investigación cualitativa en subjetividad

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    El paradigma racionalista mecnico, conocido tambincomo modernidad, tuvo fuertes repercusiones en el de-sarrollo de la ciencia psicolgica. No slo porque intenttransformar a esta disciplina en una ciencia natural decorte exacto, sino que instal una concepcin de hombrey de subjetividad centrada en la medicin, la prediccin,el clculo y la estandarizacin.

    As, el desarrollo de una ciencia psicolgica positivista hacontribuido a invisibilizar el carcter de particularidade individualidad que todo persona posee. La Psicologaimperante en gran parte del siglo XX, y vigente hastanuestros das, se ha orientado a atomizar al sujeto paraanalizarlo en partes aisladas susceptibles de control y ob-

    jetivacin. El efecto de esta visin paradigmtica no sloguarda relacin con la forma en que interpretamos al su-

    jeto, sino que -y principalmente- con la forma de acercar-nos a la realidad, pues nos ha dejado atrapados en unaforma comprensiva limitada, empobrecida, sin diferen-cias, sin creacin, de pocas sutilezas y nada de asombro.

    Habitamos el paradigma positivista como si fuera elmundo real, como si pudiramos de verdad dar cuentadel mundo en que vivimos, sin percatarnos que nuestracomprensin social y cientfica se erige sobre un con-

    junto extremadamente reducido de suposiciones meta-toricas, que nosotros consideramos como reales (Burrell

    PSICOPERSPECTIVASINDIVIDUO Y SOCIEDAD

    VOL. 15, N 1, 2016

    pp. 1 - 4

    Editorial

    Investigacin cualitativa en subjetividad

    & Morgan, 1998). Bajo los lineamientos de este paradig-ma, la realidad viene convertida en cosa susceptiblede ser controlada. Los fenmenos de la realidad, al sercosificados y medidos, pasan a ser tiles, merasfunciones que pretenden satisfacer las necesidades delhombre. Meras reglas de comparacin que posicionansubjetividades como vulnerados/empoderados, pasivos/activos, desconociendo las caractersticas propias que es-tas subjetividades traen. No en vano y de manera irnica,Fernando Gonzlez-Rey, en su artculo Una epistemolo-ga para el estudio de la subjetividad: sus implicacionesmetodolgicas, nos llama la atencin sobre la fetichiza-cin y la idolatracin de la metodologa. Concretamentela metodolatra (Danziger, 1990 en Gonzlez-Rey, 2016).

    El Paradigma Cualitativo, que inicia su desarrollo en las

    reas de la sociologa y la educacin, exhibe una rupturaepistemolgica-poltica1 con el Paradigma Positivista, alno aceptar las formulaciones de valor universal, a-histri-ca y no situadas. Este paradigma no slo se plantea comola otra cara de la moneda en la interpretacin de la re-

    1 Siguiendo a Rorty (1996), se parear epistemologa a poltica, puescomo lo seala el autor, toda epistemologa tiene pretensiones polticasde gobierno de ideas, pueblos y personas. No existira algo as como unameta epistemologa, sino mltiples formas de comprender el mundo;por lo tanto, mltiples y diversas formas de organizarlo.

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    tina Mitjn, parte de la investigacin que se dice cuali-tativa no hace ms que reproducir el mtodo positivis-ta, disfrazando la bsqueda de verdad y objetividad porparte del investigador, con una perspectiva dialgica;ocultando el uso y la cosificacin que el investigador hace

    del participante.

    De manera similar, Moyano y Ortiz, en su artculo "Estu-dios biogrficos en las Ciencias Sociales del Chile reciente:Hacia la consolidacin del enfoque", formulan una debi-lidad en la implementacin de los estudios biogrficos.Los autores concluyen que estos mtodos an estn endesarrollo, pues sus formas analticas y reflexivas siguenen bsqueda de generalizaciones, sin poder dar el pasoa la comprensin de lo singular, de la individualidad y laparticularidad. Otras de las temticas que surgen de esteentre es la aculturacin de la mirada. Hemos aprendi-do una forma de mirar, y con ello, una forma de indagar

    que busca regularidades, objetividades, generalizaciones,estandarizaciones. Por lo tanto, somos incapaces de ver lodiverso, lo nico, lo distinto. Hay muchos fenmenos queno se nos aparecen ante nuestra mirada.

    Es precisamente ste uno de los temas que aborda Eri-ca Burman en su artculo "Lecciones de la psicologadel aprendizaje y el amor", al sealarnos que los procesosafectivos han sido silenciados en la escuela. Comodeudores de un paradigma positivista somos ciegos afenmenos que no hayan sido objetivados. Por lo tanto,adherir a un Paradigma Cualitativo de investigacin de la

    subjetividad no supone solamente implementar ciertastcnicas metodolgicas, sino que implica adoptar otramirada y otras prcticas. En ello, consideramos valiosoparafrasear a Fernando Gonzlez-Rey, quien nos sealaque seran tres las caractersticas vinculadas a lametodologa cualitativa: el carcter constructivo-interpretativo del conocimiento; el carcter dialgico dela investigacin cualitativa y la definicin de lo singularcomo instancia legtima para la produccin delconocimiento cientfico (2016, p. 8).

    La puesta en prctica de estos principios rectores de lametodologa cualitativa se puede visualizar con bastan-

    te detalle y un fuerte compromiso poltico en el traba-jo de Soledad Ruiz, La subjetividad del investigador enterreno: Sistematizacin de una experiencia reflexiva deinmersin etnogrfica. En este trabajo, se sistematizalas prcticas y reflexiones de la investigadora en el de-sarrollo e implementacin de la etnografa reflexiva enuna poblacin de la zona sur de Santiago de Chile. Laautora concluye sealando la importancia de (a) el ejerci-cio reflexivo; (b) la inclusin de aspectos personales y bi-ogrficos y (c) la distincin y discriminacin de emociones

    alidad, sino que, efectivamente, nos invita a saltar a otravisin paradigmtica (Kuhn, 1970). Bajo esta nueva for-ma, las distinciones dentro/fuera, sano/enfermo, normalpatolgico pierden toda validez. Ya no es posible pensarun hombre y por fuera de l, un mundo. No hay distan-

    cia entre hombre y mundo: somos en el mundo2

    . Ya noes posible pensar en lo normal y lo patolgico, pues noexiste una regla de medicin que sea capaz de atrapar lanaturaleza humana. Lo que s existe, como bien lo sea-la Canguilhem (1985), es una construccin de normali-dad, que al estar naturalizada, se impone como fuerzaorganizadora de salud y de gobierno de cuerpos.

    Para quienes adherimos a un paradigma cualitativo, larealidad es aquello in-asible, in-atrapable, in-descifrable,no objetivable, no estandarizable, desde una perspecti-va externa y temporalmente estable. La realidad nuncaes ni transparente, ni medible, ni cuantificable; menos,

    fcilmente describible. Por el contrario, a la naturaleza legusta esconderse, como bien deca Herclito de prontose nos revela, de pronto se nos oculta (Erclito fr. 123DK). La realidad, desde una perspectiva cualitativa, es in-terpretacin, creacin, inseparabilidad sujeto-objeto.

    Bajo el escenario de un paradigma mecanicista an muysano y vital, vale la pena reflexionar en torno al aportedel paradigma cualitativo a las Ciencias Sociales y, par-ticularmente, de las metodologas cualitativas a la Psi-cologa. Es precisamente ste el desafo que nos hemosplanteado en la presente Seccin Temtica titulada Inves-

    tigacin cualitativa en subjetividad.

    Luego de una extensa revisin de 54 trabajos, presenta-mos al lector ocho artculos que conforman esta SeccinTemtica. Es interesante notar que, al leer todos los ar-tculos de este nmero, es imposible dejar de establecermltiples y profundas relaciones entre ellos. Por ello, in-vitamos al lector, a recorrer ms de un artculo, pues es elentre artculos donde se levantan y se responden suge-rentes interrogantes.

    Una de las temticas de este entrees la duda respec-to de cunto ha penetrado la metodologa cualitativa al

    momento de intentar acercarnos a la comprensin de lasubjetividad.

    Desgraciadamente, no todas las reflexiones son auspicia-doras. Por ejemplo, para Fernando Gonzlez-Rey y Alber-

    2 En el famoso pargrafo 12 de su libro Ser y Tiempo, Heidegger (2007)muestra que la estructura fundamental del hombre es ser en el mun-do. Es decir, la estructura fundamental del Dasein(hombre) es en rel-acin al mundo. Luego, el hombre no est cerrado sobre s mismo. Noes independiente de su contexto.

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    Acompaa adems a esta Seccin Temtica, una seccinde Artculos Libres. Publicamos en total, seis artculos li-bres. Tres de ellos se inscriben en el mbito de psicologaeducacional, dos en el mbito de la psicologa social yuno en el mbito de la psicologa del desarrollo.

    Crdoba, Rojas y Azcar, en su artculo "Seleccin dealumnos y co-pago como factores de segregacin esco-lar: Presentacin de tres casos de estudio", analizan lasvariables de segregacin escolar y concluyen que, para elcaso de Chile, la segregacin se explicara por la presenciade prcticas de seleccin de estudiantes y el co-pago queapoderados realizan por concepto de matrcula y arancel.

    El artculo "Jvenes estudiantes y sus profesores" deOliveira de Vasconcelos y da Costa Gomes, desarrolla unanlisis de la relacin profesor-estudiantes en dosuniversidades brasileras, concluyendo que ms queprivilegiar un enfoque dialgico orientado a laformacin de personas, en estas universidades emergeun enfoque autoritario y de culpabilizacin de fracasoentre docentes y estudiantes.

    Marco Antonia Villalta, en su artculo "Educacin inter-cultural en Latinoamrica: Anlisis de las investigacionesde campo en la regin", analiza un total de 30 artculosde investigacin de campo, publicados en revistas cient-ficas entre los aos 2000 y 2013. En las conclusiones el au-tor ofrece una matriz de anlisis que permite comprenderlas lgicas subyacentes en la interpretacin de diferencia

    y accin educativa intercultural.

    El artculo "Apoyo social percibido y su influencia en eldesistimiento delictivo: evaluacin del rol institucional",de Bustamante, lvarez, Herrera y Prez-Luco, evala larelacin existente entre el tipo de apoyo social percibidode fuentes institucionales con el desistimiento en sujetoscon patrones delictuales persistentes. Los resultados se-alan que, aun cuando se aprecia una percepcin positivadel apoyo institucional, este apoyo no influye en el desis-timiento, dado que los sujetos se responsabilizan de suopcin delictual, restando valor al impacto que puedantener las instituciones en esas opciones.

    Las autoras Sonia Lahoz i Ubach y Mara Forns iSantacana, presentan el artculo "Discriminacin

    percibida, afrontamiento y salud mental enmigrantes peruanos en Santiago de Chile".Luego de laaplicacin de una batera de test a una muestra de 355migrantes peruanos, las autoras concluyen que losperuanos ms que percibir una discriminacin entrminos personales, perciben una discriminacin entrminos grupales. Analizan las consecuencias de estos

    del investigador y de los investigados para una posibleaproximacin a la etnografa reflexiva.

    La voluntad de explicitacin de las caractersticas y criteri-os con que operara un quehacer cualitativo, tambin vi-

    ene recogido en el artculo titulado "Hacia la formulacinde una teora general de las teoras subjetivas", en el cualJorge Cataln propone una integracin de teoras subje-tivas bajo un acucioso anlisis de los supuestos ontolgi-cos, epistemolgicos y metodolgicos que se derivan delas propuestas de los diferentes autores.

    Concluimos este nmero monogrfico con tres artculosorientados a analizar subjetividades particulares. Por unaparte, el artculo de Pedro Figueiredo y Mary Jane Spink,titulado "Relatos de padres sobre el uso obligatorio desistemas de retencin infantil" en Brasil, indaga la pro-duccin de subjetividades de los padres de nios peque-os, tras la instalacin del uso obligatorio de sistemas deretencin de infantes en automviles y transporte pbli-co en Brasil. Concluyen que estos dispositivos de segu-ridad producen una subjetividad ambivalente, donde suuso es visto tanto como objeto de seguridad, como paraevitar ser castigados por va de multas.

    En segundo lugar, el artculo de Pilar Albertn, llamado"Subjetividades tejidas en historias de violencia de gne-ro y procesos migratorios: lugares liminales de transfor-macin", pone de relieve que toda subjetividad es unaconstruccin situada. Luego, toda subjetividad est ancla-

    da en posiciones enunciativas y condiciones socioestruc-turales que determinan las narraciones de las mujeresque padecen violencia de gnero. La autora realiza uninteresante juego entre las dimensiones de sujecin quemantienen sujetadas a estas mujeres a una subjetividadestandarizada, con formas narrativas en que las mujeresse sitan en procesos de victimizacin, formas cuidadorasy mantenedoras de la familia, sumisin a las pautas cul-turales, o condiciones del proceso migratorio, etc.; y lascapacidades agenticias, que permitiran la instalacin deproyectos ms propios y personales, como mujeres quepasan a sentirse liberadas, autnomas, activas, amorosasy fuertes.

    Finalmente, presentamos el artculo de Raquel Andrade,Adolfo Pizzinato y Katia Bones, titulado "Subjetividad,lgica de consumo y narrativa de s en adolescentes", enel cual se analiza la relacin en la construccin narrativadel yo y su vinculacin con la lgica de consumo. En lasconclusiones, los autores sostienen que el consumo actacomo un marcador social y un habilitador de posibilida-des existenciales, como por ejemplo, la inclusin y el re-conocimiento.

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    Referencias

    Burrell, G. & Morgan, G. (1998). Sociological paradigmsand organizational analysis. Elements of the Sociolo-gy of Corporate Life. Burlington: Ashgate Publishing

    Limited Press.Canguilhem, G. (1985). Lo normal y lo patolgico. MxicoD.F.: Siglo XXI.

    Erclito fr. 123 DK.

    Heidegger, M. (2007). Ser y tiempo. Santiago, Chile:Universitaria.

    Kuhn, T. S. (1970). The Structure of Scientific Revolutions.Chicago: Chicago Press.

    Rorty, R. (1996). Objetividad, relativismo y verdad.Buenos Aires: Paidos.

    resultados de cara a las intervenciones posibles.

    Finalmente, el artculo titulado En qu medida predicenla mentalizacin del ciudados principal evaluada a los 12meses y el nivel socioeconmico el lenguaje del nio(a)

    a los 30 meses?, de Vargas, Morales, Witto, Zamorano,Olhaberry y Farkas exhibe un estudio desarrollado en unamuestra de 85 nios y sus cuidadores. Los resultadosindican un efecto significativo de la mentalizacin delos adultos evaluada a los 12 meses y del nivelsocioeconmico, sobre el lenguaje de los nios a los 30meses de edad. El lenguaje receptivo a los 12 mesestambin es un factor predictor del mismo a los 30 meses,no as el lenguaje expresivo. Se discute los resultados ysus implicancias.

    Los invitamos entonces, a leer esta interesante SeccinTemtica, tanto en un sentido vertical cada uno de losartculos- como transversal

    la lectura que se recogeentreartculos.

    Paula AscorraEscuela de PsicologaPontificia Universidad Catlica de ValparasoCoeditora Revista Psicoperspectivas

    Vernica LpezEscuela de Psicologa

    Pontificia Universidad Catlica de ValparasoEditora Revista Psicoperspectivas