historia de una lluvia carmesi en un abril celeste
DESCRIPTION
Cuento de Jeffrey Ramos Gonzalez, trabajado en tipografía Calibri y Calisto. Diseñadora: Paula Diaz.TRANSCRIPT
Hist
oria
de u
na llu
via carmesí
en un abril celeste
Jeffrey Ramos GonzálezIlustrado por Paula Díaz Sarmiento
Hist
oria
de u
na llu
via carmesí
en un abril celeste
Jeffrey Ramos GonzálezIlustrado por Paula Díaz Sarmiento
Volumen 1Taller de Diseño TipográficoPaula Díaz Sarmiento
ISBN 978-958-1438-9Copyright © 2010Jeffrey Ramos González
Todos los derechos reservados por Paula Díaz Sarmiento
Fuente Tipográfica CalibriPor Luc(as) de Groot
Fuente Tipográdica CalistoPor Ron Carpenter
Universidad Los LibertadoresImpreso en Colombia
Hist
oria
de u
na llu
via carmesí
en un abril celeste
Jeffrey Ramos GonzálezIlustrado por Paula Díaz Sarmiento
Hist
oria
de u
na llu
via carmesí
en un abril celeste
Jeffrey Ramos GonzálezIlustrado por Paula Díaz Sarmiento
c o n s u s o j o s v e r d e s l l e n o s d e l á g r i m a s
c o n s u s l a b i o se n t u m e c i d o s
El calor de la sangre en su pecho le recordó que ella todavía estaba allí. Había pensado por un instante que n o h a b í a s i d o n a d a m á s q u e u n a i l u s i ó n , pero ella definitivamente seguía allí
C a p í t u l o I
3
po
r a
qu
ell
as
últ
ima
sq
ue
nu
nc
a s
ali
er
on
...
con esas mej i l las enro jec idas con las que la conoc ió y que segu i rán con
ese co lor inc luso. . .
. . .d e s p u é s d e s u m u e r t e . . .
!
!
!
!
! !
!
!
¡
!
!!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!!
!!
!
!
! !
!
!
!!
!
y con esa expresión en su rostro
que él esbozo en su mente como
una pintura que lo acompañaría
en esos últimos minutos.
!
!
!
!
! !
!
! !
!
!
!
!
!
!!
!
!!
!
!
!
!
!!
!
!
!
!!
!
!
!!
!
5
todavía sostenía el arma y lo miraba con esos ojos esmeralda mientras la lluvia que caía amortiguaba el sonido de las lágrimas
al igual que amortiguo el
Ella todav ía estaba a l l í
disparosonido del
y fue en ese instante cuando se encontraron sus ojos, cuando vió por primera vez que
aquellos ojos que alguna vez amo,
se encontraban opacos y sin vida
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
!
7
Fue en ese instante cuando se dió cuenta
en esa tarde lluviosa en abril. opacos y sin vida
que ella ya no estaba allí, que la mujer
que amaba ya no estaba allí
ella estaba pero no estaba allí
E l v i e n t o golpeaba su rostroy s u s o í d o s u b b n p r a e o i a z m a a o l v l c d d
I n t e n t o a b r i r lO s O j O s p e ro l a b r i s a
a a u i a l q e b .
s e l o i m p e d í a .( (( (
M á s q u e e s t a r c r u z a n d o e l c i e l o . . .
C a p í t u l o I I
9
y s u s o í d o s u b b n p r a e o i a z m a a o l v l c d d
I n t e n t o a b r i r lO s O j O s p e ro l a b r i s a
a a u i a l q e b .
s e l o i m p e d í a .
( M á s q u e e s t a r c r u z a n d o e l c i e l o . . .
parecía como si se hundiera en lo
más p
rofu
nd
o d
el mar
no podía respirartodo era presión
era oscuridad
11
De repente extendió los brazos como alas. No para suavizar la caída, sino, para emular una
imagen que siempre le había fascinado, la de un halcón cayendo en picada para atrapar a
su presa.
36 horas después encontraron el cuerpo de Catalina Díaz en el fondo del barranco.
Y así, sin más, cayó, sin gritos ni lágrimas. Como una roja estrella fugaz atravesando el firmamento.
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!C a p í t u l o I I I E n e l p a r q u e
La fría y húmeda atmósfera en el parque
congelaba mi cara a la vez que llevaba
un cigarrillo a mi boca. Aparte de mi solo
estanban otras cuatro personas más:
y por supuesto el cadáver del hombre que
se extendía frente a mis pies.
el médico
mi asistente
yo
!!! !
!
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 13
La lluvia hacia mucho había parado pero el
cuerpo aún estaba empapado. Algunas solitarias
gotas de lluvia se habían posado sobre sus ojos
dando la impresión de que estaba llorando.
No debía tener más de 22 años. Chaqueta negra, camisa blanca, j a s a t d s y un par de
zapatos que parecían ser de marca. e n g s a o
La prueba, una m a n c h a roja que se e x t e n d í a por todo su pecho y era visible através de la pálida y mojada camisa.
La bala le había perforado el corazón, de eso no había duda.
Era toda la sangre que había perdido y que ahora dibujaba una extraña y deforme figura.
15
Normalmente en ese tipo de escenas el muerto suele
tener una cara inexpresiva, símbolo de que en ese
cuerpo ya n o h a b i t a l a v i d a .
Su rostro fue lo que más me impactó.
Sin embargo
el rostro de este joven mostraba una especie de nostalgia,
de tristeza, como si en sus últimos momentos se hubiera
aferrado a una última imagen, a un último recuerdo. Su rostro – pensé – reflejaba más vida que la del detective que ahora fumaba en frente del él, sin un menor de respeto por los muertos.
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Las marcas blanquecinas, que ya casi no se podían
percibir debido a la palidez que estaba adquiriendo
el cuerpo mostraban que no hacía mucho portaba un
reloj. Minutos antes o después de su muerte este había
desaparecido. Con cuidado esculque sus bolsillos y no
descubrí nada más que un par de monedas y una hoja a
la que le faltaba una esquina.
– dijo mi asistente mientras me señalaba su muñeca.
– Le falta el reloj y la billetera
– Sí, ya lo había notado.
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 17
– Este parque es muy peligroso.
La semana pasada intentaron a robar aquí mismo a un amigo mío.
– respondí yo de mal humor, mientras botaba el extinto cigarro al suelo
– No sea pendejo
– de lo único que uno se muere a esa edad, es de amor.
Hist
oria
de u
na llu
via carmesí
en un abril celeste
Jeffrey Ramos GonzálezIlustrado por Paula Díaz Sarmiento