ii domingo de pascua
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HOMILIA CON MOTIVO DEL DOMINGO II DE PASCUA
DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA
D. MARIANO CABEZA PERALTA
PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA
Queridos hermanos:
Feliz día el que celebramos. En primer lugar por la Resurrección del Señor
que se hace presente en medio de nosotros y nos desea la paz.
Por ser Domingo, día del Señor y celebrar que su Divina Misericordia no
tiene fin, que del Corazón divino de Jesucristo salen rayos de amor y de
perdón que lavan y sanan nuestras heridas.
Una fiesta instituida por Juan Pablo II y cuyo origen está en la visión de
una monja, Santa Faustina, una monja polaca igual que Juan Pablo.
Pues feliz día hoy porque ha sido beatificado. La Iglesia reconoce santidad
en la vida de aquel cardenal Karol Woitiwa que venía de los países eslavos
que se quedó en Roma para siempre y en el corazón de los fieles cristianos
de todo el mundo.
Feliz Domingo porque vosotros, niños de nuestra parroquia os acercáis por
primera vez a recibir al Señor. Vuestra primera comunión, vuestro
encuentro con Cristo Eucaristía. Tanto nos ama, tanto nos quiere, que se
queda con nosotros para siempre, como alimento, como comida. Se deja
trocear, repartir, comer y beber por amor, para salvarnos, para
perdonarnos, para darnos una vida nueva.
Por eso decía San Pedro en la segunda lectura:
“Bendito sea Dios que nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza
viva”
Los que hemos nacido de nuevo por el agua y el Espíritu de Dios, ese
Espíritu que entregó Cristo resucitado a la Iglesia como hemos escuchado
en el Evangelio, tenemos que alimentarnos interiormente y es la Eucaristía
nuestro nutriente fundamental.
Precisamente después de la Eucaristía, vamos a introducir a cuatro nuevos
hermanos en la vida nueva por medio del Sacramento del Bautismo, hijos
de Dios y miembros del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia por la Divina
Misericordia de nuestro Dios.
Y todo bajo la atenta mirada de la Virgen María, Madre de Dios y de la
Iglesia, en este recién estrenado mes de Mayo que se lo dedicamos a Ella,
para contemplarla como la flor mas bello, pura y hermosa.
Queridas madres, en este día que la sociedad os reconoce y os recuerda
en el precioso don de la maternidad, mirad a la Santísima Virgen para
aprender en la Escuela de María, la magistral lección que da con su propia
vida.
Como veis, fijaros que Domingo más intenso en la vida de la Iglesia
Universal y Parroquial. No menos fiesta en nuestra Diócesis de Jaén, que
celebramos a nuestra patrona, la Virgen de la Cabeza. Miles de romeros
en el Cerro Cabezo cantan y veneran a la morenita en este día.
Somos dichosos de ser Iglesia, de ser creyentes, porque si nos faltara la fe,
hoy sería un día normal y corriente, uno de tantos. Si nos faltara la fe, nos
faltaría el pleno sentido de nuestra vida y sería una vida superficial e
insulsa.
Con la presencia del Señor Resucitado, deseándonos, paz, misericordia,
amor, entregándonos la fuerza de su Espíritu, Señor y dador de vida,
entonces podemos levantarnos y responder a su petición, a su deseo:
“Como el Padre me ha enviado así os envío yo también a vosotros”.
Los discípulos llenos de alegría salieron a predicar, a formar Iglesia, como
nos decía hechos de los Apóstoles, unidos, compartiendo, orando,
celebrando, viviendo en caridad.
Queridos hermanos, ahora es nuestro tiempo, ahora nos toca a nosotros
ser testigos del Señor, nos toca llevar el evangelio a todos, con palabras y
obras.
El beato Juan Pablo II nos dio claro ejemplo de ello. Que él junto a la
Santísima Virgen María a quien le consagró su papado con el Totus Tous,
intercedan por nosotros. Al Señor se lo pedimos y que así sea.