SÚPLICA A JESÚS QUE VIENE Ven, Jesús, ven si tú quieres; puedes nacer en mi casa.

Te he preparado una cuna sencilla, con cuatro tablas.

La primera es la humildad, que yo no merezco nada.

La segunda es la pobreza, porque tú no quieres galas.

La tercera será la fe que confía en tu palabra.

Y la cuarta es el amor que enciende toda la casa.

Ven, Jesús, con que me mires y me sonrías me basta.

Bien sé que mejores cunas, más hermosas y más santas,

se te ofrecen generosas para que en ellas tú nazcas.

No te olvides de la mía, tu más pequeña morada.

“Cuando José despertó hizo lo que el ángel del Señor le

había ordenado, y tomó a María por esposa”.

Siempre la misma historia: Dios que tiene sus planes y

nosotros embebidos en los nuestros. Dios que viene por unos

caminos y nosotros que queremos encontrarle por los nuestros,

los senderos de nuestras rutinas inamovibles.

Y así Navidad tras Navidad seguimos corriendo el riesgo

de repetir los mismos errores cada año: nosotros soñando con

la Navidad de la abundancia y Él que viene por los caminos de

la pobreza. Nosotros soñando con la suerte de la lotería y Él

empeñado en la revelación esplendorosa del amor gratuito e

incondicional de Dios.

Bendito, José, tendrás que enseñarnos a despertar.

Tendrás que enseñarnos a descubrir los mensajes

desconcertantes de Dios. Tendrás que darnos la mano y

sacarnos de nuestros sueños interesados para ponernos a

hacer lo que nos diga el ángel de la voluntad de Dios. Tendrás

que llevarnos a María para que de su mano podamos

encontrarnos maravillados con el amor salvador de su Hijo y celebrar

su presencia entre nosotros.

*Este domingo estamos teniendo la colecta extraordinaria de Navidad.

Si alguno no pudo hacer su aportación a la “Operación Kilo”, puede

prestar su colaboración trayendo a la parroquia su ayuda.

*Volvemos a recordaros que en diciembre no hay cursillo PREMATRIMONIAL.

*Hay una corrección: El día 20, lunes, de 5 a 8 tendrá lugar el festival Infantil en

la iglesia. La misa y el rosario de esa tarde se tendrán en la Capilla.

*El día 24, Misa del Gallo a las 24,00. Al final de la misma brindaremos con

alegría por una feliz Navidad.

*Las misas del día 25 son a las mismas horas de los días festivos, pero por

coincidir en sábado, mantenemos la de las 17,00 h..

*Sabéis que los donativos a la Iglesia tienen un descuento en el IRPF del 25%

para las personas físicas y de un 35% para las jurídicas. Si deseas acogerte a ellos

solicita el justificante en el despacho parroquial.

En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.» Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.» Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”.

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.

Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre

Jesús, porque él salvará a su pueblo de los

pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Querida hija: Soy ya muy mayor y no me quiero inmiscuir en las decisiones de tu vida. Ya sé que a los jóvenes no os gusta que os hagamos recomendaciones. ¿Me aceptarás, por una vez, un consejo de padre?

Está muy cerca la Navidad, y lo que sucedió el año pasado no debería repetirse. ¿Te acuerdas? Trabajaste como una mula los días previos a la Navidad. Te echaste a la calle y a las tiendas a comprar. Los niños se quedaron en la guardería. No tuviste tiempo para tu marido cuando llegaba por la noche a casa. Acostabas a los niños, todo con prisa y sin amor. Luego te ibas a la cama, no sin antes ordenar los trajes de los niños para el festival navideño. Caías agotada y estrujada como un limón.

La víspera de Nochebuena reinaba en tu casa una loca actividad, mientras la radio vociferaba mil anuncios publicitarios. Os pusisteis a preparar paquetes para el intercambio de regalos con amigos y familiares. Es signo de vuestra generosidad, pero ¿es éste el sentido de la fiesta? Salisteis. Los niños se quedaron solos. Es cierto que al día siguiente quedaron inundados de regalos. Ni un solo deseo sin satisfacer. Nos mostrasteis orgullosos los regalos que os habían hecho: el móvil de última generación, el iPad recién salido al mercado… ¿Es éste el significado de la Navidad? Perdona, no dije nada entonces, pero me dio pena ver que ni un pensamiento, ni una oración, ni un gesto solidario presidía vuestra febril actividad. ¿Y sabes lo que pensé? “Tienen todo por fuera, pero por dentro no tienen nada”. Quizá no me comprendas, pero acéptame una cosa: no es lo mismo ser feliz que aparentarlo. Y como última recomendación de un viejo que te quiere, no te olvides de poner en tu corazón la música de la fe, de la paz y del amor. Entonces tendrás la felicidad que tanto te deseo.

Lectura del libro de Isaías . Is 7,10-14

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos. Rm 1,1-7;

Lectura del santo evangelio según san Mateo: Mt 1,18-24