jesus don del padre

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JESUCRISTO, DON DEL PADRE A LA HUMANIDAD. PERSPECTIVA DEL CUARTO EVANGELIO DOMINGO MUÑOZ LEÓN Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito OlÍ'tw, j<XP o SEO, 'tOV xócr¡J.OV, wcrn 'tOV UtOV 'tOV fl.OVOjEVij E3wXEV On 3, 16a) El Evangelio de San Juan es, como todo Evangelio, una presentación de la persona de Jesús. En el Prólogo (1, 1-18) nos ofrece una síntesis ini- cial que va a dominar toda la visión de Jesucristo en el resto del Evangelio. Jesucristo es el Verbo creador, luz y vida de los hombres, que se ha encar- nado y habitó en medio de nosotros (1, 14). El cuerpo del evangelio está dividido en dos grandes partes. En la primera (1, 19-12, 50) el evangelista nos presenta la persona de Jesús en su ministerio público mediante signos, encuentros y discursos. Es el llamado Libro de los Signos. Predomina la oferta de la vida. En la segunda parte (c. 13-21), encontramos el relato de la despedida de Jesús, su oración al Padre, la Pasión y Resurrección. Es el Libro de la Gloria. Es la revelación del amor de Jesucristo que se entrega hasta el extremo. Ya esta sola presentación de la estructura del evangelio lleva consigo la idea de Jesucristo como don del Padre para la humanidad. Pero hay un lugar en el evangelio en que esta dimensión ha sido puesta de relieve por el evangelista con una fuerza extraordinaria. Es la síntesis del misterio re- dentor que encontramos en el c. 3. En ella nos vamos a centrar para el desarrollo de nuestro tema. Veremos que las ideas del evangelista se en- cuentran también resumidas en otro escrito atribuido también a San Juan, la Primera Carta. También la teología de Pablo nos ofrece desarrollos para- lelos. SCRIPTA THEOLOGICA 29 (1997/2) 493-510 493

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  • JESUCRISTO, DON DEL PADRE A LA HUMANIDAD. PERSPECTIVA DEL CUARTO EVANGELIO

    DOMINGO MUOZ LEN

    Tanto am Dios al mundo que le dio a su Hijo Unignito Ol'tw, j

  • DOMINGO MUOZ LEN

    1. El Dilogo con Nicodemo como sntesis del misterio redentor: Proclama-cin del amor de Dios en el don del Hijo (3, 1-21)

    El captulo tercero del Evangelio se abre con el llamado Dilogo con Nicodemo (3, 1-21). Es un encuentro en que se expone la sntesis de lo que significa ser cristiano. La seccin tiene dos partes. En primer lugar est el dilogo (3, 1-12). En l se afirma la necesidad de nacer de nuevo para entrar en el Reino de Dios (3, 3. 5). Ese nacimiento se especifica co-mo una generacin por el agua y el Espritu, es decir, como un nacimiento por la fuerza vital del Espritu de Dios que se recibe y acta en el sacra-mento del Bautlsmo l.

    La segunda parte de la seccin (3, 13-21) es un monlogo con la ex-posicin del misterio redentor. Jess, el revelador que viene del cielo, ex-plica la naturaleza y la razn ltima del nacimiento por el agua y por el espritu. Ese nacimiento es fruto del descenso del Hijo del hombre, es de-cir, de la Encarnacin (3, 13) Y de su elevacin en Cruz (3, 14). La fe en ese misterio redentor es la salvacin (

  • JESUCRISTO, DON DEL PADRE A LA HUMANIDAD

    La declaracin afirma que el nico Revelador es el que ha bajado del cielo. Quiz hay una velada contraposicin con Moiss del que algunas tra-diciones judas afirmaban que haba subido al cielo.

    El que ha bajado del cielo es el Hijo del hombre. Es decir, es el Ver-bo encarnado (1, 14), el puente de comunicacin entre cielo y tierra (d. 1, 51). La adicin que est en el cielo (presente en muchos manuscritos y versiones)2 quiere indicar la comunicacin entre el Padre y el Hijo.

    El signo de salvacin, levantado en alto (3, 14-15)

    Tras la afirmacin de la Encarnacin, el evangelista va derecho al misterio redentor que ha consistido en la cruz-resurreccin:

    y como Moiss levant la serpiente en el desierto, as tiene que ser levantado el Hijo del hombre" (3, 14). XIXl xIX9w~ Mwai~ cJw

  • DOMINGO MUOZ LEN

    Por ello aade:

    Para que todo el que crea tenga por l vida eterna (3, 15). rvlX 1ta~ 1ttanW\I E\I lXo't0 EX'!! ~wT\I 1X1w\lw\I

    El signo que cura a la humanidad es, para el evangelista, Cristo le-vantado en alto 6. El signo e instrumento de salvacin es el Hijo. Ha sido dado por el inmenso amor del Padre, como en el desierto haba dado a los israelitas el signo de salvacin. A continuacin lo expone con ms de-tencin.

    La proclamacin del amor de Dios (3, 16a)

    El evangelista se remonta en este momento hacia la raz ltima de todo el misterio redentor. Es el amor del Padre que ha dado al mundo a su Hijo Unignito.

    Porque tanto am Dios al mundo que dio a su Hijo nico (3, 16a)

    Ohw~ yap 7y

  • JESUCRISTO, DON DEL PADRE A LA HUMANIDAD

    El verbo de la oraClOn principal es am (~y&;1trQ"tv), el sujeto, Dios ( 9to~) y el trmino-complemento, mundo (XQ"!lov), La oracin proclama abiertamente el amor inmenso de Dios al mundo.

    El trmino theos evidentemente se refiere a Dios Padre. El evange-lista utiliza ambos trminos ( 1tot'tip y 9to~) intercambindolos continua-mente en su evangelio, v. gr. en el Prlogo 7. El Padre, Dios Amor 8, es pues el origen de todo el misterio redentor.

    El aoristo nos remite a un acto puntual. Por el contexto (3, 17) sabe-mos que ese acto de amor ha consistido en la Encarnacin o envo del Hi-jo, es decir, en el don del Hijo. Lo decisivo es que el verbo am nos introduce en la vida del Padre como un Dios Amor que se despliega en la Redencin 9.

    El trmino-complemento es el mundo, es decir, la humanidad, como aparece ms adelante en este mismo captulo (3, 19) 10.

    El "don del Unignito como efecto del amor de Dios (3, 16b)

    La consecuencia del inmenso amor de Dios, se expresa en la proposi-cin Que le dio a su Hijo unignito. La partcula que (wQ"'tt) 11 indica

    7. Remitimos al estudio fundamental de K. RAHNER, Thes en el Nuevo Testa-mento en Escritos de Teologa, Madrid, Taurus 1961, vol l, 93-167.

    8. M. A. FERRANDO, Dios Padre en el Evangelio segn San Juan, Anales de la Facultad de Teologa (Chile) 47 (1996) 1-179.

    9. L. SCHOTTROFF, Der Glaubende und die feindliche Welt, Beobachtungen zum gnostischen Dualismus und seiner Bedeutung fr Paulus und das Johannesevangelium, (Wissenschaftliche Monographien zum Alten und Neuen Testament 37) Neukirche-ner Verlag, Neukirchen-Vluyn 1970, que defiende el dualismo Dios-mundo como irreductibles Quan sera un gnstico) no acierta a explicar cmo puede compaginar-se esta expresin con el conjunto del evangelio. Evidentemente todo parte de haber puesto como premisa una explicacin errnea del dualismo jonico. Vase nuestro trabajo sobre el Verbo y la Gloria.

    10. Sobre el concepto de mundo, puede verse G. SEGALLA, La preghiera di Ge-su al Padre (Giov 17). Un addio missionario, Brescia, 1983, p. 77. Vase tambin A. GARCA-MORENO, El Cuarto Evangelio. Aspectos teolgicos, Pamplona, 1996, p. 69-86. El autor titula la seccin Tanto am Dios al mundo. En realidad no se trata de una exposicin de Jn 3, 16 sino del concepto de mundo en Juan.

    11. E. A. ABBOTT, Johannine Grammar, Londres 1906, p. 172 advierte que la conjuncin h6ste que aparece frecuentemente en Marcos y Mateo y cuatro veces en Lucas, ocurre en Juan nicamente aqu y con esta nica construccin

  • DOMINGO MUOZ LEN

    que estamos ante el efecto del acto de amor de Dios-Padre expresado en la oracin anterior, es decir, en el antecedente de la oracin consecutiva. El sujeto es el mismo, es decir, Dios, el predicado-beneficiario es asimismo el mundo (la humanidad). El verbo es dio y el complemento directo su Hijo unignito. Veamos cada uno de los dos ltimos trminos:

    - El verbo dio 12 (tOWXEV) (en aoristo como am) expresa un hecho puntual. Tambin aqu sabemos que este don consiste en el envo del Hijo (vase 3, 17 del que en seguida hablaremos). El trmino dio es muy amplio. La primera referencia es sin duda a la encarnacin-envo (o descenso del Hijo del hombre) (3, 13). Pero el mismo contexto (3, 14) ha-bla de la elevacin y, en consecuencia, podemos y debemos hablar tambin de un don que abarca hasta la entrega en la Cruz 13 (cf. Jn 10, 18; 14, 31 Y Rom 8, 31ss).

    - El complemento-trmino, es decir, lo que el Padre da a la huma-nidad, es su Hijo unignito ("tov \)[0'01 "tOV fLOVOjEvTj). Evidentemente la frase implica una dimensin trinitaria intradivina 14 connotando la preexistencia del Hijo, doctrina que se contiene en otros muchos pasajes del evangelio. El Hijo es llamado Unignito . Esta denominacin debe afectar en primer lugar a la condicin del Hijo en su Encarnacin 15. Pero indirectamente y reductive afecta a la dimensin trinitaria intradivina 16. En efecto, el uso

    12. El verbo dar tiene un uso muy amplio en Juan. Unas veces se habla de don del Padre al Hijo; otras del don de Cristo a los hombres. Vase el articulo de G. MORUJAo, Exemplos de desenvolvimento derxico no IV Evangelho em torno dos dons de Jesus, III Simposio Biblico Espaol, Valencia-Lisboa, 1991, 385-394. Este mltiple empleo del verbo dar es importante pero cae fuera del propsito del presente articulo. En efecto, la idea de Cristo como don del Padre a la humanidad aparece solamente en nuestro texto de 3, 16 Y en otros dos textos, a saber, en 4, 10 (dilogo con la Samaritana) y 6, 32 con la terminologia del pan del cielo. De estos textos nos ocuparemos al final del articulo.

    13. F. M. BRAUN, Jean le thologien, Il, Paris, 1964, pago 179s, comentando el trmino Monogens de Juan (3, 16) se expresa asi: Or ce Fils est l'Unique, le monogenes. La correspondance avec Gen XXII, 2: Prends ton fils ton unique (yehidka), que tu chris, et va-t ' en au pays de Moryya, et la tu l-offriras en holo-causte et avec Gen XXII, 12: Tu ne m'as pas refus ton fils, ton unique, est a la fois dan s le fait qu'un fils chri est livr a la mort par son pere, et que ce fils est son unique.

    14. Vase nuestro articulo La Trinidad inmanente e interpretacin del NT Pree-xistencia y encarnacin del Verbo (Jn 1, 1. 14) segn J A. T Robinson, Estudios Bibli-cos 54, 1996, 195-223.

    15. Vase 1. DE LA POTTERIE, La verit dans Saint Jean, Roma, 1977, 178-19l. 16. La dimensin trinitaria intradivina del envio del Hijo es doctrina comn de

    la interpretacin patdstica. Como ejemplo puede verse Ireneo, Adv. Haer. 4, 6, 3, SC 100, 442. El Santo entiende la venida del Hijo como la Encarnacin.

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  • JESUCRISTO, DON DEL PADRE A LA HUMANIDAD

    de Unignito aparece dos veces en el Dilogo con Nicodemo (en nuestro texto y en 3, 18) Y otras dos veces en el Prlogo (en 1, 14. 18). Ahora bien, en el ltimo verso del Prlogo se afirma que el Unignito est en el seno del Padre con una inclusin evidente al 1, 1

  • DOMINGO MUOZ LEN

    - El verbo de la oracin final es doble No perezca sino que tenga vida eterna. La primera parte indica el trmino negativo del que Dios li-brar al que cree. Ese trmino es la perdicin. La segunda parte expresa el trmino positivo que Dios otorga al que cree, es decir, la posesin de la vida eterna.

    El envo del Hijo como especificacin del don. Reiteracin de la finali-dad (3, 17)

    En una nueva estrofa, estrechamente ligada a la anterior mediante una partcula causal explicativa, el evangelista pone en labios de Jess las siguientes palabras:

    Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por l (3, 17).

    ou dtp &:1tt(TmA_II 9_0, 't01l uloll d, 't01l XO"(J.OII tllot Xp(lI"Q 't01l XO"(J.OII, &:U' tllot O"w9tj XO"(J.o, 0\' otu'toi)

    La partcula pues (gar) tiene un alcance de aclaracin. Es como una ampliacin del pensamiento del verso anterior. Los trminos de la oracin son los mismos. Sujeto: Dios; verbo: envi; complemento directo: su Hijo; beneficiario del envo es el mundo. La finalidad es la salvacin.

    Sin embargo, nuestro verso no es una tautologa. El verbo envi aclara el hecho que se expresaba en la frase tanto am Dios al mundo que le dio a su Hijo 19. El envo del Hijo aparece como el acto supremo del amor de Dios y como contenido del don. Este envo es sin duda la Encar-nacin, como en seguida veremos.

    El aoristo envi indica un acto puntual que se despliega desde la Encarnacin a la Cruz.

    19. R. E. BROWN, 7he Cospel According to John -XII, New York, 1966, p. 147 advierte que el v. 16 no solamente est en referencia con los vv. 14-15 sino que camina hacia el v. 17. El v. 16 nos habla del propsito del Padre al dar su Hijo en la Encarnacin y muerte. Segn Brown, el v. 17 entrara ya en el terreno teol-gico de la escatologa realizada. La expresin juzgar el mundo no nos parece en este caso portadora de esta idea que ciertamente aparece a partir del 3, 18 (sea o no apropiada la expresin escatologa realizada).

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  • JESUCRISTO, DON DEL PADRE A LA HUMANIDAD

    La finalidad se expresa tambin en una formulacin

  • DOMINGO MUOZ LEN

    La formulacin Dios envi al mundo a su Hijo nico es exacta-mente equivalente a la que hemos visto en Jn 3, 16-17. Sujeto: Dios; verbo: envi; complemento directo: a su Hijo nico; complemento de destino: al mundo. Es importante adems el apelativo de nico (monogens) que coincide con el de Jn 3, 16. 18. La procedencia de la misma mano o de la misma escuela es innegable.

    La finalidad Para que vivamos por medio de l coincide con Jn 3, 17 Para que el mundo sea salvo por l. En la Carta la salvacin se expre-sa con el trmino vida 23.

    En 1 Jn 4, 10 encontramos una reiteracin muy del gusto del evange-lista y del autor de la primera carta. Comienza de nuevo con una deictiva En esto consiste el amon>. Es una frase evidentemente elptica. Se refiere sin duda al amor de Dios. El contenido se expresa en una proposicin No ... sino ... . La primera parte No en que nosotros hayamos amado a Dios excluye la precedencia del hombre en el designio salvador. Dios no nos ha salvado por mritos previos. La segunda frase Sino que l nos am y nos envi a su Hijo une felizmente los mismos dos verbos am y en-vi que hemos encontrado en Jn 3, 16-17. Por consiguiente estamos ante una profunda conviccin del autor. La Carta parece ser una expresin sin-ttica y un comentario del evangelio 24 .

    La finalidad salvadora se expresa en esta estrofa de una manera origi-nal: como propiciacin por nuestros pecados . Es la misma frase que el autor utiliza al hablar de Cristo nuestro abogado en 1 Jn 2, 2. De aqu podemos deducir que la salvacin y la vida de que se habla como fruto del envo del Hijo, tiene su comienzo en el perdn de los pecados. Ello nos lleva a la vez a recordar la representacin de Jess como Cordero de Dios quita el pecado del mundo Un 1, 29. 36). Esta expresin podra tra-ducirse por Cordero dado por Dios como propiciacin por los pecados del mundo 25.

    23. La donacin de la vida eterna por el Hijo es tambin la peticin de Jess en Jn 17, 2 (d. la mencin del Hijo como enviado en 17, 3, tambin en conexin con vida eterna).

    24. Cf. S. S. SMALLEY, 1, 2, 3 John, Word Biblical Commentary, Waco, Texas, 1984, 240-244.

    25. Vase el Targum Palestinense (Neofiti) a Gnesis 22, 8: y dijo Abraham: De delante de Yahweh se preparar un cordero para el holocausto, si no t eres el cordero del holocausto. Y caminaron los dos juntos con el corazn perfecto . Conviene recordar que para finales del siglo I el cordero del sacrificio de Isaac esta-ba considerado ya como una vctima con valor expiatorio (A. Dez Macho).

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  • JESUCRISTO, DON DEL PADRE A LA HUMANIDAD

    Tres versos ms adelante el autor vuelve sobre el hecho del envo del Hijo con una nueva formulacin y con una explicitacin importante.

    y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envi a su Hijo como Salvador de! mundo (1 Jn 4, 14) xott TfLEi, n9E

  • DOMINGO MUOZ LEN

    La expresin puede entenderse en un doble nivel 28.

    Un primer nivel podra ser el esquema proftico. La frase vendra a decir que Cristo es el enviado supremo. Esto se puede entender en un sentido de monotesmo unipersonal 29. Esta forma de entender el envo del Hijo es la caracterstica principal de la corriente que hemos llamado cristologa epifnica restrictiva 30. Para los autores que la propugnan, Cristo es la manifestacin suprema de Dios pero entendido como el envia-do supremo, un enviado que es mero hombre 31. Los herejes ebionitas y otros afines se mantuvieron en esta explicacin de Cristo como enviado del Padre. Este sentido parece que atribuye tambin Boismard al ltimo re-dactor del evangelio en la interpretacin que da de Jn 17, 3. En efecto,

    28. La misi6n del Hijo por el Padre, segn R. BULTMANN, Das Evangelium des Johannes, Gottingen, 1957 (pag. 187) es solamente comprensible a partir de la termi-nologa gn6stica. El autor admite (comentando Jn 5, 19) que en general en el Nue-vo Testamento la unidad del Padre y del Hijo tiene como modelo la de Dios y sus enviados (los Profetas), pero en Juan el esquema sera gn6stico. Bultmann no obstante afirma que Juan no ha conservado el fondo propiamente mitol6gico, pero s la terminologa:

  • JESUCRISTO, DON DEL PADRE A LA HUMANIDAD

    Boismard 32 ve en la frmula de Jn 17, 3 la intencin del ltimo redactor del evangelio de atenuar la afirmacin de la divinidad de Jesucristo redu-cindola solo al concepto de envo 33.

    El conjunto del Evangelio y de la Primera Carta excluye totalmente esta interpretacin de cristologa restrictiva. Con ello pasamos a la segunda forma de entender el envo.

    - La segunda interpretacin es la comprensin del envo del Hijo dentro del esquema de la Encarnacin Redentora y presuponiendo la pree-xistencia del Hijo. Esta nos aparece ser la nica explicacin posible de la frase en los lugares de Juan que hemos mencionado. La clave del Prlogo (1, 1) Y de los lugares de la preexistencia (8, 58: 17, 5. 24) lo exigen con toda firmeza. Es importante poner de relieve que el evangelista utiliza la terminologa del envo del Hijo en paralelismo con la terminologa de ba-jar del cielo Un 6) y de proceder del Padre y venir de Dios. Recorde-mos entre otros lugares la famosa declaracin de 7, 28-29 (

  • DOMINGO MUOZ LEN

    Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiramos la filiacin adoptiva (Gal 4, 4).

    El envo del Hijo representa para Pablo la plenitud de los tiempos. Con l llega la liberacin de la esclavitud y el don de la filiacin divina. El detalle nacido de mujer parece tener un triple alcance. En primer lu-gar puede indicar la verdadera humanidad de Cristo; en segundo lugar cabe una alusin a la concepcin virginal; finalmente es posible un ders de Gen 3, 15 (la victoria de la Mujer y su descendencia) texto interpretado mesini-camente en Apc 12 y en las tradiciones targmicas.

    Pablo emplea la frmula del envo sin entrar en ulterior explica-cin. Esta la vamos a encontrar en otro texto paulino que a continuacin indicamos:

    Pues lo que era imposible a la Ley, reducida a la impotencia por la car-ne, Dios, habiendo enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en orden al pecado, conden el pecado en la carne (Rom 8, 3).

    Pablo trata tambin de exponer aqu, como en Glatas 4, 4, que la venida del Hijo es la fuente de la liberacin de la esclavitud del pecado 34 . El apstol intenta tambin decir que eso es posible por la Encarnacin del Hijo de Dios. De ah la mencin de carne. En una rebuscada frase ad-vierte que la Encarnacin es participacin de nuestra carne pero que Cristo est sin pecado aunque viene para librarnos del pecado. La frmula que emplea es Dios envi a su propio Hijo. Con ello nos acercamos mucho ms al texto de Jn 3, 16. Todo el conjunto de la expresin implica la pree-xistencia del Hijo, doctrina que San Pablo ha expuesto tambin en la Carta a los Filipenses (2, 6-11) 35 .

    34. La teologa de Pablo se puede expresar adecuadamente con el trmino En-carnacin Redentora. Recordemos que esta expresin es usada por A. Feuillet co-mo sntesis de su exposicin de la teologa jonica en A. Robert-A. Feuillet, Intro duction a la Bible, I1, Nouveau Testament, Descle, Tournai, 1959, p. 890-914. La unidad doctrinal del Nuevo Testamento, en este caso, entre Pablo y Juan aparece con toda claridad.

    35. Es interesante observar que, al final de este mismo captulo 8 de Romanos, Pablo vuelve a utilizar la frase su propio Hijo en la siguiente expresin: El que no perdon ni a su propio Hijo, antes bien le entreg por todos nosotros, cmo no nos dar con l graciosamente todas las cosas? (Rom 8, 32). El autor utiliza aqu un trmino verbal entreg (7totpllwxEV) con la misma raz que el empleado

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  • JESUCRISTO. DON DEL PADRE A LA HUMANIDAD

    2. Otros lugares del cuarto evangelio en que aparece Cristo como don del Pa-dre a la humanidad

    A continuaclOn indicamos otros lugares en que aparece la idea de Cristo como don del Padre.

    A) Si conocieras del don de Dios Gn 4, 10)

    El captulo cuarto (Dilogo con la Samaritana), est profundamente penetrado por la temtica del don. La Samaritana habla del pozo de agua que les dio el padre Jacob. Jess habla a la Samaritana del don del agua viva que simboliza la gracia, la revelacin, el Espritu Santo. Sin embargo hay una expresin en que el evangelista parece presentar a Jess como el don de Dios. Es la frase siguiente:

    Si conocieras el don de Dios, y quin es el que te dice: 'Dame de beber") Qn 4, lOa).

    El tow; 'tTv OWptdtv 'tO 9w xod 't~ Ecr'tLV Aiwv crOL ,

    d~ iJ.OL 1ttLV

    Evidentemente la expresin don de Dios puede referirse ya antici-padamente al don del agua viva que aparece en el desarrollo del dilogo. Esa agua viva es don del Hijo y se convierte en el creyente en un manan-tial que brota hasta la vida eterna (4, 14). No obstante, la expresin si co-nocieras el don de Dios, en yuxtaposicin a la frase y quin es el que te dice 'dame de beber', parece insinuar que el evangelista concibe a Cris-to como el don supremo dado por el Padre a la vez que como fuente de los dones que de l proceden (la gracia, la revelacin, el Espritu). La cone-xin del conjunto de Jn 4, 10-14 con 7, 37-39 nos lleva a Jn 19, 30 con la entrega del Espritu y los dones de sangre yagua que brotan del costado de Cristo abierto en la Cruz (19, 34-37). Jesucristo es el don de Dios en cuanto fuente del Espritu que brota del misterio Pascual.

    por Juan

  • DOMINGO MUOZ LEN

    B) Jesucristo, el verdadero pan del cielo, don del Padre (6, 32-33)

    La segunda vez (adems de 3, 16) en que aparece en el evangelio el verbo dar teniendo como sujeto al Padre y como complemento a Jesu-cristo, es 6, 32-33:

    En primer lugar Jess afirma:

    En verdad, en verdad os digo: No fue Moiss quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo (6, 32)

    'AfL~V &fL~V Hw fLLV, ou Mwa7~ OiOWXEV fLLV 'tOV .xp'tov EX 'tol oupcxvol &n' 1tcx't~p fLOU o(owcrw fLLV 'tov .xp'tov EX 'tol oupcxvol 'tov &r9wv

    A continuacin se identifica este pan del cielo con Jess:

    porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo (6, 33). ap .xp'to~ 'tol 9wl Ecr'ttV xcx'tcx~cx(vwv EX 'tol oupcxvol xcxl ~w~v OtOOU~ 't

  • JESUCRISTO. DON DEL PADRE A LA HUMANIDAD

    da la vida al mundo nos introduce de nuevo en la misma temtica de la proclamacin de Jn 3, 16-17. La finalidad de la Encarnacin es la donacin de la vida. El beneficiario es el mundo. Una frmula parecida se dir un poco ms adelante en la aplicacin eucarstica: y el pan que yo os dar es mi carne por la vida del mundo (6, 51). Eucarista y Encarnacin (d.

    aOtp~ en 1, 14 Y en 6, 51) son la fuente de la vida del mundo. El pan que da la vida al mundo (6, 33) es la persona de Cristo en la Encarnacin y en la Eucarista. De esta manera se completa y enriquece la idea de Cristo don del Padre a la humanidad expresada en 3, 16.

    As pues, en nuestro caso, como en 3, 16, Jesucristo es el que baja del cielo con evidente alusin a la Encarnacin y da la vida al mundo.

    3. Los dones del Revelador: De su plenitud hemos recibido todos (1, 16)

    Cristo es don del Padre a la humanidad por ser el Salvador del mun-do. A travs de Cristo se nos ha dado a la humanidad la plenitud de los dones de la salvacin. A continuacin indicamos solamente el elenco de esos dones que suponen un cmulo de gracia.

    El Revelador es dador del poder de llegar a ser Hijo de Dios. (El don de la filiacin divina) (1, 12).

    El Revelador es el dador de la Gracia y la Verdad (1, 17). El Revelador es el dador del vino nuevo (2, 1-11). El Revelador es el dador del agua viva (4, 1-14)37. El Revelador es el dador del pan de vida (6, 25-58). El Revelador es presentado por el Padre y conocido por gracia: El

    don de la fe (6, 37-47). El Revelador es el luz del mundo (8, 12). El Revelador es el dador de la verdadera libertad (8, 31-36). El Revelador es el dador de la vida (8, 51). El Revelador es la Puerta y el Pastor que conduce a la vida (10, 1-18). El Revelador es la fuente de la Resurreccin y Vida (11, 25).

    37. El tema de Jesucristo, don del Padre, est relacionado con el don del Espri-tu. Esto puede referirse, en primer lugar, a la dimensin trinitaria intradivina, pero tambin a la dimensin cristolgica (Cristo fuente del don del Espritu; d. Jn 7, 37-39).

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  • DOMINGO MUOZ LEN

    El Revelador es el dador del Mandamiento Nuevo (13, 34-35). El Revelador es el Camino, Verdad y Vida (14, 6-11). El Revelador promete el don del Espritu (14, 15-16). El Revelador es el dador de la Paz (14, 27). El Revelador es la Vid verdadera (15, 1-5). El Revelador es que tiene poder sobre toda carne para la dar vida

    eterna (17, 2). El Revelador es el que da a conocer el Nombre divino (17, 6. 26). El Revelador es el medio de la unidad con el Padre y con los suyos

    (17, 11. 21. 23). El Revelador se ofrece en sacrificio para que los suyos sean consagra-

    dos en la Verdad (17, 19). El Revelador es el Rey y testigo de la verdad (el don de la Revela-

    cin (18, 37). El Revelador es el dador del Espritu (19, 30). El Revelador es la fuente del agua y sangre (don de la Iglesia, del

    Bautismo y la Eucarista (19, 34). El Revelador es el signo levantado en alto para salvacin del que lo

    mira sin fe (19, 37; 3, 14; 8, 28; 12, 32). El Revelador otorga el Espritu para remisin de los pecados (20,

    19-23).

    Conclusin

    El conjunto de los lugares que acabamos de exponer contienen una altsima teologa. Dios es Amor que se da. Ese amor se ha manifestado en el envo del Hijo para la salvacin del mundo. El don del Hijo se completa con el don del Espritu. Cristo pues es don del Padre a la humanidad, un don que se ha desbordado en tesoro de gracia: De su plenitud hemos reci-bido todos.

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    Domingo Muoz Len MADRID