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  • El movimiento estudiantil argentino Historias con presente

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  • El movimiento estudiantil argentino Historias con presente

    Pablo Bonavena, Juan Sebastin Califa y Mariano Milln (Compiladores)

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  • Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de cubierta puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningn medio, ya sea electrnico, mecnico, ptico de grabacin o de fotocopia sin permiso previo del Editor. Su infraccin est penada por las leyes 11723 y 25446.

    El movimiento estudiantil argentino: historias con presente / compilado por Pablo Augusto Bonavena; Juan Sebastin Califa; Mariano Milln. - 1a ed. - Buenos Aires: Ediciones Cooperativas, 2007. 310 p.; 21x14 cm. ISBN 978-987-1246-72-4 1. Movimientos Estudiantiles. Comp. I. Bonavena, Pablo Augusto, comp. II. Califa, Juan Sebastin, comp. III. Milln, Mariano. CDD 371.82

    2007 Ediciones Cooperativas Tucumn 3227 (1189) Buenos Aires Argentina (54 011) 4864 5520 / (15) 4937 6915 http://www.edicionescoop.org.ar [email protected] Diseo de tapa Ana Laura Califa

    2007 Derechos exclusivos Imagen de tapa y contratapa tomada del sitio oficial de la Universidad de Buenos Aires, www.uba.ar.

    1 edicin, Julio 2007

    Impreso y encuadernado por: Imprenta Dorrego. Dorrego 1102, Cap. Fed. 1. ed. Tirada: 100 ejemplares. Se termin de imprimir en Julio de 2007.

    Hecho el depsito que establece la ley 11.723

    EEddii ttoorr iiaall aassoocciiaa--IMPRESO EN ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINE

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  • A los estudiantes que lucharon y luchan por un pas y un mundo mejor, es decir, socialista.

    A Aldo Juan Pankonin que fue uno de ellos.

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  • Introduccin Esta publicacin refleja parte de los trabajos presentados en las Pri-

    meras Jornadas de Estudio y Reflexin sobre el Movimiento Estudiantil Argentino, que tuvieron lugar en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires durante el ao 2006. La actividad tuvo el auspicio de la Carrera de Sociologa de dicha Facultad y, adems, cont con el apoyo de la Federacin Universitaria de Buenos Aires (presidencia Juventud Socia-lista MST) y de diversas agrupaciones estudiantiles (Prisma/Plan B de Sociologa de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA; Frente Univer-sitario de Lujn; Nueva Opcin de la Universidad Nacional de Lujn; Contrahegemona de la Universidad Nacional de Cuyo, Contrahegemo-na de la UBA, En Clave Roja, etc.). Asimismo, recibi numerosas ad-hesiones particulares.

    Durante los tres das que abarcaron las jornadas, del 2 al 4 de no-viembre, pasaron por ellas, adems de pblico en general, estudiantes y docentes de la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad Nacional del Sur, la Universidad Nacional de Mar del Plata, la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad Nacional del Litoral, la Universidad Nacional de Lujn, la Universidad Nacional de Tucumn, la Universidad Nacional de General Sarmiento y del Colegio Carlos Pellegrini de la UBA .

    La compilacin est organizada en tres secciones que representan, segn nuestra opinin, tres momentos claves de la historia del movi-miento estudiantil argentino. La primera de ellas se titula Antecedentes, ideologa y consecuencias de la Reforma Universitaria de 1918. La segunda aborda desde el golpe de 1955 hasta el de 1976 y en su ttulo se advierte el cam-bio que sacude estos aos: El movimiento estudiantil argentino: de la Reforma a la Revolucin (1955-1976). La ltima seccin del libro la hemos denomina-do El movimiento estudiantil argentino, hoy.

    Finalmente, queremos destacar que esta publicacin cuenta con el apoyo de la Carrera de Sociologa en el marco de su 50 aniversario.

    Pablo Bonavena, Juan Sebastin Califa y Mariano Milln. Contacto: [email protected]

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  • SECCIN PRIMERA

    Antecedentes, ideologa y consecuencias de la Reforma Universitaria de 1918

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  • Resistencia y movimiento estudiantil en el Colegio Nacional de Tucumn

    (1917-18)*

    Introduccin El Colegio Nacional de Tucumn fue uno de los primeros de la Na-

    cin y form a la lite local por dcadas, teniendo un carcter inclusivo en la medida en que nuevos sectores medios se iban integrando a la so-ciedad y la educacin. Esta democratizacin, que est en consonancia con el proceso social, involucraba las esperanzas de ascenso social y par-ticipacin poltica. La crisis hegemnica de las lites tradicionales tras la Ley Senz Pea permiti una ampliacin del espectro poltico al introdu-cirse en la esfera poltica valores e ideas de sectores subalternos hasta entonces marginados. Si bien la democracia naciente no era una revolu-cin social se viva por momentos al igual que la poca como una etapa de cambios profundos y con serias expectativas de transformacin. Con el primer gobierno de Yrigoyen las tensiones sociales se agudizan en un contexto mundial de guerra y revolucin que finalmente ser enmarcado en un imaginario social de integracin controlada y pacfica, aunque la realidad sea de violencia y subordinacin.

    Tucumn es una provincia profundamente conservadora donde las elites desplazadas del gobierno van a combatir al nuevo gobernador radi-cal hasta lograr la intervencin federal. Mientras, el panorama social es complejo y la huelga nacional de los ferroviarios es seriamente reprimida en la provincia que an conserva un rgimen laboral represivo y paterna-lista en sus ingenios azucareros. En tanto se reprime las huelgas locales y se vive una intensa organizacin y movilizacin estudiantil.

    Mientras, el Ministerio de Justicia e Instruccin Pblica debe en-frentar el cambio y ampliacin del sistema educativo que sufre una de-manda creciente por parte de los sectores medios a la vez que su discurso social los lleva a intervenir en pos del crecimiento de la primaria. Pero la imprevisin ser la marca de la poca (y en general de la educacin) y las circulares van remendando situaciones sin articular nunca un proyecto de

    * Daniel Antonio Jimnez, profesor de Historia. Colegio Nacional Bartolom Mitre y Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad Nacional de Tucumn.

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  • fondo, incluyendo la malograda reforma Saavedra Lamas. Se debaten entre la inmediatez y una normativa que va a ir regulando paulatinamente un sistema educativo atravesado por las esferas polticas, religiosas, socia-les y culturales.

    En 1917 y 1918 el Colegio Nacional de Tucumn concretar dos Huelgas estudiantiles de gran resonancia pblica y apoyo social mezclan-do elementos de ndole individual como ser las vivencias generacionales junto a un clima de efervescencia de poca tras un cambio que se entien-de como democrtico e inclusivo.

    Contexto nacional y provincial

    La conjuncin de un progresivo liberalismo en lo institucional con

    un marcado conservadurismo en lo cultural y econmico ha hecho posi-ble el acuerdo de las elites que conformaron el Estado Argentino del modelo agroexportador. La modernizacin implicaba una sociedad en un crecimiento constante que se escapaba al viejo control patriarcal de los terratenientes, a la vez que se hacan ms complejos los sectores integra-dos en la trama social y poltica. Empresarios y polticos profesionales se sumaban a las elites gobernantes como sectores profesionales. Mientras la educacin era un deux et machina que actuaba como horizonte y pro-pulsor de una integracin paulatina que nunca acab siendo mayoritaria.

    Los colegios nacionales, temprano ejercicio institucional de una elite que buscaba legitimar su preeminencia social, fueron en principio pensa-dos como motores de difusin y transformacin de la alta cultura. Se convirtieron en el portal de acceso a la universidad para los hijos de las elites y en pocas dcadas los sectores medios se integrarn progresiva-mente. Las luchas polticas, profesionales y sectoriales tendrn un esce-nario privilegiado en estos colegios ya que directivos, docentes, alumnos, egresados y padres participan activamente de las pugnas sociales.

    El acceso a la modernidad republicana transita un ambiguo cami-no de paternalismo, violencia y corrupcin1 mientras los inmigrantes conforman una nueva sociedad argentina bajo la gida de los sectores dominantes que disputan el poder y la hegemona social. Las disputas entre las elites y su ampliacin al radicalismo y el Socialismo los incorpo-ra como destinatarios. Algunos segmentos de estos nuevos sectores so- 1 Leyes como las de conchabo o prcticas electorales mafiosas son la realidad cotidiana bajo el discurso liberal.

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  • ciales se nuclean en agremiaciones con cierto contenido ideolgico con-testatario y momentos de gran combatividad.2 Las elites responden con represin o una lenta y controlada integracin desde una legalidad en ciernes que va a generar una incipiente legislacin laboral.3 Desde el discurso se incorpora un progresismo que se expresa en un plido reflejo en las leyes laborales en un intento de salvar el status quo ante la movili-zacin social.4

    En lo cultural los inmigrantes traen un bagaje que reproducen en crculos de sociabilidad o mutuales que incluyen espacios educativos propios. El control social se regenera en funcin a estas nuevas situacio-nes sociales mientras la gobernabilidad se construye en un pas que am-pla su base poltica a la vez que crece inusitadamente su economa.5

    En Tucumn los sectores conservadores ligados a los ingenios comparten una sociedad con pequeos caeros independientes que dar cierta complejidad a las representaciones sociales y polticas. A esto se suma la presencia de una inmigracin activa que participa inmediatamen-te de lo cotidiano no slo en lo econmico sino tambin en lo social a travs de sus asociaciones y de la poltica como nuevos destinatarios de los discursos radical y socialista. Entre 1914 y 1918 una plaga ataca la caa criolla y deben renovarse completamente por la variedad java con la crisis que ello implic. Mientras la elite difunde un ideal de progreso y cultura del cual ellos son el cenit y que se materializan en los edificios pblicos que se construyen en la poca y en la naciente Universidad de Tucumn, espacio de formacin mediante recursos del estado que los tendr a ellos mismos como primeros, aunque no nicos, alumnos.6

    La ley Senz Pea y la eleccin del radicalismo para el gobierno en el marco mundial de la guerra y en el local de crisis azucarera anticipan 2 La ltima dcada del siglo XIX y las primeras del XX revelan la movilizacin en el temor de las elites expresado en leyes como las de residencia o en la represin lisa y llana. 3 El tema tiene un enfoque interesante en Isuani, E. A.: Los orgenes conflictivos de la seguridad social Argentina, CEAL, Buenos Aires, 1985. 4 Por iniciativas del diputado Palacios el descanso dominical se concreta en 1905 como ley 4661 aunque reduciendo su aplicacin a la Capital Federal y excluyendo el pago de salarios. Recin ser en 1921 cuando se plantee la jornada laboral de 8 horas, concretn-dose en 1929. 5 En 1914 con 8 millones de habitantes Argentina era el 1 productor de maz y lino y de los primeros de lana, carne y trigo. 6 Los edificios seeros de la poca son construidos: el Teatro San Martn y el Alberdi (nombres actuales), la Casa de Gobierno sobre el antiguo Cabildo, el Colegio Nacional, etc., todos estilos europeos.

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  • en el colegio nacional de Tucumn una participacin estudiantil que se proyectar ms all de las aulas. La autoconcepcin participativa y la legitimacin educativa contribuyen a solapar diversas instancias institu-cionales con la vida poltica.

    El Problema Educativo

    Concebida como espacio de construccin de ciudadana y discipli-

    namiento en sus primeras letras y de integracin y formacin de elites en los niveles superiores, los cambios polticos tenan eco inmediato en los mbitos educativos.

    Es el espacio que por excelencia justifica y legitima la pirmide so-cial meritocrtica en las sociedades burguesas del mundo contempor-neo, asociando una alta cultura seleccionada en general en funcin de la trayectoria ilustrada y catlica a un poder econmico concreto y de viejo cuo. En Tucumn la gestin de los sectores conservadores se manten-dr pese a perder el gobierno, ya que son el eje del poder local e incluso sostienen muchos cuadros directivos. Estas continuidades nos hablan de la funcionalidad del sistema. Mientras los nuevos sectores afines al radi-calismo buscarn obtener espacios con peso propio en las diversas insti-tuciones de la sociedad. El cuestionamiento al conservadurismo domi-nante se va a encauzar desde sectores polticos y sociales procurando una apertura del sistema educativo e imponiendo la necesidad de ampliar el acceso y permanencia. Aqu es importante la disputa que el socialismo mantiene con el radicalismo en torno a un Estado docente. El Censo de 1914 daba un 35% de analfabetismo y evidencia la precariedad del siste-ma donde los maestros carecan de estabilidad, adems del notorio des-equilibrio entre calidad y distribucin donde en las escuelas rurales la mayora de los maestros no tenan ttulo. Habr que esperar a 1919 para que se concrete la ley 11539 que estableca la gratuidad absoluta de la enseanza primaria. La educacin es un discurso contradictorio y un problema candente en el poder.

    En los colegios nacionales se implement por decreto en marzo de 1916 la escuela intermedia o Proyecto Saavedra Lamas (donde se impo-na a la escuela primaria 4 grados y creaba una escuela intermedia de carcter prctico, estableciendo para la secundaria una polifurcacin para los estudios de especializacin universitaria, pero se dejo sin efecto en

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  • febrero de 1917)7 para reorientar tempranamente la matrcula de los sectores medios hacia una formacin laboral, en un incoherente proyecto que no responda a la industria (como si lo hacan las escuelas de artes y oficios). Para los radicales el problema era el analfabetismo y no desea-ban perder su clientela en sectores medios por lo que dejaron sin efecto la reforma pero no desarrollaron alternativas. El estado esta an constru-yendo su gobernabilidad para una demanda social educativa en aumento y la conformacin del sistema educativo expresado en la exigencia de la primaria completa para ingresar a la secundaria. Este encadenamiento de los distintos trayectos implica una mirada ms amplia y un reconocimien-to poltico de la educacin como demanda social, en el marco ideolgico optimista del proyecto educativo ilustrado.

    La Huelga en el Colegio Nacional (1917-1918)

    Los aos 1917 y 1918 tendrn en el Colegio Nacional de Tucumn

    lugar dos huelgas de estudiantes que unen motivaciones generacionales con un contexto ideolgico mundial de cambios y participacin tan cla-ros en esa dcada. Esto no es slo idea del presente de historiadores sino que ellos mismos lo tenan en claro y lo expresaban, por ejemplo, en sus discursos al citar la Revolucin Rusa y una serie de novedosos ideales americanistas.

    Las circunstancias que nos ayudan a intentar una explicacin de las huelgas son diversas y estn interrelacionadas en los diferentes mbitos: en el poltico genera filiaciones de camaradera que intervienen en el desarrollo de la opinin pblica; el educativo se convulsiona en momen-tos donde nacen las agremiaciones, las novedades en las normativas pro-vocan desconcierto y resistencia; el social vive la lucha de gremios y las ambiciones de ascenso social que representa la educacin con su titula-cin habilitante en un pas de integracin controlada por las elites. Tam-bin participan elementos afectivos de camaradera en una cohorte im-plicada social y vivencialmente como lo son los estudiantes.

    7 Es cuestionada por reducir la primaria en desmedro de la alfabetizacin y por no res-ponder a las aspiraciones de los sectores medios que vean la educacin como un camino de ascenso social. Para Tedesco esta reorientacin es de carcter moderno y para desviar el camino del poder poltico.

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  • Poltica y huelga La interrelacin entre la poltica y la educacin incluye a toda la co-

    munidad educativa y en estos aos inicia un camino de extroversin, de presencia pblica en las calles locales. La interrelacin poltica-educacin era una constante desde los orgenes de la institucin tanto en sus fines educativos como en los vnculos laborales y electorales presentes en profesores y rectores.8

    En Tucumn el ltimo gobernador conservador Padilla cede su puesto a Bascary el 2/4/1917, un representante de la elite que venci en las elecciones pero qued en minora en la Legislatura frente a la UCR azul y los conservadores. Se desarrollar una lucha contra las elites tradi-cionales poco acostumbradas al nuevo escenario democrtico, que bus-caran destituirlo y los diarios, de matiz conservador, descalifican agresi-vamente a Bascary.9 Mientras tanto crecan las tensiones sociales y en este momento se desarrolla nacional y localmente una huelga ferroviaria que paraliz el transporte, producindose graves hechos en los talleres tucumanos con enfrentamientos y represin.10

    La formacin liberal del colegio nacional incorpora como valores las instituciones y pensamientos de una modernidad, que se construye meri-tocrticamente y son el saber y la participacin los principios fundamen-tales para legitimar la lucha y pertenencia al poder. El uso de herramien-tas participativas, sociales e intelectuales permite superar obstculos co-mo la pobreza a la hora de buscar vas de ascenso social.11 Los naciona-les creados por el Estado como un subsidio a la formacin de las elites

    8 En el siglo XIX Don Pepe Posse fue rector y gobernador y muchos docentes participa-ron de las contiendas polticas. En 1912 la ley 8871 reglamentar la actuacin de emplea-dos del estado en poltica, especialmente los docentes. 9 Los nuevos impuestos al azcar y la ley 9688 de accidentes de trabajo durante su go-bierno tensaron an ms las relaciones con los sectores productivos. Finalmente la Legis-latura logr la intervencin a la provincia el 7/12/17 con el doctor J. M. Garro. 10 Partidarios del gobernador tuvieron un muerto cuando intentaron tomar las oficinas del opositor Diario La Gaceta el 19/12/17. El Diario El Orden, 6/10/17, da la cifras de 2 muertos y 6 heridos por represin policial. Muchas de las regulaciones estatales no eran acatadas como la ley de descanso dominical ante lo que un grupo de comerciantes peti-cion para que supervisen su cumplimiento. 11 Archivo del Colegio Nacional de Tucumn Cajas con Correspondencia. Debemos tener en cuenta las contradictorias polticas de becas regionales y los pedidos de exonera-cin de aranceles por lo que luego se exigir una declaracin de pobreza.

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  • fueron pronto incorporados como recursos sociales por los sectores medios.

    El radicalismo pretende acercarse a estos movimientos como posi-bles clientes de su poltica democrtica a la vez que estos jvenes educa-dos van a llevar las ideas de cambio hacia el colegio. El legislador radical y futuro gobernador Octaviano Vera dar su apoyo a estos movimientos, poniendo de relieve el entramado social y poltico que adems incluir por supuesto relaciones personales, familiares, ideolgicos y diversos intereses evidenciados ese mismo ao en varia notas.12 El trfico de in-fluencias implica una relacin directa entre las elites en sus diversas acti-vidades tejiendo redes funcionales y clientelares.

    Tambin el partido Socialista ser acusado de intervenir en las huel-gas directamente como idelogo y sostn, excusando en alguna medida a los jvenes a la vez que se pretenda justificar la propia actitud de la insti-tucin poco flexible para el dilogo. En una reunin de profesores del colegio el rector dice que:

    ... Los estudiantes en huelga solicitaron y obtuvieron el concurso del Partido Socialista quin al plegarse al movimiento ha tomado una parte ac-tiva de direccin y propaganda con lo que la huelga ha tomado una carcter estudiantil-obrero-socialista ....13

    Tambin se perciben los prejuicios polticos de una poca signada por la lucha social, temor que parece ser el sino de todos los anlisis de la elite.

    El estado nacional pretende regular la poltica partidaria reglamen-tando por decreto la participacin poltica de sus agentes y recordndolo en constantes circulares dada la presencia real y de vieja data de docentes en la poltica.14

    Las huelgas son una innovacin de presencia y participacin poltica por parte de un grupo de jvenes adolescentes cuya autoconcepcin 12 ACNT CC folio 214, 9/2/17, varias notas del Diputado Nacional E. Paz reclamando al MJIP por sueldos del profesor Don Ernesto Romn. ACNT folio 23, 13/2/17 el Gober-nador Padilla le recomienda al rector a su sobrino para un cargo de celador ACNT folio 24. 17/10/17; el Gdor. Bascary recomienda al Sr. Pablo Vila para una ctedra de mate-mticas. 13 Libro de Resoluciones del Rectorado. Actas del Consejo de Profesores. Folio 118-119 Mircoles 25/9/1918 4pm. AHCNT. 14 AHCNT, 22/2 43 Telegrama de 5 hojas del MJIP recordando artculo 17 y 18 decreto del 21/3/1912, ley 8871 por el cual ningn empleado de reparticin pblica nacional puede ser candidato o ser despedido. Estn exceptuados los profesores aunque los incluya la 2 parte del artculo 18.

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  • participativa los lleva a incorporarse al escenario de la poltica local desde su especificidad de portadores de la cultura letrada en aos donde esto tena un claro matiz elitista y legitimador. Va a abordar los espacios p-blicos en marchas por las cale de Tucumn y organizar mitines en la Plaza principal as como reuniones en Bibliotecas y Asociaciones litera-rias, espacios consecuentes con su proyeccin identitaria y legitimante. Pero lo ms interesante es la rpida e institucional respuesta que los es-tudiantes muestran a travs de los mecanismos de participacin interiori-zados, como cuando se renen en el local de la Biblioteca Alberdi y crean lo que llamarn la Federacin Estudiantil formada por delegados de dife-rentes establecimientos secundarios.15 Son el origen de las formas asocia-tivas estudiantiles que nacen junto a un Estado que se democratiza y crea sus instituciones.

    El Centro de Estudiantes del Colegio Nacional (CECNa) funciona en sus inicios como un club donde los asociados deben abonar una cuota para participar de sus actividades.16 Es un espacio de promocin y parti-cipacin de pares que pagan y organizan su presencia en la sociedad que los reconoce, incluso mediante la prensa17 y que sirvi como un camino de participacin que excedi la institucin y se proyecto a la sociedad (tuvieron relevante presencia en la vida local).18 La funcin social y ldi-ca del centro reflejo de los viejos clubes del silgo XIX, ser desbordada por una nueva participacin poltica que se incorpora con las huelgas de estudiantes incluyendo opciones gremiales estudiantiles con demandas polticas nacionales al buscar como interlocutor directo al gobierno o al

    15Viernes 21/9/17. Resuelven: ... 1 condenar los desmanes cometidos por parte de los huelguis-tas...; 2 aprobar la actitud de los alumnos... de declararse en huelga...; 3 dirigir un telegrama al Minis-tro... reclamando la intervencin... mientras esta no llegue los alumnos no concurrirn a clase y si la demora se prolongar...; 4 constituirse en sesin permanente... 16 El Orden 19/9/17, pg. 5. Para el da del estudiante organiza un picnic en el parque Aconquija donde los socios tienen tarjeta incluida. Los no socios deben pagar $1.50 17 Cuando se forma 1917 el nuevo centro es motivo de celebracin pblica y aparecen fotografiados en el diario junto al profesor J. Fierro, dem, martes 3/7/1917. 18 Deciden organizar y celebrar un da de las madres para septiembre y se entregan pre-mios a madres destacadas como tributo a su esforzada labor criando hijos. Esta celebra-cin fue sincrnicamente imponindose en la segunda dcada en el mundo. El Orden, 19/9/17.

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  • Ministro de Instruccin Pblica (facilidad dada por la dependencia de los Colegios).19

    La asociacin estudiantil cristaliza en 1915 con la primera reunin nacional de estudiantes secundarios (participan 22 colegios) en Tucumn, y los hechos de la huelga del colegio en 1917 contribuyen a consolidar esta con la creacin de la Federacin Estudiantil de Tucumn organizada en torno a la solidaridad de los estudiantes de otros colegios (como la Escuela de Comercio que se pliega a las huelgas)20 pese a no ser un pro-blema especficamente propio. La Federacin Estudiantil reclama para si la legtima representacin de los estudiantes y se convierte en interlocu-tora ante las autoridades del Estado aunque no siempre sean reconoci-dos.21 Si bien se deja claro que el principio de autoridad proviene del Estado y no de la autoorganizacin la huelga termina a criterio del Rector con el triunfo de los estudiantes ya que el inspector concedi todos sus planteos.

    En esto los diarios intervienen. El Orden, advierte sobre el peligro de la politizacin de las instituciones educativas desvirtuando as la fina-lidad del movimiento estudiantil iniciado como acto de protesta solida-ria,22 encubriendo la posicin que el diario representa. Expresa que la Federacin Estudiantil est contra las designaciones polticas para los cargos docentes. Aunque no se produce este asalto a las vacantes, el vicerrector nombrado en el nacional es hermano del ingeniero Uttinger hombre fuerte del gobernador, aunque su labor autoritaria reforzar las concepciones ms tradicionales. Los contactos entre los estudiantes se-rn activos y constantes llegndose a desarrollar una solidaridad militante que se expresar en el apoyo a la Reforma Universitaria de Crdoba con una huelga de estudiantes universitarios tucumanos y el apoyo de los

    19 AHCN CC folio 86. Memoria del Rector del 7/1/1918. Dice que toman el nombre de huelga siguiendo la lucha de los ferroviarios que en esos das paraliz al pas entero. Los estudiantes reclaman la intervencin del ministerio. 20 El 27/9/17 la Escuela de Comercio se une a la huelga y su rector clausura las clases. El sbado 29 se renen las respectivas comisiones pro huelga para discutir las condiciones ...para dar trmino al movimiento... El Orden, sbado 22/9/1917 pg. 6. Eran alumnos del Nacional y la Comercio. El Orden sbado 29/9/17 pg. 3. 21 Ante el problema se designa al inspector Felipe H. Hernndez quin decide reabrir las clases desde el 5/10/17 previendo a los alumnos sobre inasistencias. Una comisin de la Federacin estudiantil lo entrevista pero este no les reconoce su representacin. 22 El Orden, sbado 13/10/17 pg. 4 ... varios dirigentes rojos cuyos nombres corren de boca en boca entre el elemento estudiantil gestionan... su designacin para las ctedras que quedarn vacantes...

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  • colegios medios en 1918. La Federacin Universitaria Tucumana nacer con la fuerza de estos hechos.23

    Demanda y Estructura del Sistema

    La gestin del Estado es el marco de regulacin que implica a la

    huelga ya que la estructura del sistema educativo est construyndose. La preparacin para la universidad es lo esencial del sistema y los pretendi-dos cambios de 11916 tienen un efecto desestabilizante a lo que suma-mos en 1917 la supresin de la escuela intermedia, decreto que llega a Tucumn el 5 de marzo (cuando las clases empezaban el 15). Estas me-didas precarizan el funcionamiento institucional que debe reordenar cursos, materias y docentes casi sin ton ni son.24 Esto provoca un males-tar que obliga al gobierno nacional a dictar diversas circulares flexibili-zando el cursado y los exmenes y termina por eximir de rendir algunos idiomas y permite que se pueda pasar de curso con 2 materias previas.25

    La realidad social y poltica contradice la prolijidad de la declamada mana planicida y planpara26 del sistema educativo y estas apresuradas respuestas van mellando la confianza en un Estado inconcluso que no concreta una legalidad integral para el nivel y responde constantemente con parches desde una centralizacin que obnubila ajustes locales. Si bien la educacin universitaria y la primaria nacional tenan al menos algunas leyes de carcter general,27 la enseanza secundaria sufra de constantes rupturas y virajes producto de los devaneos ministeriales y polticos. Desde 1884 se haban sucedido casi 20 planes de estudio en los Naciona-les siendo su caracterstica principal un enciclopedismo duramente criti-

    23 El diario El Orden sigue estas noticias entre junio y julio de 1918. 24 Se necesitar de ajustes y muchos alumnos debern rendir materia que no cursaron ACNT CC folio 34b, 5/3/17 Decreto PEN. Por Telegrama del 30/4 del MJIP expone en la circular n20 que como se suprimieron ctedras debern quedar los docentes que tengan ms antigedad (ACNT folio 74) a la vez que impide nombrar docentes porque no estaran en el presupuesto (9/5 ACNT CC folio 83) 25 El 13/3/17 por la Circular n 12 se autoriza a pasar de curso con 2 previas que debern aprobarse antes de examinarse en ese ao. Los que terminaron 5 podrn rendir en junio las previas, (ACNT folio 48) y Circular n 25 del 21/5/17, (ACNT CC folio 91). 26 Segn la caracterizacin de Bunge, en Martnez Paz pg. 69 citado en bibliografa. 27 Las leyes 1420 o la Ley Avellaneda.

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  • cado por alumnos y docentes por ser de imposible cumplimiento.28 Esto es producto de que el estado est intentando centralizar decisiones y generalizando mtodos que le permitan sostener un control en aparien-cias racional y efectivo de sus instituciones.29

    Con esto se evidencian algunos problemas puntuales. Uno de ellos data desde la creacin de los colegios nacionales y es el del ingreso a primer ao30 que tradicionalmente era un examen. La derogacin de la escuela intermedia deja un vaco sobre el tema del ingreso y las versiones de la prensa al respecto confunden ms an a los rectores.31 Al comenzar 1917 el gobierno se ocupar de regular el ingreso a la secundaria y pro-duce una reglamentacin novedosa que estructura encadenando, lo que entendemos como Sistema Educativo. Ahora se exige para el ingreso a los Nacionales el certificado de estudios primarios o su equivalente en un examen y prescribe que se debern aceptar los certificados expedidos por el Consejo Nacional de Educacin.32

    Recin se reglamentar en 1917 el calendario escolar a partir de las crticas de docentes y alumnos (sobre cansancio mental) y respondiendo a sugerencias pedaggicas se regular el cronograma acadmico. Hasta entonces las clases iban del 15/3 ininterrumpidamente hasta el 15/11. Ahora el Ministerio decreta que inician el 1/3 y terminan el 20/11. El

    28 AHCNT CC 7/1/18. En su memoria del ao 17 el rector informa en el inciso Plan de estudios, programas y horarios de las quejas sobre las dificultades de adaptar los programas a una realidad horaria limitada, sugiere una serie de cambios a tener en cuenta. 29 Evidenciado en rdenes de la contadura general de la Nacin, 13/11/17 donde pide que en los presupuestos se use solamente el sistema mtrico decimal (ACNT folio 243) o el MJIP mandando que todas las notificaciones se dirijan a ellos exclusivamente (16/2/17 ACNT folio 32) y controlando a los colegios pidiendo un cuadro estadsticos. (17/2/17 ACNT CC folio 33) 30 En 1917 la Asociacin Nacional del Profesorado enva las bases para su conferencia general donde uno de los Temas es el mnimum exigible para el ingreso ACNT CC folio 133. Sobre el ingreso en el siglo XIX ver Jimnez D. A.: Colegio Nacional de Tucumn: orgenes y destinatarios en Bonano L. M. (comp.): Estudios de historia social de Tucu-mn, UNT, Tucumn, 2001. 31 El Rector del Nacional de Santiago del Estero B. Olaechea le pregunta a su par de Tucumn si tomar exmenes de ingreso antes de empezar las clases. El no los tom antes por la posibilidad de que se instalara la Escuela intermedia y como no se concret ahora decidi tomarlos el 22 del corriente. ACNT CC, 8/2/17 folio 28 32 ACNT CC, 2/3/17 folio 41, decreto del 22/2/17. Como transicin decide que se acepte a los alumnos que rindieron en diciembre de 1916, pero los que ingresan en marzo de 1917 debern rendir a fin de ao un examen de 6 grado. Esto genera quejas de los padres: Telegrama del MJIP al CNT del 7/3/17, ACNT CC folio 46.

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  • ao se parte en dos cuatrimestres, del 1/3 al 30/6 y del 21/7 al 20/11. En julio la primera semana se utilizar para clasificar los exmenes y se incorpora como novedad dos semanas de vacaciones de invierno. Final-mente del 1 al 15 de diciembre se tomaran exmenes y luego vacaciones hasta el 28/2 y el horario de clase repartido entre la maana y la tarde ser sustituido por el horario continuo matutino de 4 o 5 sesiones, de 45 minutos con recreos de 5 minutos, debiendo terminar al medio da.33 Se da forma a una actividad desdibujada por prcticas domiciliarias y se definen as la actividad educativa a la vez que el trabajo docente.

    Tambin la docencia vive en estos aos la toma de conciencia de los cambios y exigencias de su labor y se produce una profesionalizacin de la tarea a partir de la asociacin que llevar a la institucionalizacin en gremios (aunque todava se justifiquen como un apostolado). La relacin entre titulados provenientes de los nuevos sectores medios y los no titu-lados que enseaban por nombramientos directos implica una pugna de carcter laboral que termin con la reglamentacin de la profesin. En Tucumn ser el rector del Nacional quin crear la filial de la Asociacin Nacional del Profesorado.34 En estos aos se plantean tambin los pro-blemas de la formacin docente por asignaturas y de los estipendios por horas o por ctedras. En 1918 el gobierno est regulando el mximo de horas por docente, el rgimen de inasistencias pese a las todava mlti-ples contradicciones con respecto a los sueldos, las ctedras, las horas, las asignaturas y ttulos, las fechas de pago, etc.35 Los medios de prensa y padres se hacen eco y participan en la discusin en sendas notas de dia-rios de la poca.

    Disciplina

    La disciplina es el primer problema a la hora de pensar la educacin

    en una sociedad que declama libertades subordinadas al reclamo de for-mar moral antes que intelectualmente. Sin embargo las prcticas de tole-rancia eran una extensin de las relaciones sociales entre la elite misma.

    33 ACNT, CC folio 99, 29/5/17 y folio 286, 30/12/16 MJIP Circular n 11 respectiva-mente. 34 El 3/5/17 la Asociacin Nac. del Profesorado acusa recibo de la creacin de la filial en Tucumn presidida por el rector del Nacional Dr. Sisto Tern. ACNT CC folio 80. 35 AHCNT. 18/2 40 Circular n 3 ... El mximum de horas semanales acumulables en un mismo profesor sern 24... y 15/3 71 con el Reglamento de inasistencias docentes.

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  • La incorporacin de los sectores medios en la educacin junto con la efervescencia social llevaron a las elites a priorizar una estricta disciplina en los colegios y la puntualidad se incorpora como valor.36

    La huelga en 1917 sorprende al rector que expresaba que desde 1909 no ... se ha producido ningn hecho grave que pudiese motivar la expulsin de alumnos... [y matiza la importancia de la huelga aclarando que]... Con excep-cin de 5 ao, curso en el cual ha resultado pesada la tarea docente por el excesivo nmero de alumnos... todas las clases han estado bien ordenadas....37 Su justifica-cin excede las buenas intenciones debido a la repercusin social y grado de participacin de la huelga, la creciente demanda educativa es una cau-sa de su aceptacin social. En 1918 la huelga ser tomada con mayor mesura por el antecedente inmediato y su tratamiento menos conflictivo ya que las peticiones estudiantiles se orientan ms especficamente hacia el vicerrector y su reglamento disciplinario carcelario, lo que posibilita al rector una actuacin de intermediario que salva su posicin, ya a finales de su gestin. 38

    En un impreciso (y velado) anlisis en una reunin de profesores en 1917 el rector planteaba como origen de los problemas de disciplina el exceso del nmero de alumnos en 5 ao ya que esto relajaba la discipli-na y deca que sus gestiones para abrir una nueva divisin haban sido infructuosas. Sin querer explicar las causas de fondo, ligadas a la falta de dilogo y el autoritarismo adulto39 justifica el accionar disciplinario y utiliza argumentos de la teora del complot para explicar la pervivencia de la huelga: envalentonados los alumnos por la intromisin de elementos polticos, los huelguistas salieron con su gusto, se form la federacin y se adhirieron los alumnos de la Escuela Nacional de Comercio....40 Es la rigidez en la posicin docente que defiende una concepcin cerrada de su autoridad la que impide un acuerdo que podra haber controlado el problema. Es interesante desta-car que el rector subraya en su memoria la intromisin de elementos polti-cos, que es parte del cambio social y la democratizacin que incluye la participacin estudiantil ya organizada en la Federacin.

    36 En 1916 se pena con ausente a los alumnos que llegan tarde a la 1 hora aunque deben quedarse en clase, Decreto del 8/9/16 AHCN CC folio 177. 37 Idem. 38 Finalizar su gestin en febrero de 1919 por problemas de salud tras haber enfrentado dos huelgas estudiantiles. 39 AHCNT LRR, ACP, martes 18/9/1917 folios 110-111. 40 Idem, los cronistas del Diario El Orden indican que haba ms de 300 alumnos.

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  • Slo el reconocido poeta y profesor Jaimes Freyre propone flexibili-zar la relacin mediando con los intereses de los alumnos y suspendien-do las clases para calmar los nimos pero los dems profesores no acep-tan y deciden seguir con las averiguaciones sobre los autores de los hechos.41

    En el 17 los rectores del nacional y la Comercio convocan los pa-dres a una reunin con la amenaza de perder el ao, ante lo que el profe-sor Freyre opinaba

    ... piensa que poco pueden hacer porque muchos estn en la campa-a, porque... no tienen suficiente autoridad sobre sus hijos... que han mani-festado que no los traen por no exponerlos, que los dejan en sus casas para que no se comprometa, que si bien no son huelguistas tienen que proceder por compaerismo, etc....42

    Su clara visin no es tenida en cuenta y los argumentos con los que explica la complicidad de los padres en el movimiento dan cuenta de la lcida percepcin de la movilizacin y participacin ciudadana en estos eventos que superaban lo meramente estudiantil. En gran medida los padres apoyan a sus hijos,43 si bien algunos niegan que sus hijos sean huelguistas para evitarles represalias e inasistencias. En una nota al cole-gio nacional el Sr. Bazn dice que su hijo no es huelguista pero que no va a clases por presin y porque la polica no distingue a unos de otros por lo que prefiere cuidarlo, marcando la importancia del movimiento por la presencia y accin de la polica.44 Estas notas nos indican alguna disiden-cia a la vez que la implicacin profunda de medios y padres.

    El accionar de los jvenes tiene algunas veces matices violento co-mo cuando se organiza una manifestacin arrojando piedras contra el domicilio del vicerrector Lacabrera45 o cuando actuaban como grupos de presin evitando el acceso al colegio de sus compaeros. Aunque en general no exceden de manifestaciones y mitines, cosa entendidas como

    41 AHCNT folio 112 viernes 21/9/1917, LRR ACP. 42 AHCNT LRR, ACP, martes 2/10/1917 folio 113. 43 El Orden, mircoles 26/9/17 pg. 5. Carta de un padre que pide al rector del Nacional una reunin de padres para formar una comisin que investigue las denuncias de los alumnos cuya actitud ...an con cierto grado de razn no es el aconsejable... 44 AHCNT CC., sin foliar 25/9 y 2/10. 23/9 el alumno Revelsmaeker pide se perdonen sus inasistencias ya que no concurre porque algunos estudiantes llevan a cabo un movi-miento huelguista. En una esquela el Sr. Montenegro dice que su hijo Gustavo de 13 fue obligado a firmar contra los profesores Petit y Gonzlez cosa que l desaprueba. 45 El Orden, jueves 20/9/1917 pg. 6. Situado a pocas cuadras del colegio.

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  • excesos de participacin por las autoridades que van a integrar a la poli-ca en sus gestiones.

    En 1917 los huelguistas impedan el acceso al colegio y algunos fue-ron detenidos por la polica. El vicerrector Lacabrera fue a pedir por su libertad pero los estudiantes dijeron ... que preferan permanecer presos antes que deber su libertad a uno de los causantes de la huelga estudiantil...46 por lo que fue el rector quien los hizo liberar. Segn opinin de El Orden esto prueba que el movimiento ...no es contra las autoridades del establecimiento sino contra una parte del personal docente acusado de emplear tratamientos torpes contra los estudiantes....47 El compromiso de los alumnos se mantiene de-ntro de un orden de principios que sostienen sus planteos pese al cariz conflictivo del problema. Encontramos en el Archivo una lista de 24 alumnos en una hoja de cuaderno donde se sealan las armas que porta-ban.48 Al parecer son los detenidos y el hecho de portar un revlver y una sevillana no tiene la repercusin que hoy podra tener tal vez debido a que los jvenes practicaban tiro con instructores del ejrcito, o a la violencia poltica o social que podran explicarnos una sensibilidad colec-tiva diferente en la poca.

    En el 18 es el vicerrector Uttinger el que convoca a la polica (con-trolada por el radicalismo donde milita su hermano) para que colabore en el control de los estudiantes, desde principios de ao (que llevar a una aclaracin del rector de que no est para controlar sino para ayudar) hasta el seguimiento durante al huelga de los estudiantes. Pero a diferen-cia del accionar represivo y violento que tienen contra los sectores obre-ros en este caso se cuidan de reprimir violentamente a la vez que no es aceptado por la tradicin de las autoridades del colegio que educan a los hijos de las lites. En esto el rector expone en una reunin docente que el levantamiento de los alumnos es contra el vicerrector por el rigor del reglamento interno pero entiende que hay que ser tolerante y si bien acept que la polica intervenga para evitar agrupaciones a la entrada y salida del colegio, no esta de acuerdo con que entre al colegio ... y com-prenda de que era un mal el hecho de que la polica de investigaciones vigilase sin

    46 El Orden martes 25/9/1917 pg. 6. 47 Idem. El diputado Octaviano Vera (que ser el siguiente gobernador de la provincia por el radicalismo) fue a liberarlos tambin. El Orden, 26/9 pg. 5. 48 AHCNT CC, sin folio, el 24/9. Se detalla en la nota los nombres de los alumnos impli-cados.

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  • cesar a los alumnos y estuviese trayndole el parte a cada momento al vicerrector....49 Pese al problema la elite tolera la participacin de los suyos en movi-mientos que los implican socialmente.

    La participacin de la polica ser conjurada por la presin estudian-til y la denuncia de los diarios que as evitarn la represin y al final de la huelga del 18 en su nota (que se publicar en los peridicos) reclamarn sus peticiones junto a la que incluyen la no intromisin de la polica:

    ... Los alumnos en huelga por intermedio de sus delegados pidieron ante las autoridades y obtuvieron las siguientes mejoras...

    1 Retiro de la polica de los alrededores del Colegio 2 nombramiento de una comisin compuesta de profesores que deber recibir las quejas por es-crito que presenten los alumnos 3 Supresin o modificacin en parte del re-glamento carcelario impuesto por el vicerrector 4 Reconsideracin del gallo que cay sobre algunos alumnos que hoy vagan por las calles porque se les arroj de colegio ... 5 Incomputacion de faltas producidas en el perodo de la huelga ... 50

    La disciplina es crucial pero las elites la entienden dentro de mbito de accin y la tolerancia como actitud social y docente es parte de una convivencia que se ve excedida por la polica. La polica si bien interviene como reaseguro del orden tiene en claro sus lmites ya que su accionar represivo nunca es lesivo como en el caso de las huelgas obreras de la misma poca.51

    Consecuencias de la huelga

    Ambas huelgas nos muestran los matices de la participacin estu-

    diantil a principios del siglo XX y la implicancia poltica de la poca. Los cambios mundiales de la dcada y la poltica democrtica actan como aliciente a la participacin de los jvenes como motor de cambio en el espacio postulado y asumido como integrador social que es el mbito educativo.

    49 Libro de Resoluciones del Rectorado. Actas del Consejo de Profesores. Folio 116-117. Jueves 19/9/18. 50 El Orden, mircoles 2/10/18 p7. 51 El Orden opinaba respecto a la huelga: ... Se ha infiltrado en el cuerpo social un bacilo ... la huelga ... Los recursos teraputicos indicados para el caso, consisten en una oportuna legislacin social que consulten las justas aspiraciones de las clases proletarias y con una poltica ms enrgica y menos compla-ciente por lo tanto de parte del poder ejecutivo nacional... jueves 22/8/18 p5.

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  • En lo poltico la democracia naciente que integra a los diferentes sectores se entiende como un espacio de legitimidad pblica que incluye los mritos. Los nuevos partidos polticos que tienen presencia pblica como lo son el radicalismo y el socialismo van a buscar expandirse en estos sectores de jvenes estudiantes que hacen sus primeras armas en la participacin poltica pblica. Sus idearios de clase media e integracin social repercuten en los nuevos sectores medios hijos de inmigrantes que estn siendo educados y que avizoran un futuro de participacin poltica desde sus ttulos secundarios y las posibilidades de una universidad local. Incluso la elite acepta la participacin de sus hijos como parte de una educacin liberal ligada a principios meritocrticos.

    Es el Estado Nacional el que enfrenta el crecimiento de la matrcula en su construccin de gobernabilidad, por lo que el naciente sistema educativo va a incorporar las entonces modernas concepciones pedag-gicas sobre rgimen y calendario escolar. La regulacin de la profesin docente y matrcula seguirn siendo motivos de pugnas que incluirn a las asociaciones profesionales y a los padres. En el mbito social la movi-lizacin de los estudiantes empezar a ser una prctica comn y se ver una implicacin solidaria con otros intereses sociales. Se busca democra-tizar una educacin que abre las puertas de las profesiones y los inmi-grantes se enfrentan al Estado en pos de su ampliacin. La ligazn entre lo cultural, lo poltico y lo social incluye los mitines que sern expresin de proyectos participativos expresados en las calles. Los secundarios eran pocos en relacin con las primarias. Los reclamos de estudiantes y la sociedad atraern la atencin del estado nacional que en los prximos 15 aos construir cerca de 80 secundarios respondiendo a los sectores medios y bajos.

    Si bien la mayora de los docentes y autoridades mantienen una concepcin autoritaria de la disciplina en cierta consonancia con la mo-ral, algunos participan de una versin ms consensuada. Las huelgas obligaran a profesores y autoridades a aceptar un rol ms activo para los alumnos. En este camino las instituciones estudiantiles como el CECNa transitaran de crculos de sociabilidad a organizaciones gremiales que incluyen la creacin de la Federacin Estudiantil y la Federacin Univer-sitaria Tucumana. La participacin toma un cariz institucional e integra-dor en el marco de la democracia que se hace ms profunda. Pero este equilibrio se mostrar precario e los aos venideros cuando el autorita-rismo empiece a renegar del pasado liberal.

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  • Los alumnos del nacional obtienen un triunfo importante en estas huelgas no slo por el perdn y la reincorporacin de los huelguistas, sino porque el consenso social los ha legitimado como factores en la institucin educativa, y desde entonces van a tener un rol reconocido en los colegios a travs de sus centros de estudiantes. Pero especialmente porque han descubierto una herramienta como la huelga y la moviliza-cin que puede en algunos casos inclinar la balanza en su favor e incluso obligar al ministerio a responderles directamente. Con esto se ubican junto a los docentes y las autoridades en un marco mayor que integra y vehiculiza sus necesidades.52

    Conclusiones

    La formacin del Estado Argentino y de sus instituciones es un

    proceso en continua reconfiguracin que a principios del siglo XX debi enfrentar una movilizacin social slo conjurada con la combinacin de recursos represivos y disuasivos. En este marco la educacin tuvo un papel trascendente ya que la transicin democrtica hacia el radicalismo puso en el tapete las expectativas de nuevos sectores medios implicados en la ampliacin del estado. Con el tiempo las reacciones de las elites van a ir profundizando el autoritarismo de un sector que confundir moral con disciplina y orden social.

    La poltica que nace con la inclusin de masas medias va a desarro-llar una nueva legitimidad donde la participacin y la movilizacin inclu-yen a sectores cuyos mritos se reconocen como fundantes para el nuevo orden. Los jvenes sern un nuevo factor en la poltica y sern destinata-rios especficos de estrategias de integracin que los tendr como actores principales. La educacin como mbito de construccin y legitimacin de la participacin va a vivir en estos aos una merecida atencin poltica que tender a regular y construir sus normas y reglas modernas que in-cluyen no slo lo acadmico sino tambin las rutinas y actos que medirn sus tiempos y detalles. La gobernabilidad radical se construye junto a los mecanismos de participacin e inclusin social que implican criterios pedaggicos y morales.

    En esta lgica la huelga de estudiantes revela una trama social com-pleja que une la pugna de intereses polticos con reclamos sociales en torno a la demanda educativa y que refleja los cambios en las concepcio- 52 Ambas huelgas obtienen sendos triunfos en sus reclamos.

    30

  • nes de autoridad y participacin. Organizados y reclamando desde legali-dad de autogestin, la lucha de los estudiantes es una muestra de partici-pacin y movilizacin. Partiendo de problemas puntuales que afectan sus intereses van a lograr la atencin social y a conseguir sus objetivos con el aval del Estado. Desde entonces son tomados en cuenta como parte integrante de la comunidad educativa con derecho a participar.

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  • 32

  • Los dolores que quedan son las libertades que faltan: Una mirada sobre el significado y los alcances de la Reforma Universitaria

    Recorrer una vez ms los sinuosos y polvorientos caminos de la

    Crdoba de principios de siglo podra ser considerado un ejercicio re-dundante. Mentar una vez ms los alcances y significados de aquel proceso implica agregar una nueva relectura sobre otras tantas ya realiza-das, proponer una mirada que invariablemente ir a yuxtaponerse y en-trelazarse con otras ya ensayadas. El texto que sigue asume perfectamen-te ese destino, y lo hace desde la certeza de que an los ms horadados caminos pueden ser recorridos de nuevas maneras. La universidad argen-tina y la sociedad toda han sufrido transformaciones tales que alguien podra juzgar la reflexin sobre la Reforma del 18 como un acto propio de historiadores de la antigedad. Nos proponemos sostener lo contrario. Es decir, que la evaluacin crtica de las experiencias pasadas constituye un ejercicio fundamental para la reconstruccin del movimiento estu-diantil como sujeto colectivo.

    Introduciendo

    Este trabajo se nos plantea como introductorio y, esperamos pueda

    propiciar futuras indagaciones, ms focalizadas y en profundidad, a partir de un mayor trabajo de investigacin. Aqu intentaremos apenas una introduccin a una mirada particular sobre la Reforma.

    En primer lugar, sobre el significado de la Reforma Universitaria como movimiento poltico y social. Este hecho fundante del movimiento estudiantil argentino y latinoamericano ha sido habitualmente interpreta-do desde una matriz en la cual el binomio conceptual democratizacin / modernizacin capitalista parece tener un poder explicativo casi absoluto. Se buscara remarcar, cmo las transformaciones econmico sociales que a principios del siglo XX sufren las economas primario exportado-ras provocan el ascenso de nuevas facciones de clase, en general los sec- Mariano Harrac. Estudiante de la Carrera de Sociologa (UBA). Martn Ogando. Estudiante de la Carrera de Sociologa (UBA) y militante de izquier-da.

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  • tores medios urbanos, que comienzan a demandar mayor integracin social y participacin poltica. Este es un proceso que, con sus desigual-dades, tiene alcance continental. Se desarrolla as una tendencia a cierta apertura de los regmenes polticos, que hasta ese momento tenan una base social restringida y una participacin poltica casi nula. Esto aparece impulsado por las fracciones ms lcidas de la propia clase dominante, buscando integrar a la pequeoburguesa en ascenso y alejar las posibles contestaciones revolucionarias al sistema de dominacin. Tendramos entonces, un proceso de modernizacin capitalista que da lugar a ele-mentos de integracin/democratizacin, que a su vez son funcionales a las tendencias modernizantes del capital. La Reforma sera la expresin directa de esta realidad en el mundo universitario y de ah su proyeccin continental.

    Est claro que todo esto no es ms que una descripcin muy simpli-ficada de un planteo mucho ms profundo. Planteo al que no le negamos capacidad explicativa, puesto que el proceso argentino y continental de la Reforma no puede ser interpretado prescindiendo de estas tendencias fundamentales. No obstante, lo que intentaremos recalcar es que no creemos que pueda explicarse en toda su dimensin slo a partir de estas determinaciones.

    Efectivamente en Argentina, la llamada repblica oligrquica haba servido hasta entonces para sostener el dominio de la gran burguesa agraria exportadora aliada al imperialismo ingls. La Unin Cvica propi-cia los levantamientos de 1898 y 1905. Surge posteriormente la llamada ley Senz Pea de 1912 como expresin del intento democratizador/in-tegracionista, e Hiplito Yrigoyen gana en 1916 las primeras elecciones con participacin masiva del electorado masculino. Efectivamente, en este contexto, la Reforma universitaria es parte de un proceso de movili-zacin poltica de los sectores medios, que pugnan por una democratiza-cin del rgimen poltico y mayores niveles de participacin en el estado. Sin embargo, con la Reforma el reclamo explot en forma excepcional-mente radicalizada y sumando un ideario que tenda a plantear una pers-pectiva renovadora, de transformacin social a nivel continental. Sin dudas, la Reforma tuvo como una de sus consecuencias una moderniza-cin de la universidad, que era requerida por el intenso desarrollo capita-lista que el pas haba tenido en su estructura primario exportadora. Pero este proceso fue la resultante de un cruce, para nada exento de conflictos, entre objetivos modernizadores bien diversos, como eran los

    34

  • de estudiantes, profesores liberales y el gobierno radical, propiciando de esta manera mltiples efectos y consecuencias.

    Sostenemos que, limitarnos al aspecto modernizador del proceso nos hace perder la enorme riqueza de pensamientos polticos, cuestio-namientos ideolgicos y culturales, prcticas potencialmente antisist-micas que el movimiento reformista articul, es verdad que siempre de manera heterognea y an contradictoria. Significara, en pos de una homogeneizacin forzada y empobrecedora, prescindir de la bsqueda de un entramado rico y complejo: la teora de la nueva generacin, el ame-ricanismo y su derivacin antiimperialista, los ideales romnticos teidos de socialismo, los particulares marxismos surgidos en su seno, entre otras muchas formaciones discursivas y fuerzas polticas que la constituyen. Ms grave an sera borrar de un plumazo la influencia de enormes acon-tecimientos histricos como la primera guerra mundial, la revolucin rusa e incluso la insurgencia mexicana. La Reforma Universitaria fue hija de su tiempo, de un tiempo de guerras y revoluciones sociales, y cultiv un fuerte desengao que se fue convirtiendo en embrionaria crtica a la sociedad en que le toc vivir. All abrev la riqueza de sus diversos pen-samientos.

    El segundo aspecto a desarrollar no est de ninguna manera separa-do del anterior. Lo hemos diferenciado por una necesidad meramente analtica. Esto es: cules fueron los alcances de la Reforma dentro y fuera de la institucin universitaria? Esto involucra un cuestionamiento sobre si es nuestra universidad actual la heredera directa de la Reforma o si aquel legado debe ser rastreado por otros rumbos. Por otro lado: Pueden ser entendidos los alcances de la Reforma sin trascender los claustros universitarios? Cules son los pensamientos, los programas y los mtodos a recuperar? De qu hablamos cuando nos referimos a la proyeccin social de la Reforma? Son estas preguntas, que seguramente no podremos responder plenamente aqu, las que resuenan invariable-mente a la hora de interrogar los alcances reales de la Reforma.

    Efectivamente la universidad actual es en cierta medida heredera de aquella gesta estudiantil. Muchos fundamentos centrales de la universi-dad argentina como la autonoma, la libertad de ctedra y la extensin son conquistas que en gran medida se han mantenido en las universida-des nacionales y tienen como origen aquella demanda de los sectores, que se ampli cualitativamente con la universidad de masas y la explo-sin de la matrcula en los 50 y 60. Sin embargo, sera incorrecto produ-

    35

  • cir una homologacin total o alguna especie de herencia natural entre la universidad argentina en su versin moderna y el ideario reformista. Esta igualacin parece haber sido intentada casi siempre con una clara inten-cionalidad poltica: cubrir con el manto sagrado de la Reforma las orien-taciones que la conduccin universitaria de turno ha impuesto en conso-nancia con determinadas pautas del capital y las elites polticas. Por lo tanto aparece como importante delimitar qu elementos de aquella pro-pedutica son constitutivos de nuestro sistema universitario y cules han sido negados, bastardeados y hasta ocultados al da de hoy por resultar incompatibles con el modelo de universidad capitalista moderna. Para esto es fundamental diferenciar la Reforma institucionalizada de la Revolucin universitaria en acto, en las calles de Crdoba, en su idea-rio radicalizado y sus mtodos de accin directa. Es justamente el trabajo de bsqueda para desenterrar aquellos pensamientos negados, la empresa intelectualmente ms estimulante y polticamente ms necesaria. Una de esas reivindicaciones malditas fue, como veremos, la reivindicacin del cogobierno tripartito e igualitario y toda la concepcin pedaggica que supone. Reivindicacin que ha sido rechazada sistemticamente por cada uno de los sucesivos rectores y la casi totalidad de la corporacin profe-soral, y que evidentemente mantiene capacidad impugnadora si tenemos en cuenta la crisis de la UBA durante el ao 2006.

    Al mismo tiempo, una interpretacin de la Reforma como episodio solamente universitario nos aparece directamente imposible. Casi todas las vertientes polticas, ideolgicas y hasta pedaggicas de la Reforma entendieron su movimiento como una tarea de carcter social ms gene-ral. Trabajaremos con ese objeto sobre un documento fundante como el Manifiesto Liminar. Plantearemos tambin que esto no significa negar el carcter fragmentario y contradictorio de sus programas e ideologas. Intentaremos justamente mostrar que en este plano es imposible intentar unificar a la Reforma bajo una nica perspectiva, explicitando las distin-tas tendencias, los partidos y movimientos continentales a los que dio a luz la Reforma.

    Los discursos de la Reforma. Un breve anlisis de su documento fundacional

    Rescatamos entonces el documento fundacional de la Reforma, qui-

    zs el que mejor refleje el ideario colectivo de ese movimiento. Ideario

    36

  • polifactico, contradictorio, complejo y de una riqueza que no permite mentir sobre sus alcances y potencialidades, que claramente se encuen-tran ms all de una tibia reforma institucional de la Universidad y de un mero intento de integracin de una clase en ascenso.

    Analizaremos el Manifiesto Liminar53 (publicado en Crdoba el 21 de Junio de 1918) buscando los recursos discursivos de los que se apro-pia (y reelabora) la Reforma para expresar un pensamiento colectivo novedoso.

    La primera Guerra Mundial irrumpe lacerante, desmoronando la idea de una Europa culta y civilizada, cuna de la Razn y el Progreso. Se pone en juego el carcter imperialista de las grandes potencias, y expe-riencias como la revolucin obrera campesina rusa o el Mxico insur-gente de Villa y Zapata traan nuevos aires a la joven generacin. En estas coordenadas surge un modernismo que no busca emular ciegamen-te lo europeo, sino que se presenta como romntico y americanista, de-nunciando el progreso deshumanizante que la guerra lleva hasta el paroxismo. Vemos entonces en el Manifiesto dos ejes discursivos fun-damentales que se entrelazan: estamos hablando del particular entramado que forman las ideas americanistas y la concepcin romntico-idealista de una juventud heroica y mesinica, llamada a ser la que dirija el proceso de cambio hacia una hora ms humana. Europa pasa a ser parte de lo viejo, lo oscuro, y el nuevo ciclo de civilizacin viene de la mano de lo joven, luminoso y heroico, representado por esta Amrica, cuna de una nueva civilizacin. Esto se articul con la reivindicacin del derecho a subvertir lo instituido, lo arcaico, con mtodos insurreccionales y revo-lucionarios. Estas grandes dicotomas, arcaico-moderno, brbaro-civilizado, europeo-americano, influyen tambin a la hora de establecer las reivindicaciones universitarias propiamente dichas. De esta manera, al cuestionarse el sistema de gobierno universitario, as como el propio carcter del momento pedaggico, se reivindica el derecho soberano de lo joven, del estudiante, frente a las estrategias tiranizantes de la tradi-cin, pero tambin de lo corrupto y lo incompetente expresadas por el profesor que no ensea sino que manda. Otra lnea que deriva de este ideario romntico-juvenil y americanista, que no se observa explcitamen-te en el Manifiesto Liminar pero que s en otros escritos, es el ideario de solidaridad social y la relacin universidad-sociedad, que expresa el 53 Originalmente llamado La juventud argentina de Crdoba a los hombres libres de Sudamrica.

    37

  • concepto de extensin universitaria como programa para la elevacin mo-ral54 y el progreso a la sociedad en su conjunto.

    Son estos ejes, algunos de sus desprendimientos y correlaciones, los que buscaremos mostrar, comparar y contrastar a lo largo de la labor subsiguiente, utilizando para ello las propias frases que este documento nos ha legado.

    La juventud argentina de Crdoba a los hombres libres de Su-damrica

    Hombres de una Repblica libre, acabamos de romper la ltima cadena que,

    en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominacin monrquica y monstica.,55 proclama el Manifiesto en sus primeras lneas. La libertad como conquis-ta inalienable del hombre moderno, expresada en la contraposicin ar-quetpica entre repblica libre y monarqua es la indudable puerta de entrada al documento, seguida de una expresin del extendido anticleri-calismo reinante en aquella generacin. La universidad deba ponerse a tono con lo que el pas haba conquistado hace tiempo y por esos era necesario borrar para siempre el recuerdo de los contrarrevolucionarios de Mayo.56 La idea de libertad aparece ntimamente ligada a la de independencia y hasta aqu nos mantenemos en el terreno comnmente adjudicado a la Reforma. Pero este llamamiento independentista se resignifica en una nueva hora americana, donde se debe romper con lo viejo, con lo tirni-co, expresado en lo europeo (y ya no slo en lo espaol), y ms especfi-camente (y aqu empieza a intuirse la novedad), en la prcticas imperialis-tas europeas.57 En oposicin a esto se ha contemplado y se contempla el nacimiento de una verdadera revolucin que ha de agrupar bien pronto bajo su bande-ra a todos los hombres libres del continente.58 Aparece aqu un americanismo de accin, que recupera la revolucin y lo insurreccional en una hora americana; recupera el derecho a destituir lo arcaico y lo instituido, guia-

    54 Orden del Da del mitin en Buenos Aires del 28 de Julio de 1918, en J.C. Portantiero (1978) Estudiantes y poltica en Amrica Latina. El proceso de la Reforma universitaria, Mxico, p. 138. 55 Manifiesto Liminar, en J.C. Portantiero, op.cit., p. 13.1 56 Ibid. 57 Americanismo antiimperialista que despus ser latinoamericanismo antiimperialista, teniendo en cuenta el agudo anlisis que se realizar luego sobre las caractersticas de la estratagema de poltica exterior del vecino americano del Norte. 58 Manifiesto Liminar, en J.C. Portantiero, op.cit., p. 133.

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  • do por lo que consideran valores morales elevados. Pero dnde reside la autoridad de esos valores? En primer lugar en el hecho de estar sosteni-dos por la joven Amrica, cuna de la nueva civilizacin, frente al Viejo Continente y su racionalidad meramente instrumental y amoral.

    El anticlericalismo que citamos al inicio se desarrolla profusamente en el Manifiesto: la vieja universidad se apoya sobre una especie de derecho divino; el derecho divino del profesorado universitario.59 Este mismo carcter se pone en relieve en un pasaje del Manifiesto en el que se narra ms espe-cficamente lo sucedido en la Asamblea Universitaria:

    en nombre del sentimiento religioso y bajo la advocacin de la Compaa de Jess, exhortaban a la traicin y al pronunciamiento subalter-no. (Curiosa religin que ensea a menospreciar el honor y deprimir la per-sonalidad! Religin para vencidos o para esclavos!

    Continuando con: En la sombra los jesuitas haban preparado el triunfo de una profunda inmoralidad. Consentirla habra comportado otra traicin.60 Sin embargo este anticlericalismo no se asume como antiespiritualismo, o como mero positivismo cientfico laico. Muy por al contrario, el movi-miento intelectual de la Reforma est impregnado de espiritualismo, e incluso parece dejar un lugar para la religiosidad. Claro que no para la inmoral y sombra, no para esa religin para esclavos o vencidos que ensea a menospreciar el honor, sino para una religiosidad ligada a lo moral, lo desinteresado, puro y altruista.

    Lgicamente resuena aqu la raigambre romntica y las influencias indisimuladas del modernismo americano. Esta impronta ha sido muchas veces criticada, centralmente por una parte de la izquierda instituida, como una limitacin de la reforma que denotaba su carcter confuso, inmaduro, pequeo burgus (usado aqu como epteto) o directamente antirrevolucionario. Muy por el contrario, nosotros vemos aqu un rasgo original de enorme fecundidad. Esto permiti, por lo menos en el pen-samiento reformista de izquierda, algo que a otras tradiciones intelectua-les les result imposible: la cohabitacin (no siempre, es cierto, coheren-temente articulada) entre una valoracin muy fuerte del moderno cono-cimiento cientfico y la reivindicacin de ideas humanistas y romnticas. As, cuando se seala que la ciencia, frente a estas casas mudas y cerradas,

    59Ibid, p.132. Aqu podemos nuevamente rastrear elementos que nos aporta el convulsivo contexto internacional del momento, con experiencias como la mencionada revolucin mexicana, que est fuertemente signada por este carcter anticlerical. 60 Ibid, p.134.

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  • pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrtico,61 se puede leer un evidente reclamo de modernizacin cientfica, pero tambin una condena al racionalismo burocrtico y su futuro de frreo enjaulamiento. Humanizacin, opuesta a la deshumanizacin del sistema parece ser una antinomia constitutiva de esa juventud que vive siempre en trance de herosmo.

    Tal vez el legado ms importante expresado en el Manifiesto es la reivindicacin de la accin directa como el mtodo para producir las transformaciones deseadas. Cuando leemos que si en nombre del orden se nos quiere seguir burlando y embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho a la insurreccin,62 no estamos en presencia de una mera inflamacin oratoria, sino de la forma discursiva que adopta la prctica efectiva, la metodolo-ga de accin que tom el movimiento. Y esta reivindicacin aparece en forma reiterada: La rebelda ahora estalla en Crdoba y es violenta; A la burla respondimos con la revolucin.; La juventud ya no pide. Exige.63 La revolucin, lo insurreccional, la accin directa, estn legitimados, y es no slo el derecho, sino el deber de una juventud con destino heroico el to-marlo en sus manos. Reside aqu una de las principales causas por la que, leda crticamente y en toda su dimensin, la Reforma universitaria jams pueda ser directamente asimilada a una tmida modernizacin o a un progresismo liberal empujado desde los centros de poder. Esto no impi-de que en este plano constatemos las amalgamas heterclitas bien tpicas de aquel pensamiento. As, elementos discursivos relativos a la idea de cambio social y al enaltecimiento de mtodos violentos se entrelazan con otros que refieren a un plano ms esttico, a valores tradicionales, al orden y al deber. Los actos de violencia, de los cuales nos responsabilizamos nte-gramente, se cumplan en el ejercicio de puras ideas.,64 es decir, el mtodo de arrancar de raz o los actos de violencia son siempre legitimados por un ideal puro, moderno y verdadero. Lo moral tiene un lugar rector: El espectcu-lo que ofreca la asamblea universitaria era repugnante. Grupos de amorales deseosos de captarse la buena voluntad del futuro rector [] sin recordar [] el compromiso de honor contrado, La sancin moral es toda nuestra. El derecho tambin.; y cerrando este apartado concluye: Hicimos entonces una santa revolucin y el

    61 Ibid, p.133 62 Ibid 63 Ibid,p.134 y 135 64 Ibid

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  • rgimen cay a nuestros golpes.65 Derecho, santidad, moral y honor. Toda una batera clsica de los discursos conservadores y reaccionarios expre-sada en estas tres frases del Manifiesto Liminar! Pero, qu es lo que aparece inmediatamente referido a estos conceptos, sobre quin deposi-tan toda su carga de poder de manera directa, a quin estn respaldando, qu legitiman, qu santifican? Esta es la heterogeneidad a la que nos referimos, esta su complejidad: todo el peso de la tradicin, la moral y el honor, santificando la revolucin.

    Otro aspecto de suma importancia en la Reforma es la exigencia de una trasformacin de fondo en el plano acadmico-institucional. En el programa universitario del `18 su ms revulsivo e innovador planteo fue la participacin estudiantil en el cogobierno, la reivindicacin del gobier-no tripartito e igualitario, que fue juzgada como excesivamente radical incluso por sectores que apoyaron el movimiento. Esta reivindicacin tuvo un carcter verdaderamente subversivo ya que no exista en ninguna universidad del mundo cuando logra imponerse en Crdoba. Su mani-fiesto poltico ms importante denunciaba:

    Nuestro rgimen universitario, an el ms reciente, es anacrnico. Est fundado en una especie de derecho divino: el derecho divino del profeso-rado universitario () La Federacin Universitaria de Crdoba se alza para luchar contra este rgimen universitario y entiende que en ello le va la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrtico y sostiene que el demos universitario, la soberana, el derecho a darse un gobierno propio radica principalmente en los estudiantes66

    Subyace aqu no slo una concepcin profundamente democrtica del gobierno universitario, sino tambin una fuerte reformulacin peda-ggica del concepto mismo de educar: Si no existe vinculacin espiritual entre el que ensea y el que aprende, toda enseanza es hostil y por consiguiente infe-cunda. Toda la educacin es una larga obra de amor a los que aprenden.;67 [la juventud] no se equivoca nunca en la eleccin de sus propios maestros.68 Esta crtica, que ataca los cimientos mismos de la estructura universitaria, es otro ejemplo de los reales alcances del proyecto reformista. Nuevamente, vemos cmo estas reivindicaciones en el plano institucional y pedaggico estn en consonancia con lo que dimos en llamar las ideas herticas de la Reforma, reclamando la soberana de los estudiantes enfrentados a una 65 Ibid, pp.134 - 135. 66 Ibid, p.132. 67 Ibid. 68 Ibid, p.133.

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  • verdadera casta de profesores.69 En este sentido, tampoco tiene lugar un tipo de relacin pedaggica en la que el profesor dictamina desde una posicin de poder, sin establecer una verdadera vinculacin espiritual con el que aprende, dejndose planteada una clara subversin del orden exis-tente en el modelo de educacin propuesto. No hace falta argumentar mucho sobre la vitalidad disruptiva de este planteo luego de los reitera-dos conflictos surgidos por demandas democratizadoras del cogobierno y cuando toda nuestra universidad se ha cimentado en una perspectiva prcticamente opuesta: la del profesor titular como eje de la labor uni-versitaria (Art. 36 de Estatuto Universitario de la UBA).

    Otra idea muy presente a lo largo de todo el movimiento es la de la extensin de los planteos reformistas al conjunto de la sociedad. Para referirnos a este punto utilizaremos como fuente dos documentos de la poca, que reflejan de una manera clara y concisa esta idea presente en el espritu del movimiento reformista. El primer documento al cual hare-mos referencia ser la Orden del da del mitin en Buenos Aires del 28 de julio de 1918, que en el punto 4 de sus resoluciones dictamina: "Propiciar la educacin popular como el medio ms eficaz para la elevacin moral del pueblo y la consecucin de la reforma integral".70 En esta frase aparece de manera sinttica y concisa este costado del ideario reformista; una reforma real ser una reforma integral, donde la pretendida elevacin moral deba ser la del pueblo en su conjunto, y no slo la de una casta universitaria aislada.

    El otro documento que pretendemos rescatar es el Manifiesto del Cen-tro de Estudiantes de Derecho (UBA) al inaugurar los cursos de extensin universitaria (Agosto de 1920): "Hasta ahora la universidad, institucin del estado costeada por el pueblo, no ha tenido con ste otro contacto fuera del momento en que paga su impuesto para sostener una enseanza hermtica y excluyente que no reintegra en bienes colectivos; cuntos sacrificios demanda.", en referencia a esta idea de una universidad como institucin aislada y hasta parasitaria res-pecto del conjunto de la poblacin.

    Ya el pueblo no va hacia la universidad, sta () ir hacia el pue-blo procurando llenar su verdadera misin de docencia social. Para ello, los estudiantes de derecho (...) toman sobre s la empresa de corregir este divorcio

    69 Ibid. 70 Orden del Da del mitin en Buenos Aires del 28 de Julio de 1918, en J.C. Portantiero, op.cit., p.138.

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  • anacrnico entre la universidad y el pueblo, disponindose como medida pre-via, a divulgar los conocimientos adquiridos durante largos estudios (...)".71

    Lo que existe es una misin histrica de la universidad, de esta nue-va generacin de la paz, la cual debe responsabilizarse de la misma y em-prender una tarea de docencia social; debe construir, y para ello, ir hacia el pueblo. Ahora bien, este espritu de reforma integral tena sus fuertes limitaciones. Sobre todo en tanto se expresaba mediante la idea de la extensin universitaria. Esta no dejaba de tener cierto carcter filantrpi-co, dnde el universitario se propone llevar el conocimiento hacia quie-nes no lo tienen y elevar clases que muchas veces son reputadas como moralmente inferiores. Explorar las potencialidades y lmites de este con-cepto ameritara un estudio particular.

    En sntesis, sin negar la complejidad de lo tratado, consideramos que en el Manifiesto Liminar estn plasmados elementos que permiten vislumbrar una potencialidad enorme que el movimiento, a posteriori, seguir desarrollando.

    Ha quedado excluido de este trabajo, por razones de espacio, el an-lisis de las etapas que atraves el conflicto universitario de 1918 en Cr-doba. Algunos sealamientos sobre esto pueden encontrarse en otra versin de este mismo artculo.72 Asimismo, un estudio sobre el proceso vivo de la Reforma, con sus significativos y cambiantes episodios, as como la relacin de ste con el entramado discursivo, polticocultural, que describimos aqu, forma parte de otro trabajo.

    Las ideologas y los partidos de la Reforma. La reforma fuera de los claustros

    El ideario reformista de los inicios, con sus complejidades, claroscu-

    ros y contradicciones tendr una proyeccin extrauniversitaria. La re-forma no slo fue un clamor de renovacin pedaggicocultural sino un movimiento continental crtico de la sociedad de su tiempo. Naci con ella una juventud con tendencias americanistas que buscaba superar la dominacin imperialista en el continente y soaba con que el siglo XX

    71 Manifiesto del Centro de Estudiantes de Derecho de la UBA al inaugurar los cursos de extensin universitaria, Agosto de 1920, en J.C. Portantiero, op.cit., pp. 169 170. 72 M. Harrac y M. Ogando, Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Una mirada sobre el significado y los alcances de la Reforma Universitaria, en el CD de las Primeras Jornadas de Estudio y Reflexin sobre El Movimiento Estudiantil Argentino, Buenos Aires, 2006.

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  • sera latinoamericano. En este proceso, la yuxtaposicin inicial de ciertos pensamientos, en la infancia del movimiento reformista, se ir clarifican-do con la delimitacin de distintas vertientes y pensamientos ideolgicos claramente diversos y a veces enfrentados. En este plano no encontra-remos un pensamiento poltico uniforme, sino una mirada de tendencias diversas e incluso conflictivas, que dialogaron y chocaron fuertemente al interior de ese heterogneo movimiento. Aqu no hay una Reforma sino muchas. Continentalmente la reforma iniciada en Crdoba se despleg por Amrica Latina en dos grandes oleadas: primero en Per, Cuba, Chi-le, Colombia, Uruguay y Guatemala; y luego de 1930 en Paraguay, Brasil, Ecuador, Venezuela, Mxico y Bolivia. En cuanto a las causas de esta proyeccin Latinoamericana, Juan Carlos Portantiero remarca que no estamos slo frente a un fenmeno de imitacin sino que detrs de esa expansin continental subyacan estructuras comunes () que expresaban la volun-tad de vastos sectores sociales por conquistar mayor participacin social, poltica y cultural.73

    Ms all de este fondo comn el movimiento estudiantil tomar ca-ractersticas propias en funcin de las realidades nacionales. Su trayecto-ria no ser idntica cuando sus reivindicaciones coincidan con el ascenso de nuevos sectores dominantes que relativamente las favorecen (Como Argentina, Chile o Per en sus inicios) que, cuando por el contrario, se enfrenten a la resistencia intransigente de gobiernos conservadores (Cu-ba, Venezuela, Bolivia o Paraguay).

    De todas formas no pretendemos aqu abordar el desarrollo de las distintas expresiones nacionales o hacer una resea de carcter histrica. Simplemente apuntaremos a describir las tendencias polticas e ideolgi-cas centrales que se desarrollan desde su seno, utilizando una mirada continental. Gregorio Bermann74 llega a distinguir seis tendencias ideo-lgicas de la Reforma. Nosotros aqu trabajaremos centralmente sobre cuatro.

    La renovacin pedaggica

    Comenzaramos marcando una posicin que se observa en el mo-

    vimiento, la cual intent mantener la reivindicacin en un plano estric-

    73 J. C. Portantiero, op. cit., p. 58. 74 G. Bermann (1957): El difcil tiempo nuevo a travs de Deodoro Roca, en Cuadernos Americanos, ao XVI, Mxico, enero.

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  • tamente universitario o educativo. As Osvaldo Loudet, presidente de la FUA, abra el Congreso de 1918 diciendo que ste es un congreso universi-tario () todo es ajeno a l, menos las cuestiones de pedagoga superior.75 Sin em-bargo, si bien hubo quienes pelearon por imponer esta orientacin, su posicin fue francamente minoritaria. An los sectores que hacan eje en la reforma pedaggica y cultural tendern a trascender los lmites de la universidad de una u otra manera. La idea de una extensin universitaria se revelara como central en este planteo, proponindose llevar la Univer-sidad al pueblo, establecer una simbiosis entre la institucin y la sociedad. Referentes de esta corriente de renovacin pedaggica con proyeccin extrauniversitaria, con sus puntos de vista particulares y sus matices pro-pios, podran ser Sal Taborda o el colombiano Germn Arciniegas.76

    La Nueva Generacin

    La llamada teora de la Nueva Generacin fue a la vez un clima de

    poca bastante generalizado y la ideologa por excelencia de la infancia del movimiento reformista. Una porcin importante de sus ms destaca-dos dirigentes fue tributaria de este pensamiento. Ms que un cuerpo terico formalizado este era un conjunto de certezas, creencias y propo-siciones filosficas prescriptivas, asentadas en la profunda decepcin hacia la vieja generacin y en una misin regenerativa de carcter ro-mntico. La vieja generacin era la del 80, la que haba organizado este pas en funcin de la oligarqua. Pero la vieja generacin tambin era Europa y por oposicin Amrica era la expresin de la nueva: el nuevo ciclo de civilizacin que se inicia, cuya sede radicar en Amrica, porque as lo deter-minan factores histricos innegables, exige un cambio total de los valores humanos y una distinta orientacin de las fuerzas espirituales77 que corresponde encar-nar, por supuesto, a las generaciones nacientes. Como ya vimos en el propio Manifiesto Liminar, el espiritualismo romntico, el americanismo y el mesianismo juvenil, fueron algunos de los contornos centrales del

    75 Citado por D. Roca, La nueva generacin americana, en Federacin Universitaria de Buenos Aires, (1959) La Reforma Universitaria 1918 1958, Buenos Aires, p. 35. 76 Ver D. Barrancos (1993), La extensin universitaria, una raz dormida de la Reforma, en Revista Pensamiento Universitario N 1, Buenos Aires, noviembre. 77 Orden del da de la FUC del 23 de junio de 1918, en J. C. Portantiero, op. cit. p. 136.

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  • movimiento, influenciado por el filsofo espaol Ortega y Gasset y la obra literaria del uruguayo Jos Enrique Rod.78

    Esta generacin tambin tuvo sus influencias contemporneas, co-mo la de Jos Ingenieros: Frente a esas fuerzas inmorales del pasado, la espe-ranza de acercarnos a una firme solidaridad, solo puede ser puesta en la nueva genera-cin79 El concepto de generacin no se refiere aqu a una simple suce-sin temporal, a una cohorte de individuos: Por eso interesa saber si el ciclo anterior tiende ya a cerrarse y si ha llegado una nueva generacin argentina, distinta de las otras, no por su edad, sino por el contenido espiritual preado de nuevas reali-dades futuras.80 Por lo mismo las comparaciones con la llamada genera-cin del 1837 o la Asociacin de Mayo (Echeverra, Alberdi, Gutirrez) estaban a la orden del da, por supuesto que en oposicin a la generacin del 80.81

    Ortega y Gasset consideraba a la generacin como un cuerpo social ntegro, con una minora selecta y su muchedumbre que ha sido lanzada sobre el mbito de la existencia con una trayectoria vital determinada () y sealaba, como para dejar explicitado lo radical de su pensamiento en este punto: El reaccionario y el revolucionario del siglo XIX son mucho ms afines entre s que cualquiera de ellos con cualquiera de nosotros.82

    La llamada nueva generacin tena una heterogeneidad notoria. Supo abarcar desde un ala derecha, francamente conservadora, que amalgam su antipositivismo y anticosmopolitismo a la recuperacin de los valores tradicionales, hasta vertientes tributarias de un socialismo de cuo romntico y utopista. A pesar de la heterogeneidad de esta corrien-te, tal vez Julio V. Gonzles fue uno de sus ms caractersticos exponen-tes. En l podemos apreciar un pensamiento contradictorio, socialista y romntico, que quiz por esa pluralidad, es paradigmtico de aquel mo-vimiento reformista, a la vez hijo y enemigo de su tiempo.83 Gonzlez 78 Por eso la definicin como arielistas de algunos de sus intelectuales ms destacados. El libro de Rod es la historia del enfrentamiento entre los apetitos egostas y crudamen-te materialistas de Caliban y el espiritualismo romntico, puro e idealista del Ariel. Uno es la civilizacin occidental y sus valores mercantiles, el otro la nueva humanidad redimida dispuesta a recomenzar en Amrica. 79 J. Ingenieros (1987) Las fuerzas morales. Buenos Aires, p. 166. 80 R. Rojas (1924) Renovacin rgano de la Unin Latinoamericana, Bs. As., mayo. 81 J. Tern (1924) Al servicio de la novsima generacin de la Amrica Espaola, Buenos Aires. 82 J. Ortega y Gasset (1956) El tema de nuestro tiempo, Madrid, pp. 6 y 7. 83 Deca Gonzlez: Venimos a cerrar un ciclo, a liquidar hombre y hechos de una poca, a proclamar la extincin de una generacin que ha cumplido su labor () A la inversa de la generacin del 80, no venimos a desarrollar una labor de inspiracin personal, sino a

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  • evitaba los tpicos tributarios del idealismo alemn de Ortega y parte de la joven generacin y prefera referencias ms contemporneas, como las resultantes de la guerra, la revolucin rusa y el ascenso del radicalismo en Argentina.

    En la relacin con las clases subalternas, la solidaridad social de los exponentes de la nueva generacin borde recurrentemente el mesianis-mo: eran ellos, los jvenes de la nueva generacin, los destinados para elevar moralmente a las clases inferiores, que as podran romper con su yugo. As, buscaron analizar toda la sociedad a partir del esquema de las generaciones:

    Cmo se explica esta vinculacin entre el proletariado, que obedece a intereses econmicos y de clase, con los revolucionarios estudiantiles que per-tenecan a una distinta y que enarbolaban vagos principios idealistas? Se explica () porque ambos sufran el dolor de la orfandad () Sintindose as solos los jvenes de la nueva generacin y los proletarios de todas las gene-raciones, natural era que se uniesen y se sintiesen identificados en una lucha que deba ser forzosamente por ideales comunes84

    Esos ideales comunes seran barrer con las oligarquas, descubrir las mentiras sociales, concluir con los privilegios, extirpar los dogmas religiosos, realizar ideales americanos de renovacin social.85 El romanticismo de este pensamien-to estar fuertemente referenciado en escritores e intelectuales de la lla-mada generacin del 900 como Ingenieros, Ugarte o Vasconcelos y en la de la generacin anterior, la de Rubn Daro, Gonzlez Prada, Varona, Carrillo o el propio Jos Mart.

    Es interesante sealar, para mostrar el carcter epocal que tena este pensamiento, que el mismo ejerci cierta influencia en autores de refe-rencia marxista. El propio Jos Carlos Maritegui, que como ms adelan-te veremos polemizar fuertemente con el mesianismo de la nueva gene-racin, no parece estar totalmente al margen de ese clima. Dice en fecha tan avanzada como 1928: Las universidades acaparadas intelectual y material-mente por una casta desprovista de impulso creador no podan aspirar siquiera a una funcin ms alta de formacin y seleccin de capacidades. Su burocratizacin las conduca, de un modo fatal, a su empobrecimiento espiritual y cientfico.86 Reapare-ce una vez ms la idea de la burocracia contrapuesta al crecimiento espi-

    interpretar las necesidades, aspiraciones y sentimientos colectivos () de una conciencia nacional en formacin en G. Bermann, op. cit. p. 193. 84 Julio V. Gonzlez (1945) La universidad, teora y accin de la reforma, Buenos Aires, p. 119. 85 Ibid.,