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Page 1: Jaime Rest - WordPress.com€¦ · clave que permita diferenciarlo o estructurar las Ideas que esta denominaci6n sugiere. El ensayo por.19. gener.al.se..propone,describir.o.~te~~

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JaimeRest

El cuartoen el recóveco

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capítulo.Biblioteca argentina fundamental

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1 Conferencias dictadas en septiembre Y',octubre en la Socie--dad Argentina de Escritores, Buenos Aires.

2 Esta refundición y' traslado de los materiales expuestos e~

NOTA EDITORIAL

Jaime ~est revisaba los textos que hoy publicarnospara dotarlos de la unidad del libro, cllando murió en no-

,viembre de 1979. Este es en consecuencia su último tra.bajo \!Íe carácter orgánico. No poI' casualidad responde auna preocupación sobre la que solía comentar largamen-te: el lugar Y la forma del ensayo, tanto en la literaturaargentina y europea, como en su calidad de espacio crí-tico y reflexivo en el cual la exposición de las ideas norenuncia, sino que afirma, el tono personal y el trabajodel estilo ..

Compuesto a ,partir de cuatro conferencias, Rest al-canz6 a revisar solo las dos primeras. Su mujer, Virginia'Erhart; reconstruyó a partir de sus apuntes y de la certe.za que da largos años de comunidad intelectual, las dedi- r

cadas a Roberto Arlt y Borges.Entre las hójas de trab~o, manuscritas~ está una que,

seguramente, estaba siendo pensada a la manera de pró.logo, Es lógico reproducirla" aquí. Rest había escritO:HEste libro creció a partir de cuatro conferencias 'dicta-

. das en la primavera de 1978.1 La presente'versión ha da-do mayor énfasis y más detenida consideración a ciertosaspectos generales que la brevedad Y unidad de la exposi-ción oral no hacían indispensables;'pero que" lo pareceexigir la impersonalidad del texto escrito, de la formula-ción defmitiva en que el expositor no está presente du.rante la lectura. Se han introducido, ademlis, algunoscambios en la organización del materi~, enfatizando me-nos la cronología y más, la coherencia, circunstancia que,recomendó trasladar)a Mansilla del primer al tercer ensa- 'yo, por ejemplo,2 Lb que sin duda pennanece es la con.

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Cl 1982 Centro Editor de América tatlna S. A. - Junln981.BuenosAires. I IHecho al depósito de ley. Libro da edición .rgent na. m-preso en Junio de 1982. Tapa: Talleres _GráficOs FA.VA.RO.SAIC y F. Independencia 3277/79, Buenos Aires. Pliegos In-teriores: Compañia General Fabril FinancIera, S. A.. Irlart~2035, Buenos Aires. DIstribuidores en la Rep'ubllca Arg~~I'na Capitel: Meteo Cancell.ro e HIJO,Echeverrle 2469,-5 .C,,Buenos Aires. Interior: Ryel. SAICIF y A, 8elgrano 624,, 6' p., Buenos Aires.

ISBN 950 25 0630 8

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PRIMER ENSAYO:SARMIENTO Y LA COMPRENSION

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Quienes han frecuentado la mansi6n de la literaturasaben que- ésta .posee multitud de aposentos:"'Algunos se;muestran espaciosos, brillantes, activos, y en ellos se exhi-'be cuidadosament~ alineada y clasificada una diversidadcasi. inrmita de objetos denominados poemas, dramas onovelas. Otros, en cambio, revelan empañado su pretéri-to esplendor y desde hace tiempo permanecen casi olvi-dados y en penumbras, mientras el polvo se acumula so-bre composiciones .que a menudo sQlo provocan un "inte-rés.enidito,o 'arqueoI6gico, tal como suele'ocurrir en lahabitacibn reservada a. la épica. Pero en algún recoveco

•. ;~~y<1'un~~\}~Q-.ro2Yiactil2 en el que sin ~sar se amonto-nan en tornpleto~desorden nuevos maten~es de la espe.cie mlls dispar, habitualmente marginados' y descUidadospor los 'criticas o estudiosos cuya"tarea consiste en man-tenet la pulcritud y organización de todo el edificio. Es-te es 'el sitie;>que seJeserva al ensayo'...9u~a naturale~, 'l.v,ariédides 'Y~ditñeñsio'nes) parecen 'im'posib es de ser .de-,'t.~.tmIn~.a.M~'.caüsa.de.'la aOllhdancia YWailr1jüf3coñ' (¡tictates obras se.han ido' acunmL3P-.<!Q..,A veces, uno u. otro Ide '105 ehcargádos del mantenimiento y timpiez'a se ha 'asomado a este lugar pero, aun en el caso de que inten",:tara Una estimación del contenido, casi nunca llegó a rea- 1,lizar una apreciación exacta de cuanto aIH pennanecíadepositado. A'llo más, se limitó a formular observacionesimprecisas sobre el caos reinante o sobre el aspecto abi-gaITado del contenido, e incluSive no flilt6 quien juzgaraque; las características de 10 que se guard,aba en esa estan".cia, UjaJ:tlb'podrán ser determinadas .exactamente" J ~egúndeclaró Harold G. Merriam al principio de su artículo"Ensayo" -que por 10.demás es muy útil e.infonnativo-,en el Dictionary o{ World Literaiure que compiló Joseph

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T. Shipley. O en circunstancias méJi favora.bles -casipodría considerárselas óptimas, en la medida de lo posi-ble-, corno en el comienzo del breve estudio que Bona-rny Dobrée dedicó al ensayo inglés, la opinión no se aven-tura más allá de sugerirnos que se trata de "piezas-amis-tosas, personales e imprecisas acerca de 10 que a uno se lepueda ocurrir". ¡

Para corroborar la ÍDcertudimbre que existe al respec-to basta con un cotejo de las definiciones quc,proporcio'"nan los distintos repertorios y vocabularios que registranlt'palabra ensayo en.el sentido..de género.literario. En'eldiccionario ingl6s del doctor Johnson, en plenorsigloXVIII, la segunda acepción d~ la palabra declara: "im_preciso arranque de la mente; pieza irregular no elabora-da; composici6n que no es acabada y met6dica", y remi-te como autoridad a Francis Bacon. El Concise Oxlord ,Dictionary, también en su segunda acepción. anota: ~"composición literaria (habitualmente breve ~ en prosa) .acerca de cualquier asunto", El Petit L/ttré registra en elúltimo significado respectivo: use dice de ciertas obras,cuyos autores las denominan así poi modestia o porqueno intentan profundizar en el asunto". El PetU Roberideja asentado en el tercer y último sentido del t6rmino:"obra literaria e~+p~_g~e!J!~~~~6!!...~uy.li~!.,~tiata 'un asunto sin agotarlo o que reúne artíCUlos dÍVer-

sosu:-En su cuarta acepci6n7 el.diccionano:Vox-dé1itéñ&üa castellana, cuya. segunda edición fue revisada porSamuel Gili Gaya, dice: "g~nero literario, enpr9~S:8,.d~.cirácter-didáctico, que tráta con- brevedad de'-temas filO:-

':SO.!!c!Js •.•.ar.~~~~Sós,_J!.i~~~S?h.~t.@.ª~."71'OfSüP'arte:.laReal Academia Espanola se pronuncia así: Clescrito, ge~nera1mente breve, sin el aparato ni la extensión que re-quiere un tratadq completo sobre la misma material'.Finalmente, en su segunda edici6n el Webster New In ter-national"Dictionary opta por un examen más extenso de~acuestión:

".Composici6n literaria de naturaleza .analítica ,o inter~pretativa que trata un asúnto desde un enfoque,más'o

'menos limitado o pérsonal y admite Üna .consi<ierabielioertad -dé-;'stilo 'y método, Sfbien "ü'su.lriieilte lo'--;'~-

PsayOSso~ b~tantes-bi-eves 'cerno para leerlos de un solotir6n, el vocablo también se aplica a obras sistemáticasque encaran sus respectivos asuntos en una serie de sub-

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divisiones como el Essay Concerning Human Unders-tanding, de Locke. A veces obras poéticas llevan estadenominación, como el Essay on Man y el Essay onCri.rticÍ.Jm. ambas de Alexander Pope. En general,~ensayo' se diferencia del tratado o de l! ...disertacJoaporelÍlecJiOdeQüees .•..ménós.sis~eñiático y !ormaljae-1~te:rú7POr9...u~t0'e-9i!~~~b~M~a::~.E1~0YóññaI:-de' la r historia o biogra/Ja, porque encara elasunto ' eñün-~solo ~pecto"mtS-bien'~ql!e en su aIcañcC!Ol.r.' , !-Los ejemplos p.r::ece~entes hacen m~ifiest? que ~~ensayo no admite una definici6n univoca .SIDO .•que,más' bien'" requiere -'una; ~escripci6n ..que pennita cir.cundaÍló; '~or .aftadidura. ponen en evidenCia que ~~!síntesis. de sus. notas ..l!!.e.dominarues ..deben: e~fa~ar-:'sm "'hacerlos - exc1uyentes- la .~revedadl ~!.!~~~,la prosa y la ,naturaleza infod!i!ltl1t ~IlPmRU.Ul:;,Por-18~ll!"ié"iP'eii¡j¡"'ll"Jbs" mantiíiles de teorla literaria másdifundidos en la actualidad -como el de Wellel y Wa.rr'en ° el de Wolfgang Kayser-. al enumerar los g6ne.ros prudentemente soslayan el problema omi~é-?dolocon cauto silencio. Tampoco suelen resultarsufIclente- .mente informativos los escasos intentos de examinarel campo específico, los que tienden a recae: con mayorasiduidad en la n6mina de autores que practicaron e~en~sayo y, mucho menos en el esfuerzo de obtener ~lerta'clave que permita diferenciarlo o estructurar las Ideasque esta denominaci6n sugiere.

El ensayo por.19. gener.al.se ..propone,describir.o.~te~~pretat~'üna- detérininada cuestión valiéndose de"una ach:-tUd. expoSitiva .Q elocuente que carece de una formaent:ramente p;o;ia, capaz ~Je diferenciar!o Ic~n claridadde la prosa en sí misma. ~clusive sue!e munetlZar z;n~~~s.que distinguen.a otros géneros literanos: Pued~ presentarun "em'p1eodel lenguaje que destaque la mtenSldad expre.siva o que apele al efecto emotivo, a semejanza de l.a~oe-sía. A veces remeda formalmente el uso' de proce.dimIen.tos dramáticos como el- mon6logo de la ora tona y delsenn6n o el' diMogo que refuerza la estrategia may6uticaen que la confrontación de interlocutores va ~elineandoel argumento que propone o sos~ene, se~n el.mH?doque emplearon en coloquios y conversacIones unagma-nas autores tales como Erasmo, Galileo. Le6n Hebreo,

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Leopardi, Landor, Osear Wilde, entre muchos mAsde laantigüedad y de. los tiempos modernos. Por último, ad-mite la iiJ.corporaci6n de elementos ficticios que contri~buyen a aproximarlo al cuento, tal como se advierte enla invención de personajes arquetípicos Qe su respectivaclase que sirve, principalmente, a quienes practican elartículo de costumbres destinado a ilustrar modos decomportamiento, a la maDera de Addison y Steele, en~s tex.tos protagonizados por .Sk Roger de Cover1eyi ode Manano José de Lana, en pIezas como UEIcastell8.tJ;oviejo". t

En la manera. de exponer el asunto que se proponeexaminar, el en~.2..!iI.wit_e.1:1.Q~iliwtt!<!~~wd.l.des-de la más absoluta fluidez que documenta o remeda unaescritura espontánea (según se observa en la inconfundi.bIe modalidad de Montaigne) hasta. por un lado, el sO,ste-ni,do rigor intelectual~-en. queprevalece la idea demuela

~kt_ omam~n!?s (como sucedc?-eñ'Bácon) Q;.porerotro,-la estructura muy form~ada y la prosa cuidadosamente \elaborada con una intencional riqueza de, cadencias y rit-mos (como en Thomas de Quincey): En cuanto .• l. ex,te~sión,_ .s~c:le. ser co~rnp~~~ble~a la ~'e ~n cue~~t~, perop~ede vanar J!bremente, como lo. demuesqan cieHas pie-zas que apenas exceden las dimensiones del aforismo yotras que alcanzan proporciones muy vastas (como la"Apologie de Raimond Sebond" que a menudo ha sidodesgajada de las obras de Montaigne para constituir porsí sola un dilatado volumen).

Por, ló que concierne al tema, hay aspectos del ensa-"~~~~q~_e_P2,seenoL~,te.cedeñ~eS:.~~y_~mO~Os, co~I

mo suceae con aquellos que se refieren a cuestiones mo-rales, filosóficas o políticas, pero el espectro hacia el cualse ha ido abriendo este campo con el transcurso del tiem-P9 no. tiene restricciones: incluye consideraciones cientí-ficas (como en trabajos de Julian Huxley o J.B.S. Halda-ne), históricas (como en muchas exposiciones de Macau-¡ay ode Raymond Aron), biográficas (como en los deli-ciosos "retratos en miniatura" de Lytton Strachey); y )conviene circunscribir la enumeración a 'estos pocos ydispersos ejemplos porque Iá n6mina podría volverse in:.terminable. En suma, es la.forma)1lás person~tl ~ impre ..visiblé de. cuant~ .dispone, el escritot: para comunicar sus-impresiones, circunstancia que indujo a Herbert Read a".postular la hipótesis de que se trata de una variedad del

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género epistolar que carece de destinatario conocido oespecificado por quien lo compuso. Sin embargo, estacomparación nos permite obtener un dato muy impor-tante para la singularización del procedimiento: unacarta admite ser meramente informativa, descriptiva,anecdótical el..ensayo, en cambio, a partir de tales inue-dientes. tiende.'hacia:una.meta en l~tque finalmen'te. debe.resplai¡(:lecer.cie~ta idea acerca'de algo: acerca d,t.algu"ién~H<iY.....~...J¡IU\..I~Xl'.:.R.e¡¡uQ5!i;nida"p~¡¡,i¡,Q¡¡.j¡¡t~le¿'

.. ~ual._~~lensayol por más que pueda enriquecerse con launaginaclbn, no es un arte en el que prevalece este aspeL:-to, sino que e!E..~ _!.i.R2.JI~JE..O~~.E£?nen el que tiendeI]a predominar las ideas; su intención es persuadIrnos crCÍavaI.i.aez-decierta'rfOCion, ya sea mediante una satisfacto-ria técnica demostrativa o con ayuda de una atmósferade fascinación engendrada por un hábil manejo de la pro-sa. ~,,.e¡n..Qe_{init!l;',,~;.~M.v.i.Yll.'Ot.'lti~m21£j¡¡.¡J.'l9U-

• gjt¡¡.t.9J;91li?<<;iJp~".Il~,e li91,1septual.,. 'His~6ricamente, el término ensayo ingresa en la no-menclatura literaria con Montaigne, quien utiliza estevocablo para designar la colección de textos que reúne"ypublica én 1580. En ellos se destacan preferentementetr'es asPectos del autor: sus vastas lecturasyu bene'v?lep~te pero obstinado escepticismo y un deliberado a la vezque confeso propósito de hablar de sí mismo, de exhi.birse ante sus allegados -como él dicc- "'de buena fe",en una suerte de confesión espiritual que permanece ais-ladá en su tiempo entre la ya muy rcmota de San Agus.tín'y la todavía muy distante de Jean-Jacques Rousseau.En tomo de la denominación que Montaigne escogió pa-ra sus escritos seria admisible tina Infinidad de especula-ciones, pero parece indiscutida la opinión de que estapreferencia se sustenta en el'deseo de subrayar el carác-ter informal, descuidado y casi íntimo de los materialesque se ,congregan oon este título. De Montaigne deriva,en última instancia; el uso que confiere Francis Bacon ala misma désignación cuando en 1597 la impone a unacolección de artículos y pensamientos suyos. Si Mon-taigne era el producto de una formaci6n humanista, Ba-con prefigura el pensamiento científico moderno, consu rigor y su lenguaje descarnadol con la actitud mani.fiestamente objetiva e impersonal que trasunta su esti.lo, En una proyectada dedicatoria que deseyhó, Bacondeclaraba que había denominado "ensayos" a "ciertos

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apuntes breves" y añadía que "si bien el vQcablQ.es re-ci~nte, el objeto que designa es antiguo"; Por cierto,eXlSt~n muchas composicion~s de la antigüedad que;efectIvamente, podrían llevar este mismo nombre y con

......hastante frecuencia aparece mencionado Luciano de Sa-rnosata como uno de los probables funaadores der géne-ro. Pero, sea cual fuere l~ fechá del comienzo. no dejade re~ltar harto sugestiva l~p~.ei2n lIe !ap~~\a -desu aplicacIón literana y de su aceptaciQn- en los veinteañ.os finales del siglo XVI.. Es a partir del momenÍci. h;toricO'ñ1UyespeCial sugerido por esta fecha que tal vez .debiéramos considerar el significado. d.tl término. Acasono sea el momento más adecuado para debatir dilucidarla cuestión, im detalle. pero como mera suger~ncia cabepreguntarse si la palabra ensayo -con toda la carga deinterpretac::ión provisional que arrastra- no se está con-,traponiendo, en el presente caso, a ciencia; es decir, seestá aplicando a la formulación de una hipótesis quecuenta con razonables visos de eficacia, pero que fueenunciada sin haberla sometido a una verificación sufi-ciente como para determinar en qué grado es compati-ble con la r~alidad. Si ant.es .dijimos q,!e,sl..~~gll!!<..t!,.¡a.,c0I!!.lJ~~ar..~-.conoc1J1?!eyn.!9J'ahor~ t~ ',vez,conven-ga aña<l:ir_.que.ésteeUormulado como .£.t¡..PJ;1'9)l.a),

-.. sine'haber agotaClO'ros requerirnTeri1OSPropios"de ~la"'CIen:cia: es, si se quiere, un atisbo, no el resultado.de una pes-quisa exhaustiva que agotó los medios de comprobación_

De todas maneras, una vez tras otra surgen los ,nomo:bres de Montaigne y de Bacon para trazar los límites 'del~nsayo, ~ara mostrar por contraposición la vastedad del

.' territorio que se extiende desde una región de intimidadespontánea y subjetiva hasta un área de rigor objetivo ca-si impersonal. A partir de esta polaridad, algunos críticoshan intentado alcanzar, si acaso no una definici6n, al me~nos una descripción del ámbito literario en que opera'este género. Bonamy Dobr~e y Harpld G. Merriam coin-ciden en que'es posible reconocer dos zonas en el campodel, ensayo désde~'sus comienzos: 'una.gobernada por la~fbrmalidad~Ia.lsubjetividad. ~h{'fascinaci6n de la ex pe:'riencia 'irna"ginativá; la otra sometida a la formalidad 'Ia-óbjetividad, el-afán de conceptúalizaci6n. A declr"verd'ad'en conjunto' estos dos a'spectos/ abarcan -en su 'totalidadlas diferentes variedades del ensayo. No obstante, Dobréeafirma que hay ','una tercer,a especie del tipo de exposi-

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cibn que solemos in'cluir en el ensayo", la que consisteen "la 4iscusi6n de asuntos literarios"; es decir, la críticao comentario de libros. Pero, con el transcurso del tiem.po y con el avance manifiesto del periodismo moderno~cito inco...,morar•••o!¡;as formas adjcjQt1íÜGs:..Q..a...r.tis!~~ cóStüñilfre~'kque se consolida en el siglo XVIII ing16s,po~ eJcmp[o; S:ele~om~!U!22~ro Que admite cu!J~qUIer re8J!.t!0' l}asta Ifegar a veces a tono insidioso y co-rrosivcr.que-i1ustra aquel famoso texto de Swift denomi-nado. HA Modes! Propasa! for Preventing the Children ofPoor People from Being a Burthen to their Parents orCountry". Cabe, en consecuencia, afirmar que a medidaque se fue generalizando la alfabetizaci6n y se fue con.solidand,o el acceso a publicaciones periódicas. tambiénse generalizaren' y se diversificaron la difusi6n y las ca.racterísticas del ens'ayo. '

De tal modo, en la actualidad -tal como señala Me-rriam- es posible distribuir el territorio íntegroJ las zo-nas especializadas y las variedades del ensayo de canfor:'midad con un diagrama bastante sencillo. Según este au-tor, si se traza, una "línea de materiales análogos" y se ladivide por la mitad, hacia un lado quedan las manifesta-ciones del ensayo en que prevalecen el texto formal yobjetivo, la preocupaci6n intelectual; hacia el otro, encambio, se extiende la zona donde imperan la actitud in.formal, subjetiva, el interés imaginativo. En el primersector, ,reser:vado.al ensayo formal, al avanzar ~dei'-extre--mo exteriQr hacia'la QIV1SIOn'ublcaos'en el centro,hallá.mas, s~cesivamen.te. 1~.S,tr ~,Q¡y..las__mon~a,{ías, lue- ••.go jas.piezas ..b~is~I~ •••dliC'$, ~tJiJJ~ie1itífi~éag; -éfe~és ••19S editoE!!7¡..aeri&2!~o..!.y~~~hñ;-'as' reseff8S'CielI"'bros.En el segundo. sector, reservado11 ens~~1p..l.9-..rm.~i,.al,=aesplazarndStambién desde afue-ra físéla adentro hallamos, prirneramente,)os bocetos Y'-

~ensayos ,!amiliar~, . g;sRu~~!ezas impreslonlstas;-• mb farde Ta presentacI6n de tipos y caracteres y, por ul--

miUl,.lOl-mdtul~'éFU5trmrn-og_ In hiStnbOelon qulZ!resUlte -un~tihto '1f6IÍrana 51 se 'la examina en detalle(pues las especies propuestas podrían ser sustituidas porotras igualmente legítimas) pero como quiera que sea tie.ne la ventaja y la utilidad de advertimos la'amplitud delcampo ensayístico y de proponemos una serie de catego.rías que resultan sugestivas, por más que se las considerereemplazable~. Por añadidura, se vuelve muy notorio un

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ha visto porque todavía es indispensable pulir muchosdetalles", Por añadidura, no debe considerarse casualque. el ensayo haya sido instaurado en las postrirnerí~s,del Ren,acimiento; porque en él se exhibe una idea pre-suntamente desprovista de rigor, de esa exigencia que se".asocia db manera obligada al pensamiento científico mo-derno, Pese a lo cual, a menudo "el ensayo expone unadeterminada concepción intelectual con tanta exactitudy demuestra tal discriminación o agudeza al interpretarlos hechos que, el empleo de semejante palabra es .casiuna muestra de ironía, una forma de atenuar los alcan-ces de un texto que, sin embargo, se sabe que posee unatrascendencia decisiva en la respectiva materia.\ Al completarse la precedente" exposición teórica es

lícito que el lector se pregunte si valía la pena y se justi-ficaba un reconocimiento tan detenido. abstracto y fatigo-so del problema general que entraña 'el ensayo, cuando elpropósito de cuanto sigue es considerar únicamente unospocos ejemplos concretos de la práctica ensayística cn laArgentina. La respuesta a este interrogante, debemos ad~mitiJ.'lo, no es incontrovertible y está sujeta a diferencias

'1 de criterio y opinión, pero creemos que hay buenos mo./t' tivos para defender esta consideración liminar. El t6rmi-

no ensayo, tal como hemos comprobado, designa un fe-• I n6meno bastante escurridizo, cuyas "dificultades a menu-t; do han sido ignoradas para soslayar una zona de proble-

mas inciertos y de resolución muy compleja. Además,Ien la mayoría de las literaturas europeas y en la de los'Estados Unidos el ensayo "':"justificadaménte o no, pocoihteresa en las presentes circunstancias- delimita un gé-nero considerado de menor relevancia, por comparación ~con las que pueden ser consideradas las "'grandes formas 1poéticas" de la época moderna, es decir, los ejercicios ten que prevalece la imaginación por encima de las ideas. ¡'

Sin duda hay una multitud de ensayistas, a partir delmismo Montaigne, que gravitó de manera significativa enel desarrollo del pensamiento y del arte modernos; laproducción de esta especie que nos legaron el doctor .' J10hnson, Thomas de Quincey o Alain es fundamental;

~ "aunque su principal dirección creativa se orientó hacia lanovela, Virginia Woolf fue una excepcional cultora delensayo; y es legitimo argüir que la totalidad de la litera. ,tura norteamericana deriva del impacto que produjo el tnotable en~ayo de ,E~erson sobre la misión del intelec-

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aspecto 'que no aparecía e~presamente declarado en losprimeros intentos definitorios enumerados al conlienzo:£Q.!l_:r~spectoal ensayo, uno de los vehículos.naturales.deS':J difusióñ:8Síi~ñiQ:"urnra~~lo,s:estiñiüÍos~esu pÍq1Jfe:-

.•~tfiPlia,~~t.@:~e¡¿en~.E:?¡~;.a~~-~~'p"gQ,t~,,.:generale¡s o. e~ ~We..P~!.a.,:s.sps:.g~~.1L(¡iteraria,.

cultural, polítlc"á;"clentífica, etcétera). '.De cuanto dijimos hasta aq~í se ldesprenden ~lgunas

comprobaciones acerca de lds alcances que paseé el en~sayo. Como en la denominación de todo génerf) 8rtístiedy como en la consideración de cualquier género en~sí mis~mo, el término utilizado propóne un recorle arbitrariode la actividad poética. En el áinbito que los teóricos ycríticos de la literatura consideran propio del ensayo esposible introducir cualquier' cosa: la anécdota ficticiaque caracteriza al cuento o la novela. la anécdota real~ue es privativa de biografías y memorias, las interpreta-ciones de índole más variada (hi~tóricas,. sociológicas.científicas), la evaluación crítica d'e obras infinitam'entediversas. Los estudiosos del ensay,o consideran que este"vocablo alude a la circUnstarlcia' de que la exposición así

,denominada ofrece algo qúe no excede los alcances' deun simple intento, que no sobrepasa la presentación pro-visional. En verdad, cabe responderles que ninguna obraliterana, ninguna labor poética,~ se da a conocer~ comomero intento arUstico, .como pura realización 'provisio-nal. ~n todo caso, si hay algo qu'e resúlta precario/ inaca-bado o' apenas exploratorio no es la elaboración poética;sino la idea que se expone, los argumentos"que se aducen 1,

para 1 sustentarla. Como toda obra de arte, el ensayo es.definitivo en aquello que determina su condición de tal;

,,- pero' de' algún modo aquello acerca de lo cual nos infor-ma ha sido tratado con cierta ligere.za, con la levedadpropia de lo que" no es definitivo, de lo que -como sunombre lo indica- es un mero ensayo, No olvidemos', alrespecto, lo que este vocablo significa para la gente de 'teatro: es lo opuesto a la pteseniaci6ti pública y definiti.vá de un espectáculo: a menudó se lleva a icabo sin in-cluir siquiera ,el decorado y el vestuario apropiados; antetodo," es un acto que se cumple en la mtimidad en el 'queel invitado a contemplarlo ha sido admitido c~si subrep.ticiamente. Es como si a este furtivo espectador se le di-jera: <IVamos a mostrarle algo que es!amos preparando,pero por favor nO comente en público.demasiado lo que

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hispanoamericana se expl,ica por el hecho de que la e~-tructutación nacional de. tos países de este continenteque hablan español se cumplió en condiciones difíciles yconflictivas que hicieron casi imposible la incorporaci6no el apro.vechamiento de las formas imaginativas; por 10contrario, la producción intelectual se' desenvolvi6 enuna atm6sfera de vitalidad y urgencia notorias. AdolfoPrieto. en un valioso estlidio del asunto en la Argentina,!Wñaló jLinmortancia operativa q~ila autobiografía ~- .

. va 'Para .eI:homore PíiiiliC;Q que, paLicipaba en 'laS.lucna~,tse la independertcla.y'enilas sub~Cüen1es conftendaS£i,-',vil~s,,-'il.e..J¡.OrSamll!illin';' Mi defensa y Recuerdos deprovincia; d¿ Sarmient~ 'Prestan cabal ilustración a esteargumen too !&-migno 'ijb~.señaJaT .s:ln.t.W..c:.ll!.Q~~.•a.:.lé.'W'~JAJ¡¡~llliJ.~t.Jl.~ri¡¡dí$Qc¡¡J[e,esaepoca. !&~..Pl'j-meros periódicos se.crearon c911juntamente con las,im •

•~wovlSa aaS"'IegToñeS'mr(if¡jtc:S..lIi.I~..;diliñdiÜDñ:1is. tO;;;",~vr~,~iertas' -frontei-as ,-oasiQ.J!J,ll~~-:1i.l1w..J,-UQ..., la,.y-ªce ta...1!..~!1.~1J2.:!,,:a2!~.,$.~P.dP~,~~!'p..~ •.M.:r1.~ ~~o.!.eno,"desem-...l?~fio,;u!1-.papel- t~n .importante en consol1chr'1i,:Revolu-ci~n .pe. May~._en,,]a cuenca. del Plata como el.que tuyo.,l~.acci{m bélica ¡de BeIgrano en el.Par,aguay:' ~ue !l-,través.•del ensayo (periodístico, político, literario) que se fue .delineando. la fisonomía cultural de los nuevos países;lo cual no solo es verdad con respecto a -]osartículos deun Moreno o de un Monteagudo, sino también al estilode los bandos, programas, proyectos, proclamas o pági-nas revolucionarias de Miranda, Bolívar o San Martín.Esta situación prevaleci6 desde los comienzos de la vidaindependiente y se prolong6, casi ininterrumpida, hasta'la profesionalizaci6n de la literatura; en la era del moder-nismo. '

Tal vez como mero reflejo de la actitud asumida porla crítica europea y norteamericana, los estudios sobre el 'ensayo en la Argentina y en el resto de Hispanoaméricáson muy escasos; sin embargo, es en ellos donde ha1lare~mas la nómina de autores más significativos de nuestralengua en este continente. Por ejemplo, en el libro deMedardo Vitier titulado Del ensayo americano, publica-do hace ya tanto tiempo, se examina 'la producción, en-tre otros, de Sarmiento, Montalvo, Pedro HenríquezUreña, Alfónso Reyes. Es en estos ensayistas y en otrosmás recientes -Jorgc Luis Borges, Ezequiel MartínezEstrada, Octavio Paz- do~de deben buscarse la tensión y

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~', I ttial en la construcción del país. Pero de ¡Cualquier mI,- 11do, en cási todo Occidente el ensayo 'ha sido considera..do ~enos importante corno instrum~Eto artIshco que la_poes13,el ~rama y.la novela; no..olvIdemos, al respecto~q~e Montstglle 10 Juzgó un medIo errático que' solo ser- 1v~apara i qu~ u~ determinado escritor dejara un testimo~ fmo de"SI rmsmo con destino a parí,entes, amigos o allega. I

d.~s. Pero esta situación gene~al cuenta .con una excep- Ic.lOn, que nos. toca .J.Duy de cerca: '.en.Hisp'anoamérica -IL f

.Jitez;atura de "l~e.as.haprevalecido poréñCiffia de la lltera- Ituri"¡¡¡,¡ffia¡¡m"'"aC,6n .. ~slo hene un valor'absolutOiiñ!él'siglo, ~IX y. aun conserva'.uns'vIgencÍa bistañ1'e:"s1gi1lflca:-

.1Jva enJ~'!-"cenf\íña~~~~~j:OñSécuehcia. el ensayo:-.por la naturaleza mlSma qe nuestra literatura ha sido elgénero caminante o, por lo menos, Un géner~ que rivali-zó en un pie de igualdad con las otras manifestacionespoéticas. Nuestra ~toria con frecuencia ha sido polémi-ca, y, ~~~o constituy6 llnue.-JQs-Y.eh_Íc.ulos -casip~dna decllse~ una de las annas- ~~~JjC(ace.s_pat:fl_diri:..-nur controversIas. ' ._

: 'Por lo 'tanto, conviene repetir enfáticamente que, pormodesta que sea su ubicación en otras literaturas -cosaque no está resuelta definitivamente, ni siquiera se ha,comenzado a debatrr-, no puede existir la menor vacila-ción con respecto a la prominencia que el ensayo poseeen Hispanoamérica, por su ejercicio continuado y.por suinflujo en la realidad cultural, social o política. La actuaw

Ji.dad de la ,literatura de imaginaci6n solo se compruebaSI logra complacer a sus frecuentadores; en este sentido

. no debemos engañarnos: casi toda la producción anterior, al modernismo que puede incluirse en este rubro' de lasletras de América ca~tellana tiene un interés principal-mente histórico o arqueol6gico. Muy pocas zonas pue-den 'rescatarse antes de Rubén Daría por su indiscutidaf~scinaci6n' artí~ti~a: tal vez, algunos cuentistas y nove-listas; con segundad, un par de poetas (Sor Juana Inés de

"la Cruz y José Asunción Silva) y el excepcional ciclo de~iagauchesca. En cambio, lo m~n.utridC?.W..h:u~er<!1J.t.3-\~~E,!sta .el presente por sus méritos intrínsecos consiste,~~_o'p'ras ~~¿as,- oiográficas, "':e-füaifas patrí6ticas-o~g,?I!!:!£!s.:~~ed8f hafoos -seCtoresq~ ¿ciñseiViñ -üña~~~na,r~~evanciapara ellecfor 'deiiüe-.strosttfas:-l:rau t6:blOgraf(a'y el ensayo. .., . '. . - _.

Este fenómeno singular y generalizado de la literatura

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ría: los partidarios del historicismo, los iniciales' segui-dores de la doctrina o del método de Hegel, los fundado-res del sociologismo positivista, los que a semejanza deMadame dC,Stael vincularon la literatura a los cambiosy conflictos ideológicos o políticos. ~l novelista quemayor impacto 'tuvo en estos escritores argentinos fueWalter Scott. pero las ideas sobre la sociedad subyacen-tes en su producción tuvieron consecuencias muchísimomás hondas que los procedimientos .esp"ecíficamente ,ar-

. tísticos. Si b\en las condiciones imperantes en el paíSestimularon una irrefutable madurez teqrica y especula-tiva, ese mismo factor determinó. en cambio, la ~posi-

. bilidad de que se dispusiera del. tiempo necesano paradécantar un ejercicio poético memorable.

Aunque hasta ese momento no había estado en Bue-nos Aires ni participó •. en consecuencia, en la actividadde los círculos literarios ,porteños, q~_~~,.más notable de la vida intelectual de' ~-ép.oca fue,Sariñieiiioeñ-.spectiJeñ'él"'Pé"i'lOdoexcepCloñáfiñ",,¡{ff. -fécüilá'o dé 'su' aimléfiochiIinO';',cüañao-aúJi"'noha biacumplido: cuarentaaftos~súi£a infortunado que la le-yenda terminara por aniquilar al hombre, al punto deque este personaje formidable por su complejidad y porla ~queza de sus facetas se convirtiera en una lámina es- J

coÍar que lo muestra hacia los sesenta años, en su perío-do presidencial, o que lo rememora exclusivamente ensu condición de maestro, de político, de autodidacta.Ninguna de estas imágenes es falsa, pero todas suelenllegar a serlo si lo convierten en una figura de bronceque se venera o se denigra, sin necesidad de entenderlao de conocerla adecuadamente. Sarmiento, fue, si--P..Jly-da unQ.,deJ.o,SJllásJ:e presen-til-ti""S:.iioiñiir,is:.d.Oa,as,d e ,

..1i"~entmllI).~~.~~ ~.~~, por la importancia y magni~tud de su producci6ñ. pero esto no pasa de ser un lugarcomún carente de significado. a menos que se tenga encuenta la época de su apogeo literario, cuando se desern-

.peñaba como periodista en el "'£1 Mercurio de Santiago.con una producci6n a la que el lector común de nuestrosdías casi no tie:z:!cacceso, salvo en viejas ediciones difí.ciles de obtener, entre las que se destaca la que en 1943preparó Eduardo Mallea con el título de Prosa de ver y'pensar. La colección de artículos reunidos en aquel volu-men nos proporciona una semblanza de Sarmiento que

1 es vital, combativa, y que lo presenta enfrascado en su

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la originalidad expresivas dél autor hispanoamericano. lasclaves de nuestro estilo literario y de nuestra concep-ción de la realidad. Ha habido, sin lugar a discusión, gran.des novelistas y narradores. grandes poetas y uno queotro dramaturgo memorable¡ pero no cabe cuestionarla' función protagónica del ensayo en el Nuevo Mundo de

1 habla española:,la producci6n más sostenida, la tradiciónmás firme, han sido aquellas en' que prevalecen las ideasen ,mayor grado que la imaginación.

Po,r lo menos, se puede afirmar sin temor a equivocar.,\ se que la toma de conciencia del escritor argentino con

respecto a su nacionalidad. a su singularidad, a las espec-tativas literarias y culturales del ámbito al que perfenecíase produjo a través de una generación de ensayistas quéutilizó su vehículo expresivo predilecto para reflexionarsobre las circunstancias y problemas de la época y cuyapermanencia viva a lo largo del tiempo ha radicado mu-c;:ho'.s en el interés y la actualidad que conservaron susideas que en la perduración de sus frustrados intentos

Iimaginativos .. Los.hombres, del I1]ovimiento de 'la JovenArgentina,que se constituyó hacia 1837, los integrantesdel Salón Liter,an~'o' que.se ;reunía en la tras'tienda de -l,a

.libr~ría de Marcos Sastre. los colaboradores del peri6dit:co-O:L'a "Moda~y, por fin •.los' proscriptos que emigraron alos países vecinos al culminar las persecuciones del pe_oríodo J<?~sta a, veces incursionaron' en la narrativa y enel versoJ• pero ..la contribución decisiva para .instaurarUna literatura nacional~radicó en escritos programáticos;'en trabajos _periodísticos, en estudios históricos o erudi-

. tos. según. se observa en la producción de Alberdi, de,I 1I luan María.Gutiérrez. de Mitre, de tantos otros. Esto es, ,f 'fl:i yaledero aun en el caso de Esteban Echeverría, aceréa

~ ' ,1 de quien Pedro Henríquez Ureña no vaciló en señalarI ~1, que "sus versos arrojan sonidos opacos y su estilo carece¡t 'i! de la magia de 'las imágenes", por lo que corresponde ad-11 I '. mitir que "su prosa es mucho mejor -en realidad, cxce-

1 ; ,1 lente- lo mismo en sus lúcidos ensayos filosóficos que1,1, en las cálidas descripciones de El matadero". SintomAti-

I 1I '1'11 camente, los miembros de esta generación no parecenhaber frecuentado a los 'grandes poetas de la Europa

. ,l!'. .septentrional que conformaron la nueva sensibilidad ro •.I l' 'Ii! mántica o a su principal continuador norteamericanoI ,';"1 1 -Coleridge, Keats, H61derlin, Novalis, Poe- sino a aque-I ¡I ~ 110sautores que elaboraron ~anueva imagen de la histo-

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espacio de dos'años tuvieron elhábit? d~ enco.n~rarse pe:,n6dicamente para leer Y, come~~r V~emam y ~chle

\ gel en 'literatura; JouffroI, Lenmmer, GUlZot, Cousm, en\. l f¡]~sofía'e historia; Tocqueville, Pedro ~rou~, en demo-

-eracia; la Revista £nciclopédica com~ .~mteSlS de todas•. las ¡doctrinas; Carlos Didier .y otros CIen nombres hasta

entonces ignorados para mí", De los debates en toz:no deestas lecturas el futuro autor de Facund~ ex~aJo ~_sprincipales ideas' y. actitudes: el individualismo, l? con-ciencia, de la relación entre el hombre. y su ámbIto~ l~honda convicci6n historicista, la especIal preocupaCIónen obselVar el comportamiento y las cos~m~res ~e sutiempo, el creciente repudio d,e la herenc~a hISpánIca e,indígena (que compartió con otros de sus contempo~á-neos); la defensa de una socieda.d liberal basad~ en un 515-

tema político sólidamente integrado que eshmular? ~amadurez colectiva por medio de un vigo~os~.patroc.llllOde la cultura. ~Jtse..ini£i6 c.amo..penodlStalund~~,do El Zond~,qU~¿!8Í!.I]..I11Q(Q.!J.l!j!!!Pfl..!J!',.~!'Ell!~Ja.

.áCClbn, iniciada"por La. Mq,,!a __e~~~_~en9~.~~~~ Su cre-,cíeñl:e"P-arfiéipaéf6ri-e-ñ"los turbulentos sucesos del pe-ríodo Jo oblig6 a buscar refugio en Chile, donde. pro,siguió su misión progresista, fomentando la educaCIón ycolaborando intensamente en las pub1icacio~1Cslocales.El apogeo literario de Sarmiento puede ubIcarse entref,:f 1845 Y 1850, época en la que escnbc y da a conocer al. t.tgunos de sus libros más notables: a Facundo (1845), ,q~e •••.,aparece como folletín en ~'l ;~e7~urio,10 suceden. VIajeS r.\(1849) y Recuerdos de provmcJa (1850). Es qUIZás ~l .ciclo mhs fecundo de su larga y tenaz labor como es~-'toro Sus obras generalmente concebidas' ~on exceSIvaprecipitación, acaso presenten aspectos ?es~ualcs pero,al mismo tiempo, revelan una sagaz org.8DlZaCI6ndel pen-samiento y Un uso increíblemente eficaz de la lengua ~s-pañola, por más que no estuvier~ aus;en,t~sde su e~~ociertos giros anticuados Y alguna mtroIDIs16n de g~C1S:-mas (si bien esta última tendencia se hallaba muy dUun-ditla en su tiempo). La fuerza persuasiva y fascinad?ra de

'su exposicion lo exhibe corno un prosista que poscla do-tes excepcion3.1es. Si en el curso_del ~iglo XIX se busca

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"prim~T~,polémica' literaria", 1;esa ¡que, versaba sobre el, ':~uso de la lengUélcastellana y en la qu"etuvo po'T-contrUt:

cante a Andrés Bello, en la cuál se incluye una -pieza ine..fabIe denommada ~~Memorias¡de una" gallina de Guineaque vivió"diez: años' en la República del Gallinero", dignade' Swift, de Quevedo o de algún maestro' del humor vi-tri6lico canonizado por los surrealistas. Por esos mismosaños atrajo la aténci6n de Sarmiento una- gran variedadde asuntos: la importancia del teatro Como elemento de..cultura, las modas y preferencias femeninas .(en un artícú~:10 denominado HA} oído de las lectoraS':. y tamb'ién eri-otros textos), las reflexiones morales que en la épocasuscitaba el vestuario de las bailarinas, múltiples referen.cias en diversas publicaCiones acerca de la indispensableeducación de la mujer, la segunda polémica literaria acer.ca del "romanticismo social" (al que defen~ió por la im-portancia que tenía en el desarrollo de una civilizaciónamericana) y una infinidad de aspectos relativos a lascostumbres contemporáneas y a las tradiciones cultura

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les. Se suele hablar de Sarmiento como de un eminenteeducador, pero generalmente se olvida que su condici6nde tal hizo' de él un fervoroso periodista. Con extraor.dinaria clarividencia Sarmiento advirtió la participaciónJu-nd3iñeñtaJ.- del-perio-diSt.l'éñla-'eCiüCaCí6ñ~dcr -horo: .bre. rnodemo~'- eñ la- formaci6ñ"-dcl- in-divídüe:'-enüña-

rocieaad"'-democrática. La tarea del periodista es 'dia.lagar Con un público de todos los niveles sociales en un .afán de estimular respuestas. Esa tarea Sarmien'to la curo.pli6 sin descanso a lo largo de significativos períodos desu vida. Inclusive los principales li,bros que dio a Conocertienen esé carácter típicamente ensayístico de estar cons-truidos mediante la suma de exposiciones episódicas. deartículos sueltos, de textos que logran unidad a través dela acumulación. Por 10 demás, solo es posible compren.der en fonoa satisfactoria a Sarmiento si se procede conmirada iconoclasta y se destruye la idolatría a la imagenconsiderada sagrada, para que pueda surgir y ser rescata.do el hombre real en su disposición múltiple, contradic-toria y hasta controvertible.

. Pese" a. su. completa, desconexi6n con respecto a loscírculos literarios porteños, la fonnaci6n, de Sarmientofue 'análoga a la que 'tuvieron ~los escritores :que 'solíancongregarse en el Salón Literano de la librería de Marcos

lOo Sastre. ,Uno "de los particip~tes en esas reuniones era el. ". '"'."' ' .

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los publieistas de Éuropa la esplicaci6n de la lueha de laRepública Arjentina." • (

Para emprender el estudio de Facundo es posibleoptar entre dos enfoques; -uno, el más frecu~ntado, con-siste en analizar las ideas que Sarmiento expone acercadel destino nacional y v.incular tales reflexiones de 1845con la accibn que su ,autor desarrolla ulteriormente, du-rante el período de organizaci6n nacional, casi hasta l~svísperas de su muerte; el otro, acaso más formal que doc-

"binario pero asimismo de índole mucho m~ novedosa,es el que se concentra en el examen del estilo y del mé.todo. Varios motivos aconsejan seguir el segundo de losprocediÍnientos. señalados: es aquel al q~e se pr~st.6 me-nor "atención y el que mejor puede seMr el objetivo deinQ'oducirse en la técnica de Sarmiento como prosista yeomo ensayista, A lo largo del siglo XIX -y tal vez entoda nuestra historia llteraria- nadie utiliz6 un estilotan contundente como el de Sarmiento y pocos tuvieronuna visi6n tan clara como la suya acerca de la importan-cia que posee la persuación. Sin desestimar el papel quecorresponde a las ideas en sí mismas, despojadas de ade.rezos y de ornamentos, al tomar en cuenta la producci?nde este autor no hay que olvidarse de que el prop6sltoinmediato de Sarmiento era persuadir y de que tenía ple-na" conciencia de que el estilo es una poderosa herra.mienta para infundir convicci6n en el receptor del texto. \El autor de Facundo se vale de una entonación penetran-te que logra comunicar con eficacia sus argumentos y es.ti:,ular en el lectot una respuesta adecuada. Esto últimono significa aprobar-la óptica de Sarmiento sin ~nfrentar.la con la niisma disposición fervorosa y polémIca que eldemostr6 al exponerla. Por cierto, rara vez sus opinioneshan sido juzgadas entre nosotros con equidad y distan.cía, lo cual parece demostrar que no han perdido vi~en.

'cía, que sus pronósticos e interpretacio~es aún suscltanla controversia precisamente porque 'qwen los f~nnulósigue siendo actual. Se puede estar a favor o en contra

, de un libro como Facundo pero no es posible desconocerque la disyuntiva entre "civilización y barbarie" que pro--pone ha sido causa de innúmeros conflic~os en virtud deque no nos permite distanciarnos de ella, Jt:azgarl~co.n.se.renidad pennahecer indiferentes ante lo que SIgnifIca.Ello es 'una prueba de que- Sarmiento logró éonvertir "el

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:ll;+ . una cornpo~ici6n argentina ,que posea vigor comparable,t, al de Moby-Dick en la literatura norteamericana, no hay

dudas de que la forma en que fueron trabajadas las ideasde Facundo en muchos sentidos rivaliza con el vigor yla penetración de la vasta aventura irn'aginada por Her.man Melville. De alguúa manera, ambos libros sinteti-zan los desgarramientos y conflictos de las dos tradi-ciones: de .un la,do, el ~ondo y esencial desasosiego quela concepcIón del mal mtrodujo en la religiosidad puri-"tana; del otro, la catastrófica incoherencia de un dilata.do territorio que fomentó la autoridad casi prodigiosade 1.05 caudillos regionales. Tal como cada uno de estosescr¡J.tores?"cara ~l a~nto de su respectiva obra, la ba.llena y Facundo son casi equiparables en su condiciónarquetípica. En "suma, el vasto fresco que Sanniento tra.za de la pampa y de sus características sociales y políti-cas es la ~ue~tra más representativa de la prosa nacional"en su pruner gran florecimiento y nos proporciona, elensa;yo que examina con mayor perspicacia las circuns-tancIas de nuestra experiencia cultural a mediados de lapasada centuria.

Bas~a una obra como Facundo para demostrar la pre-cedencIa del ensayo en la literatura argentina y parac~mpro~ar la plasticidad del género, que permitió aSar.nue.nto m~orporar en sus páginas no solo la exposición -de. I.deas s~o también lo novelesco, 10' histórico, lo bio.graflco, la .mterpre~ación sociológica e inclusive aquelloque hoy. dla llamarlamos fulurología. Al hablarnos de suP~O~uccIón en las páginas finales de Recuerdos de pro-vmclO, el autor se demora con orguUo en este libro sub-rayando el impacto que produjo en América del Sur y~~ Europa,.a la vez que recordando la precariedad de lasclIcunstanCJ3S en que había desarrollado su labor:

~<Escribí este libro, que debía ser trabajo meditado iennquecid~ de datos i dOcumentos históricos, con el finde hacer conocer en Chile la política de Rosas. Cada pági.na..~evela la pr~cipitaci6n con que está escrito, dándose

"oI1Jmalesa medIda que se imprimía, i habiéndose perdidomanuscritos que no pude reemplazar. Este Jibro, sin em-bargo, me ~a valido un nombre honroso en Europa, aconsecuencIa del compterendu de la Revista de AmbosMundos. Publicóle el Nacional de Montevideo' ha sidotraducido al alemán, ilustrado por Rugendas, i ha dado a

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, '1 ,-,que lo rescata en todas las ocasiones su atAn inagotable I

de comprender. Trata de entender al caudillo que repu-dia, trata de entender el fen6meno que hizo posible eladvenimiento de éste, trata de entender el mundo enque él, personalmente, se halla situado, las circunstan-cias en que vive, los conflictos que deben resolv,erse. La "importancia excepcional del FaCundo como demostra.ci6n literaria y como testimonio hist6rico y político con- .siste en ese esfuerzo de comprensión de la realidad, depenetrarla en sus más' íntimos vericuetos. Y no debemosolvidar que entender es, en cierto modo, justificar. Sar-mienlo escribe: "Veo en'la vida pública de Quiroga elhombre grande, de genio a su pesar, sin saberlo .él, el.César, el Tamerlfm, el M:llioma. Ha nacido así y no esculpa Suya." En desesperado intento por introducirseen las zonas más elusivas de la región que está' explo~ :randa, logra trascender sus prppias limitaciones, susmlis arraigados prejuicios. No existe la más mínima du-da de que se propone erradicar del suelo argentino, si le

\ es posible, esa usombra terrible de Facundo" que evocaen las pAginas iniciales del libro; pero su atAn de enten-der y su demanda de claves esclarecedoras casi lo llevana convertir al caudillo en una suerte de héroe, de figura

. de proporciones míticas, de personaje que podría digna-mente intervenir en el enfrentamiento del capitán Ahab .,con' la fabulosa ballena de sus pesadillas. Quiroga ad- ~:quiere de tal modo una dimensión épica, cosa que no se .tle concede en absoluto a Rosas, por comparaci6¡l una .figura mucho mfls minúscula y menos representativa, pe- r~.se a su poderío. No en vano, en una de las alternativasde su interminable polémica Alberdi acusó a Sarmientode ser un "Plutarco de bandidos", en razón de las carac-leríslicas que exhibían los retralos que ésle traz6 de Fa-cundo y El Chacho. Lo que quiso ser un insulto puedellegar a interpretarse como un elogio literario y acasohasta como el elogio de un político, pues Sarmiento fueun hombre de acción que no se enclaustró en posicionessino que trató de comprender., y aquí cabe plantear el problema del método: ¿c6mo

hizo Sarmiento para encarar el asunto de.su ensayo? ¿tiqué procedimiénlos ech6 mano para elaborar una visi6nmiS penetrante que las de todos sus contemporAneos Y I

de manera irrefulable, más certera que la de Echeverrlaen su Dogma socia/uta? Pues bien, utiliz6 dos inslrumen-

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••¿No sería acaso un adecuado 'tema de .capricho' go-.yesca la .anécdota de Severa Villafañe, y mucho mástodavía ,51 resultara (según dicen algunos) que el hecho'no se dIO así en la realidad? He aquí s6lo el final delmonstru~so episodi<?: 'Un día se escapa de las manosde los asIStentes del general, que' van a extenderla de iesy ~anos en una muralla para alarmar su pudor' or:.roQwroga la sorprende en el patio de su casa la ag~a d '~n brazo, la baña en sangre y bofetadas ia arroja o~~~~~ ymCí~~e~~~c6:a de ~'bota, le qui~bra la cab~a"niña?... . ¿ y qUIén favorezca a esta pobre

fr Am~rico C~tro se ,limita a acotar que "esla última, ase

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GnopudIera SCI'VIt a uno de esos inolvidables d,'bu

¡OS e aya?" La l' -. - . conc uSl6n que extrae este comentaris.ta radIca en que Sarmiento fue un Ugran vlolento", pero

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lengu.aje en una poderosísima fuerza ~u~ no ha envejecí.d.o ro se ha desgastado. Pero. por esa misma circunstan-cIa" ~ ~enudo nos vemos en figurillas para evaluar sin •P~J~lCI0S los recursos lite,rarios que se utilizan en su .?bra. por lo gene~al es posible desmenuzados con unaunperturbada técmca de análisis, pero casi nunca admi-

I t:o ser ev.aluados en su cabal aptitud artística. Entre losq e han l~tentado esta tarea cabe recordar a AméricaCastr~,. qUIen en ocasión del cincuentenario del escritory p~hhco argentino public6 en setiembre de 1938el nu~~ro ~7 de la revistaSur, un artículp de consid~::bIe ongmalidad y muy sagaz, denominado uEo torno alFacundo de. Sarmiento", Aunque es un trabajo breve ysu a~tor declara haberlo bosquejado de prisa y sin tiem;. .po, Jn~luye ~n~s observaciones de indudable acierto.S~.traza, po~ eJ~mplo, una brillante comparación con laspInturas y dIbuJos de Goya, en los cuales "10 mismo que~n Facundo. se aspira el horror, a veces con sublimaci6ne s~ negahva gr~deza". Pese a la actitu!i bastante anti-

espanola de Sarmlento, América Castro logra rastre a~avés ?~este. paralelismo ciertos sugestivos vínculos ~na ~adlc16n hisp~a y formula la siguiente reflexión acer-ca. e la co~parhda tendencia que exhiben Gaya y Sar-mlent~ de sonde3! lo espantoso", ilustrada por la bru.;~::Ctitud que se atribuye a Quiroga an le Severa Villa.

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ca' hasta 'que Taine dio a conocer en 1863 el fam~~o p!610•ego a sU Histoire '!e la littérature ~nglajs~. Sannlento estáescribiendo casi veinte años antes, de que se formule la

\ o metodología positivista para mdagar la histori~ ~e ~~asociedad:. Pese' a ellol propone una genial antIclpacIonde las "ideas que tendrían por objeto desentr~ar la¡acuité maitresse -el carácter dominante_ de la VIdaserdal revelada a través del análisis de esos mismos elementosque' tomaria 'en consideración ulteriormente Taine: ámbi •.to físico caracteres humanos, manifestaciones greganasfundanie~tales y su gravitación en la <?rganizaciónpolítica

I y comunitarial situación general del mundo contemporá_neo. En fin,Facundono solo es unaobr~.de arte"per~urable;]es, ademáS. una pieza que. se adelanta a su tiempo en ,laS"o

., ideas y adopta con implacable rigor un procedimient~ d~ '"'•~: indagación todavía no formulado teóricamente; es un en.:.,•sayo. de. aplicaci6n de los métodos sociol6~cos qu.e SOIO:"¡alcanzarían. plenitud en época del nwralismo, fran~s:,..¡cuando, se .difundé-la'uovela experimoll'lal de Emile.ZOI~

,.• en las postrimerías del siglo XIX. __- Esta es la tarea que Sarmiento neva a cabo a la edad

°de treinta y cuatro años, durante su" períÍ1anencia en.1 Chile. Mucho tiempo después, hacia el fin de su vida.' cuando ya había completado su mandato presidencial,~. intentó retomar el pensamiento de Facundo para expli.

car la sensaci6n de fracaso que se había ido adueñandode él a medida que se sentía viejo. enfenno y d~siJusio:.nado. El empuje optimista que había inspirado s~ ac-ci6n se estaba desvaneciendo en medio de la inestabili.dad que, se percibía en las ~stituciones y .del 'gr~dualdesgaste que se observaba en eImtento pro.greslStay ~beraJi:le la organizaci6n nacional. En tales ClTcUnstancIassepropuso una final revisión de sus ~de~ y un ~xame~ de.finitivo de sus pron6sticos. El resultado fue Conflictos.Y- armonías de las razas en América. libro de 1883 quetrata "de ser más sólido en la erudición q1;1eFacundo pe-

. ro que ha quedado como una obra inacabada en la que,el exceso de infonnación y lecturas que acumula su au.

• tor se muestra indigesto e insuficientemente asimilado.Si las grandes virtudes del Facundo habían cansistido:en

'su tono ensaylstico y en la evidente eficacia de su lÚCIdavisi6n sOcioJógica. que no pret"cndlan fijar la imagen d~l,país porquc. éste era una perpetua posibilidad de.cambIOy transformación cuiturales. el defecto de Conflictos ra.

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tO: q~e er~ de-~gurOsí:~a aC~alid1 ~n~u mo~eja 1l1l'diados d~1 siglo P~do: .•':l..:eJlf.9AU~¡'¡¡éC!i<:pde l;.n2yela".his~~a~x .•.ti.JJIlSoo~hvo "U1 telectua1

1positivista.

'fal vez Sarmiento fue eriíñTcoq¡¡lr"cofu-PienilioPlena,mente el significado de la obra de Walter Scoít en el ám:bito hispanohablante; lo comprendió quizá COnla mismalucIdez de Balzac, cuYOSelogios al novelista escocés es.tán registrados en el prólogo general de La comédie hu.

'. maine. Scott no ,se limitó a pqner de moda Un género ladenominada "novela histórica", sino que negó a él a bea.v.és de un des~ubrimiento decisivo: cómo insuflar en estetipo de novela la verosimilitud que es propia de la novelarealista. 8coft quiso hacer con el pasado lo que en el si.glo XVIIi y cOmienzos del XIX Henry Fielding y JaneAuste~ habían hecho en Inglaterra Con-el presentc. Para

,ttrazar; u~a unagen:lIl1á1ogadelpasado se requería crear,un.a,t~~ruca n,atrativa que.permitiera organizar dos riive..'

~.Jes; d.eneferencia:. Un plano de fondo histórico y un pri.;;;..mer: plan? :.r~~~~~~~..ED;el plano ..de fondo se ubican las.figuras anónunas, la vIda de la comunidad la visión so-ejal de Conjunto reconstruida con precisió'; y.xaCtitud;por contraste, el pnmer plano está destinado a presentar

' el cOJl1portamient? verosímil de los personl\ies protagó.~cos, comportamIento que logra verOsimilitud en la me-

. dlda en que se muestra coherente con el fondo hisfórico.~ que hace ,Samuentp es trasladar al ensayo social "que:

'fn~"dq~.!:._ Walis~!E!,"S.c_q!!.elaboró .c_omo.llle.t251010g!aPOIa m.'

un Ir re mo. en I.~O '.'a ~,.t,,,, _1- 1- '6- _. -'~"~'-'_.--r':<.~~._lY"'*'_'~~I1£!: ~.rf_!S.~~l.,~~}._!,ro.t~gº!1W.Jl..,y.• .i~~~"-1J;!;lJ.t¡s,tllJlC!"',, pel, primer plano¡ndrnd.u'![y .:.q~tfondo_:.coje.ctivo. QueJ.lo fu~ "una Ca~',sualid~, que se debió a Un intento deliberado de esiiüC:,1.furacicn dialéctica según el modelo de Scott, ~,.P~~eC$!!!!probar!qSD ..la .meE!Je.c;tura del índice de 'Facundoq~e_lIJlll11.cia.11.n~.te~is,,una an~{tcsi~.Y. una: sínte~iS:J~pruner'!.-~ presenta eUQru!.O_@,t.QIic.o,Ja.segunda.pr?1:'~Cl~~ eV~E!6,n_cte.l_p.~otag9nista, la terceraofrece las. conclusiones, resultantes, y. sú":couSeci£enClasfuturas. Pero la intención de Samuento no es novelescacomo en ~cott; su tarea excede la pura anécdota; Facun~do es .un Intento -es decir, Un ensayo_ de aplica,. etite.nos .cle.ntifIcos a la interpretación de la realidad. PorconSIgUIente, apela a las enseñanzas de la filosofía deAuguste Comte, euyo positivismo no sería organizadocomo Instrumento sistemático de 'la exploraci6n hist6ri~32

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, l.dica en que el desencanto.induce a Sarmiento a intemar~se' en una peligrosa interpretación ontológica en que eldestino nacional parece inevitable y abrumador y en queel material humano Conel que quiso construir la repúbli-ca ideal se convierte en una sustancia imperfecta e irrcs~~atable.La convicción de que una fatalidad racial se cier-ne sobre el porvenir argentino privó, a .Sarmiento de' ac.matizar la justa apreciación de los problemas pendientes,cuando ya. se avizoraba en el horizonte la presencfa delsiglo XX.

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SEGUNDO ENSAYO:MARTINEZ ESTRADA

y LA INTERPRETACION ONTOLOGICA- ,

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