homenaje a fausto maradiaga

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“La lluvia emprendió su regreso esta mañana” Homenaje a Fausto Maradiaga (1947-2013) El 23 de enero del año 2013, Fausto Maradiaga emprendía su camino de regreso al barro ancestral. Poeta, catedrático, guía de jóvenes con aspiraciones poéticas, dejó una huella indeleble en el ámbito cultural hondureño. Artesano de la pala- bra, nos legó dos obras: La palabra y sus deberes (1986) y Carnisuelo (1989). Hoy, en este día que se conmemora un aniversario de su muerte, la Editorial Universi- taria publica este humilde homenaje a uno de los grandes nombres de la literatura nacional, innegable símbolo de dignidad. Un día como hoy, “la lluvia emprendió su camino de regreso”. Foto: Presencia Universitaria.

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Publicación de la Editorial Universitaria en homenaje al poeta Fausto Maradiaga, con ocasión de un aniversario más de su fallecimiento.

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Page 1: Homenaje a Fausto Maradiaga

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El 23 de enero del año 2013, Fausto Maradiaga emprendía su camino de regreso al barro ancestral. Poeta, catedrático, guía de jóvenes con aspiraciones poéticas, dejó una huella indeleble en el ámbito cultural hondureño. Artesano de la pala-bra, nos legó dos obras: La palabra y sus deberes (1986) y Carnisuelo (1989). Hoy, en este día que se conmemora un aniversario de su muerte, la Editorial Universi-taria publica este humilde homenaje a uno de los grandes nombres de la literatura nacional, innegable símbolo de dignidad.

Un día como hoy, “la lluvia emprendió su camino de regreso”.

Foto: Presencia Universitaria.

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Nuestra amistad tiene sus fechas: nos conocimos en abril de 1989, cuando me inauguraba como profesor

de la carrera de Letras de la UNAH y él estaba por irse de viaje a Costa Rica; y nos despedimos en agosto de 1994, en el aeropuerto de Tegucigalpa, antes de que yo emprendiera un viaje que, según mis cuentas de esos días, sería corto. En ese último encuentro, Fausto me regaló una piedra de río, que todavía atesoro, y dejó caer una palabra, la última que le oí decir: “Vuelva”. El volver se alargó y el sueño del reencuentro nunca se cumplió.

Esa piedra y esa palabra me han acompañado en el des-tierro y han estado tan presentes como nuestras pláticas interminables y las largas caminatas por Comayagüela y Tegucigalpa. En una de esas caminatas pasamos, como lo hicimos tantas veces, por el mercado San Isidro, donde se nos apareció un ejemplar trajinado de La palabra y sus de-beres, que también me ha acompañado.

La piedra y el libro me han dicho tanto de Fausto en estos largos años. No es la piedra sagrada de los monumentos, es una piedra que declara la humildad de su origen y su dignidad franciscana, es decir, es una piedra en la que reco-nozco al Fausto que conocí y que tanto tiene que ver con su poesía. Esto me lleva a su libro, tan digno como esa piedra. Y si hablo de dignidad es porque en la poesía de Fausto reconozco esa dignidad de la pobreza que uno siente en Rembrandt y en Vermeer; la miseria iluminada del barroco está presente en Fausto y tiene sus nombres, es decir, su poesía no nos habla de los pobres, sino del campesino, la prima Laura, la madre, la empleada de la tienda, el ebanis-ta, el sastre (que pasa “enhebrando caminos en el tiempo”). La prima Laura es tan conmovedora y digna como la leche-ra de Vermeer; en ambas se da un encuentro de pobreza y barroco que nada tiene que ver con el patetismo o la bru-talidad del naturalismo o el alegato del realismo socialista. Ante todo, repito, la dignidad.

Fausto es un poeta barroco como lo es Miguel Hernández, es decir, un poeta campesino barroco. Al oficio de no tener nada le opone un exceso típico del barroco: la sabiduría.

Quienes lo conocieron seguramente lo recorda-rán como un gran contador, un generoso dis-

pensador de historias, anécdotas, versificaciones (a veces guitarra en mano); en lo que decía, dentro y fuera de sus libros, se confundían la sabiduría popular y la de los libros a través, de una inventiva inagotable.

Vuelvo a “Mi prima Laura”, de La palabra y sus deberes, por-que en este poema están esos mundos barrocos y humildes de Fausto Maradiaga. El poema es una anécdota de familia, un cuento sobre ese pariente tristísimo que, a pesar de tan-to sufrimiento, no ha olvidado la solidaridad. El tono anec-dótico crea una atmósfera tan íntima que la mamá (creo ser más fiel a la poesía de Fausto al no usar “madre”, porque esto provocaría un distanciamiento que traicionaría el es-píritu de su poesía), con voz pausada, nos va involucrando en la historia. No es una narración, sino un cuento entre parientes, una confidencia que es en realidad el relato de tres personajes: la prima Laura, la mamá y el hijo. La mamá comienza hablando de la prima y termina confesando su pobreza y la de todos.

Como los rostros tocados por la luz del barroco, la voz del poema es honesta, no solo porque es una mujer la que cuenta la vida de otra, sino porque se habla desde la pobre-za. El poema está entre comillas porque es el cuento de una vida, un relato ajeno que bien pudimos haber oído en la ca-lle. A través de la palabra, el poeta y el lector tienen el deber —y aquí volvemos al título del libro— de asumir el diálogo; solo así tendremos derecho de participar en la confidencia.Deliberadamente, cito solo los primeros versos, para aislarlos de la historia y así resaltar la profunda impresión que encierran:

“Tu prima Laura, la que cuando estuviste enfermovino a verte aunque fuera con los ojos”

En estas hermosísimas líneas, que tanto he repetido de me-moria, cabe el poema: en ellas hay ternura y solidaridad, y, sobre todo, reconocimiento entre los iguales, los nuestros, en los momentos de dolor. La mirada de la prima Laura palpa, reconoce al otro con su ternura. Se visita al enfermo y se le lleva algo, especialmente alimentos: pan, café, jugos o lo que se tenga a mano. Pero la prima Laura es tan pobre que solo puede traer su mirada, y eso basta, porque a ella no se le puede pedir más. En el segundo verso, el “aunque

Una piedra y una palabra de Fausto Maradiaga

Leonel Alvarado*

* Poeta y catedrático universitario. Ganador del Premio EDUCA (1993) y el Premio Rogelio Sinán de poesía (2014).

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fuera” amplía la atmósfera de identificación con la prima, nos acerca a ella y nos permite entender su profundo gesto fraternal. Este giro expresivo también profundiza la falta, lo que no se tiene, y el acto humanísimo de dar aunque sea lo que no se tiene, es decir, dar todo lo que quisiéra-mos dar. Pienso en el relato bíblico de la viuda que da toda su fortuna, dos monedas, pues la única riqueza que puede compartir es su miseria.

En este verso está la clave de un recurso frecuente en la poesía de Fausto que le viene del barroco: la metáfora como acertijo. A través de un giro que conserva la frescura de la oralidad, el poeta abre un hueco en el verso y luego llena este vacío con una palabra dicha como por casualidad. El resultado es una frase espontánea, inesperada: un acertijo que sorprende por su capacidad de revelar lo evidente. De los innumerables ejemplos de La palabra y sus deberes, cito el inicio de “Fiesta”:

“Aquel inmenso salón de otros días,esa noche se hizo pequeño, sólo cabíamos todos.”

Al final del poema:

“y afuera, como para no interrumpir nuestro contento,en puntillas la noche se retiró a sus aposentos.”

El mecanismo de la metáfora como acertijo de lo evidente, es decir, como hueco abierto en el verso para introducir un giro que enriquece el sentido, se condensa en un verso posterior:

“un vacío entre dos huecos.” La prima Laura busca llenar ese vacío con lo que no tiene. Luego, nos damos cuenta de que su vida es un constante trajín para llenar el enorme hueco de su miseria. Va por la vida recogiendo “desperdicios de su presencia”, pedacitos de nada para cubrir agujeros. Vaga, no se está quieta,

“por ahí andapepenando aquí y allá,un puñito de frijoles, un huevito, un palito de leña;que cincuenta centavos para ponerse una inyección,que un trapito que no le sirva;”

En esta biografía de un recogedor de nada reconocemos la importancia del entendimiento entre la prima y los suyos; se comprende al otro porque es nuestro igual. Esta es una constante en la poesía de Fausto: una forma de comunión basada en círculos impenetrables en los que el pobre escon-de los pocos tesoros que le quedan: sabiduría, humor, resig-nación y esperanza. Siendo un buen conocedor de la orali-

dad, Fausto incorpora en esta biografía otro de sus recursos: la enumeración, clave en el barroco y esencial sobre todo en sus poemas extensos, como “Canto popular”, “El río” o “Ahora sabremos quién entró en la casa”; estos dos últimos no incluidos ni en La palabra y sus deberes ni en Carnisuelo.

El posesivo del título de poemas sobre parientes —para el caso, en Manrique, Vallejo y López Velarde— cierra el círculo de intimidad entre el poeta y los suyos. Se trata de una experiencia personalísima que adopta la forma de una confidencia. En Manrique y Vallejo, estamos ante un “posesivo patético”, en Velarde es más bien conciliatorio, al recordar, en “Mi prima Águeda”, una experiencia de inicia-ción erótica.

El poema de Fausto se da dentro del círculo cerrado que crea el posesivo. La identificación del título —mi prima—, da paso a la segunda persona, para cerrarse con el recono-cimiento del final:

“Es lo que te digo (dice mamá)aquí vivimos de pobres a pobres.”

Ese “dice” discreto hace que la experiencia sea compartida, pues convoca a una mayoría que no solo está fuera del poe-ma, sino que lo origina y a quien vuelve. La mamá cuenta una anécdota colectiva; la prima Laura es todos los pobres. Al final sabemos que la mamá es quien cuenta. En la poesía de Fausto, uno de los temas fundamentales es el de la fi-gura materna: incansable contadora del mundo, origen de la sabiduría vital y poética. Esta gran habladora, siempre cerca del hijo, tiene mucho que ver con la representación de la madre en la obra de Lezama, el Gran Señor Barro-co, también presente en la poesía de Fausto. Pienso en dos imágenes de Paradiso: la hoja de malanga, tan enorme que cobijaría a un cordero, y la desoladora frase que quizá haya tocado profundamente a Fausto: “la vejez de un hombre comienza el día de la muerte de su madre”. Recuerdo que Fausto reasumió esta pérdida en un poema extenso que una vez intentó leer en un conversatorio y que no pudo terminar porque las lágrimas se le interpusieron; ¡cómo quisiera volver a leer ese poema!

En realidad, quisiera saber qué fue de la poesía de Fausto desde esa tarde marcada por una piedra de río y un volver que nunca se dio o que, quizá, se ha dado a través de re-lecturas memoriosas de textos suyos que me han acompa-ñado y me han dicho tanto. Esto que escribo es una forma tardía de ese volver, de decirle al maestro, al amigo, al compañero, al hermano poeta de la fraternidad ilu-minada que, a más de veinte años de esa piedra y esa palabra, quisiera verlo “aunque fuera con los ojos”.

Page 4: Homenaje a Fausto Maradiaga

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CARNISUELO

•Acostumbrado al desove del trópicoen el agua sombreada de la tardeo el gozo que columpia en hamacas tendidasde horcón a horcón una canciónque se ausenta y cuando se aleja másmejor la recuerda el palpitar ebrio de la circunstancia

Como no comencemos a medir con jemes el escándaloy detrás de cada encuentro no medie la mordidala libreta de apuntes la oreja la fotografíalas múltiples estatuillas de la profesión del vicioun demasiado estarse donde se afila la lengua

La historia es la misma con iguales detallesUn animal dos hombres triple sombrauna milpa un destazo un trago más de botellauna denuncia una víctima un condenado a muerteque no conoció la injusticia fuera de su carney no dudó jamás y no tuvo el deseo de tenerni en su sangre revolviéndolaencendió la luminaria de la furiay sí manifestó sus intencionesDucho en las mismas cualidades materialesdistribuyó su ración de paz entre los hombresagrupando memorias en la piedradesenterrando tesoros de futuro en cada surcobajo la tenaz compañía de las lunasLa que tapixca maíz la que arranca frijolesla que desbellota maicillo y alimenta zacaterasla que baja la leche a las mujeres parenderasla que se fue a traer la ayunta de bueyes y no ha regresado

Siempre la misma preocupación con el trabajoRozar quemar destroncar arar la tierra sembrar limpiar esperar cosechar y entongar el entusiasmooír el viento que amenaza tormentavolver al inventarioestán los hijos completos pero la casaes apenas un remedo del principioel pie soporta el peso y encallecepor la incapacidad enorme a ser calzado

Un azote cuelga de un clavocomo la existencia en el horcón de la casa

• •La lluvia emprendió su regreso esta mañanadejando los caminos dispuestosa futuras hendiduras

La playa larga y solainundada por el tedioescucha el chasquido que produce la sequía

Una rama secapelea contra su sombraen el polvoy las golondrinas no vienenmás bien van

• • •No tranqués el impulsomirá que regresa el valiente a la casa del cuerpoa tensar el arco de la imagenpara entrar en lo desconocidocuando abrís la ventanala rosa-mármol te agradecey la gente que pasadeja un sueño que los ojos recuperan

• • • •Cuando mi voz los alcancehan de saber que los tuvimos presentesque realizamos eventos para darles la bienvenidaque todo el mundo abrió los brazos para recibirlosy que anudamos los pañuelos y bailamos en grupoque nos hemos querido hasta no poder másque horneamos juntos el deseocon levadura de Violeta Parray con todo el universal dolor de VallejoAltas voces que nos esperan seguir adelante

Cuando se abrieron las puertasel viento hizo toreras con las hojas de los librosderrotó las inmovilidades y sucumbió el éxtasisla curiosidad se detuvo frente al espanto que levantó aquel silencio repentinolas brújulas alzaron sus agujas en señal de protesta

Selección poética

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mucho antes que un juez fuera herido mortalmentelos obreros preparaban la huelgamientras las cartas extraviaron su destinoy un sargento asesinó fríamente a su amada en la cantina

Una furia latente se apura en el pechocon la camisa rasgada por el tiempoy muestra la herida que anuncia el ímpetu

(El celador ha recibido la orden y su transmisora grito pelado publicael candidato preferido del gobierno)

ESTADO DE COSAS

De poco acá en este lugar nombre de abismoviene sintiéndose un olor insoportable a crimensin mayores contratiempos lo encontramosal abrir las gavetas del recuerdo y ver ausentesla vieja catedral y el cabildoy el sitio del amor más íntimo

De poco acá o quizá desde hace mucho tiemponuestro proceder ha echado garfios que se aferrande la manera más firme a la existenciaporque aquí la zozobra ya no cesabajo el ruido del metal volandoy es que de poco acá todos los díasamanecen repletas las trojes de la muerte

Aquí sí que necesitamos toda la humanidadque no escatime ningún esfuerzoen la reconstrucción de lo posibleque no le niegue los brazos a la vidaque no le ayude a la perezaque no esconda las torturasy que de una vez por todaslo bestial de las furias apacigüe

TRES TERRIBLES TIGRES LLEVO DENTRO

Aquí levantó la luz el primer temploal enjambre de inocentes emocionesque se hacían carne que se hacían versoaquí la luna deshizo con sutil pacienciael cerco de furiosas piedras

construido por las abyeccionesaquí el fuego detuvo el pulso desbocado y se sentó mano en la frente pensativo

donde la maternal morada supoque había concluido el viaje si no aquídonde la consumación del llantoen desarrollo empozado si no aquídonde la furia desatada enroscó el cuerpo si no aquí

por eso nuestro tiempo de agallasque los dedos febriles no sostienenpor eso la palabra inconmoviblesu tenacidad no descuida

desgranando con las manos de la gargantadespués de beber de brucesentretejidos como petatey derramando la vista por este lienzo de tierralevantamos testimonio huestecitosacado del molino de las horas

COLECCIÓN 18-CONEJODE POESÍA Y CUENTO

Portada de Carnisuelo, publicado por la Editorial Universitaria en 1989.

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VENÍ AYUDANOS POESÍA

Agarrá de´ste lado y tirá fuerteno te quedés mirándonos de reojorecordá que los otros ya se fueronterminaron temprano la tareay nosotros aquí apuradosempujando esta ruda obstinenciaesta calamidad soberbiaesta palabra tiernaque sale dando gritos por la calletropezando con la indolenciaque no recoge los recién nacidos…

Ahí vamos tras ellatijeras de miedo en manoa cortarles el ombligoAy! Poesía cómo duelen nuestros hijoshechos de ternura solidariaNo te mandaríamos llamar si no fuera por esta humillaciónque nos aprieta el resuelloy vos con tu enorme fuerzay nosotros con estas ansias de quererte…

A vos no nos da pena pedirte favoresa otra ni pensarlopero te vas con José Adána conversar con Eva en la cantinaPúchica Poesía! bien sabés que son difíciles los tiemposy que apenas los levantamos como plumase nos declaran cotidianos(y no regresan hasta entrada la noche)

No vayas a venir a decirnosque no nos preocupemosque le cambiemos barrita´lápizque leamos a este o aquelno yo mismo sé que no nos dirás esopero como cuando todo es adversodonde se ha venido a trepar el águilay hay que puyarle las nalgas con un palopara que se vaya

Vení ayudanos Poesíaagarrá de´ste lado y dale fuerte

que aunque nos han amarrado la tareala sacaremos antes del mediodíay nos iremos a dormir la siesta

LAMENTO CAMPESINO(Canción)

El trabajo es quien enseñapues nadie nace aprendidoy de todos es sabidoque todo aquel que se empeñapasa por ser entendidoaunque sea por esa seña

yo también soy campesinosoy hijo de la labranzala garganta no me alcanzapara expresar el destinode aquel que el arado amansaal comenzar el caminoMi padre fue salareroy abridor de montañafue sembrador de la cañaforjador y alfareroy juro que a nadie engañaquien llega a ser el primero

mi madre una india sabia más prudente que una hormiga jamás tuvo una enemigani envolvió a nadie con labiay aquel que me contradiga sabrá muy bien de mi rabia

Todos eran mis parienteslo menos en seis aldeasy allí no habían peleas si no era con otras gentesque querían con correasenseñar a inteligentes

Allí vivimos contentosrodeados por los olingoshasta que fueron los grindios que no tienen sentimientosa quitarnos los domingosy enredar los pensamientos

Habían habido patronesque no se me malentiendaéramos peones de haciendaY con todo tierra y peones nos vendieron a la tiendade aquellos huincas patones

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Ahí comenzó el calvariode mi pueblo y su decoropues los necios por el orono escatimaron sudariono pregunten por qué lloroal pie del abecedario

Porque para mí esta luchaes la primera escuelaella es mi madre y mi abuelami razón para el que escuchay no hay noche que desvelasi poca ocasión es mucha

Soy poco en hablar y hurañodisculpen este lamentopues me muerde el sentimientoy ojalá no cause dañocon expresar lo que sientodesde lo último hasta este año

COPANTE

• • Ahora de aquí un poquito se afloja la guerrapara que deje de agonizar el presenteNo vamos a dejar multiplicarse los delitosni acabar lo que se gastani hacerse abominable como abogado que ruegay no se mide al hacer que otros desfallezcanacusados de ser sin culpani ahogar con la mano apretándonos la gargantani asarnos bajo tierrani batirnos como huevo para entrar mejor

Jamás vamos a dejar que nos borren de la escriturapor eso no andamos de ofrecidos adivinando por hechizoso adulterando por tener hijos con víborasque hacen sudar sangre por las coyunturasaún estamos a tiempo de aprenderlo

Ayer de mañana desgreñamos el caminopor si nos ponen a escoger con prontitud—puede ser y suceder que no—hay que alargar el tiempo y ayudarse a llevar algo

• • • •Menospreciar de palabra es embotarse la herramientaemparejar poniendo una cosa en contrario de otrahundirse como caballo en lodomover la mujer que le crecen los pechoslevantar en alto la mano sin alumbrarhacerse pésimoimagen de bulto sin volumenimagen impresa sin fuerzaimagen pintada sin colorMirar las indias desnudas cómo vives y sin considerarla colmena que se cría en la piedrapasar por un lado fuera del puebloy corcobar para soliviar la cargacomo rencor de tener detenida la criatura que no puede pariresponjarse como la cal cuando le cae aguay exprimir con la mano abierta enborrachando a otrospara salir electo en el oficioy favorecer el parecer de algunos

Y qué de veces te lo dijerevolver como buscando con los piesen las contiendashizo secar el solcuando sumido como el clavo que no aparecesabiendo que la preñada esta en el meshiciste un punto en la escrituray no para refrescar el airesino para regañar al perro enseñando los dientes

Qué tanto te dura una carga de maíz?Vamos a ver! Vos que con palabras de requiebropegajosas como pata de buey cocidaocupado en cosillas neciasy para poco peer con la bocacon la envidia del bien ajenoafilás el hacha de dos bocasen el frío que viene antes de la calentura

Page 8: Homenaje a Fausto Maradiaga

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Era un día de marzo, de esos calurosos y amarillentos, casi como enfermos. Yo llegué con Darwin Rodríguez

(Q.D.E.P.), mi mejor amigo y compañero de patas en aque-llos días; la noche anterior habíamos bebido hasta desmayar y dormimos en la casa de una amiga (más que amiga para mí), estuvimos haciendo pintura con aerosol -técnica que mi bró-der manejaba a la perfección- mientras bebíamos caguamas como si el mundo se fuera a quedar sin cerveza, esa noche decidimos que íbamos a ser un gran poeta (yo) y un gran na-rrador (él); luego recordé que el viernes o sea el siguiente día comenzaba el nuevo año del taller Edilberto Cardona Bulnes, que ya venía funcionando desde hacía un par de años.

En una película de Asia Argento o algo así

Repito, era un día de marzo, de esos calurosos y amarillentos, casi como enfermos; llegamos al taller con la ropa sucia -y rota de paso-, yo llevaba un par de “poemas” y unos pan-fletos comunistas para repartir en el taller, me creía una es-pecie de redentor político (cosa que se me fue quitando con lo años). Al entrar nos encontramos con aquella escena lim-pia donde imperaba el orden y los muchachos vestidos como poetas: investidos de boinas, pantalones hasta el ombligo y sus camisas con mangas largas y de colores pastel o tan grises que ni el propio Poe habría calmado sus ganas de apreciarlos para pedirle a David Lynch que los convirtiera en uno de sus personajes. Bueno, yo no sabía de qué hablaba el señor flaco con el mostacho de Pedro Ortiz (¿?) y yo estaba ansioso por salir, no quería saber nada de poemas ni de André Bretón; sólo quería un octavo de guaro para bajarme la goma, cuan-do se le ocurrió al señor flaco y mostachudo presentarse: “Mi nombre es Fausto Maradiaga y les damos la bienvenida a… ¿cuáles son sus nombres? -interrumpió.” Dimos nuestros nombres y los demás compañeros, como un ejército de poe-tas listos a disparar palabras, se presentaron también, cada uno con su respectivo nombre y carrera, como el primer día de clases de Español General. Luego él prosiguió a pedir-nos que dijéramos nuestro interés sobre el taller, yo dije que quería escribir poesía y compartir mis conocimientos sobre Marx (jajajajaja), Darwin asintió un poco con vergüenza y dijo: “Respetable licenciado y compañeros de taller, yo quiero decir que me siento muy agradecido por estar aquí. A mí me interesa saber sobre narrativa ya que estoy escribiendo una novela” (esas pocas palabras duraron como una hora ya que Darwin hablaba en slow motion). El maestro nos pidió que le enseñáramos algo de nuestro trabajo. Le enseñé un poema

sobre el salto de un payaso y Fausto me dijo que mejor lo guardara.

Conocer al MaestroAños más tarde

Yo había limado las asperezas de mi corazón referentes a Faus-to Maradiaga, mi maestro, por haber visto con desprecio aquel poema que, según mi narcisismo (irreductible), era lo mejor que se había escrito en este nuevo siglo. Para el al año 2007 publicamos una antología llamada Caballo verde, haciendo hincapié en los esfuerzos por la literatura de la famosa “Gene-ración del 27” que por cuestiones políticas no pudo seguir con su proyecto literario del mismo nombre que nuestra antología poética. Hubo muchos desaciertos, sobre todo con la edición, don Galel Cárdenas se dedicó a “editar” algunos trabajos de mis compañeros a su antojo y los dejó como seres mutados por la radiación en una era desconocida (por suerte no los míos). Todos estos hechos y la creación del grupo literario Máscara suelta (todavía me pregunto por qué se llamaba así, si nadie o al menos yo no siento simpatía por el trabajo del ya fallecido Ro-berto Sosa), logró que todos los integrantes del taller nos con-virtiéramos en una especie de familia que celebraba todo lo que cada uno iba ganando por su cuenta. Fausto era bastante duro y a veces podía coquetear con lo hiriente al momento de criticar nuestros trabajos, lo que nos hizo crecer mucho y dedicarnos a emplear de la mejor manera la estética en el lenguaje poético.

2012

Fui invitado al festival de poesía de Granada, Nicaragua, uno de los más importantes festivales de poetas en Latinoaméri-ca, donde conocí a Osvaldo Sauma, un amigo entrañable de Fausto y gran poeta costarricense, solo pude hablar un par de minutos con él, mientras me decía que Fausto era una perso-na brillante, que por favor le diera sus más cordiales saludos. Pasó el año y yo no recordaba aquello cuando veía a fausto, llegó enero del 2013 y me volví a encontrar a Osvaldo en el Simposio Dariano, en León, Nicaragua. Por suerte esta vez me tocó ser compañero de habitación con Sauma, a quien le tengo mucho aprecio y compartimos muchos momentos hablando de Fausto y bueno, terminó el simposio, el poeta me pidió el número de Fausto Maradiaga, para llamarlo y saludarlo, por su amistad de tantos años. Lamentablemente dos días después del simposio, mi maestro, mi verdugo, mi padre literario falleció y no pude contarle toda esta historia.Personalmente, le debo mucho a Fausto Maradiaga, recuerdo cuando publiqué mi primer libro y Fausto me dijo que esta-ba orgulloso de aquello. Terminé por comprender que toda aquella crueldad (que yo sentía) era para hacerme crecer. Hoy a un año de su muerte, no se me hace posible la idea que él ya no está, ni creo en ningún adiós.

Magdiel Midence*

* Poeta. Integrante del taller literario Edilberto Cardona Bulnes, dirigido por Fausto Maradiaga.