john locke1

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  • 7/23/2019 John Locke1

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    SELECCI DE FRAGMENTS PAU DE JOHN LOCKE

    Libro I. DE LAS NOCIONES INNATAS

    Captuo I. NO HA! PRINCIPIOS INNATOS EN LA MENTE

    1. La forma en que nosotros adquirimos cualquier conocimiento es suficiente para probar que steno es innato.

    Es una opinin establecida entre algunos hombres, que en el entendimiento hay ciertos principiosinnatos; algunas nociones primarias, (poinai ennoiai) , caracteres como impresos en la mente delhombre; que el alma recibe en su primer ser y que trae en el mundo con ella. ara con!encer a unlector sin pre"uicios de la falsedad de esta suposicin, me bastar#a como mostrar (como espero

    hacer en las partes siguientes de este $iscurso) de que modo los hombres pueden alcan%ar,solamente con el uso de sus facultades naturales, todo el conocimiento que poseen, sin la ayudade ninguna impresin innata, y pueden llegar a la certe%a, sin tales principios o nociones innatos.orque yo me figuro que se reconocer& que ser#a impertinente suponer que son innatas las ideasde color, trat&ndose de una criatura a quien $ios dot de la !ista y del poder de recibir'ensaciones, por medio de los o"os, a partir de los ob"etos eternos. no menos absurdo ser#aatribuir algunas !erdades a ciertas impresiones de la naturale%a y a ciertos caracteres innatos,cuando podemos obser!ar en nosotros mismos facultades adecuadas para alcan%ar tan f&cil yseguramente un conocimiento de aquellas !erdades como si originariamente hubieran sidoimpresas en nuestra mente.

    'in embargo, como a un hombre no le es permitido seguir impunemente sus pensamientos propiosen busca de la !erdad, cuando le conducen, por poco que sea, fuera del camino habitual, epondrlas ra%ones que me hicieron dudar de la !erdad de aquella opinin para que sir!an de ecusa a miequi!ocacin, si en ella he incurrido, cosas que de"o al "uicio de quienes, como yo, est&ndispuestos a abra%ar !erdad dondequiera que se halle.

    *. El asentimiento en general constituye el principal argumento +rgument-

    ada se presupone m&s com/nmente que el que haya unos ciertos principios seguros, tantoespeculati!os como pr&cticos, (pues se habla de ambos), uni!ersalmente aceptados por toda lahumanidad. $e ah# se infiere que deben ser unas impresiones permanentes que reciben las almasde los hombres en su primer ser, y que las traen al mundo con ellas de un modo tan necesario y

    real como las propiedades que les son inherentes.

    0. El consenso uni!ersal no prueba nada como innato +rimera pro!a contra largument-

    Este argumento, sacado de la aquiescencia uni!ersal, tiene en s# este incon!eniente2 que aunquefuera cierto que de hecho hubiese unas !erdades asentidas por toda la humanidad, eso noprobar#a que eran innatas, mientras haya otro modo de a!eriguar la forma en que los hombrespudieron llegar a ese acuerdo uni!ersal sobre esas cosas que todos aceptan; lo que me pareceque puede mostrarse.

    3. Lo que es, es; y es imposible que la misma cosa sea y no sea. +continuaci-

    Estas dos proposiciones son uni!ersalmente asentidas. ero lo que es peor, este argumento delconsenso uni!ersal, que se ha utili%ado para probar los principios innatos, me parece que es unademostracin de que no eisten tales principios innatos, porque no hay ning/n principio al cual

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    toda la humanidad preste un asentimiento uni!ersal. Empe%ar con los principios especulati!os,e"emplificando el argumento en esos celebrados principios de demostracin, 4toda cosa que es, esy de que es imposible que la misma cosa sea y no sea, que me parece que, entre todos, tendr#anel mayor derecho al t#tulo de innatos. $isfrutan de una reputacin tan slida de ser principiouni!ersal que me parecer#a etra5o, sin lugar a dudas, que alguien los pusiera en entredicho. 'inembargo, me tomo la libertad de afirmar que esas proposiciones andan tan le"os de tenerasentimiento uni!ersal, que gran parte de la humanidad ni siquiera tiene nocin de ellos.

    6. Esos principios no est&n impresos en el alma naturalmente, porque los desconocen los ni5os,los idiotas, etc.... +'egona pro!a contra largument-

    orque, primero, es e!idente que todos los ni5os no tienen la m&s m#nima aprehensin opensamiento de aquellas proposiciones, y tal carencia basta para destruir aquel asenso uni!ersal,que por fuer%a tiene que ser el concomitante necesario de toda !erdad innata. dem&s, me parececaso contradictorio decir que hay !erdades impresas en el alma que ella no percibe y no entiende,ya que estar impresas significa que, precisamente, determinadas !erdades son percibidas, porqueimprimir algo en la mente sin que la mente lo perciba me parece poco inteligible. 'i, por supuesto,

    los ni5os y los idiotas tienen alma, quiere decir que tienen mentes con dichas impresiones, y ser&ine!itable que las perciban y que necesariamente cono%can y asientan aquellas !erdades; perocomo eso no sucede, es e!idente que no eisten tales impresiones. orque si no son nocionesnaturalmente impresas, entonces, 7cmo pueden ser innatas8 si efecti!amente son nocionesimpresas, 7cmo pueden ser desconocidas8 $ecir que una nocin est& impresa en la mente, yafirma al tiempo que la mente la ignora y que incluso no la ad!ierte, es igual que reducir a la nadaesa impresin. o puede decirse de ninguna proposicin que est& en la mente sin que sta tenganoticia y sea consciente de aquella. orque si pudiera afirmarse eso de alguna proposicin,entonces por la misma ra%n, de todas las proposiciones que son ciertas y a las que la mente escapa% de asentir, podr#a decirse que est&n en la mente y son impresas. uesto que si acasopudiera decirse de alguna que est& en la mente, y que sta toda!#a no la conoce, tendr#a que serslo porque es capa% de conocerla. , desde luego, la mente es capa% de llegar a conocer todas

    las !erdades. ero, es m&s de ese modo, podr#a haber !erdades impresas en la mente de las quenunca tu!o ni pudo tener conocimiento; porque un hombre puede !i!ir mucho y finalmente puedemorir en la ignorancia de muchas !erdades que su mente hubiera sido capa% de conocer, y deconocerlas con certe%a. $e tal suerte que si la capacidad de conocer es el argumento en fa!or dela impresin natural, seg/n eso, todas las !erdades que un hombre llegue a conocer han de serinnatas2 y esta gran afirmacin no pasa de ser un modo impropio de hablar; el cual mientraspretende afirmar lo contrario nada dice diferente de quienes niegan los principios innatos. orque,creo, "am&s nadie neg que la mente sea capa% de conocer !arias !erdades. La capacidad, dicen,es innata; el conocimiento, adquirido.

    ero, 7con qu fin entonces tanto empe5o en fa!or de ciertos principios innatos8 'i las !erdadespueden imprimirse en el entendimiento sin ser percibidas, no llego a !er la diferencia que pueda

    eistir entre las !erdades que la mente sea capa% de conocer por lo que se refiere a su origen.9or%osamente todas son innatas o todas son adquiridas, y ser& in/til intentar distinguirlas. ortanto, quien hable de nociones innatas en el entendimiento, no puede ( si de ese modo significauna cierta clase de !erdades ) querer decir que tales nociones sean en el entendimiento de talmanera que el entendimiento no las haya percibido "am&s, y de las que sea un ignorante total.orque si estas palabras2 :ser en el entendimiento tienen alg/n sentido recto, significan serentendidas.

    $e tal forma que ser en el entendimiento y no ser entendido; ser en la mente y nunca ser percibido,es tanto como decir que una cosa es y no es en la mente o en el entendimiento. or tanto, si estasdos proposiciones2 cualquier cosa que es, es, y es imposible que la misma cosa sea y no sea,fueran impresas por la naturale%a, los ni5os no podr#an ignorarlas. Los peque5os y todos losdotados de alma tendr#an que poseerlas en el entendimiento, conocerlas como !erdaderas, yotorgarles su asentimiento.

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    Libro II

    Captuo "III

    ' ?' @$E' '@CLE'

    1. @deas positi!as que tienen como causa una pri!acin.

    En lo que se refiere a las ideas simples de la sensacin, hay que tener en cuenta que todo aquelloque est constituido por la naturale%a de forma que pueda producir en la mente alguna percepcinal afectar a nuestros sentidos, produce tambin una idea simple en el entendimiento; dicha idea,sea cual fuere su causa eterna, una !e% que nuestra facultad de discernir la ad!ierte, se !e y seconsidera por la mente, lo mismo que cualquier otra idea, como una idea que realmente es positi!aen l entendimiento, aunque pudiera ser que su causa no fuera, en el su"eto, sino una pri!acin.

    *. La mente distingue las ideas a partir de los casos que los origina.

    $e esta manera, las ideas del calor y del fr#o, de la lu% y de la oscuridad, de blanco y de negro, demo!imiento y de reposo, son igualmente ideas claras y positi!as en la mente; aunque, tal !e%,algunas de las causas que las producen no sean m&s que simples pri!aciones en los su"etos dedonde nuestros sentidos etraen esas ideas. el entendimiento, al !er estas ideas, las consideraen su totalidad como positi!as y distintas, sin reparar en las causas que las producen, ya que saser#a una in!estigacin que no afecta a la idea en cuanto que est& en el entendimiento, sino a lanaturale%a de la cosa eistente fuera de nosotros. Estas son dos cosas distintas que se debendiferenciar de manera cuidadosa, porque una cosa es percibir y conocer la idea de lo blanco y delo negro y otra muy diferente el eaminar qu clase de part#culas tendr&n que ser y cmo deber&ndisponerse en la superficie para que un ob"eto cualquiera apare%ca como blanco o como negro.

    0. odemos tener ideas cuando ignoramos sus causas f#sicas.

    Bn pintor o te5idor que nunca haya in!estigado las causas de los colores tienen en suentendimiento las ideas de lo blanco y de lo negro y de los dem&s colores de manera tan clara,perfecta y diferenciada, y tal !e% con m&s nitide% que el filsofo que se ha ocupado de considerarsu naturale%a, y que cree saber en qu grado es positi!a o pri!ati!a la causa, en uno u otro caso; yla idea de lo negro no es menos positi!a en la mente de aquel pintor que lo es la idea de lo blanco,aunque la causa de aquel color slo pueda ser una pri!acin en el ob"eto eterno.

    3. or qu una causa pri!acin en la naturale%a puede desligar a una idea positi!a.

    '# me hubiera propuesto el in!estigar las causas naturales y la manera de la percepcin, aducir#a

    la siguiente ra%n para eplicar por qu una causa pri!ati!a puede producir, en algunos casos, unaidea positi!a, y es la siguiente2 que, dado que todas las sensaciones se producen en nosotros/nicamente por di!ersas formas y gradaciones del mo!imiento en nuestros esp#ritus animalesdi!ersamente agitados por los ob"etos eternos, el cese de cualquier mo!imiento pre!io tendr#a quepro!ocar una sensacin nue!a de manera tan ine!itable como la pro!oca la !ariacin o aumentode dicho mo!imiento de manera que se introduce as# una nue!a idea que depende tan slo de unmo!imiento diferente de los esp#ritus animales seg/n el rgano de que se trate.

    6. Los nombres negati!os no significan ideas positi!as.

    'in embargo, que esto sea as# o no, es algo que no !oy a determinar aqu#; me conformo con hacerun llamamiento a la eperiencia indi!idual de cada uno para que diga si la sombra de un hombre,

    aunque slo consista en la ausencia de lu% (pues mientras mayor sea la ausencia de lu%, m&s!isible ser& la sombra), no pro!oca, al obser!arla, una idea tan n#tida y positi!a en su mente comola que produce el cuerpo de un hombre cuando est& totalmente ba5ado por la lu% solar. el dibu"o

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    de una sombra es una cosa positi!a. ?iertamente, poseemos algunos nombres negati!os que nosignifican directamente ideas positi!as, sino su ausencia, tales como ins#pido, silencio, nada, etc.,palabras que hacen referencia a otras ideas positi!as, como gusto, sonido y sed, significando suausencia.

    D. or todo ello se podr#a asegurar que la oscuridad se !e.

    orque imaginemos un agu"ero totalmente oscuro del que no se desprende ninguna lu% y ese!idente que podr#amos !er la forma que tiene o representarla en un dibu"o; y cabr#a preguntarse sila idea que produce la tinta con la que escribo pro!iene de una manera diferente. Las causaspri!ati!as que he asignado aqu# a ideas positi!as coinciden con la opinin !ulgar; pero realmenteser#a dif#cil determinar si eiste de hecho alguna idea que deri!e de una causa pri!ati!a hasta quese determine si el reposo es m&s una pri!acin que el mo!imiento.

    . @deas en la mente, cualidades en los cuerpos.

    ara me"or descubrir la naturale%a de nuestras ideas y para discurrir inteligiblemente acerca de

    ellas ser& con!eniente distinguirlas en cuanto que son ideas o percepciones en nuestra mente, yen cuanto que son modificaciones de materia en los cuerpos que causan en nosotros dichaspercepciones. ello, para que no pensemos (como qui%& se hace habitualmente) que las ideasson eactamente las im&genes y seme"an%as de algo inherente al ob"eto que las produce, ya quela mayor#a de las ideas de sensacin no son m&s en la mente la seme"an%a de algo que eistafuera de nosotros, que los nombres que las significan son una seme"an%a de nuestras ideas,aunque al escuchar esos nombres no de"an de pro!ocarlas en nosotros.

    F G. uestras ideas y las cualidades del cuerpo.

    =odo aquello que la mente percibe en s# misma, o todo aquello que es el ob"eto inmediato depercepcin, de pensamiento o de entendimiento, a eso llamo idea; en cuanto al poder de producir

    cualquier idea en la mente, lo llamo cualidad del ob"eto en que reside ese poder. s#, una bola denie!e tiene el poder de producir en nosotros las ideas de blanco, fr#o y redondo; a esos poderes deproducir en nosotros esas ideas, en cuanto que est&n en la bola de nie!e, los llamo cualidades; yen cuanto son sensaciones o percepciones en nuestro entendimiento, los llamo ideas; de lascuales ideas, si algunas !eces hablo como estando en las cosas mismas, quiero que se entiendaque me refiero a esas cualidades en los ob"etos que producen esas ideas en nosotros.

    F H. ?ualidades primarias.

    s# consideradas, las cualidades en los cuerpos son, primero, aquellas enteramente inseparablesdel cuerpo, cualquiera que sea el estado en que se encuentre, y tales que las conser!aconstantemente en todas las alteraciones y cambios que dicho cuerpo pueda sufrir a causa de la

    mayor fuer%a que pueda e"ercerse sobre l. Esas cualidades son tales que los sentidosconstantemente las encuentran en cada part#cula de materia con bulto suficiente para serpercibida, y tales que la mente las considera como inseparables de cada part#cula de materia auncuando sean demasiado peque5as para que nuestros sentidos puedan percibirlas indi!idualmente.or e"emplo, tomemos un grano de trigo y di!id&moslo en dos partes; cada parte toda!#a tienesolide%, etensin, forma y mo!ilidad. $i!#dase una !e% m&s, y las partes a/n retienen las mismascualidades; y si se sigue di!idiendo hasta que las partes se hagan insensibles, retendr&nnecesariamente, cada una de ellas, todas esas cualidades. orque la di!isin (que es todo cuantoun molino o un triturador o cualquier otro cuerpo le hace a otro al reducirlo a partes insensibles) nopuede "am&s quitarle a un cuerpo la solide%, la etensin, la forma y la mo!ilidad, sino que tan slohace dos o m&s distintas y separadas masas de materia de la que antes era una; todas las cuales,consideradas desde ese momento como otros tantos cuerpos distintos, hacen un cierto n/mero

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    determinado, una !e% hecha la di!isin. esas cualidades llamo cualidades originales o primariasde un cuerpo, las cuales, creo, podemos ad!ertir que producen en nosotros las ideas simples de lasolide%, la etensin, la forma, el mo!imiento, el reposo y el n/mero.

    F 1I. ?ualidades secundarias.

    ero, en segundo lugar, hay cualidades tales que en !erdad no son nada en los ob"etos mismos,sino poderes de producir en nosotros di!ersas sensaciones por medio de sus cualidades primarias,es decir, por el bulto, la forma, la tetura y el mo!imiento de sus partes insensibles, como soncolores, sonidos, gustos, etc. stas llamo cualidades secundarias. odr#a a5adirse una terceraclase, que todos admiten no ser sino poderes, aunque sean cualidades tan reales en el ob"etocomo las que yo, para acomodarme a la manera com/n de hablar, llamo cualidades, pero que,para distinguirlas, llamo cualidades secundarias. orque el poder del fuego de producir un nue!ocolor o una consistencia distinta en la cera o en el barro por medio de sus cualidades primarias, tanes una cualidad del fuego, como lo es el poder que tiene para producir en m#, por medio de esasmismas cualidades primarias, a saber2 bulto, tetura y mo!imiento de sus partes insensibles, unanue!a idea o sensacin de calor o ardor que no sent#a antes.

    F 11. ?mo producen sus ideas las cualidades primarias.

    La prima cosa que debe considerarse es cmo los cuerpos producen ideas en nosotros, ymanifiestamente, la /nica manera en que podemos concebir que operen los cuerpos es porimpulso.

    F 1*. or mo!imientos eternos y en nuestro organismo.

    'i, por lo tanto, los ob"etos eternos no se unen a nuestra mente cuando producen ideas en ella, y,sin embargo, percibimos esas cualidades originales de aquellos ob"etos que indi!idualmente caenba"o nuestros sentidos, es e!idente que habr& alg/n mo!imiento en esos ob"etos que, afectando a

    algunas partes de nuestro cuerpo, se prolongue por conducto de nuestros ner!ios o esp#ritusanimales hasta el cerebro o el asiento de la sensacin, hasta producir en nuestra mente las ideasparticulares que tenemos acerca de dichos ob"etos. puesto que la etensin, la forma, el n/meroy el mo!imiento de cuerpos de grandor obser!able pueden percibirse a distancia por medio de la!ista, es e!idente que algunos cuerpos indi!idualmente imperceptibles deben !enir de ellos a loso"os, y de ese modo comunican al cerebro alg/n mo!imiento que produce esas ideas que tenemosen nosotros acerca de tales ob"etos.

    F 10. ?mo producen sus ideas las cualidades secundarias.

    $e un modo igual al que se producen en nosotros las ideas de estas cualidades originales,podemos concebir que tambin se producen las ideas de las cualidades secundarias, es decir, por

    la operacin de part#culas insensibles sobre nuestros sentidos.

    orque es manifiesto que hay cuerpos, y cuerpos en gran cantidad, cada uno de los cuales es tanpeque5o que no podemos por nuestros sentidos descubrir ni su !olumen, ni su forma, ni sumo!imiento, como es e!idente respecto a las part#culas del aire y del agua, y respecto a otrasetremadamente m&s peque5as que sas; qui%& tanto m&s peque5as que las part#culas de aire yde agua, como m&s peque5as son las part#culas de aire y agua respecto a un guisante o a ungrani%o. Jamos a suponer, entonces, que los diferentes mo!imientos y formas, !olumen y n/merode tales part#culas, al afectar a los di!ersos rganos de nuestros sentidos, producen en nosotrosesas diferentes sensaciones que nos pro!ocan los colores y olores de los cuerpos; que una !ioleta,por e"emplo, por el impulso de tales part#culas insensibles de materia, de formas y !olumenpeculiares y en diferentes grados y modificaciones de sus mo!imientos, haga que las ideas delcolor a%ul y del aroma dulce de esa flor se produ%can en nuestra mente. En efecto, no es m&s

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    imposible concebir que $ios haya unido tales ideas a tales mo!imientos con los cuales no tienenninguna similitud, que concebir que haya unido la idea de dolor al mo!imiento de un peda%o deacero que di!ide nuestra carne, mo!imiento respecto al cual esa idea de dolor no guarda ningunaseme"an%a.

    F 13. Las cualidades secundarias dependen de las primarias.

    ?uanto he dicho tocante a los colores y olores, puede entenderse tambin respecto a gustos,sonidos y dem&s cualidades sensibles seme"antes, las cuales, cualquiera que sea la realidad queequi!ocadamente les atribuimos, no son nada en !erdad en los ob"etos mismos, sino poderes deproducir en nosotros di!ersas sensaciones, y dependen de aquellas cualidades primarias, a saber2!olumen, forma, tetura y mo!imiento de sus partes, como ya di"e.

    F 16. Las ideas de las cualidades primarias son seme"an%as; no as# las ideas de las cualidadessecundarias.

    $e donde, creo, es f&cil sacar esta obser!acin2 que las ideas de las cualidades primarias de

    los cuerpos son seme"an%as de dichas cualidades, y que sus modelos realmente eisten en loscuerpos mismos; pero que las ideas producidas en nosotros por las cualidades secundarias ennada se les aseme"an. ada hay que eista en los cuerpos mismos que se aseme"e a esas ideasnuestras. En los cuerpos a los que denominamos de conformidad con esas ideas, slo son unpoder para producir en nosotros esas sensaciones; y lo que en idea es dulce, a%ul o caliente, noes, en los cuerpos que as# llamamos, sino cierto !olumen, forma y mo!imiento de las partesinsensibles de los cuerpos mismos; pero que en nada se aseme"an las ideas que en nosotrosproducen las cualidades secundarias. o hay nada que eista en los cuerpos mismos que separe%ca a esas ideas nuestras. 'lo eiste un poder para producir en nosotros esas sensacionesen los cuerpos a los que denominamos conforme a esas ideas; y lo que es dulce, a%ul o calienteseg/n una idea, no es, en los cuerpos as# denominados, sino cierto !olumen, forma y mo!imientode las partes insensibles de los mismos cuerpos.

    1D. E"emplos. K'e denomina caliente y ligera a la llama, blanca y fr#a a la nie!e, al a%/car, blanca ydulce, a causa de las ideas que en nosotros pro!ocan.

    eneralmente se cree que estas cualidades son en esos cuerpos lo mismo que esas ideas queest&n en nosotros2 equi!alencia total las unas de las otras, como lo ser#an de refle"arse en unespe"o; y la mayor#a de los hombres tendr&n por muy etra!agante a quien afirme lo contrario. 'inembargo, el que tenga en cuenta que el mismo fuego, que pro!oca en nosotros a cierta distancia lasensacin de calor, nos produce, si nos acercamos m&s, la sensacin totalmente diferente dedolor, tendr& que refleionar para l mismo el moti!o que pueda tener para afirmar que su idea decalor pro!ocada en l por el fuego est& realmente en el mismo fuego, y que su idea de dolor, quede igual manera le produ"o el mismo fuego, no est& en el fuego. 7or qu causa, pues, han de

    estar la blancura y la frialdad en la nie!e, y no debe estarlo el dolor que produce todas esas ideasen nosotros; ideas que no se pueden pro!ocar sino por el !olumen, la forma, el n/mero y elmo!imiento de sus partes slidas8

    1. 'lo eisten realmente las ideas primarias.

    Los perciban o no los sentidos, el !olumen, el n/mero, la forma y el mo!imiento particulares de laspartes del fuego o de la nie!e est&n realmente en esos cuerpos, y por ello, pueden denomin&rselescualidades reales, pues eisten en realidad en esos cuerpo;. 'in embargo, la lu%, el calor, lablancura o la frialdad no eisten de una forma m&s real en los cuerpos que la enfermedad o eldolor en el a%/car.'uprimamos la sensacin de esas cualidades; e!itemos que los o"os !ean la lu% o los colores, quelos o#dos escuchen los sonidos; hagamos que no guste el paladar, y que la nari% no huela, y todoslos colores, sabores y sonidos desde el momento en que son ideas particulares, desKparecer&n y

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    se suprimir&n totalmente para quedar reducido a sus causas, o sea, !olumen, forma y mo!imientode las partes de los cuerpos.

    1G.Las cualidades secundarias slo eisten en las cosas como modos de las primarias.

    El !olumen de un tro%o de a%/car puede producirnos la idea de una forma redonda o cuadrada y, sise despla%a de un lugar a otro, la de mo!imiento. Esta /ltima idea nos representa el mo!imientocomo realmente ocurre en el a%/car que se despla%a. a sea en idea o en eistencia, son lo mismola forma redonda o cuadrada; bien en la mente, bien en el a%/car. E, independientemente de quese repare o no en ellos, lo mismo el mo!imiento que la forma est&n realmente en el a%/car. Esto esalgo que todo el mundo estar& dispuesto a admitir. dem&s, por su !olumen, forma, tetura ymo!imiento de sus partes, el a%/car puede producir en nosotros la sensacin de malestar, y, a!eces, la de dolor agudo, a causa de un etico. =odo el mundo estar& dispuesto a admitir,asimismo, que estas ideas de malestar y de dolor no est&n en el a%/car, sino que son efectos desus operaciones en nosotros y que, cuando no las percibimos, no est&n en ninguna parte. , sinembargo, dif#cilmente podr#a hacerse creer a los hombres que no est&n la blancura y la dul%urarealmente en el a%/car y que no son sino los efectos del mo!imiento pro!ocado por las

    operaciones del a%/car, por el tama5o y por la forma de sus part#culas sobre los o"os y el paladar;de igual manera que el dolor y el malestar pro!ocados por el a%/car no son, seg/n todos admiten,sino los efectos de sus operaciones en el estmago y en los intestinos, a consecuencia deltama5o, del mo!imiento y de las formas de sus partes no sensibles (ya que, seg/n se ha probado,ning/n cuerpo puede obrar por otro medio diferente). ?omo si no pudiera obrar el a%/car sobrelos o"os y el paladar, y, de esa manera, pro!ocar en la mente ciertas ideas particulares y distintasque no ten#a en s#, de la misma manera en que admitimos que puede obrar sobre los intestinos y elestmago y pro!ocar ciertas ideas particulares que no ten#an en s#. o !eo por qu moti!o aquellasideas producidas por los efectos sobre los o"os y sobre el paladar (puesto que todas esas ideasson efecto de la forma en que opera el a%/car sobre di!ersas partes de nuestro cuerpo por eltama5o, la forma, el n/mero y el mo!imiento de sus partes) tienen que considerarse como algo queest& realmente en el a%/car, y no se consideran de la misma manera las ideas producidas a causa

    de los efectos sobre el estmago y los intestinos; ni tampoco, por qu moti!o han de considerarseideas que son efectos del a%/car (como el dolor y el malestar) como no estando en ninguna partecuando no se perciben; y, sin embargo, ser& necesario eplicar por qu moti!o la blancura y ladul%ura, efectos del mismo a%/car sobre otras partes del cuerpo que operan por modos igualmentedesconocidos, tienen que considerarse, cuando no se !e esa blancura o no se gusta esa dul%ura,como eistentes en el a%/car.

    1H. E"emplo

    'e consideran seme"antes las ideas de las cualidades primarias; pero no de la misma manera la delas cualidades secundarias. ?onsideremos los colores ro"o y !erde en el prfido, impidamos que lalu% caiga sobre l y desaparecer&n sus colores, y no se producir&n esas ideas en nosotros. En el

    momento en que la lu% !uel!a, se producir&n de nue!o en nosotros esas ideas2 7puede alguienpensar que hubo un cambio real en el prfido por la presencia y ausencia de la lu%, y que las ideasde blancura y de ro"o est&n en realidad en el prfido iluminado, cuando, al estar en la oscuridad, notiene ning/n color y es totalmente llano8 >ealmente, de d#a o de noche, tiene una configuracin talde part#culas que puede, por el refle"o de los rayos de la lu% en algunas de las partes de esa piedradura, pro!ocar en nosotros la idea de ro"o, y en otras partes, la idea de lo blanco. ero lo blanco ylo ro"o no est&n nunca en lo prfido, sino /nicamente una tetura tal que puede producirnosseme"antes sensaciones.

    *I. 'iguen los e"emplos.

    Culase una almendra, y se con!ertir& su limpio color blanco en un blanco sucio, y su sabor dulceen un sabor oleaginoso. ero 7qu alteracin real pueden producir los golpes de una muela en uncuerpo que no sea la de su tetura8

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    *1. E"emplos de cmo el agua puede pro!ocar en una mano la idea del fr#o y en la otra la del calor.

    'i entendemos de esta manera y diferenciamos las ideas, seremos capaces de eplicar el porqula misma agua, en un mismo momento, puede pro!ocar en una mano la idea del fr#o y en la otra ladel calor; puesto que es imposible que una misma agua sea fr#a y caliente al mismo tiempo, lo quetendr#a que suceder si realmente estu!ieran en ella esas ideas. ues pensando que el calor no es,cuando est& en nuestras manos, sino un cierto tipo y clase de mo!imiento en las part#culaspeque5as de nuestros ner!ios o esp#ritus animales, podremos comprender cmo es posible que lamisma agua pueda pro!ocar, al tiempo, la sensacin de calor en una mano y la de fr#o en la otra;esto, sin embargo, no sucede "am&s respecto a la forma, que nunca produce en una mano la ideade un cuadrado, cuando en la otra ha pro!ocado la de un globo. ero si la sensacin es de calor yde fr#o, no son sino el aumento o la disminucin del mo!imiento de las partes m&s peque5as denuestros cuerpos, pro!ocado por las part#culas de otro cuerpo cualquiera, es f&cil comprender que,si este mo!imiento es mayor en una mano que en la otra, y si se les aplica a las dos manos uncuerpo que tenga en sus part#culas m&s peque5as un mo!imiento mayor que el que tiene una delas manos y m&s peque5o que el que tiene la otra, ese cuerpo, cuando se aumenta el mo!imiento

    de una mano y se disminuye el de la otra, causa, por ello, las sensaciones distintas de calor y fr#oque est&n relacionadas con esos diferentes grados de mo!imiento.

    **. Bna ecursin por la 9ilosof#a natural.

    En todo lo que acabo de decir me he metido algo m&s en in!estigaciones f#sicas de lo que en unprincipio era mi intencin; pero como ello era necesario para eplicar un poco cu&l es la naturale%ade la sensacin, y para que se conciba de manera diferenciada la diferencia eistente entre lascualidades en los cuerpos y las ideas que stas producen en la mente, sin lo que ser#a totalmenteimposible disertar de forma inteligible sobre este asunto, espero que se me disculpe esta bre!eintuicin en el campo de la filosof#a natural, pues es necesario para nuestra in!estigacin actual eldistinguir las cualidades primarias y reales de los cuerpos, las que siempre se encuentran en ellos

    (es decir2 solide%, etensin, forma, n/mero y mo!imiento o reposo, y que algunas !ecespercibimos, fundamentalmente, cuando los cuerpos en que se encuentran son lo suficientementegrandes para poder discernirlos de manera indi!idual), de aquellas cualidades secundarias que noson sino las potencias de combinaciones distintas de esas otras cualidades primarias, cuandoact/an sin que se las distinga de manera clara. $e donde tambin podremos llegar a saber quideas son y qu ideas no son seme"antes de algo eistente de manera real en los cuerpos a losque otorgamos nombres que pro!ienen de esas ideas.

    *0. ?lases de cualidades en los cuerpos

    Las cualidades, si se consideran de manera debida, que realmente eisten en los cuerpos son detres clases2

    rimero, el !olumen, la forma, el n/mero, la situacin y el mo!imiento o reposo de sus partesslidas2 estas cualidades est&n en los cuerpos, las percibamos o no. cuando los cuerpos tienenel tama5o suficiente para poder percibirlas, tenemos, a tra!s de ellas, una idea de la cosa comoes en s# misma, seg/n acontece normalmente en las cosas artificiales. o llamo a estas cualidadescualidades primarias. En segundo lugar, el poder que eiste en cualquier cuerpo, a causa de suscualidades primarias insensibles, para obrar conforme a una manera peculiar sobre cualquiera denuestros sentidos, y de esta forma pro!ocar en nosotros las ideas diferentes de di!ersos colores,sonidos, olores, gustos, etc. estas cualidades se las denomina usualmente cualidades sensibles.En tercer lugar, el poder que eiste en cualquier cuerpo, en ra%n con la constitucin particular desus cualidades primarias, para producir un cambio de esa clase en el !olumen, en la forma, en latetura y en el mo!imiento de otro cuerpo que lo haga actuar sobre nuestros sentidos de unamanera diferente a la que operaba antes. $e esta manera, el 'ol tiene el poder de blanquear lacera y el fuego de derretir el plomo. ormalmente, a estas cualidades se las denomina potencias.

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    ?omo ya se di"o, podr#a llamarse, a las primeras de estas tres clases, con propiedad cualidadesreales originales o cualidades primarias, ya que se encuentran, se las perciba o no, en las cosasmismas; y las cualidades secundarias dependen, precisamente, de sus di!ersas modificaciones.Las otras dos clases solamente son potencias para obrar de un modo distinto sobre cosasdiferentes, dichas potencias pro!ienen de las distintas modificaciones de aquellas cualidadesprimarias.

    *3. Las primeras son seme"an%as; se piensa que lo son las segundas, pero no es as#; las terceras,ni lo son ni se piensa que lo sean.

    ero aunque estas dos /ltimas clases de cualidades sean /nicamente, y nada m&s, que potencias,que se refieren a otros cuerpos !arios y que pro!ienen de los distintos cambios de las cualidadesoriginales, se piensa, sin embargo, de un modo distinto de ellas de manera general. uesto que lasde la segunda clase, es decir, las potencias que producen en nosotros !arias ideas con nuestrossentidos, son consideradas como cualidades reales en las cosas que nos afectan de esta manera.'in embargo, a las de la tercera clase se las denomina potencias, y como tales se las tiene. ore"emplo, las ideas del calor o de la lu% que por nuestros o"os o por el tacto recibimos del sol, son

    consideradas normalmente como cualidades reales que eisten en el sol y como algo m&s quemeras potencias en l. ero cuando consideramos el sol con referencia a la cera, a la que derrite oblanquea, tenemos en cuenta la blancura y la blandura que en ella produce, y no como cualidadesque se encuentran en el sol, sino como efectos producidos por potencias en l; en tanto que, si loconsideramos de manera debida, estas cualidades de lu% y calor, percepciones m#as cuando estesol me calienta o ilumina, no est&n m&s en el sol, que lo est&n en l por los cambios que opera,cuando la blanquea o la derrite, en la cera. En todos los casos se trata igualmente de potenciasen el sol, que dependen de sus cualidades primarias, por las que puede, en un caso, cambiarhasta tal punto el !olumen, la forma, la tetura o el mo!imiento de algunas partes insensibles demis o"os o de mis manos, que puede pro!ocarme la idea de lu% o la de calor; y, en el otro caso,puede cambiar de tal manera el !olumen, la forma, la tetura o el mo!imiento de las partesinsensibles en la cera como para hacer que pro!oquen las ideas distintas de blanco y de blando.

    *6. or qu las cualidades secundarias se toman frecuentemente como cualidades reales y nocomo meras potencias.

    arece ser que el moti!o por el que unas cualidades se tienen frecuentemente por cualidadesreales y las otras por meras potencias es porque como las ideas que tenemos de distintos colores,sonidos, etc., no contienen nada de !olumen, forma o mo!imiento en ellas, no somos capaces deconsiderar los efectos de esas cualidades primarias; las cuales a nuestros sentidos no aparecencomo agentes que act/an para producirlas, y respecto a las cuales no guardan ni una congruenciaaparente, ni una conein !isible. or esto se eplica que tendamos a concebir que esas ideas sonla seme"an%a de algo realmente eistente en los ob"etos mismos; porque la sensacin no permitedescubrir que contribuya a la produccin de esas ideas, el !olumen, la forma o el mo!imiento de

    partes y tambin porque la ra%n no puede demostrar hasta qu punto puedan producir loscuerpos en la mente las ideas de a%ul, de amarillo, etc., por su !olumen, su forma y su mo!imiento.ero en el otro caso, en el de la accin de los cuerpos cuyas cualidades se alteranrec#procamente, podemos descubrir de manera e!idente que la cualidad que ha sido producida notiene ninguna seme"an%a, de manera general, con nada en la cosa que la produce; de donde seinfiere que la consideramos como un mero efecto de una potencia. orque, si bien nos inclinamos,al recibir la idea de calor o de lu% solar, a pensar qu es la percepcin y la seme"an%a de estascualidades con el sol, sin embargo, cuando obser!amos que mudan el color la cera o el blancorostro al eponerse al sol, no podemos concebir que sea la emanacin o la seme"an%a de algoeistente en el sol, puesto que no hallamos en el mismo sol esos colores diferentes. orque, desdeque en el momento que nuestros sentidos pueden ad!ertir una seme"an%a o una diferencia de unascualidades sensibles de dos ob"etos eteriores distintos, tenemos que llegar a la conclusin sinninguna dificultad de que la produccin de cualquier cualidad sensible en cualquier ob"eto es elefecto de una mera potencia, y no la transicin de alguna cualidad que realmente eist#a en el

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    actuante, puesto que no encontramos dicha cualidad insensible en la cosa que la produ"o. ero,puesto que nuestros sentidos no pueden ad!ertir ninguna diferencia entre la idea que se haproducido en nosotros y la cualidad del ob"eto que la produce, tendemos a imaginar que nuestrasideas son la seme"an%a de algo que se encuentra en los ob"etos, y no los efectos de ciertaspotencias que radican en los cambios de sus cualidades primarias, con cuyas cualidades primariasno guardan ninguna similitud las ideas que pro!ocan en nosotros.

    *D. Las cualidades secundarias son de dos clases2 una, las percibidas de manera inmediata; dos,las que lo son de manera mediata.

    ara terminar, adem&s de las cualidades primarias ya mencionadas, es decir, !olumen, forma,etensin, n/mero y mo!imiento de sus partes slidas, todas las dem&s, por las que llegamos anotar a los cuerpos y los distinguimos los unos de los otros, no son sino di!ersas potencias que seencuentran en ellos, que dependen de aquellas cualidades primarias, por medio de las queoperando de manera inmediata sobre nuestros cuerpos pueden producirnos !arias ideas diferentesu operando sobre otros cuerpos alterar sus cualidades primarias, para hacerlas capaces depro!ocar en nosotros unas ideas distintas de las que antes nos produc#an. ?reo que se podr#a

    llamar a las primeras cualidades secundarias inmediatamente perceptibles, y a las segundascualidades secundarias mediatamente perceptibles.

    LI#RO I"

    Captuo II. SO#RE LOS GRADOS DE NUESTRO CONOCIMIENTO

    13. El conocimiento sensible de la eistencia particular de los seres finitos.

    Estas dos, es decir, la intuicin y la demostracin, son los grados de nuestro conocimiento; cuandose quede corto en uno de stos, con toda la seguridad con que se acepte, no ser& sino fe uopinin, pero no conocimiento, al menos en todas las !erdades generales. May, sin embargo, otrapercepcin de la mente que se emplea en la eistencia particular de los seres finitos que est&nfuera de nosotros, y que sobrepasando la mera probabilidad, y no al%ando, sin embargo,totalmente ninguno de los grados de certidumbre antes establecidos, pasa por el nombre deconocimiento. o puede haber nada con una certe%a mayor que el que la idea que recibimos de unob"eto eterior est en nuestras mentes2 ste es el conocimiento intuiti!o. ero el que haya ennuestra mente algo m&s que meramente esa idea, el que de aqu# podamos inferir la eistenciacierta de algo fuera de nosotros que corresponda a esa idea, es lo que algunos hombres piensanque se debe cuestionar; porque los hombres pueden tener en sus mentes seme"antes ideas,cuando tales cosas no eisten, ni seme"antes ob"etos afectan sus sentidos. ero pienso que eneste sentido estamos dotados de una e!idencia que sobrepasa toda duda. ues yo preguntar#a acualquiera si no est& irremediablemente consciente en s# mismo de tener una percepcin diferente

    cuando mira el sol por el d#a y cuando piensa en l durante la noche; cuando saborea el a"en"o, ohuele una rosa, y cuando solamente piensa en ese sabor o en ese perfume. s# pues,encontramos que eiste la misma diferencia entre cualquier idea re!i!ida en la mente por lamemoria y cualquiera que llega a nuestra mente por los sentidos, que la que eiste entre dos ideasdistintas. si alguien afirmara que un sue5o puede pro!ocar lo mismo, y que todas esas ideaspueden ser producidas en nosotros sin los ob"etos eteriores, estar& muy contento de so5ar que yole puedo contestar esto2 1. Nue no re!iste gran importancia el que le aumente o no sus escr/pulos,porque si todo es un sue5o, el ra%onamiento y las argumentaciones no tienen ninguna utilidad,estando despro!istos de !erdad y de conocimiento. *. Nue yo pienso que admitir& que hay unadiferencia muy manifiesta entre so5ar que est& en el fuego, y estar en este momento en l. pero siquiere aparecer tan escptico como para mantener que lo que yo llamo estar en este momento enel fuego no es m&s que un sue5o, y que, por tanto, no podemos saber con certidumbre si una cosa

    tal como el fuego eiste realmente fuera de nosotros, le responder que, como encontrarnos concertidumbre que el placer y el dolor se sigue a la aplicacin de ciertos ob"etos en nosotros, de cuyaeistencia nos apercibimos, o so5amos que nos apercibimos por medio de nuestros sentidos, esa

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    certidumbre es tan grande como nuestra felicidad o nuestra desK gracia, independientemente delas cuales el conocimiento o la eistencia no nos interesan. s# que creo podemos a5adir a las dosanteriores clases de conocimiento una tercera2 el de la eistencia de ob"etos eternos particulares;por medio de esa percepcin y conciencia que tenemos de la entrada actual de ideas a partir deellos, y deducir que eisten tres grados de conocimiento2 intuiti!o, demostrati!o y sensiti!o, encada uno de los cuales hay diferentes grados y modos de e!idencia y de certidumbre.

    LI#RO I"

    Captuo I". ACERCA DE LA REALIDAD DEL CONOCIMIENTO

    1. Bna ob"ecin2 si el conocimiento reside en nuestras ideas puede ser irreal o quimrico.

    Estoy seguro de que, a estas alturas, mi lector tendr& la sensacin de que durante todo estetiempo no he estado construyendo sino un castillo en el aire, y que estar& tentado de preguntarmeque a qu !iene tanto ruido. firmas Kme podr& decirK que el conocimiento no es sino la percepcin

    del acuerdo o desacuerdo de nuestras propias ideas, pero 7quin sabe lo que son esas ideas87Eiste algo m&s etra!agante que la imaginacin del cerebro humano8 7$nde eiste unacabe%a que no tenga una quimera en ella8 < si hay un hombre "usto y sabio, 7qu diferenciapuede haber, seg/n tus reglas, entre su conocimiento y el de la mente m&s etra!agante yfantasioso del mundo8 mbos tienen sus ideas y perciben el acuerdo o desacuerdo que eisteentre ellas. 'i alguna diferencia hay entre ellos, la !enta"a estar& de parte del hombre deimaginacin m&s calenturienta, ya que tendr& mayor n/mero de ideas, y m&s !i!aces. de estemodo, seg/n tus reglas, l ser& el m&s conocedor. si es !erdad que todo conocimiento depende/nicamente de la percepcin del acuerdo o desacuerdo de nuestras propias ideas, las !isiones deun entusiasta y los ra%onamientos de un hombre sobrio ser&n igualmente ciertas. ada importacmo sean las cosas2 ser& suficiente con que un hombre obser!e el acuerdo de sus propiasimaginaciones, y con que hable de manera con!incente, para que todo sea !erdad, para que todo

    sea cierto. 'eme"antes castillos en el aire ser&n unas fortale%as de !erdad tan grandes como lasdemostraciones de Euclides. Nue una arp#a no es un centauro es, de esta manera, unconocimiento tan cierto y tan !erdadero como que un cuadrado no es un c#rculo. ero 7para qu lesir!e todo este bonito conocimiento de la imaginacin de los hombres al hombre que pregunte porla realidad de las cosas8 Las fantas#as de los hombres no tienen ninguna importancia; es elconocimiento de las cosas lo que se debe !alorar; lo /nico que da !alor a nuestros ra%onamientos,y preferencia al conocimiento de una persona sobre el de otra, es que este conocimiento estbasado en como realmente son las cosas, y no en sue5os y fantas#as.

    *. >espuesta.

    todo lo cual respondo que si el conocimiento de nuestras ideas termina en ellas y no alcan%am&s all&, cuando se intenta conseguir alguna cosa m&s, nuestros pensamientos m&s serios noser&n de mayor utilidad que los sue5os de un loco, y las !erdades construidas sobre ellos notendr&n m&s peso que las disertaciones de un hombre que una serie de cosas claras en sussue5os, y las utili%a con gran seguridad. ero conf#o en que antes de terminar podr hacere!idente que esta manera de certidumbre, por el conocimiento de nuestras propias ideas, !a unpoco m&s all& de la mera imaginacin, y creo que resultar& claro que toda la certidumbre de las!erdades generales que el hombre tiene no radica en nada m&s.

    0. 7?u&l ser& el criterio de este acuerdo8

    Es e!idente que la mente no conoce las cosas de forma inmediata, sino tan slo por la inter!encin

    de las ideas que tiene sobre ellas. uestro conocimiento, por ello, slo es real en la medida en queeiste una conformidad entre nuestras ideas y la realidad de las cosas. ero 7cu&l ser& esecriterio8 7?mo puede la mente, puesto que no percibe nada sino sus propias ideas, saber que

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    est&n de acuerdo con las cosas mismas8 Esto, aunque parece ofrecer cierta dificultad, pienso quese puede resol!er, sin embargo, con la consideracin de que eisten dos clases de ideas quepodemos asegurar est&n de acuerdo con las cosas.

    3. rimero, todas las ideas simples se conforman realmente a las cosas.

    Las primeras son las ideas simples, porque como la mente, seg/n ya se ha mostrado, no puedefor"arlas de ninguna manera por s# misma, tienen que ser necesariamente el producto de las cosasque operan sobre la mente de una manera natural, y que producen en ella aquellas percepcionespara las que han sido adaptadas y ordenadas por la sabidur#a y la !oluntad de nuestro Macedor.$e aqu# resulta que las ideas simples no son ficciones nuestras, sino productos naturales yregulares de las cosas que est&n fuera de nosotros, que operan de una manera real sobrenosotros, y que de esta manera lle!an toda la conformidad que se pretendi, o que nuestro estadorequiere; pues nos representan las cosas ba"o aquellas apariencias que ellas deben producir ennosotros, y por las cuales somos capaces de distinguir las clases de sustancias particulares, dediscernir los estados en que se encuentran, y de esta manera tomarlas para nuestras necesidadesy aplicarlas a nuestros usos. s#, la idea de blancura, o la de amargo, tal como est& en la mente,

    respondiendo eactamente a ese poder de producirla que hay en cualquier cuerpo, tiene toda laconformidad real que puede o debe tener con las cosas que est&n fuera de nosotros. estaconformidad entre nuestras ideas simples y la eistencia de las cosas resulta suficiente para unconocimiento real.

    6. 'egundo, todas las ideas comple"as, ecepto las ideas de sustancias, son sus propiosarquetipos.

    En segundo lugar, como todas nuestras ideas comple"as, a ecepcin de las de las sustancias, sonarquetipos for"ados por la mente, y no intentan ser copia de nada, ni referirse a la eistencia deninguna cosa que sir!a como original, no pueden carecer de ninguna conformidad necesaria paraun conocimiento real. orque aquello que no est& destinado a representar ninguna cosa sino a s#

    mismo, nunca puede ser capa% de una representacin errnea, ni puede apartarnos de una!erdadera aprehensin de cosa alguna, por su disimilitud con ella; y as# son, con ecepcin de lassustancias, todas nuestras ideas comple"as. Las cuales, seg/n he mostrado en otro lugar, soncombinaciones de ideas que la mente, por su libre eleccin, re/ne sin considerar que tenganninguna conein con la naturale%a. de aqu# resulta que en todas estas clases las ideas mismasson consideradas como los arquetipos, y las cosas son consideradas /nicamente en tanto encuanto se a"ustan a ellos, $e manera que no podemos por menos que estar infaliblemente segurosde que todo el conocimiento que tenemos sobre estas ideas es real, y que alcan%a las cosasmismas. orque en todos nuestros pensamientos, ra%onamientos y discursos de esta clase, no nosdirigimos a la consideracin de las cosas sino en tanto en cuanto se conforman a nuestras ideas.$e manera que, en este caso, no podemos menos que alcan%ar una realidad cierta e indubitable.D. $e aqu# la realidad del conocimiento matem&tico o dudo que se admitir& f&cilmente que el

    conocimiento que tenemos de las !erdades matem&ticas no es slo un conocimiento cierto, sinotambin real, y no la mera y !ac#a !isin de una quimera insignificante del cerebro. , sin embargo,si lo consideramos detalladamente, encontraremos que se trata slo de nuestras propias ideas. Elmatem&tico considera la !erdad y las propiedades que pertenecen a un rect&ngulo o a un c#rculo/nicamente en cuanto est&n en unas ideas de su propia mente. ues seguramente nunca encontrninguna de esas dos !erdades eistiendo matem&ticamente, es decir, precisamente, en su !ida. ,sin embargo, el conocimiento que tiene de cualquiera de las !erdades o propiedades quepertenecen a un c#rculo, o a cualquier otra figura matem&tica, es el de algo !erdadero y cierto,incluso de cosas realmente eistentes, ya que las cosas reales no !an m&s all&, ni se tienen encuenta en tales proposiciones sino en cuanto se conforman con aquellos arquetipos de la mente.En la idea de un tri&ngulo, 7es cierto que sus tres &ngulos son iguales a dos rectos8 En casoafirmati!o, tambin ser& cierto de un tri&ngulo dondequiera que realmente eista. si cualquierotra figura eistente no responde eactamente a la idea de tri&ngulo que tiene en su mente, enabsoluto se refiere a esa proposicin. por todo ello l tiene la certidumbre de que su

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    conocimiento sobre tales ideas es un conocimiento real, porque, como no pretende que las cosas!ayan m&s le"os de su conformidad con aquellas ideas suyas, est& seguro de que conoce lo que serefiere a esas figuras, en el momento en que ellas ten#an una eistencia meramente ideal en sumente, as# como se tendr& tambin la !erdad de aqullas cuando tengan una eistencia real en lamateria, puesto que sus refleiones solamente giran en torno a esas figuras que son las mismasdondequiera y como quiera que eistan.

    . del conocimiento moral.

    $e lo anterior se e!idencia que el conocimiento moral es tan capa% de una certidumbre real comoel matem&tico. ues como la certidumbre no es sino la percepcin del acuerdo o desacuerdo denuestras ideas, y la demostracin no es sino la percepcin de dicho acuerdo, con la inter!encinde otras ideas o medios, nuestras ideas morales, lo mismo que las matem&ticas, siendo arquetiposen s# mismas, y, por tanto, siendo ideas adecuadas y completas, todo el acuerdo o desK acuerdoque encontremos en ellas producir& un conocimiento real, al igual que el conocimiento de lasfiguras matem&ticas.

    G. La eistencia no es un requisito para que el conocimiento abstracto sea real.

    ara la obtencin del conocimiento y la certidumbre es un requisito que tengamos ideasdeterminadas, y para que nuestro conocimiento sea real resulta necesario que nuestras ideasrespondan a sus arquetipos.

    nadie se asombre de que yo sit/e la certidumbre de nuestro conocimiento en la consideracin denuestras ideas con tan poco cuidado y consideracin (como a primera !ista puede parecer) de laeistencia real de las cosas, ya que la mayor parte de los pensamientos y moti!os de las disputasentre aquellos que pretenden ocuparse en la in!estigacin de la !erdad y de la certidumbreresultar&n no ser, si no me equi!oco, sino proposiciones generales y nociones en las que nadatiene que !er en absoluto la eistencia. =odos los discursos de los matem&ticos sobre la cuadratura

    del c#rculo, sobre las secciones cnicas o sobre cualquier otra parte de las matem&ticas nadatienen que !er con la eistencia de esas figuras, sino que sus demostraciones, que dependen desus ideas, son las mismas, con independencia de que en el mundo eistan un cuadrado o unc#rculo. $e la misma manera, la !erdad y la certidumbre de los discursos morales abstraen de las!idas de los hombres y de la eistencia en el mundo de aquellas !irtudes sobre las que tratan; y los

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    :trapecio o de cualquier otra manera; las propiedades de esa figura y las demostraciones sobreesa idea ser&n las mismas que si le hubiera dado el nombre de tri&ngulo rect&ngulo. dmito que elcambio en un nombre, debido a la falta de propiedad del lengua"e podr&, en un principio, confundira quien no cono%ca la idea que se quiere significar; pero en el mismo momento en que se dibu"e lafigura, las consecuencias y las demostraciones resultar&n claras y sencillas.

    Eactamente igual ocurre con respecto al conocimiento moral. @maginemos que un hombre tiene laidea de quitar las cosas a los dem&s, sin el consentimiento de stos, cosas que ellos han obtenidode manera honrada, y se le ocurre llamar a esta idea :"usticia. Nuien tome aqu# el nombre sin laidea que conlle!a, incurrir& en un error al unir otra idea suya a ese mismo nombre, ero, sep&resela idea de ese nombre, o tmese tal y como era en la mente del hablante, y le con!endr&n lasmismas cosas que ser#an adecuadas para el trmino in"usticia. En !erdad que los nombresequi!ocados en los discursos morales son, por regla general, origen de discordias, ya que noresulta tan f&cil el rectificarlos como en las matem&ticas, donde la figura, una !e% dibu"ada y !ista,de"a el nombre sin utilidad y sin ninguna fuer%a. ues 7qu necesidad tenemos de un signo,cuando la cosa significada est& presente y a la !ista8 ero en los nombres morales esto no puedeconseguirse de una forma tan r&pida y bre!e, a causa de la gran cantidad de composiciones que

    entran en la formacin de las ideas comple"as de los modos. 'in embargo, y pese a todo esto, laconfusin de cualquiera de esas ideas que haga que se den nombres contrarios a la usualsignificacin de las palabras en un lengua"e determinado, no impide que podamos tener unconocimiento cierto y demostrati!o sobre sus distintos acuerdos y desacuerdos, siempre que nosatengamos cuidadosamente, como hacemos en las matem&ticas, a las mismas ideas precisas, yque las eaminemos en sus distintas relaciones sin de"arnos confundir por sus nombres. 'iseparamos la idea que estemos considerando del signo que la significa, nuestro conocimientomarchar& igualK mente hacia el descubrimiento de una !erdad real y cierta, cualquiera que sea elsonido que usemos.

    1I. La confusin de los nombres no altera la certidumbre del conocimiento.

    May otra cosa de la que se debe tomar nota, y es que donde $ios o cualquiera otro legislador handefinido algunos nombres morales, han formado la esencia de esas especies a las que esosnombres pertenecen, por lo que no hay peligro, en tales casos, de aplicarlos o usarlos en otrosentido. ero en el resto de los casos, lo /nico que se hace es incurrir en una mera impropiedaddel lengua"e al aplicar esos nombres de manera contraria a los usos comunes del pa#s. 'inembargo, esto tampoco altera la certidumbre del conocimiento que toda!#a se puede obtenermediante una contemplacin debida y por la comparacin de aquellas ideas a las que se ha dadoun sobrenombre.

    11. =ercero. uestras ideas comple"as de las sustancias tienen sus arquetipos fuera de nosotros,por lo que el conocimiento resulta escaso.

    En tercer lugar, hay otra clase de ideas comple"as que, al referirse a arquetipos que est&n fuera denosotros, pueden diferir de ellos y de esta manera, nuestro conocimiento puede llegar a serescasamente real. =ales son nuestras ideas de las sustancias que, consistiendo en una coleccinde ideas simples, que se supone han sido tomadas de las obras de la naturale%a, pueden, sinembargo, ser diferentes de aquellos, cuando contienen m&s ideas, u otras diferentes, que las quese encuentran reunidas en las cosas mismas. $e lo que !iene a acontecer que pueden fallar, y enefecto con frecuencia lo hacen, de ser una eacta conformidad respecto a las cosas mismas.

    1*. En la medida en que nuestras ideas est&n de acuerdo con esos arquetipos que est&n fuera denosotros, en esa misma medida nuestro conocimiento sobre ellos es real.

    s#, pues, afirmo que para tener ideas de las sustancias que por su conformidad con las mismaspueden ofrecernos un conocimiento real, no es suficiente, como en los modos, con reunir ideastales que no sean inconsistentes, aunque nunca hayan eistido de esa manera; as#, por e"emplo,

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    las ideas de sacrilegio, de per"urio, etc., que eran unas ideas tan reales y !erdaderas antes, comodespus de la eistencia de esos hechos. ero como se supone que nuestras ideas de lassustancias son copias, y se refieren a unos arquetipos que est&n fuera de nosotros, deben habersido tomadas de cosas que eisten o han eistido, y no deben consistir en ideas reunidas seg/n elcapricho de nuestros pensamientos, sin someterse a ning/n modelo real del que hayan sidotornadas, aunque no podamos ad!ertir ninguna inconsistencia en una combinacin tal. La ra%n deesto es que, como no conocernos cu&l sea la constitucin real de las sustancias de la quedependen nuestras ideas simples, y cu&l sea efecti!amente la causa de la estricta unin dealgunas de ellas con otras, y de la eclusin de otras, hay muy pocas de las que podamosasegurar que son consistentes o inconsistentes en la naturale%a, m&s all& de lo que la eperienciay la obser!acin sensible alcan%an. or tanto, la realidad de nuestro conocimiento sobre lassustancias se funda en lo siguiente que todas nuestras ideas comple"as sobre ellas deben sertales, y /nicamente tales, que estn formadas de otras simples que se hayan descubierto quecoeisten en la naturale%a. as#, aunque nuestras ideas son !erdaderas, por m&s que tal !e% nosean copias muy eactas, son, sin embargo, los su"etos de todo conocimiento real (si es quepodemos tener alguno) que tengamos de ellas.

    este conocimiento, como ya se ha mostrado, no alcan%a muy le"os, pero cuando as# es ser& unconocimiento real. ?ualesquiera que sean las ideas que tengamos, el acuerdo de stas conrespecto a otras seguir& siendo un conocimiento. 'i estas ideas son abstractas, se tratar& de unconocimiento general; pero para que sea real, cuando se trata de sustancias las ideas deber&n sertomadas de la eistencia real de las cosas. ?ualesquiera ideas simples que se han encontradocoeistiendo en cualquier sustancia son de tal naturale%a que las podemos unir, confiadamente,otra !e%, y de esta manera for"arnos las ideas abstractas de las sustancias. ues todo lo que hatenido una unin en la naturale%a una !e%, puede unirse de nue!o.