i. espiritualidad en casa · hora que puede, come y realiza sus actividades a su ritmo y olvidamos...

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I. ESPIRITUALIDAD EN CASA Una de las dificultades para entrar, mirarnos por dentro y ver el paso de Dios en lo sencillo, es justamente la cantidad de distractores. Ahora, para evitar contagios, se nos ha pedido estar en casa y esto puede ser una buena oportunidad para disminuir los distractores. Cuidar lo que dejamos entrar: noticieros amarillistas, comentaristas con poco fundamento, redes sociales que con sus mensajes nos dispersan o simplemente no ayudan para tener paz interior. Elijamos la información, seleccionemos lo mejor y permite tener momentos de descanso, recreación, reflexión y pausa. El siguiente ejercicio pude servir de guía. NUESTRA CASA Y LA NATURALEZA. a) Recorre tu casa, mira con atención colores, formas, objetos. Observa bien lo que a diario no miras. b) Ubica donde te gusta estar. Siéntate cómodo y recuerda los cuatro elementos de la naturaleza, recuerda cada uno: ¿Cuándo has sentido el aire, brisa suave que te tranquiliza? ¿Cuándo has jugado con la tierra, sentido arena, lodo? Trae a tu mente el agua, en playa, alberca, regadera... lo que te produce agrado. Y finalmente trae a tu mente el fuego de una fogata, donde has tenido un espacio recreativo y grato. c) Relaciona esto con los espacios de tu casa, haz un dibujo y de esta relación, poniendo atención a la pregunta con letra inclinada. El aire está presente en la entrada y la sala de estar, en donde acogemos a los de afuera, donde intercambiamos convivencias. ¿Sabemos abrir nuestra casa a los de fuera? Cuando alguien nos visita, Dios nos visita. La tierra elemento presente en la cocina y el comedor. Lugar en donde los frutos del campo se convierten en alimento, bendición y sustento. Nos recuerda alimentar afectos y sentarnos a la mesa en un profundo diálogo. ¿Damos gracias por los alimentos? El agua, que sana y da vida, está presente en un espacio privado, el baño; lugar que no solo nos limpia, sino que nos renueva cada mañana y nos relaja del stress. Es el lugar del cuidado corporal que prepara nuestros cuerpos para el encuentro sano y agradable con los otros. ¿Agradezco tener agua y la cuido? El fuego, presente en la habitación, lugar de descanso y espacio de amor de padres e hijos. Donde se lee un cuento, se narra una inquietud, se expresan emociones. El sueño reparador que ofrece este espacio, limpia el inconsciente y libera de angustias. ¿Agradezco el día antes de dormir? ¿confiado en que Dios me cuida? Que lo cálido del hogar no se convertirse en una madriguera, o encierro que impida salir Por eso ahora te invito a orar por NUESTRA CASA COMÚN, que es ese planeta tierra. Que estos cuatro elementos estén en equilibrio, justo lo que necesita ahora la tierra. Hacemos oración por los demás, deseando el bien, la salud y la vida en el planeta. Nota: esta oración la hemos hecho tanto con niños, jóvenes y papas, solo adapta.

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Page 1: I. ESPIRITUALIDAD EN CASA · hora que puede, come y realiza sus actividades a su ritmo y olvidamos que la casa es el espacio de acogida, del encuentro, del dialogo, del amor en todas

I. ESPIRITUALIDAD EN CASA

Una de las dificultades para entrar, mirarnos por dentro y ver el paso de Dios en lo sencillo, es

justamente la cantidad de distractores. Ahora, para evitar contagios, se nos ha pedido estar en

casa y esto puede ser una buena oportunidad para disminuir los distractores. Cuidar lo que

dejamos entrar: noticieros amarillistas, comentaristas con poco fundamento, redes sociales que

con sus mensajes nos dispersan o simplemente no ayudan para tener paz interior. Elijamos la

información, seleccionemos lo mejor y permite tener momentos de descanso, recreación,

reflexión y pausa. El siguiente ejercicio pude servir de guía.

NUESTRA CASA Y LA NATURALEZA.

a) Recorre tu casa, mira con atención colores, formas, objetos. Observa bien lo que a diario no miras. b) Ubica donde te gusta estar. Siéntate cómodo y recuerda los cuatro elementos de la naturaleza, recuerda cada

uno: ¿Cuándo has sentido el aire, brisa suave que te tranquiliza? ¿Cuándo has jugado con la tierra, sentido arena,

lodo? Trae a tu mente el agua, en playa, alberca, regadera... lo que te produce agrado. Y finalmente trae a tu

mente el fuego de una fogata, donde has tenido un espacio recreativo y grato.

c) Relaciona esto con los espacios de tu casa, haz un dibujo y de esta relación, poniendo atención a la pregunta con letra inclinada.

El aire está presente en la entrada y la sala de estar, en donde acogemos a los de afuera,

donde intercambiamos convivencias. ¿Sabemos abrir nuestra casa a los de fuera? Cuando

alguien nos visita, Dios nos visita.

La tierra elemento presente en la cocina y el comedor. Lugar en donde los frutos del campo

se convierten en alimento, bendición y sustento. Nos recuerda alimentar afectos y

sentarnos a la mesa en un profundo diálogo. ¿Damos gracias por los alimentos?

El agua, que sana y da vida, está presente en un espacio privado, el baño; lugar que no solo

nos limpia, sino que nos renueva cada mañana y nos relaja del stress. Es el lugar del cuidado

corporal que prepara nuestros cuerpos para el encuentro sano y agradable con los otros.

¿Agradezco tener agua y la cuido?

El fuego, presente en la habitación, lugar de descanso y espacio de amor de padres e hijos.

Donde se lee un cuento, se narra una inquietud, se expresan emociones. El sueño reparador

que ofrece este espacio, limpia el inconsciente y libera de angustias. ¿Agradezco el día

antes de dormir? ¿confiado en que Dios me cuida?

Que lo cálido del hogar no se convertirse en una madriguera, o encierro que impida salir

Por eso ahora te invito a orar por NUESTRA CASA COMÚN, que es ese planeta tierra. Que

estos cuatro elementos estén en equilibrio, justo lo que necesita ahora la tierra.

Hacemos oración por los demás, deseando el bien, la salud y la vida en el planeta.

Nota: esta oración la hemos hecho tanto con niños, jóvenes y papas, solo adapta.

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II. LA CASA COMO BENDICIÓN https://eclesalia.wordpress.com/2020/03/16/la-casa-como-bendicion/

Ante un mundo tan agitado y con vidas llenas de compromisos, nuestras casas a veces parecen hotel: cada uno llega a la

hora que puede, come y realiza sus actividades a su ritmo y olvidamos que la casa es el espacio de acogida, del encuentro,

del dialogo, del amor en todas sus formas. Así que te invito aprender a regresar al origen, a hacer de nuestra casa un

verdadero hogar. Mira lo que sucede en la vida animal y en aldeas lejanas, quizá podamos aprender de ello.

A) El charrán ártico es capaz de recorrer 90.000 kms, pasar 273 días lejos de sus colonias y, pese a encontrarse a miles de kms de su casa, encontrar siempre su camino de vuelta. El ser humano, si pierde de vista su meta, no es capaz de mantener un rumbo estable más de 8 segundos.

B) Los inuits, distintos pueblos y aldeas que habitan las regiones árticas, establecen puntos de referencia terrestres para guiarse; componen canciones para acordarse del paisaje. Al cantar, la letra les dibuja el camino en la cabeza. No necesitan GPS.

C) El cascanueces americano esconde semillas en lugares esparcidos sobre unos 260 kms cuadrados para sobrevivir al invierno. Un solo pájaro puede esconder más de 30.000 semillas en unos 6.000 escondites distintos. Reconocen su territorio, todo él es su hogar.

Simplemente, te invito a hacer Lectura Orante de esta información, que recoge la maravillosa creación de Dios, extendida a lo largo, ancho, alto y profundo del Planeta. No olvidemos esto, por las noticias ruidosas de pánico.

Ellos, los arriba citados, y miles más, saben encontrar el camino de vuelta a casa. Estén donde estén, pasen lo que pasen, vivan lo que vivan en el camino. El retorno está asegurado, está grabado dentro de ellos mismos.

Utilizan todos sus sentidos para volver a casa. El objetivo no es volver, es vivir, pero de tal modo, que jamás se olviden de como volver. Que la oración y estar en casa esté siendo esa brújula interior que reoriente a cada uno a casa, al verdadero hogar.

¿Qué es volver a casa?

Es estar en contacto con tus raíces profundas, más allá de tu apellido y lugar de origen (buen tiempo para preguntar a tus padres sobre tus ancestros y agradecer).

Reconocer las raíces de Dios mismo en nosotras y nosotros. Volver para nutrirlas, cuidarlas, porque en esta casa soy libre y estoy feliz y cómoda/o en todas las dimensiones de la vida: física, intelectual, espiritualmente.

Volver a casa, es saber descubrir las semillitas (gozos de tu infancia), las canciones, los vientos, los aromas y colores que, al percibirlos, sabes hablan de tu camino, de lo tuyo. Sabes que gracias a todo ello eres quien eres

Y en clave de sabiduría planetaria, como las aves, insectos, o esquimales, oremos para que los que nos encontramos en casa para cuidarnos y cuidar a otros, podamos “estar” dispuestos a formar un verdadero hogar.

NOTA: cada vez que tengas sentimientos que apachurran tu corazón, exprésalo con dibujos, palabras o frases y ofrécelos a Dios.

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III. DEJAR PASAR A JESÚS A NUESTRA CASA

En casa, cuidamos la puerta con llave, para que solo pasen, entren a ella las personas

que queremos, e impedimos la entrada a todo lo que sea amenazador. Con las visitas

del INEGI, procuramos identificar si son o no los encuestadores, solo para asegurarnos

a quien le abrimos. Recuerda quienes entran en tu casa. ¿Qué relacione tienes con

ellos? ¿Qué pasa, que sucede en esa relación? ¿ocurren cambios?

También en tiempos de Jesús, solo se dejaba pasar a casa, a los vecino, conocidos y

amigos. A Jesús le abrían las puertas, lo llamaban a entrar y era esperada por sus amigos.

Simplemente porque Jesús mostraba actitudes propias del amor: interés por las personas, establecía relaciones cercanas

y de acogida. Y, sobre todo que, al entrar, los habitantes de la casa experimentaban cambios. ¿recuerdas algunos pasajes

de la biblia en relación a esto?

Te invito a ver estas historias de dibujos animados. Observar que sucede, y que cambios introduce en cada una de las

escenas, es decir, qué pasa con las personas a las que visita...

Zaqueo, por ejemplo. https://www.youtube.com/watch?v=EqoIAj3lxw0

La suegra de Pedro. https://www.youtube.com/watch?v=eqKlZVlWINk

La hija de Jairo https://www.youtube.com/watch?v=zwra_G9cgHc

La casa de sus amigos de Betania.

https://www.youtube.com/watch?v=5y29f6anXuI

(Comenzar este último video en el minuto 1.20 con las imágenes y no con las

preguntas)

o Escribe lo que observas. o Deja un ratito de oración para que mires de nuevo en tu interior. o Pide a Jesús que entre a tu casa, a tu hogar. Si tienes una imagen, o tienen en casa un pequeño altar, realiza tu

momento de oración ante ese lugar. a) ¿Qué quieres que transforme Jesús en tu hogar? b) ¿Qué personas quieres que sean tocadas, aliviadas, “sanadas”?

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IV. ORAR CON LAS ESTACIONES. PRIMAVERA, TIEMPO DE RENACER.

Te invito a hacer la señal de la cruz, estar un momento de silencio, recordando a tus compañeros de clase. Recordar sus

rostros y agradecer por tener un grupo, que a la distancia sigue estando en comunión con sus quehaceres.

Reza una oración que comúnmente rezan en tu salón y pide al P. Champagnat, permita seguir en unidad grupal aun en la

distancia.

a) Si tuvieras que expresar cómo te sientes en este momento: dirías, como ¿en primavera, verano, otoño o invierno? Elije una opción y coloca con palabras elementos de esa estación que te hacen sentirte así. Realiza un colagge con las ideas. b) Mira por la ventana, recorre con tu mirada las cosas que ves; ubica si hay plantas, árboles, flores, pasto y si este está distinto en relación al mes pasado. Como verás, ya estamos entrando a la primavera, tiempo de cambios, tiempo de vida verde y otro colorido. Si la primavera pudiera hablar diría que es tiempo de sembrar, tiempo de florecer, de

renacer, etc.

c) Lee en modo de oración el texto del Antiguo Testamento, del libro del Eclesiastés capítulo 3

Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol: un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado; un tiempo para matar y un tiempo para curar, un tiempo para demoler y un tiempo para edificar; un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar; un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas, un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse; un tiempo para buscar y un tiempo para perder, un tiempo para guardar y un tiempo para tirar; un tiempo para rasgar y un tiempo para coser, un tiempo para callar y un tiempo para hablar; un tiempo para amar y un tiempo para odiar, un tiempo de guerra y un tiempo de paz.

Te invito a añadir a este texto, todo lo que te venga a la mente, siguiendo la secuencia.

Y concluye este momento escribiendo lo que te inspira a hacer, en

ayuda a casa, en responsabilidad con tus tareas, en recreación, en

innovación, en experimentar, etc.

Pero sobro todo, aprovechar este tiempo para hacer una mejor familia.

Eso que de vida y permita pasar de la cuaresma a la pascua.