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Material para el Alumno: SIMCE Comprensión del Medio Social Octavo Año Básico El camino de Chile hacia su Independencia Mayo 2006

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Un documento de ayuda de preparación Simce Octavo del Colegio Saint Maurice's

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Page 1: Independencia de Chile

Material para el Alumno: SIMCE Comprensión del Medio Social Octavo Año Básico El camino de Chile hacia su Independencia

Mayo 2006

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Objetivos: • Comprender el proceso de Independencia de Chile y la formación del Estado y la Nación.

Contenidos:

• EL CAMINO DE CHILE HACIA SU INDEPENDENCIA

Rutina diaria:

• Lluvia de ideas. • Mostrar ejemplos de las distintas especien tanto animales como vegetales.

• Normalización y Clima: - Tener en cuenta que el prestar atención a un alumno/a puede convertirse en un

fuerte reforzador. Debemos tener cuidado en el uso involuntario de algunos reforzadores, como las reprimendas.

• Objetivo de la Clase:

- Identificar las distintas tapas del proceso de independencia nacional. - Ocupando los juegos de roles deben dividir al curso en las y representar las distintas

etapas de la independencia nacional Motivación: - Que los alumnos sean capaces de nombrar los distintos personajes que intervienen en

el proceso de independencia. - Que los alumnos sea capaces de reconocer las distintas tradiciones populares que

permanecen hasta nuestros dias.

• Desarrollo: • Organiza el curso en parejas o máx. tres alumnos para que vayan desarrollando de una

actividad y que reflexionen y compartan sus respuestas. • Realizar un plenario donde ellos puedan ir compartiendo las ideas que van concluyendo

del desarrollo.

• Síntesis y Evaluación:

- Comentarios y correcciones frente a las respuestas dadas.

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MATERIAL DE APOYO

Período de la Independencia (1810-1823) El despertar de la nación chilena El siglo XVIII, más conocido como el siglo de la Ilustración, generó un avance intelectual y económico cuyos ideales repercutieron notablemente en el proceso independentista de las colonias americanas. Desde fines del siglo XVIII hasta principios del XIX, se sucedieron una serie de hechos que no solo afectaron a Europa occidental, sino también a América. La posibilidad de los criollos más cultos, de acceder al conocimiento de las principales obras de filosofía política producidas por pensadores de la Ilustración, como El espíritu de las leyes, de Montesquieu; El contrato social, de Juan Jacobo Rosseau, y la Enciclopedia francesa, les sirvió como estímulo para reflexionar en torno a los derechos del pueblo frente a la monarquía, el poder de los reyes y el papel de las colonias dentro de los imperios. Antecedentes Fernando VII A principios del siglo XIX, gobernaba en España el rey Carlos IV, quien, al no poder cumplir su rol adecuadamente, dejó el poder en manos de su primer ministro Manuel Godoy. Sin embargo, los abusos y las intrigas de la Corte habían creado un gran descontento en el país, el que se vio agravado con la entrada de las fuerzas del emperador francés Napoleón, que cruzó la península para invadir Portugal. Esto provocó un motín que obligó al rey a despojar a Godoy de sus atribuciones y a abdicar de la Corona. Le sucedió en el trono su hijo Fernando VII, gran enemigo de Godoy. Napoleón aprovechó esta situación para dominar el país y, luego de convocar a la familia real, logró que Fernando VII devolviera el poder a Carlos IV, y este, a su vez, lo traspasara al emperador francés. Desde ese momento, la familia real quedó prisionera, y Napoleón asignó a su hermano José Bonaparte el título de rey de España e Indias. La ausencia del rey provocó una reacción en los súbditos españoles, y los llevó a organizar juntas locales encargadas de gobernar mientras Fernando VII se encontraba en cautiverio, situación que posteriormente obligó a unificar esta acción en una sola Junta Central instalada en Sevilla, la que fue reemplazada por el Consejo de Regencia de Cádiz. Este organismo invitó a los reinos americanos a enviar representantes a él. Los liberales españoles tenían ideales claros respecto de la forma de gobernar, por lo cual querían establecer una Constitución que limitara el poder del rey, crear un Congreso y asegurar los derechos de los individuos. Las Cortes de Cádiz cumplieron esto con la dictación de la Constitución de 1812, a cuyas disposiciones debería atenerse Fernando VII al reasumir el trono. Con este hecho se pasaba de una monarquía absoluta a una monarquía constitucional. La Patria Vieja (1810-1814) Este período representa la primera etapa de la lucha por la independencia nacional, que se gestó gracias a la acción de la aristocracia castellano-vasca, la cual por su poderío económico y cultural, ejercía una importante influencia en el pueblo. Al fallecer el gobernador Luis Muñoz de Guzmán, y de acuerdo a una disposición adoptada por Carlos IV, le correspondía asumir el mando al militar de más alta graduación. Sin embargo, la Real Audiencia no hizo caso de esta normativa y nombró a su regente Juan Rodríguez Ballesteros como nuevo gobernador. En Concepción, el abogado Juan Martínez de Rozas indujo al brigadier Antonio García Carrasco -a cargo de la inspección de los fuertes de la frontera- a que hiciese valer sus derechos como el oficial de más alta graduación, para ocupar el cargo según lo dispuesto oficialmente por Carlos IV. Desde ese momento, la

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Real Audiencia tuvo que aceptar el nombramiento y García Carrasco se trasladó a Santiago junto con su secretario Martínez de Rozas. Al poco tiempo, la aristocracia empezó a mirar con malos ojos a García Carrasco, a quien se acusaba de no poseer aptitudes para administrar, y de rebajar la dignidad de su cargo relacionándose sin ningún tipo de etiqueta con la gente humilde. A todo lo anterior, se sumaron hechos donde García Carrasco se vio involucrado, como el asesinato de los tripulantes de la fragata inglesa “Scorpion”, y el apresamiento de tres destacados criollos: José Antonio de Rojas, Juan Antonio Ovalle y Bernardo Vera y Pintado. Asume el Conde de la Conquista Mateo de Toro Zambrano y Ureta Con el fin de aquietar los ánimos, la Real Audiencia solicitó la renuncia al gobernador García Carrasco, designando en su lugar a Mateo de Toro, decisión que dejó conforme tanto a realistas como a patriotas. Mateo de Toro Zambrano y Ureta tenía 83 años, y gracias a una gran fortuna, producto de sus actividades comerciales y agrícolas, pudo adquirir el título de Conde de la Conquista. Pero su avanzada edad, falta de carácter y desconocimiento de los negocios públicos, fueron las razones por las cuales los dos bandos en que estaba dividida la aristocracia colonial querían manejarlo a su antojo. Dos de sus partidarios, Gregorio Argomedo y Gaspar Marín, lo asesoraron para convocar a un cabildo abierto donde el pueblo decidiera su futuro.

Primera Junta de Gobierno (18 de septiembre de 1810)

Luego de algunos discursos donde se hizo ver la necesidad de contar con un organismo colegiado de gobierno como medida para defender los intereses del pueblo y continuar fieles al rey Fernando VII, la mayoría de los asistentes convocados al acto del 18 de septiembre comenzaron a gritar la frase “Junta queremos”. De esta manera, y casi por unanimidad, se designó a Mateo de Toro Zambrano y Ureta como presidente; al obispo José Martínez de Aldunate como vicepresidente; a Fernando Márquez de la Plata, Juan Martínez de Rozas, Ignacio de la Carrera, Juan Enrique Rosales y Francisco Javier de Reina como vocales, y a Gaspar Marín y Gregorio Argomedo como secretarios.

Esta junta creó nuevos cuerpos militares, convocó a elecciones de un congreso nacional, estableció la libertad de comercio y el contacto con la Junta de Buenos Aires.

Bajo la presidencia de Juan Martínez de Rozas, se llamó a elecciones para formar un Congreso Nacional, constituido por 42 diputados.

Sin embargo, el 1 de abril, día en que debían efectuarse las elecciones, el teniente coronel español Tomás de Figueroa sublevó un cuerpo del ejército exigiendo la disolución de la junta. El motín no tuvo éxito, y Figueroa huyó a refugiarse al convento de Santo Domingo, desde donde fue sacado, sometido a juicio y condenado a muerte.

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Ignacio de la Carrera Francisco Javier de Reina Gregorio Argomedo

El Primer Congreso Nacional (1811) El fracaso del motín de Figueroa significó la derrota de los realistas. La Junta de Gobierno fortaleció su poder hasta el 4 de julio de 1811, en que cesó sus funciones para dar paso al Primer Congreso Nacional. Este organismo estaba constituido por personajes de gran figuración social y fue presidido por Juan Antonio Ovalle. Los diputados que confomaron el Congreso juraron obedecer al rey Fernando VII y proteger la religión católica. Se agruparon en tres facciones: los moderados, liderados por José Miguel Infante; los exaltados, que encabezados por Bernardo O’Higgins y Manuel de Salas, anhelaban precipitar la independencia; y los realistas, que solo reconocían al Consejo de Regencia de Cádiz, oponiéndose a cualquier medida. El antagonismo entre los bandos determinó el golpe militar del 4 de septiembre, encabezado por José Miguel Carrera, y cuyo objetivo fue cambiar la composición del Congreso. De esta manera, los exaltados quedaron en mayoría y designaron una nueva Junta de Gobierno, que creó el Supremo Tribunal Judiciario, ordenó levantar cementerios alrededor de las ciudades; creó la provincia de Coquimbo; oficializó las relaciones con la Junta de Buenos Aires y otorgó la libertad de vientre (que declaraba la libertad de los esclavos nacidos en Chile y prohibía el ingreso de nuevos esclavos). Gobierno de José Miguel Carrera (1812-1813) El gobierno de Carrera se caracterizó por sus audaces reformas, cuya finalidad era preparar el camino de la Independencia. El ideario de los exaltados fue difundido en la Aurora de Chile, periódico dirigido por fray Camilo Henríquez, quien utilizaba el seudónimo de Quirino Lemachez. Durante el gobierno de Carrera se cumplió el anhelo de los criollos de tener una constitución, al dictarse el Reglamento Constitucional de 1812, que dejaba el poder Ejecutivo en una Junta de tres miembros, y el Legislativo en un Senado de siete integrantes. Además de la redacción del primer documento constitucional, el gobierno de Carrera realizó otras obras, tales como: • El decreto que obligó a los conventos a crear escuelas primarias para niños y niñas. • La creación de la primera bandera nacional, la cual tenía tres franjas horizontales de colores azul, blanco y amarillo. • La libertad de imprenta, que luego se cambió por la censura previa. A pesar de que durante el mandato de José Miguel Carrera el Reglamento Constitucional respetó la soberanía del rey Fernando VII, se estipuló que el monarca debía de acatar dicha constitución y que “ningún decreto, providencia u orden de cualquier autoridad o tribunales fuera del territorio de Chile tendría efecto alguno”. La reacción española La liberación de España dejó a Fernando VII nuevamente en el poder. El monarca no aceptó las reformas realizadas por los liberales, derogó la Constitución de Cádiz y gobernó en el más completo absolutismo. De este modo, dispuso de tropas y recursos que fueron enviados a los jefes españoles en América para la lucha contra los criollos. En enero de 1813, el virrey del Perú ordenó al brigadier Antonio Pareja poner orden en el reino de Chile, colocándolo al mando de un ejército de cuatro mil hombres reclutados en Chiloé y Valdivia.

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Las fuerzas de Carrera y los realistas se enfrentaron en las batallas de Yerbas Buenas y San Carlos, aunque sin resultados definitivos. Pareja se encerró en Chillán, donde falleció tiempo después, sucediéndole en el mando Juan Francisco Sánchez, quien en octubre atacó por sorpresa a los patriotas acampados en El Roble, junto al río Itata. La confusión del bando patriota hacía presentir su completa derrota, pero O’Higgins consiguió reorganizar las tropas y rechazar el ataque, luego del cual la Junta reemplazó a Carrera por O’Higgins en la comandancia del ejército. La Reconquista Española Este período significó una fuerte reacción absolutista de parte de España, que concluyó con el sometimiento de las colonias sublevadas. Osorio se instaló en el poder el 9 de octubre de 1814, pero lamentablemente su mandato fue sobrepasado por Vicente San Bruno, comandante del Batallón de Talavera, quien estableció los Tribunales de Vindicación que determinaron el destierro de muchos patriotas a la isla de Juan Fernández. No corrieron mejor suerte los que huyeron a Mendoza o fueron encarcelados en Santiago, pues se les confiscaron y remataron sus bienes mientras permanecían presos. Asimismo, San Bruno participó en un sangriento hecho, en el cual simuló dejar abiertas las puertas de la cárcel con el único objeto de que los patriotas aprovecharan esta oportunidad para escapar. Afuera les aguardaba un pelotón de fusileros que acabó con sus vidas. Osorio reabrió la Real Audiencia, posteriormente la Real Universidad de San Felipe, y eliminó las instituciones creadas por los patriotas. En diciembre de 1815, Osorio fue destituido del cargo de gobernador, siendo reemplazado por Francisco Casimiro Marcó del Pont. El plan de San Martín El coronel José de San Martín era gobernador de Cuyo cuando los chilenos derrotados en Rancagua emigraron a Mendoza. Como San Martín necesitaba asegurar la independencia de Buenos Aires, hasta entonces amenazada por las tropas realistas ubicadas en Alto Perú, tenía planeado ayudar a la independencia de Chile. Para ello, pretendía armar un ejército para atacar el virreinato, y luego desalojar las fuerzas situadas en el altiplano. Obtuvo apoyo del gobierno de Buenos Aires y simuló intenciones pacíficas ante Osorio. Además, liberó a los esclavos negros, con el compromiso de que se alistasen en sus tropas, e incorporó a los ciudadanos chilenos que habían emigrado con O’Higgins, así como a aquellos soldados de Carrera dispuestos a colaborar. Manuel Rodríguez Los guerrilleros Mientras organizaba el Ejército Libertador de los Andes, San Martín enviaba emisarios a Chile para mantener informados a los patriotas chilenos sobre lo que estaba ocurriendo al otro lado de la cordillera. Entre estos agentes destacaron Pedro Aldunate de Toro, nieto del Conde de la Conquista; el abogado Manuel Rodríguez y el arriero Justo Estay. De todos ellos, el que mayor popularidad alcanzó fue Rodríguez, que se convirtió en el personaje principal de un sinnúmero de leyendas heroicas. Batalla de Chacabuco La gran precisión con que San Martín organizó el movimiento de tropas desconcertó a los realistas, al mando de Rafael Maroto, quienes solo alcanzaron a reunir un número cercano a los 1.600 hombres, entre chilenos y españoles. San Martín -que sabía que el ejército de Maroto solo estaba separado de los patriotas por la Cuesta de Chacabuco- ordenó que las divisiones cayeran sobre las fuerzas realistas. El 12 de febrero O’Higgins inició el combate, y la llegada de las filas de Soler consumó la derrota de los realistas. San Bruno fue apresado en el campo de batalla, y luego de ser enjuiciado, se le fusiló en la Plaza de Armas; a Marcó del Pont, en tanto, se le capturó en la hacienda Las Tablas y fue confinado a la ciudad de San Luis (Argentina).

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El 14 de febrero, San Martín y O’Higgins fueron recibidos en Santiago, donde ingresaron triunfalmente, siendo alojados en la casa de Mateo de Toro Zambrano y Ureta, conocida ahora como la Casa Colorada. La aristocracia -que había convocado a un cabildo- nombró a San Martín director supremo; pero este rehusó dicha designación, con el argumento de que debía continuar la labor emancipadora, y propuso a O’Higgins para el cargo, lo que fue aceptado. Poco días después de asumir, O’Higgins envío a la isla de Juan Fernández al bergantín Aguila, para rescatar a los patriotas que habían sido apresados por San Bruno, y rápidamente se comenzó a organizar un ejército para enfrentar en Talcahuano las montoneras formadas por realistas, bandidos, indígenas y patriotas desertores. Otras de las primeras acciones de O’Higgins fue la creación de un tribunal al cual los patriotas recurrían para recuperar los bienes perdidos; y el destierro del obispo José Rodríguez Zorrilla, junto a clérigos y frailes realistas. Consolidación de la independencia Bergantín Aguila Ya dijimos que una de las primeras medidas de O’Higgins fue la de organizar un ejército nacional. De esta manera, crea en el año 1817 la Escuela Militar, destinada a la formación de oficiales y clases. Por aquel entonces, en el sur aparecía un nuevo problema: el coronel español José Ordóñez, aprovechando la inacción de San Martín, había reorganizado sus tropas en Concepción y Talcahuano, áreas donde la opinión hacia el rey era muy favorable. Los esfuerzos desplegados por O’Higgins resultaron infructuosos, porque Ordóñez resistió los asaltos de los patriotas. Poco después fue enviado por el virrey del Perú el general Mariano Osorio, con una nueva expedición, ante lo cual San Martín solicitó O’Higgins que se replegara con su ejército al norte del Maule. Etapa final de la Independencia: la abdicación de O’Higgins O’Higgins había sido designado como Director Supremo hasta la aprobación de una constitución. Este documento se aprobó en 1818, y en él quedó establecida la separación de los poderes del Estado. De este modo, el ejecutivo quedaba en manos de un Director Supremo; el legislativo a cargo de un Senado Conservador de cinco miembros; y el judicial, encabezado por un Supremo Tribunal Judiciario. En la práctica, O’Higgins ejerció los tres poderes, por lo que la aristocracia hizo saber su descontento. En 1822 se convocó a elecciones para una Asamblea Constituyente. Pero el ministro José Antonio Rodríguez Aldea, intervino en la elección de constituyentes, logrando la aprobación de un proyecto donde se establecía que el Director. Supremo ejercería seis años, pudiendo ser reelegido por cuatro más, lo que significaba que O’Higgins podía gobernar por otros diez años. En diciembre de 1822 se organizó un movimiento opositor -encabezado por Ramón Freire-, que no aceptaba la legitimidad de O’Higgins. Bajo la amenaza de una guerra civil, se logró convocar a un cabildo abierto. O’Higgins, que debía acudir, no lo hizo, y luego de recorrer los cuarteles para destituir a los oficiales partidarios de la rebelión, se arrepintió. Tras una reunión a puertas cerradas en el edificio del Tribunal del Consulado, renunció, autoexiliándose más tarde en Perú. El Cabildo designó una Junta de Gobierno que quedó integrada por Agustín Eyzaguirre, José Miguel Infante, Fernando Errázuriz y Mariano Egaña.

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O’Higgins y su obra Edificio de la Biblioteca Nacional, construido a principios del siglo XX. Dentro de las principales obras del gobierno de Bernardo O’Higgins entre 1817 y 1821, destacan las siguientes: • Creación de la Escuela Militar. • Reapertura del Instituto y Biblioteca Nacional. • Fundación del Liceo de La Serena. • Transformación del basural de La Cañada en el hermoso paseo llamado Alameda de las Delicias. • Creación del Cementerio General de Santiago, y de Disidentes en Valparaíso. • Establecimiento del Mercado de Santiago. • Abolición de los títulos de nobleza y los escudos de armas, que fueron reemplazados por la Legión al Mérito. • Prohibición de las riñas de gallos. • Creación de un sistema de correos entre Santiago y Valparaíso, y de diligencias para pasajeros. • Creación del Hospital Militar y fomento para la aplicación de la vacuna. • Reapertura de la Casa de Huérfanos. • Creación del actual pabellón patrio y del escudo nacional, muy similar al actual. • Fundación de las ciudades de Vicuña, San Bernardo y La Unión.