john alexander dowie

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John Alexander Dowie Pocos, en nuestra generación actual, conocen el fascinante y dramático ministerio de John Alexander Dowie. Sin duda, este hombre logró sacudir al mundo de principios de este siglo. Él trajo a la vista de todos en la sociedad la Iglesia visible del Dios vivo, especialmente en el área de la sanidad divina y el arrepentimiento. Sea que uno estuviera de acuerdo con el Dr. Dowie, o no, es un hecho que la suya es una increíble historia de una fe inquebrantable y una poderosa visión. La cantidad de personas convertidas por el ministerio de Alexander Dowie suman incontables millones. Aunque el final de su ministerio es trágico, rara vez ha habido una misión más vigorosa y vital. Su ministerio apostólico cambió el mundo. De costa a costa. por sí solo, desafió y triunfó sobre la gran apostasía y el letargo de su época, demostrando claramente que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre. Contra el ataque de religiosos hipócritas que se le oponían, publicaciones feroces y calumniadoras, multitudes que buscaban matarlo, y autoridades gubernamentales implacables, el Dr. Dowie mostró su llamado apostólico como una corona de Dios, y su persecución como un distintivo de honor. John Alexander Dowie nació el 25 de mayo de 1847 en Edimburgo, Escocia. Sus padres, John Murray Dowie y su esposa, que eran cristianos, lo llamaron con nombres que, según ellos esperaban, expresaban lo que su hijo llegaría a ser cuando creciera: "John", que significa "por gracia de Dios", y "Alexander", que significa "que ayuda a los hombres". John Dowie nació en la pobreza. Habría que mirarlo con los ojos de la fe para creer lo que el futuro le depararía a este pequeño niño. Aunque su asistencia a la escuela fue irregular debido a las frecuentes enfermedades, Dowie era la imagen del niño brillante y entusiasta. Sus padres lo formaron y lo ayudaron porque tenían esperanza en su llamado. El joven Dowie participaba activamente en sus reuniones de oración y sus estudios bíblicos. Nunca lo dejaron fuera del ministerio, y lo amaban profundamente. Esta seguridad del amor paterno fue un elemento clave en sus primeros años. A la edad de sólo seis años. Dowie leyó la Biblia de tapa a tapa. Con una profunda convicción nacida de su lectura. Desarrolló un intenso odio por el uso de bebidas alcohólicas. En esa época. En Escocia se estaba formando un movimiento de

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Page 1: John Alexander Dowie

John Alexander DowiePocos, en nuestra generación actual, conocen el fascinante y dramático ministerio de John Alexander Dowie. Sin duda, este hombre logró sacudir al mundo de principios de este siglo. Él trajo a la vista de todos en la sociedad la Iglesia visible del Dios vivo, especialmente en el área de la sanidad divina y el arrepentimiento.

Sea que uno estuviera de acuerdo con el Dr. Dowie, o no, es un hecho que la suya es una increíble historia de una fe inquebrantable y una poderosa visión. La cantidad de personas convertidas por el ministerio de Alexander Dowie suman incontables millones.

Aunque el final de su ministerio es trágico, rara vez ha habido una misión más vigorosa y vital. Su ministerio apostólico cambió el mundo. De costa a costa. por sí solo, desafió y triunfó sobre la gran apostasía y el letargo de su época, demostrando claramente que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre.

Contra el ataque de religiosos hipócritas que se le oponían, publicaciones feroces y calumniadoras, multitudes que buscaban matarlo, y autoridades gubernamentales implacables, el Dr. Dowie mostró su llamado apostólico como una corona de Dios, y su persecución como un distintivo de honor.

John Alexander Dowie nació el 25 de mayo de 1847 en Edimburgo, Escocia. Sus padres, John Murray Dowie y su esposa, que eran cristianos, lo llamaron con nombres que, según ellos esperaban, expresaban lo que su hijo llegaría a ser cuando creciera: "John", que significa "por gracia de Dios", y "Alexander", que significa "que ayuda a los hombres".

John Dowie nació en la pobreza. Habría que mirarlo con los ojos de la fe para creer lo que el futuro le depararía a este pequeño niño.

Aunque su asistencia a la escuela fue irregular debido a las frecuentes enfermedades, Dowie era la imagen del niño brillante y entusiasta. Sus padres lo formaron y lo ayudaron porque tenían esperanza en su llamado. El joven Dowie participaba activamente en sus reuniones de oración y sus estudios

bíblicos. Nunca lo dejaron fuera del ministerio, y lo amaban profundamente.

Esta seguridad del amor paterno fue un elemento clave en sus primeros años.

A la edad de sólo seis años. Dowie leyó la Biblia de tapa a tapa. Con una profunda convicción nacida de su lectura.

Desarrolló un intenso odio por el uso de bebidas alcohólicas. En esa época. En Escocia se estaba formando un movimiento de abstinencia. y sin siquiera darse cuenta de que la mano de Dios estaba sobre él. Dowie hizo campaña contra el abuso del alcohol y firmó un compromiso de no practicarlo jamás.

Dowie continuó leyendo la Biblia y acompañando a su padre tanto como le era posible en sus viajes a los lugares donde iba a predicar.

En uno de estos viajes, conoció a un humilde predicador callejero llamado Henry Wright. Después de escuchar el evangelio de boca de este hombre. Dowie entregó su corazón a Jesucristo. A la tierna edad de siete años. recibió su llamado al ministerio. Pero aún no sabía cómo responder.

A los trece años John partió con sus padres en un viaje de seis meses por Australia. Una vez ubicado en este nuevo país, comenzó a ganarse la vida trabajando para su tío, que era zapatero. Pronto dejó a

su tío y comenzó a trabajar en otras lugares, siempre en puestos casi insignificantes. Aún entonces, sus compañeros notaban que era un joven hombre de negocios realmente extraordinario. Dowie pronto se convirtió en asistente del socio de una firma que facturaba más de dos

millones de dólares al año.

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Durante estos años de "ascensos laborales". Dios le hablaba vez tras vez. Su corazón continuamente se sentía atraído hacia el ministerio de tiempo completo. Dowie comprendía que había muchas verdades en la Biblia que habían sido dejadas de lado por los religiosos de esa época. Una de ellas, la sanidad divina, le había sido revelada a costa de su propio sufrimiento. Dowie había sido un niño enfermizo, y sufría de "dispepsia crónica", una severa indigestión que lo acosó en su adolescencia. Pero después de leer sobre la voluntad divina con respecto de la sanidad, clamó al Señor y fue "completamente liberado de tal aflicción".! Y esta manifestación divina fue sólo una muestra

de la revelación que llegaría a su vida.

Finalmente, a la edad de veintiún años, tomó la decisión absoluta de responder al llamado de Dios. Tomaría el dinero que había ahorrado con su trabajo y comenzaría a estudiar con un profesor privado para prepararse para el ministerio. Quince meses después, salió de Australia para inscribirse en la Universidad de Edimburgo, para estudiar en la Facultad de la Iglesia Libre. Aunque se especializó en teología y ciencias políticas, no era considerado un estudiante modelo debido a sus desacuerdos con los profesores y sus doctrinas. Él desafiaba sus letárgicas interpretaciones en forma brillante. John Dowie tenía un hambre y sed extraordinarias por la Palabra de Dios. Leía constantemente y tenía memoria fotográfica. Esto hizo que sobrepasara largamente a sus superiores en conceptos y exactitud.

Mientras estaba en Edimburgo, Dowie se convirtió en "capellán honorario" de la Enfermería. Allí tuvo la oportunidad única de escuchar a los famosos cirujanos de su época, y comparar sus diagnósticos con la Palabra de Dios. Pero mientras los pacientes yacían sin esperanzas bajo los efectos del cloroformo, Dowie escuchaba a estos médicos hablar sobre sus fracasos como profesionales. Entonces fue cuando comprendió que estos médicos no podían curar, y que su único

recurso era extraer los órganos enfermos, esperando que de este modo los pacientes mejoraran. Dowie observó muchas operaciones que acabaron en la muerte de los pacientes. Al oír de labios de estos profesores de medicina la confesión de que trabajaban a oscuras, sólo guiándose por su parecer, Dowie desarrolló una tremenda antipatía por la cirugía y la medicina.

Muchos, aún hoy, acusan a Dowie de condenar a toda la medicina. Pero quisiera destacar que en esa época, la práctica de la medicina era muy primitiva. Y él fue uno de los pocos privilegiados que pudo ver detrás de bastidores. Fue testigo de cómo los médicos de su época ofrecían grandes esperanzas a los pacientes, pero luego, en privado, confesaban que no sabían nada. Veía a las pobres víctimas pagando fortunas con la esperanza de ser curadas, para luego recibir los peores resultados. Dowie despreciaba la falsedad, por lo que buscaba una respuesta. Y cuando comenzó a oponerse públicamente a estos métodos engañosos, se comprobó que sus acusaciones eran ciertas.

Mientras estudiaba en la Universidad de Edimburgo, recibió un telegrama de su padre en Australia. Como respuesta al mismo, regresó rápidamente a su hogar para liberarse de cualquier herencia del negocio familiar, debido a su amor al ministerio.

Al dejar todo y regresar al hogar tan repentinamente, quedó en grandes apuros económicos. Pero decidió que esta dificultad no sería un obstáculo para él, y prometió que cumpliría la misión de su vida: sería un embajador de Dios en un ministerio de tiempo completo.

Poco después, aceptó la invitación a pastorear la iglesia congregacional de Alma, Australia. Su tarea allí se dividía entre varias iglesias. Y como era de esperarse, su osada manera de predicar hizo que la congregación se sintiera algo incómoda. Pronto comenzó la persecución contra él y debido a su penetrante método de ministrar, las voces del resentimiento se hicieron oír. Dowie era un visionario, pero a pesar de sus repetidos esfuerzos, no logró despertar a la gente de su letargo.

Aunque necesitaba el apoyo económico de la iglesia, decidió renunciar al pastorado porque sentía que continuar era una pérdida de tiempo.

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John Alexander Dowie era un reformador, un líder de avivamientos.

Esta clase de llamado hace que la persona deba ver resultados, debido a la pasión por Dios que arde con tremenda fuerza en su interior.

Él amaba a las personas, pero su compromiso con la verdad hacía que se concentrara únicamente en aquellas que le respondían.

Poco después de renunciar a ese pastorado, fue invitado a ser pastor de la iglesia congregacional de Manly Beach, donde fue recibido muy cálidamente. Pero una vez más le afectó la falta de arrepentimiento

Y sensibilidad a la Palabra de Dios de parte de la congregación. Aún así, continuó con su pastorado. Su congregación era pequeña y le dejaba tiempo para ocuparse de sus estudios y buscar orientación en cuanto al futuro.

Pasaba el tiempo, y Dowie sentía una inquietud constante en su espíritu. Sabía que era un hombre que tenía una misión, pero no tenía idea de cómo o dónde su misión se cumpliría.

Comenzó a desear una congregación más grande, y pronto se le abrió la oportunidad de pastorear un grupo mayor en Newton, un suburbio de Sydney. Así que, en 1875, cambió nuevamente de iglesia. Aunque él no lo sabía en ese momento, este cambio lo llevaría a la revelación que lanzaría su ministerio a la aclamación mundial.

"Oh venga enseguida, Mary está muriendo... "Mientras pastoreaba la iglesia de Newton, una plaga mortal barrió con la región, particularmente en los alrededores de Sydney. La gente moría en tales cantidades que la población estaba totalmente paralizada de terror. A pocas semanas después de haber asumido el pastorado en su nueva iglesia, Dowie ya había oficiado más de cuarenta funerales.

La enfermedad y la muerte parecían estar esperando a la vuelta de cada esquina. La tragedia de esta situación golpeó el corazón de Dowie de tal manera, que comenzó a buscar inmediatamente respuestas. Y sabía que esas respuestas estaban a su alcance en la Palabra de Dios. Escuchemos la nota trágica en las propias palabras del joven pastor:

"Estaba sentado en mi oficina en la Iglesia Congregacional de Newton, un suburbio de Sydney, Australia. Mi corazón estaba muy cargado, porque había estado visitando en sus lechos de enfermedad y muerte a más de treinta miembros de mi congregación, y había devuelto el polvo al polvo de la tierra en más de treinta tumbas en unas pocas semanas. ¿Dónde, oh, dónde estaba aquél que sanaba a sus hijos sufrientes? Ninguna oración por sanidad parecía llegar a sus oídos, pero yo sabía que su mano no se había acortado...

A veces me parecía que podía oír la triunfante burla de los enemigos creciendo en mis oídos mientras yo hablaba a los deudos las palabras de cristiana esperanza y consolación. La enfermedad, la sucia hija de Satanás y el pecado, manchaba y destruía... y no había un liberador.

"Y ahí estaba yo, sentado con mi cabeza hundida bajo el peso de la pena por mi pueblo afligido, hasta que lágrimas amargas vinieron a aliviar mi corazón ardiente. Entonces oré pidiendo un mensaje... y las palabras del Espíritu Santo inspiradas en Hechos 10:38 se me presentaron en toda la brillantez de su luz, revelando a Satanás como el Opresor, y Jesús como el Sanador. Mis lágrimas fueron enjugadas, mi corazón se fortaleció; vi el camino hacia la sanidad...

Y dije: 'Dios, ayúdame ahora a predicar la Palabra a todos los que están muriendo a mi alrededor, y decirles que es Satanás quien aún enferma, y Jesús quien aún libera, porque Él sigue siendo el mismo hoy.'

"El sonido de la campanilla y varios golpes en la puerta... dos mensajeros casi sin aliento que decían: 'Oh, venga enseguida, Mary está muriendo; venga y ore.' ...

SalÍ apresuradamente de mi casa, sin siquiera ponerme el sombrero, corrí calle abajo, entré al cuarto de la dama que moría. Allí estaba, gimiendo, apretando Ios dientes en medio de la agonía del conflicto con el destructor... La miré, y se encendió mi ira...

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"Sucedió en forma muy extraña la espada que necesita. Estaba aún en mis manos y ya nunca la pondría a un lado. El médico, un buen cristiano, caminaba en silencio de un lado a otro del cuarto...

Entonces se acercó y me dijo: 'Señor, ¿no son misteriosos los caminos de Dios?' '¡Los caminos de Dios!... No, Señor, esto es obra del demonio y es hora de que clamemos a Aquel que vino a destruir la obra del diablo" .

Ofendido por las palabras de Dowie, el médico salió del cuarto. Dowie se volvió hacia la madre de Mary y le preguntó por qué lo había mandado llamar. LUI ego de escuchar que ella quería una oración de fe, el pastor se inclinó junto a la cama de la niña y clamó a Dios. Instantáneamente la niña se quedó quieta. La madre preguntó si su hija había muerto, pero Dowie ~ contestó: "No... vivirá. La fiebre se fue".'Pronto, la jovencita estaba sentada en su cama y comiendo. Se disculpó por haber dormido tanto y exclamó cuán bien se sentía. Y mientras el pequeño grupo agradecía al Señor, Dowie fue al cuarto de su hermano y su hermana, oro por ellos, y también ellos fueran instantáneamente sanados.A partir de ese momento, la plaga se mantuvo alejada de la congregación de Dowie. Ningún otro miembro de su iglesia murió de la epidemia. Y como resultado de esta revelación, surgió el gran ministerio de sanidad de John Alexander Dowie.Poco después de esta notable revelación de la sanidad divina, Dowie comenzó a pensar en la posibilidad de encontrar una esposa. Entonces descubrió que estaba enamorado de su prima hermana Jeanie, y que no podría ser feliz sin ella. Después de muchas discusiones y controversias con sus familiares, acordaron que se casarían.Así que a la edad de 29 años, el 26 de mayo de 1876, John Dowie se casó con Jeanie y los dos comenzaron su increíble misiónjuntos.Su primer hijo, Gladstone, nació en 1877. Pero Dowie se había equivocado con respecto de ciertas personas en asuntos financieros, y se encontró en grandes apuros económicos.Así que Jeanie y Gladstone fueron a vivir con los padres de ella hasta que la situación pudiera arreglarse. Obviamente, esta decisión causó aún mayores discordias, debido a la desconfianza que sus padres políticos sentían por Dowie. Sin embargo, a pesar de estas dificultades, continuó siendo un hombre con una visión divina. En medio del caos, se aferró a la obra que tenían por delante y escribió a su amada esposa: "...Veo el futuro mucho más claramente de lo que puedo resolver los misterios del presente inmediato".Todo ministerio tiene su futuro. Pero debemos creer en ese futuro, o jamás daremos ese primer paso. Como Dowie, debemos decidirnos a aferrarnos a la Palabra de Dios y luchar por lo que es nuestro en la Tierra. Siempre habrá contratiempos, pero nosotros somos los que decidimos si el problema será permanente. Aunque somos llamados, tenemos aún que luchar contra males espirituales que son enviados para destruir nuestra visión y desanimarnos. Los ángeles de Dios pueden ayudarnos, pero la guerra por nuestro destino es una responsabilidad personal que debemos ganar.Durante este tiempo de pruebas, Dowie tomó la decisión sin precedentes de abandonar la denominación a la que pertenecía. No podía comprender, ni trabajar con el estado letárgico y frío de sus líderes.Él ardía con la pasión de proclamar el mensaje de la sanidad divinapor toda la ciudad. Sus congregaciones habían crecido hasta másdel doble de las demás. Pero su éxito hablaba a oídos sordos, y constantementedebía luchar contra la política y la teología de "la letra dela ley" que amenazaba con apagar su fe.Debido a la hostilidad que le mostraban los líderes de la denominación.se encontraba constantemente a la defensiva. En una carta asu esposa en la que proclama su decisión de comenzar un ministerioindependiente. Dowie escribió que el sistema político de su denominación..."...mataba la iniciativa y la energía individual,hacía que los hombres fueran herramientas de la de·nominación o, aún peor, les hacía tener una mentali·dad mundana, y los dejaba, en su mayoría, altanerosy secos, inútiles; buenos barcos, pero mal piloteadosy terriblemente sobrecargados con mundanalidad y

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apatía" .'Dowie había llegado a darse cuenta de que era posible un avivamiento.si se lograba despertar a la iglesia. Consideró las vastas oportunidadesque se abrían delante de él. Estudió el lado letárgico de laiglesia. y luego estudió a los que no asistían a la iglesia. Y tomó la decisiónde que alcanzar el vasto númerode los que no asistían a la iglesia produciríaun mayor fervor por Jesucristo. Entoncesdecidió dejar de trabajar entre loscínicos. Por eso decidió que su misiónalcanzaría a las multitudes agonizantesde las que nadie cuidaba en la ciudad,con la revelación de que Cristo es elmismo ayer, hoy y siempre.En 1878, Dowie se apartó de su denominacióny consiguió el Royal Theatreen Sydney para comenzar un ministerioindependiente. Cientos de personas