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De Travesía a Dos Ríos: un estudio histórico-arqueológico

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De Travesía a Dos Ríos:un estudio histórico-arqueológico

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De Travesía a Dos Ríos:un estudio histórico-arqueológico

Colección Anazca

Ediciones ORTO

2011

Valentín Gutiérrez RodríguezManuel Capote Fajardo

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Edición y corrección: Javier Toledano ChacónDiseño y composición: Yuri Y. Baldoquín SuárezIlustración de cubierta: José Ramón de Lázaro Bencomo (Delarra)

© Valentín Gutiérrez Rodríguez Manuel Capote Fajardo, 2011© Sobre la presente edición Ediciones ORTO, 2011

ISBN: 978-959-7179-80-1

Ediciones ORTOPlácido # 161esquina a Pedro FigueredoManzanillo, Granma, Cuba.E-mail: [email protected]

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A Rubén Rafael Domínguez Pacheco y Napoleón DomínguezPacheco, biznietos de Rafael Pacheco, hombre que tuvo la dicha

de ayudar y querer a José Martí; también por la informacióncompartida.

A Lázaro Kuang Torres, por sus trazos, sus líneas y lacapacidad de llevar la realidad al dibujo.

A Gabriel Quesada Reyes, cuya generosidad dotó a esteestudio de dos anexos importantes.

A Hugo Armas Pérez y Milderth Álvarez Pérez, quienescaminaron junto a nosotros los senderos que otrora había

desandado el Apóstol.

A Pedro Álvarez Tabío, quien ya no está entre nosotros, perocuando lo estuvo, nos animó con vehemencia a investigar la

Ruta Martiana.

A Delio Orozco González, quien por más de diez añosconservó el manuscrito digital y lo migró de un formato a otro.

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Índice

Prólogo / 9

Introducción / 13

Capítulo 1. Dos Ríos / 17

1.1. El entorno / 17

1.2. Dos Ríos a través del tiempo / 19

Capítulo 2. Estudio histórico-arqueológico / 25

2.1. Primera etapa de la excavación arqueológica / 25

2.2. Segunda etapa de la excavación arqueológica / 39

Capítulo 3. La reconstrucción / 51

3.1. De Travesía a Dos Ríos / 51

3.2. El combate de Dos Ríos / 61

Citas y notas / 83

Bibliografía / 92

Publicaciones Periódicas / 95

Documentos / 97

Anexos

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Prólogo

El libro que se justifique en su prólogo no merece ser leí-do; sin embargo, por suerte para los lectores, no es este elcaso; porque si bien el prologuista resume pasión por eltema y podría declarar con alguna enjundia elementoscardinales de lo abordado por el libro, la inmensidad hu-mana de Martí, quien se nos revela como una mina sinacabamiento como dijera de él Gabriela Mistral, nos obli-ga a llegar ante estas páginas con humildad intelectual yfervor patriótico.

Un prólogo no debe explicitar el contenido del texto,para ello está el libro mismo; un liminar debe —al me-nos eso cree el prologuista—, contar lo que no refiere elautor en su ejercicio creativo, señalar los aportes, referircon mano sedosa las deudas y con suma delicadeza el olos puntos flacos, porque se escribe —en este casoprologa—, para alumbrar, no para sembrar dudas.

Eran los finales del siglo XX cuando Juan ValentínGutiérrez y José Manuel Capote, con la compañía deHugo Armas y Milderth Álvarez, decidieron desandar ymirar nuevamente los lugares que otrora José Martí habíaengullido con su pupila escrutadora y apuntado magis-tralmente en su Diario de Campaña. El primero,niquereño; los otros, jiguaniceros; todos destilaban sed deconocimiento y con la mirada en lo alto, porque un hom-bre nace para vencer y no para halagar. Ellos decidieronconfirmar la Ruta Martiana en los territorios de la actualprovincia Granma, básicamente en los lares del otrorapueblo de indios llamado Jiguaní, y rematar su periplo enel Gólgota Cubano: Dos Ríos.

Juan Valentín, con experiencia acumulada en estudiosarqueológicos, empleó esta disciplina como verdadera

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auxiliar de la historia, que junto al rigor y la constanciadieron vida a estas páginas.

Recuerdo cuando las llevó a mi casa y en una compu-tadora 80486, que empleaba el sistema operativo MS-DOS y Word Star como editor de texto, fueron revisadasy almacenadas. Tiempo después, y venciendo las dificul-tades que significaba imprimir, las hizo llegar a la ilustreinstitución martiana. El texto se extravió y en el ánimode Juan Valentín la abulia hizo mella, por esa razón, elarqueólogo —también historiador—, orilló su empeño.Pero el amigo, consecuente y martiano, guardó con celoel trabajo y de disco en disco fue protegiendo la obrahasta que de nuevo el servicio movilizó el espíritu inves-tigador y Juan Valentín volvió sobre sus pasos, o mejor,sobre su obra.

Llegó el autor un buen día a casa del prologuista y lecomentó la idea de dar a la luz el trabajo. Primero fuenecesario verterlo a un formato compatible con las nor-mas editoriales, aunque no fue sólo ello; también, de con-junto, los amigos intercambiaron ideas, modos deconcreción y poco a poco, la ruta desandada hace 10años fue limpiándose de malezas y el libro —definitiva-mente—, ganó cuerpo.

Es este un texto sin adornos ni floreos; no obstante, sulenguaje directo para nada resulta ríspido. Una detalladay probada descripción —no se menosprecie esta sustan-tivación—, de los últimos días de José Martí en este mun-do y patria, permiten al lector —como en modernamáquina del tiempo—, viajar a mayo de 1895 y aprehen-der, a través de serio estudio, los últimos días de José Martíhasta su caída en combate; además, como todo libro útil,no sólo servirá a quien lo lea para conocer más sobrenuestro Hombre Mayor; sino que permitió a su autor co-laborar, en virtud del conocimiento e investigación con-sumada, en la realización del documental: “Dos Ríos: elenigma”, de los realizadores Roly Peña y Eduardo

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Vázquez, propuesta cinematográfica de aportes y signi-ficativa factura.

Calla el prologuista porque si se explana, prevarica;sostiene con firmeza y concuerda con Manuel Navarro Lunaen que: “Lo bueno, si breve, bueno dos veces”, y no es quepresuma que el introito resulta lúcido; sino que no desearetardar el placer de leer un texto que se inscribe, por susaciertos, en la literatura indispensable para conocer losúltimos días del que en vida fue llamado por los cubanos:Apóstol y Maestro.

DELIO G. OROZCO GONZÁLEZ.Manzanillo, Cuba, 4 de agosto del 2011.

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Introducción

La precisión del sitio donde se produjo la caída de JoséMartí y de los lugares anexos donde transcurrieron susúltimos días de vida, han sido motivo de interés desde lospropios días de su muerte en combate hasta el presente.Veteranos de la guerra recorrieron estos lugares hasta trazaruna Ruta. Historiadores en diferentes momentos se dierona la tarea de escudriñar en los parajes de Dos Ríos, tomandocomo referencia los documentos para llegar a señalar, conla mayor precisión posible, el lugar donde había hechopresencia el Apóstol. Tanto unos como otros hicieron aportesde incuestionable importancia al delinear lo que ha cons-tituido hasta nuestros días la Ruta Martiana.

A más de 100 años del desenvolvimiento de aquellosacontecimientos trascendentales, la Ruta Martiana se elevaen toda su grandeza y alcanza dimensiones inusitadas.¿Ha sido resuelta la problemática en torno a la Ruta? ¿Quéhechos ocultan o hacen olvidar la verdadera esencia de laRuta Martiana?

El tramo de la Ruta que recorrió Martí entre el 10 y el 19de mayo de 1895, provoca formular algunas interrogantesque en la actualidad aún están por resolverse: ¿Cuál fue elescenario donde se produjeron los hechos? ¿Dónde fueubicada la casa de José Rosalía Pacheco, sitio que jugóun papel importante en la dinámica de los acontecimien-tos? Los ranchos de Rafael Pacheco, ¿dónde estuvie-ron localizados realmente?; ¿cómo se produjo el combatede Dos Ríos? Desde Travesía a Dos Ríos, la Ruta Martianase presenta ante el investigador como un problema de estu-dio susceptible a nuevos descubrimientos y precisiones.

La verdad donde convergen fenómenos dispersos,aparentemente fragmentados, obliga a seguir una lógica,

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es decir, a establecer las relaciones necesarias entre estoselementos y lograr la debida unidad que se proyectehacia una totalidad pretendida. En Dos Ríos, la fragmenta-ción de los elementos dispersos se convierte en referentesde posibles relaciones que se insertan, logrando unarealidad armónica, coincidente con aquella ocurrida enmayo de 1895. En consecuencia, buscar los nexos concretosentre las evidencias que se ocultaban en fuentes escritas,orales, materiales y practicar el ordenamiento lógico deuna realidad posible, fue el objetivo principal de este trabajo.

La investigación se apoya en disímiles fuentes, dígasedocumentos, libros y evidencias materiales. El examen dedocumentos y libros condujo al estudio histórico delproblema; sin embargo, el análisis del entorno y de lasevidencias materiales, llevó al estudio topográfico yarqueológico. Ante esta situación se adoptó una metodo-logía que conjuga varios procedimientos de distintos cam-pos disciplinarios. Así, la propuesta de trabajar con elinstrumental aportado por las diferentes materias, propicióuna nueva manera de ordenar la investigación con elobjetivo de obtener los resultados esperados.

La situación que presenta la Ruta Martiana de Travesíaa Dos Ríos, exige el análisis sistemático e integral del sitiodonde se produjeron los hechos. Tal y como se han concebi-do los aspectos metodológicos y las vías para emprenderla investigación, se logra la correspondencia entre la in-formación disponible y lo que de manera concretaaportan las evidencias materiales y escritas con sus co-rrespondientes limitaciones.

Las evidencias aportadas por el trabajo arqueológicobrindan suficiente información que sirve de base paraplantear algunas hipótesis sobre el desarrollo de los hechos.Por otro lado, lo narrado por José Martí en su Diario deCampaña —del 10 al 17 de mayo— es revelador de variossucesos en torno a los hechos investigados. Martí, en cadauna de las páginas de ese documento, ofrece elementosque dan cuenta de las acciones y lugares donde se pro-

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dujeron los acontecimientos y los aborda con sumameticulosidad y precisión; al respecto apunta: “Como yoescribo lo que veo, y lo veo todo con sus adjuntos, antece-dentes y ramazones (...) surge la palabra coloreada y pre-cisa”.1 Es por ello que resulta absolutamente confiable yde ineludible utilidad lo narrado por Martí en su diario.

El estudio de este tema aproxima al lector a la realidadde los sucesos de Dos Ríos. Con él surgen, en una visiónestructurada del problema, cada una de las piezas que enese entorno da unidad y lógica a lo ocurrido durante esosdías.

En esta investigación se redescubre el escenario de losacontecimientos, el número y ubicación real de los lugaresdonde estuvieron situados los campamentos, la Ruta, loscaminos por donde se transitó y se produjo el ir y venir delos hombres en campaña y los lugares significativos don-de estuvo José Martí. Permitió, además, hacer una re-construcción del combate de Dos Ríos en su forma integral.

Cada uno de estos aspectos descubiertos son aportes a losestudios históricos sobre las vivencias del Apóstol en susúltimos días y constituyen un homenaje a su legado.

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Capítulo 1. Dos Ríos

1.1. El entorno¡Ah, Cauto, cuánto tiempo hacía que no te veía! Lasbarrancas feraces y elevadas, penden desgarradas atrechos, hacia el cauce estrecho aún, por dondecorren, turbias y revueltas, las primeras lluvias.2

JOSÉ MARTÍ

José Martí narra su llegada a la denominada llanura delCauto-Guacanayabo junto a Máximo Gómez y al grupoque lo acompañaba. El paisaje que describía el Apóstolestá constituido en su mayor parte por una llanura cársicaque limita al norte con el distrito Camagüey-Maniabón,al sur con las estribaciones septentrionales de la SierraMaestra Occidental, al sureste con el valle central a lo largode una línea irregular diagonal que se extiende de surestea noreste; al este limita con el grupo de paisajes de Mayaría lo largo de la cresta de las colinas que se extienden al suro norte-noreste. Dentro de esta gran llanura el complejoterritorial natural de mayor extensión es la llanura fluvialdel Cauto, la cual, dividida en cuatro zonas, ofrece elespacio geográfico de estudio: el primer segmento se ex-tiende desde la entrada del río Cauto, en la llanura, hastala confluencia del río Contramaestre. (Ver Anexo 1)

Haciendo uso de un lenguaje poético, el Apóstol narrasu impresión al observar el río Cauto: “De suave reve-rencia se hincha el pecho, y cariño poderoso, ante el vas-to paisaje del río amado”.3 La historia y lo grandiosodel Cauto debió impresionarlo profundamente. Al díasiguiente, cuando llega de Altagracia a Travesía, señala:“Allí volví a ver de pronto, a la llegada, el Cauto, que yavenía crecido, con su curso ancho en lo hondo”.4 Este río

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tiene su nacimiento en la Sierra Maestra, a unos 40 kmal oeste de Santiago de Cuba; corre a lo largo de vallesprofundos y sinuosos, uniéndosele en su decursar variosríos que le tributan sus aguas, hasta llegar a la amplia lla-nura fluvial, a una altura de 40 a 60 m sobre el nivel delmar. Corta el Cauto en la profundidad al terreno, lo quehizo escribir al Maestro: “(...) y a los lados, en vasto decli-ve, los barrancos”.5

Se destaca, dentro del paisaje, la presencia del río Con-tramaestre; así lo describe Martí: “Con barrancas comolas del Cauto asoma el Contramaestre más delgado y cla-ro”.6 Luego de recibir las aguas del río Baire, el Contra-maestre suma las suyas al caudal del Cauto en unsingular panorama: “(...) Bellito pica espuelas para en-señarme el bello estribo, de copudo verdor, donde conun ancho recodo al frente se encuentran los dos ríos: elContramaestre entra allí al Cauto”.7

Todo el territorio de la llanura del Cauto, a finales delsiglo pasado, estuvo ocupado por notables bosques; fueJosé Martí excepcional testigo de la existencia de aquellaexuberante vegetación. Relata su asombro luego de cru-zar el inmenso río y adentrarse en el llano:

Lo cruzamos, por cerca de una seiba (...) entramosal bosque claro, de sol dulce, de arbolado ligero, dehoja acuosa. Como por sobre alfombras van los ca-ballos, de lo mucho del césped. Arriba el curujeyalda al cielo azul, o la palma nueva, o el dagame queda la flor más fina, amada de abeja, o la guásima,o la jatía. Todo es festón y hojeo, y por entre losclaros, a la derecha, se ve el verde del limpio a laotra margen, abrigado y espeso. Veo allí el ateje,de copa alta y menuda (...) el caguairán “el palomás fuerte de Cuba“, el grueso júcaro; el almácigo,de piel de seda; la jagua, de hoja ancha, la preñadagüira, el jigüe duro, de negro corazón para bastones,

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y cáscara de curtir, el jubabán, de fronda leve (...)la caoba de corteza brusca, la quiebrahacha, detronco estriado (...) [el caimito, el cupey y lapicapica] y la yamagua, que estanca la sangre.8 (VerAnexo 8)

1.2. Dos Ríos a través del tiempo

Estas tierras fueron realengas hasta la segunda mitaddel siglo XVIII y eran usufructuadas para montear gana-do por los vecinos del pueblo de Jiguaní. En 1748, JosephAntonio Fernández, vecino de la ciudad de Santiago deCuba, denuncia la existencia de un realengo entre losríos Contramaestre y Cauto. Al año siguiente, 1749, sedispone el deslinde de esas tierras y se entregan diligen-cias al agrimensor Balthasar Díaz de Priego, quien reali-za el trabajo e informa al Ministro de Real Hacienda:

Desde el paraje nombrado Las Jatías en el Río Con-tramaestre se mensuró hasta llegar al paraje nom-brado Las Vijas por todo el río (roto) y se tiró unalínea, la que se terminó en el Río Cauto veinte yseis cordeles más arriba de dicho paraje de Cautopara su boca, lindando con tierras de La Sabanilla(...) llegando a las bocas de Cauto y Contramaes-tre, se toma por el río arriba de Contramaestre hastallegar al paraje donde se comenzó, nombrado LasJatías. 9

De acuerdo a esta mensura la finca mediría dos leguasy 335 cordeles aproximadamente. En 1752 se hace el pre-gón de las tierras en Santiago de Cuba y se le otorga lapropiedad a Joseph Antonio Fernández, en la cantidadde 200 pesos de posesión. Al ir éste a hacer uso de lafinca, se le interpone Juan Sánchez, regidor del pobladode Jiguaní, quien alega haber hecho la denuncia del

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realengo con anterioridad, ante el juez de tierra de lavilla de San Salvador de Bayamo. Así inicia un litigiopor la posesión de la finca “Dos Ríos” que se prolongahasta 1770. El fundo de Dos Ríos es escenario de algunosacontecimientos en la guerra de 1868. En esa región, tantoel río Cauto como el Contramaestre, se convierten enpuntos estratégicos, por lo que al inicio de la contienda,el mando español sitúa un campamento militar en el lu-gar conocido por La Vuelta Grande, cercano a uno deesos pasos en el Contramaestre. Ese enclave militar esatacado por Máximo Gómez en abril de 1871:

En El Roble, he reunido alguna gente de la briga-da de Jiguaní y del batallón al mando del tenientecoronel Camilo Sánchez, y marcho para El Salto.Llegué allí sin novedad el 17, el 18 continué hastaSabanilla, esa misma tarde me muevo mucho porla noche y en la madrugada del 19, ataco elcampamento enemigo de La Vuelta, que no pudetomar; tuve algunas bajas y me retiré para Cautola Vega.10

Todo parece indicar que la posición militar no pudoser sostenida dada las condiciones de aislamiento del lu-gar, por lo que la región fue, a partir de 1873, del domi-nio de las tropas mambisas: “Aquí fue cuando esto eramonte, el campamento de «Los Ríos», donde O’Kelly sedio primero con los insurrectos, antes de ir a Céspedes”.11

Se refiere Martí en su diario a la estancia en Dos Ríos delreportero norteamericano del periódico The New YorkHerald, James O’Kelly, quien fuera enviado por ese órga-no de prensa para entrevistar al presidente de la Repú-blica en Armas de Cuba, Carlos Manuel de Céspedes.O’Kelly llegó a los territorios de Cuba libre el día 21 defebrero de 1873 y logró entrevistarse con Céspedes el 6de marzo siguiente. En ese trayecto arribó a Dos Ríos afinales de febrero. Sobre estos hechos narra el periodista:

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El campamento de Calixto García en Dos Bocas ocu-paba un claro rectangular en el bosque. Consistíaen una multitud de bohíos formando calles regula-res y muy bien alineadas; con espacios abiertos ensu centro, donde se cultivaba plátano. Al tiempo demi llegada no había acampados allí sino algunoscientos de hombres. En el campamento estaban losgenerales Máximo Gómez y Calvar, quienes me re-cibieron, en ausencia del Comandante en Jefe de lastropas, quien poco después llegó de vuelta de unrecorrido.12

Sale O’Kelly del campamento de Dos Ríos el 5 de mar-zo para entrevistarse con Céspedes, luego de ser testigode los resultados del combate de Jiguaní el día anterior.Asegura el reportero que:

La mañana después de la batalla de Jiguaní, loscubanos dejaron su campamento según tenían porcostumbre, para que, cuando concentrándose lasfuerzas españolas, viniesen a vengar a sus compa-ñeros, no encontrasen a nadie.13

Luego de terminada la guerra, durante el período detregua, la finca comenzó a poblarse. Cobra suma impor-tancia el paso de Dos Ríos, hoy Santa Úrsula, situado enel río Contramaestre, punto obligado de tránsito del tre-cho que unía Jiguaní con el cruce del río Cauto por LaTravesía; y desde Jiguaní —por el camino de Dos Ríos yla margen derecha del Contramaestre—, en dirección aRemanganagua. (Ver Anexo 2)

A principios de la década de los ochenta del siglo XIX,Antonio Pacheco adquiere la propiedad de la finca titula-da: “Boca de Dos Ríos” y la dedica al pastoreo y crianzade ganado. En documento emitido en 1901 por el alcal-de municipal de Palma Soriano, a solicitud de JosefaPacheco, hija de Antonio, a fin de que pueda justificar la

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propiedad de dicha finca —luego de terminada la Gue-rra—, se expone que la misma:

(...) radica en el cuartón de Contramaestre de estetérmino municipal con una cabida de cuatrocien-tas caballerías de tierra, lindando por el norte conCauto la Vega; por el sur con el río Contramaestre;por el este con La Gracia, y por el oeste, con el ríoCauto. (Ver Anexo 9)

Se establecen en Dos Ríos José Rosalía Pacheco Cintra ysu esposa, de quienes diría Martí:

Rosalío Pacheco; que sirvió en toda la guerra, y fuedeportado a España en la Chiquita; y allá casó conuna andaluza (...) El hombre es fornido, y viril, detrabajo rudo, y bello mozo, con el rostro blanco yarugoso, y barba negra corrida. «Aquí tienen a miseñora».14

De Emilia Sánchez dice:

(...) y allí está en su túnico morado, el pie sin me-dias en la pantufla de flores, la linda andaluza (...)En casco tiene alzado el cabello por detrás, y de allíle cuelga en cauda: se le ve sonrisa y pena (...)Rosalía levantó la finca; tiene vacas, prensa, quesos.15

Rafael Pacheco Cintra, hermano de José Rosalía, tam-bién construyó una vivienda múltiple (rancho) colindantecon el paso de Santa Úrsula y se dedica a las labores decampo. Es precisamente en el área cercada de los terrenosdesbrozados de monte y dentro de la finca “Boca de DosRíos”, en las tierras trabajadas por José Rosalía Pacheco,donde se desarrollan los acontecimientos del combate deDos Ríos y cercanos a esta, en los ranchos de RafaelPacheco, Martí vivió sus últimos días antes de su caídaen combate.

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Según Antonio Pacheco (Toñé) en el libro Martí a florde labios, de Froilán Escobar: “En la finca vivía un her-mano de mi papá que se llamaba José Rafael Pacheco,que peleó en la guerra de capitán”.

José T. de Oñate da una visión de la composición de lazona:

En la confluencia del Cauto con el Contramaestrese hallan, en un lado, Las Vueltas y La Jatía; enotro, Dos Ríos, finca que se extiende hasta Trave-sía y la confluencia del Contramaestre con el Baire.En este último lugar fue que cayó el Apóstol.16

Gerardo Castellanos y Manuel Piedra Martel descri-ben las características del terreno de la finca en mayo de1895. El primero apunta: “(…) la planicie y sabana deDos Ríos. Entonces abundaban por allí altas maniguas ydivisiones de cuartones con cercas de alambre”.17

Piedra Martel refiere:

El camino que había que seguir para llegar al sao deDos Ríos entraba muy angosto, por una finca llamada“Casa de Pacheco”, entre un monte firme y unaalambrada a nuestra izquierda y altas y tupidasmaniguazas con algunos árboles, a la derecha.18

Después de su caída, las rocas, a semejanza de suvoluntad y por la sencillez de su vida, fueron el primermonumento al Apóstol. Sobre ello escribe con brevedadMáximo Gómez el día 2 de julio de 1896 en su Diario deCampaña:

Al día siguiente continuamos hasta Vuelta Gran-de. Por la tarde visita (…) al punto donde cayó JoséMartí. Allí mismo levantamos un mausoleo a piedraviva. El acto fue solemnísimo. Todo cubano que amaa su patria y sepa respetar la memoria de Martí,

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debe dejar siempre que por aquí pase una piedraen este monumento.19

Años más tarde, entre 1901 y 1902, el Consejal delAyuntamiento de Palma Soriano, José Estrada, informóque al pasar por el lugar donde cayó Martí, vio que sóloindicaba la importancia de aquel suceso una tosca cruzde madera en mal estado y por ello propone a sus com-pañeros que el ayuntamiento se dirigiera a todos loscubanos, solicitando su cooperación para obtener fondosy levantar un monumento en el citado lugar. Con el mayorentusiasmo se acogió la idea y se formó una comisióncompuesta por los señores Arístides García como presi-dente; como vocales, Gerardo Gómez y José Estrada; ycomo tesorero, el señor José Mestre.

Un año después, en 1903, el señor Estrada, autor dedicha proposición, hizo pública la manifestación de lopoco que había recaudado para tan noble fin y pidió alayuntamiento que se le autorizara para, en peregrina-ción por toda la Isla, de puerta en puerta, costeándose élmismo todos sus gastos, pudiera solicitar donativos parallevar a cabo sus patrióticos propósitos.

A fines de ese mismo año, el ayuntamiento de Jiguanícooperó para el obelisco con 25 pesos y el de La Habanacon 500 pesos. En mayo de 1906 la colecta ya alcanzaba951 pesos que fueron depositados en un banco de San-tiago de Cuba. En abril de 1907 el Consejo Provincial deOriente donó 400 pesos. Finalmente, el 20 de mayo de1913, fue inaugurado el expresado monumento de JoséMartí en Dos Ríos. En dicha inauguración participó elgeneral Rabí.

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Capítulo 2. Estudio histórico-arqueológico

En la investigación de los sitios propuestos en la RutaMartiana de Travesía a Dos Ríos, el método utilizadopara lograr la muestra necesaria fue la excavación ar-queológica, controlada en los sitios objeto de estudio, tra-tando de obtener el mayor número de información y deindicativos concretos para la investigación.

La excavación se programó en dos etapas:

1ra. Desde la segunda mitad del mes de agosto de1994 hasta el 15 de septiembre del mismo año;se incluyó en ella la excavación de los sitios:Travesía 1, Travesía 2, casa de Rosalía Pachecoy La Jatía.

2da. En noviembre y diciembre de 1994 se excavóen: ranchos de Rafael Pacheco, La Vuelta Gran-de, casa de Miguel Pérez, casa de CasianoLeyva y casa de Pascual Ferreiro.

El corte arqueológico de cada sitio fue planeado con elobjetivo de buscar la mayor cantidad posible de eviden-cias materiales en lugares que fueron habitados por anti-guos moradores.

2.1. Primera etapa de la excavación arqueológica

El primer acercamiento para conocer la ubicación delcampamento establecido el día 10 de marzo de 1895 porJosé Martí, se hace teniendo en cuenta diferentes fuenteshistóricas. En el diario del Apóstol aparece registrado, en

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esa misma fecha, lo siguiente: “De Altagracia vamos aTravesía. Allí volví a ver de pronto, a la llegada, el Cau-to”. En el diario de Máximo Gómez se hace referencia aese día: “El 10 salimos para Travesía en compañía delcoronel José Miró y de Rafael Manduley”.20

Tanto Martí como Gómez precisan que el lugar de des-tino, al salir de Altagracia, era conocido como Travesía,ubicado en la margen izquierda del río Cauto. RafaelLubián Arias, en el año 1922, realiza el levantamientotopográfico del sitio, señalizando en una carta topográficaa Travesía, lugar donde había estado Martí el día 10 demayo de 1895. Lubián, en esa oportunidad, acompañadode otras personas, toma fotos y señaliza el sitio marcán-dolo con un bloque de cemento.21 Más tarde, en 1930, JoséOñate, con una comitiva de la Escuela Moderna de San-tiago de Cuba, acompañado además de personas que fue-ron prácticos de Martí, visitó el sitio y juntos ratificarondicho punto como el campamento del Apóstol para la fe-cha del 10 de mayo de 1895.

En 1943 los historiadores Edilberto Marbán y ElioLeyva publicaron un plano donde señalan el mencionadositio como: “Campamento No. 23 en Cauto”. Cuatro añosmás tarde una amplia comitiva señalizó este campamentoen Travesía con una pieza monolítica en la que aparecela inscripción: “Ruta de Martí, campamento 23 1895-1947”. Reynaldo Espinosa Goitizolo en el Atlas Históri-co Biográfico de José Martí, expone su versión de la RutaMartiana señalando el campamento 23 de Martí en Tra-vesía con fecha 10-11/5/1895.

La información obtenida por las distintas fuentes his-tóricas y las entrevistas a varios ancianos coinciden en quehabía una casa de campo en el lugar donde se encuentrael monolito, la cual ya estaba deteriorada entre 1915 y1920.

El levantamiento topográfico aportó los siguientes da-tos: el sitio de Travesía donde tuvo Martí su campamento23 la noche del día 10 de mayo de 1895, está ubicado en la

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hoja cartográfica no. 4977, en la escala de 1: 10 000. Suscoordenadas son X: 564,050; Y: 204, 170, a una altura de30 m sobre el nivel del mar. Este campamento martianose encuentra de 25 a 30 km del 22 en Altagracia, y parallegar a él la comitiva pasó cerca de las lagunas de Trave-sía.

En un primer momento, se indagó sobre el lugar don-de estuvo enclavada la casa del sitio que se denominóTravesía 1 y que tendría como característica que durantelos días de lluvia, las aguas drenan en dirección al Cau-to, a unos 60 m, formando en su frente un gran lodazal;por allí pasaba el antiguo Camino Real.

Precisado el sitio, el trabajo arqueológico aportó las si-guientes evidencias:

- fragmentos de platos, tazas y otros objetos de vaji-lla hogareña muy fracturados y mezclados;

- no existen posibilidades de reconstrucción de nin-gún objeto, todos elaborados de loza blanca: ba-rro fino cocido y barnizado de que están hechoslos platos, tazas, jícaras, etcétera. La loza blanca,conocida en lengua inglesa como whitiware, susti-tuye en el mercado a su antecesora, la loza perla(pearliwere), para 1830, época en que comienza amanufacturarse en Europa;

- se destacan dentro del lote: fragmentos de lozasin decorar ni marca visible, unos decorados conplumillas con bordes en azul (blue feather edgedwhileware) y en verde, además de otras con deco-raciones de finas bandas y motivos florales en ver-de y rojo;

- fragmentos de contenedores de gres: pasta com-puesta ordinariamente de arcilla figulina y arenacuarzosa, con que en alfarería se fabrican objetosque después de cocidos a temperaturas muy altasson resistentes, impermeables y refractarios. De

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gres vidriado con barniz comienzan a manufac-turarse botellas en 1840;

- contenedor vidriado con barniz, identificado enCuba por “canecas” y en lengua inglesa comostoniwar, que fueron utilizadas para conservarcerveza. Algunos fragmentos de la base de las bote-llas tienen marcas en relieve que identifican suprocedencia;

- fragmentos de contenedores de vidrio productodel comercio de bebidas, licores y medicinas, quepudieron ser de diferentes nacionalidades: euro-peas, estadounidenses y hasta fabricados en Cubadurante la segunda mitad del siglo XIX.

Las muestras de las evidencias arqueológicas obtenidasdurante la excavación fueron clasificadas por el doctorGavino La Rosa Corzo, investigador titular del CITMA.

El poder dar un rango cronológico a las muestras ex-traídas y colectadas durante el trabajo arqueológico enel denominado “campamento 23”, ubicando su manu-factura y comercialización en la segunda mitad del sigloXIX, permitió asegurar que en el sitio llamado Travesía,estuvo instalada una vivienda después de 1850 y que, co-incidiendo con los elementos aportados por los diariosde José Martí y Máximo Gómez, y los testimonios de di-ferentes personalidades, era este lugar, señalizado en1947, el sitio donde José Martí hizo campamento el 10de mayo de 1895. Ese mismo día escribió en su diario:“Mañana mudaremos de casa”.22 Localizar la casa se-ñalada por Martí, sería el objetivo siguiente de la investi-gación cuya importancia estriba en que su hallazgoconstituye el aporte de un campamento nunca antes se-ñalizado. (Ver Anexo 13)

Con fecha 11 de mayo de 1895 aparece registrado enel diario del Apóstol: “A más allá, en la misma Travesía,a casa menos fangosa (...) Llegamos pronto”.23 Mientras

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que Máximo Gómez escribe ese día: “(...) nos movimos;nosotros hacia posición mejor, en el mismo campo”.24

La lectura de las anteriores anotaciones condujo a lasdeducciones siguientes:

a) la casa adonde fue trasladado al campamentoestaba en la misma finca llamada “Travesía”;

b) la casa debía estar a una distancia relativamen-te corta del punto donde se hizo campamento eldía 10 de mayo;

c) y las condiciones del terreno y del lugar dondese mudaban debían ser mejores que aquellas quese abandonaban; o sea, mejor drenaje en días delluvia y más altura, lo que posibilitaría evitar ellodazal.

La búsqueda bibliográfica aportó que Rafael Lubián,en 1922, realizó un croquis a escala de 1: 5000 dondetraza líneas curvas señalando la Ruta en Travesía sinubicar el sitio del campamento. Edilberto Marbán y ElioLeyva, en su libro, presentan un croquis de la RutaMartiana con una leyenda que señala el campamento deMartí con el no. 24 en Cauto Travesía. Gonzalo deQuesada y Miranda, en una Tabla Cronológica sobre JoséMartí publicada en 1965, hace referencia a este punto enTravesía.25 Ibrahín Hidalgo, en la Cronología Martianapublicada en 1992, refiriéndose al punto expresa: “(...)trasladan el campamento hacia un lugar menos fango-so”.26

El testimonio de dos ancianos entrevistados propor-cionó importantes datos:

Anastasio Fajardo (sobrino de Juan Fajardo Vega, co-nocido como el último mambí de la guerra de 1895).Anastasio, de 94 años, a principios del siglo XX visitó yconoció los parajes de Dos Ríos en compañía de su pa-dre quien le contó pormenores del lugar y de sus habi-tantes. Falleció en 1995; afirmó que en Travesía, por los

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frentes de Cauto Cinco, —en la margen izquierda delCauto, durante la segunda década del siglo XX—, habíauna casa muy antigua construida de palo, tierra, tabla yguano, donde por esa época vivía Estanislao Castro, ve-terano de la Guerra de Independencia. La casa fue destrui-da posteriormente por los dueños de la finca cuandoconvirtieron esa zona en potrero para el ganado. Anastasiono recordaba que por ese lugar hubiera otra casa enaquel entonces.

Felipe Méndez, de 86 años, vivió y trabajó en las tie-rras de Dos Ríos desde la década del 20 del pasado siglo.Narra que trabajando por los potreros de Travesía y porlos frentes de Cauto Cinco, donde hoy existen vaqueríasy pastizales, observó en aquel lugar alto, cercano a unarroyo, que desembocaba en el Cauto, restos de un burénde los usados a finales del siglo XIX y dedujo que allíhabía existido una casa.

Cuando se realizó la exploración arqueológica deTravesía, por la margen izquierda del Cauto, en la últi-ma etapa, Felipe Méndez acompañó a los investigado-res. Partiendo del campamento 23 se detectó, a menos de3 km, un punto con evidencias, lo que corroboraba queen él había existido una vivienda.

El estudio cartográfico y topográfico del terreno ubicael punto descubierto en la hoja no. 4777 - I - C - 4, escala1: 10 000 en las coordenadas X: 561,845; Y: 205,045a una altura de 60 m sobre el nivel del mar. La distanciadesde este punto al primer campamento de Travesía es de2 600 m, (unos diez minutos a caballo), y a las márgenesdel río Cauto es de 10 m.

Al realizarse el trabajo arqueológico se hallaron:

- fragmentos de loza o tazones sin decorar y deco-rados otros con finas bandas de diferentes colores,una de ellas con marca del fabricante, y otras conmotivos florales por la técnica de transferencia;

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- fragmentos de platos decorados con plumillas ver-des y azules, además de pedazos de loza con de-coraciones multicolores;

- restos de botellas de cerveza de gres vidriadoscon barniz;

- fragmentos de canecas o contenedores de grescolor ladrillo quemado y de forma alargada utili-zados como recipientes para el comercio de gine-bra y cerveza;

- cerámica roja fragmentada de botijas conocidasen lengua inglesa como oliver jar, a las que se ledio múltiples usos durante todo el período colo-nial junto a restos de vidrios de botellas de dife-rentes tipos y usos;

- de metal fueron encontrados fragmentos de cla-vos de configuración cuadrada, manufacturadosen el siglo XIX, pedazos de caldero, la punta deun machete y la porción metálica de un freno paracaballos;

- en lo tocante a la armazón de la casa se detectó,en un lateral de la misma, la base de un horcónde madera dura de guayacán.

Se estaba pues en presencia de un sitio de habitacióndel período colonial tardío; es decir, que las evidenciasencontradas en el basurero arqueológico demostrabanque en el extremo noroeste de la finca “Travesía” —en lasegunda mitad del siglo XIX—, existió una vivienda. Alno encontrarse otro sitio durante la exploración dondese pudiera hacer coincidir los datos aportados por losdocumentos, testimonios, estudios topográficos y arqueo-lógicos, se arribó a la conclusión de que el referido puntoes el lugar donde José Martí y su comitiva acampó el día11 de mayo de 1895. Este sería el “campamento 24” de

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la Ruta Martiana, desde Playitas de Cajobabo hasta DosRíos. (Ver Anexo 11)

Otra fase crucial del estudio de la Ruta en el tramoperteneciente a la actual provincia Granma, lo fue el de-tectar la casa del prefecto de Dos Ríos: José RosalíaPacheco Cintra. Este lugar y su ubicación, aunque nofue campamento de José Martí, resultaba de vital impor-tancia, puesto que de él dependía el éxito futuro de lainvestigación, en tanto a partir de su ubicación se po-dría:

a) facilitar el descubrimiento del sitio donde estu-vieron los ranchos de Rafael Pacheco;

b) interpretar y conformar una versión lógica decómo se produjo el combate de Dos Ríos;

c) y confeccionar un plano explicando la estructu-ra del pequeño caserío de Dos Ríos en mayo de1895.

La primera referencia a Rosalía Pacheco la hace Martíen su diario el día 11 de mayo, estando en el segundocampamento de Travesía: “A Rosalía Pacheco lo incre-pa reciamente Gómez. Pacheco sufre, sentado en lacamilla de varas al pie de mi hamaca”.27 A continua-ción, en el diario original y tachadas, pueden leerse lassiguientes palabras: “Comisión a Bijas, al paso del Con-tramaestre”.28

Al finalizar el día 12 de mayo Martí escribe: “Al acos-tarnos, desde las hamacas, (...) hablamos de la casa deRosalía, donde estuvimos por la mañana, del café quenos esperaba (…)”.29 Mientras que el general Gómez, elmismo día apunta en su diario: “(…) nos dirigimos a LaJatía, pasando por Dos Ríos y Vuelta Grande”.30

De la lectura de estos fragmentos se infiere que JoséRosalía Pacheco invitó a Martí y a su comitiva a tomarcafé en su casa al día siguiente, cuando se trasladaran

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hacia La Jatía. Esto era posible porque, lógicamente, lacasa no debía estar muy lejos del camino que conducía aLa Jatía y que cruzaba el Contramaestre por el paso deDos Ríos, sitio colindante con la parte posterior del anti-guo fundo de Dos Ríos cuyo nombre era La Bija. 31

Hacia la casa de Rosalía Pacheco, prefectura de DosRíos, había mandado Martí comisión el día 11, por allípasaría al siguiente día, razón por la cual se puede con-cluir que la casa de José Rosalía Pacheco Cintra debíaencontrarse en la margen derecha del río Contramaes-tre, en un lugar cercano al paso de Dos Ríos.

La cercanía de la casa al paso del río y de este al se-gundo campamento de Travesía, posibilitó a RosalíaPacheco visitarlo y regresar a su casa para esperar lacomitiva y los visitantes, a pesar de la premura por estaren La Jatía ese mismo día y de llegar a la prefectura deDos Ríos en La Bija y degustar la infusión. Lo antes di-cho confirma que el paso por donde José Martí y susacompañantes cruzan el Contramaestre no fue otro queel de Dos Ríos, hoy Santa Úrsula, siguiendo la Ruta quepasaría por La Vuelta Grande hasta La Jatía.

Otras fuentes se refieren a la casa de Rosalía Pacheco.Enrique Loynaz del Castillo, quien estuvo en Dos Ríos el10 de octubre de 1895 a pocos meses de haber caído JoséMartí, escribió: “Como quien llega a tierra consagradanos aproximamos al bohío ocupado por la familia delcapitán Pacheco y prefecto José Rosalía Pacheco (...) élme llevó de inmediato al sitio fatal”.32 Mientras que GerardoCastellano refiere: “Concluyente es que mal encaminadoMartí y la Guardia o quizás en busca de la casa dePacheco, recibió una descarga sorpresiva”.33 José MiróArgenter también hace mención a la casa de RosalíaPacheco:

Fue necesario, para ir al encuentro de los españoles,dejar el camino abierto, y tomar por una vereda demonte, y por otro callejón (...) que conducía a la

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Casa de Pacheco. La columna española se hallabaen las cercanías de la casa de Pacheco, con la van-guardia apostada en la boca del callejón, y el nú-cleo de la fuerza en línea de combate junto al montede frente a la casa de Pacheco.34

Manuel Piedra Martel, presente en la acción de DosRíos, al referirse a la casa de Rosalía Pacheco, expresa:

Cruzando el Contramaestre por aquel lugar, el ca-mino que había que seguir para llegar al sao deDos Ríos entraba muy angosto por una finca lla-mada “casa de Pacheco”, entre un monte firme yuna alambrada a nuestra izquierda, y altos y tupi-dos maniguazos con algunos árboles, a la derecha.35

Los testimonios dados por los autores antes citados,ubican la existencia de la casa de Rosalía Pacheco den-tro del terreno donde se produjo el combate, inmediatoal sitio de la caída de José Martí; todo esto, junto a loselementos aportados por los diarios, redujo el área debúsqueda y ubicación de dicha casa.

Otros elementos de inestimable valor fueron los ofreci-dos por el periódico: El Porvenir, editado en Nueva Yorkcon fecha 26 de mayo de 1896, que publica un esquemadonde se describe el desarrollo de la acción de Dos Ríos.En dicho esquema, dibujada en el área de combate, seobserva en la ribera derecha del Contramaestre, la casade José Rosalía Pacheco, prefecto de Dos Ríos, muy próxi-ma al sitio de la caída del Apóstol.

Rafael Lubián precisa el micropunto geográfico en 1922donde estaban los restos de la casa de Rosalía Pachecoen Dos Ríos. Tomó fotos del sitio donde se observan doshorcones, los que quedaban de la referida casa. Tambiénseñala que la vivienda estaba en la margen derecha delContramaestre, a 170 m por el oeste del obelisco, y a 41m por el sur del río Contramaestre.36

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Varios ancianos entrevistados, entre ellos ManuelMartínez, conocedor de la zona, manifestaron que a unos200 m del obelisco y a 60 m del río Contramaestre, endirección al oeste, había restos de una casa de embarrey guano.

Antonio Pacheco Sánchez, hijo de José RosalíaPacheco, a pesar de su ya prolongada ancianidad, re-cuerda que:

La casa de nosotros era una casa de campo, unacasa pobre; de fango y palo las paredes y arribatecho de guano. La casa estaba en la orilla derechadel Contramaestre, en el camino que iba de Jiguanío Baire para Holguín, pasando por Remanganagua.Por el otro lado del río seguía el camino de La VueltaGrande, distante poco más de una legua.37

La exploración permitió detectar evidencias arqueo-lógicas de una antigua casa distante menos de 200 m aloeste del monumento. Esto ubica la casa de José RosalíaPacheco Cintra en la hoja cartográfica no. 4977 - III - b - 6,en la escala 1: 10 000, coordenadas X: 559,715; Y: 201,048a una altura sobre el nivel del mar de 60 m. El punto seubicó en el huerto de la ESBEC: “José Martí”, de ahí sualteración.

Las principales distancias de comparación son:

- del micro punto a la margen derecha del río Con-tramaestre: 41 m;

- al camino actual: 100 m;

- al antiguo Camino Real: 30 m;

- a la cerca antigua donde José Rosalía esperó aMartí el día 12 de mayo en la mañana: 80 m;

- al obelisco: 170 m;

- y desde el campamento de Travesía 2: 5 500 m.

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El trabajo arqueológico aportó algunas evidencias ta-les como:

- fragmentos de vajillas de loza blanca en pedazosmuy pequeños de tazas y tazones, unos blancosy otros decorados con diversos motivos: flores,bandas finas y gruesas paralelas a los bordes; es-tas decoraciones son de diversos colores;

- pequeños trozos de platos o bandejas decoradascon plumillas verdes y azules;

- restos pequeños de posibles platillos decorados porla técnica de transferencia. Los motivos de las de-coraciones son diversos, así como los colores em-pleados, que van desde el azul, rojo vivo y verdehasta el pardo;

- fragmentos pequeños de gres característicos dedos tipos de canecas fueron hallados durante eltrabajo arqueológico: contenedor de cerveza decuerpo no muy alto, vidriado de color blanco yamarillo oscuro a partir de la altura del cuello;

- restos de una caneca de color ladrillo de cuerpocilíndrico, alta y con asa de argolla, adosada a laaltura del cuello y hombro;

- fracciones de contenedores de vidrios de paredesmás gruesas que las otras que van desde los 2mm hasta los 4 mm, algunos con gruesos fon-dos. Se observa que los contenedores tuvieronusos múltiples: para licores, vinos, medicina, et-cétera;

- fragmentos de cerámica roja de botijas;

- y restos metálicos de posibles utensilios de coci-na.

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Evidentemente, se estaba en presencia del lugar don-de a finales del siglo XIX estuvo enclavada una casa; alarmar y hacer coincidir cada uno de los elementos apor-tados por documentos, fuentes bibliográficas, testimonios,cartografías y la exploración y excavación arqueológi-cas, se concluye que en el sitio detectado existió la mora-da de José Rosalía Pacheco Cintra, capitán del EjércitoLibertador, prefecto de Dos Ríos, lugar donde tambiénradicaba la prefectura y en cuyas inmediaciones se desa-rrollaron los principales acontecimientos del combatedonde cayera José Martí. (Ver Anexo 10) Esta casa nohabía sido señalada anteriormente ni se tenía en cuentaen el recorrido de la Ruta Martiana, resulta un lugar sig-nificativo, pues allí estuvo Martí varias horas y desde ellase organizó toda la atención al campamento final hechopor el Apóstol. Su ubicación facilitaría también el poderprecisar el sitio donde existieron los ranchos de RafaelPacheco.

Al finalizar el día 12, en la noche, Martí escribe: “Dela Travesía a La Jatía”; ese sería el campamento 25 de laRuta Martiana. Luego, precisa el Apóstol: “La Jatía escasa buena, de cedro y corredor y de zinc ya abandona-da, de Agustín Maysana, español rico”.38 El campamen-to de La Jatía no fue tomado en cuenta por Lubián yotros investigadores que habían hecho referencia a loscampamentos de la Ruta Martiana. Sólo José Oñate, enel recorrido que realiza en 1930, lo señala como LugarHistórico; en 1947 no fue señalizado.

Carlos Casasaya Coma, a principios de la década del80, realiza una detallada investigación sobre este cam-pamento y precisa su existencia en un trabajo publicadoen la revista La Plata.39 A este autor se debe la deteccióndel sitio donde Martí estuvo el 12 de mayo de 1895. Tam-bién señala Casasaya su hipótesis de ubicación de la casade Rosalía y Rafael Pacheco.

Reynaldo Espinosa Goitizolo, publica en 1983, en suAtlas Histórico Biográfico de José Martí, un mapa donde

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aparece señalada la casa de La Jatía.40 Ibrahím Hidalgoen su Cronología Martiana, registra: “Parten hacia LaJatía”.41

En conversaciones sostenidas con ancianos, estos ma-nifiestan que la casa de La Jatía aún existía a principiosdel siglo XX, por lo que se puede inferir que había sidoconstruida en el siglo XIX.

Precisando el lugar, se realiza el levantamiento topo-gráfico. El punto se ubica en el mapa cartográfico, en laescala 1: 10 000, en la hoja no. 4977 - IV - d - 5; coorde-nadas: X: 555,325; Y: 209,068, a una altura sobre el niveldel mar de 60 m. Desde Travesía se habían recorrido15 350 m; desde la prefectura unos 11 000 m. El río Cau-to quedaba a 100 m y el camino actual a 50 m.

Al realizarse el trabajo arqueológico en la colecta desuperficie y excavación, se obtuvieron:

- fragmentos de loza blanca: pedazos de platos de-corados con plumillas en color azul y verde, y debandejas con la misma decoración;

- fragmentos de tazas y tazones con varias decora-ciones y motivos, colores usados: verde, azul, rojoy violeta;

- piezas de gres: canecas, contenedores de cervezay ginebra, vidriadas con barniz;

- restos variados de pequeños contenedores y decanecas de color ladrillo quemado, de cuerpo alar-gado y argolla adosada a la altura del cuello yhombro;

- fragmentos de botellas de vidrio, recipientes quedebieron ser usados en el comercio de bebidas,licores, medicinas, etcétera; el grosor y los coloresde los restos varían;

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- de cerámica burda aparecieron restos de tejas crio-llas, ladrillos de cerámica roja, y botijas de dife-rentes tipos con barniz interior;

- también fueron hallados restos metálicos de cal-deros y otros utensilios de cocina y comedor.

En este sitio las evidencias no están muy fragmenta-das, pero se mezclan con restos de vajillas manufactura-das y son indicativo de que La Jatía fue sitio de habitacióndesde mediados del siglo XIX; y que —con modificacio-nes—, la vivienda que hoy existe fue campamento de JoséMartí durante el medio día y la noche del 12 de mayo de1895. (Ver Anexo 15)

2.2. Segunda etapa de la excavación arqueológica

Al siguiente día, el 13 de mayo de 1895, José Martí ysus compañeros cambian de campamento: “Esperaremosa Masó en lugar menos abierto”.42 Este campamentosería el que por más tiempo fuera utilizado por Martí enespera de la llegada de Bartolomé Masó; en 1947 no fueseñalizado. En el Atlas Histórico Biográfico de José Martí,se representa en un mapa, en la margen izquierda delrío Cauto, frente a Sabanilla.

Como punto de partida para la ubicación de la casa deRafael Pacheco (lugar donde se estableció el vivaque) seutilizaron los diarios de campaña de José Martí y Máxi-mo Gómez.

También el 13 de mayo de 1895 Martí precisa el lugardonde haría campamento: “(...) cerca de Rosalío, en casade su hermano”.43; y más adelante añade: “Cruzamos elContramaestre, y, a poco, nos apeamos en los ranchosabandonados de Pacheco”.44 Máximo Gómez apunta:“(...) retrocedo a acampar en Dos Ríos, en espera deMasó”.45

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De la lectura anterior se deducen dos ideas:

1ra. Que la casa de Rafael Pacheco —que estabaabandonada—, era propicia para la acampa-da.

2da. Que se encontraba cerca de la casa de su her-mano José Rosalía.

La vivienda de Rafael Pacheco estaba próxima al pasode Dos Ríos en el Contramaestre; recuérdese lo relatadopor Martí el día 11 de mayo: “Comisión a Bijas al paso delContramaestre”.

En los sucesivos días dejaba en claro la cercanía quetenía el campamento con la casa de Rosalía Pacheco:“Rosalío va y viene, trayendo recados, leche, cubiertos,platos: ya es prefecto de Dos Ríos. Su andaluza prepara aun enfermo una purga de higuereta”,46 y agrega: “Decasa de Rosalío vuelve Gómez (...) Rosalío, en su arren-quín, con el fango a la rodilla, me trae, en su jaba decasa, el almuerzo cariñoso”.47 Por tanto, se infiere que lacasa de Rafael Pacheco estaba situada en las márgenesdel río Contramaestre: “La lluvia de la noche, el fango,el baño en el Contramaestre”. El último día anota: “Estámuy turbia el agua crecida del Contramaestre”.48

Para la exploración se contaba con dos elementos degran importancia extraídos de los diarios de campaña; tén-gase en cuenta que ya se habían ubicado la casa de RosalíaPacheco y el paso de Dos Ríos:

1ro. Que la vivienda de Rafael Pacheco estaba ubi-cada al este del paso de Dos Ríos, a unos 200 o300 m del mismo, cerca de la de Rosalía Pacheco,en esa dirección y en la rivera norte del Contra-maestre.

2do. Que se localizaba en el lugar llamado por aquelentonces, La Bija.

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El estudio de las fuentes bibliográficas aportó testimo-nios y versiones como los que a la letra se leen: “Acam-paron el 15 en un pequeño sitio de labor, nombrado Bija.En el campamento de La Bija permanecieron hasta el19”.49 Más adelante, en el mismo texto, Miró acota queLa Bija se encontraba aproximadamente a 1 km de laprefectura, residencia de Rosalía Pacheco. La secuenciade testimonios continúa:

El día 18, ya oscureciendo, llegamos a La Bija, don-de encontramos a Martí. La Bija era un sitio delabor que, por carecer de pastos, no ofrecía condi-ciones para que en él pudiera acampar, una fuer-za de caballería relativamente numerosa como erala nuestra.50

Según Piedra Martel: “La última noche había sido os-cura y el bohío aquel de La Bija sólo estaba alumbradopor la llama de una vela de cera”.

José Oñate en 1930 señala: “En un lugar llamado LaBija de la extensa región denominada Dos Ríos, cerca dela confluencia del río Contramaestre y el río Baire, seacampó el día 13. La Bija está como a una legua de LaVuelta Grande”.51

Antonio Pacheco (Toñé) refiere:

El general Gómez pidió consejo a mi papá del lu-gar de más resguardo donde podían parar y él ledio razón de que más allá, por la orilla del Contra-maestre, buscando el Cauto, quedaba la casa deRafael, que estaba todavía sin nadie. La casa de Ra-fael estaba distante a la nuestra como a un kilóme-tro, a orillas también del Contramaestre.52

Rafael Lubián Arias al publicar el plano de Dos Ríosen la escala de 1: 10 000 señala con un punto, el ranchode Rafael Pacheco, a unos 1 250 m al oeste del obelisco,

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cerca del río Contramaestre, por la ribera derecha, en elpotrero de La Bija. Lubián tomó una foto del lugar dondese pudo observar la existencia de horcones de dicha vi-vienda.

Anastasio Fajardo y otros ancianos entrevistados tes-timonian que:

A unos 1000 m aproximadamente del obelisco, porla orilla derecha del Contramaestre y a unos 10 o15 m del Camino Real estaba un rancho que alrede-dor del año 1915 al 1920, cuando se pasaba por allísolamente quedaban algunos horcones y restos deltecho de guano de un rancho que estaba muy cercadel río.

Marbán y Leyva publicaron un mapa de la Ruta Mar-tiana con una leyenda que registra: “Campamento 25 delrío Contramaestre”; en el mapa aparece una curva tra-zada hacia la ribera derecha de ese río en la zona queabarca a Dos Ríos y La Bija.

El día 17 Martí escribe: “(...) conmigo doce hombres,bajo el teniente Chacón, con tres guardias, a los tres cami-nos”.53 Se deduce que si se colocan guardias en tres caminoses porque el campamento estaba próximo a la encrucijadaque constituía el paso de Dos Ríos: el camino a Jiguaní, elque venía del Cauto y el que iba a Remanganagua y a LaVenta.

Para iniciar la exploración arqueológica se contó conlos siguientes elementos que la favorecían:

1ro. el sitio debía encontrarse ubicado a 1 000 o1 200 m de la casa de Rosalía Pacheco;

2do. entre 0 y 50 m de la orilla norte del río Contra-maestre;

3ro. y a unos 300 m del antiguo paso de Dos Ríos, enel lugar que a finales del siglo XIX y a princi-

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pios del XX, se conocía con el nombre de LaBija.

Por lo supradicho, la exploración debía realizarse enuna franja, por la margen derecha o norte del Contra-maestre, con un largo de 1 250 m y un ancho de 50 m.

Se presentaron las siguientes dificultades:

- alteración total del terreno;

- construcción de una carretera asfaltada, con múl-tiples casas y dos canales, uno de ellos muy pro-fundo y con altos muros de tierra en sus costados;

- y la siembra de una cortina rompeviento.

Se agrega a estos obstáculos que los “ranchos” segúnAntonio Pacheco, no habían sido habitados por su tío Ra-fael y su familia, pues al momento de la llegada de JoséMartí y la comitiva, estaban abandonados y no se halla-ron enseres de cocina ni de comedor; esto naturalmentelimitaba la existencia de evidencias arqueológicas.

El trabajo de campo permitió, luego de varios días,detectar el sitio donde estuvieron enclavados dichos ran-chos. Se ubicaron en el mapa cartográfico en la hoja no.4977 - III - b - 6, escala 1: 10 000, en las coordenadas: X=558,800; Y=202,068, a 60 m sobre el nivel del mar. Los ranchosse encontraban a 1 080 m de la casa de José Rosalía, pre-fecto de Dos Ríos; a 9 750 m del campamento de La Jatía, a50 m de la margen del Contramaestre, a 10 m del antiguoCamino Real a Remanganagua y La Venta y a unos 300 mdel paso antiguo de Dos Ríos.

El trabajo arqueológico aportó escasas evidencias dadaslas dificultades antes expuestas; no obstante, se reporta-ron durante la excavación:

- restos de loza blanca muy fragmentados;

- restos de platos decorados con plumilla de colorverde azul y de vajilla sin decorar;

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- un fragmento de loza decorada con motivos flo-rales, pero algo desdibujado;

- restos de gres vidriado con barniz (escasos);

- y cerámica roja (restos de botijas).

Las evidencias demuestran la existencia en el lugar deuna vivienda a finales del siglo XIX. Lo escaso de la fre-cuencia de hallazgos confirma que el lugar estuvo habitadopor muy poco tiempo o por temporadas. (Ver anexo 12)

El Apóstol permaneció en el campamento de La Bijadesde el 13 hasta el 19 de mayo de 1995; ese mismo día, enhoras de las madrugada, escribe al general Gómez: “Comoa las cuatro salimos, para llegar a tiempo a La Vuelta”.54

La Vuelta Grande sería el último lugar de acampada,precisarlo era otro de los objetivos del trabajo. MáximoGómez apuntó: “El 19, a La Vuelta Grande, en dondeencuentro al General Bartolomé Masó con más de 300jinetes y Martí y mis ayudantes”.55

Son diversas las fuentes que hacen referencia a estecampamento. Según Miró Argenter:

Al quebrar la aurora; vadearon el Contramaestre,que estaba crecido, dejaron un retén en una de susmárgenes y eligieron para el nuevo campamentola finca llamada: «Las Vueltas», dehesa limpia ydilatada.56

Manuel Piedra Martel: “La llegada del general Gómezprodujo intenso júbilo en nuestro campamento de LaVuelta Grande”.57 Rafael Lubián en su trabajo señala ymapifica el sitio de La Vuelta Grande como campamen-to de José Martí. Marbán y Leyva hicieron referencia adicho sitio en un croquis publicado en el año 1943, encuya leyenda se le asigna el no. 26 a este campamento.En la ruta seguida por una comitiva oficial en 1947, sevisitó el lugar de La Vuelta Grande y se fijó una piezamonolítica como señalización. José Oñate, durante un

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recorrido en 1930, hace referencia descriptiva al campa-mento de La Vuelta Grande. Ibrahín Hidalgo aborda, ensu cronología, sobre lo sucedico el 19 de mayo de 1895:“El delegado informa al general que la noche anteriorhabía llegado Masó para dar descanso a la caballería,habiendo seguido la marcha hasta la finca de VueltaGrande, donde acampó”.58 Reynaldo Espinosa Goitizolo,en el Atlas Histórico Biográfico de José Martí, ubica elpunto de La Vuelta Grande como campamento 26 del19 de mayo de 1895.59

La exploración arqueológica permitió detectar el sitio yubicarlo en el mapa cartográfico en la hoja no. 4 977 - III - 6,en la escala de 1: 10 000, en las coordenadas: X= 556,650;Y=204,350, a una altura de 60 m sobre el nivel del mar.

Este campamento se encontraba a 3 850 m del vivaquede La Bija; a 5 050 m del lugar donde cayó Martí; a 10 mdel río Contramaestre por su margen izquierda y a igualdistancia del antiguo Camino Real .

El laboreo arqueológico demostró la existencia en el lu-gar de una construcción de dimensiones superiores al restode los otros campamentos, así como del material usadopara dicha construcción. Lubián tomó fotos de una casaen 1922 y en ella se aprecia la edificación de madera yzinc; sin embargo, no puede asegurarse que fuera esa lacasa observada por Martí en mayo de 1895.

Es amplia la muestra del material arqueológico que in-cluye:

- loza blanca: restos de tazas y tazones, unos sin de-coraciones, otros decorados con diversos motivosy colores;

- fragmentos de platos decorados con plumilla enverde y azul;

- fragmento de mayólica catalana, azul sobre blan-co, manufacturada en los siglos XVII y XVIII;

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- tiestos de cerámica roja correspondiente a frag-mentos de contenedores de barro o botijas y deollas con barniz interior;

- fragmentos de gres, de contenedores de cervezay ginebra, vidriados con barniz, las conocidascanecas, unas de cuerpo más corto y otras de cuer-po alargado de color ladrillo quemado y con asade argolla adosada a la altura del cuello y hombro;

- cerámica burda: numerosos restos de tejas crio-llas y ladrillos;

- restos de vidrios de contenedores de varios colo-res, grosor y uso para el comercio de bebidas, li-cores y medicinas;

- fragmento de tapa de vidrio donde se puede leer:“Coñac Villanueva. España”;

- y fragmentos metálicos: restos de calderos y uncasquillo para fusil máuser. (Ver anexo 14)

Luego de precisado el sitio de cada uno de los campa-mentos utilizados por Martí entre el 10 y el 19 de mayode 1895 y el lugar de la prefectura de Dos Ríos en la casade José Rosalía Pacheco, se impone significar la correctaubicación del obelisco conmemorativo a la caída, en DosRíos, del Apóstol de nuestra independencia.

El coronel Dominador de la Guardia, participante en lafatal acción, describió los sucesos en el lugar de la caída:

Cuando fuimos al lugar donde cayó Martí y queseñaló mi hermano Ángel, el general [refiriéndosea Máximo Gómez] dijo: “Eres un valiente, llegastea donde no llegó nadie” y le confiere un grado más,era subteniente y lo hizo teniente. Se señaló el lu-gar con una porción de piedras.60

El general Enrique Loynaz del Castillo, acerca del pun-to en Dos Ríos donde cayó Martí, señala:

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Para cumplir una misión de intensidad espiritualme separé del Consejo de Gobierno al que acom-pañaba desde que terminaron las labores de la Cons-tituyente, y adelantándome a marcha forzadaacompañado de un práctico, llegué al amanecerdel 10 de octubre de 1895 al histórico campo deDos Ríos, traía el encargo del presidente Cisnerode determinar exactamente con información localel lugar donde cayó el Apóstol de la independenciay allí enterrar en una botella un acta en que asíconstase con el encargo y propósito de que se erigie-se un monumento conmemorativo. Como quien llegaa tierra consagrada, nos aproximamos al bohío ocu-pado por la familia del capitán y del prefecto deDos Ríos, José Rosalía Pacheco, fanático adoradorde Martí, él me llevó al sitio fatal. Mientras el capitánPacheco preparaba una cruz para allí fijarla, escribíun acta en cumplimiento del encargo del marqués,la encerré en una media botella y la enterré bajo lacruz. Allí se levantó la cruz entre un dagame secoy un inmenso fustete.61 (Ver Anexo 8)

En ese punto, se comenzó a erguir el actual monumentoen 1907 y se terminó e inauguró el 20 de mayo de 1913.El monumento se sitúa en el mapa cartográfico hoja no.4977 - III - b - 6, en la escala de 1: 10 000, coordenadas:X=559,995; Y=201,010, a una altura de 60 m sobre elnivel del mar, actualmente a una distancia de 20 m de lamargen derecha del Contramaestre, a 100 m de la carre-tera actual, a 170 m del sitio señalizado como casa deJosé Rosalía Pacheco, a 250 m de la cerca antigua dondese inicia la acción de Dos Ríos, a 1 250 m del sitio señali-zado como “ranchos de Rafael Pacheco” y a 5 050 m deLa Vuelta Grande.

La primera parte de la investigación permitió situaren el terreno las dos primeras casas: la de José RosalíaPacheco y la de Rafael Pacheco; a pesar de ello, en las

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anotaciones del 14 de mayo, Martí hace referencia a dosvecinos más:

Mandan, horas después, al alcalde; el gallego JoséGonzález (...) y espera en el rancho de Miguel Pérez,el pardo que está aquí de cuidador, barbero (…)Veo venir a caballo, a paso sereno bajo la lluvia, aun magnífico hombre, negro de color (…) EsCasiano Leyva, vecino de Rosalío.62

Por su parte, Antonio Pacheco (Toñé) refiere: “Vivíatan bien Pascual Ferreiro, un vecino que quedaba porcerca de allí, y el negro Casiano, que me acuerdo queayudaba también a los mambises”. Rafael Lubián, en elmapa que publica sobre la zona de Dos Ríos, señala laexistencia de un vecino más: Pascual Ferreiro.

Para ubicar en la exploración arqueológica las nuevascasas, se partió de lo obtenido en las siguientes fuentes:Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos, mapa de Rafael LubiánArias y testimonio de Anastasio Fajardo.

Martí registra en su diario que: “(...) y espera en el ran-cho de Miguel Pérez”; es decir, que conduciéndolo desdeLa Venta por el camino de Remanganagua, el alcalde JoséGonzález no llega al campamento de La Bija —supóngaseque por razones de seguridad—, pero quienes lo llevan,lo acercan bastante al campamento, lo cual significa quesobrepasa la casa de José Rosalía Pacheco; de maneraque el rancho de Miguel Pérez debía buscarse al oeste dedonde estaba la cerca antigua, por la margen derechadel Contramaestre, a no menos de 300 m de la prefecturay al este de los ranchos de Rafael Pacheco, a no más de400 m, en una franja de aproximadamente 300 m de lar-go y 50 de ancho.

En la exploración se localizaron restos arqueológicosen el punto que se encuentra en el mapa cartográficohoja no. 4977- III - b - 6, en la escala de 1: 10 000, coordena-das X=559,100; Y=201,700 a 60 m sobre el nivel del mar,

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a una distancia de 500 m al este de los ranchos de RafaelPacheco. El estudio arqueológico arrojó la presencia de:

- loza blanca;- gres;- y cerámica roja. (Ver Anexo 16)

Los datos acumulados para la ubicación de la casas deCasiano Leyva y Pascual Ferreiro, contenían una contradic-ción: Rafael Lubián, en su mapa publicado, sitúa la casade Pascual Ferreiro a unos 500 m al este de la casa de JoséRosalía Pacheco, entre la margen derecha del Contra-maestre y el antiguo Camino Real; mientras que AnastasioFajardo atestiguaba: “La casa de Casiano Leyva se en-contraba cerca de la actual escuela, al lado del camino deRemanganagua”, aseguraba que Pascual Ferreiro, oficialmambí, prisionero de los españoles que escapó después,tenía su vivienda en la confluencia de los ríos Baire yContramaestre, en la margen izquierda de este último.

Tanto Lubián como Anastasio Fajardo coinciden enubicar la existencia de una vivienda a finales del sigloXIX y principios del siglo XX, al este de la casa del pre-fecto de Dos Ríos, a unos 500 m; empero, disienten encuanto al nombre del propietario; además, Lubián no hacereferencia a la existencia de la casa en los terrenos dondeconfluyen el Baire y el Contramaestre. La exploraciónposibilitó el hallazgo de basureros arqueológicos.

Entre el camino que iba a Remanganagua y en la mar-gen derecha del Contramaestre, al este de la casa de JoséRosalía Pacheco. Se ubica en el mapa cartográfico hojano. 4977 - III - b - 6, en la escala de 1: 10 000, coordena-das: X=560,700; Y=200,600, a 60 m sobre el nivel del mar.Aquí se detectaron:

- restos de horcones de guayacán de la antigua casa,en el patio de la actual vivienda y en el barrancodel río;

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- loza blanca esparcida: tazas, tazones decoradoscon diferentes motivos y colores, platos y bande-jas decoradas con plumillas en azul y verde;

- cerámica roja y gres.

Esto permitió aseverar la existencia en ese lugar, deuna vivienda en la segunda mitad del siglo XIX.

De la misma forma, al ser explorados los terrenos don-de confluyen los ríos Baire y Contramaestre, se detectóun sitio arqueológico ubicado en el mapa cartográfico enla escala 1: 10 000, hoja no. 4977 - III - b - 6, en las coor-denadas X=559,020; Y=200,850, a 60 m sobre el nivel delmar. El sitio, con moderada alteración, está despobladoactualmente y en él se encontraron restos de:

- horconaduras de guayacán de una antigua casa;

- loza blanca, gres, cerámica roja;

- metálicos;

- contenedores;

- y de vidrios.

Estas muestras son indicativos de la existencia de unacasa en la segunda mitad del siglo XIX. (Ver anexo 17)

En su diario Martí no hace mención de Pascual Fe-rreiro, es de suponer que de haber sido vecino inmediato yjugar algún papel en la atención directa al Apóstol, éste lohubiera mencionado en el diario como hizo con los de-más; por tanto, asúmase como verdadero el testimoniodado por Anastasio Fajardo, quien ubica el hogar deCasiano Leyva al este del obelisco, a unos 500 m de lacasa de José Rosalía Pacheco —del que era vecino segúnrefería Martí—, y la casa de Pascual Ferreiro, en la con-fluencia de los ríos antes mencionados. (Ver Anexo 18)

Todos estos hallazgos permitieron inferir cómo esta-ban ubicadas las viviendas dentro de la finca “Dos Ríos”en mayo de 1895. (Ver anexo 3)

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Capítulo 3. La reconstrucción

3.1. De Travesía a Dos Ríos

Entrada la mañana del 10 de mayo de 1895, luego de reco-rridos unos 20 km desde Altagracia, José Martí y MáximoGómez junto al grupo de oficiales y soldados del EjércitoLibertador que le acompañaban, atraviesan la laguna deTravesía y llegan al sitio de igual nombre. Martí tiene nue-vamente la visión del Cauto con su curso ancho, grande yde profundos barrancos.

La casa que sirvió para acampar había sido construidacon palos, piedras, tablas y guano; a la llegada de los ex-pedicionarios estaba deshabitada por causa de la guerra,lo que facilitó su ocupación. Frente a ella pasaba el CaminoReal que venía de Jiguaní, atravesaba el paso de Dos Ríoscerca de La Bija hasta cruzar el Cauto; este sería el campa-mento 23 de la Ruta Martiana, desde Playitas de Cajobabohasta Dos Ríos.

Al arribo, se realizan los preparativos para el almuer-zo: “Gómez toma del cinto de un escolta el machete, yabre un tajo, rojo, en el muslo de la novilla. «¡Desjarretenesa novilla!».63 Los oficiales mambises que operan en lazona comienzan a llegar para entrevistarse con Martí yGómez; el capitán Francisco Pérez: “(…) enérgico, hom-bre sano y seguro”, a decir de Martí; el capitán José Ra-fael Pacheco Cintra, del que el Apóstol expresara: “(…)de cuerpo pequeño, de palabra tenaz y envuelta con eldecoro”. Viene también el Coronel Francisco Blanco(Bellito) de Jiguaní. La conversación se generaliza sobrelas causas del fracaso de la guerra del 68; se escucha:“La revolución murió por aquella infamia de deponer

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a su caudillo (…) Desde entonces empezó la revolu-ción a volver atrás”.64 El diálogo es animado y motiva lapalabra airada del valiente Bellito: “Eso es lo que la gen-te quiere: el buen carácter en el mando”.

Durante la entretenida charla, Gómez increpa a losoficiales jiguaniceros por dejar pasar al poblado las re-ses, que según información que éste tenía, llevaban paseen nombre del general Rabí. Bellito se encara a Gómez yexpresa que se cumplen órdenes superiores, aunque élreconoce incorrecto el proceder.

En su diario, Martí revela cómo en un momento de laconversación, Gómez se vuelve a él: “Pues lo tienen austed bueno con lo de presidente. Martí no será presiden-te mientras yo esté vivo”.65 y luego expresa la opiniónque él tiene de los que llegan a presidente, lo que motivaque Bellito se enfrente a Gómez exclamando: “¡Eso seráa la voluntad del pueblo!”.66

En las últimas anotaciones de ese día, Martí escribe:“En lluvias, jarros de café, y pláticas de Holguín yJiguaní, llega la noche. Por noticias de Masó espera-mos”.67

El sitio donde acamparon en Travesía era muy estrechoy las condiciones del terreno donde concurrían las aguasde los contornos, ocasionaban el surgimiento de un granlodazal, desfavorable para la caballería. Por lo que tenien-do que esperar por la llegada de noticias de BartoloméMasó sin alejarse del territorio, deciden trasladarse a unacasa cercana en la misma finca de Travesía. Indagacionesrecientes en el Archivo Central del Instituto de Historia yCultura de Madrid del investigador Rolando Rodríguez,confirma el hallazgo de documentos y cartas que JoséMartí llevaba consigo en los momentos de su caída en DosRíos; dentro de ellos se encontraba una carta de BartoloméMasó cuyo contenido da fundamentos a la estancia pro-longada en la zona de Dos Ríos de José Martí y MáximoGómez, no obstante el peligro que esto representaba parala seguridad de ambos líderes revolucionarios:

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Ciudadano José Martí. New York.

Ilustre compatriota:

Desde el día 24 de febrero me hallo al frente delmovimiento revolucionario en este departamento.La revolución se muestra potente. He recorrido, par-tiendo de Manzanillo, las comarcas de Bayamo,Jiguaní, Santiago de Cuba y Holguín, donde me halloen estos momentos. En todas partes cunde el entu-siasmo.El ciudadano general Guillermo Moncada (aunquemuy enfermo) opera en las comarcas de Guan-tánamo y Cuba, con numerosas fuerzas.Urge que vengan las expediciones ofrecidas, puesaparte de poderosas razones políticas que no es elmomento de mencionar, no he podido alistar ma-yores fuerzas por falta de armamento y municiones.Además, es necesario constituir gobierno, lo cual nohe determinado en espera de la llegada de Vds.; peroveréme obligado a hacerlo si demoran algunos díasmás, por ser esta la opinión general de las fuerzaslevantadas.

Soy de Vd. alto amigo y S. S. q. b. s. m. BartoloméMasó.

Cuartel General de Cobesuela. (Holguín) 28 demarzo, 1895.68

El 25 de abril Martí, ya en Cuba, escribe a BartoloméMasó con el objetivo de:

Anunciarle que inmediatamente nos ponemos encamino hacia ese territorio, a fin de no perder ins-tante en el cumplimiento del urgente deber de fi-jar: (...) el carácter irrevocable de la guerra, y to-

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mar las medidas necesarias a su eficacia y rápidaextensión.69

Al siguiente día escribe a Félix Ruenes:

El Partido Revolucionario Cubano, acude, pues, atodo el pueblo cubano revolucionario visible, y conderecho a elección, que en el pueblo alzado en ar-mas, y a cada comarca de él pide un representante,para que reunido, sin pérdida de tiempo, los de lascomarcas todas acuerden la forma hábil y solemnede gobierno que en sus actuales condiciones debedarse la revolución.Invitamos a Vd., pues, formalmente a cumplir estedeber supremo, enviando desde ahí enseguida aManzanillo donde a la fecha se halle el generalBartolomé Masó, el representante que los cubanosrevolucionarios de Baracoa envían a la Asamblea deDelegados que allí se reunirá.70

El historiador Gabriel Cartaya, al referirse en su libro:Con las últimas páginas de José Martí, a las dos cartas escri-tas por éste, explica:

Hay dos cartas dirigidas al general Bartolomé Masó:una del 12 en La Jatía; y otra, tres días después, desdela casa de Rafael Pacheco. Es lógica la reiteraciónporque el motivo de esta acampada era sostener unaentrevista con el excelente patriota que dirigió el mássobresaliente levantamiento del 24 de febrero. Suliderazgo, expandido desde el primer día porManzanillo, Bayamo, Jiguaní y Holguín, se exten-dió luego hacia toda la provincia Oriental.71

La carta recibida por el Apóstol con las urgencias plan-teadas por Bartolomé Masó, indudablemente motivó auno de los generales de mayor prestigio en la manigua a

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la necesidad de reunirse con él, y demoró la estancia deJosé Martí en la zona. Gabriel Cartaya opina que:

Parece que hasta el día de La Mejorana Martí fuepensando en la posibilidad de reunir la Asambleade Delegados en Manzanillo y en una fecha bastan-te próxima que podría decidirse después de los en-cuentros con Maceo y Masó.

Y luego añade: “Esta idea debió modificarse despuésde La Mejorana y ser considerada la posibilidad de tanimportante reunión, después de la entrevista no sólo conMasó, sino también con el marqués, en Camagüey”.

Temprano en la mañana del 11 de mayo de 1895 la co-mitiva, sin abandonar el campo de Travesía, sale para elnuevo campamento por el camino a Jiguaní; unos 2 kmmás adelante se desvían, siguiendo la margen izquierdadel Cauto, aproximadamente a 600 m, cruzan un arroyo yllegan a una vivienda de tabla, piedras, palos y guano. Lacasa estaba en el mismo borde del barranco; al fondo, elrío en toda su anchura. El lugar era alto y pintoresco, conuna singular belleza natural. Este punto al que llamamosTravesía 2, es menos fangoso en tanto allí existe una pe-queña elevación del terreno que facilita el desagüe, evi-tando el estancamiento de agua y la formación de fango,pues estas corren hacia un arroyo aledaño.

Aquí, en el campamento 24 de la Ruta Martiana, se es-peraría un día más por noticias de Bartolomé Masó. Denuevo el descanso y la animada conversación en la que seanaliza la necesidad de activar la guerra y el asedio a lasciudades. En el diálogo debió retomarse el tema del pasede las reses a Jiguaní; el aludido es José Rosalía PachecoCintra, veterano de las dos anteriores guerras: “A RosalíoPacheco (…) lo increpa reciamente Gómez. Pacheco su-fre, sentado en la camilla de varas al pie de mi hama-ca”.72 Es de suponer que se decida, en estos momentos,

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escribir una circular prohibiendo el paso de las reses. JoséRosalía Pacheco invitó a los presentes a un café en su casa.Es muy probable que con él se enviara comisión a Bijas.Continúa lloviendo y Gómez escribe en su diario: “Laprimavera ha principiado copiosa”.73

Se decide continuar camino en busca de Masó: “Nosdirigimos (siempre rumbo hacia donde nos podamos vercon el general Bartolomé Masó) a La Jatía, pasando porDos Ríos y La Vuelta Grande”.74

Escribe Martí: “De Travesía a La Jatía, por los potreros,aún ricos en reses (…) de Travesía, Guayacanes y La Vuel-ta”.75 El grupo encabezado por José Martí atraviesa lospotreros de La Travesía, toma el Camino Real a Jiguaní yal llegar cerca del paso de Dos Ríos en La Bija, se desvíaen un cruce, para tomar el camino que venía de Jiguaníy continuaba rumbo a Remanganagua hasta la casa deRosalío Pacheco a unos 1 300 m al este: “Hablamos de lacasa de Rosalía, donde estuvimos por la mañana, del caféque nos esperaba (...)”.76 Cruzan la cerca por el portón,donde días más tarde se iniciaría el combate; se encami-nan hacia la casa, distante 80 m, por una senda algomás estrecha que el Camino Real por el que transitaban.Luego de la breve estancia en la vivienda de Pacheco,continúan viaje hacia La Jatía; regresan para cruzar elContramaestre por el paso al oeste, hoy llamado SantaÚrsula, desandando el corto trecho: “Con barrancas comolas del Cauto asoma el Contramaestre, más delgado yclaro y luego lo cruzamos y bebemos”. Al cruzar el Con-tramaestre, continúan al oeste por la margen izquierdadel río, andando el Camino Real hasta La Jatía, pasandopor los potreros de La Vuelta: “La Jatía es casa buena,de cedro, y de corredor de zinc, ya abandonada deAgustín Maysana”.77

En este lugar —campamento 25 de la Ruta Martiana—,el Maestro escribió varios documentos, entre ellos, algu-nas cartas a Camagüey: “Al marqués, a Mola, aMontejo”,78 con el compromiso de anunciar su viaje a

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esa región, pues desde el día 7 de mayo se conocía de sualzamiento. Todo indica que era objetivo del delegadoefectuar la imprescindible entrevista con Masó, reunirsecon Salvador Cisneros; para luego agrupar allí a los de-legados, desarrollar la asamblea y formar el gobierno.

Conocen en La Jatía que Masó anda por La Sabanacon Maceo y éste escribe al primero: “Imposible es seguircamino sin verle. De aquí deben empezar a nacer las me-didas de conjunto, para que ya esté madura la revolu-ción del que debe tanto a Vd.”.79

Más tarde apunta en su diario: “(…) una semana he-mos de quedarnos por aquí, esperándolo”.80

Ese día escribe también a Antonio Maceo afirmándole:“Vea eso en mí, y no más: un peleador; de mí, todo loque ayude a fortalecer y ganar la pelea”.81 A RafaelPortuondo Tamayo, de la fila de los nuevos combatientesy a sus amigos les exige: “¡Peleen, y piensen!”.82 Redacta,además, la circular: “A los jefes y oficiales de Jiguaní”.

La Jatía era un lugar de mucho tránsito de paisanos,en diferentes actividades, que cruzaban el río Cauto; poreso se decide: “Esperaremos a Masó en el lugar menosabierto, cerca de Rosalío, en casa de su hermano”.83

El día 13 emprenden el regreso, Gómez apunta en sudiario: “Retrocedo a acampar a Dos Ríos en espera deMasó”. Martí narra el regreso: “Recorremos de vueltalos potreros de ayer, seguimos Cauto arriba”. Luego depasar cerca de la confluencia del Contramaestre con elCauto, continúan camino, pasando de nuevo por LaVuelta en la margen izquierda del Contramaestre y deahí al paso de Dos Ríos, donde: “Cruzamos el Contra-maestre, y, a poco, nos apeamos en los ranchos abando-nados de Pacheco”84 y añade: “Ya está el rancho barrido:hamacas, escribir, leer, lluvia, sueño inquieto”.85

Así transcurre el primer día de los seis que pasó JoséMartí en el campamento de La Bija, en los ranchos de Ra-fael Pacheco, en espera de Bartolomé Masó Márquez.

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A primera hora de la mañana del 14 de mayo, dispo-ne Gómez que el capitán José Rafael Pacheco y 12 jinetesmarchen a operar por el Camino Real hasta La Venta,enviando horas después al alcalde José González, con elque se entrevistó Martí en el rancho de Miguel Pérez.Ese día hace Martí hondas reflexiones sobre su posiciónen esos instantes y en el futuro. La formación del Gobier-no de la República en Armas era su principal preocupa-ción. Así estaba escrito en el “Manifiesto de Montecristi”;en la carta enviada a Federico Henríquez y Carvajal. EnLa Mejorana proclama: “Mantengo, rudo; el ejército libre—y el país, como país— y con toda su dignidad, repre-sentado”.86

Esta angustia y preocupación le lleva a escribir, cuatrodías después, a Manuel Mercado:

Seguimos camino al centro de la Isla, y a deponeryo, a la revolución que he hecho alzar, la autoridadque la emigración me dio, y se acató adentro, y deberenovar conforme a su estado nuevo, una Asambleade Delegados del pueblo cubano visible, de los re-volucionarios en armas. Y en cuanto tengamos for-ma, obraremos, cúmplame esto a mí, o a otros.87

Señala también en la carta: “Puede aún tardar dos me-ses, si ha de ser real y estable la constitución de nuestrogobierno, útil y sencillo”.

Las circunstancias que imponían que la constitución delgobierno demorara dos meses más, creó la necesidad deadelantar disposiciones que habrían sido sancionadas enla Constitución de la República en Armas y que con moti-vo de acelerar el desarrollo de la guerra, no podían espe-rar por ella; esas regulaciones, aún sin cuerpo de ley, perocomo ordenanzas, debían ser cumplidas por todos losmandos militares. El día 14 de mayo finaliza su diario:“Escribo las instrucciones generales a los jefes y oficia-les”.88

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La proximidad de los ranchos de Rafael Pacheco al ríoContramaestre, se evidencia claramente cuando Martí re-fiere: “(…) el baño en el Contramaestre: la caricia del aguaque corre: la seda del agua”.89

Antonio Pacheco (Toñé), hijo de José Rosalía Pacheco,dada la cercanía de su casa a la de su tío Rafael, acudíacon curiosidad infantil, en encomiendas, a observar y oíral hombre que tan honda impresión había causado en subreve estancia en la casa de su padre. Narra Toñé:

Me viene a la mente que uno de esos viajes quehicimos allá para llevar recados y cosas, mi papálo acompañó a bañarse en la orilla y se tiraba ja-rros de agua por arriba, por la cabeza para que-dar bien limpio.90

Según Gómez, el 15 de mayo, por el camino deRemanganagua, llega el capitán Pacheco y su guerrilla:“(…) con seis mulos de arrias y algunos efectos”;91 y másadelante apunta Martí: “Lo vacían a la puerta: lo repar-te Bellito”.92

Se reciben noticias: “Masó anda por La Sabana, y noslo buscan”. Continúan la espera y Martí escribe una nue-va carta que sale en correo rápido, conocido ya el lugardonde se encuentra Bartolomé Masó:

Para seis días va ya que andamos buscándolo (…)y mucha necesidad patriótica de verlo. He visto —y sólo eso nos falta concebir en conjunto—, ponertodos los detalles al fin general (...) Ni la labor quehemos venido sembrando y juntando me parecerábien adelantada, hasta dar con Vd.93

Se conoce también la información de un convoy es-pañol que se prepara: “Y no hay fuerzas alrededor con-que salir al convoy que va con 500 hombres”.94 Al díasiguiente: “Se va libre el alcalde de La Venta”;95 conocien-do la estancia de tan altos personajes de la revolución

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en el campamento de La Bija y las reducidas fuerzas quelos escoltaban.

En las anotaciones del diario de Martí, del día 17 demayo, se lee: “Gómez sale, con los 40 caballos, a molestarel convoy de Bayamo”.96 Ese mismo día, Gómez escribe:“Me muevo con 30 hombres [dejó a Martí en el campa-mento] sobre el Camino Real de la Isla, para ver si puedoatacar con ventaja, un convoy que pasará, saliendo dePalma Soriano para La Venta”.97 En el campamento deLa Bija: “Me quedo (…) conmigo doce hombres, (…) contres guardias, a los tres caminos”.98

Alrededor de las tres de la tarde, Gómez llega a La Ventay no encuentra el convoy; cambia el rumbo hacia Reman-ganagua y a las cinco de la tarde arriba a la cercanía delpoblado donde hace campamento. Sobre los aconteci-mientos del día 18 de mayo, apunta Gómez en su diario:

El 18, muy temprano, tomo buenas posiciones amedia legua del poblado, y espero en vano hastalas 10, mando reconocimiento bien próximo al po-blado, y no se nota movimiento alguno. Presumoque el convoy ha tomado otro camino extraviado,o dejando las provisiones en ese, ha regresado va-cío para La Palma. Levanto la emboscada y vengoa dormir a La Vega del Chino.99

Entre tanto, ese mismo día, José Martí escribe en el cam-pamento de La Bija a su amigo Manuel Mercado, cartaque interrumpe la llegada de Bartolomé Masó, al anoche-cer. Sobre ello José Miró Argenter señala:

Llegó el general Masó, ya de noche; y como es desuponer, él y Martí departieron alborozados. El ge-neral Masó traía bastante tropa, unos 350 hombres;y como el paraje no era espacioso ni tenía pasto, acor-daron levantar el campamento.100

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El nuevo campamento de La Vuelta, con ampliospotreros, ya visto días antes en su ir y venir a La Jatía yal decir de Gerardo Castellanos era finca:

(…) con casa de vivienda de tabla y teja, que, a lapar, era sitio estratégico, porque su fondo daba alCauto y el frente al Camino Real. Y para vigilarhacia los caminos que conducen a Jiguaní, Baire,Las Ventas, Remanganagua.101

Otra vez cruzan el paso de Dos Ríos, toman de nuevoel camino que venía de Jiguaní hasta La Vuelta. Momen-tos antes de salir de los ranchos de Rafael Pacheco en LaBija, Martí escribe a Gómez por última vez:

Como a las cuatro salimos, para llegar a tiempo aLa Vuelta a donde pasó desde las 10 la fuerza deMasó a acampar y reponer su muy cansada caba-llería: desde anoche llegaron. No estaré tranquilohasta no verlo llegar a Vd.102

La reconstrucción de los hechos desde el día 10 hastael 19 de mayo, más la precisión de los sitios donde acam-paron, permitió hacer la propuesta del mapa con los re-corridos efectuados durante esos días. (Ver Anexo 4).

3.2. El combate de Dos Ríos

El día 15 de mayo de 1895 el Comandante General delprimer distrito de la provincia Oriental del GobiernoEspañol en Santiago de Cuba, ordenó al coronel JoséXiménez de Sandoval abastecer de víveres y equipamien-to de guerra a un destacamento militar que se encontrabaen el fortín de Ventas de Casanova para custodiar el po-blado, distante unos 30 km de Dos Ríos.

Durante el mes de abril y lo que corría de mayo, el coro-nel Ximénez de Sandoval había estado de operaciones

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por la zona de San Luís y Palma Soriano contra las fuer-zas del general Quintín Bandera.103 Para cumplir la or-den del mando superior; Sandoval, jefe de la 2da. mediabrigada, de la 1ra. brigada y de la 1ra. división, estaba almando de los batallones 2, 5 y 9 peninsulares y de lacaballería del regimiento Hernán Cortés no. 29, que entotal sumaban unos 800 hombres, logró preparar el con-voy con los suministros necesarios y partió hacia La Ventadesde Palma Soriano para cumplimentar la misión quetenía. El 18 de mayo la columna española, en horas de latarde, descansaba en el poblado, después de jornadasagotadoras de viajes sin ser hostilizado por tropasmambisas. En este lugar oyó información verbal del jefede ese destacamento relativo a que: “Enemigos en núme-ro considerable se situaban al otro lado del río Contra-maestre en perfecta formación”;104 para luego asegurarque: “(…) unos 200 caballos a la vista del fuerte tocandotoques de corneta y sin disparar un tiro”.105 Tambiéndurante esa acampada en La Venta, aconteció una con-versación muy importante entre un capitán español nom-brado Antonio Serra y un confidente nombrado RogelioElgarrate, que le informa a éste el lugar donde se encon-traban oficiales y soldados de las tropas cubanas y le haceentrega de un croquis que ubicaba a los cubanos en lazona nombrada Las Bijas de Dos Ríos.106

Es muy probable que el confidente haya obtenido lasreferencias por comentarios del alcalde de La Venta, JoséGonzález, liberado imprudentemente dos días antes yconocedor de quiénes componían el reducido número yel lugar donde se encontraba el Cuartel General en Cam-paña del Ejército Libertador. Estas noticias las trasmiteSerra al jefe de la tropa Ximénez de Sandoval, quien nomanifestó su criterio. Lo que sí es seguro es que el hilo dela información, por muy imprecisa que esta fuera, de quepor los contornos operaban partidas insurrectas y la con-fianza en la superioridad de su tropa y medios, le inspi-raron la secreta aventura fuera de su ruta. Sandoval

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declara que: “A nadie comunicó su proyecto de irlos abuscar, haciendo creer a todos los miembros de la co-lumna que regresaban a Palma Soriano”.107

En horas de la madrugada del día 19 de mayo, San-doval mandó a sus oficiales a organizar y formar la co-lumna, cambia la orden de marchar a Palma Soriano ydecide, motivado por la información obtenida, enfrentara las fuerzas cubanas acampadas en Dos Ríos.

El oficial español Antonio Serra describe la salida paraLa Bija desde Dos Ríos de la siguiente manera:

A las seis de la mañana del 19 de mayo de 1895 elcoronel Sandoval con su columna salió de Ventasde Casanova hacia Dos Ríos (...) De extrema pun-ta de vanguardia iba el capitán Don Ubaldo Ca-par con 23 caballos del regimiento de Hernán Cor-tés; a 100 pasos más, 70 tiradores y a distancia de400 a 600 m el coronel y su columna.108

Siguieron el Camino Real que comunicaba a La Ventacon Dos Ríos, pasaron el río Contramaestre por el vadonombrado Limones, allí sorprendieron y detuvieron a unindividuo llamado Carlos Chacón: “(…) Chacón no erajoven, era hombre tal vez de más de 50 años con aspectomuy pacífico. No tenía acento castellano, hablaba comocualquier otro guajiro si bien con ciertos ribetes de abo-gado de sabana”. Asegura Miró Argenter sobre el cono-cimiento que podría tener Sandoval de la presencia delos dirigentes de la revolución que: “(…) sólo por Chacóncuando cayó en su poder aquella mañana, supo la pre-sencia de Martí y Gómez en La Bija”.109

Al registrar a Chacón la soldadesca española, le en-contraron algunas monedas de oro y una nota de Martípara el cantinero de La Venta. Al ser interrogado el de-tenido, dijo de la misión encomendada por Martí yGómez, lo que confirmó a Sandoval la presencia de tro-pas cubanas con altos oficiales en las Bijas de Dos Ríos.

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Después de su confesión, Chacón aceptó guiar la tropahasta el vivaque insurrecto.

Algún tiempo después la tropa española corona la pla-nicie de Dos Ríos: “Entonces abundaban por allí altasmaniguas y divisiones de cuartones con cercas de alam-bre”.110

Según Antonio Serra:

A las once y media llegamos a la sabana de Las Bijasen cuyo fondo y junto a una cerca había una avan-zada de caballería cubana que cambió unos cuantosdisparos con nuestros jinetes pertenecientes al regi-miento de Hernán Cortés y que apoyados por mistiradores corrieron y corrimos hacia la cerca dondeestaba el enemigo que huyó (...) Tomé disposicio-nes de combate para esperar, porque a la derechahabía un bosque y a la izquierda corría el río Con-tramaestre cuyas laderas eran de gran arboleda.111

Como relata Serra, Ubaldo Capar y él componen la fuer-za de vanguardia, y detrás de ellos, llegó luego el coronelSandoval con el resto de la columna, ya ocurrido el inter-cambio momentáneo de disparos, al chocar la avanzadaespañola con la posta de la fuerza mambisa.

El investigador Rolando Rodríguez hace referencia alestablecimiento del campamento de la tropa española enDos Ríos:

Al establecer el campamento, el coronel hizo pose-sionarse a la 2da. compañía del 2do. batallón, dellado norte, entre el río y el camino estrecho y des-cuidado que costeaba su ribera e iba a dar por el sural Camino Real que discurría entre Ventas de Casa-nova y Remanganagua, y por el lado septentrionalal Cauto; y a la 6ta. compañía de ese mismo bata-llón, la apostó entre el camino y un bosque inmen-so y añoso que llegaba a los lindes del paraje. A la

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5ta. compañía del 2do batallón, a la 2da. del 5to.batallón y la 6ta. del 9no. batallón, las dislocó enlas márgenes del Contramaestre. Por allí, donde lostaludes de las márgenes tenían un declive menospronunciado, el río podía ser vadeado fácilmentey sobrevenir el ataque. Dos avanzadas adelanta-ban a la 2da. compañía y otra a la 6ta. Una de lasavanzadas que adelantaban a la 2da. compañíaquedaba del lado del contramaestre, quizás a me-nos de 125 metros de la ribera y la otra se situabasobre el camino. La dispuesta en la posición de la6ta. compañía, a la derecha del camino, no estabamuy cercana a esta. Pero todas se posesionaban endirección al Cauto y frente al bosque y a una cercade cuatro hilos. La caballería quedó acantonadadetrás de la 6ta. compañía, a la derecha del cami-no.112 (Ver Anexo 5)

Gerardo Castellanos ofrece detalles sobre las vanguar-dias dispuestas por Sandoval y las condiciones del esce-nario de los hechos:

Aposta cuarenta peones de vanguardia próximas ala barranca por donde supone que bajará su enemi-go. Por delante también, tiene el camino y una cercade alambre. Monta a la derecha, en el flanco apoya-do en alta manigua, una compañía al mando del ca-pitán Fernando Iglesias, y más hacia delante, casioculta en emboscada, la sección del teniente Vicen-te Sánchez de León. La compañía y la sección danfrente al río Contramaestre.113

Antonio Pacheco (Toñé), también describió algunascaracterísticas de la parte trasera por donde terminabala finca:

En la talanquera de la finca, me acuerdo, había undagame y un fustete medio desraizado por el viento.

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Yo jugaba allí a treparme en los palos para mirarmás lejos las muchas vueltas que daba el río parairse.114 (Ver Anexo 8)

Anastasio Fajardo, anciano entrevistado antes de sumuerte, recordaba que las laderas del río Contramaestrepor el fondo de la casa de José Rosalía Pacheco y aleda-ño al hoy obelisco, eran bajas y que constituían un pasono muy frecuente, más bien utilizado por los vecinos dellugar; se le llamaba El Salvial. Un sendero llegaba desdeel vado, luego de cruzar el río Baire, hasta la casa dePascual Ferreiro, y de esta por la margen izquierda se-guía el sendero hasta entroncar con el camino que veníade Jiguaní y cruzaba el paso de Dos Ríos y Santa Úrsula.

Como se ha referido, en la madrugada del 19 de mayo,el campamento mambí de los ranchos de Rafael Pachecose había trasladado a La Vuelta Grande, del otro ladodel río Contramaestre. Allí, ya entrada la mañana, Martíy Masó recibieron a Máximo Gómez.

Poco después del arribo de Gómez, los jefes cubanoshablaron en fervorosa arenga a la tropa reunida:

El campamento de Las Vueltas hallase a unos treso cuatro kilómetros de Las Bijas, en Dos Ríos. Parallegar a este último sitio es preciso cruzar el anchoy caudaloso Contramaestre. El camino de Jiguaníviene del suroeste y rozando el Contramaestre porla margen occidental pasa por Las Vueltas y tocaen La Jatía con rumbo al Cauto. Cruzando el Con-tramaestre, estamos exactamente en la región deDos Ríos y Las Bijas en el casi centro de la vega pordonde vive el prefecto José Rosalía Pacheco y suhermano Rafael.115

Luego de almorzar, cuando los jefes militares iban acolgar sus hamacas en el portal para una siesta, arribó atoda carrera el teniente Álvarez, de las fuerzas de Jiguaní,con la noticia de que se habían escuchado disparos en

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dirección a Dos Ríos. El coronel Juan Masó Parra, jefe dedía en el campamento insurrecto, en carta enviada a JuanMapons, ayudante del general Antonio Maceo, describe:

En las primeras horas del día 19 de mayo habíasalido con dirección a algunas casas próximas, uncapitán de apellido Ramos; éste se encontró conlos exploradores de la columna enemiga, que guia-dos por un individuo que había enviado el generalGómez al pueblo de Remanganagua en solicitudde algunos efectos, se aproximaba a nuestro cam-pamento.116

Todo parece indicar que fueron esos los disparos escu-chados en La Vuelta Grande. La posta cubana que cuida-ba el Camino Real, el capitán Ramos y dos soldados más,sólo vieron la avanzada española y no el grueso de lacolumna que en esos momentos estaba aproximadamentea 1 km de Las Bijas de Dos Ríos, pues venía en la reta-guardia. Ramos, en veloz carrera, se dirige a La VueltaGrande y avisa al mando superior la llegada de las tro-pas españolas al campamento, abandonado en horas dela mañana de ese día, distante unos 5 km. Gómez decidecómo operar en tales circunstancias y ordena al jefe dedía en el campamento de La Vuelta Grande, coronel JuanMasó Parra, alistar y formar todas las tropas allí pre-sentes. Masó Parra relata las órdenes dadas por Gómez:

El general Gómez me dio órdenes de formar la fuerzacompuesta toda de 300 hombres de caballería,incluso jefes y oficiales, ordené para evitar todasorpresa que los coroneles Joaquín Estrada y Este-ban Tamayo con sus respectivas fuerzas ocuparan,el primero un camino que por la retaguardia veníaa nuestro campamento y el segundo, otro caminoque viene de Jiguaní por el flanco derecho. Losgenerales Gómez y Masó, Borrero y los tenientes

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coroneles Amador Guerra y yo, que era jefe de díacon el capitán Juan Arias y diez hombres de miescolta, salimos en busca del enemigo, este se ha-llaba haciendo rancho a media legua aproximada-mente de nosotros del otro lado del río Contramaes-tre.117

Según Masó Parra y otros participantes en la acción,la organización de la fuerza cubana en el combate seestructuró de la siguiente manera:

1. La vanguardia: los tenientes coroneles AmadorGuerra, el capitán Juan Arias y unos diez solda-dos.

2. Al centro iban el general en jefe Máximo Gómez;los mayores generales José Martí y BartoloméMasó; el general Francisco Borrero y otros jefes yoficiales acompañados de los estados mayores yayudantes respectivos.

3. Al final, la retaguardia, integrada por algunosoficiales y soldados.

Al llegar al vado de Dos Ríos esta formación inicial serompe, ya que el río estaba crecido; la vanguardia no lopasa y busca un vado mejor, más arriba, tomando el sen-dero que llegaba hasta la casa de Pascual Ferreiro. Gómezy el centro de la tropa —unos 150 hombres—, cruzan,logrando alcanzar la otra margen. La retaguardia al lle-gar al paso, no encuentra al grupo del centro y tampococruza el río, retrocediendo al campamento, cosa que tam-bién hace la vanguardia al no encontrar un mejor pasomás adelante.

Luego de cruzar el río, Masó Parra detalla los aconte-cimientos:

Por el frente, estrecho callejón de cerca de alambrey de terreno poco accesible para la caballería, en

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su izquierda el río, con sus profundos barrancos ypor su derecha y retaguardia, inmensos bosquesseculares. 150 hombres, más o menos, con el generalGómez y Martí a la cabeza resueltamente sobre laavanzada enemiga que cerraba el callejón de la cercade alambre. Macheteamos a la avanzada y seguimosadelante hasta que nos colocamos a tiro de pistolade la infantería enemiga que había tomado posi-ción ventajosa detrás de los árboles.118

Según afirma Dominador de la Guardia Diéguez, ayu-dante de Masó, que al cruzar los mambises el río crecido:

Se perdió la formación y ya nadie trató más queser el primero que llegara. Después del paso delrío, el camino seguía por la otra orilla y un montefirme, no había más que una vereda estrecha y porallí en fantástica carrera nos precipitamos como unalud sobre la vanguardia española que nos esperabaa la salida de aquel callejón en una especie de potre-ro enmaniguado, y con una cerca de alambre decuatro hilos y una pequeña puerta de entrada, deesas que se acostumbran poner para dar paso sóloa la gente y a caballo; por allí tuvimos que dar lacarga y pasar uno a uno. La avanzada española secomponía de 33 hombres, nos hizo una descarga ysalió en precipitada fuga a reunirse con el grueso dela fuerza, no tuvo tiempo de llegar, todos fueronmacheteados y los dos centinelas ni siquiera dispa-raron sus armas, les cogimos prisioneros.119

Juan Trujillo, cabo del ejército español, fue testigo delos acontecimientos de Dos Ríos; refiere que en la avan-zada se encontraban un teniente, el sargento Moreno,dos cabos y veinte hombres:

Una vez puestos los centinelas, el oficial y el sargentose recostaron y uno de los centinelas fue sorprendido

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por un grupo que lo macheteó, sin que este pudierahacer fuego, siguiendo el macheteo hasta el sar-gento y así hasta cuatro. El oficial con el resto de lafuerza se retiró.120

Algunos de los soldados españoles que emprendieronla huida pasaron por el bohío donde vivía la familia deJosé Rosalía Pacheco. La esposa de Pacheco, EmiliaSánchez, testigo de la acción, le narró al general EnriqueLoynaz del Castillo, el 10 de octubre de 1895, a dos mesesy 22 días de combate, lo siguiente:

Al dispersarse la avanzada, el empuje de los cuba-nos acompañantes de Martí, que por allí atacaron,sintió el tropelaje a la puerta del bohío y el paso delos perseguidos y perseguidores por la sala, derri-bando muebles, el tinajero y la vajilla.121

Este primer encuentro se produce a unos 80 metrosdel bohío. Luego de ser deshecho el primer grupo de ene-migos, los cubanos tratan de avanzar pero chocan con elprimer escalón de españoles que repele el avance; hierenen un pie al coronel mambí Francisco Blanco (Bellito) queretiran a la retaguardia, muere cinco días después, detétano.

Dominador de la Guardia describe los hechos:

La columna española nos esperaba en la formaciónde tres líneas y no se había atrevido a disparar espe-rando la reincorporación de los suyos, pero al sentirla gritería nuestra y vernos que seguíamos la carreracontra ellos, comprendieron lo que pasaba y rom-pieron el fuego.122

Gerardo Castellanos narra la primera acometida a lavanguardia española y la continuada marcha contra lacolumna enemiga y afirma que:

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Cuando esto ocurría, Martí estaba junto a MáximoGómez, y Masó un poco más lejos con sus ayudantesÁngel y Dominador de la Guardia. Ninguno de losesfuerzos realizados en reiteradas órdenes y ata-ques habían logrado mover ni callar el fuego his-pano.123

Gómez ordena retroceder para dar nuevas instruccio-nes de ataque por los dos flancos; reúne la tropa en laportería donde se había iniciado la acción y determinaque:

1ro. Masó y sus ayudantes se queden en la retaguar-dia, detrás de la cerca donde está la portería.

2do. Le indica a Martí que se quede en la retaguardiacon Masó.

3ro. Le ordena al general Francisco Borrero, con otrosoficiales y algunos soldados, atacar y romper lalínea de fuego enemiga por el flanco derecho delos cubanos (orilla del río Contramaestre).

4to. Gómez decide atacar personalmente con otrosoficiales y soldados por el flanco izquierdo, en-tre el Camino Real y la orilla del bosque.

Castellanos asegura que: “Martí venía a quedar casi enel centro del ángulo de ambos flancos”.124

El general en jefe y Borrero reinician el ataque tratandode romper por sus flancos la línea enemiga; los españolesen posiciones ventajosas, con mayor número de soldados,mejor armamento, y protegidos por los matorrales, recha-zan los continuos ataques. Esta resistencia la narra el jefedel tercer escalón, capitán Antonio Serra:

Llegué al sitio del peligro donde encontré la com-pañía del capitán Iglesias batiéndose, teniendo desostén a la compañía del capitán Arroyo, como el

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enemigo se corría a la derecha mandé «derechamar», luego «izquierda alto» y «fuego por descarga»de la primera sección y después en línea por la dere-cha rompieron el fuego, las demás secciones, amedida que se desplegaban y así no solamente pudeevitar que el enemigo entrase en el campamentopor el flanco derecho, sino que además, lo rechacé.125

Bartolomé Masó y sus ayudantes sostienen la retaguar-dia, posicionados detrás de la cerca, ello se aprecia en lonarrado por Dominador de la Guardia en su carta: “(...)por la cerca donde habíamos iniciado la carga había unaporción de caballos amarrados y ensillados, de nuestragente que mucha había echado pie en tierra y disparabancontra el enemigo”.126

Masó mantiene su atención en organizar a los comba-tientes que se habían quedado retrasados durante el crucedel río e iban llegando para incorporarse al combate. Elresto de los hombres, desmontados, sostenían desde esaposición, en retaguardia, una línea de fuego. Martí seencontraba por la entrada del sendero, que en formadiagonal pasaba por delante de la casa de Rosalía Pache-co, según la instrucción de Gómez de mantenerse res-guardado. Sin embargo:

Señalarle que estuviera ausente del peligro, cuan-do hacía poco había estremecido el espíritu viril dela tropa con una exhortación a luchar hasta lamuerte por la conquista de la patria libre, resulta-ba exigirle en demasía a aquel hombre de nervioentero.127

Emilio Roig de Leuchsenring vierte su criterio y en po-cas palabras define magistralmente un final que marca elnacimiento del héroe:

Martí se ve al fin, por primera vez, en un campo debatalla, inminente riesgo de dar la vida, como él

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mismo acaba de decir. Y el riesgo, en un instante,se convierte en la más trágica realidad: es mártir elhéroe, antes de que el Apóstol se haya trocado enguerrero.128

En el poemario Versos Sencillos, el apóstol evoca a loshéroes de la gesta revolucionaria del 68; siente como fue-go en su interior el ímpetu de aquellos hombres. “Sueñocon claustros de mármol”, excelso poema de versos en-cendidos, sintetiza con hermosos símbolos e imágenes,las ideas esenciales que clarifican para la posteridad sudecisión crucial en ese momento del combate:

XLV

Sueño con claustros de mármolDonde en silencio divinoLos héroes, de pie, reposan:¡De noche, a la luz del alma,Hablo con ellos: de noche!Están en fila: paseoEntre las filas: las manosDe piedra les beso: abrenLos ojos de piedra: muevenLos labios de piedra: tiemblanLas barbas de piedra: empuñanLa espada de piedra: lloran:¡Vibra la espada en la vaina!:Mudo, les beso la mano.

Hablo con ellos, de noche!Están en fila: paseoEntre las filas: llorosoMe abrazo a un mármol: «Oh mármol,Dicen que beben tus hijosSu propia sangre en las copasVenenosas de sus dueños!

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Que hablan la lengua podridaDe sus rufianes! que comenJuntos el pan del oprobio,En la mesa ensangrentada!¡Que pierden en lengua inútilEl último fuego!: ¡dicen,Oh mármol, mármol dormido,Que ya se ha muerto tu raza!»Échame en tierra de un boteEl héroe que abrazo: me aseDel cuello: barre la tierraCon mi cabeza: levantaEl brazo, ¡el brazo le luceLo mismo que un sol!: resuenaLa piedra: buscan el cintoLas manos blancas: del socloSaltan los hombres de mármol! 129

El guerrero con alma de poeta deseaba entrar en com-bate, y esperaba que de aquel brazo de héroe que le luce lomismo que un sol emergiera el soplo de luz que avivara ehiciera saltar al combate los nuevos hombres de mármol, losnuevos combatientes y por eso proclama: “Eso somos no-sotros, pinos nuevos”.

En el campo de batalla, a pesar de la impetuosidad delos cubanos, ninguna ventaja se había llegado a obtener.Martí era un observador impaciente del lance que sedirimía ante sus ojos: hombres batiéndose, el tronar de lasdescargas de fusilería, el olor a pólvora. Al parecer decideentonces, como delegado del Partido Revolucionario Cu-bano y mayor general del Ejército Libertador, no quedar-se en la retaguardia inactivamente y dando ejemplo de suconvicción y consecuencia patrióticas, invita a uno de losayudantes de Masó —el subteniente Ángel de la GuardiaBello—, a atacar al enemigo, eludiendo las direcciones deataque tomadas por Gómez por el flanco izquierdo y elgeneral Borrero por el flanco derecho, al recordar la

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orden que le había dado el general en jefe. Toma el trillopor donde huyeron los soldados dispersos en la pri-mera acción ofensiva de las tropas cubanas y que él co-nocía bien, adoptando una dirección de ataque propiaen un ángulo entre el flanco derecho sostenido por elgeneral Borrero y el izquierdo por Máximo Gómez, quele permitiera tomar parte en el combate y dar el ejemploque él pensaba era necesario como mayor general; debíaa su vez cargar también, por lo que avanzó en embestidaintrépida, con su revólver en la mano, el brazo en altocomo un guerrero más.

Sobre esta acción histórica, quizá llevado por el apa-sionamiento, Marcos del Rosario relató:

Fue en Dos Ríos. Ese fue el primer pleito, el primerdía que di machetazos. Martí era un valiente. Esodígalo usted. Martí murió porque se metió peleandoen medio del campamento español y montaba sucaballo y venía corriendo tirando tiros.130

Martí y Ángel de la Guardia, luego de pasar frente a lacasa del prefecto, siguiendo el sendero que daba al fon-do de los terrenos de José Rosalía, a unos 170 metrosde distancia, chocan de frente con una sección españolapresentando un blanco fácil a la 2da. compañía del 2do.batallón, al mando del segundo teniente Vicente Sánchezde León, que como había sido ubicada por el coronelSandoval, se encontraba parapetada detrás de los tupi-dos matorrales del terreno, y otra compañía del lado delbarranco paralela al camino, también posesionada porSandoval. Recuérdese lo dicho por Rolando Rodríguezen su investigación: “Por allí, donde los taludes de lasmárgenes tenían un declive menos pronunciados”, elApóstol cae herido mortalmente por tres impactos de ba-las.

Ángel de la Guardia es testigo excepcional del suceso,pues: “Lo que sí parece cierto es que Martí únicamente

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iba acompañado de Ángel de la Guardia cuando fuemuerto por las balas españolas”.131 Afortunadamente,antes de su caída en Las Tunas, explicó su percepción delos acontecimientos:

Al desviar una hondonada, los caballos, el de Martíy el mío, nos separamos ambos de la formación delgrueso de la fuerza en línea diagonal al llegar comoa unos 50 m de distancia, presentamos sin saberlo,un blanco magnífico, sorprendiéndonos los españo-les con una descarga cerrada desde el maniguazo,que hizo blanco en el cuerpo de Martí, mi caballorecibió tres impactos, cayendo moribundo sobremí. En medio de las descargas de la fusilería espa-ñola, logré ver tendido en el suelo, el cuerpo deMartí, el presidente.132

Sobre la muerte de Martí Masó Parra cuenta:

Martí fue hacia allí revolver en mano, no llevadopor la impetuosidad del caballo, que no hizo másque obedecer al jinete, sino impulsado por un arran-que de valor heroico, creyendo, tal vez de este modo,arrastrar a los suyos y conseguir la derrota del ene-migo. No lo vimos ni siquiera caer.133

Según el relato de Dominador de la Guardia:

Yo estaba al lado del general Masó y mi hermanoÁngel al lado mío y junto a Martí (…) no nos dimoscuenta de su avance y se adelantaron a nosotroscomo 50 metros, al llegar a esa distancia presenta-ron un blanco magnifico.134

Gerardo Castellanos cuestiona la distancia que indicaDominador de la Guardia y señala: “Concluyente es quemal encaminado, o quizás en busca de la casa de Pacheco,recibieron de sorpresa una descarga”.135

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El sitio no podía estar tan próximo, este es un razona-miento lógico, pues se deduce que la acción se efectuó amayor distancia de Gómez y de los otros jefes militares,como se comprobó durante la investigación. La realidaden el terreno demuestra que Martí cabalgó aproximada-mente 80 metros hasta la casa de Rosalía Pacheco y másde 170 metros hasta el lugar en que se desplomó abatidoa balazos.

Emilia Sánchez, refiriéndose a la caída del Apóstol,comentó a Enrique Loynaz del Castillo:

Martí fue a estrellarse sobre la línea española, tendi-da entre el dagame y el fustete, mientras otra línea,que arrancaba de la misma barranca del Contra-maestre, también fusilaba a los pocos cubanos quehasta allí llegaron.136

En las consideraciones médico-legales sobre la muertede Martí, el doctor Antonio Cobo Abreu señala:

Como resultado de este análisis, el cadáver presen-taba tres heridas por proyectil de arma de fuego,sin precisar a qué distancia se efectuaron los dis-paros. De ello se deduce que él o los agresores quedispararon al cuello y tórax podían haberse halla-do de frente o a la derecha del Maestro: en un pla-no inferior el que lo hizo hacia el cuello y en unmismo plano el que apuntó hacia el tórax. El tercerdisparo se produjo de izquierda a derecha, a unmismo nivel o en uno superior con respecto a lavíctima. Esto revela que los atacantes se encontra-ban en diferentes posiciones en relación con el agre-dido.137

Se deduce entonces lo siguiente: el que disparó al cuellopudo estar parapetado detrás de la arboleda, en un pla-no inferior de rodilla o acostado; el que disparó al tó-rax, estaba en un lugar elevado, entre los matorrales o

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encima del árbol caído; el que disparó y lo hirió en lapierna derecha al momento de la caída, se encontrabaubicado en el lado de la barranca, dentro del tupidomatorral.

A Ángel de la Guardia, que iba junto a Martí, le hirie-ron su caballo y pudo, con gran esfuerzo, salir de debajodel mismo; se resguardó detrás del fustete y se batió conlos españoles. Cerca de él estaba el cuerpo del Apóstol,así que logró acercarse para tratar de rescatarlo, pero leresultó imposible. Dominador de la Guardia describe esosduros momentos:

Angelito trató de cargar a Martí, pero no pudo lo-grarlo, era demasiado niño y Martí algo corpulen-to, entonces me hacía señas para que fuese dondeestaba él, y yo, no comprendiendo qué hacía tanadelantado, lo llamé insistentemente para dondeestábamos en línea de fuego. Apenas Ángel dio es-paldas al enemigo para venir donde nosotros está-bamos, iniciaron los españoles un movimiento deavance.138

El general Gómez, que se batía en el flanco izquierdo,comprende que la defensa española no cede el paso porningún punto; ordena entonces la progresiva retirada ha-cia la retaguardia que se encontraba detrás de la cerca:“(...) y dirigiéndome al centro encuentro a Guardia quese retiraba con su caballo herido, y me da la triste noticiade Martí muerto o herido”.139

El sitio de la caída sería a unos 250 m de la cerca quedaba acceso al sao de Dos Ríos en dirección al paso co-nocido hoy como Santa Úrsula.

Borrero, por el flanco derecho, había tenido resulta-dos insatisfactorios en su ofensiva por dificultades paraoperar a su caballería y la fuerte resistencia de la cerra-da línea española y recibe la orden de retirada.

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Las fuerzas mambisas se reconcentran detrás de la cer-ca, en la retaguardia. Según Dominador de la Guardia:

Imposible era sostenerse donde estábamos y me-nos avanzar, así que se dio la señal de retirada.Entonces fue cuando salimos a incorporarnos anuestras fuerzas, que encontramos en la sabanapróxima, en la formación de combate y con algu-nas gentes de infantería apostadas para esperarnuevamente la columna. 140

Gómez, como jefe de las fuerzas mambisas, es el últi-mo de los oficiales que se retira:

(...) nos hizo presente que su propósito era recupe-rar el cadáver de Martí o perecer en la demanda.Estuvimos en espera como dos horas y viendo quelos españoles no daban señales de avances, se man-dó una exploración y esta volvió para decirnos quela columna iba en marcha forzada de retirada.141

(Ver Anexo 6)

Al Generalísimo y sus oficiales les resultó imposible—según las versiones dadas por éste— rescatar el cadá-ver de Martí debido a la resistencia española, que al cono-cer de quién se trataba, lo recogen y hacen una forzadaretirada hasta Remanganagua donde es enterrado. Sin em-bargo, Ximénes de Sandoval informó a sus superiores:

Emprendí la marcha sin precipitación ni paso forza-do, pues antes de retirarme del lugar de las accionesse cavaron las fosas para dar sepultura a los muer-tos como así se hizo, se curaron los heridos, se carga-ron los acémilas, se adoptó la forma más adecuadapara conducir los heridos, se organizó la retirada,y todo hecho sin precipitación alguna; se empren-dió la marcha con dirección a Remanganagua.142

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Para hacer posible lo anterior, Sandoval reubica lastropas en el terreno. (Ver Anexo 7)

Testimonios orales, escritos y evidencias materialespermiten hacer un acercamiento a la verdad de los he-chos de aquel 19 de mayo de 1895, en particular al comba-te, dando elementos del escenario: estrecho callejón decerca de alambre; río con grandes barrancos y en algunossitios con laderas suaves y pasos; inmensos bosques secu-lares, planicie y sabana; altas maniguas y divisiones decuartones con cercas de alambre; terrenos poco accesiblesa la caballería; casas de vivienda; trillos para el paso delos vecinos, en especial el que iba del portillo de madera yentrada a la finca por el lado de La Bija, que pasaba porlos frentes de la casa de José Rosalía Pacheco, el cual co-nocía Martí; ubicación de la defensa de la columna espa-ñola; direcciones de ataque de las tropas cubanas; y enespecial, la forma diagonal con que Martí se precipita alcombate; así como la descripción del patio de la casa delprefecto.

Como colofón, es digno reiterar algunas ideas que apa-recen en la introducción de esta investigación:

La verdad donde convergen fenómenos dispersos,aparentemente fragmentados, obliga a seguir unalógica, es decir, a establecer las relaciones necesa-rias entre estos elementos y lograr la debida unidadque se proyecte hacia una totalidad pretendida. EnDos Ríos, la fragmentación de los elementos disper-sos se convierte en referentes de posibles relacionesque se insertan, logrando una realidad armónica,coincidente con aquella ocurrida en mayo de 1895.

En la sabana de Las Bijas de Dos Ríos, sobre la margenderecha del río Contramaestre, a 170 m de la casa del pre-fecto y su familia, a 45 m de dicho río, a 250 m de lacerca y a 30 m del antiguo Camino Real a Remanganagua,cae de cara al sol el delegado del Partido Revolucionario

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Cubano, mayor general del Ejército Libertador y Após-tol de nuestra independencia José Julián Martí y Pérez.

Fermín Valdez Domínguez, amigo entrañable delMaestro, sentenció:

Dos Ríos es un altar: no se arrodilla ante él el sol-dado que lucha, sólo a derramar fervorosas lágri-mas: allí se jura, y es la protesta repetida ante aquelmontón de piedras que señala el punto en dondequedó su sangre, la oración sublime que sintetizatodo lo grande y bueno que en la tierra se agita yque va al cielo en donde la justicia tiene su trono,en donde la pureza y la virtud son Dios.143

Nota: José Martí en su diario, al hacer mención de José Rosalía Pacheco,utiliza cariñosamente el nombre “Rosalío”.

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Citas y notas

1. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, LaHabana, 1975, t. 19, p. 185.

2. Ibídem. p. 234.3. Ibídem.4. Ibídem. p. 237.5. Ibídem.6. Ibídem. p. 239.7. Ibídem. p. 240.8. Ibídem. p. 234.9. César García del Pino: “El origen del fundo de Dos

Ríos”. En: Anuario del Centro de Estudios Martianos,No. 6, 1983, p. 335.

10. Máximo Gómez: Diario de Campaña. Instituto Cuba-no del Libro, La Habana, 1968, p. 21.

11. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.Obras Completas. Ob. Cit. p. 240.

12. James O’Kelley: La tierra del mambí. Instituto Cubanodel Libro, La Habana, pp. 209-210.

13. Ibídem. p. 227.14. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.

Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, LaHabana 1975, t. 19, p. 238.

15. Ibídem.16. José Oñate: La senda del Apóstol. Imprenta y papelería,

Morales y Álvarez. Santiago de Cuba 1930, pp. 90.17. Gerardo Castellanos: Los últimos días de Martí. Ed.

Uscar, García y Cía., Habana, Cuba, 1937. p. 300.18. Manuel Piedra Martel: Memorias de un mambí. Institu-

to Cubano del Libro. La Habana, Cuba, 1968, p. 45.

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19. Máximo Gómez: Diario de Campaña. Instituto Cuba-no del Libro. La Habana, 1968, p. 309.

20. Ibídem. p. 283.21. Rafael Lubián: La Ruta de Martí. Playitas a Dos Ríos. P.

Fernández y Cía. Hospital 619, La Habana 1953.22. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.

Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, LaHabana, 1975, t. 19, p. 238.

23. Ibídem.24. Máximo Gómez: Diario de Campaña. Instituto Cubano

del Libro, La Habana, 1968, p. 375.25. Gonzalo de Quesada: Tabla cronológica de la vida de

Martí. Obras Completas. Editorial Nacional de Cuba, LaHabana, 1965, t. 27, p. 208.

26. Ibrahím Hidalgo: José Martí. Cronología 1853-1895. Edi-torial de Ciencias Sociales, La Habana 1992, p. 112.

27. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, LaHabana, 1975, t. 19, p. 238.

28. José Martí: Diario de Campaña. Editorial de CienciasSociales, La Habana, 1985, p. 86.

29. José Martí: Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos. ObrasCompletas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,1975, t. 19, p. 239.

30. Máximo Gómez: Diario de Campaña. Instituto Cuba-no del Libro, La Habana, 1968, p. 283.

31. César García del Pino: “El origen del fundo de DosRíos”. En: Anuario del Centro de Estudios Martianos,No. 6, 1983, p. 335.

32. Enrique Loynaz: Memorias de la Guerra. Editorial deCiencias Sociales, La Habana 1989, p. 213.

33. Gerardo Castellanos: Los últimos días de Martí. Ed.Uscar, García y Cía., Habana, Cuba, 1937, p. 307.

34. José Miró Argenter: Crónicas de la Guerra. InstitutoCubano del Libro. La Habana, 1970, pp. 39-40.

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35. Manuel Piedra Martel: Memorias de un mambí. Insti-tuto Cubano del Libro. La Habana, Cuba, 1968, p. 45.

36. Rafael Lubián: La Ruta de Martí. Playitas a Dos Ríos.P. Fernández y Cía. Hospital 619, La Habana, 1953.

37. Froilán Escobar: Martí a flor de labios. Editora Política,La Habana, 1991, p. 161.

38. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, LaHabana 1975, t. 19, p. 239.

39. Carlos Casasaya Comas: “La Jatía: campamento 24 deJosé Martí”. En: La Plata, Revista de Historia, Año II,No. 5, abril-junio de 1989, p. 19.

40. Reynaldo Espinosa: Atlas Histórico Biográfico de JoséMartí. Instituto Cubano de Geodesia y Cartografía yCentro de Estudios Martianos, La Habana, 1983, p. 73.

41. Ibrahím Hidalgo: José Martí. Cronología 1853-1895. Edi-torial de Ciencias Sociales, La Habana 1992, p. 112.

42. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.En: Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales,La Habana, 1975, t. 19, p. 240.

43. Ibídem.44. Ibídem.45. Máximo Gómez: Diario de Campaña. Instituto Cubano

del Libro, La Habana, 1968, p. 283.46. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.

En: Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales,La Habana, 1975, t. 19, p. 240.

47. Ibídem. p. 242.48. Ibídem. pp. 241-243.49. José Miró Argenter: Crónicas de la Guerra. Instituto

Cubano del Libro, La Habana, 1970, p. 35.50. Manuel Piedra Martel: Memorias de un mambí. Insti-

tuto Cubano del Libro. La Habana, Cuba, 1968, p.40.

51. José Oñate: La senda del Apóstol. Imprenta y papele-ría, Morales y Álvarez, Santiago de Cuba, 1930.

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52. Froilán Escobar: Martí a flor de labios. Editora Políti-ca, La Habana, 1991, p. 158.

53. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.En: Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales,La Habana, 1975, t. 19, p. 242.

54. Ibídem. p. 253.55. Máximo Gómez: Diario de Campaña. Instituto Cubano

del Libro, La Habana, 1968, p. 284.56. José Miró Argenter: Crónicas de la Guerra. Instituto

Cubano del Libro, La Habana, 1970, p. 36.57. Manuel Piedra Martel: Memorias de un mambí. Institu-

to Cubano del Libro. La Habana, Cuba, 1968, p. 43.58. Ibrahím Hidalgo: José Martí. Cronología 1853-1895. Edi-

torial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992, p. 113.59. Reynaldo Espinosa: Atlas Histórico Biográfico de José

Martí. Instituto Cubano de Geodesia y Cartografía yCentro de Estudios Martianos, La Habana, 1983, p. 73.

60. Ángel de la Guardia Rosales: Memorias de una familiade maestros y patriotas. Editorial García, La Habana,1957, pp. 61-64.

61. Enrique Loynaz: Memorias de Guerra. Editorial de Cien-cias Sociales, La Habana, 1989, p. 214.

62. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.En: Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales,La Habana, 1975, t. 19, pp. 240-241.

63. Ibídem. p. 237.64. Ibídem. p. 238.65. Ibídem. p. 238.66. Ibídem.67. Ibídem.68. Rolando Rodríguez: “Los documentos de Martí en Dos

Ríos”. En: Juventud Rebelde, 20 de mayo de 2001.69. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.

En: Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales,La Habana, 1975, t. 19, p. 231.

70. Ibídem. p. 235.

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71. Gabriel Cartaya López: Con las últimas páginas de JoséMartí. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1995, pp.31-34.

72. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.En: Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales,La Habana, 1975, t. 19, p. 238.

73. Máximo Gómez: Diario de Campaña. Instituto Cubanodel Libro, La Habana, 1968, p. 375.

74. Ibídem.75. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.

En: Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales,La Habana, 1975, t-19, p. 239.

76. Ibídem.77. Ibídem.78. Ibídem.79. Ibídem. p. 242.80. Ibídem. p. 239.81. Ibídem. p. 165.82. Ibídem. p. 166.83. Ibídem. p. 240.84. Ibídem.85. Ibídem.86. Ibídem. p. 229.87. Ibídem. p. 240.88. Ibídem. p. 241.89. Ibídem.90. Froilán Escobar: Martí a flor de labios. Editora Políti-

ca, La Habana, 1991, p. 166.91. Máximo Gómez: Diario de Campaña. Instituto Cubano

del Libro, La Habana, 1968, p. 375.92. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.

En: Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales,La Habana, 1975, t. 19, p. 241.

93. Ibídem. p. 140.94. Ibídem. p. 242.95. Ibídem.

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96. Ibídem.97. Máximo Gómez: Diario de Campaña. Instituto Cuba-

no del Libro, La Habana, 1968, p. 375.98. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.

En: Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales,La Habana, 1975, t. 19, p. 242.

99. Máximo Gómez: Diario de Campaña. Instituto Cubanodel Libro, La Habana, 1968, p. 376.

100. José Miró Argenter: Crónicas de la Guerra. InstitutoCubano del Libro, La Habana, 1970, p. 36.

101. Jorge Ibarra: José Martí: Dirigente Político, Ideológico,Revolucionario. Editorial Ciencias Sociales, La Haba-na, 1980, pp. 4-5.

102. José Martí: “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos”.En: Obras Completas. Editorial Ciencias Sociales, LaHabana, 1975, t. 19, p. 241.

103. Rolando Rodríguez: “En Dos Ríos: tras las huellas deMartí”. En: Juventud Rebelde, Dominical, 8 de octubrede 2000.

104. Gerardo Castellanos: Los últimos días de Martí. Ed.Uscar, García y Cía., Habana, Cuba, 1937, p. 298.

105. Rolando Rodríguez: “En Dos Ríos: tras las huellas deMartí”. En: Juventud Rebelde, Dominical, 8 de octubrede 2000.

106. Antonio Serra: “El Combate de Dos Ríos”. En: Cai-mán Barbudo, junio, 1990.

107. Gerardo Castellanos: Los últimos días de Martí. Ed.Uscar, García y Cía., Habana, Cuba, 1937, p. 298.

108. Antonio Serra: “El Combate de Dos Ríos”. En: Cai-mán Barbudo, junio, 1990.

109. José Miró Argenter: Crónicas de la Guerra. InstitutoCubano del Libro, La Habana, 1970, p. 33.

110. Gerardo Castellanos: Los últimos días de Martí. Ed.Uscar, García y Cía., Habana, Cuba, 1937, p. 300.

111. Antonio Serra: “El Combate de Dos Ríos”. En: Cai-mán Barbudo, junio, 1990.

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112. Rolando Rodríguez: “En Dos Ríos: tras las huellasde Martí”. En: Juventud Rebelde, Dominical, 8 de oc-tubre de 2000.

113. Gerardo Castellanos: Los últimos días de Martí. Ed.Uscar, García y Cía., Habana, Cuba, 1937, p. 300.

114. Froilán Escobar: Martí a flor de labios. Editora Política,La Habana, 1991, p. 161.

115. Gerardo Castellanos: Los últimos días de Martí. Ed.Uscar, García y Cía., Habana, Cuba, 1937, p. 298.

116. Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Donativos. Cajano. 244. Documento no. 40. Carta del coronel JuanMasó Parra al capitán Juan Maspons Franco secreta-rio privado de Antonio Maceo.

117. Ibídem.118. Ibídem.119. Ángel de la Guardia Rosales: Memorias de una familia

de maestros y patriotas. Editorial García, La Habana,1957, pp. 61-64.

120. Juan Trujillo: “La verdad histórica. Cómo murióMartí”. En: La Discusión, La Habana, mayo 2, 1899.

121. Enrique Loynaz: Memorias de Guerra. Editorial de Cien-cias Sociales, La Habana, 1989, p. 214.

122. Ángel de la Guardia Rosales: Memorias de una familiade maestros y patriotas. Editorial García, La Habana,1957, pp. 61-64.

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124. Ibídem.125. Antonio Serra: “El Combate de Dos Ríos”. En: Cai-

mán Barbudo, junio, 1990.126. Ángel de la Guardia Rosales: Memorias de una fami-

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134. Ángel de la Guardia Rosales: Memorias de una fami-lia de maestros y patriotas. Editorial García, La Haba-na, 1957, pp. 61-64.

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139. Máximo Gómez: Diario de Campaña. Instituto Cu-bano del Libro, La Habana, 1968, p. 285.

140. Ángel de la Guardia Rosales: Memorias de una fami-lia de maestros y patriotas. Editorial García, La Haba-na, 1957, pp. 61-64.

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141. Ángel de la Guardia Rosales: Memorias de una fami-lia de maestros y patriotas. Editorial García, La Haba-na, 1957, pp. 61-64.

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Documentos

Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Donativos. Caja no.244. Documento no. 40. “Carta del coronel Juan MasóParra al capitán Juan Maspons Franco”, secretario pri-vado de Antonio Maceo.

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Anexo 1

Mapa del municipio Jiguaní, provincia Granma, en 1990.

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Anexo 2

Plano geográfico de 1875 confeccionado por EstebanPichardo.

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Anexo 3

Croquis de la ubicación de viviendas en Dos Ríos en 1895.

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Anexo 4

Ruta Martiana de Travesía a Dos Ríos.

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Anexo 5

Campamento antes de la acción de Dos Ríos, levantadopor el coronel José Ximénez de Sandoval y adjunto a suinforme al general Salcedo, del 21 de mayo de 1895. Ob-sérvese los dos pequeños rectángulos delante de las com-pañías 2da. y 6ta., que representan las avanzadas a loslados del camino. También, la representación de la cerca.Curiosamente, Ximénez de Sandoval se equivocó al in-vertir el norte y el sur del campo.

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Anexo 6

Croquis del combate de Dos Ríos.

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Leyenda (interpretación del croquis elaborado por el au-tor del libro, acerca de su versión de los acontecimientosdurante el combate de Dos Ríos).

1. Tropas mambisas que lograron vadear el río Con-tramaestre y siguieron al encuentro con la columnaespañola. Al frente de los insurrectos marchaban losgenerales: Máximo Gómez, Bartolomé Masó, PaquitoBorrero y José Martí.

2. Avanzadas españolas de extrema vanguardia, queretroceden en un primer momento por el ataquemambí.

3. 2da. compañía del 2do. batallón y la 6ta. compañíadel mismo batallón; era el primer escalón de la de-fensa española.

4. 5ta. compañía del 2do. batallón.5. 2da. compañía del 5to. batallón.6. 6ta. compañía del 9no. batallón.7. Escuadrón de Caballería Española.8. Encuentro de la Caballería Cubana con la avanza-

da española; esta última es macheteada y los so-brevivientes se retiran huyendo hacia el escalóndefensivo de los españoles.

9. Avance impetuoso de los mambises hacia la líneaenemiga, la tropa atacante es repelida y se repliega aorganizar el ataque contra los españoles. MáximoGómez imparte órdenes.

10. Retaguardia creada por Gómez bajo el mando deBartolomé Masó en la que el Generalísimo ordenó aMartí que debía quedarse.

11. Ataque del general Paquito Borrero por el flanco de-recho y su posterior retroceso.

12. Ataque del general Máximo Gómez por el flancoizquierdo y su posterior repliegue.

13. Ataque de José Martí y Ángel de la Guardia por elsendero que pasaba por delante de la casa de JoséRosalía Pacheco, en diagonal, en marcha hacia losfondos de la casa del prefecto de Dos Ríos.

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14. Lugar de la caída en combate de José Martí, a 250 mdel sitio donde se iniciaron las acciones.

15. Retroceso de Ángel de la Guardia al no poder resca-tar el cuerpo de Martí.

16. Repliegue de la columna española hacia Remanga-nagua, llevando el cadáver de José Martí.

17. Repliegue de las tropas mambisas del lugar del com-bate.

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Anexo 7

Campamento después de la acción de Dos Ríos, tambiénlevantado por el coronel José Ximénez de Sandoval yadjunto a su informe al general Salcedo, del 21 de mayode 1895. Obsérvese que en el ala izquierda, ahora está la5ta. compañía.

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Anexo 8

Referencias a plantas nombradas por José Martí en sudiario de campaña:

1. Almácigo: Conocido árbol silvestre de nuestros bos-ques, el Bursera, simaruba Lin., de la familia de lasBurseráceas. En muchos lugares le llaman “almáci-go colorado”, seguramente para distinguirlo de lasotras especies de Burseráceas. Es muy común entodo terreno, se eleva a treinta pies y engruesa has-ta uno y un tercio; su tronco se distingue fácilmen-te entre todos los del bosque por su color almagrado,cubierto con una telilla fina transparente que le daun brillo cobrizo. Florece todos los años de marzoa mayo.

2. Ateje: Varios árboles de la familia de lasBorragináceas reciben este nombre. Las más comu-nes son: el Cordia collococeo, lín; el Cordia alba (Jacq.),R. et Sch.; el Cordia tremula, Grices; el Cordia nitida,Vahl y el Cordia sulcata, D.C.

3. Caguairán: La palabra indígena “caguairán” noes conocida en el occidente cubano, sí en el restodel país. Existen dos especies de caguairán. En to-das las provincias orientales, el árbol conocido poreste nombre, es el mismo “quiebrahacha” deVueltabajo, o sea, el Copoifera hymenaefolia Moric,Cesalpinácea indígena y una de las maderas más du-ras y valiosas de Cuba, de color rojo vino; pero elCaguairán de Camagüey es otra especie tambiénsilvestre, pero mucho más escasa: el Hymenacatorreano león; Cesalpinácea también, con la hoja di-vidida en dos lóbulos grandes, algo parecidas a lasde “quiebrahacha”; pero el fruto es muy diferente,

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lo mismo que la madera, pues esta es de color ama-rillo rojizo azafranado y con estrías violáceas.

4. Caimitillo: Árbol silvestre de toda clase de terreno,abunda particularmente en los calcáreos, pedrego-sos y en las costas altas. Florece de abril a junio yfructifica de diciembre a enero. Su madera es dura,útil para fabricar barras, puertas, ventanas, etcétera.Es el Chrysophyllum oliviforme, Lin., de la familia delas Sapotáceas.

5. Caoba: Sólo existe una especie de caoba en Cuba,el Sevietenia mahogani (L), Jacq., de la familia de lasMeliáceas. Árbol silvestre, majestuoso, no tan abun-dante como el cedro; su tronco es corpulento y sano;a su alrededor brotan a cierta altura un crecido nú-mero de macizas ramas y subiendo después formanuna nueva capa; sus hojas son aladas; sus flores blan-cas, pequeñas; su fruto, una cápsula dura y leño-sa; su madera es considerada preciosa, compacta,limpia, de serio y veteado color, susceptible del másbrillante pulimento, cuyo uso es universalmente co-nocido; es de un color rojo-vino.

6. Cupey: En todas las provincias orientales se le lla-ma así al Clusiarosea, Jacq. V. copey.

7. Curejeyal: Conjunto de curujeyes. Curujey: Nom-bre de numerosas especies de Bromeliaceas, hierbasepífitas en su mayoría comunes en todos los bos-ques y también sobre los árboles aislados. Algunasde las especies tienen flores vistosas y pueden utili-zarse como ornamentales, otras producen una es-pecie de lana en su semilla, y otras, almacenan elagua de lluvia en la base envainadora de sus hojas,agua que es la única disponible en las altas monta-ñas para el que las asciende en tiempo de seca.

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8. Dagame: Calycophyllum candidissimum. Árbol sil-vestre de las rubiáceas, conocido en toda la Isla coneste sólo nombre. Es abundante en los terrenos lla-nos o poco elevados, calcáreos y pedregosos. Esmuy elevado y se le distingue fácilmente en el bos-que por su tronco recto, liso, de color rojo pálido ysin ramas bajas. Florece en abril y mayo y su frutolo come el ganado. Su madera es dura, pesada ycompacta, de color uniforme amarillo muy pálido,algo parecido al boj.

9. Fustete: Chlorophoratinctoria. Árbol que alcanzauna altura de 20 m, con las ramillas color pardoclaro, a menudo pubescentes; tiene savia lechosa yamarilla y con frecuencia los renuevos armados condelgadas espinas axiales. Hojas de venas pennadas,desde lanceoladas aovados-elípticas, de 5 a 12 cmde largo y de 1,5 a 5,3 cm de ancho, acuminadasen el ápice, redondeadas, subtruncas o acorazona-das en la base; lampiñas o algo pubescentes enambas caras, enteras o dentadas, cortamentepecioladas, las de los renuevos a menudo superfi-cial y profundamente pénncido lobadas; estípulascaducas.

10. Guásima: Guazuma tomentosa. Árbol silvestre detoda la Isla, tal vez el más común y la más amplia-mente distribuida especie cubana. Es de la familiade las Esteresiliáceas y también se le llama “guásimacomún” y “guásima de caballo”. Crece en toda cla-se de terreno y alcanza diez varas de altura y unade grueso.

11. Güira: Crescentia cujete. Árbol de la familia de lasBegnonáceas, común en toda la Isla y muy cultiva-do por sus frutos. La madera es elástica y blanque-cina y se emplea en la construcción de yugos y ara-

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dos. Su fruto, la güira, es sumamente útil: con ellase hacen en el campo, tazas, jarros y toda clase devasijas.

12. Jagua: Genipa americana. Árbol silvestre de la familiade las Rubiáceas, crece en toda la Isla en terrenospedregosos y montañosos. Su madera es sólida, colorrojizo pálido. Las flores son odoríferas y se reprodu-cen de abril a junio; el fruto tiene una cubierta mu-cosa agridulce y la pulpa contiene muchas semillas.

13. Jatía (voz indígena): Hay dos tipos de Jatías; una:la Jatía común, es exclusiva de Oriente y Camagüey,el Phyllostylon Brasiliensis, Cap., de la familia de lasUlmáceas; y la otra llamada: “Jatía blanca de Orien-te”, que abunda en toda la Isla. Es el Ampeoloceracubensis, gris., de la familia de las Ulmáceas. A estatambién la llaman “hueso” y “purio”. La Jatía co-mún abunda mucho en las orillas del Cauto y cer-ca de Manzanillo. Forman montes llamados“jatiales”. Tiene las hojas dentadas muy parecidasa las del fusteste y el fruto con tres alas. La maderaes blanco-amarillenta, con la corteza granulosa.

14. Jigüe: Se conoce por este nombre al sabicú deVueltabajo, Lysiloma latisiliqua (L), Benth. Árbol sil-vestre de la familia de las Mimosáceas. De maderadura, compacta y de olor desagradable, se empleaen durmientes, horcones, balaustres, etcétera.

15. Jubabán: Trichilia hirta, lín., árbol silvestre de lasMeliáceas.

16. Júcaro: Hay varios tipos de júcaro, todos de la fa-milia de las Combretáceas; pero cuando se dice“júcaro”, solamente se entiende que es el júcarocomún, Bucida Buceras Lin. Este árbol es uno de los

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más valiosos de Cuba y se le encuentra abundanteen todas las provincias, sobre todo en las costasbajas, en las costaneras de las ciénagas y en las ori-llas pantanosas de las desembocaduras de los ríos,y siguiendo el curso de estos, hasta el interior mu-chas veces. Alcanza hasta 25 m de altura y 1 m dediámetro o más. La corteza vieja es gris y se separaen placas oblongas; las semillas y hojas sonpubescentes.

17. Palma: Cuando se dice: “la palma” se sobreentiendeque es la palma real: Roystonea regia: Es la celebradapalma, ornamento de nuestros campos cubanos yobjeto de admiración para los extranjeros; árbol ele-vado, inerme, de 40 a 50 pies de altura, de hojaspinnotisectas.

18. Picapica: Arbusto trepador de la familia de lasPapilionáceas, la Mucuna pruriens (L), P.D.C., comúnen los bosques y matorrales. Esta planta es una delas más temidas por los campesinos, por la atrozpicazón que causan sus pelos que el viento esparce.

19. Seiba: Ceiba pentandra. Árbol silvestre de la familiade las bombacáceas que existe en toda la Isla, perono se la encuentra en gran número en ninguna parte.Es uno de los árboles característicos de nuestros cam-pos, como la palma real. Tomamos de Pichardo lasiguiente descripción:

Árbol silvestre, el más grande de todos, el gigan-te de los campos, el buareo que con cien brazosabiertos parece amenazar a los cielos eternamente.Elévase majestuosa alcanzando a veces la alturade veinte y seis varas; tres hombres no abarcansu tronco, color ceniciento y limpio hasta lacima, donde forma su copa horizontal.

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20. Yamagua: Guarea trichilioides, Lin. Es un árbol co-mún de la familia de las Meliáceas, que se encuentraen terrenos llanos y a orillas de los ríos. Tiene lashojas abruptamente pinnadas. Las flores son peque-ñas, blanquecinas e inodoras. Esta planta tiene muchafama como hemostática, pues se le empleó duran-te mucho tiempo en las guerras de independencia.

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Anexo 9

Copia de Escritura de Propiedad de la finca “Boca deDos Ríos”.

Arístides García Gómez, Alcalde Municipal de Pal-ma Soriano.Certifico: que la finca titulada “Boca de Dos Ríos”dedicada a pastoreos de crianza, que radica en elCuartón de Contramaestre, de este término munici-pal con una cabida de cuatrocientas caballerías detierra, lindando por el norte con Cauto La Vega; porel sur con el río Contramaestre; por el este con LaGracia, y por el oeste con el río Cauto, aunque su-frió las vicisitudes de la última guerra, no debe con-siderarse destruida por ella a los efectos de la or-den 69 serie de 1899 pues aunque algunos ranchosde guano y yagua que en ella existían fueron que-mados y algunas cercas de sus vastos potreros su-frieron desperfectos a consecuencia del abandonode la finca causados por la misma guerra, en cam-bio sus pastos que constituyen su principal produc-ción y riqueza, se encuentran en muy buen estado,acaso superior al que tenían antes de la guerra porcuanto que durante y después de ella no habíansido consumidos por ganado alguno, ofreciendo portal motivo hoy los mismos frutos o pastos que pro-ducía en el año anterior a la referida guerra.Y a pedimento de Doña Josefa Pacheco y a fin deque pueda justificar los extremos aquí consigna-dos, le expido la presente en Palma Soriano a lossiete días de diciembre de mil novecientos uno.

Cuño gomígrafo de la Alcaldía Municipal de PalmaSoriano.

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Lo firma el Alcalde.Recibí tres pesos oro.Tesorero Juan Pérez.

Fuente:

Archivo Histórico Provincial de Santiago de Cuba. Fon-do Juzgado de Primera Instancia. Materia: Fincas Rústi-cas. Año 1902. Legajo 417. Signatura no. 8. (Debo estacopia al amigo Rubén Rafael Domínguez Pacheco; quientuvo la gentileza de ofrecernos este documento localiza-do por él).

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Trinchera1 m x 2 m

Loza blanca

Gres Cerámica roja

Vidrio Metal

Nivel No. Frag.

No. Frag.

No.Frag.

No. Frag.

No. Frag.

TOTAL

0,00-0,15 m 28 5 3 7 4 470,15-0,30 m 11 3 1 3 1 130,30-0,45 m 4 1 - 2 - 7TOTAL 43 9 4 12 5 73

Anexo 10

Excavación del sitio: Casa de Rosalía Pacheco

Se marcó y excavó una trinchera con las proporcionessiguientes: 1 m de ancho por 2 m de largo, subdivididasen dos secciones de 1 m. La excavación se llevó a cabocortando capas artificiales de 0,15 m. No se pudo traba-jar en capas naturales por lo alterado del terreno.

En el área que se marcó como posible planta de la casa(24 m2), siguiendo el indicador de cambio de coloracióndel terreno, producto del relleno de su piso y en los alre-dedores del mismo, se recogió material superficial bas-tante fragmentado.

La trinchera se trazó orientada al este-oeste con lasdimensiones señaladas. Cada una de las capas de los es-tratos artificiales hasta la profundidad de 0,45m dondeterminó la excavación se presentó revuelta. En el primernivel, aunque no de manera abundante, es donde apare-ce la mayor cantidad de evidencias que en los subsiguien-tes niveles excavados. Además de la trinchera sepracticaron 3 pozos de prueba de 0,30 m x 0,30 m y 0,45m de profundidad.

Tabla no. 1

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Anexo 11

Excavación del sitio: Travesía 2

Se marcó y excavó dos bloques con las proporciones si-guientes: 1 m x 1 m, subdivididos en secciones de 0,50m. La excavación se desarrolló cortando capas artificia-les de 0,15 m. No se trabajó en capas naturales por laalteración del terreno. En el área de 24 m2, marcada comoposible planta de la casa, se tomó como referencia unhorcón encontrado en la exploración del terreno, situa-do al este del sitio y colocándolo como uno de los extre-mos delanteros de la habitación. El primer bloque fueorientado al este, coincidiendo con el horcón menciona-do en el centro. Las capas de los estratos no resultabanalteradas, al parecer fueron protegidas por dicho hor-cón; sin embargo, la presencia de evidencias materialesfue escasa del primero al último nivel.

Tabla no. 2. Pozos de prueba.

(a)

NIVEL

Pozo no. 1

Loza blanca

Gres Vidrio Total

0,00-0,15 m 3 2 4 9

0,15-0,30 m 1 - 1 20,30-0,45 m - - - -TOTAL 4 2 5 11

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Tabla no. 3

El segundo bloque de la planta de la casa se orientó aloeste, las capas de los estratos están muy alteradas.

(b)

(c)

NIVELPozo no. 3

Loza blanca

Gres Vidrio Total

0,00-0,15 m 5 1 2 80,15-0,30 m 2 - 1 30,30-0,45 m 1 - - 1TOTAL 8 1 3 12

Pozo no. 2

NIVEL Loza blanca

Cerámica roja

Vidrio Total

0,00-0,15 m 2 2 - 4

0,15-0,30 m 1 - 2 30,30-0,45 m - - 1 1TOTAL 3 2 3 8

Bloque no. 11 m x 1 m

Loza blanca

Vidrio Metal

Nivel No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

TOTAL

0,00-0,15 m 5 3 1 90,15-0,30 m 1 2 2 50,30-0,45 m - - - -TOTAL 6 5 3 14

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Tabla no. 4

Tabla no. 5

Se practicaron tres pozos de prueba de 0, 30 m y 0, 45 mde profundidad.

(a)

(b)

Bloque no. 1

1 m x 1 m

Loza blanca

Gres Vidrio Cerámica roja

Metal

Nivel No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

TOTAL

0,00-0,15 m 8 1 4 2 1 160,15-0,30 m 7 - 2 - - 70,30-0,45 m 2 - 1 - - 3TOTAL 17 1 7 2 1 28

NIVEL

Pozo 1

Loza blanca

Cerámica roja

Vidrio Total

0,00-0,15 m 5 1 3 90,15-0,30 m 2 1 2 50,30-0,45 m - - 1 1

TOTAL 7 2 6 15

NIVEL

Pozo 2

Loza blanca

Gres Vidrio Total

0,00-0,15 m 4 3 6 130,15-0,30 m 1 1 2 40,30-0,45 m 1 - - 1

TOTAL 6 4 8 18

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(c)

NIVEL

Pozo 3

Loza blanca

Vidrio Metal Total

0,00-0,15 m 3 4 1 80,15-0,30 m 2 1 - 30,30-0,45 m - 1 - 1

TOTAL 5 6 1 12

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Anexo 12

Excavación del sitio: ranchos de Rafael Pacheco

Precisar el lugar de la excavación de este sitio, resultódifícil por el estado del terreno sumamente alterado. Lasmuestras obtenidas en la exploración fueron en losdeslaves del muro dejado por el canal, donde se hicieroncateos. No obstante, se decidió hacer un bloque de 1 m x 1 men 4 secciones, dispuesto al este del camino, entre el bor-de del muro interior y la primera hilera de pinos, en elpunto dispuesto en el mapa. Los estratos artificiales muyalterados y difíciles de excavar aportaron en el 1er. nivelalgunas evidencias materiales.

Tabla no. 6

Bloque no. 11 m x 1 m

Loza blanca

Gres Cerámica roja

Vidrio Total

Nivel No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

0,00-0,15 m 11 3 2 3 190,15-0,30 m - - - 1 10,30-0,45 m - - - - -TOTAL 11 3 2 4 20

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Anexo 13

Excavación del sitio: Travesía 1

Se marcó y excavó una trinchera con las proporciones si-guientes: 1 m de ancho por 2 m de largo, subdividido endos secciones de 1 m. La excavación se llevó a cabo cor-tando capas artificiales de 0,15 m. Fue imposible trabajaren capas naturales por lo alterado del terreno. La trin-chera se trazó de norte a sur, con las dimensiones seña-ladas. Cada una de las capas de los estratos artificialesfue excavada hasta la profundidad de 0,45 m donde seterminó la excavación. Es en el primer nivel donde surgela mayor cantidad de evidencias, decreciendo en los sub-siguientes.

Tabla no. 7

Trinchera1 m x 2 m

Loza blanca

Gres Vidrio Total

NIVEL No.Frag.

No. Frag.

No.Frag.

No.Frag.

0,00-0,15 m 27 5 15 470,15-0,30 m 15 2 6 230,30-0,45 m 6 - 2 8TOTAL 48 7 23 78

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Anexo 14

Excavación del sitio: La Vuelta Grande

Se marcó y excavó una trinchera de: 1 m de ancho por 2m de largo, subdividida en dos secciones de 1 m. La ex-cavación se llevó a cabo cortando capas artificiales de0,15 m. No se trabajó en capas naturales. La trinchera setrazó de norte a sur con las dimensiones señaladas,excavándose hasta la profundidad de 0,45 m. En el pri-mer y segundo nivel es donde se detecta la mayor canti-dad de evidencias arqueológicas, en el último nivel lafrecuencia de aparición es menor hasta llegar a ser estéril.

Tabla no. 8

Trinchera1 m x 2 m

Loza blanca

Gres Cerámica roja

Cerámica burda

Vidrio Madera Metal Total

NIVEL No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

0,00-0,15 m 47 8 11 22 26 17 13 144

0,15-0,30 m 18 4 6 9 10 6 4 57

0,30-0,45 m 7 1 - 3 - - 1 12

TOTAL 72 13 17 34 36 23 18 213

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Anexo 15

Excavación del sitio: La Jatía

Se marcó y excavó una trinchera con las proporcionessiguientes: 1 m de ancho por 2 m de largo, subdivididaen dos secciones de 1 m. Se excavó cortando capas artifi-ciales de 0,15 m en los terrenos alterados. La trinchera seexcavó de oeste a este con la dimensión señalada,excavándose hasta la profundidad de 0,45 m; siendo elprimer estrato, el más fértil en evidencias arqueológicas.

Tabla no. 9

Trinchera1 m x 2 m

Loza blanca

Gres Cerámica roja

Cerámica burda

Vidrio Metal

NIVEL No. Frag.

No. Frag.

No.Frag.

No.Frag.

No. Frag.

No. Frag.

TOTAL

0,00-0,15 m 37 7 9 5 14 3 750,15-0,30 m 18 3 2 2 8 1 330,30-0,45 m 7 - - 1 3 - 11TOTAL 62 10 11 8 25 4 119

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Anexo 16

Excavación del sitio: Casa de Miguel Pérez

Se marcó y excavó una trinchera con las proporcionessiguientes: 1 m de ancho por 1 m de largo, subdivididaen dos secciones de 0,50 m.

Se excavó cortando capas artificiales de 0,15 m en losterrenos alterados. La trinchera se excavó de oeste a estecon la dimensión señalada, excavándose hasta la profun-didad de 0,45 m; siendo el primer estrato el más fértil enevidencias arqueológicas.

Tabla no. 10

Trinchera1 m x 2 m

Loza blanca

Gres Cerámica roja

Vidrio

NIVEL No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

TOTAL

0,00-0,15 m 7 2 1 6 160,15-0,30 m 2 - - 3 50,30-0,45 m - - - - -TOTAL 9 2 1 9 21

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Anexo 17

Excavación del sitio: Casa de Casiano Leyva

Se marcó y excavó una trinchera con las proporciones si-guientes: 1 m de ancho por 1 m de largo, subdividida endos secciones de 0,50 m. Se excavó cortando capas artifi-ciales de 0,15 m en los terrenos alterados.

La trinchera se excavó de oeste a este con la dimen-sión señalada, excavándose hasta la profundidad de 0,45m; siendo el primer estrato el más fértil en evidenciasarqueológicas.

Tabla no. 11

Trinchera1 m x 1 m

Loza Blanca

Gres CerámicaRoja

Vidrio Madera Metal

NIVEL No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

TOTAL

0,00-0,15 m 12 6 4 7 5 3 37

0,15-0,30 m 5 2 - 3 - 1 11

0,30-0,45 m - - - - - - -

TOTAL 17 8 4 10 5 4 48

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Anexo 18

Excavación del sitio: Casa de Pascual Ferreiro

Se marcó y excavó una trinchera con las proporciones si-guientes: 1 m de ancho por 1 m de largo, subdividida endos secciones de 0,50 m.

Se excavó cortando capas artificiales de 0,15 m en losterrenos alterados. La trinchera se excavó de oeste a estecon la dimensión señalada, excavándose hasta la profun-didad de 0,45 m; siendo el primer estrato el más fértil enevidencias arqueológicas.

Tabla no. 12

Trinchera1 m x 1 m

Loza Blanca

Gres CerámicaRoja

Vidrio Madera Metal

NIVEL No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

No. Frag.

TOTAL

0,00-0,15 m 14 7 4 15 3 2 45

0,15-0,30 m 5 2 2 5 - 1 15

0,30-0,45 m - - - - - - -

TOTAL 19 9 6 20 3 3 60

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Librerías del país donde pueden adquirirse los libros de la Riso, producidospor el Sistema de Ediciones Territoriales.

Provincia Librería Dirección Teléfono

Pinar del Río Viet Nam Heroico Calle Martí, No. 49, entre Gerardo Medina y Recreo 0 – 48 – 758035

La Habana Punto y coma Ave 41, s/n, entre 56 y 58 San Antonio de los Baños 0 – 47 – 383271

Ciudad de Ateneo Cervantes Bernaza, No. 9 esq. a ObispoLa Habana Habana Vieja 862 - 2580 El Ateneo Línea, No. 1057, entre 12 y 14 Vedado 833 - 9609

Matanzas Viet Nam Calle Medio, s/n, esq. Callejón 0 – 45 – 244782 Sacristía, MatanzasMatanzas La Concha de Céspedes, No. 551, esq. Venus Coronel Verdugo, Cárdenas 0 – 45 – 379496

Villa Clara Pepe Medina Colón, No. 402, entre Gloria y Mújica, Santa Clara 0 – 42 – 205965

Cienfuegos Dionisio Ave 54, No. 3526, entre 35 y 37 0 – 43 - 525592 San Román

Sancti Spíritus Julio Antonio Mella Calle Independencia, No. 67 e ntre Callejón del Cero y 0 – 41 - 324716 Ave. de los Mártires

Ciego de Ávila Juan Antonio Calle Independencia, No. 15 Márquez entre Simón Reyes 0 – 33 – 222788 y José María Agramante

Camagüey Mariana Grajales Calle República, No. 300 entre San Esteban y Finlay 0 – 32 – 292390 Viet Nam Calle República, No. 416 entre San Martín y Correa 0 – 32 – 292189

Las Tunas Fulgencio Oroz Calle Colón, No. 151, esq. Francisco Vega 0 – 31 – 371611

Holguín Ateneo Villena Botev Calle Frexes, No. 151, esq. Máximo Gómez 0 – 24 - 427681

Granma Ateneo Silvestre Calle General García, No. 9, 0 – 23 - 424631 de Balboa entre Canducha Figueredo y Antonio Maceo, Bayamo La Edad de Oro Calle José Martí, No. 242 esq. 0 – 23 – 573055 Antonio Maceo, Manzanillo

Santiago de Amado Ramón Calle José Antonio Saco, No. 356 0 – 22 - 624264Cuba Sánchez entre Carnicería y San Félix

Guantánamo Ñancahuasu Calle Paseo, No. 555, entre 0 – 21 - 328063 Luz Caballero y Carlos Manuel de Céspedes

Isla de la Frank País Calle José Martí, s/n, esq. 22 0 – 46 – 323268Juventud Nueva Gerona

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Impreso en los talleres del CPLL de GranmaAgosto de 2011Esta edición de

De Travesía a Dos Ríos:un estudio histórico-arqueológico

consta de 500 ejemplares