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La sensibilidad leoparda. Álzate, y la candidatura ial de . Pérez XII Continúa la confección del programa ideológico y programático de la ANP. El 9 de octubre de 1937, después de las elecciones municipales, La Tradición, órgano al servicio de la ANP, publicó las bases para la redacción del futuro programa de esa organización. El documento, de 51 puntos, había sido preparado por Rodrigo Jiménez Mejía, y estaba redactado en un estilo nuevo para aquellos tiempos. Desde la matriz conservadora se desprendía, por primera vez, una convocatoria que aspiraba a llegar a un conglomerado mayor, más allá de la militancia del partido. Era una propuesta amplia que recogía de los demás programas políticos en circulación los contenidos de las demandas progresistas y populares de mayor receptividad: instrucción mínima y alimentación básica obligatorias para los trabajadores, coparticipación de los obreros en las fábricas, capacitación para desarrollar la pequeña industria, nacionalización de los servicios públicos y de la industria bancaria, repartición de los beneficios de la gran industria, créditos con intereses mínimos para los pequeños agricultores, contrato colectivo de trabajo, creación de seguros sociales e instituciones de previsión y asistencia públicas, cajas de previsión para la desocupación, asistencia gratuita para las madres pobres en periodos de gravidez y de lactancia. 1 Además, el redactor de los puntos del programa escribía en un estilo que aspiraba a llegar al corazón de la gente: "Profesamos amor entrañable por Colombia". El proponente no violentaba así la cultura religiosa del colombiano: "Respetamos y defendemos la moral del cristianismo y la religión católica, como bases fundamentales 7 La Tradición, octubre 9 de 1937. pp. 540-541.

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La sensibilidad leoparda. Álzate, y la candidatura

ial de . Pérez

XII

Continúa la confección del programa ideológico y programático de la ANP.

El 9 de octubre de 1937, después de las elecciones municipales, La Tradición, órgano al servicio de la ANP, publicó las bases para la redacción del futuro programa de esa organización. El documento, de 51 puntos, había sido preparado por Rodrigo Jiménez Mejía, y estaba redactado en un estilo nuevo para aquellos tiempos. Desde la matriz conservadora se desprendía, por primera vez, una convocatoria que aspiraba a llegar a un conglomerado mayor, más allá de la militancia del partido. Era una propuesta amplia que recogía de los demás programas políticos en circulación los contenidos de las demandas progresistas y populares de mayor receptividad: instrucción mínima y alimentación básica obligatorias para los trabajadores, coparticipación de los obreros en las fábricas, capacitación para desarrollar la pequeña industria, nacionalización de los servicios públicos y de la industria bancaria, repartición de los beneficios de la gran industria, créditos con intereses mínimos para los pequeños agricultores, contrato colectivo de trabajo, creación de seguros sociales e instituciones de previsión y asistencia públicas, cajas de previsión para la desocupación, asistencia gratuita para las madres pobres en periodos de gravidez y de lactancia.1

Además, el redactor de los puntos del programa escribía en un estilo que aspiraba a llegar al corazón de la gente: "Profesamos amor entrañable por Colombia". El proponente no violentaba así la cultura religiosa del colombiano: "Respetamos y defendemos la moral del cristianismo y la religión católica, como bases fundamentales

7 La Tradición, octubre 9 de 1937. pp. 540-541.

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que son de nuestra civilización".2 Y advertía: "No somos capitalistas, no somos liberales, no somos marxistas, sino espiritualistas [...] Somos una revolución nacionalista".3 Eso sí, no dijo "no somos conservadores"; es un silencio en el documento, que resuena dada su estrecha relación con esa cultura política. Autoafirmarse nacionalista quería decir, en su universo mental, apelar al espacio, a lo local, a lo interior, a diferencia de otras revoluciones que supuestamente no lo eran: "Somos una revolución nacionalista, en contra de la revolución partidista",4 que era el otro tipo de revolución que deambulaba en el ambiente político-ideológico nacional. Los puntos base del futuro programa estaban sintonizados no sólo con lo popularmente aceptado y conveniente, de acuerdo con la naturaleza cristiana de su proponente, sino también con aspectos relacionados con la prédica del liberalismo representado en la Revolución en Marcha:

Pedimos devoción permanente hacia nuestros campesinos haciéndolos propietarios de la tierra: y pedimos estímulo para nuestros obreros haciéndolos copartícipes de las fábricas. Defendemos y apoyamos la industria privada en cuanto esta sea útil al interés nacional: defendemos la propiedad privada en cuanto esta no se contraponga a los intereses fundamentales de la propiedad: pedimos una orientación nacionalista unificada para la universidad, pedimos la creación de i n d u s t r i a s au tónomas y la creación de la pequeña indus t r i a , pedimos la racionalización de la industria, a base de la economía dirigida, pedimos que se beneficien nacionalmente las riquezas de nuestro subsuelo, creación de las carreras administrat ivas, diplomática, judicial y del profesorado.77

Y estaban los puntos en los que se expresa su impronta personal, la de su sensibilidad: "Pedimos amor y compenetración para con nuestra madre patria, España. Pugnamos por la organización corporativa del Estado. Pedimos que la escogencia de los candidatos a la Presidencia del Estado se haga por la Asamblea general de Corporaciones y luego se decida entre los candidatos por elección nacional".6 Abogaba el programa por una reestructuración militar:

Pedimos que se eleve el Ejército a la preeminencia nacional a que tiene derecho. Pedimos que el pie de fuerza se eleve a cincuenta mil hombres. Pedimos la reeducación del pueblo por medio del servicio militar; pedimos una enérgica política de defensa y formación de la raza, pedimos que se favorezca la inmigración de razas asimilables y que se prohiba la de pueblos disímiles: pedimos instrucción militar obligatoria, pedimos reeducación del pueblo por medio del servicio mili tar; pedimos que la memoria del padre de la Patria, don Simón Bolívar sea objeto de veneración y culto permanente.7

El proyecto de Jiménez Mejía exigía la incorporación de la mujer al proceso histórico nacional. Y, para terminar, Rodrigo Jiménez Mejía, tomando la vocería de la sensibilidad de los jóvenes que como él pensaban, declaró con trascendencia: "Juramos por Cristo y por Bolívar darnos íntegramente a este programa de restauración nacional y cumplirlo hasta con el sacrificio de la propia vida".8

Pero no eran sólo coincidencias con los liberales en muchos de los aspectos que trataba el programa. También las había con el nuevo programa del Partido Conservador: defensa de la propiedad privada, de la pequeña industria y de la legislación laboral. Ambas plataformas estaban dirigidas a neutralizar los destinatarios positivos del liberalismo: campesinos y obreros.

7 Ibid. Ibid.

• Ibid. '• Ibid 77 Ibid. 7 ibid. " Ibid.

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El nacimiento ele la candidatura de Mariano Ospina Pérez. "el Caudillo Cafetero"

Hasta físicamente parece constituido para

gobernar. Su misma piel, de un bronce lento,

hace pensar en los rostros que modela el pulgar

del sol.9

Es ¡a mayor capacidad administrativa de la

Nación, y porque él es el único capaz de llevar

en esta hora con decoro ¡a Presidencia de la

República, vacante desde 1926. cuando la dejó

su ilustre tío.1"

Después de las elecciones municipales, los conservadores del occidente colombiano reconocieron que el Partido Conservador había perdido terreno por causa de la abstención y por el innecesario desgaste de sus dirigentes en la cacareada crisis de junio. Pero no había tiempo que perder, había que recuperar el poder y para ello era necesario poner en ejecución un plan de acción. Así, el 11 de octubre, el director de El Colombiano escribió: "Proclamamos la necesidad de concurrir a las elecciones presidenciales como el único medio de acabar de desperezar y tonificar al Partido Conservador"." Silvio Villegas atrapó la idea y le dio forma en el editorial "La lucha presidencial", que escribió al día siguiente del mensaje de Gómez Martínez, De una vez, propuso la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez. Para Villegas, las fuerzas contrarrevolucionarias (por ellas entendía la militancia tanto del Partido Conservador como de la Acción Nacionalista Popular) debían superar la atrofia causada por dos años de abstención electoral. Señalaba que tan prolongada abstención tenía a las masas del partido "desentrenadas, sin ánimo de pelea". Refiriéndose a los recientes resultados electorales, anotaba que el conservatismo se había abstenido en ochenta municipios, y que tal situación no podía continuar. "Necesitamos un partido ágil, crepitante, con voluntad heroica, vigorosamente intervencionista",12 escribía. Más adelante, el 14 de octubre, en el editorial intitulado "La candidatura nacional", Villegas destacó el retorno del conservatismo a la lucha presidencial como un escalón más en la metódica estrategia de captar al temeroso electorado del partido para futuras justas electorales:

Hace cuatro meses, cuando nosotros proclamamos la urgencia de intervenir en las elecciones municipales, el Partido Conservador partió de cero. Nada teníamos entonces. Hoy podemos continuar trabajando sobre el inmenso capital político que representan doscientos cincuenta mil votos, a pesar de la abstención de trescientos municipios. En las próximas elecciones podemos avanzar en cien o doscientos mil votos. Y esta será una fuerza temible para concurrir a elecciones de representantes y diputados. La contrarrevolución está aquejada de anemia y de parálisis: su estado de salud exige una terapéutica de movimiento permanente."

El 15 de octubre, en el editorial "El tema vigente", Villegas enfatizó aún más en este punto:

El Partido Conservador necesita la vital calisténica de las urnas, si aspira nuevamente a tener vigencia histórica. Entre nosotros los partidos no se preocupan de su organización sino

" Discurso de Joaquín Hstrada Monsalve. Véase La Patria, noviembre 22 de 1937. p, 8. 77 Discurso de Silvio Villegas en Bogotá. Ibid.. diciembre 16 de 1937, p. 3. 7 El Colombiano, octubre 11 de 1937. p. 3 7 La Patria, octubre 12 de 1937. p. 3, ' Ibid.. octubre 14 de 1937. p, 3.

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en vísperas de un gran debate electoral. En cuatro meses de campaña lograremos una copiosa cedulación, aumentando nuestros guarismos para los futuros debates. Asimismo, nuestra presencia beligerante en la lucha presidencial, exigirá la concurrencia moralizadora de los conservadores a las corporaciones electorales.1"1

Bajo la consigna de movilizar a las masas conservadoras hacia las elecciones presidenciales, Silvio Villegas legitimó la candidatura de Mariano Ospina Pérez. Entre los argumentos que utilizó Villegas para persuadir a su gente, escogió el ejemplo del Partido Liberal "El poder no se conquista sin afanes. Al liberalismo le costó dos guerras y cuarenta y cinco años de esfuerzos continuos, venciendo la pereza de los conductores y el cansancio de las masas".15 Para el director de La Patria, la iniciativa de la candidatura presidencial de Ospina Pérez debía salir de las entrañas y anhelos de poder de las mayorías conservadoras, mas no de la imposición de las directivas nacionales del partido. En este punto, Villegas explotó las divergencias políticas que existían entre las provincias y el centro para apuntalar la candidatura de Ospina Pérez:

Para nosotros la voluntad de concurrir a las elecciones presidenciales debe salir no propiamente de las entidades directivas, sino del seno mismo de las masas que van asumir esta responsabilidad suprema. El candidato debe tener el mismo origen. Nosotros deseamos conocer la opinión de los periodistas conservadores y de los ciudadanos que se sientan con capacidad de opinar. Proponemos un plebiscito en torno de este negocio capital.Hi

En esa misma dirección, Villegas planteó la necesidad de convocar a una convención nacional conservadora que debatiera la iniciativa y escuchara la voz del electorado conservador:

Como este tema tendrá que definirlo una gran convención, convocada por el Directorio, hemos querido sondear la opinión de las masas, a quienes corresponde la decisión suprema. Los movimientos populares tienen que formarse de la periferia al centro. Los delegados deben ir a la convención con un criterio definido, y lo que esta resuelva, será unánimemente acatado por nuestra colectividad.17

Para Villegas, la candidatura nacional de Ospina Pérez era una propuesta que buscaba sanar las divergencias surgidas entre los dos sectores del Partido Conservador:

Lo único que puede cohesionar de nuevo al conservatismo, después de su reciente crisis, es una candidatura presidencial, que encienda la lumbre de esperanza y congregue en un mismo vivac a todos los combatientes. Si nuestro partido no lanza candidato dará una sensación de vencimiento altamente perjudicial para los itinerarios del porvenir. Es preciso saetear, avasallar el horizonte, quemando etapas y sojuzgando el destino.18

Pese a las intenciones de la sensibilidad leoparda, era evidente que la propuesta socavaba la autoridad del Directorio Nacional Conservador, y era el preámbulo de una nueva crisis dentro del Partido Conservador, que no se acostumbraba al vanguardismo del conservatismo del occidente del país. La iniciativa de Villegas de producir un plebiscito y proponer una convención del partido para discutir sobre la candidatura habla a favor de la sensibilidad leoparda, que abogaba en pro de una democracia interna y de una inclusión popular en los asuntos del partido.

1 ibid.. octubre 15 de 1937. p, 3. 7 ibid.. octubre 11 de 1937. p. 3,

177 Ibid.. octubre 12 de 1937. p, 3. 7 Ibid.. octubre 15 de 1937, p, 3. » Ibid.. octubre 12 de 1937. p. 3.

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L a fabr icación del n u e v o héroe .

En esto de fabricar un nuevo héroe, un héroe vivo, ya que Bolívar estaba muerto, La Patria era experta. Justamente, su nacimiento en 1921 había estado en conexión con la fabricación de la candidatura de Pedro Nel Ospina, tío de Mariano. Y fabricó candidatura y candidato con éxito. Lo hizo con métodos supuestamente ajenos a los de la cultura conservadora: el culto al héroe. Y esa vez, no obstante las influencias extranjeras que concurrieron a semejante despropósito, la fuente principal fue el Partido Liberal colombiano. Este eco, esta experiencia, estas voces estaban presentes en los finales de 1937 cuando La Pat r ia y El Colombiano se inventaron la candidatura de Mariano Ospina Pérez. Se trataba, además, de una estrecha relación de la sensibilidad leoparda con la histórica familia Ospina. De ahí que Joaquín Estrada Monsalve se manifestara de la siguiente forma:

Con Mariano Ospina Pérez tornaría al poder el ospinismo. que no es tan sólo un ilustre gentilicio colombiano, sino todo un sistema de gobierno, un método de administración pública, una teoría de la nacionalidad. Tan noble linaje tiene equivalentes exactos en el idioma, comprobados a lo largo de nuestra historia: honradez y decoro, carácter y autoridad, actividad constructiva y crédito interno y externo, hombría y dignidad militares, orden jerarquizante y antimanzanillismo, audacia económica hasta la temeridad e inmaculado honor internacional, nacionalismo aduanero y sentido nacional de la política de partido. Sobre cada uno de los aspectos del ospinismo como sistema de mando pudiera escribirse un tratado. Ese ilustre cúmulo de virtudes públicas y privadas las llevaría al poder Mariano Ospina Pérez, restableciendo con ellas la vida desfalleciente de la república.19

Silvio Villegas tomó del discurso nacionalista de la guerra civil española el vocabulario de salvación que necesitaba para argumentar y persuadir a los conservadores e, incluso, a los colombianos, de las bondades de la candidatura de Ospina: "Cruzada de Restauración Pública", "Cruzada de Restauración Nacional", "Empresa de Salvación Pública", "Restauración de la Sociedad y de la Patria" y "Campaña de Restauración Pública". Significantes metafóricos que mezcló con las combinaciones criollas'-"Candidatura Nacional", "Candidatura Popular". Repetían constantemente los periodistas de La Patria y de El Colombiano que al doctor Mariano Ospina Pérez le distinguía una particular "conciencia social". La construcción del nuevo héroe contó con aseveraciones como la siguiente: "El doctor Ospina Pérez no es propiamente un candidato de partido, sino el paladín de los más elevados anhelos públicos".20 Para Villegas, la candidatura de Ospina significaba un acontecimiento que llamaba a una etapa de conciliación nacional, en la cual se superarían las divisiones partidistas que habían caracterizado el desarrollo de la política en Colombia. "El país debe libertarse de la odiosa esclavitud de las pasiones partidistas, como lo han hecho todas las naciones europeas, conscientes de su destino. Todo para la nación; nada fuera de ella. Su grandeza es la nuestra".21 La convocatoria aspiraba a llegar lejos: "Sólo con el pleno respaldo del conservatismo, de las derechas, y de un grupo liberal si es que hay liberales independientes, nosotros asumiríamos la responsabilidad de una cruzada restauradora".22 Es más, Villegas se remitió al pasado exitoso de Ospina Pérez como administrador agrícola, ingeniero y miembro de la Federación Nacional de Cafeteros para lanzar esta aspiración presidencial como la candidatura que representaba a los sectores económicos de la sociedad colombiana. La Patria abrió su edición del 14 de octubre de 1937 con el titular: "La candidatura nacionabagraria de Ospina Pérez".

'" ibid.. noviembre 22 de 1937. p, 8. ' Ibid., octubre 15 de 1937, p. 3,

-' Ibid.. octubre 16 de 1937, p. 3. 77 Ibid.. octubre 19 de 1937, p. 3,

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Con un subtitular: "El conservatismo irá al debate presidencial".23 Y en su editorial señalaba:

Ospina Pérez es el candidato natural de mineros, cafeteros, industriales, agricultores, de las clases trabajadoras oprimidas. La descentralización administrativa, los derechos de las provincias, tienen en Ospina Pérez su más autorizado personero. No es posible olvidar sus memorables campañas contra el impuesto sobre giros, contra los altos intereses bancarios, contra las confiscaciones repetidas de los poderes públicos. Mientras otros escriben sobre filosofía política, Ospina Pérez publica un tratado de economía política.24

Y así, las consideraciones de Villegas se fueron convirtiendo en fuentes para la erección del nuevo héroe. Los demás colaboradores, bien de El Colombiano bien de La Patria, no hicieron otra cosa que recibir el balón y continuar el juego. El columnista Pedro Gutiérrez Mejía escribía:

[...] es una de las inteligencias más claras de Colombia. Ingeniero y político tiene una concepción matemática, precisa, de los problemas nacionales que él conoce como ninguno [...] aplica la teoría del número como base de realizaciones fecundas [...] Organizador de excepcionales dotes, no tiene par en el país entre los hombres de administración y gobierno.26

Los dos candidatos: el bueno y el malo.

Villegas no descansó en el proceso de legitimación del nombre de Ospina como candidato. Recurrió a la comparación con la candidatura liberal:

Sólo la más ascua obstinación sectaria puede cerrarle el paso hacia el Palacio de la Carrera. Reconociendo las insignes virtudes privadas y públicas del doctor Eduardo Santos no es posible vacilar entre la competencia de ambos. El doctor Santos conoce el aspecto académico, retórico de los problemas nacionales. Ospina Pérez los ha vivido. Nosotros le preguntamos a cada uno de los cincuenta mil cafeteros de Caldas si sienten al doctor Santos vinculado a su trabajo, a su provenir, al destino de su familia. En cambio todos ellos le deben a Ospina Pérez la defensa de la industria en memorables y continuadas campañas. Si los cafeteros del país fueran a elegir un Presidente, de acuerdo con sus intereses y no con los odios hereditarios, el candidato nacional alcanzaría la totalidad de los votos. Lo propio pude decirse de los mineros, de los trabajadores, agrarios, de los industriales, de los ganaderos, de la república de los productores.26

En otra edición, Villegas señaló: "Ospina Pérez tiene sobre otros posibles candidatos, las siguientes ventajas: su prestigio en todas las zonas del país, sin distinción de partidos, ni de clases! su vida inmaculada; su linaje de conductor y estadista; su preparación administrativa; su general aceptación en todos los grupos de derechas, desde la Acción Nacionalista Popular hasta el Directorio Conservador".27

Ante la candidatura de un "varón predestinado para el mando", como era presentado Mariano Ospina Pérez, Silvio Villegas continuó la construcción en negativo de la candidatura liberal de Eduardo Santos, a quien consideró como el "Abadía Méndez del Partido Liberal",28 en alusión a la aversión que expresaban la izquierda liberal y los seguidores de Alfonso López Pumarejo por tal candidatura. Señaló que Santos era un "candidato impopular",29 en cambio, la de Ospina era una "candidatura popular", era el verdadero "candidato nacional representante de los sectores económicos productores y de las justas reivindicaciones sociales". Para Villegas, Santos representaba la "oligarquía antinacional".30

27 Ibid., octubre 14 de 1937, p. 1. 24 Ibid.. p. 3. '"• Ibid.. noviembre 6 de 1937, p. 3, '"• Ibid.. octubre 12 de 1937, p. 3. 57 ibid,. octubre 19 de 1937, p. 3. 2 ' Ibid.. octubre 12 de 1937, p. 3. 277 Ibid. 377 Ibid.

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No era casual que la puesta en escena de la candidatura de Ospina tuviera un éxito inmediato. Silvio Villegas era un maestro en producir actos de habla, eventos noticiosos. Tenía un olfato político extraordinario y estaba rodeado de un competente elenco de colaboradores, entre los que se contaban jóvenes de la derecha local, miembros de la ANP. En el periódico coincidían periodistas que, aunque cercanos políticamente, tenían sus propias diferencias.

La reaparición de Álzate Avendaño-intentos para renovar el equipaje menta l .

'Dionisio Elejalde'.

Desde que fue lanzado su nombre como jefe de la ANP casi a mediados de 1937, Álzate estuvo prácticamente invisible. Incómoda, de todas maneras, era su situación. Cercano a la sensibilidad leoparda, que no renunciaba a la participación electoral, y jefe de un movimiento que predicaba exactamente lo contrario, nos imaginamos a nuestro ilustre personaje en una actitud prudente, pero expectante. Reapareció en cuanto pasó la borrasca electoral, en el momento en que a Silvio Villegas le dio por lanzar desde Manizales la candidatura de Mariano Ospina Pérez en oposición a la de Eduardo Santos. Intervino como editorialista del periódico, bajo el seudónimo de 'Dionisio Elejalde', el 17 de octubre, apenas catorce días después de las elecciones. "En nombre de la Nación" fue el título que seleccionó para su primer editorial en el entrañable diario. Dio cuenta del espontáneo plebiscito que recibió el nombre del joven político antioqueño lanzado a la candidatura presidencial, y lo explicó como una señal de buen augurio. Álzate escribía en el género discursivo en que venía haciéndolo Jiménez Mejía, en el sentido de ampliar la convocatoria, el destinatario positivo. Habló entonces de un movimiento de cohesión nacional, de restauración nacional, como alternativa al régimen liberal. Sumó a este nuevo argumento las viejas posturas dichas por él o por alguno de sus copartidarios: "Los hombres de la oposición no somos ciudadanos sino subditos en el país de nuestros ancestros. La vecina república liberal nos equipara a extranjeros perniciosos [...] Sólo una piedad patriótica, la esperanza de un régimen benévolo y justo nos impide renegar de la tierra madrastra".31 Álzate habló de la crisis moral en la que se encontraba el país. Según escribía, el proceso histórico de la Nación era cíclico y comprendía dos etapas antagónicas: una de decadencia y otra de renacimiento. Al primer período había arribado Colombia luego de siete años de acciones y obras políticas que sucedieron o fueron lideradas por los gobiernos liberales. Para él, la violencia sectaria de los bberales había llevado a un desconocimiento de la ciudadanía de los miembros de la oposición, lo cual se evidenció en las deficiencias en la cedulación de los conservadores y en el fraude electoral. Asimismo, este tipo de violencia también había ocasionado la destrucción de la economía aldeana y municipal, lo cual se evidenció en la migración masiva de campesinos, comerciantes y hacendados, del campo a las ciudades. Álzate reconoció que la violencia sectaria era el principal mal que agobiaba a los conservadores en varias regiones del país : "La duda de sus propios títulos para ejercer el poder público, cierta inseguridad de advenedizo, el sobresalto ante un leal escrutinio de las mayorías nacionales, han hecho que el liberalismo mantenga durante siete años sus

77 Álzate Avendaño, Gilberto, Obras selectas.... p, 68,

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criollas brigadas de choque en los municipios para escarmiento y repliegue de las fuerzas contrarrevolucionarias".32 Para el joven intelectual, los gobiernos liberales se habían servido de las disposiciones de la Constitución de 1886 para acceder al poder, pero, una vez en él, optaron por desechar la Constitución e implementar una serie de reformas políticas y sociales que iban en contravía de los postulados tradicionales de la República e inauguraban una nueva era:

Llegado el Gobierno por un azar aritmético, sin entrenamiento mental para el poder ni rumbos fijos, el liberalismo tuvo que improvisar hombres e ideas. Su ideología, batida universalmente por la tormenta de los hechos, ocupaba el desván de los trastos dialécticos del partido. Sólo la defendían los sobrevivientes de la vieja guardia radical. El liberalismo vióse en trance de gobernar con estadistas y principios de la hegemonía conservadora. Esteban Jaramillo, con su inteligencia magistral, puso el país a salvo del hundimiento económico. La Constitución del 86, con sus vértebras intactas, sirvió como excelente herramienta administrat iva y política al nuevo régimen. Los liberales se satisfacían con el aprovechamiento burocrático del mando y con la retaliación contra los godos. Pero la república liberal debía justificarse en una teoría de gobierno. Era menester ladearse hacia la izquierda, obtener del socialismo un prospecto de reforma. Algo análogo en el injerto uterino de la avutarda que narra la fábula. El liberalismo exhibió un complejo de novedad, determinado por el resentimiento. Importaba destruir la obra de "la vieja iniquidad". Sobrevino la nueva era. Hasta la sintaxis de la Constitución fue vuelta al revés. Las leyes sociales, descuadernadas, fomentaron copiosamente una demagogia urbana, una minoría de obreros industriales repletos de privilegios, mientras la vasta humanidad campesina continuaba sufriendo un mísero nivel de vida. Los impuestos aumentaron por la codicia fiscal, sin que el estímulo a la producción compensara los nuevos gravámenes. Una y ahita se puso a enjugar en su pañuelo de bolsillo el sudor del pueblo, la juventud del claustro se convirtió, en un conejo de laboratorio experimental de métodos y pénsumes. Las industrias incipientes vienen siendo castigadas con la tributación, las cargas sociales y la competencia extranjera, favorecida en los tratados comerciales. Tanteos, desorden, despilfarro. Es el balance económico del régimen. En el orden político predomina el interés de la facción. En cuanto a los conflictos espirituales, basta citar el actual proyecto sobre divorcio, que ha puesto en estado de alarma la conciencia católica del país.:,:l

Señalaba que existían instantes en los cuales surgía el renacimiento de la nacionabdad liderado por las mayorías del país. El momento parecía haber llegado con la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez. Apartes de la tendencia del renacimiento nacional, los resumía Álzate así:

En Colombia surge por épocas un designio auroral de superar los intereses creados y los odios heredados de los partidos, en servicio de una patria real más próspera. La Nación trata entonces de convertir su archipiélago humano en un continente, congregando los insulares núcleos políticos en un haz filial. Entonces se tienden puentes y no se cavan fosos. Ese movimiento de cohesión nacional tiene siempre un concreto objetivo histórico. Aparece regularmente en todas las crisis espirituales o económicas del país. Hay cierto ritmo alterno. Cuando el virus de la facción conduce a las gentes al desvarío, actúan a la postre como fagocitosis la voluntad de convivencia, oscuro instinto de equilibrio social. Al sarampión sectario, que desgasta la energía nerviosa de las masas, sucede un período de restauración nacional. Es como si el numen de Bolívar, desde su tremenda soledad, continuase inspirando los itinerarios colombianos.34

En el editorial, y en los siguientes que escribirá. Álzate hace un balance del proceso histórico padecido por el país y por la militancia conservadora desde el advenimiento de la República Liberal. Balance que demuestra a todas luces la evolución de su

72 La Patria, octubre 1 7 de 1 937. p. 3. " Ibid. ' Ibid.

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pensamiento, lo mismo que su adaptación a las nuevas realidades. Se trata de un Álzate propositivo. Relaciona el crecimiento de las ciudades de provincia con la violencia en los campos, por el terror y la zozobra, por las masacres. Considera que el problema de la emigración del campo a la ciudad cubre también a los hacendados y comerciantes que huyen a los grandes centros urbanos en busca de garantías individuales y derechos civiles. No ve en este proceso un fenómeno positivo por cuanto la gente que emigra llega a conglomerados saturados de sectarismo político. Era, además, el análisis que hacía el dirigente de los recientes resultados electorales: "El aumento de los votos conservadores en Bogotá es un dato sobre la persecución política que despuebla las aldeas, pues todos los días llegan a los barrios de la metrópoli convoyes de desterrados, en demanda de techo y pan".35 Y manifestaba su angustia sin preocuparle ser tachado de antimoderno: "El descenso demográfico de los pequeños burgos y el aniquilamiento de los mercados vecinales creará una docena de ciudades populosas, sin grey campesina que sude plusvalía para abastecerlas".36

En medio de la oscuridad, Álzate creía ver la luz a través del nombre de Ospina, y pensaba que las condiciones estaban dadas, que la misma crisis que vivía el país había producido el fenómeno. Criticó la evolución del régimen überal y continuó combatiéndola, pero se propuso y propuso hacerlo en un vocabulario sin sedimentos sectarios, de tal manera que pudieran llegar a los mismos liberales del país "empleando un acento colombiano".37 Y para esto acudió a su principal maestro: Ortega y Gasset, a quien citó con generosidad, destacando:

[...] para hacer grandes tareas la peor es la táctica de la introversión y la exclusión. Precisamente para que sean fecundas ciertas eliminaciones ejemplares es necesario compensarlas con magnánimos apelativos de colaboración, con llamamientos generosos hacia los cuatro puntos cardinales, que permitan a todos los ciudadanos sentirse aludidos. Las revoluciones y los cambios victoriosos han solido hacerse con ideas de amplísimo seno.3"

Y, bajo esta influencia, sentenció:

Nosotros queremos hablar para todo el país en un idioma que entiendan las clases productoras agobiadas. Por eso, frente al sectarismo político, frente al caos gubernamental , frente a la improvisación legislativa, enarbolamos como empresa y divisa el nombre de un preclaro estadista, que escribió en el umbral de un libro suyo desnudo de ornamentos retóricos, esta sentencia concisa: 'Gobernar es administrar'.3!l

De editorial en editorial, el joven caldense perfeccionaba su escritura, era más directo y más enfático. "La lucha por el poder", fue el titulo que escogió para el del 20 de octubre. Allí sentenció: "La Presidencia de la República es el único objetivo digno de una batalla campal".40 Y empezó a defender esa postura tal como no hacía mucho había defendido la movilización conservadora para evitar que la abstención adormeciera a la militancia. Consideró esta vez un simulacro jurídico en los países indolatinos el reparto funcional de los tres poderes formulados por Montesquieu. Señalaba que entre nosotros el ejecutivo ocupaba el vértice del poder, con los máximos atributos. Apoyado en André Siegfried, un intelectual francés, especie de economista moral, sostuvo que en América la figura de los presidentes era la de "un dictador legal colmado de prerrogativas y recursos". Anotó que el Presidente era prácticamente

7 ibid. Ibid.

7 Ibid. 7 ibid, 1 Ibid. ' Ibid.. octubre 20 de 1937

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el único protagonista, y que el Parlamento, a duras penas actuaba como "una vociferante comparsa".41 Para Álzate, nada justificaba no participar en las elecciones: ni el fraude, ni la violencia. "Frente a los manzanillos en línea de agresión resulta extravagante predicar el Satyagraha, la pasividad bovina de Gandhi. Es un entrenamiento moral de santones hindúes, pero carece de eficacia para restaurar una patria en astillas".42 Era el editorial una pieza más en la disputa con el liderazgo de Laureano Gómez. Álzate no quería jugar más a la conspiración, planteaba las cosas directamente:

Las urnas o la insurrección, no existe un tercer término. Hay que escoger forzosamente. Si el conservatismo colombiano no tiene propensión anímica o armamentos para pronunciarse, no puede menos de recurrir al sufragio. El poder no le va a llover del cielo como el maná a los israelitas. Tiene que conquistarlo con amor y dolor [...] un asedio a la Presidencia de la República, con ímpetu de reconquista es más útil que los alegatos orales y escritos contra el Gobierno [...] Nuestro designio es que las masas recuperen la rutina heroica de votar bajo los rigores del régimen. Que desfilen impávidamente por la plaza pública. No hay que exacerbar su complejo de inferioridad con testimonios desesperados, sino nutrirlas con esa rauda voluntad de poderío, que es el pathos de la política. Spengler la definía como un anhelo de ser historia en vez de padecer la historia ajena.43

Pero no produce el novel político textos tristes en esa micro coyuntura de editoriabsta. Le alienta el apoyo que está recibiendo la candidatura de Ospina : "Estas voces de apoyo representan las postreras fuerzas vivas de la contrarrevolución, la leva de combatientes, nuestro pie de guerra";44 la metáfora de la guerra en el contexto en que es utilizada adquiere un viso optimista. Este editorial, que lleva por título "Masas y jefes", tiene como objetivo establecer la coincidencia feliz de encontrarse en un buen momento la relación entre los jefes y las masas. Por ello, Álzate describe con detalle las capacidades del estado mayor que estaría con la nueva candidatura presidencial propuesta: Fernando Gómez Martínez, José Agustín Noriega, Elíseo Arango, Anacreonte González Padilla, Alejandro Cabal Pombo, definidos por Álzate, parodiando a D'Ors, como "políticos de misión", que constituían el liderazgo alternativo al laureanismo, pero que indicaban también un alejamiento de la prédica de la sensibilidad de la ANP.

El Álzate que se reincorporaba a la actividad proselitista estaba resuelto a intervenir en la política de la representación pública. Saludó el inicio de las labores de los concejos municipales, y con él diseñó pautas para el desempeño de los concejales de la minoría, sus copartidarios. Echó mano del socialista belga no marxista Henri de Man, que estaba proponiendo la unión de los trabajadores, de la clase media y de los desempleados con el fin de conquistar la democratización del crédito, para decir con él: "Estimo más una alcantarilla reciente en un barrio proletario o un terrado con flores delante de una casa humilde, que una nueva teoría de la lucha de clases".43

Álzate describió la Manizales de sus días y criticó la ausencia de lo que podríamos llamar hoy un plan de desarrollo; "cityplanning", decía. Consciente ya de que el país no echaría hacia atrás, resolvió aceptar esa realidad:

Aunque Manizales es el asiento de una economía agrícola, no puede menos de preocuparse por su adelanto industrial. No aspiramos a que la ciudad se convierta en un bosque de chimeneas, con tantas fábricas como Medellín, Barranquilla, Cali o Bogotá. Pero el Concejo sí debe propiciar

17 Ibid. " Ibid. 77 ibid. 44 Véase el editorial "Masas y jefes", escrito en La Patria el 24 de octubre de 1937, en Álzate Avendaño, Gilberto. Obras selectas.... p. 71. 77 Ibid.. p. 77.

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la fundación de pequeñas industrias, bonificarlas para que se inicien y prosperen, con rebajas en el suministro de energía eléctrica y en impuestos.46

En virtud del abandono paulatino de los campos y la industrialización progresiva, durante los años próximos se operará en el país la concentración humana en una docena de ciudades mayores. Las demás, serán medianos conglomerados reclusos. Se t ra ta de saber si Manizales defiende su porvenir.'

La prensa conservadora.

En La Patria se pronunciaron los principales líderes derechistas sobre el tema de la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez. La posición de Álzate Avendaño y Silvio Villegas fue seguida incondicionalmente por parte de los miembros de la Acción Nacionalista Popular, como lo veremos más adelante. En Medellín, el directo implicado de todo este revuelo, Mariano Ospina Pérez, señaló de modo lacónico a El Espectador- "Tal vez más tarde tendré oportunidad de comentar el editorial de La Patria". Desde Bogotá, los leopardos Elíseo Arango y Ramírez Moreno se expresaron a favor de la candidatura de Mariano Ospina Pérez: "Me parece magnifica la candidatura del doctor Mariano Ospina Pérez. Creo que el partido abandona la política gandhiana y entra en la lucha",48 dijo Elíseo Arango a El Espectador. "Usted sabe que yo no soy político, pero como simple elector conservador puedo decirle que me parece magnifica la candidatura del doctor Mariano Ospina Pérez y estoy dispuesto a votar dos veces por él", declaró el esquivo Augusto Ramírez Moreno, quien aprovechó la oportunidad para recordar los argumentos que sobre táctica política había defendido el antiguo DNC y criticar la táctica asumida por Laureano Gómez.

Como hemos visto, La Patria se tornó en la principal defensora de la candidatura de Ospina Pérez. Sus oficinas se convirtieron en centro de recepción de cartas y telegramas provenientes de diferentes regiones del país para apoyar esa aspiración y exigir la realización de una convención nacional conservadora que la oficializara. Desde la segunda quincena de octubre de 1937, páginas enteras fueron consagradas a la reproducción de los textos de adhesión. Afínales de ese mes, la candidatura de Ospina Pérez contaba con el respaldo de todos los comités municipales conservadores de Caldas, cerca de cuarenta de Antioquia y la mitad de los departamentos de Valle y Tolima. A La Patria y El Colombiano se sumaron doce periódicos y revistas para apoyar la iniciativa presidencial conservadora: Tradición, de Medellín; El Derecho, de Ibagué; La República, de Armenia; El Trabajo y Pert inax, de Cúcuta; La Razón, de Popayán; Oriente, de Bucaramanga; La Tradición, de Santa Marta; La Defensa Social, de Bogotá; El Conservador, de Támesisí y Renacimiento, de Jardín, Antioquia.

Sin embargo, la candidatura de Ospina no fue respaldada unánimemente por El Colombiano. Por un lado se encontraban las opiniones de su director, Fernando Gómez Martínez, quien compartía las posturas de Silvio Villegas. El 15 de octubre de 1937, Gómez Martínez, en su editorial "El candidato conservador", manifestó que, por medio de una dinámica política de movilización de masas, era tiempo de superar los problemas dejados por la abstención. Como ya había señalado anteriormente, los resultados de las últimas elecciones habían mostrado lo nocivo que había sido la abstención en muchos aspectos, por lo cual las elecciones presidenciales hacían parte

77 Ibid.. p. 76. 47 ibid., pp. 75-76, 777 El Espectador, octubre 13 de 1937. p. 3.

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de un proceso gradual de ganar adherentes y retomar el poder. Apartes de esta propuesta decían1

La abstención anuló la voluntad del partido, deshizo su organización, destruyó los vínculos de solidaridad que habían unido la suerte de gremios y clase bajo una misma bandera y bajo una misma decisión de lucha y sacrificio. Por eso las elecciones pasadas sólo fueron un ensayo de regreso a las ac t iv idades cívicas, un principio de movilización que debe corregirse y perfeccionarse. Las actuaciones futuras tienen que ser más decisivas y más firmes.49

Al mismo tiempo, Gómez Martínez destacó la figura de Ospina Pérez como el portaestandarte de dicha política de movilización de las masas. Además, el periodista antioqueño resaltó las cualidades que como estadista y administrador público tenía Ospina. A dichos planteamientos se sumó Juan Roca Lemus, 'Rubayata', el joven dirigente de la derecha antioqueña. Las posiciones defendidas por este se aproximaron a los puntos de vista expuestos por Silvio Villegas y, especialmente, por el presidente de la Acción Nacionalista Popular, Gilberto Álzate Avendaño. En tono mesiánico, 'Rubayata' señaló que la candidatura de Mariano Ospina Pérez se asemejaba a la concepción del héroe que defendía su propio ideal —la unidad nacional— frente a la amenaza comunista internacional. En Roca Lemus las lecturas de Maurice Barres fueron fundamentales para explicar la importancia que tenían la tradición y la fuerza moral que se hallaba soterrada en el alma nacional. En uno de sus escritos sobre el tema de la candidatura presidencial conservadora, 'Rubayata' señaló:

El plebiscito que enfoca la necesidad de concurrir a las urnas con candidato ortodoxo es ya abrumador y se encuentra nítidamente delineado [...] En esta edad nuestra el ideal colombianista despierta, cuando las clases internacionales taconean sobre esta patria convertida en potrero de cabalgaduras marxistas. Es el ideal de justicia y de dignidad colombianas lo que ha de unirnos a cuantos tenemos fe en el destino de la Nación. A cuantos traten de escalar el poder para restaurar el honor del país, hay que decirles que lo más que necesitamos es un ideal, una fe nacional que casi no existe. Hoy tenemos una especie de irredentismo interno, el irredentismo de nuestra propia nacionalidad, sojuzgada por elementos colombianos nacidos espiritualmente a la sombra de los imperialismos más aberrantes y agresivos, como el de Rusia.50

El optimismo desbordante de los seguidores del director de El Colombiano fue apoyado en forma relativa por sectores de las juventudes antioqueñas que escribían en su diario. Sin embargo, las mocedades de este periódico divergían de Gómez Martínez en un solo punto: el nombre de Mariano Ospina Pérez. Desde la sección "Rúbrica", José Mejía señaló que era prematuro lanzar la candidatura presidencial de Ospina Pérez sin dejar opción a otros prohombres del partido, por lo cual abanderó la posibilidad democrática de que las masas conservadoras eligieran por medio de un plebiscito al candidato de la colectividad, como él mismo señaló: "Debemos inaugurar el plebiscito para este debate [la candidatura presidencial], y, como escribe Silvio Villegas, que las masas decidan la concurrencia a esta elección porque ellas vienen a ser las más grandes protagonistas de la lucha".51 Esta iniciativa contó prontamente con el apoyo de las juventudes universitarias conservadoras de Antioquia. El 16 de octubre, la Juventud Universitaria Bolivariana, compuesta por estudiantes de bachillerato, universitarios y profesionales conservadores, se reunió para debatir sobre el problema de la candidatura presidencial. En dicha tertulia, los líderes juve­niles firmaron un manifiesto en el cual tomaron posición política en los puntos defendidos por Mejía Mejía. Los tres puntos aprobados fueron los siguientes:

474 El Colombiano, octubre 15 de 1937, p. 3. 7,7 ibid.. octubre 20 de 1937. p. 3. 77 Ibid., octubre 13 de 1937. p. 3.

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Primero. - Nos declaramos partidarios de la concurrencia del conservatismo a las elecciones presidenciales. Segundo.- No somos adictos a ninguna candidatura cuya postulación no responda a un plebiscito multitudinario. Tercero." Sólo apoyamos a un nombre que garantice el honesto cumplimiento de los nuevos programas sociales del partido, según la más pura hermenéutica ortodoxa, sin que ninguna concepción plutocrática u oligárquica pueda empañar, falsificar o mutilar la doctrina colectivista católica para ceder a las antiguas tesis del liberalismo económico.52

Y anotó más adelante:

Las derechas antioqueñas estamos dentro del conservatismo y esto no es del agrado liberal. Sustentaremos al candidato que articule un vasto plebiscito o nos integraremos a esta lucha con nuestros carteles ideológicos respaldados por la más nutrida adhesión de las masas. Si la voluntad popular favorece al doctor Mariano Ospina Pérez, las derechas no tendremos otra bandera que su nombre.773

En Armenia, el diario La República brindó su apoyo irrestricto a la candidatura presidencial de Ospina Pérez. Dirigido por Marco Duque Z., La República dio las siguientes impresiones sobre este tema :

El plebiscito suscitado en torno a la candidatura presidencial del doctor Mariano Ospina Pérez continúa su marcha victoriosa. El conservatismo, legítimamente representado en sus masas, quiere asumir la beligerancia de las urnas, sin medir las consecuencias a que pueda someterlo un régimen constelado de culpas contra la democracia. Este vibrante despertar de nuestras legiones no es otro que el anhelo de r e s t au ra r el sepulcro de la República, pisoteado por sar racenos del poder. Si es cierto que nues t ro regreso integral a las u r n a s t rae lógica consecuencia copiosa en sacrificios, no es menos evidente que si nos dormimos a la sombra de nuestros laureles doctrinarios, pereceremos t r i turados por las mandíbulas mongólicas del marxismo. En torno a la pa t r ia de samparada es urgente que se movilicen las fuerzas nacionalistas, estructuradas en el martirio. Si dejamos que el señor Eduardo Santos ascienda al poder, sin darle siquiera la impresión de que el conservatismo significa más de la mitad de los colombianos, valerosamente dispuestos a rendirlo todo en aras de la libertad y la justicia, tendremos un régimen tembloroso: aprisionado en el anillo de los sindicatos revolucionarios. Para ese temperamento asustadizo —política con sangre de liebre— nada significan las reservas espirituales de la República, con tal de no verse atrapado por las hordas comunistas.7 '

El país político se pronunció frente al tema de la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez. La prensa conservadora regional, que apoyaba a Laureano Gómez y al DNC, presentó su punto de vista sobre esta singular cuestión. Las directivas y colaboradores de La Voz de Caldas, Diario del Pacífico, La Defensa y Claridad reprocharon el modo como Silvio Villegas expuso el retorno a la lucha presidencial y la candidatura de Mariano Ospina Pérez. Además, estos diarios promulgaron el respeto por la organización jerárquica y las directrices emitidas por el DNC, al señalar que el Gobierno liberal no suministraba suficientes garantías para que el conservatismo volviera a las urnas. Las elecciones de concejos municipales fueron muestra evidente de lo anterior.

En Medellín, la posición de La Defensa sorpresivamente se aproximó a las tesis defendidas por la sensibilidad de El Colombiano y de La Patria. Recordando el problema de la designación del candidato del partido ocho años atrás, La Defensa llamó a la unidad de la colectividad para recuperar el poder:

''- El documento estaba firmado por -losé Mejía Mejia. Cayetano Betancur, Abel García Valencia, Juan Zuleta Ferrer. Guillermo Fonnegra Sierra. Tulio González, Germán Fernández Jaramillo, Marco Tulio Osorio. José Luis Aramburo. Pedro José Toro. Ernesto González. Julio Arias Roldan y Gabriel Villa Villa. Véase /'."/ Colombiano, octubre 17 de 1937, p. 1.

7 ibid, 77 La República, octubre 22 de 1937. p. 8.

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No cometeremos el error de los doctrinarios del año veintinueve, quienes se deleitaron con la eliminación de los nombres prestigiosos de los señores Ospina Pérez y Valencia. Nos satisfacen ambos ampliamente, como nos satisface otro conservador de los que surgieron hace ocho años, como nos satisface uno distinto a los nombrados. Sólo nos interesa que el candidato lleve al partido unido a las elecciones, que reciba todos los votos y que conserve la concordia en la comunidad. La colectividad conservadora no puede gastar fuerzas en atizar odios, en promover divergencias, en proceder como hace ocho años. Nosotros pensamos que lo único importante es ver terminado el período de dura prueba para la tranquilidad social y de serias dificultades para la patria y para el pueblo colombiano.55

La posición de La Defensa contrastó con la de La Voz de Caldas, de Manizales, que cerró filas en torno a la decisión que tomaría el DNC, pero solicitó a sus miembros la convocatoria de una convención nacional para debatir este problema. El 26 de octubre de 1937, el sector del conservatismo que no simpatizaba con las juventudes derechistas, en el cual sobresalía Aquilino Villegas, dirigió una carta-manifiesto al Directorio Conservador de Caldas, en la cual plasmó su posición política:

Cordialmente, y en nuestra calidad de conservadores, queremos manifestar a ustedes y por su digno conducto a la Directiva Nacional que en nuestro concepto la cuestión de resolver si debemos ir a las elecciones presidenciales, y en caso afirmativo, la elección de candidato, corresponde exclusivamente a la convención del partido. Estimamos que ninguna otra persona o entidad pueda asumir con pleno derecho estas delicadas funciones, sin crear el peligro de anarquizarlo, como sucedió precisamente en las elecciones que dio por resultado la pérdida del poder.56

En Cali, Diario del Pacífico, bajo la dirección de Primitivo Crespo, se asombró por la manera cómo se hizo la postulación de la candidatura presidencial de Ospina. Con menos pasión y con un tono más moderado que sus pares de La Patria, Crespo señaló su vocación de movilizador de masas, pero solicitó meditar esta iniciativa, ya que de la elección acertada dependía la cohesión del Partido Conservador. Asimismo, destacó que era función del Directorio Nacional Conservador decretar si el partido participaba en el debate electoral. Apartes de ese editorial, titulado "Candidatura presidencial", reforzaron esta posición:

El procedimiento adoptado ha sido irregular. Es claro que una candidatura presidencial no debe ser postulada en un conventículo capitalino, sino brotar del alma del pueblo. Pero no se trataba ahora solamente de señalar un nombre merecedor de los sufragios, sino que había una cuestión previa por resolver, como era la conveniencia y posibilidad de concurrir al debate con candidato propio, y la oportunidad de lanzarlo, porque no estamos en una situación normal, sino en una bien anormal y anómala. Los periodistas pueden y deben expresar sus opiniones al respecto, agitar la cuestión, pero no imponer determinada solución dogmáticamente. Su misión es proponer, no definir. Cuando se llevan de calle los organismos autorizados, viene la anarquía en una colectividad y la consiguiente división. En este caso, el movimiento en vez de ser provechoso, resulta perjudicial. La Convención Nacional Conservadora, cuerpo soberano de nuestro partido, dispuso que fuera el Directorio Nacional el encargado de resolver la asistencia o la abstención en las elecciones presidenciales. Abandonar esta norma elemental de disciplina sería entrarnos en la recámara del caos. Dispuesta la presencia en la campaña con candidato propio, vendría la agitación saludable, para que la opinión democrática se hiciera sentir y no fueran las camarillas afortunadas las que dictaran su ley, sino que ella apareciera como expresión de la pura conciencia popular,77'

Vl La Defensa, octubre 18 de 1937. p. 4. "* La Voz de Caldas, octubre 26 de 1937. p. 3. 7,7 Diario del Pacífico, octubre 19 de 1937, p. 3

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En cambio, el semanario Claridad se puso a tono con el DNC. En el editorial "Miedo no, disciplina", su director, el poeta Guillermo Valencia, criticó la propuesta de Silvio Villegas y defendió a ultranza la política de abstención como la "única protesta posible y eficaz contra los atropellos de un régimen sectario e inconsciente de su responsabibdad histórica".58 Para Valencia, la abstención era una estrategia infalible comandada por un DNC fuerte, que se hallaba inserto en un panorama político caracterizado por la violencia sectaria y el fraude electoral:

Porque modificar sustancialmente la política que ha venido siguiendo el partido como la más adecuada a su situación en frente de un adversario que se ha obstinado en negarle todos los derechos y que diariamente lo escarnece hasta en sus más limpias y justas aspiraciones, es cuestión que debe decidirla cuando menos una convención que represente a la totalidad de ese partido, pero no asunto que pueda resolverlo por sí y ante sí un solo jefe por prestigioso e ilustre que este sea. Hasta dentro de la organización militar más rígida, la del comando único, existen estados mayores en los que se aconseja el jefe supremo.09

Esta actitud de los viejos conservadores cancanos que se sentían representados en la voz de Guillermo Valencia llevó a una lucha generacional con los sectores jóvenes derechistas que estuvieron a favor de la candidatura de Ospina Pérez.

A esta altura de los acontecimientos, el DNC guardaba silencio. El Siglo, su vocero principal, callaba. Su director, Laureano Gómez, también. Sin embargo, la prensa liberal le sacó algunas palabras a la gente del DNC. Jorge Vélez dijo de manera diplomática a El Espectador-' "En caso de que se resuelva nuestra concurrencia a las urnas en las elecciones de mayo, me parece que el doctor Mariano Ospina Pérez es un excelente candidato del Partido Conservador para la Presidencia de la República, y estoy seguro de que su nombre figurará en primera línea entre los que haya de considerar la corporación encargada de hacer aquella importantísima postulación".60

Pero dos días después se retractó y calificó en el otro diario liberal la candidatura de Ospina Pérez como "inoportuna e irregular".61 El 15 de octubre, El Siglo abrió edición con una noticia trascendental: "Es una utopía el candidato del conservatismo para presidente". En el contenido de esa noticia se recogieron las opiniones de los dirigentes barranquilleros Abel Carbonell y Joaquín Roca Niz, quienes argüyeron faltas de garantías por parte del Gobierno liberal para que el conservatismo fuera a las elecciones presidenciales. Roca Niz enfatizó : "Desgraciadamente el último experimento electoral no permite ninguna esperanza. El voto conservador se tolera convencionalmente en las ciudades. En los municipios donde aliente el esfuerzo ru­ral, el voto conservador es perseguido implacablemente por los gamonales de nuevo cuño que alimenta la república liberal".62

Pero el verdadero problema que escondía la candidatura presidencial conservadora era el ahondamiento de la crisis del conservatismo, la cual se traducía en una confrontación interna por el poder político entre el sector abstencionista —comandado por el Directorio Nacional Conservador y Laureano Gómez— y la fracción que quería participar con candidato propio en las elecciones presidenciales —la cual era dirigida por los integrantes del antiguo DNC y las juventudes derechistas del occidente del país—. Para la prensa liberal, la aspiración presidencial de algún prohombre del conservatismo significaba la renovación política de este partido y la disminución de la posición autoritaria de Laureano Gómez. Un conservador que ocupó asiento en el

' ' Claridad, octubre 28 de 1937, p, 3. '" Ibid. "" El Espectador, octubre 13 de 1937. p. 3. 67 El Tiempo, octubre 15 de 1937, p. 16, 61 El Siglo, octubre 15 de 1937, pp. 1 y 4.

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antiguo DNC y que se retiró de la política —posiblemente Augusto Ramírez Moreno— señaló a El Espectador:

El director de La Patr ia dice clarísimamente que el conservatismo al ir a la lucha presidencial no lleva siquiera la más remota probabilidad de triunfo. El partido va a las urnas para hacer una demostración de fuerza y disciplina, pero principalmente para producir un hecho que diera un vuelco total a la situación en que se encuentra . El conservatismo al sufragar unido y compacto por un nombre cualquiera —Mariano Ospina Pérez, Esteban Jaramillo, Pedro J. Berrío— sólo busca renovar la nómina de sus directores; destacar a uno de sus elementos más prestigiosos para enfrentarlo con el doctor Eduardo Santos, es decir, cambiar de personero ante el próximo gobierno. El candidato conservador derrotado sería indudablemente el representante autorizado del partido para definir su situación ante el nuevo régimen liberal. Naturalmente, el hecho de que el doctor Silvio Villegas hubiese propuesto para desempeñar este importantísimo papel en la política conservadora el nombre del doctor Mariano Ospina Pérez, no ha sido seguramente del agrado del presidente del actual Directorio Nacional Conservador, que ve en los nombres de Ospina Pérez y Esteban Jaramillo serias amenazas para su futura posición en las directivas conservadoras.63

Las voces de la. satisfacción l iberal .

Ante el evidente silencio de El Siglo sobre el curso que tomaba el problema de la candidatura conservadora, la prensa liberal, al tiempo que tomó partido y se inmiscuyó en la polémica, se ocupó también de informar al respecto. Los periódicos liberales hablaron de numerosas reuniones a puerta cerrada de los miembros del DNC que reflexionaron sobre este tema.

Ellos saludaron con satisfacción el lanzamiento de la candidatura conservadora de Ospina Pérez. De esta manera, se ampliaba y consolidaba el diálogo de los liberales con el sector nacionalista del conservatismo, y se agrietaban las relaciones con los supuestos republicanos. Era un proceso dialéctico en que las relaciones del liberalismo fluían con la derecha del conservatismo y se frenaban con el laureanismo. El presidente Alfonso López Pumarejo, por ejemplo, declaró al respecto: "si el conservatismo lanza al doctor Mariano Ospina Pérez o a otro candidato, cambiaría fundamentalmente el panorama del país, con la derrota de la política gandhista y la reincorporación del conservatismo a la lucha civil".64 Asimismo, El Tiempo, El Espectador y La Razón cubrieron con entusiasmo el retorno del Partido Conservador a la disputa electoral por el poder. Para El Tiempo, la contienda por la presidencia entre Eduardo Santos y Mariano Ospina Pérez sería un pulso entre los dos partidos tradicionales, que constataría la fuerza mayoritaria que tenía el Partido Liberal, tal como se había manifestado en la evolución electoral durante los gobiernos liberales.

Está muy bien que el conservatismo regrese definitivamente a la vida civil. Está muy bien que los conservadores cumplan con la obligación ciudadana de asistir a la lucha electoral [...] La probabilidad de que sea lanzado el nombre del doctor Ospina Pérez nos entusiasma porque de esta manera tendrá el liberalismo al frente un adversario tanto más serio cuanto es más digno de ceñir la banda presidencial [...] Enfrentados Santos y Ospina Pérez en el debate eleccionario la lucha no será de un nombre contra otro nombre : será sencillamente la colocación en la balanza de conservatismo y liberalismo como dos fuerzas políticas puras [...] La política que preconiza el doctor Villegas sería temible para el liberalismo si el partido no constituyera una fuerte mayoría, porque es una política honrada, ambiciosa, agradable para el oído de las

777 El Espectador, octubre 15 de 1937, p, 3. 777 Véase La Patria, octubre 14 de 1937, p. 1.

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gentes. Dentro de lo que nosotros tenemos por la verdad en la distribución de los partidos, la candidatura de Ospina Pérez no será sino una manifestación de fuerza conservadora, muy conveniente para el equilibrio del país y para la vuelta a la normalidad en la vida civil colombiana. En ningún caso las elecciones de 1938 modificarán las relaciones actuales de mayorías y minorías, pero si acabarán con el tono absurdo de los debates hechos a base de la abstención conservadora65

El Espectador saludó con beneplácito el regreso del Partido Conservador a las justas presidenciales. Las garantías dadas por el Gobierno uberal en las elecciones entreabrieron la posibilidad de que el conservatismo pensara en la conveniencia de volver al juego democrático, dejando de lado la política abstencionista defendida por Laureano Gómez:

No podía ser distinto el procedimiento del partido de oposición [la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez] después de las elecciones del tres de octubre, en las que se demostró ampliamente, con hechos rotundos y reconocidos, la efectividad de las garantías democráticas. y el sistema de depuración del sufragio. He ahí [en el editorial de La Patr ia titulado "La lucha presidencial"], expresaba con franqueza laudable, las ideas que deben regir al conservatismo para que ese partido, entregado durante años a una pasividad que no podía obtener objetivos democrá t icos , r ecupere su ca rác t e r t r ad ic iona l de fuerza de orden, s u b o r d i n a d a al desenvolvimiento pacífico de la nacionalidad. Lo que nos satisface profundamente es el hecho de que el Partido Conservador se muestre resuelto a volver al camino que ha de t ransi tar forzosamente si quiere mantener su fisonomía, y librarse de las finalidades de subversión a que anhelaban encaminarlo quienes has ta hace poco detentaron el comando único, como autores responsables de su fracaso y su desorganización.66

La Razón, en tanto se congratuló con la audaz iniciativa de Silvio Villegas, tendió puentes de diálogo con el sector del conservatismo que representaba el director de La Patria, para lograr la convivencia nacional. En el tono republicano que distinguía a aquel diario, señaló en uno de sus editoriales:

Dentro del campo ne tamente patriótico, la posibilidad de una candidatura conservadora presidencial debe ser saludada con sincero regocijo. La vida normal de nuestra ilustre democracia ha venido en los últimos años siendo sensiblemente alterada por la injustificable renuencia del partido de oposición a participar en los debates electorales. Este país, que afincó su orgullo, y que afianzó su paz, su libertad y su prosperidad en la convivencia de los partidos, se ha visto de un momento a otro privado de la cooperación de la marcha de los asuntos públicos de una gran colectividad política. Colectividad que tiene una profunda raigambre en la historia colombiana, que ha contribuido con sus hombres y con sus hechos de forma considerable a la grandeza del país; que hoy mismo cuenta en sus filas con personalidades de grande ilustración y de grande experiencia gubernativa y legislativa, cuya inactividad representa un lucro cesante para el progreso de la República. Y hay algo más. El alejamiento de los conservadores de la actividad pública ha vuelto a ahondar esos resentimientos, esos rencores, esos odios entre los partidos, particularmente hoscos en las colectividades pequeñas e incomunicadas, que fue misión del país entero limando y desvaneciendo en treinta años de admirable experiencia política. Una táctica de esta clase, de continuar por algunos años más, nos llevaría o nos llevará a una tal división en los ánimos, que pueda provocar, con otra destentada empresa guerrera, el naufragio de todo cuanto creamos dentro en tres décadas de lucha civil de los partidos.67

Ante la intromisión del liberalismo en los asuntos conservadores, el DNC se vio obligado a emitir un comunicado en el que señaló-

177 El Tiempo, octubre 13 de 1937. p. 4. 4 El Espectador, octubre 13 de 1937, p. 4 "' La Razón, octubre 16 de 1937. p, 5.

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El Directorio Nacional Conservador teniendo en cuenta que en algunos periódicos se ha publicado sin fundamento alguno la especie de que esta directiva ha estado tratando en sus sesiones, lo relativo a las candidaturas presidenciales para el próximo período, hace saber, a todos sus copartidarios del país, que no es cierto que se haya ocupado del asunto relativo a candidaturas para la próxima lucha presidencial. Actualmente el directorio, únicamente ha estado estudiando los numerosos reclamos que le han llegado de distintas partes del país sobre los atropellos y violencias de que fue víctima el conservatismo en las pasadas elecciones y ha estado adelantando y seguirá adelantando ante el Ministerio de Gobierno las gestiones conducentes a fin de que se hagan las investigaciones y se apliquen las sanciones legales a que haya lugar contra los responsables. Por lo demás, siendo el conservatismo un partido de libre discusión ve complacido que haya núcleos de copartidarios y órganos del partido que se ocupen de estudiar pública y libremente las posibilidades políticas del porvenir.68

Más adelante, las cosas se compucaron por las divergencias administrativas y económicas entre el director del periódico, Laureano Gómez, y el máximo accionista, Alejandro Ángel, que fueron interpretadas por la prensa liberal como diferencias políticas. Ante las cifras del último balance de la empresa, Ángel propuso la reducción de gastos y salarios de los dirigentes del periódico, además de orientar las ganancias que dejaba la empresa hacia su capitalización y no hacia la repartición entre sus accionistas. Esta actitud pronto despertó la inconformidad de Gómez, que se retiró de la dirección de El Siglo arrastrando a los trabajadores del diario. Durante los días 22 y 23 de octubre, el periódico cesó actividades. Luego de largas conversaciones entre Alejandro Ángel y un grupo de amigos de Laureano Gómez (Esteban Jaramillo, Jesús María Marulanda, Pedro María Carreño, el general Víctor Manuel Salazar, Francisco de Paula Pérez y Emilio Laserna) se logró comprarle a Ángel sus acciones y devolverle la dirección a Gómez. El Tiempo y El Espectador señalaron que las divergencias entre Ángel y Gómez eran políticas, ya que el primero quería apoyar la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez desde El Siglo, a lo cual se había opuesto Gómez. El 24 de octubre, cuando El Siglo salió de nuevo, Gómez aclaró las cosas:

Nos interesa dejar establecido, una vez más, que entre los directores de El Siglo o entre estos y los accionistas de la empresa no ha mediado el más ligero desacuerdo en orden a las orientaciones de la política conservadora. Obedecemos todos a un ideal común, nos inspira el mismo anhelo de restauración nacional, y nada ni nadie lograrán romper el frente único formado para combatir sin descanso el régimen de iniquidad que padece la República.69

Los hechos políticos, sin embargo, demostraban todo lo contrario. El 26 de octubre, El Tiempo informó sobre la creación en Bogotá de un comité de acción y propa­ganda que aspiraba a difundir la candidatura de Ospina Pérez, de la cual harían parte políticos que no compartían la política de abstención de Gómez: Augusto Ramírez Moreno, Elíseo Arango, Julio Zuluaga, Ernesto Martínez Capella, Manuel Mosquera Garcés, Carlos Vesga Duarte y Nolasco Betancourt,70 es decir, la derecha nacionalista.

r'M El documento estaba firmado por Laureano Gómez, Miguel Jiménez, Jorge Vélez e Ignacio EscalJón. secretario general, en 17 de octubre de 1937. Véanse El Siglo, octubre 17 de 1937, p. 1, y El Tiempo, octubre 18 de 1937. p. 4.

7777 El Siglo, octubre 24 de 1937, p. 1. 7,1 El Tiempo, octubre 26 de 1937, p. 15,

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La Acción Nacionalis ta Popular (ANP) y el problema de las cand ida turas .

Álzate Avendaño nació pa ra la acción y el

comando. Por eso la Acción Naciona l i s ta

Popular puso en sus manos la jefatura suprema

de las milicias derechistas. Por eso mismo

ocupa siempre puestos de responsabilidad y de

peligro.11

El problema de la candidatura conservadora para enfrentarla a la liberal implicó a la ANP. Pero eran complejas las cosas. Existía el sector nacionalista, reunido alrededor de La Patria y de El Colombiano, que llevaba la delantera en la propuesta de que el candidato fuera Mariano Ospina Pérez. Estaba también el grupo de las juventudes derechistas antioqueñas, dirigido por José Mejía y Mejía, que celebró el retorno del conservatismo a la lucha presidencial, pero que no avaló el nombre de Ospina; y estaban también los miembros de la ANP de Bogotá, que pedían un candidato autónomo por fuera del Partido Conservador.

Los seguidores del primer grupo tenían influencia en Manizales y Medellín, la cual irradiaron por los departamentos de Antioquia, Caldas, Cauca y Valle del Cauca. Desde esas dos ciudades, y por medio de La Patria y de El Colombiano, la Acción Nacionabsta Popular de esta parte del país buscó reivindicar su conexión ideológica con el Partido Conservador y exaltar su espíritu dinámico, que los llevaba a contemplar la movilización de las masas conservadoras como la táctica principal para recobrar el protagonismo político. Para ellos era evidente que la ANP y el Partido Conservador no podían entenderse como movimientos independientes. Por el contrario, ambas organizaciones se conjugaban como la "fuerza contrarrevolucionaria" no reaccionaria de la Nación.

Así, La Patria se consolidó como el núcleo intelectual de los seguidores y simpatizantes de la ANP. Cabe señalar que para los partidos tradicionales no era un secreto que los miembros de la ANP admiraban la evolución de los movimientos derechistas internacionales de Europa y Latinoamérica. La Falange española parece que fue el paradigma organizacional de las derechas colombianas. Desde sus páginas, los miembros del movimiento nacionalista reseñaron sucesos internacionales que coadyuvaron a consolidar políticamente a la Acción Nacionalista Popular. Al apoyo irrestricto que esta le brindó a la triunfante España Nacionalista, se sumó la adhesión a la progresión positiva de los movimientos derechistas de Brasil y de Chile. Para los nacionalistas colombianos, la progresión y los triunfos derechistas en España y Latinoamérica resultaban ser un modelo a seguir por parte de la ANP. El 16 de octubre de 1937, Gustavo Salazar García, en su exposición sobre la Unión Integralista Brasileña, destacó el papel de las derechas en el escenario internacional:

Los movimientos derechistas del Brasil y de Chile deben convencer a los enamorados de nuestros principios, con nostalgia de la Revolución Francesa, a aquellos que todavía celebran los cultos del gorro frigio, de que la Roma de ahora vuelve a ser la cabeza del mundo. Contra la anarquía sólo podrán prevalecer quienes luchan por el establecimiento de un orden nuevo.

1 La Patria, noviembre 2 de 1937. p. 5.

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Con emoción de derechis tas colombianos esperamos el tr iunfo de la Unión In tegra l i s ta Brasileña. Igual a la fe que tenemos en nuestra Acción Nacionalista Popular, es el entusiasmo con que miramos el abierto campo donde luchan al cumplir el primer lustro, después de vencer la resistencia de ciertos animales prehistóricos de la política. Aquí también tendrán que desaparecer algún día si es que la falta de carácter les impide suicidarse. En este aniversario de gloria, para nuestros compañeros de más allá del Amazonas, sigue clareando el alba que para todo el mundo aspiran a conquistar las derechas.72

Aún así, la Acción Nacionalista Popular del occidente colombiano buscó resaltar la admiración que tenían hacia el pensamiento bolivariano y la Doctrina Social de la Iglesia, al mismo tiempo que delimitó su cercanía con los movimientos derechistas europeos. Arturo Cardona Jaramillo, un "soldado de la ANP", se pronunció sobre este tema así :

El movimiento de la Acción Nacionalista Popular se fortifica en la mística fervorosa de nuestras juventudes, se amplía e ilumina de la nacionalidad en nuestros paisajes colombianos, arranca del Libertador y trasciende por un cauce de afirmaciones ideológicas, de concepciones firmes y programas sociales adaptados a las necesidades y realismo de nuestro suelo. Se delimita de los evangelios políticos europeos, quiméricos en nuestra república, y tremola como símbolo los tres postulados perdurables: Dios, Patria y Bolívar.73

El encuadramiento ideológico de la ANP, junto a la normalización de las relaciones entre el movimiento y el Partido Conservador, no fueron impedimento para que ellos opinaran sobre el problema de la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez. Quizás quien mejor plasmó la opinión de la ANP fue el presidente del movimiento, Gilberto Álzate Avendaño, quien, como hemos reseñado, retornó al debate político con sus artículos publicados en La Patria, que debatían el tema de la candidatura presidencial. Sus opiniones a favor de la "candidatura nacional" de Ospina Pérez fueron seguidas por los miembros de la ANP del occidente del país. El concepto dado por Álzate Avendaño sobre el problema presidencial fue asistido por el jefe de redacción de La Patria, Benigno Acosta Polo, quien señaló sobre el particular: "Si a la consideración de las fuerzas contrarrevolucionarias de Colombia se ha propuesto la necesidad de ir al debate presidencial, es para evitar que el partido continúe languideciendo por la dieta de la acción a que se le tiene sometido".74 Cabe recordar que, en El Colombiano, Juan Roca Lemus defendió la postulación presidencial de Ospina Pérez, pese al descontento de José Mejía y Mejía.

Mientras esto pasaba en el occidente del país, en Bogotá el Alto Comando de la ANP se pronunció por la búsqueda de un candidato propio. A mediados de octubre, cuando los nombres de varios prohombres del conservatismo fueron propuestos como posibles candidatos presidenciales, Rodrigo Jiménez Mejía y Carlos Vesga Duarte sugirieron el de Pedro Nel Ospina Vásquez, hijo del general ex presidente y primo hermano de Mariano, como candidato de las juventudes derechistas capitalinas.76 Ante esta inusual propuesta, Ospina Vásquez envió un telegrama en el que desautorizaba la iniciativa y brindaba su adhesión al DNC. Pese a esto, los miembros de la ANP de Bogotá buscaron lanzar su candidato propio por fuera del Partido Conservador. Esta política estaba en la lógica de la ANP capitalina, que tenía como finalidad la conformación de un partido político independiente del conservatismo, así como vincular el pensamiento de la extrema derecha europea al cuerpo doctrinario de la ANP. Como se ha visto, los

- Ibid.. octubre 13 de 1937. p. 8. 7" Ibid.. octubre 16 de 1937, p, 3. 77 Ibid.. octubre 23 de 1937, p. 3, 77 El Tiempo, octubre 15 de 1937. p. 16.

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objetivos políticos y doctrinarios de la ANP de Bogotá divergían de los del occidente del país.

José Mejía Mejía fue el principal crítico de la ANP de Bogotá. El bder antioqueño exigió a Rodrigo Jiménez Mejía la posición de los nacionabstas capitalinos sobre candidaturas. Los antecedentes mostraban que en las elecciones municipales el Alto Comando de la ANP había decretado la abstención de sus militantes y la separación de estos del Par­tido Conservador, a lo cual los militantes del movimiento nacionabsta de varias regiones del país se negaron. Ante esta postura, Mejía y Mejía expuso las divergencias políticas e ideológicas surgidas entre las derechas capitalinas y las provincianas:

La lucha de las derechas provincianas no tiene posiblemente el rango académico ni los atuendos fonéticos del movimiento capitalino. Sólo que nosotros poseemos una acción más experimental, un frote más objetivo con los fenómenos reales, mejores anclas y mayor velamen para navegar en una cautelosa política de masas. Nuestras directivas de Bogotá son part idarias de una orgullosa política de claustro, mientras nosotros nos inclinamos por una humilde tarea de obreros cotidianos dentro de un grueso clima de multitudes.76

Mejía Mejía finalmente puso contra la pared a la ANP bogotana:

Las derechas provincianas han expresado, pues, en una u otra forma, su pensamiento favorable a la votación conservadora en el próximo debate para Presidente de la República. ¿Que pueden decir ahora las autoridades derechistas de Bogotá? ¿Piensan seguir una política insular que los mismos subditos no comparten y que las masas encuentran pueril e impertinente? Esperamos que el alto comando capitalino regrese a la normalidad y que todos sus miembros vuelvan a ser habitantes de la Tierra. Ahora la acción derechista no puede ensayar historia con frases, ni aventar gestos para perforar la inédita y azarosa virginidad de un horizonte futuro. Un decreto de abstención firmado por la ANP no tendría más jurisdicción que un electorado de cinco miembros principales y cinco miembros suplentes que integran esta admirable corporación. El conservatismo derechista del país sufragaría sin otra contrariedad que estos diez votos pasivos y solitarios.77

Ante estas críticas, el 26 de octubre de 1937 se reunió el Alto Comando de la ANP. Rodrigo Jiménez Mejía y Carlos Vesga Duarte reiteraron su postura de participar en las elecciones presidenciales con un candidato propio por fuera de las toldas conservadoras. Sin embargo, la ANP capitalina no contaba con un líder que los representara ni siquiera regionalmente. Pedro Nel Ospina Vásquez, a quien habían recurrido, ratificó que no estaba dispuesto a aceptar la postulación.™

En el editorial de El Colombiano. "Política aérea y política terrestre", José Mejía Mejía calificó la candidatura presidencial autónoma de la ANP como una "aventura literaria y risueña". Asimismo, aprovechó la oportunidad para profundizar en las divergencias políticas y doctrinales de las variantes de la ANP de Bogotá y de la provincia. En un extenso parágrafo, el periodista antioqueño escribió:

Ya hemos solicitado con testaruda insistencia el aterrizaje de la acción nacionalista popular y la proclamación de una política que establezca la raíz y el yacimiento godos de la gesta ideológica que labramos. Entreverados a la colectividad conservadora, las derechas no sufrimos ninguna castración histórica, ni dejamos muti ladas o amputadas las banderas que nos exaltan. La esencia mussolmiana o hitleriana de las derechas que preconiza el doctor Rodrigo Jiménez Mejía es un pastiche retórico que para nosotros constituye el más inocente desafío a la serenidad

777 El Colombiano, octubre 21 de 1937. p, 5. 7" Ibid.

' La Razón, octubre 26 de 1937, pp, 1- 2,

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de las masas y al sentido común del país. Ni Roma ni Berlín pueden ser los centros de gravedad de la política colombianista que las derechas debemos promulgar. Un remedio dramático de aquellos meridianos sería el suicidio cómico de una generación desleal al paisaje histórico que la ciñe. Por encima de los textos europeos está la problemática nacional que no admite fórmulas vagarosas o ariscas soluciones que nos divorcian en absoluto de una inmediata y punzante r e a l i d a d . La química de n u e s t r o s p r o g r a m a s no puede ser i t a l i a n a o g e r m a n a sino sustancialmente colombianista. Contra aéreo contenido de una política importada tenemos necesariamente que pregonar la cita veloz con el áspero rostro de las verdades nacionales.79

Mientras la ANP bogotana y las derechas antioqueñas proseguían sus ataques desde la prensa, el grupo de la ANP que promovía la candidatura de Mariano Ospina Pérez ratificó la adhesión a esta iniciativa. El 21 de octubre, el comando de la ANP de Caldas, integrado por Bernardo Londoño Villegas, Diego Duque Londoño y Joaquín Marulanda se vinculó a la candidatura presidencial de Ospina Pérez por medio de un comunicado:

La situación es decisiva, y los elementos que ofrecen a nuestro criterio para adoptar una resolución son precisos: Silvio Villegas ha propuesto a consideración nacional el nombre de Mariano Ospina Pérez para enfrentarlo, como abanderado de los trabajadores de la ciudad y el campo como guión de toda empresa civilizadora y ordenada, a las corrientes que en predios adversos pugnan por imponer sus hombres para asegurarles su continuidad al peligroso ensayo anticolombianista de hoy, y la Acción Nacionalista Popular, representada aquí por la Falange Bolivariana, no puede eludir el llamado: e s así como convoca a todas sus gentes a congregarse alrededor de Mariano Ospina Pérez, en quien las derechas ven un guía certero, un conductor sagaz y un técnico indiscutible, para que en la patria no sea nunca un simple engendro banderizo, sino el hogar, el abrigo y el sustento de cada colombiano [...] La Falange Bolivariana de Caldas, sin renunciar a uno solo de los objetivos que informa el programa de la Acción Nacionalista Popular, y antes bien conformándolos, declara con ardiente entereza y con irrevocable decisión, su adhesión al nombre de Mariano Ospina Pérez, e invita a todos los miembros de la ANP en Caldas a formar con nosotros una sola voluntad, solidaridad en anhelo de la victoria, homogénea en el ritmo implacable de la lucha única e indestructible en la creadora pujanza de su resolución y su firmeza.80

Asimismo, el comando de la Acción Nacionalista Popular de Antioquia adhirió a la candidatura presidencial de Ospina Pérez. El 24 de octubre, los dirigentes de la ANP antioqueña, compuesta por Juan Roca Lemus, Abel Naranjo Villegas, Gabriel Henao Mejía, Víctor Carvajal Ortega y Félix Ángel Vallejo, enviaron el siguiente telegrama a Silvio Villegas para exponer su posición política:

Representación Acción Nacionalista Popular este departamento cogemos jubilosamente altísimos postulados encarna candidatura de Ospina Pérez. Necesitamos candidato nacional no un hombre partido. Hemos expresado convicción salud patria no puede derivar intereses sectas y como enemigos de la reacción satisfácenos nombre que lleve Gobierno Colombia espíritu totalitario su existencia, vuelo de misión y destino histórico. Ospina Pérez representa interferencia grupos usufructuarios desplazados gobierno y rencor izquierdistas actuales, pacificación lucha capitalismo y trabajadores, unificación leyes laborales. Sedúcenos su pensamiento ahincado realidad agraria nuestro pueblo y voluntad de reintegrar Nación todos los grupos: encuadrar empresa nacional impulsos creadores colocados hoy fuera poder por legislaciones políticas: devolver aliento rural su fortaleza disuelta por egoísmo latifundistas y penetración extranjera: conversión sindicatos su organismo nacional, para que no sirvan mas internacionalismo soviético. Fieles postulados impulsan nuestro ajetreo nacionalista, suscita nuestro alborozo candidato salido entraña país que necesita por romper internacionalismo de arriba y de abajo.

777 El Colombiano, octubre 28 de 1937, p. 3. •"" Ibid., octubre 25 de 1937, pp. 1 y 7.

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Anticapitalistas y antimarxista buscamos ámbito espiritual que resuma nuestro esfuerzo, que no debe ser explotado por los que están fuera de la nación. Ospina Pérez representa en esta etapa nuestro afán de reivindicación y nuestra voluntad de avance no podemos encuadrarnos tras caudillos enemigos del ímpetu nuevo, porque una contrarrevolución no es una revolución en contra sino lo contrario de una revolución.81

La metáfora de la guerra en beneficio de la democracia. Las conferencias radiales y el proselitismo político.

Entre las actividades programadas para difundir, justificar y legitimar la candidatura de Ospina Pérez, la sensibilidad leoparda programó una serie de conferencias radiales. El 24 de octubre, Silvio Villegas pronunció desde los micrófonos de las emisoras La Voz de Manizales y Colombia Broadcasting la primera de ellas. Era domingo, día de mercado, pero también de reposo y de obligada asistencia a los oficios religiosos. En ese ambiente de congregación y descanso, a las once de la mañana Silvio Villegas socializó oralmente, para que su mensaje llegara a más gente, la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez.82

El género discursivo que utilizaron Villegas y los demás conferenciantes, el epidíctico, estaba saturado de la metáfora de la guerra. No era nuevo! al contrario, tenía gran experiencia el leopardo en su uso. Pero, a diferencia de la metáfora de la guerra inmediatamente anterior, expresada en un contexto de tensión y de supuesta conspiración, esta vez, la metáfora cumplía el papel de llevar en serio a la vida política civil el espíritu guerrero que había en el alma de los ideólogos del nuevo nacionalismo conservador: 'Vengo a proponerles a las fuerzas contrarrevolucionarias del país que abandonen los cuarteles de invierno y ocupen su línea de campaña. La lucha por el poder no admite tregua: es una batalla continua",83 comenzó diciendo Villegas. Era una paradoja: la derecha que se expresaba desde la sensibilidad leoparda jalonaba la democracia en el país, querían llevar al conservatismo y a la ANP a la participación electoral, principio y fin de la democracia occidental; luchaban por conquistar una democracia interna en el Partido Conservador, y sus documentos programáticos incluían cada vez más elementos de una democracia social. Son estas las razones por las cuales el liberalismo establece (continúa) un diálogo con los protagonistas de este proceso en desmedro de la corriente supuestamente republicana del conservatismo.

Retórico de escuela y curtido por la experiencia de la comunicación, Villegas partió de la premisa más cercana: la abstención a la cual fustigó. Diversos destinatarios tenía esta precisión: fos positivos, con los cuales compartía convicciones; los neutrales, con quienes compartía conocimientos; y los contradestinatarios: el DNC, Laureano Gómez, adversos a la candidatura propuesta y defensores del abstencionismo. Según Villegas, la abstención había marginado de la lucha política al conservatismo:

[...] la abstención, en manos de una directiva incompetente no ha sido sino la voluntaria entrega de nuestras posiciones electorales y parlamentarias, la política de los brazos cruzados. El Partido Conservador ha venido perdiendo así la voluntad de dominio. Los débiles de espíritu, los de ánimo menguado y corazón vacilante, se refugian en el cómodo burladero de la abstención.84

7 Ibid.. octubre 26 de 1937, p. l: El Espectador, octubre 26 de 1937. p. 10. 2 Un día antes, el 23 de octubre, los partidarios de la candidatura presidencial de Ospina Pérez en Bogotá se entrevistaron con el gerente

de La Voz de Colombia, Cipriano Ríos Hoyos, para solicitarle la transmisión a todo el país de la conferencia de Silvio Villegas. Ríos Hoyos contestó que era necesaria la autorización de la junta directiva de la emisora de la cual hacía parte Laureano Gómez, quien rechazó la solicitud. Véase El Tiempo, octubre 24 de 1937, p. 1.

a La Patria, octubre 25 de 1937, p, 3. 4 Ibid.

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Comparó la política abstencionista con la doctrina del quietismo de Miguel de Molinos, clérigo español del siglo XVII. Según afirmó, en su trajinar hacia la perfección del alma, el quietismo estaba fundamentado en dos actitudes humanas: "Una positiva de lucha, de depuración del alma, de templar el espíritu, de vencer el mal hasta conseguir el triunfo sobre él. Otra negativa, de sumisión, de replegar el alma para que apenas roce la vida de aniquilar el espíritu para que no surgiera ningún deseo de aniquilar el mal dejándole pasar sin oponerle resistencia, es decir, sin percibirlo siquiera".80 En cambio, las nuevas brigadas de choque del Partido Conservador se inscribían en otra mística, que consistía en luchar contra la adversidad. Anotaba al respecto Villegas:

En política creemos demasiado en la justicia inmanente, confiamos en el paso victorioso de la verdad, lo esperamos todo de una voluntad ajena. Contra estos principios y estas prácticas, hay que trabajar sin descanso. No tendremos más amparo en la lucha que nuestra propia fortaleza. Las garantías no se reciben sino que se conquistan. Es preciso que la oposición aprenda a luchar a la intemperie, contra el abuso trenzado del poder electoral de las turbas y de las autoridades. La abstención es como el quietismo: una lúgubre doctrina de muerte.86

Agregó que la abstención había producido un adormecimiento de las masas conservadoras, y había señalado la retirada de la colectividad del escenario político nacional y la perpetua continuidad de los gobiernos liberales.

Para la sensibilidad leoparda, de la cual ya hacía parte Gilberto Álzate Avendaño, la vida política era de combate ante las adversidades, una política de misión revestida por un compromiso total de sus dirigentes con la causa de movilizar a las masas conservadoras hacia las urnas. Consciente de la necesidad de un compromiso democrático que no alejara al conservatismo de las masas conservadoras, Villegas manifestó en nombre de las juventudes derechista que el Partido Conservador debía organizarse para la lucha electoral, mas no para la lucha violenta:

Sólo hay dos herramientas para la acción política: la guerra o el sufragio. Un partido que no se siente capaz de votar menos preparado está todavía para la apelación de las armas . Si la oposición no vota, mientras exista la república liberal, le diagnostico a esta una vida más prolongada que la de la propia dinastía japonesa, que va a cumplir dos rail quinientos años de gobierno [,..] La abstención no es una política porque tarde o temprano llega el instante en que es preciso salir de ella para los comicios o para la guerra civil. No hay evasivas posibles.87

Villegas señaló que el objetivo principal de las derechas era convencer a las masas conservadoras de participar en las elecciones presidenciales, pese a los problemas de violencia y de falta de garantías. Crearles a estas masas una nueva mística de lucha era el objetivo de las juventudes derechistas, puesto que este tipo de liderazgo no se hallaba en el DNC, que promovía la abstención y la apatía:

Tenemos, en fin, una opo r tun idad de t r iunfo si logramos c rea r l e s a las fuerzas contrarrevolucionarias un estado del alma épico, una conciencia y una voluntad de dominio capaz de avasallar el porvenir. Es en el destierro, en el campo cenagoso de la derrota, entre el dolor de los ejércitos despedazados que el héroe o el político de misión han dado la consigna suprema: Triunfar. Es una tremenda tarea gritarle: "vuelvan caras" a un ejército destrozado: por eso mismo hay que intentarla.88

Ibid Ibid. Ibid. Ibid.

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Villegas recurrió a las mismas estrategias que aquí le hemos conocido para persuadir a la totalidad de su destinatario positivo, los conservadores, de la necesidad de volver a las urnas. Apeló a la comparación por contraste: en Colombia los conservadores no estaban en el poder, pero en Europa sí. En Europa las cosas estaban bien porque los nuevos conservatismos con sus nuevos cesares lo habían conquistado:

En el mundo moderno hay lumbre de amanecer. Primero despertó Italia, conducida por un César moderno, cuya figura se pierde en los siglos porque ya no cabe en ellos; después Alemania iluminada por la fulgurante parábola de un milagro; más tarde Portugal, y hoy España, donde Francisco Franco reconstruye el itinerario del Cid sobre costados abiertos como amapolas. Es mejor intentar la última liberación antes que resignarse a perecer bajo el puño de los verdugos.811

Y el recurso de la elegía y del culto a los muertos que también era característico de la comunidad a la que pertenecía Villegas volvió a utilizarse: "Colombia, ¿qué has hecho de tus glorias pretéritas?, ¿dónde están Julio Arboleda, Manuel Briceño, Juan Nepomuceno Valderrama, Marceliano Vélez, Próspero Pinzón? ¿Acaso se extinguió ya la raza de los paladines? Que vuelvan todos ellos a su sepulcro y no vengan a turbar el envilecido reposo de los que nada pueden con el recuerdo acusador de sus gloriosos hechos".90

Tres elecciones se avizoraban en el inmediato presente en Colombia: las presidenciales de 1938 y las dos legislativas de 1939. Justamente, en el momento en que Villegas hablaba, se vivía con intensidad la primera de estas contiendas. Por eso, era necesario que los conservadores se cedularan, y en ese esfuerzo se necesitaba de una amplia colaboración para denunciar el fraude y defenderse de la violencia partidista. Finalmente, unida al objetivo de despertar y movilizar a las masas conservadoras, la campaña presidencial en todos sus aspectos debía ser entendida como una escuela para acceder al poder:

La lucha presidencial implica un período fecundo de entrenamiento. En la guerra europea se impuso la táctica de los militares que habían combatido en las colonias. La técnica del cuartel, sin la experiencia de los campamentos, no forma soldados sino glaxos y tenorios. La derrota enseña tanto como la victoria. Es Goethe quien nos grita desde el fondo del segundo Fausto: "Guerra o paz, sensato es el afán de sacar partido de cada circunstancia. Se acecha, se observa cada instante propicio. He aquí la ocasión: ahora no la dejes escapar.91

La conferencia de Silvio Villegas, como lo hemos dicho, iba dirigida a un auditorio amplísimo: las masas conservadoras, los partidos Liberal, Conservador y Comunista, la gente que de pronto no acusara militancia alguna. Empero, el destinatario princi­pal era el Directorio Nacional Conservador. De cierto modo, Villegas se tornaba desafiante ante la abstención electoral y mostraba su enojo frente al silencio y a las declaraciones lacónicas de los miembros del Directorio Nacional Conservador, que desaprobaban la propuesta presidencial de Ospina Pérez. Por eso, no escatimó esfuerzo para argumentar que el nacimiento de la candidatura presidencial de Ospina se encontraba dentro de "las más puras tradiciones conservadoras".92 Sustentó que gran parte de las candidaturas conservadoras habían nacido como propuestas de los periódicos del partido, y puso ejemplos:

•'" i b i d . '•' Ibid. " Ibid. •- liad.

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Antes de la guerra civil Guillermo Valencia y Guillermo R. Calderón postularon desde las columnas de El Siglo la candidatura de Rafael Reyes; a Concha lo insinuaron El Nuevo Tiempo de Ismael Enrique Arciniegas y La Crónica de Guillermo Camacho; Suárez fue lanzado por Ignacio Rengifo y por Ignacio Guerrero en Los Principios de Cali y por Jorge Ulloa en La Un ión C o n s e r v a d o r a de Popayán ; al gene ra l Osp ina lo sos tuv ie ron p leb i sc i t a r i amente El Colombiano de Medell ín, L a Crónica de Bogotá y La P a t r i a de Manizales, fundado con este objeto en 1921,93

Silvio Villegas era un político curtido en la elaboración de propuestas que buscaban dinamizar las tácticas del conservatismo, pero estas siempre chocaban con la intolerancia de Laureano Gómez. Esta propuesta no fue la excepción, como muy bien lo describió Villegas en su alocución:

La Patr ia no ha lanzado la candidatura del doctor Ospina Pérez. Se trata de una táctica hábil para crearle resistencias a una tesis inobjetable, que no es posible combatir de frente sino por los costados. Miembro militante de un partido que no puede abdicar de la razón sin convertirse en un molusco repugnante, he propuesto como tema de discusión la urgencia de presentarnos estrechamente unidos a la lucha presidencial. Esta idea ha suscitado un caudaloso plebiscito favorable, que me autoriza para solicitar a las directivas conservadoras la convocatoria de una convención nacional del partido que la estudie y que la resuelva. Nunca he formado en ninguno de los movimientos rebeldes que ha padecido nuestra causa. Mi nombre no puede servir de bandera para quebrantar la unidad de las derechas colombianas, cuya unificación es mi norma. Yo entiendo y practico la consigna: No hay enemigos a la derecha. Quien dice partido dice disciplina. Pero la disciplina, como la expresó Rivarol, es una razón y no un yugo.94

El leopardo aspiraba a que la propuesta presidencial sirviera como excusa para cohesionar a la colectividad, de tal modo que la iniciativa fuera discutida por los miembros del Partido Conservador por medio de una convención nacional. No debemos olvidar que en los editoriales de La Patr ia , Villegas había declarado que la candidatura presidencial de Ospina Pérez había surgido de las masas conservadoras que reclamaban la discusión de la propuesta. Que el Partido Conservador era una colectividad democrática, de discusión y de debate, pero no comandada por un Directorio Nacional intolerante, parecía ser el mensaje de los derechistas: "Un candidato presidencial no puede salir de los sanedrines, sino del propio corazón angustiado de las muchedumbres [...] El Partido Conservador no es una temblorosa comunidad de josefinos, sino un atlético estadio de hombres libres".96

Por primera vez, desde una de las sensibilidades conservadoras, se hacía una convocatoria amplia para que liberales y conservadores apoyaran a Ospina como expresión de una candidatura nacional:

Ahora quiero hablar para todos los colombianos, sin distinción de clases ni de partidos, para invitarlos a formar un vasto movimiento nacionalista, dentro de un programa de renovación intelectual, social, económico y político. No somos reaccionarios sino contrarrevolucionarios; no queremos un regreso al pasado, sino una marcha hacia el porvenir. Por esto mismo yo invito al esclarecido grupo de patriotas que me acompañen a sostener no una candidatura de partido, sino una candidatura nacional.96

Villegas reiteró toda la argumentación que había hecho en sus editoriales para oponer a la "candidatura oligárquica y antinacional" de Santos, la nacional de Ospina. Reiteró que se trataba del "caudillo natural de las clases agrarias, industriales y mineras",

777 Ibid. 81 Ibid. » Ibid. 96 Ibid.

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y del "representante de un programa de restauración pública". Justificó y legitimó la candidatura de Ospina por tratarse de un descendiente de una familia cafetera que se había destacado en la banca nacional, en el Ministerio de Obras Públicas y en la Federación Nacional de Cafeteros. Su paso por estos cargos le habían granjeado, según decía, la simpatía de las masas campesinas: "El cafetero colombiano que vote en contra de Mariano Ospina Pérez debe hacerlo con la certidumbre de que está despilfarrando el patrimonio de sus hijos y de sus nietos".97 El candidato propuesto representaba para Villegas un político que trabajaría sobre temas fundamentales para el país, como la administración pública, la autonomía regional y la cuestión social. En el aspecto de la administración pública, el leopardo admiraba la comparación que Ospina Pérez hacía del gobierno de un país con la organización de una gran industria. Su libro Organización industr ia l y administrat iva parecía ser la fuente de inspiración para desarrollar este concepto. Así, la organización del Estado debía recurrir a un gobierno divisionario, donde primarían la descentralización administrativa y la autonomía política de las provincias. De esta forma, el Estado debía centralizar:

[...] ciertos servicios como el Ejército, las relaciones exteriores, el sistema monetario y de aduanas, mientras se les otorga a los departamentos la recaudación y la organización de ciertas rentas, la administración de las obras públicas, la dirección de la beneficencia, algunos ramos educativos, las obras y los servicios municipales. Sólo así tendremos eficacia y economía en la recaudación, en la inversión y en el servicio.98

Realmente, no era casual ni fortuito el compromiso de Villegas con esta candidatura, pues él era coherente con una prédica, ya de largos años. La geografía política era uno de los componentes de su ideología. Su lucha por la provincia se revelaba de cuerpo entero en lo que para él significaba la región: "Personero de las provincias y adalid de las clases productoras contra la especulación centralista",99 decía. Enfatizaba en la tradición de Colombia como sociedad agraria y llamaba para que las políticas agrarias se dirigieran en beneficio de los campesinos, para que permanecieran en sus parcelas. Villegas oponía el campo a la ciudad. Veía, tanto como sus pares de la misma sensibilidad, la necesidad de rehabilitar el campo para evitar la emigración de su gente a los centros urbanos, que lo eran también de pauperización. Siendo las clases campesinas, para él y su gente, "el refugio de la tradición y del orden", nada mejor que un político que conociera las necesidades de los campesinos y la realidad rural del país, como Ospina Pérez.

El mesianismo estuvo presente en la sustentación y en la argumentación de la candidatura de Ospina por parte de Villegas. A su suerte se ató el futuro de la justicia social:

El solidarismo moderno no es sino la caridad con nombre laico. Las derechas no solamente le ofrecen pan, bienestar y seguridad al obrero, sino también el luminoso despertar de una vida eterna. El materialismo de la riqueza está tan lejos de nosotros como el materialismo de la miseria. Ni capitalismo, ni socialismo. Somos los campeadores de una sociedad unida en la creación, en la distribución y en el goce de la riqueza. Aspiramos a la gradual elevación de los salarios. Si la economía patria está retrasada es por el infierno económico y moral, a donde una sociedad sin Dios avienta a las clases trabajadoras.1110

Ibid. Ibid. Ibid.

'" Ibid.

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Si bien la candidatura de Ospina tenía un significado para la estrategia política conservadora y las clases campesinas y trabajadoras del país, esta iniciativa también conllevaba una importancia política para enfrentarla a lo que representaban Eduardo Santos y sus seguidores y los partidos Liberal y Comunista. Apartes de la conferencia señalaban esta confrontación:

Nosotros representamos la defensa de la propiedad, de la familia y de la patria, amenazadas por el furor revolucionario del régimen. En este terreno hay que situar también a la lucha política [...] El doctor Eduardo Santos ha sido el paladín de la constitución vigente: Ospina Pérez significa la contrarrevolución [...] A medida que avanzan en el horizonte las legiones del caos, se hace más necesaria la defensa organizada de la sociedad, la fagocitosis política; Ospina Pérez es la contrarrevolución. Las derechas colombianas no están cumpliendo con su deber cuando asisten mudas, impotentes y cobardes al desborde de la anarquía, que ya se va haciendo costumbre entre nosotros.101

En el mejor estilo de Spengler, Villegas terminó su alocución. La peroración no desestimó las normas de la retórica:

Yo no he propuesto la candidatura de Ospina Pérez con el pensamiento secreto de que nos resignemos a la derrota, sino con la firme voluntad de triunfar. Para esto hay que crearle a la nación un estado de alma épico. La fe trastorna también la geografía de las almas. Lejos de mí los tímidos y los escépticos. Creer es crear. En el mundo de los hechos políticos lo único posible es lo inesperado. Hay que infundirle a la nación envilecida una divina locura, un febril arrebato, el torbellino de fuego de la victoria. Me parece que veo avanzar sobre las colinas de la patria, a la generosa juventud, preludiando himnos de alegría y de triunfo.102

A esta altura de los acontecimientos, Ospina permanecía impávido, nada decía, no opinaba. Era una candidatura muy extraña, el candidato ni afrontaba ni defendía sus tesis; otros lo hacían por él. Pero en privado se había manifestado. El 27 de octubre, el ilustre candidato envió una carta a Silvio Villegas en los siguientes términos:

Yo estoy de acuerdo con usted en la necesidad de abrir la discusión amplia y serena sobre la tesis electoral, y por ello me complazco por haber contribuido al respecto, aun cuando indirecta y negativamente. Pero logrado este objetivo y habiéndose presentado el aspecto que a t rás enuncié, de un posible desconcierto de erradas interpretaciones con motivo de la discusión de mi nombre, es preciso definir la situación creada y resolverla en la forma más patriótica posible. Yo creo que el debate puede ya adelantarse en forma abstracta sobre la conveniencia o inconveniencia de concurrir a la elección presidencial, manteniéndolo en un tono de mayor serenidad posible. Por lo que respecta al servicio que mi modesto nombre hubiera podido prestar, creo que ya está cumplido en la forma que dejo analizada, y por consiguiente estoy en condiciones de prestar ahora, esta vez sí por propia iniciativa, el segundo servicio de retirar mi nombre de cualquiera discusión de candidaturas presidenciales, para facilitar la unión y la pujanza de la causa. Como usted ha sido el iniciador y el pregonero elocuente de esta posible candidatura y son su pluma y su verbo los que la han impulsado, es usted a quien debo hacer esta solicitud encarecida. Consideraré siempre como una página honrosísima para mí la gallarda iniciativa de usted y la opinión espontánea de quienes lo han acompañado en ella y seguiré siempre listo a servir al país y a mis ideas políticas en cualquier otro campo.103

En su respuesta, Villegas aprovechó la ocasión para explicarle al esquivo candidato las razones de la candidatura:

• Ibid. '- Ibid. Es interesante para comprender el estilo utilizado por Villegas en su perorata, ia lectura del texto de Oswald Spengler. Años de decisión. Alemania y el desarrollo histórico mundial. Santiago de Chile, Ediciones Nacionales y Extranjeras. 1934.

7 El Colombiano, mayo 12 de 1938, pp. 1-3.

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Yo respeto mucho su designio, tan generosamente inspirado, pero creo que con semejante acto se hundiría de un golpe el creciente fervor y la postrera esperanza de nuestro partido, que se ha sentido renacer con el solo anuncio de que usted podría servirle como guión para un debate presidencial. Fuera de usted no hay candidato viable. Las posibilidades de formar un bloque nacional que actúe en mayo, desaparecerían con el retiro de su nombre. Yo he estudiado ampliamente el caso, en todas sus fases y vertientes. Es inoperante plantear en abstracto como tesis y maniobra táctica la conveniencia de concurrir a los comicios venideros, en que se juega el poder político de Colombia. El precario estado del partido, su calidad de vencido y su actual abatimiento, sólo le permiten intervenir en tan decisiva ocasión sobre ciertas premisas y supuestos políticos que usted precisamente representa. El retiro intempestivo de su candidatura cerraría automáticamente los caminos del porvenir cancelando un movimiento embrionario. En primer término, es la suya una candidatura de unión para el partido, por no haber intervenido usted hostilmente durante la pasada crisis política, cuya violencia causó un rompimiento de la solidaridad afectiva entre los altos conductores y dejó fisuras internas, que con el tiempo parecen agravarse por falta de una oportuna soldadura. Entre los hombres representativos de la comunidad ninguno dispone hoy de tan unánime respeto, confianza y adhesión como usted. Carece de resistencia dentro del partido. Su nombre puede unirlo en espíritu y en verdad. En todas las clases sociales, par t icu la rmente las gentes de trabajo, t iene usted un caudaloso prestigio. Las diversas generaciones, que siempre mantiénense en querella por una ley biológica, parecen dispuestas a celebrar un armisticio para rodearlo. Los sectores más diferentes del partido, desde la extrema derecha hasta el centro, han manifestado un respaldo efectivo a su candidatura. Hay algo más decisivo. Yo no creo sensato ni factible enfrentarle al régimen una candidatura sectaria. Existe en el país una especie de constate histórica respecto a la alternabilidad o rotación de los partidos en el poder. El cambio de gobierno sólo se efectúa mediante un movimiento nacional que salve la subitaneidad del tránsito, superando el interés y el rencor de las facciones políticas...1"1

Por un Frente Popular de las derechas; la publicación del libro No hay enemigos a la derecha.

El hombre moderno es un ser pas ional ,

descontento, dividido e incierto [...] Los que se

sientan satisfechos no tienen para qué abrir

este libro, que someto a todos los colombianos

descontentos.107'

La primera semana de noviembre comenzó a circular por todo el país el libro de Silvio Villegas, que llevaba el título de su controvertido y afortunado editorial de finales de 1936. Había sido editado desde el 20 de octubre por la Casa Editorial y Talleres Gráficos Arturo Zapata, de Manizales. Además del afamado editorial, el libro englobaba una selecta serie de textos y documentos escritos por su autor desde 1924, algunos en compañía de su colega Augusto Ramírez Moreno. Traía un subtítulo: "Materiales para una teoría nacionalista", y, por ello, recogía trascendentales manuscritos que todavía hoy se citan. Su aparición estuvo relacionada con los retos en los que estaba inmersa la sensibilidad leoparda en la coyuntura política e ideológica por la que atravesaba el Partido Conservador en 1937. Reunir todos sus textos en un volumen servía para oponerlo y, a la vez, para concurrir en el afán que tenía la ANP bogotana por confeccionar un programa ideológico: "Este libro es un examen de conciencia, un esfuerzo por sistematizar una teoría nacionalista para Colombia, en el presente momento histórico",106 escribía su autor en el prólogo. Y servía también

7 Ibid.. p. 2. 7 Villegas. Silvio. No bav enemigos... p. IX.

Ibid.

El porvenir del pasado 349

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el texto como un documento más en pro de legitimar y justificar la candidatura de Ospina Pérez.10'

El mismo autor, en editorial dedicado a la publicación del libro, explicó su estructura, sus contenidos y sus propósitos. Diversos eran los destinatarios: "La crítica acciden­tal que se hace allí de un jefe político se debe, tan sólo, a que no se trata de un hombre sino de un sistema o de una enfermedad: la parálisis que está agotando al viejo partido nacional",108 para obviar las sutilezas que pudieran exasperar a Laureano Gómez y a Aquilino Villegas. Pero también eran destinatarios la derecha del centro del país y la de toda Colombia; lo eran los liberales de todos los matices. El país entero estaba en la mira de Silvio Villegas con la publicación de su libro. En el editorial reforzó cada una de sus partes, citó y explicó todos sus escritos, donde el lector podría encontrar más información sobre su concepción de la política, sobre el manejo interno y externo del Estado, y sobre la táctica a seguir dentro del propósito de regresar al poder: "En sus más variados aspectos expongo, en el capítulo final, lo que debe ser una táctica política. La teoría surge como negación de la que hoy tiene el conservatismo colombiano y como afirmación de la que debiera tener". La divisa del libro queda aclarada así:

La frase "No hay enemigos a la derecha", no es un principio doctrinario, sino una norma táctica. El Partido Conservador no conquistará el poder como partido político, sino como centro de un movimiento contrarrevolucionario. Mi ideal es un político que realice en Colombia lo que está operando en Francia Joaquín Doriot, quien ha organizado la resistencia contra la penetración soviética agrupando a todos los partidos de carácter nacional. En torno de ese socialista renegado se agrupan hoy sus antiguos adherentes, la Federación Republicana de Francia, el Partido Agrario, y los grupos nacionalistas de la Acción Francesa. Mañana vendrá el Partido Social Francés del fracasado coronel La Rocque y el ala derecha del radicalismo socialista. Después... la victoria. Núñez no obró de manera distinta. Los partidos que no están en el poder deben formar únicamente carteles de oposición. Hay que eliminar todo lo que nos divida y afirmar todo lo que nos una. No llegaremos al gobierno sino cuando militen en el mismo campamento, para una gran campaña nacional contra las izquierdas ya maduras, el Partido Conservador, las derechas, las corrientes moderadas del liberalismo y el año decisivo. Preparar este momento supremo es la misión política de la juventud. El futuro es de los que no desesperan ni se cansan.109

El modelo era, sin duda, el Frente Popular, y la propuesta, por ende, era un frente popular de las derechas. Pero en su editorial Villegas, ante todo, complementó los que consideró vacíos importantes de llenar. Para él era fundamental contarles a sus lectores que los Discursos de Maquiavelo lo habían influido; los Discursos, mas no El Príncipe. Decía que lo más importante de este autor era que había fundado su sistema político basado en la experiencia y en la observación. Pero señalaba, ante todo, que a él y a su grupo los había influido Goethe, cuya obra veneraba:

El contacto permanente con el mundo de los sentidos le infundió a Goethe la idea del orden. En la inteligencia, en el arte, en la vida, en la política quería imponer el dominio de la razón moderadora. Odiaba tanto a los que provocaban las revoluciones, introduciendo el desorden en el Estado, como a los que las cumplían [...] amaba la tradición, la jerarquía, la necesaria disciplina. Fue la lectura de Goethe la que le dio a nuestro grupo político la idea suprema de la república financiera, que no es una tesis materialista, sino un concepto objetivo de la cultura [...] era el más conservador y tradicionalista de todos los hombres [...] El parlamentarismo era a los ojos de Goethe una de las formas más claras del despilfarro desorganizador.11"

7,7 Por t ratarse de un libro de campaña electoral debió haber tenido un tiraje muy grande, pues todavía se consigue con relativa facilidad en librerías de segunda.

'"'" La Patria, noviembre ti de 1937, p, 3 •'", Ib id .

"" Ibid. Véase también Villegas. Silvio. La imitación de Goethe. Medellín. Editorial Teoría - Librería Siglo XX, 1945, pp. 113 .

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Goethe y Spengler estaban entonces ubicados como pilares principales del pensamiento de Villegas y del de toda la sensibilidad leoparda.111

El libro, como todas las cosas de Silvio Villegas, fue bien recibido. Luis Eduardo Nieto Caballero escribió una extensa reseña en El Tiempo, en la que reconoció los méritos de escritor y de intelectual que acompañaban al autor. Aprovechó la reseña para mostrar que en el espectro de los liberales también se leían los paradigmas del nacionalismo conservador. Y, por supuesto, no avaló los planteamientos de Villegas, sino que, por el contrario, manifestó que la sensatez doctrinaria conservadora estaba con Laureano Gómez: "Este prestigioso y severo conductor de recuas es un soldado de la democracia";112 señaló, al mismo tiempo, que no sólo había enemigos a la derecha, y que seguiría habiéndolos, y dio a entender que la misma comunidad política a la que pertenecía Villegas lo era. Y, finalmente, a la consigna de "no hay enemigos a la derecha", opuso la suya : "No hay enemigos en Colombia".113

La conferencia radial de Álzate Avendaño: metáfora y dialogicidad. El programa mínimo para las derechas. La tradición también fluye.

Las minorías dirigentes ignoran que salirse de

la tierra es un descarrilamiento histórico. La

Nación no puede prosperar sino sobre una

agricultura floreciente, trabajada con ahínco

por una población de propietarios rústicos. La

tierra tiene hambre y sed de justicia. Un plan

agrario de gran estilo sería parcelar latifundios,

ampliar el crédito, llevar ¡a asistencia médica a

los campos, fomentar la enseñanza rura l ,

r ac iona l i za r la producción, p r o t e g e r los

artículos de consumo interno con tarifas de

aduana, crear cooperativas y elevar el nivel

humano de los campesinos. Es un programa

ideal mínimo para las derechas nacionales.114

En desarrollo de las conferencias programadas para promover la candidatura de Ospina Pérez, el domingo 7 de noviembre de 1937 le correspondería el turno a Álzate Avendaño, quien fue presentado como ex secretario general del Partido Conservador y presidente de la Acción Nacionalista Popular ANP116 Su intervención era clave, pues portaba un mensaje importante: las derechas continuaban en el Partido Conservador y debían participar en los comicios. Tal vez por ello, la conferencia fue anunciada y ampliamente publicitada. En el "mozo caudillo" se sentía representada una joven derecha que no quería salir del conservatismo:

77 Justamente, desde 1934 circulaba en el país una colección popular de ""Problemas contemporáneos7", cuyo primer número fue dedicado al texto ya citado de Oswald Spengler, Años de decisión. También circulaba otro libro de Oswald Spengler7 Seis ensayos. Santiago de Chile, Editorial Mundo Nuevo. 1937, que recoge conferencias de este autor sobre diversos temas de la política alemana de entonces.

"2 El Tiempo, diciembre 12 de 1937, p. 5. 7777 Ibid. 774 Álzate, Gilberto, Obras selectas..., p. 88. 7777 Véase "Conductor ad portas", en la columna "Periscopio", de "Rubayata", El Colombiano, noviembre 9 de 1937. p. 3. 7777 La conferencia de Álzate fue editada en folleto especial7 "Conferencia de Gilberto Álzate Avendaño". Manizales, Tipografía Éxito,

1937. En dicho folleto se anunció la publicación de "El desenvolvimiento histórico de las corporaciones de trabajo", "Tesis de grado", 7"E1 secretario general del partido", "Documentos políticos", "Nosotros", "Doctrina y táctica del movimiento nacional de derechas", supuestos textos de Álzate que nunca salieron a la luz pública. Hemos seguido la versión de la conferencia publicada en7 Álzate Avendaño, Gilberto, Obras selectas...

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La palabra del joven conductor constituirá una llamada a todos los grupos derechistas del país para que se incorporen a esta gimnasia electoral que le devuelve a la colectividad conservadora el ímpetu banderizo y su voluntad de conquista. Las derechas no podemos hacer de la acción un mero aspaviento fonético. Álzate Avendaño está identificado con los que pensamos formar una gesta mediante la sistemática presencia de nuestros equipos en las multitudes conservadoras [...] estamos enclavados en el conservatismo y las masas escuchan el contenido de nuestra voz.117

Así, el ambiente ya estaba preparado; ríos de información y análisis fluían por la prensa conservadora afecta a tal pronunciamiento. Sonaba la candidatura de Ospina, se comentaba la conferencia de Villegas y circulaba su libro; y Álzate mismo había escrito editoriales en La Patr ia y El Colombiano sobre las conveniencias de tal candidatura, tesis que reitera en su conferencia para quienes no lo hubieran leído o no supieran leer.

La conferencia, que se transmitió simultáneamente por Radio Manizales, Colombia Broadcasting, de Bogotá, y Emisora Claridad, de Medellín, resultó ser una cátedra de ciencia política. Se trató de una alocución densa y pormenorizada, durante la cual Álzate logró verter los contenidos que habían alcanzado su pensamiento político y su ideología. El alto dirigente de ANP hizo uso de un lenguaje metafórico que lo mostraba como el buen escritor que era. El género discursivo epidíctico en negativo estaba atenuado por el uso de la metáfora aplicada a las bondades del "pueblo puesto en pie", a "los pliegues recónditos del alma colectiva". Por eso se apoyó en el respaldo popular expresado en los múltiples mensajes de los militantes conservadores a los periódicos aliados. Apeló al encomio y a la conmiseración de la gente de abajo sin distinción partidaria para darle fuerza a sus planteamientos: "Presencia vital de las masas, las masas devastadas y desangradas".

La conferencia de Álzate, que implicaba los contenidos de la de Silvio Villegas, tenía un estilo más académico, es decir, estaba concebida más allá del impacto político emocional. El discurso ajeno, pero amigo, que recoge el de Álzate, estaba dicho o escrito textualmente. Su autor permite que esta voz de apoyo aparezca tal cual; no hace lo mismo, sin embargo, con otras voces, apenas visibles con los nombres de sus protagonistas, unas veces, y, otras, intuidas por el lector. Pero, en todo caso, se trata de un género discursivo denso, heterogéneo y más variopinto que el de Silvio Villegas.

Consciente de los conocimientos que sobre los problemas en discusión tenían los oyentes, Álzate decidió abordarlos directamente desde la teoría política. Trató con altura los temas del poder con la intención de meter a la militancia del partido en esa dinámica; y aprovechó para construir sentencias, máximas y aforismos. Su conferencia consistió en una lección de teoría y filosofía políticas. Nada le importó que parte considerable de su audiencia fuera analfabeta. Amalgamó en su análisis a nuevos y viejos autores: Eduard Spranger, Oswald Spengler, Cánovas del Castillo. El primero, filósofo y pedagogo alemán, le sirvió para darle a su tratamiento del poder un aire psicológico: "Eduard Spranger, al estudiar la política en su levadura psicológica, conceptúa que ella se funda sobre el deseo de poder, quien niega el poder, dice, niega la política".118 Y continuó intertextuando con el filósofo alemán: "El poder es una facultad de realizar los valores y los fines propios, apoyada sobre hechos físicos y espirituales. No se puede extirpar ese designio de la vida, pues vivir significa, ya de suyo, poder algo [...] Esta fuerza, que es médula y motor de la política, pertenece lo

177 La Patria, noviembre 7 de 1937, p. 3. * Spranger había escrito textos interesantes sobre Wilhelm von Humboldt (1909) y sobre Goethe (1933). Era autor, entre otros títulos,

de Cormas de vida (1914), Cultura y educación (1919) y Comunidad nacional. Estado, educación (1932).

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mismo a los individuos que al pueblo reunido en un Estado".119 Significaba esto verse a través de la voz del otro, que hacía las veces de su propia conciencia. No sólo acudía a las voces de sus paradigmas teóricos, sino que, al tiempo que incorporaba su propia voz, hacía lo mismo con la de sus colegas. Momentos había en que parecía estar escuchando a Mejía Mejía: "El mundo moderno no tiene sino dos polos de gravitación: Roma y Moscú. En torno a ellos se mueven dos vastas constelaciones políticas".120

Afirmó que el gobierno imperante en Colombia pertenecía a la izquierda. Nada nuevo, pues ya Gabriel Turbay había legitimado y justificado dicha postura. Pero era la influencia de la palabra ajena en su discurso; era el proceso dialógico en que vivía permanentemente lo que le permitía yuxtaponer voces de propios y ajenos. Se trataba de las voces de cuya presencia sabemos porque el autor nos lo permite. Voces de un significado global: Ghandi, Trotsky, José Martí, Spengler, Spranger, Antonio Ferro, Oliveira Salazar, Primo de Rivera, Francisco Franco, Mussolini, Matteotti, Emil Ludwig, Emi Olliver, Maura, Simón Bolívar, André Siegfried, Eduardo Herríot, Georges Guyau... Y las de un significado local: Rafael Núñez, Carlos Martínez Silva, Alfonso López, Olaya Herrera, Eduardo Santos, Ospina Pérez, Pedro Nel Ospina, Guillermo Valencia, Elíseo Arango... Pero sabemos que son más las voces globales y locales implicadas. El nombre de Laureano Gómez, por ejemplo, no aparece en la alocución de Álzate, pero el personaje está presente en el silencio, se le tiene en cuenta, es uno de los destinatarios del discurso, hacia él y contra él se dirige gran parte de la crítica y del abordaje de la política abstencionista.

Llamaba Álzate a la militancia conservadora para que volviera al juego de la política, a la competencia electoral. Pero había que reeducar, re-significar conceptos o, por lo menos, adecuarlos a los tiempos que corrían. Renunciar a la metáfora de la guerra como ingrediente para el nuevo vocabulario no convenía, pero sí suavizarla para volcarla sobre el electorado: "La lucha por el gobierno, por ese áureo vellocino que los antiguos llamaron imperium, impone ciertas virtudes castrenses, un espíritu de servicio y sacrificio. La política no es una esgrima de salón, ni un ajedrez dialéctico, sino un conflicto de poderío, un campear sin tregua, una agonía en el sentido clásico de lucha".121 Con el mismo propósito, Álzate recurrió a Spengler:

Política es el modo y manera como la existencia fluyente de un hombre, una generación, una estirpe, una clase o un pueblo, se afirma, crece, triunfa sobre las otras corrientes, que en el oleaje de los grandes hechos se atacan y defienden recíprocamente. La vida, en su sentido máximo, es política, es vigilia, es ritmo y tensión de lucha. Todo hombre quiéralo o no, participa de ese acontecimiento militante, como objeto o como sujeto. La energía vital, ese quid que en nosotros quiere ir arriba y adelante, ese impulso cósmico hacia la preeminencia, esa voluntad de dominio, es lo que determina si ha de serse "sino" o ha de sufrirse el "sino". Pues se crece o se perece. No hay una tercera latitud, un término neutro. Quien no puede imponer su historia a los otros, tiene que padecerla.122

Era el otro Spengler, no el de la Decadencia de Occidente, sino el del optimismo, el antipacifista, el antirromántico y el antirracionalista, que le atrae a Álzate y a toda la gente cercana a la sensibilidad leoparda, a la que impresionaba que el Par­tido Liberal continuara por décadas en el poder, que constituyera una nueva hegemonía, como la había constituido el Conservador. Le asustaba esa posibilidad que, además, no sólo era social y políticamente compartida, sino también posible. Así que plantear el problema del poder o, más precisamente, el del rescate del poder, era

74 Álzate. Gilberto. Obras selectas.... p. 88. 7,1 Ibid. 77 Ibid.. p. 79. 27 Ibid.

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oportuno. Se hacía necesario ilustrar a la militancia, y Álzate aceptó el reto. Para él, en política "no se trata de preconstruir pruebas y coartadas ante la posteridad, sino de intervenir pertinazmente en el destino de un pueblo, que todos los días se forja. La historia no alberga a los vencidos",123 señalaba.

Como se ve, la alocución era, además, una lección de cultura política. Álzate movió los mojones de la comprensión de la caída del régimen conservador; la sacó de la explicación Iglesia — partido - candidatos, que se había convertido más en un morbo político que en una razón científica. Para el jefe de la ANP, fueron más profundas las cosas:

La pérdida del poder por los conservadores se explica en ultima instancia porque el viejo partido gobernante no tenía ya ánimo de dominio, ni mitos eficaces, sosteniéndose apenas sobre esa ley de inercia que prolonga el movimiento después de que ha cesado la fuerza motriz. Su quehacer histórico parecía cumplido. Un sistema de hábitos y rut inas reemplazaba la voluntad política, que no conoce la holganza y el tranquilo disfrute, sino que se encuentra siempre atareada de creación. Era eso un régimen de funcionarios —larvas del presupuesto— que confundían el orden con la inmovilidad. Pero como la vida fluye sin pausa y busca cauce, imponiendo un continuo reajuste en la estructura del Estado, pronto sobrevino una colisión entre "el país real" y "el país legal", entre las fuerzas vivas y las fuerzas caducas. Esto produjo el estallido y derrumbamiento del vetusto andamiaje. Es un juicio sin profundidad, que sólo examina el sobrehaz del suceso, al decir que la hegemonía conservadora fue abatida en una encrucijada electoral, por la dispersión de sus grupos. Tal dispersión, si se estudia a fondo, más parece efecto que causa. El viejo régimen no tenía estímulos funcionales, prospectos y metas que congregasen sus fuerzas vacantes. La elección presidencial fue apenas el puñetazo a un paralítico, para usar la ruda expresión de León Trotsky.12"1

En la misma tónica que sus colegas de la sensibilidad leoparda, Álzate evaluó los resultados de la abstención conservadora: "No hay más que dos vías para llegar al poder. Una legal y otra extralegal. Las urnas y la insurrección", dijo.125. Y explicó su apoyo a la abstención porque encontraba en ella "el umbral de la acción directa". Y culpó de no haberse desencadenado la insurrección a la "generación vagotónica del centenario": "les faltaba el sentido de la vida, vocación por la gesta. Sus hábitos mentales, sus supersticiones jurídicas les impedían ponerse fuera de la ley".126 Y a renglón seguido anotaba: "En las masas tampoco había levadura revolucionaria. En tales condiciones no era posible la insurrección".127 Por ello, Álzate consideró que, como no había ningún plan insurreccional ni tampoco recursos físicos para cumplirlo, la única solución era volver a las urnas.

Algunos encuentran contradictorio que un hombre de la extrema derecha, un militante de la Acción Nacionalista Popular, adopte esta táctica dominguera de concurrir a las votaciones [...] Yo no creo en las virtudes del sufragio inorgánico, ni reconozco que la voluntad de la Nación emane de un escrutinio parecido a un censo pecuario, pero no existe ningún obstáculo para buscar el poder en las urnas. El sufragio o la insurrección, la conquista electoral del Reich o la marcha sobre Roma, no dependen de la doctrina sino de las circunstancias. No hay que confundir las formas con las esencias.128

Como lo hemos reiterado a lo largo del libro, múltiples factores hicieron que las generaciones conservadoras de los Leopardos y la de Álzate confluyeran y terminaran constituyendo lo que he denominado "la sensibilidad leoparda". Las intervenciones de

7277 Ibid. 724 Ibid., p 721 Ibid.. p 7217 Ibid. 727 Ibid. '•'" Ibid.. p

354 El

80. 81.

83.

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cada uno de sus integrantes coincidían, estaban a tono, se reiteraban y afirmaban cada vez que hablaban o escribían. Constituían una red intelectual que se comunicaba por la prensa, por correspondencia, en reuniones en las sedes de los periódicos, en las manifestaciones públicas, en los viajes, etc. Era una sensibilidad regional o, mejor, ellos expresaban una sensibilidad por la región, la sentían amenazada por el centralismo, y, curiosamente, el Partido Liberal, otrora federalista y en ese momento en el poder, les parecía una amenaza centralizadora. Por eso, Álzate tocó el tema en su conferencia:

Tan funesta como la existencia de los estados federales, guerreando unos contra otros y dividiéndose la túnica inconsútil de la soberanía, puede serlo una coerción centralista que sofoque la vida regional, quitándole estímulos y recursos. Esto aflojaría la solidaridad colombiana, relajando sus vínculos. Las provincias no van a resignarse a sudar plusvalía en beneficio de una oligarquía financiera con asiento en Bogotá. Hay que respetar sus fueros. El regionalismo, el apego terruñero, expresa la vitalidad del país y es blasón de una economía de productores.128

Así, la candidatura de Ospina es en la interpretación de la sensibilidad leoparda la expresión de la región amenazada que aspira a reivindicarse: "el oportunismo de los gobiernos busca halagar la demagogia urbana y convertirla en clientela electoral", decía Álzate, y no le faltaban razones. No era la primera vez que defendía el mundo del campo, pero esa vez aprovechó el amplísimo auditorio puesto a su disposición para clamar por él. Álzate estaba seguro de que el plan mínimo de las derechas, trascrito al inicio de este parágrafo, lo interpretaba y encarnaba Mariano Ospina Pérez, "personero de los intereses campesinos". Y a través de la justificación de la candidatura de Ospina, Álzate hacía su propia enunciación política, la que, a su vez, era u n a propues ta de programa para la Acción Nacional is ta Popular: la democratización de la propiedad rural, nacionalismo económico, manejo científico del trabajo. Álzate habló, cual moderno hombre de Estado, a favor de la necesidad de una carrera administrativa que garantizara la estabilidad laboral y el establecimiento de una burocracia de expertos:

Si los cargos están sujetos a un vaivén electoral y al capricho de los gobernantes de turno, el servicio siempre se resentirá de improvisación y desorden. Lo que da a las luchas políticas colombianas tanta virulencia es que en ellas se juega el goce del presupuesto. Los partidos son agencias de colocaciones para su respectiva clientela [...] El funcionario será en adelante inamovible, pero neutral . Las derechas aspiran al gobierno del Estado no como botín, sino como herramienta de historia.130

En su intervención, llenó de contenidos sociales el programa de la contrarrevolución que proponía desde su época de estudiante. Dijo que esta no era "una simple gendarmería política al servicio del capitalismo, sino que sus fórmulas sociales se inspiraban en la justicia de Cristo".131 Álzate hizo uso de su dominio del pensamiento de Georges Guyau, que leía con dedicación y devoción desde finales de los años veinte. Aspectos del catolicismo social, uno de los libros de este autor, era volumen de cabecera de Álzate.132 Guyau no hacía parte de un grupo de intelectuales antimarxistas viscerales, todo lo contrario, encontraba en Marx una crítica a la economía liberal no muy alejada de la suya y de la de León XIII: no juzgaban el trabajo en abstracto, sino "la fuerza de trabajo, el trabajo viviente, trabajo en acción".133 La crítica al liberalismo económico, que Álzate adaptaba a la Colombia de la República Liberal, tenía que ver con la justa crítica moral que desde el positivismo se le hacia al liberalismo como

7277 Ibid, p. 87. 77717 Ibid.. p. 90. 777 Ibid. ,:7"2 Gracias a Gilberto Álzate Ronga, el autor contó con un ejemplar de este texto, que está firmado por Gilberto Álzate en 1927, y aparece

subrayado como un libro de estudio. 77:7 Guyau, Georges, Aspectos del catolicismo social. Madrid, Casa Editorial Saturnino Calleja, s/f, p. 52

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doctrina general de la sociedad capitalista. Pero el joven político se deja atrapar por ella sin que medie la realidad expresada en los contenidos del liberalismo de López Pumarejo, que no era ya el liberalismo que criticaba el positivismo o el pensamiento de Guyau. Es decir, Álzate utilizaba los mismos criterios de sus inspiradores para juzgar una obra de gobierno que, a la larga, tenía más puntos cercanos que distantes con su manera de pensar. Pero no importa: es desde el paradigma de Guyau que se expresa Alzate:

A la conciencia cristiana le repugna que un individuo, un alma, se encuentre convertido en un instrumento servil del proceso económico. La iglesia no considera el trabajo como una mercancía inerte, sino como algo que suda, que padece y piensa. Por eso rescata la dignidad h u m a n a del obrero y su porción de ganancias. Contra la ley de bronce del salario, quiere hacer intervenir en el arrendamiento de servicios cierto vínculo de compañía, para que los trabajadores participen del lucro industrial. En la teoría del bien común de Santo Tomás la propiedad es más un deber que un derecho. Aunque no lo crean los liberales supérstites de todos los partidos, en las encíclicas se preconiza t an perentoriamente la intervención del E s t a d o , que d e s p u é s de e l las , según Georges G u y a u , no puede d a r s e catól ico no intervencionista, sino, a lo sumo, intervencionista de mal humor.134

Con Guyau y Spengler, con Eduardo Spranger y Herriot, con André Siegfried y Antonio Ferro, con Bolívar y Primo de Rivera, entre otros críticos de la inmoralidad liberal, Álzate hace su propuesta, que endosa a Ospina Pérez:

A] dogma marxista de la lucha de clases, la contrarrevolución opone una colaboración de clases al servicio del interés nacional. En vez de consentir los sindicatos proliferando anárquicamente al margen del Estado, los inserta en los cuadros legales, dentro de una organización corporativa de la economía. Así, pues, el frente nacional no es reaccionario, sino contrarrevolucionario. Representa un orden nuevo, no un desorden tradicional. Desde luego eso no significa ruptura con antiguos valores, en cuanto tienen de inmutables, sino reajuste formal ante los nuevos hechos sociales. Hay que conservar del pasado las esencias pero no ese aluvión de palabras e imágenes muertas que se depositan en el cauce de la historia. La tradición también fluye. Primo de Rivera advertía que ella no era un estado sino un proceso.133

En su papel de presidente de la ANP y, por tanto, como representante de las juventudes derechistas, Álzate dejó para la peroración el mensaje principal de su alocución:

Las derechas no pueden arar nubes y cirros, difuso vapor celeste, sino radicarse en la tierra y sembrar sobre su limo la semilla de la patria futura, raíz y flor de voluntad [...] Yo convoco a las juventudes de derecha, con quienes tengo plena solidaridad, para que se pongan al frente del pueblo en esta emergencia histórica. No pueden recluirse en sus sueños, al margen del presente, sin traicionar su deber. Si estamos inconformes con la vieja política, con su estilo vetusto y su oxidado vocabulario, por creer que ya carecen de aliento vital, entonces es necesario ir sustituyendo esa costra de palabras y esos cadáveres de conceptos. Pero las soluciones que aportamos deben ser confrontadas con la realidad, para adecuarse a ella. Nuestro idioma augural ha de enseñarse con pertinacia a las masas, hasta que aprendan a oírlo y sentirlo como las campanas del alba, que incitan a despertar [...] Yo espero que la universidad invada la calle, en una apoteósica algarada, regando de voces nuevas el alma de la multi tud. El pueblo a oscuras, sumido en el caos nocturno de la incertidumbre y el desespero acabará por seguirla jubilosamente, con rumbo al amanecer.136

La intervención radial de Álzate repercutió en la prensa amiga, que destacó sus contenidos. El Colombiano dedicó un editorial para el comentario siempre generoso

7774 Álzate, Gilberto, Obras selectas..., p. 90. 735 ibid., p. 91. 7777 Sobre la conferencia de Álzate existen dos versiones. Esta cita pertenece a la primera.

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hacia Álzate: "Le escuchamos con admiración y entusiasmo. De tiempo atrás nos ha ganado esos sentimientos el joven capitán derechista, en quien vimos acusados, desde la más temprana edad, los inconfundibles perfiles del conductor".137 El diario conservador antioqueño no se remontó esta vez al ya lejano avatar de principios de la década para encomiar ai "mozo caudillo", como también le decía, sino que partió de su positiva labor como secretario general del partido y como inmediato organizador en Manizales de "la más nutrida, grandiosa y apoteósica movilización de fuerzas conservadoras que haya presenciado el país a través de su historia";138 y compartió por completo los contenidos de la alocución. A su vez, satisfecho con los contenidos de la conferencia, y diferenciando la modalidad ideológica, 'Rubayata' comparó el papel que estaba jugando Álzate en Colombia con el que en Perú habían jugado para sus generaciones José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre. Según el controvertido intelectual, la sola mentalidad de Álzate era suficiente para salvar a la generación derechista "sometida al más riguroso examen histórico".139

La conferencia radial de Joaquín Estrada Monsalve y la república técnica. Max Weber en la circulación de las ideas.

La sociología colombiana es tá es tancada ,

yaciente bajo la entraña del destino, en espera

de algún soberbio constructor de grandeza, así

como la estatua duerme en el bloque de piedra

agua rdando el escultor que la cincele. La

actualidad colombiana es apenas una miniatura

de su posibilidad. La vida nos colmó de riquezas,

pero la historia nos ha privado de creadores.1*0

El 21 de noviembre de 1937, Joaquín Estrada Monsalve clausuró el ciclo de conferencias políticas organizadas para promover la candidatura de Ospina : "Agrego mi voz al coro de nobles acentos que han venido insinuando, sobre la pista presidencial, el nombre de Mariano Ospina Pérez", empezó diciendo.141 Como sus antecesores, opinó sobre y analizó el problema de la abstención electoral. La tildó de una "estrategia caduca", que había limitado a las masas conservadoras a contemplar y a soportar las desavenencias del partido de gobierno, y que había aminorado la fuerza moral que debían tener las masas conservadoras, al punto de disminuirles el valor para que luchasen por los derechos ciudadanos que les pertenecían:

Fallida la abstención como estrategia política, no cabe vacilar siquiera en el retorno del par t ido al sufragio, no sólo como método de lucha pero sí como única g imnas ia p a r a sostener en estado de reto la muscula tura electoral de nues t ras masas [...] A la juventud y a las masas mili tantes, que cruzáronse un día para el rescate de la república, el lánguido monarca de la abstención quiere obligarlas a vivir en punti l las, para que ni el eco de las derrotas ni el ruido de las a rmas le tu rnen su indiferente sueño.142

Al contrario de lo anterior, Estrada Monsalve exigía para el Partido Conservador hombres de acción, personas capaces de salir de la adversidad política y que revalidaran sus derechos pobticos. "Si para ser buen patriota has de ser hombre de acción, más deberás serlo para llegar a perfecto ciudadano",143 señaló el intelectual antioqueño.

'" El Colombiano, noviembre 11 de 1937. p. 3. 777 Ibid.. noviembre 2 de 1937, p. 5. 374 Ibid.. noviembre 9 de 1937, p. 3. 477 La Patria, noviembre 22 de 1937. p. 8. 77 ibid., p. 1. 42 Ibid.. p. 8. 47 Ibid.

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El renacer político de los conservadores estaba ligado a una concepción de la política que volviera sobre la acción. Para persuadir de ello, acudió a Nietzsche : "La misión de la juventud es apresurar el advenimiento del héroe y del santo".144 En esta propuesta de contraponer a la vieja política de inacción una beligerante y pragmática por parte de los dirigentes y de las masas, señalaba:

Entre la vieja y la nueva política puede notarse esta diferencia: aquella basábase en el sentido ideológico y esta preséntase como sentido histórico. La primera es empeño en ajustar por la fuerza la realidad de un país a una ideología, a un sistema mental preconcebido. Ella concluye en el academismo político, viene de las bibliotecas y no de la vida misma, sacrifica los hechos a las normas, confunde la realidad con la dialéctica y, cuando las muchedumbres piden trabajo y pan, contesta con arengas. La segunda, en cambio, viene de la propia vida, transforma los hechos en ideas, ausculta el devenir de un pueblo para conducirlo y superarlo, asegura el sentido de la continuidad histórica, crea las normas como sucedáneos reguladores de la realidad y, cuando el vivir requiere, el vocablo holgazán se silencia para que la acción opere.145

Estrada no sólo apelaba al pensamiento filosófico, un paradigma de la sociología entra a debate: "Max Weber, con precisión, ha escrito que la política moderna es carismática".14(i Y tenía de esta categoría su propia interpretación:

Todas las energías impulsadoras de la nacionalidad vienen de las campiñas. Nuestro país es una vasta ciudad rural; somos agricultores por tradición y por idiosincrasia. El sentido histórico de Colombia, o su carisma, para usar la frase de Weber, es agrícola por excelencia. Toda otra definición de este país no es un retrato, sino una caricatura. Gobernarnos desatendiendo esta voz íntima de la naturaleza peculiar colombiana, es cultura ficticia, riqueza en préstamo, traición a las fuerzas vitales del país."7

Pero no era Estrada un conservador que llamara la atención únicamente al campo. Había escrito, para graduarse de abogado en 1934, la tesis "Intervención e hispanoamericanismo".148 En ella sostuvo que el país debía conjugar, en el aspecto económico, la producción agrícola y la elaboración de productos por medio de un sector industrial fuerte. En su alocución, profundiza y reitera la tesis:

[...] es preciso crear el sentido industrial de la raza, estimulando las empresas de vasto alcance destinadas a la transformación industrial de nuestros frutos [...] Sólo podemos llamarnos un pueblo poderoso cuando la manufactura nacional sea capaz siquiera de satisfacer nuestras p rop ia s neces idades . M i e n t r a s t an to , no pasa remos de ser un pueblo consumidor, un protectorado agrícola, una colonia de cautivos labriegos.149

Estrada enfatizó en que el resultado de la ecuación agricultura + industria llevaría a una autonomía de Colombia frente a las potencias imperialistas. Salvo que para llevar a cabo tal iniciativa se necesitaba una figura política que dirigiera al país. Exceptuando a Simón Bolívar, a Rafael Núñez y a Pedro Nel Ospina, no había aparecido "la fuerza exultante de nuestra grandeza económica, dormida al fondo de la vida [...] la grandeza colombiana se encuentra inédita y sepulta, porque ha faltado el hombre superior que la rescate del sueño de la materia inerte. La roca espera el golpe de la vara mesiánica para soltarse en fuente".150 El mesianismo de Estrada era, sin embargo, un punto de avance respecto al determinismo de Spencer, que él no comparte. Más bien, se deja llevar por el pensamiento crítico de Spengler, que consideraba, según nos cuenta el conferenciante, la existencia de dos tipos de pueblos1 los industriales y

77 Ibid. '"•' Ibid. "" Ibid.

77 Ibid. 748 Estrada Monsalve, Joaquín, "Intervención e hispanoamericanismo"", tesis de grado, Popayán. Universidad del Cauca, julio de 1934

174 La Patria, noviembre 22 de 1937. p. 8. "" Ibid.

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los consumidores. Para el filósofo alemán, los pueblos industriales son las naciones robustas, de imponente rango militar, cuya influencia era decisiva en la política, en la guerra y en la economía mundial. No obstante que Spengler consideraba a los países latinoamericanos como consumidores, aspira a conquistar el primer rango mediante la presencia de un gran conductor: "El recuento de las mejores épocas de la humanidad, más bien que una historia, es la biografía de un excelso guerrero, de un gran pensador o de un genial estadista. Francia es Napoleón o Richelieu; Alemania es Bismark o Hitler; nuestra independencia es Bolívar".151

Estrada criticó al pasado, al que llamó "república literaria", un eufemismo de "República Conservadora". Opinó que Colombia había sido una platicante academia de gramáticos, filósofos y juristas, dedicados a dialogar sobre temas de la inteligencia, mientras al pórtico de su palacio desfallecía abandonada la nacionalidad. Señaló que mientras la clase política en el poder declamaba, escribía piezas de donaire y picardía, pulía versos y se deleitaba "con la pasión benedictina por las formas [...] la vida colombiana fluía desencadenada, enlazándose en episodios, sin centro de gravedad ni orientación determinada".152 A esta República, opuso "la república técnica", cuyo precursor había sido, según decía, Pedro Nel Ospina.

Habló entonces del técnico de Estado, "un tipo medio entre la grotesca acción sin ideas y la aérea inteligencia [...] molde de gobernantes, creador de pueblos, progenitor de la cultura, porque conjuga, en maridaje perfecto, el vuelo directivo de la inteligencia y la geometría fluyente de la vida. Su pensamiento es una ecuación entre el entendimiento y las cosas".153 Su propuesta de la nueva República abogaba por una técnica en lo administrativo, en "la dosificada delegación" de la autoridad suprema, en el Parlamento, en la política internacional, en la agricultura y en la industria, en las aduanas y en la instrucción pública, en la reglamentación de las profesiones y empleos, y hasta en la aplicación de la inteligencia como herramienta de gobierno. Sería entonces la técnica una varita mágica para desengranar la marcha del Estado.

Después de su amplia y argumentada disertación, Estrada llegó adonde quería: "Entre la nómina de hombres que la actualidad nacional le presenta a la historia, no veo una figura más adecuada para esta travesía que la consular silueta de Mariano Ospina Pérez".154 Y aparecieron nuevos giros retóricos en beneficio de la construcción del nuevo héroe salvador:

Los únicos epítetos dignos de su nombre es su par de apellidos; la mejor explicación de su obra es el recuerdo de sus antepasados. Como fue dotado con el sentido de los valores, su inteligencia, disciplinada desde niño en el manejo de las ciencias exactas, no se expresa en frases sino en guarismos, no razona con hipótesis sino en ecuaciones. Cuando habla, razonal cuando razona, convence: cuando convence construye.155

Ninguno de los anteriores conferenciantes había colocado a Ospina Pérez en la cima de la inteligencia. En la alocución de Estrada se trata de un genio que sintetiza el país:

En la mente de Mariano Ospina Pérez parece que se encuentran calculados todos los elementos e impulsos de la nacionalidad, en volumen, peso y medida: la superficie cultivable de nuestro suelo, con la exacta localización de las distintas zonas de cultivo, el índice estadístico de su productividad, sus abonos adecuados, el promedio de su pluvialidad y su distancia de las vías

' " Ibid. 772 Ibid. 7577 I b i d . '•"' Ibid. 75S Ibid.

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carreteables; las razas de ganado convenientes para los distintos climas: la capacidad hidráulica de nuestras cascadas; la ciencia del cultivo del café, desde la calidad de la semilla y la distancia que debe mediar entre un árbol y otro hasta las relaciones que deben existir entre el productor y el intermediario, entre este y los grandes mercados extranjeros. No existe aspecto económico de Colombia que no esté ya debidamente clasificado y calculado en su fuerte cerebro.156

Y, como sus colegas, Estrada presentó y sustentó la candidatura de Ospina no como la del conservatismo, sino como la de la Nación, aunque pidió también una convención del partido para ratificarla.

La conformación de los comités ospinis tas .

Al tiempo que transcurrían las célebres conferencias radiales, avanzaba un proceso de organización de la campaña de Ospina. El 25 de octubre un comité ospinista, conformado por los universitarios Humberto Jiménez, Jaime Garcés, Hernando Olano Cruz, Gustavo Delgado y Gustavo Salazar García, fue creado en Popayán. En el manifiesto que suscribieron, los jóvenes derechistas consignaron: "La candidatura presidencial del doctor Mariano Ospina Pérez simboliza la fuerza que nos aglutina en un frente nacional. A esta línea deben presentarse quienes anhelan la restauración de etapas mejores".157 Asimismo, en Bogotá, el 19 de noviembre, Elíseo Arango, Ernesto Martínez Capella, Ignacio Pineros Suárez, Carlos Ariel Gutiérrez, Carlos Malo Baños, Manuel Mosquera Garcés, Agustín Rodríguez Garavito, Julio Zuloaga Arango, Arturo González Guarnido, entre otros, nombraron un comité pro-conferencias por radio, que estuvo integrado por Ernesto Martínez Capella, Víctor Emilio Jara y Carlos Vesga Duarte, cuyo fin esencial era conformar un grupo de oradores que sustentara la candidatura de Ospina por los micrófonos de la emisora Colombia Broadcasting. Un segundo comité, denominado Correrías Dominicales, tenía la misión de recorrer los pueblos de Cundinamarca y los barrios de Bogotá; y un tercero, de Prensa y Propaganda, la de crear un semanario de difusión. En este último tuvieron asiento Elíseo Arango y los ex integrantes del semanario Derechas Ernesto Martínez Capella y Manuel Mosquera Garcés. Finalmente, los derechistas bogotanos suscribieron un documento en el que manifestaron: "La candidatura de Mariano Ospina Pérez será lanzada como candidatura nacional por encima de los partidos políticos. En este sentido se hará la campaña".158 El 24 de noviembre se constituyó el comité ospinista en Cali, integrado por Ciro Molina Garcés, Juan Antonio Bonilla, Alvaro Calero, Francisco Sarasti y Mario Fernández de Soto.159 La ANP de la ciudad contó con El Legionario, periódico cultural e informativo que dirigía la señora Blanca Ocampo.

El 20 de noviembre de 1937, El Tiempo había titulado una de sus noticias así: "Elíseo Arango proclamará en Bogotá la candidatura del doctor Mariano Ospina Pérez",160 en clara alusión a un telegrama enviado a Silvio Villegas y Gilberto Álzate Avendaño por un grupo de dirigentes (Ebseo Arango, Ernesto Martínez Capella, Manuel Mosquera Garcés, Carlos Malo Baños, Julio Zuloaga Arango, Arturo González Guarnido, Carlos Ariel Gutiérrez, entre otros), quienes manifestaron: "Nos adherimos a la candidatura presidencial del doctor Mariano Ospina Pérez, porque eüa representa la reacción nacional frente a un gobierno de partido que estimula constantemente la lucha de clase y va disolviendo los principios específicos de la patria".161

7777 Ibid. 7S7 El Espectador, octubre 26 de 1937, p. i; ibid., octubre 28 de 1937, p. 10. Un artículo sobre la exaltación de la juventud universitaria

payanesa puede verse en La Patria, octubre 31 de 1937. p. 5. 7''' La Patria, noviembre 20 de 1937. p. 3. 7777 El Espectador, noviembre 25 de 1937, p, 6. leo £ ¡ Tiempo, noviembre 20 de 1937. p. 17. 767 Ibid.. noviembre 20 de 1937. p. 17.

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El Alto Comando de la Acción Nacionalista Popular y su rechazo a la candida tura que promueve Gilberto Álzate Avendaño, pres idente de la ANP.

El conservatismo tiene necesariamente que

ser nuestra residencia porque a las masas no

es posible cor ta r les de un golpe seco sus

a t a d u r a s s e n t i m e n t a l e s y ciertos lazos

espirituales con una comunidad del pasado.16'2

Pese al entusiasmo y adhesión de la gran mayoría de las juventudes derechistas del país a la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez, un sector de las derechas no participaba de este sentimiento: el Alto Comando de la Acción Nacionalista Popu­lar (ACANP). Rodrigo Jiménez Mejía y Carlos Vesga Duarte, luego de ver truncada la designación de la candidatura presidencial de Pedro Nel Ospina Vásquez, manifestaron a La Razón que irían a la lucha separados del conservatismo, ya que nada tenían que ver con esa colectividad.163

A pesar del inconformismo del ACANP, los integrantes de la Acción Nacionalista Popular partidarios de la candidatura ospinista tuvieron un papel destacado dentro de esta campaña. Las divergencias entre el ACANP y la militancia de la Acción Nacionalista Popular prontamente se filtraron en la prensa liberal. El 13 de diciembre, El Tiempo resaltó en su sección de información general la siguiente noticia: "Indignación derechista contra Álzate Avendaño por su franco ospinismo. Se le pedirá la renuncia. El comando de la Acción Nacionalista Popular no acepta los candidatos presidenciales lanzados al público. El boletín dado ayer tarde".164 En un comunicado salido el día anterior, el ACANP había desautorizado la campaña presidencial promovida por la prensa y las juventudes nacionalistas del occidente del país, ya que, según el documento, ninguno de los candidatos presidenciales lanzados a la opinión pública había expresado un programa acorde con las tesis que informaban el movimiento nacionalista colombiano.165 El texto del documento implicaba, por supuesto, a Álzate Avendaño. El ACANP no veía con buenos ojos la adhesión de su jefe máximo a la candidatura conservadora de Ospina Pérez, y llegó a pedir, incluso, la convocatoria de una convención nacionalista que dirimiera sobre la posición del movimiento frente al tema presidencial y exigiera la renuncia de Álzate Avendaño a la presidencia de la ANP.

En diciembre de 1937 salió a la luz pública en Barranquilla un nuevo órgano de la ANP: el bisemanario Falange, dirigido por Armando Zabaraín Bermúdez. En uno de sus primeros números, Rodrigo Jiménez Mejía publicó "Nuestra autonomía", un artículo que ratificó sus posturas:

No es de nues t ras gentes, ni pertenece a nuestro movimiento, quien pretenda valerse de nosotros para vitaminar organismos anquilosados. Nos traiciona quien quiera contrariar nuestro gran deseo de nacionalidad, res tándonos gentes y doctrina que deben per tenecemos. No t ra ten las viejas categorías partidistas de asumir nuestra dirección, ni de suscribirnos a su miope ideología porque nosotros tenemos una visión de conjunto de patria: nosotros hemos

7772 El Espectador, noviembre 25 de 1937, p. 6. 77777 La Razón, noviembre 27 de 1937. pp. 1- 2. 1,77 EJ Tiempo, diciembre 13 de 1937, p, 3. 7777 Ibid. Véase también La Voz de Caldas, diciembre 14 de 1937. p. 1.

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aprendido a amar toda su tierra y a todo su pueblo. Esta es la razón por la cual nos hemos declarado como una fuerza autónoma, por encima de todos los partidos políticos.166

José Mejía Mejía retomó la palabra para continuar sus enunciados respecto a las posturas de Jiménez Mejía. Opinó que, por el contrario, la ANP tenía que ser un movimiento dentro del Partido Conservador o perecería necesariamente. En un toque realista, contrapunteó al jefe de la derecha bogotana:

La derechas conservadoras podemos conservar nuestra autonomía ideológica y cierta soberanía dogmática sin estropear el amanecer de una gesta que requiere no despilfarres sino tacto y frialdad [...] las masas conservadoras han iniciado apenas un aprendizaje de la sensibilidad derechista y anímicamente aún no están desplazadas hacia nuestras banderas [...] hay que descender a las clases trabajadoras, traducir honestamente su angustia e interpretar en un lenguaje diáfano sus más soterradas congojas. Una intensa política popular es la única táctica para calentar el movimiento derechista y suministrarle calor y pulso.167

Mejía advirtió la enorme contradicción en el seno de la ANP en el sentido de que mientras Álzate, jefe supremo del movimiento, auspiciaba la candidatura de Ospina el ACANP la rechazaba:

Gilberto Álzate Avendaño, caudillo de aguzado olfato histórico, está identificado con nosotros en esta dura afirmación. Las masas derechistas son las masas conservadoras y no los borrosos equipos de izquierda que el doctor Jiménez Mejía piensa conquistar con su inofensiva dialéctica de ultrajes al pasado y a los partidos de tradición. Si esta fuerte mentalidad derechista residiera algunos minutos en tierra y se vinculara brevemente a los hechos reales de la politica colombiana vería que sus posiciones no pueden ser más solitarias.168

De artículo en artículo, daba la pelea contra Jiménez Mejía:

Presenciamos el hecho absurdo que funcionen dos sedes derechistas en sentido contrario, con propósitos diversos y dentro de plataformas casi antagónicas. Gilberto Álzate Avendaño fue designado por la convención nacional jefe supremo de las derechas colombianas. Naturalmente el alto comando quedaba supeditado a la jefatura y la dirección de la política derechista no podía someterse a un ignorado conciliábulo capitalino. Las directivas nacionales han adoptado una norma de conducta anárquica a la consignada a la asamblea de julio y los resultados de esta acción arbi t rar ia no pueden ser más objetivos [...] El Alto Comando nos pareció desde su nombramiento una firme reprobación porque no considerábamos idónea aquella autoridad para ejercer la jurisdicción nacional que ahora detenta. / Álzate Avendaño se ha lanzado a la Acción Nacionalista con la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez, postura que no aceptan los autores de una insurrección derechista al margen de la colectividad conservadora. Nosotros personalmente aceptamos la tesis del joven conductor y nos situamos adentro de la táctica adoptada por los máximos gestores de la acción derechista nacional. Gilberto Álzate Avendaño ya ha sido señalado también como un desertor por el alto comando de la capital. Sin embargo, continúa capitaneando el movimiento por derecho propio y sin sujetar la trayectoria histórica de un movimiento a la impubertad.169

En la querella entre Mejía Mejía y Jiménez Mejía se expresaba también el conflicto centro-provincia, que hemos advertido en otros episodios relacionados con la política general conservadora. "Desde Bogotá, la percepción pobtica es si se quiere una mentira visual para adivinar el hecho y los fenómenos populares de la provincia. La capital de la República nos enfoca con una aleve parrafada libresca a través de la más

77747 Véase también la columna "Rúbrica"", de José Mejía Mejía. en El Colombiano, diciembre 15 de 1937. p. 5. 7,77 Ibid. '•" Ibid. 77774 El Colombiano, diciembre 17 de 1937, p. 5.

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insuficiente pupila retórica", decía Mejía Mejía,170 para quejarse de los abusos de poder del ACANP, que no tenía en cuenta las reabdades regionales del joven derechismo colombiano: "Es un dramático error que las directivas capitalinas establezcan el programa nacional del movimiento sin haber palpado la verdad inclemente y abrupta del fluir histórico provinciano".'''

Curiosamente, antes de la anterior polémica, el ACANP había decretado el nombramiento del Comando de la ANP de Antioquia, en el que figuraban connotadas personalidades del derechismo: Abel Naranjo Villegas, Graciela Escobar Moreno, Félix Ángel Vallejo y Jorge Luis Arango. La ANP de Antioquia anunció para 1938 la apertura de escuelas para la enseñanza gratuita a los niños pobres.172

Lanzamiento de la candida tura de Ospina Pérez desde Bogotá. Silvio Villegas en su mejor momento.

La candidatura de Ospina Pérez es el himno

de resurrección en esta hora y yo le gritó a

Colombia: levántate y anda,113

Apersonarse de la candidatura de Ospina hizo de Silvio Vülegas un personaje nacional. El leopardo vivía su mejor momento. Fue el principal homenajeado en la celebración del Día del Periodista, el 10 de diciembre, en la capital de la República. Por cuenta suya corrió el principal discurso. En reconocimiento a su trabajo periodístico, lo acompañaron en la mesa de honor intelectuales de todas las vertientes poHticas: Rafael Maya, Germán Arciniegas, Juan Lozano y Lozano, Enrique Santos Montejo, entre otros.

Interrogado por El Tiempo a su arribo a Bogotá, Villegas había declarado: "La fuerza ospinista en Caldas es un hecho real y todos los comités conservadores han acogido con entusiasmo la candidatura del doctor Mariano Ospina Pérez. No me iré para Caldas sino cuando deje instalado el comité directivo de la candidatura de Ospina Pérez".174 El miércoles 15 de diciembre de 1937, a las cinco y treinta de la tarde, fueron transmitidos por la Colombia Broadcasting y retransmitidos por Emisora Electra, de Manizales, y por estaciones radiales de Antioquia y la Costa Atlántica los discursos de tres ilustres oradores derechistas: Silvio Villegas, Eduardo Carranza y Elíseo Arango. Se trató del lanzamiento de la candidatura de Ospina en la capital.

Habló primero Silvio Villegas. Reiteró sus posturas ya conocidas y difundidas en las páginas editoriales de La Patria y en la conferencia de octubre pasado. Algunas tesis fueron reiteradas tal cual teniendo en cuenta que esa vez hablaba para el oriente y el norte colombianos: "Este movimiento [candidatura presidencial] ya es conocido en el occidente colombiano, y hoy me dirijo al oriente del país porque desgraciadamente no hemos tenido en esta ciudad un órgano imparcial de información que le diga a la Nación su verdadero contenido",175 señaló. Esta vez, Villegas agregó varios puntos importantes. Primero: madrugarle a la cedulación del conservatismo:

El beneficio de una campaña electoral es conseguir que se acabe de cedular el partido, que las masas concurran a solicitar el instrumento de ciudadanía, y segundo, lograr una organización

"" ffcid. Ibid.

- Véase El Colombiano, diciembre 16 de 1937, p. 2, 77 De la conferencia de Silvio Villegas en Bogotá. La Patria, diciembre IB de 1937, p. 3 1 El Tiempo, diciembre 10 de 1937. p. 11. 7 La Patria, diciembre 10 de 1937, p. 3.

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en forma que nos deje listos para el asalto al poder y nos prepare para las luchas políticas. De nada sirve el lanzamiento de una candidatura un raes antes de las elecciones cuando ya esté cerrada la cedulación.176

Segundo: hizo hincapié en la importancia de la economía cafetera y asoció su futuro a una necesaria presidencia de su candidato: "el progreso de la nacionalidad colombiana está unido a la industria del café, y esta no tiene hoy ningún médico de cabecera comparable a Ospina Pérez, que ha vivido siempre inclinado sobre este gran problema de la nacionaüdad".177 Tercero: despejó todas las dudas sobre el carácter disidente de sus propósitos. Insistió en la convocatoria de una convención del partido, bien para que ratificara y legitimara el nombre de Ospina, bien para apoyar a otro candidato: "¿Qué es lo que pedimos?", se preguntaba el leopardo, y él mismo se respondía: "Sencillamente que se reúna una convención del partido; esa es la petición concreta que yo quiero formular esta tarde".178 Y cuarto: desmitificó y desvirtuó la fama de Eduardo Santos como un hombre de derecha:

Por un momento se creyó que la candidatura de Eduardo Santos era una reacción contra el desorden, pero todos sus actos se han encarnizado en desment i r es ta vana esperanza , especialmente su célebre cablegrama de Florencia que instituye una entrega a la izquierda. Sus palabras tienden a las derechas pero todos sus actos favorecen la revolución en marcha [...] Ahora o nunca. Si el doctor Eduardo Santos llega a la Presidencia es por nuestra cobardía o nuestra abulia. Durante muchos años no se había presentado un candidato más impopular que es igualmente mirado con desconfianza por industriales y capitalistas, y en las plazas ya lo hemos visto lapidado por las masas de izquierda.179

La irreverente voz del leopardo Eliseo Arango.

Y aunque estuviéramos solos. Sólo en la noche

es cuando es bello creer en las auroras [...]

Desde hace mucho tiempo declaramos que

nuestra misión era nacionalizar el Estado! hoy

tenemos un Estado liberal, y necesitamos uno

nacional™

Esa noche del 15 de diciembre, también habló Eliseo Arango. El leopardo legitimó la iniciativa de lanzar un candidato para el estudio y posterior ratificación o rechazo en una convención de partido. Sostuvo que él y los auspiciadores de la candidatura de Ospina hacían parte de un partido abierto al debate :

En la última convención conservadora llevé la voz del penúltimo directorio, y allí pude afirmar que el Partido Conservador es una comunidad de hombres libres al servicio de la Nación. Por ningún motivo ni circunstancia ni bajo ningún pretexto, renunciamos a la libertad de pensar: no estamos dispuestos a abdicar del atributo esencial de la dignidad humana.181

Además, Arango, con su característica irreverencia hacia las autoridades del partido, declaró: "respetamos a los grandes jefes del partido, pero exigimos acción dentro de la realidad que reclama la hora, y que no vivan como narcisos contemplando sus viejas obras [...] Nosotros en esta lucha trabajamos por sacar avante nuestras ideas. Hemos establecido la verdad política contra el prestigio político".182 Criticando con

7777 ibid 77 Ibid

•'•~ I b i d ':" Ibid. 7477 La Patria, diciembre 16 de 1937, p. 3. • Ibid. '•' Ibid.

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ironía la política abstencionista, Arango dijo que lo único que les había quedado a las personas que, como él, actuaban en el partido era el recurso de pensar y formular propuestas. Presionado por el poco tiempo de que disponía, Arango repudió los gobiernos de partido y clamó por la instauración de un gobierno nacional: "Desde hace mucho tiempo declaramos que nuestra misión era nacionalizar el Estado; hoy tenemos un Estado liberal, y necesitamos uno nacional".183

Eduardo Carranza'- otro matiz en la ANP.

Las ideas repet idas con amor son como los

besos- s i e m p r e i g u a l e s p e r o t a m b i é n

siempre distintos cuando se dan a la mujer

que se ama.1M

El segundo conferenciante de la noche fue el poeta Eduardo Carranza, quien tomó la vocería del sector de la ANP que apoyaba la candidatura presidencial de Ospina :

La Acción Nacionalista Popular, movimiento político e ideológico independiente de los partidos actualmente operantes en Colombia, agrupación de hombres ambiciosos de una totalidad nacional, mira con fervoroso entusiasmo la candidatura presidencial del doctor Mariano Ospina Pérez. Porque esta candidatura se presenta con firmes contornos nacionales, porque ha sido propuesta y expuesta en un noble idioma nacional, en un claro alfabeto de integración y de unidad. Si este hermoso movimiento llegare a sectorizarse y a perder sus perfiles e intenciones nacionales sería nuestra voz la primera en levantarse para re t i rar esta adhesión que hoy proclamamos ante el país.185

Carranza compartía con Jiménez Mejía la independencia de la ANP de los partidos tradicionales, y con Mejía Mejía la participación del movimiento en las elecciones. Digamos que su voz era otra más en el interior de la ANP. El poeta dedicó su intervención a rememorar y sintetizar las ideas fundamentales y principios ideológicos que asistían a la ANP. Esta fue su importancia, por eso transcribimos buena parte de su intervención:

Para nosotros la nación no es una fatalidad geográfica o etnográfica: es el vértice, la resultante de unos ideales colectivos que se prolongan más allá del tiempo. Se nos ha confiado la custodia de una ciudadela de gloria y de dolor al pie de la cual amaron y cantaron y combatieron los padres y los abuelos, y hemos de entregarla intacta a los que vendrán después de nosotros. Queremos una nación jerárquicamente organizada a través de varios grados corporativos y orientada en lo económico, no en beneficio de poderosas fuerzas extranjeras, sino del bienestar colombiano: nuestro nacionalismo tiene un agresivo y arrogante sentido antiimperialista, una dura actitud de escudo contra la penetración envolvente de cualquier imperialismo. Perseguimos la formación de una mentalidad nacional, por encima de la mentalidad partidista que vivimos, y, como consecuencia, si no la supresión, si la limitación de la órbita de poderío de los partidos políticos. La coordinación de las fuerzas nacionales dentro de organizaciones controladas por el Estado, la atención preferente por la situación injusta y misérrima de las clases campesina, obrera y media: de explotación metódica y científica de la riqueza nacional, y la nacionalización en lo posible de esa misma riqueza, y el engrandecimiento patrio, por razones tradicionales superiores y razones de conveniencia nacionalista. Y sobre todo, libertar al hombre colombiano de la esclavitud del partido político: necesitamos un Estado que sirva, no los intereses de una casta, o de un partido, o de una clase, o de un individuo, sino al destino eterno de Colombia: un

'"•• Ibid.

"" Intervención radial de Eduardo Carranza en Bogotá. La Patria, diciembre 19 de 1937. p. 2. 747 Ibid.

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Estado que garantice la sumisión de los más y de los menos, de los de arriba y de los de abajo, a la verdad, a la justicia, a todas las contingencias que imponga la afirmación de la nacionalidad. Queremos un P a r l a m e n t o que sea la congregación de quienes r e p r e s e n t a n todas las act ividades sociales encauzadas al logro del bien común, pe rmanen te y to ta l i tar io , un Parlamento que coordine las diversas aspiraciones en un plano superior de colombianidad, y armonice los aparentes desacuerdos económicos y sociales mirando la unidad esencial de la patria por encima de toda otra consideración. Tenemos que decir muy claro y muy alto que no somos reacc ionar ios : que no se nos confunda con la p a t r u l l a g e m e b u n d a que mi ra irrevocablemente al pasado, y añora un estilo de vida y una modalidad política arrolladas y superadas por hechos nuevos y por nuevas realidades: la política es el arte de dominar las circunstancias vitales, de ponerse a caballo sobre los hechos para conducirlos a la búsqueda apasionada de un ideal de grandeza patria y dignificación humana. No somos reaccionarios pero si somos tradicionalistas: nuestro tradicionalismo es evolutivo y fecundo: no significa la permanencia indiferente y estática en ideas o ideales caducados, sino la incorporación de lo contingente, de lo influyente y circunstancial en la historia, al cauce de lo permanente, de las e ternas verdades que sostienen esa unidad viva que es una cultura. Cada pueblo tiene su escondida manera de ser, su íntima esencia, su hondo secreto, su signo diferencial; su genio. En el subsuelo de las razas, en las zonas nebulosas de la conciencia colectiva, existe, latente y esperando como una placa fotográfica lista a la revelación, ese resorte secreto, ese finísimo mecanismo: y llega un día en que una sola palabra, una mágica cifra verdadera, descubre como un relámpago milagroso el íntimo ser, el escondido genio de una nación, de una raza. Llega entonces el estadista, el artista del Estado que obra prodigio de identificar la Nación con el Estado, con el Estado que debe ser el reflejo, la interpretación, el idioma tangible, la forma y el cuerpo de esa triple noción geográfica, moral y política que es la Nación. "Todo pueblo", dice Ernesto Jiménez Caballero, "es en el fondo una querencia de amor de mujer: cuando encuentra a su hombre se entrega. Porque es en el amor donde se encuentran los seres. Es también todo pueblo como un raudal de viento con voluntad de música que busca su instrumento para resolverse en melodía triunfal. Es todo pueblo así mismo, como una arcilla que sufre la tortura de lo informe hasta que una mano la salva en forma de estatua". Me parece que el destino de nues t ra generación es este precisamente: buscar la razón de la nacionalidad colombiana y realizar su misión en América. Buscar una Colombia colombiana, buscarla sufriendo. Por eso deben tener nuestras palabras una ardiente actitud de marcha, de himno y de bandera revuelta.186

En declaraciones dadas al final de las conferencias, Silvio Villegas anunció sin reparos:

Nos proponemos desarrollar ahora una intensa labor de propaganda, iremos a la calle, a la plaza pública, a la prensa. Discutiremos con amplitud y a toda marcha. Queremos demostrar que este movimiento no se realiza en secreto, que nuestra política no es la de la maniobra y la del conciliábulo. ¡Si nos derrotan, que nos derroten en la plaza pública! Haremos una política limpia187.

Finalmente, el acto del lanzamiento terminó con la constitución de un cpmité procandidatura de Mariano Ospina Pérez, conformado por Eduardo Zuleta Ángel, Eliseo Arango, Ernesto Martínez Capella, Gerardo Valencia, Jesús Naranjo Villegas y Julio Zuloaga Arango. Como se advierte, los miembros del ACANP brillan por su ausencia. Al día siguiente, fortalecido, Silvio Villegas viajó a Medellín, donde instauró el comité ospinista de la ciudad, del que hicieron parte Fernando Gómez Martínez, Juan Zuleta Ferrer, Tulio González, José Mejía Mejía y Juan Roca Lemus, con los cuales debatió sobre estos temas.

'"' Ibid. 7777 El Espectador, diciembre 16 de 1937. p. 3.

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Las conferencias conservadoras, cubiertas por el silencio de El Siglo, tuvieron buena acogida en la prensa liberal, que saludó el lanzamiento de la candidatura conservadora de Ospina Pérez. El editorialista de La Razón escribió:

[...] a este diario complace extraordinariamente, el movimiento pro candidatura conservadora, en este país ejemplar donde la democracia ha arraigado tan hondamente y con tan fecundo éxito, la renuencia de una fuerte colectividad política acércase a las urnas, implica cierto malestar en el interior: cierta sensación de que las cosas no marchan como deberían marchar. Y en el exterior, produce una impresión falsa y perjudicial de que aquí sucede algo anormal: de que aquí estamos en algún régimen de coacción o de violencia. En cuanto al señor Ospina Pérez, su nombre es por todos respetado por su pulcritud, por su saber, por su arraigo en la honda entraña de la democracia colombiana.188

El Tiempo destacó la "conspiración del silencio" que realizó El Siglo ante la visita de Silvio Villegas a Bogotá. Igualmente, el diario liberal manifestó que el Directorio Nacional Conservador había enviado comunicados secretos a las directivas departamentales para desautorizar los contenidos de las conferencias de las juventudes derechistas.189 El Partido Comunista, a su vez, se alarmó por las conferencias de los promotores de la candidatura de Ospina, a la que tildó de peligrosa, reaccionaria y antipopular. Nada reconocía el comunismo en las luchas ideológicas del interior del conservatismo, y asumía los nuevos tonos democráticos de sus dirigentes como un engaño a las masas : "¡El pueblo colombiano conoce al conservatismo y no lo olvida! Aún sobre su piel cuelgan las cicatrices de Encizo y Palonegro, de Barrancabermeja y la zona bananera. No vale que ahora el godo se disfrace de cordero".190

La ratificación de las posturas contradictorias de la ANP.

Los miembros de la Acción Nacionalista Popular se pronunciaron sobre el apoyo a la candidatura presidencial de Mariano Ospina Pérez. El Alto Comando de la Acción Nacionalista Popular envió una carta al director de El Espectador para desautorizar la conferencia de Eduardo Carranza:

Por medio de la s iguiente comunicación nos permit imos rectificar energé t i camente la declaración formulada ayer por don Eduardo Carranza desde los micrófonos de la Colombia Broadcasting, sobre la adhesión de la Acción Nacionalista Popular a la candidatura presidencial del doctor Mariano Ospina Pérez. En resolución fechada el 9 de los corrientes, el alto comando nacionalista declaró que: "La Acción Nacionalista Popular no adhiere a ninguno de los candidatos presidenciales actualmente considerados por los diferentes partidos políticos del país, por ser este un movimiento autónomo fuera y por encima de los partidos políticos". Por lo tanto la adhesión de don Eduardo Carranza a la candidatura de Ospina Pérez no pasa de ser una afirmación personal, sin el asentimiento de la suprema directiva nacional. Del señor director atentos servidores. Carlos Ortiz Silva, Alvaro Patino, Carlos Gramas, Alonso Pinzón, miembros del alto comando nacionalista: Hernando Zamora, secretario general.191

"Candidatura nacional" o "candidatura conservadora" de Mariano Ospina Pérez era la cuestión. Los miembros de la Acción Nacionalista Popular también opinaron sobre tal candidatura. La más expresiva de ellas fue la de Carlos Ariel Gutiérrez:

La Acción Nacionalista Popular no se ha adherido a ningún nombre en el negocio de las candidaturas presidenciales. Nuestro movimiento es independiente de los partidos políticos

7777 La Razón, diciembre 16 de 1937, p. 5. 7749 El Tiempo, diciembre 17 de 1937, p. 3. 790 Tierra, diciembre 24 de 1937, p. 3. 7777 El Espectador, diciembre 16 de 1937. p. 3

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actuantes hoy en Colombia. Es un grupo autónomo que tiene sus jerarquías propias, libres de toda tutela sectaria. A lo más que podemos aspirar por ahora es a tener buenos vecinos. Por lo tanto, estamos alejados de los líos conservadores y de las luchas subterráneas o públicas que se libran en esta colectividad política. Lo que ha ocurrido es que Eduardo Carranza y otros valores intelectuales de nuestro movimiento se han adherido al nombre del Dr. Ospina Pérez bajo la condición de que su candidatura sea lanzada con un criterio nacional sin ningún tinte de sectarismo. Sólo bajo este cariz nacional respaldarían al "caudillo cafetero", como lo definió ayer en su conferencia el doctor Silvio Villegas. Nuestro camarada Carranza en la lírica y admirable arenga de ayer, explicó suficientemente nues t ra orientación pragmática y las diferencias que nos separan de los partidos históricos de la República. Es una ingenuidad, pues, creer que somos una disidencia conservadora o una avanzada beligerante de ese mismo partido. Nuestro movimiento vale, a pesar de su soledad y de su altiva intemperie, por lo que tiene de nuevo, de transformador, de rebelde y de insurgente sobre lo caduco y dañado de Colombia. A pesar de lo autónomo de nuestro grupo, puede usted decir que la mayoría y lo más selecto de la Acción Nacionalista Popular desautoriza cualquier aventura excomulgatoria contra Eduardo Carranza, orgullo y bandera de nuestro movimiento. Los golpes bajos de que está siendo objeto se deben a una deplorable deslealtad de dos o tres ingenuos compañeros de nuestro grupo. Créame que lo que vale y piensa en la Acción Nacionalista Popular acompaña a Carranza de los inofensivos ataques de estos arqueros liliputienses.192

Memoria y letanía de las campanas.

Mientras lo anterior transcurría, Gilberto Álzate Avendaño publicó en la edición de La Patria del 27 de noviembre un hermoso texto literario, escrito en género epistolar, que merece algunos comentarios: Memoria y letanía de las campanas. Álzate remite a un amigo suyo un recorte de prensa que anuncia que el Tercer Reich derretiría las campanas ante la escasez de materias primas en yacimientos cupríferos, lo que significaba que desaparecería en Alemania el antiguo arte de tañer los bronces, circunstancia que aprovecha Álzate para evocar todo lo que encierra históricamente el significado de tocarlos. Se permite hacer algunos reparos con el modelo alemán que lo atrae : "Semejante reforma puede traer una revuelta popular contra el régimen fascista. Los hábitos locales, las tradiciones del municipio, el vestuario a la antigua usanza, las pequeñas alegrías colectivas no pueden contrariarse sin graves riesgos para su gobierno",193 lo mismo que algunas advertencias en caso de que se atreva a llevar a cabo semejante medida. Le llegaba muy cerca a Álzate el tañer de las campanas, pues prácticamente era lo que había venido haciendo desde 1930: tañendo campanas, que para él significaba llamar a somatén, es decir, advertir, prevenir, alertar, proteger a los campesinos, a los habitantes de las pequeñas poblaciones, a la militancia conservadora, a todo el país, de los peligros del comunismo y de las avanzadas liberales. Se trata, pues, de una especie de metonimia que le sirve a Álzate para expresar artísticamente su pensamiento: "Los concilios, después de consultar cánones y decretales, autorizaron para que las campanas se usasen no sólo en las vísperas y oficios de la Iglesia, sino también en el servicio civil para alertar a las gentes ante la inundación y el incendio",194 y era eso justamente lo que estaba pasando en el mundo: inundaciones e incendios. Álzate sabía de lo que hablaba y la gente que lo leía le entendía el mensaje. A rebato habían tocado las campanas en Pensilvania y Aranzazu bacía poco, ya rebato tocaban las campanas ríelos poblados conservadores para alertar sobre la desaparición de la Constitución de 1886. Álzate escribía: "Las campanas tuvieron cierta complejidad revolucionaria en el siglo XIX,

"" Ibid 797 Álzate. Gilberto, Obras selectas.... p. 570. 147 Ibid.. p, 572.

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Ellas servían para poner al pueblo en armas y reunirlo en cabildo abierto. En las gestas de la independencia americana tocaron muchas veces a rebato, o repicaron jubilosas cuando en las ciudades del virreinato entraba triunfante el Libertador".195

Y, a propósito del Libertador, para el 17 de diciembre los jóvenes derechistas se aprestaban a rendirle un homenaje en el aniversario de su muerte, un poco para reivindicar el frustrado acto del pasado 24 de julio. Entonces los comunistas abrieron la edición de su periódico Tierra con una foto emblemática de Bolívar, con un pie de página que rezaba: "El Libertador cuyo aniversario quieren aprovechar los fascistas para mancillar su memoria. ¡Pero lo impediremos!".196 Continuaba la pelea por la resignificación de Simón Bolívar. El periódico comunista editorializó:

[...] sólo a ustedes señoritos sin conciencia y carentes de responsabilidad se les puede ocurrir robarse para biombo de sus fascistizantes empresas la sacra figura de Bolívar. No, señoritos de r ech i s t a s : Simón Bolívar no les pe r t enece . ;No es de u s t edes , negadores de toda independencia, destructores de la cultura, esclavizadores de las masas, quien luchó su vida entera por la liberación de América, por la libertad de los esclavos, por la grandeza y ventura de la patria! ¡El Libertador es nuestro! ¡Lo reclamamos por la fuerza de la historia y de las ideas! ¡La sombra de Bolívar marcha con nosotros, con los defensores de la democracia, con los que luchamos por los derechos e intereses del pueblo, de su pueblo colombiano, de sus pueblos de América! Para ustedes fascistas criollos, les queda apenas la encarnación y la figura trágica de Fernando VII y el grito de "¡vivan las cadenas!".197

Y terminaba así el agitado año de 1937.

Ibid. ' Tierra, dic:

Ibid.. p, 3. nbre 17 de 1937, p. 1.

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