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Investigaciones en etnohistoria de Ecuador Chantal Caillavet Hasta ahora, se cuenta todavía con poquísimos estudios históricos sobre Ecuador que puedan ser califi- cados de científicos; es decir, realiza- dos en base al análisis directo y críti- co de fuentes primarias. En conse- cuencia, la investigación etnohistóri- ca refleja lógicamente esta pobreza general, acentuada por el hecho de tratarse de un campo de investiga- ción aún muy reciente y que está mucho menos desarrollado sobre Ecuador que sobre los Andes del Perú y de Bolivia. Es cierto que, en Ecuador, el difí- cil acceso a las fuentes primarias, tanto en archivos supuestamente pú- blicos como en los numerosos archi- vos eclesiásticos, ha podido desalen- tar hasta ahora a muchos investigado- No.1,julio 1984 res que no disponían de un tiempo ilimitado ni de una paciencia infinita. A estas condiciones materiales un tanto incómodas, se puede aüadir otro hecho patente que queda sin dilucidarse muy bien, y es la menor abundancia de documentación de archivos disponible hoy día relativa al Ecuador colonial y, en particular, indígena. Se puede intentar explicar esto, en parte, por la razón expuesta anteriormente, que deja la puerta abierta, en el futuro, a valiosos ha- llazgos documentales, confom1e va- yan mejorando la organización y el funcionamiento de los arclúvos loca- les. En los últimos años se ha inicia- do activamente esta necesaria reorga- nización con la labor emprendida por el Banco Central del Ecuador, al res- 163

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Investigaciones en etnohistoria de Ecuador Chantal Caillavet

Hasta ahora, se cuenta todavía con poquísimos estudios históricos sobre Ecuador que puedan ser califi­cados de científicos; es decir, realiza­dos en base al análisis directo y críti­co de fuentes primarias. En conse­cuencia, la investigación etnohistóri­ca refleja lógicamente esta pobreza general, acentuada por el hecho de tratarse de un campo de investiga­ción aún muy reciente y que está mucho menos desarrollado sobre Ecuador que sobre los Andes del Perú y de Bolivia.

Es cierto que, en Ecuador, el difí­cil acceso a las fuentes primarias, tanto en archivos supuestamente pú­blicos como en los numerosos archi­vos eclesiásticos, ha podido desalen­tar hasta ahora a muchos investigado-

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res que no disponían de un tiempo ilimitado ni de una paciencia infinita. A estas condiciones materiales un tanto incómodas, se puede aüadir otro hecho patente que queda sin dilucidarse muy bien, y es la menor abundancia de documentación de archivos disponible hoy día relativa al Ecuador colonial y, en particular, indígena. Se puede intentar explicar esto, en parte, por la razón expuesta anteriormente, que deja la puerta abierta, en el futuro, a valiosos ha­llazgos documentales, confom1e va­yan mejorando la organización y el funcionamiento de los arclúvos loca­les. En los últimos años se ha inicia­do activamente esta necesaria reorga­nización con la labor emprendida por el Banco Central del Ecuador, al res-

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Notas y Documentos

catar fondos de archivos privados y públicos; el Archivo Histórico del Banco Central ha constituido sus pri­meros fondos con los libros y manus­critos procedentes de la valiosa colec­ción del historiador J . Jijón y Caama­ño.

Sin embargo, conviene moderar desaforadas esperanzas, puesto que hay que considerar la probabilidad de que la Audiencia de Quito, ya sea por encontrarse alejada de los cen­tros de poder virreinales, ya sea tam­bién por no ofrecer un interés econó­mico tan avasallador como las áreas mineras del Alto Perú o de Colom­bia , suscitara menos control burocrá­tico de parte de la Corona espai'íola y, por consiguiente , menor cantidad de fu entes de información escrita para su historia.

Un factor de una índole muy dis­tinta podría también considerarse como responsable de otro handicap sufrido por la investigación sobre etnohistoria en el Ecuador; me refie­ro a la controvertida obra del jesuita Juan de Velasco Historia del Reino de Quito en la América meridional, escrita a finales del siglo XVIII y que periódicamente se vuelve a editar (la última reedición, por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, es de 1977). La existencia de una obra - todavía refe­rencia obligada para la enseñanza de la historia en los colegios ecuatoria­nos- que ofrece una versión muy de­tallada de la prehistoria ecuatoriana y de la historia de las sociedades pre­hispánicas, ha inhibido a muchos in­vestigadores que no podían cuestio­nar los datos aportados por Velasco, clasificado erróneamente como cro­nista, y que han cometido el error de

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considerar su obra como fuente pii­maria y no como una interpretación histórica personal y tardía del pasado ecuatoriano prehispánico.

Conviene, a modo de transición hacia el despertar que se manifiesta recientemente en ia etnohistoria ecua­toriana, citar la extensa obra de Ja­cinto Jijón y Caamai1o (1891-1950), cuyos intereses abarcaron dilatados campos --arqueología, historia, etno­lingü ística- - y que abrió denoteros nuevos, seguidos posteriormente en la investigación etnohistórica. Siguen pareciendo muy actuales sus obser­vaciones escritas en 1941 a ese res­pecto:

"Apenas si ... han sidq estudiados ... los documentos procesales en los que se discuten derechos relati­vos á la población indígena. En los pleitos relativos a la sucesión de los cacicazgos, en los testamentos de indígenas, en los empadrona­mientos de tributarios, en las visi­tas de la Tierra y en los procesos relativos al reparto de terrenos y a los bienes de comunidad, en me­dio de minucias de interminables fórmulas jurídicas suelen a veces encontrarse preciosos datos de inestimable valor, que sería inútil buscar en otra clase de fuentes". ( El Ecuador htterandino y Occi­dental antes de la Conquista Cas­tellana. Edit. Ecuatoriana. Quito, 1941. Tomo I, p. 25).

Quisiera presentar ahora las co­rrientes que destacan en la investiga­ción etnohistórica sobre los Andes ecuatorianos, a través de algunos de los temas de mayor relieve en los cuales parecen coincidir los historia­dores. Dejaré de lado los trabajos

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sobre la Costa y el Oriente amazóni­co, ya que estas regiones están toda­vía menos estudiadas que la Sierra , posiblemente por la escasez de fuen­tes debida, en particular, a la despia­dada humedad de ambos medios, fatal para la conservación de los do­cumentos.

Algunos rasgos propiamente ecua­torianos han orientado la investiga­ción y los debates: por una parte, los marcados particularismos ecológicos y climáticos que caracterizan el terri­torio ecuatoriano y, por otra parte, la situación geográfica de Ecuador como zona fronteriza entre territo­rios plenamente conquistados por los Incas y zonas apenas alcanzadas por la expansión del Tahuantinsuyu.

El primer rasgo da mucha relevan­cia al estudio de las relaciones del hombre con el medio que le circun­da, tema ya tradicional en la investi­gación etnohistórica andina, pero cuyas peculiaridades y modalidades ecuatorianas necesitan analizarse con precisión.

La alta pluviosidad, por una parte, y la latitud ecuatorial y la relativa estrechez de los Andes, por otra, se combinan para crear un medio am­biente donde se da una extensa varie­dad de pisos ecológicos dentro de un territorio reducido y, por lo tanto, de fácil acceso para las sociedades autóctonas. Para el estudio de la adaptación de las etnias ecuatorianas a su propia ecología, es obra pionera la excelente tesis de Frank Saloman: Ethnic Lords of Quito in the age of the Incas: the political economy of the North Andean chiefdoms. Cor­nell University, 1978. Se puede con­cluir que en los Andes septentriona-

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les 1a explotación de los recursos de distintos pisos ecológicos se lleva a cabo, a la vez , mediante la actividad de residentes, de colonos oriundos de diversos grupos étnicos y el intercam­bio de productos en manos de merca­deres. (Sobre los "mindalaes", ver­sión norteña de los mercaderes, y el

· doble sistema de explotación econó­mica, ver también : Frank Salomon: "Pochteca and Minda1á: a compari­son of long-distance traders in Ecua­dor and Mesoamerica", en Journal of the Steward Anthropological So­ciety, Vol. 9. No. 1-2. 1977-78, pp. 231-245 ; y Chantal Caillavet: "Le sel d 'Otavalo (Equateur). Conti­nuités indigenes et ruptures colonia­les", en Mélanges de la Casa de Ve­lázquez_ Tome XV. Paris-Madrid, 1979, pp. 329-363).

Al discutir el conocido modelo de "verticalidad andina" para el caso específico de la geografía ecuatoria­na, donde los distintos nichos ecoló­gicos distan muy poco unos de otros, Udo Oberem - en "El acceso a recur­sos naturales de diferentes ecologías", Actes .du XLII-eme Congres /nterna­tional des Américanistes. Paris, sep­tembre 1976, Vol. IV, pp. 5 ls64 (reeditado recientemente en Segundo Moreno y Udo Oberem. Contribu­ción a la etnohistoria ecuatoriana. Serie Pendoneros. No. 20. Otavalo. Quito. s.f.)- afina el análisis hasta proponer el término de "microverti­calidad ", con lo que, a mi parecer, se llega al límite máximo de validez del concepto sur-andino y destaca , una vez más, la profunda originalidad de la ecología ecuatoriana y de las respuestas que le brindaron las socie­dades prehispánicas.

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El segundo rasgo geográfico y cul­tural propiamente ecuatoriano, men­cionado anteriormente, lleva a plan­tear la cuestión de las interrelaciones políticas de las diversas etnias del mosaico poblacional nor-andino . y del tipo de vínculos que las unieron tardíamente con los Incas. Queda todavía por aclarar el funcionamien­to político de las sociedades autócto­nas y por determinar la intensidad de las alianzas y dependencias de los distintos cacicazgos entre sí frente a la invasión incaica. Frank Salomon ha propuesto un modelo original de la política de conquista e implanta­ción incaicas en Ecuador, basado en la diversidad de los tipos de organiza­ción SO(;io-política que habían adop­tado las etnias locales, según su rela­tiva proximidad espacio-temporal al centro de poder inca. ("Systemes politiques verticaux aux marches de l'Empire Inca". En Annales E.S.C. Numéro Spécial. Paris, 1978. pp. 967-990).

Los vínculos y alianzas entre los Incas y la alta jerarquía social autóc­tona se transparentan en la colección de "Notas y documentos sobre miembros de la familia del Inca Ata­hualpa en el siglo XVI", en Estudios Etnohistóricos del Ecuador. No. 1. Guayaquil, 1976, recopilados por Udo Oberem.

Como revelador de la intensidad del impacto incaico, sigue avanzando el estudio de la distribución de los grupos mitimaes, ya sea deportados desde Ecuador hacia el Sur, ya sea transferidos al territorio ecuatoriano: los trabajos de Waldemar Espinoza Soriano ("La ·coca de los mitmas Cayampis en el Reino qe Aneara.

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Siglo XVI", en Anales Científicos de la Universidad del Centro del Perú. No. 2. Huancayo, 1973, pp. 6-68; y "Los mitmas huayacuntu en Quito o guarniciones para la represión arma­da. Siglos XV y XVI", en Revista del Museo Nacional. Tomo 41. Lima, 1975, pp. 351-394) y de Udo Obe­rem ("Los Cafi.aris y la conquista española de la sierra ecuatoriana. Otro capítulo de las relaciones inter­étnicas en el siglo XVI", en Journal de la Société des Américanistes. To­me LXVIII. Paris, 1976, pp. 263-274) han iniciado esta· etapa, segui­dos recientemente por las aporta­ciones de Manuel Mifio Grijalva sobre "Los Cañaris en la conquista españo­la del Perú", en Etnohistoria y An­tropología Andina. 1 a Jornada del Museo Nacional de Historia. Lima, 1978, pp. 152-157 (y tesis en prensa sobre el mismo tema) y de Juan Ca-

. rrera Colín sobre la región de Lata­cunga ("Apuntes para una investiga­ción etnohistórica de los cacicazgos del Corregimiento de .Latacunga. Siglos XVI y XVII", en Cultura, Re­vista del Banco Central. No. 11. Qui­to, 1981, pp. 129-179). Aunque el análisis sistemático de fuentes de archivos para todas las regiones del Ecuador está por hacerse y permiti­rá establecer un mapa más completo de procedencia y movimientos de los grupos étnicos a la llegada de los es­pañoles, la ponencia de Segundo Mo­reno Yáfi.ez (leída en el 3er. Encuen­tro de Sociología e Historia, realiza­do en Cuenca, Ecuador, en noviem­bre de 1980, en prensa) ofrece una buena síntesis del estado actual de las investigaciones sobre "Las colo­nias mitmas en el Quito incaico: su

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significación económica y política".

Para concluir este rápido panora­ma, convendría subrayar las lagunas de los conocimientos sobre los aspec­tos religiosos. Una vez más, pero con mayor gravedad en este campo, care­cemos de fuentes que pennitan apro­ximarse a las mentalidades aboríge­nes . Contadísimos son los documen­tos referentes a la religión popular, ya que no parecen hab,~rse dado en el territorio ecuatoriano las visitas de extirpadores de idolatrías, tan provechosas para el historiador. A título de excepción , merece sef'ialar­se la ponencia de Frank Saloman ("The disease bundles of Colonial Andean Shamans") sobre un caso de brujería en la Sierra ecuatoriana en el siglo XVIII, leída en el 44 Congre­so Internacional de Americanistas. Manchester, septiembre de 1982.

En el campo religioso, a falta de datos documentales explícitos, sólo queda concentrar los esfuerzos en el análisis conjunto de . todo material disponible, por poco consistente que pueda parecer a priori, sea arqueoló­gico , histórico o etnológico. Esta metodología me pennitió , para el norte de la Sierra ecuatoriana, iden­tificar el Otavalo prehispánico ante­rior a las reducciones coloniales,

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cuyo papel ante todo religioso es prueba de la preponderancia del componente ideológico en las socie­dades indígenas, algo dejado de lado hasta ahora por los etnohistoriado­res. (Cl1antal Caillavet: "Etnohistoria ecuatoriana : nuevos datos sobre el Otavalo prehispánico", en Cultura, Revista del Banco Central. No. 11 . Quito , 1981 , pp . l 09-127). Para ello, la estrecha colaboración con la ar­queología es imprescindible y cabe notar que, al contrario de lo que su­cede para la etnohistoria , los trabajos arqueológicos están más avanzados en la Costa ecuatoriana que en la Sierra , y sólo se puede esperar que se vayan desarrollando de forma si~nifi­cativa proyectos asociados de investi­gaciones arqueológicas y etnoh istóri­cas en los Andes ecuatorianos.

En fin , las guías bibliográficas exhaustivas y de más útil consulta para Ecuador son las crónicas perió­dicas de Olaf Holm "Bibliografía ecuatoriana sobre temas históricos y antropológicos", publicadas en los Cuadernos de Historia y Arqueolo­gía. Casa de la Cultura Ecuatoriana . Núcleo del Guayas. Guayaquil ; y la obra de Robert Norris : Guía biblio­gráfica para el estudio de la historia ecuatoriana. Institute of Latín Ame­rican Studics. Texas, 1978 .

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