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GERNIKA GOGORATUZDocumento nº 14

Violencia cultural

Johan Galtung

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Violencia cultural

Johan Galtung

Cofinanciado por la Dirección de Derechos Humanos y Cooperación con la Justicia del Departamento de Justicia,Empleo y Seguridad Social, el Departamento de Cultura y el Departamento de Educación, Universidades

e Investigación del Gobierno Vasco, y el Ayuntamiento de Gernika-Lumo.

Giza Eskubideen eta Justizairekiko Lakindetzarako Zuzendaritza. Eusko Jaurlaritzaren Justizi Lan eta Gizarte SegurantzaSaila, Kultura Saila eta Hezkuntza, Unibertsitate eta Ikerketa Saila eta Gernika-Lumoko Udalak aldi berean finantziatua.

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Título: Violencia cultural.

Título original: Cultural violence.

Traducción del inglés: Teresa Toda.

Edita: Gernika Gogoratuz. Centro de Investigación por la Paz. Fundación Gernika Gogoratuz.Artekalea, 1-1ºE-48300 Gernika-LumoBizkaia (Spain)Tel.: +34 94 6253558Fax: +34 94 6256765Secretaría: [email protected] de documentación: [email protected]://www.gernikagogoratuz.org

Directora de la colección Red Gernika: María Oianguren Idigoras.

© Johan Galtung, 1989© de la edición en inglés: Journal of Peace Research,

1990 (Journal of Peace Research, volumen 27, nº 3,1990, páginas 291-305)

© de la edición en castellano: Gernika Gogoratuz, 2003

Depósito legal: BI-641-97ISSN: 1136-5811

Documentos de trabajo Gernika Gogoratuz, nº 14(diciembre de 2003).

Precio: 4,00 euros.

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Índice 3

Índice

Prólogo a la edición en castellano

Johan Galtung 4

Presentación 6

1. Definición 7

2. Una tipología de violencia directa

y estructural 9

3. Relacionando tres tipos de violencia 12

4. Ejemplos de violencia cultural 15

4.1. Religión 15

4.2. Ideología 16

4.3. Lenguas 18

4.4. Arte 18

4.5. Ciencias empíricas 19

4.6. Ciencias formales 19

4.7. Cosmología 19

5. Gandhi y la violencia cultural 21

6. Conclusión 23

Notas 25

Bibliografía 27

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Prólogo a la

edición en

castellano

Cultura profunda ycultura de conflicto

Johan Galtung

L a raíz del conflicto está siempre en una con-tradicción, es decir, objetivos que son incom-patibles. Pero un conflicto suele tener también

componentes de actitud y comportamiento. Y esasactitudes están generalmente condicionadas por elsubconsciente colectivo, la cultura profunda, la cos-mología de esa nación, género, clase, etc. Y el com-portamiento está condicionado por pautas adquiridasen situaciones de conflicto.

La cultura profunda es un almacén de suposiciones,también sobre los conflictos. Los damos por hecho,es normal y natural, los conflictos son así, sin cues-tionarlos. Las civilizaciones se posicionan sobrecuestiones clave tales como si la historia es básica-mente lineal y se dirige de cabeza a una crisis cuyosúnicos resultados posibles son el cielo o el infierno,o si es relajada, oscilando suavemente a través deltiempo. El espacio se nos define como básicamentedualístico, nosotros y ellos, el Yo contra el Otro, omás diverso. Si es dualístico, ese Otro es percibidocomo una Periferia que debe ser dominada, unBárbaro que hay que mantener a raya, o el Mal,Satánico, al acecho y moviéndose a tumbos, dis-puesto a saltar sobre nosotros. En tal caso, la cultu-ra profunda puede concebir la historia básicamentecomo una lucha entre Dios y Satanás, entre otrascosas por nuestras almas; centrarse en las guerras yel héroe que gana esa guerra por nosotros y/o elsanto que trae la paz. Y, además, en la más profundacultura profunda se encuentra la concepción delconocimiento: atomístico, que divide la realidad enpequeñas porciones, frente al holístico, que enfocala totalidad; y deductivo frente a dialéctico, libre decontradicciones o no.

La combinación más funesta de una cultura profun-da sería:

• Una visión de las contradicciones como absolutas:este objetivo o aquel otro.

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• Centrarse en pocos actores y objetivos, y un enfo-que deductivo.

• Proyectar el Yo sobre Dios y el Otro sobre Satanás,con fuertes gradientes.

• Guerra/héroe y paz/santo con fuertes egos, sin lagente corriente.

• Percibir al Otro como el Mal, Bárbaro, Periférico;es decir, deshumanizado.

• Percibir el espacio del mundo de forma dual, comoYo contra Otro(s) (todos).

• Percibir que el tiempo se mueve hacia una crisis =catarsis o al Apocalipsis.

Esta combinación poco afortunada es una buenaguía para el Occidente duro (I), con expresionescomo el nazismo (hitleriano), el bolchevismo (esta-linista) y el fundamentalismo estadounidense eislámico. Fácilmente surge la violencia interperso-nal e intrasocial, la guerra intersocial; incluso elgenocidio (matanza a escala masiva del Otro) trasla exclusión y la deshumanización. El 11 de sep-tiembre y su resaca.

Y la combinación más afortunada para los enfoquespacíficos:

• Una percepción de las contradicciones como nor-males y mutables, como el yin/yang.

• Una visión holística y dialéctica, inclusiva, de laformación de los conflictos.

• Una civilización sin Satanás, sin Principio del Mal.• Una civilización con historias de “transformación

de conflictos por la gente”.• Una civilización que perciba a todos los seres

humanos, a la vida misma, como parte unos deotros.

• Una civilización sin el dualismo del Yo/Otro.• Una civilización con una cosmología del tiempo

oscilante, relajada.

Esta combinación más afortunada es una buenaguía para el Occidente blando (II), en los enfoquesblandos del cristianismo-judaísmo-islamismo y ellaicismo, enfoques de las mujeres; hinduismo blan-do, budismo no ritualizado, y muchas, muchas, civi-lizaciones indígenas (como el ho’o pono pono poli-nesio o el shir somalí). Las civilizaciones sínica ynipona están en una posición intermedia, con pocoafortunadas visiones del Otro como bárbaro o peri-férico. Una cultura de paz se construiría sobre loselementos blandos.

Prólogo a la edición en castellano 5

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6 Violencia cultural

Presentación

Johan Galtung es profesor de Estudios para laPaz en diversas universidades y director deTranscend, red internacional para la paz y eldesarrollo. En 1959 fundó el InstitutoInternacional de Investigación para la Paz, enOslo. Entre sus publicaciones destacan Teoría ymétodos de investigación social (1967),Ensayos sobre Investigación por la Paz (6 vols.,1975-1988), Escoge la paz (1995) y Paz pormedios pacíficos. Paz y conflicto, desarrollo ycivilización (2003). Es colaborador de GernikaGogoratuz.

E ste trabajo introduce un concepto de violenciacultural, y puede tomarse como la continua-ción de la presentación por su autor del con-

cepto de violencia estructural hace más de treinta años(Galtung, 1969). La violencia cultural se define eneste trabajo como cualquier aspecto de una culturasusceptible de ser utilizado para legitimar la violen-cia directa o estructural. La violencia simbólicaincorporada a una cultura no mata o mutila como laviolencia directa incorporada a la estructura. Sinembargo, se utiliza para legitimar ambas o una de lasdos, como por ejemplo en la teoría del Herrenvolk, oraza superior. En este texto se analizan las relacionesentre la violencia directa, estructural y cultural, utili-zando un triángulo de violencia y una imagen deestratos de violencia, con diversos tipos de flujos for-tuitos. Se presentan ejemplos de violencia cultural,utilizando una división de cultura en religión e ideo-logía, arte y lenguaje, y ciencias empíricas y formales.Seguidamente, se relaciona la teoría de la violenciacultural con dos puntos básicos del Gandhismo: lasdoctrinas de la unidad de la vida y la unidad de finesy medios. Por último, se plantea que incluir la cultu-ra como un objetivo de primer orden en la investi-gación sobre la paz supone no sólo profundizar en labúsqueda de la paz, sino también una posible con-tribución a la aún inexistente disciplina general de laculturología.

Este trabajo fue presentado como conferencia en elGrupo de Estudios por la Paz de la Universidad deMelbourne en marzo de 1989; en los cursos de vera-no de Estudios por la Paz de las Universidades deOslo y Hawai en julio de 1989, y en el InstitutoInternacional de Investigación por la Paz en Oslo,en agosto de 1989. Me siento en deuda con todas laspersonas que debatieron en estos lugares.

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1. Definición

P or violencia cultural queremos decir aquellosaspectos de la cultura, el ámbito simbólico denuestra existencia (materializado en religión

e ideología, lengua y arte, ciencias empíricas y cien-cias formales —lógica, matemáticas—), que puedeutilizarse para justificar o legitimar violencia directao estructural.1 Estrellas, cruces y medias lunas; ban-deras, himnos y desfiles militares; el omnipresenteretrato del líder; discursos y carteles incendiarios…Se nos vienen a la mente todas estas cosas. Sinembargo, dejemos los ejemplos hasta el apartado 4,y comencemos con el análisis. Los rasgos citados sonaspectos de una cultura, no la cultura en sí misma. Unapersona que anime a un asesino en potencia gritan-do “¡matar es la autorrealización!” puede demostrarque el idioma español es capaz de expresar talespensamientos, pero no que el idioma español comotal sea violento. Malamente se puede clasificar unacultura en su totalidad como violenta; ésta es una delas razones por las que se prefiere la expresión “elaspecto A de la cultura C es una muestra de violen-cia cultural” frente a estereotipos culturales como“la cultura C es violenta”.

Por otro lado, se podrían imaginar e incluso encon-trar culturas no sólo con uno, sino con todo un con-junto de aspectos tan violentos, vastos y diversos,extendiéndose a todos los campos culturales, queestaría garantizado pasar de hablar de casos de vio-lencia cultural a culturas violentas. Para ello, se nece-sita un sistemático proceso de investigación. Estecapítulo es parte de ese proceso.

Un punto de partida sería aclarar qué es la violenciacultural buscando su negación. Si lo contrario de laviolencia es la paz, la materia de estudio de la inves-tigación y ciencias de la paz, entonces lo contrariode la violencia cultural sería la paz cultural, es decir,aquellos aspectos de una cultura que sirven para jus-tificar y legitimar la paz directa y la paz estructural.Si hallamos muchos y diversos aspectos de ese tipo

1. Definición 7

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en una cultura, podemos referirnos a ella como unacultura de paz. Una de las principales funciones de lainvestigación por la paz, y del movimiento por la pazen general, es esa incesante búsqueda de una cultu-ra pacifista; problemática, debido a la tentación deinstitucionalizarla, haciéndola obligatoria con laesperanza de que se interiorice en todas partes. Yeso sería ya violencia directa,2 imposición de unacultura.

La violencia cultural hace que la violencia directa y laestructural aparezcan, e incluso se perciban, comocargadas de razón —o por lo menos no malas—.Igual que la ciencia política trata de dos problemas—el uso del poder y la legitimación del uso delpoder—, los estudios sobre la violencia son sobre dosproblemas: la utilización de la violencia y la legitima-ción de su uso. El mecanismo psicológico sería la

interiorización.3 El estudio de la violencia culturalpone de relieve la forma en que se legitiman el actode violencia directa y el hecho de la violencia estruc-tural, y, por lo tanto, resultan aceptables a la socie-dad. Una de las maneras de actuación de la violenciacultural es cambiar el color moral de un acto, pasan-do del rojo/incorrecto al verde/correcto o, por lomenos, al amarillo/aceptable; un ejemplo sería “ase-sinato por la patria, correcto; en beneficio propio,incorrecto”. Otra forma es hacer opaca la realidad,de modo que no vemos el hecho o acto violento, o,al menos, no lo vemos como violento. Es obvio queesto ocurre más fácilmente con algunas formas deviolencia que con otras; un ejemplo sería el abortusprovocatus. Por lo tanto, las ciencias de la paz necesi-tan de una tipología de la violencia, al igual que lapatología es uno de los requisitos previos de los estu-dios de medicina.

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2. Una

tipología de

violencia

directa y

estructural

E ntiendo la violencia como afrentas evitables alas necesidades humanas básicas, y más glo-balmente contra la vida, que rebajan el nivel

real de la satisfacción de las necesidades por debajode lo que es potencialmente posible. Las amenazasde violencia son también violencia. Combinando ladiferenciación entre violencia directa y violenciaestructural con cuatro clases de necesidades prima-rias, obtenemos la tipología reflejada en el cuadro 1.Las cuatro clases de necesidades básicas —resultadode exhaustivos diálogos en muchas partes delmundo— son: necesidad de supervivencia (negación:muerte, mortalidad); necesidad de bienestar (nega-ción: sufrimiento, falta de salud); identidad, necesi-dad de representación (negación: alienación); y necesi-dad de libertad (negación: represión) (Galtung,1980a).

El resultado son ocho tipos de violencia con algunossubtipos, fácilmente identificables en el caso de laviolencia directa pero más complejos para la violen-cia estructural (véase el cuadro 1). Un primercomentario podría ser que el cuadro 1 es antropo-céntrico. Se podría añadir una quinta columna alprincipio para el resto de la naturaleza, sine qua nonde la existencia humana. Equilibrio ecológico es, qui-zás, la expresión más frecuente utilizada para refe-rirse al mantenimiento del sistema del medioambiente. Si ese equilibrio no se ve satisfecho, elresultado es la degradación ecológica, la quiebra, eldesequilibrio. El equilibrio ecológico se correspon-de con la supervivencia + bienestar + libertad + iden-tidad del sustento básico de la humanidad. Si no serespeta, el resultado es la degradación humana. Lasuma de los cinco elementos, para todas las perso-nas, definirá la paz.

Pero el equilibrio ecológico es una categoría muy ampliaque abarca tanto elementos abiota (inertes) comoelementos biota (vivos). La violencia entendidacomo agresiones a la vida se centraría en los biota;

2. Una tipología de violencia directa y estructural 9

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sólo indirectamente en los abiota. Pero, además, haycuestiones complicadas e importantes, tales como“equilibrio ¿para quién?”. ¿Para que los seres huma-nos se reproduzcan a sí mismos? ¿A qué nivel de acti-vidad económica y en qué cantidades? ¿O para queel entorno (¡qué expresión más antropocéntrica!) sereproduzca a sí mismo? ¿Todas sus partes, por igual,a qué nivel, en qué cantidades? ¿O para ambos?

En segundo lugar, también hay que tener en cuentalas megaversiones de las desvaídas palabras emplea-das más arriba para la violencia. Donde pone muer-tes léase exterminio, holocausto, genocidio. Por sufri-miento, léase holocausto silencioso. Por alienación, léasemuerte espiritual. Por represión léase gulag/KZ. Pordegradación ecológica, léase ecocidio. Por todo el con-junto, léase omnicidio. Las palabras pueden sonar alempeño de alguien en ser apocalíptico —si no fuerapor el hecho de que el mundo ha experimentadotodas esas cosas durante tan sólo los últimos cincuen-ta años, en estrecha vinculación a los nombres deHitler, Stalin y Reagan4 y al militarismo japonés—.5

En resumen, los estudios sobre la violencia, parteindispensable de las ciencias de la paz, pueden serun gabinete de los horrores, pero, al igual que lapatología, reflejan una realidad que debe ser cono-cida y comprendida.

Algunos comentarios sobre el contenido del cuadro1 tal como aparece. La primera categoría de la vio-lencia, la muerte, está suficientemente clara, comolo está la mutilación. Juntas, dan las bajas, utilizadasal calcular la magnitud de una guerra. Pero la guerraes sólo una forma concreta de violencia orquestada,generalmente con al menos un actor: un gobierno.Qué estrecho de miras resulta concebir la paz comolo opuesto a la guerra; limitar los estudios sobre lapaz a estudios sobre la evitación de la guerra y, másen concreto, de guerras grandes o superguerras(definidas como guerras entre las grandes potenciaso las superpotencias), y, aún más concretamente, ala limitación, abolición o control de superarmas. Sedejan fuera importantes interconexiones entre tiposde violencia, en especial cómo puede reducirse ocontrolarse un tipo de violencia a costa del incre-

mento o mantenimiento de otro. Como los efectossecundarios de los estudios médicos, esas relacionesson muy importantes y fácilmente se pasan por alto.La investigación sobre la paz debería evitar cometerese error.6

Bajo la mutilación se incluye también la vulneraciónde necesidades humanas que provocan los ase-dios/bloqueos (terminología clásica) y las sanciones(terminología moderna). Según algunos, esto es noviolencia, puesto que se evitan muertes directas einmediatas. Para las víctimas, sin embargo, puedesuponer una muerte lenta pero intencionada pormalnutrición y falta de atención médica, que golpeaen primer lugar a los más débiles, la infancia, laspersonas ancianas, los pobres, las mujeres.Alargando la cadena causal, el actor evita tener queafrontar la violencia directa. Incluso da una oportu-nidad a las víctimas, generalmente la de someterse,lo que significa pérdida de libertad e identidad envez de pérdida de vidas y miembros, intercambiandoaquéllas por las dos primeras formas de violenciadirecta. Pero el mecanismo es la amenaza a la super-vivencia que implican los asedios/boicots/sancio-nes. El tipo de boicot económico gandhiano mez-claba la negativa a comprar productos textilesbritánicos con la recogida de fondos para los comer-ciantes, para que no se enturbiase la cuestión poruna amenaza a su supervivencia.

La categoría de alienación puede definirse en térmi-nos de socialización, entendida como la interioriza-ción de la cultura. Hay un doble aspecto: ser deso-cializado mediante el alejamiento de la propiacultura y ser resocializado en otra cultura —como laprohibición e imposición de lenguas—. La una nopresupone la otra. Pero muchas veces se funden enla categoría de ciudadanía de segunda clase, en lacual el grupo sometido (no necesariamente unaminoría) se ve forzado a manifestar la cultura domi-nante y no la suya propia, al menos no en espaciospúblicos. El problema es, por supuesto, que cual-quier socialización de un niño —en la familia, en laescuela, en la sociedad en general— es también for-zada, una especie de lavado de cerebro, que no deja

10 Violencia cultural

Necesidad de Necesidad Necesidades Necesidad supervivencia de bienestar identitarias de libertad

Violencia directa Muerte Mutilaciones Desocialización RepresiónAcoso, sanciones Resocialización DetenciónMiseria Ciudadanía de segunda Expulsión

Violencia estructural Explotación A Explotación B Penetración MarginaciónSegmentación Fragmentación

Cuadro 1. Una tipología de la violencia

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al niño posibilidad de elección. Por lo tanto, pode-mos llegar a la conclusión (no tan inverosímil) deque la socialización no violenta es dar al niño laposibilidad de elección, por ejemplo, ofreciéndolemás de un lenguaje cultural.

La categoría de represión tiene una definición doble,similar a la anterior: el verse libre de y la libertad de,contenidas en la Carta Internacional de los DerechosHumanos),7 con las limitaciones históricas y cultura-les (Galtung, 1988a). Dos categorías han sido explí-citamente añadidas por su significado como conco-mitantes de otros tipos de violencia: detención,entendida como la reclusión de las personas (prisio-nes, campos de concentración), y expulsión, enten-dida como la exclusión de las personas (desterrándo-las al extranjero o a partes distantes del país).

Para debatir sobre las categorías de la violenciaestructural, necesitamos una imagen de la estructuraviolenta, y un vocabulario, un discurso, para poderidentificar sus aspectos y ver cómo se relacionan conlas categorías de necesidad. La estructura violentatípica, en mi opinión, tiene la explotación comopieza central. Esto significa simplemente que algu-nos, los de arriba, obtienen de la interacción en laestructura mucho más (medido aquí en moneda denecesidades) que otros, los de abajo (Galtung, 1978:partes I-III). Hay intercambio desigual: un eufemismo.Los de abajo pueden estar de hecho en tal desventa-ja que mueren (de hambre, desgastados por lasenfermedades): explotación A. O pueden quedar enun estado permanente, no deseado, de miseria, quesuele incluir malnutrición y enfermedades: explota-ción B. Las formas de morir son distintas: en elTercer Mundo, de diarrea y carencias inmunitarias;en los países desarrollados, de forma prematura y evi-table, de enfermedades cardiovasculares y tumoresmalignos. Todo esto sucede dentro de complejasestructuras y al final de largas, muy ramificadas, cade-nas y ciclos causales.

Una estructura violenta no sólo deja huellas en elcuerpo humano, sino también en la mente y el espí-ritu. Las cuatro expresiones siguientes pueden con-

siderarse partes de la explotación o refuerzos de loscomponentes de la estructura. Funcionan impidien-do la formación y movilización conscientes, dos con-diciones necesarias para la lucha eficaz contra laexplotación. La penetración —implantación de losdominantes en el interior de las personas domina-das, los de arriba en los de abajo, por decirlo colo-quialmente—, combinada con la segmentación —pro-porcionar a la parte de abajo una visión muy parcialde lo que ocurre—, hará la primera parte del traba-jo. Y la marginación, dejar fuera a la parte inferior,combinada con la fragmentación, mantener a las per-sonas de esa parte de abajo separadas entre sí, harála segunda. No obstante, estos cuatro elementosdeben verse también como violencia estructural ensí mismos, y más concretamente como variantes deltema general de la represión inherente a la estruc-tura. Esos elementos han estado operando en con-textos de género —incluso aunque las mujeres notengan siempre mayor tasa de morbilidad y mortali-dad, sino que de hecho tengan mayor expectativade vida que los hombres, siempre que sobrevivan alaborto selectivo de género, al infanticidio y los pri-meros años de la infancia—. En resumen, explota-ción y represión van de la mano, como la violencia,pero no son idénticas.

¿Y qué hay de la violencia contra la naturaleza? Se dade forma directa en las talas fulminantes, en las que-mas, etc., como ocurre en las guerras. La formaestructural sería más sutil, no con la intención dedestruir la naturaleza, pero haciéndolo de todas for-mas: la contaminación y el agotamiento vinculadosa la industria moderna, que origina selvas agonizan-tes, agujeros de ozono, calentamiento global ydemás. Se produce la transformación de la natura-leza mediante la actividad industrial, dejando resi-duos no degradables y agotando recursos no reno-vables, junto con una comercialización a nivelmundial que logra que las consecuencias no seanvisibles para los que las originan.8 De hecho, funcio-nan dos poderosas estructuras, legitimadas por elcrecimiento económico. El cliché del crecimiento eco-nómico sostenible puede acabar siendo una forma másde violencia cultural.

2. Una tipología de violencia directa y estructural 11

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tres tipos de

violencia C on estos comentarios, la violencia se defineextensamente por los tipos fijados en el cua-dro 1, tomando la violencia directa y la

estructural como categorías globales o supratipos.Ahora se puede añadir la violencia cultural como eltercer supratipo y colocar el tercer ángulo de la ima-gen de un triángulo (vicioso) de la violencia. Cuandocolocamos el triángulo sobre sus bases de violenciadirecta y estructural, la imagen que suscita es la de laviolencia cultural como legitimadora de ambas. Si secoloca el triángulo sobre el ángulo de la violenciadirecta, proyecta la imagen de los orígenes estructu-rales y culturales de la violencia directa. Por supues-to, el triángulo sigue siendo un triángulo, pero laimagen que produce es diferente, y las seis posicio-nes posibles (tres con uno de los ángulos hacia abajo,tres con uno de los ángulos hacia arriba) evocan his-torias algo diferenciadas, que merecen ser contadas.

Pese a las simetrías, hay una diferencia básica en larelación temporal de los tres conceptos de violencia.La violencia directa es un acontecimiento; la violenciaestructural es un proceso con sus altos y bajos, y la vio-lencia cultural es una constante, una permanencia(Galtung, 1977: cap. 9), que se mantiene básicamen-te igual durante largos períodos, dadas las lentastransformaciones de la cultura básica. Dicho en losútiles términos de la escuela historiográfica francesaAnnales, événementielle, conjoncturelle, la longue durée(eventual, coyuntural, de larga duración). Las tresformas de violencia penetran de forma distinta en eltiempo, con alguna similitud con las diferencias queestablece la teoría de los terremotos entre la sacudi-da telúrica como acontecimiento, el movimiento delas placas tectónicas como proceso, y la línea de fallascomo condición más duradera.

Esto lleva a una imagen de estratos de violencia (com-plementaria a la del triángulo) de la fenomenologíade la violencia, útil como paradigma que genera unaamplia gama de hipótesis. En el fondo está el cons-

12 Violencia cultural

3. Relacionando

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tante caudal de la violencia cultural a lo largo deltiempo, de cuyo sustrato las otras dos formas puedenextraer sus nutrientes. En la siguiente capa están ubi-cados los ritmos de la violencia estructural. Se vanconstruyendo, desgastando o van siendo destruidaslas pautas de explotación, con el acompañamientoprotector de la penetración-marginación que impidela formación de la conciencia y la fragmentación-marginación que impide la organización ante laexplotación y la represión. Y en la parte de arriba,visible al ojo desnudo y al empirismo de a pie, está elestrato de la violencia directa con todo su historial decrueldad directa perpetrada por seres humanos con-tra otros seres humanos y contra otras formas de viday de la naturaleza en general.

Generalmente, se puede identificar un flujo causalde la violencia cultural a la violencia directa pasan-do por la estructural. La cultura sermonea, enseña,amonesta, incita y nos embota para que aceptemosla explotación y/o la represión como algo normal ynatural, o para que no las veamos en absoluto (enespecial la explotación). Entonces llegan las erup-ciones, los esfuerzos de utilización de la violenciadirecta para salir de la jaula de hierro estructural(Weber, 1971), y la contraviolencia para mantener lajaula intacta. La actividad delictiva común, ordina-ria, es en parte un esfuerzo de los desheredados porescapar, por redistribuir la riqueza, por quedar a lapar, por obtener venganza (delitos de mono azul), o elintento de alguien para continuar siendo o conver-tirse en uno de los de arriba, chupando lo más posi-ble de la estructura (delitos de cuello blanco). Tanto laviolencia directa como la estructural crean déficitsrespecto a las necesidades. Cuando esto ocurre degolpe, podemos hablar de trauma. Cuando le sucedea un grupo, a una colectividad, tenemos un traumacolectivo que puede sedimentar en el inconscientecolectivo y convertirse en materia prima de sucesosy procesos históricos de primera magnitud. La asun-ción subyacente es sencilla: “la violencia genera vio-lencia”. La violencia es privación de necesidades; laprivación de necesidades es grave; una reacción es lade la violencia directa. Pero no es la única reacción.También podría darse un sentimiento de desespe-ranza, un síndrome de privación/frustración que semanifiesta en el interior como una autoagresión yhacia afuera como apatía y retirada. Puestos a elegirentre una sociedad en ebullición, violenta, y unasociedad congelada, apática, como reacción anteuna privación de necesidades masiva, los estratossuperiores tienden a preferir la segunda. Prefierenla gobernabilidad al desorden, anarquía. Aman la estabi-lidad. De hecho, una de las mayores formas de vio-lencia cultural en las que incurren las élites gober-nantes es la de culpar, marcándola como agresora, ala víctima de la violencia estructural que lanza la pri-mera piedra no en un invernadero, sino para esca-par de la jaula de hierro. La categoría de violencia

estructural debería hacer transparente semejanteviolencia cultural.

Sin embargo, la imagen de las capas de violencia nodefine la única cadena de causalidad en el triángulode la violencia. Hay vinculaciones y flujos de causali-dad en las seis direcciones, y los ciclos que conectenlas tres pueden empezar en cualquier punto. Es unabuena razón por la cual el triángulo puede ser aveces una imagen mejor que la del modelo de tresestratos. Se captura a pueblos de África, se les obligaa cruzar el Atlántico para trabajar como esclavos,mueren millones en el proceso —en África, en losbarcos, en las Américas—. Esta violencia directamasiva, a lo largo de siglos, va calando y sedimentacomo violencia estructural masiva, con la raza blancacomo los amos superiores y las personas de razanegra como esclavos inferiores, produciendo yreproduciendo violencia cultural masiva con ideasracistas por todas partes. Pasado un tiempo, se olvidala violencia directa, se olvida la esclavitud, y sólo seven dos conceptos, lo suficientemente descafeinadoscomo para entrar en los libros de texto universita-rios: discriminación por violencia estructural masiva yprejuicio por violencia cultural masiva. Saneamientodel lenguaje: en sí mismo violencia cultural.

El círculo vicioso de la violencia puede comenzartambién en el ángulo de la violencia estructural. Ladiferenciación social va tomando lentamente carac-terísticas verticales, con un intercambio creciente-mente desigual; estos hechos sociales requerirían asu vez actuaciones sociales para sostenerse y violen-cia cultural para verse justificados (generalizando,teoría marxista materialista —es decir, estructural—).O el círculo vicioso podría empezar en la combina-ción de violencia directa y estructural, cuando ungrupo trata tan mal a otro que siente una necesidadde justificación y acepta gustosamente cualquierrazonamiento cultural que se le ofrezca. Hace másde mil años, los vikingos nórdicos atacaron, engaña-ron y mataron a los rusos. ¿No sería ésa una razón losuficientemente buena para formular la idea de quelos rusos son peligrosos, salvajes, primitivos —esdecir, que un día pueden volver y hacernos a noso-tros lo mismo que nosotros les hicimos a ellos—? 9

Hasta el punto de que, cuando Alemania atacó aNoruega en abril de 1940, la conclusión oficial fueque los rusos son peligrosos porque cualquier díapueden hacer lo mismo. Y aquí nos aparece el trau-ma del ataque por sorpresa.

¿Podría haber un estrato aún más profundo, la natu-raleza humana, con transmisión genética de la dis-posición, o al menos predisposición, a la agresión(violencia directa) y dominación (violencia estructu-ral)? El potencial humano para la violencia directa yestructural ciertamente existe —como existe elpotencial para la paz directa y estructural—. En mi

3. Relacionando tres tipos de violencia 13

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opinión, sin embargo, el argumento más importantecontra el determinismo biológico que defiende unimpulso de agresión y dominación en la naturalezahumana, comparable al impulso sexual y al decomer, es el alto nivel de variabilidad en la agresivi-dad y dominación. La gente busca comida y relaciónsexual en (casi) cualquier circunstancia externa.Pero la agresividad y la dominación muestran enor-mes variaciones, dependiendo del contexto, inclui-das las condiciones estructurales y culturales. Porsupuesto, el impulso puede estar ahí, aunque no sealo suficientemente fuerte como para afirmarse entodas las situaciones. En este caso, el objetivo delinvestigador de la paz sería conocer esas circunstan-cias y analizar cómo ponerles fin o modificarlas.Aquí, mi hipótesis sería que los términos estructura ycultura acogen muy cómodamente esta investigación.

Recojamos una cosecha importante de este ejer-cicio de taxonomía: lo podemos utilizar para aclararel concepto de militarización como proceso y de mili-tarismo como ideología que acompaña a ese proce-so. Evidentemente, un aspecto es la propensióngeneral hacia la violencia directa en forma de ame-naza o de materialización de la acción militar, biensea provocada o no, bien sea para resolver un con-flicto o para iniciarlo. Esta tendencia arrastra consi-

go la producción y despliegue del hardware y soft-ware adecuados. Sin embargo, sería superficial estu-diar la militarización sólo en términos del historialde actividad militar del pasado y de las pautas actua-les de producción y despliegue;10 llevaría a conclu-siones simplonas en función sólo de personal, pre-supuestos y control de armamento. Arrancar lasmalas hierbas supone ir a las raíces, en este caso alas raíces estructurales y culturales, como nos pro-pone el paradigma de las tres capas. En concreto,significa identificar aquellos aspectos culturales yestructurales que tendieran a reproducir la disposi-ción a la acción, producción y despliegue militares,incluyendo las arengas a jóvenes escolares, primoge-nituras,11 paro y explotación en general. Junto conello, la utilización de la producción y despliegue mili-tar para estimular el crecimiento y la distribucióneconómicos; ideologías fuertemente nacionalistas,racistas, sexistas12 y demás. Atención especial merece-ría la combinación de la inserción de asignaturas yelementos de ejercicios militares en los currículos yestructuras13 de la enseñanza secundaria y universita-ria y la difusión del militarismo como cultura. Sinembargo, estructura y cultura no se suelen incluir enlos estudios sobre control de armamento, dado queambas son áreas altamente sensibles. Hay que rom-per estos tabúes.

14 Violencia cultural

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4. Ejemplos

de violencia

cultural N os vamos ahora al listado de los seis camposculturales mencionados en la presentación—religión e ideología, lengua y arte, cien-

cias formales y empíricas—, poniendo uno o dosejemplos de violencia cultural de cada uno. La lógi-ca del esquema es sencilla: identificar el elementocultural y mostrar cómo puede, empírica o poten-cialmente, ser utilizado para legitimar la violenciadirecta o estructural.

4.1. ReligiónEn todas las religiones aparece en algún lugar losagrado, das Heilige; llamémoslo dios. Se puede haceruna diferenciación básica entre un Dios superior,externo a nosotros, y un dios inmanente, en nuestrointerior, quizás presente también dentro de todaforma de vida.14 El judaísmo del Torah, fundadohace casi 4.000 años, representaba a Dios como unadeidad masculina que residía fuera del planetaTierra. Un concepto catastrofista; un claro caso detrascendentalismo como metáfora de la cual se deri-van muchas consecuencias, asumida por las otrasreligiones semíticas u occidentales, el cristianismo yel islam. Con dios externo a las personas, comoDios, incluso arriba (“Padre nuestro, que estás en losCielos”), no sólo es inevitable, sino de hecho es pro-bable, que algunas personas sean vistas como máscercanas a Dios que otras, incluso como más eleva-das. Es más, en la tradición occidental general nosólo de dualismo sino de maniqueísmo, tendría quehaber algo como un maligno Satanás correspon-diendo con el bondadoso Dios, por razones de sime-tría. Una vez más, son posibles representacionessuperiores e inmanentes, una donde Dios y Satanásposeen o al menos eligen a los suyos; y otra en la quedios o satanás —por no mencionar dios y satanás—están en nuestro interior. Todas las combinacionesestán en todas las religiones occidentales. Pero aquínos centramos en la versión dura, la creencia en unDios trascendental y un Satanás trascendental.

4. Ejemplos de violencia cultural 15

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¿A quiénes elige Dios? ¿No sería razonable suponerque escoge a aquellos que son más semejantes a suimagen, dejando que Satanás se lleve a los demás,como refleja el cuadro 2? Quedaría una doble dico-tomía con Dios, los elegidos (por Dios), los no ele-gidos (por Dios, elegidos por Satanás) y Satanás; loselegidos, destinados a la salvación y la cercanía deDios en el Cielo, los no elegidos, a la condenacióny la proximidad a Satanás en el Infierno. Sin embar-go, el Cielo y el Infierno pueden reproducirse en latierra, como un anticipo o muestra de la vida futu-ra. Miseria/lujo pueden verse como preparaciónpara el Infierno/Cielo —y la clase social como eldedo de Dios—.

El concepto inmanente de dios interior convertiríatales dicotomías en un acto contra dios. Con unDios trascendente, sin embargo, todo esto cobrasentido. Las tres primeras elecciones recogidas en elcuadro 2 aparecen muy, muy pronto, en el Génesis.La última es más típica del Nuevo Testamento, consu enfoque sobre las creencias correctas, no sólo enlas buenas acciones. Las otras dos aparecen comoreferencias dispersas sobre esclavos, y dando a Dioslo que es de Dios y al César lo que es del César. Lasclases superiores que aparecen como más próximasa Dios han sido tradicionalmente tres: el clero, porla razón obvia de que poseía una intuición especialsobre cómo comunicarse con Dios; la aristocracia,especialmente por el rex gratia dei, y los capitalistas,si tienen éxito. Las clases bajas y las personas pobrestambién eran elegidos, incluso como los primerospara entrar en el Paraíso (Sermón de la Montaña),pero sólo en una vida tras la muerte. Los seis ele-mentos juntos constituyen un judaísmo-cristianis-mo-islam duro que puede ablandarse cediendo enalgunas posiciones y, adoptando un concepto másinmanente de dios (el sufismo, Francisco de Asís,Spinoza), pasar a ser un islam, un cristianismo y unjudaísmo más blandos.

Las consecuencias que aparecen en la columna dela derecha del cuadro 2 podrían también derivarsede otras premisas distintas de las de una teología dela elección; el cuadro sólo postula causas contribu-yentes, suficientes.

Por tomar un ejemplo contemporáneo, considéren-se las políticas de Israel para con el pueblo palesti-no. El Pueblo Elegido tiene incluso una TierraPrometida, Eretz Israel. Se comporta como cabe espe-rar de él, traduciendo la elegibilidad, forma perver-sa de la violencia cultural, a los ocho tipos de vio-lencia directa y estructural que aparecen en elcuadro 1. Se producen muertes, mutilaciones, pri-vaciones materiales al denegar a los habitantes de laMargen Oeste lo necesario para su sustento; haydesocialización dentro del Estado teocrático deIsrael con ciudadanía de segunda clase para los nojudíos; se dan detenciones, expulsión individual y lapermanente amenaza de expulsión masiva. Hayexplotación, al menos como explotación B.

Las cuatro relaciones estructurales de la explotaciónestán bien desarrolladas: esfuerzos para hacer quelos palestinos se vean a sí mismos como perdedoresnatos; como mucho, aspirantes a la ciudadanía desegunda clase a base de acostumbrarse a ello. Se lesconceden pequeños segmentos de actividad econó-mica, manteniéndolos fuera de la sociedad judíatanto dentro como fuera de la Línea Verde, y se tratacon los palestinos bajo el prisma de divide et impera(como en el proceso de Camp David), nunca comoun pueblo. No hay ni exterminio masivo ni explota-ción masiva del tipo A como la que hallamos enmuchos países del Tercer Mundo agobiados por ladeuda, que sobre todo golpea a la infancia. La vio-lencia está distribuida más igualitariamente portodo el repertorio de los ocho tipos. Para algunos,que sitúan bajas las miras de su visor, eso significaque, comparada con el exterminio hitleriano o esta-linista y la explotación A de Reagan, no se está pro-duciendo una violencia masiva, lo que demuestra lohumanitarios que son los israelíes. Ese tipo de enfo-ques son también muestras de violencia cultural,indicativas de en qué se han convertido los valoresmorales a lo largo de este siglo.15

4.2. IdeologíaCon el declive, y quizás muerte, no sólo del dios tras-cendental sino también del inmanente mediante lasecularización, cabía esperar que los sucesores de la

16 Violencia cultural

Dios elige Y le deja a Satanás Con estas consecuencias

Especie humana Animales, plantas, naturaleza ‘Especismo’, ecocidioHombres Mujeres Sexismo, quema de brujasSu pueblo Los otros Nacionalismo, imperialismoRaza blanca Pueblos de otras razas Racismo, colonialismoClases altas Clases bajas ‘Clasismo’, explotaciónVerdaderos creyentes Herejes, paganos ‘Meritismo’, Inquisición

Cuadro 2. Los elegidos y los no elegidos

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religión, en forma de ideologías políticas, y de Dios,en forma del Estado moderno, exhibieran algunosde sus rasgos característicos. Religión y Dios puedenhaber muerto, pero no el concepto mucho más bási-co de dicotomías nítidas y cargadas de valores.Quizás no se tracen ya las líneas entre Dios, los ele-gidos, los no elegidos y Satanás. La modernidadrechazaría a Dios y a Satanás, pero podría exigir unadistinción entre elegidos y no elegidos; llamémoslesel Yo y el Otro. Arquetipo: el nacionalismo, con elEstado como heredero de Dios.

Se construye así un gradiente, una pendiente, muyinclinada; inflando, incluso exaltando, el valor delYo; desinflando, incluso degradando, el valor delOtro. En ese punto puede comenzar a operar la vio-lencia estructural. Tenderá a convertirse en una pro-fecía autocumplida: las personas se degradan por laexplotación, y son explotadas porque se las ve comodegradadas, deshumanizadas. Cuando el Otro nosólo está deshumanizado sino que se ha logrado con-vertirle en un Ello, privado de humanidad, está dis-puesto el escenario para cualquier tipo de violenciadirecta,16 cuya responsabilidad seguidamente secarga sobre la víctima. Luego se refuerza por la cate-goría del peligroso ello, los escoria o bacterias (como des-cribía Hitler a los judíos); el enemigo de clase (comodescribía Stalin a los kulaks); el perro rabioso (comodescribía Reagan a Gadaffi); los maniacos criminales(como describen los expertos de Washington a losterroristas). El exterminio se convierte en una obliga-ción psicológicamente posible. Los agentes de las SSse convierten en héroes que deben ser aclamadospor su entrega al deber.

Utilizando las seis dimensiones del cuadro 2, secapta fácilmente cómo los elegidos pueden conti-nuar siéndolo sin necesidad de ningún dios supe-rior. Así, se considera que sólo los seres humanostienen capacidad de autorreflexión; los hombresson más fuertes y más lógicos que las mujeres; cier-tas naciones son más modernas y portadoras de civi-lización y del proceso histórico que otras; los blan-cos son más inteligentes y lógicos que los noblancos; en la sociedad moderna de igualdad de opor-tunidades, los mejores están arriba y, por lo tanto, tie-nen derecho al poder y a los privilegios. Y ciertosdogmas de fe en la modernización, el desarrollo, elprogreso, se consideran apodícticos; no creer enellos revierte negativamente en el no creyente, noen la creencia.

Todas estas ideas han sido y aún son potentes en lacultura occidental, aunque la fe en la superioridadinnata del macho occidental y blanco se ha vistoseriamente sacudida por las luchas de liberación delas mujeres, de los pueblos no occidentales (como eléxito económico japonés sobre Occidente) y depueblos de otras razas en el interior de las socieda-

des occidentales. Estados Unidos, el estado más cris-tiano de la tierra, ha servido de destacado campo debatalla, tanto dentro como fuera, de estas luchas.Reducir la violencia cultural en Estados Unidosresulta especialmente importante precisamente por-que aquel país marca la pauta para otros.

Estas tres premisas —basadas todas ellas en la atri-bución de distinciones de género, raza y nacióndadas desde el momento del nacimiento— son difí-ciles de mantener en una sociedad orientada aléxito. Pero si la sociedad moderna es una merito-cracia, entonces negar poder y privilegios a los queestán arriba es negar el mérito mismo. Refutar unmínimo de orientación moderna es abrir las puertas acualquier creencia, incluida la que niega poder yprivilegios a los meritorios y una rígida fronteraentre la vida humana y otras formas de vida. Ensuma, que bajo la forma de especismo, clasismo y meri-tismo, se mantendrá durante un tiempo una elegibi-lidad residual, al margen del estatus de Dios y deSatanás.

La ideología del nacionalismo, enraizada en la figuradel Pueblo Elegido y justificada mediante la religióno la ideología, debe considerarse en conjunción conla ideología del Estado, el estatismo. El artículo 9 dela Constitución de la Paz japonesa, aquel breveintento de lograr una paz cultural, estipulaba que“no se reconocerá el derecho de beligerancia delEstado (japonés)”. Evidentemente, Japón había per-dido ese derecho, mientras que otros, los vencedo-res, cabe suponer, salieron de la guerra con tal dere-cho intacto, quizás incluso reforzado.

¿De dónde provenía ese derecho de beligerancia?Tiene orígenes feudales, traslación directa de la pre-rrogativa de la que disfrutaba el rex gratia dei paratener la ultima ratio regis. A partir de ahí, el Estadopuede concebirse como una organización que elPríncipe necesita para obtener los suficientesimpuestos (y, a partir de 1793, los reclutas) paramantener los cada vez más costosos ejércitos y arma-das. Krippendorff sostiene (1985) que el Estado secreó para mantener lo militar, más que al revés.Pero el Estado puede verse también como uno delos continuadores de Dios, que hereda el derecho adestruir la vida (ejecuciones), aunque no el derechoa crearla. Muchos consideran al Estado con derechoa controlar la creación de la vida, ejerciendo unaautoridad superior a la de la mujer embarazada.

Combínese el nacionalismo con los agudos gradien-tes del Yo-Otro, y el estatismo con el derecho, inclu-so el deber, de ejercer el poder hasta sus últimasconsecuencias, y obtendremos la fea ideología delEstado-nación, otro concepto catastrófico. Ahora enlas guerras se mata en nombre de la “nación”, queabarca a toda ciudadanía que comparta algunos ras-

4. Ejemplos de violencia cultural 17

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gos étnicos. El nuevo concepto de democraciapuede adaptarse a fórmulas de transición talescomo vox populi, vox dei. Las ejecuciones también serealizan en nombre “del pueblo del Estado X”, pero,como la guerra, deben ser decretadas por el Estado.Buena parte del sentimiento provida contra el abor-to está probablemente basada en la sensación deque el aborto decidido únicamente por la madreerosiona el poder monopolista del Estado sobre lavida. Si el sentimiento antiabortista estuviera real-mente basado en la idea de que el feto es sagrado(homo res sacra hominibus), entonces los provida ten-derían a ser también pacifistas, estarían en contrade la pena de muerte y se indignarían por los altosíndices de mortalidad de las personas de raza negraen Estados Unidos y de otras por todo el mundo.Por supuesto que priorizar la elección con respectoa la vida es otra forma de violencia cultural, basadaen la negación de la vida intrauterina como huma-na, convirtiendo al feto en un Ello.17

Combínese la ideología del Estado-nación con uncomplejo de Pueblo Elegido con bases teológicas, yestá listo el escenario del desastre. Israel (Yahvé),Irán (Alá), Japón (Amaterasu-Omikami), Sudáfrica(un Dios reformado holandés), Estados Unidos (elYahvé-Dios judeocristiano) son casos relativamenteclaros, capaces de cualquier cosa en una crisis. LaAlemania nazi (el Dios nazi Odin/Wotan) encajabaen la misma categoría. La Unión Soviética bajoGorbachov —quien se veía a sí mismo como el suce-sor de Lenin tras 61 años de estancamiento— estáprobablemente afanándose aún bajo su vocación dePueblo Elegido, elegido por la Historia (con mayús-cula) como el primer Estado-nación que accedió alsocialismo. Y Francia tiene el mismo complejo desuperioridad —sólo que la posibilidad de haber sidoelegida por alguien implicaría que hay algo superiora Francia, una idea intolerable—. Francia se eligió así misma, un peuple élu, mais par lui même (un puebloelegido, pero por sí mismo), idea bien reflejada porla arquetípica reacción de Napoleón cuando iba aser coronado por el Papa en 1804. Le quitó la coro-na de las manos al Pontífice y se coronó a sí mismo.

4.3. LenguasAlgunos idiomas (los que tienen base latina, comoel italiano, el español, el francés —y el inglés moder-no—, pero no los de base germánica, como el ale-mán y el noruego) hacen invisible a la mujer al uti-lizar la misma palabra para el género masculino quepara el conjunto de la especie humana. El impor-tante movimiento proescritura no sexista es un buenejemplo de una transformación cultural intenciona-da para romper con la violencia cultural (Miller ySmith, 1988). El reto debió antojárseles imposible alas valientes mujeres que lo asumieron, y, sin embar-go, ya está dando frutos.

Existen en las lenguas aspectos más sutiles, en losque la violencia es menos patente, es más implícita.La comparación de rasgos básicos de los idiomasindoeuropeos con el chino y el japonés (Galtung yNishimura, 1983) pone de manifiesto ciertas rigide-ces de tiempo y espacio impuestas por las lenguasindoeuropeas; una rigidez correspondiente con laestructura lógica, con fuerte hincapié en la posibili-dad de llegar a deducciones válidas (de aquí el orgu-llo occidental por ser tan lógicos); una tendencia adistinguir lingüísticamente entre la esencia y la apa-riencia, dejando margen a la inmortalidad de laesencia, e implicando, por lo tanto, la legitimidadde destruir lo que es sólo apariencia. Sin embargo,esto son profundidades culturales, las capas profun-das del primer estrato del triángulo de la violencia.Los vínculos con la violencia directa y estructural sevuelven mucho más tenues.

4.4. ArtePermítaseme exponer sólo un botón de muestra,importante en el actual surgimiento de una UniónEuropea como heredera de la Comunidad Euro-pea de 1967 (Galtung, 1989c: cap. 2). ¿Cómo seentiende Europa a sí misma? La leyenda de laEuropa de la mitología griega no es de gran ayuda.La concepción de Europa como negación delentorno no europeo nos lleva mucho más allá. Y,en la época de la transición desde la Edad Mediahasta la Edad Moderna, ese entorno era el enormeImperio otomano situado al Este y al Sur, que lle-gaba hasta las murallas de Viena (1683), conquis-tando Siria y Egipto (1517), sometiendo más tardea vasallaje a Tripolitania, Túnez y Argelia, dejandoúnicamente el Sultanato de Fez y Marruecos conlos pequeños enclaves de los Habsburgo españoles,dos de los cuales aún perduran. El único vecino nooriental (es decir, no árabe, musulmán) era Rusia,pobre e inmensa en tiempo y espacio. Dormida,pero gigantesca (Larsen, 1988: 21 y 23).

Por lo tanto, Europa tenía que verse a sí misma comonegación del enemigo al sur y sureste. Así desarrollóla metáfora del despotismo oriental, aún muy presenteen la mentalidad europea, para hacerse con el entor-no. La arbitrariedad y la insensibilidad eran típicasdel déspota oriental. Como el Príncipe europeo, aquélmataba, pero gobernaba a su propio arbitrio, nosegún la ley. Sexualmente disfrutaba de unas posibi-lidades (el harén) a las cuales sus colegas europeossólo podían aproximarse con escapadas nocturnaspara violar jóvenes campesinas. Así lo hacían losmusulmanes no restringidos por la monogamia cris-tiana. En Francia surgió, en el siglo XIX, una escue-la de pintura que representaba el despotismo orien-tal en paisajes de sexo y/o violencia. La ejecución sinjuicio, de Henri Regnault, y La muerte de Sardanapal,de Eugène Delacroix, son buenas muestras. Hegel, a

18 Violencia cultural

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quien copió Marx, también calificó el despotismooriental y el modelo de producción oriental (o asiá-tico) de negativo, homogéneo, estancado.

Forma parte de este síndrome que la parte no árabedel semicírculo en torno a Europa, Rusia, tambiéntenía que verse en términos de despotismo oriental.Quizás no pueda objetarse mucho a la descripciónde los zares como “déspotas”, pero ¿“orientales”?Probablemente esa representación ha marcadodurante siglos, y aún marca, la imagen de Rusia y laUnión Soviética en Europa como una calumnia car-gada de intención sobre ambas.

4.5. Ciencias empíricasUna muestra de violencia cultural sería la doctrinaeconómica neoclásica, que se concibe a sí mismacomo la ciencia de la actividad económica. Fuerte-mente influida por la tradición de Adam Smith, laeconomía neoclásica hace estudios empíricos delsistema ordenado por sus propias doctrinas, y confrecuencia ve confirmadas sus propias profecías enla realidad empírica. Una parte del dogma neoclási-co o sabiduría convencional es la teoría del comerciobasada en las ventajas comparativas, lanzada en unprincipio por David Ricardo y desarrollada despuéspor Heckscher y Ohlin y por Jan Tinbergen. Ésta esla doctrina que dicta que cada país debe entrar almercado mundial con aquellos productos para loscuales tiene una ventaja comparativa en términos defactores de producción.

En la práctica esto significa que los países bien pro-vistos de materias primas y mano de obra no espe-cializada deben dedicarse a extraer esas materiasprimas, mientras que los que están bien provistos decapital y tecnología, mano de obra especializada ycientíficos, deben transformarlas. Así fue comoPortugal renunció a su industria textil y se convirtióen un mediocre productor de vino, mientras queInglaterra obtuvo el estímulo y el reto necesariospara desarrollar aún más su capacidad industrial.Las consecuencias de esta doctrina en forma de laactual división vertical del trabajo en el mundo sonbien visibles para casi cualquiera. Hay violenciaestructural en todas partes: entre los países y en elinterior de los países (Galtung, 1971; 1988b).

Así pues, la doctrina de las ventajas comparativassirve como justificación para una burda división delmundo en función del grado de transformación quelos países imprimen sobre los productos que expor-tan. Dado que ese grado es más o menos proporcio-nal al nivel de reto que reciben en el proceso de pro-ducción, el principio de las ventajas comparativascondena a los países a permanecer en el lugar en elque, por razones geográficas e históricas, han que-dado ubicados por el perfil del factor de produc-

ción. Por supuesto, no hay ninguna ley, legal oempírica, que diga que los países no puedan haceralgo para mejorar su perfil productivo —un puntobásico subrayado por el economista japonésKaname Akamatsu—.18 Pero no es fácil hacerlocuando quienes poseen las materias primas y lasmercancías extraen beneficios inmediatos del man-tenimiento del statu quo. Y así resulta que la ley de lasventajas comparativas legitima un statu quo estructu-ralmente intolerable. En resumen, esta ley es unfragmento de violencia cultural incrustado en elcorazón mismo de las ciencias económicas.

4.6. Ciencias formalesPero eso no podrá decirse de las matemáticas, ¿no?Pues no es tan evidente que así sea. Si tomamos lasmatemáticas como un juego formal con una reglabásica —que el teorema T y su negación –T no pue-den ser ambos válidos—, entonces pueden darseconsecuencias violentas. Incluso cuando la lógicamatemática estudia la lógica polivalente, el instru-mento utilizado es la lógica bivalente, con su rígidalínea entre válido y no válido; tertium non datur. Y esfácil captar que tiene que ser así, al ser la deduccióncomo el hormigón del edificio matemático, dondemodus ponens y modus tolens son los procedimientosclave. No pueden sacarse conclusiones utilizandovalores de verdades ambiguos para los antecedenteso para la deducción (Galtung, 1988c: cap. 4, en par-ticular apartado 4.4).

Esto significa que las matemáticas nos meten en elcarril de una forma de pensamiento altamente com-patible con el pensamiento en blanco y negro y lapolarización en los espacios personales, sociales ymundiales. El rasgo de uno-u-otro que caracteriza alpensamiento matemático lo convierte en un juegoestimulante, pero como modelo para una realidadhumana, social y mundial altamente dialéctica estálejos de ser el más adecuado. Y adaequatio es el requi-sito básico para un espacio cultural, simbólico, siéste ha de servirnos de guía para visualizar una rea-lidad potencial menos violenta.

4.7. CosmologíaVolvemos al problema de la transición de la violenciacultural a la cultura violenta. Como comenté en elapartado 1, se puede llegar a tales juicios globalesidentificando un número elevado y diverso de aspec-tos culturales en el pensamiento religioso e ideológi-co, en la lengua y el arte, las ciencias formales y empí-ricas; todos servirían para justificar la violencia. Sinembargo, hay también otro enfoque: analizar el sus-trato cultural buscando su cultura profunda, de la quepuede haber más de una.19 Estaríamos contemplandola raíz de las raíces, por así decirlo, el código genéti-co cultural que engendra elementos culturales y se

4. Ejemplos de violencia cultural 19

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autorreproduce mediante ellos. Que sea algo muyespeculativo no resulta tan problemático; está en lamisma naturaleza de la ciencia el postular capas másprofundas, desgranando las implicaciones, some-tiendo a prueba el núcleo duro de la teoría desdesus desiguales aristas.

El concepto de cosmología está diseñado para alber-gar ese sustrato de presupuestos más profundossobre la realidad,20 definiendo lo que es normal ynatural. No es fácil desenterrar, y menos aún desa-rraigar, del subconsciente colectivo supuestos a talnivel de profundidad. Y, sin embargo, es precisa-mente a ese nivel donde la cultura occidental mues-tra tantos rasgos violentos que toda la cultura empie-za a parecernos violenta. Hay elegibilidad, fuertespendientes entre centro y periferia. Existe un sín-drome de urgencia, de apocalypse now! (¡apocalipsisahora!), que desplaza a la lenta, paciente construc-ción y puesta en práctica de una paz estructural ydirecta. Hay pensamiento atomístico, dicotómico,con cadenas deductivas que contrarrestan la unidad

de medios y fines. Se da una fuerte tendencia a indi-vidualizar y establecer categorías de seres humanos,rompiendo la unidad de la humanidad. Y hay unDios trascendente, absoluto, con imponentes here-deros. Esa cultura en su conjunto posee un tremen-do potencial para la violencia que puede expresarseal nivel cultural más visible y ser utilizado posterior-mente para justificar lo injustificable. Que tambiénexista paz en Occidente, en ocasiones incluso sur-giendo de Occidente, es una especie de milagro,posiblemente debido a los rasgos más suaves.

El problema es que este tipo de pensamiento condu-ce con facilidad a un sentido de desesperanza.Cambiar el código genético cultural se antoja por lomenos tan difícil como cambiar el código genéticobiológico. Además, incluso si fuera posible, la ingenie-ría cultural podría ser una forma de violencia tan pro-blemática como está demostrando serlo la ingenieríagenética. ¿Debe dejarse al azar, es decir, a aquelloscon poder y privilegios?21 Es un campo muy difícil eimportante para futuras investigaciones por la paz.

20 Violencia cultural

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5. Gandhi y

la violencia

cultural ¿ Qué tenía que decir Gandhi a estos problemastan espinosos, abierto como estaba a la búsque-da de alternativas tanto a la violencia directa

como a la estructural? Su respuesta fue reproducir,partiendo de su ecumenismo, dos axiomas que, encierto sentido, resumen el gandhismo: la unidad de lavida y la unidad de medios y fines. El primero emana delsegundo, si se asume que ninguna vida, y en especialninguna vida humana, puede ser utilizada comomedio para alcanzar un fin. Si el fin es la superviven-cia, entonces el medio ha de potenciar la vida. Pero¿cómo entendemos la unidad? Una interpretaciónrazonable, utilizando conceptos desarrollados en lassecciones precedentes, sería en términos de proximi-dad frente a separación. En nuestro universo mentaltodas las formas de vida, especialmente la vida huma-na, deberían estar próximas, y no estar separadas porlas afiladas diferencias del Yo-Otro que introducencuñas en el espacio social. Cualquier justificación deri-vada del núcleo duro de una cultura, por ejemplo, lavocación de Pueblo Elegido, sería rechazada desde elmomento en que entrara en conflicto con ese prin-cipio, incluso más elevado, más duro.

Podemos comprender la unidad de fines y medioscomo algo que acerca entre sí elementos mentalestales como actos, y los hechos derivados de los actos.No deberían estar separados por largas cadenas cau-sales que introducen cuñas en el tiempo social. Paraponer en marcha largas secuencias que conducen aldespegue o a la revolución, no es suficiente coninvertir en la industria o en el proletariado indus-trial. Los medios deben ser buenos en sí mismos, noen función de objetivos lejanos, mucho más allá enel camino —como atestiguan los millones de perso-nas sacrificadas en los altares de la industria en nom-bre del “crecimiento/capitalismo” y la “revolución/socialismo”—. La justificación que se deriva de laconfirmación empírica —funciona— se rechazacuando entra en conflicto con este axioma aún máselevado, más duro.

5. Gandhi y la violencia cultural 21

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22 Violencia cultural

Cualquier gradiente Yo-Otro puede ser utilizadopara justificar la violencia contra quienes están másabajo en la escala de merecimientos; cualquiercadena causal puede utilizarse para justificar el usode medios violentos para obtener fines no violen-tos. Gandhi se manifestaría igualmente escépticoante las ideas marxistas de revolución y trabajoduro, de sacrificar una generación o dos en aras deun supuesto bienestar para pasado mañana, comoante las ideas liberal/conservadoras de trabajoduro e iniciativa, de sacrificar una clase social o dospor el bienestar de las clases superiores para hoymismo.

La conclusión que Gandhi sacaba de estos dos axio-mas era el respeto a lo sagrado de toda vida (de ahísu vegetarianismo) y la aceptación del precepto de

“cuida los medios y los fines cuidarán de sí mismos”.Así, la doctrina de la unidad de la vida es muy dife-rente de una doctrina de equilibrio ecológico, puestoque significa ensalzar toda vida, no sólo la vidahumana, y toda vida humana, no sólo las categoríaselegidas por algunas religiones o ideologías (paraGandhi, distorsionadas o mal comprendidas). Y launidad de medios y fines llevaría a una doctrina desincronía, que supondría trabajar simultáneamenteen todos los problemas,22 más que en la diacronía deun gran paso dirigido a desatar la force motrice.Arquetipo: la rueda budista, donde los elementos depensamiento, palabra y acción tienden a estar almismo nivel de prioridad, no una pirámide cristianaque hace más hincapié en unos que en otros (porejemplo, la fe frente a los hechos) (Galtung, 1988:cap. 1.1, especialmente p. 25 y ss.).

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6. Conclusión

L a violencia puede comenzar en cualquierángulo del triángulo de violencia directa-estructural-cultural, y se transmite fácilmente

a los otros. Estando institucionalizada la estructuraviolenta, e interiorizada la cultura violenta, la vio-lencia directa tiende también a institucionalizarse, aconvertirse en repetitiva, ritual, como una vendetta.Este síndrome triangular de la violencia deberíacontrastarse mentalmente con un síndrome trian-gular de la paz, en el cual la paz cultural genera pazestructural, con relaciones simbióticas, equitativas,entre distintos socios, y paz directa con actos de coo-peración, amistad y amor. Podría ser un triángulovirtuoso en lugar de un triángulo vicioso, tambiénautorreforzante. El triángulo virtuoso se obtendríatrabajando sobre los tres ángulos a la vez, y no asu-miendo que cambios básicos en uno de ellos traeránautomáticamente cambios en los otros dos.

Pero incluir la cultura, ¿no amplía considerable-mente la agenda de los estudios sobre la paz? Porsupuesto que sí. ¿Por qué han de ser las cienciaspara la paz más estrechas que, por ejemplo, los estu-dios sobre la salud (ciencia médica)? ¿Es la paz másfácil que la salud, menos compleja? Y ¿qué hay de labiología, el estudio de la vida; la física, el estudio dela materia; la química, el estudio de la composiciónde la materia; las matemáticas, el estudio de las for-mas abstractas? Todas ellas son muy amplias. ¿Porqué han de ser más modestos los estudios para lapaz? ¿Por qué trazar fronteras en un campo tan tre-mendamente importante por sus consecuencias y, ala vez, tan atractivo para la mente inquisitiva? Si lacultura es importante para la violencia y la paz, yciertamente lo es, sólo una mente dogmática laexcluirá de investigaciones tan penetrantes y tena-ces como los incontables estudios dedicados a losmuchos aspectos de la violencia directa y estructu-ral. Lo único nuevo es que el campo se abre a otrasáreas de competencia, como las humanidades, lahistoria de las ideas, la filosofía, la teología. En otras

6. Conclusión 23

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24 Violencia cultural

palabras, una invitación a que nuevas disciplinas sesumen a la búsqueda de la paz, y a que los investiga-dores ya establecidos en este campo se doten denuevas herramientas —al menos un poco—.

Haciéndolo así, quizás la investigación para la pazpudiera incluso hacer alguna contribución a la fun-dación de una iniciativa científica de primera mag-nitud, hoy llamativamente ausente del panteón deactividades universitarias, la ciencia de la culturahumana, la cultorología. Hoy el campo está dividido

entre las humanidades para civilizaciones más eleva-das y la antropología cultural para las más bajas; lafilosofía, la historia de las ideas y la teología rellenanalgunos huecos. Conceptos como violencia culturalatraviesan todo eso, al igual que la violencia estructu-ral atraviesa todo el espectro de las ciencias sociales.La investigación sobre la paz tiene mucho queaprender, mucho que tomar, que recibir. Quizás, asu debido tiempo, tengamos también algunas apor-taciones que hacer: en el espíritu de la diversidad, lasimbiosis y la equidad.

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Notas

1. Así, la violencia cultural sigue las huellas del concepto deviolencia estructural introducido en el Journal of PeaceResearch hace más de treinta años (Galtung, 1969). VéaseRoth (1988) para una crítica más reciente y un esfuerzomuy constructivo por desarrollar más la idea. Un concep-to muy similar aparece en Saner (1982).

2. Se han dado muchos intentos de crear el hombre nuevo (¿yla mujer?). En Occidente, cada nueva rama del cristianis-mo es uno de ellos, como lo es el humanismo, como lo esel socialismo. Pero cualquier inculcación sobre otros deuna única cultura es en sí misma un acto de violenciadirecta (es decir, intencionada por el actor), que general-mente implica desocialización de una cultura y resociali-zación en otra (incluyendo la primerísima socializacióndel joven —e indefenso— niño). Sin embargo, si la cul-tura es una conditio sine qua non para un ser humano,nacemos sin ninguna (sólo con predisposiciones), y si lainculcación es un acto de violencia, nos enfrentamos alproblema básico de la educación: educar, ¿es un verbotransitivo o intransitivo? Por supuesto que es ambos,hermenéuticamente relacionados. La educación pacífica,incluyendo la socialización, implicaría probablemente laexposición a múltiples culturas y un diálogo posterior,como se mantiene más adelante. Ni el cristianismo ni elhumanismo están dotados para ello; de hecho, aún nosabemos cómo hacerlo. Debe apuntarse que imponer unacultura a alguien, sea directa o estructuralmente, no es loque en este trabajo se entiende por violencia cultural. Losaspectos culturales que legitiman tal imposición, sinembargo, por ejemplo porque la cultura es más elevada(monoteísta, moderna, científica, etc.), serían violenciainserta en esa cultura; en otras palabras, violencia cultu-ral. La legitimación empírica o potencial de la violencia es laclave de la violencia cultural.

3. Dividimos esquemáticamente los mecanismos de controlen internos y externos, positivos y negativos: identifican-do los internos, tanto positivos como negativos, como buena ymala conciencia respectivamente, los externos positivoscomo recompensa y los externos negativos como castigo.La interiorización es la conciencia profundamente arraiga-da en el sistema de la persona, la institucionalización es elconcepto premio/castigo profundamente arraigado en elsistema social. Ambos sirven para que el acto surja natu-ralmente, con normalidad, voluntariamente. Este enunciado

Notas 25

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de ciencia social elemental puede servir para ubicar laviolencia social y estructural como meollo para la cons-trucción general de la teoría de la ciencia social.

4. Para un intento de comparación de los tres sistemas (nosólo el hitleriano y el estalinismo, como es ahora muycorriente hacer con el revisionismo del glasnost), véaseGaltung (1984).

5. Hay fuertes similitudes sobre los temas shinto de la elegi-bilidad. Para un análisis, véase Ienaga (1978), especial-mente la página 154, para el concepto de hakko ichiu (losocho rincones del mundo bajo un solo techo).

6. El enfoque fácil es descargar todos los efectos secundariosen el umbral de otras disciplinas, exigiéndoles que lospulan conceptualmente, teóricamente y en la práctica,como tienden a hacer los economistas.

7. Un documento que consiste en la Declaración Universalde 1948, los dos Convenios de 1966 y un ProtocoloOpcional. La Carta aún no ha logrado el estatus quemerece, entre otras razones por la negativa de EstadosUnidos a ratificar los Convenios.

8. Por lo tanto, es a este nivel al que hay que contrarrestarla degradación medioambiental, mediante procesos dedesindustrialización y descomercialización, no por la con-versión de un tipo de contaminación o agotamiento enotro mediante respuestas de parcheo a este problema glo-bal de primer orden.

9. Por el contrario, es casi increíble lo pacífica que ha esta-do esa frontera tan norteña entre un país tan pequeño yuno tan grande, al que algunos le suponen ansias de lle-nar cualquier vacío de poder.

10. Éste es el enfoque general del Instituto Internacional deInvestigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, siglas eninglés), en su Anuario y en otras publicaciones; muy útilcomo documentación a nivel de superficie, pero que noprofundiza en las causas lo suficientemente como parapoder imaginar y aplicar medidas reales que contrarres-ten la situación.

11. Se suele afirmar que estos factores son importantes paraexplicar la agresividad japonesa, por ejemplo, Benedict(1972). Ienaga (1978) también los cita.

12. Cuando los tranvías pasaban por delante del CastilloImperial en Tokio, los pasajeros solían ponerse de pie einclinarse en dirección al Emperador. Y el santuario shin-to de Yasukini es todavía hoy un centro de la mayor impor-tancia en la construcción nacional y nacionalista deJapón. Tras la derrota de su partido en las elecciones del23 de julio de 1989, el nuevo primer ministro del LDP,Kaifu, no visitó el santuario en el aniversario de la capitu-lación del 15 de agosto de 1945, consciente de que losnuevos aires soplaban más bien desde la izquierda.

13. En ningún lugar he encontrado un ejemplo más claro detan profunda integración de lo militar en la universidadcomo en el Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de laReserva (ROTC) en Estados Unidos, que incluso permitea los militares comprar a los estudiantes con becas y darclases cargadas de propaganda militarista.

14. Otra diferenciación teológica de igual importancia es sinacemos con pecado original (como mantendrían algu-nos cristianos), con gracia original (como defenderíanotros), con ambas (¿una posición hindú-budista karmaís-ta?) o con ninguna (actitud atea). La combinación de unDios trascendental/pecado original tiene tremendasimplicaciones para controlar a las personas, como biensupo ver Lutero.

15. Para más detalles, véase Galtung (1989a: cap. 3; 1989b).Para un excelente estudio sobre el tema de la elegibili-dad, véase Weber (1971).

16. Éste es un tema principal de una fascinante y espeluz-nante novela (Atwood, 1987). Estoy agradecido a CarolynDiPalma por esta referencia.

17. Mi propia posición, no muy original, es la siguiente: elfeto es vida, por lo tanto, sagrado. Debe hacerse todo loposible para evitar una situación en la cual se destruya lavida, voluntaria o involuntariamente. Cuando se hayanagotado todas las alternativas, la decisión corresponde aquienes crearon esa vida, generalmente una mujer y unhombre, teniendo la mujer poder de veto y el hombrederecho a ser consultado.

18. Su argumento básico es éste sencillamente: para salir dela trampa, utilizar todo el valor excedente acumuladopara mejorar los factores de producción, no para pro-ductos de consumo de lujo de los propietarios de los fac-tores de producción. Simple y sabio; esto es lo que hizoJapón, pero difícilmente es lo que a Japón le gustaría verhaciendo hoy a muchos otros.

19. Una importante actitud postestructuralista: escarbar pro-fundamente, bajo la superficie, no es una transición de lamultiplicidad a la sencillez. La cultura occidental profunda,por ejemplo, no es no ambigua. Yo argumentaría que elcristianismo sólo puede entenderse en función de doslecturas: una lectura dura (más trascendental, orientadaal pecado original) y otra más blanda (inmanente, orien-tada a la gracia original). Otros ven una variedad máscompleja de culturas profundas. El paso de uno a dos esuna condición necesaria.

20. Por lo tanto, a grandes rasgos, la cosmología se definecomo “los profundos supuestos culturales de una civili-zación, incluyendo las asunciones generales que subyacena las estructuras profundas definiendo lo que es normal ynatural”.

21. ¿Cuándo adquiere la cultura, especialmente la culturaprofunda, la suficiente plasticidad (Scholem) para sermoldeada, reformada? ¿En tiempos de crisis? ¿Despuésde haber sufrido un profundo trauma, incluido el traumade haber infligido profundos traumas a otros? Sabemospoco, salvo que éstas son cuestiones clave.

22. Repásese la vida de Gandhi. La agenda política que asu-mió da vértigo: swaraj; la investigación de satyagraha y sar-vodaya; el apoyo a los indios en Sudáfrica, a los harijans enla India, a las mujeres; y las luchas comunitarias entre hin-dúes y musulmanes. En ningún momento dijo Gandhi:me voy a concentrar en uno de éstos y los demás se darána continuación.

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Colección Red Gernika 29

Colección

Red Gernika

María Jesús Cava Mesa (con lacolaboración de María Silvestre yJavier Arranz), Memoria colectiva delbombardeo de Gernika, Bilbao,Bakeaz/Gernika Gogoratuz, 1996,312 pp., 15,03 eurosISBN: 84-88949-13-8Ref.: RG1

John Paul Lederach, Construyendola paz. Reconciliación sostenible ensociedades divididas, Bilbao,Bakeaz/Gernika Gogoratuz, 1998,200 pp., 13,22 eurosISBN: 84-88949-21-9Ref.: RG2

Michael Kasper, Gernika undDeutschland. Geschichte einerVersöhnung, Bilbao, Bakeaz/Gernika Gogoratuz, 1998, 108 pp., 7,21 euros ISBN: 84-88949-26-XRef.: RG3

Michael Kasper, Gernika y Alemania.Historia de una reconciliación, Bilbao,Bakeaz/Gernika Gogoratuz, 1998,104 pp., 7,21 euros ISBN: 84-88949-27-8Ref.: RG4

Mari Fitzduff, Más allá de laviolencia. Procesos de resolución deconflicto en Irlanda del Norte, Bilbao,Bakeaz/Gernika Gogoratuz, 1998,172 pp., 11,42 eurosISBN: 84-88949-28-6Ref.: RG5

Johan Galtung, Tras la violencia, 3R:reconstrucción, reconciliación,resolución. Afrontando los efectos visiblese invisibles de la guerra y la violencia,Bilbao, Bakeaz/Gernika Gogoratuz,1998, 132 pp., 9,02 eurosISBN: 84-88949-35-9 Ref.: RG6

Johan Galtung, Paz por mediospacíficos. Paz y conflicto, desarrollo ycivilización, Bilbao,Bakeaz/Gernika Gogoratuz, 2003,360 pp., 24,00 eurosISBN: 84-88949-52-9Ref.: RG7

Memoria colectivadel bombardeo

de GernikaMaría Jesús Cava Mesa

con la colaboración de María Silvestre y Javier Arranz

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Construyendola paz

Reconciliaciónsostenible en

sociedades divididasJohn Paul Lederach

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Gernika undDeutschland

Geschichte einerVersöhnung

Michael Kasper

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Gernika yAlemaniaHistoria de

una reconciliaciónMichael Kasper

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Más alláde la violencia

Procesos deresolución de conflicto

en Irlanda del NorteMari Fitzduff

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Tras la violencia,3R: reconstrucción,

reconciliación,resolución

Afrontando los efectosvisibles e invisibles dela guerra y la violencia

Johan Galtung

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Paz por medios pacíficosPaz y conflicto,

desarrollo y civilizaciónJohan Galtung

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Libros

Vídeos

La huella humana. El bombardeo de GernikaGernika, Gernika Gogoratuz, 1998Duración: 45 minPVP: 16,23 euros

Giza aztarna. Gernikako bonbardaketaGernika, Gernika Gogoratuz, 1998Iraupena: 45 minPVP: 16,23 euro

The mark of men. The bombing of GernikaGernika, Gernika Gogoratuz, 1998Length: 45 minPVP: 16,23 euros

Menschliche Spuren. DieBombardierung von GernikaGernika, Gernika Gogoratuz, 1998Dauer: 45 MinPVP: 16,23 euro

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30 Violencia cultural

1. Adam Curle, El campo y los dilemas de los estudiospor la paz, 1994, 16 pp. Agotado.

2. John Paul Lederach, Un marco englobador de latransformación de conflictos sociales crónicos, 1994, 19 pp. Agotado.

3. Gernika Gogoratuz, Bibliografía de textos encastellano, sobre paz, análisis y transformación deconflictos y educación por la paz, 1994, 68 pp.Agotado.

4. Christopher R. Mitchell, El proceso y las fases de lamediación, 1994, 20 pp. Agotado.

5. Christopher Moore, Negociación y mediación, 1994,16 pp. Agotado.

6. Gurutz Jáuregui, La autodeterminación en laperspectiva del siglo XXI, 1994, 20 pp. Agotado.

7. Gernika Gogoratuz, Gernika Gogoratuz se presenta,1995, 24 pp. Agotado.

8. John Paul Lederach, Mediación, 1996, 16 pp.Agotado.

9. Christopher R. Mitchell, Evitando daños: reflexionessobre la “situación de madurez” en un conflicto, 1996,22 pp., 1,80 euros.

10. Christopher R. Mitchell, Conflictos intratables: clavesde tratamiento, 1997, 21 pp., 1,80 euros.Edición en inglés: Christopher R. Mitchell,Intractable Conflicts: Keys to Treatment, 1997, 21 pp.,1,80 euros.

11. Clem McCartney (ed.), Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte, 2001, 100 pp.,9,02 euros.

12. Sir Kenneth Bloomfield, Las recordaremos.Informe de Sir Kenneth Bloomfield, Comisionadosobre Víctimas de Irlanda del Norte, 2001, 56 pp., 6,01 euros.

13.Victim Support Northern Ireland y NorthernIreland Association for the Care andResettlement of Offenders, Toda verdad esamarga. Informe de la visita a Irlanda del Norte deldoctor Alex Boraine, vicepresidente de la Comisión dela Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica, 2001, 36 pp., 4,51 euros.

14. Johan Galtung, Violencia cultural, 2003, 32 pp.,4,00 euros.

Edición en euskera: Johan Galtung, Bortxakeriakulturala, 2003, 32 pp., 4,00 euros.

Documentos

Fuera de colección

Riitta Wahlström, Imagen de enemigo. Educación de paz/Etsai Irudia. Bakearen Aldeko Heziketa (Boletín 2), 1990. Agotado.

Colección Working Papers Munduan

Cooperación Internacional Descentralizada/Nazioarteko Lankidetza Deszentralizatua

Felipe A. González, Noé Cornago y Gernika Gogoratuz (eds.), XII Jornadas Internacionales de Cultura y Paz deGernika. Respaldo a consensos = Gernikako Kultura eta Bakearen Nazioarteko XII. Jardunaldiak. AdostasunaLagunduz, 2003, 212 pp., 12,00 euros.

Johan Galtung, Bortxakeriarik gabeko gatazka eraldaketa, 2003, 24 pp., 6,00 euros.

Próximos títulos

Catherine Barnes (ed.), Haciendo propio el proceso. La participación ciudadana en los procesos de paz.

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Colección Red Gernika 31

Gernika Gogoratuz • Artekalea, 1-1º • E-48300 Gernika-Lumo • Bizkaia (Spain) • Tel.: +34 94 6253558 • Fax: +34 94 6256765Secretaría: [email protected] • Centro de documentación: [email protected] • http://www.gernikagogoratuz.org

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Libros" Memoria colectiva del bombardeo de Gernika" Construyendo la paz. Reconciliación sostenible en sociedades divididas" Gernika und Deutschland. Geschichte einer Versöhnung" Gernika y Alemania. Historia de una reconciliación" Más allá de la violencia. Procesos de resolución de conflicto en Irlanda del Norte" Tras la violencia, 3R: reconstrucción, reconciliación, resolución" Paz por medios pacíficos. Paz y conflicto, desarrollo y civilización

Vídeos" La huella humana. El bombardeo de Gernika" Giza aztarna. Gernikako bonbardaketa" The mark of men. The bombing of Gernika" Menschliche Spuren. Die Bombardierung von Gernika

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Les agradecería que con cargo a mi libreta/cuenta corriente hagan efectivos los recibos que les presentará GernikaGogoratuz en concepto de pago por los materiales de la Colección Red Gernika solicitados.

Nombre y apellidosOrganizaciónBanco/Caja de AhorrosNº libreta o c/c.: _ _ _ _ / _ _ _ _ / _ _ / _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

entidad oficina control nº libreta o c/c.

(Para facilitar la gestión bancaria, le rogamos que rellene cuidadosamente cada casilla con el dígito correspondiente. Consulte con su entidad bancaria

si tiene alguna duda).

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" Domiciliación bancaria (rellenar boletín adjunto)." Giro postal a Gernika Gogoratuz nº por importe de ptas.

(indíquense claramente los datos del remitente)." Contra reembolso." Transferencia (a nombre de Gernika Gogoratuz) a la c/c. 3035/0022/41/0220044387 de la Caja Laboral/Euskadiko Kutxa." Tarjeta VISA " Tarjeta MasterCard

_ _ _ _ / _ _ _ _ / _ _ _ _ / _ _ _ _ Fecha de caducidad: _ _ / _ _ / _ _Autorizo a Gernika Gogoratuz para que cargue a mi tarjeta el importe de los artículos solicitados.

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En todos los casos deben añadirse al importe total de los materiales solicitados los correspondientes gastos de envío.

Forma de pago

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GERNIKA GOGORATUZGernika Gogoratuz es un Centro de Investigación por la Paz yTransformación de Conflictos creado por decisión unánime delParlamento Vasco en abril de 1987, coincidiendo con el 50º Aniver-sario del Bombardeo de Gernika. Desde 1995 está sostenido por laFundación Gernika Gogoratuz y cuenta con una asociación delmismo nombre. No tiene ánimo de lucro y es independiente.

Gernika Gogoratuz tiene la misión de enriquecer el Símbolo deGernika en relación con el pasado y con el futuro: hacia el pasadorecordando y honrando su historia y hacia el futuro contribuyendo,con un respaldo de reflexión científica, a generar una paz emanci-padora, justa y reconciliadora tanto en el País Vasco como a escalamundial. Para ello:

• Asesora y asume tareas de intermediación en conflictos socia-les y políticos. Desde sus inicios realiza tareas de intermedia-ción en el conflicto vasco.

• Organiza anualmente desde 1990 en colaboración con elAyuntamiento de Gernika-Lumo las Jornadas Internacionalesde Cultura y Paz de Gernika.

• Imparte en el País Vasco y en varios países seminarios de entre-namiento en el tratamiento de conflictos, negociación, media-ción y reconciliación.

• Está desarrollando un modelo propio de Educación por la Pazde reflexión y entrenamiento.

• Edita trabajos monográficos sobre transformación de conflic-tos, mediación, negociación, documentación bibliográfica yprocesos de reconciliación.

• Dispone de un centro de documentación informatizado sobrepaz y tratamiento de conflictos orientados a un horizonte dereconciliación, con servicio de consulta y préstamo, y serviciode difusión selectiva de la información. Ofrece además la posi-bilidad de realizar prácticas.

• En 1997 inició y gestiona la Red Gernika-Red Internacional deRespaldo a Procesos Orientados a una Reconciliación.

RED GERNIKARed Internacional de Respaldo

a Procesos Orientados a una Reconciliación

Gernika Gogoratuz entiende que la Reconciliación es la veta másviva de la paz y que un Horizonte de Reconciliación es el elementoorientador de un proceso de paz emancipadora y sostenible, en elque se transforman y hacen más justas las estructuras, se recupe-ra la verdad histórica y se honra a las víctimas.

Gernika Gogoratuz, junto con otras personas y entidades, creó en1997 la Red Gernika para alentar y respaldar la Construcción de Pazorientada a un Horizonte de Reconciliación. A través de ella coordi-na esfuerzos y comparte reflexiones acerca de lo que es laReconciliación: cómo se relaciona ésta con la Paz Positiva, cómopreviene la violencia y genera consensos, y cómo de ella se derivanmétodos de Tratamiento de Conflictos y de Educación por la Paz.

La Red Gernika celebra una asamblea anual durante las JornadasInternacionales de Cultura y Paz de Gernika. Está equipada con unsecretariado, una unidad de investigación y entrenamiento, y unservicio de documentación y publicaciones.

Artekalea, 1-1º • E-48300 Gernika-Lumo • Bizkaia (Spain)Tel.: +34 94 6253558 • Fax: +34 94 6256765

Secretaría: [email protected] de documentación: [email protected]

http://www.gernikagogoratuz.org