impíos textos impuros de piedad

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Impíos Textos impuros de Piedad

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microrrelatos elaborados por alumnos de 3º IES Tiempos modernos

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Page 1: Impíos textos impuros de piedad

Impíos Textos impuros de Piedad

Page 2: Impíos textos impuros de piedad

Autores: 3º de ESO E Edita: IES Tiempos Modernos www.iestiemposmodernos.com

Zaragoza, mayo de 2011

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Impíos

Textos impuros de Piedad

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El libro no ofrecía una trama entretenida, de las que enganchan a los

adolescentes; era serio, irónico y reflejaba partes complejas de la vida.

El corto no era una comedia americana ni tenía grandes efectos

especiales. El corto, que se basaba en el libro, parecía un documental

de tema complejo.

Y este Libro, y este Corto, de la mano, entraron a nuestra aula,

nuestro universo, nuestra vida. Esperando ser trabajados. Esperando

ser leídos con otros ojos y entendidos con otra mirada. Y así fueron

destripados con paciencia, constancia e ilusión.

De esta manera, animados desde la biblioteca del Centro, empezábamos, a

finales de Enero, a trabajar el libro de relatos escrito por Miguel Mena Piedad.

En esos días, se hablaba de su nominación a los Goya pues Gaizka Urresti había

rodado el corto Un Dios que ya no ampara basándose en una de las líneas de

reflexión y lectura que el libro presentaba.

Los veinticuatro alumnos que fueron elegidos para realizar este trabajo

mostraban recelo e intriga (tal vez, incluso, alguno mostraba ilusión). Recelo,

porque sería más tarea en sus agendas escolares ya repletas de exámenes,

trabajos, exposiciones… Intriga, pues se había dicho que quizás vinieran los

autores (o alguno de ellos) del libro o del corto. Ilusión (bien pudiera ser sueño o

bostezo) por salir de la rutina de las clases, por aprender Lengua de otra manera

como acababa de decir el profesor.

El joven maestro, caótico y desordenado, bailaba con algunas ideas en su

cabeza. Para él todas buenas. Mientras explicaba qué se iba a leer, qué se iba a

ver, y mientras los adolescentes ojos se cruzaban por el aula con interrogantes

silenciosos, ya pensaba en el temario que no daría, cómo tendría que dar

materia más rápido, cómo el tiempo ya iba en su contra. Pero merecería la pena.

Eso pensaba.

El libro de Piedad ofrecía varios rincones de reflexión. Por un lado, los relatos. A

veces fragmentos de poesía, a veces casi aforismos. Textos que mostraban una

visión personal de la realidad. Visión empañada por un humor negro (¿humo

negro?), o por la sombra de la muerte, o por las miserias cotidianas, o el

agridulce sabor de la vida. Una visión que con quince años no piensas que

exista; aunque poco a poco se te va descubriendo en tu propia vida. Pero Piedad

es también una colección de fotografías que en silencio desatan la imaginación

del que se detiene en ellas: gatos sobre muros derruidos, grafitis reivindicando

otra vida, señales y nombres de calles que producen una mueca y abren la

puerta a su historia escondida.

Eran páginas cargadas de oportunidades. Cada día se leía en clase uno o dos de

los fragmentos del libro. De ese relato se planteaban unas preguntas de reflexión

que parecían tener poco que ver con lo que el libro trataba pero que ayudaban,

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después, a entender la historia que allí se contaba. Preguntas sobre la felicidad,

reflexiones que encaminaban a los alumnos a dialogar con sus abuelos que

vivieron otros mundos, comentarios sobre sus vidas, sus problemas. Después se

daban las indicaciones para reescribir el fragmento: desde el punto de vista del

niño, de la madre, del abuelo que está ya enfermo, del periodista que cubre la

noticia o desde el punto de vista de una oveja (“¡calla, calla, que peor fue a mí

que me tocó reescribirlo siendo una bicicleta!). ¡Vaya ejercicio de empatía! Con

quince años y en plena adolescencia, con quince años y con tus problemas

siendo los más graves del mundo, con quince años y teniendo tu universo tan

cerca de tu clase y tu familia, este ejercicio era más personal y complicado que

una simple relectura académica (¿y seguíamos en Lengua o era ya tutoría?).

Sin embargo, esos textos reescritos fueron tomando cuerpo. Al principio eran

tímidos; casi copias de los textos de Miguel Mena. Pero conforme el número de

relatos iba aumentando, y también crecía Nuestro Libro de Piedad, la calidad de

esos textos también iba creciendo. Se poblaban de metáforas que había usado el

autor original, o de paralelismos que podía haber apuntado. Pero eran originales,

eran suyos, y estaban bien escritos. Poco a poco este trabajo no importaba en la

agenda. Pesaba poco. Además, los textos de Miguel Mena no eran tan

complicados de leer, ni tan pesimistas como al principio parecía, ni tan lejanos,

ni tan cuesta arriba, ni tan difíciles (“a mí es lo que más me gustaba de la clase

de Lengua”).

Una vez que la reescritura formaba parte natural de las clases empezamos con la

refotografía. Miguel Mena planteaba fotografías curiosas, que a veces nos

intrigaban, o que acompañaban bien a sus textos. En nuestra reescritura del

libro no podía faltar una mirada a través del objetivo de la cámara. Poco a poco

ligamos, también, nuestros relatos con nuestras fotografías. No eran siempre

casuales como las del libro; es decir, no eran fotografías de una realidad que nos

asaltara mientras caminábamos por la ciudad. Más bien, salimos a su encuentro,

con mirada viva. O, también, en otras ocasiones, creamos esas fotos con nuestro

mundo cercano: unas tizas, un reloj y unos libros mal ordenados eran una

composición perfecta (y recurrente).

Tratando el tema de la imagen se pasó a la parte más novedosa de todo el

proceso: el análisis del corto y su posterior trabajo. Antes de visionar Un Dios

que ya no ampara se escucharon diversas entrevistas a Miguel Mena y Gaizka

Urresti en las que explicaban sus ideas acerca de su propio trabajo; se escuchó

también la canción de José Antonio Labordeta que daba título al corto y por

último, con lápiz y papel y algunas preguntas que servían de guía, se vio el

video.

Grandes fotografías de Zaragoza y Aragón, una voz en off que compartía sus

sentimientos y que partía de los fragmentos que habíamos leído en Piedad, unos

primeros planos de madres y padres emocionados ante la evolución de sus hijos

y su propia vida, unas botas de montaña que recorrían un camino, real y

metafórico, y que explicaban la importancia de los diferentes planos en el cine.

No estáis en el salón de vuestra casa, estamos haciendo un ejercicio de clase.

¡Atentos!, mirad con otros ojos y descubrid las redes que se traman en este

corto. Mientras los acordes de las guitarras de Javier Aguirre resonaban en la

atenta clase, los alumnos apuntaban planos, ideas, dibujos e impresiones en sus

cuadernos (“¿pero para qué valdrá esto?, ¿entrará en el examen?”). Después del

corto, silencio. Más silencio. Ni ellos mismo estaban acostumbrados a ese

silencio: respetuoso, amargo y bello, lleno de luces y sombras. Hubo

comentarios tímidos. Hubo muchas miradas cruzadas.

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Era el tiempo, finalmente, de recortar el corto. Habíamos reescrito, habíamos

refotografíado, habría que regrabar el corto. Aparecieron en la pizarra 34 temas

sugerentes, relacionados con la adolescencia: drogas, marginación, soledad,

tristeza, bulimia, alcohol… Por parejas, eligieron uno de ellos y comenzaron a

pensar su trama para plasmarla en su story-board. Después se habló de las

diferentes imágenes que habíamos visto en el corto, de los planos, de las

cámaras en movimiento o quietas y de lo que podían expresar, de los colores…

Empezamos a ver el corto, el cine, la tele, con otros ojos.

Una vez elegida la idea y plasmada en la tira de cómic que era esquema de

nuestro proyecto llegaba el turno de grabar. Sólo un minuto. Un minuto de

historia. Primeras pruebas y primeros fracasos que conducen siempre a victorias

aseguradas. Era el tiempo en el que las tomas falsas eran más interesantes que

los propios videominutos. Cambia esta imagen; elige otra música; quita esa foto;

vigila aquella luz. El resultado final: doce videominutos, trabajo de unos

primeros directores y guionistas, que expresan, casi sin hablar, un torrente de

emociones adolescentes.

Por último, después de compartidos todos los trabajos, leídos los libros, vistas

las fotografías y los videominutos, se nos propuso desde la biblioteca del centro

hacer un libro. Aunque no se podía expresar (está mal visto en esta época que te

emocionen estas cosas) estábamos orgullosos. Orgullosos de nuestros trabajos,

del trabajo de los compañeros y del camino andado de manera conjunta

(“¡encima al año que viene nos separan de clases, ese libro nuestro será un

recuerdo para toda la vida!”).

Aquí está, pues, el resultado del trabajo de aula de unos cuantos meses. Trabajo

que se hizo en tiempo de exámenes, entre recreos y no siempre con la paciencia

y la calidad que merecían. Trabajo sincero que plasma la visión de los alumnos

de 3ºE del IES Tiempos Modernos de Zaragoza. Trabajo que es homenaje al

Trabajo (con mayúsculas) de Miguel Mena y Gaizka Urresti (¡ya verás cuando lo

vea mi madre y mi abuelo!”)

Miguel Orduña Marco, profesor de Lengua y tutor de 3º E.

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El que no inventa, no vive.

Ana Mª Matute

Cuando Gaizca Urresti fue nominado para los Premios Goya, tuve la oportunidad

de entrar en contacto con él y aprovechando la presentación del corto, Un dios

que ya no ampara contacté también con Miguel Mena, les propuse el realizar una

actividad con los alumnos a propósito de su trabajo y aceptaron encantados.

Tanto el libro de Mena, como el corto de Urresti son obras impactantes y

emocionantes.

Cada año desde la biblioteca del centro elegimos un tema a partir del cual

organizar las actividades para celebrar el Día del Libro, este curso el título ha

sido Cine y Literatura. La oportunidad, por tanto, estaba servida. Lo literario

sustenta el documental cinematográfico, allí había material para trabajar con el

alumnado. Lo comenté con Miguel, el profesor de Lengua y al momento se

mostró interesado por la iniciativa.

Leer, mirar, pensar, imaginar, escribir, ésta ha sido la secuencia seguida.

Los escritores se confiesan grandes lectores. La lectura, sugiere ideas, provoca

sensaciones, suscita emociones. Cuando leemos, reescribimos en nuestras

mentes lo leído; esto en sí, ya es un proceso creativo; si, además lo

plasmamos por escrito, aparece ya algo distinto, particular, algo original. La

lectura nos proporciona miles de excusas para escribir.

Este libro es mucho más que un texto y unas imágenes, es en primer lugar una

aventura colectiva, una manera de fijar por escrito una tarea compartida, pero

igualmente es también el resultado de una expresión personal, el comunicado de

lo que ha provocado la lectura en cada uno.

Del entusiasmo de los jóvenes pueden salir estupendas creaciones como ésta, y

además está muy bien publicar a los catorce años.

¡Enhorabuena chicos y chicas por vuestro trabajo!

Isabel Muñoz, bibliotecaria del IES Tiempos Modernos

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TEORÍA DE LA RELATIVIDAD

Aitana Alba

Cuando quiso darse cuenta, el niño ya no era niño. Sus años de crecimiento y

formación habían dejado marca en su cuerpo. Había cambiado sus juegos

infantiles por temas políticos, sus canciones por discursos, y su inocencia por

una madurez trabajada y profunda. El día en que el niño dejó de ser niño

descubrió que el mundo no era como los cuentos explicaban, y que en vez de un

lobo feroz o un monstruo horrible había tragedias y dolores que marcaban toda

la vida.

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11M

Víctor Gómez

Recuerdo que esa misma mañana mientras me vestía puse la tele. Recuerdo que

esa mañana ponían en todas las televisiones un reportaje especial sobre lo

ocurrido. Lo ocurrido era el terrible atentado. Recuerdo que fueron unas 10

bombas que explotaron el 11 de marzo de 2004 por la mañana en varios trenes

de Madrid. Ese suceso yo lo viví como una de las mayores desgracias europeas

provocadas por un atentado. A veces cada 11 de marzo veo por las tiendas de

televisores,… un pequeño recordatorio de este suceso y algunas imágenes que

son aterradoras como la sucesión de bombas y las personas sin saber qué hacer,

sin saber dónde estallarán los siguientes artefactos, sin saber si vivirán para

contarlo… además les dejan grandes secuelas psicológicas y en ocasiones

físicas.

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JULIÁN

Natalia Merino

Nació entre hambre y miseria. El segundo de catorce hermanos, pero sólo seis

con vida. Al año de nacer, pasó el sarampión quedándole los pulmones dañados

lo que le complicarían su vida hasta morir. Llegó la guerra civil a sus doce años,

estando toda la semana fuera de casa trabajando como pastor de ovejas, días de

soledad, miedo y tristeza. A los dieciséis, se quedó huérfano de padre

haciéndose cargo de toda su familia y sacándola adelante como pudo. A los

treinta y seis años, se casó y tuvo tres hijos. Fueron años más tranquilos y bien

cuidado por su mujer. Cuando todo parecía ir bien le detectaron una dolencia

única en España y el cuarto caso en el mundo, pero también la superó sin

quejarse. Pese a lo que le dijeron los médicos de niño, (cuando haga el cambio o

se curará o se morirá), llegó a viejo enfermo, conoció feliz a sus dos nietas y

murió rodeado de mucho amor.

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HACIA TI

Ainhoa Abril

Flores en un banco del parque. Flores en un balcón. Flores en el barrio de las

Fuentes. Flores al lado de un semáforo. Flores en la valla de una iglesia. Flores

en la avenida. Flores en la S-30. Flores marchitas, flores de colores, flores de

algodón, flores sin olor, sin gracia, tan solo flores y muchas olvidadas.

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Religión

Alicia Marta

Nos aproximábamos a las puertas del Palacio de Congresos de Zaragoza. Antes

de entrar ya vimos un gran póster con la cara de nuestro cantante favorito. Era

imposible contenerse la emoción. Llegábamos cuatro horas antes para poder

estar lo más cerca posible del escenario, pero en la calle ya había gente

esperando. Pasadas esas cuatro horas nos dejaron entrar, no vimos a nuestro

ídolo, pero aun así todos gritábamos de la emoción. Nos sentamos en frente del

escenario y cuando por fin apareció todo el mundo le aclamaba. Nos pidió que

levantásemos nuestros brazos y cantáramos fuerte. Invitó a subir a una fan al

escenario, y, sin esperármelo, esa fan fui yo. Nunca había estado tan

emocionada, no paraba de llorar, abrazarle y cantar con él. Ese momento no lo

olvidaré nunca. Normal; él es un dios.

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PRORROGA

Antonio Ginovés

Corría el minuto 7 del primer recreo, cuando cogió el balón el guardameta

Gómez pasándosela al jugador desmarcado Pablo. Mirando a la vez el siguiente

pase, recibió el balón Iván, cediéndole de escuela el esférico a Antonio. Éste

centró el balón al hueco llegando Carlos desde atrás para marcar el gol que le

emocionó a Miguel que estaba en la ventana, diciendo: esta es mi clase.

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CASUALIDAD

Miriam Calvo

La vez que pusieron en el examen exactamente las preguntas que ella se había

estudiado. Cuando conoció a alguien en el pueblo de su amigo y ahora se ha

convertido en una persona imprescindible. Aquel día que se inclinó hacia un lado

y se salvó de un buen golpe en la cabeza ya que la maceta había caído desde un

séptimo piso. Cuando caminando por la calle se encontró a su ídolo con el que

intercambió un par de miradas. Esto es una nota de aviso: alguien mueve los

hilos contra toda probabilidad.

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60 SEGUNDOS

Mª Pilar Peña

El tiempo necesario para llenar un vaso de agua. Lo que cuesta levantar la

persiana para que entre la luz del sol. El tiempo para encender el teléfono móvil.

Algo menos de lo que permanecemos esperando al ascensor. Un saludo. Una

mirada intensa. El tiempo que empleó el médico para comunicarnos que tu

enfermedad no tenía solución. Poco más de 60 segundos que se hicieron

eternos. Desde entonces ya no pensamos que la vida se pasa volando.

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REGALOS

Aimar Pallés

La anciana sin memoria ha vuelto a la niñez. Hay que poner a salvo todos los

objetos que la rodean. A veces se empeña en encender el horno y la ruleta de la

temperatura da dos vueltas seguidas mientras ella repite varias cifras. Otras

veces recorre el pasillo de la casa buscando su habitación. Frente al lavabo, mira

el peine como si fuese un objeto extraño. Este año, entre los regalos de

cumpleaños que recibe la anciana sin memoria hay uno especialmente diferente:

es un diario.

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APELLIDOS

Andrea Aznar

En muchos países los apellidos de las mujeres no importan, no se les tienen en

cuenta y se pueden cambiar si al hombre le apetece. Durante años estudié estos

casos pero no me di cuenta de que el apellido de mi tía es cáncer el de mi

bisabuela alzhéimer y el de mi padre enfermedad degenerativa.

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NOMBRES

Idoia Cerrajería

Sonrisas, Felicidad, Bondad, Alegría, esos nombres ya no suenan tanto como

antes. Esos nombres han desaparecido. Últimamente se oyen más los nombres

de Miedo, Tristeza, Desesperación. Aunque pienso que tal vez deberíamos

intentar volver a los nombres de antes, a los de hace unos años, cuando había

menos Preocupaciones y más Felicidades.

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MANICOMIO

Esther Mora

En enero un grupo de personas vino para hacer una buena acción en nuestro

manicomio, dándonos caramelos, bollos y magdalenas, como si fuéramos unos

niños, siendo que simplemente somos gente incomprendida.

Yo les llamé la atención más que cualquiera de mis compañeros, por el hecho de

correr de un lado a otro, y gritar de felicidad y euforia. ¿El motivo? No lo sé, solo

sé que así conseguía controlar mi libertad.

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LOVE STORY

Paula Manero

Hasta aquel momento pensábamos que todo iría bien que no cabía en ningún

rincón la tristeza, que nada conseguiría separarnos. Pronto nos dimos cuenta

de que no era como creíamos, todo era negro ya nada tenía ningún sentido. Sin

duda nos dirigíamos hacia una calle sin salida.

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ZAPATILLAS DE MARCA

Sara Barberán

El presidente de la multinacional da las gracias a todos los que han comprado

sus zapatillas. Les recuerda que un tanto por ciento de la recaudación será

enviada inmediatamente al tercer mundo, para la construcción de nuevas

escuelas. Por supuesto, el tanto por ciento no es especificado. Por supuesto,

esas zapatillas las hicieron niños. Niños pequeños, indefensos. Por supuesto son

niños que nunca llegarán a ocupar esas escuelas porque estarán demasiado

ocupados cosiendo y pegando nuestras carísimas zapatillas de marca.

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ANGELITA

Iván Crucis

Su infancia tuvo lugar en la guerra civil. La guerra le quitó a un padre ya que

hasta sus tres años no lo vio por primera vez. Su juventud le obsequió con un

trabajo duro, en vez de ir a la escuela y de jugar con sus amigas. A sus 14 años

le tocó ir a servir y pasar el tiempo con una familia que no conocía. Estaba sola y

frustrada. La vida le dio un marido y tres hijos, pero ésta más tarde se lo volvió

a quitar.

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APELLIDOS

Raquel Pinilla

Sé que cada persona tiene su apellido. Los hay comunes o raros, largos, cortos e

incluso difíciles de pronunciar pero cada cual tiene su marca, como una vaca en

un ganado. Es una manera de distinguirse. Yo pertenezco a esta familia y tú a la

otra. No los elegimos, nacemos con ellos. Nos gustan o no pero son los que

tenemos. Bonitos o feos somos ellos y debemos guardarlos para los que vengan

detrás.

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CALLE DE LA VENGANZA

Janire Casado

Era de noche. Mucha gente pasaba por la calle venganza. En la penumbra se olía

el rencor, la ira, los golpes, el odio de aquellas personas maltratadas. Todos

deseando vengarse de aquellos seres indefensos.

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EL NIÑO DE LOS ABRAZOS ETERNOS

Rosa Montserrat

Un abrazo eterno, largo, apasionado. Pero también abrazos cálidos y fugaces. Al

igual que la gente intercambia palabras bonitas, besos y sonrisas. Él regala

abrazos.

Los demás no siempre le comprenden. A menudo sus abrazos son rechazados y

evitados. Otras veces, encuentra una sonrisa, e incluso una ligera carcajada.

Quizás no estén acostumbrados a ver un niño que regala a cambio de nada,

quizás no sepan que, a veces, un abrazo dice más que mil palabras.

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MURO

Pablo Perálvarez

Iba de vuelta en viaje de Torrevieja a Zaragoza, y paramos en un pueblo de

Valencia llamado Barracas. Observé una frase pintada en un muro que decía:

¨toda la puta vida igual¨ con una antena de televisión justamente detrás. Esa

frase me hizo pensar y recapacitar que la pobreza es una situación muy triste y

lamentable, que por desgracia siempre existirá en nuestro mundo.

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MIL FLORES LLEVAN HACIA TI

Sheila Martínez

Flores de colores, flores de una semana, flores solitarias, flores del camino,

flores de un río, flores que al final están en una reja. Flores para un hombre que

ya no tiene vida.

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CUENTA ATRÁS

Carlos Castañosa

Cuatro días de cuenta atrás, cada vez quedaba menos para aquella operación a

vida o muerte. Recuerdo a mi familia nerviosa aquel día, cuando salí del

quirófano. Sabía que había vuelto a nacer y supe que la vida no se cuenta por

años se cuenta por días.

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PLANES

Laura Martín

Desde que era pequeña me ha gustado soñar cómo habría sido pasar buenos

ratos con mi abuelo. Él murió muchos años antes de que naciese yo, cuando

todavía no rondaba por las cabezas de mis padres. Muchas veces imagino cómo

habría sido pasar una tarde junto a él en el parque mientras me enseñaba a

pintar y comentábamos cada detalle que nos llamase la atención.

Lamentablemente todas estas ilusiones, sueños y esperanzas nunca se podrán

hacer realidad y sin embargo siempre ocuparán un lugar en mi corazón.

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ESPERA

Guillermo Gracia

Los padres de José Joaquín, el niño con retraso mental que se perdió en el

campo, no pararon de buscarle hasta que encontraron su cuerpo. Las

autoridades habían pasado del tema y los únicos que seguían buscando eran sus

padres. Estos padres vivieron una permanente angustia al no saber si su hijo

estaba vivo o muerto y además la desazón de no poder hacer nada para

encontrarlo. Lo único que podían hacer era esperar.

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CON LA IGLESIA HEMOS TOPADO

José Alberto Díaz

Montana, 20 de julio. La carretera estatal serpentea entre las Rocosas como una

culebra, ocultándonos lo que hay tras cada curva. Los cinco amigos que vamos

en el viejo deportivo no somos conscientes de que por esa carretera no se debe

pasar de 40 millas. Yo, seguro de mi talento, achucho el motor de 400 caballos y

las dos toneladas de acero vuelan a más de 100 millas por hora girando como un

esquiador en un campeonato de eslalon. Hasta que llega esa curva. Esa que hay

tras una pared del viejo motel “La Iglesia”, con una señal de peligro, y un

crucifijo por todos los insensatos que, como yo, han confiado demasiado en su

coche y han caído por el precipicio.

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José AlbertoAitanaVíctor

Alicia

Miriam

Rosa

Pablo

Carlos

Laura

Idoia Mapi

Antonio

Andrea

Sheila

Esther

Natalia

Guillermo

Sara

Janire

Raquel

IvánAimar

Paula

Ainhoa

Miguel

Isabel

Gaizka Urresti

Miguel Mena