historia xix - j. aurel y p. burke

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El siglo de la historia:historicismo, romanticismo, positivismo, texto Aurel y Burke

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  • IfVhArt^

    Comprender el pasadoUna historia de la escritura y el

    pensamiento histrico

    Jaume Aurell, Catalina Balmaceda, Peter Burke y Felipe Soza

    akal

  • Maqueta Cubierta Sergio Ramrez Diseo Interior

    RAG

    Reservados todos los derechos.De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270

    del Cdigo Penal, podrn ser castigados con penas de multa y privacin de libertad quienes sin la preceptiva autorizacin reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen pblicamente,

    en todo o en parte, una obra literaria, artstica o cientfica, fijada en cualquier tipo de soporte.

    HI GOBIERNO DE ESPAA

    MINISTERIODE EDUCACIN, CULTURA Y DEPORTE

    Esta obra ha recibido una ayuda a la edicin del Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte.

    Jaume Aurell, Catalina Balmaceda, Peter Burke, Felipe Soza, 2013

    Ediciones Akal, S. A., 2013

    Sector Foresta, I 28760 Tres Cantos

    Madrid - Espaa

    Tel.: 918 061 996 Fax: 918 044 028

    www.akal.com

    ISBN: 978-84-460-3727-9 Depsito legal: M-1.502-2013

    Impreso en Lavel, S.A.Humanes (Madrid)

    S:SCUAD0fi V ;w y

  • El siglo de la historia: historicismo, romanticismo, positivismo

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    ( JaumeAurell y Peter Burke)

    Este captulo est dedicado al siglo X IX , tambin denominado el siglo de la historia. Ha sido llamado as por la importancia creciente que adquiere la historia y la disciplina histrica en la cultura, por su influencia en los movimientos intelectuales ms caractersticos del siglo romanticismo, historicismo, marxismo y positivismo- y por el intento de dotar a la disciplina histrica de un estatuto cientfico.

    Por motivos similares, el siglo X IX es descrito con frecuencia como la edad del historicismo, debido al incesante aumento de la conciencia de cambio en el tiempo entre las clases cultivadas en Europa a partir de finales del siglo X V III. El historicismo no fue slo un producto de la Revolucin francesa, aunque seguramente fue estimulado por ella en el sentido de la aceleracin de la historia que le sigui. Junto a esta conciencia del cambio, se produjo una reaccin que propugnaba una vuelta a los valores del A n tiguo Rgimen, como en el caso del poltico Edmund Burke en Gran Bretaa o el historiador del derecho Friedrich Cari von Sa- vigny (1779-1861) en Alemania.

    El historicismo no se confina al redescubrimiento o la reevaluacin de la tradicin. Tambin se empez a experimentar en este periodo un profundo sentido del cambio, junto a una visin del futuro como relativamente maleable (Koselleck, 1979). La mejor evidencia de la expansin de este sentido del desarrollo del tiempo es lingstica, con el aumento de nuevas palabras en alemn como Entwicklung (desarrollo) o en ingls como evolution. Estos conceptos fueron centrales para las llamadas escuelas histricas de derecho y econmicas, ambas lideradas por los alemanes Cari von Savigny y Gustav Schmoller.

    Fue especialmente importante la visin del pasado como un pas extrao (the past as a foreign country). Este descubrimiento del pasado como otro se centr especialmente en la cultura de la Edad Media, que haba sido olvidada o incluso despreciada, pero ahora era revalorizada. La arquitectura gtica fue redescubierta, es

    Historicismo

    Reevaluacin de la tradicin

    199

  • Historia del arte

    tudiada e incluso revivida a travs del movimiento neogtico. Importantes obras de literatura medieval fueron publicadas por primera vez: en castellano El cantar del Mo Cid (1779); en ruso, El cantar de la campaa de lgor (1800); en alemn, el Poema de los Ni- belungos (1807); en ingls, Beowulf (1815), y en francs, La Chati' son de Roland (1837). Todas ellas eran apreciadas no slo porque eran exticas y retrataban costumbres de los tiempos remotos, sino tambin porque desvelaban las races histricas de grandes naciones europeas como Espaa, Rusia, Alemania, Inglaterra y Francia.

    Lo que llamamos historicismo incluye tambin la idea del desarrollo y el progreso del arte. Esta visin dinmica condujo a la reorganizacin de la historia del arte por periodos o escuelas nacionales, reflejados tanto en los museos como en los escritos. En la dcada de los ochenta del siglo X V III, por ejemplo, la coleccin de arte del Imperio austrohngaro en Viena fue reorganizada por escuelas, y el arte ordenado por un criterio cronolgico. El Louvre hizo lo mismo en la dcada siguiente. La clave era clarificar el significado de las obras individuales situndolas en una secuencia.

    Volviendo ahora al anlisis de la escritura y el pensamiento histrico en un sentido ms estricto, podemos distinguir en este periodo dos principales movimientos de cambio: el nacionalismo y el positivismo. Estas dos grandes tendencias son descritas en cada uno de los apartados de este captulo, analizando particularmente sus manifestaciones historiogrficas.

    LA POCA DE LAS TRADICIONES NACIONALES

    Es muy sintomtico y significativo de este periodo que, por primera vez, la historiografa se clasifica segn las tradiciones nacionales, destacando la alemana y la inglesa. Esta situacin se prolongar, por lo menos, hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, cuando la compartimentacin postulada por la historiografa pos- moderna, los procesos de globalizacin y la decadencia de las grandes escuelas nacionales harn inviable una distincin segn tradiciones nacionales. Estas escuelas, por lo dems, no eran slo nacionales: en muchas ocasiones eran tambin nacionalistas.

    La historia nacional

    El despertar de los movimientos de conciencia nacional en Europa y Latinoamrica, seguido en otras partes del mundo, propici el nfasis de la historia de las naciones y de los pueblos -incluida la gente corriente, opuesta a la historia de los gobernantes

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  • de los imperios o de la civilizacin. Se fundaron los archivos nacionales y fueron abiertos a los investigadores. La historia nacional fue progresivamente enseada en los colegios, incentivada por los Gobiernos para inculcar patriotismo a los estudiantes. Los Gobiernos invirtieron muchos medios para promover investigaciones histricas de relevancia nacional como la publicacin de textos ilustrados sobre los momentos estelares de la historia nacional. Los M onumenta Germaniae histrica (1833) establecieron un modelo que fue imitado en todas partes. A partir de 1846, el parlamento noruego incentiv la publicacin de textos legislativos medievales, mientras que en Italia se fund la Deputazione di Storia Patria con el fin de publicar documentos, proteger edificios y hacerse cargo de excavaciones de inters nacional.

    Estos movimientos nacionales precisan ser estudiados comparativamente, desde una perspectiva global o internacional, porque las similitudes entre las historias nacionales son evidentes (Bar, 2010). Los ejemplos ms tempranos son La historia del pue- bb sueco (Svenska folkets historia) de Erik Geijer (1783-1847) y la Historia de Bohemia, continuada como La historia del pueblo checo (Djiny nrodu ceskho), de Frantisek Palacky (1798-1876). En Inglaterra, Thomas Babington Macaulay (1800-1859), famoso tambin como poeta y ensayista, public una unificada Historia de Inglaterra. En Espaa, Modesto Lafuente (1806-1866) public 29 volmenes de una Historia general de Espaa. Estas obras pioneras fueron continuadas por la Historia del pueblo griego (Istora to elli- niko thnous) de Constantinos Paparrigopoulos (1815-91), la Historia del pueblo holands (Geschiedenis van het Nederlandsche volk) de Pieter Blok (1855-1929) y la Historia del pueblo rumano (Istoria poporului romnese) de N icolae Iorga (1871-1940). Losdaneses, los u c r a n ia n o s y lo s c a t a la n e s n o le s fu e ro n a la zaga . L a shistorias nacionales se vendan bien: el primer volumen de la historia de Inglaterra de Thomas Macaulay, por ejemplo, vendi tres mil copias en menos de dos semanas.

    La escuela rankeana contribuy decisivamente a la implantacin de la historia como disciplina cientfica, pero no pudo detener su progresiva tendencia a la instrumentalizacin poltica y nacionalista de la historia. Como consecuencia, la generacin de los historiadores prusianos anterior y posterior a 1870 -Droysen, Momm- sen, Treitschke, Sybel- se hizo agente activo de la unidad alemana y, posteriormente, del pangermanismo. Anlogamente, la escuela poltica francesa -Guizot, Mignet, Thiers- se decantaba por el estudio de las instituciones y de lo especficamente francs.

    Este movimiento no se limit a Europa. Tambin afect profundamente a Amrica Latina (vase p. 391) y a Norteamrica, como es el caso de la Historia de los Estados Unidos de George Bancroft

    Historias nacionales europeas

    Historias nacionales americanas

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  • (1800-1891). Los norteamericanos tambin escribieron la historia del nuevo mundo como una unidad, como en el caso de La vida y los viajes de Cristbal Coln (The Life and Voyages of Christopher Co- lumbus) de Washington Irving (1783-1859). En otros casos, se centraron en algunas zonas: William Hickling Prescott (1796-1859) escribi diversas historias de la conquista de Mxico y Per, mientras que Francis Parkman (1823-93) escriba sobre la Nueva Francia y la expansin hacia el oeste de la frontera. Este ltimo tema ha quedado asociado para siempre con el nombre de Frederick Jackson Tumer (1861-1932), cuyo controvertido ensayo, La frontera en la historia de Amrica (The Frontier in American History), que enfatizaba los efectos de la frontera en el carcter nacional, ha inspirado a muchos historiadores posteriores, estuvieran o no de acuerdo con sus conclusiones. De acuerdo con Tumer, la democracia en Amrica no fue importada de Europa, sino que provino del propio bosque americano.

    Sin embargo, hay tres importantes diferencias entre todas estas historias nacionales. En primer lugar, algunas de ellas se centran en el Gobierno, otras en la gente corriente. En segundo lugar, algunas de ellas fueron producidas en estados-naciones como Suecia; otras, en naciones culturales que formaban parte de estados multinacionales, como los checos en el Imperio austrohnga- ro irnicamente, Palacky empez a escribir su libro en alemn, la lengua franca del imperio, y slo cambi al checo para los ltimos volmenes-, y otras, en naciones culturales que formaban parte de otros estados-naciones, como los catalanes en Espaa, como es el caso de la monumental Historia de Catalua y dla Corona de Aragn (1860-1863) de Vctor Balaguer. Por ltimo, hubo debates acerca del modelo de historia nacional que haba que escribir: una historia de Italia, por ejemplo, o una historia de los italianos, o la cantidad de territorio que habra que incluir. La tendencia al presentismo (vase p. 106) caracteriz estas narraciones, proyectando la nacin contempornea, sus fronteras y la conciencia histrica de sus habitantes hacia el pasado.

    La va ilustrada de la historiografa alemana

    El influjo de la Ilustracin del siglo XVIII tuvo en Alemania un doble efecto, con muchas conexiones entre ellos. Por una parte, la dimensin naturalista gener una clara tendencia al nacionalismo en el modo de escribir la historia en el siglo X IX . Por otra, su base filosfica permiti la emergencia del idealismo, que tuvo tambin su dimensin historiogrfica (Merker, 1958; Reill, 1975). La Ilustracin alemana provena de crculos burgueses y acadmi-

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  • eos, mientras que la francesa dependa de los elitistas salones aristocrticos. En Alem ania la historia est identificada con la lucha por la libertad o contra los vicios de un rgimen corrompido. Por este motivo, all tienen tanta importancia las ideas pragmtico- revolucionarias de Rousseau y se propugna una historia pragmtica que se ponga al servicio de las causas polticas y sociales.

    El primero de los pensadores alemanes que marca claramente esta tendencia es Friedrich Schiller (1759-1805), cuya influencia es mayor por sus dramas histricos que por sus escritos tericos, como el ensayo Qu significa y con qu finalidad se estudia la historia universal (1789).

    La obra de Johann Gottfried Herder (1744-1803) tambin habra que situarla en este contexto. Sus escritos tericos (Todava una filosofa de la historia, 1774) son un ataque frontal al racionalismo inmanente de ilustrados como Montesquieu, Voltaire, Hume o Robertson. La obra de Herder tiene unas evidentes conexiones con la historiografa alemana posterior a travs de sus ideas sobre los pueblos como esencia real fruto de un espritu (Volksgeist) que dominaba todos sus impulsos (Alonso Nez, 1971). Junto a estos intentos pragmticos, el debate terico sigue adelante en Alem ania, culminando con la obra de Immanuel Kant (1724-1804), para quien la Ilustracin consigue sacar al hombre del estado de inmadurez del que l mismo es responsable: cuando sea capaz de utilizar su propio entendimiento perder su subordinacin.

    El eslabn filosfico que conectar toda esta corriente ilustrada con el romanticismo y el idealismo y, por tanto, con evidentes conexiones con la historiografa- es sin duda Hegel (1770-1831). Su visin de la historia es esencialmente filosfica y conserva los elementos tpicamente ilustrados, como el universalismo, la concepcin filosfica de la ley y una visin radical del progreso. H egel se enfrenta a la idea roussoniana del estado natural porque otorga una importancia fundamental a la formacin de los estados. Preconiza tambin una historia pragmtica, porque el historiador pertenece a su poca, es consciente de sus necesidades y est identificado con sus intereses (D Hondt, 1998; Althaus, 1999). Las Lecciones sobre la filosofa de la historia universal postulan que la historia es la progresin en el tiempo del encadenamiento lgico de las ideas. La historia de la humanidad se resuelve en un proceso dialctico cuya meta es la libertad, lo que constituye la tesis. Esta primera fase est condicionada por las pasiones humanas, inherentes a las contradicciones del proceso iniciado, que da lugar a la anttesis. La sntesis llega cuando el hom bre es capaz de concretar el dominio de la razn, que en Hegel es el verdadero sustituto del tradicional argumento historiogrfico de la providencia divina. Todo este proceso est dominado por el

    Schiller

    Herder

    Hegel

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  • Marx

    Ranke

    espritu concepto ya bien arraigado en la filosofa ilustrada alem ana-, que se pluraliza en los grandes pueblos actuando en su ascensin hacia la pura idea de s mismo.

    Algunas de estas ideas haban sido expuestas por Fichte a prin- cipios del siglo X IX , pero ahora Hegel les daba mayor consistencia y sistematizacin. La filosofa de la historia hegeliana sera recupera- da, al cabo de una generacin, por los creadores del materialismo histrico, Marx y Engels, que lo llevarn al campo concreto de la interpretacin histrica. Karl Marx (1818-83) se form en la escuela de la izquierda hegeliana. Tambin recibi el influjo de algunos historiadores franceses de la revolucin -com o Thierry y Gui- zot (vanse pp. 207-208) que percibieron la importancia de la formacin de las clases sociales y su oposicin a la hora de las revoluciones. Para Marx, la dialctica de la historia es nica y su motor es el antagonismo de clases debido a las diferencias de relacin con los medios productivos. El triunfo de la clase proletaria abrira una poca de transicin, tras la cual se abrira el camino a la verdadera libertad de una sociedad sin clases. La clave de la riqueza est en la propiedad de los medios de produccin. Cuando el proletariado se haya hecho con ellos, se habr culminado el proceso histrico, llegndose as al final de la historia (McLellan, 1970; Rigby, 1987).

    Com o se puede ver, la mayor parte de los intelectuales reseados en este apartado son ms filsofos que historiadores. En este sentido, la base filosfica de la historiografa alem ana es esencial para entender la eclosin del historicismo clsico, liderado por Leopold von Ranke, que ser tratado en este mismo captulo. Alentado por esta tradicin deductiva, Ranke reaccionar abogando por la dimensin inductiva y cientfica de la investigacin histrica frente a la especulativa de la filosofa. Pero antes de entrar en el anlisis del historicismo germnico, hegemnico en este periodo y de enorme influencia cara al futuro, es preciso ahondar en las otras tradiciones historiogrficas decimonnicas, particularmente la francesa, la inglesa y la espaola.

    L a historiografa francesa: del romanticismo al positivismo

    El siglo X V III se cierra en Francia con un acontecimiento que parece desmentir todo el aparato terico basado en el progreso formulado por los tericos escoceses y por los confiados ilustrados franceses: la Revolucin francesa (1789). Este transcendental evento puso de manifiesto que los cambios no suceden siempre espontneamente y que no existe una relacin directa entre los caminos marcados por la evolucin social y econmica, por un lado, y las respuestas polticas y culturales, por otro. La Revolucin francesa

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  • tiene una importancia desde el punto de vista no slo histrico, sino tambin historiogrfico, ya que su fuerte impacto hizo reconsiderar a muchos historiadores el objeto de la disciplina histrica (Mellon, 1958; Trevor-Roper, 1969; White, 1973; Coomaert, 1978; Kelley, 1984; Bann, 1984, 1995; Walch, 1986).

    La energa simblica de la Revolucin francesa es tan grande que toda una generacin de historiadores franceses empieza a analizar el fenmeno de la revolucin, contemporneo a ellos mismos. En esta primera generacin destacan Antoine Barnave (1761-1793), R L. Roederer (1754-1835), Jacques Roux (1752- 1794), Anacharsis Cloots (1755-1794), Destutt de Tracy (1754- 1836), todos ellos nacidos a mediados de siglo y que, por tanto, haban llegado a una edad madura durante la revolucin. Ellos son quienes, desde una perspectiva revolucionaria o reaccionaria, empiezan a forjar el mito de la revolucin burguesa. Esta interpretacin presenta el proceso revolucionario como la gran obra de progreso realizada por iniciativa de la burguesa, en lugar de centrarse en las fuertes tensiones internas que haban encam inado a la revolucin hasta los hechos dramticos que llevaran a algunos de ellos a la guillotina. La fecha de la muerte de tres de ellos, fallecidos muy jvenes durante la dcada de los noventa, es bastante significativa de la ruptura que supuso la revolucin, tam bin desde una perspectiva intelectual.

    Despus del primer momento revolucionario, los intelectuales de la Restauracin (1815) pudieron analizar ms serenamente, aunque de forma partidista, el fenmeno de la Revolucin, como se refleja en las obras de Joseph de Maistre (1753-1821) o Louis de Bonald (1754-1840). En este contexto, se inician algunas obras encaminadas a contrarrestar la obra de la Ilustracin, a travs de la vuelta a un pasado medieval heroico, que habra asegurado la consolidacin de las naciones en el periodo moderno. Quiz la primera obra en esta direccin sea El genio del cristianismo, publicada en 1801 por Fran

  • dudan en reconocer la trascendencia e importancia de sus logros. Por contraste, no se sienten tan identificados con la experiencia del Imperio: aunque Napolen es el continuador de las reformas emprendidas, tambin es el coartador de las libertades.

    Los miembros de estas generaciones francesas de historiadores liberal-romnticos ejercieron tambin una influencia decisiva en la profesionalizacin de la historia. De manera particular contribuyeron a una renovacin de la documentacin. La imagen del historiador que ellos reflejan es la de una persona empeada en recopilar de manera exhaustiva la totalidad de la documentacin existente en tom o a las cuestiones que se abordan. Ese afn de exhaustividad les condujo a dedicarse de manera exclusiva a la realizacin de su obra, encontrando en la universidad el mbito adecuado donde poder dedicarse a esa tarea de estudio y de publicacin. Guizot accede a la Sorbona; Michelet y Quinet al Collge de Francia.

    Sin embargo, a pesar de este avance en las fuentes disponibles, estas primeras generaciones de historiadores propiamente profesionales no se preocuparon excesivamente por la crtica documental, lo que les distingui claramente del historicismo alemn contemporneo a ellos. Por otra parte, sus convicciones polticas repercutieron tambin en sus elecciones metodolgicas: sus postulados liberales y su optimismo burgus les llev a acercarse al estudio del pasado desde las premisas compartidas por el triunfo de la libertad y el progreso. Aunque se centraran en el estudio de Francia, este se emprendera desde unas premisas abiertamente universalistas. No existe verdaderamente en su nimo tensin entre universalismo y particularismo, que se desvanece ante el fuerte optimismo histrico y antropolgico que profesan. En realidad, junto al inters por la Revolucin, es la totalidad de Francia lo que les atrae, desde el

    __________________ punto de vista de la evolucin de la civilizacin.Generacin de 1830 Los principales frutos de la historiografa romntica francesa

    llegarn, con todo, despus de la revolucin de 1830. Esta nueva generacin de historiadores escribir al servicio de las ideas liberales para asentar los fundamentos ideolgicos del nuevo orden social de la Restauracin. S i algo caracteriza a esta nueva historia es el progresivo compromiso que asume con una determinada postura poltica. A l mismo tiempo, se generalizan los postulados historiogrficos del romanticismo (Crossley, 1993). En primer lugar, se experimenta una recuperacin de la Edad Media como poca susceptible de estudio como cualquier otra, libre de los prejuicios de los ilustrados. Se realzan e incluso mitifican algunos episodios de ese periodo como la vida caballeresca, las cruzadas, la Inglaterra de los Plantagenet y los normandos, la Alem ania de los Hohenstaufen y los nibelungos, las comunas italianas, la Suiza de Guillermo Tell y la Espaa del Cid. A l mismo tiempo, se exaltan

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  • algunos episodios histricos por el exotismo que encierran, como lo ponen de manifiesto los Relatos de Thierry, y se acude a un lenguaje ms potico que erudito, como los apasionados comentarios de Michelet.

    En el romanticismo historiogrfico se percibe un inters por los parasos perdidos, cuya virtualidad mayor consista en poseer precisamente aquellos mismos rasgos que parecan haber desaparecido en un tiempo presente algo atormentado por la realidad de las revoluciones. Malestar por el presente y nostalgia por el pasado mueven al hombre romntico a interesarse por la historia. C on ella, no slo se trat de recordar un pasado idealizado -en muchas ocasiones localizado en la Edad Media, en otras en el misterioso Oriente-, sino que tambin se aspir a recrearlo. Pero no slo se trat del romanticismo. Com o afirmaba Georges Lefe- bvre en relacin con esa pasin por la historia propiciada por la nostalgia romntica, sin duda [ese auge por la historia] se debi en cierto modo a la curiosidad que la Revolucin despert entre las nuevas generaciones, as como a la reaccin poltica y religiosa que, en contra de la Revolucin, elogiaba los buenos tiempos de la monarqua absoluta, de la Edad Media, animando a describirlos, cuando no a estudiarlos o a conocerlos efectivamente (Lefebvre, 1974, p. 165).

    Adolphe Thiers (1797-1877) y Franijois Mignet (1796-1884) son dos de los principales exponentes de esta tendencia romntica comprometida con una ideologa poltica y unas aspiraciones nacionales. A pesar de su tendencia a justificar y legitimar la vertiente burguesa de la revolucin, estos dos autores no eligieron la va estrictamente narrativa, sino la de una historia filosfica y expositiva (Walch, 1986).

    Sin embargo, dentro de esta generacin, es a Augustin Thierry (1795-1856) a quien le corresponde un mayor influjo en el campo de las tcnicas historiogrficas (Cormier, 1996). Thierry es uno de los ejemplos ms caractersticos de la compenetracin que existe, en este periodo, entre desarrollo historiogrfico y tendencias polticas. En el prefacio de sus Cartas sobre la historia de Francia (1817) manifiesta claramente su deseo de contribuir al desarrollo de las ideas constitucionales a travs de los argumentos histricos, para dar una verdadera legitimacin a sus ideas polticas. Pero junto a esa fuerte carga ideolgica, el historiador francs demanda una historia verdaderamente crtica, fundamentada en una rigurosa encuesta documental, tal como pretende hacer en sus Relatos de los tiempos merovingios (1833). Poco ms tarde, Thierry abogar tambin por una narracin histrica en la que se respete verdaderamente la realidad de las cosas, reaccionando contra la historia tradicional que se haba centrado en los reyes y los aristcratas para

    Romanticismo

    Thiers y Mignet

    Thierry

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  • legitimar el antiguo rgimen. El pueblo, el tercer estado, pasaba a ser ahora protagonista de la historia. C on estas ideas, no es extrao que Thierry haya tenido tanto influjo en la historiografa contempornea de corte liberal, aunque ciertamente se trata ms de unas proposiciones programticas que de una verdadera aplicacin de

    __________________ ese programa a la escritura histrica (Gossman, 1976).Guizot U na evolucin similar es la que experimenta Franco is Guizot

    (1787-1874), con sus obras sobre la Historia de la revolucin de Inglaterra (1827), la Historia general de la civilizacin europea y la Historia de la civilizacin en Francia, publicada entre 1829 y 1832. U na de las ideas ms influyentes de su historiografa, de fuerte influjo posterior, es la constatacin de que la Revolucin britnica haba logrado el acceso de un gobierno representativo sin necesidad de una ruptura social, fundando una monarqua constitucional que sera posteriormente tomada como modelo en la fundacin de Estados Unidos. Por contraste, en Francia ese mismo intento degener en la enorme ruptura social que supuso la revolucin de

    __________________ finales del siglo X V III (Broglie, 1990).Generacin de 1848 Esta historiografa francesa liberal, personificada por Thiers,

    Mignet, Thierry y Guizot, representa a la generacin surgida de la revolucin de 1830. Poco ms tarde, una nueva generacin de historiadores franceses volvera a plantearse las ideas surgidas de la Revolucin francesa, aunque con la mayor perspectiva que les daba el hecho de haber alcanzado una mayor distancia temporal que sus antecesores. La obra de Alphonse de Lamartine (1790-1869), Historia de los girondinos, habra que situarla en este contexto, en que buscaba justificar las ideas republicanas pero siempre a travs de la paz social. Sin embargo, el historiador que hara grande a esta generacin y que mejor representa el espritu de la historiografa romntica es Jules Michelet (1798-1874) (Mitz-

    __________________ man, 1990; Barthes, 1995; Viallaneix, 1998).Michelet Considerado el historiador romntico francs decimonnico

    por excelencia, su prosa histrica y su fuerza narrativa lo han hecho imperecedero. Su obra histrica est basada en la asociacin que establecen la historia y el pueblo. A la manera del idealismo alemn, del que recibi una inspiracin directa (vase p. 217), la historia es el resultado del crecimiento inconsciente de los pueblos, los cuales en su actuar apareceran impulsados por una especie de fuerza interna o Volksgeist: el genio, el espritu del pueblo. Dada esta visin orgnica del devenir histrico, la historia poltica forma parte de otras manifestaciones del espritu de un pueblo: el derecho, la lengua, la religin, las artes y el folklore. La historia se construye a base del estudio del hecho nacional. La fra proyeccin del individualismo racionalista se deshaca desde estas nuevas perspectivas.

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  • De todo ello Michelet deduce que lo esencial de la historia con- sista en esta potencia misteriosa: el fluido de la sociedad que acta sobre ella misma, y que escapa a cualquier interpretacin metafsica. Haciendo eco de las palabras de Herder, tambin Michelet mostraba su adoracin por el suelo. El suelo se confunda, formando un solo bloque, con el genio del pueblo. El pueblo est instalado, enraizado en un suelo, en un espacio; y la originalidad de ese pueblo contribuye de alguna medida en la originalidad de ese genio popular. En Michelet se proyecta, as pues, la voz de Herder. Pero la honda confianza de Michelet en el individuo racional, tambin su fe en la libertad, rompe cualquier atisbo de fatalidad y de determi- nismo. Michelet, siempre fiel al espritu de la Ilustracin, nunca duda de que el hombre sea el hacedor de la historia; y la historia es una lucha de la libertad contra el determinismo.

    Michelet sufri tambin de lleno la influencia del romanticismo, especialmente a travs de la conviccin de que el sentimiento, dotado de capacidad intuitiva, pone al espritu en comunicacin con el mundo sobrenatural; que la ensoacin, el xtasis, la visin potica y artstica son instrumentos de conocimiento, y no slo la razn y la ciencia, incapaces de alcanzar lo infinito y lo divino. A travs de Vctor Cousin entraba Michelet en contacto con el idealismo alemn de Fichte, Schelling y Hegel. De estos, y especialmente de Hegel, aprende el francs que todo lo que es racional existe, que todo lo que existe es racional. La historia, de este modo, no es ms que la manifestacin del espritu del mundo. Los hechos que consideramos reales slo son apariencias tras las cuales se ocultan las realidades verdaderas que son las ideas. Tambin para M ichelet el hecho histrico o el gran personaje de la historia son smbolos; detrs de esos smbolos estn las ideas, las cuales ellos encarnan. El pueblo es el sm bolo de Francia; D anton es el smbolo del pueblo; Catn es el smbolo del viejo genio romano. La Revolucin es un poema pico cuyo hroe es el pueblo y la propia historia de Francia.

    Alexis de Tocqueville (1805-1859) tambin analiza la revolucin a travs de la experiencia de 1848, pero desde una perspectiva diferente a la de Michelet por su condicin de aristcrata (Jardin, 1984). En 1856 publicara su principal obra, El Antiguo Rgimen y la Revolucin, donde analiza la sociedad del Antiguo Rgimen francs en el siglo X V II I para demostrar que los eventos revolucionarios de 1789 no fueron ms que una confirmacin de unas ideas y de una evolucin que se haban ido gestando durante todo un siglo. Tocqueville realiza una simplificada pero sugerente lectura del proceso revolucionario francs. La revolucin de 1789 haba sido protagonizada por la burguesa; la de 1830, por el pueblo pero controlada por la clase media; la de 1848, al margen de la burguesa y

    Tocqueville

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  • Fustel

    Gibbon

    contra ella. La obra de Tocqueville tuvo una notable influencia en el desarrollo de la teora poltica, y concretamente en la interpreta- cin de las revoluciones y la construccin del estado liberal. Sus ideas cruzaron el Atlntico e influyeron particularmente en los procesos de emancipacin de Estados Unidos y Mxico.

    La figura de Numa Fustel de Coulanges (1830-1889) cierra la trada de grandes historiadores de esta generacin -junto a Mi- chelet y Tocqueville- que han quedado como hitos dentro del curso general de la historiografa. Fustel es heredero de la ideologa rom ntica aplicada a la historia, aunque con un fuerte componente conservador que le distingue claramente de Michelet y Tocqueville. Su La ciudad antigua (1864) fue muy influyente en su poca e incluso ya bien entrada la centuria siguiente (Momiglia- no, 1977, pp. 325-343; Hartog, 1988). La evolucin histrica se explica a travs de las ideas religiosas y de la conservacin de la propiedad privada como motor econmico y social de la historia. Tambin cabe hacer una lectura nacionalista de su obra, porque siempre defendi la erudicin francesa frente a la crtica hermenutica y filosfica alemana. Con todo, el mayor influjo de su obra vendr de las ideas religiosas, que traspasar a los socilogos de la primera generacin del siglo X X , como mile Durkheim y Marcel Mauss.

    La va empirista britnica y la historiografa whig

    La historiografa britnica tiene una evolucin algo ms independiente respecto a la continental, sobre todo la francesa y la alemana. Ella presenta unos matices especficos que es necesario aclarar para la comprensin de la historiografa del siglo X X . La idea del progreso cientfico y la tradicin inductiva pesan all ms que en el continente, que se deja llevar por una mayor tendencia a la especulacin filosfica. En la obra ms influyente de Adam Sm ith (1723-1790), La riqueza de las naciones (1776), el progreso de carcter econmico vuelve a aparecer como nervio central de su argumentacin, siguiendo as la tradicin escocesa ilustrada.

    El mismo ao 1776 se publica Decadencia y cada del Imperio romano, de Edward Gibbon, que representa un punto culminante de la Ilustracin desde el punto de vista historiogrfico. C on Gib- bon, la escuela escocesa pasa el testigo a la escuela inglesa de modo definitivo. Los detalles de su obra han sido ya analizados en el captulo anterior; lo que interesa destacar aqu es que el mximo logro de ella es, probablemente, el haber conseguido aunar la tendencia erudita, analtica, inductiva y cientfica dominante en la tradicin britnica con las concepciones tericas de los filso

    210

  • fos sociales ilustrados como Montesquieu y Hume. Esta conjuncin influir enormemente en el particular devenir de la historiografa britnica de los siglos X IX y X X .

    Fruto de esta evolucin es la eclosin de la historiografa whig, que merece un estudio especfico. En 1688, la Glorious Revolu- tion (la Gloriosa Revolucin) marc todo un hito en la historia del Reino Unido y ms particularmente en la historia de Inglaterra. A raz del establecimiento de la monarqua constitucional hubo una lucha de los dos principales partidos polticos, los whigs, que apoyaban el nuevo sistema, y los tories, que se oponan a l. A partir de aquel acontecimiento comenz lo que los britnicos denominan Modem Times, la poca moderna. El mismo concepto de Gloriosa Revolucin, creado por la propia historiografa whig, es bien significativo de su orientacin. Segn su esquema interpretativo del pasado, que tan bien supo materializar Lord Macaulay, a partir de ese episodio, la historia de Inglaterra fue una carrera hacia el progreso. La monarqua constitucional, el sistema parlamentario, el liberalismo econmico, el protestantismo, la tolerancia y la libertad fueron sus hitos; la continuidad en la tradicin -matiz que tanto distingua a la historia britnica de la continental- fue su sello distintivo (Butterfield, 1931; Burrow, 1981; Parker, 1990; Black y M acRaild, 1997).

    Aunque las races de la interpretacin liberal whig provienen del siglo X V III, sobre todo se trat de u n fenmeno decimonnico. La historiografa whig asumi una visin del pasado en funcin de una percepcin profundamente optimista del presente, tal como se expresa en la obra de figuras como Henry Hallam (1777-1859), Thomas Macaulay, W illiam Lecky (1838-1903), James Anthony Froude (1818-1894) o George Macaulay Trevelyan (1876-1962). Incluso los llamados historiadores tory, como el famoso medie- valista William Stubbs (1825-1901), compartieron con los whigs una optimista visin del progreso en la historia.

    La historiografa whig es un claro ejemplo del influjo de la poltica en la historiografa. La historia whig, de hecho, no desapareci con la emergencia de una historia cientfica y profesional, tal como lo demuestra la obra de Lord Acton (1834-1902). Lejos de ello, las actitudes hacia el progreso y la continuidad que le sirvieron de base seguiran estando presentes durante largo tiempo en la historiografa. De algn modo, toda la historia britnica del siglo X IX estuvo vinculada al desarrollo de las ideas morales (Jones, 1972). Para Lord Macaulay, el ltimo de los grandes historiadores literarios, la historia tiene que ver con la continua traza de mejoras, con la idea de progreso. En History of England from the Accession of James the Second (La historia de Inglaterra desde el ascenso de Jaime II, 1848- 1855), Macaulay presentaba como whigs a todos sus hroes, mien

    21 I

    Historiografa whig

    Macaulay

  • Lord Acton

    tras que todos los villanos eran siempre tories. Macaulay no slo describa el pasado, sino que justificaba su presente: el protestantismo, el parlamentarismo, las grandes instituciones y tradiciones britnicas. La actual grandeza britnica era la consecuencia de suhistoria, de la exclu sin a partir de 1688 del catolicismo y de la creacin por entonces de la monarqua constitucional. Haba, pues, que esforzarse de manera denodada por mantener la tradicin liberal britnica, a fin de que, como en los ltimos 160 aos, la historia de Inglaterra siguiera siendo una crnica del progreso fsico, moral e intelectual.

    En la base de estos presupuestos estaba firmemente implantado el empirismo, que es el rasgo ms especfico de la historiografa britnica. Sobre esos andamios, pues, se construy la interpretacin whig. Hacia 1880, no obstante, las primeras grietas amenazaron con demoler el viejo edificio. Todo ello fue, en parte, consecuencia de la creciente profesionalizacin de la tarea del historiador. Eso se pudo percibir en la figura de Lord Acton, muy influido por los mtodos universitarios alemanes y mucho menos proclive a dejarse influir por la interpretacin whig. A pesar de esas primeras fisuras, no obstante, an no hubo un peligro real de derrumbe.

    Sin olvidar a Macaulay y a Thomas Carlyle (1795-1880), autor de algunos famosos estudios como La Revolucin francesa y Federico el Grande, quiz habra que sealar a Lord A cton como el historiador ms destacado de la centuria. A cton fue un hombre dotado de una inmensa erudicin. Su obra discurri por los senderos de la historia poltica y administrativa, y particularmente por la historia de los grandes acontecimientos. Esa primaca de lo grande sobre lo pequeo, de lo brillante sobre lo prosaico, convena a una historiografa identificada con una serie de lecciones morales. Se trataba de una historia ejemplar, vertebrada en torno a un espritu nacional orgulloso de su tradicin. El nfasis en los mtodos empricos, y en lo que Stedman Jones (1972) llama liberal- moralismo, fue reforzado por la potencia del liberalismo filosfico del siglo X IX britnico, as como por la autoconfianza y por la opinin nacional y cultural que gobernaba la forma en que los Victorianos vean su especial lugar en el mundo.

    Sin embargo, el estancamiento de la historiografa whig se puso claramente de manifiesto con el cambio de siglo. Las universidades britnicas ignoraron en un primer momento la contribucin a los nuevos debates continentales de influyentes pensadores como Sigmund Freud, M ax Weber o mile Durkheim, o del pensamiento de inspiracin marxista. La asimilacin de todas estas corrientes no se producira de un modo estricto -aunque entonces lo hara con una enorme fuerza hasta despus de la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces, durante la primera mitad del

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  • siglo XX, los debates ms fructferos para la disciplina histrica se produciran en los mbitos acadmicos franceses y alemanes, perdiendo la historiografa britnica algo del mpetu que haba tenido hasta ese momento.

    La historiografa liberal espaola

    A principios del siglo X IX la historia se fue desgajando en Espaa de la literatura y el arte, y se expandi a travs del sistema educativo como estudio racional y cientfico del pasado. Entonces, se la reconoci como una disciplina capaz de construir un discurso sobre la idea de estado-nacin surgida en el contexto de la guerra de la Independencia espaola frente a Napolen (1808- 1814) (Fontana, 1991). La historiografa decimonnica espaola tiene como referentes al liberalismo como orientacin ideolgica y al romanticismo como fundamento intelectual (Moreno A lon so, 1979; Cirujano, Elorriaga y Sisinio Prez, 1985). Este contexto condiciona los temas de mayor inters entre los historiadores espaoles durante el siglo X IX : la exaltacin de la historia nacional, la relevancia de la historia reciente, la recuperacin de la Edad Media como un tema histrico gracias a la divulgacin de los postulados del romanticismo, la prioridad de la historia poltica sobre la social o la econmica y el auge del gnero biogrfico (Elorriaga Planes, 1965).

    Despus de unos aos de inestabilidad poltica y aridez cultural, se fue desarrollando la historiografa liberal moderada de la poca isabelina, concretamente desde finales de la primera guerra carlista a la restauracin monrquica (1840-1875). Durante las dcadas de los treinta y los cuarenta, la estabilizacin econmica y las transformaciones polticas dieron como fruto una primera institucionalizacin de la cultura impulsada por el Estado liberal.De un modo ms voluntarioso que sistemtico, todos estos organismos consiguieron materializar el objetivo de los liberales de renacionalizar Espaa a travs de una relectura y redescubrimiento de su pasado. La Real Academ ia de la Historia se convirti entonces en el centro neurlgico de la historiografa liberal. Por tratarse de un organismo oficial, cont durante la poca isabelina de una sede estable, una organizacin corporativa, fondos pblicos para editar y difundir obras histricas y, no menos importante, la legitimidad de elaborar informes para el Gobierno, en los que seestablecan los criterios que deban regir la investigacin histrica _______y su divulgacin educativa. Durante el primer tercio del siglo X IX , 1800- 1830 destacaron entre sus acadmicos los que, de hecho, eran los ms cualificados exponentes de la historiografa espaola por aquel

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  • entonces, la mayor parte de ellos representantes de la ltima ilus- tracin o el primer romanticismo: Diego Clemencn, Martn Fernndez de Navarrete, Andrs Muriel, Martnez Marina, Manuel Prez Villamil y C ea Bermdez, entre otros.

    1840-1850 Durante la dcada de los cuarenta, se incorpor una nuevageneracin de historiadores polifacticos, que simultanearon sus tareas eruditas con la prctica de la abogaca, la literatura, el periodismo o la poltica. H acia la dcada de los cincuenta, los historiadores empezaron por fin a encontrar su lugar especfico en la sociedad, sobre todo gracias a la creacin de la Escuela Superior

    __________________ de Diplomtica en 1856 y el Cuerpo Facultativo de Archiveros,La Escuela Diplomtica Bibliotecarios y Anticuarios en 1858. La Escuela de Diplomtica

    se convirti pronto en el ncleo germinal de una nueva clase de historiadores, los eruditos profesionales, que iran convergiendo progresivamente con los historiadores liberales, acantonados por entonces en la Real Academ ia de la Historia. Esta confluencia queda bien patente en la figura del que fue nombrado el primer director de la Escuela: el prestigioso historiador generalista M odesto Lafuente, autor de una Historia de Espaa muy divulgada. La Real Academ ia, convertida en el guardin de los fondos documentales y la cultura histrica de la burguesa liberal, dispens desde el primer momento una inequvoca proteccin a la Escuela Diplomtica. Se experimentaba as por primera vez una acertada simbiosis entre eruditos y acadmicos, el precedente ms claro del futuro historiador-profesional (Peir y Pasamar, 1996).

    La Escuela Diplomtica se mantuvo, durante toda la segunda mitad del siglo, como el nico establecimiento de iniciacin a la

    __________________ investigacin histrica, ante la falta de madurez de los investiga-La universidad dores en las universidades. La universidad liberal fracas en Espa

    a como soporte institucional historiogrfico porque ni se dieron las condiciones econmicas adecuadas, ni las voluntades polticas necesarias, ni las demandas sociales suficientes. Adems, la carrera de Historia estaba todava demasiado asociada a otras disciplinas humansticas y la universidad no se haba comprometido todava con una seria tarea investigadora. La profesin docente, aun a nivel universitario, se consideraba como una forma ms de ganarse la vida, pero no como la actividad adecuada para desarrollar una tarea erudita e investigadora. Com o consecuencia, la distancia entre el mundo de la divulgacin histrica, practicado sobre todo por profesores universitarios y aficionados a la historia, y el mundo de los historiadores-archiveros, los eruditos profesionales y sus discpulos, se fue acrecentando. En este contexto, correspondi al segundo grupo la labor de profesionalizacin capaz de llenar de contenido metodolgico y terico a la historiografa acadmica isabelina y restauracionista.

    214

  • La historia jurdico-institucional se convirti ya por aquel entonces en una de las especialidades ms importantes de la historiografa espaola, lo que tuvo una influencia indudable cara a su futura evolucin. En el campo de la historia del derecho, destacaron Pedro Jos Pidal para C astilla y M anuel Durn i Bas para Catalua, quienes sentaron las bases para la implantacin de la importante escuela jurdico-histrica, cuyo primer eslabn sera Eduardo Hinojosa (1852-1919), seguido por la egregia figura de Claudio Snchez Albornoz (1893-1984). El medie- valismo tom as la delantera como especialidad reina en la historiografa espaola, con atencin preferente a la historia ju- rdico-institucional y, concretamente, el arabismo, que se consolid como una especialidad de rigor y prestigio con figuras como el todava ilustrado Jos A ntonio Conde y, ya en la poca isabelina, el carlista Francisco Javier Sim onet y el liberal Pascual de Gayangos.

    Destacaron tambin la edicin de colecciones docum entales, acopios estadsticos y estudios monumentales, tomando como modelo los Monumento, germnicos, entre los que destacaron los de Sainz de Baranda, Martn Fernndez de Navarrete, Prsper de Bofarull, Pascual Madoz y Manuel Colmeiro. Asimismo, esta generacin, encabezada por Modesto Lafuente, Eduardo Chao y ngel Fernndez de los Ros, fue capaz de generar el caldo de cultivo necesario para la futura profesionalizacin de la disciplina. De una historia difuminada en la literatura, la filosofa y la geografa, y tantas veces reducida y simplificada a sus propias disciplinas auxiliares -cronologa, archivstica, arqueologa, paleografa- a principios del siglo X IX , se pas a una disciplina con un estatuto claramente marcado a finales de siglo.

    Otra nota muy caracterstica de los historiadores liberales espaoles es que buena parte de ellos fueron polticos, y viceversa. La obra de Antonio Cnovas del Castillo (1828-1897), el gran protagonista de la Restauracin y presidente del Gobierno, es la culminacin de un maridaje entre accin poltica y prctica his- toriogrfica que estar tambin presente a lo largo del panorama historiogrfico espaol del siglo X X . La Historia general de Espaa (1890-1894), dirigida por Cnovas, represent el esfuerzo supremo, canto del cisne del academicismo historiogrfico liberal, donde se muestran tanto sus evidentes lagunas historiogrficas como su capacidad para convivir con las nuevas corrientes que estaban emergiendo en la Espaa finisecular. Estas nuevas tendencias procedan habitualmente de las historiografas perifricas, como la catalana, o del ambiente acadmico y cientfico en formacin como era el universitario, desde donde llegar poco ms tarde la regeneracin del sistema academicista.

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    La historia jurdico-institucional

    Edicin de fuentes

    Historiadores y polticos

    Cnovas del Castillo

  • 1880 En la dcada de los ochenta del siglo X IX, ya en plena poca dela restauracin monrquica, la vida acadmica se fue enriqueciendo metodolgicamente, constituyndose as en el primer germen de la inminente profesionalizacin. La hegemona de la erudicin profesional, representada fundamentalmente por los catedrticos de la Escuela Superior de Diplomtica y por algunos miembros del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios,

    __________________ desenmascar la mediocridad en la que se hallaba sumida la univer-Menndez Pelayo sidad. Apareci entonces Marcelino Menndez y Pelayo (1856-

    1912), cuya obra fue continuada por todo un grupo de eruditos, profesores de la Escuela y miembros del Cuerpo de Archiveros. Todos ellos introdujeron temas e inquietudes para complementar las

    __________________ demandas culturales de la burguesa y la clase poltica ilustrada.1890 En los aos noventa, un reducido conjunto de historiadores__________________ formaban el grupo ms activo de la historiografa espaola. EntreAitamira ellos, empezaba a destacar Rafael Altamira (1866-1951) como l

    der generacional y activo miembro de la Institucin Libre de Enseanza. Sin embargo, los viejos acadmicos, que ejercan de guardianes de la tradicin, formaban una oligarqua historiogrfica y controlaban directamente los resortes del poder cultural, conservando un monopolio casi exclusivo sobre la historia nacional. La situacin empez a cambiar en tom o al cambio de siglo (Pasamar, 1995). Por una parte, empezaba a dejarse notar la actividad iniciada por los eruditos. Por otra, se iba abriendo paso un selecto grupo de catedrticos de universidad con una concepcin ms modernizada de la disciplina histrica. La conjuncin de estos dos mbitos -erudicin archivstica y actividad universitaria- iba a resultar decisiva para que la historiografa acadmica favoreciera la evolucin de aquellas corrientes que confluan en una aspiracin comn: convertir a la historia en una ciencia autnoma separada del concepto de bellas letras y crear la carrera del his-

    __________________ toriador (Pasamar y Peir, 1987, 1991; Peir, 1998).El cambio de siglo Durante los aos finiseculares, falleca un buen nmero de

    acadmicos identificados plenamente con el sistema historiogrfico restauracionista: el propio A ntonio Cnovas del Castillo, Luis Vidart, Pascual de Gayangos, Francisco Crdenas, Pedro de Madrazo, Francisco Coello, Vicente Barrantes y Antonio Mara Fabi. Esto facilit, incluso vitalmente, la sucesin generacional que experiment la historiografa espaola en la poca de entre- siglos. El relevo generacional fue unido al trauma colonial, con la dramtica prdida de Cuba y Filipinas en 1898. Mientras la nacin revisaba compulsivamente las causas histricas que haban conducido al desastre, la Academ ia se mantena como el armazn que custodiaba y legitimaba el pasado glorioso de Espaa. Sin embargo, la crtica regeneracionista aument considerablemente, en

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  • ese preciso instante, su influencia. Unidos en su repulsa hacia la El regeneracionismo historia narrativa de los hechos polticos, de las figuras ms repre- historiogrfico sentativas y de las gestas militares, un grupo de profesores y archiveros, regeneracionistas de ctedra, se convirtieron en los portavoces de quienes consideraban un deber inaplazable realizar un juicio sumario de la historia de Espaa. Ellos sostenan que slo a travs de un anlisis sereno de los errores y aciertos del pasado sepodan sentar las bases del progreso nacional tar el rumbo poltico del pas.

    H acia 1898, Altamira se refiri a la necesidad de restaurar el crdito de la historia con el fin de devolver al pueblo espaol la fe en sus cualidades nativas y en su aptitud para la vida civilizada. El historiador alicantino denunciaba as la crtica situacin de la universidad, de la investigacin histrica y de la enseanza de la disciplina, con el objetivo de reclamar una profunda reforma educativa, la apertura cientfica y la adopcin de modelos europeos. Com o consecuencia, reclamaba la profesionaliza- cin del historiador y exiga el reconocimiento de su propia funcin social. El mismo sent las bases para una verdadera profe- sionalizacin de la disciplina histrica en Espaa, que llegara ya durante la primera mitad del siglo X X y generara historiadores de la talla de Ramn Menndez Pidal (1869- 1968), C laudio Snchez Albornoz, Jau- me Vicens Vives (1910-1960), Mart de Ri- quer (1914-) y Amrico Castro (1885-1972).

    Jules Michelet

    Jules Michelet (1798-1874) es el representante ms genuino de la historiografa romntica francesa decimonnica. Autor de una gran Historia de Francia, publicada entre 1833 y 1873, cuya parte central es la Historia de la Revolucin francesa (1847- 1853), su proyecto es considerado un ingente esfuerzo por constmir la biografa nacional francesa como no se haba experimentado desde la publicacin de las Grandes Chroni-

    y se podra reorien

    Soamos? Se trata de un mal sueo? O de la realidad de la historia? Es la triste pregunta que uno se formula observando en Brujas, en los sepulcros de Mara y de Carlos el Temerario, la muy ingenua imagen de este sistema, la genealoga de las casas de Austria y de Borgoa: Bella gerant ata: tu, felix Austria, nube. Estos matrimonios contienen todas las guerras; todos han sido fecundos en batallas, en hambres; estos fuegos han incendiado Eunopa. Ved a Carlos elTemerario, antepasado de CarlosV. El procede de tres tragedias: la de Juan Sin Miedo, cuyo matrimonio fatal hizo morir a Luis de Orleans e introdujo al ingls en Francia; la de York y Lancaster; que provoc la guerra de las Dos Rosas, la cual mat a ochenta principes (pero al pueblo, quin lo ha contado?); y finalmente, la tragedia de Portugal, de Pedro el Cruel, de cuyo pual fund su dinasta. E propio Carlos el Temerario, quien, por herencia, matrimonio y conquistas, fue el germen fatal de qu s yo cuntos estados; l representa la crispacin ms que la conciliacin, el acercamiento a la guerra y el odio; flamencos, valones y alemanes se enfrentan y se afligen por l. As que por un solo hombre debis presenciar dos batallas morales, dos enfrentamientos absurdos de dos elementos irreconciliables, as muere l en Nancy.Y le sobrevive su yerno, el gran cazador Maximiliano, austriaco-anglo-por- tugus. La discordia de raza no es furor en l, sino vrtigo, vana agitacin, carrera aturdida hasta la muerte; un duende atormentado embruja su cerebro, le persigue, le lleva y le conlleva, no dejndole respirar ni un minuto.El resultado de sus dos locuras, Felipe, el hijo deMaximiliano, nieto de Carlos, no sobrevivir. Este buen jugador de pelota se gasta en sus juegos, en sus distracciones pueriles, y finalmente encuentra la muerte en su campo de honorY a los dos elementos de locura que ha heredado de sus padres, se le une un tercero, la melancola sombra de Juana la Loca. Ella, producto desdichado del maridaje forzado de dos pueblos espaoles, de la caballeresca Isabel de Castilla con el viejo marrano avaro, Fernando de Aragn, consuma la locura en un nio que ana las tres locuras, las tres discordias. Este caos de elementos diversos se encama en Carlos V.

    Historia de Francia, vol. 7, 1855, captulo 13

    217

  • ques del siglo XIII. Su retrica romntica, llena de interpretacio- nes histricas apasionadas, otorga un fuerte magnetismo a su obra, lo que le proporciona probablemente toda su grandeza.

    M ichelet aboga por una historia nacida en el seno de los archivos y centrada en el pueblo, no en las individualidades. Su ferviente nacionalismo le lleva a proclamar la grandeza de su pas, llevado por el entusiasmo, culminando en determinados momentos de su obra con un verdadero panegrico. Enfrentndose a la generacin anterior de historiadores, proclama que la Revolucin francesa no tiene nada que envidiar a la inglesa, porque esta no haba producido ms que una transformacin superficial. El pueblo, para Michelet, es la encarnacin de una idea universal. Su tendencia al simbolismo le conduce a reducir la historia a unos valores preconcebidos. Le sirve para explicar acontecimientos, pero no hay nada que los justifique al margen de la mente del propio historiador. En Michelet, la tensin de la narracin sustituye cualquier limitacin metodolgica.

    M ichelet fue un historiador ligado a las ideas racionalistas e iluministas del siglo X V III y a lo que entendi que era s u culminacin: la Revolucin francesa. Profes una concepcin de la historia como totalidad. Su objetivo no consista slo en el estudio de la poltica: tambin deba ampliar sus mrgenes a la religin, al arte, a la ciencia, al derecho, a la filosofa. De todas formas, Michelet fue ante todo un narrador. Aun as, asimil de manera notable las ideas de Vico sin olvidar las de Herder y las del Romanticismo alemn. Michelet lleg a la obra herderiana a travs del influjo de su maestro, Vctor Cousin, cuyos cursos sobre la filosofa de la historia marcaron toda una poca entre los historiadores romnticos franceses.

    Thom as M acaulay

    Thomas Babington Macaulay (1800-1859) proceda de la clase media alta. Fue un nio precoz, que hablaba como un adulto y que estudi en Cambridge, ejerci la abogaca, fue miembro del Parlamento y del Gobierno, y pas cuatro aos en la India como gobernador de la regin. Fue conocido tambin por sus ensayos y por los poemas que public bajo el ttulo Lays of Ancient Rorne (1842). Escribi una Historia de Inglaterra ( 1848-) despus de retirarse de la vida pblica, con la intencin de cubrir el periodo de 1688 a 1832, pero muri antes de haber llegado a los volmenes finales.

    Macaulay merece ciertamente ser considerado un historiador whig. Apoy al partido whig en el Parlamento y escribi para el diario whig, el Edinburgh Review, uno de los peridicos lderes de

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  • la vida intelectual de la poca victoriana. Su historia de Inglaterra empez con una victoria whig, la gloriosa revolucin de 1688, que depuso al rey catlico Jaime II para reemplazarlo por el protestante G uillermo III, y haba programado terminarla con otra, la reforma parlamentaria de 1832. A l igual que otros whigs, Macaulay tena una notoria creencia en el progreso. De hecho, el vivido retrato del hombre de campo, citado arriba, es la representacin del grupo social que apoyaban los tories. Ese retrato es ms satrico que realista, y supone una reminiscencia de la imagen del escudero del Oeste, que aparece en la novela de Henry Fielding, Tom Jones (1749). Con todo, hay que decir que el captulo del que este pasaje est extrado siempre ha sido considerado un ensayo pionero en historia social.

    Frederick J . Turner

    Frederick Jackson Turner (1861-1932) fue probablemente el historiador ms original y, al mismo tiempo, ms controvertido de su tiempo. N aci en el medio oeste americano, en Wisconsin, y estudio ah antes de trasladarse al este, primero a Johns Hopkins y finalmente a Harvard. Su famosa tesis de frontera, sintetizada en la cita, y desarrollada en el preciso momento en el que la expansin hacia el oeste americano llegaba a su fin, represent, entre otras cosas, un reclamo para que los historiadores del oeste del pas se incorporaran al estudio de la historia de Estados Unidos, hasta entonces monopolizada por los historiadores del este.

    Cuando la historia poltica dominaba en Norteamrica y en todo Occidente, Turner, junto a su colega algo ms joven que l,Charles Beard (vase p. 242), se interes en la historia social y cultural, considerando la frontera como un punto de encuentro entre la barbarie y la civilizacin. Cuando la mayora de los historiadores se centraban

    La peculiaridad de las instituciones americanas radica en el hecho de que se han visto obligadas a adaptarse a los cambios de un pueblo en expansin, a los cambios que lleva consigo cruzar un continente, conquistar tierras salvajes y pasar en cada zona de ese proceso de unas condiciones econmicas y polticas primitivas a las complejidades de la vida cotidiana urbana y moderna. [...] El desarrollo social americano ha estado recomenzando continuamente en la frontera. Ese renacimiento perenne, esa fluidez de la vida americana, esa expansin hacia el oeste en busca de nuevas oportunidades, y su contacto continuo con la simplicidad de la sociedad primitiva, proporcionan las fuerzas que dominan el carcter americano. El verdadero punto de vista de la historia de esta nacin no es la costa atlntica, sino el Gran Oeste.

    El significado de la frontera en la historia americana, 1893

    Nos equivocan'amos si nos imaginramos a los seores del siglo xvm como hombres que tuvieran un estrecho parecido con sus descendientes, los cabezas de condado y magistrados que nos son familiares hoy da. Un caballero [gentleman] que fue testigo de la revolucin [de 1688] era, comparado con sus descendientes, un hombre pobre. Su ocupacin ms importante era el cuidado de su propiedad. Examinaba muestras de grano, se ocupaba de los cerdos y regateaba con pastores y mercaderes en los das de mercado. Sus principales placeres procedan habitualmente de deportes de campo y daban muestras de su escasamente refinada sensibilidad. Su lenguaje y su pronunciacin eran como las que hoy podramos esperar slo de los ms ignorantes payasos. Sus juramentos, sus toscas bromas y sus groseras palabras eran proferidas con el acento ms pronunciado de su regin. Era sencillo de discernir, desde las primeras palabras que profera, si proceda de Somersetshi- re o de Yorkshire. Sus opiniones referentes a la religin, el gobierno, los pases extranjeros y los tiempos pasados, que no procedan del estudio, de la observacin o del dilogo con compaeros ms ilustrados, sino de las tradiciones limitadas a un estrecho crculo de amistades, eran como las opiniones de un nio. Sin embargo, l se adhera a ellas con la obstinacin de los hombres ignorantes acostumbrados a alimentarse de la adulacin.

    Historia de Inglaterra, vol. 1, 1848, captulo 3

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  • en el anlisis de la nacin, Turner, aunque interesado en el carcter nacional americano, fij su atencin en la historia de las diferentes regiones o, como l las llamaba, secciones. El inters de Turner por el medio ambiente, por la geografa, en los valles de Ohio y de Misisipi, por ejemplo, y en los bosques del oeste le hizo pionero de la historia ecolgica una vez escribi que el problema nacional no sera ya ms la limpieza de los bosques, sino cmo salvar y usar sabiamente la madera disponible-. Turner fue frecuentemente criticado por sus colegas historiadores, entre otras cosas, por su in- capacidad de definir sus conceptos de modo preciso, pero sus obras y argumentaciones incentivaron mucha investigacin, no slo en el mbito de la historia norteamericana, sino tambin en el anlisis de la expansin en otras partes del mundo.

    LA HISTORIOGRAFA POSITIVISTA: CIENTIFISMO Y PROFESIONALIZACIN

    En el contexto de la historiografa, el trmino positivismo tiene dos significados muy diferentes. En un sentido estricto, se refiere a la historia escrita segn el modelo de la filosofa positivis- ta de Auguste Comte (1798-1857), quien desech la metafsica por especulativa y defendi que el nico modo de conocimiento fiable era la experiencia. La filosofa de la historia de Com te seal las leyes generales del desarrollo o la evolucin histrica, particularmente la ley de los tres estadios en otras palabras, la divisin del pasado de la humanidad en tres edades: la religiosa, la metafsica y la cientfica. U n conocido ejemplo de obra histrica escrita segn el modelo comtiano es la Historia de la civiliza,- cin en Inglaterra de Henry Buckle (1821-1862), que no se centra slo en Inglaterra, sino que intenta indagar sobre los principales factores que forjan la historia, a travs de los ejemplos de Escocia y Espaa. El libro de Buckle atrajo un gran inters en el tiempo que fue publicado, en 1857, pero fue severamente criticado por Lord Acton, y ha sido olvidado desde entonces. Otro ejemplo de la aplicacin del modelo comtiano a la historia es el libro Los orgenes de la Francia contempornea, de Hiplito Taine.

    La historia como ciencia En un sentido ms genrico, el trmino positivismo hacereferencia a la idea de que la historia es una ciencia, ni ms ni menos, tal como el historiador irlands John B. Bury (1861-1927) declar en una ocasin; una ciencia porque es crtica, especialmente en el tratamiento de las fuentes, y porque trata de ser objetiva. El ideal cientfico pretenda dejar de lado los prejuicios nacionales y los exclusivismos de clase y, por tanto, dejar que los hechos hablaran por s mismos.

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  • Todava en un sentido ms amplio, el trmino positivismo hace referencia a las formas ms extremas de empirismo histrico, el nfasis en los hechos a expensas de la teora, excluyendo no slo a la metafsica, sino a la filosofa en general. As, este tipo de positivismo se asocia con el individualismo metodolgico, esto es, la idea de que las afirmaciones sobre cultura y sociedad pueden y deben ser reducidas a afirmaciones sobre individuos. Este tipo de positivismo, que podra ser llamado positivismo de archivo para distinguirlo del ms terico postulado por Comte, ha sido particularmente influyente en Inglaterra y Estados Unidos, donde las ideas de Ranke, y especialmente su famosa frase acerca de la historia como el estudio de lo que realmente pas, son interpretadas en este sentido. U n exponente de este tipo de positivismo anglfono fue Geoffrey Elton (1921-1994), especialmente en su Prctica de la historia. En Francia, este positivismo, que reaccion en cierta medida frente a Comte, fue denominado la escuela metdica.

    La emergencia del positivismo o de la historia cientfica estuvo estrechamente relacionada con el desarrollo de la profesionaliza- cin de la historia. En su larga carrera, la historia haba sido escrita por aristcratas, monjes, humanistas y polticos en su tiempo libre. Durante el siglo X IX , por el contrario, como parte de lo que ha sido descrito como el desarrollo de la sociedad profesional, se asiste a la emergencia de los historiadores dedicados al cien por cien, empleados por las universidades, archivos o bibliotecas, trabajando codo con codo con otros nuevos grupos profesionales como los ingenieros o los contables, y unindose a otras profesiones ms tradicionales como el derecho y la medicina. La reivindicacin de escribir historia cientfica, basada en documentacin citada en las notas a pie de pgina, ha sido vista como un intento de legitimacin de una nueva profesin en un mundo en el que las ciencias naturales gozaban de un creciente e incontestable prestigio.

    Gracias a la labor historiogrfica de Ranke y sus discpulos, las universidades alemanas se convirtieron en el centro de la nueva historia profesional y cientfica. Historiadores de todo el mundo occidental se trasladaron a Alem ania para completar su formacin y el modelo historiogrfico alemn, as como el sistema de seminarios, fue adoptado con ms o menos entusiasmo en toda Europa y Amrica.

    El historicismo clsico alemn

    En este contexto de conversin cientfica de la historia, la historiografa alemana decimonnica consigui el surgimiento de

    Empirismo histrico

    Profesionalizacin

    La universidad

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    AlejandroResaltado

    AlejandroResaltado

  • Ranke

    la historia como disciplina autnoma, cuyo fundamento es el estudio racional y sistemtico de las fuentes primarias. U n tratamiento metdico de esas fuentes proporciona al historiador la materia prima adecuada para construir la narracin de los hechos del pasado ( lo que realmente pas) y asegura una correcta recuperacin de este. Esta transformacin epistemolgica se hace posible al converger los dos principales modos que se haban practicado desde la edad antigua: la historia entendida como narracin de los hechos pasados y la que se asienta en el tratamiento cientfico de los documentos legados por sus protagonistas. Por este motivo, para los historicistas, la filologa se convierte en una disciplina que necesariamente debe complementar a la historia.

    U no de los historiadores que mayor influjo han tenido en la evolucin de la historiografa es, sin duda, Leopold von Ranke (Krieger, 1977; Iggers, 1983). U na de las principales cualidades de Ranke es que, por primera vez, el mximo representante de un movimiento historiogrfico de gran alcance era un historiador profesional y un historiador en sentido estricto, cosa que no haba sucedido con figuras de talante ms filosfico como Hegel con el idealismo, Marx con el materialismo histrico o Com te con el positivismo. En este sentido, el paralelismo entre Ranke y Miche- let, los abanderados del historicismo alemn y del romanticismo francs respectivamente, es evidente. Por los aos en que Comte formulaba el positivismo y Marx el materialismo histrico, Ranke reafirmaba el historicismo y Michelet el romanticismo.

    Leopold von Ranke (1795-1886) escribi una de las obras histricas ms extensas, cualificadas e influyentes de la historiografa de todos los tiempos, probablemente gracias a su larga vida y a la estabilidad que consigui por su prcticamente exclusiva dedicacin a las tareas cientficas y acadmicas. Fue el autor de una ingente obra sobre la historia poltica y diplomtica de la Europa moderna, llevando a cabo un anlisis exhaustivo de fuentes primarias y documentos inditos, usados despus como base para su narracin. Sus libros incluyen una historia de los papas durante los cuatro siglos anteriores, una historia de Prusia durante los siglos X V II y X V III, una historia de Francia durante los siglos XVI y X V II y una historia de la Inglaterra del siglo X V II. En el momento de su muerte, el nonagenario Ranke segua plenamente activo, trabajando en una historia del mundo.

    Su notoriedad como historiador ha sido frecuentemente interpretada como una respuesta a su frase ms conocida, aunque no siempre bien interpretada: la finalidad de la historia es mostrar las cosas tal como son (wie es eigentlich gewesen). Tericamente, Ranke postulaba la independencia entre el pasado que se analiza y el presente desde el que se analiza. Sin embargo, en la prctica, tampoco

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  • l pudo abstraerse de los apasionados debates de su mundo a la hora de escribir sus obras histricas. Para l, la actividad de los hombres se canaliza a travs de las naciones el fondo nacionalista prusiano siempre estuvo presente en su obra- y corresponde a Dios el ltimo destino de la historia. Uno de los rasgos ms caractersticos de su obra es la personificacin de las naciones, que han influido enormemente en la historiografa posterior. Las relaciones que se establecen entre esos pases, a travs de la diplomacia y de la guerra, son los principales temas de su obra histrica.

    Ranke parta de que la investigacin histrica deba ir encaminada a restablecer los hechos mediante una reconstruccin objetiva y literal del pasado. El fue quien ms claramente expuso los fundamentos filosficos del historicismo: Los hechos y situaciones pasados son nicos e irrepetibles y no se pueden comprender en virtud de categoras universales, sino en virtud de sus contextos propios y particulares. Esta es una concepcin que defiende la historicidad radical de todos los fenmenos humanos; estos seran resultado de la razn humana concebida ahora como histrica, en contraste con la razn atemporal de los ilustrados. As, asume la idea, en buena parte hegeliana, de que la actividad de los hombres se canaliza a travs de las naciones, ente fundamental de la sociedad. Cada una es distinta y peculiar, y no valen las generalizaciones, con lo que de hecho identificaba estado y nacin.

    Resulta indudable la existencia de motivaciones polticas subyacentes a esta concepcin histrica. Esta tendencia tendr como primera consecuencia la primaca de lo poltico-diplomtico sobre otros enfoques de investigacin. El resultado de todo ello es la confianza absoluta en la posibilidad de un conocimiento histrico objetivo, basado en una recuperacin racional del pasado a travs de la documentacin. De este modo, se instaur un nivel de crtica autnoma potencialmente destructiva de los mitos y de las falacias y manipulaciones histricas. A partir de entonces sera imposible hablar del pasado sin tener en cuenta los resultados de una investigacin histrica basada en el mtodo de las ciencias experimentales.

    La disciplina histrica ya no volvi a ser la misma despus de Ranke. Las transformaciones metodolgicas introducidas por l y sus discpulos acabaron siendo definitivas para la historiografa moderna, ahondando en su consolidacin como disciplina cientfica y la profesionalizacin de sus practicantes. El imperativo de poner a prueba las diferentes tipologas documentales para dilucidar la realidad de los acontecimientos potenci la tarea fundamental del historiador en descubrir y diseccionar los documentos diplomticos y polticos, algunos de los cuales haban sido de hecho inaccesibles durante siglos. La contrapartida fue un progresivo acantonamiento de las temticas hacia el mbito poltico y el diplomtico, que eran

    Objetividad

    La historia potica

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  • los ms idneos para la documentacin privilegiada por los histori- cistas. Pero gracias al esfuerzo de Ranke y sus discpulos, el proceso de modernizacin de la historiografa y su adecuacin con el nuevo marco cientfico general no tendra marcha atrs.

    La escuela rankeana se sucedera a lo largo del siglo X IX , sobre__________________ todo en el contexto de la Prusia anterior a la unificacin alemanaDroysen de 1870, destacando sobre todo Droysen, Treitschke y Mommsen.

    Johann Gustav Droysen (1808-1884) es considerado el fundador de la escuela prusiana. Autor de unas densas y clebres obras sobre el helenismo, en 1855 public su clebre Historia de la poltica pru- siana. Partiendo de las premisas ya expuestas medio siglo antes por Fichte, Droysen sostena que el bien general de un pueblo y su salud cultural dependen del Estado. Slo un Estado estable, y militarmente capaz, puede asegurar la pervivencia de un pueblo. En realidad, estas ideas ya haban sido manifestadas por Droysen en sus estudios previos dedicados al helenismo, en los que la poltica y la expansin exterior de los estados haban adquirido una relevancia muy especial. Droysen dej una importante herencia historiogrfi- ca como helenista y, sobre todo, por sus ensayos sobre metodologa histrica, recogidos en Histrica. Sobre enciclopedia y metodologa de la historia, donde se enfrenta a la visin mecnica del positivismo.

    __________________ Todava ms estatista que el propio Droysen lo fue su discpuloTreitschke y continuador Heinrich von Treitschke (1834-1896). Autor de

    una Historia de Alemania en el siglo X IX (1879), consideraba que la historia era un arma ideolgica de combate para afianzar y engrandecer el Estado alemn, cuya primera misin era sobrevivir y protegerse. Treitschke, cuyas ideas contaron con una amplia proyeccin, mantuvo sin ambages la idea de que la neutralidad y la independencia no tenan cabida en la labor del historiador. U na de las consecuencias de su pangermanismo militante fue la sacralizacin del Estado y el cultivo de las virtudes blicas (Southard, 1995).

    __________________ Otro de los discpulos de Ranke y de la escuela prusiana esMommsen Theodor Mommsen (1817-1903), quien obtuvo el Premio Nobel

    de Literatura de 1902 por su apasionada obra histrica Historia ro- mana. Mommsen es un referente de primer orden para el estudio del mundo romano gracias a su impresionante obra, que abarca, sobre todo, el anlisis de la historia poltica y jurisdiccional de Roma as como de la publicacin de fuentes primarias del periodo.

    La lnea ms propiamente liberal del historicismo alemn fue preconizada por Karl von Rotteck (1775-1840) y Friedrich Chris- toph Dahlmann (1785-1860), identificados con la idea de una Alemania unificada en el marco de una monarqua constitucional, basada en el consentimiento de sus gentes. La figura y obra de Lud- wig Haser (1818-1867) adquiri todava mayor resonancia que los anteriormente citados. Suya es una Historia de Alemania de gran

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  • celebridad, manifestacin de la situacin mental de los liberales de la Alemania meridional. En una posicin marcadamente liberal- conservadora, si bien abiertamente contraria a la Revolucin francesa y a la democracia, se situ Heinrich von Sybel (1817-1895). Sybel fue uno de los grandes maestros de la erudicin alemana y fundador en 1856 de la Historische Zeitschrift, que todava hoy sigue publicndose. Quiz el ltimo eslabn del historicismo alemn del siglo X IX , que enlaza ya con el tema crucial de la relacin entre la historia y las ciencias sociales, es Wilhelm Dilthey (1833-1911), para quien las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espritu se distinguen no tanto por dedicarse a un campo distinto de la realidad, sino ms bien por su diferente comportamiento.

    La historia profesional fuera de Alemania

    La aproximacin rankeana a la historia fue adoptada por muchos historiadores fuera de Alemania, justo cuando la historia estaba naciendo como profesin. Muchas universidades europeas establecieron departamentos o institutos de historia durante la segunda mitad del siglo X IX , y asimilaron los mtodos del seminario para la formacin de sus futuros profesores e investigadores. Los historiadores empezaron a reunirse entorno a asociaciones profesionales como la Royal Historical Society (1868) en Gran Bretaa, el Czech Historicky Klub (1872) y la todava muy influyente American Historical Association (1884). Tambin fundaron revistas profesionales, siguiendo el modelo de la alemana Historische Zeitschrift, destacando la francesa Revue Historique (1876), la sueca H istorisk Tidskrift (1881) y la italiana Rivista Storica Italiana (1884) (Boer, 1998; Lingelbach, 2003).

    Muchos historiadores europeos se trasladaron a Alemania para formarse en los mtodos y tcnicas historiogrficas ah enseadas. Importantes historiadores franceses como Gabriel Monod (1844-1912) y Ernest Lavisse (1842-1922) estudiaron en Gotin- ga con Georg Waitz (1813-86), uno de los principales discpulos de Ranke. Entre los historiadores britnicos, el medievalista GeorgeG. Coulton (1858-1947) estudi en Heidelberg; Reginald Lae Poole (1857-1939), otro medievalista, en Leipzig, y George P. Gooch (1873-1968) lo hizo en Berln. John Dalberg-Acton (Lord Acton, 1834-1902), de ascendencia alemana, estudi en Mnich y mantuvo una estrecha amistad con los propios Sybel y Ranke. El norteamericano John Lothrop Motley (1814-1877), historiador de la repblica holandesa, estudi en Gotinga y Berln. El historiador chino Cao Yongwu tambin estudi en Berln. Por fin, a principios del siglo X X , las universidades espaolas y algunas

    Sybel

    Dilthey

    Influjo del historicismo alemn

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  • Langlois y Seignobos

    Francia: la generacin de 1870

    latinoamericanas iniciaron un fructfero programa de envo de sus mejores estudiantes para formarse en los departamentos de historia alemanes ms prestigiosos.

    En la poca de entresiglos, dos iniciativas editoriales francesas e inglesas muestran muy bien el cambio de aires que se estaba dando en la historiografa, consolidada ya como disciplina cientfica practicada por profesionales. La primera de ellas es un libro sobre la metodologa histrica, la Introduccin a los estudios /listneos (1897) de Charles-Victor Langlois (1863-1929) y Charles Seignobos (1854-1942), que ayud a divulgar los mtodos archi- vstico-positivistas rankeanos. La segunda es el diseo de la famosa obra colectiva internacional, coordinada por Lord Acton, The Cambridge Modern History, que constaba de doce volmenes, publicados entre 1902 y 1909.

    La historiografa ms activa e influyente en este contexto fue la francesa. Toda la segunda mitad del siglo estuvo marcada all por la implantacin del cientificismo, el nfasis en las leyes del comportamiento y el declive progresivo del misticismo romntico. La ltima generacin de historiadores franceses decimonnicos se puede enmarcar en el movimiento cientifista que surgi en Francia despus de la derrota de 1870 ante los prusianos. Una mezcla de exaltacin nacional y toma de conciencia de las limitaciones del panorama cientfico francs estara en la base de esta nueva generacin. El desarrollo cientfico conseguido por Alemania se tom como modelo en una Francia resentida y herida. La influencia de la ciencia alemana fue general. Se experiment en todas las ciencias de la observacin, como la historia, la filosofa, la gramtica, la lingstica, la paleografa, la crtica de textos, la lexicografa, la arqueologa, la jurisprudencia y la exgesis. La irrupcin de las clases populares en los espacios pblicos propici tambin el cambio: el pueblo se incorporaba a la poltica y tambin a la observacin atenta de socilogos, filsofos e historiadores. La segunda mitad de siglo contempl asimismo una mutacin del clima ideolgico. Un buen ejemplo de la nueva historia profesional, basada en un anlisis ar- chivstico sistemtico y riguroso, es la de Alphonse Aulard (1849- 1928), quien en 1885 fue nombrado el primer profesor de historia de la Revolucin francesa en la Sorbona. La fundacin de esta ctedra tiene una doble relevancia. Por un lado, ilustra uno de los modos a travs de los que la Tercera Repblica buscaba legitimarse; por otro, es un buen ejemplo de la progresiva conexin entre pro- fesionalizacin y especializacin.

    La consolidacin de una nueva generacin de historiadores, entorno a los acontecimientos de 1870, vino acompaada de una necesidad psicolgica y vital de modificar los sistemas de ideas vigentes hasta el momento. Los dos autores ms relevantes de

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  • esta generacin son Ernest Renn (1823-1892) y Eliplito Taine (1828-1893). Gran parte de la fuerza como historiador de Renn radica en su slida formacin filolgica. En El porvenir de las ciencias -que se publicara en 1890-, propugnaba un optimismo en el futuro de la razn humana que en nada desdice del de la Ilustracin. Taine, por su parte, representa de modo bastante explcito el original experimento que supone la aplicacin de la terminologa cientfica a la obra histrica, llegando a comparar el paso del antiguo al nuevo rgimen de Francia con la metamorfosis de un insecto (Leger, 1980, 1993; Pozzi, 1993). Suya es la frase de que la obra de arte se halla determinada por el conjunto que resulta del estado general del espritu y las costumbres ambientales, lo que supone un magnfico vaticinio de las futuras corrientes en la historia del arte. A l mismo tiempo, afirmaba con gran seguridad: Lo creo todo posible para la inteligencia humana. Creo que con los datos suficientes, los que pueden proporcionar los instrumentos perfeccionados y la observacin continuada, se podr saber todo del hombre y de su vida. Ningn misterio definitivo existe. Estas palabras de Taine posiblemente sean suficientes para describir el perfil del personaje y de su obra, tan relacionada ya con las corrientes positivistas finiseculares.

    Entre los herederos de Taine destaca la figura de Ferdinand Brunetire (1849-1906), en quien la influencia de las ciencias naturales se hizo asimismo tan visible. U na segunda figura vinculada a Taine fue Albert Sorel (1842-1906). Hostil a la revolucin democrtica, pero partidario de la Revolucin francesa, Sorel dedic la mayor parte de su esfuerzo al estudio de aquel magno episodio. La idea de la traicin fue la premisa preconcebida mediante la cual se acerc al estudio de la Revolucin. El verdadero influjo de las ideas conservadoras de Renn y Taine -en el caso del primero, despus de una verdadera conversin tras los acontecimientos de 1870- pasar de la historia a la poltica a travs de la caracterstica polarizacin entre derechas e izquierdas de la vida poltica francesa del siglo X X .

    Pero el hecho ms significativo del influjo de esta generacin en la historiografa es su tendencia a la reivindicacin de una ciencia histrica, que conecta con los postulados del positivismo comtiano. La idea del progreso, desarrollada con tanta conviccin por los pensadores de la escuela escocesa del siglo X V III, renace en la Francia del siglo siguiente, sobre todo a travs de la obra de Auguste Com te. La sociedad ha sufrido una evolucin a lo largo de la historia que representa la marcha progresiva del espritu humano. El historiador debe hacerse cargo de esa evolucin, aplicando los esquemas que le proporcionan los mtodos cientficos (Pozzo, 1972).

    Renn

    Taine

    Brunetire

    Sorel

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  • Ciencias humanas, naturales y sociales

    Historia econmica

    Queda as planteado de modo explcito uno de los grandes debates de la historiografa de la segunda mitad del siglo X IX : la relacin entre las ciencias humanas y las ciencias naturales, que Dilthey haba formulado ya expresamente. Este debate fue progresivamente sustituido, a principios del siglo X X , por el de la relacin entre las ciencias sociales y la historia, a travs de la obra de socilogos como mile Durkheim y Max Weber -un nuevo debate que se prolong hasta la dcada de los ochenta del siglo X X - . El influjo del p o sitiv ism o en la h isto r ia n o es, pues, el de la limitacin de la narracin histrica al establecim iento de una concatenacin de acontecim ientos en bsqueda de una mecnicarelacin causa-efecto, sino ms bien el de la pretensin de la aplicacin a la historia del mtodo utilizado por las ciencias naturales y sociales o, lo que es lo mismo, el establecimiento de las leyes generales de la historia.

    L a e v o lu c i n de la Historiografa fran cesa del siglo X IX demuestra, una vez ms, la continua interrelacin que se produce entre el texto y el contexto histrico. Las diferentes generaciones de historiadores franceses de este siglo se van sucediendo en el contexto de las sucesivas revoluciones de esta centuria (1830, 1848 y1870). De las tesis revisionistas y algo atormentadas de un Franfois Guizot de la primera generacin se pasa a la recuperacin del orgullo francs a travs de la historiografa de cuo romntico al estilo de Michelet de la segunda generacin, para finalizar con el realismo de la generacin del setenta, que intenta aplicar los postulados del positivismo para recuperar la fe en la historia y en la historiografa. Este recorrido historiogrfico muestra el influjo que ir adquiriendo la historiografa francesa, que se verificar con la emergencia de la escuela de los Anuales en 1929.

    La historia alternativa: economa, sociedad y cultura

    En la poca de la historia nacional y profesional, el tema dominante, dentro y fuera de las universidades, fue el de la gran narrativa de los eventos polticos, contada desde el punto de vista de los dirigentes y sus gobiernos, que eran a su vez los creadores de los documentos que los historiadores rankeanos descubran en los archivos. Sin embargo, ya por aquel entonces fueron emergiendo algunas aproximaciones alternativas, aunque todava de modo marginal: historias econmica, social y cultural, producidas por algunos pocos acadmicos.

    La historia econmica fue practicada por el historiador alemn Germn Gustav Schmoller (1838-1917), que fue a su vez maestro del belga Henri Pirenne (1862-1935), quien junto al sueco Eli

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  • Heckscher (1879-1952) fue uno de los principales historiadores de la economa durante la primera mitad del siglo X X . Otras im- portantes figuras en este mbito fueron el ingls William Cun- ningham (1849-1919) y el norteamericano Norman Gras (1884- 1956), profesor de la Harvard Business School.

    La historia social y cultural, por su parte, ya haba sido practicada, como se ha visto ms arriba, en la Francia de Voltaire y en la Escocia de David Hume y Adam Ferguson. Esta tradicin fue continuada por Guizot en su Historia de la civilizacin en Francia (1829) y por Macaulay en su famoso tercer captulo de su Historia de Inglaterra (1848). Taine fue otro practicante de la historia social y cultural, particularmente en su historia de la literatura inglesa, en la que enfatiz -com o su contemporneo, el novelista mile Zola- la importancia del contexto social. En Estados U nidos, Frederick Turner (vase p. 219) defendi, como Marx, que es en los cambios en la economa y en la vida social de la gente donde debemos buscar las fuerzas que finalmente crean y modifican los rganos de accin poltica.

    Sin embargo, fue en Alem ania y Escandinavia donde la aproximacin sociocultural de la historia tuvo ms atractivo, porque ah la historia fue asociada con el estudio del Volkskunde o folklore. Por ejemplo, el alemn Gustav Klemm (1802-1867), librero en Dresden, public una historia cultural de la humanidad, mientras que el dans Frederik Troels-Lund (1840-1921) empez a publicar en 1879 lo que lleg a ser un impresionante estudio de catorce volmenes sobre la vida cotidiana en la Escandinavia del siglo XVI.

    La figura principal de la historia cultural en el siglo X IX fue el historiador suizo Jacob Burckhardt (1818-1897), nacido en Basi- lea. Burckhardt es conocido sobre todo por su precoz incursin en la historia cultural a travs de su obra fundamental La cultura del Renacimiento en Italia (1860). A ll define el concepto de cultura como el conjunto de desarrollos espirituales que se producen espontneamente y que no reivindican una validez coercitiva universal. Iniciaba as un renovado planteamiento de la historia de la cultura, que iba ms all de la mera descripcin de las principales obras artsticas. Tambin propugn un retorno a los valores clsicos para articular una visin global que inclua aspectos como el desarrollo de la individualidad o el descubrimiento de la belleza del paisaje.

    Las Reflexiones sobre la historia universal son algo as como el testamento intelectual de Burckhardt. A ll advierte del peligro de acudir a la filosofa para realizar un planteamiento verdaderamente histrico, ya que, si la his