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11 -11

UNA ESCENA MUDA .DE CINELANDIA

' ' Aquí tenemos a Ben Lyon,(sentado) y a John Francis Di/Ion

', El primero no necesita introducción, pues ¡quién no conoce a esta Estrella <le la "First National" que ocupa el envidiado sitial de , los favoritos ante todos los púb!icos del mundo?

, El segundo,. John Francis Dill on, brill a fuera del alcance visual de los espectadores. Es como un centro solar que hace girar ' a su capricho . a estrellas y sat r lites, }' el responsable más directo del éxito de uria producción. En otras palabras, es el a

ú3 ', veces wnido }' a veces adorado DIRECTOR. ;,;;,,¿ , La cámara los ha sorprendido en un momento de receso. En un descanso entre escenas de la gran producción "One

9.,."° Way Strcet" que prepara la "First National" y en la que Ben Lyon comparte los honores de la obra con la ex-. ,.-¡~ "'<:,..,., -,,."' . ~ "\. quisita Anna Q. N ilsson. - Por la expresión de ambos podrá juzgar el lector, que nuestra revista SOCIAL,-

9 ~- .,,~ . , mensajera de las bellezas, la cultura y el refinamiento de nuestra patria y de nuestra raza-produce el mismo ~ ~...,;.? ~ -1~ . "\. mágico efecto admirativo entre los héroes <le la pantalla, que entre nuestros lectores de habla española en ~ . ,.,"°

9 "f.\."-'<,:.-,. "\. todos los países donde circula.

~~ ~ ~ <P0 "~,. .... ·1%,. ', Si usted es uno de los pocos que aún no disfrutan de nuestra revista, o molestan

~ "".,.~ S> .1-~ ~ & , a sus amistades que la reciben pidiéndola prestada, no pierda todo lo bueno que ' ,~"=· .,.¿¡~'<A <-_,"~

00./' '-, le tenemos preparado para el año de 1925, y llene el cupón que aparece al

,o .;;; º...-. '%.4,.,-1< , pie de esta página.

C.:.:.c:o_ ""' P.;.."° ~ ' • ' °"1, ' ~.;: ',, ~... , NUNCA PODRA HACER USTED MEJOR INVERSION

~""' "" " ' , ' '\."\.'-,.\;, ~"' ',, POR TAN POCO DINERO.

'+j.,., """" ',, ·,. ~9 '' ~,;.;·~ ~ ' ~,~ '

..¡, ~· ', 2.

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Peluquería EL SPRIT J?e NATIVIDAD BERNARDO

Gmnl Suám 64°, anlts San Miguel, entre S..a Nicoli.s y Caliuo. Teléfono A-9134

Toda dama que se arregle en esta casa, sera obaequiada con un pomo de la afama· da A11ua Rizadora o con loción La Salida del Baño. Puede Vd. reclamar lo que más le 1u1te. A 101 niño• 1c les regalarán finisi-moa juguetes.

. La acidez del estómago es peligrosa

Las personas que sufren indiges­tión o descomposición del

estómago

pEBEN CORTAR ESTE AVISO

· "El mal de estómago, la dispcp· ·sia, la indigestión, la acidez, el fla­to, la fermentación de los alimen­tos, etc., se dehen casi siempre a aci­dez crónica del estómago,"-ha di­cho un médico prominente .

En el estómago se produce con alarmante rapidez ácido clorhídrico abrasante . E!te ácido irrita e infla­ma el delicado tejido del estómago y con frecuencia causa gastritis y peligrosas úlceras en el estómago . No se tome pepsina ni digestivos ar­tificiales para comhatir la acidez del estómago, pues sólo se logra un ali­vio pasajero del dolor al hacer pasar a los intestinos los alimentos agrios y fermentados.

En lugar de buscar ese alivio tem­poral, neutralícense los ácidos del estómago después de las comidas con Magnesia Bisurada en un poco de agua caliente, y se logrará no sólo disipar el dolor sino que la diges­tión de alimentos se hará, con natu­ralidad . No hay nada mejor que la Magnesia Bisurada para atemperar y normalizar el estómago ácido . Absorbe el dañino exceso de ácido como la haría una esponja, y permi­te que el estómago funcione bien en pocos minutos . La Magnesia Bisu­rada puede obtenerse en cualquier botica bien surtida, ya sea en polvo o en pastillas . Es segura, eficaz, agradable al paladar y no es . un la­xante y cuesta muy poco .

IMITACION ES LA AOuuu,ION MAS

CUMPLIDA USE LA ORIGINAL

105

CARTl:LI:5 [L SEMANARIO NACIONAL

Publie2do por 'sindicato de Artes Gráficas de In Hahana. Acogido a . la franquicia postal r re J?;istrado en Correos como correspon­

dencia de segunda clase.

ALFREDO T. QUILEZ. 1 HEMEROTECA

EMILIO JlOIG ~;1;~CHSENRING, · R .- · . ' .

FRANCISCO DIEZ, Gerente General

Director Literario. OSCAR H. MASSAGUER,

Administrador.

Número suelto: 1 O cts. Atrasado: 20 cts.

Oficinas: Edificio del Sindicato Je Artes Gr•/ i"s de la Hab.,,.. Almendar:es y Bruzón. Cable y Tclé2rafo: CART.ELF.S.

Tdéfonos: .U-2732 y U-1651

En este número de CARTELES tos la esperan en el camino de su hemos abandonado momentánea- carrera artística . mente el dominio rutilante y encan- Muy joven aún, CARMEN tador de las estrellas de la pantalla, MELCHOR FERRER fué a !ta­para remontarnos a m:ís austeras re- lía para intensificar sus estudios y giones y presentar en esta portada a perfeccionar' su escuela de canto. Allí, una artista de nuevo género . en contacto con los grandes centros

El rostro que aparece hoy es· artísticos, viviendo en un amhien­de una cubana . Todos los dilcttan- te propicio a su vocación y II eno de tis y melómanos que siguen atenta- valiosas emulaciones, pro~res,í de un mente los movimientos de nuestro modo notable y logró sus primeros pequeño mundo artístico, interesán- triunfos, ante un públido temible dose por las figuras que en él se para cualquier artista por su gran destacan y descuellan, habrán vis- cultura musical . to con gusto en esta cubierta el re- Vencidos 1.os más temibles obs­trato de CARMEN MELCHOR táculos técnicos, y segura ya de sí, FERRER . CARMEN MELCHOR FERRER

Esta notable soprano, a cuyos pri- ha vuelto a su país, ansiosa de afron­mrros pasos en el arte hemos asistidu, tar la prueba de presentarse ante posée un órgano vocal. bien desarro- nuestro púhlico Muy pronto nos Jl a:lo, de una gran extensión en el ofrecerá un recital en el Teatro Na­registro agudo, y que emite notas cional, que seguramente será un éxi­ricas en sonoridad . Sus facultades to, y en el cual podremos apreciar permiten augurar que mt-1chos éxi- el verdadero valor de esta artista.

CAQTELES,o¡

No ee cleKUide u,ted. Cuatquier afección del pecho o pulmone1 por leve que parezca, puede conducir a pulmonía y otras graves y costosas enfermedades. Tome enseguida Emal•lóa de 8eott, por más demedio siglo la preparación preferida que sana y fortifica el aparato respiratorio y fortalece el organismo entero. Eficaz para todas las edad'e,.

Emulsión·~ de Scott ll

SI SE TIENE QUE AFEITAR, PORQUE NO HACERLO BIEN,

CON COMODIDAD Y RAPIDEZ?

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,¡PASO!

Alguien mencionó el santo nombre de "madre" y esto~ dos hu e nos señores, ( como otros mil) siguiendo la fea e inexplicable costumbre reinante desde hace

años entre no~otro~, golpearon lo que más a mano tu vieron, para demostrar que no era con las respectivas autoras de sus días con quiene~ rezaba la mención hecha. ¡Hasta cuándo durará esta costumbre y cuándo

aprenderemos a respetar y venerar lo más vener:ible y santo que tienen los hombres! . '. 4-

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i1CART[L[S8 . EL SEMANARIO NACIONAL

FUNDADO EN EL 1919 POR OSCAR H. MASSAGUER .

VOL. VIII. LA HABANA, ENERO 18 DE 1925 No. 3

La Reforma ENDIENTE del dictamen de la Comisión correspon­

. diente de la Cámara de Representantes, se encuentra un proyecto de ley por el cual deben ser reformados

·. nuestros aranceles aduaneros. Esta Comisión ha pedi-do el parecer de las Corporaciones económicas y éstas, a su vez, están recogiendo la opinión de las empresas in­

dustriales establecidas en el país. Cada administrador o dueño de una industria reclama las reformas que estima convenientes para su negocio y con este conjunto de indicaciones está elaborándose la proposición que ha de ser enviada a los representantes encargados de la ponencia oficial.

Nos parece bien este sistema de información, pues nada pue­de ser tan conveniente para ilustrar el trabajo de los legisladores como el contacto con aquellos núcleos sociales cuyos intereses han de ser modificados con sus decisiones legislativas.

Solamente quere1:11os apuntar que, en este delicado asunto de la reforma de los aranceles, hay otros elementos de la población in­teresados, además de aquéllos a quienes se está pid,iendo su opinión.

Pues no debe olvidarse que, desde hace muchos años, existe un vivo movimiento popular en favor de una reducción de las ta­rifas aduaneras en todos aquellos artículos importados destinados a satisfacer necesidades de atención imprescindible.

En términos generales, puede decirse que la reform~ men­

cionada debe desarrollarse inspirada en tres propósitos inmediatos:

Primero: Producir el abaratamiento de los artículos de con­sumo indispensable.

Segundo: Defender las industrias cubanas de la competencia de los productos similares importados.

Tercero: Facilitar la acción de represalias contra aquellos paí­ses que gravan la importación de los productos cubanos.

En cuanto al primer extremo, es preciso tener en cuenta el extraordinario encarecimiento de la vida que agobia al pueblo cubano.

Organizado nuestro régimen fiscal duqmte la ocupación mi­litar del Ejército de los Estados Unidos, en momentos en que la riqueza cubana se encontraba casi totalmente destruíc:\a, al termi­nar la guerra de Independencia, las autoridades militares norteame­ricanas no encontraron otra fuente de ingresos más segura para nutrir la hacienda nacional, que las tarifas aduaneras, contando ·con que los cubanos debían importar casi todos los artículos nece­sarios para su consumo.

. Pero, ·desde entonces hasta el momento actual, nuestra situa-ción econ~mica ha cambiado c?nsiderablemente; de modo que hoy, con: formidables empresas afianzad.as en nuestro suelo, aquell~s circunstancias apremiantes han desaparecido y ya es posible ir tra~-

5

~rancelaria

ladando la carga tributaria de los hombres del pueblo consumidor a las enormes ganancias obtenidas por las empresas industriales y comerciales fomentadas en el país, ganancias que, en gran parte, emigran al extranjero en concepto de intereses de capital invertido, sin dejar entre nosotros la natural tributaci.ón debida al sosteni­miento de los elementos productores y protectores en virtud de cu­ya cooperación son obtenidas.

Asimismo, es preciso atender a la defensa de ciertas indus­trias, -fomentadas y sostenidas merced a grandes esfuerzos de sus creadores, a las cuales mantienen en situación comprometida la competencia de los productos extranjeros elaborados a un costo in­ferior, los cuales llegan a nuestro país donde pueden ser vendidos a baj~s precios, imposibles de alcanzar por los productos domésticos, a causa del alto costo que aquí tienen las materias primas y la ele­vación de los jornales.

· · Este punto de vista es, en cierto modo, antagónico del an­terior; pero nuestros legisladores deben apreciar, en cada caso con­creto, el valor del beneficio que la población recibe con la impor­tación de ciertos productos a orecios reducidos: y los daños recibi­dos en nuestra economía general, con la depresión de las industrias nacionales, amenazadas por la competencia.

Además, el corto número de estas industri~s en peligro, cons­tituye una circunstancia favorable para el propósito de protegerlas, elevando los derechos de las tarifas para los productos similares precedentes del exterior y rebajando, en cambio, .los que ahora gravan las materias primas y la maquinaria propia para el trabajó de su producción.

Otro punto que deben tener en cuenta nuestros legisladores se refiere a la necesidad de defender, en distinto sentido, algunas in­dustrias nacionales, cuya prosperidad depende de la exportación, como sucede, en ·especial, con el tabaco.

Desde hace algunos años, esta gran industria, tan floreciente en otro tiempo, se encuentra en decadencia, por la hostilidad con que sus productos son tratados en los países que fueron mercados suyos.

A los efectos de ~umplir este propósito, quizás sería oportu­no que el Congreso depra, en esta ley en proyecto, alguna facul­tad al Poder Ejecutivo para disponer alguna acción de represalias co?tra los productos de aquellos países que hostilicen los nuestros; as1 como -para favorecer los de aquéllos que se prestaran a tratarlos con benevolencia.

La tarea de coordinar propósitos tan distintos ha de ofrecer serias dificultades, pero si ella es cumplida con acierto, se habrá

dado un paso decisivo para sacar nuestra economía nacional del caos en que actualmente se halla.

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I! (JJu!kJP~,Ál f/,¡,LJiJJ f!!KliPñJ po,• Yi'o~ de #urh.1enn~ 1

F'~ UE aquella una época de las tardes del trópico! ¡ Eras Tú? .. ha perdido su señora . El no parecía ni ciego ni sordo . • '6 alegre bohemia hterana, C omo amigos .y camaradas charlá- Esta llegaba más tarde . Era una No era posible, tampoco, decir qutj

bohemia sin chalinas ni b¡¡.mos hasta bierí entrada la noche . real hembra, airosa y gentil. altiva fuese desgraciado . Siempr(' lo tu~. melenas Diariamente Tan pronto se discutía arduo proble- y dominadora; una de esas mujeres ve por un superhombre 1ya figu­nos reuníamos varios ma literario, fil osófico o artístico, que, por caprichÓ risible e irónico de ra desentonaba, en realidad, dentn,

amigos: escritores, artistas o meros como se comentaba el último escán- la suerte, se casan con peleles, y a del marco estrecho Y burgués de una· aficionados .a las bellas artes y a l¡¡i dalo social las que se puede observar a menudo capital semialdeana . Se había ade-literatura . Juntos asistíamos a tea- En las mesas cercanas a la nuestra cpntemplando con envidia y codicia lantado unos cuantos años, muy po- . tros paseos y fiestas' . Hoy muchos veíamos a los asiduos concurrentes: a los hombres de robusta y atlética cos nada más, a nuestra época. Con­de nosotros sólo nos vemos al en- hombres de negocios que iban a tomar constitución L as excentricidades de vencido de su papel en el mundo, contrarnos casualmente en la calle, la tarde antes de regresar a sus ca- nuestra dama., habían servido muchas lo desempeñaba sabia y correct.amen­de cuando er cuando . Uno, pobre sas; damas que después de unas veces de comidilla a nuestras con- te sin afectación, con una naturali­amigo desaparecido en plena ju ven- cuantas vueltas en automóvil, ha- versaciones y comentarios sociales . dad admirable . Si en su presencia ·se tud duerme, desde hace años allá, cían un · alto en su paseo atra ídas Eran famosas sus cosas. Un espíritu comentaba la infelidelidad de· ·algu­en la morada de la Intrusa , el sueño por la belleza de la puesta del sol, observador podía sorprender con~ fa- na mujer, tenía ese gesto de asom­de que no se despierta jamás . Otro, que desde allí podía admirarse; al- cilidad delatoras miradas que ella bro, esa sonrisa de salón que pone-f ué el J u<l as de aquel grupo; aun- guna cocotte de ,alto rango . cruzaba hábilmente con los amigo5 mas cuando· nos están contando al-que su persona, de aventurero in- de su marido; esos amigos de los gún suceso que no nos interesa y corregible, vague, como el f antas- Ya al oscurecer se presentaba que un día oí exclamar- ingenua- al quie somos completamer.te . aje-ma de un réprobo, por esos mundos siempre un hombrecillo menudo y mente a un pobre esposo: nos . del diablo, yo sé que no existe ; qui e- algo enclenque, trajeado correcta- -Me parece que son más ami- Cuando ya hacía buen rato que ro hacerle ese piadoso f.avor Al- mente, de finos modales, circuns- gos de mi mujer que míos se habían encendido todas las luces gunos continuamos siendo fraterna- pecto, distinguido _ Saludaba a dies- Ella trataba a su editor responsa- de la ciudad, se retiraban ambos es­les amigos . Sean para ellos estas lí- tro y siniestro y acercándose a algu- ble con esa cortesía mundana que posos en su flamante máquina, ad­neas como recuerdo de otros días, na de las mesas, dirigía a sus ocu- saben tener las mu'ieres inteligentes quirida, según rumores, de uno de blanca estela que nos deja, ar irse pantes, en un tono que jamás he po- para sus comp.añeros de mesa, casa los más asiduos amigos de la casa, perd iendo en el lejano horizonte, dido definir ni clasificar la misma y . nada más . Llegaba en oca- en cambio de la vieia· y c.arcomida la barca risueña y ·feliz de nuestra in variable pregunta: siones a interesarse en público por duquesa que antes usaban . juventud --L¡ H an visto ustedes por aqu; él y preguntarle qué había hecho -Voy ganando en el cambio--

a mi mujer? durante el día le dijo su amigo--pues pienso ven-Por las tardes nos sentábamos en

la amplia terraza de un café de moda . C oches y automóviles deja"" ban ver, al pasar fugaces, envuel­tas en pieles y sedas, bellas y fas­cinadoras muj eres . En esa intimi­dad aldeana de nuestra pequeña gran. . ciudad, conocíamos y saludá­bamos a casi todas estas hermosas h ijas de E va . Eran siempre las mismas, pero siempre tamhién nos parecían encantadoras y adorables .

Lentamente consumíamos sendos bod s de cerveza, cocktails, o tur­bias copas de ajenjo, en las que el ahsintio y el an ís daban, según los gus­tos y el arte de los bebedores todas las tonalidades del ópalo, todos los cam­biantes del ág-ata "Néctar nue­vo, néctar m~derno,-como · lo lla­ma Machado,-creador de locos y de art istas . tuya es la hora lenta del crepúsculo tornasolado, tuyos los ojos aterciopelados que se entornan para mirar, tuyo el espíritu de la sospecha y el dejo de la remem­branza y el presentimento de la vrr­dad, tuyo el sentir de los nuevps poe tas y e,1, pensar de los cuentistas nue vos .

¡ Cuán tas veces, oh absintio miste­rioso, me refl ejaste la misma figu­ra, vaga, imprecisa y etérea, de mu­jer desconocido y espe rada, que me ofrecía también en sus mil variados y caprichosos matices de oro y fue­go el crepúsculo esol endoroso de

De ahí el apodo con que era cono- ¡ Cuál era la psicología de este der este coche en doble de lo que .cido por nosotros : El caballero que marido metafísico y civilizado? millonario, maniático por todo lo ti

antiguo .

6

Y nuestro marido, dignamente, y conven .·ido con estas razones, acep­tó la máquina . ¡ Desde hacía tiem~ po su mujer tenía tantos deseos de poseer una igual!

Cuándo ellos se retiraban .del ca· fé , después de los saludos del caso, todos enmudecíamos un momento¡ se cruzaban algunas miradas de in­teligencia , pero a ninguno se le ocu· rría hacer un comentario, ni decir una palabra inconveniente . La con· versación interrumpida continuaba naturalmente . ¡¡¡,,

Y es que hay seres superiores, que ' aunque no simpaticemos con sus ideas, con su modo de ser, ni con su actuación en la vida, llevan en sí algo impalpable, pero cierto, nue­vo e incomprensible, que nos hace respetarlos e iba a decir tam· bién, admirarlos .

Es ese mismo recogimiento que sentimos ante una obra artística-, cuadro, escultura, monumento-:-ra· ra y. audaz . Nos damos cuenta de que por falta de preparación no la , -entendemos, pero nos es imposible ,l/!. negar que hay en ella arte y gran· . ' deza .

Algo parecido nos ocurría con El . caballero que ha perdido su seño­ra . · ¡No éramos suficientemente ci· vilizados para compre~derlo!· .. . .

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ministrador de la Playa de Ma­rianao que htJ sido nombrado "So­cial Manager" áel Roof garden del Hotel Plaza y que viene pre­parando una serie de atracciones interesantes en esta temporada

invernal.

,PWAR AZNAR, pri­mera tiple de la compa­ñía que actúa en el Teatro Martí, en El País de las

Campanillas.

La aplaudida actriz ES­PERANZA IRIS, el ba­rítono ENRIQUÉ Rt1-MOS y GALENO en el prime1· acto de La Dan-

2a de las Libélulas

HELEA HUARA, int,ere­sante bailarina que ha sabi­do Ínt,erpretar las hieráticas danzas incaicas, v que pron­to actuará en el Roof G ar­den del. Hotel Plaza, por fe­liz iniciativa del Sr. Fausto Campuzano, Manager social

de dicho hotel.

ESPERANZA . IRIS, y · ENRIQUE RA­MOS en la nueva ope­reta de Lehar, Frasqui­ta, que estrenaron con éxito la semana pasada.

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&o ZI//J~9@ ~/Z:lo ~lanío 1Jarre/a.s · ·

• &N el t!réer piso, habita­ción número quince--di-jo la voz de la portera .

-Much!1s gracias -le contestó un joven, an:..

tes de comenzar a subir las esca­leras .

La escalera, como todas las fa­bricadas antiguamente, era estrecha y oscura . Los escalones, demasjado inclinados, hacían la ascención más dificultosa . Henri bubois, soste­niendo en la mano un bastón con puño de oro, subía las escaleras pro­testando . Después de pasar por al­gunos descansos y dar infinidad de vueltas, se detuvo frente a una puer­ta de caoba, que en la parte superior tenía escrito el número quince .

-Esta es-- dijo_ para sí, en alta voz .-

La _examinó y por mucho que bus­caba no encontraba el picaporte . Por fin, se decidió a llamar con los nu­dillos de la mano . Unos golpecitos secos, que resonaron en aquel case­rón, cqmo si se hubiesen dado en una gran iglesia fueron motivo para que en el acto se abriese aquella puer­ta .

- ¿ Está la señorita Marte!? ~pre­guntó con voz queda a una mucha­élia;'""seguramente la criada de la ca-sa .-

-Sí-contestó secatnente___:puede Ud . pasar .

y abrió por completo la puerta, entrando por primera ·vez Dubois, en aquella sala que por su construcción CFa un horno .

-Tome asiento; ahora le avisaré a la señorita--dijo la criada .

Y antes de marcharse se dirigió a un p.equeño l;otón eléctrico y dió luz a quella estancia, que desde ese mo­mento parecía otra .

Cuando · se hubo marchado la criada, el . joven Dubois se puso a examinar la sala, con esos ojos pro­fundamente observadores de todo el que llega a un lugar, del cual le han hablado mucho . Henri Dubois, por las cartas en que Sarah le hablaba de su casa, se había formado mejor concepto de lo que era realmente .

Un espejo inmenso, donde se re­producía la imagen de Dubois, por estar sentado frente a él, ocupaba el testero más grande de la sala . En el centro una maceta llena de flores ¡narchitas, sostenida por un pié que liada juego con ellas . En una es­quina un piano, vestido con una

funda color gris_ que le daba un as- ciéndome que llegarías a las siete . tras la miraha · con mucho canno pecto triste . En la_ ·otra esquina, un -Sí-repuso Dubois-tienes ra- El ruido de unas llaves que sona­estarite alto, completamente ocupado. zón. Pero como 'pude tomar un ron en el corredor, impuso silencio por libros . La lámpara con cuatro tren anterior te quise dar esta sorpre- . en la sala y todos miraron para la bombillos dentro de unas campani- sa·. puerta. . Esta se abrió pocos minutos tas de cristal, uno de ellos apagado, Sarah tenía el pelo rubio., era desp~és y apareció en ella la figura esparcía su luz por toda la sala . delgada y sus ojos de un azul divi- de Pablo Marte! . Era un hombre

-Yó que me había hecho otra no eran grand.es y expresivos. Lo de estatura regular, de barha cano-. idea de la sala-pensó Dubois- que más le encantaba a Dubois de · sa, un poco calvo y que sostenía so­¡ parece mentira lo que se forja la ella eran sus brazos, blancos, per- · bre su nariz unos espejuelos gran­imaginación al leer una descripción! fectos, encantadores. des . Traía en la mano el snmhrero

· Después que examinó todo fijó su -Ahora me podré pasar un mes que se acababa de quitar y abajo del vista eri el espejo y se vió en él . aquí, así es que te veré .todos los brazo un grueso volúmen . Su pelo, peinado hacia atrás con ex- días y te tendré siempre a mi la- -¡Cómo está mi querido Mau­ceso de pomada, tenía tanto brillo do--le dijo quedamente Duhois .- passant!-exclamó al ver · a Hen-que la luz de la lámpara se ref!e ja- -Usted está mucho más g~ueso ri . -ba en él; sus ojos grandes y claros -interrumpió Mad . Marte! . Y Dubois se acercó a él confun­poseían una mirada fija, insisten- -Sí-contestó él-de la última diéndose en un abrazo fuerte, expre-te . y la boca un poco pequeña vez que Ud . me vió a ahora he au- sivo. era sombreada por un bigote espeso, mentado once libras. -Precisamente aquí traigo "Con­color rubio . Después se fijó en su Y Mad . Marte!, cuarentona, de fesiones íntimas"-dijo mien tras sa­cuerpo . Un flus azul prusia, muy pelo teñ ido y muy gruesa, miraba caba de deba jo del brazo un volú­bien cortado, le hizo sonreír _ ¡ Por a Dubois con ojos escrutadores. men que en .la parte superior tenía ese traje sus compañeros de letra le Reinó breve silencio en la sala . Du- escrito el nombre de Henri Dubois . llamaban el Petronio moderno! bois miraba a Sara a hurtadillas y -Yo no pensé que Sarah estuvie-

Mientras seguía sonriendo al re- la encontraba mucho más hermosa se tan consentitla-dijo mientras le cardar las bromas Que le daban por que antes . ¡Las veces que escri- guiñaba el ojo a ella-porque si nó su traje, miró el reloj de pulsera y hiendo sus cuentos, en el escritorio le hubiese mandado uno a Ud . con· asombro vió que eran las seis . de su cuarto había pensado en ella! Henri · volvió a sentarse y miró su

-¡Que pronto oscurece aquí---: ¡Cuando el librero le mandó su reloj . exclamó--; huhiese jurado que erad: primera publicación con que gusto -¡Las siete!- exclamól,-- me las siete, lo menos . se la había tledic'ado ! Y ahora es- tengo que marchar inmediatamente,

Para entretenerse se levantó del taba a su lado, viéndola todos los pues he quedado con el Director de sillón y moviendo el bastón como si días, sin, tener que estar esperando la Revista X, en llevarle a las ocho ·estuviese en la call~, se paseaba a allá en el campo al cartero para te- . mi último cuento . lo largo de la sala . De pronto se ner noticias de la amada . · Y el viejo Marte! contemplaba la detuvo frente. al estante . A través _-¡ Qué felicidad !--suspiró en frente de Ouhois, como orgulloso del cristal veía muchos libros, unos a!ta voz, interrumpiendo el silen- de que un homhre tic tanto talento al lado de los otros, colocados con c10 _ - fu ese su futu ro yerno . Mad . Mar­mucho esmero . Dubois leía los nom- , -¿De qué?-preguntó Sarah .- te! se levantó, arreghíndose su saya br_es de Zola, Hugo, Maupassant, -De estar a tu lado siempre- que se había arrugado . Bourget, France y los de casi to- le contestó, oprimiendo su mano .- -¿A qué hora me llamas? -pre­dos los Maestros franceses, que in- Los dos volv ieron a quedarse ca- guntó Sarah fijando sus hermosos dicaban el · buen gusto literario del liados, absortos en sus . pensaínicn- ojos en él .-padre de Sarah · tos . Mad . Marte!, después de to- -A las diez-le contestó Hcnri .

Se hallaba repasando con la vista mar · un libro del estante interrogó Pablo Marte!, tomando de la si-los títulos . de las novelas, cuando a Dubois . lla el bastón de Dubois se lo di<Í . unos .pasos cercanos, hicieron que de- -¿Le gusta esta obra?-y le -No. se moleste-dijo Hcnri -jase el bastón sobre una silla y se sen- mostraba "La Reliquia'.' de Eca de muchísimas gracias .· tase en el mismo sitio que antes . Quciroz, una <le las novelas que má~ Y cuando Marte! abrió la puerta,

-¡Cuantos deseos tenía de ver- había releído Dubois, al extremo Henri Dubois saludaba a Mad . Mar-te, mi Henri !-exclamó Sarah, que que casi se la sabía ele memoria . te!, mientras apretaba la mano de venía seguida de Mad . Marte! . - -Muchísimo-contestó ._ Sarah y la miraba con ojos apasio--¡ Y yo también!- dijo Du- -Puede U.el . creer que Pablo nados, ardientes . . .

bois, mientras estrechaba·sus dos ma- no ha leido su último libro "Confe- I I nos y saludaba a Mad . Marte! . - siones íntimas"--dijo Mad. Mar- El lápiz · se deslizaba de prisa

Sarah y Dubois se sentaron bas- tel . _ sobre la cuartilla . U na letra gran-tante cerca y ·1a señora de Marte! ~¿Cóm,;?-contestó azorado-- de, irregular, trazada con mai1; ner­buscó un sitio algo alejado de ellos . si Sarah me ha dicho que lo ha re- viosa se veía en ella . Henri • Du-

-¿ Qué te pasó que te tardaste~ cibido . . bois sosteniendo el lápiz fuertemen-tanto?-le interrogó Dubois cuan- S' l te escribía sin cesar, sin detenerse d h 11 . - 1• pero no se O ha querido un momento . En la mesa a donde

O se ª aron Juntos · - prestar ª nadie · estaba sentado, se veía una taza va-

-Nada, no te esperaba tan teÍn- Y Dubois sonreía pensando en el cía y un reverbero pequeño con un prano porque tu me escribistes di- amor que le profesaba Sarah, mien- (Continúa en la ,pág. i J )

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¡ '

La linda BESSIE LOVE, una de las más interesante, figuras ,de la pantalla ha puesto en práctica recientemente una originalísima idea. D eseando hacerse im bello retrato no quiso, como tantas otras , posar ante un pintor; creyó mii.f. interesante posr.er · 11na estatua de sí misma, haciendo toniar el moLdc sobre su propio cuerpo .

Aquí aparece la encantadora actriz en el momento rn q11e cubría.11. stt torso con 1111a capa de yeso para hac._ .. el molde de La cstatu.a. Se dice que algunas de las más prominentes figuras de: cinc adoptarán esta moda nu.evtl- siguiendo el ejemplo de Bessie Love. ¡Qué vida más perra la de esos escultores! . . .

(Ppto. First Natianat).

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u Yt!ÚüJ Gnlre//11/lJJ lkilando con e/J;I/Jaulp alea/de de Guanabacoa

pur ~lünvfl/onro 'floielló

P ARECERA raro, pero en Yo recuerdo, hace apenas dos años, toria . Puede decirse que su triunfo en todo, se recaude una suma infe­

Guanabacoa existe un al- lo que era esa villa ultramarítima . es personal, ya que en un medio de rior a la que de Ó • ..:n;ra legal debe calde . Un alcalde autén- Crispaba de espanto circular por sus tan s,'irdido desinterés como el nues- de ingresar en el tesoro · tico . Es un hombre so- calles polvorosas, desiguales, inhos- tro, alcanzar la cooperación privada · III brenatural y milagroso . pitalarias, donde las basuras no se es fruto <le inaudito mila!!ro Interrogo, de modo sintético, al

No roba . No deja robar . Cada día, recogían, donde los fanguizales, en -Cuando yo llegué . aquí-dijo señor Massip .sobre su gestión admi­CU.'lndo abandon~ el lecho, acomete épocas de lluvia, igualaban la parte -el primer problema que afronté, y nistrativa Y el señor Massip re­una obra que luego enérgicamente céntrica de la población, en fetidez el más grave, fué el del agua . No plica con lentitud y método: prosigue . Las calles de aquella Villa miasmática, a los más extremos arra· la había, la población se moría de -La obra que me pareció tras-

I estaban rotas, estaban deshechas . Sin bales . De noche, la tradicional Vi- sed . Yo me inquité con causa porque cendental entre todas, fué paviµien­hiperbole puedo afirmar que en ese lla del guano, amurallada ·al modo la trascendencia del conflicto era dt: tar la población, pero no en lo que aspecto estaban casi tan deteriora- chinesco, hundíase en una impenc- las que no admitían posposiciones ni pudiéramos llamar su radio céntri:.. das como las de la Habana . No ha- trable oscuridad . Era imposible en promesas Fuí a visitar los tanques co, sino, también, en sus suburbios bía agua . Ese líquido se ohstinaba el lu~ar más céntrico, distinguir lo Lo revisé todo, lo examiné todo más lejanos He compuesto c:.iles en no salir por .las cañería!¡ y cuando que se llevaha en b mano . Los pe- Y descuhrí que el agua faltaba sim- de esta villa que nunca se repararon salía, era viscoso, espeso todo nutrí- rros practicaban orultos ritos con plemente por lenidad, por descuido . y he construído otras que fueron do de floras microbianas . Pues en impudor hiriente, inundando la vi- Tradicionalmente Se aceptaba, con siempre caminos reales . Y lo cu­dos años ese alcalde verídico que se lla de ladridos Y rapaces menos una periodicidad, cada diez días que rioso, lo que a t los parecerá ex­noinbra Joaquín Massip reparó las honestos que los perros exhibía:n des- el agua se agotara. Surgían las pro- traño, es que he acometido esa !a­calles, hizo brotar el agua y culmi- nudeces macerantes, con los cueros testas, se archivaban y el problema bor sin fondos presupuestales, ya que nó otras empresas de más altos alien- brillando al sol, zcbrados curiosa- proseguía. Todas las administraciones la consignación <le que disfrutam'os tos . mente por la mugre . entendiendo que era un asunto irremc para obras púhi;cas, es de tres mil

Yo sé, fijamente, que el señor Y hoy . . . diable, lo acogían con una fatalidad ochocientos pesos anuales . Es inútil Massip no llegará nunca al muni- Hoy las calles están lisas, perfec- desconsolada . Sin embargo, era cues- advertir que con tal suma, no se cipio _de la Habana~ Par.a ello le tas . El agua es más abundante y tión de ir, de estudiar, de actuar so- puede siquiera construir una sola ca­faltan condiciones supremas que to- menos cenagosa que la que ingerí- bre el terreno . El agua faltaba por lle . Sin embargo, yo no he trans­do hombre de su capacidad Y de sus mos en la Habana . Hay luz . No que los tanques no estaban limpios, ferido un· crédito, yo no he agotado méritos instintivamente repele . Pe- hay perros . Y los rapaces cubren porque jamás se revisaban . Y bastó otros capítulos: yo he culminado ro, no obstante, traigo aquí impresio- su desnudez con trapos limpios y que se eliminaran las materias que esa labor atendiendo personalmente a nes consoladoras que el lector ha de concurren con regularidad a las es· los obstruían, para que la pohlación su éxito . Cuando yo ocupé la alcal-recoger sintiendo el mismo alivio, la cuelas. . no muriera de sed . Así ocurre con día, en el tesoro municipal existían misma esperanza que yo sentí cuando I I todos los problemas generalmente . setenta mil pesos . En la acnralidad hablé con este ciudadano, ejemplar, El señor Massip es un hombre Se califican de insolubles . Y es, existen doscientos mil . Ese dinero orgulloso de su investidura, ambi- joven . N-0 tierre la exhuberancia tan solo, por no decidirse nadie ini· no lo aplico a ni1:iguna atención por cioso de gloria, y tenazmente dispues· ni la' frondosidad verbal de los po- cialmente a inquirirlos y a solucio· preferente que esta sea . Las obras to a defender los intereses públicos líticos . Habla con reposo y da a narlos . públicas que aquí he realizado, o acerca de que en la capital, inevita· cada afirmaci6n un matiz enérgi- Hasta ahora he realizado cuanto mejor dicho, las obras de pavimen-blemente, ha de surgir un hombre co . Es sencillo, es afable, pero se era dable hacer, pero aun me restan tació¡¡ exclusivamente, importan capaz de convertir lo que hoy es so- - descubre que no se enred1 en tran- energías . Lo que mi labor tenga más de l SO mil dólares . Aquí se lo objeto de explotación y de pilla- sigencias . Habló, acerca de su la- de util o de encomiahle, no se verá l1.1n construído más de 17 mil me­je, en una maravillosa ciudao de bor,. con mesura, no dándole relie- sino más adelante, para el mes de tros de pavimentación' de asfalto; 11 encantamiento. ve de portento, sino apenas confir- septiembre, cuando todas mis inicia- mil de adoquín y 25 mil de arena

Guanabacoa está a treinta minutos mando el juicio mío, sobre la utili- tivas y mis planes queden material- y piedra corriente . Que se consulte de la Habana . Su presupuesto muni- dad de un noble esfuerzo . He ahí mente realizados . Y o si puedo afir- a cualquier experto, que se recurra cipal es reducido y sus fuentes de la clave, esforzarse . A un alcalde marle que todo cuanto se ha hecho a un contratista y se verá como esas ingreso precarias . Pues bien: el se- para hacer labor administrativa, a aquí,-sea poco o mucho-es obra obras ne¡_ pueden hacerse en menos de ñor Massip, con esos elemeritos, sin más de la honradez, solo le hace fal- del esfuerzo, de la cooperación, de la los ciento cincuenta mil pesos seña­ayuda oficial sin creación d,e crédi- ta querel'lo . Un hombre que se cru- energía orientada. Pero sin demandas lados . Pero aunque el costo real de tos, sin maquinaciones inmorales ha za de brazos alegando que no cuen- de créditos. Es más, en este ejercicio · las obras es ese, la suma, sin em­hecho una obra tan compleja, un ta con elementos, es un valor nega- municipal, ·o sea del año 1923 al 24, bargo, invertida, no pasa ~e los tres digna, de loa, tan merecedora de tivo . Cuando no existen elementos, tengo un superavit de sesenta mil pe- mil ochocient<:'- pesos consignad~s en

za, que ca~ enojo considerar se hacen, se allegan, Se fabricán. sos en el tesoro . Actualmente nues- el presupup-•o munici¡1al vigente . o que aquí pudiera hacerse-nada El señor Massip ha hecho eso . Sin tro presupuesto se ~leva a la suma de Es decir, c¡1.1e ,l municipio no le h:i

• que imitando su proceder ho- fondos, o cun irrisorias consignacio- 170 mil pesos . Cuando yo abandone costado la reparación de las calles esto y apto--si los hombres que es- nes, quiso y pudo hacer admirables este cargo lo dejaré en 300 mil. A más de los tres mil pesos expuestos . • al frente de los más altos cargos transformaciones urbanas, de tras- cuyo . efecto tengo el propósito de · Enseguida el señor Massip, aco-• Jicos, no sintieran tan desagrablt cendencia que importarían millones eliminar tod¡L defraudación muni- giendo con sonrisa benévo! ~ mi. in­opensión a vulnerar el séptimo si él no hubiera orientado su afán, cipal, de hacer que se tribute, y de credulidad . activa, explicó:

damiento . su acción batalladora a fines de vic- impidir, que en este municipio, como (Continúa en la pág. 26)

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M A M 1 E M ORAKHAL~­C SH V 1 LLI A que recientemente ha sido proclamado presidente de la república soviet transcaucasia-

na de Geor1;ia. (Foto. J .. •ornational) .

fEAN MAR/E DE MUSY, que ha sido electo presidente de Suiza, y ha tomado posesión de su cargo el primero de Enero de

este año.

( F o~ó. /:nternat,¡,ona}¡.)

pr'. WILLlliM Ul'llULS, de­cano de la Escuela de Medicina de Leland Stanford, y uno de los más notables patólogos america­nos, cuyos estudios y experiencias sobre las enfermedades . crónicas son seguidas con interés por el

mundo midico.

KERENSKY, dictador de R u­sia después de la caída del Zar, al que el gobierno ~olchroiki h:1 permitido volver a iu patria, des­pués de hacerle sufrir el destie-

rro durante varios años. . (Foto. /.nternational).

·.- ~ ... (_/ .

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/

HORAC/0 RUBENS, . pro­minente hombre de ne1;ocios que acaba de ser nombrado Pr;sidcnte de los Ferro carriles Consolidados de Cuba, en sustitución . de Mr.

H . C. Laiken. (Foto. Funcasta).

GIOVANN/ MARTINELL/, el admirabl'! cantante italiano, tenor de la compañía del Me-

. tropolitan Opera Co. de New York, que de!de hace alguno,s días se halla gravemente en/ cr­

mo de fiebre -tifoidea.

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A la verdad, no sabemos donde c'recen "árboles de na­vidad tan .bien adornados, pero el hecho es que si lo

· supiéramos . ¡no esta-ríamos aquí!

~· <ca >,~f~.u .. . J11r__.· '· · . .:. ·_

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na "TIVOLI"

La linda TESSIE MORENO, artista cubana que actua en el Ba-Ta-Clan, v que puetk fiiu­rar muy di¡;namente en nuestra habitual 1;alería de bellezas . .. Sobre todo si, como se vé .en esta foto grafía, se hace acom­pañar amenudo por un núme­ro de nuestro cole¡;a SOCIAL.

( F~to. Blez ).

Vigor, Nutricion BeLleza

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CUANDO el crepúscujo

declinaba; ia ·~ñorita dió vuelta al ·molinete y en­tró' en la plazoleta . Sen­tóse en el banco aislado

donde tenía costumbre de sentarse . Habiendo llegado antes de la hora, se puso a leer,\ sin levantar el velo es­peso que caía desde su turbante sobre la cara .

La hora sonó en un reloj de la ve­cindad . l! n joven apareció en el ex¡ tremo de la avenida, avanzó unos pa­sos y se detuvo, guardando sus dis­tancias; como si espiara una oportu­nidad .

En este instante,-¡ cuán bien hace las cosas el destino!--el libro cayó . El joven _se echó encima, lo recogió, y le entregó a su propietaria con ,ese aire especial de los que frecuentan •las plazas públicas, donde se entrevée, al lado de mucha galantería el vivo de­seo de no ver surgir el guardián, ge­neralmente rengo y pudibundo . Su traje era simple . Arriesgó con tono desprendido una observación sin im­portancia esencial sobre la tempera­tura, y tomando una postura inte­resante, esperó su destino .

A través del velo, la señorita lo miró largamente, luego dijo con una voz, que pasaba del son grave al agudo, para vol ver al grave y retor­nar de donde venía:

-Siéntese, señor . Usted me hace feliz . ¿ Por qué ocultar mi impre­sión? La noche avanza . Está ya de­masiado obscuro para leer y prefe­riría conversar .

El jove.n hizo lo que ustedes hu­bieran hecho en su lugar . Hizo al­go más . Senióse cerca de la seño­rita, con un desparpajo tal, que lo menos que se podía decir era que era un mal educado .

-Sea usted . quien fuere- repuse me asegura el incógni t6, pero mi la señorita con un tono ,frío-- le nombre es de esos que evqcan para ru_eg0 que considere sin más trámi· las pobres 'gentes, los maravillosos ¡es, que yo soy una persona honra- paraís~s de la riqueza . Si yo le he da . L e disculpo sobre su error bien hablado, señor . · comprensible . Es cierto que he sido .. Parkenstaker- repitió el yo quie_n le ha rogado que se sen- joven . tara . i::ero, si entre la clase de gen- . . es que yo quería una vez en te de su mundo, una serneiante in- mi vida, conocer a un hombre a vi tación, permite tutearme llamán- quien la fortuna de lo que se ha dome " mi cone jito querido", consi- convenido en llamar "la .superiori­dere esa_ invita+:ión como nula e im- dad social" , no le hubiera aún co­orocedentr rrompido el corazón . Usted no puede

-Le ruego, señorita, acepte mis excusas-respondió humildemente el joven .-Se encuentra a menudo en las plazoleta~ , algunas pcrsonitas . usted sabe que . lo que quiero de-cirle . · L e pido pc.rdón .

-Abandonemos este terna penoso, señor. Hábleme más bien, si le agra­da, de estas personas que vernos pasar cerca · de nosotros yendo y viniendo por los caminos de la plaza . Me in­teresan enormemente . ; Dónde van 1 ¿ Por qué andan tan apuradas? ¿ Es que son felices?

Un poco desconcertado, el joven miró a su interlocutora. Luego, echándose a correr por el camino lí. rico, donde lo invitaban a correr :

-Lo que usted ve allí-dijo, y parecía pensar en otra cosa,--es to­da la maravillosa novela de la vi­da. Entre estas gentes, algunos vuel­ven a sus casas, otros . van a otra parte. Se pregunta uno, cuál puede ser su historia .· Desearía conocerla y, sin embargo, tal vez fuera me­jor i¡rnorarla .

-Y o no pienso como usted-re­puso la señorita, bajo ¡el velb . -:Vengo a sentarme en este banco pa-

saber hasta qué punto me hallo fati­gada de toda la inútil magnificencia de mi vida, cansada del dinero, de las lisonjas, de los homeqajes, fatigada de esos títeres que se cre~n ser hom­bres y mujeres ..

-Yo hahía considerado siempre al dinero como algo muy estimable -repuso el joven . .

-Se ve bien que usted ignora lo que es . Si los dólares se le escu­rrieran entre las . manos . . . - Y ella hizo el gesto de dejar caer agua a lo largo de sus brazos y luego, con un mohín de tristeza, añadió·

-Hay días en que el ruido del hielo en mi copa de champagne, me hace pensar en la muerte .

M : Parkenstaker, se mostró in­teresadísimo :

-¿Puedo hacerle una pregunta? Y o admiro la aristocracia. . Leo ávi­damente todo lo que se dice de lo!> aristócratas y creo poder imaginar me, cómo viven, hasta en sus míni­mos detalles. Así, yo me había imagi­nado que el champagne se helaba cuando aún no había salido de la botella . . No creía que se pusiera hielo en las copas .

ra acercarme a la h91

manidad que La señorita adoptó un tono indul-traba ja . La suerte m~l1~íl hecho na- gente, absolutamente original: cer en un ambiente donde los lati- -,¡Ah!-dijo ella;-usted cree

· -Sabe ,usted,-dijo, Y sus pala- dos del corazón popular no llegan conocer a la gente bien y usted igno· bras parec1an atro~llarse en sus_ la- nunca . Si yo le he hablado, señor... ra el rasgo capital de su carácter. bios, como los curiosos en la puer- ¿Señor? . Para nosotros, el encanto de la vi­ta del circo--¿que usted es la mu- - ... seíior Parkenstaker- c!'ijo da, es justamente pe hacer aquelJo jer ~ ?sorprendente que Yº, haya el joven, inclinándose .- ¿Podría que no se ha hecho hasta ahora . conoodo. Desde ha.ce ,dos dias 1: saber, ahora, a mi vez, con quién Un príncipe tártaro ha ideado esta observaba . ¿No lo habia notado . tengo el gusto? . semana en el hoter W aldorf, el co-

¿No ~ había usted fijado que al- -No; yo no. ~uedo, decirle ~i locar el hielo .:n el vino . Es una guíen se encontraba cerca aca- nombre . Me tra1c1onan~, y adem~ moda . Ella durará ocho días. La riciando con sus ojos "tus" 'Iormas· usted reconocería m1 rostro s1 otra semana, en· una grcm cena en encantadoras! ¡Contéstame, mi co- levantara este velo . Me he vestido Madison Avenue, distribuyóse a cada nejito querido! . . . con la ropa de mi criada, lo que invitádo, guantes verdes de gamo.1. .

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que se usahan tan solo para comer las aceitunas Fué la moda . . .. durante ocho días

Sonrío. de nuevo . amargamente, por segunda vez luego dijo con voz baja y emocionada, corno si persiguie­ra un sue-iio Íntimo :

-Si mi corazón debe amar un día, quisiera que fuera un .hombre de condición inferior, un emplea­do, un obrero obligado a observar un horario y no un desocupado; ¡ desgraciadamente, todo esto será un sueño! Las exigencias de la . gente de mi casta, no me lo permi­tirán . En este momento, un g~ n duque, jefe' de no sé qué principado alemán, y que ha vuelto loca a la mujer con quien se había casado, y un marqués. inglés, impasible y frío exclusivamente ocupado en ne­gocios de plata, se disputan mi ma­no . ¿ Pero qué es lo que me lleva a confiarme a usted, señor? . . .

. . Parkenstaker-repitió el jo­ven . -Créame, señorita, que usted 'me ha emocionado .

-¿Qué oficio es el suyo?-pre- . guntó la desconocida .

-Yo trahaio en un re'staurant . Ella tembló en la sombra . --¿Corno carnarero?-dijo ella,

y su voz parecía implorar . Todo ·trabajo tiene su nobleza, pero ser­vir a los otros, ¿ no le parece? .

-Yo no sirvo las mesas. Soy ca· jero (y. pensó durante un minuto). ¿Ve usted? E.n ese restaurant que se ve desde aquí ..

La noche habíase apoderado del mundo . Cerca del jardín, en medio de una fachada obscura, un aviso lu­minoso decía "almuerzo, cenas, pre· cio fijo, abierto toda la noche" ._

Viendo esto, la señorita, muda co­mo por una seña que le hubieran hecho,. guardó su libro en su saco y se puso de pie .

-¿Por qué no ocupa uste_d su puesto?-preguntá ella, la voz cam­biada

- Y o sólo traba jo durante la no­che-repuso el joven . -¿ Es que ten­dré el placer de vol verla a ver?

-Tal vez . ¿Se ha fijado usted en un automóvil que se halla para­do a la entrada del jardín? Un au­~omóvil blanco . ...

( Continúa .en la pág. 21 )

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Padre hijo y e,pirilu 1anlo, eJ/a fntografía no, m11c1lra al gran boxer MICKEY WALKE_R, cl!ampion mu"d~IJI de pe­o welter, acompañado de JU primogenit~ y ~e m 1enora, mo­

,PJentcJ de,pué, de hacer un poco de tra,n~mg f>":ª JU pelea centra Mike A1c Tigue, champion mund<a~ dP. light-lwavy.

Walker obtuvo la deciJión de lo, ¡uece,.

VINCENT RICHARDS el glorio,o mt1cha_cl,o amigo de to, cub~­f1()J ha popularizado un nuevo deporte. Tennu ,obre luelo y con pati­ne,. En vez de la, raqt1eta, de cuerda man falcta, de "!adera y la, bo­las forrada, ,e J:UJtituyen por bola, lisa, 1,n forro. Richard, ha con­fe,ado que é,te nuevo deporte re,uelve ~n gran. pr?blema a to, ten-

nista, durante to, crudo, duu del smnerno.

BOLOS, el tercer deporte de to, E,t_ado, Unido~ también ,e juega ,obre la nieve c~n entwSOJmo. Aq~• vemo, a un nutrido grupo de bol<JtOJ, calzando pat,­ne.r, que lanzan el disco de hierro ,obre lo, boto,. La, misma, regla, Je ,iguen, y por toda, parte, Je ven a betlí.Jima, muchac/,.a, practicando e,t,:. novel deporte

(Foto /nternational)

FRANK K . STUJU.;n:,', veterano de­portista norteamericano y un amame decidido del deporte hípico, acaba de

• Jer nombrado pre1idente del JOCKEY CLUB de NEW YORK en ,u.stitu­ción del Mayor Augwt Beltmont, re­cientemente fallecido. Mr. Sturgu se le conoce como uno de los ma, grandes criaáores de caballos de tiro de los Es-

tado, Unido,.

JOHN D. ROCKEFELLER se en­cuentra pa.,ando el invierno en Or­

"' mfJnd, Fla. y en vez de e,tar descansan--·._ .......... _- , do en m,úlidos almohadones, aqt1í se

~!lj¡~~~~ 11 le ve ejecutando un poderoso drivc ,m

los terrenos de golf de esa deliciosa pla­ya. El Rey del Aceite testimonia co,i calflroso entmiasmo el profundo agra­decimiento qUe siente por el hien.Jstar

_.._._......_ que le produce el ejercicio del J.olf.

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n esta fot o aparece el destacamentn de highlanders escoceses, rmna­do a Egipto para e11grosar las fuerzas brittinicas, dc·sf ilando por las

calles de Port Snid. después de desembarcar.

(Fotos. lntcrnational)

Su Santidad el Papr!, rodeado de cardenales y altos dignatarios de la iglesia,en la prime­ra ceremonia de misio­nes que se celebró en el V atica110 desrl:e prin­cipios del aiio relizioso

LEON TROTZKY, '" ' wrnpaiiía de m esposa, m padre y algunos oficiales del ejécito del so­viet en la últi,;,_a f otografía tomada desde su partida para el Cáucaso, después de haber sido des-

' tituido de su carzo de Ministro de la , Guerra -de la , República Bolchevikt. . . _

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La nue'l}a armada bolclu·viki de Tram-~ comtituída por estos tipos de m onta,ieseÍ'

1

aqui con ;us trajrs típicos celebrando

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i-------"'"T""" Re~ientemente ha sido bautizado el mayor sub­marino con que cuenta actualmente la armada naval a~ericrma. El V 2 tiene más de 341 pies d longitud; en la superfi cie pJede adelantar a u1 velocidad de 21 nudo por hora, y mmergido la de 9 nudos, lo cual l pe,:mite perseguir cual quier embarcación po

veloz que sea.

El príncipe regente y fut11-ro emperador del Japón se toma gran interés por todo lo concerniente al ejército, y las.armadas navales y aé­reas de su país. E.rta foto­grafía nos lo muestra, du­rante unas maniobras de aviación, siguiendo atenta­mente el vuelo de una es­cuadrilla de aeroplanos ni-

pones.

Hace poco, por primera vez, el r.m inente tenor ir­landés M e. CORMACK y la célebresopranoLU CRECI A BORI consintieron en cantar para ~l ra, dio. En esta f otografút aparecen los dos e"!i.nen­tes artistas, en el salón desde el cual se luc'!ron oir por ocho millones. de personas, ac~mpanados por Mrs. Me. CORMACK, hija del tenor, y Mr.

CHILDS, que' presentó a los cantante1.

En el Metropolitan Opera House de N ew York se celebró recientemente 1111a a11dición original, pt1e1 re trataba de un concierto de diez ·Y 'ocho pianos que fueron pulsad os por algunos de los más notables pianistas residente¡ en los Estados Unidos. Este concierto fué dirigido por WALTER DAMROSCH, el notable director de la Orques­ta Sinfónica de New York, que nos visitará en breve por laudable iniciativa de la sociedad Pro Arte Musical.

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GASTON, catchei · del club Habana que'

aprovechando su esta11 ' cia en La Perla de fas · Antillas, está actuando c'omo referee en ~l campeonaJó. Junior de Ba.skit-Ball. La visti­lla de Ga.ston, hac~ que los muchachós jueguen limpio. En general ac­túa bien, aunque algu­nás veces liemos nota­do algunos errorciUos al aplicar las reglas

técnicas.

COSME V AZQUEZ, Trotable jugador de. balon-pié del FORTUNA que viene demostrando htuta la sacirdad lo que pt1ede el entusiasmo. V tÍ7-';!teZ

e.s un CENTRO que IL'

las trae y qt1e sÍempre es un factor importante en las victorias de la enseña

blanqu~-negra.

Esta instantánea al magnesio; nos ofrece una interesante vista de la selecta concurren­cia que asiste a lor juegos 4e barket- ball que .se vienen ce­lebrando en los terre110I del club Ant. Alumnor de La Sa­lle en opción al campeonato JUNIOR de Ba.sket-Ball. Esta sección de la glorieta er­tá invadida por MarqueIÍta.s y Lobitas que dan brillo a to­das las f íestas nocturnas de és-

te brillante campeonato.

(Foto. l osé Luis).

ZAMORITA,es te jovencito co1 cara de mal genio es una estrella fut­bolística que jue­ga la difícil posi­ción de goal kee­per en el magnífi­co equipo O LI M -PIA . Zamorita es una verdadera f ie­ra de/ endiendo, el goal del OLIM-

PIA.

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.

TALTAVUL Goal-Keeper del CATALUÑA qtte es otro de los buenos jugadores hispanos que

._ , atraen público a los terrenos de • Almendarcs. Es digno de encom io

el entusiasm o que si<'mprl' dem ues­tra la colonia es¡,a110La por el inte­rc;rmte depr,rte dr· BALON-PIE.

Mr. MILTON y SEÑORA ya se pasean satisfechos y ale­gres por los jardines de Oncntal Park. Com o recordarán nues­tros lectores M r. M ilton esltrVO al borde de la tllmba, víctima de la traicionera ap,·nd icitis. Gracias a los cuidados de sus much os amigos y a la oportuna i ntNvención quirúrgica, lz cy da­m os gustosos la noticia que ya Mr. Mi/t on está completame11

te restablecido

E •!<1 u /11 ¡,11r/, d,· las gradas dedi­cadas , ·11 , ·/ , amp,·"llt/t r, d, · has/..·ct­

. ba!/ J U NIO!<. a q11,· S{'(J!/ uc11pa,las por los r,·¡,r,·.ro11a111cs r/,,f s, ·.,·11 FEO.

~.j;;'.,.~c,;c~;,:. ,·;,:~·;~sf ;/~i,~1:.~:i.:1;;;;,,";~ .A t f/ t io,s J (I( ) .\· J ()( ) J' 11 ,,Cj¡,._.. i/, ·, ­pui:s a los Vcdadist tJs m as f urihtm­dos co11i•crt idr,s /t/ llJbi,;11 1

•11 .-'u/,:1¡_

ro .rtJs d ,.¡ sport .

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©odo Vn·~_ocu CHISTES Y ANECDOTAS

Regañaba un pabre a su hijo, re·· prochándole su poca atención, pro­nunciándole un largo discurso sobre los deberes, etc . , etc .

El muchacho, que al parecer es­cuchaba atentamente la perorata, ex­

. clamó de pronto : - ¡ Con esta que va a entrar, son

ciento! · ¡ Estaba con tan do las hormigas

que entraban en un agujero!

U na señora va a consultar al mé­dico de un establecimiento balneario .

-Nuestras aguas son terIJ10-sul­füro- ·sódico-arsenicales .

-Dios mío!-exclama la seño­ra .-¿Y hay que tener todo eso a la vez para te ar estas aguas?

Entre amigas: -Tu marido te engaña . Te

ha dicho que iba de caza y eres ca­paz de haberlo creído .

-¿Por qué no ? -¿No ves que ha vuelto con el

morral vacío? -Pues precisamente por eso .

Un borracho incorregible con- · sulta con un médico una grave en­fermedad de la vista .

El doctor declara que la causa · del mal es el abuso de la bebida, añadiendo que el paciente ha per­dido ya un ojo y que perderá el otro si no se contiene en sus exce­sos.

El borrlcho hace grandes esf uer­zos por vencer su pasión y bebe me­nos que antes .

Pero al verle nuevamente el mé­dico, exclama éste :

- ,¡ Ya no hay remedio! ¡ Está usted completamente ciego!

_......,¡Cuánto me alegre! ¡Al fin podré beber con toda tranquilidad!

Un descuido: El célebre carterista inglés Tom

Thief fué a París a sus negocios, y tuvo la buena fortuna en ~as ca­rreras de apoderarse de una carte­ra bien provista de billetes . A poco se sube a un tranvía, V no pasan muchos· minutos sin que se encuen­tre sin la cartera .

-¡Qué descuido!-ejclama con­trariadísimo el pickpocket . No me he fijado en el anuncio que dice : "¡Cuidado con los rateros!"

1 RECETAS

e alabaza frita y rebozada·. ---Se pela la calabaza, se le quitán las.se­millas y pelusas y se cocinan en pe­dazos grandes con agua, sal y un 'po­quito de anís . Se baten dos o tres huevos, se les añade un poquito de harina de Castilla v en este batido se envuelven los pedazos 4e calaba­za bien escurridos y se frien en maniec~ y mantequilla mezcladas .

Ensalada de langosta . --Se cocina · la langosta y se corta la masa en for:na de dados, se coloca en. una ensaladera con huevos duros, cebo­llitas y pepinos de enaurtidos, se · sa- 1

1

zona con sal y se cubre con una salsa mayonesa helada, se adorna al­rededor con hojas de lechuga .

Ensalada de cangrejos . -Cocina­do los cangrejos se separa la carne de los carapachos y se divide en plJ,rtes iguales, se colocan en medio de la en- • saladera, se rodea de huevos duros ell rebanadas, fondos de alcachofas, pepinos de encurtidos y hojas de le­chuga; se puede cubrir 'con una sal­sa corriente de aceite, vinagre, mos-. taza, pimienta y sal o con una salsa mayonesa

-¡Papá! ¿Puedo leer este libro? L~s recetas de cocina que reproduce CARTELES son tomadas del libro• DELICIAS DE LA MESA escrito " por la Srta . Maria A ntonieta Reyes

_;¡Léelo, hija; y después u:ie dices si lo puedo leer yo! De "Buen Humor" . -t~fadrid.

Gll'Uilán .

Entre marido y Jl}ujer: -¡Cómo! ¿Ha muerto el enfer- - ¿Está el señorito? -¿Pero te vas a · retratar otra mo? -Sí, señora .

vez? -Sí, señor doctor · La rec~~n llegada, recorre toda la -¡Qué quieres, hija mía! El re- -¿Ha tomado la me:di.~ina? . . casa y no encuentra al amo .

trato que me hicieron hace poco tie- -Sí . . . pet10 como d1Jo usted - ¿No me ha dicho usted que es-ne cara de imbécil. que s~dmeneasel an~es, en una ~e dlas taha en casa? Pues no le veo por nin-

-Pues se te parece muchísimo sacud1 as que e dimos ha expira o. guna parte

J'odo el mundo lo dice · -Es que ha salido . Pero me tie-

Herido un sold;tdo en una batalla de un balazo en una · pierna, f ué conducido al hospitatl .

Durante dos días los médicos no hacían otra cosa que sondar la hen­da, hasta que cansado de sufrir pre­guntó el paciente':

-¿Qué buscan ,ustedes? · -Busc~mos la bala .

-¡Mil bombas!-grit!ó el sol· dado .-Haberlo dicho ·antes; la tengo en el bolsillo .

En un restau~nt sirven una copa, en la que se observa la pre-

Entre padre e hijo : ne dicho que para usted está siem--Papá, ¿quieres ayudarme a ha-

cer mi traducción latina? pre en casa .

-No me es posible, hijo mío; Decía una peinadora: yo no aprendí latín .

-¡Qué padres tan viste!

b -Esa doña Tomasa 'tiene tanto uenos tu- pelo, que 1necesit0 una hora para ,

peinarla .

Un caballero que ha . sido llama­do a declarar en una ~usa por due­lo, ·después de esVirar más de tr<.:s horas, preg4ttia,. al portero:

......¿Cuánc!o'-podré entrar? -.-Al momento . No hay más que

otro ladrón antes que usted .

- ¿Pero el pelo es suyo? - i Y a l'o creo! ¡ Como· que se lo

vendí yo!

En un restaurant: ---;Camarero, ese hu.evo no estl

fresco .

En tre marido y mujer: sencia de algunos pelos . -¡ Desgr;ciada ! ¡ Mientras , yo · U no de los parroquianos excla-

-Bueno·, señorito, nada se perde· rá; otro parroquiano se lo comc-

Una señora pregunta a un médi· rá .

estaba jugando a la 1:1leta1, tu te ma: . . .

aprovechabas con tu pnmo . -Yo, e~ vuestro lugar, serviría -¡Sí, h(?mbre, para que fueras los pelos en un plato aparte . Así

a~ortunado en el juego! los tomaría el que los quisiera .

co: -¿Cuál es. el ~~lmo de la cobat·. -¿Qué médicos de Madrid son día? '

los que matan menos enfermos? -Salirse de la co·cina cuando JI .:...Los que tienen menos clientela. pegan los fideos .

20

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·.Su u/limo,.. ( Continuación de la pág ... 8 )

-Diez y nueve, ya me faltan po­cas .

jarro encima . Cerca d~ las cuartill~ donde Dubois escribía, un cigarro puesto al borde de la mesa, despren­día un humo gris, ligero, que le en­volvía la cara . Un reloj colocado en la pared, marcaba las seis ae la ma­

º ñana . Por los intersticios de la ven­tana, empezaban a entrar los primeros rayos del sol, produciendo una ancha faja de claridad en ·el suelo, que se extendía hasta cerca de sús ·pies . Hen­ri Dubois con los ojos casi cerrados por el sueño y fijos en el papel, se­guía escribiendo . De pronto soltó e~ lápiz sobre la mesa y metiendo su ma­no en el bolsillo del saco, extrajo de él una cajetilla de fósforos y encen­dió el reverbero .

-Creo que esta es_ la octava que tomo-dijo-y todavía no he ecabado este dichoso cuento.

La llama que daba .la mecha del reverbero, se abría al chocar contra el fondo del jarro y rozaba suavemen­te la parte externa de éste .

-¡Qué trabajo cues~ describir -pensaba-¡No me explico cómo Emi­le Zola, tenía ese .poder descriptivo tan maraviloso!

Y mientras pensaba esto, bajaba el jarro doririe hervía el café . Des­pÜés que lo · hubo vertido en la taza, lo saturó de azúcar y tomando de nuevo el lápiz continuó escribien­do .

. aquella señora era demasiado gruñona--escribía-y me miraba con malos ojos, siempre que decía pala­bras dulces en el oído de su hija .

-Anjá-dijo en alta voz-no hay cosa mejor que experimentar!

Y el lápiz corría ·por el papel de una manera vertiginosa; las ideas se sucedían tinas tras otras y tenía que pasarlas a las cuartillas antes que se borrasen 'de su · memoria . Descansó un momento y tomó entre sus manos la taza llena de café . La bebió de un solo sorbo, lo mismo que hubiese hecho un borracho empeder­nido con una copa de vino .

Los rayos del sol eran cada vez más calientes . . Dubois tuvo que retirar los pies de su sitio, unas cuantas cuarti-· •as y cuando las acabó de contar

. ~ j;, ·-:. .

American Photo Studios

FOTOGRAFOS DEL GRAN MUNDO HABANERO

Neptuno 4,. L, H,b.n,

. Y cogiendo dé nuevo el lápiz entre IUS dedos, prosiguió escribiendo rápi­da~e~te pa~a terminar proaito .

.· .. y m1eq,tras me ponia . aquella trusa azul--escribía-observé en lz. parte de arriba de la caset;i un pe­queño agu:jero . Con ayuda de una si­lla vieja, pude ver a la señora X, me­dia desnuda . En ese momento se qui­taba las medias y veía claramente cerca de sus rodillas unas ligas de seda, impropias de su edad y de si: cuerpo deforme y desgarbado . "

Y Dubois, sonreía al pensar en es­ta escena . Por fin cuando el reloj dió las siete y media ya había ter­minado el cuento .

-Este es el mejor que he escri­t~pensaba- ¡ Como que lo he to­mado de la realidad!

Y con la cara alegre, como segu­ro del triunfo que iba a obtener con su nuevo cuento, se levantó de su puesto y abriendo un poco la venta­na, llevó hasta allí una mesa muy fina, sobre la que se encontraba una máquina de escribír . Después que hubo pasado el papel por el rodillo: empezó a: escribir su narración .

Un tic-tic, contínuo e impertinen. te era el único ruido cue Se oía er, la habitación . Dubois moviendo los dedos con la agilidad de mecanó-' grafo, fijaba sus ojos en las cuarti­llas y cuando se sabía de memoria una o dos líneas, miraba el teclado de la máquina y reproducía con le­tra de imprenta lo que su cerebro había concebido " aquella mañana .

Tres cuartos de hora estuvo 0

?rr esta tarea . Cuando terminó de pa­sarlo todo en limpio, leyó aquellas hojas con ansiedad .

-Ahora voy al periódico para que me lo publiquen hoy mismo por la tarde .-dijo, mientras le ponía b tapa a la máquina . -

Después que se bañó y se afeitó con mucho cuidado, se puso un flus color gris obscuro . Ya en la calle, ca­minaba por las aceras anchas y lim­pias, mientras pensaba en su cuento .

- Todo lo he tomado de cuando (Continúa en la pág . . 29 )

21 .

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aelúatidactg¡

El Sr. ARMEN DARIZ DEL CASTILLO, Encargad<J de Negocios de México en Cuba obsequió la semana pa­sada con un té al cuerpo diplomático, autoridades y ami­gos, como despedida a La sociedad habanera, que Lamenta la ausencia de quien, ctmo el Sr. A rmendariz, ha sabido captarse la estimación de nuestros elementos sociales y cul­turales, por su admirable don de gentes, )' su tacto y sim­patía personal, en Lo que Le ha prestado valiosa colaboración

su ;;entil y distinguida esposa.

la Sociedad Económica de Amigos del País se celebró la semana pasada una solem­ne sesión conmemorativa de su fundación, en la que pronunció un notabilísimo discur­so sobre el estado de ·za enseñanza en Cuba y reformas que dt;ben introducirse, el Dr.

ENRIQUE ROJG.

(Foto. López y López.)

Presidencia del almuerzo homenaje que f ué ofrecido La semana pasada al general GE­RA RDO MACHADO, presidente electo de la República, en el pueblo de Guanajay

por su alcalde Sr. MARTIN MORA.

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Un aspecto de la pre­sidencia de la mesa del banquete qtte se cele­bró el sábado pasado en honor del Coronel Dr. SERd.FIN ES-

P!N OSd.

Monseñor Md.NUEL G U EZ, Obispo de Pinar del ~ío, qu~ por díspGsiciones del Vaticano ha SLdo deszgna_­dc> para sustituir, con el ca~1cte7: de ,1 dm1-nistrador eclesiástico de la diocem de la Ha­bana, a M onseiior Gonz.ález Estrada, el cual ha presentado su renuncia a instancias del

Pontífice romano.

Prr.sidcncin del neto de la inau![u~ación de la Escuela de Comercio para Mu~ere¿ ~r­ganizadn por el Club Fe~eni'no sa~o. u a,

que tuvo lugar el domingo pa 23

-Jhco, que presentó su renuncia a instancia! de Su Santidad el Pa­pa, y ha sido nombra­do drzobispo Titular

de ,1 ttalia.

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RR Y, que pronto se reuni­rá con ru esposo Rex ln­gram en E u ropa, donde in­terpretará · el papel capital en una adaptación cinema­tográfica de la célebre no­vela de Blasco 1 báñez, Ma­re Nostrum, que se filma­rá casi totalmente en las

costas del Mediterráneo.·

24 ·

I

de-

gusta disfrutar de to­das las delicias del confort moderno .

La encantadora NORMA SHEARER, y JO H N GILBERT, en una de las últimas producciones de 'la Metro-Goldwyn que tiene por héroe a LON CHA­NEY, quien interpreta mo.­gistralmente un trágico pa-

pel de clown.

RENEE ADOREE y PEDRO DE CORDOVA en una de las esce· nas capitales de El Bandolero, producción de Tom Tenis cuyos prin·

cipales pasajes han sido filmados en Cuba.

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L excelente M . Dufour., rico y con aspiraciones a la celebridad, se s~ntía con grandes alientos para escribir para el teatro; pe-

ro, habitando en una capital de tercer orden, ~alló que en el medio en que vivía era _imposible dar el debido des­arrollo a las vastas concepciones que brotaban de. su cerebro.

Advi_rtió en seguida que algunos intrigar,tes de París han acaparado el arte dramático, y no satisfechos con dominar el mercado de la metrópo-1 i, cuidan además de que las compa­ñías que ruedan por provincias se de­diquen excl1;1sivamente a dar a cono­cer sus elucubraciones.

Hall~ndo acotad'o de este modo el campo y no pudiendo escribir para el teatro, no quedó a M. Dufour otro rernrso que hacerse crítico di;amá­ticó. Uno- de los diarios de la loca­lidad l~ facilitó sus columnas, y en ellas colocó su prosa, haciendo la crítica de las obras que allí repre­sentaban las compañías trashuman­tes.

Pero como era hombre de posición ¡'ndepen_d.tente y muy bien cosiderado en la ciudad, no quiso actuar públi­,;ament~, sino guardando 'un riguroso incógnito. En lugar de pedir entra­das ·a las :empresas, pagaba rigurosa­mente por ~u sitio; firmaba sus cró­nicas con un nombre supuesto, y en el periódico ·tenían buen cuidado de no revelar a nadie su personalidad. De este ' modo, con toda libertad, desde su gabinete de trabajo fustigaba a los

actores y directores de escena y decía las verdades al público respecto a las obras y a sus intérpretes.

Verdad es que, de cuando en cuan­do, el periódico recibía epístolas muy desagradábles de los actores descon­tentos y de las actrices nerviosas, y que el director gerente mismo hahía tenido que sufrir algunos insultos; pero como las crónicas de M. Du­four no le costaban nada y se le in­demnizaba generosamente por los in­sultos recibidos, las columnas del dia· ria estaban siempre a la disposicjór del crítico.

Este, sin· embargo, se enteró un dia por la Prensa de la tremenda zala­garda que un actor del treatro Franr cés habia armado a un crítico emi­nente de Paris. El hecho hizo refle­xionar· a M. Dufour.

-Si un ac.t:or se permite obrar: de

este modo con un cnt•co parisiense de primera talla, ¿qué di ,1blos haría conmigo, que no soy más que un crí­tico provinciano? . Afortunada­mente, no se me conoce . y o soy la crítica imparcial y anónima.

Cuando acababa de hacerse estas reflexiones oyó el timbre de la puer­ta de su casa, y a poco el doméstico se presentó entregándole una tarje­ta, en la que leyó:

ROTIPLANCHE Artista dramático

-¡No estoy en casal-gritó en seguida M. Dufour-. ¡ Ni lo esta­ré nunca para ese señor! ¿Lo entien­des?

j Recibir a Rotiplanche·! . . ¡Un actor con el cual se había mostrado muy severo en su última crónica, pue~ había dicho de él que era bue­no, pero que podía ser excelente!

·¿y cómo se las habría arreglado el intrigante Rotiplanche para descu­brir el impenetrable incógnito del crítico?

El asunto era grave, . muy grave. M. Dufour pasó toda la noche sin

dormir y en la mayor inquietud. Al día siguiente, al. ir al teatro, pasó a su localidad con \a cabeza baja, te­miendo a cada momento que alguien dijera : "Ese, ése es el crítico".

Afortunadamente no ocurri.ó na­da; · pero, termihada la representa­ción, se retiró a toda prisa para ha­cer su crónica, y en ésta tuvo mucho cuidado en proclamar que Rotiplan­che era un actor incomparable. De este modo juzgó lque el susceptible artista le dejaría tranquilo . .

Pero M. Dufour tenía un conoci­miento incompleto del corazón hu­mano en general y de los artistas dramáticos en particular, pues a la mañana siguiente sonó el timbre y el criado le presentó la tarjeta de Ro­tiplanch~.

-¡Y a te he dicho que no le re­ci':>o ! ¡ Despídelo ! ¡ Di que no e\­tc,y !-exclamó furioso · M. Dufour.

Cuando, cumplida su misión, vol­vió el · criado, le preguntó con afán:

-¿Qué ha dicho? -Que lo sentía mucho y que vol-

vería. Al \otro día, en su crónica teatral,

l\il. Dufour calificó a Rotiplanohe nada menos que de actor eminentd.

(Continúa en la pág. 29 )

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-El resto ha sido todo labor, es­fuerzo, · energía, celo . La pavi~en­tación de Guanabacoa ha sido obra de la cooperación individual . Y o he ido, en persona a visitar ciertas can­teras, logrando la piedra picada, la cal, los elementos imprescindibles para el empooo . Hallé siempre calor, acogida, solidaridad . El mismo per­sonal de traba jo ha sido adicto . Los jornales que aquí se pa­garon han si<lo reducidos . Todo el mun<lo afrontó así su part icipación y su esfuerzo . Tamhi én logré ayu­da material, económÍca . Los veci­nos colaboraron en la obra allegan­do cada cual su tributo modesto . La realidad ha sido una: que la villa es actualmente transitable y que per­dió aquel aspecto de repelente y sel­vática adustez, con que antes se cubría

También, consideré de urgencia y eficacia atender al problema del alumbrado público . La planta aquí era muy deficiente . En toda la po­bfación existí~n 680 focos de vein­ticinco bujías . Era un fulgor apa­gado, yerto, que casi adensaba más la somhra . En la- actualidad conta­mos con 680 focos de 24 y SO bujías más 1 SO de gran potenciali<lad in­can<l escente, superior a los de la ca­pital, tocios de 30 bujías . Hoy si podemos decir que este municipio esta suficientemente iluminado . Y la empresa que goz: de la concesión -la Havana Central-ha sido em­plazada por mi para que cumpla es­trictamente los términos del contra­to antes de que finalice el mes d:: marzo . Después d, febrero ella re­novará todo el tendido, duplicará los focos, y dividirá la población en siete secciones, a fin de localizar en caso de' interrupción cualquier des­perfecto, sin que toda la ciudad que­de a oscuras . Cada una de esas sec­ciones tendrá su registro aislado .

IV A más de estas reformas trascen­

dentes el señor Massip ha procura­do el embellecimento urbano:

-Nuestro presupuesto es viejísimo y consigna para conservación de par­ques la suma de cien pesos al año! Como se ve parece casi una consigna­ción festiva . Yo apenas tomé pose­sión de la alcaldía comencé a em­bellecer nuestro parque central, res­taurando su pavimentación, ponién­dole columnas artísticas, alumbrándo­lo de modo bi:illante y pretendiendo que responda en cuanto a su aspecto visual, a cierto gusto estético . Se ins­talará en el mismo dentro de breve tiempo, una estatua del general Adol­fo del Castillo que ya finaliza en Italia el reputado escultor Hugo Sal­vatori.

· Guanabacoa es actualmente una población de 34 mil habitantes . · Su

26

(Continuación dé lo ,Pát, .10 )

proximidad a la· Habana la hace me­recedora de todo progreso y de to­da acción efitaz que concurra a ese fin . Es además, uno de los mayores municipios de la provincia y no pa­rece justo que se le mantenga en ab­solüto abandono del cual para ren­dir culto a la justicia, comenzó a sa­carlo mi ·antecesor ilustre, ~ señor Diego Franchi.

También he atendido con prefe­rente empeño a los barrios rurales que dependen de esta municipalidad, tales como Campo Florido, Minas, y San Francisco de Paula ," por no ci­tar otros . He fabricado un Cemente­rio mocJerno en el primero, un par­que en el segundo y un acueducto en el tercero. Y he transformado, idén­t icamente, el alumbrado público de los mismos," eliminando los focos de petróleo y sustituyéndolos por elec­tricidad .

La Havana Central--creo justo indicarl<r-cumple sus compromisos con escrupulosidad, evidenciándose así que los servicios públicos andan en relación-en cuanto a eficacia­con el interés de los funcionarios que están en el deber de fiscalizarlos.

Un ejemplo de que no basta, en ocasiones, limitarse al cumplimiento estricto de funciones administrativas y deberes normales· y que se requiere un mayor interés, un más activo im­pulso, en pro de la causa común, radica en estp: recientemente me visitó una comisión de vecinos pa­ra interesarme en la construcción de una carretera de Regla a Guana­bocoa, de una utilidad evidentemen­te máxima . Los obras hechas con escrupulosa economía tienen una as­cendencia de tres mil pesos . Yo no .iisponía, de acuerdo con las consig­naciones presupuestales vigentes, de suma alguna para ese fin práctico . Pues bien, hasta ahora todo cuanto he invertido en la misma, que ya está casi finalizada, es la suma de 61 O pesos . Parecerá imposible . Pues esa misma suma la he aplicado únicamente al pago de jornales . La cooperación pública allegó el resto, materiales, enseres, concesión de terreno para el trazado . La obra, lo sé hien no es de carácter muni­cipal por cuanto comprende dos mu­nicipios y ya eso entra dentro de las facultades del consejo . Pero yo lo que hice fué poner mi acción, mi ayuda, mi traba jo y ciertas faculta­des de preeminenciá de mi cargo al servicio de una causa común de be­neficio colectivo .

Así nos dijo el señor Massip, con sencillez, en fina plática . La re­flexión que se desprende de la misma y del esfuerzo admirable que este ciudadano ejemplar realiza, e¡ hu­millante para otros funcionarios aná~ logos. El señor Massip es excesivo-

1

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alcalde para Guanabacoa . Y la ciu­dad. nuestra sin ventura está hoy su­friendo la sorda pasión que los cate­cismos prescriben,. y que es envidiar las c::osas ;uwas .

Er señor Massip, al despedirna!, complementó su figura moral con

esta_:_ f~ªg~:: dentro de dos años en

la Alcaldía . . Y quiero dejar antes. finalizado y hecho realidad práctica mi propósito. Porque después de .ese día renunciaré a toda aspiración po­lítica y dejaré a otros que comple­menten mi labor .

Sonreímos . Considerando que, cier~mente, los unicos hombres pú­blicos que.. intentan adherirse a .sus. cargo~ son los que l uban, ya que los otros, los qúe los ocupan con honra­dez y acier!Q, saben que las funcio­nes noblemente ejercidas ·ño produ­cen goces paradisiacos, sino sacrtf icios y terturas . Puesto que el cumJ1lí· miento del deber supone siempre en los hombres de rectos priñcipios un apostolado· supremo . Y casi siem­pre los apóstoles culminan .en már­tue!, .

?In aolér7n0l///,, (Continuacióndelapá~. 14)

-¿Con un chasis rojo?-dijo el joven .

-Sí, es mi coche predilecto. Mi chófer me cree en una i:iencla, en el otro lado de la plaza . ¿ Ha vjsto us­ted los recursos que tengo que em­plear para poder vi vi_r a gusto? . j Buenas noches, señor!

-¿Sola?-dijo .el joven .- El parque está demasiado a · obscuras v en los caminos se ve a unja infinidad de gentes sospechosas. Permíta­me .

-Si usted tiene yn ptlCO de amis­tad por mí-repuso vivamente la desconocida-no deje este banco si­no diez minutos después de que yo me haya ido . No quiero dudar de usted, pero mis automóviles llevan un blasón en la portezuela · y us­ted . . ¡ Hasta la vista! .. .

Y ella se perdió entre la sombra del jardín .

El joven la vió dejar la plazo­leta, dirigirse hacia el sitio donde estacionaba el automóvil blanco . Sin titubear, echóse a correr, a escondi­das, de un árbol tras otro, por la a.venida paralela a la vereda que había tomado la desconocida . 'Ella dejó atrás el coche, atravesó I~ ca-

lle, volvió la cabeza una útilma vez y entró al restaurant del aviso lu­minoso .

De más en más intrigado, el jo­ven corrió hacia la puerta del res­taur¡¡nt, miró hada dentro y vió esto: ·· ·

· El restaurant era uno de esos es­tablecimiento mediocres, donde se co­me barato, dentro de una decoración en que el falso lujo sólo puede d:u­ilusión a las personas cuyo gusto no está aún hecho . La señorita se per­dió en el fondo de la sala y reapa­reció casi en seguida, desprovista de su tttrbante y de su velo. Una mu­jer de pelo colorad.o que estaba sen­tada sobre un taburete, en una caja de vidrio, la cedió el asiento . Do_s clientes entraron y Ia ·desconocida los S

0

aludó como si los conociera. Ef joven, · entonces, tomó la vere­

da que contorneaba la plzzoleta, en­cendió un cigarrillo, dió algunos pa­sos, preocupado, como no sabiendo qué hacer . Por fin se decidió . Acer­cóse al automóvil blanco, subió echó. se cómodamef\te sobre los cojines y cerrando la portezuela decorada con sus armas, dijo a su chófer:

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t

Ju U l hrTJo .. ,... ( Continuación de la pág. 21

Sarah vivía allá e11 mi pueblo­pensaba-pero · yo creo que t'.la no se dará cuenta que he copiado nuestras relaciones Y. respecto a Mad . Mar­tel, estoy seguro que nunca supo que la ví media desnuda .

Y mientras pensaba esto, seguía ca-. minando, doblando esquinas, atrave­sando calles peligrosas por el tráfico y mirando a todo el mundo .

- Todas estas personas que veo ahora-seguía pensando-de seguro leerán mi cuento esta tarde . A al­gunos les gustará, a otros les parece­rá regular o muy malo y las jo­vencitas lo leerán con avidez y cu­riosidad .

Se hal laha prnsando esto, cuando se encontrc', frente al periódico .

-Buenos <lías,-dijo en alta . voz . -

-Muy buenos, amigo-le contes­tó un hombre \'iejo, bajo, delgado, que sostenía un lápiz sobre una ore-ja . .

-:¿Está Monsieur Dupon?-preguntó .-

-Sí-le contestó--ahora i9o voy a llamar.

Y se encaminó por un pasillo largo y estrecho, mientras quitaba el lápiz de la oreja . Momentos despui:s vol­vía el señor y le dijo a Dubois gue podía pasar.

Cuando se halló frente a Mon­sieur' Dupont, sacó su cuento del bolsillo y le dijo que le hiciera el favor de publicárselo por la tarde.

Monsieur Dupont, apretó un tim­bre que se encontraba al · 1a<lo del es­critorio, y en el acto se presentó un hombre en mangas de camisa, en ~as que se veían ligeras manchas ele tinta negra .

-Dele esto a Luis-le dijo, mien­tras le entregaba el cuento <le .Du­buis-y dígale que quiero que lo publique :en el número <le l'.Sta tarde .

El cria<lo se retiró y Dubois se quedó a solas con el Din:ctor del periódico

-No lo ha revisado Ud. -le di­jo Dubois .-

-Sus cuentos no hay que revisar­los-le contestó--ya sabe Ud. que lo considero, aun teniendo muy po­ca edad, el mejor cuentista contem­poráneo

Dubois sonreía cuando lo elogia­ban de esta manera, mientras decía a Dupont que estaba muy equivoca­do . Henri Dubois se levantó de la silla donde estaba sentado y se que­dó de pié frente a un ventilador que estaba en movimiento.

- ¡ Qué manera de hacer calor en estos tiempos! ¿ver<lad?-<lijo, mientras miraba fijamente a Du­pont.-

-Sí-le contestó . --Maiiana pasaré por aquí para

ver que tal le pareció mi cuento . Y después que estrechó la mano '

del Director del Periódico, se diri­gió a la calle por el mismo pasillo que había entrado. Cuando se en­contró fuera, todo su pensamiento se concentró en Sarah . ¡ La quería tanto! Le parecía que si se pasaba mucho tiempo sin verla, se enferma­ba . j Con qué tristeza pasó aquellos cuatro meses, separado de ella! Aho­ra por estar cerca, se sentía muy bien, escribía con mucha facilidad, sin preocupación ninguna . Muchas ve­ces estando a solas en su cuarto se ponfa a pensar en el cariño tan inten­so que sentía por Sarah y no com­pren<l ía como él siendo un natura­lista perfecto en sus escritos, fuese

. tan romántico en todas sus acciones con ella .

Mientras pensaha todo esto, salu­daba a las personas conocidas que se encontraba a SL> paso, con ligeros mo­vimil'.ntos Je cabeza y caminaba apri­sa pues ~cnía bastante sueño .

Cuando llegú a su cuarto, se qui­tó la ropa rápidamente }' se acostó lo más pronto que pudo. Ya en la cama, tome', e I despl'rtador, y lo puso para que lo llamara a las tres . Cuando se

(CfJntinúa f'I/ la p,í;:. 30 )

l/n c171ico ... ( e 011tin11ació11 rlc la pág. 25

-Con est~ se calmará, <le seguro -pl'nsc', el crítico.

r\ pesar <le to<lo, el eterno descon­tento volviú a acudir ni timbre, aun­qul: infructuosamente.

Pero M. Dufour cstaha aterrado. No sahiendo que mayor calificativo aplicar a Rotiplanche presentó al pe­ri<",dico su dimisiún <le crítico dramá­tico.

se encontrú <ll: manos :i hoca con Ro·­tiplanchc.

-¡llustre crítico!-g:ritó el artis­ta antes que M. Dufour se r~pusier..; de su sorpresa-. ¡ Gracias a Dios que le encuentro! He ido muchas veces a su casa, sin haber podido . .

-Pero, amigo mío-le interrum­pió M. Dufour-, le he calificado a usted de eminente . ¿Qué más quiere usted?

-Pues precisamente. Quería ver­le a usted, lo primero, para darle las gracias, y <lespuc:s, para que me hi­ciera usted el favor de prestarme diez

La Fricción y sus consecuencias

La fricción de que es objeto cons- . tante el delicado cutis del niño. con su constante cambio de ropas y su movimiento casi continuo. es uno . de los orígenes del malestar que ocasiona su llorar frecuente. El T aleo Boratado Mennen ob;a como una especie de lubricante pa· ra su frágil y sensible sistema. evi•

.tando el roce directo de los paña· les. cubiertas y demás. Á no ser que sufra de alguna en­fermed~d. en cuyo caso se debe consultar al médico. las más de las veces el llanto del niño tiene como causa directa sufrimi~·,tos origina­dos por la delicadeza d, su cutis. La próxima vez que su ,ño llore. ei usted extiende sobre su cuerpe­cito - sobre todo en las partes

-1

donde fricción y humedad ' . ·1 ~-

tran más campo de acción-una capa de T aleo B.,, ,tadc • •

, nen. es más que probable que su ' llanto cesará en breve.

/" ru.rnbero ••••

Me rio Y2 .de-l~a,,"\or ) cuavn.clo Il\.1 .I\.e rav t l

. le 1.-ir,,v uiv "~º Eotav BloJLCO.J · · -

dA~,o~ Q)CÁ.NDADo CR05EUA5"1'CO -HASI\NA-

Algunos días después, lihre ya de un gran peso, pues consideraha que ya no tenía que temer la cólera· de ar­tistas descontentos, paseaha muy tran­quilo por ]~ calJe, ·cuando sintió que le tocaban en la espalda. Volvióse, y francos.

29•&iiimiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii¡¡¡¡¡¡¡¡JI

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f¿, ¿1 //i ,¡., 0-•-( Continuación de la ,pá} 29

estaba quedando dormido un solo pen- -Señora .. . - murmuró Dub.:iis . samiento lo diminaba: el triunfo de -¡Váyase ahora mismo!-le di-su último cuento. jo con una voz que infundía miedo

. . y con la mano tendida. .-¡ Describir · en los periódicos sus relaciones con

A las tres en punto, el reloj dejó mi hija! y además decir públicamen­oir su timbre penetrante y monótono te el color de mis ligas . . . ! y Dubois se despertó deteniéndolo en Dubois se quedó frío . Se tuvo que el acto . sujetar a la baranda de la escalera

-Ya debe haber salido el perió- ' para no caerse . dico-pensó, mientras se vestía- y -Y decir que mi c~erpo es defor­de seguro que cuando yo estaha dur- me y desgarbado! Eso es lo que más miendo muchas personas leerían mi me ha insultado .. . afuera, le hé di-cuento y pensarían en mí

Yeinte minutos después, se hallaba comprándole a un muchacho el pe­riódico donde estaba su cuento . ¡ Con qué gusto lo leía mientras camina­ba! Todo estaba bien, ni siquiera le habían quitado una coma .

Por fín llegó a casa de Sarah En la puerta principal se encontró a la portera que lo saludó amablemente. Mientras subía las escaleras pensaba en los elogios que le haría Sarah de su cuento . Tocó suavemente la puer­ta y apareció tras ella Mad . Mar­te! Su fisonomía sería, la cara ro­ja, las cejas arrugadas y la boca con­traída indicaron a Dubois que esta­ba de muy mal humor .

-Buenas tardes, Mad . -dijo tímidamente . -

-¡Tiene Ud . valor para mirar­me !-le dijo Mad . Marte! algo al­terada . -Si estu viera Pablo aquí, es­to se arreglar ía <le otra manera, ¡Ca­nalla!

cho que fuera .. .

Y Henri Dubo1s, ante la actitud amenazadora de Mad . Martel bajó las escaleras, saltando de tres en tres los escalones .

En la calle se dirigió a su casa, caminando como un autómata, muy pálido y con los ojos abiertos. Al do­blar una esquina se encontró con Al­berto Guirel, el ilustre crítico pari­sién .

-Lo felicito-le diio .--¡Por qué?-preguntó Dubois

azorado.--Por su último cuento; es supe­

rior !-le repuso Guirel. --Ah, sí . . . no recordaba . .. !

muchas gracias .

Y después que se hubo despedido de Guirel, siguió caminando, pensando en el efecto tan grande que iba a producir en su vida la publicación de su último cuento

Junto a la playa monótona y desierta,

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que corta a veces aislado algún peñón, frente al inmenso mar, la palma muerta: levanta su tronco que es como un mi.uión.

Así, frente al océano ignoto de la vida, se· alza en silencio la existencia mía en la playa del dolor, tan conocida de todos mis ensueños y la melancolía .

En las tardes, cuando todo se ilum:na . con la puesta del sol, que muere sobre el mar, desca.nsa en la palma alguna golondrina que después ya nunca habrá de retornar . ..

También en una hora de luz mi existem:ia con una ilusión querida se alegró . Pero muy pronto, nostálgica de ausencia, fuese fugaz, y para siempre, desalada huyó .. .

Oh, pobre palma muerta, cómo te me pare-:es a un_ símbolo irónico de la existencia mía, mustia ya, y en donde sólo a veces, como . una ave viajera, descansa la alegría! . ..

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SINDICATO DE ARTES GRAFICAS

DlE LA ilABANA

ALFREDO T. QUILEZ, Presidente. CONRADO W. MASSAGUER, Vice-Presidente

FRANCISCO DIEZ, Secretario y Administrador General.

Oficina y Talleres: AVENIDA •. DE ALMENDARES ESQ .. A BRUZON

Teléfonos: U. 2732 y U. 1651. Cable: "Fotolito"