historia libros - revista de la universidad de méxico · piensa uno ceder a una influencia, y se...
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LJ NI VERSIDAD bE M~XICO
DOCUMENTAL. MISDE
-Foto R. Salazar.R. rtel V. Tnclán "p{ Irrior lo a.r¡r(/d.pr~'¡
mi antiguo amigo." 2) En e! citado lugarde mi Obra poética, digo que el Zarabullí de mi cuento procede de! poeta veracruzano J osé María Esteva (18181904). Es un error: quise decir el ehurr·impal1lplí, aire jarocho; pues el Zarahum es viejo motivo popular español queencontré en Quevedo.
A veces las imitaciones se aplican conscientemente a objetos inesperados: parecepor ejemplo, que los Himnos Victorianosa la Virgen María deben no poco alArs Amatoria de Ovidio. Otras vecespiensa uno ceder a una influencia, y seva por otro camino. Siempre he creídoque eso sucedió, en ocasiones, con -:,1tránsito del Simbolismo francés al Modernismo de Hispanoamérica. Yo acababa de leer con Pedro Henríquez Ureña Tite Sacred Fount y creí dejarme ]]e\'ar por la mano de Henry James al escribir La entrevista. No sé si fue una merailusión. Pero el virtuosismo en el análisisviene de Henry J antes o fue provocadopor su lectura. Marcel Proust no existíaaún para nosotros. Apenas había publicado Les plaisirs et les jours (1896).Es notable que e! crítico anónimo de TheTi11l.es Literary Suplement (Londres, 3de febrero de 1921) lo haya adivinado.f.o entrevista respira la atmósfera alambicada y sutil que nos habiamos creadoalgunos compañeros del Ateneo ~'1 quenos complacíamos en mantener arti ficialmente. 'Carbonel' se inspira en un muchacho veracruzano que así se llamaba,pero la frase final que pongo en su bocaprocede de mis recuerdos del Mirador.residencia veraniega de mi familia en elCerro del Caído, al sur de Monterrey:"Yo era entonces un niño enfermo y micasa estaba en la montaña". Pues, enefecto, yo llegué a sentirme allí muy enfermo de un mal que se llama "los quinceaños". En cuanto a 'Robledo', la verdades que, al dibujarlo, yo estaba pensandoen Acevedo. Y Valle-Inclán me hizo notar que,en efecto, en la pág. 39 del libro,la subconsciencia me traicionó y escribíel nombre de Acevedo. Lo he corregidoen la segunda edición: Verdad y 'mentiraL.:-. . ~
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a una familia desconocida. De ahi salió"La cena"', y no solamente de un sueñocomo se ha supuesto generalmente. (Vermis Tres puntos de exegética literaria).En todo caso, la invención tuvo aqui laparte principal. Mucho me divertía yo enMadrid con este cuento de "Doña Magdalena y su hija Amalia", cuando descubríque, por curiosa coincidencia, ·2n otropiso de la casa donde yo habitaba paraentonces (General Pardiñas, 32), habíauna familia hispanomexicana: doña Magdalena González, su hija Angeles, y ~II
hija adoptiva Amalia.De cómo Chamisso dialogó con 1/.11
aparador holandés (1913) se inspira
LIBROSPor Alfonso REYES
muy vagamente, para la figura burocrática }' "mecanográfica" de 'Noreñita' en laimagen -ya muy transformada- de unseñor a quien yo sucedí en la Secretariade la ESéuela de Altos Estudios (él pasóa la Secretaría de la Preparatoria) y aquien, al hacerme cargo de mis funciones, dirigí una carta expresándole micomplacencia por el perfecto orden quehabía dejado en la oficina. El ni siquierapudo contestarme porque -supongo yoen mi ,piedad- la naturaleza no le habíaconcedido el don de expresarse con palabras. Deseo insistir en dos observaciones que constan ya en mi Obra poética(1952, pág. 402) : 1) Mi personaje 'Chamisso' es un puro nombre caprichoso ynada tiene que ver con el conocido escritor franco alemán (1781-1838) autorde Pete,. Schlemiltl, e! hombre sin sombra; aunque, a la aparición de mi libro,Unal11uno me escribió desde Salamanca(21-X-1920): "Acabo de recibir, mi,'querido amigo, El plano oblicuo, que leerécon el interés de t()do 10 suyo. Vy6 cómoaparece en él Chaniisso· ~a-qulen aprerio en mucho.- v el Dr. TenfrlsorOckh.
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Xl. El plano oblicuo.
AUNQUE publicado en l\.fadrid, año de
1920, El plano oblicuo es un libroescrito todo él en México, de 1910
a 1913, a excepción del último relato, "1;:1reina perdida"', que procede ya, de Pa:l.s.19-14. Por eso le correspondena el Sltlninmediato después de las Cuestiones estéticas. Con todo, he preferido dejarlo en lafecha de su publicación, un poco despU'~sele los Retratos reales e im.aginarios. Manuel F. Cestero, comparando un pasaje demi conferencia sobre Othón con otro ddPlano oblicuo, dudó de que ambas obrascorrespondieran al mismo período. Laverdad es que yo, por instinto, distinguíaya bien entre uno y otro género, y no redactaba una narración fantástica comoredactaba un discurso público. Pero negarque haya yo pasado el cepillo a mis viejosrelatos cuando los dispuse para la estampa sería mentir y aun "alardear" de negligencia. En cierto modo, El plano oblicuo, por los asuntos y aun muchos aspectos formales, data de la primera épocamexicana; por otros aspectos formales,data ya de Madrid. Esta publicación corresponde a la segunda etapa de mi vidaen España, la etapa diplomática.
La Tipografía Europa en que se imprimió el Plano me fue recomendada pordon Ramón de! Valle-Inc1án. No sé quéparticipación tenía allí Luis Bello, perocon él cambiaba yo originales y pruebas,y con él 10 arreglé todo, en aquellas inolvidables tardes del Café Regina dondehacíamos nuestra tertulia. (Ver mi artículo "Valle-Inc1án a México", en Losdos cam,inos. 4<;1 serie de Si'mpatía-s y diferencias). Cuando mostré a don Ramónmi material preparado para la imprenta,él me aconsejó que 10 redujera a la mitad: :'.El lector, lo agradece siempre",me dIJO. Separe cuanto no pertenecíaexactamente a la etapa mexicana -salvo"La reina perdida"- y creo que el sobrante quedó reservado para El cazador,que ya por entonces· se iba juntando, yque, desde octubre de 1918 cuando me- .nos, andaba pidiendo editor. Pero, por lopronto, El plano oblicl/o se publicó pormi cuenta y se medie vendió a los libreros. Aún me quedan más de cien ejemplares. Fue un lujo que pude ya permitirme, cambiadas las circunstancias demi vida.
Me propongo examinar aquí, uno poruno, rodas los J:ue'ntos o narracionesde este libro, insistiendo en las influencias literarias que contribuyeron al caso;pues el examen de las influencias queproceden de la vida y la experiencia directa me llevaría muy lejos y se sale elelcuadro de las presentes notas.
2.
HISTORIA
La cena. (1912) es una combinaciónde recuerdos personales, anodinos enapariencia, pero que me dejaron un rarosabor de irrealidad: "... aquella nochefantástica -he dicho-, cuya fantasíaestá, hecha. de .cosas cotidianas y cuyoeqUIvoco mlsteno crece sobre la humilder~íz de 10 posible ..." Por esos días, Jesus Acevedo me contó también ciertasimpresiones extravag-antes de S11 visita
(Primer artículo)
UNIVEftSIDAD DE MEXtco
(Madrid, Aguilar, S. A., 1950) y, desdeluego, en la tercera (Tomo nI de misObras completas).
La prilllera confesión (1910) es el relato más antiguo. Lo asocio con la casaque ocupé unos meses en México (Estaciones, -hoy Héroes Ferrocarrilerosno 44), junto a la cual me asegurabanque había un convento clandestino deMonjas Reparadoras. "Verdad o mentira", tal hístoria fue el resultado, al quetambién contribuyeron algunas anécdotasque me contaba mi madre (la penitenciadel chocolate), entre las muchas que sobre su infancia le había referido un "carpintero de lujo", amigo de mi padre enSan Luis Potosí, tipo de otro "iempo.señor barbado, pulcro, algo solemne y debuenos dichos, qúe respondia al nombrede don Manuel Palacios. El diálogo delas viejecitas murmuradoras -acá en losadentros de mi fragua- parte de lasEglogas de Eduardo Marquina ("Tarde,a la tarde, las viejecitas hablan junto almar"). Por supuesto que lo uno se parece a lo otro "como un huevo a unacastaña"', para decirlo pronto y mal.
Este cuento recibió un segundo premiocn un concurso organizado por no séqué diario madrileño, el cual lo publicól'n sus páginas.
En el Diálogo de .r1quiles y Elella(1913), me ayudaron recientes lecturasde Luciano y de Landor. y tal vez lasM ordités de Laforgue. Al ya citado cHtico anónimo de The Times Literar'\'Supplement este diálogo le pareció th'ework of a elever undergraduate. "Aunque-añadía- la combinación de ironía fantástica y de humanismo auténtico no escomún en las modernas letras hispánicas".Muy curioso es que aJean Cassou, cuando traducía este diálogo al francés, se leatravesara el recuerdo ele Laforgue y, entre las consultas sobre problemas ele suversión, me escribía: "¡ Buena '/'/Lujer a!fin! ¿ significa Ulle bonne fem1'ne, unebrave femllle en so'mme, o bien que Elena es une vmie jel11l'11e, une femm.c touta fait ¡emlne, j'ellllne -a 10 La forguejusqu'au bout des ongles (.Te He le jais pasa la pose - Cest //'Ioi la feml11e, on mecon'llait)?" (París, 19 ele mayo ele 1924).Romeo y J ulieta, Calisto y Melibea, Salomón y Balquis, las Madres del SegundoFausto; la gota hereditaria d~ Aquiles.manifíesta en el talón vulnerable, culpaele la juventud disipada de Peleo; lo~
senos de Elena que: se llaman, el unoCástor y el otro Pólux, (hoy diríamos"Polideuces") ... j Con cuánta <1Jlegríaescríbíamos entonces ~
En, las Repúblicas del Soconusco (marzo de 1912) iba a ser un cuento escritocon la colaboración ele Julio Torri. Yoempecé: "Cuando don Jacintito y yo viajábamos por Tonalá vendiendo telas finas y palillos de elientes ..." etc. Y Julioañadíó: "Tonalá, un alegre y calurosopuerto del Pacífico; el tráfico de palillosde dientes, la sola causa de la riqueza delas naciones, según creo haber elemostrado en otra parte. ¿ Y don Jacintito? Tanladino y maestro de psicología prácticacual lo fueron siempre todos los varonesde. su casa." A lo que, finalmente, se redujo su contribución. Todo lo demás es.de mi cosecha. Algunas recientes lecturas alemanas saltan a los ojos, mezcladascon temas hispánicos del siglo, de oro,observaciones directas sobre la vida elelas palomas, etc. Estas observaciones hande completarse con algunas notas del artículo "Curiosidad animal, y curiosidades
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--Foto Alfonso Reyes.UllamuEo, "lo leeré Cal)· ¿u/e)','s"
animales", escrito veinte años después ypublicaelo en periódicos, pero que algúndía se incorporará al volumen Historianatural das Laranjúras. Lo más singulares que el cuento surgió ele la engorrosacorresponde}lcia comercial entre los señores Pastor y no sé qué otra firma detraficantes ele café por el sur de México. Cuando hacía mis prácticas comoestueliante ele Derecho, me ví obligadoa examinar esos horrendos papeles, paracsclarecer pleitos y diferencias de lascuentas corríentes. No esclarecí nada, 110entendí una palabra. Y la incomprensíónfue mi Musa. La constante referencia alDirectorio del Cmnel'cio '1' la Agr'icult·!traen Chiapas 3' Tabasco me fascinaba; tanto que mi personaje calza con ese volumen la mesa coja en que acostumbrabaescribir. El estilo ele las cartas mercantiles, ele que por ahí presento una caricatura. me estimuló en términos increíbles, ~ modo ele enigma sagrado. Puedo,pues, decir, que 110 todo fue vano esfuerzo en mis estudios jurídicos.
Sólo en el viejo "Don Violón, músico,poeta y sordo, hay un vago recuerdo real:el ele cierto anciano murguista ele Monter¡'~Y, qne ademús era cegatón. Juan N e-
H. )amés, "virttiosismo en el atlális'is"
POllluCt'110 Salas (Don Cheno), a quienmi familia le costeó un nucvo ';tololoche",porque el de su uso habitual se le habíagastado. Don Cheno subía al Mirador decuando en cuando con su murga, a darnos sesiones musicales en prueba de su;¡g-radecimien too
El freí/L' COII:¡NrSO es un mero apunte,una ocurrC'11cia al 111argen de Shakespeare(1I1.:as'U'Yo' fo'Y /Ncasltre). La idea de quelas comedias no acaban donde acaban ~s
en mí muv antigua. Aristóteles prefería elcomenzar y acabar del arte al lIUnGI comenzar y nunca acabar de la naturaleza;pero a veces la misma obra de arte pareceque pudiera prolongarse indefinidamente.y el asesinato del borrachón por el fraileme pareció la única solución posible, enel caso de la comedia shakespi riana, como muchos años más tarde, el asesinatodel delincuente por su encubridor le pareció la única solución posible :.t JulesRomains (HEI crimen ele Quinette"', Loshombres de buená. 7Joluntad) , para quitárselo de encima. En la segunda seriede mis Margina[ia ("Epílogos" de 1953,N9 4), he contado ya cómo pergeñé unafrase en inglés. creo que "para mejor expresarme", fras~' que luego encontré,idéntica, en un artículo dé Chesterton 'publicado poco después, Quiell conozca alautor britáúico habrá descubierto ciertoparalelismo en su· teoría de la sorpresacomo fermento de la "ida, su sentimientodel cotidiano milagro que es el existir, yalgunas páginas mías y, desde luego,aquel ensayo sobre "Los desaparecidos"que recordé a propósito de El suicida. Yahora, cuando tanta agua ha pasado yabajo los puentes, me doy cuenta de. otrasemejanza (guardadas las proporclOnesdebidas) : -La teoría de mi cu~nto sobre el contraste entre la comodIdad deltítere manejaelo por su autor y el terribleproblema de la responsabilidad, cuandole .dejan al títere ejercer su libre alb~drío,también se revuelve entre las nocIOnescon que Chesterton tejió, en 1930, sucomedia póstuma La sorpresa (Ver también mi M arginalia, segunda serie:"Chesterton y los tí teres") .
La Lucha de patronos (1910) es unelíálogo en los Campos Elíseos, dondeEneas y Odisea se disputan la paternidad de Roma. Carlos Pereyra me decía en Madrid que el título le incomodaba, porque lo hacía trasladarse anacrónicamente a las disídencias entre los obreros y los empresarios. Pero yo no dij.e"patrones"', sino "patronos", como se dIce "santos patronos" de los pueblos o lasciudades. El relato está directamente inspirado por unas páginas de Gastan Boissier(HLa légende d 'Enée", N ouvelles p-roméIlades archéologiques). El fragmento que\'a desde "Con rumbo a Haca" hasta "semejante a la muerte" pr,ocede de UII
ruento escrito en eliciembre de 1908, puhlicaelo en la Revista Nloderna y que alfin he recogido en el tomo 1 de n~is 9,bra.scompletas: HUna aventura. de .Uhses:. Lacomparación entre la apanenCla de I:-neasv el 'Adán' del Tiziano proceele ya eleMadrid v ele mis visitas al Museo elelPrado 1914 en adelante ... .y aquí y allápalabr~s de Homero o de Virgilio, 9ues:; mezclan cómicamente ·con las cItasde Quevedo y de F énelon. C:.eo que lamención de la Isla del PereJIl. a proDósito de Calipso, data ya ele los .libros deVictor Bérard v sus conferenCIas en elInstituto Franc¿s ele Madrid.
Los restos del inúndio (1910) es unrelato que bien 111ues~ra su :nezcla delecturas y épocas; Aqul1es TaclO, ..\nder-
KATHLEEN
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sen Fray Antonio de Guevara, Sit~esio,Ub;ldo Elonense, el T1Iilhefll./. il1eHtel',Heine y Lucas Gracián D~nt1sco: estosdos últimos, sin l\egar a cItarlos. .Y deDantisco (Galateo espm101) tra.nsCl:lbo elfraamento con que acaba mI .hlstonatru~ca. Este relato fue in~prO\.'lsado Ydictado a la que pronto sena mI espos~,
durante la conyalecencia de aquella pentonitis referida a propósito de las .Cuestiones estét·icas. Cuando pude ya J~lCOr
pararme, compulsé las citas y aderece unuque otro pasaj~. El r~lato 110 ,acontece e~1
ningún país 111 en n1l1~una. epoca detelminados, sino en un Imag1l1ado cuadrohu man ístico.
Estrella de 01'iente (1913) Y La reinaperdida (1914) son ~ant.asías que no requieren muchas exphcacJOnes. ~o~' meratravesura, dejé correr entre los lt;t111l0S laespecie de que la Estrelfa de Onel·~t~ eramás o menos una cancatura sutlhzaday trascendida de ciertá amigo a quiensiempre he considerado con afecto y dequien el vaivén de los años llu,nca me h~
alejado. El, que es todo un varan, lo tomoa risa y fue el primero en celebrarlo. Suvida ha venido a ser la más completa negación del dulce fracaso que yo quiseimaginar en mi cuento.
La Reina está hecha, como a veces sehace un poema, por crecimiento y evocación de palabras, creándose al tiempode escribirse. Hay ahí vagos ecos de ciertas historias sobre las figuras de la baraja, creo que de "P. L. Bibliophile Jacob'·.
CARTA DE INGLATERRA
eREO que uno de los libros más im. portantes publicados en Inglaterra
en 1956, es Colleeted poems (Poe·mas eseog·idos), de Kathleen Raine. Delicada y profunda, esta poetisa ha sido también capaz de juzgar su propia obra, ydescartar todo 10 que, según el\a mismadice, "no concuerda con la visión imaginativa de que soy capaz en mis mejoresmomentos" .
Creo que Kathleen Raine seguirá siendo leída cuando sns contemporáneos más"I\amativos" se hayan cOI1\"Crtido en muestrarios de una época. Laque el\a mismaha decidido conservar de su propia obralleva, en su mayor parte. la impronta deuni\"Crsalidad de la puesía imperecedera.En sus poemas no existe el narcisismo,como tampoco aparece ninguna de lasideologías del síglo xx. El idioma qne usaes.. ciertamente. el propio de este momento, tanto filosófica como científicamente.Sn impersonalidad tampoco implica UII
alejamiento del dolor, la muerte y el amor.Lo cierto es qne son justamente estaS' experiencias uni\"Crsales las que constituyenel material de la poetis,CUt'io experimenta la· impresión dé' qtieesk r~ceptor huIl;a\10 tapt¡tla ll1usi~ade' .iás· esferas que\;iQi-an'¡i t1'ayés de .cüe¡-dú- ácjúisiüunentefihas~.Su particula~pqrción dé dplorlo transmuta en dolor· hi.ll1;ano.
The memory oí earth is lik<l a burdenOí waves alld islands, in' my blood and boneThe heavy sllbstance of m)' incarnationStronger than my wil1 to be' atoneBreals mc and destroys me, ·calls me home. l
'vV. S. Landor "lile ayudaron sus lecturas"
y esto es lo principal que me ocurredecir sobre cada uno de los cuentos yna rraciones que forman este libro.
R A 1 N EPor Irene N ICHOLSON
Parece percibir en cada piedra, en cadaflor, en cada accidente de forma material,el símbolo ele un gral1 arquetipo:
Behilld thc tree, behinu the 1lOlIse, behind lhe( slars
rs lhe preseuce that 1 cau not seeOlherwise lhan as hOllse and stars aud tree. ~
1-:. Rainc "del'icoda .l' profllnda"
UNIVERSIDAD DE MEXICO
Si existe algo de platónico en esto, ellano lo ha tomado fría e intelectualmenteele la fuente de los antiguos. Es menesterhaber pasado por alguna experiencia muvprofunda antes de poder elevar los objé"tos a la altura de símbolos; pues la creación de símbolos no es asunto de la cabeza únicamente, sino de todo el organismo. De suerte que es necesario hacer una;¡dvert~n~ia a quienes quisieran llegar ala esencia misma de la poesía siguiendoel camino que toma esta poetisa. En suprefacio dice que "cuando (el poeta) comienza a escribir, no hay poema en elsentido de ía construcción de palabras; laconcentración de la mente yace en otracosa, en aquello que precede a las palabrasy que constantemente verifica y rectificalas palabras, a medida que se las escribe."En seguida se refiere a lo que llama "poe~
sía de imitación",.y cita a Blake: HEstoque llamáis acabado no es ni siquiera uncomienzo, ¿ cómo pues podrán ser acabadas?" Es una punzante advertencia aquienes quisieran evitar la etapa preverbal, la "concentración de la mente". - elproceso en que se piensa y siente profmldamente, antes de que el símbolo cristalice en palabras.
Me parece que esta advert~ncia es dpecialmente cierta con respecto a muchosde los poetas latinoamericános de 3.hora..Es di fícil emplear un vocabulario tan escueto y, sin embargo, tan colmado comoel de Kathleen Raine, a menos que setrate del albor' de una literatura, inocentemente, o bien lo que sigue en pos ele todaesa rica exuberancia como la Keats, Coleridge, W oodsworth, etc., y cuando ya 'sela ha explotado y queda atrás. Se ha 'deser inocente del todo, o bien haber pasado por toda la pericia sofisticada para camenzar de nuevo y pulirla. En la AméricaLatina los poetas se haJlan en cierto dilema en este sentido. La tradición europea es parte legítima de su patrimonio;sin embargo. su Nuevo Mundo casi !".0
se ha cantado. En semejantes condiciones.aun cuando el poeta trate sinceramente dehallar su propia visión, le es muy fáciicaer ir:conscientemcnte en un clicé qt!.~
parezca. nuevo, tan sólo a causa ele su nue·va ambiente. Por otro laelo, siempre existe la tentación de esforzarse artificialmente para crear algo nuevo, cuando la novedad está ahí, a la mano, muy natlll'almente, en el nuevo ambiente, el nuevo ordf'namiento de las circunstancias. Tambiénexiste la tentación de pasar prematura¡Lente por cncima de la descripción haciaun simbolismo que no es genuino porqueno se le ha ganado por experiencia directa. Pue~ nada: hay más muerto que b.lsímbolo manoseado por quien no haya s~n
tido su H'rdad hasta la médula de los hwsos. Kathleen Raine parece sentir que ':,11IJropia trampa en el simbolismo ha sid·]la eclesiástica. Y encuentra uno huellasdc csta dificultad hasta en algunos de íospO~ll1as que ha decidido consen'ar.
811l to lhe grail, these íragile wallsA re thinner thau a floating dream, a
~.eríall versos 11lUY aceptables en un poeta. de conciencia menos sévera, pero .ll'o el!ella. El' hecho' qíi.: eVOCjUeull' eclesiastismo artu6ano y no posterior,' 'es aSuntooue no yiene al caso el hecho es qué el':graai" penetra en el poema ladinamente, prefabricado. Lo Inismo que:
the Virgill and Aphrodit~,
The lllounJin.g Jsis. and Queen oí Corn {
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