homilÍa para el primer domingo de adviento (2)

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NUESTRA MISIÓN ES, VIGILAR. Queridos Amigos: Comenzamos el tiempo de Adviento: tiempo para vivir nuestra misión de evangelizadores con esperanza . Puede que nos venga bien avivar nuestra esperanza ante tantas desilusiones, desencantos, descalificaciones o engaños. Si nuestra misión es avivar la esperanza, tal vez tenemos que intensificar nuestra vigilancia. Hemos de vigilar, ya que lo que mejor hay en nosotros sigue esperando la luz y el crecimiento. Hemos de vigilar, porque el Señor es imprevisible y sorprendente: “No sabéis el día ni la hora”. (Mt. 24, 42). Hemos de vigilar, porque el Espíritu del Señor sopla donde y cuando quiere. ¿Para qué hemos de vigilar? No sólo para defendernos del mal, sino también para quitar obstáculos que nos impiden acercarnos y aproximarnos a Dios, a los demás y a nosotros mismos. Necesitamos vigilar para descubrir nuestra realidad y ver qué es lo que nos impide encontrarnos con ella; qué es lo que nos hace intolerantes e insolidarios:”Caminemos a la luz del Señor”. (Isa. 2, 5). Necesitamos vigilar para descubrir nuestras inconsciencias, nuestros aturdimientos, nuestras dificultades y todo aquello que nos hace sufrir o hace sufrir a los demás. San Pablo nos dice: “Daos cuente del momento que vivís”. (Rom. 13, 11). Necesitamos vigilar para no perder la paciencia ni la esperanza. La paciencia nos ayuda a crecer, a madurar, a fortalecernos y no cesar. La esperanza aviva en nosotros el deseo, la súplica, la misericordia, la justicia y la paz. Necesitamos vigilar a la luz de la fe, de la esperanza y del amor Preparemos nuestras lámparas , durante este tiempo de Adviento, para que nos ayuden a descubrir y cumplir nuestra misión, que es VIGILAR. Gabriel. 1º. Domingo de Adviento. Ciclo. A. Madrid. 1 de Diciembre de 2013.

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Page 1: HOMILÍA PARA EL PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO (2)

NUESTRA MISIÓN ES, VIGILAR.

Queridos Amigos: Comenzamos el tiempo de Adviento: tiempo para vivir nuestra misión de evangelizadores con esperanza.

Puede que nos venga bien avivar nuestra esperanza ante tantas desilusiones, desencantos, descalificaciones o engaños.

Si nuestra misión es avivar la esperanza, tal vez tenemos que intensificar nuestra vigilancia.

Hemos de vigilar, ya que lo que mejor hay en nosotros sigue esperando la luz y el crecimiento.

Hemos de vigilar, porque el Señor es imprevisible y sorprendente: “No sabéis el día ni la hora”. (Mt. 24, 42).

Hemos de vigilar, porque el Espíritu del Señor sopla donde y cuando quiere.

¿Para qué hemos de vigilar?

• No sólo para defendernos del mal, sino también para quitar obstáculos que nos impiden acercarnos y aproximarnos a Dios, a los demás y a nosotros mismos.

• Necesitamos vigilar para descubrir nuestra realidad y ver qué es lo que nos impide encontrarnos con ella; qué es lo que nos hace intolerantes e insolidarios:”Caminemos a la luz del Señor”. (Isa. 2, 5).

• Necesitamos vigilar para descubrir nuestras inconsciencias, nuestros aturdimientos, nuestras dificultades y todo aquello que nos hace sufrir o hace sufrir a los demás. San Pablo nos dice: “Daos cuente del momento que vivís”. (Rom. 13, 11).

• Necesitamos vigilar para no perder la paciencia ni la esperanza.

La paciencia nos ayuda a crecer, a madurar, a fortalecernos y no cesar.

La esperanza aviva en nosotros el deseo, la súplica, la misericordia, la justicia y la paz.

• Necesitamos vigilar a la luz de la fe, de la esperanza y del amor

Preparemos nuestras lámparas, durante este tiempo de Adviento, para que nos ayuden a descubrir y cumplir nuestra misión, que es VIGILAR.

Gabriel.

1º. Domingo de Adviento. Ciclo. A. Madrid. 1 de Diciembre de 2013.