japón - apuntes sobre arquitectura
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Apuntes sobre arquitectura japonesa, su relación con la naturaleza.TRANSCRIPT
Morán/Prudencstein
MITOS A MEDIAS Vol lIII
1-JAPON: Mitos Creacionales.
Mitología japonesa: El panteón Shinto por tiene miles de kami ("dioses" o
"espíritus"). Junto a la influencia de la cultura china, la religión y mitología japonesa
tiene tradiciones Shinto y budistas así como creencias populares agrícolas. Los mitos
japoneses se basan en el Kojiki, el Nihonshoki y algunos libros complementarios. El
Kojiki o "Expediente de Cosas Antiguas" es el texto más antiguo sobre el Japón mítico.
El Shintoshu habla de las deidades japonesas desde la norma budista . En el Hotsuma
Tsutae vemos versiones diferentes atravesadas por el mito y las narraciones populares.
La mitología japonesa explica el origen de la familia imperial y les asigna ascendencia
divina. Esto ha servido para legitimar las dinastías reinantes desde tiempos remotos
hasta la actualidad.
El mito creacional habla de que los primeros dioses convocaron dos criaturas divinas,
el dios Izanagi y la diosa Izanami, y les encargaron la creación de la primera tierra.
Para ayudarles a realizar esto, se les dio a una lanza, llamada Amenonuhoko (lanza de
los cielos). De esa manera, estas deidades fueron al puente entre el Cielo y la Tierra:
Amenoukihashi (puente flotante de los cielos) y agitaron el mar con la lanza. Cuando
las gotas de agua salada cayeron de la punta de la lanza, formaron la isla Onogoro
donde e hicieron su hogar. Ellos decidieron unirse en matrimonio, y construyeron el
pilar Amenomihashira y el palacio Yahirodono La pareja circundó el pilar en
direcciones opuestas, y cuando se encontraron en el otro lado, Izanami, la deidad
femenina, habló primero con un saludo. Izanagi pensó que esta no era la manera
apropiada, sin embargo se unieron de todos modos. Tuvieron dos hijos, Hiruko (infante
del agua) y Awashima (isla de burbujas) pero que no se consideraron deidades pues
tenía muchos defectos. Les pidieron a los otros dioses una respuesta sobre lo que
hicieron mal. Ellos respondieron que la deidad masculina debió haber iniciado la
conversación durante la ceremonia de unión. Así que se dirigieron alrededor del pilar
una vez más, y esta vez, cuando se encontraron, el dios habló primero y su matrimonio
fue entonces exitoso. De esta unión nacieron el Ohoyashima, o las ocho grandes islas
de la cadena japonesa, así como islas menores. Izanami murió al dar a luz a Kagututi
(encarnación del fuego) que fue muerto por su padre. Este emprendió un viaje a Yomi o
"la tenebrosa tierra de los muertos." donde encontró muy poca diferencia con el mundo
terrenal, excepto por la oscuridad eterna para buscar a Izanami y finalmente la
encontró. Le pidió que regresara con él pero ya era demasiado tarde pues había probado
el alimento del inframundo y ahora estaba unida a la tierra de los muertos. No se dio por
vencido y cuando ésta dormía, tomó el peine que sostenía su largo cabello y lo encendió
como una antorcha para iluminarla. Bajo la repentina luz, vio que era ahora una forma
de carne en descomposición . Comenzó a correr, intentando volver a la vida y
abandonando a su esposa muerta. Izanami indignada y lo persiguió acompañada por
Shikomes (mujeres salvajes)
Para detenerlas, Izanagi lanzó su gorro, el que se convirtió en un racimo de uvas
negras. Las shikome tropezaron con éstas pero continuaron su búsqueda. Después,
lanzó su peine, que se convirtió en un grupo de brotes de bambú ; orinó en un árbol
creando un gran río y comenzó a arrojar frutos para demorar la persecución . Llegó a la
entrada y empujó una roca para tapar la boca de la caverna. Izanami gritó desde el otro
lado y amenazó con matar a mil hombres cada día. Él contestó que entonces le daría
vida a mil quinientos y de esta manera comenzó el ciclo de la vida y la muerte,
causada por el orgulloso Izanami, la abandonada Izanagi.
El dios se purificó después de su descenso a Yomi. Al desprender los adornos de su
cuerpo, cada uno se transformaba en una deidad Los más importantes fueron creados
de su rostro y son:
Amaterasu (encarnación del sol) de su ojo derecho,
Tsukiyomi (encarnación de la luna) de su ojo izquierdo, y
Susanowo (encarnación del viento o de la tormenta) de su nariz
Se dispuso a dividir el mundo entre ellos. Amaterasu heredaría los cielos, Tsukiyomi
tomaría el control de la noche y la luna y el dios tormenta Susanowo sería el dios de los
mares.
2-Japón: Apuntes para una historia
Período Paleolítico 50.000 -10.000 a.C.
Período Jômon : 8.000 a.C. - 300 a.C.
Período Yayoi : 300a. C. - 300 d.C.
Período Yamato: 300-550
Período Azuka: 550-710
Período de Nara: 710-794
Período Heian: 794-1185
Período Kamakura: 1185-1333
Período Muromachi: 1338-1573
PeriodoAzuchi-Momoyama:1579-1598
Periodo Edo: 1603-1867
Era Genroku: 1688-.803
Era Bunkai-Bunsei: 1804-1829
Era Meiji: (1868-1912)
Era Taisho: 1912-1926
Era Showa: 1926-1989
Era Heisei:1989-
Edad preliteraria o Senshi
Los primeros datos conseguidos sobre la población del archipiélago japonés datan de
hace 30.000 años, aunque es probable que las islas estuvieran habitadas previamente.
Dado que no existen documentos escritos anteriores al siglo VIII, todo estudio con
anterioridad a estos ha de basarse en restos arqueológicos y fuentes documentales chinas
o coreanas que hagan referencia a Japón. Los arqueólogos dividen la prehistoria en
cuatro grandes períodos: una etapa paleolítica y precerámica anterior al 10.000 a.C.; el
período Jômon (10.000-. 300 a.C.) durante el cual se introdujo la fabricación de la
cerámica; el período Yayoi (300 a.C.-300 d.C.) en el que la utilización del metal y la
agricultura de carácter sedentario se generalizaron; y el período Kofun (.300-710), edad
de las grandes tumbas, que evidencian los inicios de la centralización del poder político.
Este último período de transición a la era histórica, en la que se incorpora la escritura, es
también encuadrado en el período protohistórico.
Edad protohistórica o Genshi
Antes de finalizar el período Yayoi, desde alrededor de mediados del siglo III, los
clanes en la región de Yamato y en otras áreas del centro y oeste de Japón comenzaron
a levantar montículos funerarios donde enterrar a sus jefes. Las de mayor dimensión se
elevaron en Yamato, zona de mayor preeminencia que controlaba políticamente el resto
del país. El periodo Asuka (593-710) marca la fase final de esta transición entre el
período protohistórico y su entrada en la historia. Este período arranca del
establecimiento de la emperatriz Suiko en su palacio de Toyoura en la región de Asuka
al sur de la actual Nara. Ese mismo año, 593, el príncipe Shôtoku se convirtió en su
regente. El budismo, introducido a mediados del siglo VI encontró en él y en su corte el
un gran apoyo.
Tanto en arquitectura y urbanismo, como en política, se siguieron los modelos chinos y
coreanos y, tomando prestada su escritura, se comenzaron a recoger los primeros anales
históricos.
Los japoneses asimilaron muchos elementos de la civilización china pero en casi todos
los campos marcaron con su propia impronta lo que habían aprendido, de modo que
mantuvieron un estilo cultural propio. Japón fue el primero de los países asiáticos en
adaptarse a la civilización occidental. Pero, una vez más, la fusión cultural resultante
muestra el sello distintivo de la herencia histórica propia de Japón.
Edad antigua o Kodai.
En el 710 una nueva capital fue diseñada de nueva planta en Nara según los modelos de
la capital china de Chang´an de la dinastía Tang. Durante los años que en esta ciudad
se mantuvo la capitalidad, Japón recibió numerosas influencias culturales y tecnológicas
del continente. Se compilaron las primeras crónicas históricas, el Kojiki (712) y el
Nihon shoki (720); el budismo y el confucianismo fueron utilizados con fines políticos
para favorecer a la autoridad en el poder y los templos se ramificaron extendiendo sus
brazos por todo el país; se centralizó el gobierno y se inició el censado de la población y
de la posesión de la tierra. En el 794 se decidió un nuevo traslado de la capital, en esta
ocasión se estableció donde se levanta hoy la moderna ciudad de Kyôto. Ésta iba a
convertirse en el lugar de residencia permanente del emperador, y en la capital del país
hasta el siglo XIX, cuando la capitalidad se trasladó a Edo, la actual Tokyo. El período
que va desde el 794 al 1185 se denomina período Heian.
Éste supuso la total asimilación de la cultura china y el florecimiento de una elegante
cultura cortesana. Políticamente la corte imperial se vio dominada por los nobles de la
familia Fujiwara y encontró dificultades en la proliferación de fuertes dominios
llamados shôen, y por tanto, en mantener su control sobre las provincias. Ante la
inexistencia de una fuerza militar centralizada y efectiva, los clanes guerreros
comenzaron a acumular poder, primero en las provincias y después en la corte. Así la
familia de los Taira desplazó a los Fujiwara y ejerció su poder a mediados del siglo
XII.
Etapa medieval o shûsei
Los Taira fueron barridos del poder en 1185, de nuevo por un clan guerrero, el
encabezado por Minamoto no Yoritomo, quien recibió el título de shôgun, general en
jefe de los ejércitos del emperador, y estableció un gobierno militar en Kamakura, una
pequeña ciudad al este de Japón. Las cuatro primeras centurias de dominación del
guerrero cubren el período Kamakura (1185-1333) y el período Muromachi (1333-
1568), y suelen ser descritas como la era feudal de Japón. El gobierno del shôgun
asumió el control de la administración de justicia, la sucesión imperial, y la defensa del
país contra los intentos de invasiones mongolas a finales del siglo XIII. Primero fue
encabezado por Yoritomo y sus hijos, pero con posterioridad, dada la edad de los
sucesores, fueron los regentes de la familia de los Hôjô quienes ejercieron el control
sobre la nación. En 1333 una coalición encabezada por el emperador Go-Daigo, que
pretendía restaurar la perdida autoridad, desbancó del poder a los Minamoto. Fue la
familia de los Ashikaga, que había apoyado al emperador, quien consiguió de nuevo
hacerse con el poder del shogunato. Ashikaga Yoshimitsu fue capaz de dominar a los
poderosos clanes provinciales, que le ofrecieron su apoyo. Cuando su fuerza se debilitó,
dichos clanes comenzaron a rivalizar entre ellos y con el shôgun, lo que dio lugar al
inicio de las guerras Ônin (1467-1477). El país entró en un período de guerra endémica
conocido como "período de los Estados en Guerra" (1467-1568), en el que los señores
feudales, ignorando el poder del shôgun y del emperador, se enfrentaron unos con otros
por la hegemonía local.
Esplendor de Japón en el Período Feudal. El Shogun
En este período Japón estuvo aislado del resto del mundo. El Confucionismo dominó el
pensamiento, a mediados del siglo XVII, el budismo se convirtió en la religión oficial y
el cristianismo fue proscrito.
Sociedad militar Japonesa: La estructura feudal de Japón está compuesta por el
Shogun, el Daymio y el Samurai:
Los dos últimos eran guerreros de elite, seguidores de los Shogun o Señores feudales.
Practicaban un ritual muy elaborado mediante la absoluta concentración proporcionada
por la práctica Zen, que les otorgaba rapidez en la respuesta al manipular las espadas
(katanas) verdaderas obras maestras del arte bélico, grabadas en la hoja y empuñadura.
La indumentaria se complementaba con armaduras hechas de tiras de cuero y metal
(flexibles e impenetrables) y cascos ornados con máscaras destinados a infundir temor
al oponente.
Los desequilibrios económicos entre 1780 y 1800 provocaron revueltas campesinas y
sublevaciones urbanas. Los países europeos y los Estados Unidos, presionaban a Japón
para que abriera sus fronteras al comercio. Estas y otras presiones internas y externas
hicieron que en Japón creciera la idea de destruir al Shogun y restituir al gobernador
para lograr un mejor gobierno. A fines de 1800 hubo en Japón muchos intentos de
implementar un gobierno parlamentario que sería dirigido por la figura simbólica del
emperador, legitimada por la religión shinto. ‗
Los países occidentales criticaron la prohibición japonesa del cristianismo y
demandaron que se levantara.
En 1873, el gobierno japonés autorizaba la práctica del cristianismo y la labor de los
misioneros. En esencia, la forma de vida shinto se convirtió en una tarea cívica y
natural de los ciudadanos japoneses. Los textos escolares enseñaban que Japón había
sido creado por el Kami y que el emperador descendía de la diosa del Sol. Estas
creencias fueron tomadas como historia y cultura nacional más que como religión. Los
estudiantes debían reverenciar y venerar la imagen del emperador, prohibiéndose la
enseñaza del budismo en las escuelas.
Para unificar al pueblo y constituirlo en nación, el gobierno japonés unió la antigua
mitología con el shinto oficial, promoviendo la lealtad absoluta al emperador y el
Apoyo incondicional al colonialismo y militarismo. Por primera vez se construyeron
gran número de templos shinto fuera del Japón.
Con la segunda guerra mundial este estado de cosas se modificó. En 1945, el
pensamiento colonial de Japón colapsó. Todas las religiones japonesas lo habían
apoyado, pero el shinto era el pensamiento más identificado con el esfuerzo bélico.
Luego de la rendición de Japón, los aliados occidentales impusieron condiciones para la
religión: libertad religiosa completa, no sólo como ideal sino también en la práctica.
En poco tiempo el Estado Japonés estuvo separado de la religión. El shinto perdió su
condición oficial y sus subsidios estatales. Convive desde entonces con el budismo
hindú, el taoísmo, el confucionismo chino y el cristianismo europeo.
Edad premoderna o kinsei
Desde mediados del siglo XVI se inició un movimiento en favor de la reunificación del
país en el que destacaron como protagonistas Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y
Tokugawa Leyasu. El breve pero espectacular momento en el que Nobunaga y
Hideyoshi ejercieron su poder y comenzaron a dar una nueva forma a las instituciones
feudales es conocido como período Momoyama (1568-1600) o Azuchi-Momoyama.
Tras sucederse uno a otro en el poder, fue Tokugawa Leyasu el que, alcanzando una
victoria definitiva sobre los seguidores de la casa de Toyotomi en la batalla de
Sekigahara en 1600, asumió un poder que duraría cerca de doscientos cincuenta años
en manos de su familia. Esta batalla marca el inicio del período Edo (1600-1868).
Leyasu estableció un cuidado orden político basado en un equilibrio en el que el
shogunato controlaba Edo y el centro del poder, mientras que los daimyô, clasificados
en función de su lealtad, gobernaban unos doscientos cincuenta feudos. Leyasu y sus
sucesores fueron capaces de mantener la fortísima centralización del poder mediante
este sistema, reforzando la distinción entre clases, institucionalizando para los daimyô
un sistema de residencia alternada entre la capital y sus feudos, con la consiguiente lacra
económica que suponía, erradicando el cristianismo, y controlando los contactos con el
exterior. Esta estructura fue dominada por los samurais, y descansaban sobre el
campesinado y los comerciantes las fuerzas económicas del país.
Edad moderna o Kindai
A pesar del opresivo sistema de gobierno de los Tokugawa, el país gozó de más de dos
siglos de paz, en un relativo aislamiento del resto del mundo. Esta reclusión fue
amenazada a mediados del siglo XIX por rusos, británicos y norteamericanos, quienes,
lanzados por la revolución industrial a buscar nuevos mercados, presionaron a China y
Japón para entablar contactos comerciales con estos dos grandes consumidores
potenciales. El gobierno fue incapaz de mantenerse firme ante dichas presiones y tuvo
que firmar tratados que dejaban en desventaja a Japón. Viendo la debilidad del poder
del shôgun, los poderosos señores de Satsuma, Chôshû y Tosa, buscaron alianzas en
la corte imperial para derrocar a los Tokugawa y restaurar el poder perdido al
emperador. La restauración Meiji tuvo lugar en 1868 y marca el inicio de una nueva
orientación del país, que pasó del aislamiento a la total apertura de sus fronteras no sólo
territoriales, sino de todos los campos del saber. Siguiendo los modelos occidentales,
Japón redactó su primera constitución en 1889, lo que abrió el camino para un gobierno
parlamentario. Inició una fructífera andadura industrial y consiguió el suficiente poder
militar como para enfrentarse a China en 1895, a Rusia diez años después, y en 1910
anexionar Corea. El período Taishô (1912-1926) se caracterizó por el reconocimiento
internacional de Japón como una de las grandes potencias, por su gobierno democrático,
el crecimiento de su economía, y su participación en la diplomacia internacional. El
emperador Shôwa tomó el relevo en 1926, y continuó su papel de cabeza visible de la
nación hasta 1989, año en el que falleció. El período Shôwa se inició con una mirada
optimista, pero pronto, tras su agresión militar de Manchuria y China, Japón fue
expulsado de la Liga de Naciones. El ultra nacionalismo y la opresión política dentro
del país, llevó a su enfrentamiento con los Estados Unidos y las fuerzas aliadas en Asia
y en el Pacífico.
Edad contemporánea o Gendai
La derrota de Japón en 1945, tras sufrir el bombardeo atómico, trajo consigo la
ocupación del país por parte de los aliados, la desmilitarización, el desmantelamiento de
los grandes imperios industriales de los zaibatsu, la renuncia del emperador a su
divinidad, una nueva constitución, una mayor democratización, y un nuevo sistema
educativo. Después de un largo y doloroso período de posguerra y reconstrucción del
país, la economía japonesa empezó a ponerse a la cabeza del mundo industrializado .
4-Cronología estilística del arte de Japón
Los japoneses proceden de la mezcla de los pueblos de diverso origen llegados en su
mayoría del continente asiático hace más de 50.000 años.
Sin embargo sus crónicas más remotas, el Kojiki (memoria de las cuestiones antiguas)
y las Nihon shoki datan del siglo VIII de nuestra era
En ambas se enfatizan los orígenes míticos del país en un tiempo donde los dioses
habitaban la planicie del cielo.
Como Tierra del pueblo de Wa, aparecen relatos en el siglo I. d.C
Se suele dividir la cronología de Japón en cuatro momentos que coinciden con
conquistas e influencias provenientes del continente
Paleolítico: 50.000 a 10.000 a.C. se han registrado producción microlítica de láminas
de obsidiana.
Jomon: 8.000 a 300 a.C. Alrededor del 10.000 Japón se aísla por la crecida del mar y
corta sus vínculos continentales. Aparece el torneado y la cocción de vasijas con
incisiones de cuerdas (jo-mon)
Yayoi : 300 a.C. a 300d.C. El arroz se cultivaba en China desde más de 5000 años y es
de allí que llega a Japón. En este período aparece la fundición de metales, especialmente
el bronce y hierro que utilizan en sus herramientas de labranza, lo que redunda un mejor
aprovechamiento en los cultivos.
Tanto la cerámica como la metalurgia se hacen presentes en los ajuares funerarios en
forma de vasos característicamente decorados con incisiones de cuerdas junto a figuras
y espejos de bronce.
Kofun : 300 d.C.a 650 dC .En este período se registra la construcción de grandes
tumbas o túmulos vinculados con el linaje imperial japonés. Sus formas son variadas:
cuadrada, redondeada o de ojo de cerradura. Están, rodeadas por fosos y llegan a varios
cientos de metros de longitud. Un ejemplo es la Tumba de Nintoku, de casi 500 m de
longitud construida para el emperador de ese nombre quien reinó entre el 313 y el 399
5-Sistemas de creencias.
Japón supo matizar el budismo que en él tiene una larga historia, con la creación de una
doctrina tan característica como el Zen, lo cual modeló de modo decisivo gran parte de
su civilización. Tras la llegada del budismo, que dio nuevo impulso al culto de los
héroes y de los antepasados, el pueblo japonés celebró las fiestas religiosas, muy
numerosas, despreocupándose de si su origen era sintoísta o budista.
Shintoísmo: religión animista autóctona del Japón que mezcla cultos a la naturaleza,
antepasados, héroes y mitos dispersos . Se originó en el paisaje natural del Japón
formado por cuatro islas mayores y otras pequeñas situadas en el océano Pacífico.
Esta geografía aislada fue creada según el mito por la diosa Amaterasu al revolver el
caldero del caos originario e inadvertidamente chorrearse algo de la sustancia sobre el
agua. Según este mito creacional así se formaron las islas del Japón que semejan
restos de lava solidificada flotando en el mar.
En este archipiélago confluyen infinidad de religiones. Al budismo, originado en la
India en el 500 a C, le tomó mil años pasar por China y Corea, antes de llegar al Japón,
aproximadamente en el año 500 de nuestra era.Esta veneración se denomina Kami
Los objetos naturales y los seres humanos se consideraban dotados de espíritu vital Los
espíritus adquirieron una imagen semejante a la del hombre, y se formaron leyendas
míticas. También deificaron a los Jefes, los héroes, los bienhechores y familiares
muertos derivando en el culto a los antepasados.
El kami evolucionó gracias a las ideas religiosas provenientes de China, y se estructuró
paulatinamente en un sistema, el Sinto o Shinto, voz china que significa “camino de
los espíritus o dioses”.
Los santuarios de esta antigua concepción religiosa fueron al principio los lugares
donde se encontraban las cosas que despertaban el pavor o el respeto, Posteriormente se
construyeron alrededor edificios de piedra o madera.
Los tres objetos más importantes fueron los emblemas de la autoridad imperial: la
espada, el espejo sagrado y la peineta o joya de forma curva para el tocado.
El elemento espiritual del Sintoísmo fue muy rudimentario, tanto como la moral. La
aspiración de todo hombre es una vida sensual y dichosa. El destino definitivo del ser
humano era un reino tenebroso.
Las deidades se hallaban divididas en dos grupos principales: siete generaciones de
dioses celestiales y otras posteriores o terrenales.
El kami no es exclusivamente una fuerza de bien, también puede ser maléfico: No está
fuera del mundo sino que lo crea, es parte del proceso a través del cual el mundo
aparece de forma gradual. Fuerzas benévolas y destructivas ejercen su poder sobre el
mundo natural y las relaciones humanas y no deben considerarse opuestos sino
complementarios
Los antiguos japoneses creían que su tierra estaba relacionada con los cielos y que debía
ser regido por descendientes de la diosa del Sol, Amaterasu, linaje inquebrantable y
eterno. Cielo e infinito son ―reales‖. Las deidades no son sobrenaturales, ni están por
encima ni separadas del mundo natural porque estas deidades son una gran parte de las
cosas que ocurren en el mundo natural. Una de las cualidades del Shinto es que las
deidades vienen y se van, no residen en este mundo.
La purificación tiene cierta reminiscencia de las prácticas rituales antiguas israelitas y
sus conceptos de población y purificación tienen poco en común con las enseñanzas
cristianas sobre el pecado y la redención. En el cristianismo el pecado es un rechazo
voluntario a Dios. Y el pecador busca su redención a través de la gracia de Dios para
volver a tener una relación de amor con él. En el Shinto, por el contrario, no es causado
por la desobediencia o el rechazo a kami. Puede ser una condición o preparación ritual
para la veneración. El sacerdote shinto recita una plegaria de purificación que incluye el
mito de Ysanogy. Así se exorciza el pecado. El cuerpo y el espíritu deben estar limpios
y en paz. Kami y purificación son indispensables en el Shinto.
Los dos lugares más importantes son el santuario y la sala de veneración. El santuario
conserva al Kami. y sus representaciones físicas son objetos como un espejo, joyas o
una espada. También se considera que reside dentro de un antiguo tesoro que no es
mostrado al público. Los fieles suben las escaleras y dejan sus ofrendas en el exterior.
No les es permitido penetrar el santuario.
No hay orden jerárquico entre los sacerdotes. Su ordenación fue variando con el tiempo
existiendo especializaciones. En los pueblos ejercen el sacerdocio los jefes de familia.
En un tiempo eran las emperatrices quienes regían la religión, pues tenían una
comunicación directa con el kami. En el momento en que las emperatrices son
desplazadas por los emperadores, en tiempos ancestrales, aquéllas pierden su rol divino-
religioso.
Antes de la veneración hay que purificar manos y bocas con agua y recitar una plegaria
de purificación. Luego un sacerdote recita una Hay música y ofrendas. La comunicación
con el kami culmina cuando la plegaria ritual anuncia su ascenso.
Se venera también en un altar doméstico: kamidana, versión reducida de un templo
shinto que se coloca normalmente en un estante elevado de alguna habitación principal.
Se le colocan exvotos traídos de templos vecinos.
En tiempos antiguos las personas las personas de un clan adoraban al mismo kami y
quienes vivían próximos a un templo eran considerados sus feligreses. La afiliación a un
templo dependía, por tanto, del lugar de residencia.
Deidades: El mito de la cosmogonía está relacionado con la última pareja de
divinidades celestiales. El caos primigenio, semejante a un huevo, contenía ―gérmenes‖.
De él surgió algo parecido al brote de un bambú, que fue una deidad y simultaneamente
nacieron otros dioses en siete generaciones, parejas de hermano y hermana. El octavo y
último par se llamó Yzanagi e Yzanami. Estos bajaron a la tierra, se establecieron y
crearon cierto número de dioses e islas y que serían el actual territorio de Japón.
Muerta Yzanamu, su hermano-esposo produjo varias deidades más, en especial tres de
gran importancia: Amaterasu, el Sol; Sukiyomi, la Luna y Susanomo, la Nube
Tempestuosa.
Yzanagi es la personificación del Cielo Creador. Puso a Amaterasu como señora de los
llanos de los cielos superiores y le donó un collar de piedras espléndidas. Sukiyoni
desaparece pronto de los relatos. Susanomo, el Macho Impetuoso, apasionado y
sombrío, recibió el dominio del llano del mar, pero no se dio por satisfecho y desde
entonces combate con rabia a su hermana y hostiga a los hombres con fuegos
destructores. A estos dioses principales, cuyas luchas y peripecias son casi
interminables, están sometidas las demás deidades.
Budismo Zen . Llegó al archipiélago en el 552 de nuestra era y fue introduciéndose
gradualmente siendo aceptado como instrumento de la colonización china, mucho más
sofisticada en ese momento que la japonesa. Accede a las clases superiores siendo parte
integrante de la vida religiosa cultural de las mismas mientras que el sintoísmo subsiste
como la fe del pueblo para resurgir el siglo XVI .Con la apertura del país a occidente el
país sufrió los avatares económicos e ideológicos propios de la transformación del país.
Hay en el Japón una decena de sectas budistas que se distinguen principalmente por la
importancia que dan a determinados medios para lograr la liberación o si se quiere
alcanzar la salvación una vez que se consigue ver la realidad. Sin embargo la que más
contribuyó a forjar el aspecto característico del Japón fue la del budismo Zen.
El Zen se aparta de toda forma de teorización, instrucción doctrinaria y formalidades
desprovistas de vida; éstas son tratadas como simples símbolos de la sabiduría, y está
fundado en la práctica y en una experiencia íntima, personal, de la realidad que la
mayoría de las formas de la religión y la filosofía no encaran más que como una
descripción emocional e intelectual.
La diferencia entre el Zen y otras formas de religión reside en que "todos los otros
caminos trepan lentamente por las laderas de la montaña, pero el Zen, arroja a los lados
todos los obstáculos y se mueve en línea recta hacia la meta". Los credos, los dogmas y
los sistemas filosóficos son solamente ideas acerca de la verdad, mientras que el Zen es
una vigorosa tentativa de ponerse en contacto directo con la verdad misma, sin teorías ni
símbolos que medien entre el que quiere conocer y la cosa por conocer. Apunta a sentir
la vida, en lugar escuchar a los otros teorizar sobre la vida; sólo aprecia las experiencias
primarias, no el relato de estas experiencias ya que el conocimiento ajeno a veces puede
ser una guía para alcanzar el conocimiento, pero otras, se confunde con el conocimiento
en sí que sólo puede hacerse a partir de la vivencia.
El Zen es el tipo de budismo más afín a la idiosincrasia japonesa. El nombre es una
trascripción fonética de la voz sánscrita dyana (meditación). Es una experiencia
individual inefable. Intenta dar, por medio de una conquista intuitiva, el dominio de la
fuerza cósmica. La disciplina intelectual y moral representa el molde con que forma el
yo para la acción.
El Zen no puede ser comprendido por el intelecto. Apunta a desconcertar intrigar y
agotar para marcar la diferencia entre el contacto conceptual de segunda mano, con la
experiencia de vivencial.
Para lograr esto pondrá en juego la intuición o Buddhi, el "Ojo del Espíritu" que apunta
a concentrar la atención sobre la realidad misma, en lugar de hacerlo sobre nuestras
reacciones intelectuales o emocionales. Siendo la realidad algo siempre cambiante, lo
que conocemos como "vida" jamás se detiene aunque intentemos capturarlo en un
rígido sistema de ideas.
El Zen no puede explicar, sólo puede indicar proporcionando indicios que apenas
alcanzaran a acercar a la verdad, pero en el mismo momento en que llegamos a una
definición ésta es sólo una fría concepción filosófica. Es la religión del silencio, y
también de la acción, puesto que la incomunicabilidad se salva con el ejemplo y el
ejemplo es acción. Como forja el yo para la victoria, se convirtió en la religión de los
samurai,a quienes atrajo la entrega ascética de los monjes, sus trabajos, el estudio y la
meditación. También se interesaron por su dedicación a una sola idea, sin los obstáculos
de consideraciones metafísicas o disquisiciones sutiles. Asimismo les agradó la severa
disciplina e identificaron a los monjes como héroes concebibles .
Las enseñanzas del Zen alcanzan al Japón moderno. En cierta ocasión, un conocido
ejecutivo japonés visitó a un prestigioso maestro, para discutir la relevancia de esta
doctrina en el mundo empresarial. De acuerdo con las reglas de la cortesía japonesa, el
maestro sirvió un té verde. Cuando la taza del visitante estuvo llena, el maestro siguió
vertiendo té hasta derramarlo. El ejecutivo quedó atónito. La taza de té está llena; no
cabe más - dijo el maestro- Lo mismo que la taza, usted está lleno de sus propios
pensamientos. ¿Cómo puedo enseñarle nada acerca del Zen, si antes no vacía su taza?
6-Literatura Zen: Siempre está presente en estos textos una enseñanza que se presenta
de manera oblicua y a partir de la paradoja. Más allá de sus méritos literarios se aprecia
la sabiduría y la falta de preconceptos que anima a una revisión del mundo con ojos
nuevos.
Sosan (tercer patriarca Zen,+ 606 dC).
El Libro de la Nada (fragmentos)
…No persigas las marañas externas,
Mora en el vacío interno;
Sé sereno en la unidad de las cosas,
El movimiento se detiene, y no hay movimiento,
El reposo se pone en movimiento, y no hay
reposo;
…En la Mente armoniosa tenemos el principio
de la identidad,
Nada se deja detrás,
Nada se retiene,
Todo es vacío, lúcido, y auto-iluminador;
No hay ejercicio, ni derroche de energía...
Esto es donde el pensamiento nunca llega, Y (el
dualismo) se desvanecerá por sí solo.
…Cuando te esfuerzas por ganar la quietud,
deteniendo el movimiento,
La quietud así ganada está siempre en
movimiento;
Mientras te demores en el dualismo,
¿Cómo puedes realizar la unidad?
…La negación de la realidad es su afirmación,
Y la afirmación del vacío es su negación…
…Cuando perseguimos los objetos externos,
perdemos la razón.
En el instante en que nos iluminamos por
dentro,
Atravesamos el vacío de un mundo que nos
enfrenta.
…El objeto es un objeto para el sujeto,
El sujeto es un sujeto para el objeto:
Has de saber que la relatividad de los dos
Reposa, en última instancia, en un solo Vacío.
…En un Vacío los dos no se distinguen,
Y cada cual contiene en sí la totalidad de las
diez mil cosas;
…El apego jamás se mantiene dentro de límites,
Con seguridad se va por el camino equivocado;
Abandónalo, y las cosas siguen sus propios
rumbos,
Mientras la Esencia ni se marcha ni permanece,
… cuando tus pensamientos están atados, te
apartas de la verdad,
Crecen más pesados y torpes, y no son sanos.
…Los ignorantes abrigan la idea de sosiego y
desasosiego,
Los iluminados no tienen gustos ni disgustos:
Todas las formas de dualismo
Son urdidas por los ignorantes mismos.
Se parecen a visiones y flores en el aire;
¿Por qué perturbarnos en asirlas?
…Olvida el origen de las cosas,
Y alcanzaremos un estado que trasciende lo
análogo;
Esto es donde la imaginación no logra medir.
…Las cosas infinitamente pequeñas son tan
enormes
Como las cosas enormes pueden serlo,
Pues aquí no subsisten condiciones externas;
Las cosas infinitamente enormes son tan
pequeñas
Como las cosas pequeñas pueden serlo,
Pues aquí los límites objetivos no se consideran.
…Lo que es lo mismo como lo que no lo es,
Lo que no lo es, es lo mismo que lo que es:
Donde este estado de cosas no logra subsistir,
Ciertamente, no hay que detenerse allí.
…Uno en Todo, Todo en Uno...
Si sólo se comprendiese esto,
¡No te preocuparías más por
no ser p erfecto!
8-El arte en Japón. Estilos artísticos
Periodo Asuka (540-645)
Se introduce el budismo a través de Corea. Los primeros predicadores budistas de origen chino, llegaron a
las islas el año 522. Con su doctrina introdujeron también un nuevo modo de pensar y sentir la vida, pero
sobre todo un estilo arquitectónico, el de las primeras pagodas con sus tejados volados como el monasterio
de Horyuji, cerca de Nara y una producción estatuaria religiosa de influencia china en bronce y en madera.
Periodo Nara (645-794)
Construcciones complejas de sobria decoración como el Todaiji de Nara. En escultura comienzan a
utilizarse los metales preciosos en estatuas de marcado hieratismo
Periodo Heian y Fijiwara (794-1186)
El arte se vuelve refinado, con caracteres propiamente nacionales. La arquitectura tiende a fundirse con el
paisaje, adaptándose a la naturaleza y a las variedades del terreno, característica que será un rasgo
significativo. Esta organicidad de pone de manifiesto en los palacios de los shogunes donde predomina la
horizontalidad incorporando estanques y jardines.
Se incluyen ornamentos en metal, laca y marfil. Los templos son de planta asimétrica en contacto directo
con la naturaleza, de varios pisos, voladas techumbres, adornadas ménsulas de elaborada carpintería y
anchos aleros. La escultura abandona el realismo para volcarse en una síntesis espiritualizada .
Periodo Kamakura (1186-1340)
La actividad artística se centra en Kyoto. Se libera de la influencia cortesana al introducirse el budismo Zen,
procedente de China
Las pagodas son más simples y de planta más regular. En pintura se desarrolla el emakemono, ilustraciones
en un largo rollo combinadas con textos literarios.
Periodo Momoyama (1573-1610)
Es un periodo de luchas feudales y de contacto con los misioneros europeos, que se manifiesta en la
construcción de castillos y fortalezas (Osaka y Nagoya). La escultura se vuelca hacia la decoración
arquitectónica además de piezas de marfil y porcelana. La pintura se vuelve decorativa .
Periodo Tokugawa (1610-1868)
Decoración exuberante asociada al barroco occidental. La pintura amplía su campo de acción y se entrega
además a la decoración de puertas, muebles y lámparas Aparecen estampas decorativas con escenas de
género, adquiriendo un carácter popular que en occidente fue valorado. Este período acusa por su temática
el contacto con Europa y aparecen barcos, armas y personajes occidentales, pero tratados con el sistema
artístico del Japón.
Posteriormente las estampas japonesas llegan a occidente embalando porcelanas. Impresionan a los
occidentales por el uso del color, el tratamiento del espacio con códigos nuevos, los contornos definidos, la
superposición…Muchos artistas se sienten atraídos como en el caso de Whistler, Manet y Monet. Surge en
Europa una nueva mirada sobre Oriente. En 1853, se abre a Europa y se instala en la ruta comercial lo que
marca el fin del Japón tradicional.
Algunos conceptos de arte y arquitectura japoneses.
Shinden: Estilo generado en el período Heian donde la casa está construída sobre pilotes y mantiene una
estructura simétrica
Shoin: estilo del período Muromachi, influenciado por el Zen. Se pierde la simetría y aparecen alcobas
elevadas y gabinetes de estudio.
En la arquitectura japonesa el exterior se integra con el interior. La naturaleza no sólo rodea a la casa sino
que fluye por debajo de ésta. Por ello las paredes son membranas casi virtuales y se desplazan para que el
paisaje y el interior se complementen.
Shoji: mampara corrediza de madera y papel de arroz que constituye un cerramiento virtual.
Fusuma: mamparas decoradas corredizas que dividen el interior de la casa japonesa
Tatami: colchonetas de fibras vegetales. Sus medidas son aproximadamente 90 x180 cm. Sirven también
como módulo arquitectónico
Biobu: biombo de varias hojas que sirve para ocultar objetos como el futon o cama que se guarda
enrollado.
Tokonoma: nicho mural que sustituye al santuario y donde se colocan los objetos más importantes.
Emakemono: rectángulo horizontal, generalmente de paisajes o escenas seriadas.
Kakemono: rectángulo vertical. Imágenes o caligrafía.
Ukiyo-e: (Literalmente‖imágenes del mundo flotante¨: imágenes cotidianas) Utilizan técnica que equivale a
la xilografía occidental. Impresión sobre papel de arroz o de morera de dibujos coloreados. El color es
aplicado en áreas planas y presentan los contornos marcados con una línea negra. Multiplicidad de puntos
de vista y superposición en lugar de perspectiva. Influenciará a los artistas occidentales de fines del siglo
XIX.
Sumi-é: Pintura sobre papel de arroz o seda utilizando tinta negra en barra diluída (sumi) y variada gama
de pinceles de bambú.
El arte de la pintura se revaloriza en el período Muromachi influenciado por el estilo dominante en la
dinatía Sung de China. El monje Zen Sesshu es la figura más destacada de esta escuela de pintores
depositarios de la noble moral y de refinada cultura. La escuela de los Kano empleó el color de una manera
más exuberante (yamato-é)
Las obras de pintura japonesa cumplen una función diferente de la occidental. Los rollos están plegados y
guardados y sólo cuando se recibe un huésped para el cha-no-yu, u otra ocasión importante, se lo cuelga
desplegado en la tokonoma. Esta elección se basa en la personalidad del invitado y es su obligación iniciar
la conversación alabando la obra. De esta manera una pintura se transforma en un texto para la reflexión y
no para la ostentación.
Ceremonia del té: (cha-no-yu) surge en tiempos de convulsión política, para dar a los guerreros un espacio
de meditación y sosiego.
Se celebraba en un pabellón alejado de la vivienda principal y obligaba al huésped a un ejercicio de
humildad al despojarse de su armadura y espada y entrar inclinados al pequeño recinto.
Este ritual, elaborado al extremo, exaltaba el control y la precisión de los movimientos que la etiqueta
guerrera exigía. El origen de beber el concentrado y amargo té verde, se remonta a los monasterios budistas
donde su ingesta permitía a los monjes mantenerse despiertos durante largas noches de meditación.
El Jardín en Japón. No es sólo naturaleza (shizen ¨lo creado a sí mismo¨) sino que es una naturaleza
creada por el hombre; no ¨domesticada¨ a la manera del jardín versallesco, sino creada como la naturaleza.
Históricamente aparece con la creación de los primeros núcleos urbanos, como producto del refinamiento de
una sociedad opulenta y concebido como algo diferente de la naturaleza, pero a la que se le parece, siempre
delimitado por el muro recto y que permite la recuperación del Paraíso en un contraste del orden casual de
la naturaleza con el racional del ángulo recto. (etimológicamente: pairi-daeza, palabra persa para describir
lo cercado sería la raíz de de paradeisos, parque o jardín para los griegos.
En el shintoismo se adora el go-shintai, la morada de la divinidad. Este concepto se aplica a una roca, una
cascada, un árbol o una montaña.donde se recupera de manera conciente la belleza casual de la naturaleza
donde el azar ( y ésto es perceptible en disciplinas como la cerámica o la caligrafía) desempeña un rol
importante.
El arte de anudar (shime) es tal vez el arte más antiguo de los pueblos de Asia. Atando hierba y arbustos se
delimita el derecho de propiedad de un terreno.
El término shime se aplica al concepto de tierra cultivada, jardín o isla, es decir lo que se delimita de la
naturaleza indomada, extendiéndose también a la idea de posesión.
La importancia de la roca en el jardín japonés deriva seguramente de rocas que en el neolítico funcionaban
como marcas fronterizas y luego fueron adoradas e incorporadas a los santuarios shintoístas ya que las
formaciones rocosas fueron vistas como lugares de la presencia divina. Éstas tienen pies, cabeza, pecho y
espalda lo que intuye una esencia animista.
Con la creación y cuidado de los jardines sagrados se oculta la creencia de que los dioses tutelares pasan el
invierno en las montañas y en primavera son llevados a los arrozales hasta que con el otoño regresan a su
morada. Un rito arcaico habla de que los dioses bajan del cielo una vez al año y se asientan en una montaña.
El dios es llevado al valle en forma de árbol talado que se transforma en la divinidad al atravesar un río. Una
joven virgen sirve una noche como sacerdotisa y esposa y el lugar es marcado con un cordón en cuyo
centro se ubica el árbol recién cortado. Las riberas fluviales y los cantos rodados son lugares de respeto
Con la llegada del budismo se introduce la noción hinduísta de la montaña cósmica (Shumi-sen) como eje
del mundo como un disco redondo que se asienta en una base de tierra dorada y que flota en el agua.
Alrededor del centro se levantan siete macizos montañosos concéntricos rodeados por uno de hierro, el
cakravala y marcan diferentes esferas de meditación.
Los jardines japoneses a menudo aluden a las montañas y ocho océanos de la cosmogonía hindú. Un
ejemplo de esta transposición es el jardín del Pabellón Dorado (Kioto)
Predominan en este tipo de jardines las tríadas y los números impares que proporcionan un equilibro
dinámico donde se alternan elementos grandes, medianos y pequeños. Esta tríada también la encontramos
en el ikebana como, en orden decreciente, la rama de la verdad (ten: cielo, vertical), la rama secundaria
( chi: tierra, horizontal)y lo fluctuante (jin: hombre,
diagonal)
La idea de montaña como centro del mundo y el agua como germen de todo se evocan constantemente en
los jardines a veces sólo reducidos a la materia inorgánica como en los karesansui o jardines secos Zen.
Estos jardines destinados a la contemplación son una maqueta del mundo abarcable de una sola mirada. Su
aparición en Japón coincide con los períodos Kamakura y Muromachi. Las rocas erguidas remiten a las
islas mientras que la arena o grava rastrillada alude al mar. Son también el símbolo de lo inmutable e
inamovible del destino frente a lo que podemos modificar con nuestras acciones, por eso son rastrilladas
cuidadosamente siguiendo diseños ondulantes.
San- sui es el término para definir jardín y significa literalmente montaña y agua. Como toda sociedad
agraria, las fuentes de agua está asociada a divinidades y su inclusión en el jardín no es casual. El lago o el
meandro va a ser incorporado al paisaje o mejor dicho, la arquitectura se va a amoldara él teniendo la
geomancia un lugar importante.
La presencia de lugares favorables o desfavorables se percibe claramente en las construcciones cercanas a
los lugares sinuosos. En los ríos que describen una ¨S¨ en el terreno, se percibe como lugar favorable la
curva inferior (el vientre del dragón ) mientras que construir en al curva superior (la espalda del dragón )
está desafiando al destino.
La geomancia japonesa o sino se basa en la composición holística del cosmos donde el hombre y la
naturaleza están integrados. Factores astrales, fases de la luna, formas geológicas, campos magnéticos y el
estado psicosomático del hombre juegan un factor decisivo.
De manera semejante al concepto chino de feng sui (literalmente: agua-viento) los factores opuestos y
complementarios (yin/yan) son tenidos en cuenta al hablar del chiso (fisonomía del país) o kaso (fisonomía
de la casa) concibiéndolo como una entidad de mayor o menor complejidad basada en el conocimiento de
una profunda interdependencia de todas las esferas de la realidad.
Haiku. Su origen remonta al Japón del siglo IX. Su origen está en las tres primeras líneas (el hokku) de
una composición más larga de tono humorístico (Haikai-no-Renga) y que reflejaban el ánimo de toda la
composición. Con el tiempo, se diferenciaron sustancialmente el haiku del hokku, conservando este último
la vis "cómica", mientras el haiku adquiría un valor más espiritual.
En su forma más clásica, consta de un verso de cinco sílabas, un segundo de siete y un tercero de cinco , sin
utilización de rima.
Tradicionalmente, contiene una palabra o expresión clave, (kigo) que es una referencia a la estación del año
o a un motivo de la naturaleza. Uno de los tres versos se percibe separado de los otros dos, cortando la idea
o la pequeña historia que relata.
Haiga: Con el fin de acompañar el haiku, muchos poetas realizan una pintura, generalmente sin demasiada
perfección. Matsuo Basho fue el primer poeta en adoptar esta forma del haiku.
Haijin: Es el nombre como se denomina al autor de un haiku . Muchas mujeres poetas surgieron por todo
el país, entre y sobre todo Chiyo Ni, considerada la mejor creadora de haiku.
Al buscar describir los fenómenos naturales, el cambio de las estaciones, o la vida cotidiana, suelen
transmitir un momento, un estado de ánimo, o invitar a la reflexión.
La transitoriedad de la vida y lo mundano se contrastan con los ciclos inmutables de la naturaleza,:
primavera, verano, otoño, invierno... y las referencias a elementos naturales y a la omnipresente luna de
cada estación, recogidos en pinceladas, en esbozos que basta con insinuar. Se trata de exponer un hecho y
mostrarse preparado a aceptarlo. Entre sus tópicos más frecuentes, estarían la soledad, la pérdida, la
espontaneidad del sentimiento, la aceptación,
Son un ejemplo de "verdad revelada a medias" El lector debe completar su significado. Decía Bashoo: ¿Qué sentido tiene decirlo todo?.
Haikus de Haijins clásicos .
Oh mariposa,
¿qué sueñas,
cuando agitas tus alas?
--Chiyo ni
A una amapola
deja sus alas una mariposa
como recuerdo.
--Matsuo Basho
Un viejo estanque;
se zambulle una rana,
ruido de agua—
--Matsuo Basho
Este camino
ya nadie lo recorre.
Salvo el crepúsculo
--Matsuo Basho
El mar en primavera
Se levanta y cae
A lo largo del día.
--Yosa Buson
Mientras lo corto
veo que el árbol tiene
serenidad.
--Ritsurin Issekiro
Temblando
en las flores silvestres
se va la primavera
--Kobayashi Issa
Una flor caída
Regresa volando a su rama.
¡Una mariposa!
--Arakida Moritake
Un arbol
Otros arboles
Un bosque.
--Maíta Masai
Departamento de Investigaciones.Universidad de Belgrano.Noviembre 2009 Lin Che-Hui
El ZEN y el minimalismo (fragmentos)
Cómo insertado el pensamiento Zen dentro de la cultura japonesa, e incluido en la arquitectura japonesa en particular, deja marcadas sus influencias explícitamente en la arquitectura moderna occidental, específicamente en el movimiento del llamado Minimalismo. Paralelamente, esta filosofía de lo mínimo ya estaba presente en eras anteriores a la modernidad arquitectónica occidental y a la generación del minimalismo como movimiento propiamente dicho, preparando así el terreno fértil para recibir la siembra de la filosofía del Wabi japonés (el arte de la pobreza voluntaria).
Por ende, se intentará indagar en un primer acercamiento si existe una asimilación aun a nivel de la morfología, como una adopción de los elementos de la superficie. Una vez abordados los aspectos de semejanza y diferencias formales, se planteará si el Minimalismo consolidado como un movimiento artístico o más abarcador como una postura arquitectónica y cultural, y cimentado en un contexto socio-cultural particular, se “conecta” a la filosofía Zen de modo más profundo, y/u holístico. Finalmente, se añadirá una reflexión acerca de si se puede trazar un paralelismo entre el rol que cumplen ambos sistemas de pensamientos en sus respectivos entornos. Abordaje de la asimilación morfológica:
Recorrer sucintamente la arquitectura tradicional japonesa, focalizándose en la religiosa (shintoista, budista, budista Zen: templo Ise y otros ) y la palaciega (caso concreto: Palacio y jardines de Katsura), para ubicar el contexto de surgimiento del Zen
Detectar características del Zen: ceremonia del té, puntos de pensamientos, arquitectura Zen (jardines y construcciones arquitectónicas)
Revisar las pautas de la tradición arquitectónica reinterpretadas por Tadao Ando y Kazuyo Sejima, como voceros representativos de aquélla y del minimalismo.
Verificar los créditos más emblemáticos de los movimientos anteriores, tales como el Neoplaticismo, La Bauhaus y el Racionalismo entre otros para forjar las premisas formales del Minimalismo. Y ver sus confluencias y discrepancias con el ZEN.
Analizar (cuatro) casos concretos del Minimalismo, materialización de las características tipificadas y de las enmarcadas en la filosofía ZEN.
Abordaje de la conexión ideológica: Reseñar brevemente la manifestación de la esencia de “lo mínimo” en Occidente: ejemplos,
los templos clásicos griegos, la cúpula de Brunelleschi florentina, monasterio francés de Le Thoronet.
Ubicar el contexto del surgimiento del Minimalismo en la arquitectura occidental: desde el arte mínimo: Donald Judd, el relativismo cultural y la coyuntura social.
Indagación del paralelismo: Reflexiones acerca de los casos analizados: Tadao Ando, John Pawson y Shigeru Ban.
Pautas del análisis de la asimilación morfológica:
Elementos de la arquitectura ZEN: Simplicidad en la estructura Eliminación de lo superfluo, lo no esencial; austeridad en el interiorismo (cercano a la
“desnudez espacial”) Interrelación con el exterior natural La importancia de la sombra, como resultado del contraste con la luz Lo efímero expresado en la sencillez (materiales y morfología) Horizontalidad Utilización sistemática de la asimetría Uso preponderado de la madera (en su estado natural)
Escala humana (vs. la monumental) Planificación modular (modo de construcción) El énfasis en el concepto del “vacío” y el “silencio”
Elementos del la arquitectura / interiorismo Minimalista propiamente dicho
Unidad Precisión técnica en la materialidad (como una materialidad unitaria más que los detalles
constructivos) Simplicidad, eliminación de lo superfluo Conexión entre el interior y exterior en un todo integrado Uso de la sombra en contraste con la luz Modulación reiterativa Orden & rigor de la geometría pura La introducción del silencio como expresión
Similitudes (tentativas):
Simplicidad Austeridad, eliminación de lo superfluo Precisión técnica en la materialidad (como una materialidad unitaria más que en los detalles
constructivos). Unicidad. Interrelación entre el interior y el exterior El tratamiento de la luz natural, contrastada para generar sombras Uso del silencio como lenguaje (se verá si el silencio tiene el mismo tinte) Aspectos específicos de la tradición ZEN (sugeridos):: Lo efímero expresado en la sencillez (materiales y morfología) Horizontalidad Utilización sistemática de la asimetría Uso preponderado de la madera (en su estado natural) Planificación modular (modo de construcción) Aspectos específicos del Minimalismo (sugeridos):: Modulación reiterativa Orden y rigor de la geometría pura
Introducción
Echando un vistazo preliminar sobre la arquitectura e interiorismo occidental (y también oriental por sus intentos de “modernización u occidentalización”) del último siglo de nuestra era, se puede afirmar que desde el Art Decó con la adopción de algunos elementos decorativos superficiales, pasando por los movimientos racionalista, organicista, minimalista entre otros con su formulación de fundamentos teóricos estructurales, hasta las tendencias eclécticas más recientes, en cuyo contexto se ubica el desarrollo y auge de los ambientes tipo loft tanto con fines comerciales o residenciales, los principios constructivos de la arquitectura japonesa y de su organización interiorista han dejado una clara impronta en todos aquéllos, sobresaliéndose especialmente entre los mismos sus esfuerzos (explícitos o no) de acoger los ideales “Zen” o su reminiscencia.
Por cierto, se da por asumida arbitrariamente en el presente trabajo la definición dicotómica
de Oriente y Occidente, refiriéndose a “Oriente” los esquemas de pensamientos y de acciones individuales y colectivos pertenecientes a Asia, en nuestro caso, Japón y China, y a “Occidente”, los del Viejo y Nuevo continente (americano). Sólo cuando se analizan los representantes del Minimalismo, este discernimiento ideológico relativo al geográfico pierde su fuerza debido a nuestra actual coyuntura de la llamada “globalización”.
No obstante, no es el propósito del presente trabajo profundizar en el análisis de cuáles son los elementos constructivos “originales” del Japón, y cuáles son algunos de los que han pasado por el “tamiz occidental” en el último siglo. Sólo se intentará abordar la influencia que ejerció específicamente el budismo de la China imperial, desde el tiempo medieval (oriental) en Japón pese a que muchos de ellos no duraron o fueron transformados & asimilados por las peculiaridades de la construcción japonesa. En consecuencia, sería muy pretencioso sino poco confiable poder abarcar todos los principios japoneses –es decir, los “tradicionales” & los “no tan tradicionales” según la calificación que pudiera surgir luego de la investigación anunciada en el párrafo precedente-, y mucho menos poder discriminar cuáles han sido reinterpretados por la arquitectura e interiorismo contemporáneo, ya que como se mencionará con mayores detalles más adelante, el mismo Oriente ha incorporado en el seno de su “filosofía milenaria” elementos de la “cultura occidental”, y Japón en especial iniciándose desde mediados del S. XIX, culminando en la post-
guerra por necesidad imperiosa de recuperación como “proyecto nación” y continuando hasta el día de hoy. En otras palabras, la dirección de la influencia bilateral entre el “Occidente” & el “Oriente” ha llegado a un límite imposible de discernirse hasta quizás el término “globalización” no sea suficiente siquiera para dar cuenta del arraigado impacto -aun percibido ya como cotidiano- de esta “aculturación universal”.
Por otra parte, volviendo la lupa hacia el “Occidente” y para el propósito del presente trabajo centrado en el campo de análisis de la arquitectura e interiorismo, relacionados con el arte, el Minimalismo tal como se conoce hoy ha estado presente siempre como una filosofía de lo mínimo, desde tiempos anteriores a la modernidad arquitectónica (occidental) y a la generación del Minimalismo como movimiento propiamente dicho.
Hecha las aclaraciones arriba, podríamos dirigir nuestro foco hacia el trabajo de estética Minimalista de los arquitectos e interioristas occidentales (y orientales que han recibido educación insertada en un mundo catalogado de “dominio occidentalizado”), podríamos resumir preliminarmente que más que una mirada de corte romanticista hacia lo “exótico” o una mera admiración hacia el Oriente milenario, aquéllos en este tiempo contemporáneo han sabido recavar de esos principios tradicionales de Oriente y de Japón en particular, su verdadero sentido funcional, y reinterpretar su significado para una estética diferente que subyace en los significantes “no habituales”.
En otras palabras, se verá la comparación de los elementos de la morfología entre las dos vertientes tratadas aquí (la originaria de Oriente y la de Occidente) hallando una similitud o congruencia y diferencias entre ambas, para luego tratar de dilucidar dentro del contexto del surgimiento y desenvolvimiento del ¨Minimalismo¨ propiamente dicho (arquitectura y diseño del interior), una conexión de ideología más profunda. Es decir, se intentará verificar si ha habido una causalidad de confluencia entre los dos “sistemas de pensamientos” (por denominarlos de alguna manera), más allá de una casualidad fortuita de adopción de parte del Occidente de los parámetros constitutivos de construcción y diseño del Zen, más allá de una asimilación por razones de “conveniencia funcional”, estilística, o anecdótica, descontextualizando a aquéllos de la cosmovisión Zen, oriunda del Lejano Oriente en tiempo y lugar. En síntesis, se planteará el carácter de esta conexión.
Finalmente relacionado con la segunda aproximación, se desentrañará el rol que cumple cada uno de estos sistemas de pensamiento en sus contextos temporales, socio-culturales respectivos, y establecer cierto paralelismo entre los mismos, que lo denominaremos de tipo “funcional”, entendiéndose por la función sociológica que ocupa cada uno de los mismos.
Primera parte: Japón & el ZEN A) La importancia de la religión en el desarrollo de la arquitectura en especial en el surgimiento del ZEN (filosofía y arquitectura). La primera religión: shintoista (los santuarios y los templos)
El shintoismo en sus comienzos fue un culto animista, la adoración a los elementos de la naturaleza que se divinizaron, los kami (ver Glosario). Y como los kamis se encuentran en la naturaleza, no fue necesario construir templos especiales para venerarlos, sino que en todas partes se podía hacerlo. Sólo era necesario delimitar un trozo del paisaje por medio de la soga que sirviera como el santuario.
Más tarde, se construyeron templos dedicados a dar un culto particular de los kami, en cada lugar y cada época del año. Las entradas “simbólicas” a los templos shintoistas están hechas de los torii, como una marca de la existencia del lugar sagrado. Sin embargo, los templos nunca se desligaron de la naturaleza circundante, eran como un elemento más del paisaje.
El ejemplo más claro es el templo de Ise En él, se notan las características de la
arquitectura japonesa: el uso de la madera, las superficies carentes de decoración, líneas rectas, sentido de la proporción, la interrelación entre la naturaleza y el edificio, y el sentido del edificio no necesita que se le conserve sino sólo su estilo. El otro gran templo, que impregnó el “estilo de gran templo” es el templo de Izumo .Es un templo que pese a cierta curvatura en sus tejados (como influencia de las construcciones budistas), sus líneas rectas, los pilares gruesos que lo elevan del suelo da un ejemplo de perfectas proporciones. Y ha mantenido los criterios constantes del pilar central, con los cuatro ángulos de la estructura y otros pilares intermedios en el centro de cada lado.
Los templos shintoístas se construían con la madera en su color y corteza natural, de la especie de ciprés, nada en estos templos se distraía por una dosis de artificialidad y se “mimetizaba” con su entorno de arboleda. Todo era naturalidad auténtica. Las construcciones de madera no sólo era por su disponibilidad sino remitían a la naturaleza.
La construcción de pilares elevándose del suelo no sólo obedecía a un sentido lógico de evitar el traspaso de la humedad al edificio sino como una filosofía de la vida de estar conectados a la naturaleza de modo auténtico. Muchos templos se erigieron con madera de modo encastrado, sin ningún clavo para poder ser transportados, como naves en el mar. Este sentido de una construcción efímera junto con la estructura de pilotis y la simplicidad arquitectónica en sus líneas geométricas fundaría la base para la arquitecturas posteriores. La segunda religión: budista (los templos y la “Casa del Té”) Templos budistas:
Si bien esta religión importada de la India a través de China (en el S. VI) ejerció influencia en algunos aspectos de apariencia más “viva” en la arquitectura japonesa durante su primer período de introducción en Japón, no prosperaría sino por medio de una rama suya, el budismo Zen, creando la pagoda (como el gran símbolo de Buda) que fue adoptada no obstante por los japoneses con criterios de construcción propios, la “casa de té” y el jardín abstracto “Zen”.
Cuando el budismo transcendió las frontera de China con su poderosa dinastía Tang, en esa tierra original, las construcciones eran coloridas y sumamente decoradas, faltando sencillez en todo el conjunto, un ejemplo sería la Pagoda en Nikko Vale destacar la gran diferencia entre las construcciones Shintoistas y las budistas (máxime antes de la Era del Meiji, 1868-1912): éstas últimas se alzan en una escala monumental, mientras que la arquitectura shintoista está más bien “asentada al terreno”, y rara vez domina su entorno sino que está en su sintonía.
Hubo que pasar siglos hasta el XII, cuando llegó el período de Kamakura con la clase militar en poder, los “samurai”, para que la sobriedad y austeridad volvieran a ser valores imperantes en la construcción de los templos. La irregularidad (asimetría) y los tejados menos curvos se impusieron nuevamente. Y el material para la construcción de los tejados que en la época anterior había sido de tejas, otra vez se concretaron con la madera. El claro ejemplo sería la pagoda de Horyuji .Asimismo, la arquitectura budista vuelve a tener estilo austero sólo cuando incorpora los pensamientos de la secta ZEN . ZEN significa inmovilidad pero no se relaciona con el estaticismo sino como un reposo activo. A tono con el espíritu japonés sostenido por los samuráis, aparece en Japón esta secta budista también oriunda de China. Esta secta refleja los principios básicos de la estética japonesa: - formas de simplicidad en los diseños: - austeridad de líneas en las estructuras; - vuelta a la expresión natural de los materiales . Jardines ZEN:
Por último, habría que mencionar los Jardines ZEN, cuya conformación dentro de los templos ZEN y en conjunto con las Casas de Té sustenta los criterios arriba mencionados. En Japón, la palabra “shizen” denota el concepto de la naturaleza, no de la “salvaje” o incontrolada, sino creada y manipulada por el hombre para producir el intercambio de su medio interno con el entorno externo. Dentro de esta acepción del “shizen” se clasifican los jardines ZEN en dos tipos: el “shime”, los jardines secos, construidos con arena y rocas mayormente, y se asemeja a la idea original del “shizen” cuando el hombre toma posesión de la naturaleza. El otro tipo de jardín son los “húmedos” que se aproxima más a la tipología occidental, compuestos por pabellón, agua, vegetación y rocas, son para el “paseo”, para recorrer . En cambio, los jardines secos están hechos pura y exclusivamente para la contemplación. La presencia de rocas que siempre es un grupo de cantidad impar de unidades y con distinta altura que bien puede presentar a Japón o a Buda como el famosos jardín del templo Ryoan-Ji en Kyoto .La roca en general simboliza obstáculos de la vida, en contraposición con las gravas o guijarros que representan cambios que suceden en la vida. El jardín ZEN es una manipulación totalmente artificial, controlada por el hombre sobre la naturaleza que no obstante no debería develar la artificialidad, y en donde la composición es siempre ortogonal, rectangular o cuadrada, delimitado por muros, de forma racional. El paisaje ideado es como un ritual, una metáfora altamente austera, y deliberada. Nuevamente la idea del “vacío” está presente, ya que “el vacío es la forma, la forma es el vacío”.
Casas de Té:
Junto a los templos Zen, aparecían las Casas de té en sus jardines. El célebre “arte del té” ejercerá influencia irreversible en la tradición japonesa en todos los órdenes del arte, con su filosofía básica de eliminar lo no-esencial en todo quehacer artístico, y reducirlo a su forma estética más pura. Este arte imperaría en el famoso período siguiente de Edo en Japón cuando se construyó la Villa Imperial de Katsura (cerca de Kyoto) con criterios de estética basados en la sencillez e interrelación con la naturaleza envolvente. Aunque los jardines del Período Edo no eran tan austeros como los influidos por el Zen en los períodos anteriores, y para ser lugar de paz, sino el medio por el cual se ponía el contacto con la naturaleza.
El tipo de “casa del té” más auténticamente japonés es el sukiya (ver Glosario), con una casa separada edificada en un estilo rústico de campo. En contraposición con esta clase, está el tipo kako (ver Glosario) donde la estructura (para el té) se adhiere a otra mayor. El “Cha-niwa” es el jardín donde se encuentra la “Casa de Té” (del tipo sukiya), para formar un rincón solitario aislándose del mundo circundante en pro de la búsqueda de la paz interior, lo que se logra por medio de una gran economía de elementos decorativos y cubriendo el suelo y las piedras de una capa de musgo para producir la sensación de soledad y alejamiento de todo, el wabi – sabi (ver Glosario). El camino que conduce a la “Casa de té” da algunos rodeos para evitar la inmediata percepción de la casa, por lo tanto, el misterioso ocultamiento del lugar
Con la llegada del Movimiento Modernista (liderado por Gropious, Le Corbusier Taut, Wright entre otros) a Japón, los arquitectos japoneses observaron (sorprendidos) la conexión entre la arquitectura occidental moderna y la arquitectura japonesa tradicional, por ejemplo, la libertad espacial que ofrece la estructura típica japonesa de postes y vigas, y la coordinación modular. Guiados por estos principios comunes, Yoshida Tetsuro, Kikutake Kiyonori, Maekawa Kunio, Tange Kenzo, entre otros, buscaron un modelo arquitectónico adecuado a las realidades de Japón. Ejemplos: la oficina de prefectura de Kagawa (1959), de Tange (ver imagen 43 y 44), construida a base del hormigón armado aun con técnicas primitivas del encofrado manual, es una perfecta combinación de formas tradicionales y arquitectura moderna. Otro ejemplo del mismo arquitecto, el Gimnasio Nacional construido para los Juegos Olímpicos en Tokio (1964), con avance tecnológico, formas universales aun con un techo curvo tradicional japonés (ver imagen 42). La generación siguiente de los arquitectos japoneses, Isozaki Arata, Kurokawa Kisho, Ando Tadao, entre muchos, adaptaron el toque japonés en las nuevas formas de libre expresión. La arquitectura de bloques de Ando, en sus primeras casas de mercaderes (1981), en Osaka (ver imágenes 45 y 46), empleó el estilo de tatami-wari como construcción por ensamblar unidades espaciales. También la horizontalidad se impregnaba en esas construcciones, pese a que en la primera vista se aprecian como diferentes a la arquitectura tradicional japonesa de postes y vigas. Y el interior, seguía siendo austero, con la cantidad mínima de decorados y muebles. En palabras de Ando Tadao “existen tres elementos necesarios para la concreción de la arquitectura: un material auténtico, poseedor de sustancialidad como el hormigón viso o la madera sin pintar, el segundo elemento sería la geometría pura,
La arquitectura de la “Casa de Té” es simple, el tejado está hecho de paja, las paredes de barro, y los postes de madera (troncos de árboles). El cuarto para la ceremonia son de cuatro tatami (ver Glosario) y medio (cada tatami mide 1,80 x 0,90 mts). La parte más relevante de esta casa es el tokonoma (ver Glosario) donde se cuelga una obra de arte o ikebana para contemplación del invitado. La absoluta vacuidad de la habitación concuerda con el espíritu de la “nada” del Zen, focalizado en que el hombre puede “moverse libremente” tanto física como espiritualmente, simbolizando la vida como el arte mismo.
El énfasis está para resaltar una belleza natural: la madera desnuda, las viejas piedras que conducen a la entrada de la casa, las vasijas de barro, y se procura evitar la simetría en el diseño que no aparezcan más que los colores naturales de los elementos en la construcción. La simetría sugiere algo completo, el punto culminante de una perfección artificial, un diseño irreal, y el Zen rechaza todo esto, se espera sumergirse en el mundo viviente de la naturaleza y del hombre, por lo que se prefiere lo asimétrico, que es lo mismo que lo dinámico. La simetría es mecánica, impone una norma abstracta a las cosas, y la asimetría nos proporciona la intuición a la verdad, y las cosas imponen su propia vida en las normas (& el diseño).
El ejemplo relevante constituido por la “Casa de Té” dentro del Palacio de Katsura y por las Casas de Té en general dan cuenta de que el programa no sólo cumplía con los principios básicos de la ceremonia del té (armonía, respeto, pureza & silencio) sino que asentaba la base del planteo formal residencial del Japón tradicional y quizás de la universal contemporánea. Por otra parte, el palacio de Katsura es un caso ilustrativo para comprender la
base para el purismo en los movimientos modernos de nuestra era: es un complejo de pequeños pabellones con funciones ceremoniales (para el té por ejemplo) y conectados entre sí por un sendero que serpentea a través de un jardín lleno de paisajes serenos, prados, rocas y nichos, y delimitado por una cerca de bambú y juncos. Se resalta el planteo de simpleza de sus pabellones - constante interrelación con el medio ambiente natural; - concepto de modulación en planta por tatami; - utilización sistemática de la asimetría (p.ej. la colocación asimétrica de ventanas); - composición paramental abstracta; - simplicidad de estructura con eliminación de todo lo no esencial - desnudez espacial interna (sin muebles en el interior) B) Características constructivas esenciales del ZEN: B.1) Los materiales y la morfología: El carácter “efímero” basado en la sencillez de la construcción religiosa:
“El tempo de Ise se levantaba en dos lugares: uno funcional y operativo, y en otro se estaba construyendo con estructura idéntica. Cada 20 años se celebraba una ceremonia para trasladar a la deidad a la estructura recién construida, y luego se destruye la vieja” (1). Por eso, la forma arquitectónica es sencilla y de corta duración. Esta idea se desarrolla más abajo en el tema “religión y arquitectura - interiorismo”. La horizontalidad:
Desde el templo de Ise hasta el día de hoy, la arquitectura japonesa ha sido siempre horizontal en su expresión, y el elemento estructural que enfatiza esto es el techo. La arquitectura china tiene techos de tejas con aleros largos y sobresalientes (ver imagen 27). La utilización de esta característica china se limita sólo a los templos budistas, aunque siempre con un toque japonés. En vez de llevar aleros que se elevan mucho en las esquinas, la curva del techo japonés es mucho más ligera resultando casi horizontal Con el tiempo, se empezaron a construir templos budistas con corteza de ciprés y se alargan los aleros Los suelos elevados también dan impresión de horizontalidad ( “Santuario del Loto”). Los techos interiores son bajos, ya que la gente entra al edificio y enseguida se sienta, pero no en sillas, sino sobre el mismo suelo. En conjunto, la forma de los edificios se hizo plana y horizontal. Aun habiendo templos con pagodas de varios pisos en su fachada, cada una con su alero, en el interior no tiene divisiones de suelos y todo el edificio se sostiene en poste central. Esto significa que si bien las pagodas dan una sensación de “observatorio” con sus elevaciones exteriores ,o son más que un objeto de culto (en donde se guardan las “joyas”, las cenizas del Buda), a diferencia de las torres europeas que están hechas para contemplar el paisaje y expresan el deseo vertical de llegar a los cielos. La asimetría:
El Zen supone la esencia en contraposición a lo superficial, e implica un orden natural, no organizado de modo artificial como el estilo racionalista. La asimetría ha reinado en la arquitectura japonesa desde su tiempo medieval, la combinación asimétrica de líneas y espacios ha sido una característica fundamental para la arquitectura de Japón. La simetría se fue perdiendo para ubicar el edificio, este se ubicó de forma tal que ofrecía una perspectiva diferente a cada distancia de pocos pasos, satisfaciendo esto el deseo de unirse a la naturaleza y dando énfasis a la armonía con los árboles circundantes Probablemente también sea la razón por la que no se construían edificios de muchos pisos que podían ser vistos desde cualquier lugar. “La cultura de la madera”:
Desde tiempos inmemorables, la arquitectura japonesa ha tenido siempre conexión intrínseca con las construcciones navales y la tecnología de la madera, por estar sus habitantes expuestos a la cercanía del mar y de los ríos como líneas naturales de defensa, y rodeados de superficie boreal (la superficie montañosa en Japón ocupa aprox. un 70% de la total). A diferencia de Europa donde el roble es el protagonista en las construcciones de madera, en Japón, las especies coníferas, el ciprés en especial, son preferidas por su finura y rectitud de su veteado. Por eso, la arquitectura japonesa era casi siempre rectilínea, con la excepción de los techos curvados. La ausencia casi total de las curvas se halla en la forma cómo se trabajaba la madera. Incluso para construir el techo curvado, los carpinteros japoneses utilizaban un madero largo y estrecho, cuyo grueso iba aumentando gradualmente, y la curva se conseguía al aplicar presión en los dos extremos del madero. Por lo tanto, la línea curva no era un contrapunto de las rectas, sino su extensión.
Las construcciones japonesas casi siempre se hacen a base de componentes horizontales y verticales, con combinación de postes y vigas en forma axial. La sustitución de los gruesos pilares medievales por otros mucho más delgados también facilitó el desarrollo de una arquitectura sutil y esbelta. Los torii, una especie de pórtico a la entrada de los templos shintoistas es buen ejemplo. Otra razón de la preferencia del ciprés es justamente por su blandura, que es menos susceptible que p.ej. el roble a la destrucción de las fuerzas laterales causadas por los terremotos y fuertes vientos - temporales (“tifón”). Ofrece mayor fuerza y flexibilidad.
En tiempo medieval (hasta el siglo IX), la influencia china para la construcción de los templos budistas, hizo que se pintara la madera de colores vivos, como es el rojo, el azul, más tarde mejorando la técnica de producción de herramienta ferrosa para trabajar la madera, y se suma a eso el amor natural de los japoneses por la conexión con la naturaleza, la madera se ha mantenido en su tono natural, sin pintura, exponiéndose las vetas. Incluso el ciprés se conserva bien aun sin manos de pintura de color.
Aún hoy en día, las habitaciones siguen construyéndose de madera, y en el interior de los edificios públicos con cemento o acero inoxidable como revestimiento exterior. Esto a su vez expresa el amor a la naturaleza que tienen los japoneses. “La escala humana”:
La mayor atención se centra en la escala humana evitando estructuras monumentales y la construcción forzada regida por la simetría de las estructuras. Aberturas amplias, planos flexibles, integración orgánica del edificio con el medio ambiente circundante, todo ello refuerza la idea del espacio construido por y para el hombre que lo utiliza. “La planificación modular”:
El sistema estético de planificación kiwari (la construcción del espacio interior es proporcional a la distancia y tamaño de los postes o columnas utilizados) y la unidad del suelo tatami permitieron planificar de modo preciso la construcción. Más tarde, el sistema de tatami-wari empleando el tatami como referencia de medida expresa esta continuidad de la planificación modular. Este tema se desarrolla con mayores detalles en el siguiente “integración de arquitectura y mobiliario”. B. 2) “Integración de arquitectura y mobiliario”: modo de construcción
En las construcciones japonesas, había una separación entre las casas y el suelo, de modo tal que se podía desmontar la estructura (aun de grandes templos y santuarios) para trasladar las construcciones y reconstruirlas en otros sitios .El edificio, funcionaba como un gran objeto de uso, igual que un barco, lo que llevó gradualmente a la integración del edificio con su mobiliario.
Por eso, en Japón, a diferencia de la tradición clásica occidental (p.ej. Grecia), la silla y sus derivados eran desconocidos ya que las construcciones tenían sus suelos elevados sobre el piso circundante, y techos bajos, de modo tal que los habitantes o visitantes de las mismas debían entrar agachados y sentarse inmediatamente luego en el piso, los asientos por tanto no presentaban uso práctico. Un ejemplo de esto serían las casas de té o los santuarios shintoistas, con su suelo elevado, símbolo del dios ahí venerado (el kami). Lo mismo ocurrió con los templos budistas transplantados de China, como lugares de culto a Buda, un símbolo de dios. Y en la pagoda se guardaban las joyas que simbolizan las cenizas de Buda (referirse a imagen 12 arriba). La excepción está dada por el Gran Santuario de Izumo, con una altura de 48 mts. y un amplio espacio interior Otro ejemplo lo constituyen los palacios antiguos, con suelos muy elevados para dar realce al emperador. Esta es una distinción no sólo espacial sino también social, entre el emperador en su espacio interior, y sus nobles en el espacio exterior destinado para ellos. La misma se traslada a la casa de estos nobles, el señor de la casa dormía en la sala principal, y los de rango menor, en los espacios exteriores. Este estilo creado se llama “shinden-zukuri” que duró en el periodo Hainan (S. VIII a XII). En el estilo posterior shinden, el espacio interior iba ganando más importancia, aún así el interior era un espacio no totalmente cerrado, el límite entre el exterior y el interior se colocaban celosías reticulares, los shoji (ver Glosario) que se abrían en el día quedando sólo unos postes (o columnas pequeñas) que sostienen la estructura, y a la noche se cerraban integrándose los shoji y los postes. Y para dar cabidas a estas puertas, hubo que cambiar los pilares redondos por otros cuadrados . Los shoji permitían entonces que el interior y el exterior se fundieran en una misma escena cuando ellos quedaban abiertos, y la vista hacia el jardín panorámica era un motivo de contemplación. Esto expresa nuevamente el amor por la naturaleza de los japoneses .Al contrario de lo que ocurre en Occidente donde el edificio cobra una importancia primordial, en Japón el edificio es parte del paisaje, el jardín de alrededor no es un mero decorado, desde dentro se mantiene el contacto con la naturaleza circundante, y se aprecia hasta cada sonido, cada detalle cromático, o la brisa en los árboles de ahí. Y cuando no sea posible abrirse hacia el paisaje, se crean jardines en miniatura emulando el paisaje natural. Los shoji siguen teniendo rol crucial en las casas japonesas actuales.
En el espacio interior había algunas habitaciones cerradas para almacenaje y para dormir, y otra manera de separar el espacio interior era a través de los biombos decorados, los fusuma . Únicamente en ocasiones de celebraciones se sacaban los muebles y utensilios, y se colocaban biombos portátiles para protección contra el viento y como límite de visión. Y se utilizaban también los tatamis portátiles como asientos, siendo los verdes y más adornados para el emperador y sus ministros.
Posteriormente, en el siguiente estilo “Shoin” el tatami (ver Glosario) convirtió en una pieza
permanentemente fija en el suelo de los espacios reservados para los nobles. Esta costumbre se extendió luego a los espacios exteriores que rodeaban la cámara principal. Finalmente, el suelo de toda la vivienda se cubrió de tatami. Y los biombos (portátiles) que había que poner y quitar cada vez que se usaban, se transformaron en puertas corredizas y madera o de papel opaco sobre un marco de madera, los fusuma, y así podían formar habitaciones separadas. La posibilidad de dividir el espacio interior en habitaciones impulsó el desarrollo de los cielorrasos. Se hicieron también alacenas y estanterías múltiples en la habitación principal que se decoraban con flores. Aún hoy es frecuente que se divida el interior con fusuma, la ventaja es que al quitarlo, se forma una habitación más grande.
Los muebles y las herramientas se debían hacer a medida del hombre que los usaba. Por eso, cubrir toda la habitación con tatami, una pieza movible, o incorporar los biombos (fusuma) en la misma estructura del edificio, exigía que el mismo se hiciera con dimensiones estandarizadas y acomodadas al hombre. Esto dio origen a un sistema de construcción llamado kiwari que se basa en la distancia entre el centro de un pilar y el de otro, y en el grueso de esos pilares. Pero con el avance de la construcción en masa, apareció la demanda de tatami de tamaños fijos, e se impuso el sistema de construcción llamado tatami-wari, basado en la distancia entre el borde exterior de un pilar y el del siguiente. Los aleros son progresivamente más bajos. Todos estos elementos, el claroscuro que producen las cubiertas de papel traslúcido (shoji), las puertas de tablones de madera y los postes de sólida madera, se combinaban para dar sosiego y armonía.
La estructura más antigua de este último sistema de construcción (tatami-wari) es el Palacio
Separado de Katsura. En él, se eliminó la impresión de rigidez del kiwari con medidas muy precisas, y se dotó de la armonía con un desarrollo más libre aunque mantiene la forma estructural (por medio del sistema tatami-wari). Este palacio generó el estilo sukiya.. El sistema kiwari en el estilo shoin exigía una planificación reticular y resultaban entidades homogéneas, pero el tatami-wari produce edificios de ensamblajes de espacios independientes, aunque cada habitación consigue ser parte del todo. La más pequeña unidad espacial es el chashitsu, para la ceremonia del té
Las casas siempre se componían de una habitación con piso de tierra, otra con piso de madera y otra más con piso de tatami, que recuerdan respectivamente los estilos prehistórico (del Shinto), clásico (shinden) y postmedieval (shoin). Estos elementos de construcción se filtraron de la ciudad al campo nacionalmente. Desde el S. XVII, la industria constructora se desarrolló gracias a sus sistemas estandarizados de kiwari y tatami-wari, que hoy se conocen como método de “prefabricación”. Y el sistema de tatami-wari permitía para la mudanza, poder llevarse los tatami, los fusuma y shoji, elementos esenciales de separación de las habitaciones, junto con los muebles a la nueva residencia, y se encajaban perfectamente en ella. Esto duró hasta la 2da. guerra mundial y en algunos casos hasta nuestros días.
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- ―Interiores ZEN‖ Vinny Lee, Editorial La Isla, Buenos Aires 2001
―Japón, el País del Sol Naciente‖. Lewin Bruno. Historia de la Cultura Oriental. Labor. Barcelona 1968
―Mitos a Medias‖Vol III Morán/Prudencstein . Belgrano Une.Buenos Aires 2006