identificaciÓn asignatura: inteligencia emocional …
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IDENTIFICACIÓN
ASIGNATURA: INTELIGENCIA EMOCIONAL
UNIDAD TEMÁTICA: CONCEPTO BASICO DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y LAS
EMOCIONES BASICAS
COMPETENCIAS
ESPECIFICAS (TEMA):
Comprender los conceptos sobre ética, moral y axiología, su origen
etimológico y significación actual.
CONCEPTO DE INTELIGENCIA EMOCIONAL Y MANEJO DE LAS EMOCIONES
La primera parte de este material contiene un resumen de lectura de la obra Inteligencia
Emocional de Daniel Goleman publicada en México en 1995, posteriormente se presentan
otras referencias relacionadas con información recogida por el autor en Internet o vía
consulta personal con las autoridades citadas.
El cerebro emocional
“Cada emoción ofrece una disposición definida a actuar; cada una nos señala una dirección
que ha funcionado bien para ocuparse de los desafíos repetidos de la vida humana. Dado
que estas situaciones se repiten una y otra vez a lo largo de la historia de la evolución, el valor
de supervivencia de nuestro repertorio emocional fue confirmado por el hecho de que
quedaron grabadas en nuestros nervios como tendencias innatas y automáticas del corazón
humano”
“Pero mientras nuestras emociones han sido guías sabias en la evolución a largo plazo, las
nuevas realidades que la civilización presenta han surgido con tanta rapidez que la lenta
marcha de la evolución no puede mantener el ritmo. En efecto, las primeras leyes y
declaraciones de la ética- el Código de Hammurabi, los Diez Mandamientos de los Hebreos,
los Edictos del emperador Ashoka- pueden interpretarse como intentos para dominar,
someter y domesticar la vida emocional. Como describió Freud en El malestar en la cultura,
la sociedad ha tenido que imponerse sin reglas destinadas a someter las corrientes de
excesos emocional que surgen libremente en su interior”
“A pesar de estas limitaciones sociales, las pasiones aplastan a la razón una y otra vez. Esta
característica de la naturaleza humana surge de la arquitectura básica de la vida mental. En términos
de diseño biológico para el circuito neurológico básico de la emoción, aquello con lo que nacemos
es lo que funcionó mejor en las 50,000 últimas generaciones humanas, no en las 500 últimas… y sin
duda no en las cinco últimas. Las lentas y deliberadas fuerzas de la evolución que han dado forma a
nuestras emociones han hecho su trabajo en el curso de un millón de años; los 10,000 últimos años
–a pesar de haber sido testigos del rápido crecimiento de la civilización humana y de la explosión de
la población humana, que pasó de cinco millones a cinco mil millones- han dejado pocas huellas en
las plantillas biológicas de nuestra vida emocional.”
Emoción: “Utilizo el término emoción para referirme a un sentimiento y sus pensamientos
característicos, a estados psicológicos y biológicos y a una variedad de tendencias a actuar”.
Se sostiene que existen cientos de emociones, junto con combinaciones, variables, mutaciones y
matices. El argumento de que existe un puñado de emociones centrales se basa en cierta medida
en el descubrimiento de Paul Ekman, según el cual las expresiones faciales para cuatro de ellas
(temor, ira, tristeza, placer) son reconocidas por personas de culturas de todo el mundo, incluidos
los pueblos pre alfabetizados presumiblemente no contaminados por la exposición al cine o la
televisión.
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y SUS COMPONENTES
Para conocer, controlar y manejar las emociones es necesario identificar claramente los principales
componentes de la inteligencia emocional.
1) Conocer las propias emociones: El principio de Sócrates "conócete a ti mismo" se refiere a esta
pieza clave de la inteligencia emocional: tener conciencia de las propias emociones; reconocer un
sentimiento en el momento en que ocurre. Una incapacidad en este sentido nos deja a merced de
las emociones incontroladas.
2) Manejar las emociones: La habilidad para manejar los propios sentimientos a fin de que se
expresen de forma apropiada se fundamenta en la toma de conciencia de las propias emociones. La
habilidad para suavizar expresiones de ira, furia o irritabilidad es fundamental en las relaciones
interpersonales.
3) Motivarse a sí mismo: Una emoción tiende a impulsar hacia una acción. Por eso, emoción y
motivación están íntimamente interrelacionados. Encaminar las emociones, y la motivación
consecuente, hacia el logro de objetivos es esencial para prestar atención, automotivarse, manejarse
y realizar actividades creativas. El autocontrol emocional conlleva a demorar gratificaciones y
dominar la impulsividad, lo cual suele estar presente en el logro de muchos objetivos. Las personas
que poseen estas habilidades tienden a ser más productivas y efectivas en las actividades que
emprenden.
4) Reconocer las emociones de los demás: Un don de gentes fundamental es la empatía, la cual se
basa en el conocimiento de las propias emociones. La empatía es la base del altruismo. Las personas
empáticas sintonizan mejor con las sutiles señales que indican lo que los demás necesitan o desean.
Esto las hace apropiadas para las profesiones de la ayuda y servicios en sentido amplio (profesores,
orientadores, pedagogos, psicólogos, psicopedagogos, médicos, abogados, expertos en ventas, etc.).
5) Establecer relaciones: El arte de establecer buenas relaciones con los demás es, en gran medida,
la habilidad de manejar las emociones de los demás. La competencia social y las habilidades que
conlleva, son la base del liderazgo, popularidad y eficiencia interpersonal. Las personas que dominan
estas habilidades sociales son capaces de interactuar de forma suave y efectiva con los demás.
Según Mayer y Salovey (1997: 10), “la inteligencia emocional incluye la habilidad para percibir con
precisión, valorar y expresar emoción; la habilidad de acceder y/o generar sentimientos cuando
facilitan pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el conocimiento emocional; y la
habilidad para regular las emociones para promover crecimiento emocional e intelectual”. La
inteligencia emocional se refiere a un “pensador con un corazón” (“a thinker with a heart”) que
percibe, comprende y maneja relaciones sociales.
La inteligencia emocional se estructura como un modelo de cuatro ramas interrelacionadas:
1) Percepción emocional.
Las emociones son percibidas, identificadas, valoradas y expresadas. Se refiere a sí mismo, en otros, a
través del lenguaje, conducta, en obras de arte, música, etc. Incluye la capacidad para expresar las
emociones adecuadamente. También la capacidad de discriminar entre expresiones precisas e
imprecisas, honestas o deshonestas.
2) Facilitación emocional del pensamiento.
Las emociones sentidas entran en el sistema cognitivo como señales que influencian la cognición
(integración emoción y cognición). Las emociones priorizan el pensamiento y dirigen la atención a la
información importante. El estado de humor cambia la perspectiva del individuo, desde el optimismo
al pesimismo, favoreciendo la consideración de múltiples puntos de vista. Los estados emocionales
facilitan el afrontamiento. Por ejemplo, el bienestar facilita la creatividad.
3) Comprensión emocional.
Comprender y analizar las emociones empleando el conocimiento emocional. Las señales emocionales
en las relaciones interpersonales son comprendidas, lo cual tiene implicaciones para la misma relación.
Capacidad para etiquetar emociones, reconocer las relaciones entre las palabras y las emociones. Se
consideran las implicaciones de las emociones, desde el sentimiento a su significado; esto significa
comprender y razonar sobre las emociones para interpretarlas.
Por ejemplo, que la tristeza se debe a una pérdida. Habilidad para comprender sentimientos
complejos; por ejemplo, el amor y odio simultáneo hacia una persona querida (pareja, hijos) durante
un conflicto. Habilidad para reconocer las transiciones entre emociones; por ejemplo, de frustración
a ira, de amor a odio.
4) Regulación emocional (emotional management).
Regulación reflexiva de las emociones para promover el conocimiento emocional e intelectual. Los
pensamientos promueven el crecimiento emocional, intelectual y personal para hacer posible la
gestión de las emociones en las situaciones de la vida. Habilidad para distanciarse de una emoción.
Habilidad para regular las emociones en uno mismo y en otros.
Capacidad para mitigar las emociones negativas y potenciar las positivas, sin reprimir o exagerar la
información que transmiten.
¿Cuántas emociones hay?
Aunque se conoce que hay 6 tipos de emociones básicas – miedo, ira, asco, tristeza, sorpresa y
alegría-, la investigación de Paul Eckman, ha mostrado que la cara humana es capaz de crear más de
7000 expresiones faciales diferentes. Parece que las emociones básicas sirven como la base para
todas las emociones complejas y sutiles que componen la experiencia humana.
Asco, miedo, sorpresa, alegría, enfado y tristeza: son las 6 emociones básicas. O, dicho de otra
forma, son los 6 colores de nuestra paleta, con los que somos capaces de pintar el resto de
emociones complejas. Seguro que las conoces, aunque probablemente nunca te las han presentado.
Bueno, igual sí, porque las emociones están de moda en la psicología.
No obstante, nos referimos a que seguro que las conoces porque las experimentaste antes de que
alguien te dijera su nombre y te lo aprendieras. Si bien es algo que probablemente sucedió hace
unos años, no siempre tenemos claro cómo se manifiestan estas emociones y cuál es su utilidad.
Las 6 emociones básicas -al igual que el resto- no tienen una constitución física, como la puede tener
una casa, un coche o una muñeca. Sin embargo, hablamos de ellas entendiendo que son comunes,
universales. Asumimos que todos nos referimos a lo mismo cuando las introducimos en nuestro
discurso y que este discurso es comprensible -convenientemente traducido- en cualquier lugar del
planeta.
a. ¿Qué papel juegan las 6 emociones básicas?
A pesar del reconocimiento del que gozan actualmente, las emociones no siempre han sido bien
recibidas por ramas como la filosofía, la psicología o la medicina.
En muchas ocasiones han jugado un papel complicado en la historia, pues las emociones eran las
señaladas como las responsables del caos, del desorden y de la incomprensión.
Así, eran desterradas y encerradas en una caja negra (la mente), en la que muy pocos se atrevían a
investigar. Sin embargo, poco a poco nos hemos ido dando cuenta de que es imposible explicar
nuestro comportamiento sin tenerlas en cuenta.
De esta forma, no nos ha quedado más remedio que darles el protagonismo que en realidad tienen y
tratarlas como el factor importante que configuran, pues articulan gran parte de nuestra vida
desde que nos encontramos en el vientre de nuestras madres.
Las emociones se manifiestan de diferentes maneras, pueden ser fisiológicamente, como el cuerpo
puede percibir la emoción, cognitivamente, siendo consciente de lo que se está sintiendo, y
conductualmente como reaccionante la emoción.
1.Los factores fisiológicos de las emociones: el cuerpo. presenta cambios fisiológicos de acuerdo
con las emociones como el miedo, el asco, la ira que pueden ser: sudor, ansiedad, tensión, bloqueos
y hasta llegar a generar dolores, enfermedades, estrés entre oros. Algunas de estas manifestaciones
pueden ser controlables y es sí donde se debe aplicar la inteligencia emocional.
2.Los factores cognitivos de las emociones ser consciente de las emociones, de la forma como se
perciben hace que se pueda cambiar el comportamiento o que se pueda controlar la situación.
3.Los factores conductuales: es la forma externa como se manifiesta una emoción, el tono de la voz,
la forma de verbal, no verbal y corporal en que se reacciona o actúa ante una situación.
4.Factor neurológico se manifiesta cuando la emoción no solo afecta el comportamiento sino
también los sentimientos. La duración de la emoción es corta pero intensa mientras que los
sentimientos son más duraderos y la persona es consciente de lo que se está presentando.
b. ¿Qué distingue a estas 6 emociones básicas del resto?
Como hemos dicho en la introducción, parece que las emociones básicas son la base del resto de
emociones complejas que somos capaces de sentir. Por otro lado, parece que la expresión que se
dibuja en nuestro rostro cuando la sentimos es muy parecida en todas las personas. De hecho, esto
sucede con independencia del entorno en el que la persona se haya socializado.
Además, igual que existe una similitud universal en nuestro rostro, también hay una activación muy
parecida de nuestro sistema nervioso. Finalmente, destacar que los sucesos que las desencadenan
son muy parecidos.
1. Asco.
Es la emoción más desagradable de las seis. Tiene un gran poder para condicionar nuestro
comportamiento, especialmente si hablamos de alimentos. La función del asco es protectora, no
solamente para el momento en el que la experimentamos, sino también para el futuro, pues escribe
con cincel en nuestra memoria.
Es una emoción que dice: “Cuidado, no te acerques” o “Cuidado, no te vuelvas a acercar”.
2. Miedo
El miedo es la emoción del peligro y la amenaza. Cuando la experimentamos, la activación que se
produce en nuestro cuerpo es intensa. Esto es así porque intenta prepararnos para la lucha o para
una huída lo más rápida posible.
Cuando sentimos miedo automáticamente, nuestra mente, que es muy lista, le dice al corazón que
se ponga a bombear más rápido y fuerte. La razón no es otra que preparar a los músculos para que
actúen. Así, esta emoción es la que más presión interna produce y la que orgánicamente podemos
aguantar menos tiempo.
Finamente, no podemos olvidar que el miedo es un ingrediente principal en algunos de los
trastornos psicológicos más comunes, como las fobias. Esto nos sirve para recordar que el miedo no
surge ante un peligro real, sino ante “algo” que la persona percibe como tal. Un “algo” que puede
ser la visión de una araña, pero también un recuerdo de esta o la idea de que de un momento a otro
va a aparecer alguna.
Las emociones son parte de tu vida como ser humano. Ellas definen gran parte de tus acciones,
comportamientos y relaciones.
3. Tristeza
La tristeza es la emoción de la pena, de la pérdida y del daño. Habitualmente, tiene muchos más
pensamientos asociados que las anteriores. Así, la forma en la que la elaboremos de manera
consciente tiene una relevancia mucho mayor. Además, promueve un estado de ánimo, el
pesimismo.
Crece y permanece mucho más tiempo cuando la persona que la experimenta tiene una sensación
de soledad percibida. Podemos decir también que se alimenta de los efectos que produce, del
propio desánimo que genera y lo cuesta arriba que vuelve el hecho de hacer actividades que nos
gusten.
La tristeza es la emoción inspiradora. Genera un estado en el que muchas personas son mucho más
creativas, ya sea escribiendo, componiendo, pintando un cuadro o realizando cualquier otra
actividad.
4. Sorpresa
Es la emoción neutra y breve. No neutra en el sentido de que no irrita el corazón o la mente, sino
en el sentido de no podemos decir que produzca un buen o mal estado emocional. De hecho,
también suele actuar como precursora de otras emociones que sí tienen valencia: miedo, alegría,
tristeza, etc. Inesperada, la sorpresa es la emoción del sobresalto. Aparece cuando sucede algo que
no esperamos. Este “algo”, al igual que el miedo, puede estar presente en la realidad o simplemente
en el hilo de pensamientos de nuestra mente. Así, nace del “ver”, “oír”, “oler”, etc. pero también
“del darse cuenta” de la solución de un problema en el que podemos estar distraídos trabajando.
5. Alegría
La emoción de la sonrisa y del bienestar. Opuesta en muchos aspectos a la tristeza. Por un lado, no
parece ni mucho menos tan inspiradora. Por otro, la alegría suele ir acompañada de una gran carga
de energía que nos da unas ganas enormes de ponernos a hacer cosas.
Es contagiosa y desgraciadamente la aprovechamos poco. La alegría ha sido la gran víctima de esa
corriente que afirma que las emociones deben expresarse lo menos posible. Por el contrario, al ser
la emoción que genera el estado de ánimo más positivo, por norma general, es mejor manifestarla
mucho más de lo que hacemos.
El estado de ánimo que genera la alegría es el optimismo. Unas gafas con las que todo parece mejor.
Algo que en sí no es bueno, lo bueno es que hace mucho más poderosa esta energía que nos da la
propia alegría, extendiéndola en el tiempo. De las 6 emociones básicas, esta es la más deseada con
diferencia.
6. Ira
Enfado. Lo habitual es que tenga un objeto: los demás, la suerte y, habitualmente, nosotros mismos.
La ira genera fuerza. Nos podemos imaginar como en el contexto de una pelea, el hecho de que uno
de los oponentes golpee al otro aumenta la ira de este.
La ira es el producto de la diferencia entre un estado que se ha producido y otro que nos hubiera
gustado que se hubiera producido en su lugar. Por otro lado, el estado de ánimo al que da paso
habitualmente es al de la frustración.
Este estado, provoca una insistencia para que haya una identificación del culpable. En su defecto
también puede ser alguien que ocupe su puesto. Esto es así, porque es una emoción que nos
produce la necesidad inmediata de librarnos de ella.
La ira es una emoción caracterizada por su capacidad de destrucción. Ataca aquello que nos ha
herido para que no lo vuelva a hacer. Así, en el fondo, su función es protectora y promueve la
adaptación, como el conjunto de las 6 emociones básicas.
c. El reconocimiento a nuestras 6 emociones básicas
Es cierto, como hemos visto en la descripción de estas 6 emociones, que 5 de las seis emociones son
bautizadas comúnmente como positivas o negativas. Sin embargo, no olvidemos que todas las
emociones tienen una razón para existir. Es lo que se conoce como la parte adaptativa de las
emociones.
O sea, puede que unas nos resulten más deseables que otras, pero cada una de estas 6 emociones
básicas constituye sin ninguna duda un lenguaje universal que todos debemos manejar para
comprendernos de manera adecuada. Conocerlas, comprenderlas e identificarlas en nosotros y en
los demás es imprescindible para que les saquemos todo el partido que nos pueden aportar. Así,
siendo hábiles con ellas, cuidaremos nuestra salud emocional y seremos mucho mejores para las
personas que queremos.
¿Cuántas emociones hay?
Aunque se conoce que hay 6 tipos de emociones básicas – miedo, ira, asco, tristeza, sorpresa y
alegría-, la investigación de Paul Eckman, ha mostrado que la cara humana es capaz de crear más de
7000 expresiones faciales diferentes. Parece que las emociones básicas sirven como la base para
todas las emociones complejas y sutiles que componen la experiencia humana.
Emociones primarias reconocidas preferentemente con sus familias:
• Ira: furia, resentimiento, cólera, exasperación, indignación, aflicción, acritud, animosidad, fastidio,
irritabilidad, hostilidad y, tal vez en el extremo, violencia, y odio patológicos.
• Tristeza: congoja, pesar, melancolía, pesimismo, pena, autocompasión, soledad, abatimiento,
desesperación y, en casos patológicos, depresión grave.
• Temor: ansiedad, aprensión, nerviosismo, preocupación, consternación, inquietud, cautela,
incertidumbre, pavor, miedo, terror, en un nivel psicopatológico, fobia y pánico.
• Placer: felicidad, alegría, alivio, contento, dicha, deleite, diversión orgullo, placer sensual,
estremecimiento, embeleso, gratificación, satisfacción, euforia, extravagancia, éxtasis y, en el
extremo, manía.
• Amor: aceptación, simpatía, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, infatuación,
ágape (amor espiritual).
• Sorpresa: conmoción, asombro, desconcierto.
• Disgusto: desdén, desprecio, menosprecio, aborrecimiento, aversión, disgusto, repulsión.
• Vergüenza: culpabilidad, molestia, disgusto, remordimiento, humillación, arrepentimiento,
mortificación y constricción.
Se dice que tenemos una mente emocional y otra racional, la primera es mucho más rápida actúa
sin ponerse a pensar en lo que está haciendo, descarta la reflexión deliberada y analítica que es el
sello de la mente pensante… las acciones que surgen de la mente emocional acarrean una sensación
de certeza especialmente fuerte, una consecuencia de una forma sencilla y simplificada de ver las
cosas que pueden ser absolutamente desconcertantes para la mente racional. Cuando ha pasado la
tormenta, o incluso en medio de la respuesta, nos sorprendemos pensando: “¿Para qué hice esto?”
Una señal de que la mente racional está despertando, aunque no con la rapidez de la mente
emocional… este rápido modo de percepción sacrifica la exactitud a favor de la velocidad,
dependiendo de las primeras impresiones, reaccionando al cuadro general o a los aspectos más
sorprendentes. Asimila las cosas de inmediato, como un todo, reaccionando sin tomarse el tiempo
necesario para un análisis reflexivo.
Los elementos vívidos pueden determinar esa impresión, efectuando una cuidadosa evaluación de
los detalles. La gran ventaja es que la mente emocional puede interpretar una realidad emocional
(él está furioso conmigo; ella está mintiendo; esto lo entristece) en un instante, emitiendo los
juicios intuitivos que nos dicen con quién debemos ser cautelosos, en quién podemos confiar, quién
está afligido. La mente emocional es nuestro radar para percibir el peligro; si nosotros (o nuestros
antecesores en el proceso evolutivo) esperáramos que la mente racional hiciera algunos de estos
juicios, tal vez no sólo estaríamos equivocados, sino que podríamos estar muertos. El inconveniente
es que estas impresiones y juicios intuitivos, debido a que se efectúan en un abrir y cerrar de ojos,
pueden ser erróneos o falsos”.
La lógica de la mente emocional es asociativa; toma elementos que simbolizan una realidad, o
dispara un recuerdo de la misma, para ser igual a esa realidad. Esta lógica del corazón –de la mente
emocional- está bien descrita por Freud en su concepto de ‘proceso primario’ de pensamiento; es la
lógica de la religión y la poesía, la psicosis y los niños, el sueño y el mito (como señala Joseph
Campbell, ‘los sueños son mitos privados; los mitos son sueños compartidos’)…
si la mente emocional sigue esta lógica y estas reglas, con un elemento que representa a otro, las
cosas no necesariamente deben estar definidas por su identidad objetiva: lo que importa es cómo
son percibidas; las cosas son lo que parecen. Lo que algo nos recuerda puede ser mucho más
importante que lo que ‘es’.
Todas las emociones son naturales
Comienza a pensar en las emociones que has tenido hasta ahora y haz una lista. Inténtalo ahora,
simplemente por el gusto de hacerlo.
¿Qué pusiste en la lista? Posiblemente incluiste felicidad, tristeza, entusiasmo, enojo,
agradecimiento, miedo, estrés, relajación, asombro. Ahora divide la lista en dos categorías, las
emociones positivas y las emociones negativas.
Sentir emociones positivas o negativas es algo natural y normal en el ser humano. Usamos la palabra
"negativa" para describir las emociones que son más difíciles. La palabra no significa que las
emociones sean malas o que no las puedas tener. De todas maneras, las personas prefieren sentir
emociones positivas no negativas. Es probable que prefieras sentirte feliz más que triste o segura
en vez de insegura.
Lo más importante es el equilibrio entre estas emociones (cuántas emociones positivas y cuántas
emociones negativas tenemos).
¿De qué manera nos ayudan las emociones negativas?
Las emociones negativas nos advierten de las amenazas y los desafíos que tendremos que enfrentar.
Por ejemplo, el miedo nos avisa de un posible peligro. Es una señal que nos indica que necesitamos
protegernos. El enojo nos avisa que alguien nos está ofendiendo o irritando, pasándose de los
límites o violando nuestra confianza. El enojo puede ser una señal de que tenemos que actuar y
defendernos por nuestra cuenta.
Las emociones negativas aumentan nuestra conciencia. Nos ayudan a enfocarnos en un problema
de manera que podamos solucionarlo. Pero tener muchas emociones negativas puede agobiarnos,
ponernos ansiosos, cansarnos y estresarnos. Cuando hay muchas más emociones negativas que
positivas, los problemas suelen ser demasiado grandes y difíciles de resolver.
Cuanto más nos preocupamos de las emociones negativas, más negativos nos sentimos.
Concentrarse en lo negativo, nos hace más negativos.
En este artículo te mostraremos una lista de las emociones negativas principales y te daremos
algunos consejos para que puedas llegar a manejarlas y gestionarlas mejor. Las emociones –tanto
las positivas como las negativas- son reacciones psicofisiológicas que todos experimentamos ante
determinadas circunstancias, ayudándonos a adaptarnos al entorno.
De esta forma, por ejemplo, ante un peligro real, tenemos miedo y nos alejamos de dicho peligro.
En otras circunstancias, como cuando fallece un ser querido, tus emociones son de tristeza y esto
ayuda a que las personas de tu alrededor se muestren compasivas y empáticas contigo. Como ves,
se trata de reacciones emocionales normales y adaptativas, que consiguen que te adaptes al
entorno y que muestres tus sentimientos a los demás. Sin embargo, algunas emociones negativas
se producen sin un desencadenante claro ni una función concreta –o durante más tiempo del
deseado-.
LAS 5 EMOCIONES NEGATIVAS PRINCIPALES
1-FOBIA
La diferencia entre miedo y fobia es que el primero se refiere a la emoción negativa que
experimentas ante un peligro real, en la que tu vida o integridad física puede correr peligro –por
ejemplo, cuando caminas sólo por una calle oscura y ves que alguien te sigue-, mientras que en la
fobia, la emoción que surge no está justificada.
Algunos ejemplos de fobia pueden ser:
A la oscuridad.
A insectos (como cucarachas).
A la muerte.
A conducir.
A hablar en público.
A hablar con los demás (fobia social).
Como puedes ver, son numerosos los ejemplos de fobia que podemos encontrar.
En este caso, para superar la fobia tienes que intervenir en dos ámbitos importantes: los
pensamientos que te abruman y las conductas de evitación –puesto que, al exponerte, lograrás
habituarte al estímulo fóbico-.
PENSAMIENTOS QUE SE PRODUCEN EN LAS FOBIAS
Si tienes algún tipo de fobia, sabrás perfectamente los pensamientos que surgen anticipando el
peligro de exponerte a la situación que temes.
Todas las fobias tienen en común que los pensamientos suelen ser catastróficos, exagerados y con
un fundamento erróneo. Algunos ejemplos serían: “voy a perder el control”, “voy a hacer el ridículo
si hablo en público, todos se van a dar cuenta de que estoy nervioso”, “si pienso en la muerte, puedo
tener más probabilidades de morir”, etc.
Para superar la fobia, tienes que hacer frente a estos pensamientos ilógicos, plantearte que pueden
ser desmesurados y buscar explicaciones alternativas.
Por ejemplo, si tienes fobia social y crees que vas a hacer el ridículo o vas a quedarte en blanco
hablando con los demás, piensa lo peor que puede pasarte. Esta técnica se llama
“descatastrofización”, y consiste en darse cuenta de que las consecuencias no son tan terribles como
parecen.
En el ejemplo anterior, puedes pensar que es horrible que los demás se rían de ti y hagas el ridículo,
pero en realidad, lo peor que te puede pasar es que te sientas incómodo con la situación.
¿Qué sucedería si los demás se ríen de ti si metes la pata? En realidad, tras unos minutos u horas,
nadie se acordará de lo sucedido. Si le restas importancia a tus errores, los demás también lo harán.
En este ejemplo, es especialmente recomendable que aprendas a reírte de ti mismo, puesto que
eso te hace inmune a burlas y críticas.
AFRONTAMIENTO
El otro ámbito en el que tiene que intervenir para superar una fobia es afrontar las sensaciones
desagradables que te producen.
Para ello, además de controlar los pensamientos, es recomendable que realice una lista con los
pasos que vas a llevar a cabo para acercarte progresivamente al estímulo fóbico.
Para que su exposición tenga el efecto deseado, debe programarla con los pasos necesarios,
volviendo a pasos anteriores en caso de ser necesario.
2-ANSIEDAD O PREOCUPACIONES EXCESIVAS
Seguro que en algunas ocasiones ha experimentado esta emoción tan desagradable como la
ansiedad, en la que tu cuerpo responde con nerviosismo, miedo a la incertidumbre, etc.
Son muchas las situaciones que pueden provocarle ansiedad, como preocupación por realizar bien
tu trabajo, búsqueda de equilibrio entre la vida familiar y laboral, cambio de residencia, etc.
En la mayoría de las situaciones, la ansiedad dificulta su rendimiento o desempeño de la tarea, por
lo que controlarla le aportará muchos beneficios.
La ansiedad, debido a que tiene un gran componente cognitivo, requiere que aprenda a darle un
significado diferente a los acontecimientos.
Por ejemplo, si le genera ansiedad pensar que si no termina su trabajo cada día le despedirán,
debe plantearse que a veces nos proponemos objetivos irreales y difíciles de cumplir, por lo que no
pasa nada si en algún momento deja parte de su trabajo para el día siguiente.
De esta forma, conseguirá aliviar su ansiedad y, una vez haya descansado lo suficiente, estará listo
para continuar el trabajo que dejó pendiente.
3-IRA O AGRESIVIDAD
La ira es una emoción que surge por numerosos motivos, como cuando vemos amenazada nuestra
libertad, cuando nos sentimos ofendidos, etc. Se producen múltiples cambios fisiológicos en nuestro
cuerpo, como enrojecimiento facial, aceleración del ritmo cardíaco, sudoración, tensión de los
músculos, entre otros.
Para controlar su agresividad, debe distanciarse –física y mentalmente- de la persona o situación
que le ha provocado esta emoción, puesto que otra característica común es que se sienta abrumado
y no pueda pensar con claridad.
Retírarse a un lugar en el que pueda gestionar esta emoción tan intensa. Tómarse unos minutos para
respirar profundamente, de forma que su frecuencia cardíaca retome niveles normales.
Reflexiona sobre la situación concreta y sobre aquello que puede hacer para solucionar el problema,
sin tener una concepción de perder o ganar –sino de llegar a un punto medio y evitar conflictos-.
Otro aspecto que debe tener en cuenta, si es una persona que suele tener emociones de ira o
agresividad, es que mejore algunos hábitos diarios, como por ejemplo, dormir las horas necesarias, si
duerme poco, probablemente influya en que tenga una actitud más irascible y experimente
agresividad con más frecuencia.
4-TRISTEZA
La tristeza es una emoción negativa que cumple una función adaptativa muy importante: hacer ver a
las personas de tu alrededor que estás pasando por un mal momento y necesitas apoyo social.
Otra de las funciones es conservar energía para reponerte tras un suceso traumático o una grave
pérdida.
Sin embargo, si sueles tener un sentimiento general de tristeza, debes plantearte seguir estos
consejos para que logres combatirla.
Planea actividades que te mantengan ocupado. Si te aíslas, si te centras en lo negativo de
la situación, entrarás en un círculo vicioso del que es muy complicado salir.
Es recomendable que incluyas actividades en tu agenda de forma gradual, comenzando con un
paseo de 20-30 minutos, por ejemplo.
Posteriormente, puedes ir incluyendo salir a cenar un día a la semana con tus amigos, practicar algún
deporte, etc.
Habla de lo que te entristece. Ocultar tus emociones tampoco te servirá de nada.
Aprende a gestionar tu tristeza hablando con amigos y familiares, exponiendo aquello que te
provoca esa emoción.
Llora cuando lo necesites. No evites llorar, puesto que, de esta forma, podrás desahogarte
y podrás reponerte posteriormente.
Se ha demostrado que el llanto libera una serie de hormonas que alivia la angustia sentida ante un
evento doloroso.
Además, también parece que puedes mostrarte más abierto a nuevas ideas tras haberte
desahogado a través del llanto.
Busca la parte positiva de lo sucedido. Si tu tristeza ha comenzado tras una ruptura de
pareja o tras un despido laboral, debes buscar los beneficios que te aporta tu nueva
situación.
Por ejemplo, puedes percibir un despido como una oportunidad para encontrar un empleo que se
adecúe más a tus metas profesionales, o en el que tengas un mejor horario de trabajo o salario.
5-CULPABILIDAD
La culpa es otra emoción negativa que puede hacer que te sientas muy mal contigo mismo.
Ésta es otra emoción adaptativa, puesto que evita que nos comportemos mal y seamos crueles los
unos con los otros –por lo tanto, ayuda a mantener el bienestar de la sociedad-.
Para combatir dicha emoción, puedes plantearte algunos cambios, en función de tu situación
concreta:
Habla con la persona a la que has herido. Si muestras tus disculpas abiertamente, lograrás
deshacerte de la culpabilidad por haber actuado de forma inadecuada o, al menos, atenuar
esa culpabilidad.
Corrige tu error. En la medida de lo posible, intenta enmendar tu error para que tu
sentimiento de culpa disminuya. Por ejemplo, si has roto un objeto valioso para otra
persona, intenta buscar el modo de compensarlo, de forma que el daño sea menor.
Aprende de tus errores. Si ya es demasiado tarde y has perdido a un amigo o pareja por
haber actuado de forma incorrecta, procura que tu error no se repita en el futuro. Acepta
que no puedes cambiar el pasado, pero eres dueño de tu futuro.
De qué manera nos ayudan las emociones positivas
Las emociones positivas compensan las negativas y tienen otros beneficios.
En vez de limitarnos, como lo hacen las emociones negativas, las emociones positivas afectan
nuestro cerebro de tal manera que aumentan nuestra conciencia, atención y memoria. Nos ayudan
a absorber más información, a mantener varias ideas al mismo tiempo y a comprender cómo las
ideas se relacionan unas con otras.
Cuando las emociones positivas abren las puertas a nuevas posibilidades hacemos más cosas, somos
capaces de aprender más y ampliar nuestros talentos. Y esto nos permite desempeñarnos mejor en
las tareas y los exámenes.
Las personas que sienten muchas emociones positivas diariamente son más felices, más sanas,
aprenden más y se llevan mejor con la gente.
La positividad es una elección de vida, la gente que desarrolla esta cualidad generalmente tiene un
desempeño superior en las diferentes esferas de su vida. Las emociones positivas que mencionamos
en este artículo son objeto de las mayores investigaciones a nivel científico y, la Dra. Barbara
Frederickson PH. D - ganadora del “Highest Templeton prize in Positive Psychology”- después de
años de estudiar las experiencias emocionales de cientos de personas (estudiantes universitarios,
hombres de negocios y mujeres en la mitad de la vida considera que estas 10 formas de positividad
son las que “ colorean” más frecuentemente el día a día de la mayoría de las personas y, que el
cultivarlas tiene un efecto directo en nuestro bienestar.
Alegría: Sucede en un instante, cuando nos encontramos en un ambiente familiar y seguro. Aparece
en aquellos momentos “perfectos” (un domingo con la familia, una felicitación inesperada) donde
sentimos que las cosas son exactamente como deberían de ser y estamos justamente donde
deberíamos estar.
Gratitud: Es un momento en el que te das cuenta que alguien hizo mucho más por ti de lo que era
necesario, tal vez un vecino, un maestro o un mentor. La gratitud abre nuestros corazones y activa
en nosotros el botón de la “’reciprocidad” genuina que nos mueve a hacer algo por aquella persona
que nos hizo tanto bien.
Serenidad: Al igual que la alegría, la serenidad se da en un ambiente familiar y seguro, pero es una
versión mucho más relajada, sostenida y sutil. Se disfruta cuando estamos totalmente presentes y
conscientes de lo que estamos viviendo, desde disfrutar al comer un antojo, hasta estar
completamente inmersos en un momento de contemplación.
Interés: Es un estado más elevado donde algo nuevo llama nuestra atención inspirándonos y
provocándonos fascinación y curiosidad. A veces se despliega como un abanico de nuevos retos
que te permite mantener en crecimiento tus habilidades; esto nos mantiene despiertos, vigorizados y
sintiéndonos realmente vivos.
Esperanza: Aunque la positividad se genera cuando te sientes seguro y familiar, la esperanza es la
excepción. Esta se genera cuando las circunstancias son difíciles o adversas y nos ilumina como un
faro de luz, que refuerza nuestra creencia de que todo puede cambiar y mejorar.
Orgullo: Es una de las emociones catalogadas como de “auto-conciencia”, y muchas veces tiene una
connotación negativa al asociarlo con los pecados capitales como la soberbia. Si se mantiene
balanceada con algo de humildad, su positividad está en que nos permite atribuirnos los logros que
resultan de un esfuerzo genuino y de un trabajo duro.
Diversión: La encuentras en a q u e l l o que te hace reír y te permite la recreación; es a veces una
inesperada chispa que brota de manera espontánea y que te ayuda a cambiar o a “refrescar” tu
perspectiva.
Inspiración: es como una bocanada de oxígeno que toca tu vida, tu corazón y tu mente exaltando
tu imaginación, tu creatividad y tu motivación. Sentirse inspirado por algo o alguien dispara tu
atención y le da calidez a tu corazón.
Asombro: Se origina al reconocer la sensación de estar en presencia de algo mucho más grande que
nosotros mismos. Puede darse al contemplar un atardecer, al observar la vía láctea o al sostener la
cabeza de un recién nacido, esos momentos de magnificencia y belleza recargan nuestra energía.
Amor: Es la emoción positiva más frecuente y abarca todas las anteriores. Cuando sentimos amor
nuestros cuerpos tienen una reacción biológica que incrementa nuestros niveles de oxitocina y
progesterona, aumentando nuestra sensación de bienestar y reduciendo nuestro nivel de estrés, lo
que sin lugar a dudas mejora nuestra salud y calidad de vida.
Anexo internet
https://www.gestiopolis.com/concepto-de-inteligencia-emocional-y-manejo-de-las-emociones/ http://www.rafaelbisquerra.com/es/competencias-emocionales/conciencia-emocional.html