introducciÓn a la enfermerÍa · carrera de enfermería y la lógica del funcionamiento de la...
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INTRODUCCIÓN A
LA ENFERMERÍA
CURSO DE INGRESO INTENSIVO
Autoras: Abarza, Delia Graciela y Hernández, Silvina Soledad
2019
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 2
FUNDAMENTACIÓN
En el presente Curso, el objetivo inicial consiste en conocer la especialidad de la
Carrera de Enfermería y la lógica del funcionamiento de la disciplina en el contexto de
esta Institución. Para ello decidimos empezar por mencionar que nuestra carrera se
encuentra acreditada ante la CONEAU, según la resolución (CA) Nº016/2018. Esto
quiere decir que cumple con los estándares educativos fijados a nivel nacional para
esta profesión.
En esa línea, consideramos necesario que los/as estudiantes conozcan cuáles serán
las principales incumbencias como Licenciado/a en Enfermería: Por una parte, podrán
valorar y diagnosticar los requerimientos de los cuidados integrales de enfermería,
planificando, evaluando y supervisando la realización de esos cuidados de acuerdo
con las necesidades de las personas y de la población en todos los niveles de
atención y complejidad. Por otra parte, también podrán gestionar, investigar y ejercer
la docencia en los diferentes ámbitos educativos.
Sin tener certezas respecto del contacto o no de los/as estudiantes con personas que
ejerzan la profesión, probablemente todos/as han participado del Sistema de Salud de
una u otra manera y traen consigo experiencias muy ricas que serán retomadas y
validadas como aprendizajes previos a partir de los cuales construir conocimientos
nuevos. Así, durante esta cursada se proponen clases interactivas, con debates
guiados donde se trabajará con los saberes previos, se resolverán las consultas y así
se generarán nuevos conocimientos. Las herramientas con las cuales se trabajarán
estarán abocadas a la comunicación, y serán con un enfoque epidemiológico y
pragmáticas.
OBJETIVO GENERAL
Acompañar a las/los estudiantes en el proceso de conocer los principios
básicos de la Enfermería, propiciando un ambiente de aprendizaje constructivo.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Unidad temática I: que el/la estudiante
Comprenda los roles y las funciones del/la Enfermero/a.
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Unidad temática II: que el/la estudiante
Interprete el concepto Salud - Enfermedad como un proceso dinámico
constituido a través del tiempo.
Describa los Sistemas de Salud y su desarrollo histórico.
Unidad temática III: que el/la estudiante
Reflexione sobre la importancia de la comunicación en el ejercicio de la
Enfermería.
Unidad temática IV: que el/la estudiante
Repase conocimientos matemáticos necesarios para la resolución de
situaciones del ejercicio profesional en Enfermería.
CONTENIDOS
Unidad I: Institución y organización de la carrera
Organización de la Carrera. Roles y funciones del profesional de Enfermería.
Ámbitos de desarrollo profesional.
Unidad II: a- Enfoque epidemiológico. b- Sistemas de salud
Concepto de epidemiologia. Cadena epidemiológica. Historia natural de la
enfermedad. Definición de salud y enfermedad. Proceso y desarrollo histórico.
Componentes de los Sistemas de Salud. Desarrollo histórico del Sistema de
salud argentino. Hospitales.
Unidad III: Particularidades de la comunicación en enfermería
El proceso de la comunicación. Factores que interfieren en la comunicación
efectiva. Empatía.
Unidad IV: Práctica de ejercicios matemáticos requeridos para el desempeño
en enfermería
Calculo de dosis. Números fraccionarios, sistemas de medición. Porcentaje.
Regla de tres simple. Razón y proporción.
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METODOLOGÍA DE TRABAJO
Las clases están planificadas para utilizar diversas estrategias: exposiciones teóricas,
análisis de casos en grupos con coordinación docente y resolución de dudas partiendo
de los saberes surgidos a partir de la práctica de los/las estudiantes, lectura y puesta
en común de artículos y normativas vigentes y ejercicios de Roll –playing y de
dramatización.
Los recursos a utilizar serán: fibrones, pizarra, proyector multimedia, computadora,
parlantes y material de lectura.
EVALUACION
La instancia de evaluación de los/las estudiantes consistirá en un examen de tipo
conceptual escrito y presencial, donde se desarrollarán los contenidos teóricos y
prácticos tratados en la clase.
El examen se realizará entre el 6 y el 8 de marzo y los/as estudiantes tendrán dos
horas para su resolución. De acuerdo a la reglamentación vigente, deberán aprobar
con una nota no menor a 4 (cuatro) puntos y haber asistido a por lo menos el 80% de
las clases.
CRONOGRAMA
Semana Fecha Nombre Unidad temática
1 28/01/2019 UNIDAD I: Institución y organización de la
carrera
2
29/01/2019
04/02/2019
UNIDAD II: a- Enfoque epidemiológico.
b- El hospital
c-Sistemas de Salud
3
05/02/2019
11/02/2019
12/02/2019
UNIDAD III: Particularidades de la
comunicación en enfermería
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4
18/02/2019
19/02/2019
UNIDAD IV: Práctica de ejercicios
matemáticos requeridos para el desempeño
en enfermería.
EXAMEN 06/03/2019
Publicación
de notas 13/03/2019
BIBLIOGRAFIA
Potter, P. (2013) Fundamentos de Enfermería (La Práctica Enfermera –
Ámbitos de Acción del Profesional de Enfermería) (5ª ed) Madrid, España:
Harcourt S. A. Cap. 19 Pág.3 - Cap. 22 Pág.456.
Mary Jo Boyer (2013) Matemáticas para Enfermeras (Guía de bolsillo para
cálculo de dosis y preparación de medicamentos) (3° ed) México DF. Unidad II
Cap. 5 y 6 Pág. 101 y 121 - Unidad III Cap. 7, 8,9 y 10 Pág. 136, 147,172, y
191 -
Módulo de Principios de Epidemiologia para el control de Enfermedades
(MOPECE). Salud y Enfermedad en la población. 2da. Edición revisada. OMS.
OPS. 2011.
Arce Sánchez, María del Carmen. Carballal Balsa, María del Consuelo.
Técnicas de comunicación y relación de ayuda en Ciencias de la Salud. 3ra
edición. Elsevier.
EQUIPO DOCENTE
Coordinación:
Lic. Abarza, Delia Graciela
Docente:
Lic. Hernández, Silvina Soledad
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UNIDAD I: Institución y Organización de la carrera
PRESENTACIÓN
A continuación, presentamos las características generales de la carrera según el plan
de estudios presentado y acreditado ante la CONEAU.
DENOMICACIÓN DE LA CARRERA: Licenciatura en Enfermería.
TIPO DE CARRERA: Carrera de grado.
MODALIDAD DE CURSADA: Presencial.
DURACIÓN: 5 años.
CARGA HORARIA: 4146 horas
NOMBRE DEL TÍTULO A OTORGAR: Licenciado/a en Enfermería.
TÍTULO INTERMEDIO: Enfermero.
a. TIPO DE CARRERA: Carrera de grado.
b. MODALIDAD DE CURSADA: Presencial.
c. DURACIÓN: 3 años.
d. CARGA HORARIA: 2766 horas
VISION
Ser una unidad académica moderna, con excelencia académica, competitiva en la
formación del recurso humano en enfermería, orientada al desarrollo de sus
egresados, de la profesión y de los servicios del sector salud del país.
MISION
Formar Licenciados en Enfermería capaces de desempeñarse exitosamente en el
ámbito Nacional e Internacional y de actuar de forma eficiente para brindar atención
integral, con base en las políticas de salud del país, manteniendo una estrecha
interrelación con la sociedad de la cual forma parte.
Desarrollar una Cultura Institucional basada en los valores esenciales que norman la
vida Universitaria como: la verdad, la justicia, la integridad, la honestidad, el respeto a
la vida y por las diferencias, la responsabilidad, y la solidaridad que guíen el
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pensamiento y las acciones de los docentes, alumnos y personal técnico-
administrativo, a fin de promover el desarrollo integral y la convivencia humana en
nuestra institución.
ALCANCES DEL TÍTULO:
Alcances del título de Licenciado/a en Enfermería:
Valorar y diagnosticar los requerimientos de los cuidados integrales de
enfermería.
Planificar, evaluar y supervisar la realización de esos cuidados de acuerdo con
las necesidades de las personas y la población en todos los niveles de
atención y complejidad.
Organizar, gestionar y evaluar servicios, procesos de enfermería en la
prevención de enfermedades y promoción de la salud.
Perfil del/la egresado/a:
Enfermero
El enfermero desarrolla sus capacidades como personal que ha adquirido
competencias Humanísticas, políticas y técnicas para brindar cuidados
integrales en instituciones hospitalarias y comunitarias en los niveles de
complejidad mínima e intermedia mediante una actitud ética y legal, acorde a la
persona, familia y comunidad.
Licenciado/a en Enfermería
El graduado está preparado en el área disciplinar con conocimientos
científicos,
humanísticos, éticos, legales y políticos para proporcionar atención de
enfermería a las personas, familia y grupos de la comunidad, como
compromiso social y político.
Participa en la gestión de las unidades de enfermería en los niveles centrales,
así como en el desarrollo y evaluación de políticas, proyectos y programas de
enfermería a nivel local, nacional e internacional.
Administra, gestiona, supervisa y audita de forma autónoma, unidades de
enfermería en las instituciones hospitalarias y comunitarias.
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Participa en la elaboración, dirección, evaluación y ejecución de programas de
educación permanente y formación de enfermería, hasta el primer grado
académico, que respondan a las necesidades del contexto.
Interviene en el diseño, la coordinación, ejecución y evaluación de proyectos de
investigación en forma disciplinar, multi e interdisciplinar para asegurar la
validez científica de los cuidados de enfermería y resolver problemas de su
competencia. Divulga y aplica los resultados a fin de contribuir a mejorar la
atención en los servicios y el desarrollo de los trabajadores de la salud.
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Epidemiología: es el estudio de la frecuencia y distribución de los eventos de salud y de sus
determinantes en las poblaciones humanas, y la aplicación de este estudio en la prevención y control
de los problemas de salud.
UNIDAD II: a- Enfoque Epidemiológico
Existen organismos internacionales abocados a tratar temas sanitarios que se
constituyen como ejes de referencia para las profesiones vinculadas a la salud. Uno de
ellos es la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este organismo además de tener
representatividad global, cuenta particularmente con una oficina regional
panamericana, que es la denominada Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En el año 2011 la OPS, emite “Módulos de principios de epidemiología para el control
de enfermedades (MOPECE)”, con los siguientes objetivos:
• Explicar el enfoque epidemiológico en el estudio de la salud de las
poblaciones.
• Describir la cadena epidemiológica e identificar sus elementos.
• Identificar las características básicas de la ocurrencia, transmisión y
persistencia de enfermedad en la población.
A continuación, es necesario establecer algunas definiciones del MOPECE que
nos permitirán conocer y desarrollar conceptos generales para comprender el
proceso salud- enfermedad, con un enfoque epidemiológico:
Enfermedad transmisible: es cualquier enfermedad causada por un agente infeccioso
específico o sus productos tóxicos, que se manifiesta por la transmisión de este agente o
sus productos, de un reservorio a un huésped susceptible, ya sea directamente de una
persona o animal infectado, o indirectamente por medio de un huésped intermediario, de
naturaleza vegetal o animal, de un vector o del medio ambiente inanimado.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 10
Enfermedad emergente: es una enfermedad transmisible cuya incidencia en humanos se ha
incrementado en los últimos 25 años del Siglo XX o que amenaza incrementarse en el futuro cercano.
Enfermedad reemergente: es una enfermedad transmisible previamente conocida que reaparece
como problema de salud pública tras una etapa de significativo descenso de su incidencia y
aparente control.
Infección: es la entrada y desarrollo o multiplicación de un agente infeccioso en el organismo de una persona o animal.
Período de latencia: es el intervalo de tiempo que transcurre desde que se produce la infección hasta que la persona se vuelve infecciosa.
Infectividad: es la capacidad del agente infeccioso de poder alojarse y multiplicarse dentro de un huésped.
Patogenicidad: es la capacidad de un agente infeccioso de producir enfermedad en personas infectadas.
Virulencia: es la capacidad del agente infeccioso de producir casos graves y fatales.
Susceptible: es cualquier persona o animal que no posee suficiente resistencia contra un agente patógeno determinado que le proteja contra la enfermedad si llega a estar en contacto con ese agente.
Período de incubación: es el intervalo de tiempo que transcurre entre la exposición a un agente infeccioso y la aparición del primer signo o síntoma de la enfermedad.
Zoonosis: es una infección o enfermedad infecciosa transmisible que en condiciones naturales, ocurre entre los animales vertebrados y el hombre.
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ACTIVIDAD:
Identificar y marcar en el caso que se presenta a continuación, algunas de las
definiciones anteriormente estudiadas:
Diego es un estudiante de Ingenieria que trabaja en una empresa de logística de lunes
a viernes durante 8 hs diarias y por las tardes se encuentra cursando el 4to año de la
Carrera. Vive solo desde hace 2 años y básicamente su rutina se divide entre la
Facultad y el trabajo. Desde hace unos dias comenzó con cansancio y a sentirse un
poco mas lento al realizar las tareas habituales, pero lo atribuye a que duerme poco y
tal vez su alimentación no ha sido la major. Sumado a ésto, en estas semanas debe
rendir exámenes, entregar proyectos, planos y trabajos prácticos.
Hoy, luego de 7 días de sentirse de ese modo, comienza con fiebre, dolor de espalda y
tos con expectoración. Por otro lado, el cansancio que sentía previamente se convirtió
en debilidad, por todo esto decide consultar a la guardia del hospital. Allí lo revisan, le
toman los signos vitales, le extraen sangre y le realizan una radiografía de tórax. El
médico le comenta que padece de una neumonía por un neumococo y que require
estar internado para recibir antibióticos intravenosos.
“En el pasado, las enfermedades transmisibles constituían la principal causa de
muerte en el mundo. Algunos efectos de la industrialización, tales como el
mejoramiento de la nutrición, vivienda, sanidad, agua potable y drenaje, así como el
desarrollo de antibióticos y vacunas y el establecimiento de sistemas de vigilancia
epidemiológica permitieron el control relativo de tales enfermedades. Esto, junto con la
menor mortalidad infantil y la promoción de la salud, ha conducido a un aumento en la
esperanza de vida.
Agente: Es un factor que puede ser un microorganismo, sustancia química, o forma de radiación cuya presencia, presencia excesiva o relativa ausencia es esencial para la ocurrencia de la enfermedad
Huésped: es una persona o animal vivo, incluyendo las aves y los artrópodos, que en circunstancias naturales permite la subsistencia o el alojamiento de un agente infeccioso.
Portador: es un individuo (o animal) infectado, que alberga un agente infeccioso específico de una enfermedad, sin presentar síntomas o signos clínicos de esta y constituye fuente potencial de infección para el ser humano.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 12
Al control relativo de las enfermedades transmisibles siguió el aumento de la
morbilidad y mortalidad por enfermedades no transmisibles, en su mayoría crónicas.
En los países industrializados, esto trajo un cambio importante en el perfil de
mortalidad en los últimos cien años; actualmente, las causas más importantes de
muerte son las enfermedades cardiovasculares y neoplasias malignas, mientras que
las enfermedades transmisibles, como neumonía o influenza, son responsables de una
reducida proporción de las defunciones.
Los países no industrializados presentan diferente evolución. En ellos persisten las
enfermedades transmisibles y la desnutrición como causa de morbilidad y mortalidad,
observándose simultáneamente un importante aumento de la mortalidad por
enfermedades no transmisibles.
Un hecho relevante en tiempos recientes es la aparición de enfermedades
transmisibles nuevas o desconocidas y el resurgimiento de otras que ya estaban o que
se creía estaban controladas. A estas enfermedades transmisibles se les llama
emergentes y reemergentes. Las nuevas enfermedades transmisibles emergentes
pueden resultar por cambios o evolución de los organismos existentes; las
enfermedades conocidas pueden propagarse a nuevas áreas geográficas o nuevas
poblaciones humanas; ciertas infecciones previamente no reconocidas pueden
aparecer en personas que viven o trabajan en áreas que están experimentando
cambios ecológicos (por ejemplo, deforestación o reforestación) que incrementan la
exposición humana a insectos, animales o fuentes ambientales que albergan agentes
infecciosos nuevos o inusuales.”(MOPECE, pag11)
ACTIVIDAD
Luego de la lectura del texto anterior, responda:
1. Describa brevemente el desarrollo histórico de la concepción de “enfermedad”
2. Dé ejemplos de enfermedades transmisibles y no transmisibles.
3. ¿Cúal es la diferencia en el desarrollo de enfermedades entre países
industrializados y no industrializados?
“Como se ha definido, la epidemiología estudia la frecuencia, la distribución y los
determinantes de los eventos de salud en las poblaciones humanas. Los principios
para el estudio de la distribución de dichos eventos de salud se refieren al uso de las
tres variables clásicas de la epidemiología: tiempo, lugar y persona. ¿Cuándo?
¿dónde? Y ¿en quiénes? son tres preguntas básicas que el epidemiólogo tiene que
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 13
hacerse en forma sistemática para poder organizar las características y
comportamientos de las enfermedades y otros eventos de salud en función de las
dimensiones temporal, espacial y poblacional que orientan el enfoque epidemiológico.
Tiempo
Las enfermedades infecciosas suelen ser agudas y algunas, como la influenza, tienen
estacionalidad (un patrón regular de variación entre estaciones del año), lo cual
permite anticipar su ocurrencia y adoptar medidas preventivas. La identificación de los
eventos que ocurren antes o después de un incremento en la tasa de enfermedad
permite identificar factores de riesgo. También es conveniente registrar la ocurrencia
de enfermedad a través de varios años para describir y predecir sus ciclos (un patrón
regular de variación en períodos mayores a un año), así como su tendencia secular
(su patrón de variación o comportamiento en el tiempo).
Lugar
La localización geográfica de los problemas de salud es fundamental para conocer su
extensión y velocidad de diseminación. La unidad geográfica puede ser el domicilio, la
calle, el barrio, la localidad, el distrito, la provincia, el estado u otro nivel de agregación
geopolítica, y el lugar también puede ser una jurisdicción de salud, un hospital, el área
de trabajo, el área rural o urbana, el lugar de nacimiento u otro espacio de interés. El
análisis del lugar en cuanto a sus características físicas y biológicas permite generar
hipótesis sobre posibles factores de riesgo y de transmisión.
La utilidad de la localización geográfica de la enfermedad se ilustra claramente en la
clásica investigación de John Snow sobre la epidemia de cólera en Londres en 1849,
quien rastreó el origen de la fuente de infección hasta una bomba de agua y, al
clausurarla, acabó con la epidemia. El advenimiento de los sistemas de información
geográfica (SIG) ofrece la posibilidad de enriquecer significativamente el tratamiento
analítico de la variable lugar. Los métodos y técnicas para el análisis espacial de datos
epidemiológicos pueden facilitar la integración de información sobre distintos
determinantes de la salud desde el nivel individual hasta el nivel ambiental e identificar
conglomerados de casos, áreas predictoras de riesgo y necesidades básicas en salud,
con referencia específica a una población geográficamente definida.
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Persona
Las características de las personas, tales como la edad, el género, el estado
nutricional, sus hábitos y conductas (ocupación y estilos de vida), y su condición social
(ingreso, estado civil, religión), permiten identificar la distribución de las enfermedades
y posibles grupos y factores de riesgo. La variación de la ocurrencia de enfermedad de
acuerdo con las características de las personas puede deberse a diferencias en el
nivel de exposición de la persona a ciertos factores de riesgo, a su susceptibilidad a
los mismos, o a una combinación de ambos. (MOPECE, pag15 -16).
Causalidad
“En el enfoque epidemiológico no solo interesa la descripción de los eventos en salud
en tanto a quiénes afecta, dónde y cuándo, sino que también está orientado a buscar
las explicaciones del porqué suceden esos eventos. Es el proceso de búsqueda de la
causalidad el que permite estas aproximaciones, con el fin de orientar las medidas de
intervención adecuadas y la posterior evaluación de su efectividad.
El enfoque epidemiológico considera que la enfermedad en la población: i) no ocurre
por azar; ii) no se distribuye homogéneamente; iii) tiene factores asociados que para
ser causales cumplen con los siguientes criterios: la temporalidad (toda causa precede
a su efecto), la fuerza de asociación, la consistencia de la observación, la especificidad
de la causa, el gradiente biológico (efecto dosis-respuesta) y la plausibilidad biológica
(Hill, 1965). El enfoque epidemiológico también considera que la enfermedad en la
población es un fenómeno dinámico y su propagación depende de la interacción entre
la exposición y la susceptibilidad de los individuos y grupos constituyentes de dicha
población a los factores determinantes de la presencia de enfermedad; además,
considera que toda causa precede a su efecto (el llamado principio de determinismo
causal).
En consonancia con este enfoque, existen dos modelos de causalidad en
epidemiología ampliamente aceptados: la Triada Epidemiológica y el modelo de
Causas Componentes, que se describen brevemente a continuación.
La Triada Epidemiológica es el modelo tradicional de causalidad de las enfermedades
transmisibles; en este, la enfermedad es el resultado de la interacción entre el agente,
el huésped susceptible y el ambiente”. (MOPECE, pag 17)
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 15
HUESPED
AGENTE AMBIENTE
Fuente: Gordis, 1996.
“Los agentes pueden ser infecciosos o no infecciosos y son necesarios, pero no
siempre suficientes, para causar la enfermedad; los agentes no infecciosos pueden ser
químicos o físicos. Los factores del huésped son los que determinan la exposición de
un individuo: su susceptibilidad y capacidad de respuesta y sus características de
edad, grupo étnico, constitución genética, género, estado socioeconómico y estilo de
vida.
Por último, los factores ambientales engloban al ambiente social, físico y biológico.
El Modelo de Componentes Causales es un modelo de multicausalidad que se aplica
a todo tipo de enfermedades (Rothman, 1981). Según este modelo, la enfermedad es
producida por un conjunto mínimo de condiciones que actúan en concierto. A todas las
posibles condiciones o eventos se les denomina causas componentes (A, B, C, D, E,
F, G, H, I, J,). Al conjunto mínimo de condiciones que actúan en concierto y producen
la enfermedad se le denomina causa suficiente. Así, una causa suficiente es un
conjunto de causas componentes, ninguna de las cuales es superflua. Una causa
suficiente representa un mecanismo causal de enfermedad: la enfermedad se inicia
cuando se completa una causa suficiente”. (MOPECE, pag 18)
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 16
Causas suficientes y causas componentes
CAUSA SUFICIENTE CAUSA SUFICIENTE CAUSA SUFICIENTE
I II III
Fonte de Rothman KJ, 1986 .
ACTIVIDAD:
Desarrolle un mapa conceptual donde se vinculen las variables de tiempo, persona,
agente y causalidad.
Historia natural de la enfermedad
“La historia natural de la enfermedad es el curso de la enfermedad desde el inicio
hasta su resolución. En otras palabras es la manera propia de evolucionar que tiene
toda enfermedad o proceso, cuando se abandona a su propio curso. El proceso se
inicia con la exposición de un huésped susceptible a un agente causal y termina con la
recuperación, la discapacidad o la muerte. En la Figura se presenta el modelo
tradicional de la historia natural de la enfermedad y su relación con los niveles de
prevención propuestos por Level y Clark. En esta figura se delimitan claramente el
periodo prepatogénico y patogénico, el primero de ellos antes de la enfermedad y
refleja el momento de la interacción del agente, el ambiente y el huésped. El periodo
patogénico muestra los cambios que se presentan en el huésped una vez realizado un
estimulo efectivo. El horizonte clínico marca el momento en el que la enfermedad es
aparentemente clínica. En este modelo se remarca la importancia de las diferentes
medidas de prevención que se pueden llevar a cabo dependiendo del momento en que
se encuentre la enfermedad, así las actividades de prevención primaria se desarrollan
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 17
en el periodo prepatogénico y están encaminadas al fomento a la salud y a la
protección especifica; en la prevención secundaria las acciones son el diagnóstico
precoz, el tratamiento temprano y la limitación del daño y la prevención terciaria se
enfoca en la rehabilitación.
Este modelo asume que los casos clínicos de enfermedad pasan por una fase
preclínica detectable y que en ausencia de intervención, la mayoría de los casos
preclínicos progresarán a la fase clínica. Como se mencionó anteriormente, los
períodos de tiempo de cada etapa son importantes para la detección, el tamizaje y la
intervención con medidas preventivas y terapéuticas sobre factores del agente,
huésped y ambiente (Gordis, 1996).
En las enfermedades transmisibles, el período de latencia es el tiempo que transcurre
desde la infección hasta que la persona se vuelve infecciosa. El período de incubación
es el tiempo que transcurre desde la infección hasta la presentación de síntomas.
Historia natural de la enfermedad: se refiere a la evolución de una enfermedad en un individuo a través del tiempo, en ausencia de intervención.
ANTES DE
LA ENFERMEDAD
CURSO DE LA ENFERMEDAD EN EL HOMBRE
Interacción de:
AGENTE HUÉSPED
Muerte
Defecto o daño Estado
crônico
HORIZONTE
CLÍNICO
Signos y síntomas
Cambios tisulares
AMBIENTE
Estímulo
Periodo de latencia
interacción estimulo huésped reacción del huésped
PERIODO
PREPATOGÉNICO PERÍODO PERIODO PATOGÉNICO
Fomento de Protección
la salud específica
Diagnóstico precoz y
tratamiento inmediato Limitación del daño
Rehabilitación
PREVENCIÓN
PRIMARIA
PREVENCIÓN
SECUNDARIA
PREVENCIÓN
TERCIARIA
NIVELES DE PREVENCIÓN
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 18
En el caso de las enfermedades no transmisibles la terminología difiere un poco y se
considera que el período de latencia corresponde al período que transcurre entre el
desarrollo de enfermedad subclínica hasta la presentación de síntomas (Rothman,
1986).” (MOPECE, pag 20-21)
La cadena epidemiológica
“Para entender las relaciones entre los diferentes elementos que conducen a la
aparición de una enfermedad transmisible, el esquema tradicional es la denominada
cadena epidemiológica, también conocida como cadena de infección. El esquema
busca ordenar los llamados eslabones que identifican los puntos principales de la
secuencia continua de interacción entre el agente, el huésped y el medio.
Agente causal
Un agente es un factor que esta presente para la ocurrencia de una enfermedad, por
lo general un agente es considerado una causa necesaria pero no suficiente para la
producción de la enfermedad.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 19
UNIDAD II: b- El hospital
Los hospitales pueden clasificarse en virtud de los siguientes criterios:
Por su función.
Por el tipo de pacientes.
Por su ámbito.
Por su nivel asistencial.
Por su dependencia patrimonial.
Por su función
Generales. Son los hospitales que no están destinados exclusivamente a una
especialidad médica, quirúrgica o médico-quirúrgica determinada, sino que
atienden simultáneamente a enfermos de diversas especialidades.
Especiales o monovalentes. Son los hospitales destinados preferentemente a
una especialidad médica, quirúrgica o medico quirúrgica, como las
maternidades, los hospitales psiquiátricos, los oftalmológicos, los hospitales
oncológicos y similares
Por el tipo de pacientes
Agudos o de corta estancia.
Crónicos o de media y larga estancia
Por su ámbito
Según el área cubierta en relación con la procedencia de los enfermos:
Locales (de área).
De referencia regional.
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Por su nivel asistencial
Según las características del edificio, las instalaciones, el número de personal
empleado, la organización y el funcionamiento técnico:
Baja complejidad,
Complejidad media
Alta tecnología.
Por su dependencia patrimonial
Según de quien sea la propiedad:
Públicos.
Privados, entre éstos se distinguen los privados benéficos y los no benéficos
Las tendencias de futuro con respecto a los hospitales que conviene tener en cuenta a
la hora de realizar una reflexión estratégica sobre este tipo de organizaciones son:
Nuevos avances tecnológicos, que afectan a los instrumentos diagnósticos,
cuya tendencia general es hacia más información obtenida a partir de técnicas
menos agresivas y de tratamiento.
Aumento de la actividad ambulatoria. Irá ganando en importancia toda la
actividad que se realiza con los pacientes ambulatorios, por eso los hospitales
se planifican como distintas áreas de diagnóstico y tratamiento, que pueden ser
usadas indistintamente por pacientes ingresados o ambulatorios.
Gran desarrollo de la Cirugía Ambulatoria. Se dice que hasta un 60-70% de las
operaciones que se hacen actualmente podrían hacerse en forma de cirugía
sin ingreso, ello está determinado por los cambios recientes en cuanto a
procedimientos diagnósticos no invasivos, en la endoscopia fibro-óptica y en
las técnicas anestésicas. Alguna especialidades son especialmente favorables
al desarrollo de estas técnicas:
Oftalmología, ORL, Cirugía General, Urología y Ginecología, determinadas
intervenciones de Cirugía Ortopédica, etc.
La potenciación de alternativas a la hospitalización tradicional, tales como la
hospitalización de día, la de domicilio, la de cinco días y la de fin de semana.
Los nuevos retos en la gestión hospitalaria: la divergencia entre el nivel de
responsabilidad y el nivel de toma de decisiones. Esta divergencia crea
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 21
conflictos causados por el hecho de que en los hospitales el poder técnico (el
núcleo operacional profesionalmente autónomo) sistemáticamente limita las
estrategias definidas por el poder legal (la Dirección). Esto puede ser juzgado
como una debilidad de la gestión hospitalaria, pero también una fuerza al
mismo tiempo, ya que crea la posibilidad de descentralización para transferir al
nivel operacional, tanto el poder técnico derivado de la capacidad de toma de
decisiones, como una cierta gestión de los recursos y del presupuesto, que
actualmente se llevan de una manera muy centralizada.
El abordaje de nuevos problemas éticos. Una atención sanitaria cada vez más
compleja irá presentando crecientes problemas en su ejercicio. Los hospitales
como institución y los profesionales individuales cada vez se enfrentarán más a
problemas del tipo de los siguientes: consentimiento informado, rechazo al
tratamiento, respeto a la intimidad, resucitación de pacientes no viables,
intervenciones con escasas probabilidades de éxito, etc.
Información y papel activo de los pacientes. El modelo de autonomía del
paciente, del que deriva el “consentimiento informado” ha introducido una idea
básica en la relación médico - paciente: “la idea de que la toma de decisiones
debe llevarse a cabo cooperativamente entre el médico y el paciente,
concediendo en caso de conflicto un mayor peso a la decisión del paciente”.
La eclosión en tecnologías de información y comunicación.
La necesidad de la evaluación de la calidad y de las nuevas tecnologías. La
evaluación de la calidad es cada vez más un método de medir la actividad de
los hospitales. Se requiere la evaluación objetiva de la utilidad de los
procedimientos diagnósticos y de las terapias.
La mayor atención a la opinión y expectativas de los usuarios. Se hace
necesario ocuparse cada vez más de las necesidades de los
usuarios/pacientes y el grado de satisfacción de los mismos.
El hospital orientado al paciente
Descentralizar los servicios médicos y administrativos tanto como sea posible y
práctico.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 22
Descentralización
Adaptar los sistemas de información a las necesidades asistenciales.
Aumentar la autonomía, responsabilidad y capacidad de decisión de los
servicios clínicos y sus profesionales.
Eliminar o simplificar procesos y estructuras intermedias que no aportan valor.
Asegurar y mejorar la continuidad de la asistencia en todo el aspecto de
cuidados sanitarios.
Estructurar las áreas asistenciales para satisfacer, de la mejor manera posible,
las necesidades de los pacientes y profesionales. Usuario Externo e Interno.
Agrupar a los pacientes de acuerdo a requerimientos y características
comunes.
Medir, comparar y mejorar la calidad asistencial
UNIDAD II: c- Sistemas de Servicios de Salud
El sistema de servicios de salud en su conjunto está orientado a la atención médica
reparadora de la enfermedad y centrada en la institución hospitalaria.
En la Argentina podemos identificar tres modelos:
el público, con financiación y provisión pública, del Estado Nacional o
Provincial.
el de seguridad social: sistema de obras sociales, financiado por los aportes
de los trabajadores y contribuciones patronales.
el sistema de seguro voluntario prepago, que se organiza según los cálculos
de riesgo del beneficiario, se financia con el aporte de los particulares.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 23
UNIDAD III: Particularidades de la comunicación en enfermería
En esta unidad presentaremos la importancia de la comunicación en la carrera de
Enfermería
Por comunicación se entiende un comportamiento verbal y no verbal dentro de un
contexto social que abarca un grupo de símbolos (palabras, gestos, signos, etc.) que
usan las personas para transmitir y recibir ideas y sentimientos
Tipos de comunicación
VERBAL NO VERBAL
transmisión de palabra hablada o escrita,
código la palabra
el lenguaje utilizado se refiere al idioma que utiliza la comunidad.
debe haber un emisor y un receptor, ambos deben hablar un mismo idioma.
no utilizamos palabras.
se utilizan gestos y posturas corporales.
reflejan las emociones.
hay contacto visual
emisor y receptor deben manejar el mismo código para que la comunicación sea eficaz
COMUNICACION
INTRAPERSONAL
Se produce en el
interior del individuo
INTERPERSONAL
Se produce entre dos
personas o en un grupo
chico
PUBLICA
Es la interacción con grupos
numerosos de individuos
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 24
El proceso de comunicación
Factores que intervienen en la comunicación
percepciones escala de valores desarrollo espacio sexo emociones cultura conocimiento relaciones
Esquema de la comunicación
idea Codificación Transmision Recepción decodificacion
RESPUESTA
decodificacion codificación transmisión recepcion
RESPUESTA
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 25
Funciones del lenguaje
Las funciones del lenguaje varían según el elemento de la comunicación en el cual se
centran.
Función referencial: se centra en el mensaje, en el tema o referente. Predomina la intención de informar.
Función emotiva: se centra en el emisor, se quiere transmitir los sentimientos del emisor.
Función poética: se centra en la forma del mensaje, se transmiten sentimientos, pero en forma ordenada y seleccionando las palabras (en forma poética)
Función apelativa: se centra en el receptor, el emisor tiene la intención de influir en el receptor para que haga algo.
Actividades:
1. Identifica qué función del lenguaje contiene cada uno de estos enunciados:
Poesía romántica…..………………………………………………………………………
Afiche publicitario……………………………………………………………………………
Este módulo…………………………………………………………………………………
Diario íntimo………………………………………………………………………………
Noticia………………………………………………………………………………………
2. Escribe al lado de cada oración la función del lenguaje predominante:
¡Ojalá no tarde!.........................................................................................................
¡Váyase a ya!.............................................................................................................
El diamante de una estrella ha rayado el hondo cielo………………………………
Habla en voz más alta, que no te oigo…………………………………………………
¡Me encantan los pasear!.........................................................................................
Montevideo es la capital de la República Oriental del Uruguay………………………
Prohibido pintar carteles………………………………………………………………
El sol cae suave sobre el mar……………………………………………………………
El día viernes se festeja el cumpleaños de Valeria……………………………………
¡Bárbaro!....................................................................................................................
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Hagan silencio…………………………………………………………………………….
Lava la ropa…………………………………………………………………………….
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 27
TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN Y RELACIÓN DE AYUDA
EN CIENCIAS DE LA SALUD
Generalidades sobre la comunicación
Luis Cibanal Juan y María del Carmen Arce Sánchez
Naturaleza de la comunicación humana
En nuestros días, la mayor parte de las personas reconocen que la sola manera de
establecer, mantener y mejorar los contactos humanos es la comunicación
interpersonal. La comunicación es un proceso privilegiado y único que identifica él
comportamiento humano. «Somos en la medida en que nos comunicamos, somos
comunicación.» Los cuidados de los profesionales de las ciencias de la salud se
elaboran a partir de los hechos que nos comunican y observamos en los pacientes y
sus familias. Hablar sobre nuestras preocupaciones, o lo que nos pasa, es tan natural
y necesario en el ser humano como el respirar. El hecho de hablar sobre lo que nos
acontece, de alguna manera muestra lo que somos, lo que nos pasa en nuestra vida y
las circunstancias ante las cuales nos sentimos confrontados. Esto también permite a
los profesionales tener un contexto para poder comprender y valorar la percepción que
han de tener del paciente. Al mismo tiempo, esto también permite comprender por qué
o tener una explicación de los comportamientos de la persona.
El profesional busca ante todo ayudar al paciente a que relate los hechos de su vida,
a explorar con él las circunstancias o causas que le han llevado a sus problemas de
salud y, en la medida de lo posible, a resolver con él, y no por él, sus problemas.
Para poder comprenderse, el ser humano debe ser comprendido por el otro, y para ser
comprendido por el otro, debe también comprenderse a sí mismo. Una de las
dificultades de este proceso reside en el aspecto complejo y multidimensional de la
comunicación. Es un proceso que no podemos resumir en unas líneas y dominar en
unas horas.
Vamos a dar unas pinceladas de algunas corrientes filosófico-psicológicas que nos
permiten comprender mejor la comunicación.
La comunicación desde la visión constructivista
Es corrientemente aceptado, en el campo de la terapia sistémica-familiar, el concepto
constructivista, referente a que el ser humano construye de manera personal un mapa
de la realidad que le permite moverse en un mundo colmado de estímulos y
experiencias que, de otra manera, le sería imposible procesar. Esta construcción
personal es una serie altamente estructurada, compleja e interactuante de valores,
expectativas e imágenes de uno mismo y de los demás, que guían al sujeto y son
guiadas a su vez por las propias percepciones y la conducta, y se relacionan
estrechamente con sus propios estados emocionales y sus evaluaciones en materia
de bienestar.
Esto nos lleva a cuestionarnos la objetividad de nuestra comunicación. A este
respecto, el matemático, físico y cibernético Von Foerster (1987) estima que una
ilusión peculiar de nuestra tradición occidental, reflejada en la noción de objetividad,
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 28
consiste en pre- tender que las propiedades de un observador no entran en la
descripción subjetiva de sus observaciones. La objetividad es la ilusión de que las
observaciones pueden hacerse sin un observador (Watzlawick y Krieg, 1994).
Por tanto, veinticinco siglos después de Protágoras —quien ya nos señalaba la
subjetividad de la objetividad—, ya no puede hablarse con el mismo candor de una
realidad objetiva, independiente del observador, igual para todos, anterior a la
experiencia. Todo lo contrario: la realidad aparece como el producto de nuestras
percepciones y el lenguaje es el resultado de la comunicación de estas percepciones
entre las personas. Se construye socialmente, lo construimos continuamente. La
ingenuidad epistemológica ha quedado acorralada. Ya no es posible seguir
sosteniendo una teoría del conocimiento según la cual el papel del conocimiento es
reflejar lo que de cualquier modo se encuentra allí, fuera de nosotros, pues nuestra
percepción de la realidad siempre es cambiante debido a nuestros nuevos
conocimientos, estados emocionales, etc.
Paul Watzlawick recoge esta problemática al crear una diferenciación entre una
realidad de primer orden y una realidad de segundo orden. Conforme a esta distinción
se encuentran, por una parte, la realidad de primer orden, que está constituida por los
objetos con sus propiedades puramente físicas; y por otra, la realidad de segundo
orden, que es el sentido, el significado y el valor que les atribuimos de manera
personal. Esto nos lleva a que debamos tener continuamente presente que, hablando
de lo mismo, no hablemos de lo mismo. Pues si tenemos en cuenta lo que acabamos
de decir, individualmente construimos nuestra propia realidad, la cual es distinta para
cada uno y, en función de cómo la construimos y la captamos, así nos comunicamos.
En este segundo nivel no hay ya criterios objetivos. La realidad de segundo orden es,
más bien, el resultado de procesos de comunicación muy complejos y muy personales,
condicionados por la existencia vivencial de cada uno.
De aquí que Watzlawick (2001) afirme que una especie de realidad real no será jamás
accesible. Vivimos únicamente con interpretaciones e imágenes que de manera
ingenua aceptamos como objetivamente reales. Podemos decir que cualquier
pretendido saber a propósito de una realidad objetiva resulta insostenible. Normalidad
y anormalidad no surgen de un universo de esencias inmutables, sino de distinciones y
parámetros creados socialmente.
En términos generales, en el devenir cotidiano, los hombres no son conscientes de
estos procesos de construcción de la realidad. La epistemología del sentido común se
asienta firmemente en la suposición de que la realidad existe con independencia de
toda influencia humana, con orden, sentido y estabilidad, lo que permite que sea
accesible y predecible para todo aquel que razona correctamente. Pero esta
suposición no cuenta con las simpatías del constructivismo, que prefiere tomar la
dirección exactamente opuesta. Expresado de manera muy sucinta, el constructivismo
moderno analiza aquellos procesos de percepción, comportamiento y comunicación a
través de los cuales los hombres forjamos propiamente, y no encontramos —como
ingenuamente suponemos—, nuestras realidades individuales, sociales, científicas e
ideológicas (Watzlawick, 1992).
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 29
Finalmente, el supuesto más preciado del sentido común queda reducido a una
sencilla tautología: si se reflexiona sobre el tema, está claro que algo es real tan solo
en la medida en que se ajusta a una definición de la realidad. Si utilizamos una
definición extremadamente simplificada, pero útil, lo real es aquello que un número
suficientemente amplio de personas ha acordado definir como real (Watzlawick et al,
1986). O, como ex- presa en otro lugar: real es, al fin y al cabo, lo que es denominado
real por un número suficientemente grande de hombres. En este sentido extremo, la
realidad es una convención interpersonal (Watzlawick, 2001).
Cada ser humano, entonces, se caracteriza por la forma en que construye y organiza
en particular los acontecimientos. Esa construcción, constituida por componentes
cognitivos afectivos y conductuales, es su representación del mundo, su marco de
referencia, que determina a su vez un abanico de conductas o cauces de acción
posibles del sujeto. Por ejemplo, si alguien interpreta que la actitud rebelde de su hijo
es consecuencia de su propia incapacidad de ejercer la autoridad paterna, su modo de
actuar será diferente que si interpreta que la rebeldía es en sí misma un
reconocimiento de su autoridad (se desafía a quien se reconoce autoridad). En el
primer caso, la autoestima del padre se verá deteriorada y, por tanto, su capacidad de
ejercer la autoridad disminuirá notablemente. En el segundo, su interpretación lo
fortalece en su posición y, por tanto, será más capaz de manejar la situación
correctamente.
Los mapas con los que nos guiamos
Hay mapas del mundo que nos guían mejor que otros. Cuando, como consecuencia
de ese mapa, el sujeto desarrolla conductas que, repetidamente, le ocasionan
frustración, es el momento de cuestionar nuestro mapa para ver y guiar nuestra
realidad. Toda relación de ayuda que se precie de eficaz debe ser capaz de modificar
el marco de referencia (o el mapa interno) con el que el paciente ha construido su
problema, de tal manera que genere un contexto cognitivo, actitudinal y emocional en
el cual el problema pierda su razón de ser, desaparezca como tal (ya sea porque
cambió la conducta del consultante o porque se modificó su interpretación de los
hechos) su mapa erróneo de guiar su realidad. Desde la perspectiva constructivista,
habitualmente utilizada en la terapia sistémica y cognitiva, estos cambios de los mapas
del mundo se realizan a través de reencuadres, redefiniciones o reestructuraciones.
El reencuadre, según la definición del Vocabulario de Terapia Familiar, de Simón,
Stierlin y Wynne (1988), «consiste en una estrategia terapéutica que produce una
alteración en el modelo interno del mundo que tiene el paciente o la familia. Este
modelo o “en cuadre” dirige la conducta, los sentimientos y el pensamiento».
«Mediante esta intervención, el terapeuta, el profesional de la salud, ofrece al
consultante un sentido diferente a una situación o conducta problemática. Es decir, un
mapa distinto para ver la realidad.» Watzlawick (1976) señala: «Una reestructuración
llevada a cabo con éxito deberá extraer el problema de su definición de sínto- ma,
transformándolo en otro». Desde luego, no ha de tratarse de otra definición cualquiera,
sino de una que vaya de acuerdo con el modo de pensar y de considerar la realidad
por parte del sujeto: una acertada redefinición situacional precisa tener en cuenta los
puntos de vista, las expectativas, los motivos y las premisas, es decir, toda la trama
conceptual de aquellos cuyos problemas han de ser modificados. «La reformulación
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 30
debe sintonizar con el modo en que el sujeto tiende a definir su problema, ya sea en
términos intelectuales, de salud, emocionales, etc.».
El significado de las palabras está en las personas, no en las palabras
Muchas veces puede pasar, tal vez, que ese cuerpo de conocimientos que nos servía
para hacer una interpretación de la «realidad» se vaya convirtiendo (a veces sin
percatarnos) en el espejo fiel de esta. Lo que antes era nuestra herramienta, ahora ha
pasado a ser la «realidad objetiva».
A este respecto, Watzlawick (2001) señala: «(…) creer que la propia visión de la
realidad es la realidad misma es una peligrosa ilusión». Esta ilusión nos lleva a debatir
con otros expertos y quedamos ciegos a otras cosas que pasan por delante de
nosotros y que son parte de esa realidad. Por ello, la construcción social-cultural y
familiar sale al cruce para señalar que lo que nosotros pensamos que es la realidad,
es una construcción, fijada a través de una convención social para ser tomada como
realidad. Los profesionales y las personas en general convienen qué toman como
realidad y qué no.
Esta idea está apoyada también por lo que Kuhn y Hanson (1980) han propuesto en
sus teorizaciones sobre las ciencias: «(…) el científico ve el mundo a través de las
lentes de la teoría (…) Los cambios de paradigma son análogos a los cambios de
Gestalt de la percepción» (Gergen, 1996). Y sabemos lo que pasa con las figuras
gestálticas, pues cuando algo es fondo no puede ser a la vez foco. El hecho de
focalizar la atención en algo nos imposibilita para discriminar en el mismo grado otras
cosas que quedan como fondo.
Esto, llevado a la situación terapéutica o relacional, da más protagonismo al
profesional y a los pacientes y abre una creatividad mayor con respecto a la
participación de ambos, donde el primero pasa a ser un constructor de cambios, los
cuales no son generalizables y estandarizados, sino «loca- les» y personalizados
(Gergen, 1996), que respetan su idiosincrasia. El profesional en esta corriente se ve
motivado a tomar muy en cuenta el contexto donde se da esa realidad. Esta idea
también ha sido desarrollada por el interaccionismo simbólico (Blumer, 1969).
DEFINICIÓN DE COMUNICACIÓN
A menudo, la comunicación se da como un hecho, como un intercambio material,
como algo que tengo en mi cabeza e intento transportarlo a mi interlocutor, como si
fuera una máquina transportadora. Sin embargo, sabemos que la comunicación no
funciona así, sino que el significado de las palabras está en las personas, no en las
palabras, y como las personas adquieren experiencias distintas, su forma de captar,
interpretar y proyectar lo que han captado del otro es muy particular, peculiar y a veces
distinta. De aquí que: «Lo que está claro para mí solo lo está para mí y lo que está
claro para ti solo lo está para ti». Pensamos que únicamente a través de un buen
feedback al contenido, al sentimiento y la demanda de nuestro interlocutor (como
veremos al hablar del receptor) podremos saber si hablando de lo mismo decimos lo
mismo.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 31
Esto nos lleva a intentar dar una definición de comunicación; así, la podríamos definir
como un proceso continuo y dinámico entre dos personas, formado por una serie de
acontecimientos variados y continuamente en interacción. O, dicho de manera más
clara: por una parte, como una manifestación de cómo yo, emisor, te manifiesto a ti,
receptor, mi forma de captar, sentir y vivir en estos momentos mi realidad y lo que
espero de ti al comunicarte esta. Y por otra parte, tú, como receptor, me reflejas
(feedback) lo que has captado de lo que yo, como emisor, acabo de decirte, tanto
respecto al contenido, al sentimiento y la demanda, como a lo que has captado con el
lenguaje no verbal.
La esencia de una comunicación eficaz es la respuesta comprensiva a toda una serie
de variables, las cuales iremos abordando a través de este libro. La comunicación no
es una transferencia de informaciones de un individuo a otro. A través de lo que vamos
a abordar en la presente obra mostraremos que los diferentes significados de los
mensajes humanos no pueden ser transmitidos tal cual de un individuo a otro, sino que
estos mensajes deben ser clarificados y negociados por ambos, dado que pueden
estar influidos por numerosas variables; entre ellas, la interpretación.
ALGUNOS FACTORES QUE INFLUYEN EN LA COMUNICACIÓN
La percepción
La imagen que uno se hace del mundo y del otro es un elemento esencial en la
comunicación. Para percibir es preciso sentir, interpretar y comprender el mundo en el
cual uno vive. La percepción es, pues, un gesto personal e interno.
Todos los datos que un individuo posee sobre el mundo deben pasar por sus sentidos.
Sin embargo, ver no es siempre creer. Sabemos, y esto nos lo han descubierto los
especialistas de la comunicación, que los límites fisiológicos del ser humano, como su
ojo y su cerebro, pueden con frecuencia ocasionar errores.
Sabemos también que los sentidos son impactados por un estímulo del exterior; se ve
algo, se escucha algo, hay un estímulo que impacta, y se elabora y transforma ese
estímulo para confeccionar una representación: pero la representación elaborada no
coincide con el estímulo, de lo cual la persona no siempre se percata. Lo interesante
es que la persona ve algo, por ejemplo una silla. Si pudiera presentar este estímulo a
otras personas —de otro lugar, de otra época—, probablemente no dirían que es una
silla. Es decir, para esa persona, y de acuerdo con su historia, ese objeto está
construido como una silla y puede, además, construirlo como silla bonita, silla
resistente, silla endeble, silla incómoda, etc. El constructivismo (Glasers- feld, 1989)
establece que las personas transforman y no se dan cuenta de ello, elaboran y no se
percatan de que lo hacen. En consecuencia, el territorio y el mapa nunca coinciden
plenamente; siempre el territorio es más complejo que el mapa.
Esto, dicho con otras palabras, significa que la realidad siempre es más compleja que
lo que se diga de ella. Por otro lado, es importante señalar que la percepción en todo
momento es selectiva. Siempre se verá una parte de un todo; dentro de este, a unos
les interesan más unas cosas y a otros otras, y cada uno privilegia una parte de ese
todo.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 32
Por ejemplo, si a un conjunto de personas se les muestra un libro y se les pregunta
qué ven en ese objeto, algunos se fijarán en el diseño de la portada porque esto es lo
que les interesa, y verán los colores y los contrastes del dibujo; otros verán el título y el
tema; otros verán el nombre del autor, etc.; cada uno seleccionará una parte de
aquello a lo que presta más atención, pero no lo «aprehende» todo, sino solo en parte;
se construye así una representación del libro que será ligeramente distinta para cada
uno.
Bateson et al (1956) afirmaban que, como en el caso de la visión binocular, era
importante que hubiese dos observadores que miraran a la misma familia, porque el
mapa que hacen dos es mucho más complejo que el que hace uno solo.
Esto, si es válido ante cualquier objeto, lo es más cuando se trata de los seres
humanos. Así, si se le pide a alguien una descripción de un objeto, quizá habrá pocas
discrepancias con lo descrito por el otro; pero si se solicita la descripción de una
persona, las divergencias aumentan porque hay factores que producen una distorsión
como, por ejemplo, los intereses o las emotividades (como la simpatía o la antipatía)
puestas en juego, pues sin querer nuestra percepción está condicionada no solo por
nuestra subjetividad, sino también por nuestra emotividad e interpretación.
Siempre que se ve un objeto, se observa con los ojos de la propia historia, de la
ideología aceptada, de la cultura en que se vive, de la experiencia; solo así puede
mostrarse el objeto (esto nos lleva a tener en cuenta que lo que hacemos es una
interpretación de este objeto). No hay observación pura, pues toda ella está
contaminada por el pasado, el cual nos condena a no ver las cosas como son y del
que no hay forma de escapar (cfr. Osgood, 1976). A Alfred Korzybski, un científico y
filósofo polaco fallecido en 1950 en Estados Unidos, se debe el concepto «el mapa no
es el territorio».
De acuerdo con Korzybski, todos los intentos humanos de explicar la realidad son y
han sido construcciones, representaciones, modelos de la realidad, mapas de
territorios. Toda conceptualización parte de una percepción, limitada por nuestra
propia estructura humana. A partir de una toma de conciencia de esa percepción
obtenemos una idea, un concepto, una palabra, una acción. Toda conceptualización
parte de lo percibido y es entonces una «construcción» humana, un mapa de la
realidad, y no la realidad misma. Lo que está en el mapa es la producción de nuestros
sentidos, de nuestra percepción de la realidad. Dado que es imposible captar
totalidades en las cuales estamos nosotros mismos incluidos, y debido a la limitación
de nuestra capacidad perceptiva, cada percepción es un modelo, un mapa de la
realidad; pero con demasiada frecuencia se considera lo percibido como la realidad,
pues se confunden los modelos, los mapas con la referida realidad. De aquí que se
vea la noción de contexto como elemento fundamental de toda comunicación y
significación, lo que plantea que no se debe aislar el fenómeno de su contexto, pues
cada fenómeno tiene sentido y significado dentro del que se produce.
La epistemología tradicional plantea que los datos son incorporados a través del
sistema sensorial y luego procesados por el cerebro para generar una acción. Desde
la posición constructivista se considera que:
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 33
«Hay, efectivamente, un continuo proceso circular y repetitivo en el que la
epistemología determina lo que vemos; esto establece lo que hacemos; a la vez,
nuestras acciones organizan lo que sucede en nuestro mundo, que luego determina
nuestra epistemología» (Von Foerster, 1987).
Para Von Foerster (1987), los objetos son construidos a través de las acciones
motoras, es decir, el conocimiento es inseparable de la acción. «Piaget desarrolló en
1937, en La construcción de la realidad en el niño, la idea de que la cognición surge de
la adquisición de habilidades sensomotoras. Él clarificó la naturaleza recursiva de
estos procesos al llamar nuestra atención sobre las acciones circulares de lo sensorial
siendo interpretadas por lo motriz y, de la misma manera, aquellas motrices siendo
interpretadas por lo sensorial.» Von Foerster coincide con Piaget al proponer su
imperativo estético: “Si decides ver, aprende a actuar “
Valores y creencias
Los valores están muy relacionados con la autoestima. Hay personas que no valoran
más que lo que tiene importancia para ellas. Los valores influyen en gran manera en el
proceso de comunicación porque, lo mismo que las percepciones son diferentes para
cada uno e intentamos imponerlas a nuestro interlocutor, así sucede también con los
valores, que intentamos imponerlos.
Los sistemas de valores difieren entre las personas por varias razones: la edad, la
transición de la infancia a la adolescencia, el mundo del trabajo, los estudios, la
situación de pareja, las relaciones parentales, la educación recibida, etc., son factores
que modifican u orientan de forma diferente la vivencia de los valores personales.
Los profesionales de la salud deben llegar a saber abordar y resolver estos conflictos
de valores, pues las dificultades inherentes a estas diferencias individuales en los
profesionales del equipo de cuidados crean incertidumbre y confusión en los pacientes
y sus familias. Veamos un ejemplo:
Los padres de una adolescente se sienten emocionalmente preocupados y ansiosos
porque acaban de descubrir un trozo de hachís en la mesilla de su hija. Y comienzan a
pensar: «Ahora entendemos por qué desde hace algún tiempo ella suspende en sus
estudios y viste de forma desastrada». Mantienen violentas discusiones con la hija y
deciden castigarla sin salir con las amigas. La chica decide no comer ni beber.
En un examen realizado por el equipo de salud sobre la joven adolescente, llegan a
las conclusiones siguientes:
1. Unos miembros del equipo interpretan este desinterés por la comida y la be-
bida como un síntoma de problemas emocionales y la etiquetan de «psicópata,
deprimida y ansiosa».
2. Otros miembros del equipo creen que la rigidez de los padres es excesiva y
que el querer imponerle sus valores ha origina- do este comportamiento en la chica.
Lógicamente, según la aborden unos u otros profesionales, es evidente que la forma
de comunicar con la paciente va a ser muy diversa e, incluso, contradictoria. Esto
puede llevar a que la paciente perciba estas contradicciones y no sepa a qué atenerse.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 34
Asimismo, también las creencias pueden influir en nuestra manera de comunicar. Las
creencias pueden, globalmente, tomar tres formas:
1. Racionales: las que están basadas en evidencias conocidas.
2. Ciegas: las que se adquieren en ausencia de toda evidencia.
3. Irracionales: las que se conservan a pesar de las evidencias contrarias.
Es evidente que los profesionales de la salud cuyas acciones están basadas,
bastantes veces, en teorías un tanto dogmáticas y poco críticas, tratan de ajustar sus
acciones a sus ideas preconcebidas, y llegan a deformar o a tener ideas irracionales o
estereotipos sobre ciertas personas o situaciones. Veamos algunas de estas creencias
dogmáticas:
1. Los enfermos mentales hospitalizados son peligrosos.
2. Las personas normales reflexionan antes de actuar.
3. Si los padres educaran bien a sus hijos habría menos problemas de salud física
y mental.
4. Cuando una persona tiene problemas, lo mejor que puede hacer es no pensar
en ellos.
5. Cuando una persona está pasando un duelo, lo mejor es que salga y se
distraiga.
6. La persona ha de ser capaz de resolver por sí misma sus problemas.
7. La persona que realmente quiere suicidarse nunca lo comunica.
8. Etcétera.
También observamos que, en general, los individuos buscan información sobre las
afirmaciones que ellos apoyan y, por el contrario, ignoran todas las que contestan.
Podríamos decir que, si un individuo aprende hechos nuevos y válidos sobre las
afirmaciones que él refuta, puede cuestionarse sus creencias actuales. Por el
contrario, si no busca documentarse sobre los hechos que contesta, va lógicamente a
evitar el cuestionar sus creencias.
Estas sencillas reflexiones sobre los valores y las creencias nos llevan a tener en
cuenta que estos nos condicionan al comunicarnos con los pacientes, pues tendemos
a considerar solamente como adecuado aquello que entra dentro de nuestros valores
y creencias.
Aspectos sociales
Abordamos, de forma muy sucinta, la importancia de la interculturalidad. Cada
sociedad y cada cultura suministran a sus miembros su propia explicación sobre las
estructuras y el significado que les dan a las cosas. Estas informaciones originan el
nacimiento a ideas preconcebidas y a generalidades respecto a la forma de ver y de
relacionarse con los otros. Las ideas sociales preconcebidas, aprendidas a una edad
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 35
muy temprana, son tan sutiles que a menudo son hasta desconocidas. Sin embargo,
confieren de manera importante el estilo personal de comunicación y de interacción de
una persona con otra. Por tanto, si estas generalizaciones y estos estereotipos
sociales interfieren en nuestras relaciones, pueden también modificarlas.
Si los profesionales no conocen estos aspectos sociales de los pacientes, les resultará
difícil saber el sentido, a veces tan diferente, que ellos dan al mensaje que reciben.
Por ejemplo: sufrir en silencio el dolor como una forma de expiar sus pecados.
Esta posibilidad de pensar en la importancia de la construcción de la realidad de
manera social nos permitirá conceptualizar cómo se dan históricamente los supuestos
de realidad de los colectivos y cómo se asume lo cierto o lo falso dentro de cada
dominio específico del saber. Nos acerca a las denominadas narrativas o relatos que
explican todo lo que asumimos que es, lo que se puede pensar, lo que se dice y es
cierto, y lo que no se puede decir, pues no es posible.
En suma, podemos apreciar, por todo lo dicho anteriormente, que los puntos se van
conjuntando para dar fin al mito de la realidad objetiva. A partir de ahora, la teoría no
intenta señalar las características del mundo tal cual es, sino que responde a una
convención social, un acuerdo, una construcción que es mantenida a través del
lenguaje.
Esto, en lo que se refiere a las corrientes terapéuticas, va en contra de las escuelas
que proponen que es posible el hallazgo de una realidad objetiva.
El lenguaje ya deja de ser, pues, un medio donde se encierra una verdad objetiva. El
lenguaje es una herramienta mediante la cual vamos construyendo la realidad, una
realidad que está dependiendo de un acuerdo social. Lo que acabamos de decir es
importante, pues supone un nuevo salto epistemológico, una nueva dimensión
conceptual, un nuevo nivel de análisis de los procesos sistémicos de comunicación, a
saber, la noción y la importancia de la narrativa. El campo de las historias en común,
compartidas por familias (de hecho, ser parte de una familia implica necesariamente
compartir historias, descripciones, valores, anécdotas), por los grupos sociales (desde
las ideologías compartidas por un grupo religioso hasta las mitologías compartidas por
una cultura), son muy re- levantes para nuestro tema, pues permiten a los
profesionales de la salud comprender el porqué de muchas de las actitudes y los
comportamientos de los pacientes, así como también los motivos por los que tratamos
de imponer nuestra forma de ver, captar y sentir la realidad.
Aspectos culturales
De forma similar a los aspectos sociales, también la cultura enseña a los individuos
cómo comunicarse, bien sea a través del lenguaje, los gestos, los vestidos, la comida,
la forma de utilizar el espacio, etc.
Los términos y las formas por medio de los que conseguimos la comprensión del
mundo y de nosotros mismos son artefactos sociales, productos de intercambios
situados histórica y culturalmente y que se dan entre las personas.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 36
El grado en el que un dar cuenta del mundo o del yo se sostiene a través del tiempo
no depende de la validez objetiva de la ex- posición, sino de las vicisitudes del proceso
social y cultural.
Por tanto, la significación del lenguaje en los asuntos humanos se deriva del modo
como funciona dentro de las pautas de las relaciones culturales.
Estimar las formas existentes de discurso consiste en evaluar las pautas de la vida
cultural; tal evaluación se hace eco de otros enclaves culturales.
La evaluación de las pautas de la vida cultural nos hace comprender las formas en que
estas se expresan en el discurso o la comunicación, y nos permite apreciar que la
cultura es mantenida gracias a la comunicación.
Este punto muestra una gran similitud con la terapia estructural, ya que en ambos la
comunicación que cada uno mantiene con el medio es fundamental y es lo que
contribuye a definir la realidad.
Las construcciones que cada uno hace de la realidad, basadas en la experiencia,
están ancladas en convenciones sociales, cultura- les, lingüísticas, narrativas,
históricas, relacionales y discursivas que, si bien es cierto que cambian, no lo hacen
de la noche a la mañana. Es en el seno de estas convenciones, no precisamente
efímeras, donde tiene sentido el ejercicio de la interacción y la relación
psicoterapéutica. Como afirmábamos con anterioridad, toda experiencia humana es
candidata al significado personal que cada uno le da a un número mayor o menor de
discursos narrativos culturalmente disponibles, y uno de estos discursos es el de los
«problemas psicológicos».
En este sentido, resulta imposible determinar qué experiencias pueden derivar en
problemas, dado que potencialmente puede ocurrir con cualquiera de ellas. En nuestro
contexto cultural, cualquier conducta puede llegar a ser etiquetada de problemática
(quien lo dude hará bien en consultar la sección de libros de «autoayuda» de cualquier
librería especializada).
En la terapia, esto es sumamente importante, porque tiene que ver con el modo en
que se construye algo problemático o no. Avilés (1998) nos narra la siguiente
experiencia vivida en un poblado de Guatemala:
Era este un poblado donde bajaban a vender los indígenas de la región. Las mujeres
vendían sus mercaderías mientras los hombres se iban a embriagar. Tomaban alcohol
en cantidades extraordinarias. El caso es que al atardecer, cuando terminaban su
venta las mujeres, los hombres ya dormían en la calle completamente intoxicados.
Ellas se sentaban a su lado esperando que despertaran. No hacían nada más. Los
niños jugaban a su alrededor como si nada ocurriera. Un par de horas más tarde los
hombres abrían los ojos, se despabilaban, y todos se iban tranquilamente. Nadie
construyó eso como un problema ni lo rotuló como alcoholismo.
Es preciso considerar que «el concepto de comunicación incluye todos los procesos a
través de los cuales las personas se influyen mutuamente» (Bateson y Ruesch, 1951).
Por tanto, se plantean cuestiones como: ¿cuáles son, entre los millares de
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 37
comportamientos corporales posibles, los que retiene la cultura para constituir
conjuntos significativos?, al igual que en el lenguaje: ¿cuáles son los sonidos que
llegan a adquirir significación? Algunos autores, como Watzlawick (1997), presentan
como uno de sus primeros axiomas la imposibilidad de dejar de comunicarse. Por otra
parte, prestan más atención al contexto que al contenido y estiman inadecuado el
método experimental en el que la variación de un elemento se correlaciona con la de
otro, puesto que la realidad implica mu- chas más variaciones, no es simple y lineal,
sino compleja y contextualizada.
Estos autores, al partir de la concepción de la comunicación como sistema cultural en
el que se inserta el individuo, analizan cómo el sistema está regido por una causalidad
cir- cular, no lineal, donde el efecto retro actúa sobre la causa, como en una orquesta
de la que forma parte cada miembro y en la que todo el mundo sigue una partitura
polimórfica invisible, verbal, gestual, espacial y a veces contradictoria. Todos son
partícipes y nadie es el origen, la causa o el fin de nadie. Sería el modelo orquestal en
oposición al modelo telegráfico, que vuelve a expresar el sentido primario de la palabra
comunicar, participar, comulgar, poner en común algo.
Muchas de las problemáticas de las organizaciones humanas y muchas de sus,
llamémoslas, patologías tienen sus raíces en la cultura occidental y se plasman en
nuestro sustrato común de pensamiento y lenguaje. Lenguaje que en nuestro caso es
deductivo y lineal —sujeto y predicado, quién ejecuta y quién recibe la acción—,
mientras que la realidad aparece como algo dinámico y circular (Selvini, 1987).
Aspectos familiares
Para entender el mundo podemos estudiar a la familia: situaciones críticas como la
autoestima, el poder, la intimidad, la autonomía, la confianza y la habilidad para la
comunicación, etc., son partes vitales que fundamentan nuestra forma de ver el
mundo. Por tanto, para cambiar nuestra relación con el mundo tenemos que cambiar a
la familia. Virginia Satir señala: «La vida familiar es como un témpano de hielo: la
mayoría percibe solo la décima parte de lo que sucede —la décima parte que pueden
ver y escuchar—. Algunos sospechan que ocurre algo más, pero no saben qué es y no
tienen idea de cómo pueden averiguarlo».
Los miembros de una familia se relacionan de acuerdo con ciertas disposiciones que
gobiernan sus transacciones. Estas disposiciones, aunque por lo general no son
establecidas en forma explícita, o siquiera reconocida, constituyen un todo: la
estructura de la familia es la que mantiene las interacciones y estas son la causa de la
queja o del bienestar de los miembros de la familia. Hay que cambiar, pues, el
funcionamiento de esa estructura para así cambiar la experiencia de cada individuo, o
si se prefiere, el modo como experimenta el mundo cada uno.
Si la interacción y la estructura siempre están en una relación tan lábil, todo cambio
que se dé en la estructura influirá directamente en la interacción, y viceversa.
El proceso que conduce a percibir «la manera en que las cosas son» se construye
desde el nacimiento a través del consenso. El proceso de búsqueda y retención del
consenso es lo que otorga a la realidad un cierto grado de estabilidad colectiva y, por
tanto, individual. De hecho, este compartir un conjunto de puntos de vista y de
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 38
«mapas» en común forma parte de la base de la experiencia de pertenecer, o de ser
parte de un colectivo. Por tanto, no es sorprendente considerar que, dado que la
familia es un agente socializador principal para los individuos, el sentimiento de
confirmación mutua sobre los puntos de vista compartidos, y por tanto, de pertenencia,
sea máximo en este grupo. La pertenencia a una red interpersonal más extensa podría
describirse también como que está caracterizada por un compartir o «un encaje de
mapas», si bien con un grado menor de encaje que en la pertenencia a la familia.
La familia sería el sistema intermedio entre lo individual, lo natural, lo privado y lo que
pertenece a lo público, cultural y lo social, y se entiende como una instancia de
socialización.
Aspectos individuales
El primero de los focos a los que hacíamos referencia es la consideración batesoniana
de la mente no como producto de un sistema nervioso contenido en un organismo,
sino como conjunto de pautas de organización y autorregulación de cualquier sistema.
En este sentido, la mente no es ni mucho menos inmanente al individuo, sino un
proceso distribuido de manera social y ecológica.
Según el famoso ejemplo de Bateson (1972): Consideremos un hombre que derriba un
árbol con un hacha. Cada golpe del hacha es modificado o corregido de acuerdo con
la hendidura que ha dejado el golpe anterior. Este proceso autocorrectivo (es decir,
mental) es llevado a cabo por un sistema total árbol-ojos-cerebro-músculo-hacha-
golpe-árbol, y este sistema total es el que tiene características de mente inmanente.
Los construccionistas trabajan funda- mentalmente con lo verbal; esto es debido a que
creen que el lenguaje es la herramienta más importante para nuestra construcción del
mundo y de nosotros mismos. «Lo que decimos o narramos influye en nuestro campo
de acción» (Gergen, 1996).
Creamos el mundo que percibimos, no por- que no exista una realidad externa, sino
porque seleccionamos y remodelamos la realidad que vemos para conformarla a
nuestras creencias acerca de la clase de mundo en el que vivimos (Bateson, 1991).
Un nuevo desequilibrio y un nuevo salto evolutivo en el modelo cibernético fue
introducido por la postulación de que la observación afecta a lo observado. El
observador, con sus limitaciones, supuestos y prejuicios, organiza lo observado.
Puede, así, argüirse que no existe una descripción objetiva de la realidad. El
argumento, por cierto, acaba por cuestionar qué es la realidad misma. El conocimiento
del mundo, lejos de ser una re- presentación de la realidad externa, existe en los
acuerdos descritos acerca de la realidad. Los nuevos desarrollos pasaron a ser
llamados «cibernética de los sistemas observantes» o cibernética de segundo orden.
Es evidente que tenemos que ir más allá de la Gestalt de la objetividad y la
subjetividad. La cibernética de la cibernética propone que la alternativa es la ética.
Desde una perspectiva ética no nos preguntamos si somos «objetivos» o «subjetivos»;
en lugar de ello, admitimos el nexo necesario entre el observador y lo observado, y ello
nos conduce a examinar cómo participa el observador en lo observado. Von Foerster
(1987) señala que el tránsito hacia una perspectiva participativa y ética es el pasaje de
un pensamiento causal unidireccional a un pensamiento sistémico mutualista; de la
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preocupación de las propiedades de lo observado al estudio de las propiedades del
observador. Afirma que Kant fue el iniciador de este desplazamiento paradigmático y
sostiene que él sustituye nuestra preocupación por la objetividad, colocando en su
lugar la preocupación por la responsabilidad. Como cada cual prescribe determinadas
maneras de puntuar el mundo, es importante examinar las intenciones que están en la
base de esos hábitos de puntuación. En síntesis, las distinciones que establecemos a
fin de conocer el mundo surgen de una base ética, no objetiva, no subjetiva. Porque lo
que percibimos es trazado por nuestra manera de conducirnos y nuestra manera de
hacerlo se atiene a las restricciones de lo que percibimos.
La metacomunicación es también otra posible forma de salida de la maraña en que las
personas nos enredamos en muchas ocasiones, con nuestros mutuos y múltiples
problemas. Al metacomunicar (comunicación acerca de la comunicación) salimos de la
situación repetitiva que impide en muchas ocasiones que podamos ver con claridad y
globalidad el problema; por ello, esto a veces es importante como primer paso en la
resolución de problemas.
Desde esta metacomunicación, los individuos con trastornos de conducta, en el
modelo sistémico, dejan de ser catalogados como problemáticos intrapsíquicos para
pasar a ser contemplados como reflejo de las contradicciones de un sistema
relacional, que logra así mantener un cierto equilibrio.
Algunas formas de comunicación alienadas no tienen, pues, que ser necesariamente
fruto de un grave trastorno de la personalidad o de una enfermedad mental. A veces,
son la única forma posible de comunicación en un contexto absurdo o insostenible
(Watzlawick, 1981).
Existiría, por tanto, la «imposibilidad formal de resolver una conducta aislada, es decir,
no vinculada sistemáticamente con el comportamiento de los demás individuos con
quienes el sujeto está relacionado en un con- texto dado» (Selvini, 1987). Esta idea
subyace a cualquier plan de integración, sea este de minusválidos físicos o psíquicos,
enfermos mentales, escolar o referido a cualquier otro tipo de marginación social.
La estrategia sistémica consistiría en colocar el caso puntualizado como problemático
dentro del sistema interactivo de personas que se comunican con otras, observando
cómo el individuo inadaptado responde con su conducta a las disfunciones del sistema
por todos formado, de manera que su conducta es realmente adaptativa.
Con ello desaparece la puntuación negativa del individuo al cerrarse el círculo sobre la
anterior causalidad lineal. Lo que pasa a analizar- se es una disfunción específica, que
implica a varias personas; por consiguiente, se desecha la creencia en una realidad
que se había fraguado como resultado de la interpretación arbitraria de quién es o no
culpable o responsable de esa determinada situación molesta.
Otros aspectos
Nuestra captación de la realidad, lógicamente, no se agota en los aspectos expuestos.
Así, por ejemplo, vemos cómo la realidad, y por consiguiente, nuestra forma de
interaccionar, puede estar condicionada por los filtros de la filosofía de vida, las
creencias, la religión o las situaciones personales que cada uno puede estar viviendo,
como miedos, preocupaciones, ansiedades, cansancio, sueño, etc.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 40
Todos constatamos que nuestro estado anímico condiciona nuestras relaciones
Nuestro cansancio, nuestras preocupaciones, ansiedades, miedos, depresiones, etc.,
nos hacen percibir a las personas de forma diferente y, por tanto, nuestra
comunicación también lo será.
Pasar revista a los aspectos señalados nos ha permitido tomar conciencia de la
complejidad de la comunicación, confirmándonos una vez más que «lo que está claro
para mí solo lo está para mí».
Asimismo, creemos que solamente podremos comprender al otro si somos capa- ces
de filtrar la realidad tal como nuestro interlocutor la filtra, y esto tanto respecto al
contenido (es decir, los acontecimientos diarios) como al sentimiento (es decir, cómo
cada uno siente estos acontecimientos), el afecto, la interpretación que cada uno hace
de los acontecimientos, etc. Solamente el feedback y la metacomunicación permitirán
a nuestro interlocutor comprender que no solo hablamos de lo mismo, sino que
también decimos lo mismo.
NIVELES DE COMUNICACIÓN
La comunicación puede situarse al menos a tres niveles diferentes: intrapersonal,
inter- personal y pública.
1. La comunicación intrapersonal: cuando el individuo se envía un mensaje a él
mismo (al interior de sí mismo). Por ejemplo: cuando el profesional se dice: «Estoy
terminando esta visita, voy a ir después a ver al paciente Pedro». Este proceso de
comunicación precede los otros dos niveles e implica la percepción de sí y de los
otros, elementos esenciales de toda comunicación.
2. La comunicación interpersonal: podemos decir que incluye todo lo que
vamos a decir sobre la comunicación entre dos personas, o en la relación terapéutica
con pacientes y familia, etc., y que nosotros abordaremos desde la corriente
humanista.
3. La comunicación pública: es la que tiene lugar entre una persona y varias
otras. La mayor parte del tiempo toma la forma de un discurso público. Diríamos que
es la comunicación que más se realiza comúnmente.
LA COMUNICACIÓN NO VERBAL
Luis Cibanal Juan y María del Carmen Arce Sánchez
INTRODUCCIÓN
Todos sabemos que cuando nos comunicamos con alguien, no solo utilizamos las
palabras, sino también el tono que les damos y los gestos con que las acompañamos.
En este caso hablamos de comunicación no verbal, y toda esta comunicación ocurre
dentro de un contexto. El receptor debe evaluar todas las formas diferentes con las
que el emisor envía el mensaje y, al mismo tiempo, debe ser consciente de su propio
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sistema de recepción, es decir, de su propio sistema de interpretación, y verificar con
el paciente si su interpretación corresponde a lo que él pensaba o sentía.
Si nos centramos en la relación profesional de la salud con el paciente, observamos
que cada vez se reconoce más la importancia de las señales no verbales para todo
proceso de interacción y/o comunicación, y en particular, para dar cuenta de las
relaciones entre el profesional y el paciente. Sin embargo, no se trata en absoluto de
algo nuevo. Ya desde la antigüedad, la medicina en su historia ha prestado una
cuidadosa atención a la observación a la hora de hacer un buen diagnóstico,
subrayando la importancia de las señales no verbales, con frecuencia muy sutiles, que
manifiesta el paciente, ya que estas, como hemos señalado, son muy importantes para
realizar un buen diagnóstico. Hoy en día existe una gran cantidad de información
científica válida sobre el uso y el significado de la comunicación no verbal que puede
ser aplicada a las interacciones profesional/paciente. La comunicación no verbal es
particularmente importante en las situaciones de la salud, más aún cuanto mayor es la
tecnificación y la sofisticación de los instrumentos al servicio del personal sanitario. La
comunicación no verbal supone la captación de las señales sutiles que complementan
e ilustran aspectos de la interacción verbal y a menudo proporcionan mensajes y
expresan sentimientos que no están sujetos al análisis directo consciente de quienes
interactúan. En este sentido, podemos afirmar que, por ejemplo, las muecas de un
paciente, su sonrisa o sus expresiones de miedo, así como el con tacto aliviador de
una enfermera o la expresión facial de disgusto, son todos ellos actos comunicativos
que pueden ser incluso más importantes que la propia expresión verbal.
La comunicación no verbal es importante en el campo de la salud, principalmente en
dos ámbitos: por una parte, la sensibilidad que tiene el propio paciente para captar las
señales no verbales emitidas por las personas que le rodean, incluidos obviamente los
profesionales de la salud —pues debido a esa ley del silencio, el paciente desconfía
de que tanto familiares como profesionales le estén diciendo la verdad a nivel verbal—
, y por otra parte, la expresividad no verbal que manifiestan los pacientes y que tan útil
puede y suele ser para el sanitario.
Sensibilidad
Ante todo, debemos recordar que, generalmente, la enfermedad crea en el paciente un
estado de fuerte ansiedad que se acompaña de incertidumbre, la cual le lleva a buscar
en el medio ambiente indicios que le indiquen cuál es la situación real de su salud o
enfermedad. De esta manera, en el marco sanitario y particularmente en el
hospitalario, el paciente trata de buscar información acerca de su enfermedad a través
de todos los indicios que le pueden suministrar las personas con las que interactúa, y
particularmente, los propios profesionales de la salud (médicos, enfermeras, trabajador
social, fisioterapeutas, auxiliares…). Y es que, en el ejercicio de la medicina o la
enfermería, se plantean numerosas situaciones en las que se produce un ocultamiento
de la información al paciente, de aquí que este preste atención a los indicios no
verbales de posibles engaños con el fin de poder obtener alguna información. En
función de ello, el paciente se crea unas expectativas acerca de la gravedad de su
propia enfermedad, del interés que el profesional de la salud tiene por él, etc. Los
pacientes son especialmente propensos a obtener información en la que basar estas
expectativas, a través de indicios no verbales. Los pacientes observan las acciones no
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verbales de quienes los atienden y, en función de los signos que ven, interpretan si los
profesionales los aprecian, los respetan, les dicen la verdad, esperan que mejoren, los
rechazan, etc.
A este respecto, con cierta frecuencia es cuchamos a algunos pacientes decir:
«Cuan do uno tiene una enfermedad seria te vuelves como paranoico, no te fías de lo
que te dicen, crees que te están engañando, ocultándote la verdad. Incluso a veces
hablan de otros pacientes y tú interpretas que están hablando de ti, tal es la poca
confianza que tienes [en los profesionales y los familiares] de que te digan la verdad,
pues en el fondo esto último es lo que con frecuencia pasa».
Expresividad
Dado el gran número de emociones de diferentes clases que se suelen experimentar
en una situación de enfermedad y que no son fáciles de sentir en el mismo grado en la
vida cotidiana (miedo, dolor, ansiedad, inseguridad, incertidumbre…), suele ser
habitual que el paciente experimente un aumento considerable en su capacidad de
expresividad por vía no verbal. Es más, sabemos que las emociones se expresan
generalmente por vía no verbal, máxime en el caso de las emociones asociadas a la
enfermedad, ya que el paciente posee, por lo general, una falta de entrenamiento en
cuanto al control u ocultamiento de estas emociones en el marco sanitario. Además, la
manifestación no verbal de tales emociones es más probable aún, debido a las
dificultades que los pacientes suelen tener para expresar verbalmente sus
sentimientos relacionados con ciertos temas que le resultan embarazosos, y/o para
enfrentarse a situaciones suscitadas por la enfermedad. Incluso existen casos
extremos en los que el sistema de expresión verbal del paciente resulta afectado por la
enfermedad hasta quedar totalmente deteriorado, y entonces el sistema de
comunicación no verbal se convierte, no solo en la principal, sino en la única vía de
comunicación entre el paciente y su entorno.
EL CONOCIMIENTO SOCIAL
Cuando algún desconocido se acerca a nosotros, ocurren los siguientes procesos y
fenómenos que constituyen el área de estudio de la cognición social:
1. Nuestra reacción ante quien se acerca de pende en gran medida de los
sentimientos o las emociones que experimentemos ante él, es decir, del «diagnóstico»
que hacemos acerca de su estado de ánimo. Este diagnóstico se elabora a partir de la
observación de su rostro y de otras señales no verbales.
2. De manera inevitable, nos formamos una impresión, una imagen sobre el
paciente o el interlocutor, realizada a través de los diversos elementos informativos
que hemos podido ir recogiendo en esos primeros instantes de interacción: el aspecto
físico, la vestimenta, la forma de hablar, el atractivo, etc.
3. Realizamos atribuciones causales, esto es, buscamos una causa para explicar
la conducta de dicha persona. Nuestros sentimientos, pensamientos y conductas
respecto a tal persona están mediatizados por el tipo de causa que atribuyamos a su
conducta.
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4. Utilizamos esquemas (conjuntos organizados de conocimientos) que nos
ayudan a procesar rápidamente la información que vamos recibiendo y a tomar una
decisión lo más adecuada posible.
5. Nuestra reacción está mediatizada por los procesos de inferencia social, es
decir, por la forma según la cual pro cesamos la información que estamos recibiendo,
la almacenamos en nuestra memoria, la ponemos en relación con otra información de
la que ya disponíamos, la recuperamos y la aplicamos al caso en cuestión.
De todas y cada una de estas partes depende nuestro éxito o fracaso al
comunicarnos. Nuestro interlocutor va contrastando sus expectativas, nuestro
despliegue informativo y el contexto concreto.
Idea clave: toda comunicación no verbal se presta a interpretación y, por tanto,
podemos equivocarnos; si interpretamos, tenemos que validar nuestra
interpretación con el interlocutor; solo así estaremos seguros de que nuestra
interpretación corresponde a lo que vive el interlocutor.
LA PRIMERA IMPRESIÓN
«Nunca se tiene una segunda oportunidad de dar una primera impresión.»
Como hemos mencionado en el capítulo 1, ya Watzlawick afirmaba en uno de sus
axiomas: «Es imposible no comunicarse; hagamos lo que hagamos, nos
comunicamos». La primera impresión es un proceso de percepción de una persona
hacia otra que transcurre en muy poco tiempo. Habitual mente no somos del todo
conscientes de la emisión y la recepción de las informaciones que la configuran.
El tiempo en el que se fragua la primera impresión varía entre dos y cuatro minutos en
el encuentro cara a cara, y escasos segundos en el telefónico.
Cuanta más congruencia haya entre lo que decimos y la forma en que lo decimos, es
decir, los comportamientos no verbales, más favorable será la primera impresión que
causemos.
Cuanto más conozcamos de:
1. Nosotros mismos, mayores serán nuestras probabilidades de transmitir de una
forma unívoca nuestra imagen.
2. Los demás, con más exactitud podremos predecir las expectativas que ellos
tienen respecto a nosotros, clarificarlas para no interpretar y así conformar mejor
nuestras expresiones para que nos comprendan.
Algunos componentes de la primera impresión
Respecto a mi interlocutor
1. El aspecto externo (lo que vemos, comunicación visual):
a. Color de la piel, estrato social.
b. Sexo.
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c. Edad.
d. Apariencia (biotipo, postura, pelo, vestido, accesorios, olores, colores).
e. Expresión facial.
f. Contacto ocular.
g. Movimientos.
h. Espacio personal (corpulencia, altura, peso; posturas; distancias;
objetos).
i. Tacto (piel, tejidos, posibles con tactos).
2. La forma de hablar: la voz. En el caso del contacto telefónico, se convierte en
casi la única fuente de información con la que tratamos de cubrir las lagunas que
aporta lo visual. Observamos:
a. Rapidez.
b. Volumen.
c. Tono o altura.
d. Calidad o timbre.
e. Articulación o dicción.
Respecto a mí mismo
1. Lo que digo: las palabras. Cómo enfoco los asuntos. Qué pienso y cómo lo ex
pongo.
a. Lo negativo: términos de relleno, ex presiones restrictivas, términos
exclusivos.
b. Lo positivo: estilo directo y afirmativo; no restrictivo, salvo que lo
entendamos idóneo; sin disculpas ni evasivas; más simple en su sintaxis que
por escrito, organizado; coloquial, conciso, animado; breve y puntual; incluso
«participativo».
2. Cómo escucho:
a. Sin interrumpir (si nos interrumpen, debemos hacernos respetar).
b. Dando señales de feedback, para que comprendan que oímos y
entendemos su mensaje.
c. Utilizando los términos del interlocutor. Responderle.
d. Demostrando interés pidiéndole aclaración a lo que oímos.
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Como síntesis, nos interesa reflexionar y conocer los mecanismos de la primera
impresión con el fin de utilizar eficazmente esa fuente de información. Debemos ser
conscientes de todo lo que decimos y sentimos respecto al interlocutor con el fin de
tomar conciencia de nuestras proyecciones e interpretaciones que no responden a la
realidad del interlocutor. De esta manera no nos extrañaremos de las reacciones que
pueda tener nuestro interlocutor. Todo ello sin forzar la realidad propia o ajena, con
naturalidad expresiva y receptiva. Las «interpretaciones» solo son buenas para los
actores y para los obligados a juzgar.
LA NATURALIDAD
¿Posturas aprendidas o naturalidad? El desenfado y la informalidad. ¿Cómo llegar a la
corrección natural?
Por una parte, es necesario conocer el significado que los diversos autores dan a la
comunicación no verbal, pues se tiene una tendencia generalizada a interpretar dicha
comunicación no verbal en vez de clarificar si los gestos del interlocutor corresponden
a lo que nosotros hemos interpretado. Por otra parte, existe un lenguaje natural de
hondas raíces antropológicas con el que hablamos constantemente, aunque no esté
controlado en el plano consciente.
Si la vista ha robado agudeza a los demás sentidos, solo desarrollados en los que
carecen de visión, en el terreno de la comunicación la palabra acorta la plena
consciencia de otros códigos. Pero, aun de forma menos consciente, seguimos
influyendo y afectándonos por el lenguaje de los gestos.
Método para aprender naturalidad
La manera ideal de aprender naturalidad consistiría en vernos actuar. El espejo no es
suficiente. La grabación en vídeo y el consejo de un amigo nos indicarán qué gesto
sobra y qué actitud es correcta, ajustada o expresiva. Aplaudir lo bueno, criticar lo
malo es la manera más normal de irse perfeccionando. Pero haber aprendido, una
vez, lo que dicen los gestos nos servirá para ser más libres y para que nuestra
naturalidad de segundo grado esté de acuerdo con el código universal, no aprendido,
de las posturas más elementales.
IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN NO VERBAL
Muchísimas de nuestras relaciones —comunicaciones— no nos dan el resultado
esperado, no por las palabras que empleamos o decimos, sino por la manera de
decirlas, el tono que empleamos y los gestos que las acompañan. En efecto, el
lenguaje no verbal es más sutil y se presta a múltiples interpretaciones resultando en
unas ocasiones más eficaz que el lenguaje verbal y en otras —debido a una falsa
interpretación— en causa de disgustos.
El lenguaje no verbal puede transmitir en ocasiones intenciones más profundas que el
lenguaje verbal, por ejemplo, tenderle la mano al enfermo, unas lágrimas, un apretón
de manos, una mirada de cariño o de ira, etc.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 46
Continuamente hablamos y transmitimos más información con el lenguaje no verbal
que con el verbal. Nuestra manera de andar, de sentarnos, de comer, de mirar, de
mover nos, etc., está comunicando.
También sabemos que es más fácil engañar con el lenguaje verbal que con el no
verbal. Por ejemplo:
Profesional: Buenos días, señor Sánchez, ¿Cómo está esta mañana?
Paciente: Estoy bien, gracias (y dice es to con un gesto o expresión facial que de
muestran ansiedad, miedo o preocupación).
Por otra parte, el paciente puede preguntarnos: «Por favor, ¿es grave mi situación?».
El profesional de la salud puede decirle que no y, sin embargo, con el lenguaje no
verbal —y a veces sin darnos cuenta— le indicamos que sí es grave, porque el
lenguaje no verbal nos exige más control y es más difícil de simular, aunque a veces el
paciente, por sus mecanismos de defensa y protección, no quiera reconocer los signos
no verbales que le damos.
También hemos observado que la simpatía y la antipatía se comunican más con el
lenguaje no verbal que con el lenguaje verbal. Por ejemplo:
Imaginemos con los ojos cerrados una situación agradable o desagradable y
digámosle a alguien que nos observe, o que nos filme. Veremos cómo nuestro
interlocutor detecta fácilmente en qué estado de ánimo estamos, o por el que vamos
pasando, según sean las situaciones que vamos pensando o tratando de vivir. Los
movimientos de los músculos de la cara, de los ojos, reflejarán nuestro estado de
ánimo…
Vamos a hacer un pequeño recorrido por las principales actitudes de nuestra
comunicación no verbal.
La mirada
Se trata de uno de los elementos de la comunicación no verbal que más información
aporta, si se sabe interpretar adecuadamente, pues cumple una serie de funciones,
entre ellas: la regulación del flujo de la comunicación, la obtención de un feedback
acerca de cómo los demás reaccionan a una comunicación verbal, a la expresión de
las emociones o a la comunicación de la naturaleza de la relación (diferencia de
estatus, etc.).
El hecho de mirar a alguien directamente a los ojos tiene por efecto provocar en el
interlocutor un cierto grado de excitación fisiológica y emotiva, provoca un «cierto nivel
de activación», de atención y escucha. Una mirada intensa a los ojos del otro
comunica sentimientos intensos, como pedirle algo. Por ejemplo, la mirada de una
persona que sufre… provoca en nosotros un sentimiento de tristeza, impotencia, etc.
Es decir, con la mirada, la persona se siente implicada, se activa, le «obligamos» a
responder.
Si el interlocutor capta con la mirada lo que queremos decir, según el sentimiento,
puede provocarle acercamiento o huida.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 47
Cuanto más cercanas se sientan las personas, más suelen mirarse a los ojos. En el
ámbito hospitalario, el hecho de que el profesional de la salud no mire al paciente a la
cara, para así no interaccionar con él, forma parte de un proceso de
despersonalización, debido tal vez al exceso de trabajo, a la ansiedad que le produce
que el paciente o la familia le pregunten y no sepa qué decir, o bien a ciertos
problemas de no saber cómo relacionarse.
Actitudes que se deben tener en cuenta
Acabamos de ver cómo la mirada tiene una gran importancia en la comunicación. De
aquí que haya pacientes que tengan gran dificultad en mantener la mirada cuando
hablan con el profesional. Se sienten molestos, nerviosos, menos seguros de sí
mismos y, por tanto, hacen que el interlocutor se sienta también incómodo.
Por esto se aconseja que la mirada sea regulada (dos a tres segundos), pues si dura
más de cinco segundos, a veces, según las personas y las situaciones, se vive como
una violación.
Conviene mirar a menudo con poca intensidad y duración, pues de lo contrario nuestro
interlocutor se puede sentir molesto, pero también sabemos que mirar a los ojos de
nuestro interlocutor es esencial para manifestarle interés y que le escuchamos, así
como para atraer y retener su atención.
Se trata, por tanto, de mantener un cierto equilibrio entre mirar a los ojos y mirar a otra
parte, de manera que el otro no se sienta amenazado y que cada uno tenga la
impresión de permanecer en contacto y presente para el otro. Se ha comprobado que
mirar de manera excesiva y con insistencia a un paciente, sin causa alguna aparente,
posee probablemente efectos negativos, al hacer que tal paciente se sienta a sí mismo
como una persona rara, mala o gravemente enferma, o bien como escudriñado en su
intimidad.
Hay una tendencia a mirar al interlocutor cuando el emisor no duda de lo que dice, y
también al final de las frases.
De la misma manera, cuando queremos que alguien cese de hablarnos, basta a veces
con no mirarle y mirar a otra parte.
Si tenemos dificultad para mirar a ciertas personas, podemos entrenarnos mediante un
ejercicio de relajación y, cuando estamos relajados, visualizar a esas personas y
compro bar que las miramos a los ojos; veremos que después nos resulta más fácil.
Por otra parte, si le resulta difícil mirar a los ojos de la otra persona, puede mirarla a la
frente, al «tercer ojo», a la barbilla, a la boca, a las mejillas, etc.; de esta manera podrá
mantener más fácilmente la mirada hacia su interlocutor y se sentirá menos nervioso o
molesto al mirarle.
Elementos acústicos
La voz
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 48
Varios autores (Bugental, 1998) afirman que las personas seguras de sí mismas se
muestran más afirmativas en el tono de voz que en el contenido de la conversación.
La importancia de la voz como instrumento de comunicación no verbal estriba en su
capacidad para transmitir información acerca de los estados emocionales del que
habla, con las implicaciones que ello tiene en el campo de la salud. Así, por ejemplo,
hay una relación negativa entre la ira existente en la voz de un profesional y su
eficacia en el tratamiento de algunos pacientes. Por otra parte, el tono de la voz y una
serie de señales sutiles relacionadas con ella son especialmente importantes cuando
el que habla pretende, o bien engañar, o bien ocultar información al paciente.
El tono de voz, aun sin darnos cuenta, está expresando la confianza en sí mismo. Las
personas que tienen poca confianza en sí mismas lo manifiestan mediante la
importancia que le dan al contenido afirmativo e incluso agresivo de lo que dicen. Por
otra parte, cuanto más alto hablan las personas, más nerviosas se considera que
están. Si hablan muy lento, más negativamente se las juzga (no obstante, hay que
tener en cuenta el contexto).
Por tanto, la voz tiene una especial importancia en la impresión que nuestros
interlocutores se hacen de nosotros. De aquí que debamos esforzarnos por encontrar
el volumen adaptado y que demos énfasis a lo que decimos. Tan negativo es el tono
muy bajo como el tono muy alto.
Fluidez verbal
La velocidad con la que hablamos también tiene su importancia. Si hablamos muy de
prisa, nuestro interlocutor tendrá dificultad para seguirnos. Si hablamos lentamente o
dudando, o no insistimos en las palabras importantes, perdemos el interés de nuestro
interlocutor. Es preferible repetir una cosa dos o tres veces a decirlo muy deprisa o
muy lentamente.
Tono
Empleemos diferentes tonos de voz para ex presar los diversos sentimientos o
emociones que tengamos.
La fuerza o el volumen de la voz son características que es preciso saber variar.
También es conveniente que hagamos ejercicios de articulación y que nos
escuchemos.
El tono muestra la calidad de la voz. Hace que se diferencie un mensaje de otro (p. ej.,
si lo digo en broma o en serio).
Conviene emplear diversos tonos de voz para indicar sentimientos, emociones, cariño,
debilidad, etc.
Pausas y silencios
Es importante tener en cuenta las pausas e ir intercalándolas con paráfrasis que
indiquen que se está escuchando.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 49
El silencio lo tendremos que revalorizar como una parte de la comunicación que uno
tiene consigo mismo.
Hoy, a menudo, repetimos mensajes no personalizados; el silencio nos permite
tomarnos el tiempo de poderlos personalizar e interiorizar.
La comunicación científica a menudo tiene poco de personal, y esta personalización
podremos hacerla posible gracias al silencio.
El silencio tiene varios significados:
1. Silencio de poder, que impone al paciente y hace que este se calle.
2. Rechazo de comunicación.
3. Escucha activa: indica interés, aceptación, empatía y comprensión por lo que el
otro dice, que calla con las palabras pero todo el cuerpo le está diciendo: sigue ha
blando, te escucho.
Lo debemos revalorizar como una apertura al otro y a nosotros mismos, y en caso de
duda, clarifiquémoslo, preguntándole al paciente qué quiere decirnos con su silencio.
Por su complejidad y su riqueza, el silencio es una parte esencial de la comunicación y
es importante no trivializarlo o eliminarlo
—sea cual fuere la razón— amueblándolo o evitándolo con preguntas, o desviando el
tema de la conversación.
El silencio, como lenguaje paraverbal o metacomunicación, se presta a múltiples
interpretaciones e hipótesis que, al no ser confirmadas o afirmadas, producen cierta
ambigüedad y en numerosos casos llevan a la ruptura de la comunicación.
Los silencios se pueden producir debido a una serie de factores:
1. Emocionales (bloqueos, angustias, amenazas…).
2. Intelectuales (p. ej., reflexiones, falta de ideas…).
3. De interacción entre el profesional y el paciente (p. ej., el paciente no confía en
el profesional y muestra, mediante el silencio, su resistencia a comunicarse…).
Actitudes del profesional de la salud ante los silencios
Ciertos profesionales, sobre todo los principiantes, encuentran que el silencio es difícil
de soportar y creen que si este se produce es a causa de ellos, por lo que creen que
deben evitarlo a toda costa.
En la medida en que el profesional quiera implicarse en la situación expuesta por el
paciente, debe entrar en el mundo del paciente y preguntarse: ¿qué siente el
paciente?,
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 50
¿dónde se encuentra? ¿dónde quiere llegar?,
¿cómo se siente en este momento?, etc., y con el fin de no equivocarse, clarificarlo
con él. En definitiva, si el profesional es empático con el paciente, sabrá respetar y
detectar los silencios de forma adecuada, e insistimos, si no sabe lo que quiere decir el
silencio, hágale un feedback al paciente y clarifíquelo. Por ejemplo:
[…] Me acaba de decir que ayer estuvo paseando con su amiga…
De pronto se ha callado y no sé lo que me quiere decir con ese silencio.
De esta manera le ayudamos a que lo clarifique, bien sea porque quiere seguir
pensando, bien porque no quiere hablar de ese tema, etc.
El profesional debe ser consciente de lo que él está sintiendo (paciencia, nerviosismo,
indiferencia, ansiedad, dificultad para soportarlo…), así como tener en cuenta los
fenómenos transferenciales del paciente con el fin de transmitirle calma, serenidad y
respeto a su ritmo.
También creemos que el profesional, con el fin de evitar nerviosismos y
malentendidos, debe explicar al paciente que los silencios y las pausas forman parte
de la relación y que, por tanto, se deben respetar. En caso de duda, es necesario
clarificarlo con el fin de que no aparezca un cierto malestar o tensión entre los
interlocutores.
Actitudes del paciente frente a los silencios
El silencio del paciente puede ser debido a:
1. Su ansiedad o angustia, que producirá bloqueos en la relación. Puede ser que
esté preocupado por sus problemas, no escuche al profesional.
2. Sentir falta de claridad y precisión en su pensamiento o lenguaje, al exponer su
problema.
3. Pensar que el tema ha concluido.
4. Una confrontación que resulta muy amenazante para el paciente.
5. Necesitar más tiempo para aclarar su pensamiento o sus emociones.
6. Haber dicho alguna cosa que le ha perturbado o bien que el profesional, por
equivocación, ha dicho algo que ha sido malinterpretado por el paciente.
7. Resistencias. El paciente puede permanecer silencioso porque se está
resistiendo a lo que él considera una intrusión. Este puede ver en el profesional a una
figura autoritaria o la proyección de algo que él no ha aceptado y quiere evitar a toda
costa.
Cómo afrontar los silencios
El silencio es una comunicación no verbal. Por otra parte, sabemos que toda
comunicación no verbal se presta a interpretación, y que toda interpretación es mala
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 51
comunicación si esta no se clarifica con el paciente o el interlocutor. Por tanto, con el
fin de no sentirnos molestos ni interpretar, lo más sencillo y lógico es clarificar el
silencio. Con esto queremos indicar que hay que preguntar al interlocutor qué es lo
que nos quiere decir con su silencio. Pongamos un ejemplo:
Imaginemos que el paciente nos está diciendo: « […] Ayer estuve hablando con mi
esposa sobre la enfermedad y…». El paciente se calla; espero unos breves segundos
y le digo: «Me estaba diciendo que ayer estuvo hablando con su esposa sobre la
enfermedad y se ha callado; no sé lo que quiere decir con su silencio. Si quiere seguir
hablando de eso, seguimos; si quiere reflexionar, reflexione, o si quiere cambiar de
tema, pues cambiamos». De esta manera no me sentiré molesto por su silencio y no
tendré que pensar: ¿le dejo más tiempo de silencio?, ¿le hago alguna pregunta sobre
lo que pasó?, ¿cambio de tema?, etc.
Otra forma de hacer frente al silencio es aprovechar que el paciente haga una pausa
para preguntarle cómo se siente al decirme lo que me está comentando. Es decir, en
la comunicación hablamos mucho de contenidos y muy poco de sentimientos.
Preguntar al paciente cómo se siente nos permite profundizar en lo que me está
diciendo. En el capítulo siguiente hablaremos sobre la importancia de los sentimientos.
Expresión facial y gestos
Nuestra expresión facial procede de actos reflejos congénitos: el recién nacido hace
las muecas de los sabores ácidos, dulces y amargos. Ríe, sonríe, llora y bosteza con
la perfección de un adulto. También, nuestros gestos y nuestra expresión verbal
manifiestan nuestra actitud hacia el interlocutor. La principal característica de las
personas que son percibidas como cálidas, agradables, es su sonrisa. Shrout (2006)
muestra en una de sus investigaciones que la sonrisa en los hombres es importante
para producir una impresión favorable, probablemente porque tienen tendencia a
sonreír menos que las mujeres y esto se convierte en un factor más importante en
ellos que en ellas.
Aparte de la importancia de la sonrisa, que es como un bálsamo de paz para el
interlocutor, conviene tener en cuenta que la expresión facial esté en consonancia con
lo que sentimos, ya que de esta manera se nos comprenderá mejor. Si por alguna
razón no podemos tener esta consonancia, creemos que lo más sencillo es explicar a
nuestro interlocutor lo que nos pasa para que así no interprete de forma negativa.
Por ejemplo: son las dos de la tarde, nos sentimos cansados, nos damos cuenta de
que el cansancio nos domina, sin que a veces podamos controlarlo. Este se manifiesta
con bostezos, distracciones, etc. Si acude un paciente del que forzosamente tenemos
que ocuparnos, este se da cuenta de que bostezamos y nos distraemos. Ante nuestro
comportamiento, ¿qué va a interpretar?; tal vez que nos aburre su caso o que no
merece nuestra atención, etc. Sin embargo, si le explicamos que estamos cansados,
que si observa algún gesto, como un bostezo, que no lo tome a mal, pues es debido a
nuestro cansancio, etc., esto permitirá que el paciente no lo interprete de forma
errónea, y sobre todo en contra su ya, pues también a él le suele pasar cuando está
cansado.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 52
Otro ejemplo: en cierta ocasión un profesional frunció la ceja cuando un paciente le
hizo una sugerencia sobre un tratamiento y este interpretó el gesto como un rechazo,
cuando en realidad lo que le pasaba es que tenía dolor de cabeza. En otra ocasión,
una sonrisa en un momento inoportuno fue interpretada como un ademán de falta de
comprensión y se produjo una discusión.
No solo nuestro rostro manifiesta sentimientos. Todo nuestro cuerpo puede ayudar o
provocar rechazo en la comunicación. Así, hay personas que mientras hablan mueven
tanto las manos y los brazos que pueden hasta distraernos. Por otra parte, hay
personas que no se mueven, guardan sus brazos y manos de una manera rígida o
están cruzados de brazos continuamente, de manera que muestran un aire pasivo o
defensivo. Estar atentos a los gestos ayuda, pues, a percibir mejor los mensajes o a
poderlos expresar de forma más adecuada.
Por ejemplo:
«Veo que estás con los brazos cruzados, ¿quieres decir algo con esa postura?»
La respuesta de nuestro interlocutor pue de ser: «Es porque así estoy más cómodo»;
por tanto, no hay que sacar la conclusión de que el paciente se está protegiendo de
mí.
Práctica de la expresión facial
Para conocer nuestras capacidades y mejorar el nivel de expresión facial y los gestos,
podemos hacer algunos ejercicios como, por ejemplo, imaginar un hecho acontecido
en los últimos días, un acontecimiento que hemos vivido de manera alegre, triste,
agradable o con cólera, etc., y expresarlo de forma no verbal ante otra persona; luego
le pediremos si ha adivinado el sentimiento que hemos expresado y lo que piensa de
nuestra expresión facial y/o gestual. De esta manera podemos expresar mejor
nuestras emociones, que serán bien interpretadas.
Este ejercicio lo podemos practicar nosotros solos filmándolo, mirándonos al espejo
mientras hablamos por teléfono, etc. Observemos de esta manera nuestra expresión y
veamos si está en consonancia con nuestras emociones o sentimientos, y
observaremos cómo nos sentimos.
Hemos de señalar que, lógicamente, en una buena comunicación no se debe
interpretar, sino clarificar. Sin embargo, somos conscientes de que la mayoría de las
personas van por la vida interpretando los diversos gestos o actitudes no verbales, de
ahí que sea importante tener algunas ideas de lo que suele interpretarse con ciertos
lenguajes no verbales para que, de este modo, no nos extrañemos ni molestemos por
las conclusiones que nuestros interlocutores hacen de nuestros gestos.
Ocupación del espacio
Distancia interpersonal
El sentido del yo del individuo no está limitado por su piel; se desplaza dentro de una
especie de burbuja privada que representa la cantidad de espacio que siente que debe
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 53
haber entre él y los otros. Sabemos que la distancia regula el con tacto y el respeto
del territorio.
Este lo regulamos con el movimiento del cuerpo, con la mirada, acercándonos
demasiado o demasiado poco. Si nos acercamos demasiado, la persona puede
sentirse como amenazada, como violada en su espacio íntimo; pero si hay que
hacerlo, que sea con respeto y explicándole el porqué, e incluso pidiéndole excusas. A
veces lo invadimos sin ningún respeto.
Cada profesional debe cuidar su espacio íntimo para no crear demasiada familiaridad
en el paciente. Una vez más, la forma más sencilla de actuar, a este respecto, es
clarificar la distancia con el paciente.
Por ejemplo:
«Mire, me pongo a esta distancia, que es a la que me siento a gusto. ¿Le parece
bien?»
Las personas, cuando son hospitalizadas, necesitan ciertos elementos que les
permitan tener su propio territorio y que nosotros se lo favorezcamos y respetemos. El
paciente tiene derecho a su espacio íntimo.
Las personas, en las relaciones humanas, manifiestan ciertas distancias que deben
tenerse en cuenta para que no se sientan invadidas por demasiada proximidad.
En definitiva, nos gusta que las personas, cuando se relacionan con nosotros, se
mantengan a una cierta distancia; esta varía según el grado de relación o la situación
en la que nos encontramos. Así, por ejemplo, los amigos se mantienen generalmente
a una distancia más cercana que los desconocidos. Si la persona se acerca mucho,
solemos sentirnos molestos, perdemos la capacidad de concentrarnos e incluso de
podernos afirmar. Lo mismo cabe decir si nos ponemos a una distancia demasiado
lejana. Esto tal vez a algunos les pueda parecer que no tiene importancia y, sin
embargo, a veces es la causa que explica que algunas de nuestras relaciones no
funcionen bien. Una vez más, insistimos en la importancia de clarificar toda situación
que nos haga sentir molestias o dudas; si clarificamos al principio de la relación, no es
taremos con esa inquietud o duda y podremos escuchar mejor al paciente.
Por ejemplo:
«Aunque hemos señalado que lo más sencillo es clarificar, no obstante somos
conscientes de que esto puede resultar difícil para ciertas personas; de aquí que
propongamos lo siguiente:
»Para descubrir la importancia de la distancia ideal, puede realizar con otra persona el
ejercicio que exponemos a continuación.
»Colóquese de pie, cada uno al extremo de la sala, y observe cómo se siente cuando
habla con su interlocutor. Vaya acercándose a este mirándolo a los ojos hasta que se
sienta a gusto para hablarle. Mida la distancia que hay entre los dos y, después,
acérquese aún más hasta que se sienta molesto. Mida de nuevo la distancia. De esta
manera puede descubrir cuál es la distancia aproximada en la que usted se siente a
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 54
gusto cuando se relaciona con su interlocutor. A continuación, verifique si la distancia
de su interlocutor corresponde a la suya.
»Esto mismo puede hacerlo en la vida ordinaria con varias personas; de esta manera
sabrá cuál es la distancia que usted siente como correcta.»
Escala hipotética de distancias:
1. Distancia de contacto. A esta distancia las personas se comunican no solo
por medio de palabras, sino por el tacto, el olor, la temperatura del cuerpo, etc. Esta
suele ser la más frecuente entre el profesional y el paciente.
2. Distancia personal próxima. La esposa pue de permanecer a gusto dentro
de la burbuja de su marido, pero quizá se sienta incómoda si otra mujer u otro hombre
lo intentan.
3. Distancia personal lejana. Está limitada por la extensión del brazo, es decir, el
límite del dominio físico.
4. Distancia social próxima. En una oficina, la gente que trabaja junta
normalmente adoptará está distancia para conversar.
5. Distancia social lejana. Corresponde a conversaciones formales. Los
escritorios de personas importantes suelen ser lo bastante anchos para mantener esta
distancia con sus visitantes.
6. Distancia pública. Adecuada para pronunciar discursos o algunas formas muy
rígidas y formales de conversación.
El presentador ante el grupo o el profesor en el aula dan señales, por la posición que
ocupan, por la orientación que adoptan los demás, de que están en su territorio o han
venido a presidirlo.
El hombre necesita saber y hacer saber qué territorio pisa. Si el suyo o el ajeno. Hay
signos que lo manifiestan. Objetos propios que coloco como señales, sillas que
muevo, pizarra que limpio, etc. Y la voz, el modo de señalar el propio territorio.
La presencia de un extraño resulta incómoda. Y sentirse extraño también. En el aula o
la sala de conferencias, los primeros minutos resultan algo duros tanto para los
oyentes que se saben desconocidos como para el que va a dirigirles la palabra.
Unas primeras señales de confianza, de reconocimiento, de antigua o incipiente
amistad, serán muy bien recibidas. Hablar, presentarse, hacer hablar a todos cuanto
antes, nos introducirá en un territorio común.
Si el territorio se describe bien como la burbuja de espacio que nos pertenece y a
través de la cual nos comunicamos, habrá que decir que es una burbuja panzuda: por
delante se agranda; la mirada es un brazo que irrumpe, antes que nada, en el territorio
del otro. Un grupo colocado en círculo (en «O» o en «U») ya está en posición de
comunicarse.
Territorios que se defienden
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 55
El presentador, en la medida en que le corresponda dirigir el encuentro, ha de cuidar
los derechos de los asistentes. Suelen defender se tres tipos de territorios que no han
de ser invadidos.
1. El espacio de uso y posesión: el territorio que se vuelve necesario para realizar
una operación. El espacio para escribir, para poner la chaqueta. El derecho a ver al
que habla. El derecho a que me dejen escuchar. El uso reiterado lleva a la posesión.
Hay quienes no gustan cambiar de sitio. Mi silla, mi cenicero, etc., y quienes, además,
no lo consienten.
2. El turno de participación: si el tiempo de hablar es el bien escaso que se
administra en estas ocasiones, el derecho al turno, a que se oiga la propia voz, es de
los más sagrados.
3. Reserva de información: conviene recordar que cada cual tiene derecho a
reservarse el acceso a una serie de datos acerca de sí mismo. Y también tiene el
derecho de no ser sometido a preguntas indiscretas. Habría que contar con la previa
anuencia de los asistentes a una reunión para iniciar ciertas formas de participación y
no sentirse presionado a manifestar lo que no se desea.
Vecindad y distancias
La presencia continuada hace nacer una relación. Con las personas queridas
disminuye el propio territorio. Y la corta distancia provoca una nueva intimidad. Entre
vecindad y afecto se establece un doble vínculo de causa y efecto.
En caso de repulsión, por el contrario, crece la molestia mutua y el sentido de
propiedad territorial. La proximidad se hace insufrible. Se procura la distancia y esta
enfría la relación.
Los que están sentados cerca van in timando y solidarizándose, aunque no hablen
entre sí. Los que no desean crear relación huyen en cuanto pueden. Entre el
presentador o profesor y los asistentes de las primeras filas se establece una mayor
comunicación, tanto informativa como de relación personal.
Cuando los seres vivos se encuentran, la mutua percepción provoca una cadena de
acciones y reacciones que intentan uno de es tos dos objetivos: ocultarse o darse a
conocer, incomunicarse o comunicarse.
La mesa, el atril, se interponen como una distancia y protección. Las manos ocultas u
ocupadas con algún instrumento revelan mie do o reserva. Las manos abiertas,
tendidas hacia delante, muestran no estar armadas, ni crispadas en forma de garra,
pezuña o hacha. Abrochar, desabrochar un botón de la camisa o de la chaqueta puede
significar cierre o apertura de una situación de confianza.
Inclinar la cabeza hacia un lado significa confianza y atención. Si alguien nos escucha
de esta manera, nos demuestra su interés y aceptación. Atender es una muestra de
amistad indefensa.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 56
Comunicar es entregarse. Atender es aceptar. Toda actitud que pueda significar
ataque o defensa debe desaparecer entre los que hablan y escuchan. El miedo impide
la comunicación.
Hablar de pie. La verticalidad
Estar de pie supone una actitud de servicio, de disponibilidad propia del dinamismo del
líder. El mantenerse agarrado a la mesa, al bolígrafo, al atril o al pie del micrófono
denota necesidad de protección.
No es bueno ofrecer el perfil o la espalda mientras se habla. Dirigirse a nuestros
interlocutores supone mirarles y dejarse mirar de frente. Girar hacia unos y otros, con
suavidad, es normal. Estar torcidos, mirar de lado, se interpreta como rigidez timorata,
reserva o amenaza.
El profesor o presentador que avanza en la sala para estar próximo a los más lejanos
termina dando la espalda a los de las primeras filas. Cambiar de posición en la clase,
en puntos hacia los que todos puedan volverse, es un medio de equidistar de todos.
Pero convendrá no dar continuos paseos que causan mareos o incomunicación.
El sentimiento de dominanciadependencia está muy relacionado con la posición
arriba abajo. El que habla de pie asume cierto liderazgo. Su relación con los que
escuchan sentados tiene otras connotaciones. La postura sedente se considera una
ocupación más estabilizada del lugar: ellos son los señores y el que está de pie les
sirve.
Para hablar en una sala grande a mucha gente se hace preciso hablar de pie. Te ven
mejor, tienes una mayor amplitud expresiva y la respiración diafragmática se hace
plena. Obsérvese que en el cine el encuadre más comunicativo es el de 3/4 o plano
americano. Las piernas no deben separarse mucho.
Evitemos dar pasitos adelante y atrás (efecto de cierto nerviosismo) o el balanceo
continuo que produce apoyarse alternativamente en una y otra pierna.
Cuando se habla desde un plano más elevado, se evitará levantar la barbilla. Es
preferible una pequeña inclinación hacia delante para que los rostros queden en
paralelo.
Hablar sentado. Las mesas
La mesa redonda, con asientos de la misma altura, refuerza el sentido de igualdad. La
falta de estrados en la sala de conferencias o el aula imprime un aire democrático y
participativo. Cuando hablamos en una reunión de trabajo de pocos asistentes parece
obligado sentarse con ellos en un mismo plano. Hay que justificar el estar de pie para
escribir en la pizarra o algo parecido.
Las mesas representan un obstáculo para la comunicación en cuanto son barrera y
defensa para todos. Estar sentados en corro, sin mesas, produce un grato ambiente
de amistad. Sin embargo, en muchas ocasiones se hacen necesarias para examinar
papeles y tomar notas. La mesa de una reunión de trabajo y la mesa del presentador
deberán ser más bajas que las de despacho (o las sillas más altas). De esta manera
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 57
dejan ver algo más que bustos parlantes. Los hombros y los brazos pueden bajar,
relajarse, sin que las manos desaparezcan bajo la mesa.
Cuando nos sentamos sobre la columna seguimos verticales, humanos y seguros.
Damos la impresión de estar vivos, descansados, lúcidos, dispuestos a atender y
trabajar. Re comendamos comenzar en posición cómoda (llenar el asiento), pero no
echados sobre la mesa ni sobre el respaldo: bien sentados en el asiento.
El interés por lo que dice o le dicen le llevará en los momentos más cálidos a inclinarse
hacia delante, apoyado en el filo de la silla. No conviene, cuando tomamos la palabra,
cruzar las piernas ni los pies, señal de tensión (no de trabajo) o de aislamiento
relajado. Los pies recogidos bajo el asiento, sobre las puntas o cruzados, denotan y
mantienen un nerviosismo reprimido. Si estamos bien sentados, ni las piernas ni los
brazos estarán tensos.
Postura para hablar
1. Apoyo y giro en un eje.
2. De pie o sentado, con la columna flexible, el cuello y los hombros relajados;
mover la cabeza, no los ojos.
3. Utilizar la mirada tratando de mirarlos a todos.
4. El contacto no será superior a cinco segundos.
5. Los codos deben estar flexionados.
6. Los hombros estarán inclinados o volcados hacia delante en ademán de acoger
a nuestro interlocutor o paciente.
7. ¿Qué hacer con las manos? Manos abiertas, desde la cintura hacia arriba o
adelante.
Gestos de descarga
Los animales, el hombre incluido, realizan unas cortas acciones, tics o gestos
consabidos, que les sirven de válvula de escape o descanso de la tensión
comunicativa. Se interrumpe la actividad principal para introducir actos estereotipados,
bien conocidos, de aseo, arreglo personal, ingestión de alimentos y otras habilidades
motoras.
Nos arreglamos el pañuelo o la corbata, los puños de la camisa, etc. Nos restregamos
y limpiamos los ojos, las gafas; llevamos las manos a la nariz y los oídos; satisfacemos
ciertos picores; enjugamos el sudor, repasamos el aseo de nuestras uñas. Acudimos
una y otra vez al vaso de agua. Arreglamos por enésima vez unos papeles, limpiamos
una mota de polvo, abrimos y cerramos un cajón, nos enfrascamos en un dibujo,
trazamos flechas, etc.
Deben censurarse y omitirse las actividades que puedan molestar a los presentes, por
repetidas o de mal gusto. Sin embargo, no debe suprimirse toda demostración de duda
o debilidad. Una actitud excesivamente atildada nos restaría humanidad.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 58
Qué hacer con las manos
Basta que estén presentes, habría que responder. Es una preocupación injustificada.
Porque en realidad no hacen nada propio: solo acompañan como testigos. El oficio de
las manos es trabajar, defenderse o atacar. Y cuando nos comunicamos no tienen que
hacer nada de esto. Quizá, demostrar que están en lo que se dice, sin asumir
protagonismo. Cuando esperamos una orden, las colocamos sobre la parte anterior de
las caderas, listas para ocuparse en algo. Cuando empezamos a hablar, pueden estar
delante de nosotros, los codos flexionados. Juntas, apoyadas en la cintura (no en
jarras) o simplemente abiertas, sin rigidez, en escorzo que muestre algo las palmas.
No estarán quietas, aunque podrían estarlo en algunos momentos. Las palabras, el
sentido de lo que decimos, las moverán sin que lo advirtamos, sin que tengamos que
pensar en el gesto. Los meridionales movemos las manos algo más que los nórdicos.
Corresponde a una cultura al aire libre, en la que nos comunicamos a mayor distancia.
Sin complejos.
Cruzar las manos ante la región pélvica es postura inocente, timorata, que no debe
prolongarse. Llevar la misma posición a la espalda nos mutila: si una mano aprieta
fuertemente la muñeca de la otra, delante o a la espalda, nos revestimos de la
autoridad del sargento.
Las manos en los bolsillos ocultan algo más que las manos. Si dejamos el pulgar fuera
o solo ocultamos este dedo en el chaleco o bajo el cinturón, la actitud se vuelve clara:
«todo está bajo control». En el pulgar y en las yemas de los dedos reside la precisión
del homofaber, en el círculo y la esfera que forman los dedos en arco, la clarividencia
del sapievis, seguro de sí.
Mostrar las palmas de las manos es significar que digo la verdad, que no oculto nada,
como en un juicio ante el oyente. La palma, blanca también en el hombre negro, tiene
algo de entrañable. La sobriedad del varón teme caer en el amaneramiento (blandura
femenina) si muestra mucho las palmas. Pe ro la credibilidad está en las manos,
tarjeta blanca de bienvenida y amistad. Para pedir y para dar (o para comunicarse) se
enseñan las palmas.
Blandir el hacha, esgrimir argumentos, golpear la tierra, acuchillar enemigos en el aire,
mover todo el brazo, pertenece a una oratoria de otros contextos. Como dirigir el
tráfico y señalar la puerta, actos supremos de dominio que se realizan sin necesidad
de que medien las palabras.
Manejar, manipular, management: en la empresa, el poder está en las palabras a
media voz y en cierto juego de las manos. Disecar un tejido vivo, unir ideas, pasar de
una a otra estrategia, cercar la oportunidad, acotar el antes y el después, lo de arriba y
lo de abajo; abrir caminos, dentro y fuera, ganar dinero: para manejar estos conceptos,
los propios de una presentación, nos basta con colocar las manos delante del pecho y
accionar con las yemas de los dedos.
El tacto
Hay varias clases de tacto. Así, este pue de ser:
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 59
1. Funcional o profesional.
2. Cortés, social (p. ej., los saludos).
3. Amigable entre las personas con un cierto vínculo afectivo, en el que, cuanto
mayor es el vínculo afectivo, más tacto hay.
4. Tacto íntimo, sexual, amor. Es el tacto de la pareja o de los padreshijos, etc.
Conviene tener en cuenta que este también está en función de la edad y las culturas.
Así, son más tocados los niños y menos los ancianos. En los países más nórdicos
suelen tocar menos que en los países mediterráneos.
El contacto indica proximidad cuando este es recíproco.
Por el contrario, cuando se da en una sola dirección indica poder; así, tocamos a los
niños, pero a algunas personas adultas no les gusta que las toquen mucho.
¿Cómo tocamos a nuestros pacientes? El contacto físico es la principal de las
conductas no verbales en el ejercicio de la enfermería y la medicina. Sin embargo, hay
que tener en cuenta que el tocar, como ocurre con otras formas de conducta no verbal,
puede resultar congruente o no con los mensajes verbales, de forma que, por ejemplo,
el hecho de que una enfermera toque a un paciente a la vez que le asegura que no
debe preocuparse por la operación quirúrgica que se le va a realizar, puede, o bien
corroborar el mensaje tranquilizador, o bien transmitir un estado de nerviosismo que
contradiga el mensaje verbal, haciendo que este sea ineficaz e incluso
contraproducente. Hay un cierto tocamiento terapéutico que puede producir un cierto
bienestar; se trata del masaje terapéutico que a veces practicamos cuando los
pacientes están tensos o angustiados.
Asimismo, cuando el paciente nos está hablando de alguna situación muy personal y
manifiesta tristeza o le brotan las lágrimas, tendemos a acercarnos más e incluso
tocarlo.
A veces nos resulta difícil saber si le agrada o no que le toquemos. Si al hacer este
acto de forma espontánea observamos que el paciente se pone rígido, o rechaza
nuestro gesto, es un signo de que no debemos insistir. En nuestra experiencia
constatamos que nos ayuda a salir de dudas preguntarle si le molesta o no que le
toquemos, pues con su lenguaje verbal y no verbal nos va a decir si le agrada o no.
Otro aspecto es que, a menudo, nos sentimos obligados a tocar a los pacientes,
incluso en sus partes más íntimas; esto exige delicadeza y mucho respeto, lo cual
quiere decir que hay que pedirle permiso y explicarle por qué lo hacemos, con el fin de
que no se sienta violado en su intimidad o molesto.
Apretón de manos y contacto íntimo Dar un apretón de manos, según las
circunstancias, constituye una expresión que indica afirmación y, de alguna manera,
que se está de acuerdo o se comparten los sentimientos de la otra persona.
Las personas tímidas o que se sienten molestas tienden la mano de forma poco
enérgica.
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El hecho de tocar la mano de otro pue de hacer que este se sienta ansioso o puede
producirle un cierto miedo; esto estará en relación con la personalidad de cada uno.
Hay personas que tienen dificultad para tocar y para ser tocadas.
Por otra parte, según la relación que nos inspira la otra persona tendemos, al mismo
tiempo que le damos la mano, a ponerle la otra sobre el hombro o la espalda.
Ser afirmativos en dar la mano a alguien no significa apretarle tanto que le hagamos
daño. Hay un término medio.
El olfato
Aunque la comunicación a través de los olores es muy importante en el mundo animal,
en los hombres parece ser relativamente poco fundamental. Sin embargo, el campo de
la salud puede ser una destacada excepción. Algunas enfermedades y tratamientos
pue den actuar directamente para producir en el paciente olores desagradables,
mientras que otros afectan al olor del paciente a través de acciones sobre la región
gastrointestinal. Por otro lado, también los profesionales de la salud pueden ser
asociados a olores particulares. El uso de desinfectantes, tratamientos químicos,
anestesia, alcohol, etc., así como olores cogidos de otros enfermos, pueden todos
ellos transmitir mensajes olfativos al paciente. Y no cabe duda de que muchos de
estos olores, tan to de los pacientes como de los profesionales de la salud, suscitan
en nosotros fuertes sentimientos negativos. La persona enferma que experimenta
malos olores puede ser relacionada con sentimientos negativos, o bien a veces no
relacionarse, incluso cuando lo necesita, por tener la impresión de que debido a su
olor nadie querrá escucharla. No vamos a negar que ciertos olores nos impiden
concentrarnos en una buena escucha. ¿Cómo solucionar esto? hablamos de diversas
formas de comunicar, entre ellas, de cómo hacerlo cuando yo profesional y tú paciente
tenemos un problema. En este caso, el profesional se siente molesto por el mal olor;
también el paciente, porque sabe que su mal olor puede provocar rechazo. Abordar
esto mutuamente con mensajes Yo y escucha activa empática permitirá salir de esta
situación (v. cap. 5).Pongamos un ejemplo:
Se trata de un paciente, como hemos dicho, que experimenta una enfermedad que
produce mal olor. El profesional puede entrar en comunicación de esta forma:
«Profesional: Mire, Juan, vengo a hablar con usted de un tema del que me cuesta
mucho hablarle, por si usted se siente incómodo, y de ninguna manera quisiera herirle
en sus sentimientos; pero si no lo hablamos no podré escucharle como usted se
merece, y eso tampoco me parece justo; pues, le insisto, si a mí me pasara lo que a
usted, también yo me sentiría más o menos de la misma manera. El tema sobre el que
quiero hablarle es el siguiente: usted sabe que debido a su enfermedad despide mal
olor; esto creo que le provocará que se encierre en sí mismo, por la sensación que
puede tener de ser rechazado, lo cual, me imagino, le producirá un malestar
suplementario. ¿Qué cree que podríamos hacer para solucionar esto lo mejor posible,
al menos en lo que a mí respecta?
»Paciente: No sé, tal vez si hay algún desodorante, o ponerse una máscara. No sé,
creo que usted tiene más experiencia y me podría ayudar en este tema.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 61
»Profesional: Sí, sin duda que podemos buscar soluciones, pero me gustaría saber
cómo se siente porque le haya dicho esto. Pues de verdad que no quisiera herirle en
sus sentimientos, sino que usted se encuentre mejor.
»Paciente: No se preocupe, le agradezco que haya venido a hablar de este tema,
pues no sabía cómo abordarlo ni qué hacer. Así pienso que entre ambos buscaremos
alguna solución […].»
De esta forma, con mucha empatía, creemos que ayudaremos al paciente a hacer
frente a su situación, sin que por eso se sienta humillado. Pues sabemos que no
abordar este tema, tan delicado, es una fuente de sufrimiento para el paciente, pues a
veces se busca cualquier excusa para no ir a verlo debido a su mal olor.
Los olores tienen a menudo un enorme poder para evocar la memoria de tiempos y
lugares ya olvidados. En consecuencia, los centros sanitarios (hospitales, consultorios,
ambulatorios, etc.) pueden evocar ciertas experiencias negativas vividas
traumáticamente durante la infancia o vividas por otros familiares, y así crear
importantes expectativas negativas. No está de más preguntar al paciente si le
molestan los olores o le evocan sentimientos negativos, ya que esto permite clarificar
ciertas reacciones o comportamientos que a veces nos pueden extrañar.
Apariencia física general
La apariencia física está constituida en primer lugar por mi constitución y mi cuerpo. Lo
que más se ve de mí es la apariencia física, la ropa, las joyas, el maquillaje, la barba,
etc.; me represento como quiero. Debemos valorar la manipulación de la apariencia
física. La sociedad de consumo da mucha importancia a la apariencia y la manipula
según imposiciones sociales.
Hay personas muy esclavas de la moda; generalmente son consideradas como
personas inseguras y tratan de afirmarse mediante la apariencia.
Por otra parte, no debemos olvidar que la apariencia física es nuestra tarjeta de visita y
que va a influir o a contaminar, ya sea de manera positiva o negativa, la relación
ulterior. Debemos tener presente en nuestro trabajo cómo vamos vestidos, y esto tanto
respecto a las batas que llevamos, su transparencia, su limpieza, su presentación,
etc., como también a la ropa que vestimos cuando vamos a trabajar, pues no parece
lógico ir vestido de fiesta cuando se va a trabajar, ya que se están tras tocando los
papeles; lo mismo que nadie va con vestido de trabajo a una fiesta. El usuario puede
percibir esto como que lo único que importa en el profesional es su apariencia (uñas,
joyas, maquillaje…), incluso puede sentirse molesto si es tocado por unas uñas largas
o unos dedos llenos de joyas.
Anime a sus colegas a que le hagan observaciones sobre su apariencia física.
Observe, por ejemplo, cuál de sus vestidos le permite sentirse con más confianza en sí
mismo y póngaselo principalmente cuando quiera afirmarse. Indudablemente que esto
es muy personal en cada uno y, según las situaciones, usted debe, con la ayuda de
sus colegas o amigos —o enemigos— descubrir lo que le ayude a expresar lo que es
o quiere ser. Al menos en este nivel puede llegar a sentirse libre y no condicionado por
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 62
las modas o el qué dirán. Asimismo, también le permitirá adoptar una apariencia física
de respeto de sí mismo y de los demás durante su trabajo profesional.
Señales no verbales de ocultar la verdad
Este tema posee un gran interés en el campo de la salud. Observamos en algunos
pacientes los intentos de ocultar la verdad, debido a la enfermedad o a otras razones,
como el no querer angustiar a sus seres queridos.
También los profesionales, debido a las consignas de los familiares o a que ellos
mismos no saben cómo abordar la situación límite del paciente, optan por
comportamientos verbales de engaño; sin embargo, con nuestra comunicación no
verbal le estamos gritando al paciente que su situación es desesperada. Todo esto
lleva a que los pacientes sientan una angustia mayor, dado que no creen necesario
comunicarse si unos y otros no le dicen la verdad.
Finalmente, habría que volver a recordar la importancia de la congruencia o
incongruencia entre el mensaje verbal y el no verbal por parte del profesional de la
salud; en este punto hay un problema particularmente difícil de resolver y que está en
relación con los distintos efectos a que dan lugar diversas combinaciones de efectos
verbales y no ver bales: así, un mensaje positivo acompañado de una señal no verbal
negativa se traduce en una impresión de falta de sinceridad. Si el mensaje positivo se
acompaña de una cara triste puede producir la impresión de indiferencia. Sin embargo,
esta expresión no verbal, unida a un mensaje relativamente negativo y sumiso,
produce la sensación de sinceridad.
Creemos que sería mucho más fácil, preguntarle al paciente cómo se siente y qué
espera de nosotros los profesionales o los familiares para sentirse mejor. Si lo que me
pide puedo dárselo, se lo doy, y si no, le remitiré a alguien que pueda ayudarle en su
demanda. Abordar estas situaciones con el paciente lo más pronto posible nos evitará
la ansiedad de estar siempre fingiendo o pensando que les engañamos, cuando en el
fondo no es así, pues el paciente nos observa mucho y se da cuenta de que nuestro
lenguaje verbal y no verbal no se corresponde, no hay congruencia o autenticidad.
Pidámosle ayuda a él, ya que nos dirá lo que más le conviene.
CONCLUSIÓN
A menudo tendemos a valorar más la comunicación verbal que la no verbal. Sin
embargo, numerosas investigaciones han mostrado que la comunicación no verbal es
más rica y vehicula mensajes incluso más importantes y sutiles que la comunicación
verbal. Ahora bien, esta es ambigua y necesita ser analizada e interpretada.
Teniendo en cuenta algunos de los aspectos más elementales aquí señalados,
llegaremos a mejorar y sentir una comunicación más profunda, sincera y cálida con
nuestro interlocutor.
En suma, pues, por una serie de razones, la comunicación no verbal tiene una gran
importancia en las situaciones de la salud. Aunque esta importancia está siendo cada
vez más reconocida, el tópico generalmente no es tratado con el rigor científico
aplicado a la mayoría de los demás temas de la relación con los pacientes y familiares.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 63
Por fortuna, ya no es necesario que los profesionales de la salud meramente se fíen
de conceptos vagos como la intuición, la sinceridad o la empatía a la hora de tratar con
los sutiles aspectos interpersonales de los cuidados sanitarios. La atención a las
señales no verbales merece un lugar central en el diagnóstico y el consejo, al lado de
las más modernas técnicas de computación y tecnológicas. Por consiguiente, el
profesional de la salud debería ser capaz de leer las señales emocionales del paciente
en las expresiones faciales, los movimientos corporales, el tono de la voz, la mirada,
etc., y debería igualmente aprender a usar estos mismos canales de comunicación no
verbal para comunicarse con sus pacientes. No obstante, con el fin de que sus
interpretaciones no sean erróneas, conviene verificar con el paciente lo que él
interpreta sobre las comunicaciones no verbales del profesional.
EMPATÍA
Vamos a centrarnos ampliamente en la empatía, ya que se trata de una herramienta
esencial e imprescindible, no solo para establecer buenas interacciones con las
personas con las que nos relacionamos, sino también para llevar a cabo de forma
adecuada cualquier trabajo que exija una relación personal. Por otra parte, para los
profesionales de la salud, la empatía es una competencia emocional que debemos
poseer y, por lo tanto, se puede aprender.
Definición de empatía
En su libro Empatía terapéutica, Bermejo (2012) nos dice: «Es la capacidad de percibir
el mundo interior de la otra persona, integrado por significados personales y privados,
como si fuera el propio pero sin perder nunca ese “como si”». Y continúa: «Rogers
(1994) insistirá en diferentes momentos en este “como si”. El estado de empatía o de
ser empático consiste en darse cuenta con precisión del cuadro de referencias interno
de la otra persona, justamente con los componentes emocionales y los significados a
ella pertenecientes, como si fuéramos la otra persona, sin perder nunca la condición
de “como si”. Significa, por tanto, sentir las amarguras y las alegrías de la otra persona
de la misma manera que ella las siente y percibir sus causas de la misma manera que
ella las percibe, pero sin perder la noción de que es “como si” estuviéramos tristes o
alegres, etc. Si perdemos esta condición de “como si” tendremos un estado de
identificación».
El paso de la empatía terapéutica a la simpatía es un peligro fácil en espacios
terapéuticos. Un agente de salud, social o educativo, que quiere ayudar al otro debe
estar atento a prevenir sus posibles tendencias a deslizarse desde la comprensión del
otro hacia su identificación con él. Bermejo, citando a Rifkin (2010), nos dice: «La
empatía supone un equilibrio delicado. Tenemos que estar abiertos a sentir el
sufrimiento del otro como si fuera nuestro, pero sin que este sufrimiento nos engulla y
anule la capacidad del yo para ser un ente único y separado. La requiere un límite
poroso entre el “yo” y el “tu” que permitan que las identidades de dos seres se reúnan
en un espacio mental común».
Entendemos por empatía la capacidad de comprender (percibir) correctamente lo que
experimenta nuestro interlocutor:
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 64
1. Comunicarle esta comprensión.
2. Utilizar un lenguaje acomodado a sus sentimientos y entendimiento.
La actitud empática supone:
1. La capacidad para ponerse auténtica- mente en el lugar del paciente y ver el
mundo como él lo ve. Para ello no basta solo con captar y entender sus palabras, sino
lo que hay detrás de ellas y de los gestos…, o sea, los sentimientos y las emociones
que intenta transmitir con las palabras.
2. Supone también penetrar en ese mundo de percepciones del paciente y
sentirse totalmente a gusto en él. Requiere tener sensibilidad para captar sus
sentimientos de miedo, rabia, ternura, preocupación o lo que en ese momento
suponga una vivencia para él, sea lo que sea. Significa vivir en ese momento su vida
y, por tanto, evitar emitir juicios, críticas, evaluaciones sobre su situación o el problema
que nos está comunicando. Goleman (2009) nos dice: «La esencia de la empatía
consiste en darse cuenta de lo que sienten los demás sin necesidad de que lleguen a
decírnoslo. Asume diferentes grados que van desde la capacidad de captar e
interpretar adecuadamente las emociones ajenas, hasta percibir y responder a sus
preocupaciones o sentimientos no expresados y comprender los problemas que se
ocultan detrás de otros sentimientos».
3. Supone transmitir al paciente cómo estamos sintiendo nosotros, los
profesionales, lo que nos está comunicando.
4. Significa valorar con el paciente las preocupaciones y los problemas de este,
pasando a ser persona de su con- fianza, de su mundo interior. Estar con los
pacientes, en esta forma que indicamos, significa dejar de lado, en esos momentos,
nuestros puntos de vista y valores propios, para entrar en el mundo del paciente sin
ideas preconcebidas. Es comprender que cuando los pacientes actúan de una
determinada forma, debe haber alguna razón importante para ellos como, por ejemplo,
el hecho de que tengan «ideas raras», «gustos especiales», etc. Debe tener algún
sentido para ellos toda esa serie de aficiones y preocupaciones.
5. Significa que el profesional comprende los sentimientos del paciente para así
ser más positivo y tolerante con este.
Comunicar con los pacientes desde una actitud empática supone que nosotros, como
profesionales, tengamos una comprensión profunda de nuestras personas, que nos
entendamos a nosotros mismos para comprender mejor al otro y que la gama de
sentimientos que en nosotros se produce en todo momento, cualesquiera que sean,
los aceptemos como algo propio de la persona. De esta manera no nos extrañaremos
de las actitudes del paciente.
Cada profesional debería saber reconocer sus propios sentimientos y no sentirse
amenazado o culpabilizado por lo que está sintiendo. Los sentimientos son muy
variables a la vez que pasajeros, y surgen en nosotros con una espontaneidad
extraordinaria. Toda persona sabe que puede vivenciar en un instante un sentimiento
de tranquilidad y pasar al minuto siguiente a tener uno de preocupación ante cualquier
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 65
noticia que se le comunica. Los sentimientos no son ni buenos ni malos. Lo malo o lo
negativo es el comportamiento que podemos tener como con- secuencia de ciertos
sentimientos; como, por ejemplo: la persona que ante la enfermedad se siente
desesperada e intenta suicidarse; o bien, el paciente que tiene sentimientos de
culpabilidad y, avergonzado, cae en un mutismo, etc.
Si cada profesional comprende bien sus propios sentimientos, si se acuerda de cómo
él se sentía cuando ha estado enfermo o tenía algún problema serio, si capta lo que
pasa en su interior, podrá tener una actitud más empática con los pacientes, los
comprenderá mucho mejor. Si se dice a sí mismo: «Soy una persona humana y nada
de lo humano me puede extrañar», tiene el terreno preparado para una escucha activa
más eficiente (Rogers, 1968).
R. Carkhuff, discípulo de C. Rogers, ha establecido una serie de escalas, las cuales
permiten que podamos evaluar y verificar si tenemos o no buenas actitudes como
receptores. Establece sus escalas con niveles que van del 1 al 5. Y nos dice que los
niveles 1 y 2 no solo no ayudan, sino que son incluso perjudiciales para el paciente. El
nivel 3 lo considera como neutro, es decir, que no ayuda pero tampoco perjudica al
paciente. Solo ayudan los niveles 4 y 5. Veamos el nivel de evaluación de la empatía.
Nivel para medir la empatía en las relaciones profesional-paciente (Carkhuff,
1969; en Marroquin, 1982)
Nivel 1. Las respuestas verbales o conducta del asesor se alejan significativamente de
las expresiones y acciones del ayudado y comunican menos de lo por él expresado. El
asesor que se mueve en este nivel de empatía, o mejor dicho, la ausencia de esta,
tiende a hacer preguntas, dar consejos, ofrecer directrices de comportamiento, o
tranquilizar a la persona que se muestra desbordada por sus problemas.
Nivel 2. Las respuestas del asesor, aun- que responden en alguna manera a los
sentimientos del asesorado, substraen algo notable de lo expresado por él. Se centran
más en el contenido de lo que la persona dice que en el sentimiento.
Nivel 3. Las respuestas del asesor son esencialmente intercambiables con las del
asesorado, en cuanto que ellas expresan esencialmente los mismos sentimientos y
significados. De alguna manera, el asesor refleja los sentimientos expresados por la
persona sin añadir nada nuevo a lo que este ha expuesto.
Nivel 4. Con las respuestas que damos al paciente añadimos algo más de lo que nos
ha dicho con sus palabras y sentimientos, de manera que podemos ayudarle a que
experimente y/o exprese sentimientos que quizá fue incapaz de compartir
anteriormente. El consejero puede devolver necesidades, valores y deseos que están
implícitos en su expresión de sentimientos y significados, y que manifiestan sus
esperanzas para alcanzar una solución a sus problemas.
Nivel 5. Con las respuestas que damos al paciente añadimos significativamente más
de lo que nos ha comunicado este, y con nuestras respuestas se consigue que el
paciente exprese sentimientos más profundos de los que nos ha expresado. Puede
añadir un paso de acción que el ayudado puede realizar para alcanzar el objetivo. En
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 66
el caso de una exploración personal profunda por parte de este, el asesor muestra su
presencia en los momentos más importantes del análisis.
Empezar a comunicarnos con los pacientes desde una actitud empática supone darles
respuestas de feedback, o sea, reflejarles no solo las palabras, sino también el
sentimiento de lo que nos ha dicho y el porqué de ese sentimiento.
Por ejemplo:
Paciente: «Mi mujer no ha venido esta tarde, aunque la he esperado largo rato».
Profesional: «Se siente preocupado [sentimiento] porque tal vez piensa que a su
mujer le ha podido pasar algo».
Paciente: «Pues sí, porque ella suele venir todas las tardes a la misma hora…».
En este ejemplo, el profesional hace un feedback con empatía al paciente, lo cual
permite que este se sienta comprendido y no juzgado.
G. Egan (1982) llama «empatía avanzada» cuando llegamos a reflejar no solo lo que
el paciente ha expresado con sus palabras y gestos, sino también lo que ha podido
dejar entrever o expresar a medias. Le estamos ofreciendo al paciente la oportunidad
de ex- plorar lo que puede ser su preocupación más sustancial.
Una pregunta importante y clave para entender y aproximarse a lo que el paciente nos
está comunicando es: ¿cuál es el mensaje clave de lo que me está diciendo?
Cómo mejorar la empatía
1. Darse tiempo a uno mismo para pensar. Intervenir rápidamente cuando el
paciente hace una pausa mientras habla supone que no nos damos tiempo suficiente
para identificar el mensaje que nos acaba de comunicar. Una forma de mejorar la
empatía es aprovechar las pausas del paciente para preguntarnos:
¿qué sentimientos acaba de expresar el paciente?, ¿cuál es su mensaje? Cuando por
cualquier circunstancia veamos que nos hemos perdido o que no comprendemos bien
lo que nos ha dicho, podemos interrumpirle y decirle:
«Déjeme ver si he comprendido lo que está diciendo.»
Esto no supondrá romper su espontaneidad, sino todo lo contrario, le demostraremos
con ello que estamos pendientes de lo que nos está hablando, y todavía más, que
queremos escucharle y comprenderle adecuadamente.
2. Respuestas cortas. Las respuestas del profesional deben ser relativamente
frecuentes, pero también cortas y ajustadas. Los profesionales, al tratar de ser
adecua- dos en sus respuestas, pueden llegar incluso a hablar demasiado, algunas
veces más que el paciente. Esto les sucede con frecuencia a los profesionales que
responden con rapidez sin haber escuchado empáticamente lo que les han dicho los
pacientes y aprovechan la ocasión para soltarles un sermón o demostrarles que saben
mucho de las cosas que le están contando aquellos. Solo falta que le digan:
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 67
«Pensaba que era yo el que quería hablar con usted.»
3. Empatía de tono y de modo. Si el paciente nos está hablando animadamente,
refiriéndose a cualquier éxito o situación que le ha salido bien, y nosotros
respondemos con voz aburrida, cansina, adormilada, como diciendo: «No me
molestes.»
nuestra respuesta no es empática, aunque estemos respondiendo adecuadamente a
sus sentimientos y experiencias.
4. Lenguaje. Los profesionales serán más empáticos cuando su lenguaje esté
más a tono con el léxico, la cultura y la edad de los pacientes.
Sugerencias para expresar la empatía
1. Atiende con detenimiento todo lo que te dice el paciente, tanto el contenido
como el sentimiento, así como a la forma en que lo expresa.
2. Escucha principalmente los mensajes que son básicos y vitales para el
paciente.
3. Si tienes dudas sobre lo que te dice, pregúntale si has entendido bien lo que te
ha comunicado, o bien pídele que te lo repita.
4. Sé sensible no solo a los sentimientos más claros del paciente, sino a los que
no aparecen tan claros en su comunicación.
5. Emplea las respuestas del paciente a lo que le dices como la mejor guía para
darte cuenta de si os estáis comprendiendo o no.
Otra forma de explicar la empatía
Decíamos, en el capítulo 1, que captamos la realidad a través de diversos filtros
(nuestros sentidos, la predominancia de uno u otro hemisferio, nuestra educación
social, cultural, familiar.
Figura 5-12 Filtros con los que captamos la realidad
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 68
Con el fin de comprender esto de forma más clara, vamos a presentarlo con el ejemplo
de una cámara fotográfica (analógica) de varios filtros. Al hacer una foto podemos
considerar dos tiempos. En el primer tiempo observamos lo que vamos a fotografiar y
hacemos la foto. En el segundo tiempo, llevamos el carrete a la tienda para que nos
haga el revelado. Pues bien, vamos a ver esto con lo que exponemos a continuación:
1. Primer tiempo: observar y sacar la foto. Observamos que el receptor está
captan- do con sus filtros, como con una cámara fotográfica, la torre de un faro. Por
otro lado, también el emisor está captando, con su cámara fotográfica y sus filtros, la
torre de un faro. Si cada uno permanece con su cámara sin ponerse en el lugar del
otro, tendremos que ninguno de los dos está observando lo mismo, la torre del faro,
pues cada uno captará su realidad. Por tanto, si cada uno quiere comprender lo que el
otro capta, tendrá que dejar su posición, es decir, sus filtros, e intentar captar la
realidad a través de los filtros del otro. Tarea difícil; pero si esto no se intenta, será
imposible llegar a comprenderse, pues sucede con muchísima frecuencia que, debido
a estos filtros que señalamos en la figura 5-12, hablando de lo mismo no nos referimos
a lo mismo, pues estamos condicionados por nuestros sentidos, nuestra cultura,
filosofía de vida, familia, etc. Vamos a ver y comentar algunos de estos filtros:
a. Primer filtro: nuestros sentidos. Por ejemplo, si tomamos el sentido de la vista,
observamos que cada persona, al mirar un mismo objeto, se queda con unos aspectos
y deja o rechaza otros, y aún más, todo lo que ve tiende después a interpretarlo desde
su punto de vista. Así, al ver un paisaje, por ejemplo, del desierto, a unos les pare- ce
precioso, y a otros, triste, aburrido, monótono, etc., y según cada uno lo percibe y lo
siente, así se comunica con los otros, diciendo: «Es un paisaje que deprime», o bien si
le gusta, dirá: «Es un paisaje maravilloso». La misma realidad pero percepciones
distintas. Otro ejemplo: un profesional (médico, enfermera...) asiste a una intervención
quirúrgica y la percibe de forma muy diferente a otra persona que no pertenece al
gremio, que puede considerarla como algo horrible, desagradable, etc. Y así, la forma
de narrarla variará enormemente si la comenta un profesional o si lo hace un familiar.
Si esto pasa con el sentido de la vista, lo mismo ocurre con cada uno de los otros
sentidos: que cada uno percibe la realidad de forma muy subjetiva y desde esta forma
de percibir se comunica con los otros, pensando que todos ven, oyen, tocan, gustan,
etc., y, sobre todo, interpretan la realidad de la misma manera que él, cuando
sabemos que no es así. Obviamente, esto lleva a problemas de comunicación, pues
viendo lo mismo no ven lo mismo, oyendo lo mismo no oyen lo mismo, etc. Y esto
pasa, no porque materialmente no oigan lo mismo, sino porque lo que oímos, o lo que
vemos, tendemos a interpretarlo, por lo que resulta que si no hay un feedback, no
comprenderemos lo que el otro ve, oye, interpreta, etc., sino nuestra interpretación,
traduciéndose en una falta de empatía.
b. Segundo filtro: nuestra parte neurológica. De todos es conocido que tenemos
en nuestro cerebro dos hemisferios, el izquierdo y el derecho. A grandes rasgos
podemos decir que en uno domina más lo racional, lo abstracto, etc., y por tanto es
más frío, más calculador, etc. En el otro hemisferio dominan más los aspectos
sensibles, los detalles, lo artístico, etc. Uno es generalmente más dominante en los
hombres, y el otro en las mujeres; de aquí las diferencias. Por tanto, a la hora de
captar la realidad, según predomine un hemisferio u otro, cada persona dará más
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 69
prioridad a uno u otro aspecto. Esto nos lleva a comprender por qué no nos
entendemos muchas veces al comunicarnos (sobre todo en la pareja o un hombre y
una mujer), y es que nuestra percepción de la realidad está influida por uno u otro
hemisferio y, así, influidos por el hemisferio dominante, captamos la realidad, la
procesamos y la comunicamos.
c. Tercer filtro: los aspectos sociales y culturales. Todas las personas hemos
nacido en un lugar determinado. Este lugar tiene su cultura y, por tanto, su forma de
concebir la vida, las relaciones, las fiestas, la manera de comprender ciertas
costumbres, etc. Estas nos condicionan al relacionarnos con personas que han nacido
en otro lugar y que, por tanto, son hijas de su cultura, sus costumbres, sus formas de
vida, etc. En consecuencia, esto nos condiciona en nuestras relaciones, pues
tendemos a comunicarnos según nuestra cultura, costumbres, formas de vida, etc., las
cuales pueden chocar con las de otras personas. Si no hay una empatía para saber,
poniéndose en el lugar de la otra persona, cómo vive estos aspectos sociales y
culturales que le han marcado, no podrá comprenderla, y, por tanto, tendrá un
problema de comunicación. Incluso dentro de la propia familia vemos cómo social y
culturalmente somos diferentes, lo cual nos lleva a que ha- ya conflictos en las
relaciones, si no tenemos en cuenta esto que acabamos de decir.
d. Cuarto filtro: la filosofía, la religión, las creencias de cada uno. Otro de los
filtros que condicionan nuestras relaciones son: la religión, las filosofías de vida, las
creencias, etc. Todos somos conscientes de que, por ejemplo, en nuestro país, la
religión católica condiciona para bien o para mal muchas de nuestras formas de
pensar, vivir, actuar, etc. Esto también se observa en los países integristas, donde es
la religión la que determina lo que está bien o mal, incluso en el ámbito político. La
religión (creencias, filosofías de vida) nos lleva a una concepción de la vida a partir de
unas normas, una moral, una culpabilidad, etc., que otras personas de otra religión,
creencia o filosofía no tienen ni comparten. Esto también es fuente de conflicto, pues
nos comunicamos considerando estas influencias y, así, juzgamos, moralizamos,
criticamos ciertas actitudes, ritos o normas, etc., teniendo en cuenta nuestra
concepción religiosa, filosófica o de creencias. La empatía nos dirá que no podemos
juzgar, criticar, moralizar, etc., sino que tenemos que ponernos en el marco religioso o
filosófico de la otra persona para comprenderla desde ahí.
e. Quinto filtro: los aspectos familiares. También la familia como portadora de
vivencias, valores, costumbres, normas, gustos, educación, etc., condiciona la forma
de pensar, vivir, sentir, la realidad de cada uno de sus miembros. Esta forma,
lógicamente, puede chocar con el modo en que otras personas han sido educadas en
sus respectivas familias, dando lugar a conflictos relacionales. También sucede que
creemos que, como en nuestra familia se tiene una «forma de vida», también los otros
la percibirán o tendrán de la misma manera. Si no hay un feedback y mucha empatía
para comprender cómo el otro ha vivido la realidad en su familia, nos costará mucho
comprenderle, pues recordemos que también nos comunicamos desde la perspectiva
que cada uno ha vivido en su ambiente familiar.
f. Sexto filtro: los aspectos individuales. Continuamente estamos cambiando.
Nuestros estados de ánimo se suceden. Ahora estoy relajado y dentro de unas horas
puedo estar estresado. Ahora tengo hambre y dentro de un rato estoy saciado, etc. Es
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 70
decir, los estados de ánimo por los que vamos pasando nos condicionan para captar la
realidad: no vemos las cosas ni respondemos de la misma manera cuando estamos
cansados que cuando estamos descansados. Esto quiere decir que nuestros estados
de ánimo nos condicionan en la comunicación con nuestro interlocutor. Si no tenemos
esto en cuenta, resulta que no solo nosotros —condicionados por estos estados de
ánimo— podemos tener una visión distorsionada de la realidad, sino que también
pretendemos en nuestra comunicación mostrar al otro que llevamos razón. Por tanto,
si no tenemos en cuenta el estado de ánimo o la situación por la que está pasando
nuestro interlocutor o paciente, y no se lo reflejamos mediante el feedback y la
empatía, entraremos en conflicto con nuestro interlocutor. El emisor nos habla desde
su forma de captar la realidad condicionada por los filtros que acabamos de describir.
Pero resulta que el receptor también capta la realidad condicionado por los filtros de
sus sentidos, su parte neurológica, sociocultural, religión y creencias, familia, vivencias
individuales. Si quiero escuchar a mi interlocutor y lo escucho sin dejar mis propios
filtros, entonces resulta que no veo la realidad de mi interlocutor desde su punto de
vista, sino desde el mío, lo cual me llevará a no ponerme en su lugar, a no
comprenderlo; en definitiva, a no ser empático y, por tanto, a que no se sienta
comprendido. Sabemos que esto es sumamente difícil, pero si no «renuncio» a mis
filtros para intentar «ver, sentir, vivir los aspectos sociales, religiosos, familiares, etc.»,
desde la perspectiva de mi interlocutor, no podré comprenderlo. De ahí que a veces el
paciente se rebele cuando le decimos: «Le comprendo», y aún más: «Le comprendo
perfectamente», y nos responda (sobre todo si es mayor y el profesional joven): «Tú
qué vas a comprenderme, si, como quien dice, acabas de nacer». Recordemos que
siempre comprendemos desde la imagen que me hago de lo que mi interlocutor me
dice, pero realmente, ¿siento desde él su dolor, desesperación, etc., o es como yo me
lo imagino? En este caso, se es más empático diciéndole: «Me imagino lo dura que
tiene que ser para usted esta situación», que no esto otro: «Le comprendo
perfectamente», a pesar de que nos parezca que le comprendemos porque nosotros
hemos vivido situaciones parecidas. Ni que decir tiene que, considerando lo que
acabamos de decir, todo lo que sea juzgar, criticar, condenar, moralizar, etiquetar,
comparar, aconsejar, etc. (obstáculos a la comunicación de los que nos ocuparemos
en el capítulo siguiente), demuestra que no tenemos ninguna empatía con nuestro
interlocutor o paciente.
2. Segundo tiempo: una vez que el emisor ha captado la realidad a través de los
filtros que acabamos de señalar, al modo como lo hacemos con una cámara
fotográfica (la corriente neurolingüística llama a esto captar la realidad a través de
nuestra estructura profunda), vamos ahora —segundo tiempo— a «revelar las fotos»
que hemos sacado. ¿Y qué es lo que nos aparece? A primera vista, tomando el
ejemplo de la imagen de un faro, se trata de la torre de un faro, pero cada uno se ha
detenido en aquellos detalles que para él, debido a su forma de ver la vida y las cosas
(es decir, debido a sus filtros), ha estimado pertinente resaltar. Así que, a pesar de que
ambos ven la torre del faro, no ven la misma torre, pues cada uno la percibe desde su
punto de vista. De aquí esos principios que tanto nos gusta repetir: «Lo que está claro
para ti, solo lo está para ti», «Viendo lo mismo no vemos lo mismo» o «Hablando de lo
mismo no hablamos de lo mismo». Por tanto, una vez más, al exponer a los demás
nuestro mundo, lo hacemos de una forma tan peculiar que, como el interlocutor intenta
captar lo que le decimos a través de sus filtros y no a través de los nuestros, nunca
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 71
llega a comprendernos plenamente. A esto hay que añadir que al exponer lo que uno
ha captado o vivido de la realidad, es decir, «al revelar al otro la foto que hemos
sacado según nosotros hemos captado la realidad», la deformamos, pues no
hablamos de todos los detalles con los
FIGURA 5-13 A. Filtros con los que captamos la realidad. B. Filtros al expresar la
realidad captada.
Que hemos filtrado la realidad, sino que se suele tender a emitir la captación de la
realidad o el mensaje de forma general, olvidando los detalles, los cuales dan la
especificidad de lo vivido o filtrado; expresar el mensaje de forma generalizada nos
lleva a que este se dé haciendo grandes eliminaciones de aspectos que pueden ser
incluso muy importantes, o bien a que, sin darnos cuenta, estemos distorsionando la
cantidad de información que uno tiene y el otro no. Todo esto nos lleva a una mayor
complicación de la comunicación y a una mayor dificultad para entendernos, pues lo
que el interlocutor ha captado, a la hora de manifestármelo, resulta que elimina o
generaliza tanto que es difícil comprenderlo. Pongamos un ejemplo:
Un alumno que ha estudiado durante varios días, a la hora de responder al examen
cree que sabe la materia, pero lo que aparece en el examen son grandes
generalizaciones: ha eliminado cantidad de detalles y en muchos casos hasta ha
distorsionado la realidad (fig. 513).
Otro ejemplo: le digo a un alumno que nos hable de algún pueblo que haya visitado y
que nos lo describa. A veces ha estado varios días en ese pueblo y a la hora de
describirlo nos dice frases como estas: «Es un pueblo pequeño» (generalización); «Es
muy bonito» (generalización e incluso distorsión, pues bonito, feo, etc., son
valoraciones muy personales); «Tiene edificios antiguos» (generalización y
eliminación, pues ¿qué quiere decir con «edificios antiguos»?); «Tiene pocos
habitantes», etc. Como se aprecia en todas estas descripciones, lo que hace es
construir una imagen muy personal del pueblo que nos narra, pero es imposible tener
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 72
en nuestra mente una foto real de cómo es en realidad ese pueblo. Si dijera: «¡Oh!,
qué pueblo más bonito, más aburrido…», estaría hablando de la imagen que yo me he
hecho del pueblo, no del pueblo que es en realidad.
Todos estos filtros nos llevan a darnos cuenta de la importancia de la empatía
manifestada con el feedback si queremos comprender al otro y que el otro nos
comprenda. Sabemos que practicar la empatía es muy difícil, pero si queremos
comprendernos no vemos otra alternativa.
Expresiones que muestran la falta de empatía
• Referirse a los pacientes por su enfermedad: «la apendicitis del 2012».
• Referirse a los pacientes por su condición o estado: «el abuelo de la 200», «el
terminal de Zamora».
• Referirse a los pacientes por sus percepciones subjetivas: «Acaba de ingresar
la ansiosa…».
• Quitarle importancia a la situación: «Tranquila, que no es nada; eres una
quejica».
• Trivializar lo que el paciente vive, dice o expresa: «Esto no es nada, hay gente
que está mucho peor…».
• No creer en el paciente: «Estás exageran- do, no te puede doler tanto…».
• Hacer comentarios: sin mirar al paciente, o entre los profesionales delante del
paciente sin tener a este en cuenta, o ha- blando solo con la familia y no con el
paciente.
• Entrar en la habitación y verificar el gotero o los aparatos sin mirar ni saludar al
paciente. Este ha quedado reducido a menos que un objeto.
• Sentirnos molestos por sus llamadas o quejas: «Y ahora ¿qué es lo que
quieres? No estás en un hotel de cinco estrellas».
• Banalizar las situaciones del paciente sin respeto: «Desde luego, no paras de
llamar la atención…».
• Es nuestra actitud la que mueve realmente a las emociones, y son los
pensamientos negativos o distorsionados los que nos impiden mostrarnos empáticos.
Lo importante no son los acontecimientos, sino lo que nosotros pensamos o sentimos
de los mismos.
Beneficios de la empatía
Bermejo (2012), citando a R. Tausch y A.M. Tausch (1987), G. Dietrich (1985), M.
Soria- no (2005), nos dice que los beneficios de esta actitud serían los siguientes:
• Suscita sentimientos y experiencias relevantes.
• Estimula la autoexploración.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 73
• Favorece la autoconfrontación.
• Transforma constructivamente a los interlocutores.
• Favorece el dinamismo psíquico y el desarrollo constructivo de la personalidad.
• Intensifica el diálogo crítico con sus propias vivencias.
• Alivia al exteriorizar la carga afectiva.
• Favorece la aceptación de sí mismo.
• Despoja de las apariencias y las más- caras.
• El ayudado se siente valorado y aceptado como persona.
• El ayudado se siente reafirmado en su propia existencia como persona original,
autónoma y valiosa.
• El ayudado aprende a aceptar los propios sentimientos.
• Enseña al ayudado a confiar en su propia experiencia.
• Ayuda a que el ayudado explore su problema con libertad y se autoexplora más
profundamente.
• Fomenta la responsabilidad del ayudado.
• Contribuye eficazmente a superar la soledad del ayudado.
• Crea una base sólida que consolida los procesos de la relación de ayuda.
• Mejora el nivel de autoconocimiento del propio agente de ayuda.
Respeto o aceptación incondicional del paciente
La concepción del otro se basa, en general, en una información insuficiente de lo que
él dice o hace o nosotros captamos de él, pues fenomenológicamente podemos hablar
de lo que nos aparece de él, del «fenomenon», diría
E. Kant, pero no del «noumenon», es decir, de lo que hay detrás de lo que aparece, de
la esencia, pues no lo conocemos o no sabemos por qué obra o actúa así; esto nos
lleva a no juzgar por las apariencias, las cuales nos llevan a equivocarnos con
frecuencia.
Pongamos un ejemplo: el paciente, en una situación que le produce angustia, puede
comportarse de tal manera que sea mal interpretado por el profesional, ya que este no
sabe lo que está viviendo. Otro ejemplo: el paciente se muestra enfadado, el
profesional se lo reprocha sin tener en cuenta por qué está así, o qué es lo que le ha
provocado el enfado. La persona nos aparece como un misterio. No podemos predecir
lo que hará. No conocemos su pasado e ignoramos lo que ocurre en su interior.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 74
Escuchemos lo que a este respecto nos dice C. Rogers (1967):
«[…] ¿Soy yo capaz de experimentar actitudes positivas hacia el otro: calor, atención,
afecto, interés, respeto?»
«Solemos tener grandes dudas a la hora de experimentar estas actitudes positivas
hacia el otro, ya que estas pueden someter nos a una serie de exigencias con
respecto a nosotros mismos o producirnos una decepción y tememos las posibles
consecuencias. También tenemos tendencia a establecer una distancia entre nosotros
y los otros.»
«[…] En el campo clínico desarrollamos diagnósticos con formulaciones complicadas a
través de los cuales la persona es tratada como un objeto […] Yo tengo la impresión
de que, de esta manera, podemos evitar experimentar el interés que sentiríamos si
reconociéramos que se trata de una relación entre dos personas.»
¿Qué ocurre cuando se escucha y las personas revelan su verdadero yo a los otros?
He aquí algunas consecuencias posibles:
1. Toman conciencia de hasta qué punto son iguales o diferentes de los otros en
cuanto a pensamientos, sentimientos, esperanzas, reacciones, etc.
2. Toman conciencia de las necesidades de la persona, y de este modo son
capaces de ayudarla y de ver que sus necesidades no son satisfechas.
3. Descubren también hasta qué punto la persona se adapta a las normas
morales y éticas o se distancia de ellas.
¿Qué es lo que nos hace abrirnos o no a los otros? Nuestra experiencia nos muestra
que una persona se deja conocer si el que la es- cucha actúa de buena voluntad. La
revelación de sí mismo es una prueba de amor y con- fianza. Si yo amo a alguien, no
solamente me esfuerzo por conocerle, sino que también le expreso mi amor
permitiendo que me conozca. Mediante este gesto, yo permito que el otro me ame.
Pero cuando una persona no se revela totalmente a sí misma, pierde el contacto con
la realidad y aparece la enfermedad.
Es también un hecho evidente que una persona no puede llegar a conocerse si no se
revela al otro. Cuando alguien es capaz de revelarse completamente a otro, aprende a
aumentar sus contactos con su yo auténtico y puede estar más capacitado a partir de
este momento para dirigir su destino partiendo de lo que conoce de sí mismo. Veamos
lo que nos dice C. Rogers:
«[…] ¿Soy capaz de respetar enérgicamente mis propios sentimientos, mis propias
necesidades como respeto las del otro? ¿Puedo poseer y experimentar mis propios
sentimientos como algo propio e independiente de los sentimientos del otro? ¿Soy
bastante fuerte e independiente para no deprimirme por su depresión, angustiarme por
su angustia o dejarme absorber por su dependencia?
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 75
¿Mi yo interior es suficientemente fuerte para sentir que no soy destruido por su
cólera, ni invadido por su dependencia, ni reducido a la esclavitud por su amor, sino
que existo independientemente de él con sentimientos y derechos propios? Cuando
puedo sentir con fuerza mi propia independencia, entonces descubro que me puedo
consagrar más a comprender al otro y aceptarlo porque no temo perder mi propio yo.»
«[…] ¿Mi seguridad interior es bastante fuerte para permitirle ser sincero o hipócrita,
infantil o adulto, desesperado o presuntuoso? ¿Puedo permitirle que sea libremente él
mismo?, o bien ¿siento que él debería seguir mis consejos o permanecer dependiente
de mí o servirle de modelo?»
«[…] Tras mi experiencia, cuando mi actitud es condicional, el paciente no puede
cambiar o desarrollar los aspectos de su personalidad que no son completamente
aceptados por mí. Y cuando más tarde —y a veces demasiado tarde— intento
descubrir por qué no he sido capaz de aceptar todas sus facetas, encuentro que suele
ser general mente porque he tenido miedo o he sentido amenazado mi propio yo por
algún aspecto de sus sentimientos. Para poder ayudar más es necesario que
desarrolle mi propio yo y que acepte mis propios sentimientos.»
«[…] ¿Soy capaz de ver al otro como una persona en evolución, o por el contra rio
permanezco atado a su pasado o al mío? Si en mi relación con el otro lo trato como a
un niño inmaduro, como a un alumno ignorante, como a una persona neurótica o
psicótica, cada uno de estos conceptos pone límites a nuestra relación. M. Buber
utiliza la expresión: “confirmar al otro”, significa […] aceptar todas sus potencialidades
[…] Yo no puedo conocer en él a la persona que puede llegar a ser. Yo le confirmo en
mí mismo y en él mismo las potencialidades que puede desarrollar y lo que puede
evolucionar» (Rogers y Kinget, 1967).
Bermejo (2012) nos dice: «Quien transmite con las palabras, pero especialmente con
la “mirada” (no solo la de los ojos), que está dispuesto a acoger cualquier cosa, que
nada desencadenará juicios moralizantes, que nada sorprenderá tanto al terapeuta
como para no seguir comprendiéndolo y haciendo el apasionante viaje al interior de
una biografía personal […] quien se comporta así, genera una confianza tal que
permite abrir el baúl del corazón y liberar aquello que empieza a intuir que puede ser
comprendido sin límite alguno».
El profesional que respeta a su paciente cree en él, lo escucha atentamente y se
abstiene de caer en lo que Gordon llama las barreras de la comunicación (que
señalaremos más adelante) y que nosotros llamamos también obstáculos a la
comunicación y al crecimiento personal.
Cuando nos sentimos libres para ser nosotros mismos en presencia de otra persona,
es porque nos sentimos respetados por el otro. Cuando un paciente se siente libre
para ser él mismo con el profesional es por- que este último le respeta. Nada resulta
tan gratificante como escuchar de un paciente lo siguiente: «Con usted siento
confianza y libertad para comunicarme como yo soy».
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 76
El respeto implica «el aprecio de la dignidad y valor del paciente y su reconocimiento
como persona».
Se parte, por tanto, de una consideración hacia la libertad del paciente y su derecho a
tomar las decisiones que él considere más convenientes. «Cuanto más comprendido y
aceptado se siente el paciente, más fácil le resulta abandonar los mecanismos de
defensa con que ha encarado la vida hasta ese momento y comenzar a avanzar hacia
su propia maduración» (Rogers, 1968).
La aceptación supone «un cálido respeto hacia la persona, como individuo valioso,
independientemente de su condición, conducta o sentimientos…, al margen del
carácter negativo o positivo de sus actitudes. Esa aceptación de cada uno de los
aspectos de la otra persona le brinda calidez y seguridad en nuestra relación»
(Rogers, 1968).
Expresión del respeto por parte del profesional
El respeto no se comunica mediante palabras («yo te respeto», «respeto tu forma de
ser y de pensar»), sino a través de las acciones. Y se manifiesta a través de:
1. La voluntad de estar a disposición del paciente: disposición para emplear el
tiempo y la energía necesarios en cuanto los pacientes nos necesitan y nosotros
podemos. Muchas veces perdemos el tiempo en cosas banales; deberíamos
preguntarnos si son tareas más urgentes que el escuchar al paciente.
2. Viendo al paciente como una persona única: los profesionales deben fomentar
la propia individualidad de cada paciente y contribuir a su desarrollo constructivo
considerando esta individualidad como un valor en sí mismo. No se trata de exigir que
todos los pacientes sean iguales en sus actitudes y comportamientos.
3. Viendo al paciente como tendente a la autonomía: el respeto se manifestará de
una forma más auténtica partiendo de la consideración que los pacientes tienen de sí
mismos, de sus cualidades y recursos, los suficientes como para ser capaces de
enfrentarse a su enfermedad. Estas cualidades pueden estar bloqueadas o impedidas,
bien por la educación, la enfermedad, o bien porque no han sido estimulados e
informados lo suficiente para que las pongan en funcionamiento, y tarea nuestra como
profesionales es lograr que ellos descubran esas cualidades y las ejerzan.
4. Respetando la intimidad del paciente: la falta de respeto a la intimidad del
paciente también dificulta la empatía. Esta falta de respeto se da cuando des-
cuidamos el pudor del paciente durante la exploración física o los cuidados que exigen
intimidad, así como en la intromisión inoportuna en aspectos íntimos durante la
entrevista clínica o el descuido del entorno asistencial (entrada de otras personas,
despertarle bruscamente, las luces, los ruidos, la forma de entrar en su habitación, que
es como su casa, su intimidad, etc.). Siempre que estemos ante el paciente,
pensemos: si estuviera en su lugar, ¿me sentiría respetado y tratado con delicadeza?
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 77
Sugerencias sobre cómo expresar el respeto
La actitud hacia el paciente es respetuosa si:
1. Te preocupas de su bienestar y de la calidad de los cuidados y no das
preferencia a otros intereses u «obligaciones».
2. Ves a cada paciente como un ser único, más que como un intento de que sea
como tú eres o quisieras.
3. Lo ves capaz de tener sus propias cualidades e ideas y le estimulas a que las
ponga en práctica.
4. Ayudas al paciente con tu aliento y apoyo, y sin condiciones.
5. Te guardas cualquier juicio crítico sobre su persona y sus comportamientos.
6. Le animas a que se exprese libremente.
7. Etcétera.
Escala de niveles de consideración positiva e incondicional hacia el otro
Nivel 1. El profesional nocivo:
1. Da respuestas que no manifiestan ningún respeto hacia el paciente.
2. Reduce a la persona a una cosa o a un caso de tantos.
3. Impide al paciente ser él mismo y, para aceptarlo, este debe comportarse como
otra persona o como piensa el profesional.
Nivel 2. El profesional no ayuda cuando:
1. No se centra en lo que vive, siente y manifiesta el paciente, sino en lo que
debería sentir, vivir o manifestar.
2. No se respeta a sí mismo y, por tanto, no se permite ser él mismo.
Nivel 3. El profesional comienza a ayudar cuando:
1. Escucha lo que vive y siente el paciente, y la manera de utilizar sus recursos.
2. Acepta los sentimientos del paciente de forma empática.
3. Permite libremente la expresión de sentimientos del paciente y también
comparte sus propios sentimientos.
Nivel 4. El profesional ayuda cuando:
1. Manifiesta un respeto profundo por lo que vive y siente el paciente.
2. Anima al paciente a ser él mismo como individuo único.
3. Confirma al otro, aceptando todas sus potencialidades y capacidades.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 78
Nivel 5. El profesional ayuda aún más cuando:
1. Acepta la manifestación profunda de los sentimientos del paciente.
2. Se respeta a sí mismo y no juega a ser un profesional frío y distante.
3. Crea relaciones que facilitan el crecimiento del otro como persona
independiente.
4. Manifiesta sus propios sentimientos frente al sentimiento del paciente,
ayudándole al mismo tiempo a aceptar la realidad y a poder reestructurarla.
OBSTÁCULOS A LA COMUNICACIÓN O RECEPCIÓN DEL MENSAJE
Luis Cibanal Juan y María del Carmen Arce Sánchez
INTRODUCCIÓN
Al revisar nuestra comunicación nos damos cuenta —si consideramos las actitudes
señaladas anteriormente por C. Rogers y R. Carkhuff— que solemos caer en los
obstáculos a la comunicación que se ex- ponen a continuación (Gordom, 1978) y que
incluso van a impedir el crecimiento personal.
DIRIGIR, MANDAR
Cuando una persona o paciente se comunica con nosotros y nos expone algún
problema o preocupación y le contestamos dirigiendo o mandando lo que debe hacer
en esa situación, le estamos dando a entender en la comunicación que no estamos
teniendo en cuenta sus sentimientos, necesidades, deseos o problemas; por tanto,
obviamos la información que el paciente quiere darnos. Por ejemplo, cuando le
respondemos:
«Tú lo que debes hacer es…», en lugar de: «Veamos qué solución es la más
adecuada», o «Vamos a ver qué es lo que te preocupa realmente».
Con estas respuestas estamos diciéndole implícitamente a la otra persona que su
comportamiento es inaceptable o que su inquietud no vale la pena, o que no creemos
en su capacidad para resolver sus problemas.
«Deja ya de preocuparte, la cosa no es para tanto». En lugar de decirle: «Veo que
sigues muy preocupado. ¿Qué crees que te ayudaría?».
Con esta actitud podemos provocar en la otra persona un resentimiento o disgusto
contra nosotros, que puede derivar incluso en sentimientos de hostilidad o que opte
por ponerse a la defensiva, o bien que se resista a aceptar nuestro «mandato», pues
de alguna manera puede recordarnos frases que ya nos decían cuando éramos
pequeños o adolescentes.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 79
Si el profesional asume la responsabilidad de la vida del paciente, no le ayuda, sino
que le perjudica, pues refuerza los sentimientos de dependencia, pasividad,
desvalimiento o inferioridad, impidiéndole el desarrollo de su iniciativa.
La otra persona (paciente) puede percibir que no tenemos ninguna confianza en su
capacidad y competencia para ver por sí misma una solución a sus problemas.
También nos podíamos preguntar si detrás de estas actitudes de dirigir y mandar no
se oculta la necesidad de sentirnos necesarios y asegurarnos la necesidad que
tenemos de que otros dependan de nosotros para así sentirnos valorados.
Por tanto, si en vez de dirigir, mandar, imponer lo que debe hacer, le preguntamos
cómo se siente y qué le ayudaría ante esta situación, tendríamos un mejor resultado,
el paciente se sentiría más valorado y re- forzaríamos su autoestima al comprobar que
él tiene recursos para hacer frente a la situación.
AMONESTAR, AMENAZAR
Cuando nos dirigimos hacia nuestro comunicante en tono de amonestación o
amenaza, podemos provocar en él los mismos efectos que el obstáculo anterior.
Incluso agregamos con este las consecuencias que se derivarán:
«Si no haces lo que te digo, lo vas a pasar muy mal», o se han derivado:
«Si ya te lo decía yo…», de no tener en cuenta nuestro mandato.
Con una actitud tan amenazante estamos demostrando muy poco respeto hacia la
libertad de la otra persona. Podemos lograr incluso que se sienta temerosa y sometida
a nuestras exigencias. De alguna manera, se busca el sometimiento de la otra
persona; a veces se le llega a condicionar con frases como: «Si no haces lo que te
digo, entonces deberás atenerte a las consecuencias».
Los efectos indeseables de tales mensajes llevan a poner al paciente en una situación
molesta, pues si se somete al profesional evitará sus reproches, pero se sentirá
humillado; y si se rebela y no acepta la propuesta, quedará sometido a las sanciones
que le ha dicho.
En otras ocasiones, la persona puede adoptar una posición de resistencia activa como
respuesta a dichas amenazas y pensar:
«Pese a todo, voy a hacer lo que yo crea conveniente»
Como una forma de comprobar si estamos dispuestos a mantener nuestras amenazas
hasta el final.
Los resultados que se obtienen bajo la amenaza son siempre negativos, pues el
interlocutor se siente humillado y, a la larga, consciente o inconscientemente, va a
boicotear, olvidar, etc., las medidas tomadas bajo la amenaza.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 80
En lugar de amonestar, amenazar, lo más adecuado es, en primer lugar, cuando el
interlocutor (paciente) nos comunica una situación en la que está actuando o
comportándose de una determinada manera que a nosotros (profesionales) nos
parece que es inadecuada, en lugar de amonestarle o amenazarle diciéndole que su
proceder no está bien, debemos reflejarle, mediante un feedback, lo que nos ha dicho
y clarificar cuál es su demanda al decírnoslo, pues si sabe que es para que le
amonestemos o reprochemos, seguro que no nos lo comunica.
Por ejemplo, el paciente nos dice: «Esta mañana no me he tomado la medicación». Si
ante este mensaje del paciente le respondo: «Pues ya sabes lo que te va a pasar si
no te la tomas….”” O eres irresponsable…”
Lógicamente el paciente se va a sentir de alguna manera agredido. Si por el contrario
le digo (teniendo en cuenta una buena comunicación: contenido, sentimiento,
demanda, relación): «Me dices que no te has tomado la medicación [contenido],
¿cómo te sientes? [sentimiento] al decirme que no te has tomado la medicación, ¿qué
esperas de mí? [demanda]», entonces el paciente me dirá por qué me comunica esto y
lo que espera de mí, y estoy por asegurar que la mayoría de las veces no espera una
amenaza o amonestación.
MORALIZAR, EVALUAR, CULPAR
Este tipo de comunicación «evaluativa-moralizadora» logra provocar en las personas
una actitud de «sentirse obligadas» a aquello que está en sintonía con nuestros
dictámenes moralistas, dependientes al fin y al cabo de nuestro sistema de valores y
no como algo que salga de su interior, fruto de su conciencia. Actuar de esta forma es
no tener en cuenta ni respetar su modo de percibir la realidad y los valores de nuestro
interlocutor. Ante tantos «deberías…», «tendrías que ser…» la persona responde
resistiéndose y defendiendo su postura con mayor terquedad ante nuestra actitud
crítica.
Cuando nos comunicamos de esta forma estamos transmitiendo al otro nuestra
desconfianza hacia su sistema de valores, ofreciéndole, eso sí, el nuestro como el más
correcto:
«Yo que tú lo haría…», o bien: «Desde luego, estás totalmente equivocado, tu actitud
es vergonzosa».
Todo ello provoca en las personas sentimientos de culpabilidad, hace que se sientan
incómodas y molestas, de que no están haciendo las cosas como dicta la sociedad, de
ser «la oveja negra». Es decir: «No deberías decir o hacer cosas que te avergüencen y
que nos dejen en mal lugar»; «Mira, las cosas son así y no hay que darles vueltas»;
«Realmente tú tienes la culpa de todo lo pasa”
Implica, en definitiva, que no demostramos tener fe en la capacidad de la otra persona
y no aceptamos que pueda tener sus propias opiniones, una actitud crítica y valores
propios. El efecto de este obstáculo es que mina la autoestima de la persona,
volviéndola insegura e indecisa; le produce sentimientos de que no vale e, incluso, de
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 81
que es mala, provocando también un cierto resentimiento hacia las personas que los
culpabilizaron.
La forma adecuada de comunicar, ante estas situaciones en las que nuestra manera
de ver la realidad o nuestros valores no coinciden con los de nuestro interlocutor,
puede ser:
1. Por una parte, tener en cuenta mediante la empatía, el feedback y la demanda,
por qué nos comunica esto y qué espera de nosotros.
2. Por otra parte, comunicarle, por ejemplo:
«Mira, tú lo ves de esta manera, yo lo veo de esta otra. ¿Quieres que dialoguemos
sobre esto?». Si su comportamiento me ha provocado algún trastorno o malestar,
podemos darle el «mensaje yo», del que hablamos más adelante, por ejemplo:
«Cuando no te tomas la medicación, me siento preocupado, porque puedes tener una
recaída seria y esto te afectaría a ti y a mí. ¿Qué crees que podemos hacer?».
ACONSEJAR, DAR SOLUCIONES INMEDIATAS
Cuando nuestra actitud comunicativa es dar consejos o proporcionar soluciones
inmediatas a la problemática o las preocupaciones de la otra persona empujándola a
que actúen teniendo en cuenta nuestro sistema de valores y adoptando la solución
que le ofrecemos, demostramos una falta de confianza en que esa persona pueda
resolver por sí misma sus propios problemas:
«Lo más sensato en esos momentos es que sigas mis consejos…»,en lugar de decirle:
«¿Qué crees que te ayudaría en esta situación y en qué medida crees que yo puedo
ayudarte?».
Provocamos en nuestro interlocutor una dependencia continua hacia nuestras
soluciones, logrando incluso que deje de pensar por sí mismo y que busque sus
propias soluciones; o bien adopta una actitud de dependencia hacia personas de
«prestigio» que le den la respuesta apropiada a cada problema sus- citado, a manera
de recetario.
Cuando actuamos como consejeros «aficionados» estamos dando a entender una ex-
presión de superioridad.
«Yo sé lo que más te conviene; cuando tengas un problema, acude a mí y te lo
resolveré.»
Esto provoca una especial irritación y animadversión en las personas que tienden a
ser independientes en sus valores y comportamientos.
En ocasiones, nuestros «consejos o soluciones» hacen pensar a las personas que no
las hemos comprendido en absoluto, porque la «receta» que les hemos ofrecido no
tiene ninguna viabilidad en su caso; esto puede llevar a que el paciente sienta que nos
importa más su problema que él como persona. Por otra parte, al dar un consejo al
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 82
paciente sin que nos lo pida, este puede tener la sensación de que queremos
liberarnos de él lo antes posible, poniéndole recetas rápidas a su ansiedad.
También esta actitud muestra, por parte del profesional, una falta de confianza en el
paciente para abordar y resolver sus problemas, pues se los damos ya resueltos.
Todo esto puede causar, en algunos pacientes, sentimientos de irritación o
incomodidad por sentirse tratados como niños, sin ningún respeto ni valor por su
capacidad hacia la propia autonomía.
Por tanto, entre las respuestas más adecuadas con el fin de no caer en este obstáculo
tendríamos: por una parte, partiendo de él, antes de aconsejarle o darle soluciones,
preguntarle: «¿A qué crees que se debe el problema o la situación que tienes…?», y:
«¿Qué crees que podías hacer, o qué has hecho hasta ahora o has pensado que te
ayudaría?».
JUZGAR, CRITICAR, INTERPRETAR, CATALOGAR, ETIQUETAR
Con frecuencia adoptamos el papel de jueces críticos ante otras personas, con lo que
logramos que se sientan acobardadas y asediadas por nuestra actitud. Y si esto se
repite con cierta frecuencia, creamos en la persona un sentimiento de inutilidad, de no
valer para nada, de no hacer las cosas bien, de dudar a la hora de hablar, de proponer
o de preguntar algo, y de que nunca será aceptado tal y como él es. Esto lleva a un
bloqueo en la comunicación.
Cuando respondemos a nuestro interlocutor interpretando lo que dice, buscando una
explicación que para nosotros puede ser esencial, se corre el peligro de deformar el
pensamiento o los sentimientos de nuestro interlocutor y deteriorar su imagen, así
como herir su dignidad.
«No dices más que tonterías», o «Te comportas como un niño». «No sé si te has dado
cuenta, que hasta un niño sabe eso», «No sé cómo no sabes una cosa tan
sencilla…».
Cuando con frecuencia juzgamos a una persona, podemos provocar en ella un
retraimiento en la expresión de sus sentimientos, de ahí que busquen a personas que
sean menos críticas y más comprensivas hacia su comportamiento.
De tal forma influyen las críticas en las personas que no es de extrañar que acaben
ocultándonos, no solo sus sentimientos, sino también sus inquietudes y problemas.
Con estas actitudes el paciente se siente rebajado, humillado, inferior: «Tienes menos
cerebro que un mosquito…». Etiquetas como esta llevan al paciente o interlocutor a
cerrarse a la comunicación.
La persona se siente catalogada cuando le ponemos una etiqueta: «Eres un
paranoico»,
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 83
«Eres un fracasado…», incluso debemos ser muy prudentes con ciertos diagnósticos
que estigmatizan a la persona a veces de por vida. Etiquetar a la persona es negarle el
derecho a ser ella, a poder ver las cosas como ella las ve.
Todo esto puede llevar al interlocutor o paciente a tener hacia el profesional ciertos
sentimientos de: resentimiento, pues se siente humillado; desconfianza, pues tiene la
sensación de que se le está encasillando en una categoría de personas; «oposición»
al profesional o receptor, pues no está de acuerdo en que lo etiqueten de esa manera,
cerrándose así a la comunicación y la relación.
La forma adecuada de no caer en este obstáculo puede ser: partiendo del paciente o
interlocutor, mostrar feedback junto con la empatía con el fin de ponernos en su lugar.
Por ejemplo: «Me estás diciendo… No acabo de comprender por qué has actuado
así…», «No acabo de entender el gesto que has realizado cuando te he hablado
de…», «Para mí esto me parece sencillo, no acabo de ver por qué tú no lo llegas a ver
o comprender como yo…», etc. Los prejuicios, estereotipos y presunciones
precipitadas obstaculizan notablemente la comunicación terapéutica, pues juzgar des-
de la irracionalidad impide que se genere la empatía. Los estereotipos sociales como
la cultura diferente, la forma de vestir, de comer, etc., pueden disparar la tendencia a
poner etiquetas tanto en nuestra mente como en nuestras palabras. Así, solemos
decir:
«Los extranjeros visten fatal», «Los jóvenes no piensan más que en…». Ante esas
situaciones es preciso tomar conciencia de nuestra propia reacción para,
inmediatamente, poder modificar nuestra actitud.
Cuidado con nuestras suposiciones, y nuestra forma particular de ver la vida y las
personas, bajo el prisma de que tenemos mucha experiencia. Las suposiciones nos
ciegan. Es prácticamente imposible ver la perspectiva del otro si no tenemos una
mente abierta.
Así, por ejemplo, si consideramos a un paciente como manipulador, busquemos
pruebas que lo demuestren y no demos por real algo que puede que sea nuestra
percepción. Esta actitud va a hacer que no se dé una buena relación con la persona,
sino con la etiqueta que le hemos puesto.
También puede ocurrir que el malestar o la incomodidad que el profesional siente ante
el paciente tenga su origen, no en este, sino en el propio profesional que, sin darse
cuenta, está aplicando prejuicios o estereotipos. Cui- dado con la proyección, porque
quizá lo que le hace al paciente tener un comportamiento desagradable sea su propia
enfermedad, su malestar, su ansiedad o su miedo; la mayoría de las veces no es algo
personal contra el profesional. Por tanto, no hay que responder con una
contratransferencia.
SIMULAR QUE ESTAMOS DE ACUERDO, ALABAR INOPORTUNAMENTE
Cuando expresamos mensajes de alabanza o simulamos que estamos de acuerdo y
ello no coincide con la idea que esas personas tienen de sí mismas, les estamos
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 84
dando a entender la incongruencia de nuestros juicios, por la cual pueden pensar que
podemos estar intentando conseguir algo de ellas: «Si tú lo haces muy bien…» (tono
obliga- torio).
«Venga, hombre, no tengas falsa modestia», en lugar de decirle: «Mira, yo te conozco,
tengo referencias sobre ti que me hacen pensar que me han demostrado que tú lo
haces bien o muy bien, que creo que tienes capacidades para realizarlo bien…; sin
embargo, si te molesta que diga esto en público pues no lo hago, pero quiero que
sepas, de verdad, cómo yo te veo, y que sinceramente no te lo digo por hacer- te la
pelota, u obtener algún favor especial».
Esas simulaciones y alabanzas son un sutil camino de influencia para lograr que esa
persona haga lo que nosotros deseamos y, no es extraño, que la persona reaccione:
«Solo lo dice para provecho propio.»
A menudo, las alabanzas y los elogios se vuelven inoportunos y resultan embarazosos
para la otra persona cuando se hacen en público, porque la obligan a actuar en la
dirección que hemos alabado: «Si fulano es muy chistoso; venga, no te hagas de
rogar.»
Este obstáculo provoca un bloqueo en la comunicación, pues se da una contradicción
entre el concepto que una persona tiene de sí misma y el concepto que el profesional
expresa. El interlocutor o paciente se siente molesto, pues se siente obligado a
responder a las intenciones o la imagen que el interlocutor tiene de él y no sabe si esto
le será posible.
Practicamos este obstáculo cuando hablamos de la persona como: «… es muy
inteligente, ejemplar, modelo…», lo cual puede provocar sentimientos molestos en las
otras personas que la rodean o escuchan.
Las alabanzas pueden provocar en nuestro interlocutor que oculte sus capacidades
positivas para que así no se las saquen en público y se sienta en una situación
embarazosa; o bien, pueden llevarle a una cierta dependencia de ellas.
Recibir mensajes de este tipo, sabiendo que son una forma de manipulación para
conseguir ciertos fines, lleva al interlocutor a sentirse todavía más incómodo, pues se
da cuenta de la falta de autenticidad.
En definitiva, no caeremos en este obstáculo si claramente le expresamos al inter-
locutor que lo que le decimos es porque lo conocemos y lo sentimos así, que no hay
ninguna otra idea o manipulación detrás, pero que si le molesta no lo decimos.
INSULTAR, RIDICULIZAR, AVERGONZAR
Estos tres tipos de mensajes forman parte, quizá con excesiva frecuencia, de nuestra
comunicación cotidiana con las personas, máxime cuando hay confianza, como en las
familias. Cuando insultamos, ridiculizamos o tratamos de avergonzar a alguien,
logramos
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 85
—aunque lo hagamos en tono jocoso— un efecto devastador en la imagen que esa
persona quiere que se tenga de ella: «Cada vez que abres la boca es para decir
tonterías.»
Insultar, ridiculizar, etc., provoca en la persona que lo sufre un sentimiento de
venganza y resentimiento. Este es un tipo de comunicación de «ataque-contraataque»;
si lanzamos un insulto a la otra persona, podemos estar seguros de que nos devolverá
otro, y así sucesivamente; y si no tiene fuerza moral para decírnoslo abiertamente,
seguro que lo pensará:
«Pues anda que tú…»
Cuando enviamos a una persona mensajes tales como: «No debes tener tanto genio»
o «Poco vas a lograr con esa forma de ser» con la intención de lograr en dicha
persona un cambio significativo en su conducta, lejos de conseguirlo, se afianzará
mucho más en su forma de ser o, en todo caso, se le hace sentir inútil, incomprendido,
despreciado. Obviamente, estos mensajes provocan que la comunicación se
interrumpa o no se dé, o que sea muy superficial por temor a que no se respete la
propia intimidad.
La persona que se siente insultada se sentirá herida, despreciada, ridícula, y en el
futuro tenderá a reprimir sus sentimientos y a silenciar sus opiniones para evitar
humillaciones posteriores.
Tengamos en cuenta que, aunque no pretendamos herir cuando insultamos o
ridiculizamos, sin embargo el amor propio, máxime si hay personas delante, se siente
herido y humillado.
La forma correcta de comunicar para no caer en este obstáculo sería, en primer lugar,
pedirle una explicación por haber realizado tal cosa, que es lo que procede, y en
segundo lugar, podríamos decirle: «No acabo de entender por qué me respondes
ridiculizándome o insultándome; ¿cómo te sentirías tú si yo hiciera lo mismo ante
algún mensaje o algo que tú has hecho o dicho?»; «¿Te gustaría que yo te
avergonzara cuando haces algo que a mí me parece que no está bien?».
TRANQUILIZAR, CONSOLAR, DESVIAR EL TEMA
En el proceso de relación con las personas se suele adoptar con suma frecuencia
fórmulas de comunicación como: tranquilizar a la persona cuando se siente inquieta
por algo, consolarla, salir por la tangente con el fin de desviar su atención de lo que la
tiene aturdida, darle ánimos, etc. Estas fórmulas no suelen ser tan beneficiosas como
la mayoría de la gente cree y práctica.
Con esta actitud —aunque no pretendemos que así sea— logramos que la persona
piense que no es comprendida en sus sentimientos y actitudes, y lo suele expresar en
frases como:
«Si tú estuvieras en mi pellejo, veríamos lo que harías.»
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 86
A ninguna persona le gusta que le digan que lo que está sintiendo en una
circunstancia es desproporcionado con lo que debería sentir en realidad. Estamos
mostrando, sin más, una falta de tacto, de respeto, de empatía, e incluso un rechazo
hacia esa persona.
Distraer a una persona de sus sentimientos del momento puede parecer útil en ese
instante, pero hay sentimientos lo suficiente- mente gravosos para la persona que
vuelven a aflorar si no han sido abordados con suficiente seriedad. Los sentimientos
problemáticos no se resuelven por dejarlos a un lado o darles largas.
Toda persona desea ser escuchada y comprendida con respeto cuando tiene un
problema; si a cambio le salimos «echando balones fuera» como:
«Hombre, no te preocupes, eso no tiene importancia», «Si tú supieras lo que me
sucedió a mí…»
Le estamos enseñando a irse con sus problemas a otra parte.
Señalamos las siguientes actitudes paternalistas que dimanan de estos
mensajes:
1. Mostrar compasión: se ve al paciente como un ser desvalido y se le expresa
lástima: «Qué mala suerte tienes», «No te preocupes, ya verás como todo va a
pasar…».
2. Quitarle importancia al problema: para que el paciente se tranquilice y recobre
la serenidad, se le quita importancia a lo que está pasando: «Eso no tiene importancia,
eso le pasa a todo el mundo…».
3. Contraponerle otros aspectos de su vida que le van bien. Por ejemplo: «Bueno,
por lo menos tú tienes buena salud», «Tienes una familia que te quiere…».
4. Presentarle casos de otras personas que están peor que él: «Peor es lo que le
ha pasado a […], que se ha quedado tetrapléjico».
5. Desviar el tema: el profesional no sabe qué decir o qué hacer ante lo que le
están diciendo, o le resulta amenazante verle llorar, y en vez de ayudarle a sacar esos
sentimientos, desvía el tema acudiendo a conversaciones más alegres: «No pienses
en cosas tristes, hablemos de cosas más alegres».
6. Echar la culpa a otro(s): se intenta tranquilizar al paciente echando la culpa a
un tercero, con el fin de que aparezca como víctima de otra persona o de las
circunstancias: «Desde luego, no hay derecho a que esa persona sea así».
Lógicamente, el paciente que recibe estos mensajes de consuelo o tranquilidad se
siente tratado como un niño al que se le tiene que decir lo que tiene o no importancia,
y al que se le niega el derecho a sentir lo que sien- te. Por otra parte, más de una vez
piensa en su interior que es fácil «dar consejos cuando a uno no le duele».
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 87
INVESTIGAR, INTERROGAR
Nuestros deseos de investigar e interrogar cuando alguien nos está exponiendo una
preocupación o un problema se traducen mu- chas veces en un acoso de tal calibre
que la persona cree que está ante un interrogatorio policial más que en un proceso
auténtico de comunicación comprensiva y abierta.
Cuando preguntamos tanto, como frecuentemente lo hacemos, a una persona que nos
muestra sus inquietudes, puede pensar que estamos muy interesados tratando de
obtener la información para resolverle el problema, pero lo malo es que la mayoría de
las veces no sabemos resolvérselo o las soluciones que le damos son absolutamente
peregrinas; seguro que la persona ya las ha puesto en práctica en más de una
ocasión. Pero como nosotros tenemos «soluciones para todo…».
Interrogar con preguntas cerradas y directas limita mucho la espontaneidad del
paciente para hablar de lo que le preocupa, e incluso, como tiene que responder a
nuestras preguntas, ni siquiera puede decir lo que le pasa, ya que las preguntas
condicionan las respuestas; además, a veces no verificamos las respuestas para ver si
le hemos comprendido como él quiere, y por tanto, podemos desviarnos del problema
real.
Una persona no necesita un interrogatorio cuando tiene un problema, sino una actitud
receptiva por nuestra parte. Interrogar a otra persona, además, limita enormemente su
libertad para hablarnos de lo que le aturde y preocupa, puesto que estamos
condicionando con nuestras preguntas sus respuestas, y seguro que podemos acabar
en una desviación del tema, o bien en ilustrar sobre lo que nos interesa a nosotros y
no sobre lo que le preocupa realmente a la otra persona.
Como resultado de tanto interrogatorio, nuestras interpretaciones suelen ser equivoca-
das porque no hemos sabido escuchar. Nuestras interpretaciones de las actitudes y
las conductas de los demás suelen reflejar bastantes proyecciones. Convendría no
olvidar la coincidencia que con este obstáculo tiene el refranero español: «Piensa el
ladrón…».
Recordemos que para el profesional está «generalmente» claro por qué hace las
preguntas que hace, pero el paciente las puede interpretar según su estado de ánimo
y a veces pensar que está peor de lo que está, o quedarse con la preocupación de si
respondió bien o mal al profesional. Otras veces puede ver en las preguntas una forma
de invadir su intimidad, provocándole una sensación de malestar que a lo mejor le
puede llevar a mentir o a replegarse en sí mismo, pues no está dispuesto a levantar
sus defensas.
Asimismo, el profesional puede caer en el error de dedicarse a hacer interpretaciones
en vez de clarificaciones y, por tanto, seguir forzando al paciente con preguntas, para
así poder confirmar su interpretación, llegando incluso a distorsionar la realidad.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 88
COMPARAR CON OTRAS PERSONAS
Mediante estos mensajes se le niega a la otra persona el derecho a tener su propia
personalidad. Se le niega el carácter único e irrepetible de su yo. Le damos a entender
que, si quiere ser aceptado, querido o valorado, tendrá que ser como otras personas,
porque él, por sí mismo, no vale. Él lo vivencia del siguiente modo:
«Yo soy despreciable y sin valor; si quiero que me soporten, tendré que imitar a…».
La comparación suele expresarse de muy variadas formas; por ejemplo:
«Mira qué bueno es fulano»; «Fíjate en lo que ha hecho mengano»; «Tú eres el
más…»; «Tú eres el menos…».
En otras ocasiones, el término de la comparación se establece con el propio emisor,
que se pone como modelo:
«Yo ya habría terminado…»; «Si yo hubiera tenido lo que tú…»; «Yo a tu edad…».
Otras veces se practica este obstáculo ante otro paciente de forma más sutil:
«Qué buen paciente es Pedro, con él da gusto.»
En ocasiones se le cataloga:
«Tú tienes el mismo carácter insoportable que tu madre.»
Todos estos mensajes bombardearán la seguridad de la otra persona y la harán más
insegura, dependiente de la opinión de los otros. En el fondo, se persigue que haya un
cambio en esa persona, pero el resultado suele ser muy diferente, pues la persona se
siente rebajada, humillada, etc., y busca ansiosamente la opinión de los demás. Otras
veces, la persona intenta imitar al individuo con el que se le compara y, al no
conseguirlo, se siente frustrada y agresiva, dando como resultado que se comporte
tratando de hacerlo todavía peor.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 89
UNIDAD IV: Práctica de ejercicios matemáticos requeridos para el
desempeño en enfermería
Números fraccionarios
Fracciones ordinarias: Son las que expresan una o varias de las partes iguales en que se puede dividir la unidad.
Ejemplo:
2 (dos quintos) indica dos de las cinco partes en que se dividió la unidad
5
Fracciones decimales: las fracciones de denominador 10, 100, 1000, son
fracciones decimales y se pueden escribir como número decimal.
Ejemplos:
13 = 1,3 275 = 2,75
10 100
Fracción de un número: 1 de 72 = 1 x 72 = 72 = 12
6 6 6
5 de 64 = 5 x 64 = 320 = 80
4 4 4
Número Mixto: Se compone de un número entero y uno fraccionario, para transformarlo en un número fraccionario se realiza la siguiente operación Ej: 1 2 = 5 resulta de 3 x 1+ 2 = 5 3 3 se repite el denominador 3
Numerador: indica las partes
tomadas
Denominador: indica las partes en que se dividió la unidad
Línea de división: indica 2 dividido por 5
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 90
Operaciones con Números Fraccionarios Suma y Resta:
Para sumar o restar fracciones con el mismo denominador, se suman o restan los numeradores y se repite el denominador
Ej. 2 + 1 = 3 8 8 8
Para suma o restar fracciones con distinto denominador, hay que: 1º encontrar el mínimo común denominador, multiplicando los denominadores y
simplificando
2º dividir el denominador obtenido entre cada uno de los denominadores y lo que nos
dé lo multiplicamos por el número que haya en el numerador.
3º Sumamos o restamos los numeradores y dejamos el mismo denominador.
4º Si podemos simplificamos.
3 + 2 = 21 + 10 = 31 2 – 1 = 8 – 3 = 5
5 7 35 35 35 3 4 12 12 12
Multiplicación y División
Para multiplicar una fracción:
1º Se multiplican los numeradores, este producto es el nuevo numerador.
2º Se multiplican los denominadores, su producto es el nuevo denominador.
3º Después se simplifica.
Ej. 3 x 1 = 3 x 1 = 3 4 5 3 x 5 20
Para dividir una fracción:
1º Multiplicamos el numerador de la primera por el denominador de la segunda, el producto es el nuevo numerador.
٪
X
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 91
٪
2º Multiplicamos el denominador de la primera por el numerador de la segunda, el producto es el nuevo denominador.
3º Después si podemos se simplifica.
3 2 = 3 x 5 = 15 4 5 4 x 2 8 Actividades: 1. Fracciones: Calcular
Multiplicación
a) 2 X 1 3 2
2) 1 X 1 8 2
3) 6 X 7 3 2
4) 8 X 6 5 4
5) 5 X 6 2 9
Suma y Resta
b) 1 - 1 3 4
2) 6+5 7 3
3) 1 + 8 9 4
4) 5 - 4 2 2
5) 6 + 3 7 6
División
c) 8 : 4 2 5
2) 2 :6 5 2
3) 3 : 5 3 7
4) 4 : 7 6 3
5) 5 : 7 2 9
2. Calcular ¿Cuántos décimos entran en 1? 2 ………………………….. ¿Cuántas jarras de 3 litros se pueden llenar con 9 litros de agua? 4 .......................................... 3. Calcula y completa 1 de 72 m=…………………………. 6 1 de 96 Kg=……………………………………. 4 3 de 8 L=……………………………………….. 4
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 92
3 de 101=……………………………………… 5 Sistemas de Medición Según lo que se va a medir, utilizar el sistema de medición adecuado. → x 10 LONGITUD
Múltiplos Unidad Submúltiplos
km hm dam M dm cm mm
CAPACIDAD
Múltiplos Unidad Submúltiplos
kl hl dal L dl cl ml
PESO
Múltiplos Unidad Submúltiplos
kg hg dag G dg cg mg
÷ 10 ← MEDIDAS DE SUPERFICIE → x 100
Múltiplos Unidad Submúltiplos
km² hm² dam² m² dm² cm² mm²
÷ 100 ← MEDIDAS DE VOLUMEN → x 1000
Múltiplos Unidad Submúltiplos
km³ hm³ dam³ m³ dm³ cm³ mm³
÷ 1000 ←
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 93
Ejemplos:
a) 7 dam a m = 70 m b) 1,73 cl a l = 0,0173 l
c) 2 kg a g = 2000 g d) 4,1532 hm² a dam² = 415,32 dam² e) 254 cm² a dm² = 2,45 dm² f) 65,02 hm³ a m³ = 65020000000 m³ g) 34579 cm³ a dm³ = 34,579 dm³
Ejemplos:
a) 9 m³ a l = 9000 l. b) 0,5 dam³ a cl = 50000000 cl.
Actividades: 1.
a) Un frasco de jarabe contiene 150 ml, ¿para cuántas dosis de 5 cm³ alcanza ese frasco?
b) ¿Cuántos cm³ hay en la décima parte de ¼ l ?
c) ¿Qué cantidad de ml es equivalente al contenido de 5 vasitos de 50 cm³?
2. Expresa los datos numéricos de estas informaciones en cm³.
a. Cuando nos damos una ducha usamos aproximadamente 20 l de agua por minuto.
…………………. cm³.
b. Para hacer una mezcla se necesitan 8 dl de agua. …………………. cm³.
c. Cada litro de aire contiene aproximadamente 200 ml de oxígeno. ………………….. cm³.
d. Una botella de gaseosa contiene 500 ml, ¿para cuántos vasos de 50 cm³ alcanza esa botella
Relaciones entre las medidas de volumen, capacidad y peso Para el peso se considera agua destilada a 4˚ de temperatura. 1 dm³ = 1 l y pesa 1 kg. 1 cm³ = 1ml y pesa 1g. 1 m³ = 1000 l = 1 kl y pesa 1000 Kg = 1Tm IMPORTANTE: recordar esto al calcular el peso específico.
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 94
e. ¿En un litro de alcohol, cuantos cm³ hay?
f. Expresen los datos numéricos de estas informaciones en cm³.
g. Una pileta de natación contiene aproximadamente 200 l de agua.
…………………. cm³.
h. Para llenar un tanque de 80 dl de agua. …………………. cm³. 3. Realiza las siguientes reducciones:
a) 3,25 kl a dal = b) 9,3 hl a cl = c) 1,32 cl a l = d) 76,2 ml a l = e) 231 l a hl = f) 23000 dal a ml = g) 65 kg a g = h) 1000 mg a g = i) 30,8 mg a dag = j) 0,63 kg a mg = k) 25 cm a mm = l) 1,8 dm a hm = m) 5421 m a hm = n) 2,5 m a km =
ñ) 7,3 cm a dam =
RAZONES Expresan la relación de una cantidad con otra. En ocasiones los resultados de algunas
medidas deben compararse para que tengan sentido. Por ejemplo, decir que una
persona tiene 240 mmHg de tensión arterial sistólica no significa nada, pero cuando se
compara con
la T/A sistólica normal (120 mmHg) podemos ver que la primera es considerablemente
mayor, pero ¿cuánto en relación a lo normal?
Razón entre a y b es: a ó a : b y se lee a es a b b 240 = 24= 2 veces más que lo normal 120 12 Una razón es la comparación de dos cantidades semejantes en este caso la T/A Por ejemplo:
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 95
a- Razón entre 2 y 0,5 es 2 = 4 (se realiza el cálculo)
0,5 b- Razón entre 2 y 3 es 2 (lo dejamos indicado porque no es exacto)
3 2 antecedente 8
3 consecuente 5
Como una razón es también una fracción, para trabajar con ellas se utilizan las
mismas reglas
PROPORCIONES
Una proporción es una ecuación en la que sus dos miembros son razones. Cuando se
igualan dos razones decimos que hay proporcionalidad.
Trabajamos con 6 y 18 expresando la razón entre ambos que sería 6 ó 18 Simplificando 1 3 Podemos hacer lo mismo utilizando 8 y 24 sería 8 ó 24 1 3 Como podemos ver, ambas razones son iguales 6 = 8 entonces: 18 24 6, 18, 8 y 24 forman una proporción y se lee: 6 es a 18 como 8 es a 24.
Propiedad Fundamental de las Proporciones
El producto de los extremos es igual al producto de los medios:
Veamos ahora la siguiente proporción
9 = 6 3 2 y
Esta propiedad nos permite resolver proporciones en las cuales se desconoce alguno
de sus elementos, por ejemplo:
9 = 6 entonces 9 x 2 = 18 y X x 6 = 18 entonces X = 18 entonces X:3 X 2 6
3 x 6 = 18 9 x 2 = 18
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 96
Ejemplo 100 g de un fármaco vale $ 6,50 ¿Cuánto habrá que abonar para comprar 250g. La proporción es: 100:250::6,50:X Luego: X= 250x6,50 = $16,50 100 Otro modo sería: 100g = 6,50$ 250g X Luego X = 250x6,50 = 16,50 100 Siguiendo el mismo razonamiento, resuelve: Si un antibiótico cuesta $ 8.20 el gramo ¿Cuánto constará comprar 750g? …………………………… Actividad Razones y Proporciones
o En el servicio de Terapia Intensiva las 2/3 partes de la tubería de agua de 150 m de largo se encuentran en plan de sustitución. ¿Qué longitud de tubería debe comprarse para realizar el cambio?................
o Juan atiende 180 pacientes por semana, su colega Pedro ¼ de esa
cantidad y su compañera Mercedes 1/3 de la cantidad de Pedro. ¿Cuántos atienden entre los tres?........................
o Para atender a un paciente rural debemos hacer un recorrido de 800km, las
¾ partes del mismo las haremos en avión y el resto en automóvil. ¿Qué distancia recorremos en cada medio de transporte?.................................................................................................
o Un médico tiene pagado $700 de su endoscopio, lo que representa las 4/5
partes del precio total del mismo. ¿Cuánto cuesta el equipo?.............
o En el Laboratorio de un Hospital se cuentan con 500 reactivos para detectar el virus de la Hepatitis B; un técnico utilizo 2/5 partes de las mismas y otro ¼ del total. ¿Cuántos reactivos le quedaron?..............................
o La gerencia del hospital tiene pagado $12000 por una parcela cuyo precio
total es de $40000. ¿Qué parte de la misma es suya?..............................
o En una clínica con una plantilla de 1500 trabajadores se otorgó vacaciones a 300 personas durante Enero. ¿En cuánto se ha reducido la plantilla?........................
o Una ortopedia vende en $3550 un audífono que le había costado $2200.
Determine que parte del precio de compra resultan las ganancias……….
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 97
o Una farmacia vendió una crema en $18 con una ganancia de 4/9 el precio de venta. ¿Cuál fue el costo de la crema?................
o Una farmacia compró mercancías por valor de $840 y las vendió antes de
su vencimiento por 5/7 del precio de compra. ¿Cuánto perdió?..................
o La secretaria de su servicio ha digitalizado 75 páginas de un trabajo de investigación hecho por las enfermeras. Si lo realizado representa las 3/5 partes del total, ¿qué extensión tiene el trabajo?..................
o Una clínica paga de alquiler mensual por una ambulancia 1/3 de los
ingresos de la unidad de emergencias. Si el monto del alquiler es $200, ¿cuánto dinero ingresa en esa unidad?.............................
Potencia y Exponente
Ejemplo: 3² =3 x 3 = 9, indica que 9 es la potencia de base 3 y 2 es el exponente de la potencia. Recordar:
Todo número elevado a un exponente 0 es igual a 1. Ejemplos: 8º = 1 2º = 1
Todo número elevado a un exponente 1, es igual al mismo número. Ejemplos: 3¹ = 3 6¹ = 6
Todo número elevado a un exponente negativo, se invierte y se eleva a dicho exponente.
Ejemplos: 2-3 = 1 = 1 23 8 Actividad
a) 62 = f) 30 = b) 43 = g) 4-1 = c) 32 = h) 20 = d) 53 = i) 5-2 =
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 98
REGLA DE TRES La regla de tres es una operación que consiste en encontrar el cuarto término de una proporción, a la que solo se le conocen tres términos Ahora bien, Las magnitudes son directamente proporcionales cuando al aumentar una de ellas aumenta la otra en la misma proporción (a más, mas). En este caso la regla de tres es DIRECTA Las magnitudes son inversamente proporcionales cuando al aumentar una de ella disminuye la otra y viceversa (a más menos o a menos más) En este caso la regla de tres es INVERSA Directa Problema tipo:
a) Si 10 frascos de jarabe cuestan $150 ¿Cuánto costarán 15 frascos? ( a más frascos más dinero) A) Por reducción a la unidad Planteo Solución 10 f ------ $150 10 f ------- $150 15 f ------ $X 1 f ------- $150 10 f 15 f -------- $150 . 15 f = $225 10 f B) Por proporciones Planteo Solución 10 f ----------$150 10 f = $150 X= 150 f . $15 = $225 15 f ----------$ X 15 f $ X 10f Inversa
b) En un hospital de 500 camas trabajan 100 enfermeros en la atención de los pacientes atendiendo a razón de 5 pacientes por enfermero, si el hospital contrata 25 enfermeros más. ¿Cuántos pacientes le serán asignados a cada enfermero? (a más enfermeros menos pacientes para cada uno)
1) Por reducción a la unidad Planteo Solución 100 e ---- 5 p 100 e ------- 5 p 125 e----- X p 1 e ------- 5 p x 100 e 125 e ------ 5 p x 100 e = 4 pacientes c/u 125 e
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 99
2) Por proporciones Planteo Solución 100 e ---------- 5 p 100 e = X X= 5p x 100 e = 4 pacientes c/u 125 e ---------- X p 125 p 5 p 125 e 1.- Un frasco ampolla de Heparina tiene 25000 UI (unidades internacionales) en 5 ml. de solución.
a. Si Ud debe administrar 7500 UI ¿cuántos centímetros cúbicos (cm3) de solución debe cargar en la jeringa?......................
b. Si de la solución del frasco ampolla Ud. carga en la jeringa 4 ml ¿Cuántas UI administrará?...........................
2.- La dosis de la Penicilina se mide en UI por ml. El frasco ampolla hospitalario contiene 14.000.000 de UI en 100 ml. de solución. Para uso domiciliario la droga se presenta en frascos de 1.000.000 de UI en 5 ml. de solución, de 3.000.000 de UI en 5 ml. de solución y de 5.000.000 en 5 ml. de solución. La enfermera debe administrar 700.000 UI de penicilina cada cuatro horas. ¿En cuántos cm3 de solución tendrá esta enfermera la dosis indicada si la toma de cada uno de los diferentes frascos ...................................................................................................... 3.- La dosis de Amoxicilina se mide en mg/ml. Si en 5 ml hay 400mg ¿Cuántos miligramos habrá en un frasco de 35 ml. y en uno de 75 ml………………………….. 4.- Si cada ml de jarabe para la tos contiene 400mg de Ambroxol y un adulto tiene indicado 10 ml cada 12 horas ¿Cuántos mg de droga debe tomar el adulto por día? Y si la indicación para un niño es de 2,5 ml cada 12 horas, calcula ¿cuántos mg de esta droga le estarás administrando por día? ………….............................................
PORCENTAJE
Un porcentaje es una forma de expresar un número como una fracción de 100 (por ciento, que significa “de cada 100”). 25% significa 0,25 ó 25 ó 25 partes de un total de 100 partes 100
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 100
Fracción decimal de denominador 100
8/100 = 8% 29/100 = 29%
Interpretación de un Porcentaje: Cuando se afirma en una encuesta que solo el 75% de la población termina la primaria, se está indicando que de cada 100 personas, solo 75 completan este ciclo. Cuando un negocio anuncia una liquidación de 33%, se indica que por cada compra de cien pesos, se descontaran treinta y tres El cálculo de un porcentaje se realiza mediante una regla de tres simple Por ejemplo: 100% $50 21% X = (21 x 50) = el valor del 21% de $50 es 10,5$ 100 Otra manera sería 50 x 0,21 = x el 21% de $50 (El % a averiguar lo divido por 100 directamente, y luego lo multiplico por el total).
Actividad 1) En la farmacia hay 12 cajas de inyectables de 12 ampollas cada una ¿Cuántas ampollas hay en total……………………………… 2) Tu hospital tiene 7 pisos con 7 salas cada uno. Si cada sala tiene 7 camas ¿Cuántas camas tiene tu hospital?........................................
División cuyo divisor 100
37/100 = 37% 71/100 = 71%
100% …..la unidad 50% ......la mitad 25% ......la cuarta parte 20% …..la quinta parte 10% …..la décima parte
PORCENTAJE
IUPFA - CURSO DE INGRESO INTENSIVO 2019 – ENFERMERÍA 101
3) El personal de enfermería de tu hospital está compuesto por 2300 personas, El 26% son Licenciadas/os, el 28% son Enfermeras/os y el resto Auxiliares. Calcula cuántas Licenciadas/os, Enfermeras/os y Auxiliares conforman el plantel de enfermería…………………………………….. 4) Calcula mentalmente: 50% de 32=……………….. 20% de 60=……………….. 10% de 70=……………….. 20% de 35=……………….. 100% de 578=……………… 50% de 17=………………… 5) En un depósito hay 16 cajas de guantes y en cada una hay 68 guantes ¿Cuántas guantes hay en total?............................ 6) De los 800 alumnos de un colegio, han ido de viaje 600. ¿Qué porcentaje de alumnos ha ido de viaje? 7) Elija la cantidad más próxima al 36% de 4714. 1690 1700 1698 1600 8) Calcula los siguientes porcentajes como en el ejemplo:
10 % de 45 = 4,5 50 % de 66 =
20 % de 12 = 25 % de 80 =
75 % de 80 = 10 % de 34,7 =
9) Calcula mentalmente y completa:
50% de $ 45 =……………..
20% de $ 38 =……………..
10% de $254 =…………….