historia y humanidades venecia, con otros ojos · tanto, en venecia, como apunta sartre (1), nada...

2
1 INFORMACIÓN OFTALMOLÓGICA HISTORIA Y HUMANIDADES Carmen Fernández Jacob Nuestro trabajo como oftalmólogos es cuidar de la visión de nuestros pacien- tes. Quizás por esto, somos conscientes de todo lo que podemos ver gracias a la maravillosa fisiología del globo ocular, y esto es algo que nos debe de invitar a «mirar con otros ojos». Una frase del profesor Emilio Lledó que dice: «el mundo mirado es aquel que se refleja en el solitario espejo del alma», creo que puede ilustrar esta forma de poder «mirar el mundo» de diferente manera, y quizás estas palabras nos puedan hacer adentrarnos en este pequeño artículo sobre Venecia, una ciudad que nos sorprende en la mirada y donde son tan importantes los reflejos sobre agua. Una ciudad diferente, que realmente se mantiene aún como un espejismo den- tro de esta sociedad en la que estamos inmersos. Prácticamente todo el mundo conoce Venecia, es casi imposible no haberla visitado, pero la idea de escribir esta pequeña reseña sobre la Ciudad de la La- guna, se debe a que quizás, después de leerla podáis retornar a ella y verla con «otros ojos», porque viajar a Venecia, si se hace mirando de forma diferente, es viajar en el tiempo, y puede ser también una manera encontrarse consigo mismo rodeado de belleza, de espejos de agua, y desde luego de una cierta indolencia, que la ciudad desprende, y que es la que realmente nos permite, si sabemos mirar bien, retroceder en el tiempo. LA FRAGILIDAD DE LA CONSTRUCCIÓN DE VENECIA Pero para poder comenzar a «mirar Venecia con otros ojos», es necesario conocer su historia. La ciudad de Venecia comienza a tomar forma en el siglo IX dC en el espacio situado entre el Véneto y la costa del Adriático; está construida sobre una laguna donde se mezcla agua salada y agua dulce, e inicialmente esta- ba compuesta por unas cuantas islas separadas en principio unas de otras . Por lo tanto, en Venecia, como apunta Sartre (1), nada es simple, porque hay que pensar que no es una ciudad, sino un archipiélago. En un ambiente bastante insano por el paludismo, se asentaron sus habitantes que huían de los pobladores de los Alpes, buscando un lugar donde refugiarse y aislarse, donde tenían como riqueza la pesca y las salinas. Pero aunque sea actualmente difícil de creer, Venecia es una ciudad de ma- dera, sus inmensos palacios están construidos sobre pilones de árboles de los bosques del valle del Cadore, que se apoyan en el fondo del fango de la laguna. Debido a las especiales condiciones de salinidad del agua, estas formaciones de madera se mineralizaron y se convirtieron en cemento, por lo tanto, si queremos «ver Venecia con otros ojos» tenemos que pensar que cuando paseamos por ella, estamos realmente caminando por encima de un bosque sumergido (2). Quizás sea por esto, que a veces, cuando uno se detiene al andar por las calles venecianas se nota un vaivén que, frecuentemente se mezcla con el movimiento de las olas de la laguna, y por ello, caminar por esta ciudad construida en el agua puede hacernos sentir una sensación especial, única y un poco desconcertante. ITINERARIOS VENECIANOS «CON OTROS OJOS» Es preciso adentrarse y seguir mirando con «otros ojos» para poder des- cubrir la parte más secreta y también más auténtica de Venecia, podríamos decir que en esta ciudad misteriosa y sobre todo laberíntica… es inútil guiarse por un mapa, o por las aplicaciones del teléfono… es más, yo diría que para poder verla y descubrirla de verdad, es necesario perderse en ella, o mejor, dejarse perder y que sea la propia Venecia la que se nos muestre delante de nuestros ojos. Y es que en cada itinerario, aunque la ciudad parezca la misma, no lo es, porque en cada momento es diferente, como el agua de sus canales, que aunque parezca quieta, siempre esta subiendo y bajando con las mareas y aunque en principio no seamos conscientes de ello, continuamente huye de nosotros furtiva y silenciosa, límpida e impenetrable. Es necesario pararse, por ejemplo, en cualquiera de uno de los más de cua- trocientos puentes de la ciudad, y mirar alrededor con nuestros ojos, veremos probablemente quizás otro puente lejano, y los reflejos de las casas sobre el agua, pero si volvemos al mismo sitio unas horas después ….nos parecerá que lo volve- mos a ver todo por vez primera ….porque en Venecia los colores, los reflejos sobre el agua, la atmosfera y la perspectiva, cambian en cada momento, como nuestros propios estados de ánimo, quizás sea por esto, por lo que este viaje a Venecia con «otros ojos» puede también convertirse en un encuentro con nosotros mismos. Si pensamos en las infinitas variaciones del cielo en cada momento del día y en cada una de las estaciones, podremos ver como realmente existen también infinitas Venecias, todas ellas diferentes, que además pueden variar en instantes. Las laberínticas calles oscuras de Venecia son a veces tan estrechas, que parece que al caminar por ellas, la ciudad quiere abrazarte y desorientarte para que no puedas salir de ella, y para que te dirijas siempre a donde ella quiere, y no a tu itinerario prefijado. Es entonces cuando caminar por Venecia es como hacerlo por el oscuro vien- tre de una ballena, y como lo hizo Jonás debes acostumbrarte a ello. Los ojos poco a poco se van adaptando a esta oscuridad, silenciosa y mágica, en la que, a veces se vive con miedo de perder el contacto con la realidad, pero cuando se logra entrar en este estado de indolencia y dependencia, en esta desorientación no buscada, de pronto una luz cegadora puede des- lumbrarnos, por ejemplo al encontrarnos, después atravesar las miles de ca- lles estrechas y oscuras del barrio de Cannareggio,con la iglesia de Santa María de los Milagros (fig. 1), que refulge al sol del verano… esta es una de las hermo- sas sorpresas de Venecia Pero como esta hay muchas, son incontables y muy personales, y cada uno de nosotros, al mirar la ciudad con ojos diferentes, tendremos que encontrar la nuestra, estando siem- pre seguros de que Vene- cia jamás nos defraudará al mostrarnos su belleza escondida. MIRAR LA PINTURA VENECIANA «CON OTROS OJOS» En nuestra primera vi- sita a Venecia no debemos de dejar de visitar la Galería de la Academia . Nuestros ojos se llenaran de belleza al contemplar los cuadros de Bellini, Tiziano, Veronés, Tintoretto y del Giorgione, ese gran pintor tan enigmático y del que existe tan poca obra . También es visita obligada la de la escuela de San Roque, donde las pincela- das de Tintoretto sorprenderán de nuevo nuestra mirada, así como la perfección de las madonas de Ticiano de la iglesia Santa María dei Frari o los Tiépolos de la Escuela del Carmen. Pero sobre todo, para hacer este recorrido «con otros ojos», propongo de- jarse sorprender por los cuadros que se pueden encontrar en las numerosísimas iglesias venecianas. Es un regalo para los ojos el poder entrar en cada una de ellas, y que de pron- to, en la oscuridad del templo, surjan los hermosos colores de un bellísimo cuadro de Bellini, Tintoretto o Tiépolo. Este encuentro tan casual y no buscado con el arte, es lo que mas sorprende, y esto solo puede ocurrir en Venecia, porque aquí la belleza forma parte de la vida cotidiana. Cada uno debe de ser capaz de buscar y encontrar su pintura favorita en la oscuridad de las iglesias venecianas. Esto es realmente una elección difícil, y al igual que el paisaje de Venecia en ocasiones puede cambiar nuestro gusto o con nuestro estado de ánimo. Para mí, en la iglesia de San Zacarías, que se encuentra a dos pasos de la plaza de San Marcos, y que sin embargo, es tan poco visitada por los turistas, hay un cuadro de Giovanni Bellini titulado « La Virgen con el niño y dos Santos» (fig. 2) de una belleza que va mas allá de las palabras, los colores azules, rojos y verdes de los ropajes de los personajes, se funden con la belleza del rostro de la Virgen . Es fácil po- der observarlo iluminado cada tarde a la hora de la celebración del rosario en la iglesia, y una vez con- templado, es de nuevo una suerte de nuevo dejar lle- narse los ojos de luz por el sol que ilumina la tarde en el exterior, en el campo de San Zacarías. LA VISITA A LA PLAZA Y BASÍLICA DE SAN MARCOS «CON OTROS OJOS» Cuando la tarde co- mienza a declinar, en San Fig. 1: Iglesia de Santa María de los Milagros en el barrio de Cannareggio. Fig. 2: La Virgen y el Niño con dos Santos, de Giovanni Bellini en la iglesia de San Zacarías.

Upload: others

Post on 30-May-2020

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

1

INFORMACIÓN OFTALMOLÓGICA

Venecia, con otros ojosHISTORIA Y HUMANIDADES

Carmen Fernández Jacob

Nuestro trabajo como oftalmólogos es cuidar de la visión de nuestros pacien-tes.

Quizás por esto, somos conscientes de todo lo que podemos ver gracias a la maravillosa fisiología del globo ocular, y esto es algo que nos debe de invitar a «mirar con otros ojos».

Una frase del profesor Emilio Lledó que dice: «el mundo mirado es aquel que se refleja en el solitario espejo del alma», creo que puede ilustrar esta forma de poder «mirar el mundo» de diferente manera, y quizás estas palabras nos puedan hacer adentrarnos en este pequeño artículo sobre Venecia, una ciudad que nos sorprende en la mirada y donde son tan importantes los reflejos sobre agua.

Una ciudad diferente, que realmente se mantiene aún como un espejismo den-tro de esta sociedad en la que estamos inmersos.

Prácticamente todo el mundo conoce Venecia, es casi imposible no haberla visitado, pero la idea de escribir esta pequeña reseña sobre la Ciudad de la La-guna, se debe a que quizás, después de leerla podáis retornar a ella y verla con «otros ojos», porque viajar a Venecia, si se hace mirando de forma diferente, es viajar en el tiempo, y puede ser también una manera encontrarse consigo mismo rodeado de belleza, de espejos de agua, y desde luego de una cierta indolencia, que la ciudad desprende, y que es la que realmente nos permite, si sabemos mirar bien, retroceder en el tiempo.

LA FRAGILIDAD DE LA CONSTRUCCIÓN DE VENECIA

Pero para poder comenzar a «mirar Venecia con otros ojos», es necesario conocer su historia. La ciudad de Venecia comienza a tomar forma en el siglo IX dC en el espacio situado entre el Véneto y la costa del Adriático; está construida sobre una laguna donde se mezcla agua salada y agua dulce, e inicialmente esta-ba compuesta por unas cuantas islas separadas en principio unas de otras . Por lo tanto, en Venecia, como apunta Sartre (1), nada es simple, porque hay que pensar que no es una ciudad, sino un archipiélago.

En un ambiente bastante insano por el paludismo, se asentaron sus habitantes que huían de los pobladores de los Alpes, buscando un lugar donde refugiarse y aislarse, donde tenían como riqueza la pesca y las salinas.

Pero aunque sea actualmente difícil de creer, Venecia es una ciudad de ma-dera, sus inmensos palacios están construidos sobre pilones de árboles de los bosques del valle del Cadore, que se apoyan en el fondo del fango de la laguna. Debido a las especiales condiciones de salinidad del agua, estas formaciones de madera se mineralizaron y se convirtieron en cemento, por lo tanto, si queremos «ver Venecia con otros ojos» tenemos que pensar que cuando paseamos por ella, estamos realmente caminando por encima de un bosque sumergido (2).

Quizás sea por esto, que a veces, cuando uno se detiene al andar por las calles venecianas se nota un vaivén que, frecuentemente se mezcla con el movimiento de las olas de la laguna, y por ello, caminar por esta ciudad construida en el agua puede hacernos sentir una sensación especial, única y un poco desconcertante.

ITINERARIOS VENECIANOS «CON OTROS OJOS»

Es preciso adentrarse y seguir mirando con «otros ojos» para poder des-cubrir la parte más secreta y también más auténtica de Venecia, podríamos decir que en esta ciudad misteriosa y sobre todo laberíntica… es inútil guiarse por un mapa, o por las aplicaciones del teléfono… es más, yo diría que para poder verla y descubrirla de verdad, es necesario perderse en ella, o mejor, dejarse perder y que sea la propia Venecia la que se nos muestre delante de nuestros ojos.

Y es que en cada itinerario, aunque la ciudad parezca la misma, no lo es, porque en cada momento es diferente, como el agua de sus canales, que aunque parezca quieta, siempre esta subiendo y bajando con las mareas y aunque en principio no seamos conscientes de ello, continuamente huye de nosotros furtiva y silenciosa, límpida e impenetrable.

Es necesario pararse, por ejemplo, en cualquiera de uno de los más de cua-trocientos puentes de la ciudad, y mirar alrededor con nuestros ojos, veremos probablemente quizás otro puente lejano, y los reflejos de las casas sobre el agua, pero si volvemos al mismo sitio unas horas después ….nos parecerá que lo volve-mos a ver todo por vez primera ….porque en Venecia los colores, los reflejos sobre el agua, la atmosfera y la perspectiva, cambian en cada momento, como nuestros propios estados de ánimo, quizás sea por esto, por lo que este viaje a Venecia con «otros ojos» puede también convertirse en un encuentro con nosotros mismos.

Si pensamos en las infinitas variaciones del cielo en cada momento del día y en cada una de las estaciones, podremos ver como realmente existen también infinitas Venecias, todas ellas diferentes, que además pueden variar en instantes.

Las laberínticas calles oscuras de Venecia son a veces tan estrechas, que parece que al caminar por ellas, la ciudad quiere abrazarte y desorientarte para que no puedas salir de ella, y para que te dirijas siempre a donde ella quiere, y no a tu itinerario prefijado.

Es entonces cuando caminar por Venecia es como hacerlo por el oscuro vien-tre de una ballena, y como lo hizo Jonás debes acostumbrarte a ello. Los ojos poco a poco se van adaptando a esta oscuridad, silenciosa y mágica, en la que, a veces se vive con miedo de perder el contacto con la realidad, pero cuando se logra entrar en este estado de indolencia y dependencia, en esta desorientación

no buscada, de pronto una luz cegadora puede des-lumbrarnos, por ejemplo al encontrarnos, después atravesar las miles de ca-lles estrechas y oscuras del barrio de Cannareggio,con la iglesia de Santa María de los Milagros (fig. 1), que refulge al sol del verano… esta es una de las hermo-sas sorpresas de Venecia

Pero como esta hay muchas, son incontables y muy personales, y cada uno de nosotros, al mirar la ciudad con ojos diferentes, tendremos que encontrar la nuestra, estando siem-pre seguros de que Vene-cia jamás nos defraudará al mostrarnos su belleza escondida.

MIRAR LA PINTURA VENECIANA «CON

OTROS OJOS»

En nuestra primera vi-sita a Venecia no debemos de dejar de visitar la Galería de la Academia . Nuestros ojos se llenaran de belleza al contemplar los cuadros de Bellini, Tiziano, Veronés, Tintoretto y del Giorgione, ese gran pintor tan enigmático y del que existe tan poca obra .

También es visita obligada la de la escuela de San Roque, donde las pincela-das de Tintoretto sorprenderán de nuevo nuestra mirada, así como la perfección de las madonas de Ticiano de la iglesia Santa María dei Frari o los Tiépolos de la Escuela del Carmen.

Pero sobre todo, para hacer este recorrido «con otros ojos», propongo de-jarse sorprender por los cuadros que se pueden encontrar en las numerosísimas iglesias venecianas.

Es un regalo para los ojos el poder entrar en cada una de ellas, y que de pron-to, en la oscuridad del templo, surjan los hermosos colores de un bellísimo cuadro de Bellini, Tintoretto o Tiépolo. Este encuentro tan casual y no buscado con el arte, es lo que mas sorprende, y esto solo puede ocurrir en Venecia, porque aquí la belleza forma parte de la vida cotidiana.

Cada uno debe de ser capaz de buscar y encontrar su pintura favorita en la oscuridad de las iglesias venecianas.

Esto es realmente una elección difícil, y al igual que el paisaje de Venecia en ocasiones puede cambiar nuestro gusto o con nuestro estado de ánimo.

Para mí, en la iglesia de San Zacarías, que se encuentra a dos pasos de la plaza de San Marcos, y que sin embargo, es tan poco visitada por los turistas, hay un cuadro de Giovanni Bellini titulado « La Virgen con el niño y dos Santos» (fig. 2) de una belleza que va mas allá de las palabras, los colores azules, rojos y verdes de los ropajes de los personajes, se funden con la belleza del rostro de la Virgen . Es fácil po-der observarlo iluminado cada tarde a la hora de la celebración del rosario en la iglesia, y una vez con-templado, es de nuevo una suerte de nuevo dejar lle-narse los ojos de luz por el sol que ilumina la tarde en el exterior, en el campo de San Zacarías.

LA VISITA A LA PLAZA Y BASÍLICA DE SAN

MARCOS «CON OTROS OJOS»

Cuando la tarde co-mienza a declinar, en San

Fig. 1: Iglesia de Santa María de los Milagros en el barrio de Cannareggio.

Fig. 2: La Virgen y el Niño con dos Santos, de Giovanni Bellini en la iglesia de San Zacarías.

2

INFORMACIÓN OFTALMOLÓGICA

Marcos, podremos escuchar las músicas alternantes de las pequeñas orquestas de los cafés Florian y Guardi .

Es muy agradable entonces sentarse en los escalones del fondo de la plaza para poder disfrutar de la perspectiva de este lugar mágico, que entonces parece un gran salón de baile, y simplemente mirar alrededor mientras se escucha la música, dejar vagar la imaginación, o cultivar algunas aficiones, como la tomar un pequeño apunte a acuarela (fig. 3). Y si tenemos la suerte de que haya llovido antes, podremos ver el reflejo simétrico del campanile y de la basílica en el suelo de la plaza, que se convierte de pronto en un espejo de agua, como la de los miles de canales que atraviesan la ciudad (fig. 4).

Y un buen consejo para poder visitar la Basi-lica de San Marcos fuera del contexto de parque temático para turistas, en que muchas veces se con-vierte Venecia, es acudir si se puede, a la celebración de la misa mayor los do-mingos por la mañana.

Se debe de entrar por una pequeña puerta lateral, y es el único momento en que la basílica está cerra-da para los turistas. Acude no demasiada gente, aun-que si fervorosa y de muy diferentes nacionalidades, además de algunos vene-cianos devotos.

Pero en el interior de la basílica, el sonido del ór-gano y el coro, el olor del incienso y la visión de los hermosos mosaicos llenos de oro, velados por las nu-bes del humo del incienso, hacen que realmente, el hermoso edificio lleno de arte tenga sentido y se haga realidad.

Y es cuando verdaderamente se puede disfrutar de él, no solo con la vista, sino a través de todos nuestros sentidos, por eso la experiencia será única. Nada más alejado de visitarlo cuando hay que hacer cola para entrar, y que cuando se penetra en él solo pueden oírse los murmullos en mil idiomas de gente que solo logra ver mosaicos y figuras que están ya fuera de su contexto real. Carmen Fernández Jacobo [email protected]

DESCUBRIR LOS TESOROS NATURALES DE LA LAGUNA DE VENECIA, CON «OTROS OJOS»

Esta claro que la historia de Venecia es larga y que poco a poco a través de ella, la ciudad se ha ido enriqueciendo de arte y de arquitectura; los hermosos palacios del Gran Canal, esconden estancias magníficamente decoradas con fres-cos maravillosos en sus techos que nos hablan de los años de esplendor de la Serenísima.

Los venecianos son conscientes de ello, y se sienten orgullosos de su historia y sus tesoros artísticos, pero quizás lo que mas aprecian son las imágenes que las nubes dibujan sobre el agua en los espléndidos atardeceres de los que pueden disfrutar cada tarde.

Una de las cosas que se puede hacer al caer la tarde en Venecia, para poder «mirarla con otros ojos» es tomar el vaporetto hasta el Lido para ver el atarde-cer sobre la laguna, con los edificios emblemáticos de la ciudad en el fondo (fig 6) Además es fundamental alejarse y aproximarse varias veces a Venecia desde el agua durante nuestra estancia, para tomar conciencia del carácter acuático que envuelve la ciudad.

VENECIA CON «OTROS OJOS» EL VIAJE EN EL TIEMPO. LA ISLA DE LA GIUDECCA

La isla de la Giudecca, está separada de Venecia por el agua y por el tiempo. Es realmente un barrio de pescadores, las casas son humildes, todo el mundo se conoce y se paran a hablar cuando se encuentran por la calle, además desde allí se puede ver toda la ciudad de Venecia en la lejanía, llena de reflejos rojos al atardecer.

En esta pequeña isla el tiempo discurre despacio, y los vecinos lo emplean en hablar entre ellos.

La atención para con el visitante también es diferente, en cuanto se va dos días al mismo sitio, la gente te pregunta sobre tu estancia y el motivo de tu visita.

Por lo que para termi-nar nuestro viaje a Venecia «con otros ojos», una su-gerencia sería ver el atar-decer sobre la laguna des-de la isla de la Giudecca con Venecia al fondo, to-mando un spritz, el típico aperitivo de color rosado, que beben los venecianos a todas horas, y que toma su nombre de la época de la dominación austriaca (fig. 7).

Diego Valeri, en su guía sentimental de Venecia (3), habla de que ser venecia-no no es solo haber naci-do allí, sino que realmente es una condición interior que Venecia otorga a veces, a algunos de sus visitantes.

Venecia es tan irreal y extraña, que con un poco de imaginación podemos pensar que tiene vida propia, y que al igual que uno debe de dejarse perder en ella para poder descubrirla, también, algunas veces debe de dejarse adoptar por ella y convertirse en veneciano, aunque solo sea mientras se tenga la suerte de poder estar allí durante algún tiempo.

BIBLIOGRAFÍA

1. Jean Paul Sartre.Venecia desde mi ventana. «Literatura y Arte». Editorial Losa-da. Buenos Aires (1966).

2. Franco Mancuso. Costruire sull`acqua. Corte del Fontego. Editore. Venezia 2014.

3. Diego Valeri, Guida sentimentale di Venezia. Passigli Editori. Firenze 1997.4. Tiziano Scarpa .Venezia é un pesce. Editorial Feltrinelli. Milano 2015.

Fig. 3: Apunte a acuarela de la Basílica de San Marcos por la autora.

Fig. 4: La plaza de San Marcos después de una tarde de lluvia.

Fig. 5: Interior de la Basílica de San Marcos.

Fig. 6: La laguna de Venecia al atardecer desde el Lido.

Fig. 7: Atardecer en la isla de la Giudecca con el spritz aperitivo veneciano por excelencia.