introducciÓn · 3 introducciÓn queridos lectores, esto es un cuento. un cuento de verdad. o la...

10

Upload: others

Post on 25-Apr-2020

7 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: INTRODUCCIÓN · 3 INTRODUCCIÓN Queridos lectores, esto es un cuento. Un cuento de verdad. O la verdad de un cuento. Un cuento para niños de 10 a 90 años. No es apto, por lo tanto,
Page 2: INTRODUCCIÓN · 3 INTRODUCCIÓN Queridos lectores, esto es un cuento. Un cuento de verdad. O la verdad de un cuento. Un cuento para niños de 10 a 90 años. No es apto, por lo tanto,
Page 3: INTRODUCCIÓN · 3 INTRODUCCIÓN Queridos lectores, esto es un cuento. Un cuento de verdad. O la verdad de un cuento. Un cuento para niños de 10 a 90 años. No es apto, por lo tanto,

3

INTRODUCCIÓN

Queridos lectores, esto es un cuento. Un cuento de verdad. O la verdad de un cuento. Un cuento para niños de 10 a 90 años. No es apto, por lo tanto, para gente seria, lógica y sensata, que abominan de la fantasía y de esas sus realidades incomprensibles.

Yo no sé si les gustará a todos los niños, pues es difícil encontrar muchos cuentos que gusten a todos los niños. Aunque hoy, en realidad, lo que va siendo más difícil de encontrar no son los cuentos, sino los niños.

Lo que yo tengo que añadir es que no puedo hacer nada para que mi cuento cambie y así se amolde al gusto de uno u otro lector. Tampoco quiero —y además no puedo— que sean los lectores los que se amolden a mi cuento.

Este es un cuento de verdad y todo fue en él como yo os lo voy a contar. El que no quiera escucharlo, que se vaya o que se tape los oídos porque mi cuento, imperturbable, comienza ya.

Este cuento tiene varios personajes pero los principales, ya lo veréis, son tres: una niña, Minu y dos niños: Migue y Andrés.

Minu se llama en realidad Herminia Eugenia, nombre muy largo e importante que sólo lo usa cuando alguna circunstancia especial lo exige, pero todo el mundo, excepto tía Josefina, la llama simplemente Minu. Tía Enriqueta, que se desvive por todo lo que es extranjero, la

Page 4: INTRODUCCIÓN · 3 INTRODUCCIÓN Queridos lectores, esto es un cuento. Un cuento de verdad. O la verdad de un cuento. Un cuento para niños de 10 a 90 años. No es apto, por lo tanto,

Por los túneles del metro...

4

llama igual pero con “oo”, o sea, Minoo, porque así lo encuentra más distinguido.

Minu tiene el pelo muy rubio, peinado en dos cortas trenzas que se curvan un poco hacia arriba, por detrás de sus orejas, tiene los ojos grandes y muy azules y un aire vivaracho y decidido. Es delgada, muy ágil e inquieta y con una estatura muy buena para una niña de sólo nueve años.

Migue, en realidad se llama Miguel, tiene once años, el pelo abundante, de color café, muy lacio, que tiende a caérsele en un grueso mechón sobre los ojos, unos ojos grandes, oscuros y soñadores. Su aspecto habitual es más bien apacible, sereno, algo bonachón y ensimismado y su estatura y robustez es muy buena para su edad.

En cuanto Andrés, cuando salga, ya se dirá como es. Por ahora basta con lo dicho.

Page 5: INTRODUCCIÓN · 3 INTRODUCCIÓN Queridos lectores, esto es un cuento. Un cuento de verdad. O la verdad de un cuento. Un cuento para niños de 10 a 90 años. No es apto, por lo tanto,

5

PRIMERA PARTE

CAPÍTULO IHACIA UN NUEVO PAÍS

El día en que comienza esta historia, un bello día de primavera, la mamá de Minu había decidido que Minu tenía que ir a ver a la abuela Eduvigis.

A Minu no le hizo ninguna gracia el proyecto, pero no se atrevió a protestar directamente y prefirió negociar su “sí” con la condición de que la acompañara Migue en esa visita.

A todo esto hay que decir que Migue vive en el mismo edificio que Minu, dos pisos más abajo. Por ello fue fácil detectarle, acorralarle y sumarle a la expedición, no sin que antes Minu se lo pidiera con la mejor de sus sonrisas y prometiéndole un reparto equitativo de los dulces que la abuela Eduvigis les quisiera dar.

Sólo faltaba una persona responsable que se encargara de llevar a buen fin la expedición, pues la abuela Eduviges vivía en el otro extremo de la ciudad.

Esa responsabilidad recayó en la institutriz de Minu, Miss Willougby, a la que, de ahora en adelante la llamaremos como lo hace Minu: miss Güílobi, cosa que resulta mucho más fácil y divertido.

Page 6: INTRODUCCIÓN · 3 INTRODUCCIÓN Queridos lectores, esto es un cuento. Un cuento de verdad. O la verdad de un cuento. Un cuento para niños de 10 a 90 años. No es apto, por lo tanto,

Por los túneles del metro...

6

Esta miss Güílobi, es una persona mayor, nada menos con 29 años confesos. Inglesa, pálida, alta, delgaducha, miope, con gruesas gafas de concha, calzado del número 39 y tremebundo sentido de responsabilidad.

Por todo ello, el día de nuestra historia, a las tres y media de la tarde, salió miss Güílobi del portal de la casa de nuestros héroes agarrando fuertemente a Minu con su mano derecha y a Migue con la izquierda, dando amplias y rápidas zancadas, rumbo al lejano hogar de la abuela Eduviges.

Los dos niños iban muy lavados y repeinados, las uñas de las manos muy limpias y recortadas y con la ropa más de domingo —aunque era jueves— que pueda pensarse, ropa también muy limpia y replanchada. Iban los dos muy deprisa, tratando de no ser arrastrados por el brioso ritmo de las zancadas de la miss, los dos muy deprisa pero con un humor muy diferente.

Migue pensaba que se había perdido la clase de la tarde, de Matemáticas, que no le gustaba nada y que la abuela de Minu les daría chocolate muy espeso y rico, bien dulce y con bizcochos para mojarlos en él. Esto le hacía mirar el futuro inmediato con optimismo y alegría.

Ya había estado otras veces en casa de esa vieja señora y el recuerdo de su voz cascada repitiendo consejos y prohibiendo cosas, no llegaba a enturbiar su buen humor… achocolatado.

Minu, en cambio, iba muy seria, sacando morrito para demostrar lo mucho que se le había contrariado, pues de no haber tenido que ir a estar con su abuela, habría pasado la tarde en el cine o viendo la tele con unas amigas.

Pensar en el chocolate no la acababa de convencer pues, si pensaba en él, le asaltaba la idea, algo absurda, de que esa bebida la debía de preparar su abuela removiéndola con su larga, afilada y ganchuda nariz.

Page 7: INTRODUCCIÓN · 3 INTRODUCCIÓN Queridos lectores, esto es un cuento. Un cuento de verdad. O la verdad de un cuento. Un cuento para niños de 10 a 90 años. No es apto, por lo tanto,

Por los túneles del metro...

7

Llegado a determinado punto de su marcha, miss Güílobi, dudó un momento si tomar el autobús pero al final se decidió por meterse en el Metro, por parecerle “más rápido y seguro”. Estaba terminando de pagar los billetes cuando oyó claramente el ruido característico de vagones que llegaban.

Así que tomando los tres billetes y sin coger las monedas del vuelto y dejando la flema británica no se sabe dónde, se lanzó escaleras abajo con Minu y Migue casi en volandas y consiguió meterse en el último vagón del tren, cuando las puertas de éste se cerraban ferozmente tras ellos.

Mientras el metro reanudaba su marcha, una señora gorda, de pelo canoso y trémula papada, al ver cómo las puertas casi les pillaban, rezongó indignada:

“¡Qué barbaridad! ¡Ni que fueran a apagar un incendio! ¡Por poco no les pasa una desgracia a las criaturas! Bien se ve que no son suyos…”

Miss Güílobi no dijo nada, trató de fulminarla despectivamente con la mirada y después sacó un pequeño libro de su bolso y se enfrascó en su lectura.

Minu y Migue, sueltos ya de las manos—tenazas de la institutriz, pegaron sus naricillas al vidrio del fondo del vagón –recordad que era el último vagón— y se dedicaron a contemplar cómo la estación del Metro, fuertemente iluminada, se iba haciendo pequeña, pequeña, cada vez más pequeñita, rodeada por la oscuridad creciente del túnel.

—Mira, Minu —decía Migue entusiasmado—, que chiquitita se ve ya…como mi mano… como una nuez… ahora sólo un punto de luz, una estrella… ahora ya nada, nada. Ha desaparecido. Parece como si se encogiera de verdad.

—Claro —contestó Minu, que siempre tiene respuestas para todo—, siempre que se alejan las cosas, pasa eso; se quedan más pequeñas

Page 8: INTRODUCCIÓN · 3 INTRODUCCIÓN Queridos lectores, esto es un cuento. Un cuento de verdad. O la verdad de un cuento. Un cuento para niños de 10 a 90 años. No es apto, por lo tanto,

Por los túneles del metro...

8

por la perspectiva.

—Ah… —dijo Migue— y no se atrevió a preguntar qué era eso de la perspectiva para que su amiguita no le tuviera por ignorante.

Y así, miss Güílobi, lee que te lee, y nuestros héroes, mira que te mira, se pasaron tres estaciones seguidas. A la cuarta estación, Minu ya se había dado cuenta de que iban en dirección contraria a la debida pero como mirar cómo se encogían y desaparecían las estaciones en la oscuridad era tan divertido y como además no tenía mucha prisa por llegar donde la abuela Eduvigis, esperó hasta la quinta estación para decirle a la miss:

—Miss, ¿se ha fijado dónde estamos?

Miss Güílobi se fijó.

Dio un respingo, murmuró algo en inglés que debió ser algo así como que “un error cualquiera lo tiene en la vida” y aferrando de nuevo con sus manos a ambos niños salió disparada del vagón al andén, justo dos segundos antes de que las puertas se cerraran y el tren reanudara su marcha.

La señora gorda volvió a rezongar, pero ya no la oyeron. Miss Güílobi, muy tiesa, se dirigió a cambiar de andén mientras Minu y Migue cambiaban algo más divertido: sonrisas burlonas y guiños de inteligencia.

Pronto llegaron al andén debido, el de enfrente al que habían dejado. Y ahí miss Güílobi tuvo la agradable sorpresa de encontrarse con miss Butterwords —a la que desde ahora llamaremos miss Mantequilla— pues así la llama Minu cuando las personas mayores no pueden oírla.

Miss Mantequilla era baja, regordeta, con gafas de cristales gruesos, pelo rizado de color zanahoria y abundantes pecas en la nariz y mejillas.

Page 9: INTRODUCCIÓN · 3 INTRODUCCIÓN Queridos lectores, esto es un cuento. Un cuento de verdad. O la verdad de un cuento. Un cuento para niños de 10 a 90 años. No es apto, por lo tanto,
Page 10: INTRODUCCIÓN · 3 INTRODUCCIÓN Queridos lectores, esto es un cuento. Un cuento de verdad. O la verdad de un cuento. Un cuento para niños de 10 a 90 años. No es apto, por lo tanto,