hallado este campo de investigacin a una misma casualidad: el trabajo de Peter Laslett sobre John Locke. Laslett, en un contexto de desinters por el estudio del pensamiento poltico (fue el mismo Laslett quien afirm for the moment, anyway, political philosophy is dead), demostr que la obra de John Locke Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil no era como se pensaba una obra poltico-filosfica sistemtica, sino que se trataba de un panfleto poltico que Locke redact para apoyar las actividades polticas de Lord Shaftesbury (Pocock, 1985).

Este fue el hecho que desat un renovado inters por el estudio del pensamiento poltico. Nos viene inmediatamente a la mente el ensayo de Meaning and Understanding in the history of ideas de Quentin Skinner, donde se condensan los

principales argumentos de su propuesta metodolgica, en el cual el autor describe los mitos en los que habitualmente caa el historiador de las ideas, a saber, el mito de las doctrinas, el mito de la coherencia, el mito del provincialismo y la prolepsis (Skinner, 2002). Pero no queremos ahondar sobre esto en esta ocasin.

A pesar de que fue Skinner quien en esta corriente adquiri mayor fama y reconocimiento el nombre de J.G.A. Pocock brilla con luz propia. El pensamiento de Pocock en el fondo a penas difiere del de Skinner, sin embargo, en la prctica existen diferencias dignas de contrastar. No por ello se encuentra contradiccin fundamental alguna entre ambos planteamientos, sino todo lo contrario, es posible la complementacin. Concretamente, ambos difieren en su unidad principal de anlisis, y como es lgico, cada esquema conceptual revelar problemas y abordajes particulares. La unidad de anlisis principal de Pocock es el lenguaje, y ello lo obliga a escribir la historia de distintas formas de comunicacin polticas, las cuales se consolidan bajo la forma de vocabularios, retricas, topoi, entre otros. Estos distintos lenguajes se revelan como los desencadenadores de distintos conflictos, tensiones y contradicciones, a la vez que son la expresin inmediata de stos. Muy diferente es la perspectiva de Skinner quien solo est centrado en un texto u obra y su contexto lingstico y fctico. Skinner busca responder a la pregunta de qu haca el autor al decir lo que deca, cul era la intencin del texto, era una crtica, una stira, un contraargumento, etc. Finalmente, estudiar lenguajes implica rastrear tradiciones polticas discursivasaunque a Pocock no le guste usar la palabra-, mientras que estudiar textos implica estudiar obras de determinados autores en sus contextos lingsticos originales.

a. Qu son lenguajes polticos?

Un lenguaje es un conjunto de topoi (lugares comunes), metforas, retricas y vocabularios que el historiador tiene que aprender a reconocer y a leer (Pagden, 1987). Pocock tambin lleg a utilizar el concepto de paradigma para condensar esta idea. Un lenguaje funciona de manera anloga a un paradigma, dentro cada lenguaje existen verdades, existen formas permitidas de argumentar y formas que no lo estn o que son despreciadas. Existen incluso grupos sociales que piensan y se comunican en funcin de ciertos lenguajes diferencindose de otros grupos sociales. (Pocock, 1987)

Reconocer un lenguaje poltico no es cosa fcil entre otras razones porque en un mismo texto encontramos una diversidad de lenguajes. Por eso decimos que todos los textos hablan esperanto. De modo que el historiador para desglosar un lenguaje tiene que reconocer estos topoi, ests metforas, estos vocabularios, ests retricas a travs de una variedad de textos.

De igual manera no es tan fcil determinar los orgenes y las fronteras de los lenguajes. Podemos decir que los lenguajes tienen lmites difusos. Intentar aislar un lenguaje es comparable a seguir con la vista la rama de un rbol, nunca es una misma, y siempre da lugar a otras ramas. Si nos preguntamos por el ser de la rama no lo podremos separar de la caracterstica de estar inextricablemente vinculada con otras ramas incluso disponemos en nuestro vocabulario de un sustantivo como ramificacin y su verbo ramificar. De manera anloga sucede con los lenguajes, no hay manera de que cuando indaguemos un lenguaje no nos topemos con muchos otros, sea cuando averiguamos sobre sus orgenes o sobre su delimitacin y diferencia frente a otros.

Muchas veces se reconoce un lenguaje por la recurrencia de unas determinadas fuentes o autores, por lo general fuentes clsicas, pero tambin puede darse el caso de autores paradigmticos cuya obra haya causado un gran impacto. Sin embargo, hemos de tener en cuenta el hecho de que un autor no hace un lenguaje, para que exista un lenguaje es imprescindible la participacin de otros autores.

Finalmente habremos de explicar muy brevemente cmo funciona un lenguaje, o mejor dicho, cul es su dinmica, cmo cambia. Pocock explica cmo funcionan los lenguajes a partir de una diferencia, a saber, aquella entre langue y parole. Entre ambos conceptos se produce una suerte de retroalimentacin, o quiz, tal como las mnadas de Leibniz, contienen una dimensin dinmica que las hace cambiar pero que no por ello pierde su unidad como mnada. As pues, dicho en los propios trminos de Pocock, el acto de habla (parole) se efecta en el seno de un lenguaje (langue) pero a la vez que es ejecutado produce transformaciones marginales en el lenguaje hasta que lo transforma.

b. Por qu es importante estudiar lenguajes polticos?

Comprender es siempre un acontecimiento presente, de modo que, ante la presin de la finitud e historicidad de cada comprensin, lo fructfero en las ciencias sociales est en siempre garantizar nuevas perspectivas para la comprensin de los fenmenos y no en legitimar un mtodo o una teora como la nica que garantiza el acceso a la verdad. Y es slo en la diversidad de mltiples autodescripciones, de mltiples puntos de vista, que enriquecemos nuestro conocimiento del mundo. Es, pues, importante estudiar lenguajes polticos ya que a travs de ellos accedemos a nuevas formas de comprender la historia poltica.

En la historia intelectual se busca comprender a los acontecimientos polticos desde el punto de vista de la tensin, contradiccin y/o confluencia de distintos lenguajes polticos, o modos de hablar polticamente, en los cuales los actores polticos se comunican y piensan. Decimos en y no con, mediante ni a partir de ya que el lenguaje no es mediacin alguna sino que, al decir de Searle, l mismo es un nivel dentico de realidad (Searle, 2006), al decir de Gadamer, el ser al que puede entenderse es lenguaje. (Gadamer, 2001)

Cuando nos preguntamos por un lenguaje poltico en un momento histrico particular nos preguntamos por un repertorio de artefactos semnticos, tales como discursos, retricas, vocabularios, que configuran los marcos cognitivos de los actores polticos del momento; marcos que condicionaron la manera cmo stos actores pensaron y comunicaron sus pareceres, diagnosticaron su situacin poltica y social, enunciaron sus ideales y aspiraciones y trabaron sus luchas.

De esta manera, pues, los invito a otear desde la atalaya de la historia de los lenguajes polticos un pequeo episodio de la historia venezolana, episodio muy corto, pero rico en significacin intelectual: la aparicin del Observador Caraqueo.

2. El Observador Caraqueo: su contexto y su historia

El Observador Caraqueo fue una publicacin semanal que se empez imprimir por Valentn Espinal en Caracas todos los jueves desde el 1 de Enero de 1824 hasta el 31 de Marzo de 1825. Se imprimieron 66 nmeros. En sus hojas vieron la luz pblica importantes documentos de nuestra independencia. Rara vez se publicaban en l noticias. Dada la naturaleza de su contenido, ms que un peridico era como una revista de teora poltica; en ella se compendiaban los grandes debates de teora poltica de la poca y tambin se planteaban los problemas de teora poltica que tenan que asumir los patriotas colombianos a la hora de procurarse la felicidad pblica. Tales temas eran la propiedad, la seguridad, el amor a la patria, el gobierno representativo, el gobierno monrquico, el gobierno representativo federal, la separacin del poder para su ejercicio, la monarqua y la independencia. Es de hacer notar cmo los autores hacan gala de su manejo de los grandes pensadores ilustrados denunciando el gran nivel intelectual que alcanz esta publicacin.

El peridico se fund con las intenciones de defender el cumplimiento de las leyes, escudriarlas en busca de defectos y sugerir mejoras, denunciar los desmedros de la administracin pblica, defender las ideas republicanas, ilustrar al pueblo en cuanto a sus verdaderos derechos y defender la independencia colombiana. Todas estas, ideas plasmadas en su Prospecto en donde tambin manifestaban su deseo de mantener su identidad en secreto. Se admite que sus redactores fueron Cristbal Mendoza y Francisco Javier Ynez, ambos eminentes juristas quienes participaron activamente en la poltica de la Venezuela independentista. (Grases, 1982).

De modo que es en el apuntalamiento del poder civil sobre el militar, en la defensa de las leyes para evitar que una autoridad invada la competencia de otra donde encontramos la motivacin de estos dos eminentes juristas para fundar el Observador Caraqueo. Aunado a ello podemos observar que la difusin de estas ideas fue pensada para contribuir al forjamiento de ciudadanos republicanos. Tarea que se mostraba urgente en un clima de confusin y cuando nuestro pueblo experimentaba por primera vez el vivir bajo el imperio de las leyes en una repblica.

a. Por qu el Observador Caraqueo llama particularmente la atencin para el estudio de los lenguajes polticos?

Como hemos hecho notar ms arriba el Observador Caraqueo compila en sus hojas el saber poltico de una poca. Por ello tenemos la ventaja de que cuando lo seleccionamos para indagar sobre un lenguaje poltico tenemos en un mismo texto una variedad de ellos, es decir, en una sola publicacin podemos seguir el rastro del lenguaje que nos proponemos seguir a travs de distintos autores.

Por otra parte, el lenguaje de la ciencia poltica como veremos a continuacin est muy estrechamente relacionado con el republicanismo, y estando el Observador Caraqueo consagrado a la defensa del republicanismo nos ofrece la posibilidad de examinar la particular relacin entre estos dos lenguajes polticos. Sin ms que agregar aqu pasemos a describir aquello que llamamos lenguaje de la ciencia poltica.

3. El lenguaje de la ciencia poltica ciencia del gobierno ciencia social

Para entender el lenguaje de la ciencia poltica es menester, antes que nada, esclarecer cuales eran las ideas filosficas dominantes en el ambiente intelectual de los siglos XVII y XVIII que informaban la forma de pensar sobre cualquier objeto, entre ellos evidentemente la poltica. En primer lugar, debemos abordar, muy sumaria y esquemticamente, las dos corrientes filosficas principales que informaban a la Ilustracin: el racionalismo y el empirismo. En segundo lugar, debemos examinar la importancia del concepto de naturaleza. Y finalmente, cmo todo esto afect al pensamiento sobre la poltica.

En la filosofa del siglo XVII vieron la luz dos obras fundamentales del pensamiento poltico occidental, la primera El discurso de mtodo de Ren Descartes y la segunda los Ensayos sobre el Entendimiento Humano de John Locke. La primera representa al racionalismo y la segunda la reaccin empirista. Las interesantes discusiones gnoseolgicas que se produjeron en esta poca tuvieron una grandsima repercusin en la filosofa occidental. Descartes sostena que el hombre para alcanzar el conocimiento verdadero deba partir de las verdades evidentes por s mismas, procurando formularse percepciones claras y

distintas. Para Descartes el pensar produce la certeza de la propia existencia. De modo que su doctrina filosfica se monta sobre las ideas y la capacidad de la razn para desentraar los misterios de la naturaleza y abrirlos al conocimiento. Descartes distingua entre las ideas innatas, las que provenan de afuera y las que el yo mismo se forjaba. (Coreth & Schndorf, 1987)

Locke sigue la huella de Bacon al pensar que la base del conocimiento humano no es la mera razn sino la experiencia, y a partir de all, ataca a la tesis de las ideas innatas de Descartes. El hombre no tiene ideas innatas sino que es como una tabula rasa, es la experiencia que va llenando los contenidos de conciencia. Sin embargo, Descartes y su mtodo ensearon a pensar a generaciones y la influencia de Descartes se deja ver con claridad en la obra de Locke. El ingls divide la experiencia en interna (sensacin) y externa (reflexin). Estas segn la intensidad de la impresin pueden producir ideas o no. Son las cualidades de los objetos los que producen las ideas, ya que slo estas cualidades nos producen impresiones. Hay ideas simples e ideas complejas que son compuestos de las primeras. (Locke, 2002)

En la Ilustracin y en el lenguaje de la ciencia poltica encontraremos ambos elementos, razn y experiencia, como garantes del conocimiento verdadero. La pretensin de un conocimiento certero sobre la poltica es lo que los actores de aquel tiempo pretendan alcanzar al hablar sobre ciencia poltica. Se trataba de encontrar mximas polticas reveladas por la razn y la experiencia. Como vemos lo que pasar a considerarse ciencia poltica est estrechamente vinculado con la gnoseologa vigente para la poca.

Hay un concepto fundamental en la Ilustracin, que no es el de razn, que cruza todo la filosofa ilustrada, al igual que todos o casi todos los lenguajes polticos que el historiador pueda descubrir. El concepto de naturaleza, pensamos, es este concepto fundamental imprescindible para entender la filosofa ilustrada. Este concepto arrastra una tradicin antiqusima, que nos remonta hasta los griegos. Aun en la Ilustracin persista la idea de legalidad y perfeccin de la naturaleza, y la urgencia por imitar su orden y armona. Aunque la forma de imitar este orden ya no pretenda ser igual al orden estamental s se pretenda que la sociedad estuviese organizada polticamente de una manera armnica. Esta armona se expresaba teleolgicamente con el concepto de felicidad.

La unidad elemental de la naturaleza era el hombre y aqu se empieza a marcar una tendencia a la individualizacin- y de sus cualidades naturales, de sus pasiones, se derivaban consecuencias para la organizacin del gobierno y la sociedad. Se dir que de no ser por las pasiones humanas el gobierno no sera necesario. Pero era tambin inherente a la naturaleza del hombre el ser racional. Por razn y por pasin era natural para el hombre asociarse con otros hombres. Era racional y en estaba en sintona con la armona de la naturaleza el que estas relaciones se llevasen a cabo de forma igualmente armnica, de aqu surge pues la moral. As pues, de la moral surgan la poltica y las leyes. La poltica era un asunto moral porque se trataba de cmo un conjunto de hombres podran asociarse para vivir juntos y alcanzar la felicidad pblica. Las leyes se desprendan de la moral y servan para codificar aquellas normas que la sociedad consideraba indispensables para su orden y felicidad. Casi todo lenguaje poltico en este momento histrico cruza por este concepto. Pero es sobre todo muy importante para el lenguaje de la ciencia poltica esta normatividad subyacente a la forma de entender la poltica como un asunto moral.

Como vemos pues, la poltica era un asunto moral y la moral era algo que Locke, Spinoza, Leibnitz, es decir, los principales filsofos de la poca, pensaban que poda estudiarse y determinarse con la exactitud de la geometra y de las matemticas. En pocas palabras, se pensaba que la moral era una ciencia exacta y que sus principios eran evidentes por s mismos, y por tanto, verdaderos. De modo que tal como en la geometra partiendo de axiomas sencillos se podra llegar a figuras ms complejas, siendo estas deducciones igualmente vlidas al serlo sus axiomas. Con la misma pretensin de buscar exactitud y legalidad en los fenmenos polticos encontramos a David Hume. l pensaba que las leyes y las formas de gobierno ofrecan principios tan claros que eran comparables a la certeza que se alcanzaba en las matemticas y que poco dependan del temperamento y humor de los hombres. (Hume, 2006). Y es pues por esta va que la poltica poda ser una ciencia.

Pero sobre la poltica tambin se podan alcanzar juicios certeros a travs de la experiencia histrica. La historia era una suerte de tribunal que juzgaba sobre lo adecuado o no de una ley o de una determinada forma de gobierno. De aqu que la opinin de los clsicos fuese muy importante, tanto para apoyarse en su sabidura como para denunciar que se haban equivocado cuando la razn y la experiencia develaba un principio poltico que ellos desconocan: como lo ser el gobierno representativo y la divisin de poderes.

El lenguaje de la ciencia poltica est marcado por dos momentos intelectuales esenciales, el primero es la querella de los antiguos y de los modernos y el segundo es la redaccin de los Federalist Papers. La primera crea una conciencia de que el saber de los modernos sobre las mximas de la poltica es ms avanzado y que por ello el saber de los antiguos pierde vigencia. La segunda es precisamente ese avance del que se vanagloria el primero, a saber, el principio de representacin. Para los antiguos e incluso para el mismo Montesquieu no era posible una repblica en un estado grande, ello slo se poda lograr uniendo a un conjunto de pequeas repblicas en una confederacin. Estados Unidos demostr al mundo que una repblica federal en un territorio grande era posible y ello a travs del principio de representacin.

No en balde el lenguaje de la ciencia poltica fluye sobre canales republicanos: evidentemente el principio ms moderno de la ciencia poltica es una mejora a la forma de gobierno republicana. Ciertamente la divisin de poderes tambin forma parte de esos grandes principios de la ciencia poltica pero no est limitada a las repblicas. Podemos afirmar que la doctrina de la divisin de poderes expresa cierta continuidad con la tradicin del pensamiento poltico greco-romano, -o de manera ms precisa lo que Pocock acuerda en llamar aristotelismo poltico-, en particular con el principio aristotlico de buscar la mejor forma de gobierno en un gobierno mixto.

Montesquieu no habl de constitucin mixta cuando enunciaba su doctrina de la divisin de poderes, no as John Adams quien hizo referencia expresa a esta tradicin. Pero para ambos Inglaterra era el modelo que tenan en mente a la hora de formular sus construcciones tericas. De todas formas no hemos de extraviarnos siguiendo estos intersticios, continuemos. De momento lo que nos encontramos aqu son con dos corrientes del lenguaje de la ciencia poltica: una anglfona profundamente republicana y empirista y una francfona de corte constitucionalista.

Tal y como indicamos en la parte introductoria un lenguaje poltico puede tambin reconocerse mediante autores paradigmticos. Identifiquemos pues cules son esos autores paradigmticos de la ciencia poltica. El primero que encontramos es Hobbes, seguido de Bacon, Locke, Hume y del otro lado del canal de la Mancha Montesquieu, Constant y Du Tracy, y en Amrica encontramos a Hamilton (ciertamente se pueden incluir a otros como Ferguson, Smith y Volney pero aqu nos limitamos slo a los ms representativos). Es menester recalcar que no es

vlido suponer que en estos autores podemos encontrar el lenguaje de la ciencia poltica en su forma pura, recordemos lo que decamos ms arriba: todos los autores hablan esperanto. Decimos que estos autores son representativos del lenguaje en el sentido de que sus obras han fijado de una forma u otra los vocabularios, las retricas y los topoi de este lenguaje.

Hobbes en su obra desarroll un racionalismo que marc pauta para las generaciones posteriores. La lgica irresistible de sus juicios lo ubica como una referencia obligada incluso para aquellos que diferan de sus ideas. Lo que hace un autor representativo es su pretensin de estudiar la poltica como una ciencia exacta al igual que la geometra. Bacon se destaca por haber fundado el empirismo y haber servido de soporte para otros autores como Locke, Hume y Hamilton. Los escritos polticos de Locke no parecen ser consecuentes con sus presupuestos filosficos, sin embargo, sus Ensayos sobre el Entendimiento Humano causaron una huella muy profunda en la filosofa occidental. Hume escribi un ensayo titulado Que la poltica puede ser reducida a ciencia donde expresa la posibilidad de hallar principios tan generales y ciertos como en las matemticas. En sus ensayos polticos escribe en este lenguaje apodctico y adems tiene gran repercusin en Norteamrica, en particular, sobre los redactores del Federalista.

Montesquieu escribe El Espritu de las Leyes, una obra de gran repercusin durante la Ilustracin, muchos de los principios que l esboz se convirtieron en topoi del lenguaje de la ciencia poltica. Por ejemplo, la naturaleza y principios de las formas de gobierno (para Montesquieu estas eran la monarqua, el despotismo y la repblica, y dentro de esta ltima la repblica democrtica y la repblica aristocrtica); el principio de que el legislador deba atender al temperamento del pueblo y a la forma de gobierno a la hora de legislar; que el poder debe ser dividido si se quiere garantizar la libertad, entre otros (Montesquieu, 2001). Constant se imbuye en indagar sobre la constitucin, las garantas y profundiza sobre la divisin de poderes desde el punto de vista constitucional. Se le incluye porque el lenguaje en el que se expres era apodctico. Du Tracy es racionalista y empirista en sus crticas a Montesquieu, ya que sus crticas en parte se derivan de la lgica y en parte del contraste de los juicios de Montesquieu con el momento histrico en el que vivi Du Tracy. Critica fuertemente la clasificacin de Montesquieu de las formas de gobierno y sus respectivos principios y pretende alcanzar mayor precisin en los juicios que enunci Montesquieu que estima verdaderos. Por esto podemos decir que es posible observar en su Comentario

sobre el Espritu de las Leyes de Montesquieu trazos del lenguaje de la ciencia poltica. (Du Tracy, 2001)

Hamilton en The Federalist Papers habla casi exclusivamente un lenguaje apodctico y que podemos calificar sin duda como de ciencia poltica. Introduce adems un vocabulario tpico de la democracia representativa como lo es el anlisis de la conducta electoral. De igual manera su lenguaje emprico racionalista lo lleva a explorar la psicologa poltica (Skhlar, 1987).

Ahora bien qu es lo que caracteriza a este lenguaje, en qu consiste ese vocabulario que lo identifica. Podemos decir que los siguientes elementos forman parte del vocabulario caracterstico del lenguaje de la ciencia poltica:

-

El uso de la historia para apuntalar un juicio Como consecuencia del primero, la emisin de juicios sobre la poltica con base en la razn y la experiencia. El carcter apodctico o de certeza que tienen los juicios, como consecuencia de los dos anteriores. Dado que el pueblo era el objeto de estudio para los filsofos polticos a la vez que materia prima para los legisladores, jugaba un rol muy importante la consideracin de las pasiones y de la psicologa en la organizacin de la sociedad y el Estado. El principio del gobierno representativo como el ltimo avance en la ciencia de la poltica Organizacin del Estado

-

-

De estos 5 puntos es quiz el ltimo el ms problemtico, ya que con la organizacin del Estado no slo tiene que ver el lenguaje de la ciencia poltica sino tambin el de la economa poltica sino es que con casi todos los lenguajes. Las diferencias, pensamos, que se pueden establecer de la siguiente manera: el lenguaje de la economa poltica incorpora, naturalmente, el tema de las actividades econmicas y su importancia para la grandeza del Estado. En l se superan los lmites del Estado como marco conceptual y se entra en el mbito de la comparacin entre naciones, qu nacin es ms industriosa y cual lo es menos, y consiguientemente, se enfatiza la necesidad de tener en cuenta los factores econmicos a la hora de organizar el Estado ya que de ello depender su

prosperidad y felicidad. Digamos que en este lenguaje se expresa la competencia comercial entre las grandes naciones industriales de la poca. El lenguaje de la ciencia poltica, en cambio, es hablado en trminos ms jurdico-polticos.

Dicho esto, y antes de abordar el punto central de esta ponencia, a saber, el lenguaje de la ciencia poltica en el Observador Caraqueo, nos parece prudente decir algunas palabras sobre el arribo de este lenguaje a nuestro pas. Primeramente, es evidente que a nuestras tierras llegaron ambas corrientes, tanto la anglfona como la francfona. La cuestin es precisar los autores que actuaron como diseminadores del lenguaje, en particular pensamos en los que llamamos autores paradigmticos, y en segundo lugar, examinar su repercusin en el auditorio catlico que era la Capitana General de Venezuela, primero, y Colombia, despus. En cuanto a los autores que fueron ledos y prohibidos aqu es una materia que ha sido suficientemente documentada. Sabemos que los autores franceses paradigmticos fueron muy ledos por nuestros hombres de letras y su repercusin fue tambin bastante amplia.

En cuanto a la va anglfona, la cuestin no fue tan sencilla. Es cierto que nuestros hombres de letras manejaban ms el francs que el ingls, sin embargo, ahora sabemos que desde 1811 se estuvo leyendo al Federalista subrepticiamente a travs de William Burke en espaol. El Federalista no fue traducido al espaol sino hasta la segunda dcada del XIX. De modo que el lenguaje de la ciencia poltica nos lleg desde muy temprano oculto bajo la pluma de Burke y en las hojas de la Gazeta de Caracas1.

Salta a la vista que la evaluacin de la repercusin de estos autores en la diseminacin del lenguaje de la ciencia poltica es algo que no nos podemos proponer razonablemente en esta ocasin, ya que estamos limitados a un periodo de apenas dos aos y a una solo publicacin, a saber, el Observador Caraqueo. De manera que pasemos, pues, a rastrear las huellas del lenguaje de la ciencia poltica en esta importante publicacin caraquea.

1

Falcn, Fernando: Voz Federal Federalismo en Venezuela (1750-1850). Congreso Internacional El Lenguaje de la Modernidad en Iberoamrica. Conceptos Polticos en la Era de las Independencias. Madrid 24 de septiembre de 2007, a ser publicada en el Diccionario Iberoamericano de Conceptos Polticos y Sociales (1750-1850) por el Centro de Estudios Polticos y Constitucionales de Espaa( Aparicin en julio de 2008)

4. La jerga de la ciencia poltica en el Observador Caraqueo

Pues bien, la manera en la que vamos a proceder en esta ltima seccin es la siguiente: vamos a describir brevemente cada uno de los rasgos del lenguaje y a continuacin introduciremos las entradas correspondientes a cada rasgo tomadas del Observador Caraqueo.

Nos parece prudente empezar por citar aquellos pasajes en donde se hace manifiesta la intencin de emitir un juicio cientfico sobre la poltica o donde se hace referencia a la ciencia de la poltica o del gobierno. Con esto nos proponemos probar que hablar del lenguaje de la ciencia poltica no es un anacronismo ya que los actores del momento pensaban su actividad bajo tales pretensiones y utilizaron precisamente ese sintagma para definir lo que estaban haciendo.

As que estamos muy distantes de creer que sean ideas desorganizadoras, ni factoras del espritu faccin las que se emitan acerca de la forma de gobierno que ms nos convenga, antes por el contrario estamos persuadidos con Burlamaqui, que una de las ms bellas cuestiones de la poltica es determinar cul sea la mejor forma de gobierno. Si aun no hemos podido salir del reinado de las opiniones y de las teoras: si comenzamos a iniciarnos en la ciencia de la poltica, y a meditar sobre lo que ms conviene a nuestra patria, no sera una imprudencia tirnica cerrar la puerta a todo raciocinio, y condenar con diversas calificaciones los discursos que puedan hacerse sobre materia tan importante? (Idea de los Gobiernos, 1824)

Esta cita tomada del ejemplar nmero 10 del 4 de Marzo de 1824 expresa un sentimiento bastante difundido en los pensadores polticos de la poca, a saber, que estaban perfeccionando sus conocimientos sobre la poltica.

Pero si la Amrica tiene la satisfaccin de haber pagado el gran servicio de su descubrimiento con todas las producciones de su suelo, para el engrandecimiento, prosperidad y bienestar de los habitantes de Europa; puede tambin gloriarse de haber contribuido a ilustrar la ciencia del gobierno con el invento o sea la perfeccin que ha recibido el sistema de gobierno representativo federal en la Amrica del Norte; descubrimiento sin duda mucho ms importante que todas las riquezas que abraza la tierra en su seno superficie, puesto que todas estas jams pueden compararse con la libertad que por l gozan los pueblos. (Del Gobierno Representativo Federal, 1825)

Aqu citamos desde las pginas del Observador Caraqueo aquella opinin muy difundida para la poca, aderezada con una creciente conciencia anticolonialista

mediada por la guerra independentista todava en curso. Tomado del ejemplar 56 del 1 de Enero de 1825.

A continuacin pasaremos a resear los pasajes en donde se evidencia el uso de la historia para probar la verdad y certeza de un juicio.

La historia manifiesta que en materia de gobierno, las naciones fueron siempre el juguete de su ignorancia, de su imprudencia, de su credulidad, de sus terrores pnicos, y sobre todo de aquellos que supieron tomar un ascendiente sobre la multitud. Semejantes a los enfermos que se agitan sin cesar en su lecho, sin hallar una posicin cmoda, de la misma manera los pueblos han cambiado continuamente la forma de sus gobiernos; pero jams han tenido el poder ni la capacidad para reformar su esencia, remontando hasta el verdadero origen de sus males, y por esto es que siempre se han visto conmovidos por pasiones ciegas e impetuosas. Esta fluctuacin que ocasiona la falta de prudencia y de conocimientos, esta inquietud no puede desaparecer sino cuando ms civilizadas las naciones reconocieron que el hombre no fue formado para reglar la suerte de sus semejantes: que el abuso ser compaero inseparable del poder: que obedeciendo a los hombres es someterse a las pasiones, vicios y caprichos: que los pueblos para ser bien gobernados no deben obedecer sino a la justicia, cuyas reglas son inmutables, y la cual solo puede fijar con precisin los lmites del poder de los gobernantes y los derechos de los gobernados. (Idea de los Gobiernos, 1824)

Esta cita tomada del ejemplar nmero 3 del 15 de Enero de 1824 muestra con claridad cmo los republicanos se valan de la historia para conferir certeza a sus juicios, es decir, buscaban presentrselos al lector como verdades evidentes en s mismas.

Mas la historia nos prueba que la paz de un dspota est sujeta a ser turbada por revoluciones que no solo le precipitan del trono, sino que aun le cuestan la vida. Si la tirana puede ser permanente los tiranos duran poco. (Idea de los Gobiernos, 1824)

Otro ejemplo, tomado del mismo ejemplar del Observador Caraqueo.

Si la historia nos muestra que muchas repblicas fueron convertidas en monarquas por el poder de las armas, ella tambin nos ofrece algunos ejemplos de monarquas convertidas por el propio modo en repblicas, siendo la regla general en esta materia, que el gobierno militar es ms republicano que monrquico. (Idea de los Gobiernos, 1824)

Competa tambin a la ciencia poltica determinar las caractersticas de cada forma de gobierno y para ello la ayuda de la historia era imprescindible. Esta cita est tomada del ejemplar 6 del 5 de Febrero de 1824.

En el estado ms floreciente de su repblica perdi Roma su libertad, pues diez hombres solos tuvieron en ella toda la potestad legislativa, toda la ejecutiva y toda la judicial, y se vio sujeta a una tirana tan cruel como la de Tarquino. (Necesidad de separar el poder para su ejercicio, 1825)

Este es otro juicio apodctico ayudado por la experiencia histrica. Aqu se contrasta la experiencia de los antiguos quienes no conocan el principio de la divisin de poderes con la de los modernos. Esta cita est extrada del ejemplar nmero 62 del 3 de Marzo de 1825. La siguiente cita muestra el mismo contraste entre antiguos y modernos pero en el caso de la libertad. All sin duda alguna se toma prestado un extracto del famoso discurso de Benjamin Constant en 1819 titulado La libertad de los antiguos comparada con la de los modernos. Esta tendencia a contrastar las caractersticas de las sociedades y gobiernos de los antiguos con las de los modernos es un elemento propio de ese periodo pasado a la historia como la querella de los antiguos y los modernos.

En los antiguos gobiernos populares la libertad parece consista en la influencia ms o menos inmediata que tena el pueblo en la deliberacin de los negocios pblicos; pero despus de inventado y perfeccionado el gobierno representativo consiste, segn algunos en la mayor o menor porcin de garantas que obtienen los ciudadanos para gozar con seguridad en la vida privada de los derechos naturales y de todas las ventajas de la vida social. (Libertad, 1824)

El uso de la historia no solamente contaba dentro de su repertorio con la referencia a hechos histricos o a visiones del devenir histrico, sino que tambin inclua la importacin de juicios de los clsicos que aun contaban con validez en el presente. He aqu un par de ejemplos.

Observa Jenofonte que entre los atenienses los ciudadanos propietarios era los mejores soldados, como los ms interesados en la conservacin de su pas. (Idea de los Gobiernos, 1824)

Donde quiera, dice Platn, que la ley es la que manda, y los magistrados los que la obedecen, all se ven prosperar las ciudades y abundar todos los bienes que pueden conceder los Dioses; en vez de que donde el magistrado manda y la ley calla y obedece, no puede esperarse sino ruina y desolacin. (Discurso Preliminar, 1824)

Ahora pasaremos a resear aquellos pasajes donde fundamentacin de los juicios sobre la razn y la experiencia.

se

evidencia

la

Es de la esencia del hombre amarse y procurar su conservacin, y hacer feliz su existencia, y por este inters conoce bien pronto, ayudado de la razn y de la experiencia, que solo por s no puede procurarse todo aquello que asegura la felicidad de su existencia. (Moral, 1824)

Otro ejemplo,

Esta forma de gobierno, aunque muy en uso, parece muy ridcula a algunos pensadores republicanos. Si los pueblos, segn estos, se aseguran por este medio de los alborotos, y embarazos que suceden frecuentemente en las elecciones de los reyes, se advierte por otra parte que ellos no se ponen a cubierto de una desgracia ms durable, cual es, la de experimentar por una larga serie de siglos los inconvenientes que deben resultar de la impericia, de la negligencia, de la ambicin y de la violencia de toda una dinasta o familia. Un buen rey es una produccin tan singular que los pueblos no pueden lisonjearse de haberlos tenido sino raras veces. (Idea de los Gobiernos, 1824)

Este es un juicio que basado en la razn y en la experiencia histrica rechaza a la monarqua y a la sucesin hereditaria. Para ello ataca uno de los principales argumentos de los defensores de la monarqua, a saber, que los gobiernos republicanos tendan a ser inestables, foco de desrdenes y facciones. Tomado del ejemplar nmero 3 del jueves 15 de Enero de 1824.

Y aunque algunos creen que es dbil, o menos fuerte que la unin ntima, o centralismo para contener las empresas de un enemigo exterior, creemos que este defecto deben atribuirse ms bien a los que gobiernan, que a la naturaleza misma del gobierno. Si Roma, que se haba engrandecido por las asociaciones, no hubiera jams mudado este sistema; si ella no hubiera tenido en su interior y en sus fronteras sino repblicas confederadas, de las cuales hubiera sido el centro de la unidad, ciertamente hubiera sido impenetrable a los brbaros, pues cada provincia, encargada de sus propios intereses, se hubiera opuesto con sus fuerzas particulares al enemigo comn, dando de este modo tiempo a la reunin de fuerzas generales que deban rechazarlo. (Idea de los Gobiernos, 1824)

En este juicio se defiende la Constitucin Federal de los Estados Unidos de Amrica recurriendo a la razn (observar primer prrafo) y a la experiencia histrica (observar segundo prrafo). Tomado del ejemplar nmero 5 del 29 de Enero de 1824.

Y ciertamente bajo cualquier punto de vista que se considere la constitucin, y el gobierno de los Estados Unidos, se ver que merecen el afecto y apoyo de todos los miembros de la repblica universal, y muy particularmente de sus conciudadanos, por los bienes y felicidad que a todos dispensan; por esto es que ellos son tan celosos de su conservacin, como interesados en preservarlo as de la influencia de la tirana, como de la licencia que conduce a la anarqua, pues conocen por raciocinio y experiencia que estos vicios son los que debilitan el poder, y arruinan todos los gobiernos. (Del Gobierno Representativo Federal, 1825)

Tomado del ejemplar nmero 58 del 3 de Febrero de 1825. En esta cita se expresa directamente la pertinencia de la razn y la experiencia en los juicios

polticos. Continuamos exponiendo juicios apodcticos, juicios que se tenan por verdades o mximas polticas.La sociedad civil es un hecho humano, y por consecuencia el principio es incontestable, pues todo lo que se deriva de ella con el poder civil, lo es tambin. Mas, podra desconocerse esta verdad hasta el extremo de negar al pueblo el origen del poder soberano? Que se abran las historias si no se quiere tomar la pena de raciocinar: que se lean las formulas de la creacin de los soberanos: que se examinen los lmites estrechos de poder confiado a los primeros monarcas, y se ver que los primeros reinos fueron constituidos de tal manera, que las naciones han tenido siempre mucha parte en el gobierno, y que los principales negocios se trataban o eran reglados en asambleas de la nacin. (Soberana, 1824)

Esta cita expresa de manera muy clara los principios de la ciencia aplicados a la poltica: la observacin de los hechos, descomponer el todo en sus elementos indivisibles, a saber, los datos, los hechos. Aqu la sociedad civil se toma como un hecho, de manera que no admite discusin sobre su existencia, es una verdad evidente por s misma. Esta es una estrategia argumentativa bastante difundida por parte de los republicanos. Tomada del ejemplar nmero 30 del 22 de Julio de 1824.

La democracia en presa de la cbalas, de la licencia y de la anarqua no procura ninguna felicidad a los ciudadanos y los hace ms inciertos de su suerte que los vasallos de un dspota o de un tirano. Un pueblo sin luces, sin razn y sin equidad no puede tener sino aduladores, jams amigos sinceros. Frecuentemente castiga a los que mejor le sirven: es ingrato; teme a sus bienhechores, porque l es sospechoso: oprime a la virtud porque es celoso: se entrega a los malvados porque los hombres de bien le abandonan. Los charlatanes polticos le conducen de locuras en locuras, hasta que llega a destruir la libertad aparente, de que l poda gozar, bajo el peso de sus propios furores. (Idea de los Gobiernos, 1824)

Este es otro juicio apodctico. Tomado del ejemplar nmero 3 del 15 de Enero de 1824.

El gobierno, dice Montesquieu, mas conforme a la naturaleza es aquel, cuya disposicin particular es ms adecuada a la disposicin del pueblo a que se aplica. (Idea de los Gobiernos, 1824)

He aqu la mxima ms universalizada del periodo. Tomado del ejemplar nmero 10 del 4 de Marzo de 1824.

Nada, dice Montesquieu, hay poderoso como una repblica donde la observancia de las leyes se debe no al temor, no a la razn, sino a una pasin como en Roma y Lacedemonia, pues entonces se une a la sabidura de un buen gobierno toda la fuerza que podra tener una faccin. (Legislacin, 1824)

De nuevo el ilustre Montesquieu. Tomado del ejemplar nmero 2 del 8 de Enero de 1824.

La primera y principal garanta de las libertades pblicas y particular es la exacta divisin de los poderes, y la fiel observancia de las atribuciones que a cada uno corresponden, y esto deriva de la naturaleza misma del gobierno que hemos adoptado: jams un poder pierde alguna de sus atribuciones sin que el orden pblico padezca y todos los ciudadanos resientan el contragolpe de esta prdida. En efecto la voluntad general, que es el verdadero y legtimo soberano, tiene como el alma tres facultades o potencias, que son la legislativa, y es el poder de hacer y dar leyes fundamentales, generales, pblicas, civiles y criminales: la ejecutiva o coactiva, que es el poder de hacerlas observar, obedecer y ejecutar; y la jurisdiccional, que es el poder de distribuir la justicia, aplicando las leyes en los casos o contiendas que se suscitan entre los ciudadanos. (Legislacin, 1824)

El principio de la divisin de poderes. Tomado del ejemplar nmero 21 del 20 de Mayo de 1824. He aqu ms ejemplos:

La monarqua degenera en despotismo y este en tirana, siempre que el prncipe es dueo de la fuerza armada, que dispone a su voluntad de las rentas del Estado, que tiene solo el derecho de establecer los impuestos y que no debe dar cuenta al pueblo de la inversin del dinero pblico. (Despotismo, 1824)

cuando una ley se funda en la igualdad es muy difcil que sea injusta, porque teniendo todos un mismo inters en quejarse y rechazar lo que le es perjudicial; y no pudiendo todos engaarse en lo que toca a su felicidad, es evidente que ella no puede ser hecha para favorecer o gravar a ciertos individuos o clases particulares, sin excitar las reclamaciones de todos, siendo su silencio un comprobante de su conformidad y por consiguiente de lo justo de la ley. (Igualdad, 1824)

La arbitrariedad respecto a la propiedad, casi siempre es seguida de la arbitrariedad sobre las personas en primer lugar, porque este es un mal contagioso; y en segundo, porque la violacin de la propiedad provoca necesariamente la resistencia; y la autoridad se irrita contra el oprimido que resiste, precipitndose hasta el extremo de atentar a su libertad porque solo ha querido tomar una cosa, y se le ha hecho oposicin. (Propiedad, 1824)

el espritu de toda monarqua es la guerra, el lujo y el engrandecimiento, el de la repblica la paz, la frugalidad y la moderacin. En la monarqua hay nobleza y clases privilegiadas que viven de los sudores y fatigas de los plebeyos; en la repblica todos los ciudadanos son iguales ante la ley, y no hay otras distinciones que de las que nacen de la virtud y del mrito personal de cada uno. (Del Gobierno Monrquico, 1824)

Es evidente que la diferencia que hicimos entre juicios apodcticos y aquellos basados en la razn y en la experiencia es una distincin analtica. Sin embargo,

existen juicios en los que es posible notar un nfasis en uno de estos elementos, ya citamos aquellos ejemplos de la experiencia histrica, ahora vamos a citar a un par donde se exalta la razn.

La obediencia ciega, dice Mably, es una prueba de que el ciudadano embrutecido tanto al bien como al mal; y desde entonces, qu queris esperar? El hombre que piensa trabaja en afianzar el imperio de la razn; el que obedece sin pensar, se precipita delante de la esclavitud, porque favorece el poder de las pasiones. (Garantas, 1824)

La razn, la utilidad real del estado y el bien pblico no fueron casi siempre consultados en las diferentes reformas que los hombres han hecho para mejorar sus gobiernos. Todos los cambiamentos intentados no han sido por lo ordinario sino las obras informes del desorden, de la discordia, de las conmociones, de la ambicin, y del fanatismo. No es extrao pues que con tales mviles no hayan las naciones mejorado sus suerte, sino hchola ms deplorable. Los pueblos siempre embriagados de las locuras que se les inspiran, son comnmente los instrumentos ciegos de ciertos facciosos que les prometen el fin de algunos ligeros abusos que les exageran, y que no tardan en hacerles experimentar males mayores que aquellos que les incomodaban. (Idea de los Gobiernos, 1824)

Existe un contraste con la seccin anterior y la que vamos a introducir a continuacin. En la anterior vemos que la razn excluye a la pasin. Mas, en lo que sigue veremos que a las pasiones se las consideraba importantes a la hora de pensar en la organizacin del gobierno y la sociedad. Pasemos a continuacin a resear aquellos pasajes donde se resalta el papel de las pasiones humanas.

En gobiernos semejantes no es de extraar que el militar sea ligero, frvolo, inconsiderado, etc., pues engredo con la fuerza, y celoso del honor, o de la consideracin a que cree tener un derecho, debe necesariamente ser tal, y adems vano, puntilloso, arrogante, y sujeto a la clera. Las falsas ideas de que est posedo deben hacerlo vengativo, injusto, inspirndole como un deber, el ser implacable y cruel a sangre fra. As que el gobierno militar influye de una manera particular en las costumbres y carcter de una nacin, pues siempre est dispuesta a imitar a los que admira y considera, al mismo tiempo que encadena a los ciudadanos, contribuye a corromper las costumbres. (Idea de los Gobiernos, 1824)

Jams ha existido un gobierno perfecto porque los hombres tienen pasiones, y si ellos no tuviesen pasiones, no habra necesidad de gobierno. El ms tolerable de todos es sin duda el republicano, porque es el que ms aproxima a los hombres a la igualdad natural. (Ideas Republicanas, 1824)

Ahora pasemos a revisar todos aquellos pasajes relativos a las formas de gobierno, especialmente el gobierno representativo.

Estas son las principales formas de gobiernos simples que otros autores explican con distintos nombres, bien que en la sustancia difieren bien poco. El ilustre Montesquieu designa tres formas

principales de gobiernos que son, el monrquico, desptico y republicano, pero esto los principios establecidos, pues el gobierno desptico no es una forma diversa de la monarqua, sino el abuso del poder tanto en la monarqua, como en la aristocracia y la democracia. Cada forma, dice este autor, tiene su naturaleza, y su principio, que son dos cosas distintas. La naturaleza del gobierno es aquello que le da el ser y le constituye tal; principio es lo que obrar al gobierno. La una es su estructura particular, y la otra son las pasiones humanas que le hacen mover. En el gobierno monrquico, aade despus, su principio es el honoren el desptico el temor y en el republicano la virtud poltica. (Idea de los Gobiernos, 1824)

Esta cita demuestra lo muy difundida que estaba la clasificacin de las formas de gobierno de Montesquieu, aunque tambin es posible en la misma cita observar la influencia de las crticas que a ella le hace Du Tracy (obsrvese en el primer prrafo la referencia al despotismo y comprese con Du Tracy (Du Tracy, p.54, 2001))

El gobierno representativo puro es aquel en que segn las formas expresadas en un acta consentida libremente y llamada constitucin, todos los asociados llamados ciudadanos concurren igualmente a la eleccin de sus diferentes delegados, y a tomar las medidas oportunas para contenerlos dentro de los lmites de sus respectivas misiones. Este gobierno es la nica democracia que puede existir un largo tiempo y en un grande espacio de territorio. Las democracias griegas no existieron por s mismas, sino por la proteccin del vnculo federativo que las una. La democracia pura es el estado de la naturaleza bruta; mas la democracia representativa es el estado de la naturaleza perfeccionada que no se extrava, ni se gua por sofismas, ni procede por sistema ni providencia particulares para salir de la dificultad presente. Puede mirarse la representacin o gobierno representativo, como una invencin nueva que aun no era conocida en tiempos de Montesquieu, y no era casi posible realizarla antes de la invencin de la imprenta, la cual hace ms completas y ms fciles las comunicaciones entre los asociados, y la dacin de cuentas de los delegados del pueblo, preservando al mismo tiempo a los estados de las tempestades repentinas que la elocuencia verbal de los demagogos excitaba en las asambleas populares. As pues no es extrao que no se hubiese imaginado el gobierno representativo hasta cerca de tres siglos despus del descubrimiento de esta arte que ha mudado la faz del universo, y era necesario que hubiera producido antes muy grandes efectos para que pudiera haber excitado semejante idea. (Idea de los Gobiernos, 1824)

Tomada al igual que la anterior del ejemplar nmero 4 del 22 de Enero de 1824 esta cita expresa las nociones ms resaltantes del gobierno representativo. La siguiente tambin se expresa sobre el gobierno representativo.

As que, es un principio en el rgimen representativo, que el ejercicio de la soberana no reside en la nacin, sino en las personas a quienes la nacin lo ha delegado, cuyo principio es de la mayor importancia, porque si la nacin permaneciese en actividad habra dos verdaderos poderes en ejercicio; el de la masa total, y el de sus representantes, en una palabra habra dos gobiernos, el uno democrtico puro, y el otro representativo. Los males de la revolucin francesa procedieron todos de haber desconocido este principio. (Soberana, 1824)

El sistema representativo federal protege la libertad pblica preservndola de la anarqua a que propenden los gobiernos populares; y la particular precaviendo la licencia: reprime las facciones, y es ms til que ninguna otra con respecto al comercio, a las rentas y a la economa pblica. (Del Gobierno Representativo Federal, 1825)

El juicio que sigue muestra la relacin de la libertad de imprenta y de la opinin pblica con el gobierno representativo.

Este poder en el sistema constitucional est a disposicin del pueblo mediante la libertad de imprenta. La nacin que tenga la dicha de poseer esta fuerza no tiene por qu quejarse, pues ella la preservar de las agresiones del ejecutivo, y de las infidelidades de sus mandatarios. El podero del pensamiento es eminentemente nacional, es decir, pertenece a la universalidad de los ciudadanos, no porque todos digan su parecer por escrito, sino porque la opinin pblica fijndose despus de la deliberacin literaria, generaliza en el pueblo las verdades que se discutieron contradictoriamente; y perteneciendo ya estas verdades al tesoro de los conocimientos nacionales, no pueden ser enajenadas, ni habr autoridad que se atreva a proceder contra ellas. La libertad de la imprenta coloca en el trono la razn, y esta es la mayor excelencia del sistema representativo. (Soberana, 1824)

El ltimo elemento por resear es el de la organizacin del Estado. Recordemos que el carcter que le adjudicamos era netamente jurdico-poltico de modo que lo tocante a este punto se ocupa de la divisin de poderes, tema que ya hemos reseado, as como tambin a lo concerniente al ordenamiento legal. Veamos.

La ruina de los gobiernos populares viene de la inobservancia o infraccin de la leyes. Cuando en un gobierno popular, dice Montesquieu, llegan las leyes a no ejecutarse, como no puede esto dimanar sino de la relajacin de la repblica, el estado est perdido. (Legislacin, 1824)

Si la multiplicidad de leyes es la enfermedad de los gobiernos populares representativos porque en ellos todo se ha de hacer por las leyes, nada por los hombres, como se ha notado antes; seguramente que nosotros padecemos esa enfermedad; pero tan grave y peligrosa, que lejos de poder esperar fundadamente su declinacin, hay causas y motivos para asegurar que ella debe aumentar progresivamente, a no ser que condolida la divinidad tutelar de Colombia de nuestra triste situacin, nos depare otro Triboniano que radicalmente cure esa temible e inveterada enfermedad. (Legislacin, 1824)

Sera interesante concluir reseando aquellos pasajes donde se evidencia la visin que de la moral y poltica se tenan.

De que se sigue que la moral no pude sin gran peligro separarse de la poltica, que es el arte de gobernar a los hombres reunidos en sociedad. Ella no debe ser sino la moral aplicada al gobierno de los estados. Gobernar, es mantener, proteger y guiar una sociedad a ser feliz; esto no puede lograrse sin hacer concurrir a los miembros a la utilidad general, y sin reprimir las pasiones capaces de daar a la

felicidad de todos. De esto se concluye que el gobierno no tiene otro objeto que el de excitar a los hombres reunidos en sociedad para ejercer entre ellos las reglas que la moral les hace reconocer como necesarias por su propio inters. La poltica, en fin es la moral de las naciones, y el objeto de la interior es hacer observar las leyes tanto naturales, como positivas o civiles, por ser necesarias a mantener el orden en una sociedad particular. El objeto de la poltica exterior es mantener entre las naciones las leyes, de la naturaleza por medio de un equilibrio de poder que les impide violar las reglas de la equidad, usurpar sus derechos recprocos, y quebrantar los deberes que la moral prescribe tanto a los pueblos, como a los ciudadanos de un mismo estado. (Idea de los Gobiernos, 1824)

En la siguiente reproduciremos un extracto del Discurso de la Ciencia Social de Cambaceres ya que resulta sumamente ilustrativo en cuanto a la visin de la moral y la poltica. Est tomado del ejemplar nmero 39 del 23 de Septiembre de 1824.

As como la felicidad es absolutamente necesaria, es en extremo difcil ponerla en accin. El arte de hacer que la sociedad disfrute de ella consiste en formar un solo espritu de los diversos espritus de todo un pueblo, y en imponer leyes a las pasiones sin encadenar la libertad. Unir y acercar entre s a los hombres, tal es el blanco en que deben poner la mira los que quieren encaminarse con pasos rpidos a la felicidad pblica; y para conseguirlo, deben estudiar incesantemente los medios de multiplicar y fortificar las relaciones entre los individuos. La necesidad fue quien dijo a los hombres que hiciesen de sus facultades un fondo comn, a fin de que cada cual pudiese gozar de las facultades de todos. De este modo establecidas una vez entre los individuos las primeras relaciones, fue necesario darles un freno, e imponerles una regla Impotente muchas veces e imprvida las ms; la ley tena necesidad de un apoyo, de un auxilio; y el sabio y benfico autor de la naturaleza le dio la moral, que dominaba imperiosamente al gnero humano por el temor y por la esperanza. Las artes, las leyes, la moral, he aqu, pues, los principales medios de civilizacin, y los verdaderos elementos de la ciencia social. (Cambaceres, 1824)

He aqu otro extracto incluso ms esclarecedor. Tomado del ejemplar nmero 36 del 2 de Septiembre de 1824.

La moral es la ciencia de las relaciones entre los hombres, y de los deberes que nacen de ella: es el arte de hacer feliz al hombre por medio del conocimiento y de la prctica de sus obligaciones, para lo que propone varias virtudes. La verdadera moral es aquella que en sea al hombre a vivir segn su naturaleza, y no hacerse superior a ella, y de lo que tiene de ms til esta ciencia es ensear a cada uno a conocerse a s mismo, y a contentarse con sus suerte, teniendo presente que la naturaleza llena de sabidura ha establecido entre los hombres una suerte de compensacin, que hace que la desigualdad de las condiciones es ms aparente que real. El hambre y el amor, es decir, la conservacin y propagacin son los principios fsicos de los animales brutos; el amor propio y la benevolencia son los principios morales del hombre. Estas primeras ruedas hacen mover a las otras, y toda la mquina del mundo es gobernada por ellas: cada una obedece a su instinto e impulso. El amor propio, este sentimiento inspirado por la naturaleza es la fuente de todos los vicios: rectificado por la razn es el principio de todas las virtudes. La razn es la naturaleza modificada por la experiencia. El fin del hombre es conservarse y hacer feliz su existencia. La experiencia le ensea que los otros sus semejantes le son necesarios y le indica el modo de hacerlos concurrir a sus designios: l conoce lo que le conviene, y lo que le perjudica; y estas experiencias le dan la idea de lo justo, y de lo injusto. La virtud como el vicio no estn por cierto fundadas en convenciones sino sobre las relaciones que hay entre los seres de la especie humana.

Los deberes de los hombres entre s derivan de la necesidad de emplear los medios que le dirigen al fin que su naturaleza le propone: contribuyendo a la felicidad de los otros es que los obligamos a hacer la nuestra. Para encontrar el hombre la felicidad, debe economizar sus placeres, y negarse a todos aquellos que puedan degenerar en penas. La poltica, o el arte de gobernar a los hombres y de hacerlos concurrir a la conservacin y bienestar de la sociedad, no es sino la moral aplicada al gobierno de los estados: a ella le toca dirigir por medio de las leyes las pasiones de los hombres hacia el bien de la sociedad no debiendo por consiguiente tener otro objeto las leyes que la utilidad comn del pueblo en que deben regir. Las pasiones tienen siempre por objeto la felicidad: ellas son naturales y legtimas y no pueden calificarse de buenas o malas sino despus de verse su influencia sobre los seres de la especie humana. Para dirigirlas a la virtud es necesario mostrar a los hombres las ventajas que resultan de la prctica de la misma virtud. (Moral, 1824)

Hemos mostrado, pues, a travs de estas citas cmo se habl en lenguaje de la ciencia poltica en el Observador Caraqueo. Vemos que este lenguaje se encontraba ligado al republicanismo y que al hablarse un lenguaje republicano se hablaba un lenguaje de la ciencia poltica. Ahora este lenguaje republicano no es evidentemente el mismo que aqul del humanismo cvico.

Antes aducamos que el lenguaje de la ciencia poltica era republicano porque su principal descubrimiento era de carcter republicano. Ello es evidente, pero tambin podemos agregar lo siguiente: es palmario que en la era de la razn era la monarqua la que representaba el dogma religioso y el oscurantismo, de modo que arduamente pudo haberse defendido la monarqua utilizando el lenguaje de la ciencia poltica.

Modestamente, creemos que con lo hecho hasta aqu podemos contar con que se han abierto nuevas perspectivas para el estudio de la Historia de Venezuela, una historia menos personal, una historia distinta, pero que siempre ha de contar como una historia y nunca como la historia. Con esto damos por concluida esta breve exposicin.

Bibliografa

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