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IV Encuentro Nacional de DocentesUniversitarios Católicos - ENDUC IV
"Universidad y Nación. Camino al bicentenario."Realizando la verdad en el amor (Ef. 4,15). 18, 19 y 20 de mayo de 2007. Santa Fe, Argentina.
REFLEXIONES SOBRE UN PROGRAMA PARA EL MEJORAMIENTO DE LA
EDUCACION EN LAS CIENCIAS DE LA NATURALEZA
Alejandro Jorge Arvia
Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales
El objetivo de la presente exposición es traer a este ámbito algunas reflexiones personales sobre la problemática de
la enseñanza de las ciencias en los ambientes educativos, partiendo de la presentación del programa que ha puesto
en marcha la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales a partir del año 2005. Describiremos, en
consecuencia y a continuación el mismo mostrando las acciones previstas con la participación de profesores de
universidades e investigadores de las áreas de las Ciencias de la Naturaleza y, a posteriori, expondré ciertos
puntos de reflexión, algunos de los cuales van más allá del origen e implementación del programa de la Academia,
pero que podrían resultar de interés para la comunidad de educadores aquí presentes.
Pasemos pues a mostrar el programa que la Academia está desarrollando para el mejoramiento de la educación en
ciencias, haciendo referencia previamente a las ideas que lo sustentan.
1. PRIMERA PARTE
1. Ideas que sustentan el programa
El conocimiento de las ciencias de la naturaleza, que abreviaremos como “Las Ciencias”, juegan un papel de
creciente importancia en la sociedad. Este conocimiento brinda una base indispensable para impartir una
formación integral a varones y mujeres que le permita desempeñarse como ciudadanos capaces de entender los
problemas fundamentales del hombre y su entorno; incluyendo las bondades y también los perjuicios posibles de
la aplicación de nuevos conocimientos y desarrollos tecnológicos sobre: los individuos, la sociedad y el ambiente;
pudiendo de esta manera, ejercer, mediante su conducta, acciones de control, de prevención y de solidaridad.
La experiencia nacional e internacional en la enseñanza de Las Ciencias indica un déficit educacional preocupante
en todos los niveles de la sociedad. La enseñanza de la interpretación científica de hechos cotidianos requiere de
educadores con una base sólida y actualizada en las ciencias, en el manejo de una metodología de la enseñanza con
flexibilidad frente a los educandos, y del acompañamiento de elementos humanísticos y estéticos como elementos
insoslayables en la integración de los conocimientos.
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La falta de familiaridad de educadores y educandos con la íntima relación existente entre la realidad cotidiana y el
conocimiento científico que la intenta explicar es considerable en todos los niveles, debido, en gran medida, a las
escasas posibilidades que han tenido los educadores durante su formación profesional de hacer ciencia con sus
manos. En todas las disciplinas el docente necesita del conocimiento de las ciencias a través del manejo de la
experimentación para actuar con confianza y poder superar actitudes renuentes del educando.
En la experimentación científica se aprende a observar, medir, manejar datos, aportar el ingenio de cada uno para
descubrir a través de este proceso los secretos de la naturaleza y poder explicárselos a otro. En este punto el
desarrollo del pensamiento y la experientación en las ciencias, a nivel elemental, se integra con la lectura, la
redacción y la matemática. Este trabajo intelectual, como cualquier otro, exige dedicación, esfuerzo,
concentración. Crear hábito en el educando en esta dirección es de importancia fundamental para su desempeño
futuro.
2. 2. El programa en desarrollo. Proyecciones
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2. SEGUNDA PARTE(algunas reflexiones)
2. 1. La educación en nuestro tiempo
Todo ser humano, como individuo, desea alcanzar algún grado de felicidad viviendo en armonía consigo mismo y
con el medio natural y cultural, realizándose como persona útil a través de un trabajo creativo, contribuyendo
asimismo al bienestar del conjunto social. La sociedad, a su vez, deberá motivar y promover el desarrollo integral
del hombre asegurando su libertad para la búsqueda de las respuestas a las preguntas fundamentales sobre su
origen y su destino.
Educar para hacer que los seres humanos sean felices es el gran desafio de la humanidad. La educación implica
conocimiento de uno mismo y del otro, tanto del que está cerca como del que está lejos. Esto conlleva la
realización de la persona, apreciando el progreso en todas sus facetas, sentiéndose partícipe de la aventura del
hombre sobre el planeta, comprendiendo al mundo que lo rodea con sus alegrías y sus torpezas, para así apreciar la
historia y sus actores sin desmedro de su propia contribución a ella, vislumbrando un futuro mejor, con libertad
para amar, para pensar, para expresar ideas y creencias, para establecer un patrón ético y una escala de valores,
para relacionarse respetuosamente con quienes piensan diferente. Así, la educación tendrá como meta la sabiduría.
Educar con libertad y en la responsabilidad que implica ser libres no es sencillo, pero es apasionante. Es una
interacción dentro de la sociedad en la cual coexisten sentimientos y racionalidad. Es una tarea que conjuga lo
individual y lo colectivo, el individualismo y la solidaridad, en un equilibrio armonioso y dinámico. Por tanto, la
enseñanza y el aprendizaje de las ciencias de la naturaleza contempladas desde el marco de una educación integral
excede los objetivos de la instrucción como simple elemento de información.
La educación tiene como fin el desarrollo de la persona hasta su realización integral introduciéndola en la realidad
total. La realidad es para la educación lo que la meta representa para el camino. En este recorrido lo más difícil
para el hombre es mantener la capacidad de ver sin engañarse, porque ver significa la posibilidad de cambio.
Entre los derechos universales del hombre se incluye una educación básica accesible a todos sin distinciones como
hito fundamental para asegurar la libertad, la dignidad y la igualdad de las personas. Lamentablemente, está
todavía lejos hacer que todos los hombres puedan vivir en paz, respetando su libertad, sin discriminación, es decir,
en un mundo enmarcado por el amor fraterno.
Desde el punto de vista del progreso y bienestar social, la educación procurará la formación de un pueblo pensante
capaz de acceder a ser no solo a parecer. El ser se puede lograr únicamente a través de la cultura y el desarrollo
cultural de la persona se alimenta de la educación.
Vale entonces la pregunta del
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2.2. ¿Por qué la enseñanza de Las Ciencias?
Las Ciencias juegan un rol importante en la sociedad de nuestro tiempo y, por ende, en nuestra cultura. Desde
muchos siglos atrás, el aprendizaje de las ciencias despierta la curiosidad, desarrolla el intelecto en la búsqueda de
respuestas a las preguntas sobre nuestro origen y destino, ayuda a descubrir la capacidad creativa de niños y
jóvenes, genera y promueve el espíritu crítico y el cuestionamiento sensato en el educando hurgando en la realidad
compleja, afianza el derecho del hombre a pensar con libertad, lo hace humilde frente a lo desconocido, y lo
dispone al servicio del otro.
Se vive un tiempo fascinante dominado por el fruto de las investigaciones científicas y de los avances
tecnológicos. Se anuncian descubrimientos: desde las partículas subatómicas hasta las galaxias; del origen y
expansión del universo; de la naturaleza de la materia oscura; de la relación entre la mente y el cerebro, del origen
y el desarrollo de la vida. El progreso de la tecnología está estrechamente ligado con el avance de la ciencia.
El trabajo, el ocio, la salud, las comunicaciones, etc. se benefician constantemente de los extraordinarios
desarrollos de la ciencia y de la tecnología. Sin embargo, en en ciertas ocasiones estos desarrollos exigen un
elevado precio pues pueden generar amenazas para la vida, la salud, la libertad y la privacidad de las personas, la
limpidez y sustentabilidad del medio.
Las situaciones beneficiosas o perjudiciales que resulten del uso que de las ciencias hace el hombre, dependerán de
que su nivel de cultura sea el indispensable para poder efectuar una correcta evaluación de los avances de Las
Ciencias y sus consecuencias a través de las correspondientes alternativas éticas. Esto reafirma la necesidad del
conocimiento científico y, por ende, la relevancia de la enseñanza de las ciencias.
En ciencia todo es perfectible, ningún avance de las ciencias es definitivo. En este axioma reside el adelanto de la
ciencia. Ignorar estos atributos genera dudas sobre el destino de un país en el cual se pueda pretender dirigir el
conocimiento científico sobre la base de predicciones, las que probablemente no provengan de los que trabajan en
las ciencias sino de administradores de turno.
Para una sociedad centrada en lo económico – baste decir que hoy se escucha hablar de enseñanza sometida al
“patrón costo/beneficio”, de escuelas y de universidades donde el educando es considerado como un “cliente”,
etc.- lo expuesto antes aparece como un “navegar contra la corriente”. En efecto, hoy los beneficios prioritarios de
las ciencias se relacionan frecuentemente con el valor económico, supuesto o real, del producto. Focalizar las
ciencias en esta dirección es olvidarse de los objetivos profundos que les dan valor, objetivos que en los últimos
decenios se han ido tergiversando progresivamente, como consecuencia de arraigarse el de la aplicación de los
conocimientos como el fin de las ciencias. Así valor se ha ido confundiendo con precio, mercantilismo que
implica la degradación de la ciencia desmereciendo atributos fundamentales de la investigación científica: la
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libertad y responsabilidad del docente-investigador, la calidad de su trabajo científico, la importancia de la
espontaneidad y de lo imprevisto en la labor creativa.
2.3. La capacitación de la comunidad educativa Veamos ahora de qué manera influye lo antedicho en la comunidad educativa. Un aspecto crítico del proceso
educativo reside en la capacitación del docente en contenido y en metodología, donde el razonamiento y la
actualización y equilibrio de temas en cada disciplina sirvan para establecer una relación docente-educando
efectiva. Para que esto ocurra el docente debe sentirse apoyado y apreciado por la consideración y la valoración
positiva que la sociedad tenga de su trabajo. Desde luego, esto no puede ser materia de legislación directa, sino la
consecuencia de las acciones que se desprendan del convencimiento de la sociedad acerca de la necesidad de una
educación de calidad, con docentes actualizados en su disciplina, de dedicación adecuada para asegurar eficiencia
y evitar dispersión en sus tareas; de disponer de los medios para una labor docente responsable, y de la
participación comprometida de la familia en el proceso educativo. Cualquier legislación debe asegurar la igualdad
de oportunidades de una enseñanza básica para todos, sin discriminación, no obstante respetando las
peculariedades que se dan en los diferentes lugares de un país extenso como el nuestro.
2.4. El método experimental
En la capacitación de la comunidad educativa, el método experimental juega un papel importante para alcanzar los
objetivos de la enseñanza de las ciencias de la naturaleza.
El método experimental se inició a mediados del siglo XII con Roger Bacon (1214-1294) y Alberto Magno (1225-
1274) y quedó consagrado definitivamente por Galileo Galilei (1564-1642) con sus palabras: “Basta con le parole,
passiamo alle formule matematiche”. “La Ragioni non basta. É necesario fare esperimenti e accertarsi che i
resultati di questi experimenti siano riproducibili”.
Galilei realizó experimentos que constituyen una introducción a la ciencia experimental con diversos sistemas.
Entre ellos, la experimentación sobre el movimiento de los cuerpos rígidos se realizaron empleando tablas de
madera, cordeles, piedras, reglas graduadas y el latido de su corazón como medida del tiempo. De estos
experimentos resultan datos cuantificables, es decir, ajustables a leyes matemáticas, de las cuales surgieron las
leyes fundamentales de la Mecánica. En la experimentación galileana se aprender a observar, esto es, a concentrar
la atención en un determinado objeto (“anti-zapping”); se aprender a medir, lo que implica el manejo de números
(matemática); se integra el conocimiento (observar y medir vale para el estudio de cualquier fenómenos de la
naturaleza). El aplicación del método galileano exige trabajo personal con la mente y con las manos de ambos el
educador y el educando.
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El método galileano exige educadores que conozcan la ciencia no sólo por la lectura de un libro sino por haberla
aprendido y aprehendido realizando experimentación con su manos. Así el docente adquiere seguridad y supera el
temor al fracaso. Lamentablemente, en la formación del docente y en su posterior actualización se han priorizado
aspectos metodológicos de la enseñanza de la ciencia, relegando los contenidos científicos. Cualquier propósito
para equilibrar esta diferencia será beneficioso para todo el sistema educativo. Las verdades de la ciencia perduran
más que las de las metodologías de la enseñanza. Las verdades de la ciencia son impersonales, mientras que el
impacto de la metodología depende de los atributos del educando y del educador. Precisamente, en la habilidad del
docente está descubrir la mejor faceta de captación del conociniento para cada educando.
2.5. La relación educador/educando y la enseñanza de las Ciencias
El sistema educativo es complejo y en él intervienen un gran número de actores. Por tanto, como tal, las
consecuencias de las acciones que se ejerzan sobre el sistema y las reacciones de éste, adolecerán de un cierto
grado de incertidumbre que debe ser considerado a priori, para no crear falsas expectativas. Con esta limitación, se
puede indicar un conjunto coherente de acciones concretas para tener en cuenta en la enseñanza de las ciencias.
El desarrollo de la ciencia moderna desde la Ilustración estuvo asociado con un conjunto de valores humanos
como la libertad de pensamiento, la discusión crítica, la aceptación de las demostraciones racionales, la
importancia del hecho experimental controlado y, más modernamente, la aceptación de los propios límites de este
enfoque del conocimiento. Sin embargo, este lineamiento no resulta el más frecuentemente seguido. En efecto, la
práctica de la enseñanza de la ciencia se ha convertido, en la mayoría de los casos, sólo en la transmisión de un
encadenamiento de principios y leyes rutinario, lineal, y casi totalmente desprovisto de encanto y de valores
humanos. Una manera de superar esta situación es incrementando el tiempo dedicado a la experimentación real de
la ciencia. Está demostrado que esto puede hacerse en forma provechosa con muy poco presupuesto, pero con
ingenio y voluntad empleando elementos y materiales sencillos de uso cotidiano.
Por otro lado, el rápido avance de las ciencias exige una revisión periódica crítica de los contenidos requeridos
para cada nivel y para cada disciplina, con el objetivo de seleccionar el conjunto de conocimientos que ofrezca una
visión actualizada, evitando que resulte agobiante para el educando, descartando la utopía de la enseñanza sin
trabajo, sin sacrificio.
En la educación, entendida como una “introducción a la totalidad del conocimiento”, la enseñanza de las ciencias
debe servir como práctica y motivación para establecer conexiones entre diversos aspectos del conocimiento
humano, que, por conveniencia didáctica, se presentan fragmentados.
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Esta fragmentación de la enseñanza es mayor si se consideran las disciplinas humanísticas y las científicas. Es
importante entonces, promover el enfoque de temas desde los dos ángulos relacionando los desarrollos de la
ciencia con aspectos humanos, históricos, geográficos, artísticos y filosóficos.
Por otra parte, escribir, describir y calcular, cuando se hace en el contexto de una experiencia científica puede
generar más interés en el educando que el mero entrenamiento directo en la escritura y la matemática, sin alguna
motivación. La enseñanza de la ciencia se potencia a través de la redacción habitual de informes por parte del
educando describiendo hechos observados.
El mejoramiento y la actualización científica de los educadores, entendida como una “familiaridad con el
pensamiento racional, la experimentación y el análisis de sus resultados”, ayudará a evitar en los educandos la
memorización de leyes y principios y la práctica rutinaria de la matemática.
También se ha experimentado que una manera efectiva de disminuir los niveles de violencia y agresividad en el
aula, consiste en motivar a los educandos con una enseñanza de calidad actualizada y “atrapante”, promoviendo el
diálogo con los estudiantes y entre ellos mismos, y una estrecha comunicación entre todos los integrantes del
sector educativo.
La comunidad científica tiene una fuerza muy especial como resultado de la comunicación entre sus integrantes.
Esta lección proyectada hacia la comunidad educativa ayuda a combatir la ignorancia, la improvisación de
gobernantes y gobernados, inserta actitudes y conductas que podrían remediar problemas cotidianos de
comportamiento individual y social aparentemente crónicos de nuestra sociedad, tales como el grado de
negligencia en el manejo de elementos de uso doméstico, en la agresión del medio, en el respeto por las normas
que hacen a la seguridad personal y social. La educación, enseña entonces el valor de las reglas de convivencia,
frecuentemente violadas desde los primeros años aún en la propia escuela. Por consiguiente, en el marco descripto
la incorporación de la familia y de la comunidad al proceso educativo es insoslayable.
2. 6. Las verdades científicas
Después de conocer el pensamiento de Galileo, reflexionemos sobre las verdades en Las Ciencias. En la
investigación, estudio y enseñanza de Las Ciencias aparecen verdades que aportan Las Ciencias. La pregunta es
cómo se compatibilizan éstas verdades de Las Ciencias con “la Verdad”? En los Discorsi Galilei, reflexiona sobre
las “verdades” de la ciencia y las ordena en diferentes niveles de credibilidad tomando como referencias la
reproducibilidad de los experimentos y su rigurosidad matemática.
El criterio de primer nivel de credibilidad se ajusta estrictamente a las dos referencias mencionadas. Lo cumplen
las leyes de la Mecánica. Quién no crea que en el movimiento de un cuerpo la fuerza es proporcional a la
aceleración, puede repetir los experimentos de Galilei y encontrará siempre la misma respuesta.
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El segundo nivel de credibilidad abarca aquellos fenómenos que el hombre no puede controlar directamente como
ocurre, por ejemplo, en la Astrofísica. El cielo es un laboratorio que excede el alcance del hombre: limita su
intervención. Se pueden interpretar las observaciones y sacar conclusiones sobre cuando y cómo nacen y mueren
las estrellas; o predecir la química de la evolución estelar estudiando estrellas pulsantes en base a modelos. Estos
experimentos no se puedan repetir a voluntad
El tercer nivel de credibilidad comprende los resultados de hechos únicos. Por ejemplo aquéllos sobre los cuales se
basan las teorías sobre el origen del universo y las de la evolución biológica y cultural de la especie humana. El
desconocimiento de eslabones en la cadena evolutiva y la imposibilidad de la intervención directa del hombre en
la experimentación de estos hechos limitan los resultados disponibles y su valor. Pero estas verdades también son
importantes generadoras de discusiones y renovadas interpretaciones, y esto forma parte del propio desarrollo del
conocimiento científico.
Apreciar los límites de las “verdades científicas” es una manera de reconocer nuestra ignorancia frente a lo
desconocido y de mantener vivo el espíritu crítico frente a la razón; de ninguna manera desmerece el valor del
estudio de las ciencias de la naturaleza.
2. 7. Creación y evolución.
Al referirnos a las verdades de Las Ciencias, es oportuno reflexionar sobre los conceptos de creación y evolución.
Benedicto XVI, en su reciente libro In Principio Dio creó il Cielo e la Terra. Reflessioni sulla Creazione e il
Pecatto, partiendo de los textos Génesis 1, 26-27 y 2, 4-9 que se refieren a la creación del hombre a partir de la
tierra y al sopló de vida de Dios sobre el cuerpo modelado, nos dice, que entra en el mundo una realidad divina: el
hombre creado a imagen y semejanza de Dios. Cada hombre se constituye en un único proyecto de Dios y “se
establece así el principio de inviolabilidad de la dignidad de la persona humana”. En relación con las ciencias nos
preguntamos ¿cómo enfrenta el mundo de la ciencia y de la técnica la dignidad moral que encierra este principio?.
La idea de certeza que emana de los avances impresionantes de la ciencia y de la técnica ha liberado en cierto
modo al hombre de la angustia y de la superstición. Le ha conferido un grado de poder sobre el mundo: “creced y
multiplicaos y dominad la tierra”. Lo tienta a soslayar lo moral y lo sacro a costa de la realidad auténtica del
hombre. Se produce una ruptura entre la razón de las ciencias y la razón moral-religiosa. Esta última confiere a las
ciencias naturales y a la técnica su propia dignidad, impide la pérdida de la libertad moral del hombre, asegura su
semejanza con Dios, referencia fundamental en la dinámica del hombre: su capacidad de relación y de orientarse
completamente al otro. El hombre es un ser de la palabra y del amor que se dona generosamente. Su creación
aparece como un proyecto provisorio de Dios que en Cristo deviene en el del hombre definitivo.
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Esta descripción tomada del texto de Su Santidad, demuestra la complementariedad entre creación y evolución. La
narración bíblica del polvo de la tierra y del aliento de Dios dice qué cosa es el hombre, no se refiere a como tuvo
origen el hombre. Ilustra lo más íntimo: el diseño que está dentro del hombre.
En cambio la evolución busca individualizar y describir los procesos biológicos. En ella no se arriesga una
explicación del proyecto “hombre”, ni sus consecuencia internas, ni su esencia. Por consigiente, estamos frente a
dos cuestiones complementarias. Como señala Su Santidad, “la fórmula exacta es creación y evolución, porque
las dos responden a dos preguntas distintas”.
Uno de los beneficios de hallar una consonancia entre el discurso religioso y el cientifico es regresar al
compromiso clásico de la creatio ex nihilo y la creatio continua. Actualmente tiene sentido considerar al tiempo
cero asociado con la aparición del universo juntamente con el espacio-tiempo continuo en el cual se hacen
observaciones y se interpretan hechos.
En el campo de las ciencias, I. Prigogine da un significado nuevo a la idea de creación continua considerando la
segunda ley de la termodinámica en sistemas alejados del equilibrio con la irreversibilidad del tiempo y la creación
de orden a partir del caos, consecuencia de inestabilidades. La entropía cósmica se complementa así con la
creatividad local. En este nivel constructivo del tiempo, al nivel local aparecen nuevos hechos que generan
estructuras de la realidad que no se pueden reducir “a” ni pueden estar determinadas “por” materia pre-existente.
La conservación de la energía del cosmos es entonces consecuencia de aquellos hechos que producen nuevas
estructuras.
Por su parte el teólogo T. Peters considera que la experiencia de Dios que hace algo nuevo es la razón principal
para defender el concepto de creatio ex nihilo junto con el de creatio continua. Los profetas del Antiguo
Testamento anunciaron que Dios haría algo nuevo en Israel. En el Nuevo Testamento Dios hace algo nuevo para el
cosmos: Jesús en la Pascua de Resurrección establece una nueva creación. Solamente el acto inicial de la creación
por Dios no dependió de actos precedentes. Hablar de creación de la nada es la manera de enfatizar este punto.
La actividad creadora de Dios sigue en el curso total de hechos históricos y naturales en que las cosas nuevas
ocurren todos los dias, aunque este curso está ligado a un futuro finito.
2. 8. Las Ciencias, la Filosofía y la Teología
Las ciencias de la naturaleza no puede soslayar los aspectos que se orientan hacia los dominios del saber
relacionados con la filosofía y la teología. La Iglesia estimula hoy la relación entre la ciencia y la religión, como lo
expresaba Juan Pablo II en su Mensaje del 1 de Junio de 1988 con motivo de los 300 años de la publicación del
libro Philosophia Naturalis Principia Mathematica de Isaac Newton. Dice el documento: “La teología ha sido
definida como un esfuerzo de la fe por lograr la comprensión, como fides quaerens intellectum (la fe que busca
entender). En cuanto tal debe mantener en la actualidad un intercambio vital con la ciencia, así como lo ha tenido
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siempre con la filosofía y otras modalidades del saber. La teología teniendo su preocupación primera en lo
referente a la persona humana, la libertad, las posibilidades de la comunidad cristiana, la naturaleza de la fe y la
inteligibilidad de la naturaleza y de la historia, deberá siempre, de algún modo solicitar los resultados de la ciencia.
La vitalidad y el significado de la teología para la humanidad se reflejará profundamente en su habilidad por
incorporar estos resultados.”
En base al magisterio de Agustín, Su Santidad Benedicto XVI nos señala el camino: “primero unámosnos a Él por
medio de la Fe para luego vivificarnos por medio de la inteligencia, porque hemos creído para poder conocer. Si
hubiésemos deseado conocer antes de creer, no habríamos logrado ni conocer ni creer. La Fe no debe ser
consecuencia de una serie de vínculos sino que cada vínculo puede ser superado o comprendido a través de la Fe”.
2. 9. Las Ciencias y las Artes
También las Ciencias se manifiestan en las Artes y viceversa. Un hermoso ejemplo que relaciona las ciencias y el
arte se encuentra en la matemática, disciplina cuyo aprendizaje es tradicionalmente poco permeable para muchos
educandos. El matemático Du Sautoy cuenta que siempre le surge un cierto temor mezclado con placer cuando
alguien descubre que es matemático, pues la respuesta del curioso se refiere a sus pésimas calificaciones en
matemática. Los matemáticos y los científicos, en general. son una raza con una cierta incomprensión social.
Muchos sistemas educativos no han logrado demostrar otra cara de las ciencias que no sea la de desarrollar
ejercicios en clase carentes de motivación. Por ejemplo, si a los alumnos de música se les enseñase a hacer sonar
un instrumento musical limitándose a las escalas y arpegios, sin hacerles sentir un poco la magnífica música a que
podrían aspirar a producir o componer, la mayor parte de ellos conservaría el recuerdo amargo de la tortura que
hubiera sido aprender música.
También los alumnos merecen conocer el placer estético de la ciencia que los creadores – artesanos, científicos,
docentes, humanistas, religiosos - que tienen la fortuna de gozar y compartir cada día en sus trabajos. La belleza y
el encanto de estos trabajos, que es comparable a la de las llamadas obras de arte, se descubrirán a través de las
capacidades personales y de la vocación puesta de manifiesto por el educando a través de un proceso educativo
estimulante y generoso promovido por el educador.
Los ejemplos que vinculan las ciencias y arte son numerosos. En matemática, su relación con la música, y los
ingeniosos y estupendos razonamientos matemáticos simples que hacen exclamar ¡qué belleza!. En la física, la
química y la biología el desarrollo de las formas en los crecimientos de fases materiales, la autoorganización de la
materia, etc. En fin, la estética aparece en los temas centrales de la aventura científica. La ciencia es como una
sinfonía inconclusa, siempre faltan partes importantes de la música. Para el que hace y enseña las ciencias, su
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belleza está en una materia que vive y está en continua evolución. Todo esto se puede integrar estudiando las
ideas, los acontecimientos y las personas que forman parte de la verdadera historia de las ciencias.
2. 10. Hacia la integración de las ciencias de la naturaleza.
El desenvolvimiento del conocimiento en el siglo XX rebasó las expectativas de las ciencias clásicas. La
revolución científica contemporánea que se inició con la teoría cuántica y la teoría de la relatividad, continuando
con el advenimiento de nuevas cosmologías y el descubrimiento de la estructura del ADN, hasta las expectativas
actuales en biotecnología, ha permitido una mayor comprensión de la complejidad de la naturaleza. Se ha
privilegiado la conceptualización teórica, se ha incorporado al sujeto cognoscente como parte del proceso que
lleva a la definición de lo “científico”. Por otra parte, se ha problematizado el saber científico preguntándose
acerca de los límites, insalvables acaso, de la ciencia; del significado de la incertidumbre; del origen del universo,
de la vida y de la especie humana. El planteamiento de estas cuestiones lleva a que el desarrollo en distintos
campos de pensamiento tienda hoy hacia la búsqueda de un esquema integral del conocimiento.
El universo y el conjunto de sistemas inorgánicos, orgánicos y biológicos que lo forman son sistemas complejos.
Sus propiedades resultan del número grande de constituyentes que los forman (partículas elementales, átomos,
iones, moléculas).
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Las mutualidad de las interacciones de las partes hacen al comportamiento del conjunto en cuanto a la capacidad
de auto-organización y de reconocimiento molecular de cada sistema. En base a esto se han propuestos algunos
esquemas que ordenan las ciencias de la naturaleza en dos polos: ciencias de la vida y ciencia de los materiales
como se muestra en la figura que se proyecta, debido a H. Ringsdorf. En la parte interna, rodeando el centro que
representa a los sistemas funcionales supramoleculares, se distribuyen cristales líquidos, monocapas y multicapas
moleculares, micelas, liposomas, células animales y vegetales, enzimas, proteinas cristalizadas, acoplamientos
“cerradura-llave”, superficies sólidas modificados, etc. Esta representación de los sistemas reales desdibuja la
división de la ciencias en las disciplinas tradicionales. Es consecuente con el hecho que las fuerzas de interacción
entre los constituyentes de la materia son de naturaleza electromagnéticas. Se trabaja en la búsqueda de una
correspondencia de todas las fuerzas que actúan en el universo.
La integración del conocimiento aparece también en disciplinas aparentemente poco vinculadas como la economía
(variaciones en la Bolsa de Valores) o la meteorología (comportamiento del clima). Para ambas las predicciones
son útiles en un intervalo limitado puesto que dependen de cambios cuantitativos que no fueron o no pueden ser
previstos inicialmente. Esto se debe, principalmente, a limitaciones en nuestro conocimiento de los fenómenos
aleatorios (caóticos) que determinan el rango de estabilidad de estos sistemas complejos especialmente en
condiciones alejadas del equilibrio. La matemática de los fenómenos aleatorios que se hallan en la dinámica de
los sistemas materiales es universal. A través de ella se podrá seguir avanzando en la búsqueda de un
conocimiento integral de los fenómenos de la Naturaleza.
2. 11. Fe y razón
La integración del conocimiento tiene como meta la Sabiduría, punto de convergencia de las Ciencias y las
Humanidades. ¿Se encuentran allí la Fe y la Razón?. La tradición judeo-cristiana proyecta al hombre hacia la
Sabiduría, la búsqueda de la Verdad última. En la ciencia el hombre transita un camino con fe y esperanza para
llegar al encuentro con alguna forma de verdad. Estos actos de fe guiados por la razón actúan entonces como
fuerzas impulsoras para enfrentarse con lo desconocido. La Fe, como definición formal, es un estado de
compromiso personal con las preocupaciones últimas que resultan premisas útiles para iluminar el camino de la
comprensión. Significa creer o aceptar ciertas proposiciones sobre la base de una evidencia inadecuada con una
intencionalidad de significado. Entonces, la Fe existirá en todo hombre comprometido honesta y libremente en la
búsqueda de explicaciones a las incógnitas de la realidad. Por ello, los actos de fe se encuentran en las diversas
manifestaciones del hombre abarcando un amplio espectro que va desde su formulación como hipótesis de
cualquier trabajo intelectual creativo hasta la Fe considerada como don gratuito de Dios ligado a la Verdad última.
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San Alberto Magno, sustentándose en San Agustín (354-430), señala que el avance del conocimiento de la
naturaleza está regido por la razón, mientras que el conocimiento último a través de la Fe se realiza por encima de
la razón. El conocimiento de la naturaleza acepta como verdadero las premisas de todas las pruebas, mientras que
en la visión del creyente con la luz de la Fe ésta es la “misma verdad primera que produce el conocimiento”.
Las fuerzas cognitivas que subyacen en la Fe fundamentalmente tienen lugar en la inteligencia afectiva (timor
servilis, temor del Señor) (teología, “ciencia afectiva”). Por ello, a diferencia del saber natural de la razón, lo que
la inteligencia afectiva orienta sobre lo que ha de procurarse y lo que debe evitarse. En consecuencia, no existen
dificultades de competencia entre la Fe y el conocimiento natural de la razón.
2. 12. La enseñanza y la sociedad
La última reflexión. Mi enseñanza primaria tuvo lugar en una escuela de Hermanos Maristas que atendía
especialmente niños con problemas sociales. La elección de la escuela primaria que hicieron mis padres fue
probablemente por razones de cercanía del colegio marista a nuestra vivienda, aunque tengo la sospecha de que mi
padre, huérfano de madre a los pocos meses de nacer, tal vez considerara la conveniencia de que conociera una
realidad del mundo sensiblemente diferente a la de nuestra casa y me educara apreciando el trabajo compartido
con aquellos compañeros. Siempre he estado muy agradecido esta elección de mis padres. Aquella escuela
desapareció hace muchos años. Pero como consecuencia de esta vivencia hoy me pregunto: cómo y quién se
ocupa en este momento de la formación y capacitación de aquellos niños?.
La educación ha dejado de ser prioridad nacional desde muchas décadas!. En ese tiempo, por dudosas razones
económicas, los libros se sustituyeron por apuntes, en gran parte anónimos y de pobre contenido. Se ha ido
instalando en gran parte de nuestra sociedad, sin prisa pero sin pausa, una conjunción de facilismo y demagogia.
Obviamente, el impacto de estos desaguisados golpea más fuertemente en los sectores de la sociedad con menos
recursos y más desprotegidos.
Cualquier intento para revertir la situación planteada demandaría una intensa dedicación de los educadores
comparable, en alguna medida, a la encomendada a los miembros de las órdenes religiosas que se ocupan de niños
y jóvenes huérfanos y desamparados, aunque hoy su presencia se ha reducido apreciablemente y está en franco
retroceso. La pregunta es: quién las reemplaza hoy?. Puede hacerlo una o un educador que es madre o padre
comprometido con su familia? Cabe reconocer que hay docentes que en este aspecto se comportan en forma
heroica, pero su número es insuficiente para enfrentar las necesidades actuales de la sociedad, especialmente
cuando se trata de la periferia de las grandes urbes. La solución de este problema se torna más crítica cuando se
tiene en cuenta que las zonas socialmente deprimidas son las mismas que muestran los más altos índices de
natalidad. Frente a esto: cómo se puede asegurar a estos niños y jóvenes el acceso a la igualdad de oportunidades
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garantizada por nuestras leyes?. Una respuesta, aunque parcial, a la pregunta se podría dar a través de una
coordinación de la enseñanza primaria con las escuelas técnicas facilitanto la salida laboral de los educandos.
Ejemplos de aquellas escuelas fueron las escuelas técnicas e industriales a las cuales auguramos su pronta
reaparición, y las escuelas salesianas que todavía están activas en distintas provincias. Esta reflexión, que es un
desafío para toda la sociedad y especialmente para la Iglesia -¡que somos todos! - cuna de enseñanza por
mandato evangélico, lleva a concluir: cómo se sustentará la democracia en un país si gran parte de su población
no podrá alcanzar un nivel de educación tal que le permita a cada habitante actuar como ciudadano responsable?.
3. Epílogo
En el desempeño del docente ocupado de la enseñanza de las ciencias deberían coexistir los tres saberes, el
científico, el filosófico y el teológico, coexistencia que dará un sentido integral a la vida del hombre en el
escenario del mundo. El encuentro con la verdad temporal comienza por un acto de fe y esperanza por parte del
docente y del científico, y concluye con la entrega de su obra en función de servicio.
El encuentro con la verdad temporal lleva, a través del don gratuito de la Fe, al encuentro libre con la Verdad.
Entonces, la persona se realiza, se proyecta, y se completa el encuentro fraterno con el otro.
Y término: La educación y la cultura son la base para crear conciencia del valor de las ciencias y de sus
aplicaciones. Cuando se extingan las conductas desaprensivas y los gobiernos adopten con responsabilidad
ciudadana políticas de estado favorables con respecto al conocimiento como bien social - de igual acceso a todos,
no de igual diploma a todos! - entonces, la sociedad se convencerá de que el cuidado del medio, por ejemplo, es un
deber moral, habrá lugar para el desarrollo de tecnologías limpias que tomen como referencia al hombre, se
mantendrá el aire respirable, el agua bebible y la tierra fértil. Estaremos así más cerca del significado de la libertad
de la creación, del sentido de la evolución, de la felicidad del hombre en el pensar y en el hacer. Podremos
disfrutar de la naturaleza y de las ventajas del desarrollo tecnológico, sin confundir estas últimas con los valores
del mundo basados en un vértigo economicista y consumista pendiente de novedades intrascendentes. La persona
podrá decir: puesto que conozco, sé, y sabiendo, puedo elegir. Será el encuentro con la libertad comprometida con
el sentido de responsabilidad en el uso del conocimiento científico. El saber se acercará a la Sabiduría, destino del
hombre señalado en la Biblia.
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IV Encuentro Nacional de Docentes Universitarios Cató[email protected] - www.enduc.org.ar
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