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AÑO XIV VOLUMEN LVIII MARZO 1965 NUM. 170 ESTUDIOS Insuficiencias e inadaptaciones en el campo de la Pedagogía terapéutica ISABEL DIAZ ARNAL '10 Abordamos en un capítulo anterior el concep- toto y cualidades que distinguían en un sentido amplio a la pedagogía curativa o terapéutica, y adelantábamos en él la posibilidad de aumentar los matices distintivos de esta especialidad edu- cativa, al perfilar más netamente su contenido o hacer. Vamos, pues, en el presente artículo a discriminar las direcciones por las que discurre la actividad pedagógica especializada, detallan- do en cada una de ellas la actitud y procedi- mientos que requieren los diferentes sujetos in- tegrados en las mismas. DOBLE VERTIENTE EN LA PEDAGOGIA CURATIVA El campo de acción de la pedagogía terapéu- tica general abarca una doble vertiente, dentro de la cual se hallan incluidos todos los casos posibles de variación y modalidad que puedan surgir como desviación o apartamiento del su- jeto normal. Esta doble vertiente comprende, por un lado, a los sujetos deficientes retrasados, insu- ficientes o subnormales; por otro, a los inadapta- dos o difíciles caracteriales o niños-problema. La terminología cambiante y renovada, según las épocas en que se emplea, ha abandonado progresivamente el uso de términos que estu- vieron en boga y que no definían con precisión el contenido que el vocablo simbolizaba. Así, por ejemplo, el calificativo de anormal, propio del pri- mer cuarto de siglo, era la denominación dada a todos los sujetos insertos en la doble vertiente mencionada anteriormente: anormal era el que manifestaba un retraso mental, como lo era también el intelectualmente normal que presen- taba trastornos de carácter, e incluso se deno- minaba anormal al que tenía una inteligencia privilegiada sin ningún otro de los rasgos an- teriores. Esta generalización conceptual daba lugar a equívocos, puesto que dejaba sin perfilar las no- tas esencialmente dispares, propias de los suje- tos calificados de la misma manera. Por este motivo, a la denominación de anormal, inespe- cifica en su expresión, ha seguido la de inada p -tado, que es más concreta en cuanto a los lí- mites de su contenido. Un empleo profuso de este término ha predominado, sobre todo, en los últimos veinte arios, si bien se añadía siempre una matización de este calificativo: inadaptado sensorial o físico, intelectual y social, etc. Y así como la vigencia del término «anormal» declinó por su excesiva extensión o generaliza- ción, el de «inadaptado» se ha recortado en su amplitud de aplicación y, en lugar de ser vi- gente para denominar a cualquier sujeto que no es normal, ha quedado solamente para designar a los sujetos que presentan trastornos personales, dificultades de comportamiento, de carácter. In- adaptado es, hoy, la designación propia de un sujeto que tiene un desajuste, un desequilibrio funcional y no una carencia o insuficiencia de facultades. Es, si se quiere, una diferenciación radical y conveniente que aclara de modo defi- nitivo la especifldad del caso que presenta el sujeto. En resumen, la pedagogía terapéutica tiene que ver en su doble vertiente, por una parte, con sujetos deficitarios en alguna o varias de sus facultades u órganos corporales o anímicos —sector de insuficiencias—, cualesquiera que és- tas sean; y, por otra, con sujetos dotados de ple- nitud o normalidad somática y psíquica, pero funcionalmente desajutados o perturbados —sec- tor4 de inadaptaciones--. El primer sector, el de /as insuficiencias, marca predominantemente una

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AÑO XIV

VOLUMEN LVIII

MARZO 1965

NUM. 170

ESTUDIOS

Insuficiencias e inadaptaciones enel campo de la Pedagogía terapéuticaISABEL DIAZ ARNAL

'10

Abordamos en un capítulo anterior el concep-toto y cualidades que distinguían en un sentidoamplio a la pedagogía curativa o terapéutica, yadelantábamos en él la posibilidad de aumentarlos matices distintivos de esta especialidad edu-cativa, al perfilar más netamente su contenidoo hacer. Vamos, pues, en el presente artículo adiscriminar las direcciones por las que discurrela actividad pedagógica especializada, detallan-do en cada una de ellas la actitud y procedi-mientos que requieren los diferentes sujetos in-tegrados en las mismas.

DOBLE VERTIENTEEN LA PEDAGOGIA CURATIVA

El campo de acción de la pedagogía terapéu-tica general abarca una doble vertiente, dentrode la cual se hallan incluidos todos los casosposibles de variación y modalidad que puedansurgir como desviación o apartamiento del su-jeto normal. Esta doble vertiente comprende, porun lado, a los sujetos deficientes retrasados, insu-ficientes o subnormales; por otro, a los inadapta-dos o difíciles caracteriales o niños-problema.

La terminología cambiante y renovada, segúnlas épocas en que se emplea, ha abandonadoprogresivamente el uso de términos que estu-vieron en boga y que no definían con precisiónel contenido que el vocablo simbolizaba. Así, porejemplo, el calificativo de anormal, propio del pri-mer cuarto de siglo, era la denominación dadaa todos los sujetos insertos en la doble vertientemencionada anteriormente: anormal era el quemanifestaba un retraso mental, como lo eratambién el intelectualmente normal que presen-taba trastornos de carácter, e incluso se deno-minaba anormal al que tenía una inteligencia

privilegiada sin ningún otro de los rasgos an-teriores.

Esta generalización conceptual daba lugar aequívocos, puesto que dejaba sin perfilar las no-tas esencialmente dispares, propias de los suje-tos calificados de la misma manera. Por estemotivo, a la denominación de anormal, inespe-cifica en su expresión, ha seguido la de inadap

-tado, que es más concreta en cuanto a los lí-mites de su contenido. Un empleo profuso deeste término ha predominado, sobre todo, en losúltimos veinte arios, si bien se añadía siempreuna matización de este calificativo: inadaptadosensorial o físico, intelectual y social, etc.

Y así como la vigencia del término «anormal»declinó por su excesiva extensión o generaliza-ción, el de «inadaptado» se ha recortado en suamplitud de aplicación y, en lugar de ser vi-gente para denominar a cualquier sujeto que noes normal, ha quedado solamente para designara los sujetos que presentan trastornos personales,dificultades de comportamiento, de carácter. In-adaptado es, hoy, la designación propia de unsujeto que tiene un desajuste, un desequilibriofuncional y no una carencia o insuficiencia defacultades. Es, si se quiere, una diferenciaciónradical y conveniente que aclara de modo defi-nitivo la especifldad del caso que presenta elsujeto.

En resumen, la pedagogía terapéutica tiene quever en su doble vertiente, por una parte, consujetos deficitarios en alguna o varias de susfacultades u órganos corporales o anímicos—sector de insuficiencias—, cualesquiera que és-tas sean; y, por otra, con sujetos dotados de ple-nitud o normalidad somática y psíquica, perofuncionalmente desajutados o perturbados —sec-tor4 de inadaptaciones--. El primer sector, el de/as insuficiencias, marca predominantemente una

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faceta de tipo cuantitativo, mientras que el se-gundo, el de las inadaptaciones, entra de llenoen el cualitativo.

La pedagogía terapéutica o curativa, respectode los insuficientes, tiene una labor primordialde rehabilitación, de enderezamiento o puesta apunto de facultades o capacidades entorpecidaso retrasadas en su desarrollo, para darles unafuncionalidad y aplicación en el mayor gradoque sea posible, aptitud que no alcanzarían sinlos cuidados educativos especiales. Es la mani-festación de la coordenada cuantitativa concre-tada en el sujeto con que se opera; es a partirde «cuánto» menoscabado para llegar a un«cuánto» mejorado en capacidad y funciona-miento, logrado a través de ejercitación apro-piada.

Respecto de los inadaptados o difíciles, la actua-ción pedagógica curativa tiene un sentido for-mal de estabilización, de nivelación de las reac-ciones del sujeto que, sin presentar un desarrollocarencial de sus facultades, el funcionamientode éstas es disarmónico y provoca conflictos deconvivencia. Esta tarea tiene matiz cualitativo,es partir de un «cómo» funcional desequilibradopara aminorar o desterrar la disarmonía, previoel estudio del caso y por medio de un contactopersonal con el sujeto, pero sabiendo que se pue-de echar mano de las facultades normalmentedesarrolladas en él para prestarnos colaboración.Es fácil comprender que en los esfuerzos peda-gógicos con insuficientes se acentúa más el ca-rácter de ortopedagogía, mientras que con ina-daptados está más patente la acción curativa;esto no significa que haya una dicotomia radicalen la actuación educativa especial referida a losdos grandes tipos de sujetos; lo que se quiereponer de relieve es que, en el muchacho deficien-te, la actividad primera es aumentar o perfec-cionar un nivel cuántico de posibilidades, y ló-gicamente se va verificando armoniosamente enel todo personal del sujeto, para evitar desvíos.En cambio, en el inadaptado se va directamentea la curación de un trastorno de la personalidadque ha perturbado temporalmente el funciona-miento de facultades desarrolladas normalmen-te, curación que se logra destruyendo el motivoentorpecedor o desencadenante.

Naturalmente, hay ocasiones en las cuales jun-to a una insuficiencia mental se da inadaptacióncaracterial; en estos casos la actuación pedagó-gica actúa simultáneamente en ambos frentes,pero ello no invalida las afirmaciones anterio-res sobre la diversidad de actuación.

EL PEDAGOGO TERAPEUTAANTE LOS NIÑOS INSUFICIENTES,

DEFICIENTES O SUBNORMALES

El primer paso para poner en marcha unalabor educativa especial es la consideración delcuadro personal que presenta el niño necesitado

de reeducación. Quiero dejar aclarado de unavez para " siempre que esta notación triple —in-suficiente, deficiente y subnormal— referida alniño deficitario en su mentalidad y personalidaden general, no son sino tres adjetivos que tienenel mismo significado, a pesar de que el origen desu lanzamiento en el vocabulario usual es muydiverso. Insuficiente es la palabra adoptada porla Organización Mundial de la Salud para desig-nar al sujeto afectado de inteligencia inferior ala normal; deficiente es el adjetivo que se em-pleó comúnmente en el lenguaje psicológico, con-trapuesto en cierto modo al de inadaptado, paraindicar la misma significación de inteligencia dis-minuida; subnormal ha sido un término acuñadoen el desarrollo de las Jornadas técnicas en fa-vor de estos niños, celebradas en Madrid en 1963,a partir de las cuales todas las asociaciones defamilias con hijos retrasados la emplean y laintroducen en el ambiente social en general.

Corno el insuficiente es un niño de inteligenciacorta, es un oligofrenico, según la terminologíaclásica, nosotros emplearemos este notación a lolargo del trabajo por ser unívoca y contribuir ala claridad de la exposición.

¿Cuáles son los casos más frecuentes que sepresentan al pedagogo especializado dentro delcampo de las insuficiencias, o sea, qué clase deniños tendrá que reeducar?

Damos por supuesto que cada niño es un casoparticular y exige una referencia directa a suscualidades y necesidad; pero, aun teniendo muypresente esta consideración ineludible, la varia-bilidad de presentación de niños oligofrénicosviene a encuadrarse aproximadamente en estacasuística:

Niños oligofrénicos puros, sector numeroso,caracterizado por una inteligencia limitada co-mo rasgo discriminativo fundamental. Esta li-mitación de inteligencia o retraso mental varíaen grados de ligero a profundo; el cuadro per-sonal del niño o muchacho está, plenamente de-finido y absorbido por su escasez intelectual.

Niños oligofrénicos afectados de epilepsia.Reúnen las características de los anteriores, y aellas se sobreañade el sufrimiento de crisis con-vulsivas graves de periodicidad variable, con lasque hay que contar al actuar pedagógicamente.

Niños oligofrénicos con trastornos psicomo-trices. Estos sujetos presentan junto al déficitintelectual dificultades y alteraciones en la ca-pacidad de movimiento, en su coordinación osincronización, como consecuencia de procesosencefalíticos, meningitis, hemiplejías, etc.; fac-tor éste de la ejecución defectuosa de movimien-tos que gravita bastante en la tarea reeduca-tiva personal.

Niños oligofrénicos con rasgos de psicopatía.Es decir, retrasados mentales que manifiestantambién dificultades de conducta, perturbacionesemocionales que alteran su psiquismo; rasgospsicopáticos de índole diversa —inestabilidad, ne-gativismo, aislamiento, terquedad, etc.—. Es cu-

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rioso observar cómo los niños que presentan estecuadro personal no poseen en general un retrasomental profundo' , sino más bien de grado ligeroo medio.

Niños oligofrenicos con rasgos lisio gnómicosmongoloides. Se asemejan bastante a los oligo-frénicos puros, con gradación en el retraso men-tal que padecen y sólo diferentes de ellos en suaspecto externo. El oligofrénico mongoloide raravez presenta alteraciones de carácter, pues suextroversión exuberante les facilita la sintoniza-ción afectiva con el medio. Sin embargo, son muynotables las dificultades del lenguaje entre ellos,debido a malformaciones del aparato fonador,sobre todo de la lengua.

Niños oligofrenicos con trastornos nerviosos.Aquí el cuadro de inteligencia deficitaria estáacompañado de alteraciones funcionales del sis-tema nervioso, bien en forma de tics, ataques ocrisis no epilépticas, trastornos coreicos, que pro-vocan de manera asistemática perturbaciones decarácter y afectividad en los niños que las pa-decen; se integran también en este apartadolos niños con senestralidad o zurdería, con susproblemas de percepción espacial y de resonan-cia afectiva concomitante.

Toda esta casuística engloba la extensa gamade manifestaciones que el niño insuficiente pre-senta; unas veces, se acerca de modo neto a untipo determinado; otras, es más impreciso sucuadro personal al reunir por partes iguales ras-gos de dos o más tipos, pero siempre dentro delos trazos marcados en este conjunto de varia-ciones.

La toma de contacto con la personalidad decada uno de estos sujetos es la que permite poneren marcha el plan pedagógico-curativo que per-sigue la integración del insuficiente en la vidasocial, profesional, recreativa y religiosa en lamedida en que lo permitan sus posibilidades.

Ahora bien, esta toma de contacto impulsorade la actividad educativa es diferente según lascategorías de los niños inscritos en la casuística;con los oligofrénicos netos que no presentan ras-gos significativos, fuera de su deficiencia mental,el contacto y la puesta a punto del plan no tienedificultad importante; el único factor a tener encuenta es la consideración del grado de insufi-ciencia o retraso mental para comenzar, a partirde él, la educación especializada.

No sucede lo mismo con los que son a la vezretrasados mentales y epilépticos. Esta afecciónmodifica notablemente la personalidad en el sen-tido de hacerla más irritable de carácter y muyapegada a formas de actividad y a actitudes es-tereotipadas. Además, el hecho físico de las con-vulsiones tiene una gran repercusión en la capa-cidad de rendimiento de estos sujetos por el es-tado de confusión mental y debilitación de lamemoria consecutivo a las crisis, así como por lainfluencia perniciosa del esfuerzo prolongado queexija al epiléptico un desgaste nervioso previo ala presentación de la crisis convulsiva.

Los niños con trastornos diversos en su capa-cidad de movimiento tienen también un handicappara entrar en contacto con los demás, puestoque la vía intelectual está disminuida y la motrizdeteriorada; las ocasiones de relacionarse por me-dio de juegos o actividades de movimiento sonmás limitadas que las de los demás, y la primeraactuación del pedagogo es dejar expedita o for-talecer la vía motriz que facilita el intercambio.

Con los oligofrénicos que muestran rasgos decarácter dificultoso es necesario dotarles de unaestabilización o apaciguamiento progresivo quepermita adelantar con provecho en el estableci-miento de relaciones de convivencia y asegurar-les una permanencia lo más prolongada posiblehasta hacerla habitual. Es inútil echar a andaren el proceso educativo sin que el cuadro perso-nal del niño se estabilice simultáneamente, por-que los esfuerzos resultarían baldíos.

La toma de contacto con oligofrénicos mongo-loides es bastante más factible que en los ante-riores porque son, en general, muy sociables, ex-presivos y volcados al exterior, siendo fácil es-tablecer relación con ellos y aun entre ellos mis-mos, lo cual allana notablemente el camino.

Por último, los niños retrasados con trastornosnerviosos son un caso particular del epiléptico,aunque sin la periodicidad sistemática ni la gra-vedad de repercusión de éste. No obstante, lasdificultades de contacto existen, sin que sean in-soslayables, por las explosiones bruscas y violen-tas provocadas por las alteraciones nerviosas, sibien no tienen gran trascendencia por su escasaduración y su carácter de pasajeras.

Es, pues, imprescindible un desbroce de mati-ces personales que se adhieren al hecho funda-mental que caracteriza al insuficiente, cual es elde su inteligencia escasa y que, a veces, lo en-mascaran y hacen más complicado el tratamien-to. Una vez puesto en claro, el itinerario de latarea pedagógica especial tratará de recuperar,mediante ejercitación de actividades, el mayornúmero de facultades o destrezas; de habituar-las, con un sentido de permanencia progresivo, ala adecuación de situaciones vivenciales que ase-gurarán al insuficiente una mayor facilidad deobrar; de afinar al máximo las oportunidades quepresente para hacer de él un hombre, una per-sona para arrancarle del nivel infrahumano enque se mantendría abandonado a su insuficien-cia. Los procedimientos específicos para alcan-zarlo serán objeto de otro estudio.

LAS INADAPTAebIONES PERSONALESY LA ACTUACION PEDAGOGICO-CURATIVA

Así como la vertiente anterior podría denomi-narse de las carencias o deficiencias, ésta puedellamarse con propiedad la vertiente de las disar-monías o disfunciones. En efecto, el inadaptado,dificil, niño-problema es un niño o muchacho,

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un individuo que, a pesar de poseer inteligencianormal y de no presentar ningún difícil cuánticoen su desarrollo, están en conflicto con el am-biente y aun con ellos mismos. El funcionamien-to de su personalidad está desajustado, el ejer-cicio e influencia de su afectividad y voluntadtrastornan su conducta o comportamiento y leponen en situación de fricción en los ambientesescolar, familiar y social. Por esto se les ha de-nominado también inadaptados sociales, o mu-chachos anti o asociales, adjetivos que no dicenotra cosa que un choque con las normas habi-tuales de relación social en mayor o menor grado.

En el insuficiente la raíz de toda su afecciónestaba inserta en su propio organismo; en elInadaptado o difícil se halla repartida entre dosmundos distintos: el interior al individuo, supropio yo, y el exterior o circunstancia que leencuadra. Ambos son el origen del proceso psí-quico anómalo que constituye la inadaptación.La disposición interna y el ambiente son la cons-telación clave de la que arrancan las perturba-ciones ligeras o profundas que conducen al niñoa choques con su ambiente. Ninguna de estas dosvariables deja de actuar a lo largo de la vidadel hombre, porque si es cierto que el bagajehereditario de cada uno constituye algo indele-ble y personalísimo, tampoco es falso que esenúcleo disposicional que encierra el individuo sedesenvuelve y madura dentro de un marco físico,material, espiritual; es decir, el ambiente en susvariadas facetas y amplitud.

La frase del poeta de que «el hombre es unómnibus en el que viajan todos sus antepasados»,para indicar el poder de la herencia, de lo innato,estaría muy bien compensada con aquella otraen la que se afirma que «el hombre es un espejoque refleja fielmente todo lo que contempla», lacual destaca la modificación que imprime unahabituación continuada al ambiente que nos ro-dea. El niño, más que el adulto, es presa de lasinfluencias externas porque, sobre todo en losprimeros momentos de su vida, tiene una depen-dencia total de los mayores, y solamente cuandoalcanza la adolescencia y juventud es capaz derechazar influjos del exterior y crearse sus vi-vencias; pero, aun entonces, la influencia am-biental no se desvanece ni pierde influencia; loque varía es la capacidad de absorción o modifi-cación del individuo para captarla o aprovecharsede ella.

Siempre hay factores disposicionales y am-bientales con predominancia de unos o de otros;unas veces, el ambiente es el factor desencade-nante, otras la dispoMción interna es el agenteprincipal. La conjunción de estos- diferentes fac-tores negativos conducen a la inadaptación, perotambién la conjunción de un medio favorablecon una estructura psíquica totalmente clisarmó-nica conduce igualmente con frecuencia a estetermino. En suma, los factores sociales e indi-viduales, conjugándose, condicionan la aparición

de las perturbaciones del carácter o del compor-tamiento. Veremos ahora las diversas formas depresentación de las inadaptaciones.

INADAPTACIONES PORFACTOR INDIVIDUAL PREDOMINANTE

Niños de educabilidad dificil por crisis de des-arrollo.—Las dos épocas críticas más importantesse dan entre los dos-tres arios, y en la pubertad,de los doce a trece años aproximadamente. Enambas ocasiones el niño presenta dificultades deintegración, que son normales durante un ciertotiempo, pero que suponen una inadaptación cuan-do estas manifestaciones se prolongan duranteperíodos largos.

En la crisis del niño pequeño éste tiene que ha-bituarse e incorporarse al mundo exterior, muchomás amplio y distinto que el familiar, único fre-cuentado por el hasta entonces. En la pubertadson las fuerzas internas del chico las que haceneclosión y desencadenan la transformación al en-frentarse con el mundo.

Las manifestaciones típicas del niño difícil quese acusan con mayor frecuencia son terquedad,apartamiento o regresión. La terquedad se ex-presa claramente con estallidos de cólera y ne-gativismo marcado; la agresión es el distintivo.El apartamiento se da en los niños inaccesibles,que no hablan con franqueza ni espontaneidad,apocados en la manera de actuar y sin presentarproblemas aparentes de disciplina; muchas ve-ces, esta docilidad prolongada oculta una rebel-día que se expansiona de modo agresivo en eta-pas posteriores del desarrollo. La regresión esuna postura o actitud que encarna una deten-ción del desarrollo del niño al tornar de nuevo,al retroceder a fases anteriores de su evoluciónque ya estaban superadas.

La base común de estas tres reacciones está endos elementos clave; la dificultad de adaptacióna la comunidad, por un lado, y la inseguridadinterna, por otro. Frente a la comunidad, antela que se sienten extraños, unos reaccionan re-belándose contra sus semejantes (tercos); otrosse subordinan servilmente a la comunidad (re-traídos); los terceros buscan el apoyo de las per-sonas que les rodean ante la situación difícil (re-gresión).

La inseguridad personal se traduce en pusila-nimidad en el enfrentamiento con situacionesnuevas; como no les comprenden, ni sintonizancon el ambiente, el estado de angustia que lesproduce la adaptación defectuosa y el sentirseInseguros se enmascara por medio de artificioscompensadores: por ambivalencia afectiva —odio-celos— en las reacciones de terquedad; por ro-tura del contacto con el mundo, en el aparta-miento, refugiándose el niño en el dominio dela fantasía; está como ido de la realidad y no seorienta en ella cuando se le hace volver de su

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ensimismamiento; por último, huyendo al pasado,regresando a etapas que le son familiares porqueya las ha vivido y no le suponen problema.

Está patente en estas crisis un conflicto socialentre el «yo» y el «nosotros», meta esta últimahacia la que irremisiblemente debe conducir eldesarrollo personal. Fritz Künkel, en su Crisisdel carácter describe magistralmente el meollode la crisis del desarrollo, al reconocer en el ni-ño, desde el primer momento, la actitud del «nos-otros» que se eleva sobre los deseos y las ansiasdel Yo. No se añade a los instintos puros en elcurso del desarrollo, sino al contrario; sólo lavivencia del ser dejado-sólo hace aparecer el Yo,cuyo vencimiento debe ser aprendido después denuevo. El paso del predominio de una actitud alpredominio de otra representa siempre una crisisen el desarrollo. Y este cambio del princi pio do-minante representa para la vivencia cada vezalgo como un «muere y desarróllate», un ocasoy un nuevo comienzo.

Incluso cuando en la práctica la transición serealiza lentamente, continuada y casi impercep-tiblemente, es en el fondo una revolución, unanegación de lo pretérito y una aceptación de algonuevo que contradice a lo antiguo. La palabra«crisis» recuerda que se trata de un proceso pe-ligroso, de una sacudida interior y del peligro dela pérdida del equilibrio en un punto en el quese ha de arriesgar algo y que depende de quese arriesgue, en el punto en el que el hombredecide por sí mismo lo que es. Toda acción quesupera la «crisis» mediante una «síntesis» enri-quece la base de reacción con una nueva posibi-lidad. Toda acción que ante la crisis retrocede auna «catätesis» fundamental produce una resig-nación, una domesticación, que consiste en unapetrificación de la base de reacción y hace im-posible un ulterior desarrollo.

Niños con rasgos psicopáticos.—Se ha compro-bado que un buen número de psicópatas pueblanla inadaptación social en sus variados aspectos,aunque no pueda hablarse de la incidencia ciertade un tipo psicopático como predispuesto a laInadaptación. No obstante, es fácil encontrarsecon niños-problema en cuyo esquema personalhay rasgos de inestabilidad. Si el predominioconstitucional es notable, este tipo de inadap-tados rebasa ya los limites de la educacional, paraentrar de lleno en el de verdaderos enfermos men-tales, que no tienen cabida en los centros médi-co-pedagógicos, sino en los establecimientos sa-natoriales.

Niños inadaptados por defectos físicos—Tienentendencia más pronunciada a la fantasía y pre-disposición a los sentimientos de fracaso. Los mu-chachos en esta situación viven una experienciadolorosa que puede inducirles a sentimientos dehostilidad y culpabilidad. Conocen bien pronto ladiferencia que hay entre ellos y los chicos sanos,y entonces, los más inteligentes se dejan llevardel desaliento; sin embargo, hay que tener encuenta las compensaciones innumerables que

juegan en el plano del comportamiento humano,la voluntad de obrar, de afirmarse y de triunfar,que, sin duda, constituye la fuerza motriz másimponente. Como afirma Zavallonl, «por catas-trófica que pueda parecer a los ojos del obser-vador la situación del deficiente físico, se puedemuy bien aceptar, compensar y hasta superar, acondición de que las personas que le rodeancoadyuven a esta transformación y no la obstacu-licen ni con la hostilidad ni el sarcasmo, ni conobservaciones falsamente piadosas».

INADAPTACIONESPOR FACTORES AMBIENTALES

El medio es un poderoso factor desencadenan-te de inadaptación, porque en él se engloban to-dos los elementos sociofamiliares capaces de al-terar el curso normal de la vida psíquica delniño. El más amplio sector de influencias se en-cuentra en los grandes desequilibrios económi-cos a escala mundial y el contraste entre la opu-lencia y la miseria que acarrea el malestar ge-neral; por otra parte, las guerras y conflictosinternacionales influyen negativamente en lospadres, tanto por la ruina material, los deplaza-mientos. etc., como por el deterioro psíquico ymoral traducido en tensión, temor, incertidum-bre y angustia, motivos todos que dejan inermesal educador, al psicólogo y al pedagogo, que sonconscientes de ellos.

Ya en un radio más restringido, pero de graninfluencia, está el círculo familiar, de acción másdirecta sobre el niño; no es la posición social dela familia la que protege a los miembros contralos trastornos de carácter, sino la unión de losque la componen, la fidelidad a los vínculos, lasrelaciones interfamiliares, y, por desgracia, lacondición de la familia sufre una modificaciónnotable en nuestros días, acarreada por la evolu-ción social.

El aislamiento de la familia debido a una tras-plantación necesaria de un medio a otro reper-cute en el niño preescolar, haciendo que la ausen-cia de contacto con otras personas que no seansus padres dificulte su adaptación escolar ysocial. La ausencia del padre exigida por su tra-bajo, el desplazamiento de la madre fuera delhogar para ayudar económicamente a la casa.la escasez actual de pisos y la poca salubridadde los barrios urbanos hacen que se observe,cada vez con más frecuencia, una confusión en-tre las atribuciones femeninas y las masculinas,lo cual tiende a confundi; el espíritu del niñoy a dificultar la identificación de éste con elprogenitor del mismo sexo.

No obstante, a pesar de esta influencia untanto indeterminada y general, existen marros f a-miliares concretos que influyen desf avorabl =en-te en la adaptación social del pequeño. Ta!.es son,entre los principales.

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Inadaptación del hijo natural.—Dadas las con-diciones de su concepción y supervivencia, sin elrequis- ito de legitimidad, los muchachos que seencuentran en esta situación presentan una avi-taminosis de afecto al ser ocultados, en ciertomodo por su calidad de ilegítimos, con derechospersonales mermados frente a los demás Disgustointerior que desemboca en disarmonía y trastor-nos de carácter como respuesta a la situación dedesigualdad en que se hallan.

Inadaptación del huérfano.—Es importante laorfandad, sobre todo si los padres mueren cuan-do el niño tiene todavía poca edad Es conve-niente destacar que el padre o la madre susti-tuyente del cónyuge fallecido provoca en elmenor situaciones graves de perplejidad, reaccio-nando con un comportamiento de rebeldía o eva-sión susceptible de evolución antisocial; el con-flicto se origina por la dificultad que el niñoencuentra para identificarse con el nuevo padreo madre, al ser fuerte la imagen del anterior.

Es preciso distinguir entre la doble y la sim-ple orfandad; si el pequeño se queda sin ambosa la vez, su atención regular en instituciones ade-cuadas le libera de gran parte de estos trastor-nos. Por el contrario, en el caso de sobreviviruno de los cónyuges del primer matrimonio, elniño continúa en el hogar, a pesar de estar des-hecho, y las atenciones que se le prodigan sonmucho más irregulares, por lo cual se presentanmás casos de inadaptación. Las perturbacionesde sentirse querido por uno de los padres y acep-tado por el otro, y la experiencia dolorosa dever llegar nuevos seres queridos por doble víaque le postergan todavía más a un segundo pla-no en el terreno afectivo.

Inadaptación en los hogares desunidos. —Losmatrimonios frívolos, rotos o con ejemplos de-gradantes de vicio y moralidad arrojan un buennúmero de niños inadaptados, que reaccionanasí ante una situación ambiental disarmónica ymolesta. En efecto, los muchachos han sido es-pectadores de escenas poco edificantes, compro-metedoras de la cohesión y favorables a la eva-sión de la casa, a la salida a la calle del chicoen busca de situaciones afectivas más satisfac-torias. Esta situación permanente de temor y an-gustia en el clima familiar determina una in-terrupción de las relaciones paterno-filiales, yal faltar estas aspiraciones afectivas familiares,los niños y muchachos se ven constreñidos abuscar afecto, guía, dirección y protección enotros campos, con otros sujetos, y de aquí la for-mación o nacimiento de bandas o grupos guiadospor un jefe que transforma la exuberancia insa-tisfecha en actos de violencia, antisociales, queles autosatisface y le sirve para desfogar lo quetenían reprimido.

Inadaptación por el «habitat». —También laaglomeración forzosa en bloques superpoblados,así como la necesidad de promiscuidad de perso-nas diferentes en sexo y edad a causa de lavivienda reducida, arrojan un numeroso contin-

gente de inadaptaciones, encontrando en estasalteraciones de comportamiento un modo de eva-dirse del medio ambiente en fricción constante;en ocasiones presentan reacciones de rebeldía yagresión que desembocan en la delincuencia. Elslogan de que una alimentación suficiente, vi-vienda adecuada y vestimenta confortable sonlas tres condiciones materiales imprescindiblespara una existencia normal es verdaderamenteuna realidad.

Inadaptación por educación equivocada—Estefactor de inadaptación no alude a la escasez demedios materiales para verificar la educación,sino al proceder erróneo de muchos padres oprofesores, que no saben conducir a los niños alconcederles excesiva blandura o rigidez en susreacciones; esta actitud desmesurada hace fraca-sar al niño socialmente, perturbando notable-mente su proceso de maduración personal. Enefecto, la dureza extremada o autoritarismo delos padres determina en el pequeño una com-presión de su espontaneidad, de su naturalidadexpresiva, que acaban por convertirse en rebel-día y agresividad latentes (que se actualizan porel menor motivo) para dar salida a tanta coac-ción soportada. La personalidad del niño nece-sita, para su madurez, de la ternura maternal yde la autoridad afectuosa del padre, pero no dela opresión continuada, que anula y destroza supersonalidad en lugar de hacerla pujante.

Tan nociva como la rigidez extremada es lademasiada blandura, el dejar hacer al niño cuan-to le apetece y le viene en capricho, porque nohay posibilidad de relación social alguna, devínculos de convivencia basados en la veleidadindividual; surge inmediatamente el conflicto ofricción y el desajuste del pequeño en cualquierambiente porque no se le ha educado adecuada-mente, no se le ha enseriado a acomodar su ac-ción a la de los demás, cediendo ante ellos comolos demás decen de su parte.

El apegamiento excesivo al cariño del hijo, so-bre todo por parte de la madre (que satisfacede este modo una exacerbación afectiva), causagraves trastornos en el proceso de socializacióndel hijo en su madurez personal, al hacerle in-seguro y ansioso, al llegar a la adolescencia, enla cual el muchacho busca, naturalmente, otrasfuentes de -afecto que las que hasta entonces leproporcionaba la familia, sin que abandone ra-dicalmente ésta.

Las preferencias paternales hacia uno de loshijos, cuando éstos son varios, provocan en elpostergado una actitud de resentimiento anteel trato desigual, desajuste o inadaptación, quees una serial de protesta hacia sus derechos deigualdad filial, desatendidos o menospreciados.Esta situación sutil que muchos padres descono-cen pasará inmediatamente si se opera un cam-bio en la actitud paternal anómala. Por el con-trario, la perseverancia en esta actitud defec-tuosa puede malograr el futuro del hijo queseguía un desarrollo normal, pero que ahora aban-

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170 . LVIII INSUFICIENCIAS E INADAPTACIONES EN EL CAMPO DE LA PEDAGOGIA TERAPEUTICA [251] 103

dona todo esfuerzo en las tareas escolares o deaprendizaje, adopta una brusquedad de modalesy responde violentamente a la menor ocasiónporque el disgusto interno, la disarmonía afectivaque le embargan no le permiten hacer nada aderechas.

Esto mismo sucede con el pequeño que ve llegarun nuevo hermano con el que ha de repartir lasatenciones paternales, hasta entonces todas re-feridas a él. Sin embargo, muchas veces es laactitud de exagerada novedad hacia el reciénllegado la que agranda esa repartición de cuida-dos, que con un poco de tacto por parte de lospadres no surgiría y serviría además de un factorde estímulo para el pequeño.

Inadaptación por diversidad de frentes educa-tivos.—E1 niño cuando es niño y el muchachopor serlo necesitan de una continuidad de lalínea de conducta, que aprenden de las accionesde los que le rodean y conviven con él. Ahorabien, como el círculo más próximo a su actividades el de la familia, cuando en ella se integranparientes, además de los padres (tíos, abuelos,etcétera), que, como es lógico, tienen diferentegrado de autoridad respecto del chico y, por lomismo, criterio y actuación diferentes, el mucha-cho vive un contraste continuado y hasta oposi-ción, a veces, que le conducen a una inseguridadnada recomendable. En efecto, no sabe cómo ac-tuar porque el mosaico de actitudes vividas encontacto con los distintos parientes le dejan per-plejo respecto de una misma acción: los abuelosla alaban, los padres la vituperan y los tíos nole conceden importancia alguna. El niño entoncesse aferra a la postura que satisface sus deseos,aunque no sea la correcta; prefiere a los parien-tes que halagan su proceder, inclinándose por lasactitudes concesivas de éstos, los elige frente atodos los demás y ante éstos se rebela buscandoprotección en la convivencia educativa perjudi-cial. La inadaptación del chico no se hace tardar,y sólo la unidad de acción y de sanción de losnumerosos familiares será el remedio del desajus-te producido en aquél.

Inadaptación por incultura o fracaso de lospadres.—Aunque no es tan frecuente como lasanteriores, sin embargo, se dan casos de inadap-tación en muchachos procedentes de hogares cu-yos padres, incultos o poco evolucionados, no sa-ben sintonizar con el hijo, que ha podido cultivarsu inteligencia y sus capacidades. La separaciónentre ambos se hace tan profunda que difícil-mente se acoplan entre sí por no haber apenaspuntos de contacto, a no ser la paternidad o fi-liación.

En otras ocasiones, la inadaptación es produ-cida por el fracaso de la actuación parental, so-bre todo en los matrimonios sin hijos que adop-tan demasiado tardíamente y cuya actuación edu-cativa es muy deficiente o equivocada.

Inadaptación en matrimonios de cónyuges denacionalidad distinta—La segunda guerra mun-dial, con sus secuelas de orfandad, ha dado oca-

sión de comprobar ampliamente las dificultadesque el hijo de padres de nacionalidad distintaexperimenta, ya que entraña a la vez una dupli-cidad de estilos de vida y de modos de reaccionar,a los que cuesta asimilarse de modo positivo.

COMO SE RECONOCE AL INADAPTADO

Decíamos al tratar de la doble vertiente queabarca la actuación pedagógico-curativa, que alinsuficiente se le distingue con más precisiónporque su disminución de inteligencia le recortay delimita. En el inadaptado son los rasgos decarácter los que matizan su personalidad des-ajustada. Estos rasgos se dan a veces varios ariosantes de que se reconozcan como tales síntomasy varían con la edad. Entre los más importantesy significativos están:

Propensión a la mentira. Desobediencia y fal-tas a clase. Tendencia al vagabundeo. Fracaso demedidas educativas. Malos rendimientos escola-res (con inteligencia normal, mala conducta yfaltas injustificadas). Contraste entre cariño yafecto y terquedad extraordinaria.—La persis-tencia de estos síntomas acusa una verdadera in-adaptación.

La precocidad en la presentación de inadapta-ciones está representada en el afán destructor,manifestado en la destrucción de juguetes, cosaso instrumentos de uso diario, propios o ajenos,no por sed de saber, sino por satisfacer sus de-seos de molestar. La crueldad es el otro rasgoprecoz caracterizada por la tortura de animales,de compañeros, de hermanos, etc., alegrándosede los resultados y divirtiéndose cínicamente conellos. Estos rasgos discriminativos pueden apare-cer incluso en la edad preescolar.

Además de estas muestras generales que pre-sentan todos los muchachos inadaptados, hayrasgos más acusados en unos que en otros, des-tacándose como de mayor frecuencia los si-guientes:

Los impulsivos, que escapan a las obligacionesde la escuela por mal rendimiento o por conflic-to con el profesorado; tienen gran presuncióny habilidad y se hacen interesantes.

Los extravagantes, sujetos faltos de armoníainterna, que todo lo empiezan mal, al revés; ha-cen planes numerosos sin terminar ninguno, fra-casando en sus intentos. Son muy irritables, yllaman la atención por sus rarezas.

Los embusteros, de fantasía desbordante, sonhábiles de expresión, pero de inteligencia limi-tada, acusando una gran superficialidad. De ma-yores tienden al derroche, fraude y estafa.

Los desalmados, frios de sentimiento, insensi-bles e indiferentes a las buenas acciones; son in-sociables, desvergonzados e impertinentes. Se daen ellos el afán destructor y de tortura, siendohábiles en poner apodos.

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REVISTA DE EDUCACION - ESTUDIOS LVIII . 170

Los débiles de voluntad, abúlicos e inestables,poseen una defectuosa capacidad de concentra-ción, son egoístas y tercos; fácilmente influen-ciables, sin voluntad propia ni perseverancia, sedejan llevar de un falso entusiasmo que pasarápidamente.

Como puede apreciarse, los diferentes rasgosapuntados van directamente encaminados a lla-mar la atención por parte del muchacho inadap-tado. Pero como los resortes de que disponen se-gún la edad son diferentes, hay una separaciónneta entre las reacciones de desajuste emocionaldel pequeño y del mayor.

Cuando el nulo es de corta edad, dos a cuatroarios, como su desarrollo personal es incipiente,manifiesta alteraciones dirigidas al deterioro operjuicio de su propia persona; deja de comer, de-vuelve comidas, olvida el vestirse solo, no se aseani controla necesidades, porque son los únicoselementos de que dispone para atraer sobre élla atención y el cuidado de sus padres.

Cuando es un muchacho de diez, doce o cator-ce arios, no emplea estas actitudes para mostrarsu inadaptación; por el contrario, comete actosde rebeldía, descuido de estudios, mentiras, hur-tos, etc., que causan un impacto moral, y mate-rial a veces, en sus familiares y relaciones so-ciales. Se ocupan de él, no porque su propia per-sona sufra, sino por la trascendencia e influenciaque tienen los actos que realiza en la reputaciónfamiliar.

No se lastiman aquí bienes materiales ni per-sonales del chico, sino bienes morales y valoresque pertenecen en común a la familia y al mu-chacho. La negativa a comer no es tampoco ras-go frecuente en el muchacho inadaptado; más

bien satisfacen su glotonería comprándose dul-ces y meriendas durante las escapatorias con eldinero sustraído. Por otra parte, y en virtud dela diferencia de sexo, la muchacha inadaptadatiende a insinuar su feminidad con adornos exa-gerados y maneras de vestir, mientras el mu-chacho trata de destacar su precocidad de hom-bre en su lenguaje y en el hábito desmedido defumar.

Estas son, en síntesis. las variadas formas deinadaptación integradas en la vertiente de ac-tuación 'cualitativa de la pedagogía curativa; encomparación, es mucho más extensa Que la ver-tiente de las insuficiencias, pero realmente éstasson igualmente numerosas desde el punto de vis-ta de la comprensión, mientras que las inadap-taciones lo son desde el ángulo de la extensión.

La tarea reeducativa en las inadaptaciones esmás dura y difícil, pero bonita y profunda, yaque significa un apaciguamiento progresivo deestratos personales del muchacho y una armoni-zación de niveles de desarrollo dislocados en sufondo. La inteligencia nos puede ayudar en estatarea, pero también puede ponérsenos enfrente.Sin embargo, podemos llegar a hacer compren-der al sujeto nuestra finalidad y su deseo, y en-tonces la labor se simplifica.

Pero lo decisivo, lo que, en definitiva, da eltriunfo a la actuación pedagógica curativa en suenfrentamiento con la inadaptación es el mane-jo del resorte afectivo auténticamente llevado.La reflexión fría, con ser buena, no es operante;lo que mueve al muchacho a reacionar, abando-nando posturas torcidas y actitudes inadecuadases la capacidad de amor comprensivo encontradoen la persona del pedagogo y en su firmeza in-cansable por llevarle a la meta.

La televisión, promesa yamenaza educativas1: Televisión infantil y vida de familia

JESUS GARCIA JIMENEZ

Director técnico de Comunicación Socialen el GESTA (Ministerio de Información y Turismo)

En el momento en que redacto este trabajo, elnúmero de televisores se eleva ya a la cifra de1.300.000. Un 1.300.000 hogares españoles sonya muchos hogares para continuar creyendo-nos dispensados de afrontar el hondo proble-ma de los impactos que, para bien o para mal,

está produciendo la televisión en nuestra vida defamilia.

Con estas líneas no pretendo «defender a lafamilia» contra el «peligro de la televisión». Pre-tendo ir mucho más allá. Quiero distinguir cla-ramente desde el comienzo la que podríamos lla-