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Investigaciones Geográficas Universidad Nacional Autónoma de México [email protected] ISSN (Versión impresa): 0188-4611 MÉXICO 2005 Carlos Contreras Servín LAS SEQUÍAS EN MÉXICO DURANTE EL SIGLO XIX Investigaciones Geográficas, abril, número 056 Universidad Nacional Autónoma de México Distrito Federal, México pp. 118-133 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México

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Investigaciones GeográficasUniversidad Nacional Autónoma de Mé[email protected] ISSN (Versión impresa): 0188-4611MÉXICO

2005 Carlos Contreras Servín

LAS SEQUÍAS EN MÉXICO DURANTE EL SIGLO XIX Investigaciones Geográficas, abril, número 056

Universidad Nacional Autónoma de México Distrito Federal, México

pp. 118-133

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México

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Carlos Contreras Servín

118 Investigaciones Geográficas, Boletín 56, 2005

Las sequías en México durante el siglo XIX

Resumen. A lo largo de la historia, la sequía ha sido vista como un fenómeno errático e imprevisible que constituye unadesviación respecto a los valores medios de precipitación a largo plazo y que se dan de un año a otro. Por consiguiente,una de las grandes preocupaciones de los climatólogos ha sido conocer las causas que determinan su frecuencia. Por talmotivo, esta investigación tiene como objetivo central relacionar los principales trabajos que se han realizado sobre lassequías en el siglo XIX. Posteriormente, se confrontan las conclusiones de estos autores con los registros meteorológicosy documentación sobre sequías localizados en el Archivo General de la Nación (AGN), lo cual permite establecer unmarco de referencia sobre las grandes sequías regionales que se observaron en México durante esa época. El propósitofinal de este trabajo es sentar las bases que permitan conocer las grandes sequías en dicho siglo y su periodicidad.

Palabras clave: Sequías, siglo XIX.

The droughts in Mexico during the XIX CenturyAbstract. Throughout history, droughts have been considered to be erratic and unforeseeable phenomena that constitutea deviation with respect to the average measured values of long term precipitation, which happen to occur every once ina while. Therefore, one of the greatest interests of climatologists has been to learn the causes that determine the frequencyof droughts. For this reason, the present paper discusses the principal studies on droughts in the 19th Century. Theinsights of these scholars are confronted with meteorological registers and documentation on droughts located in Mexico´sArchivo General de la Nación (the Nation´s General Archives), which allows the construction of a frame of reference onthe great regional droughts that were observed in Mexico during the period under discussion. The final purpose of thiswork is to lay the foundations that allow us to know more about the great droughts in this time period and theirregularity

Key words: Drought, XIX century.

Carlos Contreras Servín* Recibido: 16 de abril de 2004Aceptado en versión final: 2 de marzo de 2005

Investigaciones Geográficas, Boletín del Instituto de Geografía, UNAMISSN 0188-4611, Núm. 56, 2005, pp. 118-133

INTRODUCCIÓN

La sequía es una característica normal, re-currente del clima, aunque muchos errónea-mente la consideran un acontecimiento raroy al azar. Ocurre virtualmente en todas laszonas climáticas, pero sus característicasvarían perceptiblemente de una región a otra;

por lo tanto, la sequía, como tal, es un fenó-meno temporal, a diferencia de la aridez quese restringe a las regiones con escasa pre-cipitación y constituye una característicapermanente del clima, como es el caso de lasregiones desérticas. Por otra parte, la sequíaes un peligro insidioso de la naturaleza.

*Coordinación de Ciencias Sociales y Humanidades, UASLP, Av. Industrias 101-A, Fraccionamiento Talleres, 78494,San Luis Potosí. E-mail: [email protected]

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Las sequías en México durante el siglo XIX

Aunque tiene infinidad de definiciones,todas ellas se originan a partir de la deficienciade la precipitación sobre un periodo exten-dido del tiempo, generalmente una estacióno más. Esta deficiencia da lugar a una escasezdel agua para cierta actividad, grupo o sectorambiental. La sequía, por tanto, se debe consi-derar concerniente a una cierta condiciónmedia a largo plazo, del equilibrio entrela precipitación y la evapotranspiración(evaporación + transpiración) en un área par-ticular. También se relaciona con la sincroni-zación (la estación principal de la ocurrenciaretrasa el comienzo de la estación de lluvias,la ocurrencia de lluvias en lo referente a etapasprincipales del crecimiento de las cosechas) yla eficacia (intensidad de la precipitación, nú-mero de días con precipitación) de las lluvias.Otros factores climáticos tales como: el viento,las altas temperaturas y la humedad relativabaja, se asocian a ella en muchas regionesdel mundo y pueden a menudo agravarperceptiblemente su severidad (Hare, 1985:1-17). Por consiguiente, una de las grandespreocupaciones de los climatólogos ha sidoconocer las causas que determinan su natu-raleza, con la finalidad de poder predecir superiodicidad.

Por otra parte, hay dos clases principalesde definiciones de la sequía: conceptual y opera-cional. Como definición conceptual, por ejem-plo, se puede citar la siguiente:

La sequía es un período prolongado deprecipitación deficiente, ocasionandodaño extenso a las cosechas, lo cual setraduce en una pérdida económica.

En tanto que como definición de sequíaoperacional: son todas aquellas que identi-fican el principio, el final y el grado de seve-ridad de la misma. Desde el punto de vistadisciplinario, las sequías pueden clasificarseen meteorológica, hidrológica, agrícola y so-cioeconómica. La sequía meteorológica sedefine generalmente con base en el grado

de sequedad (en comparación a una cierta“cantidad normal” o media) y de la duracióndel periodo seco. La sequía agrícola liga variascaracterísticas de la sequía meteorológica (ohidrológica) a los impactos agrícolas, centrán-dose en la escasez de la precipitación, la cualresulta de la diferencia entre la evapotrans-piración real y potencial, el déficit del aguadel suelo y el agua subterránea disponible.La sequía hidrológica se le asocia a los efectosde periodos de déficit de la precipitación (ne-vadas incluyendo) con el abastecimiento deagua superficial o subterránea; finalmente, ladefinición socioeconómica de la sequía se aso-cia a la demanda de algún bien económico,pero al mismo tiempo, comprende los ele-mentos de la sequía meteorológica, hidro-lógica y agrícola (Ibid.:1-35). Sin embargo,establecer cuáles son las causas que originanla periodicidad de la sequía no es una tareasencilla, debido a que intervienen fenómenostan diversos y complejos como la circulacióngeneral de la atmósfera, el relieve, los ciclones,el ciclo de manchas del Sol, por mencionaralgunos de los principales factores (Butler,1996:215-223).

El estudio de la sequía en México

Los estudios sobre la sequía en el país handespertado el interés de diversos especialistas,destacando los trabajos realizados por losgeofísicos, geógrafos, historiadores y biólo-gos. Las investigaciones más importantesdesde el punto de vista histórico, han sidorealizadas por los científicos sociales comoElena Sánchez Mora, quien ha estudiado lasequía en la época prehispánica; EnriqueFlorescano se ha interesado por las sequíasen el Valle de México y el Obispado de Mi-choacán (1708-1810); Guillermo Padilla Ríosy Luis Rodríguez Viqueira han estudiado lassequías en el siglo XIX. Todos estos trabajosdestacan la importancia que tiene la sequíadentro del ámbito nacional, como una de lasprincipales causas de las crisis agrícolas delpasado. Desde el punto de vista de la meteo-

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rología, Ernesto Jáuregui (1979) se hainteresado por el clima de la Ciudad deMéxico desde el siglo XIX hasta nuestrosdías. Los trabajos sobre la historia de lasequía y la forma en que ésta se ha estudiadoen México, muestran que salvo contadasexcepciones, los científicos de nuestro paíshan visto a la sequía como un fenómenoreciente, generalmente asociado al cambioclimático; la situación se debe en gran parteal desconocimiento de las bases de consulta,ya que siempre se ha pensado que el lugarque concentra básicamente la informaciónes el Servicio Meteorológico Nacional(SMN), cuyos registros comprenden elperiodo de 1921 a 2000, y que, por tanto, loque no se encuentra ahí, simplemente noexiste.

Por otra parte, el panorama general quese ha presentado sobre el desarrollo de lasobservaciones de los fenómenos atmosféricosen México, permite establecer que las fuentesde datos son de dos tipos: por un lado, se tie-nen los registros periódicos de las estacionesmeteorológicas; y por otro, se tienen los ar-chivos con documentación sobre la ausenciade lluvia. A pesar de la gran cantidad de docu-mentos que existen para el siglo XIX, estosdos tipos de información se encuentran engran medida olvidados. Por esa razón, elobjetivo principal de este artículo es rescatarlas fuentes de información señaladas paracorrelacionar la información con los prin-cipales trabajos bibliográficos que se hanrealizado sobre este tema, con la finalidad deestablecer y analizar cuáles han sido las prin-cipales sequías que han ocurrido en el paísdurante ese siglo, como estudio previo, quepermita más adelante conocer si existe unaperiodicidad y las leyes que lo determinan.

Metodología

Los métodos que se utilizan para conocer elfenómeno de la sequía plantean diversasescalas de tiempo y de precisión cuando se

pretende la reconstrucción histórica de esteevento, así se tiene que para periodos másrecientes, que comprendan décadas o siglosrecientes, conviene utilizar los estudios den-drocronológicos, mismos que analizan losanillos que cada año se forman en el troncode los árboles, los cuales se relacionan con lamayor o menor abundancia de lluvias; encambio, para remontarnos varios millonesde años atrás, es necesario auxiliarnos deciencias como la Paleontología, Palinología oSedimentología. Otro problema importantereside en los diferentes puntos de vista quetienen los investigadores que se han interesa-do en el estudio de la sequía, ya que el natura-lista y el historiador tienen perspectivas di-ferentes respecto a la homogeneidad y a laposibilidad informativa de los datos delmedio ambiente. Por ejemplo, para el natura-lista, la evidencia histórica sobre la sequíadebe mejorar nuestros conocimientos sobrela forma en que funciona el sistema de la at-mósfera y debe, en lo posible, poder ser reco-gida en modelos que simulen procesosnaturales complejos. En cambio, el historiadorpretende establecer una conexión entre losparámetros histórico-climáticos y los procesoseconómicos, sociales y demográficos, con lafinalidad de establecer las relaciones fun-cionales de los elementos de la sequía y losresultados de las cosechas, los precios agra-rios, la aparición de las epidemias y las crisisde subsistencia (Pfister, 1989: 3-11).

Por otro lado, debido a la gran variedadde fuentes de información que existen sobrelas sequías, éstas se han clasificado en dosgrandes grupos: a) las que aportan datos es-pecíficamente meteorológicos y que contieneninformación directa sobre los elementos delclima y sobre las evoluciones atmosféricas enforma de registros o mediciones; b) comocontrapartida al dato exacto, se presentan losdatos indirectos que comprenden informa-ción de sequías, pérdida de cosechas y gana-do, pago de impuestos, variación en el preciode los granos, etcétera.

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Las sequías en México durante el siglo XIX

Desde el punto de vista metodológico,este estudio se ubica dentro del campo de lageografía histórica, debido a que para cono-cer la historia de la sequía se requiere delcorrecto manejo de los conceptos de espacioy tiempo. Sobre lo anterior es convenientecomentar que, por lo general, a los geógra-fos conocedores del espacio, dentro de susinvestigaciones suelen utilizar periodos detiempo demasiado cortos o sumamente lar-gos, y rara vez se sitúan en el justo medioque requiere el estudio. En cambio, paralos historiadores, el concepto de tiempo lesresulta más familiar; sin embargo, se en-frentan con una barrera difícil de atravesar,cuando tienen que descomponer y articularlos elementos que integran un espaciodeterminado. Por otra parte, es cierto queno hay una sola forma de concebir a lageografía del pasado, debido a que, de-pendiendo del tipo de estudio, recurre igualque ocurre con la geografía, a diferentes méto-dos y técnicas. Por esa razón, por cuestionesmetodológicas, en primer lugar se empleó unanálisis estratigráfico, ya que era necesariodeterminar los elementos que se presentan enfases cronológicas diversas (Capel, 1981:5-20).La geografía histórica no se puede limitar areconstruir el pasado, tomando éste en fasesparciales o estáticas, sino que la finalidad deésta es la de integrar una continuidad cohe-rente y dinámica, que por motivos de sistemaes más práctico fijar etapas, cortes en el tiempo(Randle, 1966:47-61). Por ese motivo, con finesmetodológicos se contempló para el estudioúnicamente el siglo XIX, debido a dos razo-nes: la primera, porque abarcar un periodode tiempo más largo llevaría a generaliza-ciones super ficiales, sin ningún aporte altema; la segunda, se debe a que las principalesfuentes de archivo (poco estudiadas) se ubi-can en ese siglo. Con respecto a la informaciónmeteorológica se puede decir que al finalizarel siglo diecinueve, la red meteorológica deMéxico llegó a contar con un total de 73 es-

taciones (Contreras, 1999:57-58), localizadasprincipalmente en las ciudades más pobla-das del país. Esta situación se debió a quelos observatorios se sostenían en gran medi-da con los recursos económicos provenien-tes de particulares, colegios, seminarios,entre otros, y sólo los observatorios deMéxico, Tacubaya y Mazatlán dependíandirectamente del Gobierno Federal.

Metodología utilizada en el estudio de lassequías en México durante el siglo XIX

Las sequías en el siglo pasado han sido estu-diadas principalmente por Enrique Flores-cano, Guillermo Padilla y Luis Rodríguez. Deestos tres autores, Florescano es quien másatención ha dedicado a este fenómeno; susestudios se han centrado sobre las crisisagrícolas durante la época colonial. Paraefectos de este estudio, solamente se haráreferencia a las sequías que menciona esteautor en los primeros veinte años del sigloXIX. En relación con el periodo 1800-1820,Florescano hace mención a diez sequías, des-tacando como las más importantes las de1808, 1809 y 1810-11, épocas en las cuales sevio afectado todo el Virreinato. Para docu-mentar estas sequías, Florescano utilizó infor-mación bibliográfica y de archivo referente alpago de diezmos, sobre todo de manuscritosdel Obispado de Michoacán. Las series deproducción agrícola, particularmente de pre-cios del maíz y trigo estudiadas por él en Mi-choacán, registran la presencia de ciclos declima asociados a la sequía que duran diezaños (Florescano y Espinosa, 1987:10-25).

Guillermo Padilla y Luis Rodríguez hanestudiado el periodo de 1821 a 1910 y mencio-nan la existencia de 39 sequías, clasificándolascomo severas, medianas y leves _de acuerdocon su intensidad. Dentro de su clasificacióntoman en cuenta en primer lugar, la forma enque se ve afectada la producción agrícola y laeconomía del país. Para su estudio, recurrie-ron a publicaciones periódicas de la época

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como los periódicos: El Sol, la Gaceta delGobierno Imperial de México, El Siglo XIX, ElMonitor Republicano, entre otros; o bien a bo-letines y memorias, entre las que destacan:el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografíay Estadís-tica, Boletín del Ministerio de Fomentoy el Boletín de la Sociedad Agrícola Mexicana.Los dos autores hacen aclaración de que lainformación se puede dividir en dos perio-dos. El primero, comprende los años de 1822a 1874 y se caracteriza por ser muy pobre ydiscontinua, dada la ausencia de fuentes yregistros de las actividades agrícolas. Enesos años, sólo localizan diez sequías; encambio, la información correspondiente a1875-1910 es más continua y representativa,y señala la presencia de 29 casos de sequía.Posteriormente, los autores dividen lassequías en generales y regionales, según laextensión geográfica afectada, determinadasu extensión por los datos obtenidos. Deesta manera, de los 39 casos, cuatro son detipo general: 1868, 1877, 1891 y 1892. Lade 1877 afectó a la mayor parte del país y seprolongó hasta mayo de 1878 en el Valle deMéxico; la de 1891 se prolongó hasta 1892 entodo el territorio nacional. En cuanto a lassequías regionales, destacan por su inten-sidad las de 1822-23 y 1834-35 en la penínsulade Yucatán; la de 1854 en Querétaro y, sobretodo, la de 1868, que afectó a una región muyextensa del país: Chiapas, Veracruz, Oaxaca,Guerrero, Aguascalientes, Nuevo León, Coa-huila y el Valle de México. Durante el Porfi-riato, las sequías regionales más severas sepresentaron en 1875, 1884-1885, 1896, 1901 y1908.

Entre las sequías locales más importantespor su intensidad están la de 1885 en Oaxaca,la de 1894-1895, de seis meses de duración,en la Huasteca Veracruzana (Padilla et al.,1980:39-40). Otros trabajos que hacen mencióna sequías son los de Pérez Escutia y SánchezDíaz, quienes señalan que en Michoacán sepresentaron crisis agrícolas en los años de

1833-1834, 1845-1846, 1871, 1882, 1884, 1886y 1891-1892 (Pérez, 1990:196). Después deconocer las investigaciones llevadas a cabopor estos autores, es importante mencionarque esta línea de investigación se encuentraen su etapa inicial, debido a que todavíafalta por conocer la información de la mayorparte de los archivos estatales y municipales,tarea nada fácil, ya que en la mayoría de loscasos, estos archivos carecen de una buenaorganización y de instrumentos de consultaque sean confiables. A pesar de este panora-ma, la exploración de los grupos documen-tales del Archivo General de la Nación re-ferentes al siglo XIX, permitió conocer datosno considerados por estos investigadores. Losdatos que se encontraron, señalan las siguien-tes sequías:

-En 1800 las autoridades locales informanla pérdida de cosechas en la intendenciade Yucatán, circunstancia que motivó lacompra de arroz fuera de la región (AGN,1800, Intendencias, vol. 75).

-En el estado de Oaxaca, en la región dela Mixteca, Cañada y los Valles Centrales,se menciona la presencia de una sequíaen los años de 1894-1896, misma queabarcó las localidades de Coyotepec,Huanapam, Tetaltepec, Frujapam, Zapo-titlán, Nochixtlán, Ayuquilla Yxtapam,Yolotepec, Huastepec, Acaquizapam,Sabinillo y San Sebastián del Monte, lu-gares en donde se emprendieron trabajosde reforestación que fracasaron, debidoa la falta de lluvias (AGN, 1893-1896,Bosques, caja 1, exp. 9).

-También, sobre el año de 1896 existe unregistro de falta de lluvias en el estado deYucatán, en particular en la localidadde Tekax, lugar en donde la sequía acabócon los árboles de naranjo (AGN, 1986,Bosques, caja 2, exp. 8). Dentro de su traba-jo, Padilla y Rodríguez introducen un

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Las sequías en México durante el siglo XIX

cuadro (Cuadro 1) con las sequías estu-diadas por Carrillo Arronte, aunque nomencionan la publicación o la forma enque obtuvieron la información. Dicho cua-dro es interesante porque menciona losaños de sequía por entidad, por talmotivo se reproduce en este trabajo.

Como se puede apreciar del Cuadro 1, losestados de Querétaro y San Luis Potosí sonlos que registran mayor número de sequías(13); después aparece Nuevo León (diez),le siguen los estados de México e Hidalgo(ocho), a continuación se tiene a Coahuila,Guanajuato y Puebla (siete). Con la finalidadde tener un panorama más exacto de las se-

quías en el siglo XIX, se correlacionó poste-riormente la información bibliográfica deestos autores, con documentación hemero-gráfica y de archivo, así como con los registrosmeteorológicos de temperatura y precipita-ción que fue posible rescatar en el ArchivoGeneral de la Nación.

Los promedios de precipitación y detemperatura

Debido a la falta de archivos meteorológicosque comprendan los datos de todos los obser-vatorios que existieron en el siglo decinueve,se realizó una recopilación de los registrosanuales promedio de temperatura y de preci-

Cuadro 1. Sequías por estados. Años 1817-1910

Años con sequía

1830, 1831, 1836, 1877-78, 1885, 19071830, 1831, 1836, 1868, 1885, 1904, 1905, 190918841868, 1886, 1887, 1889, 1894, 1905, 1906, 1907, 1909, 19101889, 1895, 1898

1877, 1886, 1893, 1896, 1908, 19091868, 1877, 1883, 1884, 1887, 1909, 19101880, 18861886, 1887, 1893, 1896, 18971817, 1822, 1823, 1834, 1835

18821842, 18981877, 1883, 1896, 1904, 19051836, 1843, 1868, 1877, 1894, 18951877, 1880, 1894, 1895, 1896, 1902, 1905

1875, 1885, 1894, 1895, 1901, 1902, 19061896, 1905, 1909, 19101854, 1882, 1885, 1887, 1889, 1894, 1900, 1902, 1904, 1905, 1907, 1908, 19091843, 1880, 1885, 1889, 1895, 1900, 1905, 19081868, 1895, 1905

1850, 1877, 1894,1875, 1887, 1889, 1894, 1896, 1898, 1899, 1900, 1904, 1905, 1906, 1907, 19081875, 1885, 1889, 1895, 19071868, 1887, 189918681868, 1885

Estado

Distrito FederalMéxicoMorelosNuevo LeónTamaulipas

ChihuahuaCoahuilaSinaloaSonoraYucatán

ColimaJaliscoMichoacánVeracruzGuanajuato

PueblaTlaxcalaQuerétaroHidalgoAguascalientes

DurangoSan Luis PotosíZacatecasChiapasGuerreroOaxaca

Fuente: Carrillo Arronte, citado por Padilla et al., 1980:4.

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pitación, por ser los datos que con mayorfrecuencia se conservaron en las diferentesfuentes de consulta que existen para dichosiglo. Las fuentes de consulta fueron: Laslluvias en México de Rómulo Escobar, esteestudio apareció publicado en las “Memo-rias de la Sociedad Científica AntonioAlzate” (1903, tomo XX) y el “Boletín delObservatorio Meteorológico Central” (1903,meses de agosto, pp. 536-541; septiembre,pp. 611-613 y octubre, pp. 670-678). Otrotrabajo relevante es el de Rafael AguilarSantillán intitulado Apuntes para el estudiode la lluvia en México, publicado también enlas “Memorias de la Sociedad CientíficaAntonio Alzate” (1887, tomo II, pp. 97-122).Estos dos trabajos contienen la mayor partede información sobre los promedios de pre-cipitación anual, que se conservan actual-mente para dicho siglo, en particular paralas tres últimas décadas del siglo XIX.

Los registros de temperatura se obtu-vieron de las “Memorias del Ministerio deFomento”, años de 1877 a 1900; “Boletín delMinisterio de Fomento”, años de 1878 a 1880,“Boletín Mensual del Meteorológico Central”,1888-1910; “Anuario Estadístico de la Repú-blica Mexicana”, años de 1895 a 1901. Otrosdatos, provienen de artículos publicados enel “Boletín de la Sociedad Mexicana deGeografía y Estadística”, años de 1850 a 1895;y “Boletín de Agricultura y Minería”, años de1891 a 1900.

Por falta de espacio no se reproducentodos los cuadros y gráficas que se cons-truyeron con información de las publicacionesya mencionadas; sin embargo, pueden serconsultados en la tesis de doctorado El climade la República Mexicana en el siglo XIX (Con-treras, 1999:83-155 y 277-303). Por otra parte,los datos de precipitación más antiguos, con-siderados dentro de este estudio, se refierena la Ciudad de México y se remontan a 1841,el lugar que le sigue es el de Tepic, Nayaritcon información a partir de 1844. Para el pe-riodo de 1850 a 1876 se tienen datos de la llu-via de los siguientes lugares: Ciudad de

México, Colima, Córdoba, Guadalajara,Mérida, Hacienda del Mirador (Veracruz),Orizaba, Pabellón (Aguascalientes), Queré-taro, Tepic y Zacatecas, aunque en un sen-tido más restringido, la mayor parte de losdatos abarcan el periodo de 1860-1876.Debido a la falta de continuidad de losregistros, no es posible realizar un estudioexacto de la lluvia; sin embargo, se puededecir que los años de 1844, 1859, 1860, 1863,1873 y 1875 presentan una disminución enel promedio de precipitación, en tanto quelos años de 1861, 1870 y 1874 presentanaumento de lluvia.

La inauguración del Observatorio Meteo-rológico Central marcó la expansión de la redmeteorológica del país, así como la uniformi-dad en los horarios de observación. En rela-ción con los datos de temperatura, se puededecir que la temperatura máxima y la mínimaa la sombra en el periodo de 1877-1901, en elmayor número de estaciones se presentaronen 1898.

Finalmente, en lo que respecta a la precipi-tación, se puede establecer que durante el pe-riodo de 1877-1901, los años que presentanabundancia de lluvias fueron de 1880 a 1883,1885, 1887, 1888, 1898, 1899 y 1900. Los añosen que las lluvias fueron escasas fueron: 1877,1884 y de 1892 a 1896. Las máximas sequíasdel periodo se presentaron en los años de1877, 1884 y 1894. En términos generales, sepudo apreciar una disminución de las lluviasen la última década del siglo pasado, en rela-ción con las décadas anteriores.

LAS GRANDES SEQUÍAS EN MÉXICODURANTE EL SIGLO XIX

En términos generales con la información quese recopiló durante la investigación, parecieraque el fenómeno de la sequía se presenta enel centro-norte del país. Esta situación nonecesariamente se manifestó de esta forma,ya que grandes áreas del territorio, sobre todode los estados del norte, estaban despobladasy, por tanto, los archivos y los periódicos noregistran noticias de estas zonas. Por esarazón, al comparar la información meteo-

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Las sequías en México durante el siglo XIX

rológica disponible para las tres últimas dé-cadas del siglo XIX, el panorama que se tienepara las sequías se agudiza, por ejemplo, unode los años en que se registró una menor pre-cipitación fue 1884. Sin embargo, única-mente aparece el nombre del estado de Coa-huila como el afectado por la falta de lluvia;esto se debe, en gran parte, a que la sequíano necesariamente coincide con el año enque se registra una menor precipitación,sino con el siguiente, en donde la escasaprecipitación del año anterior se refleja,sobre todo si el calendario de lluvias con-tinúa con un retraso; por ese motivo, en1885 aparecen como afectados por la sequíalos estados de México, Distrito Federal,Puebla, Querétaro, Hidalgo, Zacatecas yOaxaca, cuando en realidad la sequía co-mienza en 1884 y se extiende al siguienteaño. Si se correlacionan los registros meteo-rológicos que se tienen del siglo XIX, con losdatos de archivo, se pueden documentar cincograndes sequías que afectaron a todo el terri-torio nacional Figuras 1-3 y Cuadro 2).

De las cinco grandes sequías considera-das en el Cuadro 2, la primera de ellas, es decirla de 1808 a 1811, es estudiada por Florescanoy es la única que no se pudo correlacionarcon información meteorológica. Este mismoautor señala pérdidas de cosechas, especial-mente de cereales en todo el Virreinato, pro-vocando con ello carestías y graves crisisagrícolas que, además, intervinieron y se mez-claron con la crisis política de 1810 (Flores-cano, 1995:55-56). El trabajo de investigaciónrealizado por más de 30 años, le ha permitidoa Florescano documentar ampliamente estasequía; sin embargo, es necesario estudiar mása fondo el verdadero papel que tuvo la sequíadentro del movimiento de Independencia.

Con respecto a la sequía de 1868, Padillaet al. (1980:40) destacan que afectó a los esta-dos de Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Guerrero,Aguascalientes, Nuevo León, Coahuila y Vallede México, ocasionando pérdidas de cosechasy muerte del ganado. Los registros que setienen de los observatorios meteorológicosde la Hacienda de Buenavista y el Colegio

Cuadro 2. Grandes sequías en México, siglo XIX

Fuente: Padilla et al., 1980; Contreras (199), a partir de registros meteorológicos.

Años

1808-1811

1868

1877

1884-1885

1892-1896

Área geográfica afectada

Todo el Virreinato de la Nueva España.

Estados de: Chiapas, Coahuila, Guerrero, Nuevo León, Oaxaca, Aguascalientes, Méxicoy Distrito Federal.

La mayor parte del territorio nacional, especialmente el centro y norte del país.

Todo el territorio del país, una de las sequías mejor documentadas.

Todo el territorio del país, destaca el año de 1894, periodo en donde por lo menos 17 estadosde la República registran promedios de lluvia por debajo del promedio anual deprecipitación, posiblemente se trata de la peor sequía del siglo XIX.

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de Minería en el Distrito Federal, muestranque efectivamente en ese año ocurrió undescenso en el promedio de lluvia anual, locual refuerza la hipótesis de que se trata deuna de las grandes sequías del siglo XIX.

La sequía de 1877 afectó, según Padillay colaboradores, los estados de Michoacán,Guanajuato, Veracruz, Coahuila y Duran-go. Es importante resaltar que en este añose funda el Observatorio MeteorológicoCentral en la Ciudad de México y con ellonace la primera red permanente deobservaciones en provincia. A partir de estemomento, las sequías se pueden correlacio-nar mejor con los datos de archivo; porejemplo, al comparar los registros de lluviade ese año, con la de años posteriores, seaprecia que en los observatorios de Colima,Guadalajara, Guanajuato, León, Ciudad deMéxico, Oaxaca, Pabellón, Puebla, Queré-taro, San Luis Potosí, Tacubaya, Teziutlán,Toluca y Tuxpan, se presentaron lluvias pordebajo del promedio anual, tomando encuenta para este balance el periodo de 1877-1901. Por otra parte, a pesar de que no sedispone de información de todo el país, loslugares mencionados permiten pensar quela sequía del año 1877, sí tuvo una reper-cusión nacional.

En relación con la sequía de 1884-1885,Padilla et al. mencionan que ésta afectó so-bre todo el interior del país, particularmentea los estados de Coahuila, Querétaro, Zaca-tecas, Oaxaca e Hidalgo; la información me-teorológica señala que en 1884, en los obser-vatorios de Aguascalientes, Pabellón, Gua-dalajara, Guanajuato, León, Huejutla, Ciudadde México, Oaxaca, Puebla, Teziutlán, Queré-taro, San Luis Potosí, Toluca y Tuxpan, la llu-via se encuentra por debajo del promedioanual; los registros de 1885 muestran que losobservatorios de Aguascalientes, Guadalajara,Guanajuato, León, Mazatlán, México, SanLuis Potosí y Tepic, también registran unadisminución en el promedio anual de lluvia.

Conviene resaltar que en 1884, los obser-vatorios de Guadalajara, Pabellón y SanLuis Potosí, presentan el más bajo registrode precipitación del periodo 1877-1901; en1885, los observatorios de Aguascalientes,Guanajuato y Tuxpan registran la mínimahistórica de precipitación anual, conside-rando el mismo periodo. Como dato curioso,hay que mencionar que los datos delobservatorio de Zacatecas durante los añosde 1884 y 1885, señalan que la precipitaciónfue de 990 mm y 981, respectivamente (en laactualidad se sabe que el promedio es de330.5 mm/año); por tanto, no coincide conla referencia de Padilla et al. (1980:109). Poreste motivo, el caso de Zacatecas abre la dis-cusión sobre lo falso que pueden ser algu-nas lecturas y/o reportes.

La sequía de 1892-1896 es una de las mejo-res documentadas, debido a la abundante in-formación meteorológica y de archivo que seconserva. Padilla y Rodríguez consideran quesólo de 1891 a 1892, la sequía afectó al país ensu conjunto. Estos mismos autores mencionanque en los años posteriores a 1892, la sequíadañó de forma parcial a la República, porejemplo, señalan que en 1893 la zona afectadapor la sequía se limitó al oriente de Sonora yponiente de Chihuahua; en tanto que para1894, la sequía se presentó sólo en los estadosde Durango, Nuevo León, San Luis Potosí eHidalgo; en 1895, se vieron afectados los esta-dos de Veracruz, Aguascalientes, Zacatecas,Guanajuato, Hidalgo, Tamaulipas y Puebla;por último, en 1896 la sequía afectó principal-mente a Chihuahua, Guanajuato, Michoacán,Tlaxcala y San Luis Potosí (Ibid.:111-113). Lainformación localizada en el Archivo Generalde la Nación, como ya se mencionó anterior-mente, consigna una gran sequía de 1893 a1896, en el estado de Oaxaca y en 1896, enYucatán.

En relación con los registros meteorológi-cos del periodo 1892-1896, se tiene que lalluvia anual en general disminuyó en los

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observatorios de Colima, Guadalajara,Zapotlán, Guanajuato, León, Jalapa, Linares,Monterrey, Mazatlán, Mérida, México, Tacu-baya, Morelia, Oaxaca, Pachuca, Real delMonte, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí,Toluca y Zacatecas. Otro dato importante, esque en varios de estos observatorios se re-gistró la precipitación mínima históricaanual del periodo 1877-1901. Los observa-torios que registraron esa mínima históricafueron Guadalajara y Mazatlán en 1892; Mé-rida, Monterrey, Real del Monte y Zacatecasen 1893; Jalapa, México, Morelia, Pachuca,Tacubaya y Zapotlán en 1894; Puebla en1895; Colima y León en 1896.

El análisis de la información sobre lasequía de 1892-1896 permite establecer queésta no afectó de forma uniforme al país, yaque hubo estados que se vieron afectados porperíodos cortos de un solo año, por ejemplo,Linares sólo registra una disminución en lalluvia en 1896; por lo contrario, los observa-torios de Guanajuato, León, Mazatlán yMéxico presentan una disminución de la llu-via durante todo el periodo; en tanto queotros, como en los observatorios de Zacatecasy Puebla, la disminución de precipitaciónanual se extiende más allá de 1896. Sin em-bargo, al complementar los datos meteo-rológicos con los de archivo, se puede decirque este periodo de sequía comienza en 1891y que en algunos lugares abarca más allá de1896. Por otra parte, los años en que la sequíafue más generalizada fueron 1894 y 1896.

EECTOS ECONÓMICOS, POLÍTICOS YSOCIALES DE LAS SEQUÍAS EN ELSIGLO XIX

La inestabilidad política, económica y socialque agobió al país durante gran parte del sigloXIX, ocasionó que las sequías tuvieran efectossemejantes o más desastrosos que en el pe-riodo Colonial. Según Florescano, una pruebade que este fenómeno tuvo un impacto fuertesobre la política, lo representa el periodo que

comprende los primeros años de la lucha deIndependencia, debido a que hubo una sequíasevera y continúa en el Virreinato en los añosde 1808 a 1811. Esta grave variación climato-lógica se convirtió en una gran perturbacióneconómica que afectó a una generación quedesde 1785 había vivido una serie de desas-tres. Fue esta generación la que se levantó enarmas en 1810. La sucesión de sequías, alzasde precios, carestía y hambre desde fines delsiglo XVIII, quizás coadyuvó a que la sequíade 1808 fuese el detonador de un gran ma-lestar social latente en la sociedad colonial.El descontento de una gran parte de las masas,en lugar de manifestarse en alborotos yprotestas por la carestía, encontró su deto-nador político en la retórica revolucionaria deMiguel Hidalgo. La unión de ambos produjoel levantamiento de 1810. Este mismo autorseñala que, quizás, si no hubiese habido lagran sequía de 1808-1811, el malestar cam-pesino y el furor popular no hubiera coinci-dido con la demanda política de la Indepen-dencia (Florescano, 1995:119).

En los años posteriores de 1822 a 1874, lafalta de información impide documentar losdaños que ocasionó la sequía en el país. Lareferencia más importante que se tiene de esteperiodo se refiere a Yucatán, región en don-de se presentaron dos grandes sequías, la de1822-1823 y la de 1834-1835, las cuales oca-sionaron que la región se convirtiera en zonade desastre, debido a las vastas migraciones,hambres y tumultos que se presentaron entrela población indígena. Para remediar la si-tuación de Yucatán, el gobierno federal dictómedidas especiales, entre ellas, la libre impor-tación de cereales, cada vez que era afectadala agricultura por la sequía en la región(Padilla et al., 1980:41).

Entre 1835 y 1867, sólo existen testimoniosaislados de los estragos que eventualmenteprovocaban las sequías, los cuales por lo ge-neral, se refieren a la pérdida de cosechas yganado. Consideración aparte merecen las

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referencias de Pérez Escutia a las sequías enMichoacán. La primera sequía a la que hacemención es la de 1833-1834, en dicho año lafanega de maíz se vende hasta en 20 reales,que contrasta con los ocho que cuesta en losaños de buenas lluvias como el de 1836-1837(Pérez, 1990:196).

Las sequías, además de ocasionar unabaja producción agrícola, producían efectosdevastadores en la ganadería, sobre todo enel norte del país. Los pastos secos, la escasezde agua para beber, incrementaban lasepizootias y diezmaban el ganado. Los añoscríticos para esta actividad económica fueronlas sequías de 1875, 1884, 1886 y 1894 (Padillaet al., 1980: 41).

La llegada al poder del General PorfirioDíaz, permitió una relativa tranquilidad po-lítica y social. Dicha circunstancia, tambiénlogró que se establecieran observatorios,comisiones e institutos de investigación, conla idea de que los adelantos científicos, con-tribuirían a abatir los rezagos sociales; poresa razón, no resultó raro que una de las pri-meras acciones del gobierno porfirista fuerala de realizar estudios climatológicos, debidoa la urgente necesidad de mejorar la agri-cultura del país y poder prevenir en la medidade lo posible los periodos de sequía. Pruebade este hecho lo constituye la inauguraciónen 1877 del Observatorio Meteorológico Cen-tral, en cuyo decreto de fundación aparece elsiguiente texto:

Siendo además, uno de los resultadosprácticos del estudio climatológico, el co-nocimiento de los productos vegetales, seocupará de la formación del calendariobotánico de las diversas regiones de la Re-pública, relacionando los varios fenómenosde la vida vegetal con los cambios atmos-féricos a efecto de perfeccionar la geografíabotánica, base indispensable para el buen éxitode muchas operaciones así agrícolas comofiscales y económicas (Torres, 1947:9-10).

A pesar del empeño puesto por el gobier-no porfirista en el mejoramiento de la agri-cultura, las sequías continuaron causando es-tragos económicos, sobre todo en las capassociales más desfavorecidas. La sequía de1892-1896, posiblemente la más terrible de esesiglo, provocó considerables pérdidas de co-sechas y múltiples hambrunas por todo elpaís. Con la finalidad de aminorar los costossociales, el gobierno decretó en 1896 la aboli-ción del sistema de alcabalas que restringíala circulación de bienes en el interior del paísy aumentaba significativamente su precio(Florescano, 1995:83).

Las sequías también tuvieron repercu-siones ambientales, entre los casos mejordocumentados, se encuentran los efectos quetuvo la falta de lluvia, en relación con ladesecación de los lagos cercanos a la Ciudadde México, ya que por ejemplo, durante lasequía de 1877 el vaso del lago de Texcococasi se secó por completó (Quevedo, 1921:34);posteriormente, durante la sequía de 1884-1885, el mismo lago se volvió a secar, a talgrado, que un informe de Antonio Peñafielmenciona que a causa de la desecación delvaso de Texcoco, éste se había convertido enun pantano de aguas putrefactas, provocandoque la atmósfera de la capital por esos años,se tornara irrespirable (Memoria de Fomento,1883-1885:234).

Por otra parte, la sequía de 1892-1896ocasionó que el vaso del lago de Chalco tam-bién se secara, situación que permitió a losseñores Remigio Noriega y Hermano, solicitaral gobierno central permiso para convertireste lugar en tierras agrícolas. La aprobaciónde dicha desecación, motivó diversas protes-tas en los periódicos de la capital, pero la faltade datos, sobre todo meteorológicos, no per-mitió a la comisión saber que el país enfren-taba una de las grandes sequías de ese siglo,como se pudo concluir en la presente inves-tigación. (AGN, Lago de Chalco, 1894-1895,exp. 546/1, 546/4, 546/5 y 546/13).

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En Pueblo en Vilo, Luis González (1979:99)ha dicho:

… no todos los años económicos eraniguales. La abundancia y distribución delas lluvias, vientos y heladas cambiabade un ciclo a otro. Se distinguían tres ti-pos de años: secos, buenos y pintos. Alos tres los determinaban fundamen-talmente las lluvias. En los años secosno había lluvias invernales y era breveo poco abundante el temporal de aguas,como pasó en 1894-1896.

Rescatar este tipo de testimonios de la mi-crohistoria es importante, ya que se convierteen una fuente de información sobre la formaen que la sequía la perciben los habitantes deuna región determinada.

Es indudable que las sequías durante elsiglo XIX tuvieron repercusiones económicas,políticas y sociales, las cuales afectaron dediversas formas la marcha del país. Con lafinalidad de mitigar los efectos sociales en1888 se crearon los Almacenes Generales deDepósito, institución que pretendía abatir lasconsecuencias de los años de malas cosechas(Florescano, 1995:82). No obstante, los esfuer-zos realizados no fueron suficientes, debidoa que las sequías continuaron causando es-tragos económicos en la población de escasosrecursos.

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