introduccion filosofia lenguaje - acero; bustos

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  • 5/26/2018 Introduccion Filosofia Lenguaje - Acero; Bustos

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    oleccin TeoremaSerie mayor

    Juan Jos ceroEduardo ustosDaniel Quesada

    ntroduccin lfilosof del lengu je

    }l 1 \1.\ 11)i I ) \

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    PREFACIO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3CAPTULO l. INTRODUCCIN

    PARTE FILOSOFA DEL LENGUAJE Y LINGSTICA

    Cubierta: Diego Lara

    Reservados todos los derechos. Elcontenido de esta ohra est protegidopor la Ley. que estahlece penas de prisin y/o ll1ultas. adens de lascorrespondientes indelllnizaciones por daos y perjuicios. paraquienes reprodujeren. plagiarcn. distribuyeren o cOlllunicarenpblicamcnte . cn todo o en partc. una obra l iterar ia . a rt s ticao cientf ica, o su transl JrI llacin. interpretacin o cjecucinart s tica f ijada en cualquicr t ipo de soporte o conllul ic ,daa travs de cualquier mcdio. sin la preceptiva autorizaci

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    Deseamos agraucccr vivamcntc las observacioncs Criticas y elinters mostrado por los profesores Pedro Cerezo Manuel GarridoJos Hierro S Pcscador y Jess Mostern Sin embargo ningunode ellos es responsable de los errores o inadecuaciones que todavapuedan subsistir

    PTULO IINTRODUCCIN

    1 1 Filoso la del lenguaje y filosofaUna de las caractersticas ms importantes de la filosofia delsiglo xx es lo que se ha dado en llamar su giro lingstico A la influen-cia de este giro no han escapado las diferentes corrientes filosficasvigentes ya se trate de la fenomenologa de la hermenutica delmarxismo por no hablar de la filosofia analtica origen y eje deeste cambio Este giro lingstico se puede caracterizar breve ytoscamente como la creciente tendencia a tratar los problemasfilosficos a partir del examen de la forma en que stos estn encar-nados en el lenguaje naturalEste cambio de orientacin filosfica ha dado una dimensinnueva a los estudios sobre el lenguaje una dimensin si se quieredecirlo as no filolgica De hecho la parcela de investigacin lin-gstica tradicional ha sido invadida desde comienzos de siglo noslo por los filsofos sino tambin por socilogos psiclogos yantroplogos Todo esto ha tenido como efecto un ensanchamiento

    y una profundizacin en la comprensin de lo que se consideracomo el aspecto distintivo de la especie el lenguaje naturalEl giro lingstico de las metodologias filosficas se ha hechopatente asimismo en todas sus disciplinas desde las ms abstractashasta las ms ligadas con la accin humana concreta Esta es unade las razones por las que la filosofa del lenguaje constituye hoyda en la mayoria de las universidades del mundo una parte impor-tante e insustituible de los estudios filosficos Es ms en muchasocasiones es precisamente la filosofia del lenguaje la disciplina quetiende un puente hacia ciencias empricas como la lingstica y lapsicologa a travs del cual la filosofia toda resulta fecundadarenovadaEn nuestro pas no obstante y a pesar de la creciente relevanciay peso especfico que va adquiriendo en alguna de sus universida-des ms importantes la filosofia del lenguaje no ocupa an el lugar

    I S

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    l{ue le corresponde. Como ejemplo. basta citar el hecho de l{ue niuna sola ctedra de esta maleria ha sido creada hasta la fecha enninguna universidad y los escasos practicantes de esta disciplinaestn encuadrados en los departamentos de Lgica ms activos.y todo esto a pesar de que la filosofa del lenguaje. como la lgicay la filosofia de la cicncia. por otro lado ticnen un carcter en ciertomodo pr { io. prerrequisito indispensable del estudio riguroso de losproblemas caractersticos de las diferentes ramas filosficas.

    Los problemas filosficos no slo se plantean hoy da cuma cuestiones o interrogantes sohre supuestas entidades como la materiao el conocimiento sino que se los formula y aborda incardinadosen su realidad lingstica. No qu es el conocimiento? sino previamente qu qucremos decir cuando afirmamos que conocemosque ...? o qu condiciones son necesarias y suficientes para quepodamos decir con verdad. que sabemos que ... ?. No qu es larealidad? sino qu significa la afirmacin de que algo es real?etctera.

    La naturaleza del giro lingstico en filosofa es tal que comocondicin a priori dcl genuino anlisis conceptuaL se da el anlisislingstico de las expresiones que tradicionalmente han formuladolos problemas filosficos. Ahora bien esto no quiere decir que losproblemas filosficos como tales carezcan de sentido o se reduzcana meros problemas lingsticos acerca de sentido de unos cuantosenunciados como de un modo optimista - o pesimista. segn semire-- se consider en corrientes filosficas importantes a principios de siglo como el neopositivismo o e atomismo lgicos. Lafilosofia del lenguaje resuelve problemas que. en todo caso. son denaturaleza lingstica. Pero su importancia no reside slo en estesimple hecho sino tambin en que ayuda a plantear con ms precisin y nitidez los problemas tpicos de las disciplinas filosficas.Por ejemplo l a filosofa del lenguaje tiene su parte en el enfoquede uno de los problemas ms acuciantes en la actualidad e de laaccin racional o de la racionalidad. La filosofa del lenguaje nopodr -ni deber- decimos a este respecto cundo nuestras acciones son racionales o cundo dcjan de serIo ni nos podr enseara ser ms racionales pero en cambio s que podr ayudar a dilucidare concepto de racionalidad pues es un concepto que utilizamosa travs de mltiples expresiones lingsticas. cotidianamente l Delmismo modo podr y deber participar en e anlisis conceptualque precede a toda elucidacin terica a travs de los instrumentosque ha desarrollado a lo largo de su historia como disciplina.Dentro del mbito filosfico. la disciplina que guarda una relacin ms estrecha con la filosofa del lenguaje es la lgica. En la

    1 Un ejemplo de este tipo dc anlisis conceptual es el apartado 1.6. del ensayode J. Mostern Racionalidad accin 1I/1/11ana. Alianza Universidad. 1978. ,

    medida en que la lgica formal moderna aspira a ser la teora cientfica del razonamiento vlido constituye una teora directamenteimplicada en cuestiones lingsticas. La mayor parte de los razonamientos humanos salvo quizs cierta parte de razonamiento cientfico se formulan en el lenguaje natural . Desde sus orgenes tantohistricos como conceptuales los problemas lgicos se encuentranentrelazados con los problemas lingsticos.Como se sabe la propiedad de validez de los razonamientosse fundamenta en la forma que tienen determinadas entidades lingsticas las oraciones enunciativas. La lgica analiza la estructuraformal de las oraciones enunciativas y de su concatenacin distinguiendo entre diferentes clases de oraciones de trminos componentes de funciones que tienen como argumentos oraciqnes etc.En la obra de Aristteles y de los estoicos la lgica se. ocupabaespecialmente de los enunciados categricos aunque analiiados demuy diferente manera y con diferentes intereses. Tal como la conceba Aristteles la lgica daba una explicacin de la estructurade estos enunciados que nos permita establecer una diferencia ntida entre los argumentos vlidos y los no vlidos. El razonamientoapodctico y en definitiva el conocimiento estaba asistido por lalgica a la que utilizaba como un instrumento esencial Organon.Pero no slo el razonamiento cientfico es susceptible de un tratamiento lgico como ya advirti el propio Aristteles. Tambinotros tipos de razonamiento se pueden considerar desde el puntode vista formal por ejemplo el razonamiento moral o el jurdico.Esta progresiva conciencia de la capacidad de la lgica para cubrirdiversos mbitos del discurso ha promovido en los ltimos tiempospor un lado e l desarrollo de nuevas ramas de la lgica por ejemplonuevos clculos modales y por otro ha permitido concebir la esperanza de que sea la propia lgica como teora cientfica asentadaquien aporte el ncleo esencial de una teora semntica exacta posibilitandode este modo la comprensin de un aspecto fundamentaldel lenguaje humano. Pero de todo ello hablaremos un poco msadelante cuando expongamos las relaciones que en la actualidadunen a la filosofa del lenguaje con la lgica y la lingstica.Otra disciplina filosfica para la que ha t~nido y tiene relevanciael estudio de la filosofa del lenguaje es la teora de conocimientoo epistemologa. Ya nos hemos referido a la reformulacin delproblema bsico de la epistemologa y a su conexin con el anlisis conceptual de las oraciones en que seemplean los verbos sabero conocer. Recientemente e estudio de este tipo de oracionesdesde una perspectiva formal ha experimentado grandes progresoshasta concluir en la creacin de una nueva rama de la lgica dedicada especialmente a ellos la lgica epistmica. Esta nueva ramaes una modificacin de la lgica de primer o segundo orden quetrata de dar cuenta del funcionamiento de los razonamientos con

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    oraciones del tipo sahc que ... )) Para ello ha tenido que partirde anlisis previos dc las rcglas que gohiernan el uso de verbos comoconocer, sabem y creen) en el lenguaje comn. Gracias a esteanlisis se ha precisado de una manera crtica el concepto de conocimiento empleado en la discusin metodolgica y las teorias delconocimiento contemporneas pucden desarrollar sus polmicas sobre un trasfondo conceptual relativamente firme. En la actualidadla figura principal de los estudios epistemolgicos asi entendidos esel filsofo finlands dcl lenguaje y de la ciencia, J Hintikka, quedesarrolla en este campo una importante labor de equipo con valiosos colaboradores.

    Independientemente de estas conexiones generales entre filosofadel lenguaje, lgica y epistemologa existe un tradicional problemaen teora del conocimiento sobre el que la filosofa del lenguaje hareflexionado mucho en su corta historia. Se trata del problema dela distincin entrc analtico y sinttico. Al menos desde Kant esusual distinguir, por un lado, entre el conocimiento alcanzado conindependencia de la experiencia y, por otro, el conocimiento conseguido justamente mediante ella.Esta tradicional distincin ha sido asimismo utilizada comocriterio para separar a las ciencias formales, como la matemtica y la lgica, de las ciencias empricas, como la fsica o la biologa,depositarias del conocimiento sinttico. Esta distincin ha sidopuesta en cuestin en la filosofa contempornea de la ciencia conargumentos muy convincentes que, sin embargo, no han podidoeliminar la distincin derivada entre oraciones analticas y sintticas.

    Generalmente se admite que los enunciados analticos expresanprecisamente el conocimiento analtico, verdadero en toda ocasiny circunstancia, mientras que los enunciados sintticos dependen ensu verdad o falsedad de los est dos de cos s o hechos que configuranel mundo real. Pues bien, la filosofa del lenguaje contribuye a aclarar la naturaleza de esas oraciones y a la formulacin de una teorageneral sobre la analiticidad o verdad en virtud del significado. Dehecho, como ser patente para quien lea los captulos de la segundaparte, uno de los temas obligados en filosofa del lenguaje es el examen de los diferentes criterios de analiticidad propuestos por losprincipales filsofos. Como en muchos otros casos, se trata de unazona de investigacin interdisciplinaria, pues la fijacin de criteriosde analiticidad constituye uno de los objetivos de u na teora semntica del lenguaje natural, por lo que en este campo no slo hay quelimitarse a las aportaciones filosficas, sino tambin atender losconstantes y fecundos progresos de la semntica lingstica.Adems, la filosofa del lenguaje mantiene estrecho contacto conla ms tradicional de las disciplinas filosficas, la ontologa. Desdeantao la or.tologa pretende decimos lo que hay, las cosas y hechoslB

    que consti tuyen la realidad y las difercntes clases a las quc pertenecen. La conexin entre la filosofa del lenguaje y la ontologaprocede de los tiempos clsicos; los griegos ya advirtieron que sila forma ms sencilla de referirse a algo real es nombrarlo es porquese da una estrecha relacin entre lenguaje y realidad. Esta relacin,que constituye el objeto del tratado clsico ms antiguo de filosofa del lenguaje, el r tilo de Platn, sigue siendo el eje sobre elque giran las discusiones ontolgicas en nuestro siglo.Tanto la lgica como la filosofa del lenguaje han tratado deseparar la ontologa de estriles teoras metafsicas y acercarla a larealidad concreta de pensamiento humano tal como ste se expresa en el lenguaje natural. Sus anlisis se han centrado sobre todoen un problema fundamental: cul es la ontologa que asumimoscuando utilizamos de una determinada forma el lenguaje? Es decir,se trata del problema de desvelar los supuestos ontolgicos subyacentes bien a nuestra utilizacin cotidiana del lenguaje o, lo quees ms importante, a nuestro conocimiento expresado en teorascientficas.

    Los lgicos con mayor sensibilidad filosfica~como W. O.Quine-- han formulado un criterio que hace apelacin a la utilizacin de una cierta constante lgica, el cuantificador existencial. Estecriterio permite decidir cules son esos supuestos ontolgicos, esasafirmaciones de existencia de determinadas entidades, que estnoperando en la base de nuestro conocimiento. Este criterio, denoniinado justamente de compromiso ontolgico, ha sido exhaustivamente discutido por lgicos y filsofos del lenguaje. Precisamentegracias al anlisis lingstico podemos averiguar la clase de ontologa u ontologas supuestas no slo en determinada teora cientficasino tambin en nuestro discurso cotidiano. Mediante el lenguajenatural expresamos nuestras creencias y actitudes sobre el mundoy es natural que en l incorporemos una determinada teora ontolgica, por muy rudimentaria que sea. El anlisis lingstico y toda supanoplia conceptual debe introducimos en las grandes lneas maestras de esa teora ontolgica natural cuyo desvelamiento nosproporcionara los fundamentos de una actitud crtica hacia nuestro conocimiento y una percepcin ms clara de la naturaleza de ladiscusin racional.Sin embargo, es evidente que no slo utilizamos el lenguaje parahablar del mundo, para decir lo que en l hay o creemos que hay,sino tambin para expresar nuestras actitudes, deseos y sentimientos qUl:

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    1etctera. Mediantc el discurso esttIco expresamos lo quc nos parecen determinadas entidades desde el punto de vista de su belleza,armona, bondad esttica, placer que nos producen, etc. En ambostipos de discurso emitimos juicios del tipo x es egosta o essublime, juicios de los que precisamente se ocupan la tica y laesttica como disciplinas filosficas.Ahora bien, es posible analizar esta clase de enunciados desdepuntos de vista diferentes al de la tica y la esttica, menos comprometidos, si se C .uieredecido as, con su contenido. Por un lado, scpueden considerar desde una perspectiva formal atendiendo a suestructura, a los modos en que se relacionan para formar cuerposconsistentes de enunciados: resultan entonces teoras del razonamiento moral o esttico que hacen utilizacin del mismo arsenallgicq que sirve para analizar otros tipos de discurso. Sin ser distradopor consideraciones de fondo es posible seguir el curso de un razonamiento moral o esttico considerando solamente su validez oinvalidez. Todo ello slo es posible gracias a un anlisis l ingsticoprevio de las expresiones que son componentes tpicos de estosenunciados, anlisis que pone al descubierto su comportamientolgico.1.2. Filoso/la del lenguaje e historia de lajilo.w~/ia

    Las relaciones sis temticas de la filosofa del lenguaje con otrasdisciplinas filosf icas, que hemos tratado de exponer en la seccinanterior, no son producto de la casualidad sino fruto de la historia.Aunque la filosofa del lenguaje, como disciplina filosfica diferenciada, tiene una corta historia, cuyo origen se puede cifrar quizsen las investigaciones de G. Frege, las reflexiones sobre el lenguajeno son cosa de hoy entre los filsofos. Ya hemos mencionado elCratilo de Platn y su tema: las relaciones del lenguaje con la realidad. Como en muchos otros campos la obra de Aristteles es ingente y decisiva en la teora del lenguaje: a casi todas las actualescuestiones que ocupan a los fi lsofos del lenguaje es posible enea ntrar1es un precedente aristotlico. Sirva como botn de muestra lateora de la verdad que, desde su primitiva formulacin por partede Aristteles, ha permanecido inalterable durante siglos, para encontrar en la actual filosofa del lenguaje y de la lgica un lugarfundamental. Por otro lado, no hay que menospreciar a los estoicos:es preciso sealar que an no se ha valorado de modo suficientesu aportacin, hasta tal punto que habra que citar a Zenn y aCleantes como los predecesores de algunas influyentes teoras semnticas, como por ejemplo la teora ideacional del significado.Lo mismo habra que decir, quizs por extensin, de la filosofamedieval. Por ejemplo, los ecos de la teora de Agustn de HiponaLO

    sobre el aprendizaje lingstico an resuenan en la moderna lilosofa del lenguaje. De hecho, uno de los libros ms influyentes deeste siglo en este campo, las Philosophical Investigatiolls de L. Wittgenstein, se abren con una reflexin sobre un pasaje de las Con e-siones .. por no hablar del problema de los universales, tales comolos entendan los f ilsofos medievales, que como ave Fnix pareceresurgir en filosofa del lenguaje, bien es cierto que de diferenteforma, pero enfrentando una vez ms a esencial istas y nominalistas(cfr., captulo 5, seccin 6). Es sintomtico que los filsofos antiguosy medievales se plantearan y trataran de resolver problemas que hoyse formulan mejor con ayuda del potente arsenal que proporcionala lgica moderna. Sus intereses primordiales eran lgicos y ontolgicos y la teora del lenguaje el puente que ligaba a los. dos. Lafilosofa del lenguaje actual, en su versin ms filosfica, ha recogidoeste marco fundamental para dilucidar dentro de l modernos otradicionales problemas ontolgicos.El Renacimiento supuso un desplazamiento del centro filosfico,de la lgica y la ontologa a la epistemologa, desplazamiento alque no fue ajeno la constitucin y el desarrollo de las ciencias empricas. Esta nueva orientacin se prolong hasta la aparicin del Romanticismo y del idealismo filosfico, pero no por ello la teoradel lenguaje perdi su lugar dentro de la filosofa sino que, antesal contrario, acrecent su presencia e influencia.T. Hobbes fue uno de los filsofos que en la poca modernaref lexion ms y mejor sobre un problema clsico dentro de la fi losofa del lenguaje del siglo xx: los nombres y la funcin semitica denombrar. La idea de Hobbes segn la cual los nombres son simplesmarcas o seales sensibles de otras entidades, conceptuales o no,se puede considerar recogida en parte por la tesis que, a partir deJ. Stuart Mili, afirma que los nombres no tienen significado, sinonicamente referencia.En la lnea iniciada por Hobbes, los empiristas ingleses Lockey Hume dedicaron parte de sus ensayos a temas de teora del lenguaje.J Locke influy especialmente en la posterior filosofa del lenguajeal establecer de un modo claro cul es la conexin entre la teorasemntica y la teora del conocimiento. Segn Locke, el lenguaje,las palabras, son la va de acceso natural a las ideas y al C(mocimiento.Del mismo modo que las ideas se pueden considerar como los signos de los elementos de la realidad, tambin se puede estimar quelas palabras son los signos sensibles de las ideas. En el libro III desu Ensayo sobre el entendimiento humano Locke llega a esbozarlos fundamentos de la semitica como teora que trata de estafundamental dmensin de los signos lingsticos: las palabras comonombres de las ideas. Aunque Locke no utilizaba el trmino ideaen el mismo sentido de la moderna filosofa del lenguaje (cfr. captulo 2) apelar a l es una costumbre persistente en la ciencia lings-

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    tica, siendo al parecer nsustit ui b le cuando se quiere pergear unateora semntica mnim amente satisfactoria.Igualmente persistente, por parte sobre todo de los representantes del paradigma generativo-transformatorio, ha sido la apelacina la Grammaire gnrale et raisonne, de Arnauld y LanceloL comoel precedente ms claro de una formulacin correcta de los objetivos de una teora del lenguaje. Elaborada en el marco racionalistade la filosofa cartesiana, la Gramtica de Port-Roya . como habitual

    mente se la conoce, estableca que la finalidad de la ciencia lingstica era el descubrimiento de los principios de la gramtica universal,de los principios de organizacin y regulacin subyacentes y comunes a todas las lenguas. La influencia de la lingstica cartesianaperdur a lo largo de todo el Siglo de las Luces francs, constituyendo uno de esos raros perodos en que gramticos y filsofostrabajaron al unsono en el campo del estudio del lenguaje. En lamedida en que la obra de N. Chomsky pretende constituir una alternativa a las tesis empiristas o conductistas sobre el lenguaje, enlaza con esta tradicin filosfica racionalista de la escuela de PortRoyal, como el propio Chomsky ha tratado de demostrar en suslibros Lingstica cartesiana y El lenguaje y el entendimiento, retomando parte de sus temas centrales y amoldndolos al estado actual de nuestros conocimientos.

    Otro racionalista que hizo penetrantes observaciones sobre ellenguaje fue G. W. Leibniz, que desarroll este aspecto de sus teorasfilosficas en polmica constante con la obra de Locke. Quizs laaportacin ms sobresaliente de Leibniz fuera la idea de caracterstica universal. Esta idea, que hizo concebir a Leibniz la esperanzade que se podra construir un lenguaje universal del pensamiento,tiene su trasunto -aunque quizs no hay que exagerar las similitudes- en la moderna concepcin de unil ersal semntico c fr . c ap tulo 3, seccin 4). Si es posible encontrar un sistema de categoras-un alfabeto conceptual~- universal mediante el cual podamosreconstruir el significado de cualquier palabra -como podemos hacer con sus sonidos--- se habra conseguido realizar un viejo sueoleibniziano: llegar al conocimiento de la estructura de nuestra mentea travs de la de nuestro lenguaje.Al margen de esta fecunda idea, ciertos principios y conceptosavanzados por Leibniz siguen vigentes hoy da. As, el principiode sustituibilidad salm l eritate, del que se trata en el captulo 4 secciones 3 y 4), se ha discutido hasta la saciedad en la filosofadel lenguaje y de la lgica de nuestro siglo. O el concepto de mundoposible que, de desempei iar un importante lugar en la semnticade los clculos modales, ha pasado a constituir moneda corrienteen la prctica filosfica de la semntica del lenguaje natural.

    En fin, los nombres de los filsofos que han teorizado sobre ellenguaje se pueden multiplicar indefinidamente. Los modestos l-

    mites y objetivos de esta Introduccin no nos permiten extendemossobre las teoras filosficas sobre el lenguaje. lJ nos con mayor, yotros con menor agudeza, han contribuido a formar el cuerpo actual de problemas de los que trata la filosofa del lenguaje. Quizsmerezca la pena citar a F. Bacon, uno de los filsofos conscientesdel carcter prel o de una teora del lenguaje, carcler al que noshe mo s r ef eri do an ter ior me nt e:Aunque pensamos que gobernamos nuestras palahras ... cierto esque las palabras, como un arco trtaro, disparan hacia atrs, alcntendimiento de los ms sabios y embrollan y perviertcn el juiciocn grado sumo. Dc modo que es casi neccsario, en todas las controversias y disputas, imitar la sabiduria de los matemticos; cstipularal comienzo las definiciones de nuestras palabras y tl:minos, dcmodo que otros puedan saber cmo las aceptamos comprendcmosy si estn de acuerdo o no con nosotros. Porque a falta de esto ocurre que tenemos la seguridad de terminar donde debamos haberempezado, esto es, con problemas y definiciones acerca de las palabras, The Adl ancement of Learning, citado por l. Hacking en POqu el lenguaje importa a lafilosofia?, pg. 16, ed. Sudamericana, 1979.

    Todos los filsofos han tenido conciencia de la importanciadel lenguaje. Unos lo han apreciado, han trabajado en ntima conexin con l, tratando de comprender los misteriosos mecanismosque llevan a la comunicacin y al conocimiento. Otros han credover en l un obstculo, un intermediario inevitable, pero moles.to,entre el pensamiento y la realidad. Han tratado de superar sus Pt:esuntos lmites, llegando a veces a violentarlo. Lo cierto es qu ellenguaje es la primordial herramienta del ser humano, a travs dela cual expresa ste su conocimiento y sus experiencias: en la medidaen que al filsofo le conciernen este conocimiento y estas experiencias ha de dedicarle la atencin que se merece y reclama.1.3. Dos actitudes hsicas

    No slo es posible estudiar la forma y estructura lgica de lasexpresiones lingsticas, sino tambin su funcin en el proceso comunicativo, esto es, responder a cuestiones sobre la finalidad, los propsitos o las intenciones de quien emplea un determinado discurso,su interaccin con las intenciones, creencias o actitudes del oyente,etctera. El anlisis del lenguaje puede desenvolver su accin en dosfrentes: en uno, puramente semntico, tratando de poner en clarolas relaciones entre el lenguaje y la realidad y, en otro, caractersticamente pragmtico, considerando las relaciones entre el lenguajey la accin humana. Esta bifrontalidad de la filosofa del lenguajese ha manifestado a lo largo de toda la historia de su formacin comon

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    disciplina y est en la base de dos actitudes contrapuestas que hanasumido los filsofos hacia su objeto de estudio.Para rastrear el origen de la primera de estas actitudes bsicashay que remontarse a los finales del siglo pasado y a los comienzosde ste, en el complejo contexto filosfico que supuso la reaccincontra el ideal ismo. Dentro de este contexto, el positivismo y el atomismo lgicos diagnosticaron que el origen de los problemas filosficos -incluyendo en ellos algunos problemas lgicos- resida enla impelfeccin del instrumento natural de expresin de los pensamientos. La relativa frecuencia con que los filsofos de pasado sehaban enredado en laberintos lingsticos pareca razn suficiente,a algunos de los autores pertenecientes a estas corrientes, comoL. Wittgenstein, para sostener que, en definitiva, es el lenguaje lacuna de buena parte de problemas que encuadramos bajo el rtulode filosofa.La tarea filosfica seconcibi entonces no como la formulacin degrandes teoras sobre la realidad como todo, sino como e anlisisde los mecanismos que en el lenguaje nos conducen por caminosdesvariados, corrigiendo y enmendando ste mediante medios artificiales o naturales. El trabajo filosfico consiste en una reformade los defectos de las lenguas naturales, en una teraputica encaminada en un determinado sentido, el de la regimentacin lgica delenguaje.Lo caracterstico pues de la actitud de filsofos como Frege,B. Russell o los primeros L: Wittgenstein y R. Carnap es que seenfrentaban a los problemas planteados por el lenguaje con untalante constructivo y formalista. Slo la lgica puede aclararnosla naturaleza de determinados problemas y slo en ella son formulables las correspondientes respuestas de un modo preciso. Comoejemplos de realizaciones de esta peculiar manera de entender elquehacer filosfico se pueden citar la solucin fregeana del problemade los trminos no denota tivos y la teora russelliana de las descripciones. Es tpico de ambas construcciones tericas la apelacin a lalgica como instancia expedientadora.Los problemas surgidos en e lenguaje natural se han de resolvermediante una decisin que puede ser considerada arbitraria, peroque en todo caso es ntida: si en el lenguaje natural nos encontramoscon trminos no denotativos, esto es, trminos que no refieren a nada,se les excluye por estipulacin de los sistemas lgicos o se les asignauna referencia convencional . Si en el lenguaje naturl plantea dudasla asignacin de un valor de verdad a los enunciados cuyo sujetoes una descripcin vaca, se analiza lgicamente tal enunciado paraque la asignacin sea unvoca en cualquier caso. Ni que decir tieneque esta forma de resolver los problemas tiene sus ventajas y susinconvenientes: las ventajas residen en la claridad y precisin quelas formalizaciones aportan. Adems, estas decisiones tajantes son

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    en gran medida necesarias cuando se est inmerso en la tarea de construir sistemas lgicos aplicables al razonamiento matemtico o cientfico en general. Sus inconvenientes residen principalmente en laarbitrariedad posible que estas decisiones introducen cuando seaplican al lenguaje natural.No obstante, a partir de su origen en Frege y Russell, esta actitud ha tenido grandes continuadores en los ltimos cincuenta aos-por ejemplo, W. O. Quine--- y ha dado lugar a una forma de abordar los estudios de filosofa del lenguaje y de lingstica que gozade gran predicamento en la investigacin actual .Ahora bien, ms que correcciones del lenguaje natural, este enfoque propugna hoy da la aplicacin de modelos formales procedentes de la lgica y de la teora de conjuntos. Ambas teoJ as cient ficas se han convertido en la investigacin moderna en u,n instrumento de primera magnitud para el estudio cientfico de la estructura semntica -e incluso pragmtica- del lenguaje humano. Estaes la razn por la que es muy conveniente que los cursos de filosofade lenguaje -y los de lingstica- se aborden con un conocimientoprevio de esas dos disciplinas que, al fin y al cabo, consti tuyen partedel bagaje intelectual ms fundamental del hombre moderno. Sudominio permite piantear con nitidez los problemas fundamentalesy estar en posesin de la panoplia conceptual necesaria para darlesuna solucin.La segunda actitud con que los filsofos se han enfrentado alos problemas del lenguaje tiene su origen en la mal llamada filosofa analtica o filosofa del lenguaje comn, metodologIa filosficaque se practica sobre todo en el mundo anglosajn. Al contrarioque la actitud anteriormente descrita, ms sintt ica, constructivay formalista, los filsofos analticos han hecho gala de un talantemenos intervencionista. Su principio rector estaba sealado pore dictum de L. Wittgenstein --de segundo Wittgenstein, el de lasPhilosophical Investigations el lenguaje est bien como est.Tambin ellos conceban la filosofa como una actividad teraputica, pero que en todo caso se pareca ms al psicoanlisis quea las operaciones quirrgicas de Russell y compaa. Esta actividadfilosfico-teraputica nos libra, en palabras Gel propio Wittgenstein,del embrujamiento de nuestra inteligencia por e lenguaje, pueslos problemas filosficos surgen de la confusin a que ste nos conduce.En ocasiones, el lenguaje nos impulsa a crear, y creer en, entidades ficticias acerca de las cuales nos planteamos multitud de problemas. El filsofo se ve continuamente enredado en rompecahezasconceptuales por no mantener una actitud crtica hacia el lenguajeque utiliza. Segn Wittgenstein, una fuente importante de nuestrofracaso en entender es que no poseemos una visin clara de nuestrouso de las palabras ~nuestra gramtica carece de ese tipo de luci-

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    dez (Ph. 1. 1(9). Una vez que se ha realizado el anlisis crtico deluso que tienen sus trminos en e lenguaje natural, los problemasfilosficos no se resuelven sino que se disue l cll. El uso filosficodel lenguaje natural es un uso ficticio, de lo cual e filsofo analticosaca la siguiente conclusin: o se reforma la filosofa, orientndolahacia problemas que tengan solucin en el uso intersubjetivo delenguaje natural, o se reconoce que las construcciones filosficasestn fundamentadas sobre una base irrazonable. son arbitrarias y.lo que es peor, estn desconectadas de la realidad.

    El anlisis lingistico como metodologa filosfica encontr sums completo exponente en J L. Austin. Este filsofo ingls inclusoide una tcnica. que haca uso de la imrospeccill semntica, paraestudiar las reglas que gobiernan el uso de determinadas expresiones.Las investigaciones llevadas a cabo por l guardaban de hecho bastantes puntos de coincidencia con los anlisis practicados habitualmente por los lingistas. aunque se diferenciaban en los objetivosperseguidos.

    Con todo, esta insistencia en el examen del uso que hacemosdel lenguaje, aunque fracas en su intento de disolver los problemasfilosficos, hizo que se abriera una nueva perspectiva en el estudiodel lenguaje: la pragmtica. J L. Austin fue el primer filsofo plenamente consciente de que nuestro lenguaje es parte integrante denuestra praxis como humanos, de que mediante el lenguaje efectuamos acciones que dan origen a su vez a otras, a cambios de creencias y actitudes en los dems y en nosotros mismos. Su Iibro msimportante tiene un ttulo bien explcito a este respecto: Cmo hacercosas con palabras. Su teora de las ferzas ilocucionarias es el origeny precedente, hoy reconocido por todos, de la teora semnticopragmtica ms importante de la investigacin linglstica moderna:la teora de los actos de haMa. Esta teora constituye otro campo deinvestigacin abierto a filsofos del lenguaje, lgicos y lingistas,que se esfuerzan en desarrollarla para dar cuenta de uno de losaspectos fundamentales del lenguaje, su funcin pragmtica.

    1.4. La filoso/la del I('I/guaic, hoyHasta ahora, hemos mencionado de pasada unos cuantos de

    estos campos de investigacin interdisciplinar en que est inmersa laactual filosofa del lenguaje, pero no hemos expuesto de un modoordenado lo que nos parece que sta sea como disciplina filosfica.Esto es as en parte porque es ditlcil dar una respuesta tajante a lacuestin sobre su objeto de investigacin. Decir, por ejemplo, quela filosofa del lenguaje se ocupa desde una particular perspectivadel concepto de significado, del cual se ocupan adems, desde lasuya, los lingistas. es insuficiente. Definir la filosofa del lenguaje

    desde un punto de vista histrico, como la disciplina que trata deun conjunto de problemas acumulados en su desarrollo, como elproblema del principio de sustituibilidad, de la inescrutabilidad dela referencia, del relativismo lingstico, ctc. es igualmente insatisfactorio.

    La filosofa del lenguaje, como disciplina en expansin, es muchoms que todo eso. Bsicamente, como formulacin puramente descriptiva, cabe afirmar que se desarrolla en tres direcciones: la metodologa de la lingstica, la investigacin de los fundamentos deesta ciencia y lo que, a falta de mejor denominacin, se puede llamarlingstica filosfica.

    La lingstica es una ciencia emprica que ha experimeqtado ungran progreso en los ltimos treinta aos. De hecho ha crecido yest creciendo tan rpidamente que en ella se suscitan continuamente problemas metodolgicos. Desde la formalizacin del paradigma generativo-transformatorio por parte de N. Chomsky, aqulhd convivido por una parte con paradigmas adversos o complementarios y, por otra, ha tenido que hacer frente a escisiones ms o menos importantes.

    Uno de los problemas abiertos para la filosofa del lenguaje, encuanto metodologa de la lingstica, es el esclarecimiento de lossupuestos empricos en que se basa la lingstica generativa. Eneste sentido la primera parte de este libro pretende guiar al lectorpor dos de los puntos ms conflictivos de la investigacin lingsticacontempornea. En primer lugar, el problema de los universaleslingsticos, de los elementos de diferente nivel que se encuentranpresentes en todas las lenguas humanas y que constituyen un indiciodel carcter innato de nuestro conocimiento lingstico. En segundolugar, y en estrecha conexin con el primer problema citado, el delas reglas gramaticales empleadas, su potencia y su forma. Si hientoda gramtica de una lengua ha de ser, por la naturaleza de los datosque tiene que explicar, una gramtica generativa, existe el problemade restringir la capacidad o potencia formal de stas para que puedanconstituir hiptesis empricas sobre la naturaleza del conocimientoque pretenden describir. En sintesis, stos son los dos problemasbsicos de la metodologa/tilosotla del lenguaje a los cuales se pretende introducir al lector en la primera parte de este libro.

    La segunda parte pertenece en cambio a la investigacin de conceptos fundamentales de la lingstica. Los conceptos escogidos,significado, referencia y vcrdad, constituyen sin duda alguna la espinadorsal de toda teora semntica. A partir del anlisis que de estosconceptos realizaron los primeros filsofos del lenguaje, Frege yRussell, y, ms recientemente, P. F. Strawson, pretendemos introducir al estudioso en una perspectiva lgico-filosfica que no eshabitual en medios lingsticos. La mayor parte de las teoras lingsticas, incluyendo la generativo-transformatoria, utilizan estos

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    conceptos en particular el de significado como conceptos te-ricos primitivos inanalizados. Precisamente la filosolla del lenguajees la disciplina que ms se ha preocupado por la precisin de losmismos y resolucin de los problemas que plantean. Esta preci-sin ha pasado por un proceso formalizador radical izado en losltimos aos que permite entender estos conceptos naturales comonociones matemticas con lo cual se ha habilitado una va de pro-fundizacin en la comprensin de la estructura semntica del Iengua-je humano. Adems y como queda patente en el captulo dedicadoa la semntica computacional o de procedimientos este anlisisconceptual ha posibilitado nuevas y fecundas interacciones con elcampo de la informtica ayudando a entender mejor las relacionesque unen los lenguajes naturales con los artificiales.La tercera parte de este libro constituye un buen ejemplo delo que hemos denominado lingstica filosfica. En este caso setrata de pragmtica filosfica que constituye la rama mejor desa-rrollada de ese modo peculiar de enfocar los problemas que tienela filosolla del lenguaje. Partiendo de dos pilares fundamentalesla teora del significado de H. P. Grice y la teora de los actos de hablapretendemos ofrecer los elementos bsicos de las investigacionespragmticas que se llevan a cabo en la actualidad tanto por partede lingistas como de filsofos. Uno de los conceptos fundamentalesanalizados es el de significado ocasional. A partir de l se puedenconstruir todas las nociones pragmticas que constituyen el arma-zn terico que pretende dar cuenta de dos de los componentesfundamentales del uso lingstico: el convencional y el creativo.La pragmtica considera el lenguaje de una forma dinmica nocomo un conjunto de oraciones sino como un conjunto de situa-ciones comunicativas en las que lo que se dice l o que significa loque se dice y lo que presupone lo que se dice son una funcin dehablantes oyentes con intenciones y creencias. En la capacidad ex-plicativa de situaciones reales concretas y cotidianas reside el granatractivo que la pragmtica ejerce sobre los filsofos y los lingistashasta el punto de que constituye una de las ramas de la lingsticaque con mayor pujanza se desarrolla en la actualidad.Finalmente la parte cuarta est dedicada a dos problemas dendole general ms filosfica si se quiere que estn ntimamenteconectados entre s. A pesar del ambicioso epgrafe lenguajeracionalidad y cultura bajo el que estn encu adrados no hayque buscar en los dos ltimos captulos ningn esbozo de gran teoralo que por otro lado estara fuera de lugar en un libro como ste.Antes al contrario desde una perspectiva voluntariamente modestahemos querido exponer al lector dos problemas concretos y tradi-cionales de la filosolla del lenguaje en cuanto disciplina que se ocupade la forma general de las relaciones que unen al lenguaje con el pen-samiento y con la conducta. Estos dos problemas son el de la inter

    \

    pretacin radical y el de la relatividad lingstica. Ambos prohlemasextraen su inters del hecho de que hacen referencia a la posihil idad/imposibilidad de la traduccin entre lenguas diferentes y cn defini-tiva a la comunicacin entre culturas lejanas o no tan lejanas. Eneste sentido los dos ltimos captulos constituyen una introduccina cuestiones que ocupan por un lado desde una perspectiva concep-tual a los filsofos y desde una perspectiva emprica a los antro-plogos y a los psiclogos.Antes de entrar de lleno en los temas mencionados el prximocaptulo Algunos conceptos fundamentales pretende familiarizaral lector con algunas nociones bsicas que son moneda comn tantoen la filosolla como en la lingstica y constituyen un mnimo arse-nal conceptual con el que abordar la lectura del rcsto del libro.

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    CAPTULO 2ALGUNOS CONCEPTOS BASICOS

    2.1. Lenguaje-ohjeto metalel/guajePodemos ha blar en castellano, en ingls, en japons o en rabe

    sobre personas, sobre cualquier tipo de objetos, sobre hechos, sucesos, etc. Pero podemos hablar tambin en esas lenguas sobre otraslenguas. As, en una clasc de ingls cabe hablar en castel lano, porejemplo, sohre el ingls. Siguiendo una convencin terminolgicamuy extendida, podemos decir que, en ese ,-:ontexto, el ingls es ellenguaje-ohjeto es decir, el lenguaje considerado como objeto quese presenta a nuestra consideracin-- y el castellano es el metalenguaje -es decir, el lenguaje por medio del cual podemos hablaracerca del lenguaje-objeto. Pero obsrvese que la distincin noes absoluta. En otro contexto, en el de una clase de castellano impartida en Escocia, pongamos por caso, el lenguaje-objeto ser elcastellano y el metalen) uajc ser con toda prohahilidad el ingls.De manera que el lenguaje-objcto es la lengua o el Ienguajc sohreel que se dicen cosas; el metalenguaje, la lengua CI1 que se las dice.cuando se est hablando sobre una lengua o lenguaje.

    No cabe duda de que podemos hablar sobre una lengua utilizando para ello esa misma lengua. La mayora de las clases de gramtica castellana que se dan en el Bachillcrato si no todas sedan en castellano; es decir, se habla en castellano acerca del castellano. As pues, en este contexto el castellano es a la vez cI Ienguajeobjeto y el metalenguaje. Hay algunos autores --por ahora en claraminora en la literatura fllosfica que prefierel) no aplicar estaterminologa para este ltimo caso, aconsejando hablar simplementede uso reflexipo del lenguaje: de quc el lenguaje se usa o utiliza, enel caso descrito en ltimo lugar, rc lexiramentc.

    Los dos tipos de situaciones descritas hasta ahora tienen algo encomn: en ambos se habla nicamente de lenguas naturales, es decir, de sistemas Iingsticos utilizados por una comunidad de hablantes ms o menos grande para su comunicacin habitual; de sistemasw

    con una evolucin histrica espccificable en alguna mcdida. Sincmbargo, stos no son los nicos sistemas lingsticos existentes.Entre los varios tipos a considerar son de especial inters para lafilosofa los lenguajes artificiales construidos por los lgicos y losmatemticos. Se trata de lenguajes perfectamcnte definidos, cuyainvencin y uso se hicieron necesarios para profundizar en la investigacin matemtica y en otras ramas de la ciencia. Estos Ienguajcs formales cuyo primer ejemplo procede del padrc de la lgicay la filosotla del lenguaje contemporneas, G. Frcge, a flnales delsiglo XIX son uti lizados en las investigaciones contemporneas,entre otras cosas, para describir otros lenguajes, sean stos, a suvez, naturales o formales. Histricamcnte, fuc a mcdiados dc estesiglo cuando empez a difundirse la terminolog;a lenguajc':objctojmetalenguaje: el lenguaje formal el que se conducan las investigaciones lgicas era el lenguaje-objeto; el lenguaje que se empleaba para describir ese lenguaje, es decir, para hablar sohrc eselenguaje, era el metalenguaje. Obsrvese que aqui se da una distincin absoluta: hay un determinado lenguaje y hay otro que siemprese utiliza para describir o hablar acerca del primero de los dos.Es en este contexto donde est plenamente justificado que hablemosde una jerarqua de lenguajes puesto que, a su vez, puede especificarse un nuevo lenguaje para hablar acerca de ese metalenguaje:sera un meta-metalenguaje. Y el proceso puede reiterarse.

    2.2. Uso y mcncinNos valemos de nuestra lengua para mltiples finalidades: para

    informar, preguntar, mandar, pedir, etc.', y as podemos decir, porextensin, que utilizamos las diferentes expresiones lingsticas (palabras, oraciones y dems) para hacer algunas de estas cosas. Aunqueel tema de la referencia ser tratado ms adelante, no es dificil entender que, muy a menudo, cuando usamos ciertas palabras o secuencias de palabras -por ejemplo, nombres propios--, nos referimos a personas determinadas en detcrminadas ocasiones: con otrasnos referimos a acciones; con otras, a sucesos, etc. Por cjemplo, nocabe duda de que mediante la oracin

    (1) Beethovcn compuso la sinfona Pastoralcabe que informemos a alguien de un hecho que nada tiene que ver

    I Por sorprendente que eso pueda parccn. una concicnci clara dc cste punto no sc da en la filosofa contempornea del Icnguajc hasta la dirusln dc la obrapstuma de L. Wittgcnslein. Expondrcmos cstc tcma con mayor amplitud cn clcaptulo 9.

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    con el lenguaje. En esta oraclOn, la palabra primera, Heet h oven .refi ere a un a determl llada persona, a u n famoso compo sit or alemnque vivi a caballo de los siglos XVIII y XIX. Sin embarg o, hay ocasiones en que se puede utilizar esa misma palabra de un modo muydistinto. Si proferimos la oracin 2) Beethoven tiene nueve letras.

    no no s estamos reli riendo normalment e al cl eb re msico de Bonll,a la persona que fue discpulo de Haydn y que escribi nueve sinfonas y ms de treinta sonatas. No, decimos: no que esa personatenga nueve letras, sin o que su nombre tiene nueve letras. Es obvio,a la vista del caso, que debemos distinguir entre hacer referenciaa una persona y hacer referencia al nombre de una persona.P ara subr ayar esta distincin, hay dos artilugios muy extendidosen la literat ura fil osfica, uno termin olgico y otro grfieo. Cuandoemitimo s oracion es como 1 , se dice que la palabra en cuestinse usa ..cuando emitimos oraciones como 2) -en un contexto normal-o, decimos que la palabra en cuestin se menciona. Tambinse suele atIrmar --aunqu e seguramente con menor prop iedad--- queen la oracin 1 la palabra en cuestin se usa o aparece usada),mientras que en la oracin 2) se la menciona o aparece mencionada). Para distinguir grficamente una cosa de la otra, lo habituales resaltar de alguna manera la palabra siempre qu e se l a menciona;lo ms usual es que se la ponga entre comillas simples o dobles.Nosotros utilizaremos las comillas simples. As, en lugar de 2) escribiremos.

    2 ) Beethoven tiene nueve letras.Es obvio que la terminologa que acabamos de introducir Cuso /m encin ) resulta algo confusa, ya que tanto si emitimos 1 como 2 ) estamos utilizando o usando las oraciones en cuestin y las palabras que las componen. Podramos decir, as pues, que tambinal utilizar 2 ) usamos la palabra Beethoven . Pero la terminolo

    ga est tan extendid a que es di fcil presci ndir de ella. Lo imp ortantees que tengamos claro que la palabra usar se emplea en dos sentidos di ferentes. En un sentido , el ms amplio , siempre que emit imosuna ex presin ling sti ca la cstamos usando al igual que sus palabras constituyentes. En un sentido ms restringido, en el contextode la dualidad uso/mcncin, decimos que usan1O S una palahra sino la empleamos para hacer referencia a s misma. En caso contrario, decimos que la mencionamos. Pese a lo dcsafortunado dela terminologa uso j mencin , no hay que olvidar lo importantede la distincin que pretende poner de manitlesto. El pasada poralto ha demostrado ser una constante fuente de confusiones y paradojas.

    2.3. Projerencias. Signos t ipo y signos e jemplarDesde que nos levantamos hasta que nos acostamos no paramosde hacer cosas. Nos ponemos nuestra ropa ms cmoda, o la mselegante. Limpiamos n uestros zapatos, d n doles lustre. To mamoscaf con leche. Apretamos a fondo el acelerador del coche, o pagamos religiosamente nuestro billete de autobs. Hay quien hacetodas estas cosas. Pero tambin hacemos cosas con palabras: narramo s l os ltimos sucesos que nos han pasado o los que les han acontecido a los dems, preguntamos por las ltimas novedades cinematogrficas, editoriales, musicales. Damos las gracias, insultamos,recomend amos, sugerimos, rogamos, etc. Nu estra conduct a verbales, en trminos generales, un aspecto, una parte de nuestra conducta global. El acto consistente en preguntar a qu hora del dade hoy se retransmite un partido de ftbol es tan acto como elde fijar en la pared una reproduccin de Vasarely. El que los dossean actos tpicamente humanos no significa, sobra el decirlo, quesean actos de la misma especie. Sin otra informacin, diramos queel primero es un acto verbal, mientras que el segundo no lo es. Nos

    basamos para ello, entre otras cosas, en el hecho de que el primerotrae consigo la ptoferencia de una secuencia de fonemas del castellano y de qu e, al travs de el los, decimos algo, preguntamos algo.Por su parte, nada parece haber en el acto de f~ar en la pared unareproduccin de Vasarely que haga de l un acto del habla, un actocomunicativo. Podra suceder, empero, que yo tuviera un vecinoque odiase a muerte a Vasarely, de modo que el mero ver una obrao reproduccin de ste constituyese para l un agravio. Si yo s talcosa, mi vecino sabe que yo lo s y, pese a todo, yo colocase en unapared de mi domicilio una reproduccin del citado pintor francohngaro, a la vista de mi vecino y con una teatralidad ostentosa, sepodra decir que con tal accin podra estar agravindole intencionadamente. Mi accin sera un sustitutivo de algo ms directo: dedecirle, a la cara, por ejemplo, que su amistad me importaba unbledo, que l me desagradaba pro fundament e, o cualquier ot ra co saparecida. Se podra decir que eso era lo que significaba mi accin,que ese era su senti do o significado. A s, puede uno ver, la distincinentre actos verbales y actos no verbales es dificil de trazar sin consideraciones con t extuales y sin saber de la intencin que gua alagente2.Por proferencia entenderemos en l o sucesivo cual quier acto verbal consistente en la emisin bien por medio de nuestro aparatofonador, bien por algn medio mecnico) o en la inscripcin deun sig no o co njunto de signos. Nos interesa disp oner de un conceptocomo ste por razones muy simples. La comunicacin humana es,

    e Veremos esto ms adelante. en el captulo 8.

    :n

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    para empezar, una continuada suceSIn, un constante intercambiode proferencias, de actos verbales que se caracterizan por la importante propiedad de ser significativos, de poseer un significado, unaclave cuyo conocimiento garantiza su comprensin. La clave de suinterpretacin puede ser ms o menos convencional, ms o menosdel dominio pblico; esto no importa demasiado por el momento.Sin embargo, algo que s es de suma importancia es distinguir conclaridad entre e significado de una proferencia y e significado dela expresin resultante de haber realizado una proferencia. En elprimer caso, hablamos de la interpretacin de un acto verbal; en elsegundo, del significado que posee el resultado de dicho acto, locual habitualmente no es sino una secuencia de sonidos o de signosinscritos sobre un pedazo de papel, la pizarra de un aula, etc. Unay otra cosa no tienen por qu coincidir en absoluto.'.

    Llamaremos si[?no ejemplar o expresin ejemplar a la secuenciade fonemas o a la inscripcin resultante de una proferencia. (Estaconvencin terminolgica no est muy extendida. Hay quien sevale del trmino 'proferencia' para denotar exactamente lo quenosotros denotamos mediante el trmino 'signo-ejemplar' o 'expresin-ejemplar'. Esto nos est vetado a nosotros, una vez que hemosdistinguido, en el dominio de la conducta verbal, entre actos y resultados de actos.) Lo importante de los signos-ejemplar ~o, paraexpresarnos de un modo ms natural, de los ejemplares de un signoes que no hay dos iguales. Cada ejemplar de un signo o dc una expresin es nico o irrepetible. Por ejemplo, la expresin 'qu horaes?' se repite una y otra vez en nuestra vida de cada da. Cada vezque se profiere estamos ante un acto verbal diferente, ante una proferencia nica. Mi acto de preguntar la hora un cierto da y a unacierta hora es un acto diferente de quicn profierc las mismas palabras, aunque sea a la misma hora de cse mismo da. Incluso nucstrasrespectivas secuencias de sonidos son diferentes: no es slo que unoy otro tengamos voces distintas; es que se producen (en la mayorade los casos) en lugares distintos y en momentos de tiempo diferentes. Y e combinar estos dos criterios pcrmite, pucs resulta suficiente.no confundir unas y otras. Paralelamcntc, las diversas instanciasde la palabra impresa 'Beethovcn', aparccidas ms arriba (sin importar si estn o no cntrecomilladas), son todas ellas difercntes:una vez que una mquina ha hecho esto con ellas, nadie podr repetir ese mismo cvento. Es seguro que cn el pasado se habr inscrito

    .\ Al apelar a esta distincin entre el significado de una proferencia (o inscripcin)y el significado de la expresin-ejemplar proferida, se piensa en su utilidad para darcuenta de ciertos fenmenos muy complejos cn el uso del lenguaje: las llamadas implicaturas converS,lcionales y. en general. los denominados actos del habla indircctos, como tendrcmos ocasin dc cr cn el capitulo K. sccc. 5 y en el capitulo ~.secc. 6.34

    un signo parecido en mltiples ocasiones. Y tampoco hay duda deque algo anlogo ocurrir dc nuevo en e futuro. Pero jams se hatratado, ni se tratar, de los mismos ejemplarcs. As, y como consecuencia de que nadie puede llevar a cabo dos veces la misma proferencia, ni ejecutar la proferencia de otra persona, ni ha habido nihay ni habr dos muestras de mismo signo o expresin-ejemplar,sino a lo sumo meros duplicados.

    Vistas las cosas de este modo, no parecera adecuado decir, porejemplo, que dos personas que pregunten a otra la hora hagan usode las mismas palabras, incluso aunque ambas profieran algo como'qu hora tiene Ud.?'. y tampoco lo parecera, si afirmsemos queen la palabra 'Beethoven' hay slo siete letras distintas. Sin eJJlbargo,esta forma de hablar no es incompatible ni mucho menos .con laanterior. Ahora no estamos hablando, en realidad, de ejemplaresde letras o de oraciones. Estamos hablando de signos o de expresio-nes tipo de las letras-tipo que constituyen nuestro alfabeto, ascomo de la oracin (interrogativa)-tipo 'qu hora tiene usted?'.Nos estamos refiriendo a los patrones abstractos debajo de loscuales caen una diversidad de ejemplares: todos los ejemplares proferidos de las letras 'b', 'e C 'h', 'o', 'v' y 'n', por un lado; todoslos ejemplares proferidos de la oracin-ejemplar 'qu hora tieneusted?'.

    Puede ahora uno apercibirse de que la palabra 'signo', o la palabra 'expresin', es ambigua. En ocasiones, nos referimos conella a lo que hemos llamado ejemplares de un signo; en otras, alsigno-tipo. Lo malo del caso no es la ambigedad en s, sino losinconvenientes a que da lugar. Las llamadas expresiones indicadoras-pronombres personales, adverbios de lugar y tiempo, formasdel tiempo verbal, etc.-- constituyen un caso paradigmtico delpeligro indicado. Porque se ha llegado a decir de las oraciones quelas contienen, como por ejemplo(3) Hoy no hace fro,

    que pueden ser a la vez verdaderas y falsas; lo primero cuando eltiempo es fro y lo segundo en caso contrario. Admitir una cosaas supone echar por tierra un principio lgico tan elemental comoel de tercio excluso de forma absolutamente innecesaria. y echarlopor tierra por no tener en cuenta precisamente la distincin entresigno-tipo y ejemplar de un signo(-tipo). Lo que propiamente eso bien verdadero o bien falso es cada ejemplar de (3) -- o bien laidea o pensamiento que dicho ejemplar expresa--, segn el tiempoque haga en el da en que se profiere dicho ejcmplar. De la oracintipo, y de su valor de verdad, no hace falta preocuparse, porqucen sentido estricto carece de l.

    A diferencia de (3), hay oraciones del lenguaje natural, o de par-{f

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    Iq celas especiales de l, todos cuyos ejemplares se interpretan delmismo modo; y consiguientemente, todos cuyos ejemplares expresan una idea o poseen un significado tal que siempre son o verdaderos o falsos. Eso sucede, por ejemplo, con(4) 7 5 12.

    A la vista de ellos siente uno la tentacin de soslayar la distincinentre ejemplar de una expresin-tipo y la misma expresin-tipo.Pero hay que recordar, entonces, que no estamos ante la regla general, sino ante lo que puede ser una excepcin de entre una larga serie de casos tales. Por lo dems, y para insistir en algo ya dicho, ladistincin es neta: los signos-ejemplar son siempre resultados nicos de actos (proferencias) nicos. Los signos-tipo son entidadesabstractas a travs de las cuales clasificamos y agrupamos ciertos ejemplares en virtud de su parecido l1sico. De aqu que ocasionalmentese los haya considerado clases a las cuales pertenecen en calidad demiembros todos los ejemplares de un cierto tipo fontico o visual:a la palabra-tipo Beethoven , como a la clase de todos los ejemplares resultantes de proferir o de escribir dicha palabra; a la letratipo e , como a la clase de todas las inscripciones o pronunciacionesde una e minscula; a la oracin-tipo Hoy hace fro , como a laclase cuyos miembros son los ejemplares originados por una proferenca cualquiera de (3).La dicotoma terminolqgica expresin-tipo /,expresin-ejemplarviene ya de antiguo; en concreto del filsofo norteamericano Ch.Peirce. Sin embargo, apenas si se la menciona en tratados escritosoriginalmente en nuestra lengua. En ocasiones, principalmente altraducir del ingls pares de trminos como sign-type / sign-token ,expression-type /,expression-token o simplemente type / token , serecurre a los trminos castellanos tipo y seal . Este segundo nosparece a nosotros una mala eleccin en la medida en que sealtiene otros usos bien definidos que pueden muy bien entrar en conflicto con el que aqu se le confiere. Nosotros preferimos optar porejemplar , y hablar de ejemplares de expresiones-tipo de un modoanlogo a cuando uno habla de un buen o representativo ejemplarde una especie animal. Esta eleccin nos obliga, entonces, a utilizarrepetidamente la frase un ejemplar de la expresin-tipo ... precediendo siempre a la mencin de alguna expresin. Para agilizarnuestra exposicin en estos casos, suprimiremos siempre (o casisiempre) las palabras la expresin-tipo (o bien la oracin-tipo ,la palabra-tipo , etc.), aunque entendiendo que la expresin quese mencione a rengln seguido es un tipo, y no un ejemplar.

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    2.4. MorFemas, lexemas, palabras, vocablos y expresionesComo no es posible trazar ninguna frontera sensata entre filosofa del lenguaje y lingstica, introduciremos otras distincionesconceptuales que son moneda corriente en lingstica.El morfema (o, en otra terminologa, forman te se suele definircomo la unidad significativa mnima de una lengua. As, se sueledecir que en contbamos , por ejemplo, hay cuatro morfemas, oms exactamente, cuatro mor/os -realizaciones concretas de morfemas-- correspondientes a morfemas distintos: cont , a , ba ,mas . El primero es la llamada raz . . a es el morfema que revelaque se trata de un verbo de la primera conjugacin; ba esel morfema que indica el tiempo y el modo verbales (pretrito imperfectode indicativo); mas es el morfema que indica persona y numero.Las cuatro unidades son significativas en este sentido amplio, noen el sentido de que tengan significado al modo en que cantbamoslo tiene.En rigor, ya lo hemos dicho, no se trataba de morfemas sino demorfos de distintos morfemas. En efecto, el concepto de morfema

    es bastante abstracto: con y cuen son morfos distintos ---realizaciones distintas- del mismo morfema (el morfema que constituye la raz comn de contbamos , cont , contar , cuenta ,cuento , etc.). Cuando dos o ms morfos pertenecen al mismo morfema --corno ocurre con con y cuen - decimos que son alo-morfos de ese morfema.Los morfemas son entidades tan abstractas que, en rigor, noforman parte de las palabras. Las palabras son ciertas secuenciasde morfos separadas por lindes. En el lenguaje escrito se representan--todos estamos bien familiarizados con ello-- mediante secuenciasde letras separadas por espacios en blanco. De modo que contbamos es una palabra (o representa en el lenguaje escrito a una palabra). Esta palabra est estrechamente relacionada con otras: contaba , cont , cuentas , contara , etc. Todas son formas flexivasde un mismo verbo. Esta clase de palabras as relacionadas (formasfiexivas de un mismo verbo, de un mismo nombre, de un mismoadjetivo, etc.) recibe a veces el nombre de vocablo . Los vocablosse representan en el diccionario mediante uno de sus elementos:la forma distinguida. Cuando se trata de un verbo esta forma es lade infinitivo, y as encontramos la palabra contar en el diccionario.Hay algn lingista que llama lexemas a lo que nosotros llamamos vocablos , pero, en general, se reserva el trmino Iexemapara los llamados morfemas lxicos . Esto presupone una distincin entre mor.femas gramaticales y mOlfemas lxicos. En nuestroejemplo, la raz es un morfema lxico. Los dems morfemas songramaticales.Hay una palabra muy frecuente en la terminologa filosficap

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    del lenguaje: expresin Llamaremos expresin a c ual quier pal abra o cadena de palabras. Muchas expresiones, tal y como entendemos aqu esta palabra, no son sino formas elementos) distintasdel mismo vocablo. Asi. en la expresin oracional)5 No todos los compositores de sinfonas son romnticos,

    expresiones como compositores y sinfonas -entre otras - sonformas de vocablos, pero no ocurre lo mismo con las expresionesson romnti cos o t odos los composi tores de sinfon as . Por ci erto,estas expresiones son de los tipos que ms interesan a los filsofosdel lenguaje. Tampoco es, obviamente, una forma de vocablo, niun vocablo, la expresin total, es decir, la oracin. En general.puede decirse que la tradicin filosfica ha cargado al trminoexpresin con un significado funcional. Como veremos, las expresiones realmente interesantes para el filsofo del lenguaje sonaqullas que pueden cumplir una determinada jimcin referencialo predicativa, para poner dos ejemplos).

    2.5. Oracin, enunciado e ideaEn la lingstica tradicional se sola definir la oracin como launidad lingstica ms pequea que expresa un pensamiento, loque traducido a una terminologa ms moderna significa: una concatenacin -unin- de signos Iingsticos que tienen sentidoo significado, o que expresan una proposicin o idea. Sin embargo,esta concepcin es inadecuada en la medida en que no consigueestablecer una distincin clara entre oracin y oracin con si {ni-ficado. A fin de obtener tal cosa, hay que acudir a una consideracin de carcter ms general: la que diferencia entre el lenguajecomo parte de la conducta total humana, por un lado, y el lenguajecomo sistema de reglas que s ubyace a esta conducta, por otro. Segnel primer punto de vista, el lenguaje es una sucesin de actos; segnel segundo, un conjunto de reglas que nos permiten llevar a caboesos actos, que los hacen pos ibles. Considerando el lenguaje naturaldesde la primera de estas perspectivas, desde un punto de vista conductual, nuestro habitual uso lingstico es un conjunto de proferencias e inscripciones ; en definitiva, de emisiones de signos-ejemplar. Pero esta conducta no es una conducta ciega, sino que estsometida a un conjunto altamente estructurado de reglas. que secomparten socialmente y que se transmiten culturalmente. Algunasde estas reglas permiten dividir y clasificar los resultados de las pro

    ferencias y de las inscripciones en unidades de diferente carcter.Una de estas unidades es la oracin. Al lingista y al filsofo dellenguaje no slo le interesan las proferencias, en tanto que aconte-lB

    cimientos fsicos irrepetibles . Est tambin interesado por su clasificacin, por los tipos a los cuales pertenecen los signos-ejemplarproferidos o inscritos), as como por las relaciones que entre ellosse establecen. Desde el punto de vista gramatical, el tipo m~ls interesante, y el que mejor ilustra la consideracin de una lengua o lenguaje como sistema, es el de oracin; es ms, toda una parte de lagramtica, la sintaxis, est dedicada a caracterizar una propiedadde las oraciones; la de estar bien formadas. El concepto de oracines, por lo tanto, un concepto terico, una abstraccin que se llevaa cabo sobre estos datos observables que son las proferencias y lasinscripciones). Todas las oraciones s on expresiones-tipo, aunqueno todas las expresiones-tipo sean oraciones, como hemos visto enel epgrafe anterior.Hay que advertir que los criterios que nos permiten abstraeroraciones a partir de determinados ejemplares no son criterios semnticos , pues el peso de la tarea no recae en aquello que significanlos signos que los componen. ASI, por ejemplo,

    6) lt is not cold todaysignifica lo mismo que 3) -en la medida en que dos oraciones delenguas distintas tengan el mismo significado, es decir, en la medidaen que aceptemos un concepto de sinonimia interlingstica, y noslo intralingstica-; sin embargo, se trata de oraciones que pertenecen a lenguas bien diferentes. Lo mismo vale incluso de oraciones pertenecientes a la misma lengua: la identidad de significadono es un criterio decisorio, pues dos oraciones podrn ser sinnimassin que por ello sean la misma oracin. Lo que s es en cambio uncriterio decisivo es el orden, pues las oraciones 7) y 8)

    7) Los alumnos han entrado de uno en uno 8) De uno en uno han entrado los alumnosson diferentes, pese a ser sinnimas -en un sentido de sinonimiaa precisar ms adelante--; y el nico factor responsable de ello parece ser el orden relativo que guardan entre s las palabras que lascomponen. Esto es as porque las oraciones son conjuntos ordenados de sigilOS-tipo. Cualquiera que sepa algo de teora de conjuntossabe que un conjunto ordenado de elementos no es igual a otro sitiene los mismos elementos que s te, aunque dispuestos en un ordendiferente. Identidad de conjuntos y orden de sus elementos marchanaqu hombro con hombro.La s oraci ones, en t anto que expre si ones-t ipo, son a bstracci one sde a que ll o que t ie ne n en c om n di ferent es ej em pl ares de expre si ones.Lo que se abstrae comnmente son determinados rasgos fsicos,como la entonacin, la peculiaridad en la escritura, etc., que desde

    , J

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    un punt o de vista gramatical-sistemtico son de impor tancia secundaria. As, si yo escribo nuevamente la oracin 4), produzco denuevo un ejemplar irrepetible de la misma expresin-tipo. Ahorabien, del mismo modo en que el matemtico no discrimina en absoluto entre un ejemplar y otro, de cara a la consecucin de los objetivos pr opi os de su labor, t ampoco el gramtico necesita en ocasi ones pr eocupar se por las peculiar idades de dif er entes ejemplares deuna misma expresin-tipo. Esto es cierto de oraciones-tipo como 1), 2 ), 5), 7) Y 8). El caso de 3), y tambin el de 6), ya hemosdicho que es harina de otro costal.Vayamos ahora con el concepto de cn/lnciado Se trata de unanocin con la que conviene andar se con precauciones.J. El trminoenunciado se aplica a cosas muy distintas segn sea el nivel de lagramtica -el de la sintaxis, el de la semntica o el de la pragmti caen el que se use. De esta diferencia de niveles nos ocuparemosen el epgrafe prximo.) Desde un punto de vista sintctico, losenunciados forman un subconjunto propio del conjunto de las oraciones: a saber, el conjunto de las oraciones declarativas o enunciativas. Lo que diferencia, entonces, a un enunciado de una oracininterrogativa son las respectivas condiciones determinantes de subuena formacin. Desde un punto de vista semntica, su rasgo mscar acterstico es que son objetos lingsticos a los cuales podemosatribuir las propiedades de verdad y falsedad. De un enunciadose puede decir que es o bien verdadero o bien falso. Lo que importasubrayar es que, abordados con las exigencias propias del anlisissemntica, los enunciados no son sin ms oraciones verdaderas ofalsas e incluso, si se quiere, ni verdaderas ni falsas, ni dotadastampoco de un valor semntico diferente del de la verdad y la falsedad). Esto podra decirse de oraciones-tipo como 1), 2 ), 5), 7) y 8), para simplificar las cosas. Pero resulta a todas luces errneo generalizar y afir mar tal cosa, por ejemplo, de la or acin-tipo 3),sin saber en qu momento de un) da se profiere cada ejemplar dedicha oracin.En este punto est justi ficado intr oducir la distincin entr e enun-ciado e idea Pues la dificultad considerada ha dado pie fundamentalmente a dos decisiones terminolgicas bien distintas; las dos considerablemente extendidas entre los filsof os del lenguaje. La pr imera de ellas consiste en aplicar el trmino enunciado a la oracintipo de mar ras junto con la inter pretacin que tenga en el contextode proferencia relevante al caso es decir, en el mmento de tiempoen que se profiere el ejemplar correspondiente, en relacin con elhablante que la proflri, etc.). Esta propuesta equivale, en definitiva,a llamar enunciado al cjcmp/ar de la oracin-tipo de que se trate,

    4 Vase J Lyons. Semntica Barcelona. Teide. 1980. cap. l. seee. 5.

    pues sera solo dicho ejemplar lo que sera susceptible de ser verdadero o falso en cada caso. La segunda propuesta consiste en aplicar el trmino enunciado , no a la oracin-tipo, y tampoco al ejemplar de marras, sino al significado del ejemplar, a la idca o pensa-miento que dicho ejemplar expresa en el momento de proferenciay en relacin con otra informacin contextual: el agente de la proferencia, la audiencia de ste en el momento en que el ejemplar fueproferido, etc. Este criterio procede, en la tradicin contemporneade la f ilosofia del lenguaje, del lgico G. Frege y se caracter iza bsicamente por considerar que los predicados de verdad y falsedadson atribuibles a las ideas expresadas por los ejemplares de las oraciones-tipo, y no a stas mismas, por ms que se las conciba de algnmodo especial. Hay que avisar de que el concepto de proposicinse emplea actualmente en muchas ocasiones como equivalente delde idea o pensamiento, tal y como stos han sido caracterizadosaqu.Finalmente, y desde un punto de vista pragmtico, enunciadose aplica sobre todo a cualquier acto proferencia) por medio delcual uno enuncia algo. Los enunciados resultan ser entonces unsubconjunto de las proferencias y de las inscripciones) o, mejoran, de los actos de. habla -actos inlocutivos- que uno lleva acabo por el mero hecho de proferir ciertas secuencias de fonemas5.As, con enunciado pasa algo igual que con pr oferencia , aunquepara este caso se haya acabado con el problema antes de haberledado tiempo a aflorar a l a super ficie; y es que ambos tr minos mani fiestan una clara ambigedad, pues se aplican tanto a cierto actoscomo a resultados de esos actos. En lo que al trmino enunciadorespecta, en la mayora de las ocasiones que se presenten en el futuro, o el contexto o comentarios pertinentes aclararn en qu sentido se emplear. El peligro de conf usin por razones conceptuales o terminolgicas) no parece ahora cosa inminente.2 6 Sintaxis semntica y pragmtica

    Una divisin terminolgica muy extendida y conveniente parael estudio de una lengua natural se debe al norteamericano Ch. Morris aun cuando, a la larga, proceda tambin de Ch. Peirce). Estefilsofo denomina Semitica a la investigacin general de un sistema de signos cualquiera. Nosotros trataremos solamente desistemas de signos particulares: las lenguas naturales. Segn l a terminologa de Morris, la Semitica se divide en tres apartados: sintaxis, semntica y pragmtica. En nuestro caso, se trata solamente, Los puntos ms importantes de la teora dc los actos inlocutivos sc exponenms abajo, en el captulo 9, secciones 3, 5 Y 6.

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    de la sintaxis, la selllntica y la pragmtica de lenguas naturales.La sintaxis de dichas lenguas estudia las diversas combinacionesde signos que dan lugar a combinaciones de ellos que tienen la propiedad de estar bien formadas. (Algunas nociones sintcticas seexponen en el siguiente captulo, dedicado a las relaciones de lafilosofa del lenguaje con la lingistica.) La scmntica trata de investigar, de un modo ms bien abstracto, de qu tratan los signos:es decir, de las relaciones de los signos con aquello que constituyesu interpretacin, aunque al margen de los contextos especficosen que los signos son usados por los hablantes. Estos aspectos contextuales relativos al uso de los signos son, sin embargo, el objetivode estudio de la pragmtica Estas caracterizaciones generales delos trminos sintaxis , semntica y pragrntica no son, sin embargo, fruto de un acuerdo total entre las diversas tendencias de lateora lingistica y de la fIlosofa del lenguaje. En particular, el usoque se hace de los trminos semntica y pragmtica en la bibliografia dista mucho de ser consistente y claro. Esta situacin deriva,en parte, de una mezcla en los acentos puestos por los practicantesde las dos citadas disciplinas y, concretamente, a si se pone en consideraciones de carcter puramente lgico, a si predominan losintereses del lingista, o a si se infiltran en la cuestin razones filosficas.

    No es ste el lugar para tratar de desenredar la complicada maraa de estas tradiciones, parcialmente en conflicto y parcialmentecomplementarias. Sin embargo, no podemos pasar por alto el hechode que la ausencia de una terminologa clara contribuye a la confusin general. Por lo tanto, convendr tener bien presentes algunasobservaciones sobre el tema, aunque su sentido slo se vaya comprendiendo a la par que la lectura de los capitulas subsiguientes.El trmino semntica se ha venido utilizando de dos modosdistintos: los lingistas tienden a emplearlo para cubrir toda el readel estudio del significado, pero en la prctica la mayora de susestudios se han confinado tradicionalmente a la investigacin delsignificado de los lexemas de las diversas lenguas. Por otro lado,no se puede afirmar en absoluto que los estudiosos del lenguaje natural que provienen de los campos de la lgica y de la filosofa seanconsistentes en su utilizacin del trmino. Encontramos en ellosuna oscilacin entre el mencionado sentido general (semntica == teora del significado) y un sentido notablemente ms restringido: el estudio de las relaciones entre el lenguaje,y aquello acercade cual podemos hablar mediante el lenguaje, como en la clsicadefinicin de Morris se nos dice. En otra versin ms actual delmismo sentido, la semntica se equipara al estudio de las condiciones veritativas de expresiones, o al anlisis de la contribucin de larealidad a la verdad o a la falsedad de las expresiones. En este sentido, la semntica es la parte de la te aria del significado que persigue42

    dar cuenta de determinados aspectos del mismo mediante \locio\]c~como las de referencia, extensin, intcnsin, condiciones vcritativas, etc. que veremos en posteriores captulos.Si reservamos el trmino s emntica para este ltimo sentido

    -{;()f11O, en general. haremos en este libro- y utilizamos el rtuloteoria del significado para el primero, a la vez que introdUCimos elde pragmtica en el sentido al que hemos aludido anteriormcntc,podemos entonces componer rtulos como teora semntica delsigniflcado , teoria pragmtica del significado y teoria sem nticopragmtica del significado para referimos. respectivamente. a unateora que utilice como fundamentales trminos (o nociones) semntico(a)s. a una que utilice como fundamentales conceptos pragmticos y a una que emplec como bsicas nociones tanto pragmticascomo semnticas. Los tres tipos de teoras se encuentran en la bibliografa. Incluso hay autores que trataron de dar cuenta de fcnmcnospragmticos en una teora sin tctico-semntica indifercnciada (comoes el caso de G. Lakoff y de algunos otros semnticos generativos).

    Sin embargo. es difcil. a veces, no caer en la confusin creadasin recurrir a explicaciones prolijas, por lo que se encontrarn ocasionalmente en el presente texto otros usos. Esperamos que en estoscasos el contexto aclare la situacin.Los problemas terminolgicos derivan tambin. en parte, de laconcentracin de las diversas tendencias en reas distintas de lainvestigacin. pese a que coinciden parcialmente. As. los lgicosy los filsofos del lenguaje han tendido a ocuparse principalmentede los aspectos composicionalcs del significado: es decir. han tendidoa ocuparse sobre todo del problema de cmo los significados de lasexpresiones se componen de los significados de sus partes. Los lingistas, a su vez. se han concentrado mayoritaria mente en el estudio del significado de las unidades Iingsticas significativas mnimas y. muy especialmente, de los Iexemas. Una dificultad terminolgica adicional es que una de las corrientes principales en estecampo se denomina anlisis cOl11pol1encial y hay que tener muchocuidado en no confundir componencial con composicional , puesambos adjetivos se aplican a cosas muy diferentes. como acabamosde ver.