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HISTORIA Tratar de averiguar el origen último de la devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno en Alhaurín el Grande, así como el nacimiento de la Hermandad encargada de su culto resultan hoy por hoy tareas muy difíciles de realizar. La casi total destrucción de los Archivos Municipal y Parroquial de la villa, así como la desaparición de los documentos de Secretaría anteriores al último cuarto del siglo XIX dificultan enormemente cualquier esfuerzo que trate de sacar a la luz las raíces más profundas de la Hermandad. Esta situación, sin embargo, se ha visto mejorada en parte durante los últimos 25 años por diferentes labores de investigación, de las que destacaremos especialmente la llevada a cabo por el malogrado hermano Gonzalo Torres Gómez (Q.E.P.D) con el objeto de publicar una monografía histórica de la Hermandad. Su esfuerzo y dedicación consiguieron dar a conocer numerosos datos procedentes principalmente de los Archivos General de Simancas, Histórico Provincial de Málaga y Catedralíceo. No podríamos olvidar tampoco el magnífico trabajo realizado por Miguel Isidro Sellés Manzanares, autor del único estudio acerca de la Hermandad hasta el momento La Semana Santa antes de 1931, obra publicada en formato digital. Orígenes de la Hermandad La tradición oral, transmitida por generaciones de hermanos desde hace siglos, afirma que la creación de la Hermandad fue concedida por los Reyes Católicos al producirse la Reconquista de Alhaurín, formándose en torno a un grupo de “cristianos viejosvenidos de tierras castellanas, lo que motivó que se eligiera el color morado (símbolo de aquella región) como propio. Estas teorías, que no cuentan con fuentes documentales que las avalen, no pasarían, en cualquier caso de ser más que un intento de explicación legendario de nuestros orígenes, presentando, no obstante, el valor que debe darse a toda leyenda, el de ser reflejo de la sociedad o grupo que la crea. Con la toma de Alhaurín en Mayo de 1485 comienza una nueva etapa en la Historia de la localidad. Al mismo tiempo que se crea la Parroquia (eregida canónicamente en 1505) los repobladores van a habilitar un edificio a la salida del pueblo hacia Coín como Ermita. Sobre una colina poco elevada, a cuyos pies discurría un arroyo, el pequeño templo fue dedicado a San Sebastián, mártir por el que los Reyes Católicos sentían especial predilección y cuya devoción arraigó con mucha fuerza en los territorios recién conquistados del antiguo Reino Nazarí de Granada. De la existencia de la capilla se da cuenta ya en los Repartimientos de 1492. Junto a ella, nace también la “Cofradía de San Sebastián” entre los últimos años del siglo XV y el primer cuarto de XVI. Es en este punto donde debemos de mencionar el verdadero origen del culto a Nuestro Padre Jesús Nazareno, que no será otro que la devoción al Dulce Nombre de Jesús. Con seguridad también comenzará a arraigar en Alhaurín, al igual que el de San Sebastián, desde época muy temprana El origen de esta festividad religiosa podemos encontrarlo en la Baja Edad Media, bajo el pontificado de Gregorio X quien tras el Concilio de Lyon (1274) otorgó la Bula Dilecto filio Magistro Ordinis Predicatorum, por la que ordenaba que en todos los Conventos de la Orden de Santo Domingo se crease un altar dedicado al Dulce Nombre. En tierras malagueñas, el primer Obispo tras la Reconquista, Don Pedro Díaz de Toledo y Ovalle, se convertió en uno de los principales promotores y defensores de la celebración de esta fiesta en España. La llegada de la Contrarreforma supuso un importante incremento en el culto a las imágenes, uno de los aspectos más atacados por los protestantes. De esta manera las disposiciones del Concilio de Trento (finalizado en 1563) también provocaron que la

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HISTORIA Tratar de averiguar el origen último de la devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno en Alhaurín el Grande, así como el nacimiento de la Hermandad encargada de su culto resultan hoy por hoy tareas muy difíciles de realizar. La casi total destrucción de los Archivos Municipal y Parroquial de la villa, así como la desaparición de los documentos de Secretaría anteriores al último cuarto del siglo XIX dificultan enormemente cualquier esfuerzo que trate de sacar a la luz las raíces más profundas de la Hermandad. Esta situación, sin embargo, se ha visto mejorada en parte durante los últimos 25 años por diferentes labores de investigación, de las que destacaremos especialmente la llevada a cabo por el malogrado hermano Gonzalo Torres Gómez (Q.E.P.D) con el objeto de publicar una monografía histórica de la Hermandad. Su esfuerzo y dedicación consiguieron dar a conocer numerosos datos procedentes principalmente de los Archivos General de Simancas, Histórico Provincial de Málaga y Catedralíceo. No podríamos olvidar tampoco el magnífico trabajo realizado por Miguel Isidro Sellés Manzanares, autor del único estudio acerca de la Hermandad hasta el momento La Semana Santa antes de 1931, obra publicada en formato digital. Orígenes de la Hermandad La tradición oral, transmitida por generaciones de hermanos desde hace siglos, afirma que la creación de la Hermandad fue concedida por los Reyes Católicos al producirse la Reconquista de Alhaurín, formándose en torno a un grupo de “cristianos viejos” venidos de tierras castellanas, lo que motivó que se eligiera el color morado (símbolo de aquella región) como propio. Estas teorías, que no cuentan con fuentes documentales que las avalen, no pasarían, en cualquier caso de ser más que un intento de explicación legendario de nuestros orígenes, presentando, no obstante, el valor que debe darse a toda leyenda, el de ser reflejo de la sociedad o grupo que la crea. Con la toma de Alhaurín en Mayo de 1485 comienza una nueva etapa en la Historia de la localidad. Al mismo tiempo que se crea la Parroquia (eregida canónicamente en 1505) los repobladores van a habilitar un edificio a la salida del pueblo hacia Coín como Ermita. Sobre una colina poco elevada, a cuyos pies discurría un arroyo, el pequeño templo fue dedicado a San Sebastián, mártir por el que los Reyes Católicos sentían especial predilección y cuya devoción arraigó con mucha fuerza en los territorios recién conquistados del antiguo Reino Nazarí de Granada. De la existencia de la capilla se da cuenta ya en los Repartimientos de 1492. Junto a ella, nace también la “Cofradía de San Sebastián” entre los últimos años del siglo XV y el primer cuarto de XVI. Es en este punto donde debemos de mencionar el verdadero origen del culto a Nuestro Padre Jesús Nazareno, que no será otro que la devoción al Dulce Nombre de Jesús. Con seguridad también comenzará a arraigar en Alhaurín, al igual que el de San Sebastián, desde época muy temprana El origen de esta festividad religiosa podemos encontrarlo en la Baja Edad Media, bajo el pontificado de Gregorio X quien tras el Concilio de Lyon (1274) otorgó la Bula Dilecto filio Magistro Ordinis Predicatorum, por la que ordenaba que en todos los Conventos de la Orden de Santo Domingo se crease un altar dedicado al Dulce Nombre. En tierras malagueñas, el primer Obispo tras la Reconquista, Don Pedro Díaz de Toledo y Ovalle, se convertió en uno de los principales promotores y defensores de la celebración de esta fiesta en España. La llegada de la Contrarreforma supuso un importante incremento en el culto a las imágenes, uno de los aspectos más atacados por los protestantes. De esta manera las disposiciones del Concilio de Trento (finalizado en 1563) también provocaron que la

Iglesia Católica favoreciese la devoción a los temas pasionistas que poco a poco sustituirán (al menos en parte) al culto a los santos, de claras raíces paganas. Es en ese marco histórico, social y religioso cuando se produce la llegada a Alhaurín de la antigua imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, plasmación plástica de unos cultos que ya estarían presentes en la localidad a través de las fiestas religiosas y, a buen seguro, las predicaciones de frailes de órdenes religiosas como las de los Dominicos o los Carmelitas. La gran devoción que el Nazareno comenzará a tener casi inmediatamente después de su llegada hace que poco a poco el culto a San Sebastián vaya quedando en un segundo plano mientras que su antigua Cofradía y otros vecinos van agrupándose en torno a Nuestro Padre Jesús. Así, partiendo de un tronco nacido alrededor de un San Sebastián vemos como este se transforma y sirve de base a una nueva Hermandad de Pasión y Gloria, caso bastante frecuente en la geografía andaluza donde encontramos ejemplos como los las cofradías cordobesas de San Bartolomé y San Diego, nacidas en la Baja Edad Media y que acaban transformándose en las de Jesús Nazareno y Expiración, respectivamente. Siglos XVII y XVIII A partir del siglo XVII encontramos los primeros documentos en los que la Hermandad aparece ya bajo el nombre de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Al igual que las cofradías de esta época la organización de actos religiosos y salidas procesionales se complementarán con un marcado carácter asistencial que provoca que la Hermandad se encargase de dar entierro a sus hermanos, acompañarlos en el funeral y mandar oficiar misas pro-ánima tras la muerte de los mismos. En resumidas cuentas podríamos decir que salvo por la realización de procesiones y funciones la Hermandad funcionaba prácticamente como una mutualidad de entierros a la que se pagaba una cuota anual para la compra de cera (de ahí el nombre de “iluminaria” o “luminaria”). La devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno tendrá su reflejo en numerosos documentos otorgados ante los escribanos que residían en la villa durante estos siglos. Tal vez, el encargo de misas que debían decirse ante la primitiva imagen de nuestro titular refleje mejor que cualquier otro rasgo la importancia que va adquiriendo su culto. Un ejemplo de estas serán las recogidas en el testamento de Antón Cantos, fechado el 24 de Junio de 1666, y en el que este pide “sedigan pormialma aJesus de naçareno cinco misas Reçadas yse paguen demis bienes” (1). Otro hecho bastante común en la época será el de ser enterrado en esta con la túnica procesional. Así, el vecino Gonzalo Francisco González otorga su careta de última voluntad el 18 de mayo de 1693, pidiendo que su cuerpo fuera amortajado “conla tunica de la cofradía del Dulssmº nombre de Jesús de quesoy yndigno hermano” (2). También el hermano Pedro de Lima Gálvez pide en 1757 que “mi cuerpo sea amortajado enuna tunica de Nuestro Padre Jesus de Nazareno quetengo enmipoder y sepultado en la Yglesia Parroquial de esta villa en la sepoltura que mefuere señalada”(3).

La destrucción y pérdida que ha sufrido la documentación de la Hermandad a lo largo de su historia nos impide conocer con detalle los cultos así como la vida interna de la misma hasta 1874. No obstante podemos decir que como organizaba lasnciones, Pasos y procesiones de Semana Santa, así como las fiestas de Gloria del Dulce Nombre de Jesús y San Sebastián, junto a la denominada en las fuentes “Honras por Nuestro Padre Jesús Nazareno”, tal vez de carácter funerario. Respecto a sus fines asistenciales, las patentes o títulos de hermanos más antiguas (década de 1860) incluyen la obligación de asistir a sus miembros con el Santo Viático y, en caso de muerte, hacerse cargo de sus cuerpos, para los que se dispensarían “seis cirios y altar correspondiente”, debiendo finalmente enterrarlos en el Panteón. En estos mismos documentos queda reflejado además que los

hermanos gozaban de “gracias, privilegios e indulgencias” de carácter espiritual, los cuales, debieron de ser concedidos forzosamente por el Papado a lo largo de los siglos. Durante estos siglos la Hermandad dará culto a las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y San Sebastián, además de a la Virgen de los Dolores, que se encontraba en la capilla del que llegaría a ser Convento-Hospicio franciscano de Alhaurín. Esta última talla será compartida con la Cofradía de la Vera-Cruz, siendo utilizada por ambas corporaciones durante la Semana Santa. Los gastos destinados a su ajuar y arreglo eran pagados por ambas instituciones a partes iguales y recogidos en el “Libro de la Virgen”, del que solo conocemos su existencia a través de testimonios orales. La realización del Catastro del Marqués de la Ensenada (1751) también nos va a aportar numerosos datos acerca de la Hermandad y la Ermita de San Sebastián. Recogida en el Padrón Eclesiástico, entresacamos la siguiente información: “Ymagen deJesus Nazareno Un censo de dies y seis rrs y medio de redito annuales redimidero quePaga Nicolas Cavello sobre cassa quePosehe en la calle de las Piedras en el varrio del Toledillo-Otro Censo de Diez y seis rrs y medio reditos annuales redimidero quePaga Nicolas Cavello sobre Cassa que posehe endha Calle que uno y otro censo perteneze a la Santa Imagen de Jesus Nazareno en una de las Coraterales dela Hermita de San Sevasttian de esta villa” (4). En Agosto de 1760, con motivo de la coronación de Carlos III, la Hermandad y el Concejo de la villa celebraron numerosos actos. Procesiones, obras de teatro, corridas de toros e incluso una fiesta de “Moros” y “Cristianos” quedan recogidas en la obra GLORIAS DE ALAURÍN, RENDIDOS OBSEQUIOS Y FESTIVAS ACLAMACIONES…, escrita por el vecino Francisco Martín Cano e impresa en Madrid (5). Siglo XIX Un dato curioso correspondiente a comienzos del S. XIX será el entierro en la Ermita del comerciante gaditano de origen irlandés Bartolomé Costello y Fallón, cuya lápida se conserva en la sacristía. Según consta en la copia de la partida de defunción enviada a Cádiz se da fe de “haver muerto y enterradose en la Hermita llamada deSn. Sevastian de esta villa a Dn. Bartolome Costello Fallon nat.l dela Ciudad de Cadiz hijo de Dn. Bartolome nat.l de Yrlanda, y de Dª Emilia nat.l de Sn. Lucas de Barrameda en el dia catorce de Nove. de mil ochocientos veintey uno con toda Ponpa y Solemnidad ” (6). Por otro lado, Hermandad estará presente en el Cementerio Municipal ya desde sus inicios, contando en él con una capilla y panteón situados en el primer patio del denominado Ángulo Norte moderno. Al menos desde 1837 recibían ya sepultura en él los hermanos. La información más detallada para el S. XIX nos la aportará, no obstante, el Libro de Actas del periodo 1874-1968. Su fecha de inicio debió de ser varios años anterior, ya que, pese a estar numerado, sólo se conservan de él las páginas posteriores a la 28. Uno de los aspectos más curiosos que señala es el del estreno en febrero de 1877 de una nueva túnica bordada en oro para la imagen de Jesús, donada por Dª Carolina Guerrero García, hermana residente en Barcelona. Otro hecho muy importante, no solo para la vida de la Hermandad, sino para el pueblo en general, fue la llegada de la luz eléctrica a Alhaurín, la cual costeó el hermano Carlos Larios Martínez, Marqués de Guadiaro y Presidente de la Diputación Provincial de Málaga, inaugurándose la instalación en la Ermita de San Sebastián durante la celebración de un Día de Jesús. En 1897 tuvo lugar la donación de una imagen de Nuestro Padre Jesús Resucitado por el hermano D. Baltasar Gallego Fernández. Siglo XX

La vida de la Hermandad a comienzos del siglo XX no presenta demasiados cambios con respecto a la época anterior. En 1916 el Diputado a Cortes D. José Estrada y Estrada y su esposa Dª María Luisa Segalerva Mercado ingresan como hermanos. Estrada y Estrada, vinculado a Alhaurín por la finca y casa de recreo que poseía en el Camino de Antequera, en la que pasaba largas temporadas, llegó a ser subsecretario de Fomento y Ministro de Gracia y Justicia. Una prueba de los lazos que le unían a la Hermandad fue el su nombramiento como Hermano Mayor Honorario en 1917. La inestabilidad política y social de la España de los años 30 afectará a nuestra Hermandad de forma importante, como se refleja en la suspensión de las celebraciones de Semana Santa en la localidad y en la ausencia de actas entre 1929-1938. A pesar de ello, tenemos constancia de que seguía manteniéndose algún tipo de funcionamiento en este periodo. Al menos durante parte de estos años se celebró la festividad del Día de Jesús. En 1935 se expiden títulos de hermano, gracias a los cuales sabemos que en Junio de aquel año Francisco Gallego y Fernando Plaza ocupaban los cargos de Hermano Mayor y Secretario, respectivamente, para los que habían sido elegidos en cabildo celebrado en 1928. En 1936 la Ermita de San Sebastián fue saqueada, siendo pasto de las llamas la práctica totalidad de los enseres, documentos e imágenes que en ella se guardaban. Desaparecieron, al menos, las tallas de Nuestro Padre Jesús Nazareno, San Sebastián, San Roque, Virgen del Socorro (conocida como “la Socorrita” y procesionada en la fiesta del “Domingo de Frutos”) y la Santa Mujer Verónica, que se utilizaba en la Semana Santa y recibía culto en la sacristía. A esta destrucción únicamente pudieron escapar una mano de Nuestro Sagrado Titular (rescatada por el hermano Blas Plaza Aragón), un ángel procedente del trono y fragmentos de dedos y de la antigua túnica. Tras años de incertidumbre, en 1938 se acomete la tarea de reorganizar la Hermandad, muy mermada en cuanto a hermanos y enseres tras la Guerra Civil. El primer objetivo fue la adquisición de una nueva imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, donada por Dª. Josefa Serrano Rueda. Fue tallada por el escultor José Navas-Parejo en sus talleres de la Gran Vía de Granada, haciendo su entrada a la localidad el 28 de Abril de 1941. En 1947 es bendecida la imagen de San Sebastián. Este mismo año durante el Día de Jesús, participa la Banda del Tercio “Gran Capitán” de la Legión Española, con guarnición en Melilla. Nacería desde entonces una gran identificación y unión de la Hermandad con la Legión, lo que podemos constatar por el nombramiento en 1948 del citado Tercio como Hermano Mayor Honorario, recogido en un pergamino firmado por el que fuera Hermano Mayor Antonio Rodríguez. Otro hecho muy importante será la adquisición de una túnica procesional para Nuestro Padre Jesús, bordada por el taller de las Hermanas Trinitarias de Málaga. En 1954, siendo Hermano Mayor Miguel Pérez Plaza, se reconstruye el panteón de la Hermandad, que había sido previamente reformado en los años 20, ampliándose de 28 a 50 los nichos que lo conformaban. Fue también la directiva de esta época la que realizó el proyecto del retablo de San Sebastián, diseñado y elaborado por el tallista y escultor Pedro Pérez Hidalgo que asimismo pintó cuatro frescos de los evangelistas para las pechinas de la cúpula que desaparecieron posteriormente. Serán precisamente estos trabajos los que motivarán que se trasladase la imagen de Nuestro Padre Jesús durante varios meses a la Iglesia de la Encarnación, donde recibirá culto delante del altar y capilla de San Antonio de Pádua. En 1957 se recuperan las procesiones de Semana Santa y se pide el reinicio de las representaciones, lo que se llevará a cabo en años posteriores. La Hermandad procesionará en estas primeras salidas pasionistas tras la Guerra Civil además de a Nuestro Padre Jesús Nazareno, a la Virgen de los Dolores que

se venera en la Parroquia. Posteriormente Pedro Pérez Hidalgo tallará la actual imagen de Mª Stmª del Mayor Dolor, bendecida en la década de los sesenta. En 1966 en el transcurso de unas Misiones Nuestro Padre Jesús Nazareno realizó una salida extraordinaria dentro de los actos organizados por la Parroquia de Alhaurín. La primera Guardia Legionaria a Nuestro Sagrado Titular se lleva a cabo en 1970. Para la Semana Santa de 1972 se traslada la representación de la Entrega de la Cruz en la Plazoleta de San Sebastián, estrenándose un trono para la Virgen y la Cruz-Guía, realizada por los talleres de Angulo. Los actos del Día de Jesús de 1973 se celebraron con especial esplendor. A ellos acudieron las Bandas del Tercio Duque de Alba, Brigada Paracaidista, Aviación de Sevilla, Aviación de Málaga, Regimiento Aragón 17 e Infantería de Marina de San Fernando. La Función religiosa de ese año (concebida como una misa flamenca) contó con las actuaciones de los cantaores Antonio de Canillas, Pepe el de la Isla y Niño de Bonela. En 1975, tras un largo mandato abandona el cargo el Hermano Mayor Francisco Roldán Ramos, resultando elegido Miguel Manzanares Trujillo. Uno de los primeros proyectos de la nueva directiva será la remodelación de la Plaza de San Sebastián (obra muy necesaria y que no estuvo exenta de ciertos problemas) cuya inauguración tuvo lugar en Junio de 1976. Muy importante fue también el día 22 de Junio de 1979 la bendición de la Banda de Cornetas y Tambores con Escuadra de Gastadores de la Hermandad, la primera de sus características creada en la localidad. Posteriormente, en 1996 y 1997 se crearon respectivamente las de la Fundación de Nuestro Padre Jesús Nazareno (“Boinas Morás”) y la de Música. En 1981 se recuperan las procesiones de San Sebastián y Nuestro Padre Jesús Resucitado, imagen esta última que fue adquirida en 1982, al escultor Suso de Marcos. Otro importante acto celebrado este último año fue la inauguración el 18 de Junio de la Cooperativa Industrial Textil Nuestro Padre Jesús Nazareno. El 20 de Enero de 1985 se bendijo la Casa-Hermandad de calle Nueva, siendo Hermano Mayor Bernardo Manzanares Benítez. Con brillantez inusitada, el 28 de Abril de 1991 tuvo lugar la celebración del 50º Aniversario de la Llegada a la localidad de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Para conmemorar la efeméride la directiva presidida por Santiago Carnero García llevó a cabo múltiples actos culturales, acuñando monedas en plata y oro y editando un cartel litografiado de serie limitada. Además de esto se bendijo un monolito eregido en el lugar desde el que Nuestro Sagrado Titular entró a la localidad, estrenándose una nueva corona de oro para la imagen durante la procesión conmemorativa que transcurrió por las calles San Sebastián, Plaza Baja, Rosales, Virgen de Gracia, Camino de Málaga, Cilla, Plaza Baja y San Sebastián. El Viernes Santo del año siguiente, María Santísima del Mayor Dolor estrenó un trono en alpaca plateada realizado por los talleres Martos, recuperándose como novedad la salida de Nuestro Padre Jesús a modo de Cautivo el Jueves Santo. Otra novedad de ese año fue el que las Representaciones de Semana santa se efectuaran en la Plaza Baja, teniendo lugar por primera vez el pasaje de la Resurrección. Últimos años En este último apartado nos centraremos en los principales acontecimientos de la última década, en la que han ocupado sucesivamente el cargo de Hermano Mayor Francisco Rueda Santos, Juan Aguilar Gallego, Andrés Martín Albarracín y Marcos Antonio Conejo Rueda. El Domingo de Ramos de 1997 se presentó la remodelación del trono adquirido para Nuestra Sagrada Titular, al que se le incorpora el palio, incrementándose el cajillo. En la

Festividad del Día de Jesús de este año se conmemoró el 50º Aniversario de la vinculación a las Fuerzas de la Legión, motivo por el que se celebró un acto en el patio del C.P. “Emilia Olivares” que contó con la presencia de más de 200 legionarios, estando presidido por el Excmº. Sr. General-Jefe D. Francisco Javier Zorzo Ferrer. Asimismo se inauguró la Plaza de la Legión, descubriéndose un mosaico de azulejo conmemorativo de los actos en la de San Sebastián. Por último, y como la realización más importante de los últimos años, citaremos que el 28 de Abril de 2001 Nuestro Padre Jesús estrenó en su 60º Aniversario una nueva túnica procesional, bordada bajo el diseño de D. Fernando Prini por D. Francisco Franco Ortega. En resumidas cuentas, este breve repaso histórico que hemos realizado pretende mostrar el devenir a través de los tiempos de una entidad que pese a ser varias veces centenaria se encuentra abierta al futuro y con una vitalidad y pujanza que reflejan el enorme arraigo y la devoción que el pueblo de Alhaurín el Grande tiene a Nuestro Padre Jesús Nazareno. Salvador David Pérez González. Secretario de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno BIBLIOGRAFÍA ARANDA DONCEL, J., Breve Historia de la Semana Santa de Córdoba, Málaga, 2001. REDER GADOW, M., “Enfermedad, Muerte y Cofradías”, en AA.VV., Semana santa en Málaga, Tº 3, Málaga, 1987. SELLÉS MANZANARES, M.I., La Semana Santa antes de 1931 [Edición Digital], Coín, 2004. PÉREZ GONZÁLEZ, S.D. “La Hermandad de Nuestro Padre Jesúis Nazareno a través de la Historia, el Arte y la Tradición”, Lugar de Encuentro nº 12, Alhaurín el Grande, 2005. Archivo Díaz Escovar. Cj. 59. Archivo Histórico Provincial de Málaga. Legajos P/ 6993, P/6996, P/7012. Archivo Histórico Provincial de Cádiz. Legajo C/3188 Archivo Municipal de Alhaurín el Grande. Catastro del Marqués de la Ensenada. Padrón Eclesiástico.

ARTE EN LA HERMANDAD DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO Cuando hablamos de la imagen de Nuestro Padre Jesús nazareno, no sólo tratamos el asunto devocional, piadoso y religioso; en definitiva, el tema de la fe, de la creencia, sino que debemos abarcar aspectos materiales, ya que las imágenes no toman forma de manera casual. La materia es la consecuencia directa de un trabajo, de un sistema de modelado, de una plástica, de un ESTILO que realizada por manos humanas alcanzan un fin elogioso, que cautiva la atención de todos los que la contemplan. A partir de un cuidadoso trabajo, ese pedazo de material (por lo general madera), parece adquirir vida propia, parece expresarse, de tal modo que llega a nuestros sentimientos. Es en ese momento cuando podemos decir que estamos ante una obra de Arte. En este caso concreto, ese proceso de modelado se debe a dos autores: en un primer momento debemos de hablar del desconocido escultor autor de la antigua talla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, y en segundo lugar del escultor José Navas Parejo, autor de la imagen de Nuestro Sagrado Titular. En ambos casos estamos hablando de dos estilos: barroco y Neobarroco, distanciados en el tiempo pero con similitud de técnicas y tendencias de trabajo. Antes de continuar es preciso aclarar que significa el término NEOBARROCO. Como su nombre indica se trata de la recuperación de un estilo (Neo) al que se conoció como Barroco y que abarcó todo el periodo de tiempo comprendido entre los siglos XVII y XVIII, tiempo muy importante desde varios puntos de vista. En primer lugar por las innovaciones técnicas que se introdujeron en la concepción del Arte, pues se abandonan los prototipos clásicos de orden, proporción, ritmo y armonía tan propios del Renacimiento para optar por concepciones espaciales y dinámicas, llenas de expresión, de movimiento, de sentimiento. Todo esto, a su vez, tiene una explicación en el cambio de gusto estético de la sociedad, que se vuelve ostentosa, se trata de una sociedad que le gusta mostrar su posición, su estatus. Pero al mismo tiempo, tiene su explicación en el ámbito religioso, concretamente en el espíritu de la Contrarreforma. Ante la pérdida de credibilidad de la Iglesia católica, como consecuencia de la venta de cargos eclesiásticos, generalmente a los segundones de las casas nobles que anhelaban adquirir una posición privilegiada en el ámbito de la política. Consecuentemente, la Iglesia había empezado a disgregarse surgiendo diferentes movimientos religiosos en el ámbito europeo, tal y como el luteranismo, el calvinismo, etc… La Iglesia Católica, a través del Concilio de Trento decide abordar una serie de medidas reformadoras que acabasen con la nefasta imagen creada en su seno. Esas medidas van orientadas a reforzar su poder y su credibilidad. Consideran que deben hacer públicas las reformas acometidas, y el medio que utilizan para ello es el Arte, entendido en sus diferentes medios de expresión: arquitectura, escultura y pintura. Vemos como el arte de convierte en el arma fuerte de difusión del catolicismo. Este espíritu innovador, como no, llega a España, país católico por excelencia, aunque las novedades más relevantes no vendrán de mano de la arquitectura como sucedió en Italia, manifiestas en los legados de Bernini autor de San Pedro del Vaticano, en Roma) o Borromini (autor de una obra arquitectónica revolucionaria por la técnica dinámica que utiliza: la iglesia de San Carlos de las Cuatro Fuentes), sino la escultura. Destacará, sobre todo, la escultura tallada en madera, de talante devocional, destinada a ser procesionada y que en arte conocemos con el término de Imaginería. La mayor parte de las veces serán imágenes de vestir, sin menos cabo de la importancia de la Retablística, que supondrá la manifestación interior de la fachada externa. Al igual

que las fachadas de los edificios, los retablos se dividirán en calles y en pisos, en los que se abrirán diferentes vanos (nichos) donde se ubicarán imágenes; las de mayor importancia, por lo general aquellas que aluden a la vida de la Virgen María o la vida de Jesús ocuparán los espacios mayores, serán de mayor tamaño, situándose por lo general en la calle central; mientras que en las calles laterales, de menores dimensiones se ubicarán las figuras de santos o padres de la iglesia. Se cierra el conjunto retablístico con la introducción de motivos decorativos, bien de carácter vegetal (roleos, hojas de acanto de tamaño gigante) bien de tipo arquitectónico (recuérdense las columnas de orden salomónico, columnas que se retuercen sobre sí mismas con la finalidad de dotar de movimiento al espacio y que resulte menos monótono y con las sensación de rigidez o pesadez); por tanto, se impulsa con la introducción de elementos curvos que lo dotan de vitalidad. Todos estos efectos ópticos pretenden captar la atención del fiel y se manifiestan al exterior como una gran escenografía que quiere narrarnos y describirnos la historia que se desarrolla en su interior. Entre las imágenes de vestir, lo más llamativo es el empleo de pelo natural, lágrimas de cristal y vestidos al uso de la época, así como el empleo de diferentes tipos de joyas que completan el escenario decorativo devocional. Entre estas joyas merecen especial atención las coronas con que se tocan a las imágenes de la Virgen María en sus distintas acepciones. Tiene gran arraigo en Andalucía, donde surgen importantes escuelas (talleres), siendo las principales las de Sevilla y Granada, destacando algunos nombres famosos de maestros escultores tal y como Mena, Gómez de Mora, Cano… El barroco perdió fuerza con la llegada del siglo XIX, pues surgen nuevos estilos artísticos más vanguardistas y modernos. Sin embargo, a finales del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX surge un deseo de recuperación de estilos anteriores, de ahí a que hablemos de: Neogótico, Neorrenacentista, Neobarroco… La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno Es precisamente en este marco temporal del Neobarroco donde debemos encajar la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno que procesionamos en la actualidad; realizada en 1941, por el escultor José Navas Parejo, quien logra modelar una figura lo más fidedigna posible a la talla precedente, quemada en época republicana, en los años anteriores a la guerra civil española. Esta talla actual, como todos sabemos, se obtuvo a partir de la mano derecha de la anterior imagen, rescatada por un hermano de esta Hermandad de las cenizas abominables que tiñeron de dolor nuestra historia más cercana. María Isabel Roldán Moltó Vocal de Cultura e Historia de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno

LA ERMITA DE SAN SEBASTIÁN Datos históricos El edificio en el que tiene su sede la Hermandad desde tiempo inmemorial es la Ermita de San Sebastián. Situada en la Plaza o Plazoleta del mismo nombre, esta pequeña capilla constituye, sin ningún lugar a dudas, parte importante del Patrimonio Historico-Artístico de la provincia de Málaga. En la actualidad el inmueble se encuentra enclavado en pleno casco urbano, aunque en sus orígenes naciera a las afueras de la población, sobre una colina situada en el camino que conducía a Coín, posiblemente muy cerca del cementerio islámico que excavó en 1834 Ildefonso Marzo. San Sebastián es, junto a la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, el edificio público documentado más antiguo de Alhaurín el Grande, como demuestra el hecho de que ya aparezca reflejado en los Repartimientos de Bienes y tierras de la villa que llevó a cabo el Bachiller Serrano en 1492. De su existencia se da cuenta cuando se enumeran los bienes que correspondían al caballero D. Diego García de Hinestrosa, fundador del Hospital de Santo Tomás de Málaga, entre los que se hallaban “(...) çinco arançadas de huertas en ciertos pedaços que alindan con el molino de açeite del dicho Diego Garçia, e de la otra parte con el ermita de San Sebastian”. Esta dato nos pone de manifiesto que la Ermita se encontraba situada extramuros de la villa, en un medio rústico en el que predominaban el olivar y las huertas y que junto a ella se hallaba un molino de aceite. Con bastante lógica, podríamos pensar que el edificio se hallaba ya construido durante la época andalusí, si bien no tenemos datos fehacientes al respecto debido a la ausencia de excavaciones arqueológicas. Lo que si sabemos es que durante las obras de restauración llevadas a cabo a comienzos de los años 90 se hallaron bajo la actual solería cinco suelos distintos superpuestos. Así mismo, en los años 50 del pasado siglo XX se descubrió al pie del altar de Nuestra Señora de Fátima (espacio ocupado actualmente por la imagen de Nuestro Padre Jesús Resucitado) un plato de cerámica de grandes dimensiones, actualmente desaparecido. El origen del culto en la Ermita lo tenemos en la práctica común de la Iglesia de santificar las vías que conducen al campo con advocaciones cristianas. Pese a su aparente modestia dimensional y artística con respecto a edificios religiosos de otras tipologías, las ermitas nos presentan el valor de ser los primeros hitos de una población en expansión. Aunque la de San Sebastián es la primera documentada en la localidad, con posterioridad surgirán otras, como las de San Antón, Cristo de las Agonías o San Gaudencio (esta última desaparecida). Como es lógico, el paso de los siglos va a alterar profundamente el lugar de emplazamiento de la Ermita. Así, el 14 de Junio de 1772 el vecino Cristóbal del Castillo escribe una petición al Concejo, Justicia y Regimiento de la villa solicitando que este le venda a censo perpetuo redimible una porción de terreno “quelinda por arriva con laPlazuela de San Sebastian, y por avaxo con el río que vaxa delos Molinos” para construir una casa, ya que el lugar era “un peñascal que desagrada a la vista”. El contrato quedó estipulado el 22 de Diciembre de 1772, cediendo el citado vecino la propiedad a su hermano Baltasar del Castillo. En el documento se especifican las cláusulas que mandaban abonar 6 reales anuales en dos plazos pagaderos en los días de “Pascua de Navidad” y San Juan. Gracias a otros protocolos sabemos que la casa se hallaba ya construida en 1786. El Catastro del Marqués de la Ensenada, conservado en el Archivo del Ayuntamiento de Alhaurín el Grande nos informa que San Sebastián poseía la mitad de una propiedad rústica de tres fanegas de tierra en el partido de Huertas Viejas, así como un censo, que

pagaba el Alcalde de la Hermandad y Tratante de Abastos de Aceite Cristóbal Fernández de la Cruz gravado sobre “Una Suerte de tierra Pansembrar desecano dela Palma” y que reportaba diez reales. Diferentes documentos de esta época nos informan, además, que la Ermita contaba con un ermitaño para su cuidado.En otro orden de cosas debemos aludir que a lo largo de su historia San Sebastián también fue utilizada como lugar de enterramiento durante toda la Edad Moderna y las primeras décadas de la Contemporánea. Pese a que la Corona prohibió expresamente sepultar cadáveres en el interior de los templos mediante una ley promulgada en 1781, estas práctica no entró en vigor de manera generalizada hasta mucho más tarde. Tenemos numerosas noticias del hallazgo de restos humanos en diferentes lugares, como la puerta de acceso, la hornacina de Nuestro Padre Jesús Resucitado o el pie del altar de la imagen de San Sebastián. En la Sacristía se conserva la lápida perteneciente a Bartolomé Costello y Fallón, natural de Cádiz y de ascendencia irlandesa, personaje del que ya hemos hablado en el Apéndice anterior. Tanto las características de esta pieza (material utilizado, dimensiones, factura) como el lugar de enterramiento nos demuestran el importante rango socioeconómico del personaje, que tal vez fuera un benefactor de la Ermita o de la Hermandad extremo que no podemos comprobar por escasez de documentación coetánea. El panorama iconográfico del edificio queda completado a principios del siglo XX con la adquisición de una imagen de Jesús Resucitado, que pasará a venerarse en el coro de la Ermita. A principios de siglo recibían culto, al menos, las de Nuestro Padre Jesús Nazareno, San Sebastián, San Roque, Virgen del Socorro y la Santa Mujer Verónica. Un importante acontecimiento tuvo lugar en 1919, cuando se bendijo la campana mayor. Al acto acudieron el alcalde de la localidad, D. Gonzalo Guerrero Manzanares y el cura-párroco Gabriel Pérez Benítez. Como padrinos actuaron D. José Estrada y Estrada, notable abogado criminalista que llegaría a ocupar el cargo de Ministro de Gracia y Justicia en el último gobierno de Alfonso XIII y su hija, Mª Pepa Estrada. Desgraciadamente el tenso clima socio-político de la España de los años 30, que desembocará en la Guerra Civil, afectará al edificio. Así, todas las imágenes serán quemadas en 1936, al igual que el retablo mayor del templo. De estos hechos solo lograron escapar indemnes, las cúpulas de la capilla mayor y el camarín, así como la mano derecha del Nazareno, recuperada en un valeroso gesto por el hermano Blas Plaza Aragón y que es la misma que luce la actual imagen. El edificio vería además su solería levantada, siendo utilizado como caballerizas y albergue para los refugiados procedentes de otros pueblos de la provincia, quienes en circunstancias vitales tan difíciles agravaron aún más la degradación del edificio. Al finalizar la Guerra Civil la Ermita es reparada gracias a los fondos que le habían sido concedidos por José Estrada y Estrada a la Hermandad durante su mandato al frente del Ministerio de Gracia y Justicia, volviendo a utilizarse para el culto religioso y los fines de la Hermandad, usos con los que continúa en la actualidad. Descripción Artística del edificio La Ermita de San Sebastián es un edificio de pequeñas proporciones que a lo largo de su historia ha sufrido numerosas intervenciones que han alterado su concepción inicial. Sucesos como las reformas que necesariamente se tuvieron que llevar a cabo para repararla tras la Guerra Civil (década de los 40) o intervenciones, tal vez menos justificadas (finales de la década de los 60 del pasado siglo XX) han cambiado la sustancialmente su aspecto. Así, la fachada se vio profundamente alterada con la última reforma citada. La anterior composición de este espacio presentaba grandes paralelismos con la de la Iglesia del antiguo Hospital de San Andrés de Coín. Al igual que esta, el acceso se hacía por un

arco de medio punto flanqueado por pilastras adosadas y coronado por un frontón triangular. En su pared presentaba molduras. Según algunos testimonios orales, en el momento de la reforma aparecieron restos de pinturas murales que tal vez estuvieran realizadas mediante la técnica del esgrafiado (incisión en el mortero de cal), tan utilizado en la provincia durante el S. XVIII. El empuje ascencional del conjunto se lograba con la conjunción de una espadaña de parecidas líneas a la de la Ermita de Zamarrilla (Málaga), que contaba con tres vanos para albergar las campanas (uno de los cuales, mucho menor se ubicaba en un plano superior) y un Balcón de apariciones. Es curioso destacar que los documentos gráficos que nos han quedado de la Ermita nos muestren estos desaparecidos vanos como arcos apuntados, muy alejados del estilo barroco de la fachada, lo que podría tener su explicación en posibles reformas efectuadas a comienzos del S. XX, época en la que bajo la influencia del modernismo, historicismos como el neogótico (en este caso) marcaron una importante pauta en la arquitectura desarrollada en la provincia de Málaga. El esquema actual suprimió las pilastras y el frontón triangular, cambiando además el acceso por otro de portada rectangular con remarque sobre la que se abrió un ovalo para dar luz natural al interior, mediante una vidriera policromada. La espadaña fue sustituida por otra de líneas más quebradas y provista de un único arco para albergar dos campanas, presentando claras reminiscencias del arte barroco mexicano. Sobre este espacio se sitúan adornos metálicos que representan atributos de la Pasión (una corona de espinas, tres clavos y ramas de espinos que simbolizan el pasaje de la Flagelación), situados todos bajo una corona realizada en obra, alusión a la realeza de Jesús. Flanquean este conjunto dos grandes pináculos de cerámica colocados a los laterales de la espadaña, que sustituyen a otros anteriores. Los actuales, realizados en el año 2001 en los talleres Santos-Campanario de Sevilla presentan adornos en color morado sobre fondo blanco. El conjunto es coronado con una cruz, símbolo de la función religiosa del edificio. El interior presenta una sola nave a la que se encuentran adosadas dependencias correspondientes a Sacristía y Sala de Juntas, que tendrán su acceso por dos puertas situadas en los laterales de la capilla mayor. Bajo el magnifico coro de madera tallada, y sobre peanas dispuestas en forma de esquina, reciben culto las imágenes de la Virgen de Fátima y Santa Cecilia, obras seriadas adquiridas por la Hermandad. Avancemos en nuestro recorrido. A ambos lados de la nave, cubierta con techo en forma de artesa, se abren cuatro pequeñas hornacinas. Las dos más próximas a la entrada, de menores dimensiones, albergan a Nuestra Señora del Carmen (derecha) y el Sagrado Corazón de Jesús (izquierda). Tanto por sus características como por el material empleado podemos deducir que también en este caso se trata de obras de importante valor devocional y nulo interés artístico. En las otras dos reciben culto las imágenes de María Santísima del Mayor Dolor (izquierda), obra de Pedro Pérez Hidalgo (Málaga, 1912-2004) y Nuestro Padre Jesús Resucitado (derecha), tallada por Suso de Marcos (Beiro, 1950), ambas procesionadas en Semana Santa. La nave desemboca en una capilla mayor cuadrada situada a una altura ligeramente superior. A este espacio se accede por un arco del triunfo de medio punto que se apoya sobre pilastras. En el lugar que ocupa el lateral izquierdo de este arco se ubicaba hasta los años 50 del S. XX un púlpito, realizado en hierro forjado. Los laterales de la capilla lucen en sus paredes azulejería vidriada con motivos animales y de jarras de azucenas sobre fondos morados y blancos con reflejo cobrizo, datables en el periodo posterior a la Guerra Civil. En su diseño y características, sigue las pautas tradicionales de este tipo de

realizaciones en la cerámica tradicional andaluza. Como dato curioso diremos que estos azulejos fueron escogidos por el ilustre rapsoda José González Marín (Cártama, 1889-idem 1956), destacado miembro de la Hermandad. La capilla mayor se encuentra cubierta por una bóveda semiesférica sobre pechinas dispuesta en ocho gajos con molduras que sobresalen en líneas rectas, hallándose decorada con querubines dorados. Como separación entre ambos espacios tenemos un anillo decorado con triglifos y rosetas. Sobre ella, aún pueden apreciarse restos de la primitiva armadura mudéjar del edificio, hoy oculta. Son numerosas las pinturas que decoran la capilla mayor. Las cuatro correspondientes a las pechinas, (obras del hermano José María Gálvez Farfán), representan alegorías de los Evangelistas, que vienen a sustituir a otras anteriores realizadas por Pedro Pérez Hidalgo, torpemente ocultadas por razones estéticas. En la cúpula, existen también ocho pinturas del mismo autor, situadas entre los nervios que presentan motivos de palomas blancas, querubines y azucenas sobre fondo azul, indudable alegoría de la Jerusalén celestial. A ambos lados de la capilla el espacio entre las pechinas se cubre con dos lienzos de grandes dimensiones y tamaño semicircular, obras del cartelista F. Marín, que representan las escenas de la aparición de Jesús Resucitado a los Apóstoles y (Izquierda) y el Encuentro de Jesús con la Verónica (Derecha). El actual retablo fue realizado por el ya mencionado Pedro Pérez Hidalgo notable entallador (aunque mediocre imaginero), que estuvo ayudado en el proyecto por algunos hermanos. Sería curioso señalar que esta pieza no está completamente realizada en madera, sino que sólo presenta algunas tallas correspondientes a las columnas, altares y parte alta del retablo, así como diferentes relieves. La concepción original combinaba elementos de madera tallada y dorada (aportando luminosidad a este espacio, además de encerrar el significado simbólico de trasunto del resplandor divino) con zonas pintadas. Las piezas de madera se enmarcarían en un conjunto decorado mediante la técnica del trampantojo (concretamente, se imitaba un tipo de mármol marrón veteado). Desgraciadamente este esquema se ha visto profundamente alterado con el paso de los años al cubrirse las zonas correspondientes al trampantojo con colores de diferentes gamas cromáticas, quedando tan sólo el camarín con esta decoración mixta de talla y arquitectura fingida. La verticalidad del retablo rompe la monotonía espacial del edificio mediante un empuje ascencional remarcado por el empleo de la cúpula. Este efecto óptico se verá apoyado con la introducción de cuatro volúmenes retranqueados, que se adelantan al fondo creando un juego rítmico de movimiento. En ellos se albergan columnas salomónicas coronadas por capitel corintio sobre el que se sitúan volúmenes en obra (más altos los interiores para aumentar el efecto ascencional), que dividen al conjunto en tres calles, siendo la central de mayores dimensiones que las laterales. En esta, se hallan el Sagrario y tras él, un camarín octogonal ocupado por la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, realizada por el escultor José Navas-Parejo (Álora, 1883- Granada, 1953) en 1941 para sustituir a la primitiva. Este espacio constituye el punto de mayor atracción estética del templo. El camarín se constituye de hecho en una capilla absidial dispuesta a una altura superior. A él se accede por una escalera situada en la sacristía. Un arco de medio punto decorado en su intradós lo separa de la capilla mayor. Son de destacar el simbolismo de la figura geométrica de su planta (que haría alusión a la eternidad) así como el cubrimiento una cúpula de ocho paños con juego de líneas rectas y curvas y decoración vegetal, cuya adscripción podemos enmarcar en el siglo XVIII. Originalmente presentaba iluminación a través de pequeños vanos, hoy cegados, que aún se aprecian en el exterior de la Ermita.

A ambos lados del camarín se encuentran sobre doseletes las imágenes de San Sebastián (titular de la Ermita y Patrón de la villa) y San José. Ambas son esculturas de escaso mérito artístico, tal vez seriadas. Por último, en la parte alta del retablo encontramos cuatro jarras de azucenas (que hacen alusión a la pureza de la Virgen María) y un frontón de líneas curvas coronado por el anagrama JHS, emblema de larga tradición y significado en el mundo cristiano que la Hermandad, al igual que muchas otras cofradías, utiliza como propio. En definitiva, podemos decir que en el retablo se aprecian las características comunes al arte realizado por Pedro Pérez-Hidalgo, como son: diseño de gran soltura, valiente trabajo en la madera, predominio de líneas quebradas y permanente sensación de movimiento, primando la monumentalidad sobre conceptos como el detalle. Salvador David Pérez González. Secretario de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno

LA CAPILLA Y PANTEÓN DE LA HERMANDAD DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO. La Real Cédula otorgada por Carlos III en 1787, así como otras disposiciones tomadas por la Corona condujeron a la prohibición de realizar entierros en el interior de iglesias y ermitas, práctica muy común durante la Edad Moderna cuya anulación afectó con especial intensidad a las Hermandades al ser las funciones de enterramiento uno de sus principales cometidos. Aunque las dificultades económicas y políticas impidieron la puesta en marcha en nuestro pueblo de la medidas que obligaban a la creación de cementerios durante los reinados de Carlos IV y Fernando VII debieron ser numerosas las ocasiones en las que se recordó la obligación de crear un espacio funerario que, según las leyes, debería enclavarse a las afueras de la población y alejado de las aguas de consumo. Finalmente hacia los años 30 del siglo XIX el pueblo acomete la creación de este espacio, inaugurado hacia mediados de la década. La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno estará presente en él desde sus inicios, contando con una capilla y un panteón. La Capilla del Cementerio Situada en el primer patio del camposanto alhaurino, que corresponde a la parte más antigua del mismo, se encuentra la capilla que la Hermandad. Este sencillo edificio de planta cuadrada se ha provisto de un pequeño abside en su cabecera está cubierto con techumbre a cuatro aguas. En su fachada, una inscripción recuerda que el cementerio fue remozado en 1858, siendo alcalde un ilustre hermano de Jesús, D. Francisco Marzo y Sánchez. Tras su saqueo en la Guerra Civil la capilla fue reparada en 1981, siendo objeto de otra restauración a finales de los años 90, durante el mandato del Hermano Mayor D. Francisco Rueda Santos. En esta última se reparó la fachada, instalándose además una reja de hierro y el zócalo de mármol. Hasta 1936 albergaba en su interior una talla de Nuestro Padre Jesús Nazareno que fue destruida, adquiriéndose en 1981 la actual realizada en los talleres de Olot. Hoy, junto a ella podemos ver también está expuesta una efigie de la Virgen del Carmen. El Panteón de la Hermandad Ya desde época muy antigua, la Hermandad se encargaba del entierro de sus hermanos, sepultándolos en una cripta o panteón que fueron abandonados al abrirse el Cementerio Municipal y que solo conocemos por vagas referencias documentales. Como dijimos en el apartado dedicado a la Historia, al menos desde 1837 los hermanos recibían ya sepultura en él. Este espacio estará desde entonces en uso de forma ininterrumpida en el tiempo, siendo utilizado incluso en las épocas en las que la vida de la Hermandad languidece. De esta forma, los hermanos R. Fernández Gallego y J. García Plaza fueron enterrados allí en junio de 1933 y junio de 1935, respectivamente, fecha para la que, no tenemos documentación en los libros de Actas. En nuestro Archivo se conserva el denominado Libro de Cementerio de la Hermandad de Jesús, en el que se da cuenta del enterramiento de 220 hermanos entre los años 1946 y 1971.La primera de las páginas de este documento, fechada el 20 de julio de 1952 asevera que: “La Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Nazareno además de los 28 nichos de su Panteón situado en el Ángulo Norte Moderno del 1º Patio posee los siguientes: En el Ángulo Poniente Antiguo 1º Patio, los nichos Núm. 8, 23, 29, 33, 35, 36 y 41.-En el Ángulo Norte Junto al Santísimo 2º Patio los nichos Núm. 23, 24, 27, 31 y 36 y En el Ángulo Levante 2º Patio los nichos Núm. 22, 31 y 32.-“.

Como vemos, los enterramientos se encontraban diseminados por diferentes lugares del camposanto lo que propició que la Hermandad fuese desprendiéndose de los más alejados del Panteón. De esta forma, en Cabildo celebrado el 1 de enero de 1953 se acordó vender uno de los nichos situados en el Ángulo Poniente Antiguo. Otros tres, también en este mismo lugar, son vendidos entre mayo de 1954 y marzo de 1955. Por último, debemos dejar constancia de las numerosas reformas sufridas por el Panteón a lo largo de su historia. Una de ellas se realizó en 1922, siendo reconstruido completamente en 1954 por la Junta de Gobierno presidida por el Hermano Mayor Miguel Pérez Plaza, que amplió su capacidad fue de 28 a 50 nichos. A finales de la década de los 90, durante el mandato de Francisco Rueda Santos, se crean las actuales galerías y el osario. Salvador David Pérez González. Secretario de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno

HERMANOS ILUSTRES DE LA HERMANDAD DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO. Francisco Marzo y Sánchez. Hijo del escribano público Alfonso Marzo y Torres y hermano del conocido erudito e historiador Ildefonso Marzo, Francisco Marzo nació en Alhaurín el Grande probablemente a finales del siglo XVIII. Al igual que su hermano ingresará en el ejército, llegando con el tiempo a adquirir el grado de coronel de caballería. Más tarde fue nombrado Gobernador Civil de Albacete. Retirado de las armas, volvió a nuestra villa donde ocupa durante varios años la alcaldía al frente de la que la que se distinguió por su celo y dedicación. En el ámbito de su vida privada debemos señalar que también fue patrono de la Ermita de San Gaudencio Mártir. Gracias a la Relación de Hermanos de la Hermandad de Ntrº Padre Jesús Nazareno de esta villa…documento fechado en la década de los 60 del siglo XIX que cierra el primitivo Libro de Actas conocemos su pertenencia a nuestra corporación. Carlos Larios Martínez (Málaga ?-Málaga 1896) Hijo de Manuel Domingo Larios Llera y Ana María Martínez y Ferry, Carlos Larios nació entre 1816 y 1820. En su larga vida gozaría de gran éxito en sus negocios. En 1858 fundó la industria textil “La Aurora”. Su carrera política le llevará a desempeñar los cargos de teniente de alcalde de Málaga y presidente de la Diputación Provincial durante la época de la Restauración. Asimismo fue máximo representante de la Cámara de Comercio y la Liga de Contribuyentes. Humanitario y de gran bondad, colaborará económicamente desembolsando importantes cantidades destinadas al asilo de las Hermanitas de los Pobres (fundado por su tío Martín Larios) y para la construcción del Hospital Provincial de San Juan de Dios. En prueba a sus méritos le fue concedido el título de marqués de Guadiaro. Su vinculación con Alhaurín vendrá de la mano de los intereses económicos que la familia Larios poseía en la localidad. En el pueblo pasará largas temporadas en el palacio de Fernan-Núñez (“Casa Grande”). Es de destacar que costeó el primer tendido eléctrico de Alhaurín, inaugurado en la Plaza de San Sebastián durante la festividad del Día de Jesús a finales del siglo XIX. José Estrada y Estrada (Aguilar de la Frontera (Córdoba) 1874- Málaga 1936). Hijo de un magistrado, José Estrada y Estrada cursa la carrera de leyes, destacando pronto como abogado criminalista, campo en el que adquiere una gran fama. Su relación con la familia Larios tal vez fue el origen de su vinculación a Alhaurín el Grande, donde adquirirá una vivienda de recreo en el camino de Antequera. Pronto comienza su carrera política llegando a ser concejal y teniente de alcalde de Málaga y diputado por los distritos de Vélez-Torrox y Ronda-Campillos. En 1922 ocupaba el cargo de subsecretario de Fomento. La llegada de la Dictadura de Primo de Rivera le hará retirarse de la política para dedicarse plenamente al derecho, campo en el que adquirió tal fama como abogado criminalista que hizo que la célebre frase “Mata el Rey y vete a Málaga”, que demuestra la mala fama a causa de la delincuencia que por entonces tenía la ciudad, recambiase por la de “Mata el Rey, vete a Málaga y que te defienda Estrada”. En 1930 entra en el gobierno de Dámaso Berenguer, siendo nombrado Ministro de Gracia y Justicia, cartera desde la que libró fondos para reparar la Ermita de San Sebastián. Un año más tarde y meses antes de la proclamación de la República ocupará el cargo de Ministro de Fomento. Su muerte se producirá a consecuencia de la Guerra Civil en Málaga (1936). Con respecto a la Hermandad, debemos decir que ingresó en ella junto a su esposa María Luisa Segalerva Mercado en 1916. Al año siguiente, y tal vez, a causa de su colaboración en el difícil proceso para poder celebrar el Día de Jesús de aquel año, fue

nombrado Hermano Mayor Honorario en Cabildo General celebrado el 19 de junio de 1917. Por último, destacaremos que en 1919 fue padrino junto a su hija Mari Pepa de la bendición de la campana mayor de San Sebastián. Félix Sáenz Calvo (San Román de Cameros (La Rioja) 1859-Málaga 1926). Instalado en Málaga en 1877, Félix Sáenz Calvo hará pronto fortuna en los negocios. De la importancia y el rango social que este personaje llega a tener nos dará buena cuenta su entrada en la política llegando a ser concejal en Málaga. Más tarde ocupó el cargo de senador. Como cofrade favoreció a la desaparecida Hermandad de N.P. Jesús de la Columna y Ntrª Srª de los Dolores de la perchelera parroquia del Carmen, ingresando en las de la Esperanza (de la que fue Hermano Mayor Honorario) y la Buena Muerte. En esta última corporación ocupa el cargo de Hermano Mayor entre 1924 y 1926, periodo en el que inicia la vinculación con el cuerpo de la Legión. Su ingreso en la Hermandad se produce en Cabildo General celebrado el 19 de junio de 1917 en el mismo Cabildo en el que fue elegido Hermano Mayor Honorario D. José Estrada y Estrada. Juan Guerrero Gajete (Alhaurín el Grande, 1871- Alhaurín el Grande, 1943) Nacido en nuestra localidad y hermano de la Hermandad, este héroe de Filipinas fue declarado soldado sorteable en 1890, correspondiéndole por sorteo servir en el ejército de Ultramar. En noviembre de 1894 desembarca en Manila, ingresando en la 2ª Compañía del 2º Batallón del Batallón de Artillería. En febrero de 1895 asiste en Mindanao a su primera campaña, participando en el asalto y toma de las Cottas de Maranelit (marzo) y Binacayan (julio). Será en este último lugar donde resultará herido de un brazo el 9 de noviembre de 1897. En 1898, declarada ya la Guerra por parte de los Estados Unidos, Guerrero Gajete participa desde mayo en la defensa de Manila, bloqueada desde el mar por una escuadra norteamericana y sitiada por independentistas filipinos. Rendida la plaza el 13 de agosto de dicho año, parte hacia la península en enero de 1899. Su heroico comportamiento le valdrá ser condecorado con la Cruz de Plata del Mérito Militar con distintivo rojo, así como con la Medalla Conmemorativa de la Campaña de Mindanao y una pensión vitalícea. A su regreso a Alhaurín, se implicará decididamente en la vida de la Hermandad, siendo elegido mayordomo en el cabildo celebrado el 25 de septiembre de 1906. Igualmente, durante varios años, será también uno de los ocho portadores del trono de Nuestro Padre Jesús. Blas Plaza Aragón La gesta de Blas Plaza Aragón merece pasar en letras de oro a la Historia de Nuestra Hermandad. En el verano de 1936 y siendo poco más que un chico de unos 12 años se produjo el saqueo de la Ermita de San Sebastián. La práctica totalidad del patrimonio devocional, artístico y documental de la Hermandad se perdió sin remedio en esta aciaga jornada. Estando presente y viendo arder a la imagen de Jesús, Blas trataría de rescatarla al menos en parte de las llamas pese al evidente peligro para su vida. De ella, lograría coger la mano derecha así como algunos fragmentos de la izquierda, siendo tiroteado por los milicianos que vigilaban la sistemática destrucción de todo lo que existía en San Sebastián. Al finalizar el conflicto, Blas entregó la mano a la Hermandad, siendo de destacar la gran alegría de Navas-Parejo al contemplarla, ya que expuso que gracias a ella logaría hacer una talla con la misma policromía y del mismo tamaño que la anterior. En 1991, durante el almuerzo de Hermandad celebrado en conmemoración del 50 Aniversario de la Entrada de la nueva imagen de Nuestro Padre Jesús nazareno fue premiado con la concesión del escudo de oro de nuestra corporación.

Josefa Serrano Rueda Nacida en Alhaurín el Grande, Josefa Serrano Rueda sentirá desde muy joven una gran devoción por Nuestro Padre Jesús Nazareno, convirtiéndose con el paso del tiempo en una de las principales benefactoras de la Hermandad. Destruida durante la Guerra Civil la antigua imagen de Nuestro Sagrado Titular y hallándose su esposo en gran peligro por una de aquellas circunstancias tan complicadas que jalonaron la década de los 40, Josefa hizo la promesa de donar una talla que la sustituyera si su marido salía airoso del trance. Así fue, y tras meses de trabajo en el Taller de Navas-Parejo Nuestro Padre Jesús hizo su entrada en Alhaurín el 28 de abril de 1941. En la fotografía que nos ha llegado de este acontecimiento vemos como ataviados con grandes cirios figuran en un lugar preferente de la presidencia de la procesión Josefa, las autoridades y el rapsoda José González Marín. Aún muchos años después de su muerte Josefa sigue presente en nuestra capilla, y no solo por Nuestro Sagrado Titular, sino también por los dos magníficos jarrones de plata que regaló en 1947 y en los que se pide expresamente una oración por su alma a quien se encargue de limpiarlos. José González Marín (Cártama, 1889-Cártama, 1956). Natural del vecino pueblo de Cártama, José González Marín estudiará la carrera de derecho, si bien desde joven se dedica a la actuación en compañías de teatro. Su verdadera vocación la descubrirá, no obstante, años más tarde. Destacará como rapsoda, organizando giras por toda España y América, donde la elegancia de su recitación le granjeará el favor del público y de numerosos intelectuales como Valle Inclán, García Lorca o Rafael Alberti. Muy vinculado con nuestra Hermandad estará presente en la entrada de la nueva imagen de Jesús a la localidad el 28 de abril de 1941. Por su mediación se trajo una túnica perteneciente a la imagen del Nazareno de Cártama para que sirviese de primera vestidura a Nuestro Sagrado Titular. También colaboró en cuantas iniciativas realizó la Hermandad, como la colocación del zócalo del altar mayor, elegido por él y sufragado en parte con su donativo. Incluso defenderá los intereses de nuestra corporación cuando estos se vieron en peligro, mediando con los obispos Santos Oliveira y Herrrera-Oria para que permitiesen la salida procesional de Jesús durante los años que esta estuvo prohibida por mandato eclesiástico. Reanudadas las procesiones del Día de Jesús en 1947 los programas de actos de nuestra gran festividad anual se honrarán en señalar la participación del “ilustre y fervoroso hermano José González Marín” que recitaría poesías durante el encierro. Su muerte en 1956 fue sentida hondamente por la Hermandad, que asistió al entierro de quien había sido uno de sus mayores benefactores. Gonzalo Torres Gómez (Málaga, 1954-Alhaurín el Grande, 2000) Miembro de una familia de honda raigambre en la Hermandad, se traslada en 1966 a Madrid para cursar estudios, licenciándose con posterioridad en Filología Hispánica. Sus inquietudes por el teatro y la poesía le llevaron a fundar en Alhaurín el Centro Cultural mientras colaboraba en diversas publicaciones poéticas. Participó activamente en la vida política y sindical de nuestra localidad, en la que ocupó el cargo de concejal por el PSOE en repetidas ocasiones. Entre 1973 y 1987 representó el papel del “Jesus” en nuestra Semana Mayor, imprimiendo, junto a los jóvenes que participaban en las representaciones, de la Hermandad un nuevo sello que marcaría una época. Durante las años 1995 a 1998 ocupó el cargo de vicepresidente de la Hermandad. Otra faceta de Gonzalo Torres fue la investigación histórica que desarrollo en numerosos archivos con el fin de publicar una monografía histórica sobre la Hermandad. Desgraciadamente su temprana muerte le

impediría llevar a buen término este propósito que aún hoy queda pendiente de reanudarse. Antonio García Cantos (Alhaurín el Grande, 1936- Alhaurín el Grande, 2005) Hablar de Antonio García Cantos supone hacerlo de una persona vinculada a la Hermandad en todas sus facetas desde su más tierna infancia. Sin embargo, su principal labor fue la de asesorar y encargarse de la formación de la Banda de Música, de la que fue padrino y comisionado desde su creación en 1997 hasta su muerte. Volcado en este empeño Antonio García que se definía a si mismo como “amigo de todos y enemigo de nadie” marcará un hito de fidelidad y entrega a los jóvenes chicos y chicas componentes de la Banda y a la Hermandad, constituyendo su entierro una impresionante y dolorosa manifestación del aprecio que le profesaban cuantos le conocían. Salvador David Pérez González. Secretario de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno

POESÍAS. Romance de aquella Ermita Desde la Huerta del Ángel, por una cuesta empinada que zarzamoras y espinos de las tupidas valladas finos encajes de sombra en la tierra proyectaban. Era una tarde de Julio, radiante, serena, cálida, al pueblo nos dirigimos: a Alhaurín, bella sultana, cuyos recuerdos moriscos al alma nostalgias baña ¡Huerta del Ángel que llevo en la memoria grabada! Mis libros y mis caballos; las ilusiones doradas de mis mocedades luego, que ya empiezo a ver lejanas; los primeros desengaños, y las noches plateadas en que empecé a balbucir mis poesías románticas. Fue en la hora de la siesta mosconeo...En las fachadas, el sol rebotaba fiero, pareciendo golpearlas, como moneda de oro que contra un mármol se lanza: sol que en las pupilas pone una borrachera blanca, blanca de cal, que se vierte de tejas abajo y baña hasta la calle los muros en capas de espesa plata ...Llegamos a una plazuela costeando las fachadas al socaire del alero, buscando una sombra grata, y al percibir de una puerta, que parecía entornada, el frescor refrigerante que invitaba a traspasarla, sin que mediara entre ambos ni siquiera una palabra pisamos su umbral...

Era una Ermita muy blanca, que estaba toda en penumbra silenciosa, solitaria, que olía a cera y a flores a incienso y a cosas santas... Nuestros pasos en la nave sordamente retumbaban; en la oscuridad, cegados, los ojos se dilataban, y un destello, como un guiño, lució en lámpara de plata con leve chisporroteo como si allí nos llamara; mas un ventanal del coro un rayo de sol traspasa, y se reflejan sus luces moradas, rosas, nacaradas: fulgor de vidrios polícromos fulgor de ojos de fantasma como a través de un gran prisma en el altar, que alumbraba con destellos mortecinos la lamparita de plata. haz de luz, que como un faro hacia Dios nos empujara. En aquel altar la imagen de Jesús se veneraba. el Jesús de la Pasión de la Cofradía morada. Túnica de terciopelo, la cruz sobre el hombro echada, boca y ojos de dolor, y la diestra levantada como bendiciendo al pueblo que deicida, lo ultrajaba; Oh...¡quien sabe si aquél día en saludo de tu llegada! Fue una impresión imborrable, en la vida la olvidara: aquel rayo de luz puso un halo a la imagen santa, transfigurando y nimbando su cabeza ensangrentada. Los dos guardamos silencio... el aliento nos faltaba,

los ojos puestos en Cristo y de cuanto nos rodeaba la noción perdida: lejos de la realidad el alma... así estuvimos...¡no sé!... de pronto sentí, lejana, una voz como salmodia que crecía, se acercaba, y cuyos hondos acentos velaba un vaho de lágrimas. Eras tú, Pepe González, era tu voz empañada por la emoción, que a Jesús dirigiéndote, le hablabas, mientras El en ti ponía su dulce y triste mirada; tú, que mejor decir con voz de ángel le cantabas aquellos versos que yo tantas veces te escuchara; ¡Ay, si Gabriel y Galán desde la Gloria te escuchara!... ¡Ay, si te oyera esta tarde decirle a Dios, cara a cara en esta Ermita en penumbra sus versos de La Pedrada! Yo no sé lo que sentía pareciome que soñaba... recortada a contraluz tu figura contemplaba, y la voz, esa voz tuya, voz de oro, voz de plata, vibrando en pura emoción sonora, caliente y clara, me sonaba en lo más hondo del alma y me fascinaba. ¿Eran frases? ¿eran versos? ¿eran trinos? ¿eran lágrimas? ...”cuando pasa el Nazareno de la túnica morada con la frente ensangrentada, la mirada del Dios bueno y la soga al cuello echada”... Me hinqué de pronto en las losas, La cara sentí surcada por lágrimas silenciosas, la garganta atenazada, y tú seguías, seguías

declamando La Pedrada “Enseñáronme a sentir, y me enseñaron a amar, y como amar es sufrir, también aprendía a llorar”... y yo lloraba también ¡pues no había de llorar! Tu mano sobre mi hombro me volvió a la realidad. con pasos lentos, muy lentos, traspusimos el umbral con el alma dolorida de emoción y sin hablar... a poco nos encontramos, lejos de la Ermita ya, junto al pilón de una fuente en cuyo limpio cristal de tu voz el claro acento parecía gotear... ¡Fuente de los doce caños!... aquella tarde estival copió tu silueta erguida quieta, inmóvil, y tu faz lívida aún, demudada... con la palidez mortal de quien, a Dios, cara a cara, acababa de cantar -más poeta que los poetas- el rezo de un recital... Tú callabas, yo callaba, ninguno osamos a hablar... Ni tú ni yo nos dijimos de aquello nada jamás. José Luís Estrada y Segalerva.

Letra de “Pastoral” “¿Qué es aquello que reluce en medio el cañaveral? ¿Qué es aquello que reluce en medio el cañaveral? es Jesús de Nazareno con su túnica morá es Jesús de Nazareno con su túnica morá ¡Ay va Jesús, con los pastores le tiran flores, de tos colores! ¡Dale un ramito pa que no llore! ¡Dale un ramito pa que no llore!”. Anónimo (Siglo XIX). A Jesús Nazareno. Nazareno bajo la Cruz, Señor del Gran Alhaurín, por quien perfuma el jazmín y las estrellas dan luz. ¡Mira a tu pueblo postrado con embeleso en Ti fijo, con fervor, con regocijo! ¡Mírale Jesús amado! porque su fe y sus amores te ofrece con dulce anhelo, ¡prométele Tú en el Cielo ventura y dichas mayores!. J. Martínez García. Capitán Músico de la Legión. Amanece el diecinueve Amanece el diecinueve lleno de luz y alegría todo el pueblo se prepara para pasar el gran día. Las doce de la mañana, ¡ya sonó el primer cohete! de todas las bocacalles salen riadas de gentes... Ya resuenan las cornetas ¡entrando en el pueblo está “el nuestro”, el Gran Capitán! (...) Era la noche cerrada cuando la luz se encendía, los pájaros despertaban creyendo que era de día.

¡Quédate aquí, golondrina que vienes hacia la Iglesia! ¡quítale esas espinas de las sienes y la cabeza!. Cuando llegue el día claro entra por un cristal roto para alegrar con tus trinos al que murió por nosotros. (...) Domingo 20 de junio nunca te podré olvidar esta fecha memorable gravada en el cielo está. (...)Esas llamas que tú ves, son de incienso y oraciones, que van hacia el Nazareno de todos los corazones (...)Si ver la Gloria en la tierra la entrada de Jesús fue ¡qué será cuando al morir nos abracemos a Él! Isabel Cansino Jaime. 19 y 20 de Junio de 1971. A Jesús Nazareno. Una lágrima caía, como gota de rocío una lágrima brotaba de entre el medio del gentío. ¿Por qué lloras, pequeño? ¿por qué está triste tu cara? porque no puedo ver a quien lleva la cruz dorada y le cogí entre mis brazos lo levanté pero... seguía llorando ¿es que aún no puedes mirarlo? sí que lo veo ahora sí, pero está triste de espinas está atravesado tiene morada la piel tiene sangre entre sus manos. y levantó su mirada, la levantó sollozando alzó sus ojos al cielo y en esto brilló un lucero se bajó de mis brazos le llamé pero...

apenas me hizo caso se postró delante suya y con mirada de anhelo salió de entre sus labios algo que aún recuerdo “Ahora estoy contento porque ahora... ahora se que no has muerto”. Encarnación Cobos Sánchez. Himno a Nuestro Padre Jesús Nazareno. Si tu sientes que eres “morao” y alhaurino en tu pecho su imagen llevarás al Nazareno divino y peregrino todos lloramos al verle de pasar y al mirarle ese rostro dolorido el corazón en el pecho va a explotar y acelera su latir cuando le vemos venir con su cruz dorada y túnica “morá”. Debajo de tu trono vamos unidos, Tu nos ayudas en este caminar, Jesús mío te pedimos arrepentidos, nuestros pecados puedas perdonar y este pueblo arabesco ya alhaurino se ha iluminado al verte de pasar y decimos con amor los hermanos a una voz ¡viva! y ¡viva! mi Jesús de la Pasión. Padre Jesús, creemos en Ti eres la estrella guía de Alhaurín, Padre Jesús, danos tu luz, con devoción cantamos esta oración, Padre Jesús, el corazón...el corazón en el pecho va a explotar y acelera su latir cuando te vemos venir por las calles de Alhaurín con tu cruz dorada y túnica “morá”. Padre Jesús...humillado bajo tu cruz, despacio va, camina hacia San Sebastián Y los hermanos con amor te llevamos, hombro con hombro como llevas tu cruz, humildemente tu trono paseamos,

por estas calles de mi pueblo andaluz. y los rosales quedaron ya sin flores, porque en tu trono todas las llevas Tú, sus pétalos llovieron de los balcones al paso de la imagen de Padre Jesús (BIS) Loli Romero Madera. Cincuenta Aniversario de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Hace ya cincuenta años que a este pueblo llegaste y a hombros de tus hermanos en San Sebastián entraste. Eran años de postguerra, difíciles de superar, pero con Fe te acogimos dentro de nuestra Hermandad. Los que entonces te llevaron casi todos se nos fueron, espero que este día lo contemplen desde el cielo. Cincuenta veces tu trono con ilusión adornamos, cincuenta veces tu frente con espinas coronamos, cincuenta veces a hombros te paseamos, Jesús, cincuenta veces las flores resbalaron por tu cruz. Y así, año tras año, se fue renovando todo. se renovó el camarín, la Ermita, también el trono, y tu túnica morada, eseres de procesión... y esas calles empedradas Alhaurín entero cambió, pero no cambiaste Tú, Padre Jesús Nazareno tu rostro siempre el mismo, tan humilde, tan sereno... No cambió el itinerario, tampoco la tradición, ni cambió el que sintiésemos al verte tanta emoción y se nos ensancha el alma nos desborda la alegría cuando vemos venir despacio la cruz-guia

y los tradicionales cirios que portan los nazarenos el incienso, tu estandarte y los pequeños borleros. y detrás viene tu Imagen, a hombros de tus hermanos que te rezan y te cantan y echan en alto las manos cogen “a pulso” tu trono y lloran, pues son humanos. y caminas sin andar, y andas sin caminar, porque la cruz la pusieron en tu hombro sin piedad. Los hermanos que te llevan te vitorean y rezan, cincuenta años lo hicieron, siempre con gran entereza, y caminas al compás de cornetas y tambores y tu cruz roza al pasar los filos de los balcones, que al pasar florecieron, y como milagro del cielo, llueven pétalos de flores y te vemos venir igual que un ascua de oro y los hermanos te llevan lentamente y con decoro y al verte bajo tu cruz me pregunto una y mil veces ¿por qué Tú y solo Tú tanto sufres y padeces, amado Padre Jesús? Loli Romero Madera. Del Hermano. ¡Altar gigante, tierra alhaurina a tus aires confesaré mis cantos, si te son dignos bajarán al mundo repitiéndose desde lo más alto! En tus calles, que del sol nos protegen y son ríos bulliciosos humanos, duermen de Jesús los amores huídos al caer de la tarde sin dejar rastro.

Entré llevando desespero, tristeza, fé y alegría en mi cuerpo lacerado. igual que aquel que anda y no camina, como el que va en sí atormentado. Dulces remordimientos, tristes ruegos, ¡todo en mi pecho! Flojas promesas. de tus rincones, San Sebastián, brotó mi alma elevándose hasta tu bóveda. Casa donde soñé mis sueños de infancia bajo la mirada del Jesús hermano. aquí lloré las lágrimas más limpias que brotan cuando revienta el corazón. Paredes que han oído llores, súplicas, anhelos y pesares que en secreto vertieron hijos de cien generaciones. ¡¡Jesús!! Hijos del pueblo de tus desvelos. Aquí duerme el recuerdo, la esperanza. soñando la vida que en ti perdura, soñando contigo el sueño de la vida. ¡Divino Jesús sin morir nunca! Sueño de no morir es el que tu infundes a los que beben de tu dulce placidez. soñar junto a ti la vida que perdura, remanso de quietud que nos bendices. Cual la luz y la sombra se reflejan en crepúsculos eternos de esperanzas se aparece tu figura ¡Maestro! cuerpo soy de piedad en tu casa. Amor de amores que en tus hermanos crecen Amor de vida que tu imagen emana, Amor de vida de tu ejemplo divino. pregona eternidad tu serena alma. Eres Tú la paz eterna y honda, de tus hermanos dulce y santa calma. Tú que con tierno cariño nos alientas y sostienes la fé en Ti viva y amada. Así, bajo el amparo de tu rostro, de tu figura redentora del mundo, el pueblo con sed de vida y esperanza despacio pasea tu imagen con orgullo.

Cuando el sol al acostarse encienda el oro secular que te adorne y suma a todo el pueblo en el dulce dormir acuérdate de nosotros ¡pobres humanos! En lo más hondo del corazón guardo desde niño tu imagen pura y clara. Guardo, ¡Jesús mío! Tu añorada enseñanza. Guárdame Tú mi pobre alma esclava. Gonzalo Torres Gómez. Ante lo que me das, no se que ofrecerte en esta noche infinita de tu gloria que vienes por las calles de mi memoria. cruz sobre el hombro, sonrisa inerte. con dulce cara de palidez de lirio, andar más divino cuanto más humano eres hombre y Dios a la vez, hermano, a la luz de las estrellas y el cirio. Mirádle cerca, muy cerca, esa mano, ese rostro dolorido de amargura, que habla de cariño, de amor en vano en gesto piadoso y noble que perdura. ¡Jesús Nazareno! ¡Padre Soberano! firme el caminar, morada vestidura. Gonzalo Torres Gómez.

Aromas de incienso visten la noche Nuestros pasos, Jesús, tras los tuyos van peregrinos. Una catarata de estrellas se ha convertido en lágrimas de cera, Encendidas para bañar de luz tus huellas en el camino. Solo tú, en silencio nos llamas como nadie nos llamó; Tú, sólo Tú, tesoro de eternidad, fuente de fervor, Rocías de esperanzas los lirios de nuestras almas Ofreciéndonos el abrazo infinito a una cruz de amor Por eso, Padre, anhelamos la llegada de la primavera, Ansiamos ver florecer el color de tu imagen en las calles De este Alhaurín que busca el cielo en tus ojos Recorriendo la dulzura de tu rostro de trigo, Estremecido por la pasión, encandilado hasta el delirio Jesús, en tus manos de alfarero de sueños Está el torno de la tradición y la arcilla de los tiempos venideros. Sabemos la devoción inmensa que toda su vida tuvieron Unos hombres y mujeres que, antes de alcanzar la gloria de tu reino, Supieron transmitirnos la adoración por su amado Nazareno Nosotros, los que ahora con felicidad contemplamos, A nuestro lado, tu serena estampa de entrega y dolor, Zozobramos con esa pena tuya que se hizo luego salvación…y Anunciamos que haremos pregón de tu nombre a nuestros hijos; Recibirás de ellos, multiplicado, el fruto de las semillas del cariño. Esta noche, Jesús, mira a tu pueblo, mira con que emoción Navega rumbo a tu Ermita, entre música y oración, Orgulloso de tenerte como Padre muy dentro del corazón. Ignacio López Soriano. I PREMIO DEL CERTAMEN DE POESÍAS NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO.