iii domingo de pascua

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HOMILIA DEL III DOMINGO DE PASCUA PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA D. MARIANO CABEZA PERALTA

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Homilia de D. Mariano con motivo del III domingo de pascua

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Page 1: III DOMINGO DE PASCUA

HOMILIA DEL III DOMINGO DE PASCUA

PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA

D. MARIANO CABEZA PERALTA

Page 2: III DOMINGO DE PASCUA

DOMINGO III DE PASCUA

AÑO C

“Quien negó tres veces otras tres confiesa”

“Si Señor, tu sabes que te quiero” con estas palabras Pedro rectifica las tres

negaciones que hizo en el patio de la casa del sumo sacerdote antes de que

cantara el gallo.

Con las lágrimas de esa noche, lágrimas sanadoras y con la triple confesión

ante el Resucitado queda perdona su culpa, su traición al Maestro. Y Jesús

que conoce la grandeza del corazón humano pero también su debilidad y

sus cobardías, confirma a Pedro en la misión que le entregó en el lago de

Tiberiades: “tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mí Iglesia”. Es el

primado de Pedro confirmado en esa triple súplica en la Pascua de

Resurrección:

Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas, apacienta mis ovejas.

De menor a mayor, de los mas indefensos y débiles al rebaño mas

constituido. Siempre con la advertencia, Jesús no engaña a nadie, de la

persecución, la puerta estrecha, incluso la muerte violenta.

Pedro vuelve a oír junto al lago las mismas palabras de antaño, ¡Sígueme!

Invitación perenne que ya no dejaría de resonar en el corazón del apóstol

Pedro, llamada firme que ya no le haría vacilar ni una sola vez en la

predicación del evangelio hasta dar su vida en Roma crucificado como su

Señor.

El primado de Pedro permanece entre nosotros hasta el día de hoy en la

figura del Papa que ha recibido el legado de Pedro, el de apacentar, la

misión de pastorear a la Iglesia en medio de las luces y sombras de este

mundo, y de las luces y sombras de la propia Iglesia.

El Papa no es sólo el Obispo de Roma, sino mucho más, es sobre quien

Cristo quiso edificar la Iglesia, por eso nuestra actitud hacia él debe de ser

en función de la misión de que tiene. El respeto, el cariño y la obediencia

no parte de la persona en sí, sino de la misión que Cristo resucitado le ha

encomendado.

La Iglesia debemos pedir por él, debemos defender públicamente su papel

en la Iglesia y sentirnos muy en comunión con su persona. Especialmente

en estos tiempos donde tantos ataques injuriosos recibe, donde tantas

calumnias se vierten para desprestigiarlo.

No olvidemos que una de las notas de la Iglesia es su apostolicidad.

Fundado sobre el cimiento de los apóstoles y como cabeza del colegio

episcopal el Papa.

Page 3: III DOMINGO DE PASCUA

La experiencia con Jesús resucitado junto al lago de Galilea, aquella

comida, sus palabras, la certeza de su resurrección y posteriormente la

venida del Espíritu Santo, hace que los apóstoles prediquen sin miedo, sin

dejarse amedrentar, hablando claro y fuerte.

Magnífica la respuesta de Pedro:

“Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”

Esta frase vale para los cristianos de todos los tiempos, para la Iglesia de

siempre. Por encima de Dios nada ni nadie y en caso de conflicto entre lo

que Dios dice y lo que el mundo dice, nos quedamos con lo que dice Dios

porque sólo él es nuestro salvador, el que nos ha librado.

Qué lastima cuando los cristianos, cuando miembros de la Iglesia, cuando

asociaciones de la Iglesia, o personas que usan el nombre de Cristo y de la

Iglesia les pesa mucho más los intereses humanos, los compromisos

humanos, las ideologías humanas que la Palabra de Dios.

Qué lástima cuando silencian su condición de cristianos, o falsean el

evangelio para evitar el conflicto con aquellos de los que sacan beneficios.

Como nos invitaba el libro del Apocalipsis, nuestra vida como creyentes,

nuestra vida como Iglesia debe ser una continua alabanza a nuestro Dios,

con los labios, con el corazón pero también con la vida de cada día, con las

acciones coherentes, con una vida ajustada a Cristo y a la Iglesia, limando

todo aquello que deshonra nuestra vocación cristiana.

Buena pedagogía la que nos enseña hoy Jesús resucitado, repetirle todos los

días que lo amamos, que lo queremos. Una y otra vez. Rindiendo homenaje

al que vive, al es, al que existe.

Sentándonos a la mesa del Señor para comer su pan, su Cuerpo y su Sangre

que nos limpia, nos perdona y nos alimenta.

Se lo pedimos al Señor en este tiempo de Pascua, que siempre venga con

nosotros y nos confirme en la fe porque somos débiles, pobres y pecadores.

Que así sea.