imagoloquÍa: ¿que lugar ocupa la imagen en la producción del discurso político?
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8/7/2019 IMAGOLOQUÍA: ¿Que lugar ocupa la imagen en la producción del discurso político?
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IMAGOLOQUÍA:
¿Qué lugar ocupa la imagen en la producción del discurso político?
El espejo ya acrecienta el valor de lascosas, ya lo niega. No todo lo que parece
valer fuera del espejo resiste cuando se
refleja.
Italo Calvino1
La iconografía puede ser entendida como la
construcción de una narrativa simbólica y alegórica
expresada en imágenes, en la medida en que talconstrucción ³nos permite conocer el contenido de una
figuración en virtud de sus caracteres específicos y su
relación con determinadas fuentes´2. Un poco más
cerca, una técnica social recién inventada, la
imagología, ha sido concebida como un saber en torno
a la creación, desarrollo y sostenimiento de la imagen
pública3, cuyo estudio consiste en ³el conjunto de
estrategias destinadas a analizar las impresiones
generadas por un determinado sujeto hacia su
colectividad, partiendo no sólo de su apariencia física,
sino de sus estrategias de comunicación verbal y no verbal, de modo que de estos
tres elementos, inmersos en un proceso de diseño integral, obtengamos una
imagen coherente entre su decir, su hacer y su parecer en un escenario social
concordante´4.
Quisiera proponer, vinculando estos dos conceptos, una mirada crítica a las
nociones de iconografía e imagología que nos permita advertir la importancia de la
imagen en la producción del discurso y su inmediata remisión a las formas de
posicionamiento del poder y la estructuración de la dominación, a lo cual
denominaré imagoloquía; cuyo punto de partida insitirá en que la imagen se
convierte en un documento que permite leer, tanto o más que los escritos y los
discursos que reproducen la mentalidad de dominación y señorío socialmente
1 Italo CALVINO. Las ciudades invisibles, Minotauro, 1991, p. 662 Rafael GARCÍA MAHÍQUES. Iconografía e iconología. Encuentro, 2008, p. 213 Víctor GORDOA GIL. I magología, Grijalbo, 2003 4 Juana Lilia DELGADO VALDEZ.Imagología. Cómo se construye la imagen pública. Gaceta Universidad Simón Bolivar, Nº 12, Mayo,2010, p. 4 .
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instalada; articulada a la propaganda, a la implantación de imaginarios y a la
distribución ideológica en la construcción artificiosa de occidente.
Milán Kundera, prisionero en el argumento de que todas las ideologías fueron
derrotadas y, por lo tanto, no queda sino la imagen, se arriesga a afirmar que ³ la
imagología ha conquistado en las últimas décadas una victoria histórica sobre laideología5 ; en manos de ³las agencias publicitarias, los asesores de imagen de los
hombres de Estado, los diseñadores que proyectan las formas de los coches y de
los aparatos de gimnasia, los creadores de moda, los peluqueros y las estrellas
del show bussines, que dictan la norma de belleza física a la que obedecen todas
las ramas de la imagología´6. Para el escritor checo, ³los imagólogos crean
sistemas de ideales y anitiídeales, sistemas que tienen corta duración y cada uno
es reemplazado por otro sistema, pero que influyen nuestro comportamiento,
nuestras opiniones políticas y preferencias estéticas(«) tan poderosamente como
en otros tiempos eran capaces de dominarnos los sistemas de los ideólogos´ 7 .
La imagen, más allá de tal decantación desideologizada, se convierte en un
dispositivo, un instrumento reproductor de la fidelidad, para nada consistente con
el olvido o el descuido como Kundera afirma de las agencias propagandísticas de
los partidos comunistas, sino enteramente vinculadas a la construcción de filigrana
del discurso y la ideología. La construcción icónica
reclama ³una atención extremadamente precisa y
meticulosa´, patente ³en la definición minuciosa de los
detalles, en la selección de los objetos, de la
iluminación de la atmósfera´; en manos de quien ³sabe
captar la sensación más sutil con ojos, oídos, manos
rápidos y seguros´8.
Así, la imagen es la recreación pictórica de las ideas;
tan instrumentalizable como estas, sucumbe ante la
objetivización en la que lo visto y lo dicho se trenzan
con lo real, tal como en aquella ciudad onírica descrita
por Calvino, que se refleja meticulosamente en su
propio espejo.
Felpe Guamán Poma, por ejemplo, lo advierte muy temprano cuando vincula laiconografía del sermón con la ideología expresada en las palabras de los
predicadores, transformando críticamente la mirada oprobiosa en denuncia y
contestación frente al poder ejercido por los curas ³muy coléricos y señores
5 Milan KUNDERA. La inmortalidad. RBA editores, 1992, p. 1376 Ibid., p. 1367 Ibid., p. 1398 Italo CALVINO. Seis propuestas para el próximo milenio. Siruela, 1989, p. 75-76
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asboslutos y soberbios, que tienen muy mucha gravedad, que con el miedo se
huyen los dichos indios´9.
El ícono acompaña y afianza una narrativa que adquiere trazos retóricos, en las
que la jerarquización, el carácter dogmático, la posición de los unos y de los otros
y las convenciones sociales resultan evidentes y manifiestas; pese a que laimagen misma pueda ser reinterpretada y transideologizada o alrevesado a
propósitos distintos del que describe, en la medida en que tal documento puede
ser, como cualquiera otro, contestado y cuestionado10.
Al construir una identidad visual, el ícono traza las
evidencias de su incidencia en la gestación
consciente de lo colectivo y la reproducción
inconsciente y mitificada en torno a lo dado como
tradicional asociado, a nuestro propósito, a las
estampas de lo precolombino, las concepcioneseuropeas de lo africano, las formas estéticas de la
colonialidad y la repetición ahistórica de los usos
sociales hasta bien entrada la república; que
evidencian una lectura icónica de continuo, nutricia de
los discursos y mitos fundacionales, del sistema
colonial de castas y dignidades,; presente en la
construcción de la identidad ciudadana homogénea y
en la perpetuación de las mistificaciones racializadas
en los países de América Latina.
Tal carácter privilegiado de la imagen junto al discurso evidencia cómo
históricamente ³en disciplinas tan particulares como la criminología, la imagen, en
su momento, fue considerada como un elemento indispensable hasta para
determinar el grado de responsabilidad penal de un sospechoso. Tal y como
suponía Cesare Lombroso en el siglo X I X, al afirmar que una persona visualmente
agradable y atractiva a los cánones de belleza de su época era inocente sin lugar
a duda, o bien, que el culpable necesariamente debía ajustarse a una serie de
elementos físicos que terminaban por establecer estereotipos, mismos que en no
pocas ocasiones condujeron al cadalso a individuos inocentes, tan sólo por
aparecer como culpables a los ojos del juzgador ́11. Más aun, contra Kundera, si
se considera el impacto que han ganado hoy la publicidad, las artes gráficas, la
9 Felipe Guamán Poma de Ayala. Nueva crónica y buen gobierno. Fundación Biblioteca Ayacucho, vol. 2, 1980, p. 10 (Las ilustracionesutilizadas fueron tomadas de las páginas 11 y 51 de dicho libro).10 Al respecto la lectura icónica de Guamán Poma puede entenderse como la evidencia del mundo al revés propuesta, tal comopropone Rolena ADORNO. Íconos de persuasión: la predicación y la política en el Perú colonial. Revista Lexis, Lima, 1987, Vo. 11 Nº 2,pp. 109-135, reproducido en Bernadette BUCHER y otros (comp). La Iconografía política del Nuevo Mundo. Editorial Universidad dePuerto Rico, 199011 Juana Lilia DELGADO. Op. Cit., p. 4-5
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mercadotecnia y el marketing político, la producción de la imagen surte
significativas variantes de la ideología, antes que favorece su desmonte; de modo
tal que su presencia contribuye a leer las dinámicas en las que se escenifican las
narrativas del poder y la dominación.
La imagen no sólo refleja poder sino que sitúa a losindividuos en un lugar en el que las relaciones de
poder importan, significan y se escenifican. No solo en
el uso cotidiano del retrato, el grabado, la escultura,
los medallones, relicarios e ilustraciones hechas u
ordenadas por las elites; la imagen, icónica y
prefigurativa, traduce las ideas de sus cultores,
curadores y promotores al lenguaje cotidiano, situando
tanto como desplazando imaginarios y comprensiones
que contribuyen a proponer una mirada pública de sí
mismo y de los otros en relación con la simbología de
la victoria, el poderío y la bienaventuranza, frente a la
de la subordinación, la domesticación y la malignidad.
La conjunción entre la palabra, el ícono y el poder construye una simbología del
orden que se naturaliza, jerarquizando la representación de los seres humanos,
sus comprensiones y sus adornos o símbolos de distinción. El nivel de control
imaginativo que las imágenes ganan a favor de quienes las popularizan resulta así
significativo para hablar incluso del poder y la influencia características de una
hegemonía icónica, capaz de soportar y sostener una dominación visual
clasificatoria, idealizada y estereotipada. Este efecto político de la imagoloquía
privilegia además la reinterpretación y vinculación de la noción de mayorías al
homogeneizar al grueso de la población por sobre aquellas y aquellos adscritos a
culturas, identidades y tradiciones étnicas, articulando un nosotros artificioso que
subsume, mistifica y desafora la diferencia. Así, el otro, el diferente,
frecuentemente resulta situado del lado de la barbarie, el salvajismo, la pobreza, la
delincuencia, la minusvaloración, los oficios y las asignaciones folclóricas,
manuales e iletradas; privilegiando espacios, labores, tradiciones, rasgos físicos,
idiomas, formas idiosincráticas e incluso manera de ser, contrarias, opuestas o
diferenciadoras de aquellas que se radicalizan y se rechazan abiertamente
12
.
12 Para el análisis de la ilustración de los afrodescendientes en Colombia, véase el trabajo de investigación de María IsabelMENA GARCÍA. Las ilustraciones afrocolombianas en los textos escolares de ciencias sociales. Tesis de Maestría, UniversidadDistrital, 2006. De igual manera, Gloria ALMEIDA PARRA y Tulio RAMÍREZ. ´El afrocolombiano en los textos escolarescolombianos. Análisis de ilustraciones en trestextos de ciencias sociales de básica primariaµ. Anuario de Historia Regional yFronteras, Volumen 15, Octubre, 2010, pp. 225 - 244
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Tal construcción discursiva e iconográfica aparece enraizada en la ortodoxia
republicana nacionalista, plagada de lugares comunes y regionalismos; que dibuja,
ensambla y nombra aquello que se ilustra sin diferencias ni distinciones, pero con
una alta carga discriminatoria y sectaria13. Un buen ejemplo de ello, para el caso
colombiano, podríamos hallarlo en la imagoloquía del ³paisa emprendedor y
avispado´ que se lleva la victoria frente al ³indio patirrajao, animal de monte´ o el
³negro perezoso, bueno para cargar y obedecer´, cuya recreación icónica ya ha
sido significativamente revisada por otros autores14.
En la construcción de las imágenes de lo africano, lo
amerindio, lo europeo y lo mestizo en los textos
escolares, en buena parte de la literatura hecha sin
mayores cuestionamientos al costumbrismo icónico, en
los discursos oficiales antes de que fuera políticamente
incorrecto lo contrario, en las prácticas y dictados de
protocolo empresarial, se imprimen contenidos e
iconografía que reflejan las condicionantes de poder
instaladas en una construcción arquetípica y dominante
de ideas y estereotipos manidos respecto de tal
caracterización15, en la que lo europeo ocupa el lugar
heroico, exultante y victorioso frente a la subyugación
africana, inveteradamente asociada a la esclavitud; y el
arrumbamiento indígena, condenado al museo de la historia, articulando un
pasado estético construido como artificio ideológico.
Prácticas, textos e imágenes convertidos en un nuevo catecismo nugatorio de la
diversidad bajo la exaltación pública de lo recurrentemente victorioso, en la que la
posición del otro, especialmente del afrodescendiente, no deja lugar a dudas para
evidenciar la radicalización de la dominación: ³Tenemos que poner al negro en su
puesto. El negro está bueno para las afueras, para los trabajos rudos en el monte.
En ninguna oficina debe estar porque desentona´16, se lee en una novela de
denuncia identitaria afroecuatoriana; mientras se confirma tal imagoloquía en la
construcción de imágenes cotidianas e ilustraciones que refuerzan los estereotipos
en los que afrodescendientes e indígenas comparten el lugar estético y político del
oprimido.
13 Esta idea, aplicada a la suplantación del mundo académico europeo al local americano, pertenece a Mauricio NIETO OLARTE.Remedios para el imperio. Historia natural y la apropiación del Nuevo Mundo. Ediciones Uniandes, 2006, Cap. 2, especialmente, p. 8614
Véase Peter WADE. Gente negra, nación mestiza. Dinámicas de las identidades raciales en Colombia. Uniandes, 1997. De igualmanera, la lectura de la Palenquera en Elizabeth CUNIN. identidades a flor de piel. Lo "negro" entre apariencias y pertenencias:categorías raciales y mestizaje en Cartagena. ICAH, 2003. De manera costumbrista, puede revisarse el asunto en Alberto ANGULO.Moros en la costa: Vivencia afrocolombiana en la cultura colectiva. Docentes editores, 199915 Al respecto remito al excelente ejercicio investigativo del cual se da cuenta en María Isabel MENA GARCÍA. La ilustración de laspersonas afrocolombianas en los textos escolares para enseñar historia. Historia Car ibe, Nº 15, 2009, pp. 105 - 12216 Nelson ESTUPIÑAN BASS. El último río. Libresa, 1992, p. 174