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1 + UNIVERSIDAD AUTONOMA DE GUERRERO UNIDAD ACADEMICA DE PSICOLOGIA T E S I S Identificación de Situaciones de Violencia de Género y Formas de Reacción en las Estudiantes del Nivel Superior de la Universidad Autónoma de Guerrero en Acapulco QUE PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADA EN PSICOLOGIA P R E S E N T A Josefa Ruiz Morales DIRECTORA DE TESIS DRA. YOLANDA EMPERATRIZ CORTES DILLANES 2013

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE GUERRERO UNIDAD ACADEMICA DE PSICOLOGIA T E S I S Identificación de Situaciones de Violencia de Género y Formas de Reacción en las Estudiantes del Nivel Superior de la Universidad Autónoma de Guerrero en Acapulco QUE PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADA EN PSICOLOGIA P R E S E N T A Josefa Ruiz Morales DIRECTORA DE TESIS DRA. YOLANDA EMPERATRIZ CORTES DILLANES 2013

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE GUERRERO

UNIDAD ACADEMICA DE PSICOLOGIA

T E S I S

Identificación de Situaciones de Violencia de Género y Formas de

Reacción en las Estudiantes del Nivel Superior de la Universidad

Autónoma de Guerrero en Acapulco

QUE PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADA EN PSICOLOGIA

P R E S E N T A

Josefa Ruiz Morales

DIRECTORA DE TESIS

DRA. YOLANDA EMPERATRIZ CORTES DILLANES

2013

2

INDICE

AGRADECIMIENTO…………………………………………………………………...4

INTRODUCCION…………………………………………………………………..…..5

CAPITULO 1 MARCO TEORICO………...…………………………………………10

1.1 DEFINICIÓN DE VIOLENCIA …………………………………………………..11

1.1.1 CLASIFICACION DE LA VIOLENCIA…………………………………….....11

1.1.2 TIPOS DE VIOLENCIA SEGÚN LA LEY GENERAL DE ACCESO DE

LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA……………………..……..12

1.2 GÉNERO………………………………………………………...………………..16

1.2.1 DEFINICION DE GÉNERO…………………………….………………....16

1.2.2 LA TEORIA DE GÉNERO Y SU

PERSPECTIVA……………………………………...……………………………16

1.2.3 EQUIDAD DE GÉNERO……………………………………………...……….25

1.2.4 MICROMACHISMOS……………………………………………..…………...26

1.3 VIOLENCIA DE GÉNERO…………………………………...………………….37

1.3.1 MARCO INTERNACIONAL……………………………………………….…..40

1.3.2 MARCO NACIONAL………………………………………………...…………43

1.3.3 LEY GENERAL DE ACCESO DE LAS MUJERES A UNA VIDA

LIBRE DE VIOLENCIA……………………………………………………………….45

1.4 VIOLENCIA DE GÉNERO DENTRO DE LA UNIVERSIDAD Y FORMAS

DE REACCIÓN A LA MISMA…………………………………………..……………53

1.4.1 INVESTIGACIONES INTERNACIONALES Y NACIONALES SOBRE

VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA UNIVERSIDAD…………………………….….53

3

CAPITULO 2. DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN…………………………67

2.1 ENCUESTA DE LA DINAMICA DE LAS RELACIONES DE GÉNERO

EN MUJERES ESTUDIANTES DEL NIVEL SUPERIOR EN LA

UAGro ACAPULCO…………………………………………………………….……67

2.2.1 ANALISIS DE LOS DATOS; SITUACIONES DE VIOLENCIA DE GÉNERO

Y DIFERENTES

MANERAS DE REACCIÓN EN LAS ESTUDIANTES. ......................................72

CAPITULO 3. CONCLUSIONES GENERALES..............................................104

BIBLIOGRAFIA.................................................................................................110

4

AGRADECIMIENTOS

Agradezco a dios por permitirme tener tiempo y vida para concluir este

proyecto, a mis padres porque siempre me han apoyado a pesar de que la

situación no fue buena en esta ocasion, a ellos les agradeceré mucho por el

resto de mi vida, y en especial a la Dra. Yolanda que me impulso a seguir y

seguir, que siempre confió y creyó en mi, que me incluyo en otros proyectos y

me inicio en un tema realmente interesante y maravilloso.

También agradezco a mis amigos Fernando Bailón y Javier Ramírez que

siempre me apoyaron en todo, fueron mi pilar y nunca me dejaron caer, fueron,

son y seguirán siendo parte importante en mi vida los quiero mucho.

Esta tesis se la dedico a ustedes padres, amigos y maestra, gracias por el

apoyo.

Y la persona más importante a la que le dedico esta tesis es a mi persona, por

demostrarme que si puedo, por haber concluido satisfactoriamente este

proyecto y a pesar de comentarios destructivos aquí está el fruto de lo que he

sembrado con mucho esfuerzo y cariño, este es uno más de mis logros de los

muchos que están por venir.

5

INTRODUCCION

La presente investigación forma parte del estudio “Violencia de género en el

Nivel Superior de la Universidad Autónoma de Guerrero-Acapulco” coordinada

por el CA: Psicología Clínica con LGAC: La psicología Clínica desde la

perspectiva de Género en la Prevención y Tratamiento de la Violencia de

Género.

La violencia de género en los espacios universitarios está presente en distintos

países y regiones, que ha sido expuesta a través de la investigación científica

internacional. No obstante, es poco reconocida en las mismas universidades y

en algunos casos, por las mujeres que padecen los efectos de esta violencia.

La violencia de género en las universidades, necesita ser reconocida para el

diseño y puesta en marcha de programas para su prevención.

Existen hasta el momento pocas investigaciones sobre la violencia de género

en el ámbito universitario de México, a diferencia de países como Estados

Unidos, Canadá o España que la han analizado la en ese contexto desde hace

varias décadas. Diferentes universidades del mundo están implementando

medidas de prevención e intervención, partiendo de que cualquier mujer que

trabaje o estudie, en estos espacios, tiene el riesgo de sufrir actos de violencia,

promoviendo la solidaridad entre mujeres y creando el ambiente necesario que

garantiza el apoyo a la víctima. En México, son pocas las instituciones

educativas que están aplicando este tipo de medidas.

Al centrarnos en la violencia de género en las universidades, nos ubicaremos

sobre las formas de relación entre hombres y mujeres al interior de las mismas.

Partimos de la definición dada por la Organización de las Naciones Unidas

(ONU, 1993) en su Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la

mujer, en su artículo 2, inciso b señala como forma de violencia contra la mujer:

b) La violencia física, sexual y psicológica perpetrada dentro de la

comunidad en general, inclusive la violación, el abuso sexual, el acoso y

6

la intimidación sexuales en el trabajo, en instituciones educacionales y en

otros lugares, la trata de mujeres y la prostitución forzada.1

A partir de esta definición que plantea la violencia de género como problema

público, y no exclusivamente consignado a la esfera de lo íntimo o lo privado.

Por violencia de género en las universidades se conceptúa: “cualquier tipo de

violencia física, sexual y psicológica perpetrada contra las mujeres en función

de su género y que se presenta al interior de la comunidad universitaria, tanto

dentro, como fuera del espacio físico de la universidad. Asimismo, por

comunidad universitaria se comprende a todos los miembros de esta institución

como estudiantes, profesorado, personal de administración y servicios”.

(Mendoza, M. 2011 p. 35)

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la misma Declaratoria

mencionada, establece en su artículo 4, inciso j

Adoptar todas las medidas apropiadas, especialmente en el sector de la

educación, para modificar las pautas sociales y culturales de

comportamiento del hombre y de la mujer y eliminar los prejuicios y las

prácticas consuetudinarias o de otra índole basadas en la idea de la

inferioridad o la superioridad de uno de los sexos y en la atribución de

papeles estereotipados al hombre y a la mujer;2

El propósito de la investigación fue conocer la dimensión de la Violencia de

Género en las estudiantes del Nivel Superior de la Universidad Autónoma de

Guerrero en Acapulco y contribuir en la prevención, atención y solución de esta

problemática en las Unidades Académicas del Nivel Superior de la UAGro. De

tal manera que el objetivo general es: ¿Cuál es la dimensión de la Violencia

de Género en las estudiantes del Nivel Superior de la Universidad Autónoma

de Guerrero en Acapulco?

1 ONU. (1993) p. 2

2 ONU. (1993) p. 3

7

Del objetivo general se derivaron las siguientes preguntas científicas:

1. ¿Cuáles son las expresiones de formas que registra la violencia de

género en las estudiantes del Nivel Superior?

2. ¿Qué situaciones de Violencia de Género se presentan en las

estudiantes del Nivel Superior?

3. ¿Cuáles son las diferentes maneras de reacción a la Violencia de

Género en las estudiantes de las Unidades Académicas del Nivel

Superior?

4. ¿Qué medidas de prevención, atención y sanción en relación a la

Violencia de género aplican las Unidades Académicas del Nivel

Superior que ayudan a la disminución de la violencia de género en

sus espacios universitarios?

5. ¿Qué medidas de prevención, atención y sanción en relación a la

Violencia de género aplican las Unidades Académicas del Nivel

Superior que ayudan a la disminución de la violencia de género en

sus espacios universitarios?

La presente tesis aborda los puntos 2 y 3.

La tesis se organiza en tres capítulos: el primero corresponde al marco teórico

que aborda el concepto de género, la equidad de género y los micromachismos,

también los tratados y convenios internacionales sobre la violencia de género,

como el marco jurídico nacional y estatal; presenta algunos resultados y

conclusiones de estudios internacionales y nacionales sobre el tema de la

violencia de género en las universidades;

El apartado segundo presenta el análisis de los datos estadísticos sobre las

situaciones y maneras de reaccionar a la violencia de género, En el tercero,

finalmente, se muestran las conclusiones más primordiales.

La Universidad Autónoma de Guerrero, al igual que muchas instituciones

educativas Nacionales e Internacionales ha pasado por un proceso de

feminización en su matrícula, de tal manera, que actualmente cuenta con una

población estudiantil en los diferentes niveles educativos (periodo escolar,

8

2011-2012) de 66,791. 36,204 son mujeres y corresponde al 54% y 30,587

hombres, que corresponde a un 46%.

El Modelo Educativo y Académico de la UAG, aprobado por el Consejo

Universitario en marzo de 2004, plantea los siguientes contenidos

transversales: los derechos humanos, género, multiculturalidad, diversidad,

pluralidad, equidad, libertad, pobreza.3 En el marco del centenario de la primera

conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el 16 de marzo de 2011, el

Rector de la UAGro, Dr. Ascencio Villegas Arrizón, presentó la Declaratoria

pública del Compromiso para la Transversalización del Enfoque de Género,

reconociendo las asimetrías que prevalecen entre los sexos y

comprometiéndose con la Equidad de Género; en ese mismo evento se integró

públicamente la Comisión Universitaria para la Transversalización del Enfoque

de Género (CUTEGGro), que surge con el propósito de coordinar la

construcción de los fundamentos que propicien una cultura de equidad entre la

comunidad universitaria. La CUTEGGro elaboró el documento: “Ruta para la

incorporación del enfoque de género (EG)” aprobada por el Consejo

Universitario en el 2012, representa una estrategia para la equidad de género

que permita la aplicación de medidas articuladas estratégicamente mediante

acciones afirmativas que corrijan las desigualdades existentes entre mujeres y

hombres, que promuevan el desarrollo profesional, la capacitación y la

participación en los procesos de toma de decisiones. En los resolutivos finales

del IV Congreso General Universitario, en el 2012, se incluye como tema

transversal la Incorporación del Enfoque de Género. También en el 2012 el

Gobierno del Estado de Guerrero acuerda instrumentar acciones concretas a fin

de transversalizar la perspectiva de Género y de Derechos Humanos.

La UAGro cuenta con muy pocos estudios de este tipo, Se espera que los

resultados de la presente investigación contribuyan a que la UAGro intervenga

en la aplicación de estrategias institucionales para la prevención, atención y

erradicación de este problema en los espacios universitarios.

3 Comisión General Comisión General de Reforma Universitaria, Modelo Educativo y Académico de la UAG 2004, en

Gaceta Universitaria, año 6 No. 12, febrero de 2005.

9

CAPITULO I MARCO TEORICO

VIOLENCIA

La violencia parece estar siempre presente; recorre las calles, se pasea por los

parques, deambula por los caminos, la encontramos asentada en los hogares y

también en las universidades. La violencia es un mal que ya debiera estar

desterrándose de las costumbres y la educación que ha recibido el ser humano,

sin embargo, es algo que día con día se va expandiendo a pesar de la lucha en

contra de ella, perjudicando así a la población vulnerable como mujeres, niños y

ancianos, e integrando a este grupo a los jóvenes.

La violencia (en sus diferentes tipos) es un tema que siempre dará mucho de

qué hablar, debido a que como seres humanos tenemos cierta tendencia a

permitir que nuestros sentimientos sean negativos o positivos, que gobiernen

nuestras acciones.

La violencia es una acción ejercida por una o varias personas en donde se

somete de manera intencional al maltrato, presión, sufrimiento, manipulación u

otra acción que atente contra la integridad tanto físico como psicológica

y moral de cualquier persona o grupo de personas.

La violencia es la presión psíquica o abuso de la fuerza ejercida contra una

persona con el propósito de obtener fines contra la voluntad de la víctima. Esta

actúa como un virus, se esparce rápido y los síntomas son bastante notorios, se

contagia de unas personas a otras mediante la observación y al igual que

cualquier epidemia cobra muchas vidas, ya sea de manera directa o indirecta.

Cada vez que hace notar su presencia causa temor, es un cáncer que pudre

nuestra sociedad y destruye nuestra humanidad.

Nuestra vida se encuentra rodeada de violencia, ya sea en la familia, trabajo,

política o en tu comunidad, a pesar de que estamos conscientes de que la

violencia no genera ningún bien para la sociedad, nosotros la permitimos ya sea

ignorándola, consintiéndola o generándola. En mi opinión esto se debe a que

más de alguna vez hemos utilizado la violencia como medio de control,

10

consecuencia o liberación, ya sea de una frustración, un enojo, un miedo, un

complejo, una impotencia, entre otros.

Existen diferentes tipos de violencia, pero hay algo que todas ellas tienen en

común, que las consecuencias que generan son negativas, cuando una

persona emplea la violencia para conseguir un fin, llega a generar odio y rencor

en las personas afectadas, y esto crea cadenas de sentimientos negativos.

1.1 DEFINICIÓN DE VIOLENCIA

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como: “El uso

intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno

mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas

probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del

desarrollo o privaciones”4.

1.1.1 CLASIFICACION DE LA VIOLENCIA

Dependiendo de las características de aquellos que cometen actos de violencia,

esta se puede dividir en varias categorías:

Violencia autoinflingida. Es aquella que realiza una persona para consigo

misma, siendo el suicidio y las autolesiones, las principales formas de

manifestación.

Violencia Interpersonal esta se subdivide en dos categorías:

Violencia intrafamiliar o de pareja: Esta se manifiesta cuando un

miembro de la familia ejerce sobre otro abuso de poder o maltrato (ya

sea físico o psicológico), puede presentarse a través de golpes, insultos,

control económico, amenazas, chantajes, abuso sexual, aislamiento de

familiares y amistades, prohibiciones, abandono afectivo y humillaciones.

Violencia comunitaria: Aquí se engloba todos los tipos de delincuencia

(asaltos, violaciones, robo, secuestro) y la violencia en diversos lugares.

4 OMS (2002). Informe mundial sobre la violencia y la salud. Washington, DC: OPS

11

Violencia que se da por parte de conocidos o extraños, por lo cual puede

darse dentro o fuera del hogar siendo el segundo el que más se

presenta.

Incluyo muy personalmente en esta parta la violencia de género ya que esta se

da en el hogar o fuera de él, y los agresores pueden ser conocidos o extraños.

Violencia de género: Ésta no se limita al ámbito familiar y se basa en la

creencia de la superioridad del sexo masculino sobre el femenino, esto

se conoce comúnmente en nuestro país como "machismo", y su principal

finalidad es el mantener o incrementar la subordinación de las mujeres al

género masculino

Violencia colectiva. Es aquella que realizan grupos más grandes, como el

Estado, contingentes políticos organizados y organizaciones terroristas. Ésta a

su vez se subdivide en:

Violencia social: Incluye todos aquellos actos delictivos de odio

cometidos por grupos organizados.

Violencia política: Son todos aquellos conflictos violentos como la

guerra.

Violencia económica: Su finalidad es perjudicar las actividades

económicas, negar el acceso a servicios esenciales o crear división

económica y fragmentación, lo que provoca pobreza y marginación.

1.1.2 TIPOS DE VIOLENCIA SEGÚN LA LEY GENERAL DE ACCESO DE

LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA

La violencia también se divide en diferentes grupos para diferenciar

dependiendo del grado de violencia que sea, y aunque pueda tener un gran

número de definiciones todas y cada una de ellas llegan a una misma

conclusión, la violencia sea de cualquier tipo es el daño que el victimario hace a

su víctima, sea sexual, física, económica, psicología o social, es violencia.

Dependiendo de las características de aquellos que cometen actos de violencia,

12

esta se puede dividir en distintas categorías, las que definiremos a continuación

son las de una de las leyes recientemente reconocidas y aplicadas a nivel

nacional esta es “LA LEY GENERAL DE ACCESO DE LAS MUJERES A UNA

VIDA LIBRE DE VIOLENCIA”. “La ley general de acceso define los tipos de

violencia como todos los actos u omisiones que constituyen delito y dañan la

dignidad, la integridad y la libertad de las mujeres”5.

De acuerdo a la Ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de

violencia los principales tipos de violencia y los que se registran muy a menudo

son los siguientes:

VIOLENCIA PSICOLOGICA: Acto u omisión que dañe la estabilidad

psicológica, consistente en negligencia, abandono, descuido reiterado, celotipia,

insultos, humillaciones, devaluación, marginación, indiferencia, infidelidad,

comparaciones destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y

amenazas.

VIOLENCIA FISICA: Es cualquier acto que inflige daño no accidental, usando

la fuerza física o algún tipo de arma u objeto que pueda provocar o no lesiones

ya sean internas, externas, o ambas.

VIOLENCIA PATRIMONIAL: Acto u omisión que afecta la supervivencia de la

víctima que se manifiesta en la transformación, sustracción, destrucción,

retención o distracción de objetos, documentos personales, bienes y valores,

derechos patrimoniales o recursos económicos destinados a satisfacer sus

necesidades y puede abarcar los daños a los bienes comunes o propios de la

víctima.

VIOLENCIA ECONOMICA: Es toda acción u omisión del Agresor que afecta la

supervivencia económica de la víctima. Se manifiesta a través de limitaciones

encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, así como

la percepción de un salario menor por igual trabajo, dentro de un mismo centro

laboral.

5 DIARIO OFICIAL .PODER EJECUTIVO. SECRETARIA DE GOBERNACION. Jueves 1 de febrero de 2007

13

VIOLENCIA SEXUAL: Es cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o la

sexualidad de la Víctima y que por tanto atenta contra su libertad, dignidad e

integridad física. Es una expresión de abuso de poder que implica la

supremacía masculina sobre la mujer, al denigrarla y concebirla como objeto.

OTRAS FORMAS DE VIOLENCIA: Cualquiera otra forma análoga que lesione

o sea susceptible de dañar la dignidad, integridad o libertad de las mujeres.

Hay diferentes tipos de violencia, y en todos los anteriormente mencionados

son padecidos por las mujeres, ya que ellas son de la población más vulnerable

en la sociedad. La viven en el hogar, en la calle, en el trabajo, en su vida

personal-sentimental, etc. En el caso particular de lo que es la violencia

psicológica, es la que menos atención se le presta en la sociedad, ya que las

consecuencias no son visibles como en el caso de las demás.

La violencia contra la mujer adopta formas diversas, incluidos la violencia en el

hogar; las violaciones; la trata de mujeres y niñas; la prostitución forzada; la

violencia en situaciones de conflicto armado, como los asesinatos, las

violaciones sistemáticas, la esclavitud sexual y el embarazo forzado; los

asesinatos por razones de honor; la violencia por causa de la dote; el

infanticidio femenino y la selección prenatal del sexo del feto en favor de bebés

masculinos; la mutilación genital femenina y otras prácticas y tradiciones

perjudiciales.

La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, adoptada

por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993, demuestra el

reconocimiento y la comprensión internacionales de que la violencia contra la

mujer es una violación de los derechos humanos y una forma de discriminación

contra la mujer.

En la Plataforma de Acción adoptada en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la

Mujer, celebrada en Beijing en 1995, se define la violencia contra la mujer como

una de las 12 esferas de especial preocupación que deben ser objeto de

14

particular hincapié por parte de los gobiernos, la comunidad internacional y la

sociedad civil6.

En su 42o período de sesiones, celebrado en 1998, la Comisión de la Condición

Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas propuso nuevas medidas e

iniciativas que deberían aplicar los Estados Miembros y la comunidad

internacional para poner fin a la violencia contra la mujer, incluida la

incorporación de una perspectiva de género en todas las políticas y programas

pertinentes. Entre las conclusiones convenidas del período de sesiones figuran

medidas destinadas a prestar apoyo a la labor de las organizaciones no

gubernamentales, combatir todas las formas de trata de mujeres y niñas,

promover y proteger los derechos de los trabajadores migrantes, en particular

las mujeres y los niños, y promover las actividades coordinadas de

investigación sobre la violencia contra la mujer.

6 Mujer 2000; Igualdad entre los Géneros, Desarrollo y Paz para el siglo XXI Nueva York. 5 al 9 de junio de

2000.

15

1.2 GÉNERO

1.2.1 DEFINICION DE GÉNERO

El género es una construcción simbólica que integra los atributos asignados a

las personas según su sexo, «es una categoría relacional que busca explicar

una construcción de un tipo de diferencia entre los seres humanos [...]»

(Fernández Rius, 2003: 190). El mismo forma parte de la realidad subjetiva

social e individual y condiciona el comportamiento del hombre, lo cual se

expresa en su auto concepto, sentido de sí mismo, expectativas, deseos,

normas, valores, e incluso la definición de posición, jerarquía, estatus y

oportunidades sociales, a partir de la visión de lo femenino o masculino, lo que

influye en cuestiones básicas de la vida cotidiana como las relaciones de

pareja, amistosas, familiares y laborales.

1.2.2 LA TEORIA DE GÉNERO Y SU PERSPECTIVA

El término “género” apareció en las ciencias sociales a partir de que el

investigador John Money7 en 1955 acuñó la palabra rol de género para describir

el conjunto de conductas atribuidas a los varones y a las mujeres, pero fue

Robert Stoller en 1968 quién estableció más nítidamente la diferencia

conceptual entre sexo y género, basándose para ello en las investigaciones que

hizo entre niños y niñas, que debido a problemas anatómicos congénitos habían

sido educados de acuerdo a un sexo que no correspondía con el suyo. Es decir,

utilizó dicha aproximación para comprender los casos en los cuales no existía

adecuación entre el sexo de una persona y la vivencia y desarrollo social de su

personalidad. Para ello construyó una serie de precisiones conceptuales y

clínicas, que aunque deudoras de una visión normalizadora, incluyen tres

divisiones: el sexo denomina la estructura biológica; la identidad de género es la

percepción consciente e inconsciente de la pertenencia a un sexo; el rol de

género es el papel que se juega socialmente.

7 Money, J. (1955) http://es.wikipedia.org/wiki/John_Money

16

Así, este concepto es resultado de un proceso de construcción social mediante

el que se adjudican simbólicamente expectativas y valores que cada cultura

atribuye a los hombres y las mujeres. El género se diferencia del sexo, porque

el primero es una construcción cultural, un aprendizaje, el resultado de un

proceso de formación y socialización, en tanto que el sexo corresponde a las

diferencias biológicas y físicas entre mujeres y hombres.

En otras palabras, el género no proviene de la naturaleza, sino que se refiere a

los roles socioculturales que mujeres y hombres practican en la vida cotidiana.

Fruto de ese aprendizaje cultural, unos y otras exhiben los roles e identidades

que les han sido asignados por el género. De ahí, la preponderancia de lo

masculino y la subalternidad de lo femenino, ingredientes esenciales de ese

orden simbólico que definen las relaciones de poder de los hombres sobre las

mujeres, origen de la violencia de género.

Una de las ideas centrales en los estudios de género es que los modos de

pensar, sentir y comportarse de ambos géneros, más que tener una base

natural o biológica, se deben a construcciones sociales y familiares asignadas

de manera diferenciada a hombres y mujeres. Lamas define género como el

conjunto de ideas sobre la diferencia sexual que atribuye características

“femeninas” y “masculinas” a cada sexo. Para la autora, esta simbolización

cultural de la diferencia anatómica sexual (vagina/pene) toma forma en un

conjunto de prácticas, ideas, discursos y representaciones sociales que dan

atribuciones de conducta objetiva y subjetiva de las personas en función de su

sexo. En otras palabras, el género es el conjunto de maneras aceptadas de ser

mujer o ser hombre en una época y cultura determinadas. Como categoría de

análisis, tal como señala Burin, es importante destacar la forma en que el

género, contiene tres principales rasgos que deben ser tomados en cuenta; es

siempre relacional, porque aparece a nivel de las interacciones, las cuales son

de poder; es una construcción histórico-social, que se ha producido a lo largo

del tiempo de distintas maneras y, como tercer punto, se debe tener presente

que jamás aparece en forma pura, puesto que la noción de género suele ofrecer

17

dificultades cuando se le considera un concepto totalizador ya que de esta

manera se vuelven invisibles la variedad de determinantes con que nos

construimos como sujetos (clase, etnia, raza, religión, edad, determinantes de

salud, lingüísticos, políticos, etcétera).

La teoría de género es pues un marco conceptual que permite comprender la

producción social de las diferencias entre hombres y mujeres. Esta producción

es un constructo voluntario e involuntario, consciente e inconsciente. La teoría

de género es sumamente útil para tejer análisis múltiples que resalten la

complejidad social. El género como categoría analítica es necesario para

abordar un fenómeno social e individual y tener una visión más completa de la

persona o el grupo en su conducta, características, emociones, posición de

poder y roles, por mencionar algunas. Esto recibe el nombre de perspectiva de

género.

Efectivamente, el género es una categoría compleja y múltiplemente articulada

en la que se entretejen tres elementos básicos:

♀ Atribución, asignación o rotulación de género: Es la rotulación que se da a

la/el recién nacida/o, a partir de los genitales externos, por parte de médicos y

familiares quienes fungen como emisores del discurso cultural; refleja los

estereotipos de la feminidad/masculinidad para lograr la crianza “adecuada” de

ese cuerpo identificado.

♀ Identidad de género: Queda sellada en el momento en que el infante

descubre la particularidad de sus órganos sexuales externos y se establece

aproximadamente a la misma edad en que se adquiere el lenguaje –entre los

dos y tres años- siendo anterior al conocimiento de la diferencia anatómica de

los sexos.

♀ Rol de género: Es el conjunto de normas y prescripciones que dictan la

sociedad y la cultura sobre el comportamiento femenino y masculino.

18

Desde la perspectiva biológica la diferenciación es clarísima: hombres y

mujeres no tienen el mismo cuerpo ni disponen de las mismas capacidades

fisiológicas, a pesar de que coinciden en el momento de la reproducción

(biológica) y en el del disfrute de la sexualidad y el amor (cultural). La necesidad

de aparearse para reproducir la especie (natural), fue remontada hace mucho

tiempo por una humanidad constituida por mujeres y hombres culturalmente

construidos. Sólo la ideología del poder patriarcal es capaz de sostener que las

mujeres están sometidas a la biología como destino y los hombres a la cultura.

La noción de sexo aplicada al estudio de las diferencias entre hombres y

mujeres es imprecisa: por un lado y desde la perspectiva más difundida, se

utiliza para designar las diferencias físicas y culturales que existen entre

mujeres y hombres (el sexo femenino y el sexo masculino), así como al acto

sexual en sí mismo. La distinción que procede del discurso feminista va más

allá de la simple reducción de la diferencia sexual, biológica y fisiológica: las

diferencias esenciales de los sexos se han construido sobre la complejidad de

los significados, que a lo largo de la historia han hecho de mujeres y hombres

personas culturalmente construidas

Una vez que socialmente se asigna a mujeres y hombres un género, se espera

que se comporten como mujeres o como hombres a partir de pautas, valores,

normas, estereotipos, modelos o figuras socioculturales que definen al

comportamiento femenino y masculino. La sociedad espera que nos

comportemos de esta manera tanto en la vida social general como en la vida

cotidiana particular de cada mujer y cada hombre.

Los estereotipos de género incluyen tanto el repertorio de actividades

consideradas apropiadas para varones o mujeres (estereotipos de rol de

género) como las características psicológicas que se atribuyen a uno y otro

sexo (estereotipos de rasgos de género).

Dentro de esta diferenciación genérica, del hombre se espera competitividad,

agresión, fuerza, control, ser el sostén y jefe de familia, teniendo además el

19

valor de productores, consumidores y de intercambiadores de mercancías-

mujeres. En consecuencia, padres y madres tienden a enseñar a sus hijos

varones las habilidades necesarias para la resolución de problemas, conductas

que darán en la adultez auto percepciones de capacidad de afrontamiento y

toma de decisiones. El hombre, conjuntamente, se constituye subjetivamente a

partir de la represión de lo pasivo y lo femenino que tienen una connotación

social negativa; siendo así que la construcción de la masculinidad, según

Kaufman, se hace mediante la triada de la violencia hacia las mujeres, hacia

otros hombres y hacia sí mismo.

Por otra parte, de las mujeres se espera la comprensión, la sensibilidad, la

sumisión y un ideal materno que incluya incondicionalidad, altruismo, sacrificio,

cuidado y protección para los otros; es decir, las mujeres son definidas,

tradicionalmente, en función de ser para los otros como madres, hijas y

esposas. Asimismo, en las labores de crianza de las niñas se despliegan

fundamentalmente conductas de protección, que las llevará a auto percibirse en

el futuro como seres necesitados de ayuda.

Algunas de las conclusiones de los estudios de género que contribuyen a la

comprensión del fenómeno de la violencia del hombre contra su pareja son:

♀ Que la subordinación de las mujeres es producto de las relaciones que

organizan y producen la sexualidad y el género.

♀ Las concepciones de género organizan áreas de la vida tales como: el

trabajo, el ocio, la actividad religiosa, las relaciones de pareja, etc.

♀ Se conceptúan las diferencias entre hombres y mujeres en términos de pares

de oposiciones, como mujer con naturaleza, interés privado y doméstico,

mientras que al hombre con lo cultural, el interés social y el ámbito público.

♀ Se define a la mujer en relación con el hombre (mujer de, hija de, hermana

de) mientras que al hombre por sus estatus o papel en la sociedad (guerrero,

jefe, doctor, etc.)

20

♀ La organización social del prestigio es el aspecto que más afecta a las

nociones culturales de género y sexualidad. El parentesco y el matrimonio

tienen un lugar dentro de este sistema de prestigio.

♀ Se jerarquiza lo masculino sobre lo femenino asociando a la mujer con lo

débil y al hombre con lo fuerte, traduciéndose en una clara relación de poder.

Por otra parte, Gayle Rubin, considerada la creadora de la categoría de género,

utiliza por primera vez esta categoría en 1977 para referirse al sistema de

jerarquías sociales, basado en las diferencias sexuales, y en el cual se sustenta

el sistema de discriminación8 de las mujeres9.

Con base en lo anterior, es posible definir los conceptos sexo y género:

SEXO GÉNERO

Diferencias y características biológicas, anatómicas, fisiológicas y cromosómicas de los seres humanos que los definen como hombres o mujeres. Se nace con esas características, son universales e inmodificables. Ejemplo: sólo los hombres tienen la capacidad de producir espermatozoides; únicamente las mujeres tienen ovarios y matriz.

Conjunto de ideas, creencias y atribuciones sociales, construidas en cada cultura y momento histórico, tomando como base la diferencia sexual; a partir de ello se construyen los conceptos de ‘masculinidad’ y ‘feminidad’, los cuales determinan el comportamiento, las funciones, oportunidades, valoración y las relaciones entre hombres y mujeres. Son construcciones socioculturales que pueden modificarse, dado que han sido aprendidas. Ejemplo: en épocas pasadas, sólo los hombres podían heredar; en países como China, a las mujeres que pertenecían a determinadas clases sociales sólo se les enseñaba bordado y canto.

8 Según la ONU, discriminación es tanto la distinción, exclusión o preferencia que tenga por objeto o resultado anular

o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades

fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública. Sin

embargo, a esta definición hay que añadir la especificidad en cuanto a discriminación por sexo. 9 Rubin Gayle, “El tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo”, en Nueva Antropología, vol. VIII,

núm.30, México, 1986, p. 95.

21

“El concepto de género es la categoría central de la teoría feminista. La noción

de género surge a partir de la idea de que lo <<femenino>> y lo <Masculino> no

son hechos naturales o biológicos, sino construcciones culturales. Como señala

Seyla Benhabib, la existencia socio-histórica de los géneros –que ella denomina

el sistema género-sexo- es el modo esencial en que la realidad social se

organiza, se divide simbólicamente y se vive empíricamente1. Dicho de otra

forma, a lo largo de la historia todas las sociedades se han construido a partir

de las diferencias anatómicas entre los sexos, convirtiendo esa diferencia en

desigualdad social y política. El primer propósito de los estudios de género o de

la teoría feminista es desmontar el prejuicio de que la biología determina lo

<<femenino>>, mientras que lo cultural o humano es una creación masculina.

Los estudios de género surgen a partir de la década de los setenta en EE.UU. a

consecuencia del resurgir del movimiento feminista”. (COBO, R., 1995, p.1 )

SEXO se refiere a las características biológicas y físicas que traemos al nacer y

que nos definen como hombre o como una mujer.

GÉNERO: características culturales que establecen las conductas consideradas

propias de lo femenino y lo masculino, y de las relaciones entre ambos; relación

que está caracterizada por la subordinación de un género sobre otro, por la

supremacía de lo masculino sobre lo femenino10.

EL IMPACTO DE LOS ESTEREOTIPOS Y LOS ROLES DE GÉNERO EN

MÉXICO

Todas las sociedades se estructuran y construyen su cultura en torno a la

diferencia sexual de los individuos que la conforman, la cual determina también

el destino de las personas, atribuyéndoles ciertas características y significados

a las acciones que unas y otros deberán desempeñar –o se espera que

desempeñen–, y que se han construido socialmente.

10

La violencia de género. Red de defensorías de las mujeres de la federación iberoamericana del ombudsman, Noviembre 2010.

22

Los roles de género son conductas estereotipadas por la cultura, por tanto,

pueden modificarse dado que son tareas o actividades que se espera realice

una persona por el sexo al que pertenece. Por ejemplo, tradicionalmente se ha

asignado a los hombres roles de políticos, mecánicos, jefes, etc., es decir, el rol

productivo; y a las mujeres, el rol de amas de casa, maestras, enfermeras,

etcétera (rol reproductivo) INMUJERES, (2004)

El concepto sexo se refiere a las diferencias y características biológicas,

anatómicas, fisiológicas y cromosómicas de los seres humanos que los definen

como hombres o mujeres; son características con las que se nace, universal e

inmodificable. En cambio el género es el conjunto de ideas, creencias y

atribuciones sociales, que se construye en cada cultura y momento histórico

con base en la diferencia sexual.

De aquí surgen los conceptos de masculinidad y feminidad, los cuales

determinan el comportamiento, las funciones, las oportunidades, la valoración y

las relaciones entre mujeres y hombres. Es decir, el género responde a

construcciones socioculturales susceptibles de modificarse dado que han sido

aprendidas (INMUJERES, 2004). En consecuencia, el sexo es biológico y el

género se elabora socialmente, de manera que ser biológicamente diferente no

implica ser socialmente desigual.

Lamas (2002:33) señala que “el papel (rol) de género se configura con el

conjunto de normas y prescripciones que dictan la sociedad y la cultura sobre el

comportamiento femenino o masculino. Aunque hay variantes de acuerdo con la

cultura, la clase social, el grupo étnico y hasta el estrato generacional de las

personas, se puede sostener una división básica que corresponde a la división

sexual del trabajo más primitiva: las mujeres paren a los hijos y, por lo tanto, los

cuidan: ergo, lo femenino es lo maternal, lo doméstico, contrapuesto con lo

masculino, que se identifica con lo público. La dicotomía masculino-femenino,

con sus variantes establece estereotipos, las más de las veces rígidos, que

condicionan los papeles y limitan las potencialidades humanas de las personas

al estimular o reprimir los comportamientos en función de su adecuación al

23

género”. Según Lamas, el hecho de que mujeres y hombres sean diferentes

anatómicamente los induce a creer que sus valores, cualidades intelectuales,

aptitudes y actitudes también lo son. Las sociedades determinan las actividades

de las mujeres y los hombres basadas en los estereotipos, estableciendo así

una división sexual del trabajo.

Al conocer el sexo biológico de un recién nacido, los padres, los familiares y la

sociedad suelen asignarles atributos creados por expectativas prefiguradas. Si

es niña, esperan que sea bonita, tierna, delicada, entre otras características; y

si es niño, que sea fuerte, valiente, intrépido, seguro y hasta conquistador

(Delgado et al., 1998). A las niñas se les enseña a “jugar a la comidita” o a “las

muñecas”, así desde pequeñas, se les involucra en actividades domésticas que

más adelante reproducirán en el hogar. De acuerdo con estas autoras, estos

aprendizajes forman parte de la “educación” que deben recibir las mujeres para

cumplir con las tareas que la sociedad espera de ellas en su vida adulta. En

cambio, a los niños se les educa para que sean fuertes y no expresen sus

sentimientos, porque “llorar es cosa de niñas”, además de prohibirles ser

débiles.

Estas son las bases sobre las que se construyen los estereotipos de género,

reflejos simples de las creencias sociales y culturales sobre las actividades, los

roles, rasgos, características o atributos que distinguen a las mujeres y a los

hombres. Los estereotipos son concepciones preconcebidas acerca de cómo

son y cómo deben comportarse las mujeres y los hombres (Delgado et al.,

1998).

Estas creencias, sin embargo, no son elecciones conscientes que se puedan

aceptar o rechazar de manera individual, sino que surgen del espacio colectivo,

de la herencia familiar y de todos los ámbitos en que cada persona participe. Se

trata de una construcción social que comienza a partir del nacimiento de los

individuos, quienes potencian ciertas características y habilidades según su

sexo e inhiben otras, de manera que quienes los rodean, les dan un trato

24

diferenciado que se refleja en cómo se relacionan con ellos, dando lugar a la

discriminación de género.

No obstante, es mediante la interacción con otros medios que cada persona

obtiene información nueva que la conduce a reafirmar o a replantear sus ideas

de lo femenino y lo masculino.

El propósito de este documento es presentar información estadística que

permita plantear, hasta donde sea posible, cuál es el impacto de los

estereotipos y de los roles de género en algunos ámbitos sociales en nuestro

país, así como un acercamiento a los estereotipos de los roles de género que

más prevalecen. La materia prima de la que partimos es de diversas encuestas

que indagan la opinión de mujeres y hombres acerca de temas como los roles

de género, la toma de decisiones, la libertad personal, el uso del tiempo, la

participación en diversos ámbitos y la dinámica de las relaciones de pareja.

Nuestro principal propósito es ofrecer algunas reflexiones en torno a la forma en

que los estereotipos pueden impactar o afectar (si es que sucede) a las mujeres

y a los hombres en diversas situaciones y condiciones. Sabemos que es difícil

argumentar estadísticamente un tema como éste, que no es cuantificable, de

aquí que nuestra intención se limite a una aproximación con la información

disponible, y siempre teniendo cuidado en realizar interpretaciones sin hacer

asociaciones causales.

1.2.3 EQUIDAD DE GÉNERO

La equidad de género es la igualdad entre seres humanos de diferente sexo,

hombre y mujer, tener las mismas oportunidades en todos los ámbitos, sociales,

económicas, laborales, familiares e individuales. La equidad es el equilibrio que

debe tener una sociedad para llevar una vida sana en todos los aspectos, en

donde todos tengamos los mismos derechos y por consiguiente las mismas

obligaciones.

En la definición de equidad no da lugar a palabras como machismo o

feminismo. La equidad (del latín aequitas , de aequus , igual del griego

25

, virtud de la justicia del caso en concreto), según la definición de

la Real Academia Española, posee diferentes definiciones una de ellas se

muestran a continuación:

“El género, sea hombre o mujer no tiene importancia, ya que tanto el hombre y

la mujer son capaces de hacer las mismas tareas, porque los dos tienen el

mismo nivel de inteligencia y en una sociedad de equidad no hay nada

plasmado que diga que la mujer está destinada a hacer ciertas tareas o que el

hombre tiene la capacidad de hacer también ciertas tareas, en una sociedad

con equidad no importa sexo, raza o religión para llevar a cabo algún deseo.”11.

1.2.4 MICROMACHISMOS

Los micromachismos son todos aquellos comportamientos de violencia que

para nosotros son prácticamente invisibles, todo lo que sufrimos sin darnos

cuenta de ello, y en cuanto empezamos a conocer más sobre el tema vamos

reconociendo todos y cada uno de los momentos que qué llegamos a sufrir de

esta violencia invisible, y llegamos a la conclusión en que la mayoría de

nosotros la vivimos ya sea como víctima o victimario.

“…si pensamos que la violencia de género es toda acción que coacciona, limita

o restringe la libertad y la dignidad de las mujeres, podemos comprobar que

quedan ignoradas múltiples practicas de violencia y dominación masculina en lo

cotidiano, algunas consideradas normales y otras legitimidades, y que por ello

se ejecutan impunemente” (Bonino,1990 ). Debido a lo desconocido que son

estos tipos de violencia invisible muchas trabajadoras de las áreas de salud y

familiares han padecido este mal sin darse cuenta de ello, ya que en nuestra

sociedad es algo aparentemente normal y que no le dan una importancia

considerable.

Luis Bonino define los mM como practicas de dominación y violencia masculina

en la vida cotidiana, del orden de lo “micro”, al decir de Foucault, de lo capilar,

11

Información extraída de wikipedia

26

de lo casi imperceptible lo que está en los límites de la evidencia. El prefijo

“micro” del neologismo con el que nombro a estas prácticas alude a esto.

Decidió incluir “machismo” en el término acuñado porque, a pesar de ser una

palabra de significado ambiguo (en tanto designa tanto la ideología de la

dominación masculina como los comportamientos exagerados de dicha

posición) alude en el lenguaje popular, a una connotación negativa de los

comportamientos de interiorización hacia la mujer, que era lo que quería

destacar en el término12.

Los mM son un sinfín de maniobras de comportamientos masculinos que se

manifiestan como una manera de presión muy sutil y poco reconocida por las

mujeres (e incluso los hombres no se dan cuenta) con el fin de imponer,

mantener o recuperar el dominio que por el hecho de ser el varón se debe tener

en una relación. Estos micro abusos son la base en una relación para pasar a

más violencia teles como psicológica, física, sexual, etc. Que si la mujer no

logra reconocerlos a tiempo las consecuencias pueden ser trágicas. Estos actos

comienzan desde el principio de la relación, minimizando a la mujer con la

finalidad de someterla y mantenerla a la orden del varón.

“Algunos mM son conscientes y otros se realizan con la inocencia del hábito

Inconsciente”. Con ellos los varones no solo intentan instalarse en una situación

favorable de poder, sino que internamente buscan la reafirmación de su

identidad masculina –asentada fuertemente en la creencia de superioridad y en

la necesidad de control- y satisfacer deseos de dominio y de ser objeto de

atención exclusivo de la mujer. Además, mantener bajo dominio a la mujer

permite también mantener controlados diversos sentimientos que la mujer

provoca, tales como temor, envidia, agresión o dependencia” (Bonino, 1990).

Los micromachismos se dividen en 3 tipos: Micromachismos coercitivos,

micromachismos encubiertos y micromachismos de crisis

12

Bonino Méndez L. 1998 Micromachismos; la violencia invisible en la pareja.

27

MICROMACHISMOS COERCITIVOS

“En estos mM, el varón usa la fuerza (moral, psíquica, económica o de la propia

personalidad), para intentar doblegar a la mujer, limitar su libertad y expoliar el

pensamiento, el tiempo o el espacio, y restringir su capacidad de decisión. La

hacen sentir sin la razón de su parte y ejercen su acción porque provocan un

acrecentado sentimiento de derrota cuando comprueba la pérdida, ineficacia o

falta de fuerza y capacidad para defender las propias decisiones o razones.

Todo ello suele promover inhibición, desconfianza en sí misma y disminución de

la autoestima, lo que genera más desbalance de poder”.

Estos son tales como la intimidación, control del dinero que son maniobras que

ejerce el varón para atemorizar y manipular a la mujer. No participar en lo

domestico respaldándose en creencias como que son cosas de mujeres,

insistencia abusiva hacia la mujer hasta que ceda antes sus peticiones,

Imposición de intimidad Este mM consiste en una acción unidireccional de

acercamiento cuando el varón desea. Apelación a la "superioridad" de la

"lógica" varonil

En este grupo se recurre a la "razón" (varonil) para imponer ideas, conductas o

elecciones desfavorables a la mujer. Utilizada por varones que suponen que

tienen la 'única" razón o que la suya es la mejor. Toma o abandono repentinos

del mando de la situación. Estas son maniobras o menos sorpresivas de decidir

sin consultar, anular o no tener en cuenta las decisiones de la mujer, basados

en la creencia del varón de que él es el único que tiene poder de decisión.

MICROMACHISMOS ENCUBIERTOS

Estos micro machismos considero que son de los más importantes por difundir,

ya que son los que más pueden darse en las relaciones de pareja sin darse

cuenta de ello y las que tienen mucho que ver en relación con violencia de

género.

28

Estos mM son los que atentan de modo más eficaz contra la simetría relacional

y la autonomía femenina, por su índole insidiosa y sutil que los torna

especialmente invisibles en cuanto a su intencionalidad. En ellos, el varón

oculta (y a veces se oculta) su objetivo de dominio y forzamiento de

disponibilidad de la mujer. En algunas de estas maniobras esos objetivos son

tan encubiertos y su ejercicio es tan sutil que pasan especialmente

desapercibidas, razón por la que son muy efectivas. Utilizan, no la fuerza como

los mM coercitivos, sino el afecto y la inducción de actitudes para disminuir el

pensamiento y la acción eficaz de la mujer, llevándola hacer lo que no quiere y

conduciéndola en la dirección elegida por el varón. Aprovechan su confiabilidad

afectiva y provocan en ella sentimientos de desvalimiento o impotencia,

acompañadas de confusión, zozobra, culpa, dudas de si, (al no haber coerción

evidente) que favorecen el descenso de la autoestima y la auto credibilidad. Por

no ser evidentes, no se perciben en el momento, pero se sienten sus efectos

coacción antes, por lo que conducen habitualmente a una reacción retardada (y

"exagerada" dicen los varones) por parte de la mujer, con mal humor, frialdad y

estallido de rabia "sin motivo". Muchos de ellos son considerados

comportamientos masculinos "normales" y son muy efectivos para que el varón

acreciente su poder de llevar adelante "sus" razones y sus deseos, y son

especialmente devastadores con las mujeres muy dependientes de la

aprobación masculina. En general se utilizan en una sutil y compleja mezcla. De

ellos he podido detectar hasta ahora los siguientes grupos que he discriminado

a los fines descriptivos, pero que en general se ejecutan en una compleja y

astuta mezcla:

Abuso de la capacidad femenina de cuidado

Este es el grupo de mM probablemente más avalado y silenciado por la cultura.

Por ellos el varón utiliza y explota la capacidad de las mujeres de cuidado hacia

otras personas. Esta capacidad está muy desarrollada en ellas por efectos de

su socialización que las impele a "ser para otros". Alentadas por la cultura

patriarcal, estas maniobras fuerzan disponibilidad incondicional a través de la

29

imposición de diferentes roles de servicio: madre, esposa, asistenta, secretaria,

gestora, etc. Las obligan a un sobreesfuerzo físico y emocional que les resta

autonomía vital. Con ellas, los varones aprovechan abusivamente los beneficios

del cuidado femenino ya que la imposición de disponibilidad femenina hacia el

varón, acrecienta la calidad de vida de él a expensas de la mujer, sin que éste

habitualmente lo reconozca.

Creación de falta de intimidad

Suele decirse que los varones tienen dificultades para la intimidad. Esto es

cierto, pero también es cierto que la evitación de la intimidad es un recurso de

dominación que ellos utilizan cotidianamente. Así lo muestran los mM de este

grupo, que son maniobras activas de alejamiento, que impiden la conexión y

evitan el riesgo de perder poder y quedar a merced de la mujer, más experta

habitualmente en el manejo de las relaciones de cercanía (Weingarten, 1991).

Intentan controlar las reglas del diálogo a través de la distancia y están

sostenidas en la creencia varonil de su derecho a apartarse sin negociar y a

disponer de sí sin limitaciones (sin permitir ese derecho a la mujer). Con ellas el

varón logra que la mujer se acomode a sus deseos: cuánta intimidad tener,

cuánta tarea doméstica realizar, cuándo estar disponible y qué merece

compartirse. Así, predomina el deseo masculino de ocuparse sobre todo de sí

mismo, y quedan coartados los deseos femeninos de relación. Estas maniobras

transmiten el mensaje que para el varón lo importante es él, y el vínculo y la

conexión son secundarios. Aquí podemos considerar diferentes grupos:

• Silencio. Independientemente de las razones internas que llevan al varón a

estar silencioso (de hecho muchas veces el silencio es debido a una sensación

de impotencia), esta actitud es una maniobra de dominación en tanto implica la

imposición de silencio a la relación con la mujer.

• Aislamiento y puesta de límites. Estas son maniobras de puesta de distancia e

imposición de no acercamiento que suelen utilizarse cuando la mujer quiere

intimidad, respuestas o conexión y no se inhibe con el silencio.

30

• Avaricia de reconocimiento y disponibilidad. Estas son maniobras múltiples de

retaceo de reconocimiento hacia la mujer como persona y de sus necesidades,

valores, aportes y derechos.

• Inclusión invasiva de terceros (amigos, reuniones y actividades) Con esta

maniobra se limita al mínimo o se hace dejar de existir los espacios de

intimidad. A veces está acompañada de la acusación a la mujer de ser "poco

sociable".

Seudointimidad

En este grupo de mM el varón dialoga, pero manipulando el diálogo, de modo

de favorecer el control y el ocultamiento, dejando a la mujer con menos poder al

retacearle sinceridad.

• Comunicación defensiva-ofensiva. El objetivo de la comunicación no es aquí la

apertura sino que se habla para imponer y convencer. Existen defensas y

ataques para imponer las propias razones, y no apertura ni negociación.

• Engaños y mentiras. Aquí el varón oculta u omite información para desfigurar

la realidad y seguir aprovechando ventajas que si fuera sincero perdería.

Desautorización

Estas maniobras están basadas en la creencia que el varón tiene el monopolio

de la razón, lo correcto y el derecho a juzgar las actitudes ajenas desde un

lugar superior. Presuponen el derecho a menospreciar. Conducen a inferiorizar

a la mujer a través de un sinnúmero de desvalorizaciones, que en general son

consonantes con las desvalorizaciones que la cultura patriarcal realiza, y que

hacen mella en la autoestima femenina. Un gesto desautorizaste y

despreciativo muy utilizado para acompañar este tipo de mM es 'la cara de

perro", que difícilmente es aceptado como propio por el varón Entre las

desautorizaciones tenemos diferentes subgrupos:

31

• Descalificaciones. Suponen el derecho a valorar negativamente las actitudes

de la mujer, denigrándola y no dándole el derecho a ser valorada y apreciada a

menos que obedezca las "razones" del varón y haga lo que según él es

"correcto".

• Negación de lo positivo. No se reconoce a la mujer sus cualidades ni los

aportes positivos que hace al vínculo y a la vida cotidiana, especialmente el

valor del trabajo doméstico.

• Colusión con terceros. Aquí, el varón intenta establecer alianzas con las

personas con los que la mujer tiene vínculos afectivos (parientes, amistades) a

través del relato de historias sesgadas, secreteos, etc., con el objetivo de

desautorizarla y dejarla sola y a su merced. (Bograd, 1991).

• Terrorismo misógino. Se trata aquí de comentarios descalificadores repentinos

y sorpresivos, tipo 'bomba", realizados generalmente en el ámbito público, que

dejan indefensa a la mujer por su carácter abrupto. Producen confusión,

desorientación y parálisis. Utilizan la ridiculización, la sospecha, la agresión y la

culpabilidad. Así tenemos por ejemplo: realizar en contextos no pertinentes

comentarios recordatorios de las "tareas femeninas" no realizadas, los

sorpresivos comentarios descalificadores del éxito femenino, o resaltar las

cualidades de mujer-objeto cuando ella se muestra como mujer-persona (Coria,

1992).

• Autoalabanzas y auto-adjudicaciones. En estas maniobras, se desautoriza a la

mujer a través de la hiper-valoración que hace el varón de sus propias

cualidades o aportes, así como auto-adjudicándose espacios, objetos o tiempos

que se niegan al mujer. Pertenecen a este grupo la actitud de no dejarse

enseñar por la mujer (sobre todo las tareas domésticas) porque, según dice el

varón: ¡ya lo sé! o ¡tú no sabes enseñar!, la exclusión de la mujer de alguna

actividad diciéndole ¡deja, yo lo hago mejor!, la auto adjudicación del coche más

grande de los existentes en casa porque ¡tú no lo cuidas y es muy complicado

para ti!, etc.

32

Paternalismo

En este tipo de maniobra se enmascara la posesividad y a veces el

autoritarismo del varón, haciendo "por" y no "con" la mujer e intentando

aniñarla. Se detecta sobre todo cuando ella se opone al aniñamiento, y él no

puede tolerar que ella sea autónoma y no controlarla.

Manipulación emocional

Tenemos aquí a un grupo de mM donde el varón utiliza el afecto no para el

intercambio emocional sino como instrumento para lograr el control de la

relación. Se emiten mensajes que se aprovechan de la confianza y la

afectividad de la mujer para promover en ella dudas sobre sí misma y

sentimientos negativos, generando inseguridad y dependencia. Se usan para

ello dobles mensajes, insinuaciones, acusaciones veladas, etcétera. De entre

su amplia variedad podemos destacar:

• Culpabilización-Inocentización. Este mM presenta dos caras. Por una, se hace

sentir a la mujer en falta de los modos más variados, generalmente apelando a

su "no saber hacer", o a no desempeñar "correctamente" su rol de esposa o

madre. Basada en que la creencia que lo que la mujer "debe hacer" está

definido por el varón y que ella es culpable (desde Eva) por naturaleza. Por la

otra cara de esta maniobra, el varón nunca se siente responsable de nada, es

decir, es inocente en cuanto a la producción de disfunciones en lo cotidiano.

Dobles mensajes afectivos: En este tipo de maniobras el varón emite mensajes

de afecto con un fin manipulativo oculto y que dejan a la mujer sin posibilidad de

reacción: si los acepta, es manipulada, si no los acepta es culpabilizada por no

ser afectuosa.

• Enfurruñamiento: Acusación culposa no verbal frente a acciones que no le

gustan al varón, pero a las cuales no se puede oponer con argumentos

"racionales" Ejemplo típico de esta maniobra es la frase: "A mí no me importa

33

que salgas sola", dicho con cara de enfado, cuando la mujer decide realizar una

actividad personal sin él, y que la hace sentirse abandonante y culpable.

Autoindulgencia y autojustificación

En estas maniobras el varón se autojustifica o es muy indulgente consigo

mismo frente a la no realización de tareas o actividades que hacen al cultivo de

un vínculo igualitario. Procuran bloquear la respuesta de la mujer ante acciones

e inacciones del varón que la desfavorecen puesto que al no hacerlas él, la

obligan a hacerlas a ella (fundamentalmente cuidado de las personas y de lo

doméstico) Hacen callar apelando a "otras razones", y eludiendo la

responsabilidad por lo que se hace o deja de hacer. Eluden dejar claro algo que

en general el varón piensa: "esas no son mis responsabilidades, lo que hago ya

es bastante. Entre ellas podemos nombrar:

• Hacerse el tonto. En este mM el varón elude responsabilizarse por sus

actitudes injustas, su desinterés en el cambio o el no tener en cuenta a la mujer

apelando a diversas razones que, según él, son inmodificables.

• Impericias y olvidos selectivos. Esta maniobra consiste en evitar

responsabilidades (e imponérselas a la mujer) a partir de declararse inexperto

para determinadas tareas (limpiar la cocina por ejemplo) o manejo de aparatos

(lavadora, lavavajillas), ocultando su nula predisposición para el aprendizaje.

• Comparaciones ventajosas. Con esta maniobra el varón intenta acallar los

reclamos de la mujer apelando a que hay varones peores que él, y que

entonces no debería quejarse.

• Seudo implicación doméstica. Este mM es frecuente entre los varones

progresistas, que demuestra que no existe un deseo de real corresponsabilidad

en lo doméstico.

• Minusvaloración de los propios errores. Los propios errores, descuidos,

desintereses y equivocaciones en lo que hace al trabajo doméstico y de

34

conexión son poco tenidos en cuenta y fácilmente disculpados. Inversamente,

se está poco dispuesto a aceptar los errores de la mujer.

MICROMACHISMOS DE CRISIS

Estos mM suelen utilizarse en momentos de desequilibrio en el estable

desbalance de poder en las relaciones, tales como aumento del poder personal

de la mujer por cambios en su vida o pérdida del poder del varón por razones

de pérdida laboral o de limitación física. Generalmente estos cambios se

acompañan de reclamos por parte de la mujer de mayor igualdad en la relación.

Suelen ser útiles no sólo para impedir que la mujer sea más autónoma o para

no sentirse dependiente de ella, sino también para impedir los reclamos de ella

respecto a la necesidad que él también cambie modificando sus hábitos de

superioridad. El varón, al sentirse perjudicado, puede utilizar específicamente

estas maniobras o utilizar las descriptas anteriormente, aumentando su

cantidad o su intensidad con el fin de restablecer el statu quo.

Los grupos que describiré a continuación suelen utilizarse frecuentemente en

una secuencia del primero al último, según la permeabilidad de la mujer para

dejarse presionar. Pertenecen a esta categoría:

Hipercontrol

Este mM consiste en aumentar el control sobre las actividades, tiempos o

espacios de la mujer, frente al temor de dejarlo a él en un segundo lugar e

inferiorizado.

Seudoapoyo

Apoyos que se enuncian sin ir acompañados de acciones cooperativas,

realizados con mujeres que acrecientan su ingreso al espacio público.

35

Resistencia pasiva y distanciamiento

Este mM consiste en utilizar diversas formas de oposición pasiva y abandono:

falta de apoyo o colaboración, desconexión, conducta al acecho (no toma la

iniciativa, espera y luego critica

Rehuir la crítica y la negociación

Con este mM se intenta acallar los reclamos de la mujer respecto a las

actitudes dominantes del varón y evitar el cambio sosteniendo que él no lo

deseó.

Promesas y hacer méritos

Maniobras en las que frente a reclamos de la mujer el varón realiza

modificaciones puntuales que implican ceder posiciones provisoriamente por

conveniencia, sin cuestionarse la creencia errónea de la "naturalidad" de la

tenencia de dicha posición. Estos cambios suelen dejar de realizarse cuando la

mujer deja de enfadarse y acepta darle otra oportunidad”.

VICTIMISMO

Por este mM el varón se declara víctima inocente de los cambios y "locuras" de

la mujer, con culpabilización acompañante para intentar doblegarla. Si

finalmente él se decide a algún cambio, lo vive como un gran sacrificio, por lo

que no se le puede pedir mucho, esperando ser aplaudido por pequeños

cambios y frustrándose si no lo hacen. ¡A ti nada te conforma! es una frase

manipulativa habitual utilizada en esta situación. Estos es el darse tiempo,

alargar el tiempo de decidirse hasta que haya algo que lo obligue. Dar lástima

que van desde hacer quedar a la mujer como la “mala”, o tener

comportamientos auto lesivos como accidentes, amenazas de suicidio,

enfermedades que aluden a que sin ella terminara muy mal.

36

1.3 VIOLENCIA DE GÉNERO

La violencia de género es todo aquel tipo de violencia directa e indirectamente a

la mujer por el simple hecho de serlo. La violencia de género siempre ha

existido pero poco se había hablado de ella, hasta esta última década el tema

ha causado salgan a la luz diferentes opiniones y se han defendido los

derechos de las mujeres a vivir su vida libre de violencia, se han implementando

a nivel nacional e internacional una serie de leyes que benefician a las mujeres,

tanto como para prevenir ser víctimas de violencia y también para actuar en el

caso de que estén viviendo ya algún tipo de violencia.

Estas leyes son básicamente para que los casos de violencia no sean un delito

menor por que llegan solo con golpes y muchas veces no visibles y que se tome

en cuenta para dictar una sentencia digna para el agresor y así evitar que este

llegue a asesinar a su víctima por haber minimizado el maltrato, son leyes que

le ofrecen a la victima toda la protección necesaria para ella y sus

descendientes.

1.3.1 MARCO INTERNACIONAL

PRINCIPALES COMPROMISOS INTERNACIONALES

Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación

contra la mujer (CEDAW)

Un precedente importante para la promoción de la equidad de Género es la

Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra

la Mujer CEDAW (por sus siglas en ingles), adoptada por la Asamblea General

de la ONU en 1979 y que entro en vigor en 1981, tras la ratificación de 20

países, entre ellos México.

Su principal objetivo es eliminar la discriminación que enfrentan las mujeres en

el goce de sus Derechos Humanos fundamentales; consagrados en la

Declaración Universal de Derechos Humanos y en los pactos internacionales,

ya sean políticos, culturales o económicos.

37

Protocolo Facultativo de la CEDAW

En octubre de 1999 la Asamblea General de la ONU aprueba el protocolo

Facultativo de la CEDAW, que firma México en ese mismo año y luego lo

ratifica en marzo de 2002; no obstante, pese a que ha modificado la Legislación

Mexicana para igualar los derechos civiles de mujeres y hombres, aun queda

pendiente una amplia agenda en materia legal y normativa para acabar con esa

desigualdad de género y avanzar hacia una ciudadanía integral.

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la

Violencia contra la Mujer

También conocida como Convención de Belem do Para, la Convención

Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer

fue suscrita en junio de 1994 durante el periodo ordinario de sesiones de la

Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) y México

la ratifica en 1998. En ella se condenan todas las formas de violencia contra la

mujer perpetrada tanto por el Estado como en el hogar o en el mercado laboral.

En esta Convención los Estados miembros de la OEA se comprometieron a

modificar las leyes y normas necesarias para prevenir, sancionar y erradicar

esa violencia; además de diseñar programas y políticas públicas que

respaldaran su objetivo.

Declaración y Plataforma de Acción de Beijing

Tanto la Declaración como la Plataforma de Acción de Beijing, firmadas por los

gobiernos que participaron en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer en

Beijing en 1995, son esencialmente marcos programáticos para potenciar la

función de la mujer, por lo que se han convertido en un referente obligado para

su autentico desarrollo en el siglo XXI.

A partir de Beijing, particularmente en México se han diseñado políticas de

equidad de género y se ha tratado de crear bases institucionales que

promuevan la equidad de género; aunque todavía no se logra establecer

38

plenamente la transversalidad de género en las políticas públicas, ya que aun

prevalece de manera mayoritaria el tratamiento sectorial hacia las mujeres.

No obstante, también debe reconocerse que a pesar del avance que en México

se ha alcanzado en cuanto a la legislación, las condiciones de exclusión,

discriminación y violencia de género, siguen siendo factores críticos de la

Equidad y la justicia social.

A diez anos de Beijing vale la pena preguntar: ¿Porque aun no se han

producido ni en el mundo, ni en México los grandes cambios que se esperaban

en las tendencias sobre la situación de las mujeres? ¿Cuáles son los retos que

presentan los procesos de institucionalización y transversalizacion que el

enfoque de género requiere? Una posible respuesta podría ser el argumento

que Cecilia López, integrante de la Iniciativa Feminista de Cartagena, ofreció

durante el Foro Latinoamericano y Caribeño de Mujeres:

En la mayoría de los países en desarrollo la agenda de género sigue siendo un

apéndice de la política gubernamental [al grado] que ni siquiera la alta

contribución de la mujer al trabajo remunerado en condiciones precarias, ni los

bajos salarios ni la inestabilidad laboral y la carencia de seguridad social, han

logrado convertir el tema de género en prioritario.

Las dificultades para avanzar en este campo continúan siendo inmensas y su

institucionalidad se caracteriza por su debilidad, su poco peso político y –

adicionalmente– por su inestabilidad. Los esfuerzos por hacer del género una

política transversal, cuando se concretan, no se sostienen, lo que confirma la

Debilidad política del tema. Es evidente la dificultad de las mujeres para

participar en el diseño de las políticas públicas: espacio que se creyó ganado

con los resultados de Beijing...

39

Declaración del Milenio

En septiembre del año 2000, 189 jefes de Estado se reunieron en la sede de las

Naciones Unidas, para celebrar la Cumbre del Milenio. En ella reconocieron que

además de sus responsabilidades con sus respectivas sociedades, les compete

la responsabilidad colectiva de respetar y defender los principios de la dignidad

humana, la igualdad y la equidad en el plano mundial. Afirmaron su decisión de

establecer una paz justa y duradera en todo el mundo, de Conformidad con los

propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y plantearon como

tarea fundamental conseguir que la mundialización se convierta en una fuerza

positiva para todos los habitantes del mundo, ya que si bien ofrece grandes

posibilidades, en la actualidad sus beneficios se distribuyen de forma muy

desigual al igual que sus costos.

Con base en estos principios, se acordaron ocho Objetivos de Desarrollo del

Milenio (ODM), que incluyen metas e indicadores para lograr el desarrollo y la

erradicación de la pobreza hacia 2015.

La igualdad entre los sexos y la potenciación de la mujer son esenciales en

todas las áreas de desarrollo, el PNUD ha insistido en que es indispensable la

total integración de ambos elementos en el proceso de aplicación y supervisión

del cumplimiento del los ocho ODM.

Por otro lado también es crucial tener objetivo concentrado exclusivamente en

lograr la igualdad entre los sexos y la potenciación de la mujer.

1.3.2 MARCO POLITICO Y NORMATIVO NACIONAL

Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2001-2006 otorga un lugar importante al

desarrollo integral de las capacidades de hombres y mujeres en condiciones de

equidad. Así lo señala el Objetivo Rector 2: Acrecentar la equidad y la igualdad

de oportunidades: Incrementar la equidad y la igualdad de oportunidades

implica utilizar criterios que reconozcan las diferencias y desigualdades sociales

40

para diseñar estrategias de política social dirigidas a ampliar y ofrecer igualdad

de oportunidades a todos los hombres y mujeres de la población mexicana.

Instituto Nacional de las Mujeres

La Ley de Creación del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) señala

que el objeto principal de esta institución es promover y fomentar las

condiciones que posibiliten la no-discriminación, la igualdad de oportunidades y

de trato entre los géneros; el ejercicio pleno de todos los derechos de las

mujeres y su participación equitativa en la vida política, cultural, económica y

social del país. La misma ley establece que:

El INMUJERES tiene como objetivo promover y fomentar las condiciones que

permitan la no discriminación, la igualdad de oportunidades y de trato entre los

géneros, así como el ejercicio pleno de todos los derechos de las mujeres y su

participación equitativa en la vida política, cultural, económica y social del país,

bajo criterios de transversalidad en las políticas públicas; a partir de la ejecución

conjunta y coordinada de programas y acciones desde la perspectiva de

género, del federalismo para el fortalecimiento de las dependencias

responsables de la equidad de género en los diferentes órganos de gobierno y

fortalecimiento de los vínculos entre los tres poderes ejecutivo, legislativo y

judicial.

Programa Nacional de Igualdad de Oportunidades y no Discriminación

contra las Mujeres

2001-2006

El instrumento rector del gobierno federal en materia de género es el Programa

Nacional de Igualdad de Oportunidades y No Discriminación contra las Mujeres

(PROEQUIDAD), que entre sus objetivos específicos señala: [que la]

incorporación de la perspectiva de género es eje conductor de los planes,

programas, proyectos y mecanismos de trabajo en la administración pública

federal.

41

Dentro de sus líneas estratégicas el PROEQUIDAD establece la incorporación

de la perspectiva de género en los programas sectoriales, lo mismo que la

creación de entidades de coordinación y enlaces de género.

En México casi todas las dependencias del Ejecutivo Federal cuentan con

instancias de coordinación y enlaces para atender el mandato de

transversalidad de género. Incluso algunos sectores como Salud, Trabajo,

Desarrollo Social, Economía y Medio Ambiente, entre otros, cuentan con

programas sectoriales específicos para este fin.

Poder Legislativo

El PROEQUIDAD marca las acciones que, con respeto a la división de poderes,

deben efectuarse para incluir líneas de trabajo con perspectiva de género de

manera horizontal, tanto entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial como

en el ámbito particular; lo mismo en los municipios que en los estados y la

federación.

Las comisiones de equidad de género del Senado de la Republica, de la

Cámara de Diputados y del poder legislativo en los estados son instituciones

clave para la transversalidad de género en las políticas públicas del país.

42

1.3.3 LEY GENERAL DE ACCESO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE

DE VIOLENCIA

Sin duda alguna, uno de los grandes avances para erradicar la violencia

hacia las mujeres en nuestro país es la “Ley General de Acceso a una Vida

Libre de Violencia” 1° de febrero 2007, el objetivo de esta ley es trabajar en

conjunto los tres tipos de gobiernos Federal, Estatal y Municipal contra la

violencia a las mujeres, prevenir erradicar y sancionar todo tipo de violencia en

contra de la mujer en lo familiar como en lo social-político. Algunos de los

artículos mencionados a continuación están relacionados totalmente con

violencia de género en instituciones, en este caso aplican en caso de padecer

algún tipo de violencia en nuestras instituciones para saber cómo podemos

reaccionar y defendernos.

LEY GENERAL DE ACCESO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE

VIOLENCIA.

TITULO PRIMERO

CAPÍTULO I

DISPOSICIONES GENERALES

ARTÍCULO 1.- La presente ley tiene por objeto establecer la coordinación entre

la Federación, las entidades federativas y los municipios para prevenir,

sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, así como los principios y

modalidades para garantizar su acceso a una vida libre de violencia que

favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de igualdad y de

no discriminación, así como para garantizar la democracia, el desarrollo integral

y sustentable que fortalezca la soberanía y el régimen democrático establecidos

en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Las disposiciones de esta ley son de orden público, interés social y de

observancia general en la República Mexicana.

43

ARTÍCULO 2.- La Federación, las entidades federativas y los municipios, en el

ámbito de sus respectivas competencias expedirán las normas legales y

tomarán las medidas presupuestales y administrativas correspondientes, para

garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, de

conformidad con los Tratados Internacionales en Materia de Derechos

Humanos de las Mujeres, ratificados por el Estado mexicano.

ARTÍCULO 3.- Todas las medidas que se deriven de la presente ley,

garantizarán la prevención, la atención, la sanción y la erradicación de todos los

tipos de violencia contra las mujeres durante su ciclo de vida y para promover

su desarrollo integral y su plena participación en todas las esferas de la vida.

ARTÍCULO 4.- Los principios rectores para el acceso de todas las mujeres a

una vida libre de violencia que deberán ser observados en la elaboración y

ejecución de las políticas públicas federales y locales son:

I. La igualdad jurídica entre la mujer y el hombre;

II. El respeto a la dignidad humana de las mujeres;

III. La no discriminación, y

IV. La libertad de las mujeres.

CAPÍTULO II

DE LA VIOLENCIA LABORAL Y DOCENTE

ARTÍCULO 10.- Violencia Laboral y Docente: Se ejerce por las personas que

tienen un vínculo laboral, docente o análogo con la víctima, independientemente

de la relación jerárquica, consistente en un acto o una omisión en abuso de

poder que daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la

víctima, e impide su desarrollo y atenta contra la igualdad.

Puede consistir en un solo evento dañino o en una serie de eventos cuya suma

produce el daño. También incluye el acoso o el hostigamiento sexual.

44

ARTÍCULO 12.- Constituyen violencia docente: aquellas conductas que dañen

la autoestima de las alumnas con actos de discriminación por su sexo, edad,

condición social, académica, limitaciones y/o características físicas, que les

infligen maestras o maestros.

ARTÍCULO 13.- El hostigamiento sexual es el ejercicio del poder, en una

relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los ámbitos

laboral y/o escolar. Se expresa en conductas verbales, físicas o ambas,

relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva.

El acoso sexual es una forma de violencia en la que, si bien no existe la

subordinación, hay un ejercicio abusivo de poder que conlleva a un estado de

indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente de que se realice

en uno o varios eventos.

Jueves 1 de febrero de 2007 DIARIO OFICIAL (Primera Sección) 5

ARTÍCULO 15.- Para efectos del hostigamiento o el acoso sexual, los tres

órdenes de gobierno deberán:

I. Reivindicar la dignidad de las mujeres en todos los ámbitos de la vida;

II. Establecer mecanismos que favorezcan su erradicación en escuelas y

centros laborales privados o públicos, mediante acuerdos y convenios con

instituciones escolares, empresas y sindicatos;

III. Crear procedimientos administrativos claros y precisos en las escuelas y los

centros laborales, para sancionar estos ilícitos e inhibir su comisión.

IV. En ningún caso se hará público el nombre de la víctima para evitar algún

tipo de sobrevictimización o que sea boletinada o presionada para abandonar la

escuela o trabajo;

V. Para los efectos de la fracción anterior, deberán sumarse las quejas

anteriores que sean sobre el mismo hostigador o acosador, guardando

públicamente el anonimato de la o las quejosas;

45

VI. Proporcionar atención psicológica y legal, especializada y gratuita a quien

sea víctima de hostigamiento o acoso sexual, y

VII. Implementar sanciones administrativas para los superiores jerárquicos del

hostigador o acosador cuando sean omisos en recibir y/o dar curso a una queja.

DEL SISTEMA NACIONAL PARA PREVENIR, ATENDER, SANCIONAR Y

ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

ARTÍCULO 35.- La Federación, las entidades federativas y los municipios, se

coordinarán para la integración y funcionamiento del Sistema, el cual tiene por

objeto la conjunción de esfuerzos, instrumentos, políticas, servicios y acciones

interinstitucionales para la prevención, atención, sanción y erradicación de la

violencia contra las mujeres.

Todas las medidas que lleve a cabo el Estado deberán ser realizadas sin

discriminación alguna. Por ello, considerará el idioma, edad, condición social,

preferencia sexual, o cualquier otra condición, para que puedan acceder a las

políticas públicas en la materia.

Sección Quinta. De la Secretaría de Educación Pública

ARTÍCULO 45.- Corresponde a la Secretaría de Educación Pública:

I. Definir en las políticas educativas los principios de igualdad, equidad y no

discriminación entre mujeres y hombres y el respeto pleno a los derechos

humanos;

II. Desarrollar programas educativos, en todos los niveles de escolaridad, que

fomenten la cultura de una vida libre de violencia contra las mujeres, así como

el respeto a su dignidad;

III. Garantizar acciones y mecanismos que favorezcan el adelanto de las

mujeres en todas las etapas del proceso educativo;

46

IV. Garantizar el derecho de las niñas y mujeres a la educación: a la

alfabetización y al acceso, permanencia y terminación de estudios en todos los

niveles. A través de la obtención de becas y otras subvenciones;

V. Desarrollar investigación multidisciplinaria encaminada a crear modelos de

detección de la violencia contra las mujeres en los centros educativos;

VI. Capacitar al personal docente en derechos humanos de las mujeres y las

niñas;

VII. Incorporar en los programas educativos, en todos los niveles de la

instrucción, el respeto a los derechos humanos de las mujeres, así como

contenidos educativos tendientes a modificar los modelos de conducta sociales

y culturales que impliquen prejuicios y que estén basados en la idea de la

inferioridad o superioridad de uno de los sexos y en funciones estereotipadas

asignadas a las mujeres y a los hombres;

VIII. Formular y aplicar programas que permitan la detección temprana de los

problemas de violencia contra las mujeres en los centros educativos, para que

se dé una primera respuesta urgente a las alumnas que sufren algún tipo de

violencia;

IX. Establecer como un requisito de contratación a todo el personal de no contar

con algún antecedente de violencia contra las mujeres;

X. Diseñar y difundir materiales educativos que promuevan la prevención y

atención de la violencia contra las mujeres;

XI. Proporcionar acciones formativas a todo el personal de los centros

educativos, en materia de derechos humanos de las niñas y las mujeres y

políticas de prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia contra

las mujeres;

47

XII. Eliminar de los programas educativos los materiales que hagan apología de

la violencia contra las mujeres o contribuyan a la promoción de estereotipos que

discriminen y fomenten la desigualdad entre mujeres y hombres;

XIII. Establecer, utilizar, supervisar y mantener todos los instrumentos y

acciones encaminados al mejoramiento del Sistema y del Programa;

XIV. Diseñar, con una visión transversal, la política integral con perspectiva de

género orientada a la prevención, atención, sanción y erradicación de los delitos

violentos contra las mujeres;

XV. Celebrar convenios de cooperación, coordinación y concertación en la

materia, y

XVI. Las demás previstas para el cumplimiento de la presente ley. Jueves 1 de

febrero de 2007 DIARIO OFICIAL (Primera Sección) 13

CAPÍTULO IV

DE LA ATENCIÓN A LAS VÍCTIMAS

ARTÍCULO 51.- Las autoridades en el ámbito de sus respectivas competencias

deberán prestar atención a las víctimas, consistente en:

I. Fomentar la adopción y aplicación de acciones y programas, por medio de los

cuales se les brinde protección;

II. Promover la atención a víctimas por parte de las diversas instituciones del

sector salud, así como de atención y de servicio, tanto pública como privada;

III. Proporcionar a las víctimas, la atención médica, psicológica y jurídica, de

manera integral, gratuita y expedita;

IV. Proporcionar un refugio seguro a las víctimas, y

V. Informar a la autoridad competente de los casos de violencia que ocurran en

los centros educativos.

48

ARTÍCULO 52.- Las víctimas de cualquier tipo de violencia tendrán los

derechos siguientes:

I. Ser tratada con respeto a su integridad y al ejercicio pleno de sus derechos;

II. Contar con protección inmediata y efectiva por parte de las autoridades;

III. Recibir información veraz y suficiente que les permita decidir sobre las

opciones de atención;

IV. Contar con asesoría jurídica gratuita y expedita;

V. Recibir información médica y psicológica;

VI. Contar con un refugio, mientras lo necesite;

VII. Ser valoradas y educadas libres de estereotipos de comportamiento y -

prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o

subordinación, y

VIII. En los casos de violencia familiar, las mujeres que tengan hijas y/o hijos

podrán acudir a los refugios con éstos.

ARTÍCULO 53.- El Agresor deberá participar obligatoriamente en los programas

de reeducación integral, cuando se le determine por mandato de autoridad

competente.

49

1.4 VIOLENCIA DE GÉNERO EN LAS UNIVERSIDADES Y FORMAS DE

REACCION A LA MISMA

1.4.1 INVESTIGACIONES INTERNACIONALES Y NACIONALES El análisis de las investigaciones y la literatura científica manifiesta una labor

notable de estudio sobre la violencia de género en las universidades, en

diferentes partes del mundo, primordialmente en Estados Unidos, Canadá y

España, existen pocas realizadas en México.

La mayoría maneja una metodología cuantitativa para medir la presencia o el

grado de violencia de género en las facultades o entre universitarios y

universitarias, obteniendo la información mediante cuestionarios y escalas de

medida, son estudios de diagnósticos. En relación a las que no han utilizado

cuestionarios ni otro tipo de técnicas cuantitativas, han verificado una búsqueda

documental de políticas y medidas de actuación, efectuando un análisis del

discurso combinado con otras técnicas, como la observación participante.

Todas las investigaciones han ocupado una muestra de más de 100 personas y

algunas de ellas superior a 500. Los cuestionarios se aplican a estudiantes,

especialmente del sexo femenino, o si, en el caso de las que han trabajado con

ambos sexos, el número de cuestionarios administrados a las mujeres es

superior.

Los estudios internacionales reconocen que la violencia de género perturba a

diferentes edades, clases sociales, culturas, niveles académicos y espacios, de

modo que se da sin distinción y no se supera con mayor formación académica.

Así, algunos han examinado la presencia de la violencia de género en el

contexto universitario. Con muchas divergencias en el objeto delimitado,

instrumento, muestra y territorios, los datos derivados revelan cifras que

fluctúan entre el 13% y el 58% de personas con algún tipo de violencia o

situación sexual no deseada en el período universitario.

A continuación nos centraremos en las investigaciones que se han realizado y

las que se están produciendo sobre violencia contra las mujeres en el espacio

universitario realizadas en Estados Unidos, Canadá, España y México.

50

Expresiones de la violencia de género en las universidades

Una de las investigaciones actuales relevantes relacionadas con el tema es la

realizada por Strauss The International Dating Violence Study es un estudio

longitudinal, que se desarrolla en 32 países, demuestra que la violencia de

género entre jóvenes universitarios es un problema independiente de la esfera

privada, al margen del matrimonio y la nacionalidad, que no solo se comete,

sino que también se acepta, y es un problema vigente aunque no así visible en

las universidades. (STRAUSS, 2004 citado por BURGUÉS, et al. 2006).

Smith, White y Holland (2003, citado por BURGUÉS, et al. 2006) analizaron el

desarrollo de la violencia en las citas de estudiantes en los Estados Unidos

durante cuatro años. Obtuvieron que en caso de haber sufrido actos de

violencia en la adolescencia, sea más probable que se repitan hechos similares

durante sus estudios superiores. Otro dato significativo es que desde el instituto

hasta el final del cuarto curso universitario, el 88% de las estudiantes habían

sufrido algún incidente de ataque físico o sexual. De quienes recibían más

agresiones eran de los “novios” (del 62.4% en el instituto a un 77.5% en el

último año de la carrera).También en Estados Unidos, Charkow y Nelson (2000,

citado por Burgués, ob. cit.,) analizaron, en alumnas universitarias, la

correlación entre la dependencia en las relaciones y la incidencia de los abusos

en las citas. Los resultados indican que las estudiantes que tienen relaciones de

dependencia tienden a sufrir más abusos.

En Canadá, DeKeseredy y Schwatz (1998, citado por Burgués, ob. cit.,)

confirman las principales conclusiones de las investigaciones realizadas en

Estados Unidos, sus resultados indican que es creciente la violencia de género

sobre todo en el ámbito de relaciones esporádicas o “citas” que mantienen las

estudiantes universitarias, donde paradójicamente existe menos reconocimiento

del riesgo, aunque ellas están más preocupadas por ser agredidas por

personas extrañas en lugares públicos, sin embargo las estadísticas indican

que deberían estarlo por los encuentros con compañeros.

Una investigación similar, realizada por D. Mazer y E. Percival (1989, citado por

MENDOZA, 2011) en una universidad de Canadá demostró que del total de la

51

población el 89% de las mujeres habían padecido una situación de acoso

sexual en clase o con otros estudiantes.

Algunos estudios se ubican en el análisis de las creencias y actitudes por parte

del estudiantado y esencialmente, en la no identificación como tal de algunas

actitudes y escenarios que conciernen visiblemente a violencia de género. Esta

no identificación ocasiona una menor denuncia de situaciones.

De tal forma que, una de las contribuciones más significativas identificadas en

distintos estudios reside en ver la presencia de una considerable diferencia en

el grado de reconocimiento y/o conocimiento que la comunidad universitaria

tiene de este problema. Muchos estudios expresan que, situaciones

consideradas como violencia de género por las definiciones científicas

elaboradas sobre esta problemática (Fitzgerald 1988; Kalof, Kimberly,

Matheson, y Kroska 2001, citados por VALLS, et al., (2007) (que abarcan

desde situaciones incómodas, caricias y besos sin consentimiento hasta

relaciones sexuales no deseadas), no son identificadas como tales por parte de

las y los estudiantes (Benson y Thomson, 1982 ; Kalof et. al.; Toffey y

Levesque,1998 citados por VALLS R. et al., 2007)

Muchas investigaciones estudian el acoso sexual, las agresiones sexuales y las

violaciones que se dan en los espacios universitarios, particularmente en

Estados Unidos, señalan los altos índices de agresiones sexuales y violaciones

que se dan en las citas entre universitarios/as, tanto fuera como en los distintos

espacios de convivencia del campus (fiestas, casas de fraternidades,

encuentros con profesores, etc.) sin embargo, muchas mujeres que han sido

víctimas de alguna de estas situaciones de violencia de género, así hayan sido

forzadas a tener relaciones sexuales no deseadas, no identifican situaciones de

agresión sexual sufridas, como una violación. (Kalof, L.1993, citado por VALLS

et al. 2006-2008).

Otros estudios demuestran también la baja asimilación de la agresión sexual

como violación y por consiguiente la baja denuncia en casos primordialmente

efectuados por novios, amigos o conocidos. Existe un proceso de normalización

de la violencia durante la estancia en la universidad, en particular cuando esta

52

proviene de personas cercanas por sentir que ellas provocaron el suceso o por

evitar el malestar de la persona agresora. (Gross, A. y colaboradores 2006

citados por VALLS, ob. cit.)

La aclaración del porqué existe esta falta de identificación y denuncia se

atribuye a la influencia que tienen ciertos estereotipos sexistas, que pueden

lograr que las víctimas se inculpen cierto grado de responsabilidad en la

provocación de la situación vivida o que se sientan aisladas y rechazadas del

grupo de iguales (Gross et. al 2006; Stomber, 1994 citados por VALLS, ob.

cit.). Estos eventos contribuyen a la persistencia de esta problemática en los

espacios universitarios.

Algunos concluyen que las víctimas que sufren niveles elevados de violencia

durante la agresión, son las que identifican, en mayor medida, el hecho como

una violación, agregan que el dialogo y las interacciones entre iguales son un

factor clave a la hora de identificar situaciones de violencia de género, porque

entre las amigas con las que se hablan sinceramente sobre este tipo de

situaciones, las mujeres están más predispuestas a reconocerlas como

agresiones sexuales o violaciones. (Bondurant, 2001 citados por VALLS, ob.

cit.)

Una investigación realizada para explicar la hostilidad que muchas mujeres

viven en los espacios universitarios indica que existe la tendencia a culparlas de

la violación y a disculpar a los hombres, que algunas mujeres pueden contribuir

a perpetuar la violencia de género cuando apoyan los discursos de

culpabilizarían a las víctimas, como considerar que ellas son las que provocan

la situación y por consiguiente, las responsables de que suceda, que las

violaciones son ejecutadas por hombres con patologías mentales, o son

situaciones que los hombres que las realizan no las pueden evitar por sus

necesidades sexuales, este tipo de respuestas fueron proporcionadas por

estudiantes mujeres que tenían menos tiempo en la universidad en

comparación con las de más permanencia. Esa investigación reconoce que este

rechazo, insolidaridad y desconfianza entre las propias estudiantes no son

actitudes aisladas, más bien deben considerarse a partir de la explicación de

53

una serie de creencias sociales producto de la socialización que toleran y

permiten la violencia y acoso sexuales, favoreciendo en crear un ambiente de

hostilidad hacia las mujeres. (Gowan, 2000 citado por VALLS, ob. cit.)

Otros se centran en las creencias y los posicionamientos de los y las

estudiantes en relación al acoso sexual. Los hombres expresan mayor

tolerancia hacia estos comportamientos, mas aceptación y aprobación de mitos

sobre la violación y creencias respecto a que las relaciones entre mujeres y

hombres son conflictivas por naturaleza. Algunos aceptan que serían capaces

de agredir o acosar sexualmente a alguna mujer en determinadas

circunstancias. Los investigadores concluyen que hay una relación constante

entre actitudes, creencias y los índices de conductas sexuales hostiles que

manifiestan los hombres contra las mujeres. Es decir, se hace explicito que

algunos hombres exhiben una misoginia continua que incluye comportamientos

de acoso y agresión sexual. Creen que la violación puede ser prevista y

prevenida a partir de programas que intervengan directamente en las creencias

de apoyo a la violación por parte del estudiantado (Reilly, M.E. et al. 1992

citados por VALLS, ob. cit.)

Distintas investigaciones indican que algunos miembros de fraternidades, en

Estados Unidos, incluso algunas mujeres que se relacionan con hombres de

estas organizaciones, cuentan con más actitudes estereotipadas sobre el

género, atribuyen a los hombres un papel de dominación y a ellas de sumisión.

(Robinson, Gibson-Beverly y Schwartz, 2004; Kalof, 1993 citados por VALLS,

ob. cit.).

Muchas investigaciones se han ocupado de la relación entre las actitudes de

apoyo a las relaciones sexuales forzadas que se da en las fraternidades y la

violencia sexual. En sus resultados indican que los hombres integrantes de

fraternidades poseen ideas fundadas en un profundo sexismo y desprecio hacia

las mujeres como: a las mujeres les agrada que sean violentos con ellas; las

mujeres quieren que las obliguen a la hora de mantener relaciones sexuales;

las mujeres imaginan ser violadas; los hombres deben controlar la relación; las

mujeres sexualmente liberadas son promiscuas; las mujeres que toman la

54

iniciativa en el sexo son chicas fáciles. Todas estas ideas preconcebidas forman

parte de lo que estas investigaciones han identificado como la rape culture o la

cultura de la violación. (Yancey, et al, 1989; Copenhaver, et al 1991; Fonow,

et al., 1992; Boeringer, 1999; Boswell y Spade, 1996 citados por VALLS, ob.

cit.)

Por otra parte, se fortalece un ambiente donde fluye la dominación sexual en las

relaciones con las mujeres, como regla o juego, sin que se discuta este tipo de

conductas, ni mucho menos identificándolas como lo que son, un delito muy

grave. Sin embargo, hay estudios que indican que no todos los hombres que

pertenecen a fraternidades despliegan actitudes negativas hacia las

estudiantes, y hay muchos de estos contextos en los que no se da el trato

despectivo hacia ellas; hay otros estudios que indican que el desarrollo de

actitudes sexistas y violentas contra las mujeres no está simplemente

relacionado con las fraternidades en sí, sino con la presencia de una serie de

pautas de conductas y normas de regulación de las relaciones sociales entre

hombres, y también entre mujeres, que favorecen un clima de apoyo a la

violencia y a la agresión sexual. (Ayres y Spade, 1996; Banyard et al., 2005

citados por VALLS, ob. cit.)

Otra línea se orientó a indagar sobre las dinámicas asociadas a las relaciones

en las que se ocasiona violencia en las citas entre universitarios y universitarias,

identificando que en las que se producía violencia o coacción sexual respondían

a esquemas determinados por aspectos de dependencia y aceptación del

abuso involucrándolo con amor o con ideales tradicionales románticos.

Enfatizan que el hecho de que mujeres universitarias consiguieran ese modo de

relación es significativo y, por lo tanto, la intervención con programas de

prevención de la violencia en los encuentros se enfocaría en trabajar los

elementos que definen este tipo de relaciones no saludables (Charkow y

Nelson, 2000 citados por VALLS, ob. cit.)

Distintas publicaciones detallan características de las personas que realizan

violencia de género, considerando variables diversas, desde las experiencias

previas de estas personas, su socialización, la relación con la víctima -ser su

55

pareja, amigo o conocido, ser el profesor- pertenecer a clubes o fraternidades, o

practicar deportes agresivos.

Algunas nos dan inclusive datos sobre el hecho de que la violencia de género

habitualmente es realizada por parte de una persona conocida por ellas

(Bondurant, 2001; Banyard, 2005; Gross, A. et al, 2006 citados por VALLS, ob.

cit.). En mujeres universitarias que sufrieron experiencias de violencia sexual,

los novios son los autores más frecuentes de las agresiones sexuales, seguido

de los amigos y los conocidos. En el caso de agresiones sexuales cometidas a

mujeres universitarias que informaron en otra investigación, sólo en el 6% de

los casos el agresor era una persona extraña para ellas. (Gross, A. et al, 2006;

Bondurant, 2001 citados por VALLS, ob. cit.)

En términos específicos de hostigamiento sexual uno de los referentes

esenciales es la efectuada por B. Wright y L. Weiner (1990 citados por

MENDOZA, 2011) en Estados Unidos en la década de los ochenta. Su análisis

se ubica en la figura y el perfil de los acosadores y el marco jurídico

(legislaciones federales y universitarias) que lo distingue como delito. La

indagación es sobresaliente por la forma en la cual se ubica el ámbito

universitario como espacio predispuesto para agresiones contra las mujeres en

términos de acoso y hostigamiento sexual, entendidos como conductas insanas

y nocivas. Ellas mismas señalan desde los años ochenta lo complicado que es

para las estudiantes enfrentarse y defenderse de situaciones de acoso sexual

en la universidad.

L. Graurerholz y otros autores (1999, citados por MENDOZA, 2011) plantean

más adelante que inclusive la propia estructura de la universidad, jerárquica y

masculinizada favorece el silenciamiento del problema por parte de las

afectadas que no cuentan con las herramientas necesarias para enfrentarse a

través de la denuncia a toda la estructura del poder.

Algunas han contribuido con un detallado análisis de diferentes situaciones de

violencia de género en los campus universitarios (Nicholson, M, 1998; Gross, A,

et. al, 2006 citados por VALLS, et. al. 2006-2008). Específicamente sobre

agresiones no-sexuales, actividad sexual no buscada de cualquier tipo, incluso

56

el solo intento, actividades incompletas o intercambios no deseados, violación;

el papel del alcohol en todos estos acontecimientos, si la persona afectada era

hombre o mujer y si cualquiera de estas agresiones fue o no denunciada a la

policía, así como indagación demográfica de las muestras. En este estudio se

identificaron situaciones de violencia como pegar, abofetear, empujar u otras

agresiones físicas, actividad sexual no deseada como besos, tocamientos y

caricias, relación sexual no buscada, intentada, o no deseada sin penetración,

violación e intercambio sexual no buscado con penetración (Nicholson, M, 1998

citados por VALLS, et. al. 2006-2008).

E. Amstrong y sus colegas entre 2004 y 2005 (citados por MENDOZA, 2011)

efectuaron una investigación etnográfica en los dormitorios de una residencia

universitaria de los Estados Unidos, señalan la “normalización” de la agresión

sexual y la violación entre la comunidad estudiantil, porque los ámbitos de las

fiestas en las residencias son un espacio propicio para las violaciones,

principalmente ligado al consumo de alcohol, muchas veces las estudiantes

prefieren no denunciar por no estar seguras de lo que les paso e inclusive de la

persona agresora.

En una universidad de Estados Unidos L. Fitzgerald y A. Ormerod (1988,

citados por MENDOZA, 2011) obtienen que entre la comunidad existe un

desconocimiento y por consiguiente, poco reconocimiento de lo que representa

el hostigamiento sexual. En otro estudio realizado a estudiantes americanos

Toffey y Levesque (1998, citados por MENDOZA, 2011) señalan que mujeres y

hombres viven situaciones de hostigamiento sexual en el ámbito universitario,

sin embargo no se concibe ni se nombra como tal, lo cual indica a un proceso

de normalización.

Otras se han ocupado en analizar a la universidad como una institución dónde

se crea un ambiente adverso hacia las mujeres. Osborne, (1995, citado por

VALLS, ob. cit.) en Canadá enfatiza que son un contexto mucho más peligroso

para las mujeres que para los hombres, donde se desarrollan comportamientos

y prácticas institucionales dirigidas a realizar distintas formas de control social

sobre ellas mediante la dominación, el abuso, la fuerza, o el silenciamiento.

57

Esta autora plantea que el acoso sexual y la misoginia son maneras de

agresiones, que se muestran con normalidad a través de distintos modos de

sexismo presentes en los currículos académicos, en las discusiones y debates

en las aulas, existiendo un componente de humillación y superioridad hacia las

mujeres cotidianamente. Insiste que hay pocos estudios que han identificado

este tipo de actitudes, comportamientos y prácticas como expresiones de

violencia e inclusive que comparen el vínculo entre formas de violencia y otros

mecanismos de sometimiento de las mujeres. Así ultima, que la subordinación y

agresiones que sufren las mujeres en estos espacios están enlazadas entre

ellas porque son manifestaciones de la práctica de los hombres de controlar a

las mujeres mediante la fuerza, la coerción, el abuso o el silencio.

Juzga que no todas las mujeres especifican estas situaciones como violencia

de género, sin embargo, es percibida frecuentemente como una forma de

perpetuación del dominio de los hombres sobre las mujeres. Es lo que se

nombra continuum of violence against women, que contiene desde el acoso

sexual por hombres del entorno universitario (maestros, otros profesionales) o

por iguales (entre estudiantes universitarios), la agresión física o sexual en la

universidad hasta el sexismo en los debates y discusiones en las aulas.

(Osborne, R. 1995, citado por Valls, et. al. 2006-2008)

Por otro lado, las investigaciones analizadas inciden no únicamente en la

violencia de género que se puede dar entre iguales, es decir entre alumnos y

alumnas, también en el acoso que reciben algunas estudiantes mujeres por

parte de profesores o el referido a maestras universitarias por parte de

compañeros de trabajo, superiores o alumnos. (Benson y Thomson, 1982;

Fitzgerald et al., 1988; Garlick, 1994; D. Lee, 2006, citados por VALLS, R. et. al.

2007).

Escasas indagaciones se han realizado en las que se da una doble situación

de desigualdad entre la afectada y la persona agresora, desigualdad ya no sólo

de género sino incluso de poder, como es una situación de violencia de género

cometida por un maestro a una estudiante.

58

En esta línea se destacan Linda Kalof, Kimberly K. Eby, Jennifer L. Matheson y

Robo J. Kroska (2001, citados por VALLS, R. et. al. 2006-2008) que se centran

en el acoso sexual de catedráticos a estudiantes en una universidad americana,

con el objeto de analizar las interrelaciones de este acoso con el género y el

grupo étnico (tomando en cuenta que se realiza en el contexto estadounidense).

Los resultados, indican que de las 525 estudiantes el 40% de las mujeres y el

28.7% de los hombres habían sido acosadas y acosados por un profesor.

Uno de los resultados notables radica en la diferencia entre el número de

estudiantes que reconocen haber vivido acoso sexual, y el número que perciben

que han vivido alguna situación de acoso.

Así, estos autores hallaron que la mayoría de los que sufrieron un hecho de

acoso sexual no lo percibieron como tal, concluyen que las mujeres

generalmente confían en la autoridad, creen en la buena voluntad de las

actitudes de maestros, no identificándolas como acoso. Otro elemento

importante de esta investigación es que las mujeres de las minorías étnicas son

doblemente vulnerables por su status de minoría, coherente en muchos casos

con una mayor falta de poder y temor a la discriminación.

Muchas de las mujeres que sufren situaciones de violencia de género, inclusive

agresiones sexuales y violaciones, no denuncian estas situaciones. Algunas

investigaciones ponen de manifiesto que entre las causas por las que no lo

hacen, se debe a la poca confianza que existe por parte de las agredidas hacia

la institución, muchas no se atreven a romper el silencio por miedo a no ser

tomadas en serio o no ser apoyadas (Hensley, L. 2003 citado por Valls, R. et.

al. 2006-2008).

Expresan también que los estudiantes creen que las autoridades no afrontan

apropiadamente la violencia de género en los contextos universitarios y las

conductas que la fortalecen. Esta apreciación lleva a la apatía y conduce que no

informen de acontecimientos de violencia que han acontecido. Por tanto, es

necesario que las universidades cambien el ambiente fortaleciendo la no

tolerancia hacia ningún tipo de violencia. (Bryant, S. A. y Spencer, G. A. 2003

citados por VALLS, R. ob. cit.)

59

Un artículo ya citado realizado en universidades de Canadá (Osborne, R. 1995

citado por VALLS, R. et .al. 2006-2008) menciona el entorno hostil con el que se

topan las mujeres que se han decidido a romper el silencio, denunciando y

publicando las situaciones de violencia de género. Se refiere a la reacción

violenta de la propia institución o de miembros con poder, que se manifiesta de

muy diversas formas, hacia las mujeres que con sus estudios y su

posicionamiento coherente al feminismo, rompen el silencio y hacen pública la

violencia de género escondida en el contexto académico.

Algunas divulgaciones brindan especial interés a la respuesta de las

instituciones frente a este tipo de situaciones, concluyendo que las

universidades crean, como otros institutos, espacios más desfavorables para

las mujeres que para los hombres, consiguiendo dificultar activamente, en

algunos casos, la denuncia por parte de las mujeres violentadas.

Algunos se centran en el impacto o los efectos de haber vivido violencia de

género para las trayectorias personales y profesionales de las mujeres. Estas

consecuencias pueden ocasionar el abandono de los estudios, y perturban no

solo a las violentadas directas, sino además a personas de su medio que se

solidarizan con ellas. (VALLS, R. et .al. 2006-2008).

En España en el 2004, E. Oliver y R. Valls señalan que la aceptación de la

violencia supera los estereotipos culturales, las clases sociales y no se supera

con más estudios, enfatizan sobre la dimensión internacional del problema y en

la revisión sobre las principales normativas para su prevención.

En 2006-2008 se realizó en España la investigación Violencia de Género en las

Universidades Españolas, coordinada por el CREA y R. Valls, los resultados

indican que el 58% de las personas encuestas expresó haber vivido o conocer a

alguna persona que había sufrido alguna situación de violencia de género.

Destacó la necesidad de implementar prácticas de prevención y combate contra

la violencia de género, realizó un inventario de medidas implementadas en

universidades de ranking internacional a partir de la información suministrada

en los sitios web de esas instituciones y elaboro una Guía para la prevención y

atención a la violencia de género en las universidades. (VALLS, R. ob. cit.)

60

En México en un estudio realizado en la Universidad Autónoma de Chapingo

(UACh) (CASTRO, R. VÁZQUEZ, V., 2008) denominado: “La Universidad como

espacio de reproducción de la violencia de género”, se sostiene que todos los

testimonios de violencia física, sexual y simbólica son formas de abuso que

ejercen los hombres contra las mujeres con el fin último de perpetuar la

dominación sobre ellas. Analizan las trayectorias sociales de un conjunto de

estudiantes mujeres. Las conclusiones a las que llega son: el carácter sistémico

de la violencia contra las mujeres, que se inicia desde la familia de origen, se

incorpora como parte de la regla y por esto mismo desarrolla gradualmente

predisposiciones de conformidad con el sometimiento —expresión plena de la

opresión simbólica que se consuma en ellas—; y que se radicaliza en la UACh,

donde un conjunto de factores institucionales —como la matrícula

minoritariamente femenina, la enorme desventaja que significa para las

estudiantes del sexo femenino tener que abrirse paso en un mundo

tradicionalmente masculino, la tolerancia hacia las diversas formas de misoginia

de los profesores, los trabajadores y los alumnos, contribuyen al debilitamiento

sistemático de que son objeto las mujeres.

También indican el carácter metódicamente individualista de las alternativas de

solución que las jóvenes estudiantes aciertan a concebir. Refieren que ellas son

conscientes de la agresión organizada de la que son objeto y sin embargo no

logran sino imaginar salidas voluntaristas e individuales. Que esto constituye la

mejor expresión del triunfo del proyecto de domesticación que comenzó en casa

y que ellas sufrieron en carne propia desde el primer día en la universidad. Pero

que es una falsa conciencia del problema, idónea para que el sistema de

dominación pueda seguirse reproduciendo, y no es sino una nueva expresión

de la supremacía simbólica a la que están sometidas: describen las rutas de

emancipación de su resignación en términos que resultan del todo convenientes

para el régimen de opresión masculina, por ser precisamente del todo

ineficaces para subvertir ese orden social al que están sujetas. Agregan que es

necesario identificar las formas en que otras instituciones educativas forman

61

parte de este procedimiento general de reproducción del dominio masculino,

más allá del currículum oficial, en el plano de las prácticas.

En un estudio realizado en la UNAM (Cooper, Jenny e Hilda Rodríguez, 2007

citados por BELAUSTEGUIGOITIA, M. 2008), se obtuvo que el hostigamiento

sexual no sea extraño en la comunidad universitaria. Un 72% de las alumnas

encuestadas y un 36% de los alumnos, reportaron alguna forma de

hostigamiento sexual. En el personal académico, 48% de mujeres, frente a un

23% de hombres han vivido alguna forma de hostigamiento. En la población

administrativa se realzan las diferencias ya que son 53% de las mujeres

encuestadas las que expresan algún hecho de hostigamiento frente al 15% de

los hombres.

En un estudio realizado más recientemente en la UNAM (MENDOZA, 2011) las

conclusiones indican que se presenta como un factor exclusor la presencia de

la violencia de género en tres grupos: las académicas, las estudiantes y las

trabajadoras, y resalta que se da de igual forma entre ellas, además, que

predomina la cultura de la no-denuncia, “la cultura de la cultura”, es decir, la

justificación cultural del acoso y las limitaciones de las estructuras existentes

para tratar estos casos.

En una investigación realizada por el Instituto Politécnico Nacional (Tronco,

2012b) se obtuvo que la violencia es un problema alarmante en las relaciones

amorosas de los/las jóvenes politécnicos/as, se manifiesta de forma sutil, muy

velada y aparece regularmente. Hombres y mujeres no se perciben inmersos/as

en relaciones violentas, pues creen que los celos, las intimidaciones, los golpes

“jugando”, las prohibiciones, las llamadas constantes por teléfono, el indicarles

como vestir, maquillarse y comportarse son expresiones de cariño, de atención,

de amor lo consideran una situación “normal”.

La violencia en las universidades especialmente en una UAGro que es en la

que nos enfocamos, la violencia es muy común entre compañeros de clase, es

muy “normal” para las chicas el que sus compañeros les hablen de una forma

violenta cubriéndola con risas y bromas lo que hace que la violencia pasa a un

62

segundo plano, que pase desapercibida para ellas, y se tiene que sensibilizar a

la gran mayoría de la comunidad estudiantil, así como maestros y personal que

labora en nuestras instituciones.

Normalmente cuando ocurre algún tipo de violencia dentro de alguna de las

unidades académicas de la UAGro de acuerdo a los resultados arrojados por la

investigación las estudiantes no saben cómo reaccionar ante tal situación, no

saben a quién acudir o que es lo que pueden hacer para que esta acción sea

castigada y no vuelva a ocurrir.

No saben cómo reaccionar ya que los principales agresores suelen ser sus

parejas o maestros, y por cuestión de sentimientos o respeto, ellas están

totalmente inseguras al querer denunciar la situación ya que no tienen algún

lugar en especifico al que puedan acudir dentro de sus unidades y solamente

acuden a alguna amiga para contar lo que les sucedió sin pasar a un plano

mayor, y esto genera que la situación se vuelva a repetir una o varias veces

más, hasta que la victima decida hacer algo o se con el tiempo se acostumbre y

se sea para ella algo dentro de lo “normal”.

63

CAPITULO 2. DESARROLLO DE LA INVESTIGACION

La investigación consistió en un estudio cuantitativo, a través de una encuesta

aplicada a estudiantes mujeres de diferentes Unidades Académicas del Nivel

Superior de la UAGro y revisión documental sobre el tema. Los métodos

utilizados son: Método analítico sintético en el planteamiento del objetivo y

preguntas de investigación, método de análisis matemático en el estudio de las

encuestas y el método histórico lógico en la elaboración del marco teórico.

2.1 ENCUESTA DE LA DINÁMICA DE LAS RELACIONES DE GÉNERO EN

MUJERES ESTUDIANTES DE NIVEL SUPERIOR EN LA UAGro

ACAPULCO.

Para el estudio cuantitativo de la presencia de violencia de género en las

Unidades Académicas del Nivel Superior en la UAGro, se diseñó y aplicó una

encuesta, apoyada en las que ya se están realizando a nivel nacional e

internacional. Se promovió la participación de estudiantes de psicología desde

el inicio hasta el final del proceso de investigación, así como se asesoró con la

coordinadora de Género de la UAGro, como de la presidenta del grupo

Calmecac, A.C. para el diseño del cuestionario y con el coordinador del CA:

Desarrollo Regional para la parte estadística del mismo.

Para la elaboración de la encuesta, utilizamos como marco de referencia los

fundamentos rescatados en la revisión bibliográfica. En el proceso de selección

de las investigaciones, elegimos las más sobresalientes por su calidad científica

dentro de la materia e incluimos también las que utilizaron encuestas como

instrumento de medición.

Así, partimos del trabajo elaborado en estas investigaciones, la metodología

utilizada en ellas y, más precisamente, las encuestas y variables que

manejaron. Nuestra encuesta, por tanto retoma las aportaciones de diferentes

investigaciones de calidad científica que han trabajado la violencia de género en

el ámbito universitario, tomando en cuenta el contexto universitario de la UAGro

y los objetivos específicos que nos planteamos medir con su aplicación.

64

Finalmente diseñamos la encuesta que denominamos: Encuesta de la dinámica

de las relaciones de género en mujeres estudiantes de Nivel Superior en la

UAGro Acapulco.

La encuesta está compuesto por 83 preguntas que se distribuyen en 5 bloques

temáticos:

1) Preguntas sociodemográficas.

2) Expresiones de formas que registra la violencia de género

3) Situaciones de violencia de género y diferentes maneras de reacción en

las estudiantes

4) Recursos de prevención, atención y sanción en relación a la violencia de

género que aplican las Unidades Académicas y/o la UAGro.

5) Propuestas de las estudiantes de medidas a implementar, dirigidas a

prevenir, resolver y eliminar la violencia de género en la UAGro.

Para fines de investigación de la presente tesis solo se aborda el punto 3 que

consta de 24 preguntas.

Para la ejecución del cuestionario se diseñó:

1) Una portada que estaba engrapada a cada encuesta, que incluía:

presentación de la investigación, de la encuesta y una sección para los datos

sociodemográficos de la persona encuestada.

2) El equipo encuestador estuvo integrado por alumnas de décimo y séptimo

semestre, quienes recibieron capacitación sobre el manejo y aplicación de los

aspectos conceptuales y operativos de la encuesta, que les permitiera realizar

un levantamiento confiable y de calidad.

Se aplicaron diferentes estrategias en las Unidades Académicas participantes

para la ejecución de la encuesta, pero fundamentalmente se ajustan a las

siguientes formas:

Se solicitó permiso, con oficio, a los directores (as) de las diferentes Unidades

Académicas del Nivel Superior de la UAGro en Acapulco para aplicar la

encuesta, pidiendo un aula para que el estudiantado pudiera acudir a

65

responderla. En este caso las personas encargadas de aplicarla se

encontraban en el aula cedida por la Unidad Académica durante un periodo de

2 a 4 horas.

En ese margen de horario se informaba a las estudiantes (en las aulas, la

cafetería y los pasillos) sobre la investigación que se estaba llevando a cabo y

se ofrecía la posibilidad de colaborar acudiendo al aula donde se estaba

aplicando la encuesta para responderla.

Se seleccionó una muestra de estudiantes mujeres del 10% del total de mujeres

de cada grupo académico, las cuáles fueron elegidas al azar, ya sea

invitándolas a participar directamente de manera voluntaria o pidiendo al

maestro (a) que se encontraba en el grupo, al momento de acudir al salón, que

les solicitará a las estudiantes o les indicará que participaran, según fuera el

caso, después de explicarle el motivo de la encuesta.

Enfatizamos algunos aspectos en el proceso de ejecución de los cuestionarios,

entre ellos: la participación voluntaria para responder la encuesta por parte de

las estudiantes, ser seleccionadas al azar, ser anónima. La importancia de crear

en todo momento un clima tranquilo y respetuoso. En la medida de lo posible se

procuro aplicar la encuesta dentro de un aula en grupos pequeños, procurando

que la persona participante disfrutara de suficiente intimidad para que sus

respuestas no estuvieran condicionadas por la presión de compañeros/as o

sentirse observada por profesores, estudiantes u otras personas. La

entrevistadora realizaba una breve explicación de la finalidad de la investigación

y de la encuesta antes de que las personas participantes respondieran las

preguntas. La encuesta fue aplicada cara a cara por estudiantes de psicología,

previamente entrenados en temas de género, violencia de género y entrevista.

El tiempo aproximado de aplicación de la encuesta por cada persona

participante fue de 20 a 30 minutos.

El trabajo de campo cuantitativo se ha desarrollado sobre una muestra de 455

estudiantes mujeres con una edad media de 21 años.

66

Las Unidades Académicas participantes fueron las del Nivel Superior de la

Universidad Autónoma de Guerrero UAGro, ubicadas en Acapulco, Gro.

Nº de cuestionarios por Unidad Académica

Derecho 73

Contabilidad y

administración 72

Psicología 63

Medicina 53

Turismo 47

Enfermería 44

Odontología 28

Sociología 25

Ciencias Ambientales 15

Matemáticas 10

Ecología 9

Ciencias Políticas 7

Licenciatura en ingles 3

Tecnologías de la

información 3

Economía 3

Total 455

El trabajo de campo cuantitativo se ha desarrollado sobre una muestra de 455

personas que fueron distribuidos entre estudiantes de las dieciséis unidades

académicas participantes en la investigación.

El estado civil con un alto porcentaje fue de las solteras con un 87%.

Estado civil %

Soltera 87.0

Casada 4.6

Divorciada .2

Viuda .2

Unión Libre 1.1

67

Es importante resaltar que el 73.4% es originaria de Acapulco, el 25.9%

corresponde a otros municipios con muy baja frecuencia cada uno de ellos y

solo un 1.5% de otros estados del país.

Lugar de origen %

Acapulco 73.4

Otros municipios del estado 25.9

Otros Estados 1.5

La información cuantitativa de la encuesta ha tenido la finalidad de identificar la

existencia de violencia de género en las Unidades Académicas del Nivel

Superior de la UAGro, a partir de la obtención de datos estadísticos en relación

a: datos sociodemográficas; expresiones de formas que registra la violencia de

género en la UAGro Acapulco; situaciones de violencia de género y diferentes

maneras de reacción en las estudiantes; recursos de prevención, atención y

sanción en relación a la Violencia de género, que aplican las Unidades

Académicas y/o la UAGro; propuestas de las estudiantes de medidas a

implementar, dirigidas a prevenir, resolver y eliminar la violencia de género en

la Universidad.

68

2.2.2 ANALISIS DE LOS DATOS

SITUACIONES DE VIOLENCIA DE GÉNERO Y DIFERENTES MANERAS DE

REACCIÓN EN LAS ESTUDIANTES

Cree que los hombres de la UAGro que le rodean están sensibilizados con

el tema de la Violencia de Género.

Un 51.9% de las mujeres respondieron que los hombres que les rodean están

sensibilizados pero no lo suficiente, un 34.5% piensan que definitivamente no

están sensibilizados, mientras que un 7% creen que si lo están. Es decir, es

muy bajo el porcentaje de hombres que esta sensibilizados en temas como la

equidad de género y derechos humanos de las mujeres, lo que involucra que en

un 90% de la población habría que trabajar sobre estos aspectos, incluida la no

violencia contra las mujeres.

Alguna vez ha presenciado un acto de Violencia de Género en la UAGro

Un 70.8% de las mujeres estudiantes aseguran no haber presenciado algún

acto de violencia de género, mientras que un 19.6% si les ha tocado estar en

alguno de ellos.

51.90% 34.50%

7% 6.60%

Sí, pero no losuficiente

No

Si, sin duda

70.80%

19.60%

Ha presenciado un acto de violencia de género en la UAGro

No

Si

69

Al preguntarles sobre cómo reaccionó, los resultados son:

1. Ayudo a la persona afectada: frente una situación de violencia solo un

8.1% ayudo a la persona afectada, y un 2.9% no lo hizo.

2. Llamo a las autoridades de la institución: solamente un 2% de las

mujeres que presenciaron el acto de violencia llamo a las autoridades,

mientras que el 4.6% optaron por no hacerlo.

3. No supo que hacer: un 7.9% no supo cómo reaccionar y el 4% si.

4. No reacciono por miedo a represalias: El 4.6% de las mujeres

respondieron que no actuaron ante una situación de violencia por miedo

a represalias.

5. No hizo nada, es algo que no le compete: El 6.6% no hizo nada por

que era una situación que no le concierne, solo el 6.6% reacciono.

Un 10% ayuda a la persona afectada y/o llama a las autoridades, casi el 15%

entre que no sabe qué hacer o no interviene porque considera que no le

concierne. Cerca del 5% tuvo miedo de venganzas. Existen investigaciones que

reconocen que este rechazo, insolidaridad y desconfianza entre las propias

estudiantes no son actitudes aisladas más bien deben considerarse en el

argumento de una serie de creencias sociales producto de la socialización que

toleran y permiten la violencia y acoso sexuales, favoreciendo en crear un

ambiente de hostilidad hacia las mujeres. (Gowan, 2000 citado por VALLS,

2006-2008)

0.00%

5.00%

10.00%

1 2 3 4 5

8.10%

2.00%

7.90%

4.60%

6.60%

2.90% 4.60%

4%

7.50%

3.30% SI

NO

70

Ha vivido situaciones de Violencia de Género en su Unidad Académica o

en cualquier otra dependencia de la UAGro

El 70.8% de las mujeres encuestadas aseguran que no han vivido alguna

situación de violencia en su unidad académica, mientras un 8.8% reporta que

sí.

20.40%

8.80%

70.80%

N/C

SI

NO

0.70%

7%

0.70%

Indique dónde

EN CASA

ESCUELA

TRABAJO

Las mujeres que indicaron que han vivido situaciones de violencia de

género en su unidad académica responden a la pregunta abierta:

¿Indique donde? un 7% dice que ha vivido actos de violencia en la

escuela, no especifican en qué lugar de la misma, un 0.7% refiere que

en casa y un .70% en el trabajo, a pesar que la pregunta se refiere a

situaciones en la Universidad.

71

Durante cuánto tiempo:

Las estudiantes que han sufrido violencia indican que el tiempo de duración fue:

entre 1 a 3 meses, un 5.1% lo señala; de 6 meses a un año, un 1.8%, mientras

un .9% indican que más de un año. Esto nos muestra que el periodo de

duración que viven las estudiantes se encuentra más entre un tiempo

aproximado de 1 día a tres meses.

Qué semestre cursaba:

Durante los primeros semestres es donde se vive más violencia de género con

un 5.3%, comparado con un 2.40% de los semestres 5º al 9º.

0.00%

1.00%

2.00%

3.00%

4.00%

5.00%

6.00%

1DIA/3MESES 6M/1AÑO MAS DE UN AÑO

5.10%

1.80%

0.90%

Series1

0.00%

1.00%

2.00%

3.00%

4.00%

5.00%

6.00%

1-4osemestre

5-9osemestre

primaria Toda miescuela

5.30%

2.40%

0.20% 0.40%

Series1

72

Hace cuánto tiempo:

Un 3.3% de las estudiantes vivieron actos de violencia hace mas de 2 años.

Un 2.9% entre 1 día y un año, de un año a 2 años un 2%, ambos, estos dos

últimos datos, hacen un 4.9%, lo que nos indica que la violencia de género

alcanza un porcentaje más alto entre personas que la viven entre hace 1 día a

menos dos años.

Situación que vivió y tipo de violencia:

De las estudiantes encuestadas indicaron que sufrieron violencia psicológica un

4.8%, un 1.8% violencia física, mientras que un .9% sufrieron violencia sexual,

un .2% indicaron que violencia laboral, consideramos que este último dato

represente a estudiantes que igualmente sean trabajadoras de la UAGro.

0.00%

0.50%

1.00%

1.50%

2.00%

2.50%

3.00%

3.50%

1 DIA A 1 AÑO 1 A 2 AÑOS MAS DE 2AÑOS

2.90%

2.00%

3.30%

Series1

0.00%1.00%2.00%3.00%4.00%5.00%

1.80%

0.20%

4.80%

0.90%

Series1

73

En su Unidad Académica, ha tenido que enfrentarse a:

En su Unidad Académica, ha tenido que enfrentarse a:

1. A un 32.3% les han hecho comentarios sobre su aspecto físico y/o

piropos que les desagradan;

2. Un 26.2% les han realizado miradas y gestos con una connotación

sexual que les incomoda;

3. El 30.5% les han realizado comentarios sobre su vida personal,

sexual y amorosa;

4. Un 6.8% de ellas han sufrido de represalias o castigos por haberse

negado a propuestas de índole sexual;

5. El 6.8% han sido obligadas a tener relaciones sexuales bajo presión

de compañeros, maestros o directivos de sus unidades;

6. Mientras que un 6.6% han mantenido relaciones sexuales bajo la

presión de su pareja de la UAGro

7. Mientras que un 5.1% han mantenido relaciones sexuales bajo la

presión de un desconocido en la UAGro

Todos estos reactivos alcanzan un 114.3%. Las tres últimas cifras sumadas

indican que un 18.5% ha tenido que enfrentarse a relaciones sexuales bajo la

presión de compañeros, maestros, directivo, pareja y/o desconocido en la

UAGro, lo cual es alarmante y preocupante, nos indica el índice de acoso y

hostigamiento sexual que viven las estudiantes en la UAGro.

0.00%

20.00%

40.00%

60.00%

80.00%

1 2 3 4 5 6 7

11.20% 12.30% 8.60%

14.90% 15.20% 15.20% 16%

32.30% 26.20% 30.50%

6.80% 6.80% 6.60% 5.10%

56.50% 61.50% 60.90%

78.20% 78% 78.20% 78.90%

N/C

SI

NO

74

Cabe señalar que si bien se obtiene solo un 8.8% de estudiantes que afirman

que han vivido situaciones de Violencia de Género en su Unidad Académica o

en cualquier otra dependencia de la UAGro y un 70.80% indica que no. A la

pregunta abierta de solicitarles que describan la situación que vivieron y el tipo

de violencia un 4.8% refiere que violencia psicológica, un 1.80% violencia física

y un .90% violencia sexual.

Sin embargo, al preguntarles por aspectos específicos que de acuerdo a lo que

la comunidad científica internacional identifica como violencia de género, este

8.8% ya no sería así sino que alcanza un 114.3%: un 32.3% de ellas les han

hecho comentarios sobre su aspecto físico y/o piropos que les desagradan; un

26.2% les han efectuado miradas y gestos con una evocación sexual que les

incomoda; al 30.5% les han hecho comentarios sobre su vida personal, sexual y

amorosa desagradables, un 6.8% de ellas han sufrido de represalias o castigos

por haberse negado a propuestas de índole sexual, de tal forma que un 95.8%

ha recibido violencia psicológica; y un 18.5% ha tenido relaciones sexuales

bajo la presión de compañeros, maestros, directivos, pareja de la UAGro e

incluso de desconocidos.

6.80%

6.60%

5.10%

Obligadas a tener relaciones sexuales de parte de:

Compañeros, maestros,directivos

Pareja

Desconocido

18.5%

75

Todo lo anterior nos expresa el uso y abuso del poder y la situación de

vulnerabilidad a la cual están sujetas y que de diversas formas se invisibilizan,

niegan o ignoran, mucho menos se denuncian y/o se corrigen o reparan.

Cómo clasifica el índice de severidad de la Violencia de Género que ha

vivido en la UAGro.

Un 37.10% la consideran moderada, un 36.50% episódica, ambas suman un

73.6% lo que nos indica que toman la violencia de género como algo

inconsistente y accidental, no le están dando el significado que representa

tanto personal como institucional. Un 1.1% lo considera algo reiterado, lo cual

nos indica el bajo reconocimiento que se tiene tanto de la violencia de género

como de sus repercusiones.

En caso de sufrir una situación de Violencia de Género en la UAGro.

Es significativo que un 52.70% no sabe qué hacer frente a una situación de

violencia de género y un 33.40% considera que si. Lo que nos reporta que un

poco más de la mitad de la población universitaria del nivel superior reconoce

no saber qué hacer y por consiguiente no está preparada para enfrentar una

situación de violencia de género.

21.80%

37.10% 3.50%

36.50%

1.10% S/C

MODERADA

SEVERA

EPISODICA

CRONICA

13.80%

33.40%

52.70%

S/C

SI SABE QUE HACER

NO SABE QUE HACER

76

En el caso de contestar a la pregunta anterior SI sabe qué hacer, que

haría:

Un 12.70% señala que denunciar, lo que nos indica la baja cultura que se tiene

de la denuncia. Un 8.6% responde que acudir a la dirección y un 3.50% avisar a

la autoridad. Por el bajo porcentaje que obtienen tanto la dirección de la Unidad

Académica como la autoridad, lo que nos puede estar indicando es una falla

como estructura organizativa y desempeño de funciones, y/o una falta de

confianza en las mismas por incapacidad institucional en la atención y o

solución del problema. Un 5.7% indica que buscar ayuda, lo que puede

expresar: poca disposición para compartir con los demás aspectos personales,

o el no contar con una red de apoyo. Un 1.50% indica hablar con la persona;

obtienen puntajes menores al 1% acudir con un maestro, alejarse de la

persona, y defenderse, aspectos valiosos como recursos que no se están

considerando.

0.00%2.00%4.00%6.00%8.00%

10.00%12.00%14.00%

8.60%

0.70% 0.70%

3.50%

5.70%

0.90% 1.50%

12.70%

0.40%

Series1

77

En su Unidad Académica, ha tenido que enfrentarse a:

Le han mostrado imágenes de tipo sexual que le desagradan u ofenden

Un 14.70% afirma que si, con respecto a quien o quienes: un compañero

obtiene un 6.60% y maestro un 5.90%. Por esta situación le pidió asesoría a un

profesor 6.40%, le platicó a un amigo o familiar 4.80%. No hizo nada: 4%. Los

motivos por los que no hizo nada: por amenazas 6.80%, miedo a represalias

2.60%

14.70%

6.60%

5.90%

0.20%

3.50%

1.50%

0.20%

4.80%

6.40%

0.70%

4%

0.70%

2.60%

6.80%

2%

1.30%

0.70%

2%

0.00% 10.00% 20.00%

SI

COMPAÑERO DE ESCUELA

MAESTRO

DIRECTIVO

DESCONOCIDO

AMIGO

OTRO

LE PLATICO A UN AMIGO O FAMILIAR

PIDIO ASESORIA A UN PROFESOR

PRESENTO UNA QUEJA A LAS…

NO HIZO NADA

OTRAS ACCIONES

MIEDO A REPRESALIAS

AMENAZAS

NO SABIA QUE PODIA DENUNCIAR

NO CONFIA EN AUTORIDAD

NO DAN SEGUIMIENTO A CASOS

OTRASITUACION

Series1

78

Han realizado llamadas telefónicas, mensajes, correos con comentarios de

tipo sexual:

Un 10.30% afirma que si, quien o quienes: 6.40% maestro, desconocido un

3.50%. Por esta situación: pidió asesoría a un profesor 6.80%, le platicó a un

amigo o familiar 3.50%. No hizo nada 2.20%, las razones por la que no hizo

nada: por amenazas 5.90%.

0.00% 5.00% 10.00% 15.00%

SI

COMPAÑERO DE ESCUELA

MAESTRO

DIRECTIVO

DESCONOCIDO

AMIGO

LE PLATICO A UN AMIGO O FAMILIAR

PIDIO ASESORIA A UN PROFESOR

PRESENTO UNA QUEJA A LAS…

NO HIZO NADA

OTRAS ACCIONES

MIEDO A REPRESALIAS

AMENAZAS

NO SABIA QUE PODIA DENUNCIAR

NO CONFIA EN AUTORIDAD

NO DAN SEGUIMIENTO A CASOS

OTRASITUACION

10.30%

2.40%

6.40%

0.40%

3.30%

2%

3.50%

6.80%

0.70%

2.20%

0.20%

1.80%

5.90%

1.50%

1.50%

1.10%

0.90%

Series1

79

Personas de la UAGro le han presionado para aceptar invitaciones de tipo

sexual no deseadas fuera de la universidad:

Un 4.60% afirma que si, quien o quienes: 7.50% maestro, compañero de

escuela 2%. Por esta situación: pidió asesoría a un profesor 3.50%, le platicó a

un amigo o familiar 2.60%. Las razones por la que no hizo nada: por amenazas

3.10%, miedo a represalias 2.40%.

4.60%

2%

7.50%

0.20%

0.40%

0.70%

2.60% 3.50%

2.40% 3.10%

0.70% 0.40% 0.90%

0.00%1.00%2.00%3.00%4.00%5.00%6.00%7.00%8.00%

Series1

80

Le han amenazado si no accedía a invitaciones o propuestas sexuales.

Un 3.10% afirma que si, quien o quienes: 2.40% maestro. Por esta situación:

pidió asesoría a un profesor 2.40%, le platico a un amigo o familiar 1.80%. Las

razones por la que no hizo nada: por amenazas 2.60%, miedo a represalias

1.10%.

3.10%

0.90%

2.40%

0.20% 0.40%

0.90%

1.80%

2.40%

0%

0.70% 1.10%

2.60%

0% 0.40% 0.40%

0.00%

0.50%

1.00%

1.50%

2.00%

2.50%

3.00%

3.50%

Series1

81

Ha realizado cambio de grupo, turno, o se ha dado de baja temporal por

acoso sexual.

Un 1.30% afirma que si, quien o quienes: 2.60% maestro. Por esta situación:

pidió asesoría a un profesor 2.40%, le platicó a un amigo o familiar 1.80%. Las

razones por la que no hizo nada: por amenazas 2%.

0.00%0.50%1.00%1.50%2.00%2.50%3.00%

1.30%

2.60%

0.70%

2.40%

0% 0.40%

2%

0.40%

Series1

82

Ha recibido roces, contacto físico no deseado o le han manoseado

Un 8.10% afirma que si, quien o quienes: desconocido 4.20%, 2.60% maestro.

Por esta situación: 2.40% le platicó a un amigo o familiar, no hizo nada 2%. Las

razones por la que no hizo nada: por amenazas 2.20%, 1.80% no dan

seguimiento a los casos, 1.30% miedo a represalias y no sabía que podía

denunciar.

0.00%1.00%2.00%3.00%4.00%5.00%6.00%7.00%8.00%9.00% 8.10%

1.10% 2.60%

4.20%

0.20% 0.20%

2.40%

0 0%

2% 1.30%

2.20% 1.30% 0.90%

1.80%

0%

83

Le han mostrado genitales (exhibicionista)

Un 5.10% afirma que si, quien o quienes: desconocido 2.60%, 1.80% maestro.

Por esta situación: pidió asesoría a un profesor 2.20%, le platicó a un amigo o

familiar 1.30%, no hizo nada .40%. Las razones por la que no hizo nada: 1.50%

por amenazas y miedo a represalias.

5.10%

0.70%

1.80%

0.20%

0%

2.60%

0.40%

1.30%

2.20%

0.40%

0.40%

1.50%

1.50%

0%

1.10%

0.40%

0.90%

0.00% 1.00% 2.00% 3.00% 4.00% 5.00% 6.00%

SI

COMPAÑERO DE ESCUELA

MAESTRO

AMD y/o INTENDENCIA

DIRECTIVO

DESCONOCIDO

OTRO

LE PLATICO A UN AMIGO O FAMILIAR

PIDIO ASESORIA A UN PROFESOR

PRESENTO UNA QUEJA A LAS…

NO HIZO NADA

OTRAS ACCIONES

MIEDO A REPRESALIAS

AMENAZAS

NO SABIA QUE PODIA DENUNCIAR

NO CONFIA EN AUTORIDAD

NO DAN SEGUIMIENTO A CASOS

OTRASITUACION

Series1

84

La han presionado para tener relaciones sexuales a cambio de algo

(calificaciones, dinero)

Un 7.70% afirma que si, quien o quienes: 2.90% maestro, compañero de

escuela 1.80%.Por esta situación: 1.80% pidió asesoría a un profesor y le

platicó a un amigo o familiar. Un 1.30%, no hizo nada. Las razones por la que

no hizo nada: 2.40% por amenazas y miedo a represalias 1.50%.

7.70%

1.80%

2.90%

0.40%

1.80% 1.80%

0.40% 1.30% 1.50%

2.40%

0.20% 0.40% 0.70%

0.00%1.00%2.00%3.00%4.00%5.00%6.00%7.00%8.00%9.00%

Series1

85

Han tomado represalias o castigado por negarse a propuestas de índole

sexual

Un 2.90% afirma que si, quien o quienes: 2.60% maestro, compañero de

escuela 1.80%. Por esta situación: 2.60% pidió asesoría a un profesor. Un

.40%, no hizo nada. Las razones por la que no hizo nada: 2.40% por amenazas.

0.00%

0.50%

1.00%

1.50%

2.00%

2.50%

3.00% 2.90%

0.20%

2.60%

0.40% 0.70% 0.70%

2.60%

0% 0.40%

0.90%

2.40%

0.40% 0.40%

Series1

86

Han hecho uso de la fuerza física para que tenga relaciones sexuales

Un 2% afirma que si, quien o quienes: 2.40% maestro, compañero de escuela

1.80%.Por esta situación: 2.40% pidió asesoría a un profesor. Un .40%, no hizo

nada. Las razones por la que no hizo nada: 2.40% por amenazas

0%

1%

1%

2%

2%

3%2%

0.40%

2.40%

0.40% 0.40%

0.40%

0.20%

2.40%

0%

0.40% 0.40%

0.20%

2.40%

0.40% 0.40%

Series1

87

*Le han mostrado imágenes de tipo sexual que le desagradan u ofenden:

Un 14.70%

*Le han realizado llamadas telefónicas, mensajes, correos con

comentarios de tipo sexual: Un 10.30%

*Ha recibido roces, contacto físico no deseado o le han manoseado: Un

8.10%

*La han presionado para tener relaciones sexuales a cambio de algo

(calificaciones, dinero): Un 7.70%

*Le han mostrado genitales (exhibicionista): Un 5.10%

*Personas de la UAGro le han presionado para aceptar invitaciones de

tipo sexual no deseadas fuera de la universidad: Un 4.60%

14.70%

10.30%

8.10%

7.70%

5.10%

4.60%

3.10%

3% 2.00%

1.30%

Situaciones de Violencia de Género relacionadas con hostigamiento sexual

Imágenes de tipo... sexual quele ofenden

Llamadas telefonicas…de tipo sexual

Ha recibido…manoseos

Han presionado …relaciones sexuales...calificaciones

Le han mostrado genitales

Presiones de invitaciones detipo sexual

Amenazas por no aceptarpropuestas sexuales

Represalias…propuestas…sexual

Fuerza fisica…relaciones sexuales

59.9%

88

*Le han amenazado si no accedía a invitaciones o propuestas sexuales:

Un 3.10%

*Han tomado represalias o castigado por negarse a propuestas de índole

sexual: Un 2.90%

* Han hecho uso de la fuerza física para que tenga relaciones sexuales: Un

2%

*Ha realizado cambio de grupo, turno, o se ha dado de baja temporal por

acoso sexual: Un 1.30%

Todas ellas hacen un total de 59.9% de situaciones de violencia de género

relacionadas con hostigamiento y/o acoso sexual que están viviendo las

estudiantes, cifra considerablemente preocupante, más lo es la negación,

indiferencia y/o tolerancia que existe al respecto, existe una falta de

reconocimiento institucional ante los casos de hostigamiento sexual, no se

cree ni se nombra como tal, lo cual alude a un proceso de normalización. Es

como una “naturalización” del hostigamiento que posibilita hablar de una

situación de normalización del problema, “el no pasa nada”. L. Fitzgerald y A.

Ormerod (1991 citados por Mendoza, 2011) indican que entre la comunidad

existe un desconocimiento y por lo tanto, poco reconocimiento de lo que

constituye hostigamiento sexual.

Dos terceras partes de las mujeres estudiantes ha experimentado algún tipo de

hostigamiento y/o acoso sexual, verbal o no verbal, dentro o cerca de la UAGro.

Estas conductas incluyen desde mostrar imágenes de tipo sexual, llamadas

telefónicas, manoseos, presiones para tener relaciones sexuales a cambio de

calificaciones que obtienen porcentajes más altos hasta exhibición de genitales,

presiones y amenazas para acceder a propuestas sexuales y violaciones con

porcentajes más bajos.

89

Los escenarios de violencia de género indicadas por estudiantes mujeres las

han recibido en su gran mayoría por parte de un maestro, enseguida por un

desconocido y/o un compañero de escuela, que obtienen porcentajes muy

similares. Cabe indicar que los directivos alcanzan un porcentaje muy bajo y el

personal administrativo y/o intendencia un valor insignificante.

Identificar los elementos de riesgo por padecer experiencias sexuales no

deseadas admite diseñar programas de prevención orientados al perfil

poblacional en cuestión. (Gross, 2006 citado en MENDOZA, 2011)

En este caso el perfil del agresor más recurrente es la figura del profesor, el

programa a implementar debe considerar esta realidad en el propio diseño.

Algunas investigaciones ubican el ámbito universitario como espacio

predispuesto para agresiones contra las mujeres en términos de acoso y

hostigamiento sexual, entendidos como conductas sexuales insanas y nocivas

en términos psicológicos y académicos, señalan la dificultad que representa

enfrentarse y defenderse de situaciones de acoso u hostigamiento sexual en la

universidad. Otras sostienen que la propia estructura universitaria, jerárquica y

masculinizada favorece al silenciamiento del problema por parte de las víctimas

que no tienen herramientas necesarias para enfrentarse mediante la denuncia a

toda la estructura de poder. (B. Wright L. Weiner, Graurerholz y otros autores

citados por MENDOZA, 2011 ob. cit.)

37.10%

16.30% 16.10%

1.20%

0.00%

5.00%

10.00%

15.00%

20.00%

25.00%

30.00%

35.00%

40.00%

Maestro Desconocido Compañero deescuela

Directivo

De quienes recibe la situación de violencia de género

90

Es significativo señalar que la violencia de género la reciben en su gran mayoría

de parte de algún maestro, sin embargo también un porcentaje alto acude a otro

maestro a solicitar asesoría al respecto, pero menor al porcentaje que obtuvo

de quien recibe la agresión que es un 37.1%. El profesorado de las unidades

académicas es una figura clave para la prevención y la detección de la violencia

de género en el ámbito universitario.

Es necesario brindar formación a este tipo de perfil, pues son los maestros

principalmente, las amistades y familiares, en menor proporción, quienes

potencialmente canalizaran a las estudiantes con las entidades expertas.

Otro recurso de apoyo con el que cuentan es platicarle a un amigo o familiar

que logra un porcentaje importante. Sin embargo, la respuesta de no hacer

nada también es alta. Las estudiantes que acuden a las autoridades a

manifestar la queja son muy pocas.

El romper el silencio no es una actitud que suela darse de manera inmediata.

Hay una casi nula percepción del hostigamiento como un acto violento, pero

también existe poca confianza en las autoridades universitarias para resolver el

conflicto.

Las mujeres lo hacen al incrementar su edad dirigiéndose principalmente a

amigos y familiares más que a profesionales. La apreciación más frecuente por

parte de las estudiantes es que los familiares no suelen ser estructuras de

30.90%

19.10% 16.90%

3.60%

0.00%5.00%

10.00%15.00%20.00%25.00%30.00%35.00%

Pidio asesoria aun profesor

Platico a unamigo o familiar

No hizo nada Presento quejaa las

autoridades

Que hacen después de la situación de violencia de género

91

apoyo para ellas. Las jóvenes víctimas de violencia de género suelen acercarse

más a las amistades para contar lo que les pasó. (MENDOZA, 2011)

Los motivos por lo que no hacen reaccionan ante los escenarios de violencia de

género, en su gran mayoría, es por las amenazas que reciben, por el miedo a

represalias también cumplen un aspecto importante. Las razones de que no se

da seguimiento a los casos, no confía en la autoridad y el no saber que podía

denunciar alcanzan puntajes no extraordinarios, sin que ello reste importancia.

La visualización de situaciones de acoso y hostigamiento sexual se orienta a

dimensionar el grado de responsabilidad de las instancias universitarias.

31.30%

13.30% 6.90% 5.80% 5.50%

0.00%5.00%

10.00%15.00%20.00%25.00%30.00%35.00%

No hizo nada frente a la situación de violencia de género

92

Debido a los problemas o agresiones que ha vivido en la UAGro

1. Se hospitalizó u operó

2. Tuvo moretones o hinchazón

3. Tuvo cortadas, quemaduras o pérdida de dientes

4. Presentó hemorragias o sangrado vaginal

5. Tuvo desmayos

6. No pudo mover alguna parte de su cuerpo

7. Resulto lesionado algún amigo u otra persona

Estos datos nos dan un total de 10% de repercusiones médicas que están

afectando a las estudiantes de forma personal como resultado de la violencia,

además de las lesiones que recibió un amigo u otra persona involucrada en

estos acontecimientos.

Los problemas o agresiones recibidas le provocaron

2.20%

1.80%

1.10%

1.80% 1.80%

1.30% 1.10%

0.00%

0.50%

1.00%

1.50%

2.00%

2.50%

1 2 3 4 5 6 7

Series1

0.00%

5.00%

10.00%

1 2 3 4 5 6

3.70%

6.60% 8.40%

6.80%

3.10%

9.90%

Series1

93

1. Pérdida o aumento del apetito

2. Problemas nerviosos

3. Angustia o miedo

4. Tristeza, aflicción o depresión

5. Insomnio

6. Otro

Estos datos nos dan un 28.6% de consecuencias psicológicas que están

afectando a las estudiantes, aparte el 9.90% clasificadas como otro, que no

tenemos identificado, pero al ser reportado en esta sección consideramos

que podrían relacionarse con lo mismo, entonces este 28.6% subiría a

38.5%.

.

10%

38.50%

Consecuencias derivadas de la Violencia de Género

medicas

psicológicas48.50%

Entre los efectos como resultado de la violencia de

género se tiene un 48.50% de afectación en la salud

mental y física, siendo mayor en el área psicológica.

94

Ha recibido por las situaciones de Violencia de Género que ha vivido en la

UAGro

Un porcentaje muy bajo de las estudiantes ha recibido atención médica o

psicológica, además muy pocas acuden a los servicios asociados a su

situación como estudiantes como es el IMSS o el servicio médico universitario.

Esto nos señala que solas resuelven las consecuencias de la violencia de

género a la que están expuestas, además de que las niegan o reprimen.

2%

3.50%

Atención

Medica

Psicológica

1.80%

2.90%

1.30%

0.40% 0.40%

Donde acudió

IMSS

CRUZ ROJA

PARTICULAR

95

Al atenderle:

1. Indagaron sobre cómo sucedieron los hechos y/o lesiones

2. Le informaron sobre los servicios psicológicos, médicos y de trabajo social

3. Le sugirieron denunciar los hechos al ministerio público

y/o a las autoridades de la UAGro

4. No hicieron nada, no le hicieron caso

5. La humillaron o la trataron mal

6. Otro

Resalta que al recibir el servicio de atención se obtiene bajos porcentajes en lo

que respecta a averiguar acerca de los sucesos y/o golpes, así como denunciar

al ministerio público y/o autoridades de la UAGro. Por lo menos al parecer la

atención en cuanto al trato es buena.

Una de las recomendaciones de las investigaciones internacionales es la

capacitación de trabajadoras sociales y médicos para inducir el reconocimiento

de las agresiones sexuales, principalmente cuando las mujeres no identifican el

contacto sexual no deseado como agresión, así como promover medidas que

en la universidad visibilicen y difundan a la conducta sexual no deseada como

inaceptable y violenta a partir de los servicios médicos. Marcan la necesidad de

un programa de formación que incluya la dimensión de género para dar

atención médica y jurídica a las afectadas de la violencia ejercida por un novio o

compañero. (Davas, Aksu 2007, citado por MENDOZA, ob. cit.)

0%

1%

2%

3%

4%

1 2 3 4 5 6

2%

3.30%

2%

1.10% 0.70%

2.40%

Series1

96

Por las agresiones que ha vivido en la UAGro, alguna vez

Un porcentaje muy bajo afirma que ha pensado o intentado como solución un

suicidio derivado de la situación de violencia que ha coexistido en la UAGro.

Intentó hacerlo

0.20%

21.50%

Ha pensado quitarse la vida

SI

NO

0.70%

5.70%

SI

NO

97

En caso de haber solicitado ayuda, a dónde acudió

1, Dirección de la Unidad Académica 2. Consejo de Unidad 3. Maestro o maestra 4. Alguna otra dependencia de la UAGro 5. Consejo Universitario 6. Otra autoridad 7. A ninguna

Es significativo que el dato que obtiene un mayor porcentaje es que a ninguna

de estas instancias esta acudiendo las estudiantes a solicitar ayuda y

seguramente nos indique que a ningún otro lugar, esto nos indica que las

alumnas que están viviendo situaciones de violencia de género no están

denunciando y mucho menos están concurriendo a las autoridades de la

Universidad. El resultado en segundo lugar de que a un maestro o maestra está

solicitando ayuda es relevante, incluso porque se reafirma con los resultados

antes mencionados que esta figura es un recurso con el que cuentan a quien

acudir.

La negativa de la mayoría de las escolares para recurrir a las autoridades de la

universidad se puede deber a malas experiencias previas lo que se expresa en

una percepción de la baja capacidad resolutiva, la incapacidad para satisfacer

sus necesidades o su resistencia a hacerlo. La falta de comprensión de las

0.00%

1.00%

2.00%

3.00%

4.00%

5.00%

6.00%

7.00%

1 2 3 4 5 6 7

2.40%

1.30%

3.50%

0.70%

1.50%

3.10%

6.40%

Series1

98

autoridades se convierte en indiferencia, cuestionamiento, burla e intentos de

inspirar un sentimiento de culpa en las mujeres. Cuando acuden a las

autoridades se presentan dos tipos de conducta: por una parte, la desconfianza

a la pérdida de confidencialidad y las conductas prejuiciadas. Asimismo, la falta

de seguimiento de los casos o las referencias inadecuadas a otros servicios se

consideran inapropiadas por las mujeres afectadas.

Hensley (2003, citado por MENDOZA, ob. cit.) señala que para los asuntos

donde hay una clara conciencia del hostigamiento sexual no siempre se

procede con denuncia, sostiene que la escasa denuncia de las ofensas

relacionadas con violencia de género en la universidad se debe a la insuficiente

confianza que existe por parte de las afectadas hacia la institución, sobre todo

en términos del apoyo que puede recibirse.

Qué respuesta recibió

Aunque los resultados son un poco similares, sin embargo, obtiene un ligero

mayor porcentaje la respuesta de estas autoridades de no dar ninguna solución

o no le dieron importancia.

3.10%

4.20%

LE ATENDIERON BIEN, LAORIENTARON EINFORMARON

NO HICIERON NADA, NOLE HICIERON CASO

99

Cuando acudió a la autoridad de la UAGro

1. Denunció al agresor

2: Levanto una constancia o acta de hechos

3. Llamaron al agresor

4. Lo amonestaron

5. La autoridad le propuso conciliar

6. La autoridad la convenció de no denunciar

7. La asesoraron o canalizaron

8. No hicieron nada

Cuando acuden a la autoridad de la UAGro además de que un bajo porcentaje

denuncia al agresor, obtiene un mayor porcentaje, en relación a las otras

acciones, la respuesta de no hacer nada estos superiores.

3.30%

1.10%

1.10%

0.90%

0.90%

1.30%

1.50%

2%

0.00% 1.00% 2.00% 3.00% 4.00%

1

2

3

4

5

6

7

8

SI

100

CAPITULO 3. CONCLUSIONES.

Es muy bajo el porcentaje de hombres de la UAGro que están

sensibilizados en el tema de la no violencia contra las mujeres, por

consiguiente tampoco en lo concerniente a equidad de género y derechos

humanos de las mujeres, involucra que en un 90% de la población masculina no

cuenta con la formación necesaria que le permita tanto como docente, como

compañero de aula relacionarse con las estudiantes de una forma que no le

lleve a reproducir el sistema de relaciones determinados a partir de un sistema

patriarcal de dominio, control y abuso del poder.

A pesar del 20% de las estudiantes informan que han presenciado algún

tipo de violencia de género -que en base a los resultados obtenidos creemos

que el número es mucho mayor- muy pocas reaccionan ayudando a la

persona afectada y/o llamando a las autoridades de la institución, algunas

no saben qué hacer, otras no intervienen porque no les importa y por

miedo de amenazas. Esto nos habla de la falta de solidaridad y sororiedad, así

como de la escasa sensibilidad y capacitación al respecto, tanto en lo personal

como a nivel institucional.

Este rechazo, insolidaridad y desconfianza entre las propias estudiantes no son

actitudes aisladas más bien deben reflexionarse a partir de una serie de

creencias sociales producto de la socialización que toleran y permiten la

violencia y acoso sexuales, favoreciendo en crear un ambiente de hostilidad

hacia las mujeres. (Gowan, 2000)

Se requiere implementar programas de prevención que den formación a toda la

comunidad en general, incluyendo a mujeres y hombres a través de talleres de

sensibilización. Partir del principio de participación activa de la comunidad

entera en términos de prevención y combate de la violencia de género.

(Banyard y colegas, 2005 citado por Mendoza, 2011)

A primera impresión más de las tres cuartas partes de las mujeres

encuestadas aseguran que no han vivido alguna situación de violencia en

su unidad académica, mientras un 8.8% reporta que sí. En estas últimas, el

periodo de duración de situaciones de violencia de género que han vivido es de

un día a tres meses, el tiempo que ha transcurrido a partir de la violencia

recibida es de un día a menos de dos años, Consideran que han vivido

violencia psicológica un 4.8%, un 1.8% violencia física, mientras que un .9%

violencia sexual.

Sin embargo, al preguntarles por aspectos específicos que de acuerdo a lo

que la comunidad científica internacional identifica como violencia de

101

género, este 8.8% alcanza un 114.3%: que involucra comentarios sobre su

aspecto físico y/o piropos que les desagradan; miradas y gestos con una

evocación sexual que les incomoda; comentarios sobre su vida personal, sexual

y amorosa desagradables, represalias o castigos por haberse negado a

propuestas de índole sexual que alcanzan un 95.8% de violencia psicológica

y la violencia sexual un 18.5%, que bajo la presión de compañeros, maestros,

directivos, pareja de la UAGro e incluso de desconocidos se han visto obligadas

a tener relaciones sexuales.

Existe un bajo grado de reconocimiento de situaciones como violencia de

género lo que está relacionado con la tendencia a no denunciar estas

situaciones. Estos y otros datos expresan la violencia que viven las estudiantes,

sin embargo el silencio es lo que predomina en las Unidades Académicas, las

alumnas siguen sus estudios, en muchas ocasiones viviendo como “normal”

esta violencia, con los efectos de la misma toda la vida. Estos resultados nos

expresan la arbitrariedad del poder y la situación de inseguridad a la cual están

sujetas las estudiantes, por violencia de género, que de diversas formas se

invisibilizan, niega, ignora, se normalizan, mucho menos denuncian, se

amonestan o reparan.

El índice de severidad de la Violencia de Género que han vivido en la

UAGro la mayoría (73.6%) lo considera débil y accidental, no le dan el

significado que representa tanto personal como institucional, solo un 1.1% cree

que sea severo, lo cual nos indica el bajo reconocimiento que se tiene tanto de

la violencia de género como de sus repercusiones y reafirma la normalización,

ocultamiento, negación que existe al respecto.

Un poco más de la mitad de la población universitaria del nivel superior

reconoce no saber que hacer frente a una situación de violencia de género

y por consecuencia no toma las medidas requeridas para prevenirla y mucho

menos para desafiarla.

Las que reportan saber que hacer al respecto, que son un 33.40%,

concluimos que no cuentan con un programa, recursos, formación que les

permita enfrentar la situación de violencia de género de una forma que salgan lo

menos perturbadas posible o que hagan uso de su derecho a vivir una vida sin

violencia. Podemos decir que casi el 90% de la población universitaria

realmente no está capacitada en temas prevención y atención de la violencia de

género.

Algunas investigaciones sustentan que la propia estructura universitaria,

jerárquica y masculinizada favorece el silenciamiento del problema por parte de

102

las afectadas que no tienen herramientas necesarias para enfrentarse mediante

la denuncia a toda la estructura de poder. (B. Wright L. Weiner, 1990;

Graurerholz y otros autores, 1999 citados por Mendoza, 2011)

Las investigaciones de Burgués(2006), Castro y Vázquez (2008) y Duque

(2006) sustentan que la solución a esta problemática debe ser colectiva y no

asentada en un discurso limitado a un voluntarismo individual el cual no supone

más que una falsa conciencia del problema. Una solución fundada en la

solidaridad (una solidaridad femenina para crear lazos profundos y

transformadores), en la interrelación por medio del diálogo que lleve a unas

relaciones igualitarias donde no es posible la violencia y cualquier tipo de

maltrato, en el feminismo dialógico el cual contiene las voces de todas las

mujeres y de ese modo de respuestas a las necesidades de todas. Inciden

también en que la solución reside en el desarrollo de un modelo de relaciones

afectivo-sexuales alternativo que redefina las formas de socialización asociadas

a la violencia y que, por el contrario, favorezca relaciones basadas tanto en la

pasión como en el respeto y la libertad.

Resalta que de las 455 estudiantes encuestadas el 60% ha experimentado

algún tipo de hostigamiento y/o acoso sexual, verbal o no verbal, dentro o

cerca de la UAGro. Estas conductas incluyen desde mostrar imágenes de tipo

sexual, llamadas telefónicas, manoseos, presiones para tener relaciones

sexuales a cambio de calificaciones y/o dinero, que obtienen porcentajes más

altos hasta exhibición de genitales, presiones, amenazas para acceder a

propuestas sexuales y violaciones con porcentajes más bajos.

Esto es muy alarmante, así como la negación, indiferencia y/o tolerancia que

existe al respecto, deja ver que entre la comunidad existe un desconocimiento

de lo que representa el hostigamiento y acoso sexual, muestra una falta de

reconocimiento institucional ante los casos de hostigamiento y acoso

sexual, ni se creen, ni se nombran como tal, lo cual apunta a un proceso de

normalización. Es una “naturalización” del hostigamiento y acoso sexual que

posibilita hablar de una situación de normalización del problema, “el no pasa

nada”.

El acoso y el hostigamiento sexual son formas de violencia contra las mujeres

existe un componente de sometimiento y superioridad hacia las mujeres

cotidianamente en el espacio universitario, constituyen expresiones de la

práctica de los hombres de controlar a las mujeres mediante la fuerza, la

coerción, el abuso o el silencio.

103

Las investigaciones internacionales indican que hay una relación constante

entre actitudes, creencias y los índices de conductas sexuales hostiles que

manifiestan los hombres contra las mujeres. Es decir, se hace explicito que

algunos hombres ostentan una misoginia continua que incluye comportamientos

de acoso y agresión sexual (Reilly, M.E. et al. 1992)

Los escenarios de violencia de género relacionadas con hostigamiento y

acoso sexual indicadas por estudiantes mujeres las han recibido en su

gran mayoría por parte de un maestro (37.10%), enseguida por un

desconocido (16.30%) y/o un compañero de escuela (16.10%), que

obtienen porcentajes muy similares. Cabe indicar que los directivos alcanzan

un porcentaje muy bajo y el personal administrativo y/o intendencia un valor

insignificante.

En una situación de violencia de género cometida por un maestro universitario a

una estudiante se da una doble situación de desigualdad entre la afectada y la

persona agresora, desigualdad ya no sólo de género sino incluso de poder.

Identificar los elementos de riesgo para sufrir experiencias sexuales no

deseadas admite diseñar programas de prevención orientados al perfil

poblacional en cuestión. (A. Gross (2006) citado en Mendoza, 2011). En este

caso el perfil del agresor más recurrente es la figura del profesor, el programa a

implementar debe considerar esta realidad en el propio diseño.

Algunos estudios ubican el ámbito universitario como espacio predispuesto para

agresiones contra las mujeres en términos de acoso y hostigamiento sexual,

entendidos como conductas sexuales insanas y nocivas en términos

psicológicos y académicos, además señalan la dificultad que representa

oponerse y defenderse de situaciones de acoso u hostigamiento sexual en la

universidad. La visualización de situaciones de acoso y hostigamiento sexual se

orienta a dimensionar el grado de responsabilidad de las instancias

universitarias.

Es significativo señalar que la violencia de género la reciben en su gran mayoría

de parte de algún maestro, sin embargo también un porcentaje alto acude a

otro maestro a solicitar asesoría al respecto, pero menor al porcentaje que

se obtuvo de quien recibe la agresión. Los profesores de las Unidades

Académicas son una figura clave para la prevención y la detección de la

violencia de género en el ámbito universitario.

Otro recurso de apoyo con el que cuentan es platicarle a un amigo o

familiar que logra un porcentaje importante. Sin embargo, la respuesta de

104

no hacer nada también es alta. Las estudiantes que acuden a las

autoridades a manifestar la queja son muy pocas.

El romper el silencio no es una actitud que suele darse de manera inmediata.

Hay una casi nula percepción del hostigamiento como un acto violento, pero

también existe poca confianza en las autoridades universitarias para resolver el

conflicto.

Las mujeres lo hacen al incrementar su edad dirigiéndose principalmente a

amigos y familiares más que a profesionales. La apreciación más frecuente por

parte de las estudiantes es que los familiares no suelen ser estructuras de

apoyo para ellas. Las jóvenes víctimas de violencia de género suelen acercarse

más a las amistades para contar lo que les paso. (Mendoza, 2011)

Es necesario brindar formación a este tipo de perfil, pues son los maestros

principalmente, las amistades y familiares, en menor proporción, quienes

potencialmente canalizaran a las estudiantes con las entidades expertas.

Los motivos por lo que no hacen nada ante los escenarios de violencia de

género en su gran mayoría es por las amenazas que reciben o por miedo a

represalias que se acerca al 50%. Las razones de que no se da seguimiento

a los casos, no confía en la autoridad y el no saber que podía denunciar

alcanzan puntajes bajos, sin que ello reste importancia.

Entre las consecuencias como resultado de la violencia de género, cerca de la

mitad reconoce verse afectada en la salud mental y física, siendo mayor en

el área psicológica. Un porcentaje muy bajo ha recibido atención médica o

psicológica, además muy pocas acuden a los servicios asociados a su

situación como estudiantes como es el IMSS o el servicio médico

universitario. Esto nos señala que solas resuelven las consecuencias de la

violencia de género a la que están expuestas, además de que las niegan o

reprimen.

Resalta que al recibir el servicio de atención al acudir a las instituciones de

salud pocas reportan ser entrevistada en lo que respecta a profundizar

acerca de los sucesos y/o golpes, así como ser orientadas para acudir a

denunciar al ministerio público y/o las autoridades de la UAGro. Por lo

menos al parecer la atención en cuanto al trato es buena.

Es significativo que muy pocas acuden a las autoridades (dirección, consejo

de unidad o universitario) de la universidad a solicitar ayuda y seguramente a

ningún otro lugar, esto nos indica que las estudiantes que están viviendo

situaciones de violencia de género no están denunciando y mucho menos están

105

confiando en las jerarquías de la Universidad. Nuevamente nos indican que a

un maestro o maestra están solicitando ayuda, se reafirma con los resultados

antes mencionados que esta figura es un recurso con el que cuentan a quien

acudir.

La negativa de la mayoría de las estudiantes para recurrir a los autoridades de

la universidad se puede deber a malas experiencias previas lo que se expresa

en una percepción de la baja capacidad resolutiva, la incapacidad para

satisfacer las necesidades urgentes de las estudiantes o su resistencia a

hacerlo, o inclusive a la burocracia. La falta de comprensión de las autoridades

se convierte en indiferencia, cuestionamiento, burla e intentos de inspirar un

sentimiento de culpa en las mujeres. Cuando acuden a las autoridades se

presentan dos tipos de conducta: por una parte, la desconfianza a la pérdida de

confidencialidad y las conductas prejuiciadas. Asimismo, la falta de seguimiento

de los casos o las referencias inadecuadas a otros servicios se consideran

inapropiadas por las mujeres afectadas. L. Hensley (2003) señala que para los

asuntos donde hay una clara conciencia del hostigamiento sexual no siempre

se procede con denuncia, sostiene que la escasa denuncia de las ofensas

relacionadas con violencia de género en la universidad se debe a la insuficiente

confianza que existe por parte de las afectadas hacia la institución, sobre todo

en términos del apoyo que puede recibirse.

Existe un bajo nivel de reconocimiento de la violencia de género que va

relacionado con la tendencia a no recibir atención médica, ni psicológica y a no

denunciar estas situaciones.

106

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