iags 2011 cecilia macon

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1 La conciencia histórica modernista como testación Cecilia Macón (UBA) [email protected] Las características del evento modernista, tal como son enunciadas por Hayden White, están relacionadas con atributos propios de la literatura modernista: una serie de innovaciones estilísticas que tienden a disolver la trinidad de acontecimiento, personaje y trama. Se trata de rasgos que habilitan a este tipo de aproximación a dar cuenta de ciertos eventos que se distinguen por ser estrictamente inéditos. Creemos que el análisis de White oscila entre encontrar la causalidad en el hecho mismo y, en otras versiones, a otorgar potencia causal a las transformaciones en la propia literatura. El presente trabajo aspira a indagar en esta última lectura. Esta elección se debe a dos motivos. En primer lugar porque resulta sin duda la más disruptiva: afirmar que determinados acontecimientos como los genocidios ameritan un tipo de aproximación diferenciada dista de ser original. En segundo lugar porque creemos que este camino nos aproxima a argumentar que la verdadera transformación se produce a nivel de la conciencia histórica. Es allí y no en ciertas cualidades del acontecimiento donde se origina la necesidad de otorgar características específicas a los modos de representación que los involucran. Para desplegar nuestro argumento nos concentraremos en las estrategias retóricas involucradas en la puesta en escena del testimonio tal como es desarrollada en películas que refieren a la última dictadura argentina. Específicamente nos concentraremos en Montoneros, una historia de Andrés Di Tella, Historias cotidianas de Andrés Habegger y Los rubios de Albertina Carri, estas últimas realizadas por hijos de militantes desaparecidos, una caraterística que resultará fundamental para nuestro análisis. Me gustaría empezar esta presentación con una serie de preguntas impulsadas por un par de imágenes. Se trata de dos cuadros del artista belga Luc Tuymans quien a través de series como Realizando la historia I o el díptico Amnesia se ha preocupado especialmente por dar cuenta de las dificultades para representar el pasado, de los límites de la memoria y de las tensiones entre el documento y la representación artística. En el primero de ellos, Estandarte de mayo (2000), la presencia de los personajes centrales sugiere el fantasma de varias figuras posibles: ¿se trata de niños boysscout que corren durante la organización de un campamento?, ¿unen sus estandartes para las fiestas mayas?, ¿socorren a alguien?, ¿son, en cambio, niños pertenecientes a las Juventudes Hitlerianas en carrera para no llegar tarde a vivar al Führer?, ¿ evoca el presente o un pasado remoto?, ¿ un futuro indeterminado, tal vez? La segunda imagen, denominada Exhibición

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    La conciencia histrica modernista como testacin

    Cecilia Macn (UBA)

    [email protected] Las caractersticas del evento modernista, tal como son enunciadas por Hayden White, estn relacionadas con atributos propios de la literatura modernista: una serie de innovaciones estilsticas que tienden a disolver la trinidad de acontecimiento, personaje y trama. Se trata de rasgos que habilitan a este tipo de aproximacin a dar cuenta de ciertos eventos que se distinguen por ser estrictamente inditos. Creemos que el anlisis de White oscila entre encontrar la causalidad en el hecho mismo y, en otras versiones, a otorgar potencia causal a las transformaciones en la propia literatura. El presente trabajo aspira a indagar en esta ltima lectura. Esta eleccin se debe a dos motivos. En primer lugar porque resulta sin duda la ms disruptiva: afirmar que determinados acontecimientos como los genocidios ameritan un tipo de aproximacin diferenciada dista de ser original. En segundo lugar porque creemos que este camino nos aproxima a argumentar que la verdadera transformacin se produce a nivel de la conciencia histrica. Es all y no en ciertas cualidades del acontecimiento donde se origina la necesidad de otorgar caractersticas especficas a los modos de representacin que los involucran. Para desplegar nuestro argumento nos concentraremos en las estrategias retricas involucradas en la puesta en escena del testimonio tal como es desarrollada en pelculas que refieren a la ltima dictadura argentina. Especficamente nos concentraremos en Montoneros, una historia de Andrs Di Tella, Historias cotidianas de Andrs Habegger y Los rubios de Albertina Carri, estas ltimas realizadas por hijos de militantes desaparecidos, una caraterstica que resultar fundamental para nuestro anlisis.

    Me gustara empezar esta presentacin con una serie de preguntas impulsadas por un par

    de imgenes. Se trata de dos cuadros del artista belga Luc Tuymans quien a travs de

    series como Realizando la historia I o el dptico Amnesia se ha preocupado especialmente

    por dar cuenta de las dificultades para representar el pasado, de los lmites de la memoria

    y de las tensiones entre el documento y la representacin artstica. En el primero de ellos,

    Estandarte de mayo (2000), la presencia de los personajes centrales sugiere el fantasma

    de varias figuras posibles: se trata de nios boys-scout que corren durante la

    organizacin de un campamento?, unen sus estandartes para las fiestas mayas?,

    socorren a alguien?, son, en cambio, nios pertenecientes a las Juventudes Hitlerianas

    en carrera para no llegar tarde a vivar al Fhrer?, evoca el presente o un pasado

    remoto?, un futuro indeterminado, tal vez? La segunda imagen, denominada Exhibicin

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    No.3 (2002), basada en una fotografa de un zoolgico japons, retrata la actividad sexual

    grupal de un conjunto de simios:es una metfora de los humanos?, son los humanos

    metforas de los simios?, es una fantasa sexual?, el pasado de nuestra especie?, su

    futuro?, hay tal cosa como una especie?, hay ms de un gnero retratado?, ms de

    dos?

    Las preguntas promovidas por estas dos imgenes en un punto tan distintas entre s

    tienen algo en comn: hacen de cierta indeterminacin una suerte de toma de posicin

    poltica sobre la representacin. No remiten a la imposiblidad epistmica o moral - de

    representar ciertos hechos sino a sealar las dificultades para conceptualizar un

    acontecimiento, sus lmites en relacin al contexto y la disolucin de cada una de las

    narrativas posibles. Impulsan inevitablemente dudas sobre su estatuto hecho o ficcin- y

    acercan la inapelable diversidad de significados. Es en este sentido que estas imgenes

    resultan pertinentes en el marco de este encuentro, muy especialmente para discutir la

    transformacin del estatuto del testimonio. Las introducimos aqu como prembulo para

    nuestro trabajo en tanto ofrecen un marco para la teora whiteana del acontecimiento

    modernista a la que pretendemos revisar y, en un punto, ampliar. Despus de todo, son

    estos rasgos que acabamos de enumerar los que remiten a la caracterizacin ofrecida por

    Hayden White. Definido en trminos de la generacin de una ruptura de las expectativas

    que obliga a buscar mecanismos alternativos para su representacin, el concepto de

    acontecimiento modernista apunta, en principio, a dar respuesta a quienes acusaron a

    White simplista y ciegamente- de legitimar posiciones negacionistas o minimizadoras en

    relacin al Holocausto. De acuerdo a White el concepto da cuenta de una serie de

    caractersticas que remiten tanto al acontecimiento en s como a la conciencia histrica

    que se ocupa de reconstruirlo y que, en muchos casos, es resultado de la propia

    reconstruccin-. A lo largo de estas pginas intentaremos argumentar que la

    caracterizacin del acontecimiento modernista nada tiene que ver con los atributos del

    acontecimiento, sino con ciertos rasgos de la conciencia histrica, fatalmente dislocada. Y

    es esta dislocacin la necesaria para aproximarse al papel del testimonio. Si se trata de

    acontecimientos inesperados o inimaginables es porque cierta transformacin en la

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    conciencia histrica habilita y sostiene esta caracterizacin. Lo distintivo lo que

    construye al acontecimiento en tanto modernista, lo que nos obliga a indagar en

    estrategias diferenciadas- est en el tipo de despliegue de la conciencia histrica

    involucrada.. Se trata de adjudicar a ciertas transformaciones en la conciencia histrica

    tales como la desconfianza en el progreso en tanto mecanismo de legitimacin poltica- la

    causalidad de una especificidad, no histrica sino poltica involucrada en discusiones sobre

    su representacin. La propia caracterstica de inesperados o inimaginables refiere, no a

    cualidades de los acontecimientos, sino de cierta constitucin de la conciencia histrica

    que los vuelve inesperados.

    Claramente, es necesario a esta altura definir qu es lo que entendemos por conciencia

    histrica. Si la experiencia histrica es el modo en que recobramos el pasado como parte

    del presente (Ankersmit, 2005, xv), la conciencia histrica establecida, no ya a nivel de la

    experiencia sino de la representacin donde se expresan estrategias para recuperar el

    pasado- resulta aquello que nos hace advertirlo como distinto del presente. El sentido

    histrico, por su parte, resulta ser el establecimiento de algn tipo de patrn para la

    conciencia histrica, es decir para el modo en que entendemos la relacin entre pasado,

    presente y futuro. En estos trminos la conciencia histrica modernista se sostiene en

    cierta extraeza entre el pasado y el presente que la obliga a hacer uso de instrumentos

    reconstructivos nuevos- pero a la vez en cierta cercana que la lleva a sentar un tipo de

    compromiso moral podramos decir de tipo memorialista- que la arrastra hacia una

    aproximacin alternativa para representarlos. Es esta caracterstica especfica sostenida

    en la tensin entre ruptura y continuidad- la que define atributos especficos capaces de

    construir a los acontecimientos como modernistas.

    Evocando la definicin plasmada por White en la introduccin de Metahistoria podramos

    decir que la conciencia histrica es decir el modo en que la civilizacin occidental

    contempla su relacin con culturas anteriores y con sus contemporneas- ha sido

    tradicionalmente pensada como un prejuicio especficamente occidental por medio del

    cual se puede fundamentar en forma retroactiva la presunta superioridad de la sociedad

    industrial moderna (White, 1992, 14). En la revisin que encaramos aqu se tratara de

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    otro tipo de prejuicio en un sentido no necesariamente negativo- que busca sealar

    cierta excepcionalidad contempornea, no ya debida a la culminacin del progreso, sino a

    su capacidad para marcar tensiones.

    White seala que el concepto de conciencia histrica tradicional insuficiente para dar

    cuenta de los acontecimientos modernistas- resulta atado a la construccin de un

    tratamiento dramtico propio de estrategias perimidas (White, 2010, 154). En nuestro

    caso argumentamos, no slo la posibilidad de ampliar el concepto de conciencia histrica

    para pensarlo en trminos modernistas, sino tambin la necesidad de que resulte un

    punto de partida para sostener la idea misma de acontecimiento modernista.

    La conciencia histrica especficamente modernista tiene una preferencia por aprehender

    los acontecimientos en tanto disrupciones radicales, en tanto alteraciones de un sentido

    como el progresivo- al que reconocen como contigente. Simultneamente, al rechazar el

    uso de sentidos totalizadores, remite a la imposiblidad de ver al acontecimiento como

    algo lejano e impersonal. Por lo tanto, all se unen cierta preferencia por la discontinuidad

    en relacin a los sentidos previstos y una cercana desnuda.

    La eleccin de este camino se encuentra de alguna manera refrendada por un comentario

    puntual de White quien seala que las estrategias modernistas pueden ser tiles tambin

    para representar acontecimientos modernos desde una mirada modernista. Es decir que

    la especificidad del modernismo como mecanismo de reconstruccin no tiene porqu

    limitarse a acontecimientos que le son ms o menos contemporneos, sino que tambin

    puede colaborar en la representacin de eventos ms lejanos temporal y

    conceptualmente hablando.

    Concentrmonos por unos minutos en reconstruir la nocin whiteana de evento

    modernista.

    De acuerdo a White, resulta central dar cuenta del papel del modernismo en la invencin

    de una historiografa sin sujeto y sin trama en el siglo XX. En sus palabras, la disolucin

    del acontecimiento como una unidad bsica de la ocurrencia temporal y como bloque

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    constructivo de la historia desplegada por el modernismo- socava el propio concepto de

    facticidad y amenaza con ello la distincin entre el discurso realista y el meramente

    imaginario (White, 2003, 218). La disolucin del acontecimiento defonda as una

    presuncin del realismo occidental: la oposicin entre hecho y ficcin. As, el modernismo

    informa sobre nuevos gneros de representacin como el docudrama, la metaficcin

    histrica, la ficcin del hecho, etc.

    Al plantear la posibilidad de construir los hechos de forma tal que se sostengan diferentes

    significados posibles (White, 2003, 218), el modernismo desrealiza el acontecimiento

    mismo.

    Siguiendo tambin a White recordemos que las innovaciones estilsticas del modernismo,

    frutos de un esfuerzo por arreglrselas con la prdida anticipada del peculiar sentido de la

    historia por cuya carencia el modernismo es ritualmente criticado, pueden ofrecer

    instrumentos mejores para representar los acontecimientos modernistas -y los

    acontecimientos premodernistas por los que sentimos un inters tpicamente modernista-

    . Las tcnicas modernistas de la representacin proporcionan as la posibilidad de

    desfetichizar tanto los acontecimientos como las explicaciones fantsticas de ellos que

    niegan la amenaza que plantean en el propio proceso de intentar representarlos de modo

    realista (White, 2010, 247). La escritura modernista ofrece tcnicas fluir de la

    conciencia, fragmentos, constelacin, comentarios contrapuestas a la narrativa clsica

    que permiten la representacin de experiencias de acontecimientos modernistas.

    Resulta central aclarar tal como lo hace White- que el modernismo libera al evento

    histrico de la domesticacin de la trama, pero no abandona la realidad en pos de la

    fantasa sino que muestra cunto de lo fantstico est contenido en lo real (White,

    2010,144). El modernismo seala- pone a prueba las profundidades del acontecimiento

    histrico del mismo modo en que el psicoanlisis pone a prueba las del evento psquico

    (White, 2010, 144). Disuelve el lmite entre el acontecimiento y su contexto haciendo que

    la sustancia del contenido de este nuevo tipo de evento sea ofrecida por la idea

    histoteorizada de trauma (White, 2010, 145). Si el trauma es la herida o la cicatriz, es

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    importante recordar que, desde Freud, no existe un acontecimiento inherentemente

    traumtico (White, 2010, 149). Se trata entonces de una cierta disposicin de la psiquis

    donde irrumpe un acontecimiento inesperado para una constitucin previa a la que

    desafa.

    Si estas son las armas con las que logramos dar cuenta productivamente de estos

    acontecimientos, es su cualidad de inesperados e inimaginables en un determinado

    contexto como el atentado de las Torres Gemelas- o ms all de l como en el caso del

    Holocausto- (White, 2010, 130) lo que los define. Es la misma conciencia histrica que

    gener el modernismo literario donde no pareci imperioso referirse a ciertas

    caractersticas de lo representado por la literatura - la que est en juego aqu. Si Virgina

    Woolf necesita de instrumentos nuevos para dar cuenta de un da en la vida de Mrs.

    Dalloway es porque desconfa de una narrativa clsica totalizadora buscando mostrar lo

    que de discontinuo tiene ese evento para ella pero tambin la cercana ineludible del

    sufrimiento de Mrs. Dalloway. Cercana y discontinuidad constituyen as dos caras que

    hablan de su desconfianza en los mecanismos totalizadores.

    Hemos accedido entonces hasta aqu a:

    1) conceptualizar al evento modernista como resultado de una conciencia histrica

    modernista sostenida en una tensin entre la continuidad y la discontinuidad o

    entre lo ajeno y lo propio.

    2) referir con esta terminologa a acontecimientos inesperados, no necesariamente

    por lo que tienen de traumticos, sino por su sola capacidad para irrumpir en la

    esfera pblica desafiando su gramtica. Se trata de acontecimientos que resultan

    difciles de conceptualizar en relacin las expectativas; que son presentados como

    innovadores pero tambin cercanos gracias a ciertas caractersticas de la

    conciencia histrica modernista.

    Ahora bien, en qu medida afecta este tipo de aproximacin el modo en que

    entendemos el papel del testimonio en relacin a los acontecimientos modernistas? Para

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    responder a esta pregunta apelaremos brevemente a escenas de dos pelculas que

    consideramos clave a la hora de anlizar el estatuto del desaparecido: Montoneros, una

    historia y Los rubios. Si en el primer caso su director, Andrs Di Tella opta por un formato

    de documental centrado en la historia de Ana, una ex militante, en el segundo Albertina

    Carri elige un camino que cuestiona el estatuto de los mecanismos establecidos de

    representacin. Lo relevante de nuestra evocacin est en la capacidad de estas pelculas

    para referir al vaco del desaparecido un acontecimiento modernista por antonomasia-

    en trminos que reconocen esa misma dificultad. En el relato de Ana hay un momento

    clave: aquel en que relata el momento en que comienza a desaparecer, el trnsito desde

    la presencia hacia una ausencia que no es precisamente la de la muerte. Acorralada por

    las llamadas fuerzas de seguridad, Ana y su compaero inician un escape que poco a poco

    se va tornando intil. Progresivamente su huda va perdiendo su objetivo original hasta

    transformarse en una suerte de evanescencia. Van desapareciendo poco a poco. Mientras

    huyen sobre el horizonte de un basural Ana sangra a causa de la prdida de un embarazo

    y dice refirindose a ese momento: all no haba adonde ir. No haba absolutamente

    nada. En sus palabras: dormamos abrazados en posicin fetal. Tenamos tanto miedo

    que nos fuimos volvindo chicos. Es el proceso mismo de desaparicin el que sale a la luz

    aqu. Es la desproteccin, pero tambin la vuelta al tero materno, como un deshilvanar

    hacia la ausencia previa a la vida. No se trata de estar o no estar en un binarismo

    fcilmente asible por mecanismos representativos clsicos-, sino del ir desapareciendo. En

    esos momentos la imagen de Ana no est en escena. Es slo su voz la que enuncia esa

    suerte de trnsito hacia el borramiento. Es la distancia radical de la mirada del director

    hacia una experiencia en un punto inasible, pero tambin la cercana inevitable con la

    experiencia misma de un trnsito hacia un borramiento que no implica meramente una

    negacin de la presencia sino que se ubica en una suerte de limbo mucho ms difcil de

    aprehender.

    Uno de los momentos centrales de Los rubios es cuando la actriz que personifica a la

    directora en su bsqueda de una reconstruccin para la desaparicin de sus padres

    desarrolla un monlogo a cmara. Al evocar el modo en que vivi el proceso de

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    desaparicin durante su infancia seala odio la vaquitas de san antonio, odio pedir tres

    deseos en mi cumpleaos, odio que se me caigan las pestaas. Odia esas figuras

    asociadas a la esperanza que en algn momento la sostuvo- como una forma de admitir

    la imposibilidad de sus padres vuelvan. La nia Albertina no slo se fue volviendo ms

    escptica, sino que adems fue registrando y sobre todo constituyendo as el proceso

    mismo de desaparicin de sus padres. La disolucin de la posiblidad de que el futuro

    inaugure alguna novedad sobre la reaparicin de sus padres desaparecidos no slo ataca

    de lleno el papel de la esperanza o del progreso- para la constitucin de una identidad,

    sino que adems saca a la luz el modo en que esa evascencia se va produciendo. Tanto

    Carri como Di Tella intentan aqu, no meramente representar el vaco que implica el

    concepto de desaparecido la chora evocada por Derrida-, sino el movimiento hacia la

    desaparicin. Para hacerlo ambos necesitan de una conciencia histrica sostenida en la

    inestabilidad radical de la desaparicin como proceso. Tambin, de la tensin entre la

    intimidad de la experiencia y la disrupcin asimilada a lo precibido como indito. Como en

    las figuras de Tuymans los lmites del pasado se tornan borrosos para el presente, pero los

    de la presencia/ausencia de las vctimas tambin.

    Ese ir desapareciendo altera para siempre la relacin de continuidad entre pasado,

    presente y futuro. Pero tampoco la expresa en trminos de una mera disrupcin. Por el

    contrario, se trata de hacer foco -gracias a una conciencia histrica modernista que

    reconoce su estatuto complejo- en momentos histricos que de otra manera resultaran

    imposibles de representar. Los testimonios refieren aqu, no a una serie de

    acontecimientos ms o menos reconstruibles, sino a la disolucin misma de la subjetividad

    de quien enuncia. La evanescencia misma del sentido, atado inevitablemente a poder

    distinguir entre la vida y la muerte, ahora obturado por el mecanismo mismo de la

    desaparicin. No slo referir a este proceso resulta imposible a travs de mecanismos

    tradicionales, sino que adems es algo difcilmente compatible con una conciencia

    histrica moderna sostenida en un sujeto est vivo o muerto, est o no est. Aqu es el

    propio testigo el que se va transformando en una figura difusa, pero no por ello menos

    potente. Ana enuncia su borramiento como sujeto. Y lo hace desde un lugar particular que

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    le es otorgado por el director: Ana no es slo la principal testigo -la primera persona por

    antonomasia- sino que adems es la voz en off que enuncia el relato de la historia, muy

    especialmente el contexto poltico de los acontecimientos. Es la primera persona y

    tambin la tercera encargada de formular la narrativa que busca comprender lo que

    sucedi. Su ir desapareciendo entonces muestra la fragilidad del testimonio pero tambin

    la de los mecanismos de comprensin, aunque en esa posibilidad de disolucin est

    tambin su potencia. Por su parte Albertina, paradjicamente, se constituye como sujeto

    al recuperar la memoria del momento en que una parte de ella fue desapareciendo. No

    busca recuperar una presencia para definir su lugar de enunciacin, sino el proceso de

    disolucin de una parte de su historia.

    Un tercer ejemplo que puede colaborar en nuestro argumento refiere a uno de los

    testimonios recogidos por el director Andrs Habbegger en su documental Historias

    cotidianas dedicada a presentar las historias de vida de hijos de desaparecidos. Se trata

    del brindado por Victoria Ginzberg. En una escena que se va mostrando intercalada con

    otros testimonios a lo largo del documental se ve a Ginzberg en Plaza San Martn con la

    nica foto que conserva con su padre. Es una imagen ajada donde ella se asoma en su

    primera infancia. El objetivo que se pone a lo largo del desplazamiento por la plaza es

    identificar el lugar exacto donde fue sacada la foto. Depus de varios intentos fallidos por

    encontrar el emplazamiento donde pos con su padre, Ginzberg finalmente encuentra el

    rincn preciso. Y es slo a partir de ese momento en que su testimonio cobra otra

    carnadura. Es all cuando logra ubicar el instante previo a la desaparicin. Como si se

    tratara de deshilvanar el presente hacia el pasado para definir su lugar como testigo, para

    establecer la voz de su testimonio. Si el caso de Ana de Montoneros... es el proceso de

    desaparicin del propio testigo y el de Carri en Los rubios el de quien testimonia la

    desaparicin ajena, Ginzberg expresa la necesidad de la reconstitucin del recuerdo no

    meramente en trminos de la recuperacin de un contenido, sino de un proceso que

    implica ubicar a su padre, no en el lugar de quien no est es decir, de la muerte-, sino de

    quien la acompaa desde ese pasado que es presente. Habbeggerl tambin hijo de

    desaparecidos opta aqu por presentar el testimonio de Ginzberg de una manera

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    fragmentaria, como si la representacin misma de ese momento implicara una serie de

    dificultades que obturan cualquier moraleja. En un punto la bsqueda de Ginzberg implica

    la identificacin de una memoria perdida, pero tambin constituye el acontecimiento de

    su propio testimonio: el momento a partir del cual se transforma en una hija de padre

    desaparecido. Ancla, de alguna manera, el instante en que se inicia la indeterminacin

    entendida como un proceso a comprender.

    Entendemos que estos tres momentos cinematogrficos, lejos de enfrentar las

    representaciones ms tradicionales del genocidio argentino, se transforman en artefactos

    capaces de encarar la contingencia de las representaciones mismas. Es decir, no slo de

    mostrarse como una representacin de tipo modernista, sino de sealar la constitucin

    del acontecimiento modernista que rige la lectura de cualquier otra representacin a

    travs del cuestionamiento radical del estatuto del testigo que enuncia. Nuestro objetivo

    aqu tal como se seal al principio- es mostrar cmo este tipo de aproximacin

    resignifica los modos clsicos de representacin y, por lo tanto, de intervencin poltica.

    As, este tipo de perspectiva excede la representacin de la desaparicin en trminos de

    trauma, no para refutarla sino para otorgarle una carnadura ms compleja. No para

    obturar el uso del papel del testigo, sino para colocarlo en un marco donde, a travs del

    relato de su propia desaparicin, su estatuto se torna paradjico y por ello ms

    productivo. Es la propia fuente histrica la que aqu va desapariciendo. Es la evascencia

    del pasado - pero eventualmente tambin la del presente- en trminos tales que,

    paradjicamente, refrendan y no debilitan su poder tansformador por el sealamiento

    radical que implica sobre la representacin misma.

    Tal vez se podra sealar en una operacin de corte skinneriano que es este tipo de

    gesto tal como ha reivindicado White- el que hace del presente algo tan contingente

    como el pasado (White, 2010, 157). Como en la figura de los preadolescentes que

    Tuymans o la de sus simios, los bordes del acontecimiento se difuminan arrastrando con

    ellos los lmites del propio presente. Y tambin los de sujetos cuya presencia se pretendi

    evadir.

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    REFERENCIAS

    -Ankersmit, Frank Sublime Historical Experience, Stanford, Stanford University Press,

    -White, Hayden El texto histrico como artefacto literario Barcelona, Paids, 2003.

    -White, Hayden Buenos Aires, Ficcin histrica, historia ficcional y realidad histrica,

    Prometeo, 2010.