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1 Diciembre 2010 INVESTIGACION Revista del Instituto Universitario Carl Rogers ISABEL I Isabel I, la reina virgen Dos siglos de guerras Aporte a la sociedad: Mujer orgullosa, musa Literaria.

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Revista electronica de la materia de historia de la psicologia realizada por alumnas de 1b dle IUCR

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Diciembre 2010

INVESTIGACION

Revista del Instituto Universitario Carl Rogers

ISABEL I

Isabel I, la reina virgen

Dos siglos de guerras

Aporte a la sociedad:

Mujer orgullosa, musa

Literaria.

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Índice:

1. Introducción

2. Desarrollo

Capítulo I:

2.1 Biografía:

2.1.1 Isabel I, La Reina Virgen

2.1.2 Entre conspiraciones, Isabel es coronada

2.1.3 Su firme propósito, permanecer soltera

2.1.4 Su reinado

2.2 Contexto histórico

2.2.1 Dos siglos de guerras

2.2.2 Conflictos bélicos y religiosos: La Armada Invencible; La Guerra de los Treinta Años

Capítulo II

2.3. Influencia social

2.3.1 Aporte a la sociedad: Mujer orgullosa; Musa literaria

2.3.2 Conocimiento de la sociedad

3. Conclusión

4. Anexo

5. Fuentes de información

5.1 Web

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1. Introducción

Mujeres, las hubo tanto guerreras como científicas, aventureras como políticas, reinas, nobles, intelectuales, astrónomas, escritoras… un trozo de Historia en aquellas que nos precedieron, con la lucha, el amor, el arte, la música, la ciencia. Cabe nombrar a Juana de Arco, Marie Curie, Sor Juana, Frida Kahlo, Madre Teresa de Calcuta.

Luchadoras todas ellas, consiguieron proyectarse más allá de los muros tan estrechos que la sociedad les imponía. Con gran esfuerzo, tenacidad, valentía y perseverancia, lograron superar obstáculos para tener acceso a la educación y a una mínima libertad de movimiento, a desarrollarse como personas y como seres humanos.

Muy pocas llegaron a ser reconocidas en vida por sus méritos, muchas otras no tuvieron tanta suerte y fueron incomprendidas, rechazadas, olvidadas o perseguidas sólo por ser mujeres inteligentes en una sociedad dominada por hombres. Pero aún así, fueron artífices de sus propios destinos, ya sea vestidas como mujer, con indumentaria masculina o tras los hábitos de monja, y todas intentaron dejar su impronta en el

Momento histórico que les tocó vivir. Así lograron ser ellas mismas, y de esa forma inciden en el presente para ayudarnos a construir una humanidad nueva y liberadora.

Hoy, la historia femenina es observada y apreciada en todo el mundo, perfilando a mujeres destacadas, examinando la historia de la opresión femenina y centrándose en el rol de las mujeres tanto en el pasado como en el presente. Es así que durante las ultimas décadas, han logrado ingresar a industrias previamente no disponibles para ellas, y han ganado una nueva prominencia en las industrias que les son más familiares.

De la historia universal, he elegido en particular a Isabel Tudor, ya que de todas las figuras femeninas que dejaron su huella a través del tiempo, la trascendencia de la Reina Virgen es una de las que más ha llamado mi atención; no solo por el éxito de Isabel como figura política sino también a nivel humano, siendo una mujer fuerte que no necesitó de un hombre para lograr semejante imperio; demostrando que no solo ellos pueden dominar, porque ella lo logró con sus características propias de mujer y su mente brillante.

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2. Desarrollo

Capítulo 1

2.1. Biografía:

2.1.1 Isabel I, La Reina Virgen

Reina de Inglaterra e Irlanda, hija de Enrique VIII y Ana Bolena, su segunda esposa, Fue el último miembro de la casa Tudor en ascender al trono de Inglaterra. Nace en Greenwich (Londres) el 7 de septiembre de 1533 y muere el 23 de marzo de 1603.

A los tres años de edad Isabel, perdió a su madre y su rango. Ambos sucesos obrados por su padre que hizo decapitar a su esposa acusada de adultera y declaró bastarda a su propia hija. Pero aún alejada de la corte, tuvo buenos maestros y por su inteligencia natural, adquirió una cultura bastante amplia y una sólida formación clásica de eruditos como Roger Ascham, que ejerció sobre ella una gran influencia.

A los diez años de edad, por obra de Catalina Parr, Isabel retornó a la corte. La reina logró que Enrique hiciera reconocer ante el Parlamento

la legitimidad de Isabel y la de su hermanastra mayor, María.

Durante los últimos años del reinado de su padre, Isabel mantuvo una fuerte unión con el heredero de la corona, Eduardo, quien como ella era luterano, mientras que María era católica. Y entonces, la religión contaba mucho. Tras la muerte de Enrique VIII asumió el trono el príncipe Eduardo VI, de tan sólo diez años, por lo que fue dominado por su tutor y sus favoritos, que gobernaron por él. Murió tempranamente a los dieciséis años.

Después de su muerte, Isabel se convirtió en partidaria de su hermana María, negándose a apoyar la rebelión encabezada por el militar y conspirador inglés, sir Thomas Wyatt. A María, católica devota, le preocupaba el protestantismo de Isabel y la amenaza que suponía como posible heredera al trono. En 1554, Isabel fue encarcelada bajo la falsa acusación de estar implicada en la conspiración de Wyatt. Más tarde fue liberada, aparentando profesar el catolicismo, y recuperó el favor de María.

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2.1.2. Entre conspiraciones, Isabel es coronada

María, la soberana hija de Catalina de Aragón[6], se había casado con su tío Felipe II[7], pero en vano había intentado tener hijos, pese a atribuirse varios embarazos que no fueron sino producto de la histeria y la hidropesía. Muy resentida su salud, murió sin dejar herederos y subió al trono Isabel.

A los veinticinco años comenzó Isabel un reinado que se prolongó durante más de cuatro décadas y durante el cual se sentaron las bases del imperio británico. La corona le fue ceñida en un período pleno de circunstancias adversas para su reino: otros pretendientes al trono conspiraban contra ella; a los grandes enfrentamientos religiosos se sumaba la debilidad económica del Estado; e Inglaterra se hallaba envuelta en una sangrienta guerra con Francia. Isabel se rodeó de consejeros hábiles y sabios, entre los que destacaron sir Francis Walsingham y William Cecil, primer barón de Burghley. En un primer momento, se evaluó la conveniencia de un enlace matrimonial con el viudo Felipe, que fortalecería el papel de ambos países en Europa. Pero la unión fue frustrada porque según informes presentados al rey católico, Isabel tenía algo que la incapacitaba para el

matrimonio, lo que motivó el rechazo español a la proposición inglesa.

2.1.3 Su firme propósito, permanecer soltera

Siempre, el estado civil de Isabel fue objeto de preocupación política, porque no había herederos ingleses al trono. Declaró ante el Parlamento, que era su firme propósito el de permanecer soltera, ya que estaba casada con su reino y que no le faltaban hijos, porque consideraba a todos sus súbditos como tales.

Su declaración no le impidió jugar de forma constante con la idea del matrimonio. Fue acosada por varios pretendientes monárquicos. Sin embargo, otorgó su afecto a una sucesión de favoritos, entre los que destacan Robert Dudley, primer conde de Leicester, sir Walter Raleigh y Robert Devereux, segundo conde de Essex.

2.1.4 Su reinado

Isabel era una verdadera autócrata pero tuvo la inteligencia de saber rodearse de un excelente equipo de consejeros y colaboradores. Aunque todo lo decidiría por sí misma, supo apoyarse en sus ministros. Pero lo que resultó novelesco fue el apoyo que la reina prestó a los piratas, algunos convertidos en corsarios y, los más exitosos, ennoblecidos,

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El primer problema de Isabel como reina fue el religioso. Se convierte al protestantismo inmediatamente después de la muerte de María, y su primer Parlamento tuvo mayoría protestante, y aprobó la legislación religiosa [8] que más tarde se convertiría en la base doctrinal de la Iglesia de Inglaterra. Durante todo el reinado de Isabel I, católicos y puritanos fueron perseguidos.

Bajo su reinado, Inglaterra inició su desarrollo industrial y económico que aumentó después de la derrota de la Armada Invencible española, por lo que Inglaterra llega a ser una gran potencia marítima. Se implementa un nuevo sistema monetario en 1560, que sustituyó a las monedas de plata que se habían desvalorizado considerablemente durante los tres reinados anteriores; los precios se estabilizan y se restablece la confianza en la moneda inglesa. El comercio exterior, se desarrolla siguiendo criterios capitalistas. El gobierno comenzó a regular el comercio y la industria nacional. Se inaugura la Bolsa Real de Londres (1566), y la Cámara de Comercio, que más tarde se convertiría en la Compañía de las Indias Orientales (1600). Detrás de todo esto se encontraba la figura de Isabel I.

Pero el gran problema de Isabel fue su prima católica, María Estuardo,

que solicitó refugio en Inglaterra y fue encarcelada inmediatamente en la Torre de Londres, debido a que los católicos la consideraban la verdadera reina de Inglaterra cuyo trono habría usurpado la entonces soberana, que consideraban que no estaba legitimada para ostentar el trono.

Cuando en 1586 Walsingham, por entonces secretario de Estado, descubrió una intriga para asesinar a Isabel y entronizar a María en su lugar, la reina, que no vacilaba en seguir el método de su padre, la hizo decapitar en la torre londinense.

La ejecución tuvo graves consecuencias. Felipe II de España, viudo de María Tudor, se había visto afectado, durante años, por los ataques de corsarios ingleses a sus posesiones coloniales. Debido a su profundo catolicismo, la muerte de María Estuardo le proporcionó un motivo más para continuar la guerra con Inglaterra, que había dado comienzo en 1585 y se había manifestado abiertamente en Francia, entonces, Felipe II envió una flota para invadir las Islas Británicas en 1588.

Sin embargo, la Armada Invencible, nombre con el que la reconoce la historiografía, sufrió una gran derrota, e Inglaterra pasó a ocupar el lugar de

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España como potencia marítima. Además, con la derrota de la España

católica,

Después de la destrucción de la Armada Invencible española en 1588, quedaron establecidas las condiciones para el dominio inglés de los mares. Este dominio marítimo tuvo una consecuencia muy importante: la flota se podía usar para la guerra pero también para el comercio. Desde entonces la mayor parte de la flota inglesa estuvo compuesta por barcos mercantes adaptados temporalmente para la batalla mediante cañones y que podían volver al comercio una vez terminada la guerra. Además, el costo total de la armada y su mantenimiento era mucho más bajo que el de un ejército permanente.

Ya al final de su reinado la popularidad de Isabel I disminuyó debido a sus grandes gastos y a su abuso del poder real. Igualmente, sus últimos ministros no fueron tan hábiles como Cecil o Walsingham. Sus últimos años se vieron perturbado por una rebelión en Irlanda, encabezada por Hugh O'Neill. Robert Devereux, segundo conde de Essex y favorito de Isabel, comandó, sin éxito, un ejército contra los irlandeses. Cuando regresó a Inglaterra, encabezó una rebelión en contra de la reina y fue ejecutado. Después de su muerte, Isabel quedó desconsolada y pasó los últimos años de su vida triste y sola, después de

haber vivido una época gloriosa, el inicio de lo que iba a ser la Inglaterra moderna.

2.2. Contexto Histórico:

2.2.1 Dos siglos de guerras

Durante los siglos XVI y XVII, Europa se convirtió en un gran campo de batalla. Pero en el desarrollo de esos dos siglos, las guerras se originaron por diferentes motivos. A comienzos del siglo XVI, el más frecuente, era el conflicto entre dinastías que luchaban por el dominio de un mismo territorio. En 1603 Isabel murió sin descendencia y la dinastía Tudor fue reemplazada por la dinastía Estuardo.

Entre 1550 y 1650, el conflicto religioso entre los Estados que apoyaban la reforma protestante y los que luchaban contra ella, se superpuso a las luchas por la ampliación de los territorios. Este conflicto frecuentemente intensificó las rivalidades originadas por otros motivos.

En la segunda mitad del siglo XVII, los conflictos originados por el dominio de mercados y rutas comerciales provocaron enfrentamientos marítimos. Estas disputas se produjeron entre los Estados en los que los grupos burgueses eran más poderosos.

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2.2.2 Conflictos bélicos y religiosos

La Armada Invencible

Hasta 1588, el rey español Felipe II presumió de su flota militar de barcos, que hasta entonces había vencido todas las batallas en las que se vio envuelta. De ahí, que se conociera como la “Armada Invencible”. Sin embargo, en ese año tendrá lugar una penosa campaña de invasión de Inglaterra que terminó con la flota destrozada.

La enemistad entre la España e Inglaterra se remonta a los primeros años del reinado de Isabel I. Hasta entonces, el matrimonio entre Felipe II y la anterior soberana inglesa, María Tudor, favoreció las buenas relaciones entre ambas potencias. Sin embargo, subyacía en todo ello el tema religioso, ya que Isabel profesaba el clero anglicano, a diferencia de su católica antecesora. Pero el verdadero problema inglés para España se hallaba en el mar.

Cuando en la segunda mitad del siglo XVI, Inglaterra participó de las guerras de religión, la monarquía inglesa impulsó la modernización de la flota real equipándola con barcos de guerra muy superiores a los españoles y portugueses.

En 1568, Isabel I decomisó una serie de buques españoles cargados de plata en el Mar Caribe, lo que provocó un primer choque con Felipe

II. A ello, había que añadir las constantes acciones de corsarios británicos en la zona, lo que dificultaba el tráfico de la flota española de Indias. Además, la presencia de los mismos en el Canal de la Mancha impedía a los barcos de la monarquía hispánica llegar a los Países Bajos, por entonces bajo dominio de Felipe II. A pesar de todo ello, en estos primeros momentos Isabel I se comprometió a poner fin a esas acciones.

Sin embargo, un hecho fundamental hará cambiar la opinión de la reina inglesa; la anexión de Portugal por parte de España, en 1580. La toma de Felipe II del trono dejado vacante por el rey don Sebastián provocó la hegemonía española en el Océano Atlántico. Y es que la monarquía hispánica no sólo se hizo con el territorio portugués en la Península, sino también con las posesiones de Ultramar, como el Brasil conquistado.

Esta circunstancia hizo que Isabel firmara en 1585, una alianza con los Países Bajos, a favor del movimiento de independencia de las provincias. En ellas, se había firmado la Unión de Utrecht [14], encabezada por Guillermo de Orange. De religión mayoritariamente protestante-calvinista, los holandeses declararon su independencia de la monarquía hispánica, lo que dejaba a Felipe II en una -

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Situación crítica, porque no sólo quería sofocar la rebelión en los propios Países Bajos, sino que además, decidió atacar a Inglaterra con una invasión. Fue entonces cuando entraba en acción la Armada Invencible.

La acción militar contra Isabel I tuvo lugar en 1588. Dos serían los puntos de partida de la flota que atacaría las costas inglesas. Por un lado, el puerto de Lisboa; por otro lado, los puertos de los Países Bajos. Allí tendrían que reunirse los barcos llegados de Lisboa, pero fue en esos momentos cuando comenzaron los problemas para la Armada.

“La invencible” fue vencida por tres factores: la inutilidad de Felipe II para dirigirla, los contratiempos climáticos y la acción de los marinos ingleses, a muchos de los cuales la piratería había convertido en excelentes marinos y luchadores plenos de artimañas. Por otro lado, se produjo el desabastecimiento de provisiones, que afectó a la tripulación.

Con el desastre de la Armada Invencible, se ponía de manifiesto la vulnerabilidad española en el Océano. Las acciones de hostigamiento por parte de Isabel I continuarán con dos importantes saqueos en sendas ciudades españolas. La primera fue a Coruña, atacada por sir Francis Drake en 1589; por otro lado, Cádiz, casi destruida por una flota anglo-

holandesa comandada por el conde de Essex, en 1596. Sería ya en el siglo XVII cuando las relaciones de España con Inglaterra volverían a la normalidad.

La Guerra de los Treinta Años (1618-1648)

La Europa Feudal, período histórico que permitió la imposición extrema de la Iglesia Católica y su lógica restrictiva, intolerante y hasta fanática, retrasó en siglos el avance humano. La fe, regida bajo una casi insoportable carga de sacramentos, determinó la aparición crítica de varios pensadores, religiosos y políticos, que intentaron revitalizar el Cristianismo primitivo. De ese cúmulo de hechos, nació la llamada Reforma Protestante [15] y años después, por un efecto infinito de causas y efectos, el estallido de la Guerra de los 30 años.

La reforma protestante es el preámbulo perfecto de esta larga serie de guerras que atrajeron a su centro de gravedad prácticamente a toda Europa. Muy pronto el Luteranismo [16], y en menor medida el Calvinismo [17], ganarían adeptos. Sin embargo, la propagación de éstas doctrinas se debió más a intencionalidades políticas y vindicaciones territoriales, que a la fe en sí.

Ésta clase social, estaba en continuo acecho de procurarse nuevas tierras. La aristocracia, interesadamente ante

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Cualquier evento que socavara la autoridad de la Iglesia.

Con la que acaparaban nuevos feudos. La aparición de Lutero[18] les brindó una oportunidad de enfrentar al clero sin ser castigados con la excomunión. A principios del siglo XVI, el poder del movimiento fue recogido y protegido por aquellos señores que los inculcaron en sus tierras.

La Iglesia, cuya decadencia moral y eclesiástica era evidente, había llegado al extremo de vender indulgencias, un documento que se adquiría para supuestamente eximir el paso del alma por el purgatorio. Esta práctica indignante y alevosamente embaucadora, fue denunciada por Lutero, quien denunció la estafa iniciando así, la guerra entre ambas partes. El luteranismo comenzó entonces un proceso agresivo de catequización en Europa, fundado principalmente en desconocer a la Iglesia Católica como única opción y medio religioso. El emperador Carlos V, católico acérrimo, ordenó su persecución. La Iglesia, por su parte, lo excomulgó. Muerto Lutero en 1546, el crecimiento de esa fe y la rebeldía de los nobles compelieron a Carlos V a aceptar las condiciones de los nobles rebeldes y en 1555 firmó la paz de Augsburgo.

El tratado fue un verdadero triunfo para el luteranismo y los nobles. Según esa paz, cada príncipe alemán podía profesar la religión que quisiera, pero todos los vasallos de

un noble tenían que tener la misma religión. Además, se estableció el principio por el cual si un príncipe que ocupaba un cargo eclesiástico pasaba al luteranismo, perdería sus derechos de legar sus títulos por herencia o apropiarse de los bienes del obispado o abadía que ejerciera. Aquella medida controversial motivó la continuación de las diferencias y con los años, sería el punto de partida de la Guerra de los 30 años.

Después de la firma de la Paz de Augsburgo, los resentimientos entre luteranistas y católicos aumentaron significativamente, pues era visible el alto costo de cambiar de religión. Muchas veces teniendo que vivir mezclados y en una misma ciudad, los roces entre ellos se volvieron algo común. Ambas doctrinas, intolerantes y fanáticas, anhelaban la supremacía pero sin una iniciativa armada, esto era imposible. Quienes más se inclinaban por esta opción eran los nobles germanos luteranos. Sólo en Alemania, existían más de 360 príncipes que en secreto, buscaban conspirar contra el rey (generalmente, era católico). Así, en marzo de 1619, la muerte del emperador reinante, Matías (que no dejó herederos) precipitó los acontecimientos.

Fallecido el emperador, el Colegio Electoral se reunió para decidir quien debía ser el nuevo rey. Felipe II, fue finalmente elegido por una mayoría católica, y la preocupación se

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extendió a todo el mundo protestante, que conocía los ideales del nuevo

emperador.

Felipe II era un ferviente católico, por ello nunca pudo ocultar su desprecio por la aristocracia luterana o calvinista y sus excesivos apetitos de poder. La situación se volvió más tirante cuando la nobleza de Bohemia, se declaró en abierta insubordinación. Éste fue el hecho final de una larga serie de rivalidades entre religiones cristianas.

Los bohemios proclamaron como rey a Federico V y desconocieron a Fernando de su autoridad real. Deciden enviar pacíficamente a dos consejeros católicos hacia el Castillo de Hradcany (Praga), pero cuando los funcionarios llegan, la nobleza checa arroja a las autoridades católicas del Palacio Real por una ventana, aunque sin daños graves. Este hecho, conocido como la Segunda Defenestración de Praga, fue el punto de quiebre en las relaciones de ambos. La audacia ocurrida en Bohemia pronto fue imitada en los demás estados protestantes, cuyas clases nobles también se rebelaron.

Felipe II pronto comprendió que sin un ejército, sus días en el poder estarían contados. Por ello decidió buscar nuevos aliados católicos, y demandó su ayuda a Maximiliano I de Baviera, único príncipe católico germano con un ejército que accede a socorrerlo con la condición que de adueñarse de Bohemia y concederle

voz electoral en el Consejo Electoral. Felipe accedió y para reforzar su posición, atrajo las simpatías de Juan Jorge de Sajonia, que también detestaba a los calvinistas. Sin embargo, ningún apoyo fue tan decisivo como el que recibió de Felipe III de Habsburgo, quien le apoyó con 18,000 soldados.

El apoyo al nuevo emperador pronto significó un duro revés para los protestantes, que buscaron desesperadamente la búsqueda de aliados. Sólo el Calvinista Federico V aceptó y hacia mediados de 1620, los ejércitos de ambos bandos estaban listos. Por un lado, estaba el ejército de la Liga Católica, compuesto por 25,000 hombres (comandado por Maximiliano), dirigiéndose a la frontera austríaca; mientras que Ambrosio Spínola Doria, partía a Flandes con otros 24,000 para someter el Palatinado. Por el lado protestante, el conde Enrique de Thurn de Bohemia y sus 12,000 hombres, preparaban la resistencia.

En junio de 1620, el primer ejército, que ya había capturado las diversas cartas que los bohemios habían enviado a Sajonia para obtener ayuda, traba combate en la Batalla de Sablat, ganándola. El impacto de la derrota sacude a los bohemios, que pierden inicialmente toda comunicación con Praga pero se las ingenian para componer su ejército.

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Sin embargo, muy pronto queda al descubierto el pacto entre el reino alemán de Sajonia, Austria y Bohemia, y el ejército católico corta definitivamente sus líneas de comunicación, aislándolos. En inferioridad numérica, los protestantes deben trabar una batalla que no desean (en Colina Blanca, Praga) donde el ejército bohemio al mando de Christian de Anhalt, príncipe de Anhalt-Bernburg, es derrotado estrepitosamente. El desastre, se completa con la exitosa toma de Federico V por Spínola.

Al borde del colapso, la unión de la Liga Evangélica reflexiona seriamente en abdicar a la lucha. Pero Felipe II, pierde una valiosa oportunidad y ve en la debilidad de los enemigos el pretexto perfecto para dominarlos aún más. Haciendo evidente su odio a los protestantes, inicia una serie de persecuciones que apoyadas por la Inquisición, terminan con la vida de miles de hombres, mujeres y niños. La demencia de lo que se supone un hombre piadoso e instigado por los ideales cristianos, defraudan severamente a los protestantes que sacan fuerzas de flaqueza para tramar una nueva conjura.

Exasperados por la opresión, sus líderes reunidos en alguna arcana plaza de Bohemia buscan reorganizar la lucha hacia el emperador. Los voluntarios, contados por miles, se integran al ejército derrotado en Montaña Blanca liderados esta vez,

por el calvinista y general Ernest Von Mansfeld, un fanático convencido que en la doctrina de Calvino se hallaba la verdad. Felipe II, que cree asegurada la victoria, recibe tarde la noticia de un nuevo ejército y planea una nueva ofensiva. En 1622, se reúnen Christian, duque de Brunswick, Jorge Federico, margrave de Baden Durlach y Mansfeld, y su consigna era clara: la victoria, o la derrota.

Fue finalmente lo segundo. Su ejército de casi 20,000 hombres fue aniquilado en la batalla de Höchst (Alemania) y en agosto de 1623, Christian de Brunswick fue aplastado por el Conde Tilly en Stadtlohn (Westfalia, Alemania), donde sólo un tercio del ejército de 21.000 hombres de Mansfeld consiguió escapar de la batalla. La conquista de la región de Federico V dio a Felipe II la coyuntura necesaria para gobernar a sus anchas. Las últimas cadenas que moderaban su vanidad, se rompieron cuando pisoteó los estamentos de la organización política de su país. Es aquí cuando la guerra, pasó a convertirse en una guerra continental.

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Capítulo II

2.3 Influencia social

2.3.1 Aporte a la sociedad

Mujer orgullosa

La reina se había erguido como dueña absoluta del poder, convirtiéndose casi en un ídolo, Todo se centraba en ella, que no gustaba oír mencionar a sus padres ni hablar de sucesores. Para ella sólo existía su presente, que estaba constituido por su poder, su gobierno y su nación. Cuando se mostraba en público, la muchedumbre congregada a su paso, profería al unísono, la exclamación: ¡Dios salve a la reina!

Musa literaria

Triunfos políticos, grandes intrigas palaciegas, pasiones y amores, y un

florecimiento de la literatura inglesa, marcaron el reinado de esta mujer: Edmund Spenser, Christopher Marlowe y William Shakespeare, fueron algunas figuras de toda una serie de escritores que crearon sus grandes obras durante el reinado de Isabel I. La dramática personalidad de Isabel se convirtió en el tema principal de una abundante literatura.

2.3.2 Conocimiento de la sociedad

Para comprobar la relevancia y la influencia que tuvo en la sociedad actual la Reina I de Inglaterra como personalidad histórica, he realizado una serie de encuestas considerando como muestra a 10 adolescentes, 10 jóvenes y 10 adultos. Tomando los resultados que reflejan las respuestas puedo decir lo siguiente:

Con respecto a los adolescentes se puede apreciar que el 40% no la conoce y por tanto no respondían con seguridad las demás preguntas. Por otro lado el 60% restante que si la conoce, respondió certeramente las preguntas de aspectos generales, no así las más específicas como el estado civil, la edad que asumió su reinado y la religión.

En relación a los jóvenes, los resultados son bastante similares con respecto al grupo anterior, pero tienen más noción de los otros aspectos y se denota un mejor conocimiento de la reina y consideran que la Inglaterra actual es fruto de los

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aportes políticos de Isabel que llevó a cabo en su época.

Por último, en lo pertinente a la muestra “adultos”, puede leerse en los resultados que si bien todos conocen a Isabel, ya sea por Historia universal recibida en la escuela, por un libro o por alguna interpretación cinematográfica, conocen mejor otros aspectos como la religión, el estado civil, autores de su época, los conflicto personales y en lo correspondiente a su soberanía.

El resultado final de todas las encuestas refleja que si bien un pequeño porcentaje no conoce a Isabel I de Inglaterra, los demás si están informados sobre sus conflictos personales y políticos. Aún así no hay una exactitud de conocimiento de otros aspectos como el ascenso al trono, el resultado de su acción en el presente y quizás lo más relevante, inclinación religiosa y su estado civil.

3. Conclusión

Durante muchos años, incluso siglos las mujeres han estado relegadas a un segundo plano dentro de la sociedad. En cualquiera de las civilizaciones de la antigüedad, exceptuando algunos casos anecdóticos, la mujer era considerada como un ser humano de segunda o incluso tercera categoría. Pero siempre se ha dicho que detrás de cada gran hombre, hay una gran mujer, aunque hoy en día es mejor decir que camina a su lado o incluso a veces por delante o en solitario.

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He dedicado este trabajo a La Reina Isabel I de Inglaterra ya que es un claro ejemplo de lo expuesto anteriormente, por cuanto a mis ojos es modelo de poder y sabiduría además de fortaleza y ambición, no solo para gobernar un imperio y sacarlo adelante desde sus cimientos, sino también para resistir la vista del ojo público, exudando una gran confianza en ella misma e inteligencia para administrar el poder.

Es así que fue una gran mujer tanto en lo político como en su perseverancia y determinación, por cuanto sacó a Inglaterra de la decadente situación económica y bélica en la que estaba sumida con gran decisión e intuición. Así mismo soportó las presiones públicas sobre todo por parte de la Iglesia para darle a Inglaterra un heredero al trono, las constantes conspiraciones en su contra tanto para destronarla como por su inclinación religiosa… Por otro lado, gracias a su suspicacia y audacia, condujo a su país hacia una época fructífera a través del desarrollo de la industria y la economía, después de convertir a Inglaterra en una poderosa fuerza naval, tras derrotar a la Armada Invencible de España.

Por estos méritos y cualidades de esta asombrosa mujer es que ha sido de mi elección. Queda establecido entonces el propósito inicial de este proyecto de demostrar que las mujeres en toda su femineidad son

seres fuertes, inteligentes y suspicaces, ya sea en la antigüedad o los tiempos modernos. Han sabido abrirse paso ante las injusticias y las limitaciones de la sociedad y darle un nuevo significado al propósito de la mujer, aportando pasión y dedicación en todos los aspectos de los que se propongan hacer y de esta forma hacer que el camino sea más abierto y prospero.

4. Anexo

4.1 Imágenes: Mujeres de la historia

Boudicca: era una reina de Britania que tomó las armas y luchó enérgicamente junto a sus guerreros contra los romanos. Lideró un ejército (de entre 100.000 y 230.000 soldados) contra la ocupación de Gran Bretaña. Durante el Medievo se borró su memoria para ser recuperada y ensalzada en el siglo XIX, donde los historiadores británicos la compararon con la reina Victoria. En 1905, una estatua de Boudicca subida en un carro de guerra fue instalada frente al Parlamento británico (Londres), como símbolo del sentimiento de libertad que acompañó a su pueblo.

Juana de Arco: es la heroína nacional francesa y una santa de la Iglesia católica. Con solo 17 años encabezó el ejército real francés. Convenció al rey Carlos VII de que expulsaría a los ingleses de Francia y él le dio autoridad sobre su ejército en el sitio

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de Orleans, Los Borgoñeses la capturaron y la entregaron a los ingleses. Los clérigos la condenaron por herejía y John, duque de Bedford la quemó viva. Sin embargo, las batallas de Juana de Arco fueron las responsables de la revitalización de la facción de Carlos VII durante la Guerra de los cien años.

Marie Curie: Nacida en Varsovia (Polonia), se trasladó a París y estudió química y física en la Sorbona, donde se convirtió en la primera mujer en enseñar en sus aulas. Fue galardonada con el Premio Nobel de Física (1903). Fue la primera mujer que obtuvo tal galardón. Ocho años después recibió el Premio Nobel de Química (1911). Durante más de cincuenta años no hubo nadie, hombre o mujer, que mereciera esta recompensa por segunda vez. Murió en Francia, en 1934 por leucemia, debida seguramente a la exposición masiva a la radiación durante su trabajo.

Madre Teresa de Calcuta: La Madre Teresa era albanesa de nacimiento y en 1948 adquirió la ciudadanía hindú. A los 18 años de edad, ingresó a la Orden de las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto (Irlanda). En el año 1937 la Madre Teresa tomó los votos religiosos y en el año 1946, recibió otro llamado de Dios, el servicio hacia los más pobres, y empezó a compartir su vida en las calles de Calcuta con los más pobres, los enfermos y los hambrientos. La

Madre Teresa fundó una congregación llamada las Misioneras de la Caridad. Su trabajo inicial fue el de enseñar a leer a los niños pobres de la calle. En el año 1950, empezó a ayudar a las personas enfermas de lepra. En el año 1965, la congregación de las Misioneras de la Caridad se expandió en otros países.

Sor Juana Inés de la Cruz: (1651-1695) Su genio se manifestó muy temprano, pues a los tres de edad ardía ya en deseos de saber leer y escribir; a los ocho compuso una loa al Santísimo Sacramento. Le bastaron veinte lecciones para dominar el latín con absoluta maestría. Su cultura, enciclopédica, era vastísima. Religiosa desde los dieciséis años en el claustro vio cristalizar la mayor parte de su obra.

Audrey Hepburn: (1929 –1993) fue una actriz anglo-belga, ganadora del Óscar y del premio Tony, también reconocida por sus abundantes acciones humanitarias. Una de las cosas que más destacaron en sus últimos años fue la dedicación, por encima de su salud, a las causas del sida o la malnutrición de los niños en todo el mundo. En 1993, tres meses antes de su muerte y ya desahuciada, Audrey hizo su último viaje a Somalia, un acto que siempre fue muy agradecido por UNICEF y que dignificaba su ya sencilla y humana forma de entender la vida. A través de esta organización, Hepburn dedicó el resto de su vida a ayudar a los

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niños necesitados en los países más pobres. Cabe destacar su estatua en la sede UNICEF de Nueva York, inaugurada en el año 2000.

Lady Di: (1961- 1997) Tony Blair la definía como " La Princesa del Pueblo " una definición que no deja resquicio alguno, y la define como lo que era, Diana prestó su imagen pública a diferentes organismos humanitarios y apareció en multitud de actos en favor de los sectores más marginados de la sociedad. Diana viajó por todo el mundo, desde Camboya a África, llamando la atención sobre las causas de su lucha y hablando con aquellos por los que ella hacía campaña de manera incansable. En un viaje a Calcula, en 1992, la princesa visitó la misión las Hermanas de la Caridad de la madre Teresa, y ayudó a atender a los pacientes.

Jane Austen: (1775-1817) Destacada novelista inglesa cuya ficción satírica, ingeniosa y elegantemente estructurada señalan la transición en la literatura inglesa del neoclasicismo del siglo XVIII al romanticismo del siglo XIX. Su tema característico fue el alcance de la madurez a través de la pérdida de las ilusiones. Los defectos de la personalidad de las personas que aparecen en sus novelas se corrigen aprendiendo la lección de las tribulaciones. Hasta el más secundario personaje es vívidamente interiorizado en su lúcido estilo característico. Por su

sensibilidad hacia patrones universales de la conducta humana, muchos críticos consideran a Austen como una de las más grandes escritoras de la novela inglesa. Sus obras más populares son: Orgullo y Prejuicio, Persuasión, Juicio y Sensibilidad.

Madre Catalina: (1823- 1896) Cuando llegó a los diecisiete años resolvió hacer sus primeros ejercicios espirituales. Sintió iluminarse su alma con la luz del llamamiento divino y nunca más pudo olvidar esa voz. En 1865 siente la necesidad de construir una casa de ejercicios espirituales para recoger a mujeres y niñas e instruirlas religiosamente. Al morir había cuidado con solicitud del rebaño que Dios le había encomendado; a veces visitando a sus hijas, que en ese momento eran más de doscientas; otras a través de sus cartas, que llegaron a ser más de 1600.

Reina Victoria I: (1819-1901) Soberana del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, emperatriz de la India. Hija de Eduardo, duque de Kent, y de María Luisa de Sajonia-Coburgo, En 1837, a los dieciocho años de edad, heredó de la Corona del Reino Unido, pero no la de Hannover, que se separó de este modo de la británica, ya que excluía a las mujeres de la sucesión. Convencida del valor de la Corona como símbolo de unidad nacional, se impuso la tarea de restaurar la

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imagen de la institución. Muy atenta a la evolución de los asuntos políticos, y convencida del papel activo que correspondía a la monarquía en política exterior, no dudó a la hora de interferir en la gestión de sus gobiernos cuando lo consideró imprescindible. Su coronación como emperatriz de la India en 1877 constituyó el punto culminante de su largo reinado, de casi sesenta y cuatro años, durante el cual el Reino Unido se convirtió en la mayor potencia colonial del mundo, cuyos dominios comprendían la India, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y numerosos enclaves coloniales en Asia y África. La prosperidad económica, el desarrollo cultural y la nueva imagen que supo dar a la monarquía, ejemplo de respetabilidad familiar y de puritanismo en las costumbres, caracterizaron lo que se dio en llamar era victoriana.

Mujeres en contra de la esclavitud: Habían transcurrido pocas décadas desde la Declaratoria de la Independencia. Las mujeres no se contentaban con ser las madres de la nueva república y muy pronto se involucraron en la lucha contra la esclavitud que derivaría en una guerra entre el norte y el sur. En 1836. Las hermanas Sarah y Angelina Grimké, nacidas en una distinguida familia del sur esclavista, iniciaron una gira de tres años por el país brindando conferencias que fueron decisivas para alentar la causa abolicionista. Fueron las primeras en

conquistar el derecho a hablar en público, en organizar campañas de firmas y, por supuesto, las primeras en recibir críticas por haber rebasado los límites de actuación esperables para las mujeres de su época. No les resultó difícil darse cuenta de qué poco podían hacer por los esclavos si ellas mismas no eran capaces de librarse de su propia situación de subordinación y falta de derechos.

En 1840, una delegación de hombres y mujeres abolicionistas estadounidenses viajan a la Convención Mundial en contra de la esclavitud. Lucrecia Mott (1793-1880), ministra cuáquera y la joven Elizabeth Cady Stanton (1815-1902) no pudo participar porque no se admitían delegadas femeninas. Indignadas, decidieron que se organizarían para exigir sus derechos como mujeres. Así, se convocó en una capilla metodista de la pequeña localidad de Séneca Falls a la primera convención por los derechos de las mujeres, donde se reclamaron derechos muy sentidos para las casadas: ser propietarias, la custodia de sus hijos, firmar contratos, ser dueñas de sus salarios como trabajadoras, etc. Curiosamente, la demanda por el sufragio femenino no fue respaldada por unanimidad; aún parecía una osadía en 1848, pero igual se la incluyó en la Declaración final. En pocos años, los mítines pidiendo el voto se multiplicaron.

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Hubo otras mujeres como Sojourner Truth (1797-1883), nacida esclava; fue liberada en 1827 por las leyes del estado de Nueva York. Desde ese momento, y a pesar de permanecer analfabeta durante toda su vida, se convirtió en una apasionada activista abolicionista y defensora del derecho al voto de la mujer ya que ella, con su experiencia, demostraba que había sido capaz de realizar los mismos trabajos y de enfrentarse a las mismas situaciones que cualquier hombre.

5. Fuentes de información

5.1. Web:

• http://www.mujereslegendarias.org.ve/isabel_i.htm

• http://www.portalplanetasedna.com.ar/estado_modernos4.htm

• Microsoft Student Encarta Premium 2009

• http://www.laguia2000.com/espana/la-armada-invencible

• http://www.articuloz.com/historia-articulos/las-guerras-de-los-30-anos-parte-1-la-dispersion-de-la-cristiandad-1066876.html

Paginas de la Web y Microsoft® Student 2009 [DVD]. Microsoft Corporation, 2008.

Sexta esposa del rey inglés Enrique VIII, la cual contrajo con aquél su tercer matrimonio en 1543.

Rey de Inglaterra e Irlanda (1547-1553), Único hijo de Enrique VIII y su tercera esposa, Juana Seymour.

Diplomático y poeta inglés. Enrique VIII le encargó varias misiones dentro del país y en el extranjero.

Esposa de Enrique VIII. Divorciados en 1533 y recluida en el castillo de Kimbolton, donde murió tres años más tarde.

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Felipe II, hijo del emperador Carlos V, reinó sobre una enorme cantidad de territorios, desde 1556 hasta 1598.

Por el Acta de Supremacía (1559), la Iglesia anglicana se somete a la autoridad de la reina "gobernador supremo del reino tanto en lo espiritual como en lo temporal". En 1563 se aprueban los 39 Artículos, que definen los dogmas de la Iglesia anglicana, muy próximos al catolicismo.

Nombre de las numerosas empresas mercantiles creadas en Europa occidental durante los siglos XVII y XVIII para la explotación del comercio con las Indias Orientales (territorios comprendidos entre Persia y China).

Destronada reina de Escocia, derrotada en combate por su hermanastro, Jacobo Estuardo, conde de Moray.

La Guerra de los Treinta Años que enfrentó a la totalidad de los Estados europeos, ya que comenzó como un conflicto religioso pero se convirtió en una lucha por el poder en Europa entre los Estados territoriales, el imperio, las ciudades y los príncipes.

Mar estrecho al oeste de Europa que separa Francia y Gran Bretaña.

Holanda, monarquía constitucional de Europa noroccidental.

Acuerdo para defender los derechos provinciales tradicionales frente a

Felipe II, por los estados de Holanda, Zelanda, Utrecht y Groninga.

Movimiento religioso que condujo a una gran revuelta contra la Iglesia y el abandono de las principales creencias religiosas.

Doctrina aceptada por la principal comunidad vinculada al protestantismo, dictada por Lutero.

Teología cristiana del reformador de la Iglesia Juan Calvino.

Monje agustino, teólogo alemán y reformador religioso.

Rey de España con el nombre de Carlos I y Emperador del Imperio Romano Germánico como Carlos V.

Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico de 1612 a 1619.

Era el órgano dominador del Imperio y sin su consentimiento, el futuro emperador no podía convocar reuniones, establecer impuestos, concertar alianzas o declarar la guerra.

Rey de Bohemia de 1619 a 1620, como Federico I. Hijo de Federico IV y de Luisa Juliana de Nassau.

Fue Elector de Sajonia, conde palatino de Sajonia y Margrave de Meissen y Mísnia en 1611.

Fue una coalición de estados alemanes católicos formada bajo el liderazgo de Maximiliano I.

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Comandante militar genovés que luchó en favor de España durante la guerra de los Países Bajos.

Coalición de estados alemanes protestantes para defender los derechos, tierras y vida de cada miembro.

Batalla que marcó el fin del período bohemio de la Guerra de los Treinta Años al entrar las tropas imperiales en la capital de Bohemia y someter a los protestantes.

Integrantes:

Gonzales Castro Jennifer

Guzmán Reyes Yamilet

Avelino Velázquez Karla Edith

Sosa Negrete Luis Jesús

Castillo Aguilar Roberto.