josé ramón hernández figueiredo delegado de las causas de...

En el presente estudio se pretende dar a conocer un poco más la figura de Jacin-to Bobone-Orsini, futuro Papa Celestino III. Se trata de un personaje fundamentalpara comprender el proceso que va de una santidad venerada, en relación a quienha alcanzado los méritos de gracia y virtudes que hace patentes entre los hombres,a una santidad proclamada, a través del proceso de canonización.

La proclamación de la beatitud y santidad de una persona supone afirmar deaquélla el disfrute de la bienaventuranza eterna y la santidad ofrecida como vidamodélica y paradigmática de quien más se ha acercado a Dios en la vida de la per-fección, siendo por ello acreedor al culto de “dulía”. Dicha Santidad proclamadaexige un proceso o causa de carácter jurídico, en que el Tribunal competente ha deproclamar su juicio o sentencia que, una vez sometida a la autoridad del SumoPontífice es proclamada por éste para que el culto y la veneración de la Iglesiaempiece ya a tributarse con la mayor seguridad y efecto beneficioso de frutos queincrementen la santidad del pueblo cristiano. En todo ello, interviene el PapaCelestino III.

1. Sus orígenesA la muerte del Papa Clemente III, el 30 de marzo de 1191, a pesar de la avanza-

da edad de 85 años, es elevado a la cátedra de Pedro el cardenal diácono Jacinto

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Rudesindus 6/2010. Páxinas 115-134

Breves apuntes biográficos sobre el PapaCelestino III, promotor de la santidad de

Rudesindus Gutiérrez*

José Ramón Hernández FigueiredoDelegado de las Causas de los Santos de Ourense

* AHN = Archivo Histórico Nacional; Arch. Prov. Escuelas Pías, TD = Archivo Provincial de lasEscuelas Pías, Tercera Demarcación [Madrid]; BRAH = Boletín de la Real Academia de laHistoria; DBI = Dizionario Biografico degli Italiani; DHGE = Dictionnaire d’Histoire et Géo-graphie Ecclésiastiques; DPC = Diccionario de los Papas y Concilios, ed. J. PAREDES; DSP =Dizionario Storico del Papato, dir. Ph. LEVILLAIN; MAH = Mélanges d’archéologie et d’his-toire; MEFRM = Mélanges de l’École française de Rome. Moyen Âge et Temps modernes;MIÖG = Mitteilungen des Instituts für Österreichische, Geschichtsforschung; MGH =Monumenta Germaniae Historica; PL = Patrologia Latina, Migne; RDC = Révue de DroitCanonique; RHE=Révue d’Histoire Ecclésiastique.

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Bobone, tomando el nombre de Celestino III1. Su elección se debió principalmen-te a sus cualidades conciliatorias2.

Es elegido Papa entre el 20 de marzo y el 11 de abril de 1191; muchos indiciosprueban que la elección tuvo lugar con toda probabilidad el 21 de marzo. El nuevoPapa, antes de las elecciones, había recibido solamente el diaconado3, por lo queantes de la coronación, que tiene lugar el 14 de abril, día de Pascua, debió requerirla ordenación de sacerdote, lo que se hizo probablemente el 30 de marzo. Ahorabien, como en aquel tiempo Enrique VI se encontraba en las cercanías de Roma, enespera de ser finalmente coronado emperador, es plausible la relación entre laimportancia política de este acto y el retraso con que tiene lugar la consagración,por el hecho de que el Papa sólo podría proceder a la coronación después de habersido consagrado.

Si los eventos se deben interpretar en esta perspectiva, ellos contribuyen a ilu-minar de manera significativa la habilidad diplomática del casi nonagenario papay su extraordinaria capacidad de hacer política según criterios correctos, fruto deuna longeva experiencia como legado pontificio4 al servicio de la Curia.

Pues bien, hijo de Pietro Bobone y de una mujer de la Casa Scotta, nace en elbarrio romano de la Arenula, aproximadamente hacia el año 1106. Desde su naci-miento habita en Roma, siendo miembro de una influyente familia nobiliariaromana, la de los Orsini5. Además vincula desde muy joven su vida al servicio delsolio pontificio, siendo precozmente destinado a la carrera eclesiástica. Así, ya enel año 1126 Jacinto es “prior subdiaconorum sacrae basilicae” en San Juan deLetrán, y en el año 1138 “prior subdiaconorum sacri palatii”, tal como aparece enlas fuentes6.

Hacia finales del tercer decenio del siglo XII estudia Dialéctica y Teología en laescuela de Pedro Abelardo, en París. Le tocará defender a su maestro, en compañíade su condiscípulo Arnaldo de Brescia, en el concilio de Sens en el año 11407, de los

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José Ramón Hernández Figueiredo

1 Liber pontificalis II, p. 451; C. WENK, Die römische Päpste zwischen Alexander III und Inno-cenz III, in Papsttum und Kaisertum, München 1926, pp. 415-474; P. ZERBI, Papato, imperoe “respublica Christiana” dal 1187 al 1198, Milano 1955.

2 L. SUÁREZ, Los Papas de la Edad Antigua y Medieval, en DPC I (Barcelona 1999), p. 201.3 Cfr. L. DUCHESNE, Notes sur la topographie de Rome au Moyen Age: les titres presbytéraux et

les diaconies, en MAH VII (1887); y en Scripta minora (Roma, 1887), pp. 36-43.4 Se refiere al clérigo representante del Papa enviado, con o sin poder de jurisdicción, para

asegurar las relaciones con una Iglesia o con un soberano. Cfr. O. GUYOTJEANNIN, Legato(medioevo), en DSP II (Milano, 1996), pp. 839-842.

5 C. DE CUPIS, Regesto degli Orsini, en Bolletino della Società di Storia patria Ant. Lod. Antino-ri negli Abruzzi, XIV (1902), pp. 129-152.

6 Cfr. entre otras: P. L. CLXIII, col. 1247; CLXVI, col. 1265; CLXXIX, col. 362.7 M. G. H., Sancta Sedis, XX, col. 537.


ataques de Bernardo de Claraval, acérrimo enemigo de su maestro Abelardo. Estaactitud fue vivamente deplorada por San Bernardo en una carta al Papa InocencioII8. Su defensa de la enseñanza de Abelardo no le fue de hecho dañosa, porque seencontró en pleno acuerdo y sintonía con los importantes ambientes curiales, delos que provenía el Papa Celestino II, quien fuera su compañero de estudios.

Es nombrado cardenal diácono de Santa María en Cosmedin, bien el 13 defebrero de 1144, bajo el pontificado de Celestino II, bien el 22 de diciembre delmismo año, siendo Papa Lucio II. Las razones de su nombramiento por el primeroson ante todo de carácter psicológico como la afinidad de mentalidades entre losdos Celestinos, la similitud de actitudes ante la problemática de Abelardo, la elec-ción de una misma onomástica pontifical. Las que confirman una segunda opciónresponden a un serio argumento diplomático como es la ausencia de su signaturade los documentos pontificios antes del 27 de diciembre de 11449.

Se trata de un oficio que Jacinto desarrolla durante casi cuarenta y siete años sinobtener la consagración de sacerdote, bajo diez pontificados consecutivos: Celes-tino II (26 septiembre 1143 – 8 marzo 1144), Lucio II (12 marzo 1144 – 15 febrero1145), Eugenio III (15 febrero 1145 – 8 julio 1153), Atanasio IV (8 julio 1153 – 3diciembre 1154), Adriano IV (4 diciembre 1154 – 1 septiembre 1159), Alejandro III(7 septiembre 1159 – 30 agosto 1181), Lucio III (1 septiembre 1181 – 25 noviembre1185), Urbano III (25 noviembre 1185 – 20 octubre 1187), Gregorio VIII (21 octubre– 17 diciembre 1187), Clemente III (19 diciembre 1187 – 30 marzo 1191).

En calidad de su cargo, firma numerosas bulas pontificias. Prestaría muy gran-des servicios a la Iglesia por su habilidad negociadora. Especialmente, Adriano IV,Alejandro III y Federico Barbarroja depositaron su confianza en él. Santo TomásBecket dijo en cierta ocasión que era uno de los dos cardenales incorruptibles10.

Digno de nota es el hecho que Jacinto pertenece a una familia que, a semejan-za de aquélla de los Frangipane y de los Pierleoni, lo más tarde a partir del pontifi-cado de Lucio III, intentó constituir en el interior del colegio cardenalicio unaespecie de dinastía, reconocible por el apellido Bobone. Formaron parte de ella,junto a Jacinto, los cardenales de Sant’Angelo (sucesivamente de Santa Anastasia,además de Porto, 1182-1189) y Bobone de San Giorgio in Velabro (1188), a los quese pueden añadir Gregorio de Sant’Angelo (1190-1202), sobrino de Jacinto que fuelegado papal en la península ibérica siguiendo las huellas de su tío, y Nicolás, tam-bién sobrino, cardenal de Santa María en Cosmedin. Otro sobrino Bobone fue cre-

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Breves apuntes biográficos sobre el Papa Celestino III

8 P. L. CLXXXII, col. 357.9 R. MOLS, Célestin III, en DHGE XII (1953), p. 62.10 B. MONDIN, Dizionario Enciclopedico dei Papi. Storia e insegnamenti, Roma: Città Nuova,

1995, pp. 197-199.


ado por Celestino III cardenal diácono de San Teodoro (1193-1199), una iniciativaque enseguida le supuso la acusación de nepotismo11.

2. Actividad diplomática

2.1 Legaciones en la península ibérica

Jacinto había formado parte del colegio cardenalicio en la plenitud de su madu-rez con 38 años, acumulando una experiencia incomparable en los asuntos ecle-siásticos. Sus capacidades diplomáticas fueron reconocidas por la Curia cuando enel 1154-1156 y en el 1172-1174 forma parte de legaciones empeñadas en arduasactividades en la península ibérica. En el curso de estas embajadas, que lo llevarona Aragón y a Cataluña, a Castilla-León y a Portugal, Jacinto participó en los conci-lios provinciales de Salamanca, Valladolid y Lérida, y durante el viaje de vuelta, enaquél de Narbona en el 1155, dando un significativo impulso a la reorganización dela Iglesia española12.

Los tratados dirigidos por él, especialmente en lo que se refiere al problema delprimado de Toledo y del estatuto metropolitano de las provincias eclesiásticas deBraga y Santiago de Compostela, objeto de disputa, hicieron de su persona uninsustituible experto de la situación eclesiástica y política en la península ibérica,objeto destinado a dar frutos durante su pontificado. Los impulsos dados por él almovimiento cruzado, solicitando a los reinos españoles una acción conjunta con-tra los centros de poder árabes, derivó de una profundísima convicción hasta talpunto que no sólo aceptó la guía nominal de la empresa, sino que también tomó élmismo la cruz13.

Sigamos a grandes rasgos su itinerario. Enviado por el Papa Anastasio IV, antela solicitud del rey Alfonso VII de Castilla, parte probablemente en febrero de1154. Dicho Papa no escribe su carta al arzobispo de Toledo hasta el 31 de diciem-bre de 1153, avisando que acababa de nombrar por su legado en España al carde-nal Jacinto14.

Una vez que está ya en camino, el Papa le envía las bulas con fecha de 8 de abril,destinadas a cada uno de los tres arzobispos de Braga, Santiago de Compostela y

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11 L. VONES, Celestino III, en DSP I (Milano, 1996), pp. 290-292.12 F. FITA, Concilios nacionales de Salamanca en 1154 y de Valladolid en 1155, en BRAH 24

(1894), pp. 449-475.13 F. FITA, Primera legación del cardenal Jacinto en España, en BRAH 14 (1889), pp. 530-555.

Bajo su pontificado, no se realizó ninguna cruzada, aunque sí se estudió. Sí se hará con susucesor, el Papa Inocencio III. Por otra parte, sí es cierto que animaría a la unidad entre losReinos de España para seguir con el movimiento de la Reconquista.

14 P. GAMS, Die Kirchengeschichte von Spanien, Ratisbona 1876, t. III, pp. 37-38.


Tarragona. A su persona se le confía también la misión de hacer reconocer la pree-minencia de la sede de Toledo por estos tres arzobispos y reforzar así las tenden-cias unificadoras en la península, que Urbano II con buen acuerdo habíaconstituido en la primacía del metropolitano toledano.

Digno es de observarse en la historia de los concilios nacionales, celebradosdurante el período del imperio de Alfonso VII (1135-1157), que conforme se vanacentuando las divergencias, constitutivas de las monarquías independientes dePortugal, de León, de Castilla y de Aragón robustecida por el condado de Barcelo-na y el marquesado de Provenza, se aflojan por igual camino las relaciones quesometían a la primacía del metropolitano de Toledo, los arzobispos de Braga, Com-postela y Tarragona. Para calmar el incipiente hervor de insubordinación, más omenos justificada, expidió varias bulas la Santa Sede, y fue menester que viniese aEspaña el cardenal Jacinto15.

De los numerosos documentos conservados se pueden seguir las etapas de sudelegación: Narbona, Tudela, Tarragona, Calahorra, Soria, Segovia, Coimbra, nortede Portugal, Tuy – desde donde intenta arreglar los conflictos de jurisdicción entreBraga y Compostela16 –, Valladolid – donde se celebra un concilio interprovincial,con sanciones canónicas para el arzobispo de Braga al no comparecer, aunquetampoco lo haría el de Tarragona –, Palencia, Logroño, Estella, Calahorra – dondese celebró el concilio calagurritano al que asistieron por lo menos once prelados17

–, Tudela, Huesca, Lérida – donde se celebra un concilio nacional –, Narbona,Nîmes, llegando a Roma a comienzos del año 1156.

Por una segunda vez, el cardenal Jacinto regresaría a la península ibérica paramediar en los conflictos existentes entre Portugal y Castilla-León. Parte poco antesdel 19 de mayo de 1172. Pasa por Lérida, Tudela, Coimbra y Braga, donde seencuentra con el rey Alfonso I, entre enero y febrero de 1173. Asiste a un concilioregional celebrado en León, en marzo de 1173, estableciéndose un tiempo enAstorga18. Está presente en el concilio de Lérida, en julio de 1173. Regresa a Casti-lla, donde habría de convocar un concilio en Salamanca, pasando a finales de agos-to por Burgos, y a finales de octubre por Sahagún. El 18 de enero de 1174, celebra

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15 F. FITA, Primera legación del cardenal Jacinto en España, art.c., pp. 551-553; F. FITA, Conci-lios nacionales de Salamanca en 1154 y de Valladolid en 1155, art.c., pp. 472-474. Partici-paron los arzobispos de Toledo y Compostela, obispos de León, Oviedo, Burgos, Nájera,Segovia, Ávila, Salamanca, Zamora, Astorga, Palencia, Orense y Lugo.

16 AHN, Cartulario del monasterio benedictino de Sobrado, t. II, n. XLV, f. 32r.17 El arzobispo de Santiago y su sufragáneo el obispo de Lisboa, el obispo de Orense sufra-

gáneo de Braga, los obispos de Calahorra, Barcelona, Huesca, Tarazona, Zaragoza y Pam-plona sufragáneos de Tarragona, y los abades de San Juan de la Peña y de Monte Aragón.Cfr. F. FITA, Concilios, en BRAH 14 (1889), p. 509.

18 E. FLÓREZ, España Sagrada, Madrid 1763, t. XLI, p. 326.


en Zaragoza el matrimonio del rey de Aragón con una infanta de Castilla. Acomienzos de marzo, ya estaría en Barcelona, camino de regreso para Roma.

Durante el desarrollo de esta segunda legación a la península ibérica, él proce-de a la canonización de San Rosendo de Celanova, el 1 de septiembre de 117219, ya la traslación de las reliquias de los santos Claudio, Luperco y Victorico, el 22 deabril de 1173, actos que habría de confirmar como Papa en el año 1195. Como enla precedente legación, el cardenal Jacinto da muestras durante el desarrollo deesta misión, de una gran independencia de acción respecto a las directivas de queera portador, considerando sobre el momento aquéllas que habían sido superadaspor las eventualidades. Una de sus decisiones concernientes al monasterio de SanSalvador de Leire, en Navarra, le supuso a su regreso, de parte del papa AlejandroIII, una amonestación severa y poco ordinaria en los hábitos administrativos de laCuria20.

2.2 Legaciones en el Imperio y Francia

El éxito de su misión en España obviamente confirió ulterior peso a su juiciosobre la situación política, razón por la que le fueron confiados también otros pro-blemas, ejerciendo enseguida el papel de intermediario entre la Curia papal, elemperador alemán y el rey francés.

Deseando tener Adriano IV – el único papa inglés de la historia – una aproxima-ción con el emperador Federico Barbarroja, encarga esta misión delicada a dos car-denales: Henri des Saints-Nérée-et-Achillée y Jacinto de Santa María en Cosmedin.Su partida de Roma tiene lugar después del 18 de marzo de 1158. Llegados a Ferra-ra, aprovechan la ocasión para encontrarse con los legados del emperador enMódena, siguiendo su viaje por Verona y Trento. En la región del Trentino, serándetenidos y hechos prisioneros en el castillo de los condes de Ezza, no siendo pues-tos en libertad hasta que un hermano de Jacinto Bobone venga a ofrecerse comorehén. Llegarían a la ciudad imperial el 14 de junio de 115821.

El recibimiento es más bien frío, ya que el emperador estaba predispuesto contraellos por informes de su enviado a Italia, el canciller Rainaldo de Dassel (1120-1167).Éste sostenía una doctrina según la cual el honor Imperii coincidía con un verdade-ro dominium Mundi, ya que la autoridad del emperador era tan universal como la delpapa. La recepción dura dos días. Transmitido su mensaje, los legados entrarán en la

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19 Celanova Ilustrada y Anales de San Rosendo…, en Arch. Prov. Escuelas Pías, TD, caja 327/01,pp. 335-338. Cfr. B. DE LA CUEVA, osb, Celanova Ilustrada y Anales de San Rosendo, eds. M. A.GONZÁLEZ GARCÍA – J. R. HERNÁNDEZ FIGUEIREDO – M. A. PEREIRA SOTO, Ourense: Duen de Bux,2007, pp. 228-231; J. R. HERNÁNDEZ FIGUEIREDO, San Rosendo. Obispo de Mondoñedo, funda-dor de Celanova y pacificador de la Gallaecia, Madrid: BAC, 2007, pp. 167-173.

20 R. MOLS, Célestin III, en DHGE XII (1953), p. 64.21 M. G. H., Sancta Sedis, XX, col. 429-430.


villa donde serán acogidos por el deán Roger de Reichersberg, que reconciliarían conel obispo de Augsburgo22. Un mes más tarde, Jacinto se halla en el norte de Italia encompañía del emperador. A finales de agosto, asiste a la toma de posesión del nuevoarzobispo de Ravena, pasa un tiempo en Milán y regresa a Roma23.

A la muerte de Adriano IV, el cardenal Jacinto fue enviado de parte de AlejandroIII contra el antipapa Octaviano, denominado Víctor IV, lo que le valió ser excomul-gado por este último en el sínodo de Pavía. Y es que el colegio de los cardenales sehallaba profundamente dividido: frente a los que defendían la plenitud de la auto-ridad en el pontífice, con predominio de la ley canónica sobre la civil en todos susaspectos, no faltaban quienes, influidos por el derecho romano, compartían elpunto de vista del emperador de que la Iglesia necesitaba la existencia de una sobe-ranía temporal completa para su defensa. Así se hallaban enfrentados el “honorImperii” y el “honor Petri”24.

Jacinto sigue al papa Alejandro III en sus principales desplazamientos, recibien-do de su persona muchos encargos de confianza. Se podría decir que ha sido lega-do en Gênes, en octubre-noviembre de 1160. Poco después de la llegada del papa aFrancia, es enviado junto al rey Enrique VII para preparar la entrevista de Souvigny,entre el 26 de julio y el 18 de agosto de 1162. Forma parte del grupo de los cinco car-denales encargados por el papa para acompañar al rey de Francia a la entrevistaproyectada con el emperador y el antipapa, diligencia que queda sin consecución.Dos años más tarde, siguiendo el consejo del rey de Francia, el papa realiza un últi-mo intento por arreglar las cosas con Barbarroja, que se encontraba entonces enPavía. Dos cardenales, uno de ellos Jacinto, fueron encargados de negociar con él.Pero esta embajada, al serle denegado el salvoconducto imperial, no pudo alcan-zar su objetivo. Asimismo, a él también se le encargó la misión de preparar el viajede regreso del papa a Roma25.

Si el cardenal, después del éxito conseguido en la dieta de Besançon en octubrede 1157, pudo desarrollar una acción moderadora sobre el partido imperial, noobstante una temporánea detención tendrá lugar en los resultados de su actividaddiplomática a causa del comportamiento más duro que se sigue en este momentopor el cisma de Víctor IV, a pesar de la tentativa de Souvigny animada por el reyfrancés y el papa Alejandro III, por suavizar las relaciones con el emperador. Elpapel ejercido por nuestro personaje en aquellas comisiones y en el marco de la

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22 M. G. H., Libelli, III, col. 499.23 Cfr. M. MACCARONE, Papato e Impero dalla elezione di Federico I alla morte di Adriano IV

(1152-1159), Roma 1959; P. RASSOW, Honor Imperii. Die neue Politik Friedrichs Barbarossa1152-1159, Darmstadt 1961; P. LAMMA, Adriano IV, en DBI I (Roma, 1960), pp. 330-335.

24 Cfr. M. PACAUT, Alexander III, París 1956; M. W. BALDWIN, Alexander III and the Twelfth Cen-tury, Londres 1968, estudios que esclarecen este complicado cisma.

25 R. MOLS, Célestin III, en DHGE XII (1953), p. 64.


paz de Venecia entre el papa, el emperador, la liga lombarda y los sicilianos, debe-rían haber promovido un nuevo orden en la Italia central26. Todo esto revela clara-mente su influencia en las decisiones de gran importancia y su familiaridad con lascuestiones políticas, que esperaban una solución de los problemas entre la Curia yel emperador. Después de la entrevista de Venecia, en el año 1177, la actividad delcardenal, siendo ya septuagenario, se restringe.

Concluyendo, como cardenal, Jacinto disponía de una vasta red de relaciones yamistades, fruto de su actividad de legado, que se había realizado con éxito no sóloen España y en el Imperio, sino también en Francia (1162 y 1165), en Génova (1165)y en la Italia septentrional (1177, 1181 y 1187). Lo cierto es que esta actividad legranjeó un primer lugar dentro del colegio cardenalicio, aparte de ser jefe del par-tido romano, lo que pareció colocarle en el lugar más idóneo para ser elevado alsolio pontificio en la precaria situación creada en la primavera de 1191, siendo con-siderado como el único capaz de evitar una posible escisión27.

3. Durante el pontificado

3.1 Actitud de fondo ante el Imperio

Las causas precisas de esta elección pontificia permanecen oscuras, lo mismoque su cronología. Las únicas fechas ciertas son la del último documento conoci-do de Clemente III, 13 de marzo, y la de la consagración de Celestino III, el 14 deabril, domingo de Pascua, a la que sigue, al día siguiente, la coronación del empe-rador Enrique VI y de la emperatriz Constanza, en la basílica de San Pedro.

De todos modos, se pueden apuntar algunos datos. Tal como lo indican las cir-cunstancias de su consagración, después de la muerte de Federico Barbarroja, losdespachos con el Imperio alemán y el cercamiento al Patrimonio de San Pedro, queera lógico atender y que en el año 1194 llega a ser realidad de seguido a la unión delImperio con el Reino de Sicilia en las manos de Enrique VI, se convierte en la fuen-te principal de preocupación del Papa, para quien la supremacía política de la Igle-sia era intocable y estrechamente coligada a la idea de la “plenitudo potestatis” y alimplícito derecho de deposición en los enfrentamientos con el emperador28.

Además hay que tener en cuenta la diferencia de edad entre el papa y el empe-rador, ya que el primero la triplicaba en relación al segundo. Por tanto, lo más sabiopara el papa era apoyarse sobre la fuerza de la inercia esperando el curso de losacontecimientos, ya que ni el carácter ni las fuerzas físicas ayudaban a actuar de

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26 M. G. H., Sancta Sedis, XIX, col. 443-458.27 M. PACAUT, Les légats d’Alexandre III (1159-1881), en RHE 50 (1955), pp. 821-838.28 L. VONES, Celestino III, en DSP I (Milano, 1996), pp. 290-292.


otra manera. Si hay que prestar fe a las fuentes, el emperador se equivocó en suactitud, ya que el papa no deseaba apoyar su poder sobre la protección imperial.

Celestino III ha de afirmar sus privilegios en las confrontaciones con el empera-dor incluso durante la coronación, tal como lo subraya en la realidad de la investi-dura, evitando por otra parte postular la dependencia feudal del Imperio delPapado, a veces dada por descontada. Se le atribuye la siguiente afirmación querecoge muy bien su manera de pensar: “ni decir sí ni no, y decir mientras tanto noa la fuerza de no decir sí”29. Como dice Hubert Jedin:

“No obstante, su tardía edad, Celestino III parecía el pontífice adapta-

do para una política de compromiso hacia el nuevo emperador, que tenía

un temperamento duro y se había decidido a continuar con coherencia la

política italiana del padre”30.

3.2 La cuestión de Sicilia y otros reinos

A esto se añadían la definitiva destrucción del Túsculo por acción de los roma-nos, la solicitud de las regalías, la restitución de los territorios del Patrimonio deSan Pedro y garantías financieras, además de acuerdos como el restablecimientode Enrique el León en sus derechos. Sin embargo, todo esto fue puesto en unsegundo plano respecto del problema siciliano: el Papa se aproximaba siempremás a Tancredo de Leche y reconocía su soberanía sobre la base del derecho feu-dal, en junio de 1192, con el concordato de Gravina. En este contexto se pudoconvalidar en primer lugar la soberanía feudal de la Iglesia sobre la Italia meri-dional y sobre Sicilia, que había sido siempre rehusada por Enrique VI, el cual serehacía por pretensiones sobre la propiedad derivadas de un “antiquum ius” delImperio; por otra parte, las condiciones del tratado de Benevento (junio 1156)pudieron ser mejoradas sustancialmente en beneficio de una extensión de lasupremacía eclesiástica.

Este acuerdo se derrumbó enseguida por la inesperada muerte de Tancredo el20 de febrero de 1194, a consecuencia de la cual la ocupación del reino normandode parte de las tropas imperiales pudo ser una realidad sin apenas resistencia. Y esque Tancredo se había proclamado rey de Sicilia con la anuencia pontificia, mien-tras que Enrique VI había tenido prisa por marchar hacia el Sur y tomar posesiónde la herencia de su mujer Constanza. Durante el viaje de retorno a Alemania, elemperador celebró una entrevista con Felipe II de Francia en Milán, donde acorda-ron una estrecha alianza contra los enemigos comunes, apuntando especialmentecontra Ricardo Corazón de León, aliado de Tancredo. Además, de Enrique VI naceluego un heredero del trono, y la Curia debe hacer sus cuentas sobre una duradera

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29 R. MOLS, Célestin III, en DHGE XII (1953), p. 67.30 Historia de la Iglesia, V/1, ed. H. JEDIN, Barcelona: Herder, 1980, pp. 122-125.


presencia de los Hohenstaufen en el Sur y preocuparse de su larga decadencia enla supremacía feudal y de sus ingerencias en el orden eclesiástico de Sicilia31.

También en las confrontaciones con otras potencias cristianas, cuyos soberanosno habían tomado parte en la tercera cruzada, el papa se encontró en una situaciónnada favorable. El rey inglés quería aprovechar la ocasión para avanzar en Nor-mandía y en los Flandes, pretensiones en antítesis con la necesidad de seguridaddel rey francés. Por su parte, Felipe II Augusto se movía contra los territorios fran-ceses de Ricardo Corazón de León. Una consecuencia de esta política, será la pri-sión de Ricardo cerca de Viena, cuando trataba de regresar a su reino. Esta prisiónconstituyó un gran escándalo y Celestino III amenazó a Leopoldo de Austria con laexcomunión si no liberaba al cautivo, ante lo que decidió entregarlo al emperador.No obstante el recurso a severas censuras eclesiásticas que llegaban hasta el inter-dicto, a Celestino III no se le ofrece la posibilidad, hasta el año 1192, de romper laalianza entre los Hohenstaufen y los Capetingios.

A esta fuente de discordia se sumó otra cuando, al vacar el arzobispado de Lieja,se produjo una elección disputada. Enrique VI intervino para desechar a los doscandidatos y designar directamente a Lotario de Hochstaden. El candidato que reu-nió más votos, Alberto de Brabante, apeló a Roma, y Celestino III, reconociendo suderecho, le confirmó obispo. Alberto se hizo consagrar en Reims porque el empera-dor había prohibido su entrada en Lieja y, al cabo de poco tiempo, murió asesina-do32. Aunque Enrique prestó juramento exculpatorio, la voz pública le acusaba,pues los asesinos fueron condenados únicamente a una leve pena de destierro. Setenía la sensación de que el emperador trataba de retorcer las condiciones deWorms, convirtiendo su “presencia” en las elecciones en nombramientos directos33.

Pues bien, la Curia no pudo aprovechar ni siquiera el asesinato del arzobispo deLieja, Alberto de Brabante, atribuido al partido de Enrique VI, un evento que sóloencuentra parangón por sus consecuencias en el conflicto entre príncipes que sehabía abierto en la Baja Renania y en la implicación del soberano Hohenstaufen conel arresto y detención del rey inglés de parte de Leopoldo de Austria. Reconociendola soberanía de Enrique VI sobre su reino, Ricardo Corazón de León había reforzadoulteriormente la posición del emperador, tanto por la huida de los güelfos como porel hecho de que Felipe II Augusto era obstaculizado por un proceso de divorcio.

Enrique VI pudo por fin favorecer la proximidad del Palatinado a los grupos deoposición y así pasar a la ofensiva con el propósito de transformar el Imperio alemán

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31 J. HALLER, Kaiser Heinrich VI, und die römische Kurie, en MIÖG 35 (1914), pp. 385-454, 545-669 (nueva edición en Darmstadt 1962).

32 R. H. SCHMANDT, The election and assassination of Albert of Louvain, en Speculum 42(1967), pp. 639-660.

33 U. R. BLUMENTHAL, Concordato di Worms, en DSP I (Milano, 1996), pp. 409-410.


de una entidad electiva a una soberanía hereditaria. Aprovechando la muerte de Tan-credo, el 20 de febrero de 1194, pudo Enrique VI organizar su segunda expedición aSicilia, esta vez con éxito. El día de Navidad de 1194 se hizo coronar rey en esa mismacatedral de Palermo donde hoy yace enterrado. Al día siguiente la reina Constanzaalumbraba al que sería Federico II. Los antiguos dominios de la Iglesia fueron des-mantelados y se procedió a una desmembración de los Estados Pontificios34.

3.3 T entativas de compensación del emperador

Poco quedaba en pie del Patrimonium Petri, sometido todo él al “honor Imperii” ydistribuido arbitrariamente. Pero Enrique buscó la conciliación presentando en 1196al Papa un gran proyecto de cruzada: aquélla que daría a la Cristiandad la Tierra Santay los dominios de Oriente35. Ante esta propuesta, parecía que a Celestino no le queda-ba otra opción que aceptar dicha oferta, aunque tampoco dejara de temer sus conse-cuencias. Sin embargo, en primer lugar, presentó quejas por el tremendo despojosufrido y por la opresión a que estaban siendo sometidos los obispos en Sicilia36.

Y, en segundo lugar, habla a favor de la previsión política de este Papa el hechoque Enrique VI, no obstante su disponibilidad a una nueva Cruzada y a ulteriorestratados a propósito de las posesiones en Italia central, no consiguió la aprobacióndel referido proyecto, ya que su sueño era transformar el Imperio en una monar-quía hereditaria, y para eso era necesario recibir la unción real al mismo tiempoque el bautismo – su hijo Federico acababa de nacer –, lo que era tarea imposiblesin el concurso del Papa. Celestino III había comprendido hasta que punto unreglamento de este género habría limitado su libertad de elección por cuanto serefería a la concesión de la corona imperial, además de la oposición general quedespertaba el hecho de querer transformar Alemania e Italia en una sola y granmonarquía hereditaria37.

Ni siquiera otra oferta de Enrique VI a la Curia Romana, que no se presta a seridentificada con exactitud – quizás garantías financieras por largo tiempo para elaparato curial a cambio de la renuncia a los dominios de la Iglesia y a los bienes deMatilde, asegurando mejores prebendas de las iglesias metropolitanas y episcopa-les de todo el territorio imperial, e incluso por un concilio general de toda la Cris-tiandad – sirvió para convencer al Papa para que cediera38.

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34 L. VONES, Celestino III, en DSP I (1996), pp. 290-292.35 V. LAURENT, Rome et Byzance sous le pontificat de Célestin III, en Echos d’Orient 39 (1940),

pp. 26-58.36 M. C. E. PERRIN, Les négociations de 1196 entre l’empereur Henri VI et le pape Celestine III,

en Mélanges L. Halphen, Paris 1951, pp. 565-572.37 R. MOLS, Célestin III, en DHGE XII (1953), p. 69.38 G. BAAKEN, Die Verhandlungen zwischen Kaiser Heinrich VI. und Papst Coelestin III. in den

Jahren 1195-1197, en Deutsches Archiv 27 (1971), pp. 457-513.


El emperador, habiendo franqueado los Apeninos, y dispuesto a su tercera campa-ña siciliana, se dirige hacia Roma. El 20 de octubre de 1196, llega a los alrededores dela urbe, estableciéndose durante seis semanas en las ciudades de Tívoli, Palestrina yFerentino. Ante la falta de acuerdos, deplora la actitud del papa, ya que ni su padreBarbarroja ni ningún emperador habían ofrecido condiciones tan ventajosas para laSanta Sede. Finalmente, dirige su ruta hacia el Sur, ante la falta de anuencia del papa.

De pronto, como una demostración de la fragilidad de las cosas de este mundo,la muerte imprevista del emperador, acaecida en Messina, el 28 de septiembre de1197, mientras presidía los preparativos de una cruzada, aplacó esta tensión alcan-zando además posibles conspicuas recuperaciones39.

3.4 Reformas

El anciano Papa animaba la evolución de la vida religiosa, exhortando a que fue-ran asumidas fórmulas que se adaptaran a las necesidades de su tiempo. Favorecióespecialmente a las órdenes militares. En 1191, confirma la orden de los CaballerosTeutones. Asimismo concede protecciones y favores a los Hermanos del SantoSepulcro, a los Hospitalarios de Jerusalén y, sobre todo, a los Caballeros Templarios.Tampoco descuida a las órdenes religiosas que realizan trabajos de utilidad públi-ca o de caridad, como aquéllas que atienden hospicios y leproserías. Favorece lafundación de comunidades de beguinas; aprueba el establecimiento del monaste-rio benedictino de Monte Vergine y sus constituciones, el 4 de noviembre de 1191;acuerda para los niños presentes en los monasterios desde su tierna edad, la facul-tad de abandonar el claustro una vez que son adultos.

Muchas medidas testimonian también su interés por la propagación de la fe ysu desarrollo en las regiones recientemente cristianizadas al Este y Nordeste deEuropa. Concede abundantes facultades a los misioneros en los países bálticos. En1197, sostiene la cruzada en estas tierras de misión. Envía al cardenal Cynthiuscomo legado pontificio a Dinamarca, interviene en Suecia para delimitar los obis-pados de Linköping y de Wexjö, y en Hungría confirma al arzobispo de Ezstergomel derecho de coronar a su monarca40.

En su haber se enumeran muchas canonizaciones. Apenas un mes después de serelevado al solio pontificio, el 10 de mayo de 1191, eleva a los altares a Pedro de Taranta-sia, abad cisterciense, que llega a ser arzobispo de dicha población; concede los mismoshonores a Ubaldo de Gubbio, obispo reformador de la vida común de los clérigos, el 4de marzo de 1192; a Ladislao, rey de Hungría, y Gaucher, canónigo de Limoges, en el año1192; a Bernardo de Hildesheim y Malaquías de Armagh, el 8 de enero de 1193; a Juan

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39 Cfr. V. PFAFF, Analekten zur Geschichte Papst Coelestins III, en Historisches Jahrbuch 109(1989), pp. 191-205.

40 L. VONES, Celestino III, en DSP I (1996), pp. 290-292.


de Gualberto, abad de Vallombrosa, el 1 de octubre de 1193, durante la celebración deun consistorio; a Géraud, fundador y primer abad del monasterio de Sauvemajeure, y aRosendo Gutiérrez, obispo de Mondoñedo y abad de Celanova, en 119541, entre otros.

Durante su pontificado fueron creados once nuevos cardenales, algunos deellos sobrinos, cuyos nombres se apuntaron más arriba. Entre dichos purpurados,destacan Roffredo, el abad de Montecasino, cardenal de San Pedro y Marcelino;Alberto de Lovaina, que sería canonizado por Pablo IV42; Giovanni Colonna o diSan Paolo – su mano derecha –, cardenal de Santa Priscila; y Cencio Savelli, carde-nal de Santa Lucía, camarlengo y vicecanciller, futuro Papa Honorio III. Entre lasobras de arte más reseñables, debidas a este Papa, figuran la iglesia de San Juan dePuerta Latina, consagrada en 1191; el claustro y campanario de San Lorenzo extramuros, además de otros campanarios; las puertas de bronce de la sacristía y capi-lla de San Juan Evangelista junto al baptisterio de la Basílica Mayor de San Juan deLetrán, obras de los fundidores Humberto y Pedro43.

A nivel de Curia, el Papa ya desde el comienzo de su pontificado había promo-vido una reforma estructural, cuyo objetivo era la imposición de un mayor rigor alas autoridades curiales según los principios del rígido centralismo. La compilacióndel Liber censuum44, que definía las pretensiones jurídicas de la Iglesia romana enforma de censo, por obra del camarlengo Cencio Savelli45, entre el 1192 y el 1195,constituyó el primer paso hacia una contabilidad administrativa. El Liber censuumse constituyó en un registro minucioso de las 682 propiedades del Papa. Además,este proceso de centralización se estaba aplicando también a los aspectos judicia-les: la curia romana se estaba convirtiendo en el gran tribunal supremo de la Cris-tiandad. Ante las monarquías en organización, la administración pontificia seconvertía en un modelo a imitar46.

En un período de ásperas contiendas con el emperador por las posesiones y losderechos de Italia, las exigencias financieras de la Curia fueron recapituladas conla indicación del camino a recorrer en el futuro, mientras al mismo tiempo laimportancia de las autoridades curiales centrales salía reforzada. Es innegable unafuerte tendencia a la consolidación de la Curia, que encuentra expresión en las

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41 R. MOLS, Célestin III, en DHGE XII (1953), p. 75.42 E. DE MOREAU, Albert de Louvain, Bruxelles 1945, pp. 47-48.43 F. HERMANIN, L’arte in Roma dal sec. VIII al XIV, en Storia di Roma XXVII (1945), pp. 255-259.44 Es un documento destinado a dar cuenta de las entradas que el Papado recababa de sus

propiedades y fundaciones, ilustrando el nacimiento de una nueva institución, la Cáma-ra Apostólica. Cfr. Th. BOESPFULG, Liber Censuum, en DSP II (Milano, 1996), pp. 886-887.

45 T. MONTECCHI PALAZZI, Cencius Camerarius et la formation du Liber Censuum de 1192, enMEFRM 96 (1984), pp. 49-93.

46 Cfr. P. FABRE – L. DUCHESNE – G. MOLLAT, Le Liber censuum de l’Église Romaine, París 1910-1952, 3 vols.


decretales47 y que había sido destinada a alcanzar pleno apogeo en tiempos de Ino-cencio III. La reforma interna de la Iglesia viene vista siempre con más frecuenciabajo el perfil de la afirmación del derecho y de las leyes. Paralelamente a estos des-arrollos, el colegio cardenalicio, no obstante o bien a causa de las múltiples resis-tencias, alcanzó cierta transformación mediante la creación de nuevos miembrospróximos al Papa, que se convirtieron en un instrumento útil a fin de consolidaruna política de centralización48.

Hasta que punto el pensamiento de Celestino III tendría como eje la lucha por lasupervivencia con el Imperio, es revelado por el hecho que a finales de 1197, y portanto, rápidamente después de la muerte de Enrique VI, que amenazaba con condu-cir al caos el Imperio alemán y concretar a todos ciertos temores, el pontífice expresóel propósito de una renuncia voluntaria a beneficio del cardenal Giovanni Colonna,más conocido como Giovanni di San Paolo, su favorito. Se trataba en aquel momentode una tentativa pionera en la historia del papado – la única abdicación correspondeal papa San Celestino V –. Las fuerzas de oposición al interior del colegio cardenalicio,que lo habían impedido, el día mismo de la muerte del Papa impusieron la eleccióndel cardenal diácono Lotario, de los condes de Segni, con el nombre de Inocencio III.

Concluyendo, este Papa puede considerarse como un fuerte impulsor de la pazen todos los reinos, aunque con mediano éxito. Por ejemplo, aunque declaró nuloel divorcio de Felipe II con su primera esposa, Ingeborg de Dinamarca en mayo de1195, no fue obedecido. Intervino en España para que cesaran los enfrentamientosentre Portugal, León, Castilla y Navarra a fin de formar un frente único contra losalmohades, y obtuvo buenas palabras, aunque no mucho más. Tampoco consiguióhacerse obedecer por Ricardo, que buscaba a todo trance la venganza contra Fran-cia. Mayor éxito obtuvo en su política de acción por mantener la propia identidadde la curia pontificia frente a las tentativas personales del emperador. A pesar detodo esto, debe decirse que ciertamente las circunstancias históricas no le favore-cieron, y que sin embargo había conseguido ser un hombre de paz.

4. Documentos pontificios relacionados con San RosendoLos santos, está visto, van dejando por los caminos de la vida y de la historia una

huella, un perfume que no se marchita en el transcurso de los siglos. Poseen el

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47 Por este concepto se entienden las cartas tramitadas por las que el Papa emana un regla-mento de carácter universal o particular en la esfera de la disciplina o del derecho canó-nico en respuesta a una consulta. Cuando este procedimiento aparece fijado, lasdecretales tomaron por definición la forma de carta con bula e hilo de cáñamo, en contra-posición a los privilegios que confirmaban bienes o derechos, y se presentaban con bulae hilo de seda.

48 Cfr. W. MALECZEK, Papst und Kardinalskolleg von 1191 bis 1216. Die Kärdinale unter Coeles-tin III. und Innocenz III., Roma-Vienna 1984.


carisma de la actualidad. Se dirá que en ellos la gracia de Dios jamás envejece ysiempre se mantiene fresca con el vigor de una primavera permanente. Éste es elcaso de la figura de San Rosendo que no pasa desapercibida a nuestro ínclito bio-grafiado, Celestino III49.

A los setenta años de su nacimiento, a los cuarenta y dos de la fundación deCelanova50, reinando el rey Ramiro III, se apaga aquella antorcha que por tantotiempo había iluminado la Gallaecia, queda yerto aquel pecho del cual había bro-tado el “manantial de amor y de dulzura que por tantos años les había suministra-do copioso alimento espiritual”. Dice así el P. Flórez al tratar de su fin:

“No mucho despues considerandose el Santo en el termino de su peregrinacion,convocó á los hermanos, y declaró la cercania del fin de su destierro… y habiendo-los consolado de su ausencia, entregó el espiritu al Señor á hora de Completas, rey-nando Ramiro III, en 1 de Marzo, dia Jueves (como se verificó en el año 977, cuyaletra Dominical fue G), á los setenta años, despues de haber anunciado el Angel sunacimiento”51.

Se depositaron sus venerables restos en un ataúd de ciprés, el cual se encerró enun sarcófago de piedra. Siguiendo la antigua tradición hispánica, tras la celebraciónde las exequias, Rosendo fue enterrado en el exterior de la iglesia monástica por élconstruida, según nos informa Ordoño de Celanova: “fue sepultado con todos loshonores junto a la iglesia de San Pedro, en un sarcófago de piedra donde a todos lossuplicantes se les conceden beneficios en honor de Dios y alabanza de su nombre”52.

Podemos suponer que el sepulcro inicial de Rosendo consistió en una tumba aras de suelo o un simple arcosolio abierto en los muros exteriores de la capilla dedi-cada a San Pedro en la iglesia que, según la descripción del monasterio narrada enla Vida de Ordoño de Celanova, poseía tres altares en cabecera dedicados al Salva-dor – central –, San Pedro y San Juan Bautista – laterales –: “la más importante deellas la edificó en honor de San Salvador, la segunda quiso que estuviera dedicadaen honor de San Pedro, la tercera en honor de San Juan, apóstol del Señor”53.

Tal como opina López Ferreiro, la iglesia de San Pedro “no era sino el ábside enla iglesia anterior a la actual donde terminaba la nave del Evangelio, el cual ábsideestaba dedicado á S. Pedro; pero no es seguro que la iglesia edificada por S. Rosen-

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49 J. R. HERNÁNDEZ FIGUEIREDO, San Rosendo. Obispo de Mondoñedo, fundador de Celanova ypacificador de la Gallaecia, o.c., pp. 153-166.

50 J. R. HERNÁNDEZ FIGUEIREDO, Apuntes para una historia del monasterio benedictino de SanSalvador de Celanova, en Auriensia 9 (Ourense, 2006), pp. 305-333.

51 E. FLÓREZ, España Sagrada, o.c., t. XVIII, p. 86.52 B. DE LA CUEVA, osb, Celanova Ilustrada y Anales de San Rosendo, o.c., pp. 228-241. 53 M. C. DÍAZ Y DÍAZ, Ordoño de Celanova: Vida y milagros de San Rosendo, La Coruña: Funda-

ción Pedro Barrié de la Maza Conde de Fenosa, 1990, pp. 158, 140-142.


do tuviera tres naves, (aunque no es inverosímil, como tampoco el que estuviesecubierta de bóveda); pero esta iglesia de tres naves dataría más probablemente deltiempo del Abad Pedro”. Lo cierto es que no se sabe si el abad Pedro al ensancharla iglesia incluiría dentro el sepulcro de San Rosendo, pues cuando murió el Santoy aun por mucho tiempo después a ninguna persona por venerable que fuera se lepermitía entierro dentro de los templos54.

Pues bien, la fama de santidad de Rosendo Gutiérrez se extendió por doquier enlos dos siguientes siglos hasta que el legado pontificio Jacinto Bobone, el 1 de sep-tiembre de 1172, decretó la solemne “elevatio” de su cuerpo, en el monasterio deCelanova, por el breve Inherentes sanctorum patrum. Acto que tuvo lugar ante lapresencia de los obispos de Mondoñedo, Lugo y Tuy, sufragáneos de la archidióce-sis de Braga. De esta manera, se daba respuesta a la solicitud de los reyes AlfonsoVIII de Castilla, Fernando II de León y Alfonso de Portugal, y la petición de muchosprelados como los arzobispos de Toledo y Santiago, y los obispos de Oviedo, León,Coria, Zamora, Lisboa, Palencia, Sigüenza, Segovia y Viseu, y los abades de Saha-gún, Sobrado, Carracedo y Melón, entre otros.

Para comprender esta afirmación es necesario tener presente el proceso evolu-tivo de la legislación o praxis de la Iglesia en relación con la elevación de un Santoa los altares. La canonización realizada por un obispo, o varios obispos de una Pro-vincia Eclesiástica, o por un legado papal o el Romano Pontífice, tan sólo se distin-guían por sus dimensiones geográficas. La de un obispo tan sólo tenía valor para sudiócesis, la de un grupo de obispos para sus respectivas diócesis, la de un legadopara el territorio de su legación, en este caso, el territorio español, y la del Papa parala Iglesia Universal. Estas canonizaciones realizadas por los obispos o legados pon-tificios irán desapareciendo hasta convertirse en un acto propio de la jurisdicciónpapal, posiblemente en tiempos de Gregorio IX (1227-1241)55.

La elección del cardenal Jacinto como pontífice con el nombre de Celestino III,a la edad de 85 años, fue la ocasión esperada para impulsar el proceso de canoni-zación de San Rosendo. Contó con el apoyo del rey de León, los obispos de Galiciay Portugal. De esta manera, se extendía su celebración a la Iglesia universal enLetrán, el 9 de octubre de 1195, por la bula Cum inter mundanas56.

Los dos documentos referidos se conservaban en el monasterio de Celanova,cuando vivía el cronista benedictino Antonio de Yepes, quien las traduce al caste-llano en su crónica. Corresponden a la segunda mitad del siglo XII. El primer docu-

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54 A. LÓPEZ FERREIRO, Biografía de San Rosendo, Mondoñedo: Imprenta H. Mancebo, 1907, p. 66.55 Cfr. J. R. HERNÁNDEZ FIGUEIREDO, El proceso histórico de las causas de canonización en la

época medieval. El caso particular de San Rosendo, en Rudesindus 4 (2009), pp. 63-82.56 J. R. HERNÁNDEZ FIGUEIREDO, San Rosendo. Obispo de Mondoñedo, fundador de Celanova y

pacificador de la Gallaecia, o.c., pp. 167-182.


mento es el breve de la canonización de San Rosendo de Dumio, hecha por Jacin-to Bobone, legado pontificio; el segundo es una bula del mismo personaje, pero yacomo papa Celestino III, con el que confirma la canonización que había llevado atérmino pocos años antes.

El primero es un pergamino de 690 x 458 mm., de una sola mano, y una solacolumna de treinta y una líneas. Aparece escrito por una sola cara, siendo la escri-tura francesa de finales del siglo XII. Por el reverso se lee la siguiente inscripción delsiglo XVIII: “Bula de elevación y beatificación de N. P. S. Rosendo por el CardenalJacinto. Año 1172, según lo que se lee en un viejo carnet utilizado en este Monaste-rio con la ocasión de la Trasladación del Santo. Pero no es totalmente cierto queésta haya tenido lugar en este año”57. El pequeño cuaderno que lo envuelve, diceasí: “se hizo esta beatificación y trasladación en el año 1172”. Se perdió el sello colo-cado al final del documento. La base del pergamino está un poco deteriorada y poreso no se pueden leer algunas palabras, aunque sí se puede reconstruir el textovaliéndose del otro documento.

El segundo documento también utiliza como soporte un pergamino, de 515 x475 mm., con una sola columna de treinta y dos líneas. Escrito por una sola mano,presenta escritura italiana de finales del siglo XII. En el reverso se puede leer lasiguiente inscripción del siglo XVIII: “Bula de canonización de N. P. S. Rosendo porel Papa Celestino III, en el año el 1196”. Asimismo dicha bula tampoco conserva elsello que sin duda tuvo algún día.

Ambos documentos desaparecieron de Celanova tras la desamortización. Suhallazgo tuvo lugar por el hoy profesor emérito de la Facultad de Derecho Canóni-co de la Universidad Pontificia de Salamanca, Antonio García y García en la Biblio-teca de la Hispanic Society of America, de Nueva York, donde hoy se conservan conlas siglas: HC 380/451 y HC 380/45258.

Dichos documentos, editados ya en varias ocasiones59, queremos reproducirlosde nuevo en este artículo dedicado a la figura de Jacinto Bobone, después PapaCelestino III, por ser la persona que motivó su creación.

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57 Esta fecha es aceptada mayoritariamente. Ahora bien, lo que sí es seguro que tuvo lugarentre los años 1172 y 1174, durante la segunda legación del cardenal Jacinto. Cfr. R. MOLS,Célestin III, en DHGE XII (1953), p. 64.

58 A. GARCÍA Y GARCÍA, A propost de la canonisation des Saints au XIIe siécle, en RDC 17 (1968),pp. 3-15; ID., La Canonización de San Rosendo de Dumio, en Estudios sobre la canonísticaportuguesa medieval, Madrid: Fundación Universitaria Española, 1976, pp. 157-170.

59 Además del Dr. García y García, las publicó en latín y en gallego, M. A. ARAÚJO IGLESIAS, SanRosendo, bispo e fundador, Celanova 1999, pp. 122-132, y S. L. PÉREZ LÓPEZ, San Rosendo eMondoñedo. Razóns dun Centenario (907-2007), Salamanca: Imprenta Kadmos, 2006, pp.120-122; y, en lengua portuguesa, F. CARVALHO CORREIA, Santo Tirso. Da cidade e do seutermo, Santo Tirso, 2002, pp. 425-434.


4.1 Breve Inherentes sanctorum patrum

Hyacinthus Dei gratia sanctae Romanae ecclesiae diaconus cardinales Aposto-lice Sedis legatus, uenerabilibus in Christo fratribus Iohanni eadem gratia Braca-rensi archiepiscopo et uniuersis eius suffraganeis omnibus ecclesiarum prelatis perprouinciam suam constitutis salutem et sincere dilectionis affecttum. Inherentessanctorum patrum uestigiis, ea que nouimus diuine clementie fore grata et aceptadignum duximus effectus mancipare. Nostro etenim noscitur imminere officio queplacita sunt Deo, ipsius instillante gratia, diligere et fouere, et ut optatum sortian-tur euentum omnibus studere modis et petitionibus iustis, maxime religiosarumpersonarum, facilem prebere audium. Considerantes itaque Beati RudesindiDumiensis ecclesiae episcopi, qui apud Cellam Novam in Domino quiescit, meritagloriosa, audito etiam et pleniter intellecto tum ex multorum relatione ueridicatum ex ipsius uite scripture recitatione quod cum ipse in ha cuita ageret splendoreconuersationis lucide miraculorumque preconiis inter ceteros mortales perradia-ret; cognito preterea ipsius luce clarius potest perpendi, et post transitum multainsignia facta sit operatus, ipsum indubitanter in cathalogo sanctoum scribi credi-mus et inter ceteros electos faciem Ihesu Christi contemplari. Fuit enim uere epis-copus, quoniam afflictorum consolatio, ieiunorum cibus acecorum oculus, pesclaudorum, miserabilium personarum unicum presidium. Et cum harum esset uir-tutum candore decoratus, bene beateque uiuendi ad alios exempla transmisit. Utautem me ita gloriosi confessoris uobis ceterisque fidelibus plenius innotescant,quedam etsi non omnia que diuina potentia pro eo dignata est operari, presentiscripto duximus inserenda, ut feruentius honore ipsius intendatis et per tam glo-riosa exempla ceteri ad idem faciendum facilius mutentur. Cum itaque prefatusconfessor baptizari debuit uasque lapideum in quo regeneraretur plaustro uehere-tur diuina gratia cum ante ualuas ecclesie sancti Michaelis transiret fractum estplaustrum et uas quod fons uulgo dicitur in ecclesia est inuentum et usque inhodiernum diem honorifice custoditum. Portugalensium patriam diuina gratia abincursu saracenorum liberauit, Galletiam uero a normannorum multitudine.Abbati Franquile dixit in breui termino uilam finere, qui non multo post, ut pre lixe-rat, obdormiuit in Domino. Deinde uero duos mortuos diuina gratia suscitauit.Item cum a quodam concilio reuerteretur, et post horam tertiam a fratribus expec-taretur, angelice uoces ab eo sunt audite ad modum canentium officium misse.Descendit igitur episcopus et horationem faciens fixis genibus donec ei uisumesset audire “Ite missa est”, iacuit prostratus. Quod fratribus retulit iniungens utpost canonicas horas, nemo, quamuis gradu celsiori expectaretur, set officiummisse in constitutis horis celebrari, tali reuelatione monitus, firma sanctione insti-tuit. Accidit eodem tempore ut regina Aragunti magno teneretur languore. Hecautem eum infirmaretur, nuntius apud sanctum confessorem direxit, quatenuseius presentia et sanctis horationibus uisitaretur. Quod sanctus audiens fusis ante

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Deum precibus iter agressus est. Cum autem montem qui Fandin dicitur ascende-ret, angelorum uoces canentium “Gloria in excelsis Deo” audiens, secum euntibusdixit: “Reuertamur, fratres, quia regina huius uite cursum iam finiuit!”. Qui nun-tium mittentes reperierunt sicut dixerat. Cum uero predictus confessor uideret searunpnas huius seculi terminare, conuocatis in unum fratribus eos sic sermonemellifluo ammonuit: “Confidite filioli et spem uestram in Domino ponite, quia nonrelinquam uos orphanos. Scitote quod ego uobis ero auxiliaturus, locumque istumprotecturus, et a malefactoribus semper ulturus”. Hec autem omnia et multa aliaDominus noster Ihesus Christus in uita sancti confessoris pro eo operatus est. Pos-tquam uero in Domino obdormiuit, huiusmodi miraculis memoriam suam deco-rauit. Petrus Gundisalui ultione ipsius gratia diuina crepuit medius. Munio Uelascieffectus est mutus et postea defunctus. Mulier ipsius interuentur, illuminatur, eteiusdem filius e demone liberatur. Huius etiam intercessione ferrei circuli confrin-guntur. Serpentes eiciuntur. Nauis absque nauta uiatores transmeauit. Hominem auinculis liberauit. Hec et cetera quamplura Dominus noster Ihesus Christus inte-ruentu predicti confessoris operatus est ideoque ad instantiam et preces uehemen-tissimas illustrium Hispanie Ferdinandi et Alphonsi Castelle et AlphonsiPortugallie regum, et ad petitionem quamplurium ecclesiarum prelatorum, uideli-cet, Cerebruni Toletani archiepiscopi, Petri Compostellani archiepiscopi, Gundisa-lui Ouetensis episcopi, Iohannis Legionensis episcopi, Petri Cauriensis episcopi,Stephani Zamorensis episcopi, Aluali Ulixbonensis episcopi, Raimundi Palentiniepiscopi, Goselini Seguntini episcopi, [Guilielmi] Segobiensis episcopi, MarciUerecensis episcopi, E. abbatis sancti Facundi, abbatis Superati, abbatis Caraceti,abbatis Melon, prioris sancte Crucis, prioris Eccelsiole, et aliorum quampluriumquorum nomina ignoramus, et etiam ad rogatum multorum nobilium uirorum,auctoritate domini Pape qua licet immeriti in partibus Hispaniarum fundimur,habito cum magna maturitate consilio, corpus prenominati episcopi et confessorisdignissimi uolumus in loco digno et eminenti collocari et sicut sanctum in terris abuniuersis Christi fidelibus uenerari. Ea propter uniuersitatem uestram presenti sig-nificatione monemus et exhortamur attentius in Domino, mandamus atque preci-pimus quatinus huic sollempnitati et corporis sancti translationi interesse curetiset tantum ei honores exhibere studeatis ut exinde temporalia commoda et posthuius uite decursum in consortio ipsius eterne claritatis premium possitis optine-re. Uobis autem Lucensi, Migdoniensi et Tudensi episcopis hoc specialiter damusin mandatis, quoniam affiniores et uiciniores estis, ut huius sanctissimi confesso-ris sollempnitatem ad similitudinem aliorum sanctorum singulis annis celebrarinuncietis omnibusque qui ad huius corporis sancti traslationem uel post eleuatio-nem usque in uiij. diem hac uice accesserint, de misericordia Dei confisi, deiniuncta sibi penitentia annum indulgemus et singulis annis ea die ratione consi-mili accedentibus et de peccatis suis bene confessis officio quo fungimur et aucto-

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ritate nobis commissa quadraginta dierum spatium relaxamus. Hyacinthus [Deigratia sancte Romane ecclesie diaconus] cardinalis Apostolice Sedis legatus sancteMarie in Cosmidyn.

2. Bula Cum inter mundanas

Celestinas episcopus seruus seruorum Dei uenerabilibus fratribus Martino Bra-carensi archiepiscopo et uniuersis suffraganiis eius et dilectis filiis omnibus eccle-siarum prelatis per Bracarensem prouinciam constitutis salutem et apostolicambenedictionem. Cum inter mundanas labentis uite uarietates et pungentium den-sitates spinarum de mira Dei potentia inusitatum florem conspicimus pullulare,cuius odoris flagrantia ex multa suauitate loco arcto intercludi et in obliuionehominum deuenire non potest set ad diversas extenditur nationes, ille considera-tione prouida et studio uehementi collectus, non quolibet loco immo nitido atquepreclaro est honestis manibus collocandus, ut in tenebris latere non possit setsupra candelabrum constitutus lucem effundat, immersam et uiam ignorantibusaperiat ueritatis. Inde siquidem fuit quod in minoribus officiis constituti dum inpartibus Hispaniarum legationis officio fungeremur, immo laudabilis et boneconuersationis mysteria beati Rudesindi ecclesie Dumiensis episcopi, qui apudCellam Nouam requiescit in Domino, tum ex ueridica hominum relatione et exipsius uite scripture relatione plenius cognoscentes et qui dum in hac uita degeretet post eius transitum que Deus illius meritis miracula insignia dignatus est opera-ri, studiosius intelligentes ipsum in sanctorum cathalogo credidimus debere indu-bitanter ascribi et inter ceteros sanctos Ihesu Christi faciem cum multis preconiislaudis indesinenter et hilariter contemplari Uerum etiam et in authentico scriptoquod tunc ex eius gloria et celebratione fieri mandauimus quedam de suis miracu-lis fuerunt annexa, per que beate ac bene uiuendi uirtutum ipse candore lustratusad alios exempla transmisit, que utique ad maiorem sanctissimi episcopi notitiamhuic nostre pagine de uerbo ad uerbum duximus inserenda, cuius tenor talis exis-tit. [cfr. líneas intermedias entre “Cum itaque… relaxamus”]. Ut autem quod inminori gradu positi de supradictorum uirorum consilio et instantia multiplici feci-mus et prouida deliberatione modo in eminenti specula facienti Domino constitu-ti robur debitum optineat et uigorem, auctoritate apostolica confirmamus etpresentis scripti patrocinio communimus. Decernimus ergo ut nulli omnino homi-num liceat hanc paginam nostre confirmationis infringere uel ei ausu temerariocontrairire. Si quis autem hoc attemptare presumpserit indignationem omnipo-tensis Dei et beatorum Petri et Pauli apostolorum eius se nouerit incursurum.Datum Laterani uii Idus Octobris pontificatus nostri anno quinto.

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josé ramón hernández figueiredo delegado de las causas de...

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