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1 JOSÉ ANTONIO Y EL SEU Iván García Vázquez (Historiador) Instituto Universitario de Historia Simancas UNIVERSIDAD DE VALLADOLID I. ESTADO DE LA CUESTIÓN: El enorme atractivo político, sociológico, historiográfico, o de cualquier otra índole que aún cien años después de su nacimiento suscita la figura y obra de José Antonio Primo de Rivera, resulta del todo incuestionable. Cientos de obras impresas sobre su figura han cubierto baldas de bibliotecas, y han hecho correr, como popularmente se dice, ríos de tinta sobre montañas de papel. Entre las primeras obras que hacían referencia a la figura de José Antonio (dejando a un lado las publicaciones periódicas coetáneas al fundador de la Falange en vida, y a las diversas ediciones posteriores de sus Obras Completas) destaca la Biografía de Ximénez de Sandoval 1 , obra hagiográfica, iniciadora de la línea de los panegíricos hacia el fundador de los años 40 y 50. No obstante, Sandoval presenta los primeros pasos de la investigación sobre la figura de José Antonio desde la óptica historiográfica, recabando testimonios y recurriendo a documentación escrita como fuentes de la narración histórica. No nos detendremos en el resto de biografías (abundantes) entre las que únicamente citaremos, por su singular aportación historiográfica, la obra de Ian Gibson En busca de José Antonio 2 , la reedición de Sandoval bajo el título de Biografía apasionada 3 o los Apuntes para una biografía polémica 4 de Antonio Gibello. Desde la óptica académica, es ineludible resaltar la aportación del profesor Julio Gil Pecharromán José Antonio, retrato de un visionario 5 . Sobre la relación de nuestro personaje con diversos aspectos culturales y de personalidad, en la línea de un José Antonio “íntimo”, fue pionera la obra de Cecilio de Miguel La personalidad religiosa de José Antonio 6 , a la que han seguido en lugar de monografías, artículos sobre estas facetas de su vida. Semblanza de José Antonio, joven 7 , de Serrano Suñer, conferencia pronunciada en noviembre de 1958 en la sede del CSIC (censurada por el Ministro Secretario Nacional del Movimiento) es uno de los máximos exponentes de este campo. Destaca también el artículo de Arnaud Imatz, politólogo e hispanista francés, José Antonio ese desconocido 8 (José Antonio, ce méconnu) publicado en el diario Le Monde, en 1983. No debemos olvidar que acercarse a José Antonio, es acercase a sus textos. Por ello, resulta del todo impensable no acceder a cualquiera de las diversas ediciones de las Obras Completas 9 , que se pueden adquirir en el mercado del “libro de viejo”. Es de justicia reconocer la labor de Agustín del Río Cisneros y Enrique Conde Gargollo, para su compilación, ordenación y sistematización, gracias a la cual, miles de españoles pudieron acceder, de primera mano, a la esencia del mensaje joseantoniano. Si como núcleo central de acceso a la doctrina encontramos las obras completas, no menos importantes son las diversas ediciones de bolsillo, que desde diversos órganos del Movimiento, se editaron. Muchas de ellas, bajo la supervisión de los citados Cisneros y Gargollo. Tenemos así, varios títulos, que condensan máximas o consignas dadas por el fundador, en diversos momentos de su actuación política. El mensaje de José Antonio 10 , José Antonio y el pueblo 11 , José Antonio y la Revolución Nacional 12 , José Antonio y la conquista del 1 Ximénez de Sandoval. José Antonio, biografía. Madrid: edición del autor, 1942. 2 Gibson, Ian. En busca de José Antonio. Barcelona: Planeta, 1980. 3 Ximénez de Sandoval, Felipe. José Antonio: Biografía apasionada. Madrid, edición del autor, 1972. 4 Gibello, Antonio. José Antonio: apuntes para una biografía polémica. Madrid: Doncel, 1974. 5 Gil Pecharromán, Julio. José Antonio, retrato de un visionario. Madrid: Temas de Hoy, 1996. 6 Miguel Medina, Cecilio de. La personalidad religiosa de José Antonio. Madrid: Almena, 1975. 7 Serrano Suñer, Ramón. Semblanza de José Antonio, joven. Barcelona: Pareja y Borrás editores, 1958. Conferencia organizada por la Sección Femenina en la sede del CSIC en Madrid. 8 Imatz, Arnaud. José Antonio, ce méconnu. Artículo publicado en el diario francés “Le Monde”, el 31 de octubre de 1983. 9 La más completa es la del Instituto de Estudios Políticos. No obstante, en este artículo han sido utilizadas las de la edición de 1942, publicada por la Editora Nacional, en edición de lujo. 10 Río Cisneros, Agustín del (comp.). El Mensaje de José Antonio. Madrid: Ediciones del Movimiento, 1971. 11 Río Cisneros, Agustín del (comp.). José Antonio y el pueblo. Madrid: Ediciones del Movimiento, 1974. 12 Río Cisneros, Agustín del (comp.). José Antonio y la Revolución Nacional. Madrid: Ediciones del Movimiento, 1971.

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La relación existente entre el fundador de Falange Española de las JONS y el Sindicato Español Universitario, desde una perspectiva más antropológica. Publicado en las Actas de las II Jornadas Universitarias José Ruiz de la Hermosa, Ediciones Barbarroja, 2011. ISBN 978-84-87446-64-1 DL SE 8615-2010

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JOSÉ ANTONIO Y EL SEU

Iván García Vázquez (Historiador)

Instituto Universitario de Historia Simancas UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

I. ESTADO DE LA CUESTIÓN: El enorme atractivo político, sociológico, historiográfico, o de cualquier otra índole que aún cien años después de su nacimiento suscita la figura y obra de José Antonio Primo de Rivera, resulta del todo incuestionable. Cientos de obras impresas sobre su figura han cubierto baldas de bibliotecas, y han hecho correr, como popularmente se dice, ríos de tinta sobre montañas de papel. Entre las primeras obras que hacían referencia a la figura de José Antonio (dejando a un lado las publicaciones periódicas coetáneas al fundador de la Falange en vida, y a las diversas ediciones posteriores de sus Obras Completas) destaca la Biografía de Ximénez de Sandoval1, obra hagiográfica, iniciadora de la línea de los panegíricos hacia el fundador de los años 40 y 50. No obstante, Sandoval presenta los primeros pasos de la investigación sobre la figura de José Antonio desde la óptica historiográfica, recabando testimonios y recurriendo a documentación escrita como fuentes de la narración histórica. No nos detendremos en el resto de biografías (abundantes) entre las que únicamente citaremos, por su singular aportación historiográfica, la obra de Ian Gibson En busca de José Antonio2, la reedición de Sandoval bajo el título de Biografía apasionada3 o los Apuntes para una biografía polémica4 de Antonio Gibello. Desde la óptica académica, es ineludible resaltar la aportación del profesor Julio Gil Pecharromán José Antonio, retrato de un visionario5. Sobre la relación de nuestro personaje con diversos aspectos culturales y de personalidad, en la línea de un José Antonio “íntimo”, fue pionera la obra de Cecilio de Miguel La personalidad religiosa de José Antonio6, a la que han seguido en lugar de monografías, artículos sobre estas facetas de su vida. Semblanza de José Antonio, joven7, de Serrano Suñer, conferencia pronunciada en noviembre de 1958 en la sede del CSIC (censurada por el Ministro Secretario Nacional del Movimiento) es uno de los máximos exponentes de este campo. Destaca también el artículo de Arnaud Imatz, politólogo e hispanista francés, José Antonio ese desconocido8 (José Antonio, ce méconnu) publicado en el diario Le Monde, en 1983. No debemos olvidar que acercarse a José Antonio, es acercase a sus textos. Por ello, resulta del todo impensable no acceder a cualquiera de las diversas ediciones de las Obras Completas9, que se pueden adquirir en el mercado del “libro de viejo”. Es de justicia reconocer la labor de Agustín del Río Cisneros y Enrique Conde Gargollo, para su compilación, ordenación y sistematización, gracias a la cual, miles de españoles pudieron acceder, de primera mano, a la esencia del mensaje joseantoniano. Si como núcleo central de acceso a la doctrina encontramos las obras completas, no menos importantes son las diversas ediciones de bolsillo, que desde diversos órganos del Movimiento, se editaron. Muchas de ellas, bajo la supervisión de los citados Cisneros y Gargollo. Tenemos así, varios títulos, que condensan máximas o consignas dadas por el fundador, en diversos momentos de su actuación política. El mensaje de José Antonio10, José Antonio y el pueblo11, José Antonio y la Revolución Nacional12, José Antonio y la conquista del

1 Ximénez de Sandoval. José Antonio, biografía. Madrid: edición del autor, 1942. 2 Gibson, Ian. En busca de José Antonio. Barcelona: Planeta, 1980. 3 Ximénez de Sandoval, Felipe. José Antonio: Biografía apasionada. Madrid, edición del autor, 1972. 4 Gibello, Antonio. José Antonio: apuntes para una biografía polémica. Madrid: Doncel, 1974. 5 Gil Pecharromán, Julio. José Antonio, retrato de un visionario. Madrid: Temas de Hoy, 1996. 6 Miguel Medina, Cecilio de. La personalidad religiosa de José Antonio. Madrid: Almena, 1975. 7 Serrano Suñer, Ramón. Semblanza de José Antonio, joven. Barcelona: Pareja y Borrás editores, 1958. Conferencia organizada por la Sección Femenina en la sede del CSIC en Madrid. 8 Imatz, Arnaud. José Antonio, ce méconnu. Artículo publicado en el diario francés “Le Monde”, el 31 de octubre de 1983. 9 La más completa es la del Instituto de Estudios Políticos. No obstante, en este artículo han sido utilizadas las de la edición de 1942, publicada por la Editora Nacional, en edición de lujo. 10 Río Cisneros, Agustín del (comp.). El Mensaje de José Antonio. Madrid: Ediciones del Movimiento, 1971. 11 Río Cisneros, Agustín del (comp.). José Antonio y el pueblo. Madrid: Ediciones del Movimiento, 1974. 12 Río Cisneros, Agustín del (comp.). José Antonio y la Revolución Nacional. Madrid: Ediciones del Movimiento, 1971.

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tiempo nuevo13, las obras de Adriano Gómez Molina José Antonio, testimonio14, y Antología15 o el excelente libro convertido ya en un clásico de Adolfo Muñoz Alonso Un pensador para un pueblo16, constituyen adyacentes vías de acceso a la doctrina nacionalsindicalista, desde la esfera de la divulgación política. Así como algunos monográficos de colecciones destinadas a la formación de cadetes en el Frente de Juventudes, como las Ediciones para el bolsillo de la camisa azul, o la colección divulgativa Temas Españoles. Por otro lado, diversos aluviones editoriales sobrevienen a cada conmemoración, generalmente interesada por parte de las grandes empresas dedicadas al sector del libro. La chapucera Biografía no autorizada17, del polémico (por falto de rigor científico) César Vidal o los supuestos Papeles póstumos18, de Miguel Primo de Rivera y Urquijo, fueron lo grandes fiascos editoriales de 1996 en cuanto a contenido. No obstante, pequeñas editoriales, algunas dentro de la órbita nacionalsindicalista, han contribuido al conocimiento de José Antonio a través de varias obras. Baste citar como ejemplo la explosión editorial que surge de la mano del LX aniversario de su fusilamiento, para el cual se hace inexcusable remitir al artículo de Rafael Ibáñez en la revista Aportes sobre La presencia de José Antonio Primo de Rivera: el debate historiográfico de 199619, o el aluvión de publicaciones que ha conllevado el centenario de su aniversario, la mayor parte bajo mecenazgo de la Plataforma 2003, y que sin embargo, no se ha correspondido desde las instituciones públicas, en un desvergonzado silencio, al más artero estilo. Destacan, en este sentido, el ensayo de Miguel Argaya Roca Entre lo espontáneo y lo difícil20 y la obra de Enrique de Aguinaga y Stanley Payne, en la colección recientemente aparecida Cara y cruz21. El mundo de los hispanistas, dejando a un lado la ya señalada obra de Gibson y Payne, merece especial mención el ya citado Arnaud Imatz. Su José Antonio y la Falange Española (José Antonio et la Phalange Espagnole)22 constituye uno de los pocos acercamientos serios al fundador de la Falange, máxime, cuando otros autores (que no investigadores) han pasado con botas de clavos sobre la Falange y su I Jefe Nacional (véase el caso de Sheelag Ellwood23 o Herbert Southworth24). En cuanto a las nuevas tecnologías, resulta novedosa la proliferación de vídeos documentales sobre nuestro personaje. Si el documental ¡Presente!25 Realizado en 1939 con motivo del traslado de los restos de José Antonio desde Alicante hasta el Escorial, o la recuperación por parte de las fundaciones Don Rodrigo y Salvar la Memoria del documental elaborado en los años sesenta por la Delegación Nacional de Formación sobre la vida de José Antonio, bajo guión de José Luís Fernández Carbo26. Descubriendo a José Antonio Primo de Rivera27, producida por el Fondo de Estudios Sociales, fue pionera en este campo de la divulgación audiovisual. Por último, destacar la cinta con motivo del centenario, editada por la Fundación Salvar la Memoria, y la Plataforma 2003, José Antonio28. La investigación sobre el SEU

13 Río Cisneros, Agustín del (comp.). José Antonio y la conquista del tiempo nuevo. Madrid: Foro de Ideas Nuevo Horizonte, 1962. 14 Gómez Molina, Adriano. José Antonio, testimonio. Madrid: Doncel, 1969. 15 Gómez Molina, Adriano. José Antonio, Antología. Madrid, Doncel: 1969. 16 Muñoz Alonso, Adolfo. Un pensador para un pueblo. Madrid: Almena, 1969. 17 Vidal, César. José Antonio: la biografía no autorizada. Madrid: Anaya y Mario Muchnick editores, 1996. Este libelo político es un ejemplo de la falta de rigor, del oportunismo y de la caradura con que se puede enfrentar alguien a un tema tan delicado –pero atractivo a la vez-. No merece más detenimiento ni consideración que la meramente anecdótica. 18 Primo de Rivera y Urquijo, Miguel. Papeles póstumos de José Antonio. Barcelona: Plaza y Janés, 1997. El oportunismo editado en formato libro. La gran mayoría de los supuestos documentos inéditos que aquí se presentan habían sido publicado bastantes años atrás. En definitiva, la explotación del apellido ilustre, con fines lucrativos. 19 Ibáñez Hernández, Rafael. La presencia de José Antonio Primo de Rivera: el debate historiográfico de 1996 LX

Aniversario de su fusilamiento, en Aportes. Nº35 XIII (3/97) pp.3-16. 20 Argaya Roca, Miguel. Entre lo espontáneo y lo difícil. Oviedo: Tarfe, 1996. 21 Aguinaga, Enrique de; y Payne, Stanley G. José Antonio. Madrid: Ediciones B, 2003. colección cara y cruz. 22 Imatz, Arnaud. José Antonio et le Phalange Espagnole. Paris: Albatros, 1981. 23 Ellwood, Sheelagh. Prietas las filas: Historia de Falange Española 1933-1983. Madrid: Crítica, 1984. 24 Southworth, Herbert Rutledge. Antifalange. Estudio crítico de “Falange en la guerra de España” de Maximiano

García Venero. París: Ruedo Ibérico, 1967. 25 ¡Presente!. Madrid: Nodo. 1939. Duración 30 min. 26 José Antonio, Historia de un hombre de España. Delegación Nacional de Formación del Frente de Juventudes. Madrid: 1963. Reeditada y remasterizada por Fundación Don Rodrigo y Fundación Salvar la Memoria. Madrid: 2002. VHS. Duración: 60 min. 27 Descubriendo a… José Antonio Primo de Rivera. Fondo de Estudios Sociales, 1999. VHS. Duración: 90 min. 28 José Antonio. Madrid: Fundación Salvar la Memoria, Plataforma 2003, 2001. VHS. Duración: 60 min.

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Pocas son las monografías que tienen al SEU como sujeto histórico. Es fundamental la obra de David Jato La rebelión de los estudiantes29, la primera gran obra histórica sobre el sindicato estudiantil desde su fundación, hasta mediado de los años cincuenta. Mucho se escribió en ambientes académicos sobre el SEU, el estudiantado, y la oposición universitaria al régimen anterior, pero muchos de estos trabajos no pasan de ser meros ejercicios académicos de carácter regional. 1988 nos dejaba en las librerías la tesis doctoral de Ruiz Carnicer El Sindicato Español Universitario (SEU) 1939-196530, de momento, la obra más extensa en el tiempo sobre el SEU. El resto de obras, se suelen centrar en la universidad y el mundo académico como sujeto histórico, pero nunca en el sindicato estudiantil de la Falange. Es por ello que actualmente se estén llevando a cabo estudios sectoriales sobre el SEU, el Frente de Juventudes y la Sección Femenina, bajo la forma de tesinas de licenciatura y tesis doctoraes, pero que, dado el carácter de los trabajos, tardarán aún tiempo en ver la luz. Baste terminar con tres referencias a personajes clave de la historia del SEU, imprescindibles para quienes se quieran adentrar en la historia del sindicato a través de sus dirigentes: la obra del citado Ibáñez Estudio y Acción: la Falange fundacional a la luz del Diario de Alejandro Salazar (1934-1936)31 en el que a través de un ejercicio microhistórico, analiza el exiguo diario del líder del SEU, logrando con bastante acierto reconstruir los momentos clave de la historia del SEU y de la Falange. La segunda obra, recién salida de la imprenta, sobre Enrique Sotomayor Juventudes en pie de Paz32, si bien tan sólo es una semblanza la que nos brinda su autor, resulta enriquecedora la antología de textos. Así mismo, cabe remontarse a los discursos de Sotomayor en Saludo a las Juventudes del mundo (y otros discursos)33 Por último, los Discursos34 de Manuel Valdés Larrañaga, publicados por Editora Nacional en 1944. Es necesario señalar la dificultad de realizar la prosopografía de los principales dirigentes del SEU de preguerra, en tanto que resulta escasa la documentación primaria disponible, habiendo de emplear como fuentes las referencias que muchos de sus coetáneos recogen en sus memorias, y cruzando la información con la que aparece en los periódicos falangistas de los años treinta. II. JOSÉ ANTONIO: UN ESTUDIANTE EN EL FINAL DE LA RESTAURACIÓN

“Seamos buenos universitarios, pero seamos también partícipes en la tragedia de nuestro pueblo”

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Para poder acercarnos a la relación entre José Antonio y el SEU, es necesario hacer un planteamiento previo. ¿Cuál es la relación de afinidad entre el fundador y el sindicato de estudiantes falangistas? En primer lugar, se puede establecer cierto paralelismo, abordando dos cuestiones. La primera de ellas, la afinidad generacional. Cuando el SEU es fundado, José Antonio cuenta con 30 años. Así pues, es aún un hombre joven (salvando los patrones de comportamiento y madurez entre los años treinta y la actualidad), que se haya motivado por cuestiones y problemática generacionales que le afectan o le han afectado en un periodo inmediatamente posterior. La Universidad, la Juventud, la evidencia de la caducidad del régimen de la Restauración y la identificación de ésta con la vieja política serán sus ejes vertebradores de la concepción política universitaria. La segunda cuestión es la de una conceptualización del fenómeno universitario, en forma y fondo, como estética (la “estética de las ideas”) y como forma de vida, como la cantera que debiera esculpir la piedra angular que es la forma de ser de los españoles. 29 Jato Miranda, David. La rebelión de los estudiantes. Madrid: edición del autor, 1967. 30 Ruiz Carnicer, Miguel Ángel. El Sindicato Español Universitario (SEU) 1939-1965: la socialización política de la

juventud universitaria en el franquismo. Madrid: Siglo XXI de España Editores, 1988. 31 Ibáñez Hernández, Rafael. Estudio y acción: la Falange fundacional a la luz del Diario de Alejandro Salazar (1934-

1936). Madrid: Barbarroja, 1996. 32 Vázquez, Miguel Ángel (dir.) Juventudes en pie de paz: Enrique Sotomayor. Madrid: Plataforma 2003, Ediciones Barbarroja, 2003. 33 Sotomayor, Enrique. Saludo a las Juventudes del mundo (y otros discursos). Bilbao: Ediciones para el Bolsillo de la Camisa Azul, s/a. 34 Valdés Larrañaga, Manuel. Discursos. Madrid: Editora Nacional, 1944. 35 José Antonio, discurso en Valladolid en el acto de constitución del SEU (publicado en La nación , 21 de enero de 1935)

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De este modo, resulta ineludible acercarse a la figura del José Antonio estudiante. ¿Cuáles eran las inquietudes de un estudiante en el primer cuarto del siglo XX? Sobre esta faceta de la primera juventud y adolescencia de José Antonio (el bachiller curioso y el licenciando infatigable) nada mejor que acercarnos a las biografías que tratan esta temprana etapa de su vida. Antonio Gibello ilustra acertadamente la figura de José Antonio estudiante, no sin antes alertar sobre la falta de luz sobre este tema36. Tan sólo Serrano Suñer y Ximénez de Sandoval hacen referencia a estos años de tinteros y cuadernos. Muchos de los coetáneos del fundador de la Falange han guardado silencio sobre este tramo de su vida, Un silencio a todas luces incomprensible, pues será en este momento crucial de su vida, en el que José Antonio dé forma y fondo a su carácter intelectual. Contra la creencia más o menos extendida de que José Antonio nunca participó en política estudiantil durante sus años de licenciatura37, Gibello y Suñer aportan datos que demuestran lo contrario38. Ya en 1919, antes de la Dictadura, Serrano Suñer y José Antonio participaron en el movimiento asociacionista universitario. No fueron líderes estudiantiles (la concepción de la representatividad del alumnado y del servicio de los altos puestos era para José Antonio, una tarea que nada tenía que ver con la del enchufismo ni con el politiqueo, aun ya en estos tempranos momentos). El ministro de Instrucción Pública, César Silió, había aprobado en 1919 la Ley de Autonomía Universitaria, en virtud de la cual se creaba la Asociación Oficial de Estudiantes, con la finalidad de canalizar la participación de la representación estudiantil en los órganos de gobierno de la Universidad. En realidad se trataba de unas asociaciones profesionales de estudiantes, que buscaban las representatividad claustral del alumnado, sin afán politizador. Viendo las derechas un buen subterfugio para utilizar estas asociaciones con fines partidistas, al igual que las izquierdas (que habían empleado el pretexto de la infiltración derechista en las aulas) comenzó una crisis en el seno de las nuevas asociaciones oficiales. Serrano Suñer39 cuenta en sus memorias cómo él mismo fue nombrado presidente de la correspondiente a la Facultad de Derecho de Madrid, y José Antonio secretario, mostrándose contrario a la introducción de la política en la Universidad. Como recoge Ramón serrano Suñer en sus memorias: “Con la Confederación de Estudiantes Católicos, inspirada por don Ángel Herrera, Director a la sazón del gran diario católico El Debate (que nunca fue santo de la devoción de José Antonio), y conducida por Fernando Martín Sánchez, habían decidido, como queda dicho, introducirse en la universidad y enfrentarse con las asociaciones oficiales. A nosotros aquello nos parecía un dislate, y una imprudencia, pues venía a introducir en nuestro mundo universitario un principio de división y de pugna que acabaría desplazando, por reacción contra aquella iniciativa, a muchos de los estudiantes de nuestras asociaciones universitarias profesionales hacia el campo de organizaciones de un laicismo militante; que es, desgraciadamente, lo que finalmente sucedió, pues en cuanto nosotros terminamos nuestra carrera, en seguida se constituyó la Federación Universitaria Escolar. Y añade: “Los dos, aunque sin beatería ninguna, éramos católicos, pero pensábamos que era un error llevar la confesionalidad a las contiendas temporales, con lo que algunos hacían de su catolicismo una profesión”. Y concluye: “Con otros muchos compañeros nos mantuvimos en el ámbito de la asociación profesional pura (…)”. Hacia 1922 José Antonio es elegido presidente de la Unión Nacional de Estudiantes, en la que estuvo por espacio de uno o dos años, hasta concluir sus estudios de derecho. Es tal vez ésta, la primera actuación “política” de José Antonio en el ámbito universitario. Es necesario precisar una anécdota histórica, que siempre ha sido tomada por buena, pero que plantea cierta penumbra. Reproducimos a continuación el hecho, recogido por Gibello40 entre otros: “Don Felipe Sánchez Román, que era la máxima autoridad académica en la especialidad de Derecho Civil, y que se distinguió por su animadversión hacia la política primorriverista, manifestó en una ocasión: <<José Antonio fue discípulo mío. Por la antipatía que me inspiraba su padre y el régimen de opresión y de mordaza que le tuvo como cabeza responsable, hice siempre lo posible por apretarle y deslucirle en mi clase; pero era alumno brillantísimo, y tuve que darle las mejores calificaciones. Siendo ya abogado, se me presentó cierto día a decirme que deseaba repetir conmigo dos cursos de Derecho Civil, a condición de que le preguntara

36 Gibello, Antonio. Op. Cit. p. 44. 37 (…) en la universidad no fuimos más que ser estudiantes (...)”. Serrano Suñer, Ramón. Entre el silencio y la

propaganda, la historia como fue: Memorias. Barcelona: Planeta, 1977. 38 Gibello, Antonio. Op. Cit. p. 44 39 Serrano Suñer, Ramón.Op. cit. pp. 460-468. 40 Gibello, Antonio. Op. Cit. p. 40

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como a los demás discípulos. Y, por ser de justicia, reconozco que José Antonio es un magnífico letrado de consulta, de dictamen y de gran elocuencia y dialéctica en el Foro>>”. José Antonio estudió el segundo curso de Derecho Civil en el año 1921-22, y obtuvo el título de Licenciado en Derecho en 2 de enero de 192341, mientras que el general Miguel Primo de Rivera no fue “cabeza responsable” del “régimen de opresión y mordaza” hasta septiembre de 1923. Sin lugar a dudas, un lapsus del catedrático Sánchez Román o una nueva versión interesada de un capítulo de la biografía de José Antonio. Dejando a un lado lo puramente anecdótico, lo cierto es que va a ser en estos años finales del sistema de la Restauración, en los que José Antonio se va a nutrir intelectualmente. Dos realidades le serán influenciables: por un lado, la difícil situación político-social de la España del reinado de Alfonso XIII. Huelgas, violencia, terrorismo, paro, hambrunas… en los años veinte y treinta, los años de sequía daban estadísticas por muerte. Por otro, la constatación de la división que estos efectos producen en el país. La dualidad que llevó a la confrontación de 1936 no surge por obra y arte de la Falange, como aun muchos historiadores insisten en vender. La división socio-espiritual de los españoles viene desde mucho atrás. Desde la crisis finisecular del siglo XIX, y la implantación de las estructuras económicas liberales. No obstante, el José Antonio estudiante tiene el honor de ser discípulo de la generación universitaria más granada de la historia de España. No hay que olvidar que en el primer tercio de siglo, ejercen su cátedra profesores de la talla de Miguel de Unamuno, Ortega y Gasset, Ramón Menéndez Pidal, Eugenio D´ors… que tanto influirán en su concepción política y filosófica del mundo. De este modo, José Antonio beberá de las fuentes intelectuales de los que constituirán la Edad de Plata de la cultura española. II. LA FUNDACIÓN DEL SEU

“Fueron los estudiantes los primeros que llegaron, los primeros y los más entusiastas”

JULIO RUIZ DE ALDA42

Tras el acto del Teatro de la Comedia, el 29 de octubre, donde no se fundó la Falange, aunque si fue el pistoletazo de salida de lo que después sería la organización, se produjo un entusiasmo generalizado en la juventud, madrileña en este caso, al ser los principales asistentes al acto. Como señala David Jato43, “El teatro lo llenaron por mitades estudiantes y antiguos admiradores del Dictador (en alusión a Don Miguel Primo de Rivera).” El nuevo movimiento, que debía seguir una dinámica eminentemente juvenil, presentaba en apenas un mes, el 21 de noviembre de 1933, los estatutos del Sindicato Español Universitario en la Dirección General de Seguridad elaborados por Julio Ruiz de Alda, mentor e impulsor del SEU. Sobre ello, resulta muy indicativa la narración de David Jato44:

“(…) un estudiante de Arquitectura, Manolo Valdés, campeón de España de natación en cien metros libres, presentaba en la Dirección General de Seguridad los Estatutos de un Sindicato Español Universitario. El triunfo electoral derechista no modificó el criterio de separar para la Ley la Falange y el S.E.U.; así, en los Estatutos no se hacía la menor alusión a F.E. Antes de esta presentación legal, los estudiantes falangistas habían comenzado su organización bajo el nombre de Sindicato Universitario Español. El Reglamento presentado, redactado con evidente menosprecio por la Ley de Asociaciones, fue rechazado el 24 de noviembre por la Asesoría Jurídica de la Dirección General de Seguridad.

La Falange, si atendemos a su constitución humana, nacía con un inconfundible eco juvenil y

universitario. Ello explica que sin haber transcurrido un mes del mitin de la Comedia se hubieran cubierto ya los trámites legales para el funcionamiento del S.E.U., Julio Ruiz de Alda escribió: <<Fueron los estudiantes los primeros que llegaron. Fueron los primeros y los más entusiastas>>.

Los estudiantes que acudían a la Falange no lo hacían pensando en un Sindicato Profesional.

41 Ximénez de Sandoval, F. op. Cit. p. 35 42 Palabras de Julio Ruiz de Alda recogidas por Jato. Jato Miranda, David. Op. Cit. p. 130. 43 Jato, David. Op. Cit. p. 127 44 Jato Miranda, David. Op. Cit. pp. 130-132

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Incluso su incorporación, aun siendo numerosa, no suponía automáticamente la existencia del S.E.U. Sigamos la creación de un núcleo falangista, el de Baleares. Al inaugurarse el primer local social en Palma, Alfonso de Zayas señala: "Acudieron numerosos. Simpatizantes, de los cuales se afiliaron muchos estudiantes." Más adelante dice, refiriéndose ya al año 1934: <<El número de afiliados iba en aumento, eran principalmente estudiantes>>. En las primeras salidas por las calles actuaron estudiantes. Sin embargo, después de todo esto, en Palma de Mallorca seguía sin funcionar el S.E.U. (…).”

Y continúa Jato: “(…) El S.E.U. dio sus primeros pasos bajo el mando de un triunvirato, del

que era máxima autoridad Manolo Valdés, le acompañaban Fanjul y Zaragoza, y como secretario, Gordejuela, de la Facultad de Farmacia. Eran escasas las preocupaciones académicas; el amenazador frente marxista, más peligroso el marco universitario, obligaba a la formación de milicias.

(Se eligió un sistema triangular, integrado en su base por grupo de tres, uno de los cuales

servía de enlace; cada tres elementos o grupos constituían una escuadra, más un jefe y subjefe; tres escuadras componían una falange; tres falanges una centuria, y tres centurias una bandera. La centuria más activa, de Medicina, la mandaba Agustín Aznar. La centuria que obedecía a José María Fanjul estaba formada por dos falanges, una de Ciencias y otra de Derecho, que tenían por jefes a José María Díaz Aguado y Leopoldo Martínez Campos, respectivamente, y dos escuadras, que pronto se convirtieron en falanges, de Filosofía y Letras y Farmacia, con Alejandro Salazar y Rodríguez Jiménez al frente. Los demás estudiantes, comprendidos los de Escuelas Especiales, se integraban en la centuria de Luis Aguilar.

Mandaba las milicias el comandante Aredondo, primer capitán seleccionado por Millán Astray para organizar la Legión, pero pronto se vio' que su valor militar no era suficiente para conducir adecuadamente el fervor político de la juventud universitaria que componía la inmensa mayoría de la llamada Primera Línea falangista.”

III. EL HOMO NOVO SEUÍSTA

“(…) creemos en la posibilidad de un orden nuevo sobre la primacía de lo espiritual”

JOSÉ ANTONIO45 La misión última que José Antonio había previsto para su Falange es la de cambiar el modo de ser de los españoles, y volver a hacer de ellos el caballero cristiano (que poco después propugnaba García Morente46). Pero si para José Antonio, el hombre habría de pasar por tres estadios básicos durante los tiempos modernos-contemporáneos: el caballero español-cristiano, el hombre viejo, y el hombre nuevo que debería venir, indefectiblemente, de la mano de la Falange, a sustituir a aquél. El hombre viejo era el individuo producto de la desidia que anunciaban los regeneracionistas, con Ganivet a la cabeza. Era la causa popular que había acabado con el Imperio Español y su modo de ser (junto a la causa aristócrata que había producido desaciertos y errores político-militares). El siglo XIX acabó de encauzar el hombre viejo, en este momento plenamente identificado con la Restauración y la monarquía parlamentaria decimonónica. El decadentismo de este hombre viejo, se materializaba en los últimos grandes dinosaurios de la política española en los años treinta. El homo novo, el hombre nuevo, que habría de enlazar con el ideal hispánico del siglo XVI, pero adaptado a los nuevos tiempos, debía venir de la mano de la Falange, porque al no ser ésta de izquierdas ni de derechas, no se encontraba anclada en el viejo sistema. Dentro de esta conceptualización antropológica, José Antonio entiende que deben ser los falangistas más jóvenes, los que mejor entiendan su mensaje. De nuevo es necesario recordar el concepto espiritual que la juventud tiene en José Antonio, no siendo un estado físico sino mental. No obstante, será el SEU con sus seuístas, los que plasmen esta búsqueda por el hombre nuevo, al verse libres de toda carga o equipaje anclado en el viejo sistema. Siguiendo la teoría ética del término medio, José Antonio va a buscar un equilibrio entre lo intelectual y lo físico, entre el studio y la actio, “estudio y acción” que finalmente se convertirá en divisa del Sindicato

45 Juventudes de España, en Nupcias Estériles, publicado en Arriba (núm. 15, 27 de junio de 1935) 46 García Morente, Manuel. Idea de la Hispanidad. Madrid: Austral, 1961.

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Español Universitario. La dualidad del hombre exige el culto de la faceta física y la psíquica. La falta de una atrofia la otra, o la hiperdesarrolla. El equilibrio se hace pues necesario. A ello se suma el concepto de estilo, en el que la carta a un estudiante que se queja de que FE no es duro47, en la cual reprocha la queja de un joven que cree que lo chabacano resulta más contundente que lo poético. Además, ve la universidad como forma de rebeldía “Entonces tú, que ahora formas tu espíritu bajo el sueño de una España mejor (…)”, indisoluble del carácter juvenil. IV. HACIA LA CONQUISTA DE LA UNIVERSIDAD

“El tiempo ha venido a darnos la razón. Los trabajos realizados,

la lucha entablada durante más de un año, las energías desplegadas,

la perseverancia ante los peligros, han venido a demostrar que no nos equivocamos”.

ALEJANDRO SALAZAR48

La conquista de la Universidad fue una cuestión de tiempo. El SEU, como veremos más adelante, será el primer sindicato nacionalsindicalista, por lo que estará a la vanguardia de los métodos para implantar el sistema sindical único. Esta estrategia pasa por eliminar la lucha de partidos dentro de las aulas. Lógicamente, y esto lo sabía tanto José Antonio como los mandos del SEU, ello era imposible, en tanto que los estudiantes no viesen en el SEU un fascismo o una forma modernizada de las derechas tradicionales, sino un órgano al margen de ideologías. Ello conducía irremediablemente a la lucha político-sindical, que empezó, irremediablemente, a tiros dentro de las aulas. En poco menos de año y medio, el SEU había logrado hacerse con el control de gran parte de las universidades, por un lado, al resultar vencedor de los encontronazos callejeros contra la FUE (Federación Universitaria Escolar), contra el BEOR y contra las asociaciones estudiantiles separatistas; y por otro, debido a las relaciones, normalmente satisfactorias, que se habían mantenido con la AET (Asociación de Estudiantes Tradicionalistas) que se habían sumado incluso a las huelgas generales (dos) convocadas por el Sindicato Español Universitario, y que se saldaron con un gran éxito, y la manifestación de fuerza pública que evidenciaba que el sindicato falangista era la fuerza hegemónica en la Universidad. Por no ser este el objeto del trabajo, no podemos analizar las actuaciones de SEU, FUE y otras asociaciones. No obstante, quede constancia de la oposición violenta que los sindicatos supuestamente “democráticos” como se nos pintan hoy, dirimían a tiros de pistola sus diferencias con los seuístas. Conquistada la Universidad, llegaba el momento, bajo la batuta de Alejandro Salazar, de reorganizar el sindicato, que había crecido enormemente en los últimos meses: la convocatoria de varios congresos del SEU, y el inicio de una compleja política sindical serían los nuevos caminos a que recorrer. No obstante, la nacida contra la dictadura de Primo de Rivera a finales de los años veinte, se hacía en enemigo a batir, V. EL MARTIROLOGIO SEUÍSTA

“Sé que estoy amenazado de muerte, pero no me importa si es para bien

de España y de la causa” MATÍAS MONTERO49

Si Matías Montero fue uno de los más sentidos, por ser el primer estudiante afiliado al SEU caído, le van a seguir un número de camaradas no pequeño, precisamente, hasta los primeros días de la guerra. Sobre esta cuestión se ha escrito mucho, y no vamos a recrearnos aquí en la tragedia de la epopeya falangista. Baste recordar algunos nombres de los seuístas acribillados por el hecho tan simple, de pertenecer a este sindicato falangista: José Ruiz de la Hermosa, que aunque era estudiante, no estaba afiliado al

47 FE núm. 11, 19 de abril de 1934; en Dureza y claridad, JAOC, op. Cit. pp. 675-676 48 Alejandro Salazar, palabras pronunciadas en la clausura del II Consejo Nacional del SEU 49 Palabras pronunciadas por Matías Montero días antes de morir

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sindicato (por no estar creado aún) fue asesinado en Daimiel en 1933. Era jonsista y con él se inaugura la lista de mártires del nacionalsindicalismo. Francisco de Paula Sampol, simpatizante, asesinado tras comprar el periódico FE; 1935 deja los cuerpos sin vida de Manuel Baselga de Yarza, en Zaragoza, del joven quinceañero Jesús Hernández (sobre este caso volveremos después), de José Hernández, en Sevilla Jerónimo Pérez de la Rosa. El año de la tragedia nacional, 1936, es asesinado en Madrid José Olano y Enrique Valdovel, ambos estudiantes también afiliados al sindicato. VI. UN BOTE SALVAVIDAS

“Debéis meditar (…) en sus deberes para con la Falange, donde el sindicato de Estudiantes ha de ser gracia y levadura”.

JOSÉ ANTONIO50

El SEU se había convertido por dos veces, al menos, en salvaguarda de la Falange. El primer caso se refiere a la polémica sobre la afiliación femenina a la Falange. Si la Falange estaba pensada para actuar en política, en un tiempo en el que la política era una dedicación cuasi exclusivamente masculina, resultaba en buena lógica absurda la afiliación de féminas a la organización. No obstante, se daba una realidad innegable: la poética falangista que había llegado a las universidades, se hacía eco entre simpatizantes, hombres y mujeres, y entre muchas de las novias de los seuístas. De este modo, y como David Jato nos recuerda, el SEU será quien canalice estas inquietudes creándose la Sección Femenina del SEU.

Pilar Primo de Rivera, en unas desmerecidas memorias51, apunta el origen de la Sección Femenina dentro del SEU: “Entran desde sus cursos algunas chicas: Clotilde Salazar, hermana de Alejandro, posteriormente jefe del SEU; Justina Rodríguez de Viguri, como ya he dicho, la delegada del SEU y jefe, después, de la primera Escuela de Mandos de la Sección Femenina de Málaga; Mercedes Fórmica... y entre otras muchas universitarias que se han destacado después como de la Sección Femenina”. Y añade también que “Siempre hubo entre la Sección Femenina y el SEU una vinculación notable, no sólo porque la Sección Femenina naciera en el SEU, sino porque en entendimiento y acción siempre fueron unidos”, y concluye “Por otro lado, en la primitiva Falange, la Sección Femenina y el SEU éramos una misma cosa, figurábamos en los ficheros todas como estudiantes y, como tales, miembros del Sindicato”. La segunda cuestión, mucho más grave que también es recogida en La rebelión de los estudiantes, tiene lugar a raíz del atentado y asesinato del quinceañero Jesús Hernández. La agria polémica a que dieron pie las circunstancias de su muerte y las injustas acusaciones que hacia la Falange se vertían, en términos de banda gangsteril y mafiosa que reclutaba y corrompía a los jóvenes en el uso y exaltación de la violencia. Se decretó que la mayoría de edad legal fuera el umbral mínimo para la afiliación de militantes a los partidos políticos. Si la Falange se nutría de obreros y estudiantes, siendo los segundos los más numerosos, se corría el riesgo de disminuir a la Falange. Para ello, el SEU se nutrió de esta joven militancia, ampliando su radio de acción a las enseñanzas medias, pero haciendo de órgano subsidiario de reclutamiento, salvando la operatividad de la Falange. El SEU se reafirmó como punta de lanza falangista durante la Primavera Trágica de 1936. Con un gobierno frentepopulista enaltecido en el poder, violando sistemáticamente la legalidad vigente, la mayor parte de los mandos falangistas habían sido encarcelados por el simple hecho de pertenecer a FE de las JONS, y los locales falangistas clausurados. El SEU, y la Sección Femenina del sindicato, serán los que establezcan la actuación en estos momentos difíciles. Como un bote salvavidas capitaneado por Alejandro Salazar, entre otros, el sindicato comenzará a realizar funciones que hasta este momento sólo competían a la Falange. La Sección Femenina, por su parte, suponía un excelente vínculo, enlace, entre los centros penitenciarios, bulliciosos de actividad falangista clandestina, y los camaradas que en el exterior preparaban la resistencia, fundando lo que se conocería como el Socorro Azul. 50 Palabras pronunciadas por José Antonio en la clausura del II Consejo Nacional del SEU, publicado en Arriba, núm. 5, 18 de abril de 1935) 51 Primo de Rivera, Pilar. Visto y Vivido: Recuerdos de una vida. Madrid: Tarfe, 1982.-

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VII. PALABRAS AL SEU

“Si dejara de ser Jefe Nacional de la Falange me matricularía en Arquitectura, Medicina o Filosofía

para poder entrar en vuestro SEU” JOSÉ ANTONIO52

Conocer a José Antonio, es penetrar en sus textos, en su retórica y en su oratoria. Para establecer la relación entre José Antonio y el SEU, nada mejor que analizar los dos ámbitos en los que, a través de la palabra (oral y escrita) se unen los destinos individuales del falangismo: los discursos pronunciados por José Antonio al SEU, y los artículos publicados por el Jefe Nacional de FE de las JONS en Haz, el órgano del Sindicato Español Universitario. a. Escritos y discursos José Antonio pronunciará una serie de discursos, destinados exclusivamente a miembros del sindicato. Si en todas sus actuaciones públicas, José Antonio se centra en arengar a la juventud, por ser juvenil el movimiento falangista, la dialéctica llega a su experimentación más alta en estos discursos de cara al SEU. El primero de sus discursos es el pronunciado el 21 de enero de 1935 en Valladolid, durante el acto de constitución del SEU53. En este discurso, José Antonio muestra su particular cosmovisión de la historia. Teoriza, sobre la base de la tesis orteguiana de nación como proyecto de vida en común, y propone la “misión de destino individual” como motor de un fin colectivo, para conseguir la unidad de destino en lo universal. Logrando esta unidad (el cenit de la nación como fenómeno con entidad propia). Esta fórmula, aplicable a otros pueblos, debiera, en buena lógica, aplicarse primeramente en España, destinada a ser guía espiritual del mundo. También hace José Antonio una crítica al siglo del positivismo, el XIX, del que afirma que eleva a la categoría de fines, una serie de medios, como la libertad, y la voluntad popular. En su ensayo sobre Estado Individuo y Libertad, es esta última el medio, el individuo el origen y el Estado el fin, no entendido como Leviatán, sino como cierta reciprocidad de la colectividad. La problemática de la libertad es en José Antonio, una constante que supera a algunos de los más destacados pensadores y filósofos hasta el momento. Para José Antonio, la libertad incondicionada, trajo pugnas gravísimas, y se materializó en la Gran Guerra europea. Como solución, José Antonio propone unir la aspiración nacional y la aspiración social, dentro de una concepción de la vida como servicio (no ya a una organización política o al propio Estado), sino al prójimo. Cada cargo o trabajo es visto por José Antonio como un servicio, con más responsabilidades que el inmediatamente inferior. De ahí, (y siempre siguiendo su discurso), la imposibilidad moral de desertar en acto de servicio. Es éste, por lo tanto, un discurso dirigido a los seuístas, que están llamados a regir los destinos de la Patria, para servir a sus ciudadanos y a la propia Nación, no a unos intereses creados que respondan a los dictados de la clase o del partido. El segundo discurso en el cual queremos centrar nuestra atención es en el de apertura del I Consejo Nacional del SEU54. Apenas tres meses han transcurrido entre estos dos momentos. En primer lugar, José Antonio comienza diferenciando a la Falange del resto de organizaciones políticas existentes, aclarando que no es un grupo de nostálgicos (de la dictadura primorriverista) ni tampoco una fuerza de choque burgués al estilo de los fascismos europeos. En este discurso se va a centrar en la conceptualización de la idea de sindicato (quizá para enfatizar esa separación de lo burgués). Los sindicatos, no deben ser órganos de representación, sino de actuación. Celebra que el SEU sea el primer sindicato del movimiento falangista (hay que recordar que el sindicato remolachero de Onésimo Redondo estaba constituido a la llegada de éste, pero era ajeno al movimiento jonsista). Para José Antonio, la lucha sindical dentro del SEU exige máxima preparación y sacrificio. Propugna los tres deberes del estudiantado (esta tesis la adoptará después el Frente de Juventudes): los deberes para con la universidad, en la que se desarrollaran dos fines, el profesional y el aprendizaje para laborar en los futuros sindicatos profesionales de cada ramo. Los deberes para con España, la ciencia entendida como un servicio a

52 Palabras de José Antonio a Gregorio Marañón, recogido por David Jato. Op. Cit. p. 284 53 La Nación, Madrid, 21 de enero de 1935. vid. JAOC, op. Cit. pp. 249-251. 54 Arriba núm. 5, 18 de abril de 1935. vid. JAOC, op. Cit. pp. 253-254.

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la Patria: de ahí la ingente tarea de reformar la universidad para lograr un servicio adecuado a unas aspiraciones nacionales fuertes. Y por último, los deberes para con la Falange, de la cual el SEU es “gracia y levadura”, y será regida en un tiempo no muy lejano por los militantes del sindicato. Así pues, los seuístas encarnados como la gran esperanza del futuro, a nivel nacional, profesional y falangista. El tercer y último discurso que nos va a ocupar, son las palabras de clausura que José Antonio va a pronunciar en la Clausura del II Consejo Nacional del SEU55. Pronunciado ya a fines de año, en ellos va a matizar su idea de un SEU con estilo propio. El comienzo de su alocución hace referencia al triunfo de la Juventud encuadrada en el SEU, que ha favorecido la conquista de la Universidad. Deporte y estudio, Studio et actio, estudio y acción, en definitiva, será la divisa que cuelguen de sus guiones los seuístas. Conceptualiza a toda la juventud bajo una misma aspiración, dejando entrever una superación de las luchas de clase. Es el modelo que José Antonio quiere implantar en España: si por medio del SEU se han eliminado las disgregaciones entre asociaciones universitarias y se ha producido la conquista de la universidad, será por medio de la Falange, superadora de izquierdas y derechas, la que produzca la conquista del Estado. En definitiva, una superación de las luchas ideológicas a través del triunfo del nacionalsindicalismo. Si recapitulamos, observamos que 1935 será el definitivo año del SEU. Alejandro Salazar, que será su alma y forjará el estilo ardiente y combativo del sindicato y le dará emblemas, símbolos, y una cabecera periodística, Haz, y José Antonio, en el cual vemos evolucionar, a través de estos discursos, su concepto del sindicato estudiantil: primero, como una militancia abnegada en el servicio para con el prójimo, en segundo lugar defiende la estructuración de la vida nacional y laboral a través de sindicatos, de los cuales el SEU será el modelo a seguir, y en tercer lugar el triunfo del nacionalsindicalismo, superando luchas partidistas a favor del bien común. b. Colaboraciones en Haz Cinco serán los artículos periodísticos con los cuales José Antonio colabore en Haz, la revista del SEU fundada por Alejandro Salazar en 193556. José Antonio da una importancia singular a la formación intelectual. El SEU, muy receptivo a inquietudes de este tipo, será el medio, a través de su órgano, de la plasmación articulista de José Antonio. El primer artículo se publica en el número 1 bajo el título de España incómoda57. En él, José Antonio exalta la vocación por encima de cualquier otra cuestión. La felicidad, vendría de la mano de ese encuentro con uno mismo, y su negación conduciría a una “angustia pirandelliana”. A continuación, invoca al sacrificio: no es momento de encerrarse en celdas ni torres de marfil. De nuevo se apela al servicio como medio de implantar una justicia. La turbulenta época que toca vivir, prescinde del egocéntrico cultivo de esteticistas solitarios ni pereza disfrazada de heroísmo. Dos conceptos clave enuncia José Antonio: la función de artesanía (militancia artesana, que se dirá después), y el concepto menendezpelayista de estilo, como entraña del ser de España. Por último, una llamada necesaria: evitar la confusión con las derechas, huir de la charanga patriótica a favor de una manera distinta de servir a España: hay que sentir cólera y asco a esta España coetánea, para liberar el alma metafísica de la España tradicional. El segundo artículo es el titulado Sentido heroico de la milicia58. El falangista ha de ser mitad monje y mitad soldado, pero no debe ser este un sentido castrense cercano a lo folklórico, ni un sentimiento deportivo, “la milicia” –dice José Antonio- “ha de ser una exigencia, una necesidad ineludible de los hombres y de los pueblos que quieren salvarse”. En Mientras España duerme la siesta59, artículo publicado durante el mes tórrido de julio, en periodo vacacional, se dirige a los lectores como camaradas estudiantes. José Antonio, se implica en la conciencia de los militantes del SEU y desde ahí les exhorta a que no se apague en ellos la llama que prendió con su afiliación falangista, a pesar de la incomprensión familiar, y de la oposición de las amistades. Sobretodo, alerta sobre la dificultad de mantenerse al pie del cañón en situaciones de soledad, y de la desilusión al comprobar como el cambio experimentado por el hombre nuevo, no es correspondido en el medio que le rodea. De nuevo el concepto de orden antiguo (vieja política, hombre viejo…) que hay que desterrar para

55 Arriba núm. 25 26 de diciembre de 1935, en JAOC op. Cit. p. 255. 56 Haz, reproducción facsímil del semanario del Sindicato Español Universitario. Madrid: Vicesecretaría de Educación Popular, 1944. 57 Haz núm. 1, 26 de marzo de 1935. 58 Haz núm. 6, 15 de julio de 1935. 59 Haz núm. 7, 19 de julio de 1935.

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dejar paso a la juventud. La situación crítica de España, la abulia de las derechas favorece la misión falangista de perturbar el sueño de los incapaces. Serán los falangistas (y de nuevo los miembros del SEU) los que hagan de “aguafiestas iluminados“. Si el anterior artículo incitaba a actuar contra la apatía de cuantos rodeaban a los camaradas del SEU, en el siguiente, La norma y la voluntad en la revolución60 encontramos a un José Antonio mucho más profundo. Escrito en octubre de 1935, entra de lleno en la revolución como medio de cambiar los regímenes caducos y los periodos históricos estériles. Diferencia dos tipos de caudillismo, el cabecilla, que recluta una masa para encaramarse al poder, y el supersticioso del pueblo, creyente en la actualidad de la masa para hallar su propio camino. Hace un breve ensayo sobre lo que debe ser la jefatura, que no debe obedecer al pueblo, sino servirlo, ejercer el mando en hacia el bien del pueblo, a pesar de que muchas veces este no sepa cual es su bien. La deserción como veíamos en otros escritos de un puesto en acto de servicio, es visto por José Antonio como una traición, y concluye vaticinando el triunfo de la Falange, único camino posible de salvación de España, imposible de hacerlo por sí misma. Ya hemos aprendido que la masa no puede salvarse a sí propia. Y que los conductores no tienen disculpa si desertan. La revolución es la tarea de una resuelta minoría, inasequible al desaliento. De una minoría cuyos primeros pasos no entenderá la masa porque la luz interior fue lo más caro que perdió, víctima de un período de decadencia. Pero que, al cabo, sustituirá la árida confusión de nuestra vida por la alegría y claridad del nuevo orden”. El último de los artículos escritos para Haz por el Jefe Nacional de FE de las JONS está dedicado a Ortega. La política y el intelectual: Homenaje y reproche a Don José Ortega y Gasset61, es uno de los artículos más estudiados de José Antonio, y en él se evidencia la veneración del líder falangista hacia el catedrático de metafísica. Este artículo deja entrever cierto aire autobiográfico. José Antonio, no visto así mismo como intelectual (hace una crítica introductoria a los que se autocalifican como tales) pero si se proyecta una imagen de sí mismo como pensador, lo que hubiera llegado a ser más exclusivamente de no haber dado el salto a la política. Como textualmente recoge: “(…) hay que percatarse de que el paso de la ciencia a la política implica una tragedia: la de revisar constantemente sus propias conclusiones; la de conferir a sus conclusiones la condición de provisionales. El método filosófico arranca de la duda; mientras se opera en el campo de la especulación hay, no ya el derecho, sino el deber de dudar y de enseñar a los otros a que duden metódicamente. Pero en política no; toda gran política se apoya en el alumbramiento de una gran fe”. Este es una explicación bastante interesante de la génesis de la Falange, que pocos autores se aventuran a indagar. Pero además, aquí invoca a José Ortega y Gasset para ser el líder espiritual del pueblo español, (le llega a calificar de maestro de la Juventud) al tiempo que le reprocha el haber abrazado la causa republicana y haberse apartado de ella al contemplar cómo se desviaba de su trayectoria ideal. En el fondo, José Antonio ve en Ortega una esperanza frustrada, quizá la única posible, nacida de la problemática finisecular, antes del desastre de 1936. VIII. LA ESPERANZA JUVENIL TRUNCADA

“Consideren todos nuestro camaradas hasta qué punto es ofensivo para la Falange

el que se la proponga tomar parte como comparsa en un movimiento que no va a conducir

a la implantación del Estado nacionalsindicalista, (…) sino a reinstaurar una mediocridad burguesa conservadora

(de la que España ha conocido tan largas muestras), orlada, para mayor escarnio,

con el acompañamiento coreográfico de nuestras camisas azules”. JOSÉ ANTONIO62

60 Haz núm. 9, 12 de octubre de 1935 (número extraordinario). 61 Haz núm. 12, 5 de diciembre de 1935 62 A todas las Jefaturas Territoriales y Provinciales, (24 de junio de 1936)

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La muerte de José Antonio, es de sobra conocido, supone el principio del fin de la Falange. El Decreto de Unificación de 19 de abril de 1937, el propio final. Pero, ¿qué ocurre con los dirigentes del SEU? ¿Son tal vez ellos los que pueden llevar a cabo la revolución nacionalsindicalista? La avalancha cedista del 16 de febrero, que se incrementó durante los meses de la primavera trágica, supuso el desbordamiento de la Falange. Paralelamente, supuso también el desbordamiento del SEU. Muchos jefes de distrito universitario y gran número de delegados de clase no eran falangistas. Simplemente, eran jóvenes vestidos de azul afiliados al SEU, procedentes de la derecha, desde la avalancha iniciada el 16 de febrero de 1936. No habían mutado su manera de ser. En los tres años de guerra, muchos de los muchachos alistados en la primera hora, murieron. Los mandos que sobrevivieron a la acción bélica, al presidio o a las checas, se adhirieron firmemente al gobierno de la Nueva España del “Caudillo”. Tras tres años de penalidades, y tras la instrumentalización política que desde el poder establecido se hizo de símbolos, doctrina y rituales falangistas, la mayor parte de los miembros del SEU identificaban el nuevo estado con la España nacionalsindicalista que soñaban, o al menos, tenían esperanzas de llevar a cabo la revolución. La objetividad para el estudio de estos años, pasa por desterrar la idealización de los falangistas de primera hora. No todos los afiliados al SEU o a FE de las JONS conocían la doctrina al dedillo. Hasta que no aparecen las Obras Completas, tras los duros años de la guerra, y los primeros libros de divulgación política, la doctrina nacionalsindicalista se circunscribe a tres ámbitos fundamentales: la prensa editada por las organizaciones falangistas: Arriba, FE, Haz… los discursos y conferencias pronunciados por los Consejeros Nacionales; y las circulares remitidas a cada JONS local. Sumando a estos factores la procedencia humilde, especialmente en el mundo rural (que en los años treinta conllevaba cierto grado de analfabetismo funcional) de muchos de los afiliados, es fácil visualizar un icono del grado de formación de la militancia. A ello hay que añadir que el movimiento falangista, era joven, y estaba una evolución crono secuencial de su doctrina política, lo que hacía que incluso en algunos aspectos muy secundarios, se entrara en contradicciones. Estas circunstancias explican, a mi juicio bastante satisfactoriamente, la falta de crítica de una gran parte del falangismo hacia las nuevas circunstancias de los años de la postguerra. La empresa de la División Azul supuso la gran oportunidad para los que, por su bisoñez, no habían hecho la guerra española. En el conflicto europeo culminaría la inmolación de una generación, la del 36, que en palabras del periodista Antonio Valencia “…aquellos universitarios del 36 que jugaban al balón y traducían a Jenofonte para morir luego en una esquina o, semanas más tarde, en el campo, cara a las estrellas”. Si seuístas como Vicente Gaceo, Agustín Aznar, José Miguel Guitarte (muerto a causa de una enfermedad contraída en las trincheras), Enrique Sotomayor… no hubiesen caído en el frente del este en el desarrollo de la guerra europea, el SEU de postguerra hubiera sido mas contestatario de lo que fue. Al final, Tan solo un medio de control del Régimen, con pequeños atisbos de rebeldía juvenil, pero en absoluto comparable al estilo joseantoniano que infundió el Frente de Juventudes. Y es que el SEU, al morir José Antonio, había quedado huérfano de padre, y al desaparecer la Falange, había sido desahuciado de su casa. IX. A MODO DE CONCLUSIÓN

“Dulce et decorum est pro Patria mori”

Podemos clarificar algunas lecturas que a lo largo de este discurso, se han dejado entrever. Que existe una relación de afinidad entre José Antonio y el SEU es evidente, fruto de una proximidad generacional, biológica, pero también fruto de una inquietud intelectual. Piedra angular de la joven Falange, nacida en un momento turbulento de la vida española, el SEU “gracia y levadura”, alma y cuerpo psíquico del nuevo movimiento. Será el SEU el primer sindicato que funcione al modo nacionalsindicalista, agrupando en una rama, la de enseñanza, y con su estructura interna jerarquizada, formada por cámaras de representantes. El Sindicato Español Universitario será el modelo sindical soñado por José Antonio para la Falange: en apenas un año, se había producido la conquista de la Universidad. La Falange no tardó muchos años más en concluir la guerra, sólo que tras ésta, la conquista del Estado no se produciría jamás. El SEU marcaría el estilo propugnado por el Jefe Nacional de la Falange: haría las veces de subterfugio frente a las sectarias trabas gubernamentales y viviría al día una existencia que en no pocas ocasiones rallaría el borde de la muerte. La tanatofilia rondaría al SEU al mismo tiempo que las balas socialistas. Un sentido heroico de la muerte, que acercaría a los malogrados seuístas a ese estilo poético, pero también “ardiente y combativo” que buscaba el Fundador para su camaradas.

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En definitiva, un sindicato concebido para superar las diferencias entre izquierdas y derechas, en un momento, en que ni unas ni otras querían verse superadas por ningún nuevo modelo filosófico, político y socioeconómico de entender el mundo, el hombre, la Patria, la religión y la economía. Si en algo falló el SEU fue en ser demasiado joven cuando le faltó su alma inspiradora en noviembre de 1936. Si en algo acertó, fue en todo lo demás. EPÍLOGO: CUADERNO DE NOTAS DE UN ESTUDIANTE EUROPEO

“Y así acaso algún día vuelva a encenderse sobre Europa unificada la alegría católica”

JOSÉ ANTONIO63

De Los papeles póstumos de José Antonio64, tal vez el documento que mayor interés filosófico-político tenga, sin lugar a dudas es el Cuaderno de notas de un estudiante europeo. Escrito en 1936, su editor literario65 aventura que tal vez fuese realizado en el mes de septiembre. En cualquier caso, la guerra comenzada, y José Antonio a dos meses escasos de su muerte. El autor aclara que se trata de unos esquemas, meros guiones sin desarrollar y concatenaciones de ideas y procesos, sobre el origen del capitalismo y del liberalismo. José Antonio, a través de estas notas, intenta explicar la situación europea del momento. Aquí es donde vemos al José Antonio estudiante, eterno estudiante, siempre absorbiendo nuevas ideas a su alrededor, analizando con minuciosidad cuestiones históricas, filosóficas, sociales… José Antonio, a escasos días de su muerte, y mantiene el afán organizador, meticuloso, observador, analista, que caracteriza a su persona. La estructura es sencilla: un esquema inicial desglosado en XI puntos, y un apéndice con VIII más. Escudriñar cada uno de los apartados no es razón de este humilde trabajo. Tan sólo señalar las pautas generales enunciadas en este cuaderno de notas, para aquellos (supongo que pocos) que desconozcan el texto, puedan acercarse a él.

a. El Esquema Como ya ha sido señalado, consta de XI puntos numerados. En el primero de ellos sintetiza José Antonio su propia filosofía de la Historia, influenciado por los estudios de Max Weber66. Para Weber, todo proceso histórico es religioso en su base, lo que explicaría el nacimiento del capitalismo moderno, con base calvinista: el éxito en los negocios como muestra de predestinación. En el segundo de los puntos, José Antonio efectúa un breve análisis de Rousseau, el optimismo filosófico antropológico. El hombre es bueno es estado natural, mientras que el protestantismo afirma que la redención del hombre viene a reintegrarlo en el estado de gracia, sin penitencias ni sacramentos. En el fondo, el sufragio universal contempla el optimismo filosófico de Rousseau, al creer ciegamente en la bondad del electorado. Los dos puntos siguientes son dedicados al optimismo económico, que confluye irremediablemente hacia el liberalismo. El economista Adam Smith, cree en las reglas de la economía, que influidas por los adelantos tecnológicos, y canalizada a través del librecambismo inglés, produce efectos inmejorables. Este progreso material, sigue apuntando José Antonio, lleva al nacimiento de grandes empresas, e incluso de la unificación italiana y alemana. Contempla, no obstante, posvaticinios de Carlos Marx a propósito del capitalismo. Los siguientes dos puntos, son una reflexión sobre las últimas consecuencias del liberalismo político y del liberalismo económico. Entre las primeras, pulverización de partidos políticos, prensa insolvente, insolidaridad, nacionalismo… el ejemplo más evidente: Inglaterra. En cuanto a las segundas, superindustrialización, saturación de mercado, concentración de capitales, proletarización del

63 Primo de Rivera, José Antonio. Cuaderno de notas de un estudiante europeo, en Primo de Rivera y Urquijo, M. Op.

Cit. p. 172 64 Primo de Rivera y Urquijo, Miguel. Op. Cit. pp. 168-174. 65 Su sobrino Miguel Primo de Rivera y Urquijo 66 Weber, Max. La ética protestante y el espíritu del capitalismo, (1904-1905),

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artesanado y de la clase media asalariada, y el cumplimiento de las predicciones marxistas, y las grandes crisis económicas y el paro generalizado por crisis postindustrial. El hombre es el centro del siguiente apartado. La relación entre el hombre y su entorno, queda rota por el avance vertiginoso de los tiempos modernos. Las comodidades del siglo, la renuncia al sacrificio que en otras épocas era el medio indispensable de cosechar éxitos. A ello se suma una crisis de la burguesía, que rehúsa a seguir los destinos de la Patria, y que favorece el enfrentamiento con la plebe urbana, ensoberbecida, rencorosa… El punto VIII establece una división de las edades entre clásicas y medias, siendo las segundas ascendentes, que devienen en clásicas, plenarias, tras las cuales no sobreviene sino la catástrofe. “la nueva edad media ascendente, en la que retoñan los valores permanentes de la edad hundida”. Los periodos de crisis y decadencia se salvan a largo plazo, pero la sensación angustiosa del fin de los tiempos y de la inminencia de la catástrofe permanecen. Cita el fundador de la Falange a autores coetáneos como Oswald Spengler67, Berdiaeff, Carrell… de nuevo vemos al José Antonio estudiante implacable, hombre de su tiempo. Frente a este estado de crisis, quedan pocas opciones: el anarquismo como actitud resulta erróneo porque “pretende resolver la inarmonía entre el hombre y su contorno disolviendo la colectividad en individuos. – Fascismo: pretende resolverla absorbiendo al individuo en la colectividad (el comunismo no es una tercera actitud: es la propia invasión de los bárbaros en cuanto dictadura del proletariado”. Califica al anarquismo de utópico, irrealizable, mientras que descalifica el fascismo por ser fundamentalmente falso, y por intentar permutar el culto a Dios por el culto al Estado. El nacionalismo es romántico, anticatólico, falso en lo económico al sujetarse a una base capitalista. Hace una crítica al corporativismo, como ya efectuó en varios de sus artículos anteriores. En el capítulo X se ocupa José Antonio de desmarañar la entraña religiosa de la crisis. Si como anunciaba en el primer capítulo, todo proceso histórico es, en el fondo, un proceso religioso, la crisis deber tener su motivación metafísica. La edad media trajo un sentido total de la existencia, en la que se producía una síntesis en la fusión del destino individual y colectivo, en una armonía superior, a la que uno y otro sirven. Para el tradicionalismo, del cual José Antonio se halla muy influenciado filosóficamente, porque exigen volver a la religión. José Antonio es consciente de que ello no se hace de la noche a la mañana, sino que es un proceso secuencial, a largo plazo, y que ni tan siquiera es deber político, sino un don de Dios. “Lo que puede intentarse políticamente es la puesta en forma para la espera de la gracia (Pascal aconseja a los que no tienen caridad, que se comporten como si ya la sintieran). Ascesis: inocencia y penitencia.” El último punto de este Esquema, propone la vuelta a la naturaleza (seguramente entendida como creación de Dios), en un sentido geórgico del regreso. Desmontar el capitalismo y descongestionar las ciudades, endurecimiento de la vida en clases medias e intelectuales, y formación militar de las clases superiores. Se atisba cierto elitismo, en estas líneas. b. Apéndice

El primero de los ocho puntos de que consta este apéndice, se centra en la polémica a propósito del concepto “Nación”, y de la problemática de su significado. España es nación (unidad de destino), pero no lo es siguiendo el término al uso, y deja entrever cómo la madurez de España como pueblo, y su misión evangelizadora, fue causa de la formación del Imperio.

En el segundo punto, José Antonio vuelve a tratar el tema calvinista y protestante. La irrupción de la interpretación económica de la vida y de la religión (que actualizaría después Marx). Viene a decir que los tiempos modernos (la industrialización) son hijos del protestantismo: “En el protestantismo se halla el germen de la civilización germánica: ciudad contra el campo; burguesía enriquecida contra Iglesia, Imperio y aristocracia. Capitalización. El optimismo protestante.”

El siguiente punto vulva al tema del optimismo filosófico roussoniano, y del económico de Adam Smith, como fuente de la que mana La declaración de los derechos del hombre, así como acepta

67 Spengler, Oswald. La decadencia de Occidente (1918-1922). Spengler elabora su teoría según la cual la civilización de Europa occidental vivía su definitivo ocaso.

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las fórmulas de Marx en tanto que son entendidas como profecía, es decir, sin aceptar el marxismo, entiende que las preediciones del filósofo se han cumplido años después.

La democracia como fruto del capitalismo industrial es la tesis que sigue José Antonio en el siguiente punto. El descontento fruto de la desigualdad social es lo que favorece el envenenamiento espiritual: los medios de información hacen el resto. La artificialidad de la vida es lo que favorece, por otro lado, el envenenamiento físico. La solución pasa por recuperar el contacto del hombre con la naturaleza. En el punto V analiza el punto VIII del esquema. Edades clásicas y medias y la pregunta “¿Tenemos que resignarnos a confiar en una remota resurrección? ¿Habrá que dejar que llegue el torrente y, de momento, lo aniquile todo?” Este sexto punto, enlaza con el IV, la armonía entre el hombre y su entorno. El comunismo acepta ante la llegada de la catástrofe, en tanto que el anarquismo anticipa un modelo nuevo. La catástrofe (social), por el contrario ha sido puesta en práctica en la URSS (la permuta de una aristocracia por otra). El siguiente epígrafe, anuncia (como ya lo hiciera en el punto IX del esquema, dos soluciones posibles: el anarquismo que diluye la colectividad en individuos; y el fascismo, que absorbe al individuo en la colectividad. Anuncia por último, la corta vida de los fascismos, en tanto que éstos deben apartarse del nacionalismo y del romanticismo para acercarse a un proyecto de unidad religiosa de Europa, esta “solución religiosa: -continúa en el punto último- el recobro de la armonía del hombre y su entorno en vista de un fin trascendente. Este fin no es la patria, ni la raza, que no puede ser fines en sí mismos: tienen que ser un fin de unificación del mundo, a cuyo servicio puede ser la patria un instrumento; es decir, un fin religioso. - ¿Católico? Desde luego, de sentido cristiano.” Este breve cuaderno, sin pretensiones públicas, resume excepcionalmente la teoría de la historia falangista, bastante más alejada de esa interpretación historicista que durante años estuvo de moda en España. José Antonio se evidencia aquí como un filósofo de la historia (sin pretenderlo), que aporta una corriente particularmente española, en su modo de entender la problemática de España y del Mundo.