historia national geographic (dic 2012)

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aunque todavía estaba par- cialmente habitada cuando llegó allí Francisco Pizarro en 1532. Durante el virreinato, entre 1532 y 1821, Chan Chan fue objeto de saqueos y des- trucciones, ya que se creía que entre sus ruinas se es- condían magníficos tesoros de oro y plata. El gobierno de la colonia hizo «concesiones oficiales» a quienes lo soli- citaban para la extracción de piezas arqueológicas, lo que ocasionó la pérdida irrepa- rable de grandes sectores del monumento. De este hecho también se hicieron eco Ri- vero y Tschudi: «En tiempos pasados se han sacado de aquí muchas momias, teji- dos, varias piezas de plata y oro, herramientas y un ídolo de madera con pedacitos de concha de perla». La gran capital chimú Chan Chan, que significa «la ciudad del sol» en qignam, la lengua hablada en la región, fue fundada en el año 850 por el pueblo chimú. Herederos de los mochicas y los huari, los chimú florecieron antes de que los incas se convirtie- ran en la potencia más im- portante del continente y alcanzaron la cúspide de su gloria entre los siglos XIV y XV. Este pueblo construyó una inmensa red de canales para llevar el agua de los arro- yos a una tierra árida, olvida- da por las lluvias. Chan Chan, levantada en adobe, ocupaba una extensión de veinte ki- lómetros cuadrados y se con- virtió en el mayor centro ur- bano de América del Sur. Chan Chan no se parece a ninguna otra ciudad del con- tinente. Se compone de nue- ve ciudadelas, construidas totalmente en adobe, una sucesión de complejos reales ocultos tras imponentes muros de barro de hasta 12 metros de alto y 600 de lar- go. Cada una estaba formada por un conjunto de corredo- res que conectaban almace- nes, patios, albercas (huan- chaques), residencias, in- mensos patios ceremoniales de planta rectangular y gran- des plataformas funerarias. Los muros de las ciudadelas estaban decorados con frisos geométricos que reprodu- cían mamíferos, aves, peces, criaturas míticas… Junto a las ciudadelas rea- les se alzaban complejos más pequeños, seguramente el hogar de nobles y burócratas que hacían funcionar la ad- ministración del Estado. Los barrios y distritos artesanos, así como los huertos se ha- llaban en la periferia. Tschu- di y Rivero también excava- ron en estas zonas adyacen- tes a las grandes ciudadelas: «Fuera de estos edificios LOS MAESTROS DEL ORO EXPERTOS EN TéCNICAS meta- lúrgicas, los chimús lograron superar a los demás pueblos de América del Sur en cuan- to a maestría en el trabajo de los metales. Los chimús destacaron sobre todo en la orfebrería, consiguiendo au- ténticas obras maestras en este campo como orejeras, narigueras, collares o más- caras funerarias como la de la imagen, de oro repujado. Tras la conquista de Chan Chan por los incas, en 1470, éstos, conscientes del valor de los artesanos chimús, reclutaron a los más hábiles para que trabajasen en la pu- jante capital del Imperio inca, Cusco. Según el cronista Cie- za de León, estos artesanos chimús «vestían a la manera de su tierra y podían ser re- conocidos por las insignias que llevaban a la cabeza». GRANDES DESCUBRIMIENTOS E n 1838, el naturalista y lingüista suizo Ja- cob von Tschudi lle- gó a Perú. Tschudi estaba fascinado por las antiguas culturas perua- nas, y durante su estancia en el país andino, que se prolon- gó cinco años, conoció a uno de sus arqueólogos más re- putados y famosos: Mariano Eduardo de Rivero, fundador del Museo Nacional de An- tropología, Arqueología e Historia del Perú, a quien ofreció su colaboración. En 1841, Tschudi y Rivero viajaron por todo el país in- vestigando las ruinas de ciu- dades perdidas, tanto en los Andes como en la costa nor- te del Pacífico. Al término de su viaje recogieron los resul- tados de sus investigaciones en un libro titulado Antigüedades pe- ruanas, que se publicó en Viena en 1851. En su prólogo, ambos estudiosos dan cuen- ta de lo penoso de su trabajo de campo durante todos es- tos años: «Muchos fueron los obstáculos […] los diversos climas, malos e intransita- bles caminos, peligros que vencer al visitar sitios aban- donados, la falta absoluta de un itinerario o guías que nos indicasen las antigüedades dignas de observarse; pero nada pudo arredrarnos para persistir en nuestro intento». Excavando Chan Chan Una de las ciudades más es- tudiadas por Tschudi y Ri- vero fue Chan Chan, la otro- ra floreciente y sofisticada capital del reino chimú entre los siglos IX y XV. En Chan Chan, Tschudi dejó constan- cia de su asombro al contem- plar por primera vez la mag- nitud de sus restos: «Las inmensas ruinas de los pala- cios del Gran Chimú son uno de los más interesantes mo- numentos de la arquitectura de América del Sur». Tschu- di y Rivero estudiaron a fon- do las impresionantes rui- nas, dibujaron mapas deta- llados de la ciudad y realiza- ron descripciones del monu- mento: «Las ruinas del Chimu comprenden un es- pacio de tres cuartos de legua […] sus paredes son de cas- cajo amasado con barro […] Cada uno de los palacios era circundado por una muralla exterior que los encierra completamente». Pero, al mismo tiempo, todo lo que los investigado- res veían manifestaba que la ciudad había sido objeto de destrucción y ruina. En efec- to, hacia el año 1470, los in- cas atacaron el reino chimú, doblegaron a sus gobernan- tes y destruyeron su fastuo- sa capital, Chan Chan. Pero la memoria de Chan Chan nunca se perdió com- pletamente. Tras la destruc- ción y saqueo por los incas, la ciudad se hallaba práctica- mente en ruinas, siendo un pálido reflejo de lo que fue, Chan Chan, la gran capital de barro del poderoso reino chimú En la costa norte de Perú, las ruinas de Chan Chan, la capital del reino chimú, han fascinado a losinvestigadores desde que Tschudi las estudiara en 1841 LIMA TRUJILLO PERú ECUADOR HOMBRE CARGANDO UN CIERVO. CERáMICA NEGRA CHIMú. SIGLOS XI-XIV. MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGíA Y ARQUEOLOGíA, LIMA. 1532-1821 Francisco Pizarro llega a Chan Chan y halla una ciudad prácticamente en ruinas. Durante la colonia se produce un gran saqueo del yacimiento. 1470 Chan Chan, la poderosa capital del reino chimú, es tomada y saqueada por los incas al mando de Tupac Yupanqui, hijo y sucesor de Pachacuti. 1841 Tschudi y Rivero investigan y excavan en las ruinas de Chan Chan. Publican sus conclusiones en el libro Antigüedades Peruanas (1851). Se llevan a cabo diversos programas arqueológicos destinados al estudio, conservación y promoción de las ruinas de Chan Chan. 1969-2006 VISTA DE UNO de los recintos de audiencias de la ciudadela de Nik An, en Chan Chan. Aquí eran recibidos los tributarios del curaca chimú. XXXXXX XXXXXX XXXXXXXXX Chan Chan

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Page 1: Historia National Geographic (Dic 2012)

aunque todavía estaba par-cialmente habitada cuando llegó allí Francisco Pizarro en 1532. Durante el virreinato, entre 1532 y 1821, Chan Chan fue objeto de saqueos y des-trucciones, ya que se creía que entre sus ruinas se es-condían magníficos tesoros de oro y plata. El gobierno de la colonia hizo «concesiones oficiales» a quienes lo soli-citaban para la extracción de piezas arqueológicas, lo que ocasionó la pérdida irrepa-rable de grandes sectores del monumento. De este hecho también se hicieron eco Ri-vero y Tschudi: «En tiempos pasados se han sacado de aquí muchas momias, teji-

dos, varias piezas de plata y oro, herramientas y un ídolo de madera con pedacitos de concha de perla».

La gran capital chimúChan Chan, que significa «la ciudad del sol» en qignam, la lengua hablada en la región, fue fundada en el año 850 por el pueblo chimú. Herederos de los mochicas y los huari, los chimú florecieron antes de que los incas se convirtie-ran en la potencia más im-portante del continente y alcanzaron la cúspide de su gloria entre los siglos XIV y XV. Este pueblo construyó una inmensa red de canales para llevar el agua de los arro-

yos a una tierra árida, olvida-da por las lluvias. Chan Chan, levantada en adobe, ocupaba una extensión de veinte ki-lómetros cuadrados y se con-virtió en el mayor centro ur-bano de América del Sur.

Chan Chan no se parece a ninguna otra ciudad del con-tinente. Se compone de nue-ve ciudadelas, construidas totalmente en adobe, una sucesión de complejos reales ocultos tras imponentes muros de barro de hasta 12 metros de alto y 600 de lar-go. Cada una estaba formada por un conjunto de corredo-res que conectaban almace-nes, patios, albercas (huan-chaques), residencias, in-

mensos patios ceremoniales de planta rectangular y gran-des plataformas funerarias. Los muros de las ciudadelas estaban decorados con frisos geométricos que reprodu-cían mamíferos, aves, peces, criaturas míticas…

Junto a las ciudadelas rea-les se alzaban complejos más pequeños, seguramente el hogar de nobles y burócratas que hacían funcionar la ad-ministración del Estado. Los barrios y distritos artesanos, así como los huertos se ha-llaban en la periferia. Tschu-di y Rivero también excava-ron en estas zonas adyacen-tes a las grandes ciudadelas: «Fuera de estos edificios

los maestros del oro

expertos en técnicas meta-lúrgicas, los chimús lograron superar a los demás pueblos de América del Sur en cuan-to a maestría en el trabajo de los metales. Los chimús destacaron sobre todo en la orfebrería, consiguiendo au-ténticas obras maestras en este campo como orejeras, narigueras, collares o más-caras funerarias como la de la imagen, de oro repujado.

Tras la conquista de Chan Chan por los incas, en 1470, éstos, conscientes del valor de los artesanos chimús, reclutaron a los más hábiles para que trabajasen en la pu-jante capital del Imperio inca, Cusco. Según el cronista Cie-za de León, estos artesanos chimús «vestían a la manera de su tierra y podían ser re-conocidos por las insignias que llevaban a la cabeza».

g r a n d e s d e s c u b r i m i e n t o s

en 1838, el naturalista y lingüista suizo Ja-cob von Tschudi lle-gó a Perú. Tschudi estaba fascinado por

las antiguas culturas perua-nas, y durante su estancia en el país andino, que se prolon-gó cinco años, conoció a uno de sus arqueólogos más re-putados y famosos: Mariano Eduardo de Rivero, fundador del Museo Nacional de An-tropología, Arqueología e Historia del Perú, a quien ofreció su colaboración.

En 1841, Tschudi y Rivero viajaron por todo el país in-vestigando las ruinas de ciu-dades perdidas, tanto en los Andes como en la costa nor-te del Pacífico. Al término de su viaje recogieron los resul-tados de sus investigaciones

en un libro titulado Antigüedades pe-

ruanas, que se publicó en Viena en

1851. En su prólogo,

ambos estudiosos dan cuen-ta de lo penoso de su trabajo de campo durante todos es-tos años: «Muchos fueron los obstáculos […] los diversos climas, malos e intransita-bles caminos, peligros que vencer al visitar sitios aban-donados, la falta absoluta de un itinerario o guías que nos indicasen las antigüedades dignas de observarse; pero nada pudo arredrarnos para persistir en nuestro intento».

Excavando Chan ChanUna de las ciudades más es-tudiadas por Tschudi y Ri-vero fue Chan Chan, la otro-ra floreciente y sofisticada

capital del reino chimú entre los siglos IX y XV. En Chan Chan, Tschudi dejó constan-cia de su asombro al contem-plar por primera vez la mag-nitud de sus restos: «Las inmensas ruinas de los pala-cios del Gran Chimú son uno de los más interesantes mo-numentos de la arquitectura de América del Sur». Tschu-di y Rivero estudiaron a fon-do las impresionantes rui-nas, dibujaron mapas deta-llados de la ciudad y realiza-ron descripciones del monu-mento: «Las ruinas del Chimu comprenden un es-pacio de tres cuartos de legua […] sus paredes son de cas-cajo amasado con barro […] Cada uno de los palacios era circundado por una muralla exterior que los encierra completamente».

Pero, al mismo tiempo, todo lo que los investigado-res veían manifestaba que la ciudad había sido objeto de destrucción y ruina. En efec-to, hacia el año 1470, los in-

cas atacaron el reino chimú, doblegaron a sus gobernan-tes y destruyeron su fastuo-sa capital, Chan Chan.

Pero la memoria de Chan Chan nunca se perdió com-pletamente. Tras la destruc-ción y saqueo por los incas, la ciudad se hallaba práctica-mente en ruinas, siendo un pálido reflejo de lo que fue,

Chan Chan, la gran capital de barro del poderoso reino chimúen la costa norte de Perú, las ruinas de Chan Chan, la capital del reino chimú, han fascinado a losinvestigadores desde que tschudi las estudiara en 1841

LIMA

TRUJILLo

p e r ú

e c ua d o r

hombre cargando un ciervo. cerámica negra chimú. siglos xi-xiv. museo nacional de antropología y arqueología, lima.

1532-1821Francisco Pizarro llega a Chan Chan y halla una ciudad prácticamente en ruinas. durante la colonia se produce un gran saqueo del yacimiento.

1470Chan Chan, la poderosa capital del reino chimú, es tomada y saqueada por los incas al mando de tupac Yupanqui, hijo y sucesor de Pachacuti.

1841Tschudi y Rivero investigan y excavan en las ruinas de Chan Chan. Publican sus conclusiones en el libro Antigüedades Peruanas (1851).

Se llevan a cabo diversos programas arqueológicos destinados al estudio, conservación y promoción de las ruinas de Chan Chan.

1969-2006

vista de uno de los recintos de audiencias de la ciudadela de Nik An, en Chan Chan. Aquí eran recibidos los tributarios del curaca chimú.

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Chan Chan

Page 2: Historia National Geographic (Dic 2012)

carme mayanshistoriadora

ensayo Chan Chan: Arquitectura y ceremonia C. Campana. UPao, trujillo, 2012.

internethttp://www.chanchan.gob.pe

Para saber más

Plazas, estancias y corredores de barrola ciudadela nik an, bajo estas líneas, está situada en el centro del complejo arqueológico de Chan Chan, entre las ciudadelas Chayhuac y Chol An. El recinto constaba de grandes espacios ceremoniales y residencia-les, salas de audiencias, almacenes y la tumba del gobernante. Todo en barro y decorado con bellos relieves.

notables hay infinidad de cuadros y casitas [… ], segu-ramente habitaciones de las clases inferiores, y cuya gran extensión proporciona datos de que la población debió ser muy considerable». Se cree que en su época de máximo esplendor Chan Chan pudo tener 35.000 habitantes.

Cuando un gobernante o curaca moría era enterrado en su propia morada, junto a sus bienes, pero no realizaba so-lo el viaje al inframundo: iba acompañado de una nutrida comitiva de jóvenes mujeres que habían sido sacrificadas. Ejemplo de ello es la platafor-ma funeraria de una de las ciudadelas, la conocida en la actualidad como Nik An (an-teriormente recibió el nom-

bre de Tschudi en honor a su investigador), donde además de la tumba del gobernante se hallaron 44 huecos para enterrar a sus acompañantes. Tras el suntuoso entierro, el sucesor construía un nuevo complejo, una nueva ciuda-dela para él y su corte.

El futuro del yacimientoTras los exhaustivos estu-dios de Tschudi y Rivero, ya entrado el siglo XX se reali-zaron en Chan Chan trabajos de limpieza, consolidación y restauración de las estructu-ras de la ciudad. De 1969 a 1975 se puso en marcha el Proyecto Chan Chan-Valle de Moche, que estuvo dirigi-do por los arqueólogos Mi-chael Moseley y Carol J.

Mackey de la Universidad de Harvard, y en 1998 se imple-mentó el Proyecto Especial Complejo Arqueológico de Chan Chan, para fomentar la investigación, restauración y difusión del yacimiento.

En 2006 se aprobó un Plan de Emergencia destinado a la conservación de las frágiles estructuras de barro de la ciudad, expuestas a factores climáticos tan destructivos como la erosión provocada por el viento y las lluvias, y también al impacto humano como el uso agrícola de cier-tas zonas del yacimiento y el aumento del turismo. Asi-mismo los arqueólogos han de hacer frente a otro tipo de problemas como fallos en la construcción original, ya que

para erigir Chan Chan, los obreros chimús usaron ma-teriales con alto contenido en sal que han provocado el co-lapso de algunas estructuras.

Hoy día, en Chan Chan só-lo puede visitarse la ciudade-la Nik An («Casa del Centro»), la más ampliamente estudia-da y restaurada, que consti-tuye un magnífico ejemplo de la pericia constructiva de los chimús, una de las grandes culturas preincaicas que do-minaron el antiguo Perú.

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g r a n d e s d e s c u b r i m i e n t o s

Plataforma funerariaEs el recinto más importante. Aquí se ubicó la tumba del gobernante (curaca), rodeada de 44 tumbas secundarias. Almacenes

HuanchaqueEn este estanque ceremonial se realizaron ceremonias dedicadas al culto del agua y a la fertilidad.

Plaza ceremonialEs un amplio espacio rectangular de 65 x 75 m. Aquí se oficiaban ceremonias de culto a los ancestros.

Entrada principalSegunda plazaEn torno a ella se organizaba la zona central del palacio.

AudienciasEran espacios dedicados al culto y a la recepción de las ofrendas.

Cocinas

Taller textil

Corredor Estaba decorado con frisos de peces y aves marinas.

Sala del altarcilloEste patio hundido era la antesala a las audiencias.

Sala de las 24 hornacinas El recinto tenía nichos con ídolos de madera. Algunos estudiosos creen que aquí se celebraban rituales.

Murallas La ciudadela estaba rodeada por murallas de 12 m de alto y 5 de ancho.