iv domingo de adviento

4
HOMILIA DEL IV DOMINGO DE ADVIENTO PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA D. MARIANO CABEZA PERALTA

Upload: parroquia-el-salvador

Post on 10-Mar-2016

221 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

HOMILIA CON MOTIVO DEL IV DOMINGO DE ADVIENTO

TRANSCRIPT

HOMILIA DEL IV DOMINGO DE ADVIENTO

PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA

D. MARIANO CABEZA PERALTA

IV DOMINGO DE ADVIENTO

AÑO A

Va a entrar el Señor el es el rey de la gloria (Sal 23) Con esta antífona del Salmo 23 abrimos el cuarto y último domingo del tiempo de Adviento. Encendemos la última vela de nuestra corona que ya nos anuncia en plena luminaria que la gran luz de Cristo está muy cerca. Último tramo de un camino que hemos recorrido juntos y que desemboca en el tiempo de Navidad. El Viernes 17 comenzamos en la liturgia la “semana santa” previa a la Pascua del Señor encarnado. Las ferias mayores de adviento que tensan la espera del que está a punto de llegar. En este contexto de alegría y esperanza máxima celebramos hoy 18 de Diciembre a la Virgen de la O, o de la Expectación o de la Esperanza.

Ella tuvo un adviento de nueve meses y su bendito y purísimo seno fue el sagrario donde se tejió amorosamente nuestro Señor en la carne, según la promesa que Dios había hecho a Acaz: “la virgen está en cinta y da a luz un hijo”. Según la promesa que Dios había hecho al rey David: de su familia saldría el Mesías. Según la promesa mantenida y alentada por los profetas. Nosotros, Iglesia del Señor, ahora vivimos un adviento duradero porque esperamos con ansia la venida definitiva del Señor al final de los tiempos. Mientras eso llega, la

liturgia nos anima cada año a conmemorar el hecho histórico del nacimiento de Cristo. Mientras ese glorioso día llega, el Señor se queda con nosotros sacramentalmente en la Eucaristía. En el pesebre del altar lo podemos adorar diariamente y encontrarnos con su divina presencia.

En las tres semanas anteriores han ido desfilando distintos

personajes que encarnaban las actitudes del tiempo del adviento y por eso son figura de este tiempo litúrgico. Cerramos la galería de personajes con San José. Qué encontramos en San José. La lucha entre la razón y la fe. Desde la razón no puede admitir lo que ha sucedido, sus miedos, sus sospechas pesan hasta el punto de querer repudiar a María en secreto, porque era un hombre bueno y no quería hacer daño, ni quería venganza, ni justicia humana. En esos planteamientos late el hombre, la carne

sin la luz de la fe. Pero Dios ilumina la razón por la fe, Dios da los argumentos que a la carne y a la razón le faltan: “la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”. Mucho más mérito en San José porque el oráculo lo recibe en sueños. A José le basta la prueba que Dios le da, “la virgen concebirá y dará a luz un hijo”. Fe inquebrantable en la Palabra de Dios. Esperanza inquebrantable en las promesas que Dios hizo al pueblo de Israel y que se cumplen en María. Amor inquebrantable a

Dios, a María, al Niño concebido por obra del Espíritu Santo, y a él mismo porque están cumpliendo con fidelidad el plan que Dios había trazado para salvar al mundo. José comprende que él también es un elegido de Dios, que tiene una misión hermosa y responde desde un razonamiento que hunde su raíz en la fe: “hizo lo que le había mandado el ángel del Señor”. Aprendamos de San José, de la Virgen María, de San Juan Bautista, del profeta Isaías, de San Pablo y todos los que son de Dios. Aprendamos a abrir mente, voluntad y vida a los designios del Señor. Aprendamos a poner nuestra vida al servicio de Dios y de su obra de salvación. Aprendamos a vivir desde la fe, esperanza y caridad. Aprendamos a superar nuestros miedos, dudas, desconfianzas, con la fuerza de la Palabra y presencia de Cristo vivo entre nosotros. Todo esto será un regalo hermoso para nuestro Señor esta Navidad.

Pidámoslo en la oración de cada día de esta semana: “Entra Señor en mi, tu eres el rey y la gloria de mi vida”. Que así sea.