«horizontes abiertos» en los ferrocarri- les de … · de castilla, a cuya provincia quedaría...

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A María Luisa (1926-2015) «Luis Miguel González, paisajista por excelencia, maduro ya en su hacer, es amigo de los «horizontes abiertos». Pero no de los horizontes de avasalla- dora luz, de cegadora luz castellana; sino de aquellos que, aun estando en Castilla, ya se ven dulcificados por los grises de la neblina y el tapiz suave que, a la estridencia lumínica, oponen los montes, los arroyos serranos y los pasti- zales. Es este artista el pintor del paisa- je suave. Con un encuadre hábil de los motivos (…) desliza por ellos, dulce- mente, sin ninguna estridencia lineal o crudeza cromática, su pintura y, el cua- dro adquiere una serenidad atractiva. Otras veces recoge un motivo urbano (…) y lo trata igualmente con suavidad de paleta, para que los verdes, grises y azules (sus colores preferidos), amalga- men tenuemente, sin desbordamientos coloristas, aun cuando use la espátula en el tratamiento del arbolado, sobre todo, para vibrarlo más y darlo discreto relieve, sobre el fondo circundante, pero sin exagerarlo, siempre en su estilo suave que logra el todo paisajístico sen- cillo y grato, al mismo tiempo, pretendi- do» 1 . «HORIZONTES ABIERTOS» EN LOS FERROCARRI- LES DE CASTILLA: TRAYECTORIA DEL INSPECTOR PRINCIPAL DE LA RENFE, LUIS MIGUEL GONZÁ- LEZ (ALAR DEL REY, 1900 - PALENCIA, 1972) Diego Quijada Álamo Licenciado en Historia RESUMEN: Este artículo analiza la figura y trayectoria del inspector de la Renfe Luis Miguel González en el marco de la historia local palentina y el ferrocarril. Con una carrera de casi medio siglo, desempeñó su labor en nudos ferroviarios tan importantes como Miranda de Ebro. Examinaremos también su incursión en el ámbito político y sindical durante el Franquismo y la comisión gestora de 1947 en Palencia, de la que formó parte como concejal. PALABRAS CLAVE: Luis Miguel, ferrocarril, Palencia, inspector Renfe, gestión pública, franquismo. «OPEN HORIZONS» IN THE CASTILIAN RAILWAYS: LIFE OF RENFE’S INSPEC- TOR, LUIS MIGUEL GONZÁLEZ (ALAR DEL REY, 1900 - PALENCIA, 1972) ABSTRACT: This article analyses the life and figure of Renfe’s inspector Luis Miguel González within the con- text of the local history of Palencia and the railways. He developed his career in important railway nodes such as Miranda de Ebro for more than fifty years. We will also examine his role in the political and trade union field during Franquism and the “comisión gestora” of 1947 in Palencia, where he took part as a town coun- cillor. KEY WORDS: Luis Miguel, railway, Palencia, Renfe’s inspector, public management, franquism. PITTM, 87, Palencia, 2015, pp. 185-218, ISSN 0210-7317

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Page 1: «HORIZONTES ABIERTOS» EN LOS FERROCARRI- LES DE … · de Castilla, a cuya provincia quedaría vin-culado de por vida. El Diccionario de Madoz recoge que Alar pertenecía en aquel

A María Luisa (1926-2015)«Luis Miguel González, paisajista porexcelencia, maduro ya en su hacer, esamigo de los «horizontes abiertos».Pero no de los horizontes de avasalla-dora luz, de cegadora luz castellana;sino de aquellos que, aun estando enCastilla, ya se ven dulcificados por losgrises de la neblina y el tapiz suave que,a la estridencia lumínica, oponen losmontes, los arroyos serranos y los pasti-zales. Es este artista el pintor del paisa-je suave. Con un encuadre hábil de losmotivos (…) desliza por ellos, dulce-mente, sin ninguna estridencia lineal o

crudeza cromática, su pintura y, el cua-dro adquiere una serenidad atractiva.Otras veces recoge un motivo urbano(…) y lo trata igualmente con suavidadde paleta, para que los verdes, grises yazules (sus colores preferidos), amalga-men tenuemente, sin desbordamientoscoloristas, aun cuando use la espátulaen el tratamiento del arbolado, sobretodo, para vibrarlo más y darlo discretorelieve, sobre el fondo circundante, perosin exagerarlo, siempre en su estilosuave que logra el todo paisajístico sen-cillo y grato, al mismo tiempo, pretendi-do»1.

«HORIZONTES ABIERTOS» EN LOS FERROCARRI-LES DE CASTILLA: TRAYECTORIA DEL INSPECTORPRINCIPAL DE LA RENFE, LUIS MIGUEL GONZÁ-LEZ (ALAR DEL REY, 1900 - PALENCIA, 1972)Diego Quijada ÁlamoLicenciado en Historia

RESUMEN: Este artículo analiza la figura y trayectoria del inspector de la Renfe Luis Miguel González en elmarco de la historia local palentina y el ferrocarril. Con una carrera de casi medio siglo, desempeñó su laboren nudos ferroviarios tan importantes como Miranda de Ebro. Examinaremos también su incursión en elámbito político y sindical durante el Franquismo y la comisión gestora de 1947 en Palencia, de la que formóparte como concejal. PALABRAS CLAVE: Luis Miguel, ferrocarril, Palencia, inspector Renfe, gestión pública, franquismo.

«OPEN HORIZONS» IN THE CASTILIAN RAILWAYS: LIFE OF RENFE’S INSPEC-TOR, LUIS MIGUEL GONZÁLEZ (ALAR DEL REY, 1900 - PALENCIA, 1972)ABSTRACT: This article analyses the life and figure of Renfe’s inspector Luis Miguel González within the con-text of the local history of Palencia and the railways. He developed his career in important railway nodes suchas Miranda de Ebro for more than fifty years. We will also examine his role in the political and trade unionfield during Franquism and the “comisión gestora” of 1947 in Palencia, where he took part as a town coun-cillor. KEY WORDS: Luis Miguel, railway, Palencia, Renfe’s inspector, public management, franquism.

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Así presentaba el académico de la Insti-tución Tello Téllez de Meneses Félix BuisánCítores a Luis Miguel González en un artí-culo publicado en El Diario Palentino el 15de marzo de 1971. Sin embargo, la trayecto-ria de este hombre rebasa la pintura para tes-timoniar una vida dedicada al ferrocarril,simultaneada con inquietudes públicas,sociales y culturales de diversa índole, jalo-nada de vicisitudes, pero también de satis-facciones, y marcada por valiosos aconteci-mientos que singularizan su andadura perso-nal, familiar y laboral en el complejo perio-do de 1936-1975, propio del tiempo históri-co que le tocó vivir.

Los estudios sobre Palencia han conclui-do que hay una resistencia a las asociacionesdel régimen (Sindicato vertical) y tambiénde los palentinos a significarse en la afilia-ción a las organizaciones falangistas, y altiempo, perciben la fuerza del catolicismoque tuvo su baluarte en Palencia desde elsiglo XIX2. Esta tendencia observada en lasasociaciones parece también correspondersedesde abajo en la trayectoria de afiliados alfalangismo que nunca obviaron la improntacatólica que marcó a la ciudad del Carrión.

Luis Miguel González pudo, con todaprobabilidad, elegir otra profesión, otrosderroteros, pero optó por el compromiso conel ferrocarril en una tierra de raigambre his-tórica, sobria y adversa como la de nuestraCastilla. Sus inicios como aspirante a factoren la Compañía del Norte no fueron senci-llos. Consiguió promocionar en la escalaferroviaria gracias a «una vida de tesón, detrabajo, de constante actividad, poniendoen juego una gran competencia y unas cla-ras dotes de inteligencia»3, y jubilarse comoinspector principal y jefe de la 65 Secciónúnica de Movimiento, tras 49 años de servi-cio en diversas estaciones: Frómista (1919-

1921), Matapozuelos (1921-1924), Palencia(1924-1928), Santa Cruz de Iguña (1928-1939) –excepto un breve lapso de seismeses de 1937 en Palencia–, de nuevo,Palencia (1939-1949), Paredes de Nava(1949), Valladolid (1949-1952), Salamanca(1952-1953) y Miranda de Ebro (1953-1968)4.

UNA JUVENTUD LIGADA A LA COM-PAÑÍA DEL NORTE

Hijo de un matrimonio arraigado en laTierra de Campos vallisoletana, nació LuisMiguel González5 el 16 de agosto de 1900en Alar del Rey, enclave por excelenciaferroviario y palentino, situado en la comar-ca de Boedo-Ojeda, donde arranca el Canal

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El Inspector Principal de la Renfe Luis MiguelGonzález

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de Castilla, a cuya provincia quedaría vin-culado de por vida. El Diccionario deMadoz recoge que Alar pertenecía en aqueltiempo a la diócesis de Burgos y, comocuriosidad, señala que el municipio contabacon «dos manantiales de buenas aguas deque se surte el vecindario»6.

Teresa González Carnicero (1880-1962), la madre, dio a luz cuatro hijos: Luis,el primogénito, Agustina, Celia y Teresa. Elpadre, Antonio Miguel Mañueco (1870-1951), cabo de la Guardia Civil repatriadode Cuba en 1898 tras la pérdida de la últimacolonia española de Ultramar, era natural deCuenca de Campos, partido judicial deVillalón, en la provincia de Valladolid. Sehabía retirado del Instituto Armado en 1921y, durante algún tiempo, desempeñó el cargode juez de paz. «Amante de la conversaciónsosegada y de la lectura –le fascinabasobremanera el matiz científico-literario dela obra del escritor francés Julio Verne–,transmitió a sus hijos y nietos los beneficiosque la literatura y la ciencia podían repor-tar al ser humano»7 para consolidar loscimientos de su erudición y el progreso delindividuo dentro de la comunidad social dela que forma parte.

Luis pudo seguir los pasos de su padre einiciarse en la carrera de las armas peronunca llegó a ingresar en el Colegio deGuardias Jóvenes, a pesar de tener más faci-lidades por ser hijo de un guardia civil yúnico varón de la prole habido entre Anto-nio y Teresa.

Durante los primeros años de escuela, elmaestro se percató «de la inusitada capaci-dad del muchacho para el estudio y a menu-do solía decir a su padre que apuntabaalto»8. Siendo niño le gustaba contemplardesde los andenes los trenes que surcaban el

mar de espigas de los campos de Castilla, deestación en estación, de apeadero en apea-dero, cargados de toda suerte de géneros ymercancías en sus vagones que, remolcadospor viejas y humeantes locomotoras a vapor,discurrían lentamente sobre los caminos dehierro, dejando sentir el familiar traqueteo asu paso por las villas y ciudades. Su inclina-ción hacia el ferrocarril pudo verse acrecen-tado por la influencia que quizá ejerció en élsu tío Baudilio González (1897-1957),ferroviario de profesión, el menor de loshermanos de su madre, que sirvió en laCompañía del Norte –después lo haría enRenfe–, en localidades como Irún, Bilbao,Venta de Baños y Burgos, en esta última,desempeñando el cargo de jefe de maquinis-tas, donde murió a los 59 años de edad.

Parte de su infancia y mocedad transcu-rrieron a caballo entre las provincias dePalencia y Valladolid por los traslados de supadre de una comandancia a otra: Saldaña,Alar, Mojados, Cuenca de Campos. El pro-pio Luis nos narra sus comienzos laborales:«empecé prestando servicio en la Compañía[de los Caminos de Hierro del Norte deEspaña] el 17 de Abril de 1919 en calidadde meritorio en la estación de Frómista…»9,localidad palentina donde inicia su primercontacto con el mundo del ferrocarril,«demostrando un inquebrantable afán desuperación profesional»10.

La Compañía del Norte, creada en 1858,cimentó su raíz en la «comunicación ferro-viaria de la capital de España con la fronte-ra francesa, a través de Irún, y con las cuen-cas carboníferas del norte»11. Contaba ade-más con una de las redes más amplias en laPenínsula que se extendía a través deMadrid, Ávila, Medina del Campo, Vallado-lid, Venta de Baños, Burgos, Miranda deEbro, Vitoria, San Sebastián e Irún, estable-

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ciendo todo un récord al ejecutar íntegra-mente el recorrido férreo compuesto pormás de seiscientos kilómetros en tan soloocho años. Por otra parte, la Ley de Ferro-carriles promulgada el 23 de noviembre de1877, que mantenía la casi totalidad de artí-culos que en su día recogiera la de 1855,consolidaba el ancho de vía –un metro 67centímetros o seis pies castellanos, en elcaso ibérico12– que tantos quebraderos decabeza ocasionó a la hora de conectar nues-tra red ferroviaria con la europea, cuya sepa-ración entre los carriles de la vía era ligera-mente inferior.

Los grandes avances técnicos de finalesdel siglo XIX condujeron a una serie deimportantes hitos: la expansión de los ferro-carriles de vía estrecha en la zona norte y lacordillera Cantábrica, la aparición de lostranvías y los primeros ferrocarriles subur-banos, la primera electrificación de unalínea férrea española (1911), etc. El ferroca-rril en nuestro continente se había converti-do en un sistema de comunicación y trans-porte competitivo que reducía distancias,abarataba costes y posibilitaba el aumentodel volumen de carga, consiguiendo desban-car al tradicional medio de tracción animalque había imperado en nuestras sociedadeshasta finales de la centuria decimonónica.Sin embargo España aun iba a la zaga deEuropa y Julio Senador Gómez a inicios delsiglo XX, consciente de los problemassociales, económicos y agrarios que padecíala nación, señalaba algunas de las gravesdeficiencias existentes en nuestras líneasferroviarias que limitaban el crecimiento yel progreso en comparación con Francia,Reino Unido y Alemania13.

No en vano comprender los entresijos dela organización ferroviaria y el cuadro de lostrabajadores a nivel interno y jerárquico pre-

cisa de una somera pincelada sobre la actua-ción laboral en el marco de la plantilla, asig-nación del grupo, servicio y escalas delmismo. Adscrito al grupo de Movimiento yservicio de Explotación, Luis ejerció sucometido en el subgrupo de personal deestaciones. Este, a su vez, podía ser de cua-tro clases. La primera de ellas contaba condiez categorías, todas ellas recorridas pornuestro protagonista hasta culminar en la demayor responsabilidad: inspector principal,inspector, subinspector, jefe de estación,subjefe, vigilante jefe, factor de circulación,factor, factor a jornal y meritorio (esta últi-ma sin sueldo). Las otras tres clases, demenor entidad, estaban conformadas por elguardagujas, mozo de agujas, capataz demaniobras, enganchador, capataz de mozosde estación, etc. Sin embargo había otrosmúltiples oficios en el ámbito del ferrocarrilinscritos en otros subgrupos, tales comojefes de tren, maquinistas, interventores enruta, guardafrenos, visitadores, fogoneros,guardabarreras, sobrestantes, telefonistas,guardesas14, calzadores, avisadores, guarda-noches… Muchos de los cuales, con el pasodel tiempo y la paulatina desaparición delvapor, han dejado de existir. Del mismomodo las estaciones tenían un rango en fun-ción de la importancia que desempeñarandentro de la línea férrea (de primera clase,segunda, tercera, apeadero, etc.). Por otraparte, es conveniente matizar que una esta-ción no es solo el bello edificio que acoge ydespide a los viajeros sino también el enor-me conjunto que alberga cocheras de loco-motoras, talleres de reparación, almacenesde mercancías, oficinas y dependencias,viviendas del personal… «Y todos ellos ensu conjunto contribuyen a dotarla de carác-ter propio»15.

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Nombrado factor “a jornal” en enero de1921 tras aprobar los exámenes de factoría ytelégrafo el año anterior, Luis Miguel Gon-zález presta sus servicios en las estacionesde Frómista y Matapozuelos (provincia deValladolid)16, época en la que conoce a unajoven, Beatriz Cagigas Cayón –natural deFrómista–, con la que se casa en la parro-quia de Santa Marina de la ciudad de Palen-cia el 13 de septiembre de 192317, el mismodía que tenía lugar el golpe de Estado delgeneral Miguel Primo de Rivera con la con-siguiente instauración del Directorio Mili-tar. El nuevo régimen ferroviario quedódefinido mediante la aprobación de un Esta-tuto en 1924 caracterizado por una decisivaintervención estatal que determinaría irre-

misiblemente su futuro hacia la nacionaliza-ción en los años cuarenta18.

De su esposa Beatriz, palentina y nacidaal igual que él con el cambio de siglo, laprensa local destacaba el virtuosismo mater-nal y el amor que profesó hacia la hijamayor de Agustina Miguel González, la her-mana de su marido, quien se la entregó enadopción. La noticia de su muerte en 1966se refería a ella en los siguientes términos:«no concedió el Señor descendencia a sumatrimonio, pero, sin embargo, ejerció conextraordinario celo y ejemplar entrega susfunciones de madre, en la persona de lasobrina que, desde pequeña tuvo formandoparte de su hogar, y posteriormente hijaadoptiva, María Luisa»19.

En octubre de 1924 Luis llega a Palen-cia, localidad donde permanece cuatro añoscomo factor “fijo” en la estación del Norte.

EL IMPACTO DE LA GUERRA CIVIL:LA NECESIDAD DE SOBREVIVIR

Su trayectoria laboral nos confirma eltraslado a Santa Cruz de Iguña, en el muni-cipio de Molledo de Portolín (Cantabria),partido judicial de Torrelavega, como factorautorizado en noviembre de 1928, lugar alque llegó acompañado de su mujer e hija, aquien cariñosamente llamaban Luisita. Losvecinos de la localidad, cuyo valle surca elrío Besaya, donde Miguel Delibes se inspiramás tarde en su novela “El Camino”, ofre-cieron a sus nuevos paisanos «una cálida yextraordinaria acogida»20 que se vio refor-zada más si cabe en los duros momentos queatravesó la región en el transcurso de laGuerra Civil.

Varios núcleos de población entretejen ycontribuyen a enriquecer el patrimonionatural, artístico y cultural de Molledo,

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Luis Miguel con uniforme de la Compañía de losCaminos de Hierro del Norte de España.

Madrid, diciembre de 1922.

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municipio que en la década de 1930 cifrabasu población en 2.850 habitantes aproxima-damente distribuidos entre Cobejo, Helgue-ra, Molledo, San Martín de Quevedo –for-mado por los barrios de Media Concha,Quevedo, Casares, San Martín, Uldá,Pando, Vallejo y Santián–, Santa Cruz,Santa Olalla y Silió.

De todos, queremos centrar la atenciónen Santa Cruz, pues este pequeño núcleourbano de apenas 180 vecinos en la actuali-dad atesora importantes edificios históricos.Entre ellos, las Casonas de Rebolledo y Qui-jano y de Obregón, ambas del siglo XVIII,el palacio que vio nacer al eminente inven-tor, matemático e ingeniero Leonardo TorresQuevedo21 en 1852; la iglesia parroquial delsiglo XVI, con portada plateresca ricamentedecorada con emblemas heráldicos. Asimis-mo, la propia estación de ferrocarril –teníacategoría de apeadero– que realizó CarlosCampuzano en 1859, con la apertura deltramo Corrales de Buelna-Bárcena de Pie deConcha de la línea que uniría Alar del Rey,la patria chica de Luis, con el puerto de San-tander para «facilitar así el transporte demercancías, especialmente los trigos y hari-nas de Castilla»22.

Aparte del ya mencionado Torres Que-vedo, Santa Cruz cuenta con un destacadopoeta nacido al abrigo de su valle. Se tratade Evaristo Silió23 (1841-1874), uno de losprecursores de la poesía romántica monta-ñesa que encarnó como pocos el sentimien-to –a veces trágico y melancólico– de esarealidad geográfica concreta, sus bosques derobles, castaños y quejigos, sus ríos y mon-tañas, sus gentes, etc. Así lo expresaba en suobra “Desde el Valle”, con la elegancia ysobriedad de sus versos:

Calla dormida el ave, calla el viento,e invisible cruzando el valle umbrío,sume y ahoga su rumor profundo,allá en la hondura de su cauce el río24

También otro autor santanderino, Amósde Escalante y Prieto (1831-1902), uno delos fundadores de la escuela literaria monta-ñesa en la línea del costumbrismo de Pereday otros exponentes regionalistas, escribiósobre el Valle de Iguña y los tres municipiosque lo integran: Arenas de Iguña, Molledo yBárcena de Pie de Concha25. Dejemos quelos versos del poeta expresen su percepcióndel idílico paisaje en torno al cual se gestasu composición:

Buscó la gloria, ¡oh, Jano26!,a la otra parte de tus cimas blancas,y su gloria velaba en tus riberas,¡oh, patrio río, diáfano Besaya!27

Otros personajes que, aunque bien podí-an haber formado parte del elenco de unanovela, constituyeron sin embargo un ejefundamental en la vida cotidiana de SantaCruz y sus alrededores en la década de lostreinta. Muchos de sus nombres estuvieronunidos indeleblemente al corazón de Luis ysu familia: el párroco don Francisco; Arse-nio, el médico; el juez Tagle, hombre hones-to y cabal, aunque de ideología radicalmen-te opuesta a la de Luis; la maestra doñaAmalia; la familia de doña Martina –losFernández Quijano– que regentaba la taber-na y el comercio de ultramarinos; los her-manos Morais, propietarios de la farmacia;las hijas del conde de Basoco28, etc.

De que Luis y Beatriz antepusieron laeducación de su hija, da cuenta que, al pocode llegar a tierras cántabras, ingresó como

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alumna en el colegio San José de Maderniaque las Hermanas Carmelitas de la Caridadregían en la cercana Helguera (Molledo). Laorden, fundada por santa Joaquina de Vedru-na a comienzos del siglo XIX, abrió el cen-tro en 1873 para que las niñas de familias decierta posición económica de las localidadesmontañesas vecinas pudieran estudiar yrecibir una formación cristiana. Allí, bajo lasombra de corpulentas hayas, y el murmullode los manantiales provenientes de las mon-tañas, entre remansos de paz, aprendióMaría Luisa cuestiones muy provechosasrelacionadas con la convivencia, el respeto yla tolerancia29.

Pocos acontecimientos en la Historiareciente de nuestro país han tenido mayortrascendencia que la Guerra Civil, al involu-crar a los españoles en un trágico y cruelenfrentamiento armado que se prolongaríadurante casi tres años. El golpe militar del18 de julio de 1936 auspiciado por la fac-ción sublevada del ejército contra la IIRepública, cuyo legítimo gobierno habíasido elegido en las urnas en febrero comoresultado del triunfo electoral del FrentePopular que aglutinaba a las formacionespolíticas de la izquierda, no llegó a cuajar entodos los lugares esperados ante la fuerteresistencia de algunas plazas. Un aspectosingular estriba en el fracaso de la subleva-ción militar en Cantabria, algo llamativo sitenemos en cuenta que los resultados arroja-dos tras los comicios en Santander dieron lavictoria a la coalición de derechas con laobtención de cinco de los siete escaños posi-bles. Sin embargo no hay que olvidar queaunque la Cantabria interior o rural era neta-mente conservadora, existía «una fuerteimplantación de la izquierda en las zonasmás industrializadas como el corredor delBesaya (Torrelavega, Polanco, Cartes y Los

Corrales de Buelna), el arco sureste de labahía (Camargo, Astillero, Villaescusa), enel área periurbana de Santander, en algunasvillas de la costa como Castro Urdiales y enlos contornos de Reinosa»30. Estos aconteci-mientos supusieron para la provincia cánta-bra «permanecer aislada de la zona republi-cana Centro-Sur, junto con Asturias y Vizca-ya»31 hasta el derrumbe del Frente Norte enagosto-octubre de 1937.

La situación estratégica de poblacionescomo Torrelavega o Los Corrales de Buel-na, próximas a Santa Cruz de Iguña, en lacuenca del Besaya, hicieron posible su elec-ción por parte del ejército republicano parasituar la Comandancia, Intendencia y EstadoMayor. Los alimentos pronto empezaron aescasear y tanto los productos de la huertacomo los animales del corral –gallinas yconejos, principalmente– fueron requisadospara el frente, razón por la cual los vecinosdel lugar pasaron verdaderas calamidades.Según cuenta la hija de nuestro protagonis-ta, su alimentación se vio reducida casiexclusivamente a tres o cuatro productos:«pulientas y boronas, propias de la gastro-nomía cántabra, hechas con harina de maízy sal, nabos y, cuando era posible, algo deleche que a escondidas nos llevaba Piedad,la tía de Sole»32.

Con frecuencia los bombardeos de laaviación del ejército sublevado y los avata-res de la guerra eran seguidos a través deuna radio que la familia escondía bajo latarima del piso superior de la vivienda.Suprimido el culto religioso y privado de sulibertad, el párroco no podía desempeñar suministerio, motivo que impulsó a congregarde forma clandestina cada domingo a lafamilia y otros muchos vecinos para leer laEucaristía de la Palabra por medio de unmisal que conservaba Beatriz en casa.

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Un singular pasaje relacionado con elconflicto es el que protagonizó la familiapalentina compuesta por Eusterio Buey Ala-rio, reconocido poeta nacido en Magaz dePisuerga, su esposa, Guadalupe, y sus seishijos. Esta familia, que mantuvo una buenaamistad con Luis y Beatriz, solía veranearcada año en Santander, donde les sorprendióla guerra aquel fatídico verano del 36. Cuan-do Beatriz supo de su situación les escribiócon apremio rogándoles que acudieran aSanta Cruz para ponerse a salvo en suhogar33.

Las represiones republicana y franquistatambién se dejaron sentir entre los habitan-tes del pequeño municipio de Molledo34. El“alzamiento nacional” –término con el queidentificaron los sublevados el golpe contrala República, incapaz de hacer frente a laoleada de violencia generalizada en todo lospaís– se produjo cuando Luis estaba en zonaroja, en la provincia de Santander, «donde–nos dice a las claras en un documentoautógrafo– fui perseguido desde el primermomento por mi ideología derechista y per-tenecer a la Escala de Complemento Hono-raria de Ferrocarriles con la graduación desubteniente»35, cargo militar que ostentabadesde 1934. Sus ideas políticas y creenciasreligiosas chocaban frontalmente con las desus adversarios: «no podía colaborar conellos por mis ideas católicas y pertenecer aFalange Española de las JONS»36, organi-zación política en la que ingresa como mili-tante y propagandista casi al instante de pro-ducirse la sublevación. Estas circunstanciasmotivaron la pérdida forzosa de su trabajo,siendo «multado repetidas veces por elcomité rojo de Arenas de Yguña»37, «sus-pendido de empleo y sueldo»38 y finalmente«expulsado (…) de la Compañía [ferrovia-

ria] según circular nº 8 del Comité CentralUGT-CNT de Santander»39.

Su forma de pensamiento condicionóirremediablemente su futuro más inminentehasta sufrir persecución por la FAI (Federa-ción Anarquista Ibérica) –en Silió existía ungrupo local de esta organización– cuandocierto día varios hombres se personaron enautomóvil en su domicilio de La Serna paradetenerle. El historial que recoge sus ante-cedentes políticos expresa oficialmente: «enenero de 1937 logró evadirse a camponacional, dándose a la fuga cuando le lle-vaban detenido los milicianos rojos»40.Hechos que concuerdan con su relato narra-do en primera persona: «continuamente fueregistrado mi domicilio hasta el día 23 deenero de 1937, [cuando] a las siete y mediade la tarde se presentaron 6 pistoleros de laFAI manifestando que me llevarían en uncoche para «darme el paseo»…41. No corrióigual suerte el meritorio Antonio QuintialRíos, natural y domiciliado en Santa Cruz,amigo y compañero de Luis en la estación,militante de derechas, de 28 años, quien seentregó (a pesar de la advertencia de suamigo), fue detenido el mismo día y llevadoa la cárcel de Santander, de donde fue saca-do y asesinado el 25 de enero42.

Luis no estaba dispuesto a entregarseporque sabía que podía tener semejante des-tino. Dijo a sus captores, en presencia de suhija que inocentemente abrió la puerta, quesu deber inexcusable era mantenerse en supuesto de trabajo, en la estación del ferroca-rril. Tras «forcejear con ellos –decía– mearrojé por una ventana de la parte posteriorde la casa y huí al monte campo atravie-sa»43. Su hija relata que uno de los milicia-nos intentó dispararle pero, afortunadamen-te, el arma se encasquilló y tuvo tiempo paraescapar. Logró eludir la vigilancia –hacien-

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do gala de su gran ingenio– vestido demujer, echándose al monte, donde permane-ció una semana vagando por las cabañasdebido al desconocimiento del terreno,padeciendo la crudeza del invierno y, lo quees peor, el miedo a ser apresado. El día 30 deenero, «casualmente –relata– me encontrécon una expedición de veintiocho señoresque intentaban evadirse de los rojos, gra-cias a la cual pude llegar a territorio nacio-nal»44. Atribuye plenamente a la Providen-cia este hecho fortuito, «pues de no habermeencontrado con esta expedición hubierasido capturado sin duda alguna»45. El 6 defebrero, con ayuda de un guía, alcanzó lasposiciones nacionales del pueblo de Haedo,en la provincia de Burgos, llegando en eltranscurso de la misma jornada a Pedrosa yVillarcayo y el 7, tras quince angustiososdías, a la capital, Burgos, sede del gobiernode Franco durante la guerra, donde se pre-sentó a las autoridades militares. Aunqueestaba desprovisto de su documentación,junto al escrito oficial presentado hizoacompañar el carnet provisional de FalangeEspañola para demostrar la veracidad de surelato.

Atrás había dejado a su esposa e hija, amerced de la sinrazón y la violencia quepropugnaban unos y otros en un procesobasado en la eliminación del contrario, puestuvieron que arreglárselas para proseguir suvida con ayuda de sus buenos vecinos yamigos, los Fernández Quijano, quienesocultaron a la niña por un tiempo en suhogar. Comenzaba un doloroso trance parauna familia separada por razones que quizánunca comprendieron.

Sabemos que Beatriz fue arrestada elmismo 23 de enero por el hecho de ser lamujer de un militante de derechas que sehabía dado a la fuga, y llevada a las prisio-

nes de Arenas de Iguña, Oblatas de Santan-der y, finalmente, a la cárcel provincial.

Especial dureza adquirió también el bom-bardeo efectuado por la aviación de Francosobre la capital cántabra el Jueves Santo –25de marzo– de 1937. Ese día, María Luisa yuna vecina acudieron a Santander para visitara Beatriz, que estaba recluida en la cárcel,con un pase que les permitía regresar porferrocarril a casa la misma jornada. Consigollevaban algunos objetos para la higiene: unpeine, un cepillo de dientes, algo de ropa, unapastilla de jabón y una toalla. La hora de lavisita estaba fijada para las tres y media de latarde.

Al ensordecedor ruido de los proyectilesque precipitaban desde el aire los aeroplanoshabía que sumar el caos y el temor que estassituaciones de gran alarma social generabanentre la maltrecha e indefensa poblacióncivil, que acudía presurosa a la búsquedadesesperada de alguno de los refugios antiaé-reos diseminados por la ciudad.

La huida del factor autorizado había aca-rreado consecuencias nefastas para su fami-lia, tal y como testimoniaba: «por cuyomotivo fue encarcelada mi esposa hasta laliberación de Santander». De hecho, losmilicianos no castigaron con la muerte a suesposa «en espera de que me presentara yo,para también asesinarme, pues asimismo selo dijo el jefe de la checa de Santander[Manuel] Neila»46.

A través de un recorte de prensa incom-pleto nos ha llegado el dato del señalamien-to del juicio contra Beatriz Cagigas, «pordesafección y hostilidad al régimen» (repu-blicano, se entiende), cuya causa había deverse ante el Tribunal de Urgencia de San-tander a las nueve de la mañana, el 9 dejunio de 1937. Ignoramos la sentencia aun-

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que no así el tiempo que sufrió cautiveriopues cumplió condena en prisión hasta el 24de mayo. A modo de apunte significativosirva el dato de los treinta y siete kilos quepesaba cuando recobró la libertad.

Entretanto Luis abandonó Burgos parapresentarse en Valladolid ante sus superio-res de la Compañía del Norte. Trasladadocon el cargo de factor suplementario, reanu-dó su servicio en Palencia, entre el 5 demarzo y el 25 de agosto de 1937, donde leencomendaron reemplazos de jefes y facto-res autorizados y tareas relativas al acompa-ñamiento de trenes militares47. Durante esosseis meses estuvo pendiente en todomomento del desenlace de la guerra y de lasituación de su esposa en la distancia hastala caída de Santander.

La llegada de las tropas franquistas aBárcena de Pie de Concha, y después aTorrelavega y la propia capital, en agosto de1937, hizo posible el reencuentro de toda lafamilia. El final de la lucha armada en Can-tabria daba paso a un tiempo realmente con-vulso, caracterizado por una implacablerepresión sobre los vencidos y la reconstruc-ción socioeconómica y moral de una regiónmarcada por la destrucción y la carestía dela posguerra.

El nuevo Estado implantado en territoriocántabro precisaba de una organización anivel político e institucional que contara conpersonas leales a la causa “nacional” enquienes depositar el mando de las adminis-traciones locales (diputaciones, ayunta-mientos, juzgados, etc.). En paralelo a sutrayectoria laboral, tras serle confiado nue-vamente el mando de la estación del Nortede Santa Cruz de Iguña, «a petición propiasegún certificados médicos por la salud demi esposa resentida por la prisión y sufri-

miento durante el dominio rojo»48, Luisdesarrolló también una carrera política quedio comienzo en 1937 cuando fue designa-do, el 2 de noviembre, juez municipal deArenas de Iguña por nombramiento de laAudiencia Provincial de Santander49 y jefelocal de Falange del mismo municipio a par-tir de 1939. La resistencia inicial para acep-tar este último puesto de gran significaciónpolítica estaba justificada –en palabras delpropio Luis Miguel– «por el mucho trabajoque representaba»50. Pese a todo fue nom-brado jefe local de Falange el 19 de enero de1939.

Su condición de militante en FET y delas JONS, reforzada además mediante elcarnet de excautivo por España y el cargo dejuez municipal, contribuyeron sin dudaalguna en su designación al frente de la jefa-tura local, ya que, por el contrario, a losadheridos no les estaba permitido desempe-ñar cargos de responsabilidad política51. Eneste sentido, podemos observar que a FET yde las JONS no le interesaba en absoluto «larecluta democrática de masas, sino la selec-ción en ellas de los hombres con espíritunacionalsindicalista»52.

Ostentó ambos mandos hasta el día de sutraslado a Palencia, motivo que, sumado alos constantes cambios habidos en las jefa-turas en los años previos a la finalización dela guerra, explica la causa de la escasa docu-mentación generada o conservada al respec-to53. La importancia de las jefaturas localesde Falange, señala Julián Sanz Hoya, eraclave en la vida social de los montañeses,sobre todo en el medio rural donde el con-trol de la población llevado a cabo por elpartido único era más directo que en las ciu-dades54.

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Terminada la guerra en España en abrilde 1939, ya se tenía noticia certera de sutraslado definitivo a Palencia, circunstanciaque congregó a muchos vecinos en la esta-ción del ferrocarril para darle su adiós. Ladespedida –como recuerda la hija del fac-tor– fue «un verdadero manantial de lágri-mas», pues había sido una familia muy que-rida en aquel valle. Las numerosas y emoti-vas muestras de cariño quedarían de porvida grabadas en lo más hondo de sus cora-zones.

LA FUNCIÓN PÚBLICA: SERVICIOPOLÍTICO Y COMPROMISO CATÓ-LICO

Al igual que ocurrió en las administra-ciones públicas, el Estado franquista pusoen marcha a partir de 1939 una serie deleyes con la finalidad de depurar las respon-sabilidades políticas de aquellos trabajado-res o empleados que no hubieran apoyado lasublevación o por el contrario, hubiesentomado partido por alguna de las formacio-nes u organizaciones sindicales integrantesdel Frente Popular (o afines a la misma)durante la II República. Estas medidas afec-taron también a decenas de miles de agentesque trabajaban en las múltiples compañíasferroviarias del país hasta el estallido de laguerra. A instancias de la Jefatura Militar deFerrocarriles, los consejos directivos deNorte y el resto de compañías iniciaron elproceso de depuración a través de comisio-nes judiciales que decidían sobre la expe-dientación de su personal o «la reincorpora-ción sin sanción de aquellos cuya conductano presentase duda alguna»55 en materia deafección al régimen. Este es el caso de Luisque, depurado y movilizado, fue readmitidosin sanción a su puesto laboral y trasladadoa Palencia en noviembre de 1939 en calidad

de factor autorizado suplementario. Comoantiguo jefe local de Falange y perseguidoen zona roja durante el conflicto, su expe-diente no presentaba tacha alguna, hechoque indudablemente le permitió promocio-nar en la escala ferroviaria56.

Desde la inspección de Valladolid, unode sus superiores manifestaba lo siguiente:«se trata de un agente que presta serviciosexcelentes, muy trabajador y competente,no habiendo tenido que llamarle la atenciónpor lo más mínimo»57. Asimismo los infor-mes emitidos por el jefe local de Falange, elcomandante del puesto de la Guardia Civil yel alcalde presidente del ayuntamiento deMolledo coincidían de forma unánime en subuena conducta social, política y militar,conceptuándole como hombre de significa-ción derechista con anterioridad al 18 dejulio de 1936 y leal al actual régimen debi-do a su «inmejorable comportamiento apartir del término de la guerra y a los gran-des servicios prestados a la Nueva España,de la que es adicto incondicional y un granpatriota»58.

Tras el conflicto, el ferrocarril, cual ner-vio vital de una nación, también requirió deuna fuerte inversión en su reconstrucción.En este contexto Franco adoptó una políticaeconómica de autarquía y creó el InstitutoNacional de Industria (INI), a imitación delmodelo de la Italia fascista instituido añosatrás, con el propósito de revitalizar y pro-mover mediante una directriz claramenteintervencionista el desarrollo de la industriay el sector empresarial. Asimismo, paraponer en marcha «el rescate de todas laslíneas férreas de ancho normal», el Gobier-no promulgó en 1941 la Ley de Bases deOrdenación Ferroviaria59 que establecía lacreación de la Renfe –Red Nacional de losFerrocarriles Españoles–, asegurándose el

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control del monopolio del transporte ferro-viario con la nacionalización de más de unaquincena de compañías, entre ellas la delNorte.

Ya en Palencia Luis y su familia se ins-talaron en una casa de alquiler, en el núme-ro 8 de la plaza de España (hoy plaza deJuan XXIII), junto a la iglesia de SantaMarina60, en torno a la cual su hija pudodesarrollar una labor dentro de la Asocia-ción de las Jóvenes de Acción Católica delcentro parroquial. Sin duda fue una arduadécada para una población que acababa desalir de la contienda.

Provisto de su inseparable banderín, yfarol en mano para la señalización, seempleó en la estación de ferrocarril, ya queesta acaparaba gran parte de su dedicación yenergías. El rigor en la preparación de losexámenes –estudiaba a distancia en la aca-demia Calderón de la Barca de Madrid–hizo posible su nombramiento, a través deconcurso, primero como vigilante jefe(1942) y, posteriormente, jefe de estación(1945) de la capital del Carrión, ejerciendopuntualmente a lo largo de varios meses de1949 de jefe suplementario en Paredes deNava hasta su traslado a Valladolid.

Diremos también que durante su perma-nencia en la ciudad de Palencia se involucróactivamente en la Organización SindicalEspañola (OSE), conocida también comoSindicato vertical, el único autorizado por ladictadura franquista. «Dedicado desde losprimeros momentos de la creación del Sindi-cato Español al servicio del mismo, Luisostentó sin discontinuidad los cargos devocal y Jefe de la Sección Social del Sindi-cato Provincial de Transportes en Palencia yenlace sindical y vocal provincial en Bur-gos»61, con reconocimiento de los enlaces

sindicales y agentes ferroviarios de la 65Sección que le propusieron para la concesiónde la Medalla del Trabajo. Las delegacionesprovinciales de sindicatos iniciaron su com-pleja andadura a comienzos de la década delos cuarenta bajo el control de FET y de lasJONS, y después del Movimiento –denomi-nación que sustituye a partir de 1943 al deFET–, agrupando al mismo tiempo a empre-sarios y trabajadores de los sectores prima-rio, secundario y terciario, cuyo organigramanacional reproducía el verticalismo a nivelprovincial, comarcal y local62.

Uno de los primeros datos que hallamosen relación a su actividad sindical apareceen marzo de 1946, cuando se celebran elec-ciones de vocales de las juntas centrales delas secciones sociales y económicas, procu-radores sindicales en Cortes y representan-tes de los diferentes sindicatos verticales. Enestos comicios Luis resultó elegido vocalprovincial de la Sección Social del Sindica-to Provincial de Transportes y Comunica-ciones en Palencia, motivo por el que acudióa Madrid al acto de proclamación de losdelegados que había de efectuarse en elfrontón Recoletos63.

Asimismo, como representante por laprovincia de Palencia, asistió al CongresoRegional de Trabajadores que tuvo lugar enValladolid en el mes de julio, en cuyassesiones fue designado junto a FranciscoNieto para representar a su provincia en elsiguiente encuentro nacional64. También alPrimer Congreso Nacional de TrabajadoresEspañoles en Madrid de noviembre de eseaño, presidido por el delegado nacional deSindicatos, Fermín Sanz Orrio, que incluíauna visita a Franco en el Palacio de Orientey al por entonces ministro de Trabajo ypalentino, José Antonio Girón de Velasco65.La asamblea, cuyas sesiones se desarrolla-

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ron en el Palacio Nacional de FET y de lasJONS (antiguo Senado), había sido convo-cada por la Delegación Nacional de Sindica-tos a instancia de los propios obreros reuni-dos en los congresos regionales. Sin embar-go, el verdadero impulsor y secretario gene-ral de este congreso había sido José SolísRuiz, a la sazón vicesecretario nacional deOrdenación Social66. Estuvieron representa-dos un total de ocho millones de producto-res (término que empleaba el franquismopara referirse a los trabajadores) de todos losramos a través de los 300 congresistas queasistieron a la “magna reunión”.

A su regreso de Madrid, Luis plasma susimpresiones y reflexiones en un escrito queeleva a la Vicesecretaría provincial de Orde-nación Social. Parte del texto fue publicadoen Trabajo, diario dependiente de la Delega-ción Provincial de Sindicatos de Palencia:«a la llegada a nuestro rincón provinciano yal poner en orden las conclusiones acorda-das en este magnífico I Congreso Nacionalde Trabajadores, estimo conveniente poner-me al habla por medio de nuestro periódicocon toda la masa trabajadora que encuadra

nuestros Sindicatos…»67. Señalaba que lanorma característica de la asamblea fue«huir de la palabrería hueca y de política»con el fin de sentir y plasmar las ansias dejusticia social a través de modestas aporta-ciones e iniciativas en la nueva legislación,confiando «que por deseo de nuestro Caudi-llo en un día no lejano será implantada ennuestra Patria». Sin embargo, nuestro autordifería del más ortodoxo falangismo, colo-cándose en claras posiciones de catolicismosocial al remitir a las cartas encíclicas de lospontífices León XIII y Pío XI, soportes fun-damentales de la conocida “doctrina socialde la Iglesia”. Apela a la capacidad que estatiene de intervenir en cuestiones sociales yeconómicas referentes a los trabajadores:«como muestra de la labor basta leer loconcerniente a la Comisión primera, donde,tomando por norma el deseo expresado pornuestros Santos Padres en sus encíclicas“Rerum Novarum” y “QuadragesimoAnno”, se llega a la participación en losbeneficios en la empresa donde trabaja-mos». Aunque cuestiones como el salario,los contratos, el enfrentamiento entre el

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Carnet de asistencia al Congreso Regional de los Trabajadores de Valladolid, 1946.

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capital y el trabajo, la relación trabajador-empresario, el equilibrio entre individualis-mo-colectivismo, caridad cristiana, etc.,estuvieron en las discusiones de los asisten-tes de cara a concluir sobre la nueva legisla-ción laboral, sabido es que, en la práctica, elfuncionamiento administrativo del Sindica-to vertical fue «más aparente que real», ymuchas de las viejas aspiraciones alberga-das en el seno del nacionalsindicalismo notuvieron la respuesta deseada ni el régimensupo buscar las soluciones adecuadas68. Deahí que concluya diciendo: «hora es ya deque el valor humano deje de cotizarse comouna mercancía (…)».

Su querencia por el catolicismo lademostró también con un papel destacado alformar parte (y ocupar durante algún tiempoel cargo de Hermano Mayor) de la Herman-dad Ferroviaria Católica de la SagradaFamilia de Palencia, la segunda de Españaconstituida tras la de Valladolid –bajo lamisma advocación que la anterior–, cuyosestatutos habían sido aprobados en mayo de1938. Esta hermandad conjugaba varios pre-ceptos que se resumen en dos, apostolado yferrocarril, y un objetivo basado en la defen-sa de los intereses espirituales, las prácticasreligiosas y la unión cristiana de los herma-nos ferroviarios de profesión69, cuyos diri-gentes «están sembrando una semilla con laintuición y esperanza en la Divina Provi-dencia, de que esta semilla fructificará, conlos albores de la Paz, en el árbol frondosode una España nueva, vigorosa, que, regidapor un Caudillo invicto, restaurará parasiempre en su Patria, la fe de sus mayores;la fe de Cristo»70.

Participó, que sepamos, como mínimo endos asambleas de la Federación Nacional deHermandades Ferroviarias Católicas deEspaña: la II de Valladolid, en la casa de

ejercicios espirituales de Cristo Rey en 1947,y la de Madrid, al año siguiente, en calidadde asambleísta elegido por votación, quetuvo lugar en la casa diocesana de ejerciciosde Nuestra Señora de la Almudena los días21-26 de junio. En este último encuentro sealcanzó uno de los acuerdos más importantespara lograr una mejor formación de losmiembros integrantes de las hermandades,con la intención de que estos tuvieran «des-piertas las facultades del alma, memoria,entendimiento y voluntad, y todas ellas pues-tas al servicio de Dios y del prójimo»71.

La Federación de Hermandades disponíade un órgano difusor (revista, periódico) asícomo varios secretariados nacionales dividi-dos en secciones: Piedad, Caridad, AcciónSocial, Propaganda, Sección Femenina, etc.,mientras que las asambleas anuales –integra-das por un grupo de perfección, grupo apos-tólico, etc.–, contaban con un amplio abani-co de actividades: conferencias religiosas ehistóricas, ejercicios espirituales (muy cono-cidos eran los del santuario de Loyola, enAzpeitia), cursillos de Moral profesional,reflexiones sobre el pensamiento de la Igle-sia respecto a los problemas sociales, círcu-los de estudio, peregrinaciones, etc., y unadestacada vertiente que fomentaba la cultura,el arte y los deportes mediante agrupacionesmusicales, concursos literarios y proyeccio-nes cinematográficas.

Pero de todas las funciones públicasdesempeñadas por el señor Miguel Gonzá-lez, sin duda, destaca la de concejal por eltercio sindical de la comisión gestora delayuntamiento de Palencia entre 1947 y1949, bajo el gobierno del alcalde FulgencioGarcía Germán72. Las comisiones gestoras,compuestas por el alcalde y un númerodeterminado de concejales en función de lapoblación del municipio, se fueron implan-

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tando en la zona nacional durante la GuerraCivil –existían ya en la II República– parareorganizar el nuevo poder, renovar ideoló-gicamente el equipo de gobierno de losayuntamientos y poner en funcionamiento lapolítica municipal, constituyendo el eje ver-tebrador en las administraciones locales yprovinciales del primer franquismo.

El gobernador civil, previo informe deljefe local de FET y de las JONS y del jefedel puesto de la comandancia de la GuardiaCivil o del comisario jefe de la Policía de lacapital de provincia, proponía los nombresde las personas que a su juicio estaban facul-tadas para ocupar estos cargos. El informeelaborado sobre Luis Miguel, enviado por elGobierno Civil de Palencia al DirectorGeneral de Administración Local del minis-terio de la Gobernación le calificaba como«persona de intachable conducta moral,pública, privada y religiosa», consignándo-se de forma favorable su «reputación socialen la localidad y solvencia económica parael desempeño del cargo de gestor»73 delnuevo ayuntamiento. En todo caso, cabeseñalar que el nombramiento y cese de lascomisiones gestoras de los ayuntamientosde capitales de provincia y núcleos de másde 10.000 habitantes correspondía al minis-terio de la Gobernación74, que se basaba enla centralización política como característi-ca predominante de este periodo.

El 14 de abril de 1947 se efectuó enPalencia la toma de posesión de la nuevacorporación en presencia del gobernadorcivil Francisco Abella Martín. Esta sería laúltima gestora nombrada antes de las prime-ras elecciones municipales programadas porel nuevo Estado para otoño de 1948, cuyosólido entramado político basado en el siste-ma de partido único, no hay que olvidar,controlaba todos los resortes del poder local

y provincial en un ambiente marcado por laausencia de libertades individuales y elabandono del comportamiento democrático.La “renovación total” de los miembros de lanueva gestora atendía a dos razones de peso:el final de la II Guerra Mundial y el cambiode rumbo del régimen, sabido su proceso dedesfascistización que le aleja de FET y delas JONS apoyándose cada vez más en elcatolicismo. Así pues, la salida de los falan-gistas más ortodoxos del ayuntamientofavoreció la entrada en 1947 de «concejalesen los que destacaba el componente socialsobre el político»75. Sus nombres son lossiguientes: Francisco Benita Molina76,Rodolfo Pérez de Guzmán, Miguel BujCrespo, Vicente Almodóvar Rodríguez, JoséAndrés de Castro, José Luis Guzmán Bre-gel, José Alonso de Ojeda77, Manuel GarcíaPelayo, Acisclo Arranz Casado, Daniel Fer-nández Durán, Isaac García García, Francis-co Maté Saldaña, Manuel Blanco Ramos yLuis Miguel González.

Como no podía ser de otra manera, delos concejales cabía esperar su plena adhe-sión a los principios que habían motivado lasublevación militar. Sin embargo no todosmilitaban en el Movimiento, pues de losquince integrantes, diez eran los que perte-necían a esta formación, si bien es cierto–señala García Ramos– todos habían ingre-sado con posterioridad a julio de 1936 (des-pués de la unificación y consiguiente apari-ción de FET y de las JONS) y no había pre-sencia alguna de «camisas viejas»78. Noobstante si nos atenemos a los escritos per-sonales del propio ferroviario, él mismo nosindica que pertenecía «a FE de las JONScon anterioridad al Glorioso MovimientoNacional»79, circunstancia que difiere deldiscurso anterior y del informe emitido porla Jefatura Provincial del Movimiento, que

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nos indica que su ideología política previa alalzamiento era de derechas, sin especificarfiliación a partido político alguno80.

Aunque estos nuevos gestores, comopretende el nuevo Estado, carecían de «tra-yectoria política durante la II República–manifiesta García Ramos–, todos se identi-ficaban con la derecha, más o menos radi-cal»81. El carnet de militante y la propia tra-yectoria de nuestro biografiado ratifican suproximidad a una tendencia política profun-damente conservadora, marcada por supapel como propagandista y jefe local deFalange, y a mayores, haber sido «persegui-do en zona roja» durante la guerra82. Estacomisión gestora fue importante porque«marca una continuidad con el primerayuntamiento orgánico formado a raíz delas elecciones de noviembre de 1948, puescinco de sus miembros continuarían en lanueva corporación»83.

Junto al médico José Luis Guzmán Bre-gel y el maestro Isaac García, Luis MiguelGonzález ejerció como vocal de la reciénnombrada Comisión de Beneficencia, Cul-tura y Acción Social84 presidida por VicenteAlmodóvar, quien años más tarde seríaalcalde de la ciudad. En consonancia con sulabor desempeñada en la escala de cargossindicales, también fue designado pararepresentar a la Corporación municipal en laJunta provincial de Colocación Obrera,encargada de atender a los afiliados quecarecían de trabajo. De hecho, en los casidos años que duró su gestión, se aprobó unimpuesto con la finalidad de prevenir el paroobrero y combatir el desempleo en la capitalde la provincia.

Bajo el gobierno de esta comisión gesto-ra y pese a las dificultades de la Haciendamunicipal en los años de la posguerra, cuan-

do la inflación afectó considerablemente alos ingresos y la «situación económica yfinanciera del Ayuntamiento era –segúnconsignan las actas capitulares– francamen-te mala»85, se pusieron en marcha una seriede interesantes proyectos para la mejora dela ciudad. Algunos de los cuales habíanarrancado ya con Severino Rodríguez Salce-do, al frente de la alcaldía entre 1941 y1947. Entre ellos señalamos el trazado decubierta del arroyo de Villalobón, construc-ción del nuevo matadero y depósitos deagua potable en el Cristo del Otero86; adqui-sición de un solar para edificar el InstitutoProvincial de Higiene; apertura de nuevasvías (calle de Berruguete, prolongación dela de Becerro de Bengoa hasta el paseo de laOrilla del Río o avenida del GeneralGoded); obras de pavimentación y embelle-cimiento de las avenidas de la RepúblicaArgentina y de Valladolid; alumbrado de lasavenidas de Casado del Alisal, ManuelRivera, Paseo del Salón, Modesto Lafuente,Doctor Cajal y plaza de San Lázaro; crea-ción del Grupo escolar “Blas Sierra”, unrefugio en el Monte El Viejo, etc. Incluso enmateria de jardinería se hizo una intensalabor para mejorar el aspecto de los parquesy jardines de la ciudad. Así, en la Huerta deGuadián se creó un nuevo invernadero contres semilleros para el cultivo de diversasvariedades de flores y en el Salón de IsabelII se emplearon cuarenta carros de abonopara regenerar la tierra, efectuándose ade-más siete mil nuevas plantaciones entre lasque destacaban más de mil bulbos de her-mosos jacintos y tulipanes que germinaríanen la primavera de 194987.

Sin embargo algunas de estas obras no vie-ron su culminación hasta la década de los cin-cuenta y, posiblemente, el caso más represen-tativo fue la gestación del proyecto que preve-

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ía la construcción del nuevo edificio del Pala-cio de Justicia sobre un solar en la plaza deAbilio Calderón, junto a la residencia de losjesuitas, con una superficie de 820 metros cua-drados88. Esta iniciativa, que tuvo una favora-ble acogida –señalaba el libro de actas–, iba areportar múltiples beneficios a la ciudad,

«no solo bajo el aspecto urbanístico quesupone el contar con un hermoso edifi-cio de presupuesto superior a cuatromillones de pesetas89 que dará realce ala población permitiendo que la augustafunción de la Administración de Justiciatan deficientemente instalada en laplanta baja de este Palacio Consistorialtenga la decorosa instalación que mere-ce reuniendo en un solo edificio Audien-cia y Juzgados con la consiguientecomodidad de la población, lo que haconstituido una necesidad unánimemen-te sentida y clamada desde hace casimedio siglo, sino también bajo el aspec-to municipal ya que con ello podrá dis-ponerse de los locales que son tan nece-sarios para servicios de la corporaciónen su propia casa»90.

No obstante la propuesta municipalaprobada ese bienio que mayor polémica hasuscitado en nuestros días es la concesión dela Medalla de Oro de la Ciudad91 a Francis-co Franco en 1948. En sesión extraordinariade 18 de julio –día festivo de la exaltacióndel Trabajo– el ayuntamiento en pleno, poraclamación y puesto en pie, acordaba suentrega inmortalizando el recuerdo de laciudad al tener «el orgullo legítimo de habersido una de las primeras poblaciones espa-ñolas que se sumaron al Movimiento Nacio-nal y no puede quedar ajena a este tributode obligada gratitud»92. Otro de los argu-mentos que, expresado en términos más

congruentes, justificaba esta circunstanciaradicaba en el éxito que había supuesto laobra social de la vivienda de renta reducidapromovida por el propio caudillo con la cre-ación de 870 hogares en la capital. Asimis-mo la corporación tenía muy presente la pri-mera visita del jefe del Estado a Palenciahacía apenas dos años, en octubre de 1946.

Como ya hiciera en la comarca del Besa-ya, Luis solía frecuentar los círculos cultura-les (seglares y religiosos) participando asi-duamente en tertulias y exposiciones deescritores y artistas. Por citar algún nombre,diremos que gozó de gran amistad con Agus-tín Tinajas Melgar, profesor de Literatura delInstituto de Enseñanza Media “Jorge Manri-que”; Antonio Amezua, secretario del obispoFrancisco Javier Lauzurica (1943-1949);Manuel Maraña, decano del Colegio deMédicos de Palencia (1946-1951) y concejaldel ayuntamiento; y José Manuel Fonfría,afamado pintor burgalés, al que conoce tiem-po después en Miranda de Ebro.

Del mismo modo devoraba libros depoesía y conocía a la perfección los clásicosde la literatura española, leía la prensa diaria(era asiduo lector de ABC y Pueblo) y desdeAcción Católica organizaba excursiones(Covadonga, Santillana del Mar) e impulsa-ba jornadas de carácter pedagógico. Escu-chaba música y cantaba zarzuela, acudía alcine y al teatro, practicaba la fotografía,cuyos negativos revelaba a mano en casa,tallaba madera, y por encima de todo, amabael teatro como género literario y la pintura:escribía y representaba en la calle obras tea-trales con muchachos del barrio y fue unmás que aceptable pintor autodidacta en loque a técnica del óleo se refiere. De su afi-ción pictórica daremos cuenta en el siguien-te apartado.

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LA CULMINACIÓN DE UNA CARRE-RA: DE SUBJEFE EN VALLADOLID AINSPECTOR EN MIRANDA DE EBRO

Nueve meses después de cesar comoconcejal en el ayuntamiento93, Luis abando-na la estación de Palencia trasladado a la deValladolid con el cargo de subjefe. Aquí per-manece hasta enero de 1952. Llega con Bea-triz y su hija, aunque esta pronto regresa aPalencia para contraer matrimonio en octu-bre de 1951 y formar una nueva familiacompuesta por siete hijos. Su permanenciaen la capital del Pisuerga fue grata y confor-table porque la magnífica estación de aireseñorial construida cerca del Campo Gran-de, siguiendo el modelo que impuso laCompañía del Norte, fue «la primera de lalínea que dispuso de alumbrado de gas»94.

Acceder a una vivienda de la compañíaferroviaria constituía una de las prerrogati-vas que Renfe aseguraba, al menos sobre elpapel, al colectivo de trabajadores de suplantilla desde los inicios de su creación aprincipios de los años cuarenta. Se tratabade viviendas protegidas, tal y como recogeel propio Luis en el discurso de agradeci-miento que pronunció ante las autoridadesel 27 de julio de 1951 en la ciudad delPisuerga (donde alude a la gratitud comoaquella «virtud que es fácil y familiar en laCastilla recia y amiga, de la que Valladolidfuera Corte…»95) tras la inauguración de ungrupo de 64 viviendas que Renfe llevó acabo mediante un ambicioso plan a través deconvenios suscritos con el Instituto Nacio-nal de Previsión y de la Vivienda: «Francoy la Renfe nos las han legado, y en ellaspusieron un sello de protección…»96. Alacto habían asistido las autoridades civiles,militares y eclesiásticas más destacadas deValladolid97: el gobernador civil VicenteMuñoz Calero, el alcalde José González-

Regueral, el delegado sindical García Gago,el presidente de la Diputación, el vicariogeneral (en representación del arzobispoAntonio García), el fiscal superior de laVivienda, el gobernador militar generalUtrilla, un coronel de Aviación y, llegadodesde Madrid, el “todopoderoso” Luis BoixFerrer, jefe del Departamento de Personal yAsistencia Social de la Renfe, en calidad dedelegado de la Dirección General de la pro-pia compañía ferroviaria. El acto, celebradoen el patio interior de la avenida de la Esta-ción, comenzó con la bendición de los nue-vos hogares por el vicario, asistido por elpárroco de las Delicias. Siguieron tres dis-cursos dirigidos principalmente a la obrasocial de la Renfe y a la figura redentora deFranco, a cargo del gobernador civil, alcal-de y Luis Miguel González, como empleadode la compañía representando a las 64 fami-lias. Finalizó con la entrega de las llaves alos beneficiarios de las nuevas viviendas98.

Del encuentro podemos destacar la fuer-te carga sindical que llevaba implícita estetipo de manifestaciones públicas. La presen-cia de banderas nacionales y falangistas–muy propio de la década de los cuaren-ta–99, el retrato del jefe del Estado y ungigantesco escudo de España que coronabala tribuna engalanada con flores bajo unamplio toldo, contribuyen a la creación deeste escenario como uno de los principalescanales del franquismo para avivar el espíri-tu nacionalsindicalista de la clase trabajado-ra, tratando de inundar todos los espacios dela vida pública del productor. Y dicho sea depaso, estas ocasiones representaban lacoyuntura perfecta, hábilmente aprovechadapor las jerarquías que copaban el poder localy provincial, para asegurar no solo la adhe-sión de la población a la causa nacional sino

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también para manifestar y exhibir su autori-dad ante los ciudadanos.

Aparte del hogar existían otras ventajas,tales como la atención médica, las escuelasde primera enseñanza para los hijos de losagentes, los economatos con precios másasequibles, viajes gratuitos en tren, etc. Deesta manera, Renfe, como empresa pública,garantizaba una serie de beneficios socialesa sus empleados mientras el régimen se ase-guraba el control del sector y sus trabajado-res, lavando al mismo tiempo la imagenopresora con el fin de mostrar su rostro másamable, benévolo y paternalista.

Así en su alocución de 1951, nuestroferroviario ofrece una visión global delespacio que impregna Renfe a través de suobra social, educativa, asistencial, sanitaria,deportiva y religiosa:

«En el orden educativo la RENFE se pre-ocupa y desvela por la instrucción de sushijos y de los huérfanos (…) mediante la

creación de escuelas en las barriadasferroviarias o en pueblos donde la accióndel Ministerio Nacional todavía no hallegado (…), la formación técnica de losaprendices con becas para distintas pre-paraciones del hombre y la mujer que leabren camino hacia un porvenir (…)En el orden espiritual atiende con igualinterés a los propios agentes del ferroca-rril, mediante esa gran obra de ejerciciosespirituales, a la que dedica no solamen-te una atención preferente, sino una par-tida crecida en su presupuesto de gastosanuales. Complemento de esta labor sonlas conferencias religiosas que se danfrecuentemente en los centros de trabajo,donde acude voluntariamente todo o casitodo el personal; las misas que en losdías de precepto y domingos se celebranen algunas estaciones, y por último, lasbecas que tienen instituidas a favor de loshijos de los agentes que desean seguir lacarrera del sacerdocio (…)

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Discurso a cargo de Luis Miguel en la inauguración de las viviendas de la Renfe en presencia del alcaldeGonzález-Regueral (sentado, en el centro); al fondo, banderas nacionales y de Falange.

Valladolid, 27 de julio de 1951. Foto Cacho.

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En el orden deportivo (…) para ayudary alentar las actividades deportivas (…) En el orden sanitario (…) no sólo a tra-vés de sus dispensarios y sus cochesambulantes, que se trasladan de unextremo a otro de la Red para realizaruna labor preventiva, sino también ocu-pándose y preocupándose (…) de lostuberculosos (…) mediante un conciertoestablecido con los sanatorios del Esta-do (…); la visita de nuestras enfermerasa los domicilios de los agentes…»100.

“Hogar” y “trabajo” son –unidas a las de“gratitud” y “familia”–, quizá, las dos pala-bras que más veces repite Luis Miguel Gon-zález a lo largo de su discurso, junto con laexaltación de los valores católicos. En estabella disertación lírica mostramos una vezmás su sentimiento hacia estos valores, a losque considera indisolublemente unidos, y delos que de forma constante se hicieron valerel franquismo y su propaganda:

«(…) Viviendas clavadas en el regazomismo de la estación del Norte, paraque estén cerca las dos canciones fami-liares, la canción de la casa y la cancióndel trabajo, y para que juntas subanhasta el cielo, la voz mecánica, bronca yrecia de nuestras máquinas y el acentocálido y tierno de nuestras hijas y nues-tras esposas, acompañando con cancio-nes su tarea casera… para que sea elhumo de las máquinas el que vayaponiendo al correr de los años un velooscuro en sus fachadas, que sea comoun símbolo del trabajo recio y honrado,y nosotros bien sabemos que la manchadel trabajo más que una sombra o unborrón, es un orgullo101.

De los inicios de la década de los cin-cuenta se pueden destacar dos hechos rele-vantes en el mundo ferroviario peninsular.Por un lado, la puesta en marcha del “Plangeneral de modernización” que aseguraba lagestión pública de este sector, a la vez quese impulsaba la electrificación con la com-pra de varias decenas de locomotoras aInglaterra y veinte trenes automotores a Ita-lia (conocidos como TAF), y el comienzo dela explotación comercial del tren Talgo enjulio de 1950, entre Madrid y Hendaya102.

Otro aspecto no menos importante atener en cuenta viene determinado por laexistencia de otras empresas de líneas de víaestrecha que operaron en suelo castellanoantes de su integración en Feve, como es elcaso de la Compañía de FerrocarrilesSecundarios de Castilla, que discurría porTierra de Campos atravesando las provin-cias de Palencia, Valladolid, Zamora yLeón, hasta su desaparición en julio de1969. Meses más tarde el poeta y periodistaAntonio Álamo Salazar daba cuenta de la“necrológica” ferroviaria: «hacía tiempoque el tren estaba achacoso, cansado, ycomo un asmático crónico iba subiendo lossuaves repechos terracampinos, acezando,dando resoplidos, y respirando hondamen-te, como queriendo llenarse del aire tibio,limpio y puro de los ambientes castellano-leoneses de sus heredades»103.

Superadas con éxito las pruebas de acce-so a subinspector, Luis hace de nuevo lasmaletas y pone rumbo a la 17 Sección deSalamanca, en cuya estación solo trabajarápor espacio de un año. Sin duda una efemé-ride clave en su trayectoria estuvo centradaen la primavera de 1953, fecha en la quepromociona al cuerpo de inspectores104 con

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destino en Miranda de Ebro, estratégicalocalidad burgalesa situada al norte de laprovincia y «población de paso entre losgrandes centros cerealeros de la mesetacastellana y los centros consumidores deVizcaya»105. El cometido de la persona quese hallaba al frente de este complejo ferro-viario de primera magnitud –uno de los mássofisticados y completos de la época– exigíagran responsabilidad por tratarse de uno delos cruces más importantes de las comunica-ciones nacionales que conectaba las líneasMadrid-Irún y Bilbao-Zaragoza-Barcelona,facilitando «el transporte de mercancías ode viajeros hasta diecinueve capitales deprovincia, los puertos del Cantábrico y lafrontera francesa»106. No podemos olvidartampoco el hecho de que Miranda experi-mentó a lo largo del siglo XX una crecientedinamización de la vida económica y unnotable auge industrial y demográfico gra-cias a la llegada del ferrocarril en 1863 y suprivilegiado emplazamiento cerca de laslocalidades de mayor rango industrial delnorte de España.

El recién ascendido inspector residiócon su esposa en un bonito chalet edificadopor la Renfe junto al del jefe de maquinistas,al lado de la fabulosa estación “victoriana”de marquesinas con celosías de hierro queproyectara en la segunda mitad del sigloXIX el ingeniero civil inglés Charles Vigno-les.

Le concedieron varias gratificaciones a lolargo de su estancia en tierras burgalesas.Una en octubre de 1955, por su destacadalabor en los servicios extraordinarios conmotivo de las maniobras militares en lasinmediaciones de Salas de los Infantes y otra,por su decidida actuación en la extinción delincendio de varios vagones en la estación deMiranda, acaecido el 10 de marzo de 1957,

motivos que facilitaron que «su nombre figu-re en la circular de Actos Meritorios por suexcelente comportamiento»107.

En diciembre de 1958 fue elegido por laJunta de Gobierno de la Asociación Generalde Empleados y Obreros de los Ferrocarrilesde España para el cargo de vicepresidente dela Junta de zona para el cuatrienio 1959-1962. Asimismo continuó en el ejercicio desus funciones sindicales como vocal provin-cial del Sindicato de Transportes y Comuni-caciones en Burgos y enlace sindical de laRenfe y, por ser «palentino de nacimiento yde corazón»108, ocupó la presidencia de laCasa de Palencia en Miranda de Ebro.

Su carrera culminó con el ascenso, enoctubre de 1965, a inspector principal paradesempeñar la jefatura de la 65 Secciónúnica de Movimiento, de la Sexta Zona, conun radio de acción que se extendía a lo largode 246 kilómetros de trayecto entre Quinta-napalla y Vitoria (ambas inclusive), queabarcaba nueve estaciones, un cargadero ycinco apeaderos sujetos a su autoridad109.Este nombramiento, a diferencia de los car-gos anteriores que habían sido por concurso,era de libre designación y dependía directa-mente de la Dirección General, por delega-ción del Consejo de Administración de laRed110. Fue un compañero, Daniel Arteaga-beitia, jefe adjunto del Departamento dePersonal de Renfe, quien le anticipó a títuloindividual la buena nueva: «habiéndose fir-mado ya su ascenso (…) quiero comunicár-selo particular y confidencialmente antes deque reciba noticia oficial dentro de brevesdías», al tiempo que le expresaba su máscordial enhorabuena por tal distinción, «queya hace bastante tiempo venía mereciéndo-se por su probada competencia»111.

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La muerte de su esposa Beatriz el pri-mero de mayo de 1966 le sumió en una pro-funda tristeza de la que probablementenunca se recuperó, sin embargo su extraor-dinaria laboriosidad y tesón, y su decididaentrega a la actividad profesional al serviciode los ferrocarriles españoles le hicieronmerecedor del galardón nacional de “Pro-ductor Ejemplar” en 1967112. Aquel 18 dejulio acudió acompañado de su hija al pala-cio de El Pardo donde tuvo lugar la audienciaque el jefe del Estado concedió a los laurea-dos. Al solemne acto asistieron, además,Agustín Muñoz Grandes, vicepresidente delGobierno, y los ministros Secretario Generaldel Movimiento, Marina, Industria, Trabajo yAgricultura. El secretario general de Organiza-ción Sindical pronunció un discurso en el quepuso de relieve la voluntad que los galardona-dos habían mostrado a lo largo de su carrera enfavor «de la exaltación de los valores huma-nos, el progreso económico y el bienestarsocial de toda la comunidad nacional»113.

Este homenaje era uno de los máximoshonores a los que podía aspirar un trabaja-

dor en consecuencia a una meritoria trayec-toria profesional en el marco sindical. Luises uno de los once agraciados designados enEspaña en 1967 y por esto, «bien vale lapena airear esta realidad –consignaba ElDiario Palentino–, que viene nuevamente acolocar a Palencia en el primer plano de laactualidad nacional, y en esta ocasión a tra-vés del ventanal del trabajo»114. Asimismoel Estado, apoyado en la propaganda, editóun folleto donde recogió esta singular oca-sión. El texto, con un marcado tinte apolo-gético del trabajo imprimido por el régimen–no por ello desmerece la valía del ilustreinspector–, aludía en estos términos a suactuación laboral:

«Con sesenta y seis años, su carrera decuarenta y siete, está a punto de ser jubi-lado. Dicen que la nostalgia de los hom-bres del tren es dolorosísima. Mucho máslo será la de este palentino, que hace cua-renta y siete años era un simple meritorio,que veía pasar aquellos increíbles mer-

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Talgo III de color rojo y plata, destinado al tráfico de pasajeros, remolcado por la locomotora diesel “Virgendel Rosario” de la serie 352 de Renfe (en funcionamiento a partir de 1964). De espaldas, en el centro, el

inspector Luis Miguel.

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cancías y aquellos rápidos de madera, yque ahora, en el gran nudo de Miranda deEbro, podría contar un poco cómo el paísva llegando, sin demora ni adelanto, a laestación que soñaron tantos. Su propio tren no ha tenido jamás retra-so y su carrera, sin abandonar jamás eltrabajo, lo demuestra […] Ahora, Inspector principal de laRENFE, “el hombre del tren” viene arecoger el premio a la hora exacta quemarca la justicia»115.

Numerosos fueron los telegramas y car-tas enviadas por amigos, familiares e institu-ciones con objeto de felicitarle; entre otras,la Diputación Provincial de Burgos que, conPedro Carazo al frente, quiso tambiénsumarse a este reconocimiento poniendo derelieve los «excepcionales méritos humanosy profesionales»116 del homenajeado.

Mantuvo su afanosa actividad en elcargo hasta el último día de su vida laboral,gozando incesantemente «del unánime apre-cio y respeto de sus subalternos y de la con-sideración y confianza de sus compañeros yjefes»117. Antes de dar por concluidos susservicios en Renfe aun pudo ser testigo de ungran acontecimiento ferroviario en noviem-bre de 1967. Se trataba de la apertura delFerrocarril directo Madrid-Burgos por Aran-da de Duero, «una obra de accidentada his-toria iniciada casi cincuenta años antes conel señuelo de acortar 90 kilómetros la vía deMadrid a la frontera francesa»118.

Ya jubilado, le concedieron, «en aten-ción a su conducta, años de servicio y meri-torios servicios prestados en el ferrocarril»,la Medalla de Plata y el «Premio de Fideli-dad», y fue nombrado inspector principalhonorario. Meses antes, en febrero de 1968,

había sido ascendido a capitán de la Escalade Complemento Honoraria de Ferrocarri-les119, pues tras la guerra el régimen fran-quista estableció que, en caso de moviliza-ción militar (Decreto de 12 de enero de1940), todo el personal ferroviario quedarasujeto al Servicio Militar de Ferrocarrilesante la importancia que este medio de trans-porte tenía para la Defensa Nacional, que-dando autorizados, mientras durara dichasituación, al uso de uniforme y a los benefi-cios de la cartera militar.

A propuesta de los enlaces sindicales ytodos los trabajadores que componían laplantilla de la 65 Sección, diremos tambiénque el nombre de nuestro “hombre del tren”fue candidato para la concesión de la Meda-lla del Trabajo en 1968. Mediante un escritolos agentes elevaron su petición al Ministrodel Trabajo, haciendo valer, ante todo, «laformación y el espíritu Nacional Sindicalis-ta de este Camarada que siempre llegóhasta el sacrificio de su honrosa profesiónde Inspector Principal con alto espíritu detrabajo y abnegación, sin regatear honrasni sacrificios para llevar a cabo su difícilmisión»120. No tenemos constancia de noti-cia alguna favorable a este respecto, por loque pensamos que, pese a los notablesesfuerzos de sus compañeros de profesión,tal honor nunca llegó a hacerse realidad.

Se retiró de la vida activa el 1 de julio de1968, tres días antes de la inauguración del“Directo” con la asistencia de FranciscoFranco y el presidente de Renfe, LeopoldoCalvo-Sotelo, y en su querida Palencia fina-lizó el último trayecto de su vida a la esta-ción del Cielo. Consumido por una devasta-dora enfermedad, el 19 de enero de 1972falleció a los 71 años. Sus exequias atraje-ron una nutrida delegación del ámbito delferrocarril, así como muchas personas que a

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título individual vinieron desde diferentespartes de la geografía castellana dondehabía dejado huella de su propia singladura.

La pintura se había convertido en unsoporte vital para Luis sus últimos años devida. Había aprendido a pintar en la décadade los veinte, poco antes de ser trasladado aCantabria, época en la que conoce al artistagallego Lorenzo Leiro Vázquez121, esposo deuna prima suya, afincado en Palencia, dequien pudo haber asimilado la compleja téc-nica al óleo. Desde su juventud, Luis mostróinterés por las obras de los grandes geniosdel pincel que albergaban las pinacotecasque con frecuencia visitaba (el Museo delPrado era uno de sus favoritos sin lugar adudas). Aunque era autodidacta, incluyeeronen él de manera decisiva dos pintores espa-ñoles: Goya y Solana122. Retirado en su casade Palencia al cumplir por imperativo laedad de jubilación, retomó la pintura y pasa-ba la mayor parte del tiempo elaborando“óleos”, cuya afición vio materializada en«diversas exposiciones que le granjearongran estima en este campo»123, que ofrecióen la capital del Carrión y en diversos luga-res de la provincia. Su última exposicióntuvo lugar, bajo el título “Óleos de LuisMiguel González”, en la Oficina de Informa-ción de la Delegación provincial de Informa-ción y Turismo de la calle Mayor, en marzode 1971, pocos meses antes de su muerte,donde expuso 24 cuadros124. La muestra,cuya inauguración acaeció el sábado 13 demarzo, permaneció abierta hasta el día 21 yestuvo muy concurrida por el público.

Entre sus obras predominaba la temáticapaisajística, lugares pintorescos de la pro-vincia de Palencia (Aguilar de Campoo,Arbejal, Frómista) y el valle de Iguña (SanVitores, Las Fraguas, Helecha, el Pozo de laLadrona), alguna marina de gran calidad,

bodegones y pequeños cuadros de ambientefloral. Sus composiciones, abiertas al parajenorteño por la predilección que manifiestasobre esta zona de la provincia, se reflejanen el sinfín de lienzos que compuso con elpantano, el bosque o la montaña como pro-tagonistas, destacando «por su sencillez enla expresión y los tonos, que imprimen a suobra una apacibilidad y un encanto nota-bles (…) y en la que se enraízan vocación,sensibilidad y oficio»125.

Honesto y conciliador, «durante su vida–recogía la prensa local en sus páginas– sedistinguió por su espíritu abierto y su afablecarácter»126. Hasta el final de sus días man-tuvo despierto su buen humor y su inquietudhacia los avances en el espacio ferroviario,

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Una de sus aficiones era la pintura al óleo. Miranda de Ebro, hacia 1968.

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la lectura reposada y la pintura, innatapasión que siempre cultivó con gran interésy devoción.

CONCLUSIONESLa dilatada trayectoria profesional de

Luis Miguel González en los ferrocarrilesespañoles, primero en la Compañía delNorte (1919-1940) y después en Renfe(1941-1968), a su paso por algunas de lasestaciones de Castilla –a excepción de losdiez “intensos” años que reside en Canta-bria–, de especial relevancia como Vallado-lid o Miranda de Ebro, esta última dondeestuvo casi quince años al frente de la Ins-pección, nos da una idea de la capacidad detrabajo y dedicación de un hombre que vivióunido siempre a esta tierra, a la que amabaprofundamente.

Participar de una ideología de derechascon anterioridad a julio de 1936 y ser mili-tante y, al mismo tiempo, propagandista deFalange Española al estallar el Movimiento,fueron requisitos que acrecentaron un estí-mulo vocacional sustentado por una fuerteconvicción ideológica, condiciones que sinduda alguna se vieron reforzadas ante elagravamiento de su experiencia personaloriginada por los trágicos sucesos vividosen Cantabria durante la Guerra Civil: la pér-dida de empleo, la persecución sufrida porla FAI, el asesinato de su amigo Quintial, ladetención y confinamiento de su esposa enla cárcel de Santander...

Por otro lado observamos el escaso inte-rés que nuestro personaje muestra por lapolítica antes de la sublevación militar. Sinembargo, su permanencia en FET y de lasJONS tras el decreto de unificación le posi-bilita ocupar entre 1937 y 1939 los cargosde jefe local del Movimiento –conllevaba

una gran carga y significación política– yjuez municipal durante el más incipientefranquismo en Arenas de Iguña. A pesar detodo nunca dejó de sentirse identificado conlas inquietudes sociales, sindicales y cultu-rales, como manifestó y demostró en múlti-ples ocasiones.

Sus convicciones religiosas, netamentemarcadas por la impronta del catolicismosocial, le condujeron hasta Acción Católica,desde donde impulsó y acrecentó su femediante encuentros formativos y religio-sos. En esta misma línea también supo con-jugar apostolado y ferrocarril a través de suactividad en las hermandades ferroviarias,entendidas como una forma de asociacionis-mo con un acentuado carácter religioso.

Tras la guerra, el bando vencedor llevó acabo una fuerte represión, con la consi-guiente depuración ideológica en todos losniveles de la sociedad, particularmente enlas administraciones públicas y organismosdel Estado. Luis fue depurado por la Com-pañía del Norte y readmitido sin sanciónalguna a su puesto de trabajo debido a lacarencia de antecedentes políticos en su his-torial que le vincularan de alguna forma conel Frente Popular. Su temprana condición defalangista y su inclinación hacia la consecu-ción de la revolución nacionalsindicalista–es probable que además viera con buenosojos el advenimiento del régimen de Franco,simpatía que se consuma de forma efectivahacia la figura del propio caudillo–, fueroncircunstancias que, unidas a un rápidoaprendizaje y rigor en la ejecución de todossus proyectos, pudieron facilitar a la postresu ascenso y promoción en la escala ferro-viaria y una mejor conexión con los ámbitossindicales e institucionales en la décadasiguiente.

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En la Palencia de posguerra, la difícildécada de los cuarenta, y al amparo delnuevo Estado, desarrolló la etapa más inten-sa de su vida pública y social en el marcodel nacionalsindicalismo, simultaneando suactividad municipal con la profesional:vocal provincial y, más tarde, jefe de la Sec-ción Social del Sindicato de Transportes dePalencia, enlace sindical en la Renfe, direc-tivo de la Hermandad Ferroviaria de laSagrada Familia y concejal en el ayunta-miento (1947-1949). Algunos puestos fue-ron de indiscutible relevancia en la vidalocal de la urbe. Precisamente era jefe deestación en Palencia cuando asumió esteúltimo cargo, por lo que ya gozaba de unaadecuada posición socioeconómica en elentorno más influyente de la ciudad.

Uno de sus propósitos siempre fuepotenciar la cultura desde las propias insti-tuciones. Cierto es que la actividad públicade nuestro protagonista en el consistoriopalentino fue fugaz –abandonó a los dosaños las tareas municipales tras las eleccio-nes municipales de 1948 y el establecimien-to de los nuevos ayuntamientos orgánicos–,y su capacidad de decisión, si exceptuamossu labor como vocal en la Comisión de Cul-tura y como representante municipal en laJunta de Colocación Obrera, probablementecareciese de un peso específico dentro de lasdelegaciones de la propia alcaldía. Sinembargo supo llevar su plurifacetismo ybuen hacer más allá de la esfera política,hacia otros ámbitos distintos como el delconocimiento en sus más variadas formas,cuestión por la que siempre sintió especialpreocupación y con la que mantuvo un firmecompromiso desde una triple vertiente:artística-pictórica, literaria y religiosa. Suspropuestas, racionales y coherentes, fruto dela madurez intelectual propia de una perso-

na culta y respetada por sus muchos años deentrega laboral, encontraron siempre cabidaen el seno de los colectivos a los que estuvovinculado.

Cultivó el arte a través de la pintura yfomentó la cultura a partir de dos escenariosmuy dispares, demostrando una vez más unaimportante facultad de adaptación: por unlado, desde los resortes del poder –comogestor en el ayuntamiento– y, por otro,mediante la simple representación de obrasteatrales con muchachos del barrio, a pie decalle, a los que instruía con sabios consejospara la vida mientras ponía en práctica conellos divertidas comedias de los hermanosÁlvarez Quintero, Jacinto Benavente oEduardo Marquina.

Su palentinismo, puesto de manifiestoen no pocas ocasiones, traspasó siempreumbrales de toda índole, representando a sutierra en Miranda de Ebro como presidentede la Casa de Palencia durante muchos años.Pero quizá la mejor muestra de su apego a laprovincia es el testimonio de su propia obrapictórica, en la que abordó la temática pai-sajística de los «horizontes abiertos» deCastilla, haciendo valer el rico y diversopatrimonio natural y cultural de la Palenciade ayer, de hoy y de siempre.

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NOTAS+ Agradezco a los profesores de la Universidad de

Valladolid Jesús María Palomares Ibáñez, RafaelSerrano García, Pablo García Colmenares, MauricioHerrero Jiménez, Margarita Torremocha Hernández,Beatriz Torres Serna y Domingo García Ramos suscomentarios al hilo de la investigación, especialmen-te a la profesora Pilar Calvo Caballero, que se prestócon generosidad a leer y revisar el manuscrito.

1 El Diario Palentino, 15-03-1971.2 Cf. Pilar CALVO CABALLERO, Asociacionismo en

Palencia durante el Franquismo, Valladolid: Edicio-nes Universidad de Valladolid: Instituto Universita-rio de Historia Simancas, 2015, pp. 175-176.

3 El Diario Palentino, 23-07-1967.4 ADIF. Dirección de Recursos Humanos, Jefatu-

ra de Seguridad Social y Personal Pasivo, expedien-te personal de MIGUEL GONZÁLEZ, Luis.

5 Tanto sus padres como sus abuelos eran natura-les de Cuenca de Campos, en la provincia de Valla-dolid. Cf. Registro Civil de Alar del Rey (Palencia),sección 1ª (nacimientos), tomo 14, fol. 41.

6 Pascual MADOZ, Diccionario geográfico-estadísti-co-histórico de España y sus posesiones de Ultramar,tomo I, Madrid, 1846, voz: Alar del Rey, pp. 196-197.

7 Entrevista a María Luisa González Miguel (08-03-2014).

8 Ídem.9 Archivo particular de Luis Miguel González (en

adelante, APLMG), carpeta temática núm. 2 Activi-dades públicas. Borrador del escrito presentado a lasautoridades nacionales, fechado en Burgos a 8 defebrero de 1937.

10 Reseña escrita en la clásica revista del ferroca-rril: Vía Libre, nº 46, octubre de 1967.

11 David LENTISCO FLORES, Cuando el camino sehace hierro. Historia del ferrocarril en España,Madrid: Alianza, 2005, p. 183.

12 Ley de Ferrocarriles de 23 de noviembre de1877 (capítulo VI, artículo 43), Madrid: ImprentaCentral de los Ferrocarriles, 1905, p. 17.

13 Julio SENADOR GÓMEZ, Castilla en escombros:las leyes, las tierras, el trigo y el hambre (1915),Valladolid: Ámbito, 1993, pp. 268-269.

14 A este respecto, para la profesión de guardesa yel papel desempeñado por la mujer en los ferrocarri-les puede consultarse: Esmeralda BALLESTEROS DON-CEL, “La construcción del empleo ferroviario como

una profesión masculina, 1857-1962” en Lina GÁL-VEZ MUÑOZ y Carmen SARASÚA GARCÍA (ed. lit.),¿Privilegios o eficiencia? : Mujeres y hombres en losmercados de trabajo, Alicante: Universidad de Ali-cante. Servicio de Publicaciones, 2003, pp. 335-355.

15 José Javier VÉLEZ CHAURRI, “La estación deferrocarril de Miranda. Una estación victoriana en laribera del Ebro” en Ramón OJEDA SAN MIGUEL y JoséJavier VÉLEZ CHAURRI (coords.), Miranda: Historia yferrocarril, Miranda de Ebro: Instituto Municipal deHistoria, 1993, p. 32.

16 La reseña biográfica recogida en la prensa local(El Diario Palentino, 23-07-1967) nos dice que tra-bajó también en Venta de Baños, pero otras fuentesno mencionan nada a este respecto y el propio Luistampoco deja constancia de este dato en ninguno desus escritos (cf. ADIF. Dirección de RecursosHumanos, Jefatura de Seguridad Social y PersonalPasivo, expediente personal de Miguel González,Luis).

17 Archivo parroquial de Santa Marina (Palencia),libro de matrimonios (1921-1931), f. 37v.

18 Para una mayor profundización sobre el Estatu-to Ferroviario de 1924 puede verse: José BERMEJOVERA, Régimen jurídico del ferrocarril en España(1844-1974), Madrid: Tecnos, 1975, pp. 100-114.Miguel MUÑOZ RUBIO, RENFE (1941-1991): mediosiglo de ferrocarril público, Madrid: Luna, 1995, pp.32-37. Nociones básicas ferroviarias [Autor,RENFE], Barcelona: Marcombo, 2008, pp. 47-49.

19 El Diario Palentino, 02-05-1966.20 Entrevista a María Luisa González Miguel (08-

03-2014).21 Pionero de la automática, es famoso por paten-

tar un dispositivo de control remoto (el telekino) yconstruir la primera máquina capacitada para tratarrigurosamente una situación determinada del juegode ajedrez. A él se debe también la realización de undirigible funicular y el primer transbordador sobre elrío Niágara. Su reconocida fama internacional en elcampo de la Ciencia le hizo merecedor de varioshonores y premios. En 1918 rechazó el cargo deministro de Fomento y murió octogenario en Madriden 1936, ya iniciada la Guerra Civil.

22 José AJURIA RUIZ (coord.), Patrimonio ferrovia-rio de Cantabria: inventario del material ferroviarioque prestó servicio en la Comunidad Autónoma deCantabria, Santander: Centro de Investigación delMedio Ambiente. Consejería de Medio Ambiente,2008, p. 18.

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23 El escritor José María de Cossío plasmaba acer-tadamente su visión sobre Silió al expresar que «suvoz desgarrada por las ramas de nuestros bosques,empapada de la gris humedad de nuestras nieblas,lleva en desgarraduras y adherencias girones denuestro paisaje y de nuestro espíritu». José María deCOSSÍO Y MARTÍNEZ FORTÚN, “Evaristo Silió”, en LaRevista de Santander, 1 (1930), tomo 2, p. 44.

24 Estos versos pertenecen a “Una fiesta en mialdea” de la obra Desde el Valle, compuesta por Eva-risto Silió en 1868.

25 «Más allá del cual alza la Naturaleza los rudosbastiones con que le plugo defender a Cantabria, ycuyas revueltas y ahogadas golas cierra cuando leplace en un breve intervalo de sol a sol con insupe-rable relleno de apretada nieve». “La cuenca delBesaya”, en la obra Costas y Montañas (libro de uncaminante), 1871. Amós de ESCALANTE, Obras esco-gidas de don Amós de Escalante / Estudio prelimi-nar de Marcelino Menéndez Pelayo, vol. 1, Madrid:Atlas, 1956, p. 455.

26 El Pico Jano es una cima culminante de la cor-dillera cantábrica sobre la cuenca del Besaya, en elmunicipio de Bárcena de Pie de Concha.

27 Amós de ESCALANTE, op. cit. p. 22. “En Val-de-Iguña”, en el poema En la Montaña, publicado en1890.

28 Entrevista a María Luisa González Miguel (08-03-2014).

29 Ídem.30 Jesús GUTIÉRREZ FLORES, Guerra Civil en Can-

tabria y pueblos de Castilla, vol. 1, Santander:Libros en red, 2006, p. 11.

31 Miguel Ángel SOLLA GUTIÉRREZ, La sublevaciónfrustrada: los inicios de la Guerra Civil en Canta-bria, Santander: Universidad de Cantabria, 2005, p.21.

32 Entrevista a María Luisa González Miguel (08-03-2014).

33 Existe un bello poema –del que Luis y Beatrizconservan copia manuscrita en su domicilio– que elautor compuso en Santander el 30 de junio de 1938titulado “Historia de un Viejo Capitán”, recogido ensu antología poética póstuma de temática hogareña-íntima, dedicado a su hija Mary a modo de felicita-ción por su santo, que habla de las adversidades quesu familia sufrió en el transcurso de la Guerra Civil.Pedro BUEY ALARIO, “Desde mi remanso de EusterioBuey Alario: Semblanza biográfica de EusterioBuey Alario”, en Publicaciones de la Institución

Tello Téllez de Meneses (en adelante PITTM), 28(1969), p. 182.

34 Jesús GUTIÉRREZ FLORES, op. cit., vol. 1, pp.158-165. En el municipio de Molledo, este autorcifra en 4 las víctimas bajo dominio republicano y28 las del franquismo. Para la represión republicanaen Molledo, véase de este mismo autor: Guerra Civilen Cantabria y pueblos de Castilla. Relación de víc-timas en Cantabria y pueblos de Castilla-León, vol.2, Santander: Libros en red, 2006, pp. 527-528; ypara la represión franquista en el mismo municipiocántabro, pp. 563-565.

35 APLMG, carpeta núm. 2 Actividades públicas.Borrador del escrito presentado a las autoridadesnacionales, fechado en Burgos a 8 de febrero de 1937.

36 Centro Documental de la Memoria Histórica deSalamanca (en adelante, CDMH), Archivo de laDepuración Ferroviaria (en adelante, ADF), Renfe.Caja 269, Compañía del Norte, Reingreso sin san-ción, expediente nº 9.410, MIGUEL GONZÁLEZ, Luis.

37 Ídem.38 Archivo General de la Administración de Alca-

lá de Henares (en adelante, AGA), Interior. Caja2919. Informe de la Comisaría del Cuerpo Generalde Policía de Palencia que recoge el historial políti-co de Luis Miguel González, 2 de abril de 1947.

39 CDMH, ADF, Renfe. Caja 269, expediente nº9.410, MIGUEL GONZÁLEZ, Luis.

40 Ídem.41 APLMG, carpeta núm. 2 Actividades públicas.

Borrador del escrito presentado a las autoridadesnacionales, fechado en Burgos a 8 de febrero de1937.

42 Jesús GUTIÉRREZ FLORES, op. cit., vol. 2, p. 528;entrevista a María Luisa González Miguel (08-03-2014). La entrevistada recuerda haber oído de jovenque el señor Quintial fue arrojado desde el faro deSantander, circunstancia que Gutiérrez Flores norecoge en su obra. Sin embargo sí anota que este fue«sacado de la cárcel de Santander», cuyo falleci-miento en todo caso por muerte violenta ocurrió el25 de enero de 1937.El propio Luis recoge en la declaración jurada que

Antonio Quintial fue detenido el 23 de enero y ase-sinado por los mismos sujetos que intentaron apre-sarle a él. CDMH, ADF, Renfe. Caja 269, expedien-te nº 9.410, MIGUEL GONZÁLEZ, Luis.

43 APLMG, carpeta núm. 2 Actividades públicas.Borrador del escrito presentado a las autoridades

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nacionales, fechado en Burgos a 8 de febrero de1937.

44 Ídem.45 Ídem.46 CDMH, ADF, Renfe. Caja 269, expediente nº

9.410, MIGUEL GONZÁLEZ, Luis. Declaración juradade Luis Miguel. Palencia, 27 de enero de 1941.

47 Ídem.48 Ídem.49 APLMG, carpeta núm. 2 Actividades públicas.

Nombramiento de la Presidencia de la AudienciaProvincial de Santander para el cargo de juez muni-cipal, fechado en Santander a 5 de noviembre de1937, II Año Triunfal.

50 CDMH, ADF, Renfe. Caja 269, expediente nº9.410, MIGUEL GONZÁLEZ, Luis. Declaración juradade Luis Miguel. Palencia, 27 de enero de 1941.

51 Boletín del Movimiento de Falange EspañolaTradicionalista y de las JONS, núm. 18, 15-04-1938,Secretaría General, Circular núm. 28, “sobre admi-sión de adheridos y militantes en FET y de lasJONS”. «El carácter de militante se acreditarámediante carnet y sólo podrá ser reconocido cuandoel que aspire a él haya cumplido las siguientes con-diciones: a) demostración de haber pertenecido aFalange Española de las JONS, a Comunión Tradi-cionalista o a las otras entidades integradas en lanueva organización política; b) aceptación resueltade la disciplina y de los fines del Movimientomediante la conducta decididamente acorde con losdeberes que contrae el militante, es decir, obedien-cia a la jerarquía», pp. 221-222.

52 Ídem.53 A través de una consulta el profesor de la Uni-

versidad de Valencia, Julián Sanz Hoya, nos señalaque casi toda la documentación sobre jefes localesque se transmitió a la Delegación Nacional de Pro-vincias de FET-JONS, conservada actualmente en elArchivo General de la Administración de Alcalá deHenares, es posterior al final de la Guerra Civil,motivo que explica la ausencia de información sobreel periodo de Luis Miguel González al frente de laJefatura local de Arenas.

54 Julián SANZ HOYA, La construcción de la dicta-dura franquista en Cantabria. Instituciones, perso-nal político y apoyos sociales (1937-1951), Santan-der: Ediciones de la Universidad de Cantabria;Ayuntamiento de Torrelavega, 2008, pp. 237-238.

55 “La depuración del personal ferroviario durante

la Guerra Civil y el Franquismo (1936-1975): datosde un proyecto en marcha” [Archivo HistóricoFerroviario. Fundación de los Ferrocarriles Españo-les; Miguel MUÑOZ RUBIO, Raquel LETÓN RUIZ, Leti-cia MARTÍNEZ GARCÍA, Francisco POLO MURIEL], enQuinto Congreso de Historia Ferroviaria, Palma deMallorca, octubre 2009, p. 8.De los 25.428 trabajadores depurados en Norte,

13.628 fueron sancionados, mientras que 11.800reingresaron sin sanción al sector ferroviario. Art.cit., p. 13. La tipología de sanciones impuestas porNorte al personal readmitido fue variada: censuraescrita, traslado de residencia, traslado de servicio,degradación de categoría, inhabilitación y posterga-ción para el ascenso. Ibídem, p. 14. También en Fran-cisco POLO MURIEL, “La depuración del personalferroviario de la Compañía de los Caminos de Hierrodel Norte de España, 1936-1943”, en Sexto Congre-so de Historia Ferroviaria, Vitoria, 2012, pp. 1-27.

56 Cf. Archivo Histórico Ferroviario, E/94/04.Archivo de Personal de Las Matas (Madrid). Fiche-ro General de la Depuración del Personal Ferrovia-rio, MIGUEL GONZÁLEZ, Luis; El expediente completoen: CDMH, ADF, Renfe. Caja 269, expediente nº9.410, MIGUEL GONZÁLEZ, Luis.

57 CDMH, ADF, Renfe. Caja 269, expediente nº9.410, MIGUEL GONZÁLEZ, Luis. Escrito del inspectorprincipal dirigido al juez instructor de Depuraciónde Personal, sr. Eleta. Valladolid, 7 de febrero de1941.

58 Ibídem. Informe del comandante del puesto dela Guardia Civil de Molledo. Molledo, 13 de febrerode 1941.

59 Ley de Bases de Ordenación Ferroviaria y delos Transportes por Carretera de 24 de enero de1941, BOE, 28 de enero de 1941. Miguel MUÑOZRUBIO, RENFE (1941-1991): medio siglo de ferroca-rril público, Madrid: Luna, 1995, pp. 82-96. Renfequedaba definida como una entidad de DerechoPúblico con personalidad jurídica propia y distintade la del Estado, con plena autonomía en su funcio-namiento administrativo sin sujetarse a la Ley deAdministración y Contabilidad del Estado.

60 Archivo Municipal de Palencia (en adelante,AMP), Padrón Municipal de habitantes, año de1940, libro del Distrito del Mercado Viejo, f. 140. Elcenso, elaborado en diciembre, nos indica que lafamilia residía en Palencia hacía dos años, pero locierto es que llevaban solo uno, a pesar de que Luisya había estado en la ciudad entre marzo y agosto de1937, tras su huida de Cantabria. La sección 18 del

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distrito 4º comprendía las siguientes calles: avenidade Calvo Sotelo, Regimiento Villarrobledo, Herma-nos Madrid, Herrén de San Pablo, Pastores (númerospares), Cuartel de San Fernando, plaza de San Pablo,plaza de España y avenida de Simón Nieto.

61 APLMG, carpeta núm. 2 Actividades públicas.Documento mancomunado. Miranda de Ebro, 30 deagosto de 1968.

62 Pilar CALVO CABALLERO, op. cit., pp. 135-137.63 Boletín del Movimiento de Falange Española

Tradicionalista y de las JONS, núm. 294, 01-04-1946, “Elección de procuradores sindicales en Cor-tes y vocales de las Juntas Sociales y Económicas delos Sindicatos Nacionales”; El Diario Palentino, 19-03-1946.

64 Trabajo, diario publicado por la DelegaciónProvincial de Sindicatos de Palencia, SeccionesSociales, 1 de agosto de 1946, p. 6.

65 ABC, 01-12-1946.66 Solís llegará a ser delegado nacional de Sindi-

catos en 1951 y ministro Secretario General delMovimiento entre 1957 y 1969.

67 Trabajo, diario publicado por la DelegaciónProvincial de Sindicatos de Palencia, 1 y 15 dediciembre de 1946. “Lo que dice un congresistapalentino”. Carta de Luis Miguel González dirigidaa la Vicesecretaría provincial de Ordenación Social.

68 Cf. Pablo GARCÍA COLMENARES, “Fracaso delSindicato Vertical (1936-1958)” en Pablo GARCÍACOLMENARES (coord.), Historia y memoria de laGuerra Civil y primer franquismo en Castilla yLeón, Valladolid: Secretariado de Publicaciones,Universidad de Valladolid, 2007, pp. 193-220.

69 Cf. Pilar CALVO CABALLERO, op. cit., p. 242,anexo I, relación de Asociaciones voluntarias inscri-tas en el Registro del Gobierno Civil de Palencia.

70 Diez años de apostolado en el ferrocarril:1946-1956. Memoria, [Madrid?]: Federación Nacio-nal de Hermandades Ferroviarias Católicas de laSagrada Familia, s/f [1956?], p. 1.

71 Ibídem, pp. 8-9.72 García Germán, nacido en Palencia en 1909 e

ingeniero industrial, fue alcalde de la ciudad entre1947 y 1952. Falleció en accidente de tráfico cercade Vitoria en 1959. AGA, Interior. Caja 2919.

73 Ídem.74 Habrá que esperar a la Ley de Bases de Régi-

men Local de 17 de julio de 1945, publicada en elBOE el 18 de julio, que regula el funcionamiento de

los ayuntamientos orgánicos a partir de 1949, cuyoprimer objetivo era “la institucionalización de lavida local franquista”, dando por finalizadas lascomisiones gestoras. Mónica FERNÁNDEZ AMADOR,“Las elecciones municipales del tardofranquismo enAlmería: ¿Representatividad o ficción?”, en CarlosNAVAJAS ZUBELDÍA y Diego ITURRIAGA BARCO(coords.), Crisis, dictaduras, democracia: I Congre-so Internacional de Historia de Nuestro Tiempo,Logroño: Universidad de La Rioja, 2008, p. 268.

75 Domingo GARCÍA RAMOS, Instituciones y vidapolítica durante la guerra civil y el Franquismo.Palencia (1936-1975). Tesis doctoral, UNED, 2003,p. 537.

76 Secretario local del Movimiento en Palenciacapital entre 1946 y 1950.

77 Cf. Pedro Miguel BARREDA MARCOS, “Periódi-cos y periodistas. José Alonso de Ojeda”, en PITTM,67 (1996), pp. 379-432. Alonso de Ojeda dirigió ElDiario Palentino durante más de cuarenta y cincoaños. En 1977 se haría cargo de la dirección delperiódico Antonio Álamo Salazar, periodista de for-mación, yerno de Luis Miguel González al contraermatrimonio con su hija en 1951 en la ciudad dePalencia.

78 Domingo GARCÍA RAMOS, Instituciones palenti-nas durante el Franquismo. Palencia: Diputación dePalencia, 2005, p. 292. Falange Española desapareció como formación

política independiente tras el decreto de unificación(abril de 1937), y pasó a denominarse FET y de lasJONS, una especie de conglomerado que albergabaen su seno familias políticas de procedencia dispar:falangistas –de corte republicano–, monárquicosalfonsinos, católicos, tradicionalistas y carlistas. Deahí los problemas que derivaron en enfrentamientosdentro del partido.

79 APLMG, carpeta núm. 2 Actividades públicas.Escrito mecanografiado de Luis Miguel, que a modode curriculum envía al delegado provincial de Sindi-catos de Burgos y comisión encargada de la adjudi-cación del Premio al Productor Modelo, Miranda deEbro, 11 de junio de 1967.

80 AGA, Interior. Caja 2919. Informe elaboradopor la Jefatura Provincial del Movimiento de Palen-cia que recoge los antecedentes políticos de LuisMiguel González, 31 de marzo de 1947 (rubricadopor Enrique González Royuela, quien fuera subjefeprovincial del Movimiento, delegado provincial delSEM y director de Radio Palencia).

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81 Domingo GARCÍA RAMOS, Instituciones palenti-nas..., op. cit., p. 371.

82 APLMG, carpeta núm. 2 Actividades públicas.El carnet de militante –núm. nacional 12.752, núm.provincial 1.359 y núm. local 230– muestra al dorsoel escueto historial de Miguel González, Luis.

83 Domingo GARCÍA RAMOS, Instituciones palenti-nas..., op. cit., p. 290.

84 APLMG, carpeta núm. 2 Actividades públicas.Ayuntamiento de Palencia, Secretaría General, nom-bramiento como vocal de la comisión de Beneficen-cia, Cultura y Acción Social, Palencia, 15 de abril de1947 (rubricado por el alcalde Fulgencio GarcíaGermán); El Diario Palentino, 15-04-1947, “Consti-tución del nuevo Ayuntamiento de la ciudad. Tomade posesión del alcalde don Fulgencio García Ger-mán, tenientes de alcalde y gestores”, p. 2.

85 AMP, Actas Municipales, 10 de febrero de1949, f. 83. Enrique ORDUÑA REBOLLO, “La adminis-tración local e institucional. El Ayuntamiento:gobierno y acción administrativa”, en Pablo GARCÍACOLMENARES, Javier MORENO LÁZARO y José LuisSÁNCHEZ GARCÍA (coords.), Historia de Palencia:siglos XIX y XX, Valladolid: El Norte de Castilla,1996, p. 215.

86 AMP, Actas Municipales, 1 de julio de 1947, f.143. Las obras de los nuevos depósitos de aguaspotables incluían la mejora de sus accesos, el desa-güe de fondos de los decantadores y la instalación dela depuración bacteriológica.

87 Ibídem, 10 de febrero de 1949, f. 93. Se trata deun balance de la gestión realizada entre 1947 y 1949,pocos días después de constituirse el nuevo equipode gobierno municipal.

88 Boletín Oficial de la Provincia de Palencia, nº44, 12-04-1948.

89 Finalmente el edificio fue terminado en 1957con un coste total superior a los ocho millones depesetas financiado por el Estado. Veinte años de pazen el Movimiento Nacional bajo el mando de Fran-co. Provincia de Palencia (1959), Industrias Gráfi-cas Diario-Día, Palencia, sin paginación.

90 AMP, Actas Municipales, 31 de marzo de 1948,fols. 25v y 26.

91 Era la primera medalla que se otorgaba desde sucreación en 1941, con el objeto de premiar y distin-guir a las personas merecedoras de tal galardón porlos «excepcionales beneficios que hubieran reporta-do a Palencia». Ibídem, 18 de julio de 1948, fol. 38v.

92 Ídem.93 Las breves reseñas biográficas halladas en pren-

sa revelan que estuvo seis años al frente de su cargode concejal en el ayuntamiento de Palencia, datoerróneo que difiere de las propias fuentes documen-tales (Actas Municipales) y de estudios relevantespara Palencia como constata Domingo GARCÍARAMOS, Instituciones palentinas..., op. cit., p. 499.Sólo permaneció en el consistorio dos años, entreabril de 1947 y febrero de 1949, pues su cese tras laselecciones de 1948 y su traslado a Valladolid leimpiden, en cierto modo, proseguir en el desempeñode sus funciones públicas.

94 Gonzalo GARCIVAL, Tesoros de España: Esta-ciones de Ferrocarril, Madrid: Espasa Calpe, 2000,p. 54.

95 APLMG, carpeta núm. 1 Documentos Renfe.Cuartillas del discurso pronunciado el 27 de julio de1951 por Luis Miguel González en la inauguraciónde 64 nuevas viviendas de la Renfe. Valladolid, sinfecha [julio de 1951].

96 Ídem.97 Para un estudio del funcionamiento de los ayun-

tamientos orgánicos en Valladolid durante el fran-quismo véase Jesús Mª PALOMARES IBÁÑEZ, “Laselecciones de la Democracia Orgánica. El Ayunta-miento de Valladolid (1951-1971)”, en Investigacio-nes Históricas, 25 (2005), pp. 211-262.

98 El Norte de Castilla, 27-07-1951, “Ayer seinauguraron 64 viviendas para agentes ferroviarios,en Valladolid”, pp. 1-2.

99 En aquel momento, aunque FET y de las JONStenía destacada presencia en el Gobierno, su poderya estaba mermado desde la llegada de varios minis-tros católicos a los nuevos gobiernos de concentra-ción formados por Franco, favoreciendo así que con-tinuara el auge del nacionalcatolicismo durante loscincuenta hasta el final de la década, cuando empie-za el dominio de los tecnócratas.

100 APLMG, carpeta núm. 1 Documentos Renfe.Cuartillas del discurso pronunciado el 27 de julio de1951 por Luis Miguel González en la inauguraciónde 64 nuevas viviendas de la Renfe. Valladolid, sinfecha [julio de 1951].

101 Ídem.102 Nociones básicas ferroviarias, op. cit., p. 50.103 “Oración fúnebre en las exequias del ferroca-

rril Secundario de Castilla”: Antonio ÁLAMO SALA-ZAR, Tierra para la Esperanza: impresionario desde

“Horizontes abiertos” en los ferrocarriles de Castilla: trayectoria del Inspectorprincipal de la Renfe Luis Miguel González (Alar del Rey, 1900- Palencia, 1972)

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los “Campos Góticos”, Palencia: Imprenta delSagrado Corazón Santo Domingo, 1970, pp. 101-102.

104 APLMG, carpeta núm. 1 Documentos Renfe.Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles, Direc-ción, P. D. núm. 4- 404/4ª, ascenso (concurso con-vocado en 5 de abril de 1952), Madrid, 18 de marzode 1953.

105 Ramón OJEDA SAN MIGUEL (coord.), Historia deMiranda de Ebro, Miranda de Ebro, 1999, p. 255.

106 La evolución urbana de Miranda de Ebro y surelación con el ferrocarril [Junta de Castilla y León,Consejería de Obras Públicas y Ordenación delTerritorio, Dirección General de Urbanismo y MedioAmbiente], Valladolid, 1986, p. 49.

107 APLMG, carpeta núm. 1 Documentos Renfe.Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles, 6ªZona, Jefatura de Explotación y Comercial, AP. 12-2-15-13961, Bilbao, 30 de abril de 1957.

108 Vía Libre, nº 46, octubre de 1967.109 Museo del Ferrocarril de Madrid. Biblioteca

Ferroviaria. IIIF 1398, Dirección de Explotación deRenfe, División de la red en zonas y secciones demovimiento, Circular general nº 1, 1973, 6 pp.

110 APLMG, carpeta núm. 1 Documentos Renfe.Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles, Direc-ción General, P. D. núm. 4-3384/4ª, ascenso (libredesignación), Madrid, 8 de octubre de 1965.

111 Ibídem, carpeta núm. 3 Correspondencia pri-vada. Carta de Daniel Arteagabeitia a Luis MiguelGonzález, en la que le informa de su ascenso a ins-pector principal, Madrid, 18 de octubre de 1965.

112 La noticia se recoge ampliamente en Pueblo,18-07-1967, pp. 8-10; Madrid, 18-07-1967.

113 El Diario Palentino, 19-07-1967. 114 Ibídem, 21-07-1967.115 El Mundo del Trabajo, con Franco. 18 de Julio

en El Pardo [Folleto editado por los Órganos Cen-trales, conteniendo información gráfica relativa a laentrega de premios a Empresas y Productores Ejem-plares del año 1967], Madrid: Vicesecretaría deOrdenación Social, 1967, p. 27. El contenido deldiploma transmitía el siguiente mensaje: «FranciscoFranco Bahamonde, Jefe Nacional del Movimiento,por cuanto, el Productor Luis de (sic) Miguel Gon-zález con sus virtudes ciudadanas y su comporta-miento personal dirigido al mejor servicio de la pro-ducción y de España, ha sabido hacer viva realidadlos postulados de hermandad con sus compañeros, y

de solidaridad en la comunidad española, coope-rando al logro de una nación más próspera, y a pro-puesta de la Organización Sindical, vengo en otor-garle en señal de honor, el título de Productor Ejem-plar, con los derechos y deberes inherentes almismo. Dado en Madrid, a 18 de Julio de 1967».

116 APLMG, carpeta núm. 2 Actividades públicas.Diputación Provincial de Burgos, Negociado-Proto-colo, nº 293, documento que recoge la felicitación dela corporación provincial reunida en sesión plenariacelebrada el 19 de julio, Burgos, 29 de julio de 1967.

117 Vía Libre, nº 46, octubre de 1967.118 Gonzalo GARCIVAL, op. cit., p. 45.119 APLMG, carpeta núm. 1 Documentos Renfe.

Servicio Militar de Ferrocarriles, Jefatura, Ascenso acapitán de la ECHF, Madrid, 15 de febrero de 1968;BOE, 13 de febrero de 1968.

120 Ibídem, carpeta núm. 2 Actividades públicas.Documento mancomunado suscrito por los enlacessindicales y agentes ferroviarios de la 65 Secciónpara proponer el nombre del inspector principal LuisMiguel González para la concesión de la Medalladel Trabajo, Miranda de Ebro, 30 de agosto de 1968.

121 Natural de Cambados (provincia de Ponteve-dra), había contraído matrimonio con Paula Fernán-dez Rico, una castellana de Tierra de Campos. Topó-grafo de profesión, Leiro Vázquez participó deforma notable en las exposiciones de pintura cele-bradas en La Coruña (1923), Santiago de Composte-la (1926) y Palencia (1928), ciudad, esta última, enla que murió hacia 1941. (Agradecemos la informa-ción a nuestra amiga Inmaculada Leiro, nieta delartista gallego).

122 La entrevista completa puede verse en el Dia-rio Alerta, 08-11-1968.

123 El Diario Palentino, 20-01-1972.124 Ibídem, 12-03-1971.125 Ibídem, 15-03-1971.126 Ibídem, 20-01-1972.

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PRENSA Y PUBLICACIONES PERIÓ-DICAS- ABC- Madrid- Pueblo - El Norte de Castilla- El Diario Palentino- Alerta (Diario de Cantabria)- Boletín Oficial del Estado- Boletín Oficial de la Provincia de Palencia- Boletín del Movimiento de Falange Española Tra-dicionalista y de las JONS- Trabajo (diario publicado por la Delegación Pro-vincial de Sindicatos de Palencia)- Vía Libre (revista ferroviaria)

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